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Guía de Comprensión Lectora (E.

Acumulativa)

Nombre:…………………………………………………………………………………………….
Curso: 3ºMedio C
Aprendizaje Esperado:
AE 07: Comprender diversas obras narrativas y reflexionar sobre ellas, considerando la disposición
de los acontecimientos (anacronías, montaje, conceptos de fábula y trama, entre otros)

Texto 1

Una buena vida. Liana Castello, escritora argentina.


Toda mi vida viví con mi abuelo y siempre lo admiré. Vivíamos en el campo y teníamos una vida
sencilla y hermosa. Mi abuelo siempre había sido un referente para mí, desde niño. Su fuerza, su
alegría, su tesón. La manera en la que encaraba las cosas, desde las más importantes, hasta las
aparentemente nimias. Un día mi abuelo dijo basta y nadie, excepto yo, lo entendió.
Era fuerte, optimista, generoso y trabajador, muy trabajador. Era un buen hombre que le daba a la
vida lo mejor que tenía y la vida le devolvía ese favor de transitarla con alegría, dándole salud y el
amor de una familia que lo adoraba. Le gustaba sentarse a la sombra de un árbol y mirar su campo y
sus animales.

Muchas veces, sus nietos nos sentábamos con él bajo la sombra de su árbol amado y escuchábamos
sus historias, siempre entretenidas, siempre aleccionadoras.

Crecí con él y aprendí a conocerlo y a entenderlo, incluso más de lo que yo creía. Amaba ver a mi
abuelo todas las tardes sentarse a la sombra de su árbol, que en parte, sólo en parte, también yo
sentía propio.
Un día como todos y como ninguno, mi abuelo permaneció más tiempo que el habitual sentado bajo
su árbol. Me llamó la atención porque miraba todo de un modo diferente y sentí que era un día
distinto. No me equivocaba.

Recorrió con su mirada todo aquello que alcanzaba su vista, pero mucho más aún. Estaba mirando
con el corazón, no sólo con sus ojos. Puso sus manos en el césped para ayudarse a levantarse y al
tiempo que se incorporaba, dijo en voz alta. “fue una buena vida” y se retiró a su cuarto. Nunca
jamás se levantó.

Mi padres estaban muy preocupados y muchos médicos vinieron a ver al abuelo que no parecía
tener síntoma alguno de enfermedad. ¿Por qué no se levantaba? ¿Por qué no quería hablar? Parecía
dormido y no lo estaba. Estaba cansado, muy cansando.

-Habrá que internarlo para hacerle los estudios que correspondan-dijo el último médico que vino a
verlo.
Y mi abuelo habló:
-No quiero ir a ningún lado, déjame aquí por favor-dijo a mi madre.
-¡Imposible! Debemos ver qué tienes. Por algo no te levantas, así no puedes seguir.
Mi abuelo cerró los ojos y mi madre cerró la puerta de su cuarto, dispuesta a llamar a la ambulancia.
-¡No lo hagas!-le dije.
-¿Por qué no lo haría? Tu abuelo está enfermo, morirá si no lo internamos.
-El abuelo no está enfermo, sólo está cansado. Morirá igual si lo internamos.

-No entiendo-dijo mi madre.

-Me doy cuenta –contesté y le conté lo que había visto aquella última tarde que mi abuelo se sentó a
la sombra del árbol.

– Es ridículo ¿qué me quieres decir, que se cansó de vivir?-preguntó mi madre entre sorprendida y
enojada.

-¿Y si así fuese?-contesté.


Mi madre me miraba como si yo hubiese enloquecido y creo que, nunca, jamás me sentí más cuerdo
y con más razón en mi vida.

-Tiene noventa años, déjalo ya. Tuvo una vida hermosa y la vivió a pleno ¿Qué más quieres qué
haga? No tiene más fuerzas.
-No voy a ayudarlo a morir –gritó mi madre que seguía sin entender mi postura y por sobre lo que
sentía mi abuelo.
Yo tampoco quería ayudarlo a morir, la vida y la muerte son cosas de Dios, no nos competen. Lo
que sí quería era entender qué nos estaba queriendo decir.

