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EL MUNDO CHINO
Traducción castellana de
Dolors FoIch
CRÍTICA
BARCELONA
Primera edición cn Libros de l Iisroria, tapa dura flexible: noviembre de 1999
Nueva edición revisada en Libros de Historia. rústica: marzo de 2005
Quedan rigurosamente prohibida" sin la autorización escrita de lo> titulares del copyright, bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de
ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
lSBN: 84-8432-621-7
Depósito legal: B. 12.188-2005
Impreso en España
2005. - A&M Gráñc, Santa Perpetua de Mogoda (Barcelona)
-Dumnte estos días en que no os he visto - dijn--- he leido
mucho, sobre lodo una novela china en la que estoy todavía y que
me parece muy notable.
-¿Una novela china? -dije yo--, debe ser muy singular.
-No tanto como podríamos pensar -replicó Goetbc-c-. Estos
hombres piensan y sienten más o menos como nosotros y uno pron-
to se da cuenta de 10 parecidos que somosa ellos ..
-Pero -dije yo--, ¿quizá esta novela china es una de la, más
excepcionales?
-De ninguna manera -dijo Gocthe- Los chinos tienen
miles de este género e incluso las tenían ya cuando nuestros ante-
pasados vivían todavía en los bosques.
Conversaciones de GOETHE con ECKERMANl',
miércoles 31 de enero de 1827
NOTA A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
La aceleración de los cambios parece producir hoy en dia una cierta ruptura
con el pasado y, sin embargo, en cada uno de los lugares de nuestro universo en
mutación, los hombres siguen siendo tributarios de su historia y de sus tradicio-
nes. Ahora bien. no es posible ignorarlo todo de China y de una civilización que,
a lo largo de una historia ininterrumpida de tres milenios y medio, ha imprimido
más o menos profundamente su influencia sobre las distintas civilizaciones de
Asia Oriental. Y menos aún cuando los países de Extremo Oriente -y muy espe-
cialmente las comunidades chinas de estos países- muestran ahora un dinamis-
mo extraordinario. La misma China, sobre la que tantos sufrimientos se han aba-
tido desde hace más de un siglo. no podrá permanecer mucho tiempo al margen
de este movimiento general.
Otras regiones del mundo, como las de América o Mesopotamia, han conocido
sin duda civilizaciones más extrañas o más antiguas que la china. Pero incas y
asirios han desaparecido. La grandeza de la india. país de tradición oral y de es-
peculaciones religiosas yfílosófícas. indiferente al tiempo y a la historia, es de otro
orden. Más preocupados por la organización de este mundo y por la felicidad de
esta vida, los chinos han tenido y siguen teniendo un alma de historiadores. Su
civilización es la única que, habiéndose desarrollado de forma tan independiente
de nuestro Occidente, ha dejado una superabundancia tal de documentos. Ningún
país del mundo. antes de los tiempos modernos, ha producido tantos escritos, ya
que China. que rebosa de inscripciones, empezó a multiplicar ya producir libros
medio milenio antes que Europa inventara la imprenta.
Es para mí una alegría y un honor ver de nuevo traducido este libro, con sus
últimas correcciones y añadidos, a una de las mayores lenguas del mundo. ¡Ojalá
contribuya a que China sea mejor conocida en España y en los países de lengua
española y a fomentar quizá algunas vocaciones!
Me doy cuenta del cuidado y esfuerzo que ha debido exigir la traducción de
este libro. Sé muy bien por tanto cuánto le debo a mi traductora. Por ello el nom-
bre de Dolors Falch merece ser mencionado en buen lugar.
JACQUES GERNET
NOTA DE LA TRADUCTORA
DOLORSFOLCH
PRONUNCIACIÓN
DE LA TRANSCRIPCIÓN PINYIN
* Quiero expresar mi reconocimiento a todos aquellos que me han ayudado: en primer lugar a
Jacquee Dan; que tuvo la amabilidad de releer la primera edición y fijar los índices, a Marie-Clairc
Borgere, Lucien Bianco, vves Chevríer, Hubert Delahaye y Alain Thote.
14 EL MUNDO CHINO
hablar de las creencias, las ideas, las artes y las letras. Para cada etapa podemos ha-
blar de una humanidad diferente.
La imagen de China que se impuso durante largo tiempo surgió de una tra-
dición nacional que, al poner el acento sobre las grandes dinastías chinas, da una
impresión de continuidad y de pureza étnica que todo desmiente. Aquí como en
otros lugares, un nacionalismo ingenuo ha deformado la realidad de la historia.
