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Sociedad y Estado

Catedra Mesyngier año 2011

Resúmenes de textos del material modificado

1.- Julio Godio; nueva economía y economía, real la reestructuración


de las empresas y los mercados (cap1)

2:- Naomi Klein; No logo, a) el nuevo mundo de las marcas b) las marcas se
expanden (cap1 y 2)

3.-Richard Sennet; La cultura del nuevo capitalismo (cap. 3)

4.- Lipovetsky Guilles; La felicidad paradójica, (cap. 4), la organización


posfordiana de la economía

5.-Alvater, Elmar y Mahnkopf Birgit; globalización de la inseguridad, trabajo


en negro, dinero sucio, y política informal.

6.-Harvey David; La construcción del conocimiento (cap. 1)

7.-Kleim Naomi; La doctrina del Shock, (cap. 2)

8.-Hosbaum Eric; Naciones y nacionalismo del nuevo siglo (cap. 5) y Las


perspectivas de la democracia (cap. 6)

9.-Gorz André; Miserias del presente, riqueza de lo posible


Julio Godio
Nueva Economía y Economía real
La nueva economía es el núcleo duro de la autor evolución del capital, la propiedad
privada capitalista y los bienes y servicios son la base de las relaciones capitalistas de
producción. Esta se caracteriza por las formas intangibles de países que se presentan en
paquetes de información y activos intelectuales, las empresas incorporan las tecnologías
inteligentes. La música, por ejemplo, que se distribuye por internet, es un ejemplo de
capitalismo ingrávido, la compra on line

Nace la desmaterialización de la propiedad y el dinero, se reducen los espacios de


trabajo individuales, se suprimen stocks de mercaderías, se achica el capital inmobiliario, y
van desapareciendo los ahorros personales. El mercado subsume las viejas relaciones de
propiedad y de distribución del capitalismo. Cuando se acumula capital físico se convierte
en capital muerto. Entonces este se sustituye por capital al instante, que es el alquiler de
activos. El capital físico se alquila en forma de “leasing”; equipos de oficinas, bienes,
medios de transporte, etc. Propiedad que la estructura, el leasing (alquiler de activos),
intercambio de comprador vendedor, definida en la capacidad de acceso a la economía en
red, y que en esta lo importante es el conocimiento. De esta manera nacen los
supercontratistas, con proveedores socios, como es el caso de Nike.

El mercado, es el lugar de suministradores y usuarios, en vez de compradores y


vendedores. Los suministradores acumulan capital intelectual, y ejercen total control
sobre las condiciones de acceso de los usuarios a los mercados. Para los consumidores
deja acumular y retener, cuando lo que predomina es el cambio constante. Se trata de
esta manera de formar sociedades hipercapitalistas, las compañías multinacionales van
incorporando medios de comunicación para que el hipercalitalismo tenga logre consenso
popular. Como es el ejemplo de El mundo de Walt Disney, que se universaliza bajo la
forma de comercialización de experiencias culturales.

La nueva economía se caracteriza por los bienes intangibles, como los servicios,
esto es más temporal que material, y así logran el liderazgo los sectores más privilegiados.
El software y el wetware reemplazan al trabajo humano permitiendo que maquinas
inteligentes realicen sus tareas.

La nueva economía en las últimas dos décadas del siglo XX, se desarrollaba a través
de la desregulación de los servicios públicos, e incorporando lo público al mercado,
ejemplo, los medios de transporte, los servicios como el agua, la electricidad, las
telecomunicaciones, etc. La meta es mercantilizar la cultura para terminar de cerrar el
sistema de dominación, y el resultado será subsumir a la sociedad de asociaciones y redes
de acceso que transforman todo tiempo en tiempo cultural.

Los jóvenes con capacidad de acceso, se adaptan con facilidad al nuevo mundo del
ciberespacio, (intercambian información, conocimientos y experiencias), la generación
punto com, se aleja de la ética del trabajo y se sumerge en las nuevas profesiones
informatizadas de la nueva economía. Se trata de un acceso paradójico, porque mientras
el 20% de la población mundial tiene acceso, el 80% restante queda atrapado entre la
escasez y la pobreza. El acceso es poder.