No era descabellado pensar que mi abuelo sentía que todo lo había hecho y que quisiera descansar
ya. Su vida había sido buena, había trabajado y había visto los frutos de ese trabajo. Había amado,
criado hijos, cuidado nietos. Había conocido todas las etapas que esta vida nos puede dar, niñez,
juventud, madurez y vejez y las había transitado todas con amor y con felicidad.

Había sufrido también, lo suficiente como aprender de ese sufrimiento. Se había equivocado más de
una vez, y había podido enmendar sus errores. La vida no le debía nada y él tampoco a ella. Estaban
en paz, uno con el otro. Si él sentía que ya era tiempo de partir, sin dudas que así lo era.

Lo encomendé al Señor, sería mejor que entre ellos dirimieran la cuestión. Era un asunto de ellos
dos y como siempre se habían llevado bien, no dudé que llegarían a un acuerdo. Mi madre no soltó
el teléfono que tenía en su mano, pero antes de llamar a la ambulancia entramos nuevamente en su
habitación.

Mi abuelo ya descansaba en paz, su expresión me decía que entre el Señor y él habían llegado a un
acuerdo y que evidentemente Dios también consideró que ya mi abuelo tenía que ir a su encuentro.
Y yo me quedé en paz, sabiendo que había cumplido su voluntad, que había terminado sus días en
su hogar, rodeado de su familia.

Desde la ventana de su cuarto se veía su árbol. Seguramente antes de partir mi abuelo se había
despedido de él y una vez más habría pensando que la suya, sin duda alguna, había sido una buena
vida.

Fin
Interrogantes:
1.-¿Quiénes son los personajes principales (protagonistas) y secundarios?
2.-¿Cuál es el tema central del cuento leído?
3.-¿Qué tipo de narrador predomina en el relato?.Fundamente con una cita textual.
4.-¿Cuál es el clímax o momento de mayor tensión?
5.-¿Cómo termina el cuento?.Relate brevemente.
Texto 3

El rey y el halcón

El rey y el halcón. Adaptación de James Baldwin William J. Bennett. Historias de reyes. Cuento
perteneciente al Proyecto Cuentos para Crecer.

Genghis Khan fue un gran rey y un gran guerrero. Condujo a su ejército hasta China y Persia y
conquistó numerosas tierras.

En todos los países la gente hablaba de sus grandes hazañas y decían que, desde Alejandro el
Grande, no había habido otro rey como él. Una mañana en la que se encontraba en su casa después
de volver de la batalla, cabalgó hasta el bosque para cazar.

Le acompañaban muchos de sus amigos. Cabalgaron alegremente con sus arcos y flechas. Les
seguían los sirvientes con los perros. Formaban una partida de caza tan alegre que el bosque se llenó
de sus gritos y sus risas. Y esperaban continuar con sus bromas al llegar a su casa al anochecer.

Posado en su muñeca el rey transportaba a su halcón favorito, ya que en esos tiempos los halcones
eran entrenados para cazar. Cuando su dueño se lo ordenaba, alzaban el vuelo y oteaban a su
alrededor en busca de una presa. Si tenían la suerte de ver un ciervo o un conejo, se precipitaban
sobre ellos, veloces como una flecha.

Genghis Khan y sus cazadores cabalgaron por el bosque todo el día, pero no encontraron tantas
presas como habían esperado. Al caer la larde, se dirigieron a su casa. El rey había cabalgado a
menudo por el bosque y conocía todos sus senderos. Así que, mientras los demás cazadores volvían
a casa por el camino más corto, el se internó por una senda que atravesaba un valle entre dos
montañas. Había sido un día caluroso y el rey estaba sediento.

Su halcón amaestrado había abandonado su muñeca y alzado el vuelo. El ave sabía con certeza que
encontraría el camino de regreso. El rey cabalgó pausadamente.

Recordaba haber visto un riachuelo cerca de ese camino. ¡Si pudiera encontrarlo! Pero el calor del
verano había secado todos los arroyos de las montañas. Por fin, para su contento, vio un hilillo de
agua que se deslizaba por la hendidura de una roca y dedujo que un poco más arriba habría un
manantial.