Como ocurrió en Europa, las poblaciones de lengua y cultura china son el pro-
ducto de innumerables mezclas con las poblaciones vecinas y a veces lejanas. La
composición étnica de China ha sido constantemente renovada por las aportacio-
nes de los ganaderos de la zona de las estepas, de los montañeses del complejo
himalayo, de los aborígenes de China del sur, pero también por la aportación de
los pueblos llegados de los confines de la India, de Irán y de Oriente medio. Con-
tactos y préstamos entre culturas diversas han sido fuente de riqueza y factores de
innovación. Contrariamente al tópico por el cual China ha terminado siempre por
absorber a sus conquistadores, los avances de sus vecinos, sus invasiones y su pro-
pia amenaza han tenido efectos determinantes sobre el curso de su historia. Estos
pueblos han contribuido eficazmente a la formación de la civilización china, sobre
todo aquellos de los que más difería: los nómadas de la estepa mongola. Los Sui
(581-618) y los Tang (618~907) que reunificaron China después de tres siglos de
división entre el norte y el sur no fueron, de hecho, más que los continuadores y
los descendientes de las aristocracias mestizas que habían reinado antes en China
del norte, y que no eran chinos puros, sino chinos medio turcos; el fundador de los
Ming, en 1368, tras expulsar de China a los mongoles, se inspiró en sus institu-
ciones, reforzando la independencia del poder imperial respecto a la adminis-
tración y dividiendo la sociedad en castas según las ocupaciones de cada cual.
Podemos decir que la República Popular China, con sus inmensos «territorios
autónomos» del Xinjiang (el antiguo «Turkestén chino»), del Tíbet y de Mongo-
\ia interior es -al igual que en el trazado general de sus provincias (las circuns-
cripciones anteriores a los Ming; aunque menos nwnerosas; eran más extensas}--
la heredera de la dinastía manchú (1644-1911).
En el neolítico y en la época arcaica, los enclaves chinos se encontraban aún
diseminados entre otras poblaciones. Los últimos descubrimientos arqueológicos
han mostrado la diversidad de las culturas de donde provienen las primeras formas
de la civilización china, y han revelado la existencia en el sureste del cultivo del
arroz inundado, anterior en varios milenios a lo que habíamos imaginado hasta
ahora, y de civilizaciones del bronce originales, ignoradas por las fuentes históricas.
Colonizando los pueblos que ocupaban antiguamente la cuenca del Yangzi (llamado
por los chinos «el río largo», Changjiang) y las regiones situadas más al sur, Chi-
na se enriquecíó con numerosos préstamos que incorporó a sus lenguas y culturas.
Además, China estuvo en contacto, por las rutas marítimas y terrestres, con el
sureste de Asia, la India, Irán, el Oriente Próximo antiguo y el mundo árabe. Sus
capitales, sus principales centros comerciales y sus grandes puertos han estado
siempre llenos de extranjeros. Por no hablar del budismo, llegado de Asia central
y de la India, por el sur y el noroeste, y sus aportaciones ininterrumpidas entre los
siglos I y IX de nuestra era, así como de las comunidades maniqueas, mazdeistas,
nestorianas,judias, hinduistas y cristianas que estuvieron también presentes. Chi-
na se convirtió asimismo desde su integración' en el imperio euroasiático de los
INTRODUCCIÓN [5
Espacios y poblaciones
La historia del mundo chino nos sitúa ante un amplio conjunto geográfico cuyo
conocimiento general es indispensable para su comprensión: se extiende de Sibe-
ria al ecuador y de las orillas del Pacífico al corazón del continente euroasiático.
Aqui nos limitaremos a recordar 10 esencial: el carácter macizo del conjunto con-
16 EL MUNDO CIIINü
Kirguiz
Yugu
Lenguas sinotibetanas
'" Todos los grupos lingüísticos que figuran en este cuadro, con excepción del japonés, están
representados en la República Popular de China y en Taiwan.
Cabe mencionar también las lenguas indoeuropeas que están representadas en la República Popu-
lar de China por 15.000 tadjiks (grupo de lenguas iranias) y por cerca de 10.000 rusos.
prendidos entre los bosques siberianos y las regiones cultivadas de China del nor-
te; la existencia de llanuras fértiles formadas por los aluviones de los grandes ríos
(cuencas del Sungan y del Liao en Manchuria, gmn Llanura Central de China del
norte que cubre más de 300.000 kmt, medio y bajo Yangzi, llanura de la región de
Cantón, cuenca del río Rojo en Vietnam y otras cuencas fluviales de la península
de Indochina); la enorme extensión de las costas desde la desembocadura del río
Amur hasta la península malaya, y la existencia de un rosario ininterrumpido de
islas grandes y pequeñas desde el archipiélago nipón hasta el conjunto más exten-
dido de grandes islas indonesias (Filipinas, Borneo, Célebes, Insulindia y Suma-
tra). Los datos climáticos acentúan esta diversidad: a las regiones orientales y
meridionales sometidas a las influencias alternas de los monzones se oponen los
climas secos y continentales del interior de Asia. Y por ello, China es tanto el pais
de los fríos siberianos y los inviernos rigurosos como el del calor húmedo y ago-
biante de los trópicos.
Las poblaciones que habitan estas regiones del mundo son muy diversas y se
distinguen por sus modos de vida, sus culturas y sus lenguas. Por ser el más evi-
dente, el primer criterio en el que se piensa es, sin lugar a dudas, el Iingüistico.
Las lenguas habladas en Asia Oriental y en la República Popular de China per-
tenecen a cinco grupos lingüísticos diferentes de distribución geográfica relati-
vamente clara, excepto en China del sur yen la península de Indochina en que la
imbricación de las lenguas es extrema.