Castells identifica 5 tipos de de redes en esta nueva economía. a) Redes de


suministradores, firmas que subcontratan operaciones, b) Redes de productores, que son
compañías que agrupan sus capacidades de producción recursos financieros y recursos
humanos para ampliar la oferta de productos y servicios. c) Redes de Clientes, que son
fabricantes, distribuidores usuarios. d) Red de coaliciones entre empresas para mejorar
los patrones técnicos y e) Redes de cooperación tecnológica, donde las empresas
comparten conocimientos para potenciar la producción.

Un nuevo concepto de propiedad

Bienes tangibles sustituidos por bienes intangibles, que se manifiestan por medio de
patentes, marcas registradas, relaciones comerciales. Nuevo poder compuesto por los
megaproveedores. Formas de propiedades centrales son; Franquicias, como Mc donald’s,
que le es más fácil distribuir los puestos de hamburguesas que fabricarlas. Y las patentes
genéticas, los agricultores tienen que comprarle las semillas al dueño de las patentes,
debido a que fueron modificadas genéticamente para que las plantas no se reproduzcan
naturalmente (cultivos transgénicos). La transición de a la economía de bienes de servicios
es lo que define a las sociedades postindustriales. Los servicios no se manifiestan como
propiedad sino como relaciones entre seres humanos, mediados por relaciones
monetarias. La forma del mercado el de usos y no de valores.

La mercantilización de las relaciones humanas

Se registra una mercantilización de las experiencias humanas. Los productos son


efímeros lo real son los clientes. No importa generar nuevos sino conservarlos,
mantenerlos cautivos de por vida. En la economía del ciberespacio, la producción
subordinada al marketing. El cliente es el objetivo central y subsumir las experiencias
humanas al mercado. Surgen empresas como Merril Linch que crean paquetes de
inversión personalizados. Es sin duda una época de grandes acumulaciones de riquezas, y
ampliación de la brecha entre ricos y pobres, de clases.
La nueva cultura del capital

La nueva cultura de acceso es un mundo de símbolos, redes y conexiones definida


por la comunicación digital y el comercio cultural. Las comunicaciones se han apropiado
de las culturas que agrupan lenguaje, arte, música, escritura, cine, software etc. Nace de
este modo el capitalismo cultural. Se sustituyen la plaza pública por el centro comercial.
La plaza es subsumida como experiencia mercantilizada. Entornos artificiales como el
teléfono, la tv, el cine, la radio, etc., hacen que la gente crea estar ahí. El ciberespacio
reemplaza la realidad por la realidad virtual. Se crea el marketing gate keepers, que son
los que controlan el proceso de difusión cultural a los sectores conectados. Hombres de la
posmodernidad basado en la mercantilización del tiempo, la cultura y la experiencia de
vida.

El mundo, en 1945, después de la segunda guerra mundial, se convierte en bipolar,


la confrontación de EE-UU y la URSS, y se disputan “el tercer mundo”. La división entre
ricos y pobres, conectados y desconectados, excluidos e incluidos, se hace cada vez más
notoria.

Las demandas de la economía real a la nueva economía

La nueva economía hace funcionar a al sistema económico mundial. Pero la nueva


economía no podrá expandirse si no moviliza a la economía real. Hay dos obstáculos para
que la nueva economía se instale: el desempleo masivo en las economías centrales y b) La
vulnerabilidad de los países periféricos. Esto es en la primera ola de mundialización
económica, en el siglo XIX, los conflictos entre el proletariado (masa trabajadora) vs la
burguesía y las políticas de afirmación nacional en los países periféricos. El rol de la nueva
economía solo lo podrá resolver la política, la relación entre economía real y la nueva
economía exigen la desarticulación como auto revolución del capital. El sistema no puede
ser bueno si hay aumento de producción y no de demanda, la nueva economía se
desarrolla a través del mercado de consumidores. Acceso, mercado de capitales, acciones
tecnológicas. La sobrevaloración del capital financiero en relacional capital productivo
provoca una crisis de sobreproducción.