Siempre, en la estación húmeda, un potente chorro de agua brotaba de aquella fuente, pero ahora el
fresco líquido sólo caía gota a gota. El rey echó pie a tierra, cogió un pequeño vaso de plata que
llevaba en su zurrón de cazador y lo acercó a la roca para recoger las gotas de agua.

Tardó mucho tiempo en llenar el vaso. Tenía tanta sed que apenas podía esperar. Cuando el vaso
estuvo casi lleno, el rey se lo llevó a los labios y se dispuso a beber.

De repente, un zumbido cruzó el aire y el vaso cayó de sus manos. El agua se derramó por el suelo.
El rey levantó la vista para ver quién había provocado el accidente y descubrió que había sido su
halcón. El pájaro pasó volando unas cuantas veces y finalmente se quedó posado en las rocas cerca
del manantial.

El rey recogió el vaso y volvió a llenarlo. Esta vez no esperó tanto. Cuando el vaso estaba a la
mitad, se lo llevó a los labios. Pero antes de que pudiera beber, el halcón se lanzó hacia él e hizo
caer de nuevo el recipiente.
El rey se puso furioso. Volvió a repetir la operación, pero, por tercera vez, el halcón le impidió
beber. Ahora el rey estaba verdaderamente enfadado.

—¿Cómo te atreves a comportarte así? —gritó—. Si te tuviera en mis manos, te rompería el cuello.

Y volvió a llenar el vaso. Pero antes de beber desenfundó su espada.

—Ahora, señor halcón —dijo—, no volverás a jugármela. Apenas había pronunciado estas palabras,
cuando el halcón se dejó caer en picado y derramó el agua otra vez. Pero el rey le estaba esperando.
Con un rápido mandoble, alcanzó al halcón. El pobre animal cayó mortalmente herido a los pies de
su amo.

—Esto es lo que has conseguido con tus bromas —dijo Genghis Khan. Al buscar el vaso, vio que
éste había rodado entre dos rocas donde no podría cogerlo.

—Tendré que beber directamente de la fuente murmuró. Entonces se encaramó al lugar de donde
procedía el agua. No era fácil, y cuanto más subía, más sediento estaba.

Por fin alcanzó el lugar. Encontró, en efecto, un charco de agua. Pero allí, justo en medio, yacía
muerta una enorme serpiente de las más venenosas. El rey se paró en seco y olvidó la sed. Sólo
podía pensar en el pobre halcón muerto tendido en el suelo.

—El halcón me ha salvado la vida —exclamó—, ¿y cómo se lo he pagado? Era mi mejor amigo y le
he dado muerte. Descendió del talud, cogió al pájaro con suavidad y lo puso en su zurrón de
cazador.

Entonces montó en su corcel y cabalgó velozmente hacia su casa. Y se dijo a sí mismo:

—Hoy he aprendido una triste lección: nunca hagas nada cuando estés furioso.

Fin
Interrogantes:
1.-¿Quiénes son los personajes principales (protagonistas) y secundarios?
2.-¿Cuál es el tema central del cuento leído?
3.-¿Qué tipo de narrador predomina en el relato?.Fundamente con una cita textual.
4.-¿Cuál es el clímax o momento de mayor tensión?
5.-¿Cómo termina el cuento?.Relate brevemente.
Guía de Comprensión Lectora (E. Acumulativa)

Nombre:…………………………………………………………………………………………….
Curso: 3ºMedio C
Aprendizaje Esperado:
AE 07: Comprender diversas obras narrativas y reflexionar sobre ellas, considerando la disposición
de los acontecimientos (anacronías, montaje, conceptos de fábula y trama, entre otros)

Un puñado de semillas.
(Cuento sobre niños en situación de calle)