- Desde la región del Baikal, en China del norte, hasta el Turkestán chino se
encuentran poblaciones cuyas lenguas se vinculan a los grupos turco-mongol y
tungús (mongol y turco uigur princípalmente. ya que el manchú, que disfrutó anti-
guamente de una gran extensión en el noreste, hoy en dia casi no se habla.
- Radicahnente distintos del chino y de las otras lenguas tibeto-birmanas,
tanto desde el punto de vista lingüístico como del vocabulario, a pesar de los
múltiples vocablos cultos tomados del chino, el coreano y el japonés constitu-
yen un grupo distinto que parece tener algunas afinidades con las lenguas pre-
cedentes.
- Las lenguas tibeto-birmanas (tibetano, birmano, tai, lenguas miao y yao) a
las que pertenecen también el mismo chino, cubren a la vez el conjunto de altas
montañas y elevadas mesetas del complejo himalayo, la península indochina y las
21 provincias de la china propiamente dicha y Taiwan. Por el número de gente que
los habla, los dialectos chinos dominan sin duda en este grupo.
-- El grupo de las lenguas mon-khmer, casi desaparecido hoy en día en la Chi-
na del sur, tiene una implantación mucho mayor en la península de Indochina y
principalmente en Camboya.
- Finalmente, algo más al sur, Malaaia y las grandes islas de Asia del sureste
son las tierras de las lenguas «malayo-polinesias», que de hecho se extienden por
el este hasta la Melanesia y por el oeste hasta Madagascar, por el norte hasta la isla
de Taíwan donde lo hablan las minorías étnicas que subsisten en las regiones mon-
tañosas.
Esta distribución de los diferentes grupos lingüísticos en Asia Oriental conser-
va el recuerdo de una larga historia de la que es a la vez el resultado final. Aunque
es imposible saber cuál era la situación en un pasado remoto. En la edad del bron-
ce, los enclaves chinos estaban ya diseminados entre etnias extranjeras con las que
18 EL MUNDO CHINO
sg. MA, Lawrence & Cartier, Carolyn (eds.] (2003) The Chinese Diaspora, Sopee, Place. Mobility
and ldentíty, Lanbam, Rowman & Lirtlcñeld Publishers, p.D.
Los Han
Dentro del amplio conjunto geográfico y humano del Asia oriental, las pobla-
ciones de lengua y cultura chinas, los Han, son hoy el grupo más importante. Su
área de expansión se extiende desde Siberia hasta Java y desde el Pacifico hasta
el turkestán chino. Desde Singapur, ciudad china en sus tres cuartas partes, hasta el
INTRODUCCIÓN J9
CUADRO 3. Superficies comparadas de las provincias con mayoria Han y de los paises
europeos (en km")
Sichuan 569.000
550.800 Francia
504.900 España
Heilongjiang 463.600
449.200 Suecia
Yunnan 436.200
369.662 Japón
Gansu 366.000
312.520 Polonia
237.428 Rumania
Guangdong 231.400
Guangxi 220.400
Hunan 210.500
Hebei 202.700
Shaanxi 196.750
Hube 187.500
Jilin 187.000
Guizhou 174.000
H,~ 167.000
Jiangxi 164.800 Túnez
Shanxi 157.000
Shandong 153.300
Liaoning 151.000
Anhui 139.900
132.500 Grecia
Fujian 123.100
110.950 Bulgaria
Jiangsu 101.200
Zhejiang 101.000
Taiwan 35.960
30.560 Bélgica
valle del Amur hay la misma distancia que desde Dublín a las front e'ras occiden-
tales de la República Popular de China. China cubre un espacio de 9.561.000 km-,
casi tan grande como Europa hasta las fronteras de Jos países del Este con la anti-
gua URSS, y su población sobrepasaba en 1997 los 1.236 millones de personas.
Los Han son ampliamente mayoritarios en las 21 provincias que constituyen la
República Popular de China así como en Taiwan. Sin embargo, el término de pro-
vincia es engañoso, ya que éstas tienen superficies equivalentes a las de Polonia o
Grecia. En 1975, la densidad de sus poblaciones era todavía comparable a la de los
países europeos con excepción de la provincia muy urbanizada de Jiangsu que
superaba en densidad a los Países Bajos. Pero la política natalista de Mao Zedong
condujo a un peligroso aumento de la población que felizmente se ha ralentiza-
20 EL MUNDO CHINO
Territorios exteriores
Zonas municipales
República de China
do con la política del hijo único adoptada después de 1970 y aplicada de forma
bastante estricta en las ciudades, aunque no tanto en las zonas rurales.
Las comunidades chinas establecidas fuera de China, mestizadas a menudo
con las poblaciones locales, son numerosas -y antes 10 eran más que ahora- en
Tailandia, Malasia y Borneo, y son también considerables en Vietnam, Camboya,
Java y Filipinas. Singapur, Penang y Malaca, en Malasia, y Chalan en Vietnam son
ciudades con una gran mayoría china.