Nueva economía y capital financiero especulativo

El capital financiero especulativo es esencial del capital, permite a las instituciones


financieras apropiarse del excedente económico, renta financiera. Se inicia a partir de la
crisis petrolera de 1973, y estaba relacionado con la existencia de un gran stock de capital
bancario generado por el precio del petróleo, y la moneda dominante era el dólar,
también con la necesidad de los bancos de los países industrializados, que debían
transformar ese capital bancario en capital financiero, y así se volviera rentable.
Para ello, exportan el capital a países del tercer mundo, y a algunos países del
bloque soviético.es allí donde se inicia la operación deuda, con una fusión de capital
bancario y fondos de inversión, que son componentes del capital financiero.

En los años 60 y 70, la unión soviética casi se convierte en superpotencia, entonces


EE-UU decide “asociarse” a los países del tercer mundo, empleando una política de
endeudamiento, para tener cautivo el apoyo estratégico de los países en desarrollo, en
desmedro de la URSS. Para ello ofrece prestamos con baja tasa de interés, que luego de
otorgado subían considerablemente, y aplicando el conocido “riesgo país”. Facilitaba la
expansión de empresas multinacionales en economías y estados débiles, prometiendo a
esos países inversión de capitales y finalmente se los obligaba a olvidarse de tener
autonomía política y a aceptar el libre comercio.

La crisis petrolera, se convirtió en el contexto de 1947-1989, en lo que se conoció


como “la guerra fría”. Después de 1989, disuelta la URSS, y desaparecido el tercer mundo,
funciono el libre comercio, ideal de los economistas neoclásicos, impulsados por el capital
financiero, que malograba economías y mercados nacionales. La nueva operación
neoliberal fue, la desorientación de las elites políticas locales frente a la globalización, la
acción de los medios de comunicación controlados por EE-UU, y la realidad objetiva que
indicaba que las personas del tercer mundo eran unos “perdedores”.

Se crea, la Asociación por una tasa a las transacciones Financieras Especulativas,


para ayudar a los ciudadanos (ATTAC), en su lucha para quebrar el mecanismo de
endeudamiento financiero especulativo. Los acreedores de las deudas externas son la
instituciones multinacionales, el sector privado y los bancos oficiales del los estados del
G7. Se crea la campaña JUBILEO 2000, que pide la inmediata anulación de la deuda
impagable e ilegitima que endoso al estado. Y aplicando en los países endeudados las
recetas del FMI, trayendo consigo, ajustes estructurales, aumento del desempleo,
reducción de los gastos sociales, degradación de la salud pública, y más pobreza.

Nueva economía y reestructuración de las empresas

Lo que transforma a las tecnologías de información es la forma de acceder. Tiene


impacto directo sobre el trabajo (al rediseñar los criterios de empleabilidad) y la
educación (estable con nuevos valores y contenidos). Está claro que la nueva economía no
va a sustituirá a la vieja economía, sino que van a convivir. La nueva economía crea redes
de información para que las empresas puedan desarrollarse apoyándose en las
estructuras agrícolas, energéticas, industriales y de servicios. Esta, a su vez, acelera la
desaparición del las que no se adapten a la competitividad y productividad que generan
redes. No sustituye la planificación económica ni la capacidad de las empresas para
introducir innovaciones en los procesos y los productos. El buen funcionamiento de la
economía de mercado requiere una buena relación entre rentabilidad empresarial y tasas
financieras de interés. Y esto solo es posible si el estado interviene.

La nueva economía debe desprenderse de la lógica depredatoria del capital


financiero sino provocara la destrucción de la fuerza laboral, contrayendo la demanda,
destruyendo los valores de cooperación entre trabajadores y empresarios.