Concepción vivía con su abuela en una casita en la cima de un cerro. Juntas limpiaron el terreno
para hacer un huerto. Sembraron maíz, frijoles y ají.
—Recuerda guardar suficientes semillas para la próxima siembra –dijo la abuela–. Así nunca te
faltará de comer.
Todos los días, Concepción bajaba a la quebrada a buscar agua y regresaba con los pesados baldes
colgando de sus hombros. Vaciaba con cuidado el agua alrededor de las matas de maíz.
Pasaron las semanas. El sol brillaba. Luego, llegaron las lluvias y el maíz creció muy alto. Los
tallos de los frijoles se enroscaron en busca del sol y las matas de ají florecieron. Cuando el maíz,
los frijoles y el ají maduraron, la abuela entregó parte de la cosecha al dueño de la tierra y guardó
suficiente para tener con qué comer.
Vendió el resto al vecino que lo llevó al mercado de la ciudad, allá lejos, en el valle. Un día triste, la
abuela murió.
—No te puedes quedar aquí –dijo el dueño de la tierra a Concepción–. Ya alquilé esta parcela a otra
familia.
—Pero yo puedo trabajar para usted –dijo Concepción.
—Esta familia puede trabajar más que tú. Puede cosechar mas frijoles y maíz –replicó el dueño.
Entonces, Concepción tuvo que dejar la casita de paredes pintadas y piso de tierra.
—Ven a vivir con nosotros –dijo la mujer del vecino. Pero Concepción sabía que ellos tenían siete
hijos que alimentar.
—Me iré para allá –dijo señalando el valle nublado donde estaba la ciudad.
—Es una caminata demasiado larga para piernas tan cortas –dijo con tristeza la mujer del vecino.
—Mis piernas se han hecho fuertes de tanto cargar agua. Concepción se despidió y abrazó a la
mujer del vecino y a sus hijos.

—Que Dios te acompañe –le dijeron.

Concepción hizo un atado con el maíz, los frijoles y el ají que la abuela había guardado, y partió
con su pequeña carretilla por el sendero pedregoso que bajaba al valle. Fue una caminata muy, muy
larga. Concepción tenía los pies cansados y rotos cuando por fin llegó al barrio que rodeaba la
ciudad.

Vio cientos de ranchos de hojalata, plástico y cartón que estaban amontonados unos encima de
otros.
—¿Esto es la ciudad? –pensó desalentada–. Y yo que creí que sería hermosa.
Caminó por los estrechos callejones llenos de barro, y ya agotada por el cansancio se topó con una
pandilla de niños.
—¿No ves por dónde vas, tonta?
—Perdón –contestó Concepción amablemente.
Los niños tenían la ropa rota, las caras sucias y el pelo enmarañado. Pero cuando Concepción les
sonrió, ellos también sonrieron.

—Me llamo Tomás. Y tú, ¿de dónde vienes? Concepción señaló los cerros en la distancia y dijo:

—Mi abuela murió.

—Si quieres, puedes quedarte con nosotros. Te enseñaremos a recoger basura para venderla y a
sacar comida de los puestos de venta sin que te vean.
—Eso es robar –dijo Concepción sorprendida. Tomas se encogió de hombros:
—Es mejor que morirse de hambre.
—Tengo maíz, frijoles y ají –dijo Concepción mostrando su carretilla.

—Eso no es suficiente para una buena comida –contestó Tomas con desprecio.
—Cuando crezcan las plantas habrá suficiente, ya verás.
—Aquí no crecerán jamás. ¡Estás loca! –Tomás la miró un rato y luego agregó: —Pero de todos
modos, puedes quedarte con nosotros.

Y así, Concepción se quedó a vivir con los niños a la orilla del basural. Construyó un pequeño muro
de piedras. Con el mango roto de una olla cavó la tierra y plantó un puñado de semillas de maíz, de
frijoles y de ají. Todos los días regaba y miraba atentamente hasta que vio brotar los primeros
retoños, verdes y brillantes.

Los frijoles y el ají florecieron y en todo el barrio, no había nada más bonito que el pequeño huerto
de Concepción. Y ella estaba segura de que, desde el cielo, su abuela cuidaba del huerto. Pero un
día, Tomás y los otros niños llegaron corriendo hasta el basural, perseguidos por la policía. Los
niños corrían y lloraban.