Lejos de constituir un conjunto homogéneo, los chinos se distinguen por sus
tradiciones, costumbres, composición étnica y dialectos. La ausencia de un crite-
rio nacional, aquel que en Europa nos permite distinguir claramente entre france-
ses, españoles, italianos y rumanos, enmascara en el mundo chino una diversidad
que es producto de la historia y que sin duda era más acusada en épocas anterio-
res que en la actualidad, en que [a enseñanza y las facilidades de comunicación
tienden a desdibujar los caracteres originales de las distintas regiones. Los dialec-
tos chinos, aunque este nombre de dialecto evoque para nosotros la forma que
toma una lengua madre en una región limitada, son hablados con variaciones más
o menos importantes por decenas de millones de individuos y presentan entre ellos
diferencias tan acusadas como las que separan en Europa las lenguas románicas.
LDs dialectos del norte, hablados por más de 870 millones de personas, y for-
mados por tres grupos diferenciados constituyen una masa relativamente homo-
génea. La uniformidad de estos dialectos se explica por la mezcla de poblaciones
que se ha producido a 10 largo de la historia en todas las regiones comprendidas
entre Mongolia y la cuenca del Yangzi y por el poblamiento reciente en su gran
mayoría de las provincias del noreste (Liaoning, Jilín y Heliongjiang) y del sur-
oeste (Yunnan y Guizhou). Por el contrario, el carácter arcaico de los dialectos del
sur y del sureste se explica por la relativa estabilidad de las agrupaciones huma-
nas en estas regiones, mientras su diversidad obedece a las sucesivas oleadas de
colonización que han ido llegando desde finales del mundo antiguo.
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isrribuci ón de 1 d TAlLANDIA
os ialectos chinos
24 EL MUNDO ClllNO
sureste y del sur de China. Y la latitud alcanzada por los modos de vida es la prue-
ba tanto de su avance y retroceso como de su coexistencia, fenómenos que han
tenido una gran importancia histórica y que explican en parte los contactos y los
préstamos entre culturas distintas. Pero esta tendencia no se contradice con un
reparto general de los modos de vida y, en consecuencia, de los tipos de cultivo y
de civilización. Es posible reconocer, en la inmensa área geográfica de Asia Orien-
tal, cuatro grandes conjuntos de culturas ligados a modos de vida específicos,
inseparables de ciertos tipos de organización social y dc ciertas técnicas.
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lidad es más extensa que Francia, y su población, escasa y esparcida, se estima hoy
en día entre 5 y 6 millones de hombres. Practican una agricultura cerealista, con
cereales pobres pero resistentes (cebada en primer lugar, centeno y alforfón, y tri-
go y mijo a veces en los valles resguardados), asociada a la ganadería de bueyes,
yaks, caballos, corderos y cabras. La gran ganadería, similar a la de los pastores
de la zona de las estepas, no es desconocida en las altas mesetas, pero en las regio-
nes accidentadas predomina la ganadería de montaña con establos de invierno y
trashumancia. La diversidad del relieve explica la especialización de los gana-
cleros y de los agricultores o la combinación de ganadería y agricultura por Per-
te de las mismas poblaciones. Las casas de los cultivadores. de piedra y cubierta
plana, a veces en forma de torre de varios pisos, contrastan con las tiendas
negras de los ganaderos. Los montañeses del complejo himalayo (tibetanos, qiang
o tangut, jyarung, yi, nakhi o mosso), de costumbres guerreras, practican el ata-
que a las caravanas y las incursiones en las regiones de los agricultores sedenta-
rios. En el transcurso de la historia se han lanzado varias veces hacia las provin-
cias chinas del oeste y noroeste y han controlado los oasis de Asia Central.
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LÁMINA 3. Recolección de plantas acuáticas en las riberas del lago Taihu {Jiangsu).
anual de los monzones explican por qué las colonias extranjeras, agentes de difu-
sión de influencias lejanas, se afincaron tanto en los puertos como en los centros
urbanos situados sobre los grandes ejes comerciales del mundo chino. Las gran-
des ciudades chinas ---especialmente las capitales- han sido desde siempre ciu-
dades cosmopolitas. Pero, en sentido inverso, ejércitos, embajadas, peregrinos,
mercaderes y artesanos chinos han recorrido casi todas las regiones de Asia.
adopción en la India por el Servicio Civil), los chinos son, a su vez, deudores de
sus vecinos más de lo que ellos admiten. «La aparición casi simultánea en la Euro-
pa carolingia de estribos, sillas, herrajes y del arnés de collera, después de nu-
merosas invasiones bárbaras, no es ... una simple coincidencia», escribía A. G.
Haudricourt. Es gracias a sus contactos con los pueblos de la estepa que China
adquiere el arte de la monta de caballos (siglo v o IV antes de nuestra era), el petral
que reemplaza hacia el -200 al antiguo yugo que ahogaba a los animales, el arnés
de collera, y tal vez, el carro antiguo. Estas novedades transformaron el arte y
las condiciones de la guerra y de los transportes, y contribuyeron, al igual que las
herramientas de hierro fundido, a la revolución que significó, tras las guerras entre
reinos en los siglos IV y JTJ antes de nuestra era, la sustitución de la nobleza, afe-
rrada a privilegios y cargos hereditarios, por un estado de funcionarios retribuidos
y revocables.