Estado-nación y la regulación de los mercados del trabajo

Se ha reducido el rol y los poderes del Estado en las áreas, monetaria, militar, de
regulación de la economía, la información y las comunicaciones. Que fue sustituida por
nuevos valores, los del individuo, el mercado, la equidad, la empresa y el capital. Hoy el
estado es un actor débil, frente a las multinacionales y los mercados, y la política es
subsumida por los intereses del gran capital, al perder soberanía sobre su territorio y el
mercado, el Estado deja de ser regulador. Esa pérdida de soberanía no es lo mismo para
EE-UU y los integrantes del G7 que para los países del sur y del ex – bloque comunista... El
nuevo poder neoliberal dice que el aumento de la productividad justifica el desempleo y
la exclusión social.

Para el Neoliberalismo, tanto en los países del norte como del sur, la reforma es una
cuestión central. El sentido de la reforma es instalar el “estado mínimo”, que permitirá a
las economías de mercado funcionar según los equilibrios espontáneos entre la oferta y la
demanda. El estado se transforma en una disfrazada pero paciente forma de “estado
empresario”, porque su lógica responde a la teoría de la oferta, es decir sobre valorar el
capital como motor de la historia.

Naomi Klein

No Logo
El nuevo mundo de las marcas

La influencia cultural del las empresas multinacionales desde 1980 es que deben
producir ante todo marcas, no productos. Apareció un nuevo tipo de organización; en las
empresas como Nike y Microsoft, se plantearon que la producción de bienes es algo
secundario, y que estaban en condiciones de fabricar sus productos por medio de
contratistas, o licencias. Lo principal a producir seria la imagen de sus marcas.

Los comienzos de las marcas

El aspecto mayor de la marca es la publicidad, el patrocinio y las licencias


comerciales. En la era de las maquinas, la competencia por medio de las marcas llego a ser
una necesidad. La creación de marcas era encontrar nombres adecuados para los artículos
genéricos como el azúcar, el arroz, la harina etc. (la sopa Campbell) eran creados para
evocar la idea de familiaridad y de popularidad. Había surgido allí la personalidad de las
empresas, con su nombre exclusivo, su embase especial y su publicidad. Se produjo la
manía de invertir en marcas, cuando Philips Morris compro Kraft por 12.600 millones de
dólares, ese valor era mucho mayor que sus activos. El valor agregado era la marca y la
publicidad. Para entonces la publicidad era una inversión de valor puro y duro, y
repercutiría directamente en el valor de la marca.

La muerte de las marcas

El 2 de abril de 1993, se lo conoce como “el viernes Marlboro”. En ese momento


Philips Morris anunciaba que bajaba el 20% del valor los cigarrillos para competir con las
marcas mas baratas. Si el icono publicitario del “hombre Marlboro” había fracasado, el
mundo de la publicidad también. Hubo pánico en Wall Street. La locura de las rebajas en
esa década hizo estremecer a las marcas. Las agencias hicieron de todo para convencer a
sus grandes clientes que la forma de salir de esa crisis era publicitar aun más.

El regreso de las marcas

Tal como dijeron los publicistas, al comienzo de la recesión, las empresas fueron
las que prefirieron el marketing del valor; Nike, Levi’s etc. La lección del “viernes
Marlboro” fue plantear los dos elementos más significativos del marketing y del
consumismo. Las grandes tiendas de artículos económicos que nos dan lo esencial para la
vida cotidiana ( Wall Mart) y las marcas elegantes que nos dan lo esencial para el estilo de
vida, estos dos estratos produjeron un impacto profundo.

Las marcas se expanden

En 1970, el logo de las marcas que era su identidad. Era algo pequeño, y a veces
oculto ahora pasa a tener el tamaño de torso de una persona. La publicidad y el patrocinio
siempre usaron la imaginería. Lo que diferencia a las marcas de 1990 es que ahora se trata
cada vez más de extraer esa clase de asociaciones del mundo y convertirlas en una
realidad viva. En los 90 empresas como Nike, Polo, etc. Estaban en condiciones de pasar
de lo relativo de las marcas al entorno. Se trataba de absorber ideas e incógnitas
culturales, que sus marcas pudieran reflejarse en la cultura como extensiones de si misma.
La cultura añadía valor a la marca. La intención de las marca era poner a la cultura en
segundo plano y que la marca sea la estrella. Tuvo tanto éxito que los patrocinadores
culturales y la cultura patrocinada ha desaparecido por completo. Lo que antes era vender
cultura a un patrocinador ahora es la co-marca, una asociación entre personajes y marcas
muy conocidos. No hubiera sido posible sin las políticas de desregulación de y la
privatización. Cuando el patrocinio empezó a reemplazar la financiación pública en 1980,
comenzaron a tratarla como instrumento de marketing. A medida que crecía su valor, la
dinámica entre los patrocinadores y los patrocinados comenzó a transformarse llegando a
comprar actos culturales

