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La cuestión social, evolución y crisis en el campesinado español.

Por Juan Miguel


Martínez García
La realización de la Ley de reforma agraria no viene solo desde el debate político de las
cortes ni de la propiedad de la propiedad de las tierras si no que estos se le suman las
presiones sociales del proletariado y la lucha de la clase dominante por mantener sus
privilegios, Ricardo Robledo se referirá a esta como “la cuestión social”, llevando a la
lucha entre en un reformismo moderado o “radical” que sería una constante hasta el fin
de la república.
La situación social española en el siglo XIX se caracterizaba por ser una época convulsa,
el avance industrial y la mecanización se verá afectada por el inicio de las guerras carlista
en el año 1840, las reivindicaciones sociales en torno a la tierra empezaban a cobrar
importancia con las desamortizaciones de Mendizábal, una desamortización
generalmente hacia tierras eclesiástica pero que no acabaron por distribuir la tierra si no
que llegaron a crear mayores latifundios en ambas Castillas y crear nuevos ricos, la
posterior desamortización que Madoz llevada a cabo en 1855 llevaría a acabar con los
bienes comunales de las regiones afectando gravemente a los campesinos más
empobrecidos, estas serían unas desamortizaciones más dadas por la necesidad de la
hacienda española que por el deseo de reparto de la propiedad.
La situación del campesinado empeoraría en 1866 y principios de los años 70, serían años
de malas cosechas y época de crisis caldo de cultivo para el surgimiento del llamado
sexenio revolucionario y la formación de la primera república, España avanzaba hacia un
capitalismo liberal más democrático que intentaba solventar esta “cuestión social”
avanzando en los modelos productivos capitalistas y de privatización como en el resto del
continente europeo, pero como recuerda Ricardo Robledo “ no pudo impedir que el
destronamiento de los Borbones y el giro en la política económica fueran aspiraciones
insuficientes para quienes pedían el fin de las quintas, de los consumos o la recuperación
de las tierras comunales.” 1
El movimiento obrero se conformaría en 1869 con la llegada de Fanelli para difundir las
ideas anarquistas de Bakunin que calarían fuertemente en España hasta bien entrados el
siglo XX junto con las ideas socialistas y marxistas, ideas que cochaban con el sistema
capitalista y llevaban la revolución como punta de lanza.
Las aspiraciones populares del campesinado chocaban con la realidad política de las
reformas, entre las tensiones sociales provocadas por la situación del campesinado
destaca la ocurrida durante la I Republica en la que la Ley de agosto de 1873 que
declaraba redimibles foros y rabassas debe figurar entre las medidas que más hostilidad
suscitaron entre los propietarios de la España no latifundista, que, al ver peligrar los
derechos tradicionales de propiedad sobre las tierras cedidas a rabassa o mediante foros.2

1 GARCÍA SANZ, A. y SANZ FERNÁNDEZ, J. (1996): Reformas y políticas agrarias en la historia


de España (De la Ilustración al primer franquismo). MAPA, Madrid, p. 249.
2 GARCÍA SANZ, A. y SANZ FERNÁNDEZ, J. (1996): Reformas y políticas agrarias en la historia

de España (De la Ilustración al primer franquismo). MAPA, Madrid, p. 251.


Con la I Republica crecieron las aspiraciones del campesinado y ello dio paso a las
revoluciones cantonales con la intención de llevar a cabo sus aspiraciones de forma que
en Andalucía creció la agitación campesina y en algunos lugares, como Montilla, Sanlúcar
y también en la provincia de Badajoz, hubo serios intentos de incautación de tierras. Las
Juntas revolucionarias surgían por todas partes y, destituyendo a los Ayuntamientos, se
encargaban o pretendían encargarse del poder local. 3 Pero el fin de estas dio comienzo a
una represión bajo un clima de revancha que marcaba las luchas sociales.
Entrados en el siglo XX se da un proceso de caciquismo bajo la llamada Restauración, a
la coronación de Alfonso XIII en 1902 le siguieron un tímido avance por el que hacer
caso a las reivindicaciones campesinas de forma que el Congreso se ocupó de las
reivindicaciones de los obreros agrícolas (entonces en plena agitación en Andalucía),
aprobó una resolución de protesta contra la autocracia zarista rusa y eligió presidente de
la Comisión Ejecutiva a Pablo Iglesias, vicepresidente Matías Gómez, secretario a
Francisco Mora y vicesecretario a García Cortés 4, pero las reivindicaciones huelguista
mantenían sus carácter revolucionario,
Las políticas reformistas representadas por Canalejas y otros políticos liberales darían a
la creación del Instituto de Reformas Sociales, así como la Ley de Colonización interior
pero bien su ineficacia o su inaplicación no harían por calmar al campesinado, el sector
agrícola a inicios de la I guerra mundial se encontraría con un bloqueo salarial frente a la
subida de precios generalizada, frente a esto lucharían diferentes organizaciones en mayor
medida de carácter anarquista como la Federación Nacional de Trabajadores creada en el
año 1913 y que no tardaría en parte en unirse a la CNT, habría que añadir un nuevo rasgo
del movimiento agrario, a partir de mediados de 1918, es el crecimiento de las
organizaciones de la UGT mientras que las de tendencia anarquista, hasta entonces
hegemónicas, tendían a decrecer lentamente.5
No obstante, en el plano nacional, el eje de la acción obrera y revolucionaria, iba a partir
desde 1918 entre dos polos que eran el sindicalismo de Cataluña y las organizaciones
campesinas de Andalucía. En el Norte, aunque el PSOE y la UGT habían conservado casi
intactas sus organizaciones, la represión y el cansancio consecutivos a las grandes batallas
de 1917 dejaban sentir sus efectos.
En Andalucía como consecuencia de la influencia de la revolución rusa se da un proceso
de luchas sociales en el Sur de España denominado por la historiografía como “Trienio
Bolchevique”, al llegar la época de las cosechas en 1919 la tensión social era más fuerte
que nunca. Ya en el mes de marzo, la huelga general había paralizado por completo la
ciudad de Córdoba. A finales de abril fueron treinta y tres los pueblos de la provincia que
fueron a la huelga, la cual duró hasta fines de mayo, pese a la declaración del estado de
guerra, la clausura de los locales obreros y la detención de sus dirigentes. Estas huelgas