Ignoramos generalmente que el libro, acompañado cuando convenía de ilus-
traciones, fue reproducido en China seis siglos antes de Gutenberg. Es cierto que
se hizo mediante un sencillo procedimiento artesanal, relativamente rápido y poco
costoso: la xilografía, nacida de una combinación del sello y del estampado de es-
telas. Este procedimiento influyó decisivamente en las transformaciones de China
a partir de finales del siglo x: aseguró la transmisión de las obras más antiguas, la
multiplicación de escuelas y academias, la difusión de conocimientos, y el de-
sarrollo de las ciencias y técnicas, acentuando también las tendencias librescas
del saber. Pero, hay más: al favorecer la extensión de la clase letrada, el gusto por
las artes y las letras (las colecciones de obras de arte, la arqueología y la paleo-
grafía chinas se remontan al siglo XI), permitió la aparición de un sistema político
innovador. Lo que llamamos el mandarinato, reclutado por concurso, no aparece
realmente hasta el año 1000. A partir de entonces, el estado ya no se sustentó en
las grandes familias surgidas de la aristocracia militar que se había constituido
en China del norte desde que se implantaron allí los reinos turco-mongoles y ti-
betanos en el siglo IV, sino sobre una clase letrada cada vez más amplia. No fue
hasta el año 1000, cuando aumentó la necesidad de magistrados y administrado-
res imperiales de todo tipo, que los concursos de reclutamiento, abolidos en 1901
tras nueve siglos de innumerables reformas y transformaciones, adquirieron su
verdadera importancia. Los que se habían organizado bajo los Tang, a partir de
finales del siglo VII, para frenar el poder de las grandes familias de la aristocracia,
sólo habían permitido reclutar una décima parte de los magistrados y seguían muy
ligados todavía a la práctica de las recomendaciones.
Se ha dicho que los chinos sólo utilizaron la pólvora para petardos y fuegos
artificiales. Simple falsedad, ya que fue en China donde chinos y mongoles de-
sarrollaron en los ,siglos XTI al xv la primera aplicación militar de este descu-
brimiento: lanzas incendiarias, bombas de humo, primeras granadas explosivas y
primeros cohetes. Como ocurrió con la brújula marina, el descubrimiento se trans-
mitió a árabes y europeos, para luego regresar posteriormente a Asia oriental.
Hasta los primeros esfuerzos hechos en Flandes en el siglo XVIII, la agricultura
china fue superior a la europea. Fomentada por el estado y notable por los cuida-
dos que se le dedicaron -c-preparación del suelo, variedad de abonos, rotación de
cultivos (las leguminosas mantuvieron la fertilidad de las tierras durante dos mile-
nios), selección de especies para su adaptación precisa a necesidades diversas, irri-
34 EL MUNDO CHINO
gación y, sobre todo, siembra en hileras que economizaba las semillas y facilitaba
el escardado, en lugar de las semillas a voleo típicas de Occidente...- , esta agri-
cultura impresionó a los viajeros europeos. A diferencia de la europea, ignora la
asociación de labranza y pastoreo, el barbecho y los prados: las técnicas agrícolas
permitieron en Extremo Oriente una economía extrema de] espacio y de los ani-
males de tiro. Pero fue sobre todo el cultivo del arroz, inundado y trasplantado, con
doble y a veces triple cosecha, lo que permitió un crecimiento sin precedentes de
la población a partir del siglo XI, y su progreso ininterrumpido hasta alrededor
de 1800. Los rendimientos del cultivo del arroz están en función de los cuidados
que se le dedicaron. Su desarrollo bajo los Song (960-1279) coincidió con el apro-
vechamiento de la inmensa red de vías navegables que conforman el Yangzi, sus
afluentes, sus grandes lagos (Dongting, Poyang y Taihu], y sus costas, propicias
para la navegación, desde el golfo de Zhejiang hasta las fronteras con Vietnam. El
eficaz cultivo del arroz y la utilización del transporte fluvial permitieron el de-
sarrollo de las ciudades y la especialización agrícola y artesanal, en ocasiones casi
industrial. China fue también, entre los siglos x y xv, con sus juncos de alta mar,
una gran potencia marítima. Quanzhou, frente a Taiwan, fue, alrededor de 1300,
según los viajeros árabes y europeos, el puerto más frecuentado del mundo. Preo-
cupados por afirmar su prestigio en Asia al salir de la ocupación mongola, los
Ming lanzaron a comienzos del siglo xv grandes expediciones hasta el mar Rojo
y el norte de Zanzfbar,
A pesar de su gran desarrollo económico entre los siglos x y XIII, Europa no
puede compararse en nada con la China de los Song (960-1279): la productivi-
dad agrícola, la extensión de su red de transportes, la producción masiva de al-
gunas arrnas, la comercialización y monetarización casi generalizada de su eco-
nomía, la utilización de la moneda fiduciaria y de los instrumentos de crédito, la
urbanización, la difusión de la instrucción, la eficacia y perfección de su sistema
administrativo hacen de la China de aquella época un mundo infinitamente más
evolucionado.
mismo tiempo, sobre todo a partir de 1860, a la invasión cada vez más extendida
de las naciones occidentales y de Japón.