Las marcas y el paisaje urbano

La expansión de las marcas se rebeló a los londinenses a través de una comedia


de navidad. El papel del patrocinador como el de la publicidad tiende a ampliarse. La
creación de las marcas, es una operación competitiva,” las marcas no solo compiten con
sus rivales directos, (otras marcas)” sino contra todos los de su entorno publicitario. La
ironía de las marcas: la mayoría de los fabricantes buscan realidades o eventos que le
gustan al público para que den significado a sus marcas. Michael Chesney, diseñador de
carteles, inventó la práctica de pintar edificios, lo hizo con Levi’s en Queen street
pintando la calle y algunos edificios. Los vecinos le echaban en cara aquella invasión.
Ahora casi todas las grandes ciudades presenciaron ese tipo de toma tridimensional en
autobuses, taxis, edificios. La idea de ciudadanía privatizada y sometida no resulta tan
absurda como hace unos pocos años.

Las marcas y los medios de comunicación

Mas sucede que las empresas no se limitan a pedir a los editores y a los
productores se conviertan en sus agentes de facto y que imaginen maneras de incluir sus
productos en las notas y fotografías, sino que exigen a los medios que sean sus agentes
ayudándoles a crear anuncios que aparecen en sus publicaciones. En muchos casos, las
revistas utilizan luego, la información sobre sus lectores para diseñar anuncios muy bien
dirigidos hacia su público. La fusión de los medios de información y catálogos marco un
hito en enero de 1998, con las series de televisión para adolescentes. El lugar de
nacimiento de esas nuevas ambiciones es internet. En la red, el lenguaje del marketing
alcanzo el nirvana, el anuncio gratuito, aprovechan en la red para separar contenidos
editoriales y la ´publicidad es mucho más agresiva que en el mundo real. Desde sus
anuncios MTV ha sido una maquina de vender productos que publicita durante las 24 hs.
Del día, se trata de la emisora que a su vez es una marca. La carrera para extender las
marcas ha llegado a la industria cinematográfica. Las películas mismas se
conceptualizaban cada vez mas como activos mediáticos de marcas.

Las marcas y la música

En 1993, The Gap. La compañía escogía un artista famoso y lo asociaba a su


música como marca, con la esperanza de que se olvide al artista y la marca se haga
famosa. En 1998 lanza una campaña de anuncios de kakis Swing. Pocos mese después
cuando un cantautor apareció con un tema navideño, sus ventas se multiplicaron. La
empresa creó una estética propia que contagio a la música. Los Rolling Stones hacían
historia al inaugurar la era de las giras patrocinadas. En 1981 Jovan, un fabricante de
perfumes patrocino, patrocino de los Stones pero había una clara diferencia entre la
banda y la empresa. La integración total de la marca y la cultura se logro en 1999, cuando
Hilfiger, presento la campaña de anuncios de los Stones. En los anuncios, jóvenes y
hermosos modelos de Tommy, y la foto de los músicos a veces ni aparecía. Hilfiger quería
hacerse a la música pero no como patrocinador sino como ejecutante. La marca es la
infraestructura, los músicos el relleno.