Los policías gritaban y los golpeaban. Concepción se escondió en medio de la basura.


— ¿Para qué me vine a la ciudad? –se preguntaba.
Cuando todo pasó, se asomó poquito a poco, como un ratón asustado. Los niños estaban llenos de
moretones y el huerto estaba lodo pisoteado.
—¿Por qué lloras? –preguntó Tomás enfadado–. No fue a ti a quien le pegó la policía.
—Mi huerto está destrozado. Si el maíz, los frijoles y el ají hubieran madurado, habríamos tenido
comida para vender y ustedes no tendrían que robar.
—De nada te sirve llorar. Tu huerto se acabó. Concepción se secó los ojos.
—No, no se acabó –dijo–. Todavía me quedan algunas semillas.
—Está bien –dijo Tomás, pasándose la lengua por el labio roto–. Esta vez te ayudaremos nosotros.

Con la ayuda de todos, araron un trozo grande de terreno y sembraron el resto de las semillas de la
abuela. Hicieron turnos para regar las matas y cuidarlas. Pronto, el maíz creció muy alto. Las vainas
de los frijoles estaban gordas y firmes y brillaban los pequeños ajíes verdes y amarillos.

—Haremos una gran fiesta –dijo Tomás–. Y el resto, lo llevaremos a vender al mercado.

—Pero siempre debemos guardar semillas para la próxima siembra –recordó Concepción.

Cocinaron el maíz y los frijoles con el ají. El delicioso aroma de la comida se esparció por el barrio.
Cuando comenzaban a comer, otra pandilla de niños hambrientos apareció. Concepción y Tomás
los invitaron a compartir la comida.

—Nuestro huerto no alcanzará para alimentar a todos los niños del barrio –se lamentó Concepción.
Pero entonces tuvo una idea. Tomó un puñado de las semillas que había guardado y se las dio al jefe
de la otra pandilla. Le explicó cómo preparar la tierra, cómo sembrar y regar las plantas.
—Y siempre debes guardar suficientes semillas para la próxima siembra y para compartir con los
otros niños del barrio –le dijo Concepción, tal como la abuela le había dicho a ella.

El muchacho prometió hacerlo. Concepción estaba segura de que la abuela le sonreía desde el cielo
y que sus ojos ya no estaban nublados por la edad, sino brillantes como las estrellas sobre el barrio.

Fin
Interrogantes:
1.-¿Quiénes son los personajes principales (protagonistas) y secundarios?
2.-¿Cuál es el tema central del cuento leído?
3.-¿Qué tipo de narrador predomina en el relato?.Fundamente con una cita textual.
4.-¿Cuál es el clímax o momento de mayor tensión?
5.-¿Cómo termina el cuento?.Relate brevemente.
Glosario de narrativa

a) El montaje

El montaje es un proceso que se desarrolla en toda la narración audiovisual, consiste en el


ordenamiento de las imágenes de acuerdo al sentido narrativo que tenga la historia presentada. Uno
de sus objetivos es reordenar la filmación, es decir, darle a lo presentado un orden distinto del real.
La posibilidad de saltos en el pasado y en el tiempo de la narración es el recurso que ha tomado la
literatura del montaje para utilizarla dentro de sus relatos.
 
Se caracteriza por:
 
→  Permitir cambios abruptos en el espacio y en el tiempo de la narración.
 
→ Otorgar la capacidad de desdoblamiento al relato, es decir, puede quebrar la lenealidad de un
relato al introducir dos hechos que pueden estar ocurriendo simultáneamente, ya sea en el mismo
lugar o al mismo tiempo y en distintos lugares.
→ Permitir el cambio rápido e instantáneo de acciones o de lugares, incluso sin previa advertencia
del narrador. Dicho desplazamiento puede darse entre un espacio interior del personaje (por
ejemplo, su conciencia) y el exterior (ambiente) o entre dos espacios físicos en los que ocurren dos
acciones diferentes.
 
 
"Tal vez un animal que escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se
oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que
seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante
para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero
los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió
una bocanada del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.
 
-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No brinque tanto, amigazo.
 
Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba
de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo,
enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo
kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche (...)
Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con
alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía
hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que
le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa."
(La noche boca arriba, Julio Cortázar)
 
 
En este cuento, uno de los más famosos de Cortázar, presenta dos historias paralelas: Una la de un
joven que tuvo un accidente en motocicleta y está hospitalizado; la otra, la de un joven indio que
está a punto de ser sacrificado. En ambas se narran a la par, dentro del mismo texto, pero se
respetan los límites ficcionales de cada una.
 
 
b) Trama
Cuando hablamos de trama, en el contexto de los relatos y la narratología, nos referimos al hilo
cronológico de los eventos presentados en una obra narrativa al lector, vale decir, al conjunto
de los hechos que tienen lugar en el relato. Algunos términos más o menos sinónimos de ello
son argumento, anécdota o historia.
Los eventos de la trama varían según el relato que se cuente. Sin embargo, su estructura y su
manera de avanzar responde a patrones reconocibles, de los que se han ocupado los estudiosos del
relato desde tiempos antiguos. El filósofo griego Aristóteles (384-322 a.C.) fue uno de los primeros
en proponer un método para el estudio de estos asuntos en su Poética (355 a.C.).
Fuente: https://concepto.de/trama/#ixzz5v4zze3Wg

c) Fábula

Se entiende como fábula al  “esquema fundamental de la narración, la lógica de las acciones y la


sintaxis de los personajes, el curso de los acontecimientos ordenado temporalmente” (Eco en Zalba,
2003:13)
 
En otras palabras, la fábula es la lógica del curso de las acciones, es la historia tal como ha
sucedido, en cuanto a la concatenación de los hechos, de acuerdo con una secuencia y una relación
causal-con secuencial.

 d) Anacronías

Anacronía es la figura literaria que consiste en la ruptura en el orden cronológico de una historia
con saltos hacia adelante o hacia atrás.
La palabra anacronía se desprende del término anacronismo que se refiere a la falta de coherencia
cronológica, voluntaria o accidental, en un relato y que consiste en situar hechos o personajes antes
o después de la época en la que se desarrollaron.

Existen dos tipos de anacronía, la analepsis y la prolepsis.

Anacronía analepsis.
La anacronía analepsis es una figura literaria, figura retórica, consistente en alterar una secuencia
narrativa, es un salto al pasado, cambiando el momento presente a una visión retrospectiva o un
recuerdo del pasado, que se presenta de forma repentina y luego volver al momento temporal de la
historia. Éste recurso literario sirve para acentuar hechos ocurridos antes y que no fueron relatados,
pero tienen una importancia dentro de la historia, o simplemente para recordarle al lector un suceso
importante acontecido con anterioridad en el relato.
Se utiliza generalmente para narrar eventos que sucedieron en un momento previo al segmento
temporal principal de la historia.

 También se utiliza en el cine y es llamada en inglés Flashback.

Flashback 
Cuando en una narración, ocurre un desplazamiento brusco hacia el pasado por un tiempo breve se
denominan flash back. Es una técnica utilizada tanto en el cine como en la literatura que altera la
secuencia cronológica de la historia, conectando momentos distintos y trasladando la acción al
pasado.

Podemos distinguir entre la analepsis interna, que sucede cuando el tiempo vuelve a un momento
del pasado ya narrado en la historia, y la analepsis externa, que sucede cuando el tiempo viaja a un
momento del pasado previa al inicio de la narración.
La técnica de la analepsis se utiliza con bastante frecuencia para añadir suspenso a una historia, o
para desarrollar más profundamente el carácter de un personaje.

Racconto:
Se conoce como racconto a toda aquella extensa retrospectiva al pasado, que conforme vaya
pasando el tiempo va progresando lentamente de forma lineal hasta llegar al momento inicial del
recuerdo, el punto de partida de la historia pudiendo prolongarse por varios capítulos del relato.  

Esta técnica se ha usado tanto en obras literarias como en obras cinematográficas.


El racconto se diferencia de la analepsis, en que el primero el momento presente tiene un paso
gradual hacia el recuerdo, un aviso, por decirlo así.

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