A estas cuatro grandes articulaciones de la historia conviene añadir, además de
los dos grandes periodos de división entre el norte y el sur de 317 a 589 y de 1] 26
a 1368 (China entera fue ocupada por los mongoles de 1275 a 1368), que, tanto
uno como otro, modificaron China en profundidad, en todo aquello que depende
más de los acontecimientos, las instituciones y la demografía que de las grandes
transformaciones debidas a las técnicas:
- la restauración del estado mandarinal bajo una forma autoritaria, inspirada
en las instituciones del imperio mongol, a finales del siglo XlV;
- la instalación del régimen sinomanchú, en el curso de los años 1644~1681,
con la separación de los poderes militares, reservados a los manchúes y a sus alia-
dos, y los poderes civiles concedidos a los chinos;
- el periodo contemporáneo testigo del debilitamiento y más tarde de la caída
de este imperio, el intermedio de 1912 a 1949 tan rico en acontecimientos, y para
terminar, el establecimiento del régimen comunista y sus grandes tragedias huma-
nas. Este último constituye otra parte de la historia de China y aunque nos resulte
más cercano y familiar, no podrá ocupar aquí un lugar tan extenso como el que
ocupa en los excelentes trabajos recientemente publicados.
Pero las grandes mutaciones no aparecen jamás de forma repentina, son siem-
pre el resultado de lentas y complejas transformaciones en todos los órdenes. El
estado centralizado en -221 fue la consecuencia de una lucha de dos siglos entre
grandes reinos que les llevó a suprimir los cargos hereditarios de las familias
nobles, a reunir todos los poderes en la figura del príncipe, a recurrir a técnicos,
de la guerra, de la diplomacia, de la organización del estado..., y a renovar la for-
mación de sus ejércitos y las formas mismas de la guerra con nuevas armas y con
el reclutamiento del campesinado. Estos cambios fueron precedidos, entre los
siglos vnr y v antes de nuestra era, por la decadencia de la primacía ritual de la
realeza antigua y del sistema de feudos, y por la lenta absorción de innumerables
pequeños señoríos por parte de los más grandes. Mucho más tarde, la partición
de China del norte en dieciséis pequeños reinos de origen extranjero en el 317 de
nuestra era había sido el resultado de la instalación de antiguos nómadas de la
estepa y montañeses de las regiones del noroeste, donde poco a poco se sedenra-
rizaron. Entre los siglos 1\1 y VI, se produjo una especie de «refeudalización» tan-
to en la cuenca del Yangzi como en el norte cuando las grandes familias terrate-
nientes adquirieron el monopolio de los cargos y dominaron un poder central débil
en el sur, mientras en el norte, donde se habían conservado tradiciones centralis-
tas, se implantaba una aristocracia militar. Fue del norte de donde vino la reunífi-
cación de China en 589. La llegada del estado mandarina! a finales del siglo x no
habría sido posible, como hemos visto, sin todo un conjunto de transformaciones
de la sociedad, de las técnicas y de la economía...
Debido a la gran cantidad de cambios en la historia de China, no podemos
hablar de un sistema político chino, sino de varios, muy diferentes unos de otros.
La realeza antigua no dejará de perder su prestigio a partir de la época de las con-
federaciones del siglo VII antes de nuestra era; el imperio de los Tang (618-907),
fundado por una aristocracia militar, no puede compararse, bajo ningún punto de
vista, institucional, organización social, económico, demográfico... con el de los
INTRODUCCIÓN 37
Ming, creado después de la expulsión de los mongoles, o incluso con la China del
siglo XVIII, donde los prefectos administraban, con medios humanos y financieros
insignificantes, poblaciones de 100.000 a 300.000 habitantes. La tesis de un des-
potismo llamado asiático que supone la esclavitud de la población en los grandes
trabajos hidráulicos es insostenible, incluso para los periodos relativamente breves
de centralización política, ya que aparte de las excepcionales construcciones de
grandes canales (básicamente en el III siglo antes de nuestra era, alrededor del 600,
ya finales del siglo xnr), todas las obras se debían a iniciativas y responsabilida-
des locales. Esta tesis, por otra parte, es desmentida por la importancia de una
legislación que, desde la creación del estado centralizado, buscó proteger al débil
de los abusos de los poderosos: es, al contrario, el debilitamiento del estado lo que
multiplicó, en algunas épocas, como en el transcurso de la división entre el norte
y el sur de comienzos del siglo IV y finales del VI, el número de personas depen-
dientes y la esclavitud por deudas. Por último, es erróneo imaginar emperadores
chinos todo poderosos. En sus memorias, terminadas en Pekín en 1609, el misio-
nero jesuita Matteo Ricci destaca dos particularidades del sistema imperial en
China: por una parte, el emperador no podía tomar ninguna decisión por sí mis-
mo, su poder se limitaba a aprobar o desaprobar las propuestas que le eran pre-
sentadas por sus funcionarios; por otra parte, la distinción absoluta, tradicional
desde la fundación del primer imperio, entre el tesoro público y los bienes priva-
dos de los soberanos. Aunque el poder de los emperadores se reforzó a partir de
finales del siglo XIV, la imagen del déspota absolutista no encaja con el importan-
te papel de los magistrados imperiales y con la presión que ejercieron, casi siem-
pre en nombre de los usos y precedentes, y a menudo con un gran riesgo personal,
sobre el poder imperial.