Nike y las marcas en el deporte

Nike ha devorado al deporte en el patrocinio del mismo, es en esencia una


operación de lucro, la supermarca del 1990. El proyecto Nike se puede distinguir en tres
principios. a) Crear celebridades deportivas. Lo que llevo a Nike al paraíso fue el talento
de Michael Jordan para el baloncesto. El anuncio televisivo de 1985 de la marca con el
jugador introdujo al deporte en el mundo del espectáculo. b) Destruir la competencia;
Nike no soporta a Adidas, Fila o Reebok, y ha combatido contra los representantes
deportivos, cuya codicia personal crea conflictos en la NBA y con el comité olímpico
internacional. Nike creó una agencia propia para suprimir a los agentes de los deportistas
y luego se produjo el fallido inatento de formar una versión para el futbol. C) Vender
trozos de la marca como si fuera el muro de Berlín: A Nike en todos lados se lo identifica
como el deporte mismo, en reverentes exhibidores de cristal que muestran la definición
del atleta, en las citas sobre el coraje. El honor, la victoria y el trabajo en equipo, grabados
en el suelo, y en la dedicatoria del edificio a todos los deportistas y a sus sueños.

Las estrellas y las marcas

El éxito de la marca Nike son las superestrellas del deporte, son capaces de
crecer en la edad de la sinergia, hechas para la promoción múltiple. No solo compiten con
Adidas, la NBA sino también con Jordan, y le ha dado más libertad a Jordan para
desarrollar su propia marca, siempre dentro del imperio Nike. Ya firmado su papel
ejecutivo, contrato a otros atletas profesionales para que publicitaran la marca JORDAN.
Desde mayo de 1999 la marca se exhibe en sus propias tiendas de concepto minorista.

Richard Sennet

La cultura del nuevo capitalismo

Política de consumo

¿Esta la nueva economía creando una nueva política?, En la era del capitalismo
social, las tensiones del sistema económico producirán “ressentiment”. El resentimiento
es un estado afectivo de gran intensidad social que tiende a desprenderse de su origen
económico para convertirse en resentimiento por el trato condescendiente de la elite o a
cualquier enemigo interno que parezca gozar de los beneficios sociales a los que no tiene
derecho. El resentimiento es una vía demasiado estrecha para poner en relación a la
economía y a la política, porque la inseguridad material no solo estimula maneras de
demonizar a quienes anuncian un cambio desestabilizador. La economía también cumple
una función de magisterio. ¿La gente elige a los políticos como elige un producto en las
góndolas de Wall Mart? , si contestamos afirmativamente, el corazón de la política resulta
ser la mercadotecnia. De acuerdo con esa línea de pensamiento, observamos con
desaliento que hoy se utilizan todas las trampas de seducción de la publicidad para
colocar en el mercado las personalidades y las ideas de los políticos, así como resulta raro
que la publicidad ponga las cosas difíciles para el cliente, también el político se presenta
de forma que su compra resulte más difícil. Sin embargo, las manifestaciones del nuevo
capitalismo abandonan poderosamente la idea que nuevas estructuras movilizan la
imaginación al cambio. Necesitamos conservar una mente abierta a la manera en hoy los
políticos se someten a la mercadotecnia, así como a las instituciones que los
comercializan.

La pasión que se auto consume

Para Platón, la economía opera sobre la base de la necesidad y el acuerdo,


mientras que la política debería operar sobre la base de la justicia y el derecho. Esto
quiere decir que la imaginación política requiere que se la proteja de la experiencia
económica. Hoy en día, esta clásica proposición negativa ha tomado otro sentido, un
sentido que, debido al significado mismo del consumo, se refiere a la vida cotidiana que a
la teoría.