3 Núñez de Arena, M. y Tuñón de Lara, M. (1979): Historia del movimiento obrero español. Nova Terra,
Barcelona. p.106
4 Núñez de Arena, M. y Tuñón de Lara, M. (1979): Historia del movimiento obrero español. Nova Terra,

Barcelona. p.147
5 Núñez de Arena, M. y Tuñón de Lara, M. (1979): Historia del movimiento obrero español. Nova Terra,

Barcelona. p.180
eran con frecuencia muy violentas; los propietarios aceptaban con frecuencia unas bases
de trabajo que luego no cumplían.
En Córdoba, días antes de la huelga de abril, se celebró un Congreso de Sociedades
Obreras agrícolas, que estableció como principales reivindicaciones que las tierras del
Estado y de los municipios y una parte de las grandes fincas se diesen en usufructo
permanente, para su explotación, a las Sociedades Obreras. Como reivindicaciones
mínimas figuraban la jornada de ocho horas en el campo, la fijación de salarios por
Comités paritarios y que los grandes propietarios tomasen materialmente en carga a los
trabajadores en paro forzoso. En estas decisiones se observa ya una conciencia más
constructiva y una visión realista de lo que deben ser las transformaciones agrarias, muy
distantes del reparto de tierras.
No hay que olvidar las guerras ocurridas en el territorio colonial marroquí , la conocida
como la Guerra del Rif mostraría un plano de incompetencia de los mandos militares,
hecho como el desastre de Annual que llevaron al fallecimiento de decenas de miles de
soldados del estado español llevarían a la indignación general de la población, tanto el
gobierno como el reinado Alfonso XIII se encontraba entre la espada y la pared de forma
que ocurrieron diferentes huelgas en la zonas industriales del norte promovidas por el
partido comunista y que tuvieron como idea una posible insurrección no llevada a cabo.
Si atendemos al numero de huelgas que nos da el grafico veremos como al final de la
monarquía de Alfonso XIII se da un proceso de continuas huelgas y luchas sociales que
indican el descontento de la población, cosa característica es la dictadura de Primo de
Rivera que bien por inmovilismo o a base de acuerdos y represión harían que los
sindicatos y movimientos sociales entraran en un estado de calma hasta finales de la
dictadura.

1.Huelgas en España (1910-1935). Fuente: Fontana (1987) p. 16. Cf. Bosch (1994) p. 163.
A partir de mayo de 1930, las huelgas adquirieron cada vez mayor importancia, en el
campo la agitación crecía por momentos; los campesinos reclamaban contra los
propietarios que incumplían las leyes de la República de forma que la situación no podía
ser más incómoda para el Partido Socialista en el Gobierno quien entraría en un
desprestigio creciente que llevaría a la entrada de la CEDA, este desde un inicio ya realizo
presiones contra la reforma agraria a través del Bloque Agrario, este estado de
inestabilidad y descontento llevaría a que el movimiento obrero se acrecentara en general
hacia la lucha armada dando como resultado acciones como la Revolución de octubre de
1934 igualmente reprimido y signo de la división social característica de la época.
Otro de los movimientos agrarios con gran repercusión en la época fue de nuevo una ley
para regular las rabassas catalanas llegando a que en julio de 1934 se torne en mayor
medida hacia un carácter nacionalista donde el presidente de la Lliga Regionalista Lluís
Companys proclamara la independencia del estado catalán que fracasaría y acabaría por
hacer que el gobierno republicano suspendiera la autonomía catalana.
Con toda esta tensión creciente se daría la guerra civil española (1936-1939) que marcaria
el culmen de las luchas sociales y el fin de las aspiraciones del campesinado por ver una
mejoría en las condiciones laborales, así como en el repartimiento de tierras que se
iniciaron durante la Ley de Reforma Agraria.

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