Si los conceptos y las ideas, las religiones y la literatura ocupan un lugar en
este libro no es como un apéndice de una historia económica. politica y social
autosuñciente, sino porque estas dos historias no son más que una y toda distin-
ción entre ellas es puro artificio. Es importante recordar que el mundo chino tiene
una historia intelectual, religiosa, literaria y artística, y que en todos los campos
del saber y del pensamiento, se ha producido aquella acumulación de experiencias
sucesivas, aquel movimiento de asimilación de lo nuevo a lo antiguo, de reinter-
pretación y evolución que caracterizan toda historia. Era necesario subrayar la
influencia de las aportaciones exteriores que vinculan China al resto del mundo,
las analogías que emparentan el gmn movimiento de fervor búdico chino con el
del cristianismo medieval o las lejanas afinidades que unen los grandes pensadores
chinos de los siglos XVII y XVIII con los filósofos de nuestro Siglo de las Luces ...
Al mismo tiempo, lo que Occidente haya podido aportar a China en épocas recien-
tes no es tan radicalmente nuevo como imaginaría un profano: sin duda bajo otras
formas, las matemáticas, el pensamiento moral y politico, la sociología, la critica
histórica y la critica de los textos se han desarrollado a veces antes que en Euro-
pa, de manera que China se ha encontrado muy a menudo en pie de igualdad con
Occidente cuando ésta realizaba el descubrimiento correspondiente.
J8 El MUNDO CHINO
El pastor nómada sabe, porque 10practica todos los días, qué es la apropiación
de bienes. La propiedad del botín, la esclavitud stricto sensu, el poder de mando,
el reparto de los terrenos de pasto, las riquezas y los hombres conseguidos duran-
te las razzias son elementos constitutivos del orden social y político de los gana-
deros nómadas. China, al contrario, sólo conoció la esclavitud por deudas, la que
puede rescatarse si se tienen los medios suficientes. Ignora no sólo la propiedad
en sentido estricto -aquella de la que puede usarse y ebusarse-> sino también el
bien por sí mismo, las verdades trascendentales y eternas. A la exclusión de los
contrarios, a la idea del absoluto, a la distinción tajante entre materia y espíritu,
prefiere las nociones de correlación y eomplementariedad; a la de la ley intan-
gible, las de modelo y de orden como totalidad orgánica. Ignorando toda oposi-
ción radical entre el espíritu y la materia, sólo conoce la diferencia entre lo sutil y
lo grosero. Incluso el cielo ha sido siempre para ella imperfecto, y, como todo lo
demás, sujeto a transformación. No recurre ni a los inventarios exhaustivos del
mundo mesopotámico ni a las clasificaciones encajadas del universo indio: para
el pensamiento chino los sistemas de símbolos dinámicos, a la vez espaciales y
temporales, son los que mejor traducen el orden del mundo. Su lógica, más com-
binatoria que discursiva, se basa en este sistema de símbolos variables y en las
particularidades de la lengua escrita, no en el discurso. La síntesis, de un rigor
absoluto, determina las funciones de cada palabra y los textos se construyen, con
frecuencia, por medio de términos cuyos significados se corresponden o se opo-
nen, habituando a un ejercicio mental y a una intuición lógica muy diferentes de
las de las lenguas con flexión.
En China no encontramos la oposición entre lo divino y (o humano, entre el
hombre y la naturaleza, tan característica en Occidente desde los griegos, ni la
visión del mundo como creación nacida del rito y sustentado por él, ni tampoco
la indiferencia a la temporalidad del universo mental de la India. Al contrario de la
India, los chinos conservan un sorprendente sentido práctico y juzgan el valor de
las religiones por su eficacia, recurriendo sólo a especialistas en esta materia:
si hubo monacatos en China, budistas bajo la influencia de la India o, taoístas,
estuvieron siempre al servicio del poder político. Los únicos cultos importantes,
heredados de la Antigüedad, son, para todas las dinastías, tos antepasados im-
periales; para los particulares, los linajes familiares que no se debían interrumpir
jamás; para los colectivos, tos dioses del Suelo locales y, para todos, los del Cielo
y la Tierra que celebraban los emperadores. Sin embargo, las disciplinas corpora-
les asociadas a técnicas de concentración mental, análogas al yoga hindú, tuvieron
en China efectos importantes sobre las representaciones religiosas y las concep-
ciones filosóficas.
Una concepción 'extraña pata nosotros y que se remonta, sin duda, más allá de
las instituciones de los «legistas», en los siglos 1'/ y 111 antes de nuestra era, es la
escala continua de dignidades y penas. La encontramos tanto en el derecho penal
como en la religión: toda pena se va deduciendo de las dignidades adquiridas y sólo
puede aplicarse cuando éstas se agotan. Con su noción de karman bueno o malo,
el budismo reforzó esta concepción y contribuyó a arraigar en China la tranquili-
zadora idea de que, tarde o temprano, el mal es castigado y el bien recompensado.
