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Emocional
HECHO POR ZULMA ISELA HERRERA GUZMAN
Nombre: Zulma Isela Herrera Guzman
lic: Ana Ramos
Curso: Emociones en los negocios
Asi pues, tener una buena capacidad de gestión emocional o no tenerla es una cuestión relativa,
de grado: nadie logra gestionar sus emociones de una manera excelente, ni estar por encima de
ellas en todo momento. Esto seria contradictorio con su razón de ser: lo emocional existe porque
nos AVISA de lo que ocurre a nuestro alrededor de una manera rápida e intuitiva, sin necesidad
de que nos detengamos a pensar sobre ello de manera activa y deliberada.
Veamos un resumen acerca de los ámbitos de la vida en los que se nota si tenemos bien
desarrollada la capacidad de gestión emocional.
En la misma línea que lo anterior, la gestión de las emociones nos ayuda a ser mas sensibles a los matices de los estados emocionales que vemos en el
otro, y a integrarlos en nuestra forma de pensar y de sentir. Eso nos permite acercar posiciones incluso ante personas que tienen poco en común con
nosotros.
Si no sabemos gestionar nuestras emociones, siempre estaremos dando prioridad a nuestros impulsos mas primarios. En cambio, la gestión de las
emociones nos permite compensar la influencia de estos últimos con las fuentes de motivación vinculadas a las metas a medio y largo plazo.
En vez de evitar rememorar nuestros fracasos para no sentirnos mal, la gestión emocional nos permite acercarnos a esos recuerdos desde una perspectiva
basada en la aceptación de nuestras imperfecciones, de manera que podemos aprender de los que hicimos mal.
Si somos buenos identificando emociones y distinguiéndolas las unas de las otras, es mas probable que también lo seamos a la hora de expresarlas y
plasmarlas en palabras y acciones. Esto nos vuelve mas exitosos en nuestras relaciones personales y evita la aparición de conflictos y malentendidos.
Finalmente, la gestión emocional influye mucho en nuestra capacidad para centrarnos en tareas importantes y no ceder ante las distracciones, tanto
mediante procesos mentales como interviniendo en nuestro entorno (por ejemplo: la oficina en la que trabajamos) para que juegue a nuestro favor y no
en nuestra contra.