Los chinos no conocieron al dios matemático, controlador del tiempo, gracias
al cual las ciencias modernas comenzaron a desarrollarse en Europa: todo les
40 EL MUNDO CHINO
La escritura
Para los profanos, nada más extraño e inútilmente complicado que la escritura
china, De aquí surge la idea, no menos extraña, de que los mismos chinos son gen-
te inútilmente complicada. Esta escritura es, en efecto, el único ejemplo en el
mundo de una escritura de 'palabras donde cada signo corresponde á una unidad
semántica y la única de este tipo que se ha mantenido desde la Antigüedad hasta
nuestros días por múltiples razones (confusión de homófonos, diversidad de nom-
bres propios, valor eminentemente estético de la escritura... ), Su dificultad es
innegable, pero sin duda mucho menor de la que creemos, ya que la mayor parte
de sus caracteres se hacen con la combinación de otros caracteres. Además, es
suficiente el conocimiento de algunos pocos, ya que asociados de dos en dos se
pueden formar un gran número de palabras. La extrema sencillez de la gramática
compensa por otra parte las dificultades de la ortografía, de las conjugaciones, de
las declinaciones, y de la concordancia de participios y tiempos que encontramos
INTRODUCCIÓN 41
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FIGURA 1. Diferentes tipos de escritura de China y sus confines. 1. Turco del Orjon, -
Escrituras derivadas del alfabeto arameo.' 2. Sogdiano. - 3. Uigur. -~ 4. Mongol corriente.
-- 5. Manchú. - Escrituras derivadas del brahmi: 6. Tibetano, - 7. Mongol 'phags-pa. -
Escrituras derivadas de la escritura. china: 8, Chino,escritura regular. - 9. Chino, escritu-
ra cursiva, - 10. Kitan. - 11. Xixia. - 12. Jürchcn.
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BRAHMI
_ Senlido de la lectura
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44 EL MUNDO CHlNQ
glo XIV explican sin duda esta paradoja. Por otra parte, a partir de la generaliza-
ción de los concursos de magistrados en los alrededores del año 1000, varios mi-
les de candidatos a los puestos mandarinales se presentaron en los innumerables
centros de examen de las prefecturas e incluso en los concursos de las provincias
y de la capital. Surgió, como consecuencia, una abundante cantidad de personal,
consejeros y secretarios de administración, maestros de escuela o autores más o
menos menesterosos, y la difusión a partir del siglo XI de una cultura clásica aná-
loga a la que Europa conoció a partir del Renacimiento. La sencillez de la escritura
no es necesariamente una ventaja. El gran número de nuevos caracteres simpli-
ficados adoptados por la República Popular de China no hizo más que complicar
las cosas: desconocidos en Taiwan y en las colectividades chinas de ultramar, estas
nuevas grafías, con frecuencia poco estéticas, se suman a los caracteres tradicio-
nales, cuyo conocimiento sigue siendo indispensable para la lectura del inagota-
ble tesoro de textos escritos anteriores a esta adopción.
Es por razones administrativas y a causa de la gran diversidad de dialectos que
en China se impuso, desarrolló y preservó una escritura común al conjunto de los
paises chinos. Poco sensible a las transformaciones fonéticas e indiferente a las
pronunciaciones dialectales, contribuyó eficazmente, desde su normalización a
finales del siglo III antes de nuestra era, a la unificación política y permitió el de-
sarrollo de una lengua escrita que ha servido de medio de expresión a una gran
parte de la humanidad. El chino escrito ha sido la lengua culta y administrativa de
Vietnam hasta la conquista francesa, de Corea hasta la anexión japonesa, así como
la de Japón durante los siglos en que la influencia china era preponderante en este
país. Se leía en estos paises siguiendo la pronunciación y las estructuras lingüísti-
cas propias de sus lenguas. Como el latín en Europa, el chino escrito ha contri-
buido así a la formación de una gran comunidad de civilización en Asia oriental y
existe, pues, toda una literatura en chino cuyos autores, poetas, historiadores, no-
velistas, filólogos o filósofos no eran chinos sino coreanos, japoneses y vietnami-
tas. Sabemos, además, la importancia que han conservado en Japón los caracteres
de escritura chinos. Son ellos los que van más cargados de sentido y continúan
siendo indispensables para la anotación de los nombres propios. Sin hablar de su
valor eminentemente estético, ésta es la razón principal de su conservación.
A lo largo de casi tres mil años, los escritores chinos más célebres han creado
un repertorio inagotable de fórmulas y de binomios (ci), que favorecieron el mo-
nosilabismo de la lengua, de forma que la comprensión de los textos exige con
frecuencia una amplia cultura histórica y literaria, en comparación con la cual el
aprendizaje de la escritura parece un juego de niños. La riqueza de la lengua escri-
ta explica sin duda en parte porque, a diferencia de la nuestra, la civilización chi-
na ha otorgado menos valor a la oratoria, tan preciada desde nuestra Antigüedad
clásica en el ágora y en el tribunal, que a las cualidades literarias de los escritos y
los caracteres estéticos de la caligrafía, verdadero arte al que se otorgaba en Chi-
na un valor igual al de la pintura y en el cual se veía el testimonio tangible de la
personalidad moral de cada calígrafo. Algunos de ellos son tan célebres como los
grandes píntores.
La indiferencia de la escritura a las transformaciones fonéticas ha hecho que los
mismos caracteres hayan acumulado a 10 largo de los siglos una pluralidad de sig-
nificados, pero ha permitido también una continuidad de las tradiciones escritas
INTRODUCCIÓN 45