En lenguaje poético, una pasión que nos consume puede connotar una pasión
que se autodestruye por su propia intensidad. Podemos sentir un deseo muy vivo de tener
una prenda determinada pero a los pocos días de tenerla, nuestro interés por ella decae
notablemente. Hoy la economía fortalece ese tipo de pasión que se auto consume, tanto
en los grandes supermercados como en la política. En el siglo XX se propusieron dos
explicaciones para “la pasión que se auto consume”. Una es el motor de la moda, lo que
significa que la publicidad y los medios de comunicación enseñaban a moldear los deseos
de tal manera que la gente se sienta insatisfecha con lo que tiene. La otra explicación es la
de la obsolescencia planificada, que sostenía que se producían bienes para que no
duraran, con el fin de que el público tuviera que comprar otros. Los datos que inspiraban
esta teoría estaba basada en la industria automotriz, y la industria textil en EE-UU. Aunque
los dos puntos de vista tienen sus meritos, ambos otorgan al consumidor un papel pasivo.
El consumo de bienes desempeña un papel decisivo en la complementación y legitimación
de estas experiencias. Cuando la gente se dedica a comprar cosas, parece estimular esa
pasión que se auto consume, y lo parece en dos sentidos, uno directo y otro sutil. El
primero se da a través de las marcas, el otro a través de la atribución de poder y
potencialidad a las cosas que se va a comprar.

Marcas y potencia

El DORADO

El consumidor carece del conocimiento de producción que tenían generaciones


anteriores. No obstante hay formas de mercadotecnia que buscan evitar que el
consumidor piense como el artesano sobre la utilidad del producto. Por el contrario, el
sistema de marcas trata de que un producto básico que se vende en todo el mundo
parezca distinto. Hoy la fabricación despliega a escala mundial la construcción de una
plataforma de bienes, desde automóviles hasta ropa y tecnología. La plataforma consta
de un objeto básico al que se le imponen cambios poco importantes y superficiales con el
propósito de convertirlo en producto de una marca determinada. Los fabricantes llaman a
esto DORADO. Al consumidor, la marca tiene que impresionarlo más que el producto
mismo. Para los fabricantes de la plataforma, el problema consiste en cómo hacer
rentable la diferenciación. Hay productos que comparten el 90% de su ADN, como en la
industria automotriz. El Skoda y el Audi de alta gama por ejemplo. La diferencia entre
estos es solo el 10% pero por el Audi se paga el doble o el triple debido a ese DORADO. En
el área de servicios pasa lo mismo, la velocidad del avión seria la plataforma de la
compañía aérea, y el DORADO será la diferencia de precios entre clase turista y clase
ejecutiva. Pero ambos lega al mismo tiempo a destino. Si es posible magnificar las
diferencias el consumidor experimentara la pasión por el consumo. El DORADO ha
cambiado los términos de la obsolescencia planificada tal como se formulo hace medio
siglo. Edwards Deming propuso sus ideas de calidad total. Y firmas como Toyota,
obtuvieron con ello brillantes éxitos. Sus maquinas eran adaptadas a su finalidad. Las
maquinas hacen exactamente lo que tiene que hacer y lo hacen con solidez. Lo que ha
cambiado es la participación del consumidor en el proceso de la magnificación de las
diferencias. Las formas más sofisticadas de publicidad son marcos sin terminar, que
invitan al consumidor a participar para completar el cuadro. Lo que atrae al consumidor
son su propia movilidad y su imaginación: el movimiento y el enfrentarse a algo
incompleto infunden energía a la imaginación. La inmovilidad la solidez la amortigua. El
consumir participa en el acto de crear una marca, y en ese acto importa más el DORADO
que la plataforma.

LA POTENCIA

La potencia es algo que podemos comprar. Desde los orígenes de los mercados
de capital, los inversores se han visto impulsados por la creencia irracional en el poder de
los objetos. Un ejemplo es el iPod, el poderoso atractivo comercial de este aparatito,
consiste precisamente en tener más del lo que una persona podría usar jamás y promete
la expansión de las capacidades personales. Las maquinas se convierten en una gigantesca
prótesis medica. El deseo se moviliza cuando la potencia se divorcia de la practica: “no
limites lo que deseas a lo que puedas hacer”. En resumen, la pasión por el consumo
adopta dos formas; el compromiso activo en la imaginación y estimulación mediante la
potencia.

El ciudadano como consumidor

Para explicar por qué las nuevas instituciones no producen una política
progresista debemos centrarnos en algo que el consumo y la política comparten. El teatro.
El campo del consumo es teatral porque el vendedor, para que el consumidor compre
tiene que tener bajo control “la suspensión voluntaria del descreimiento”. La
dramatización del lo potencial lleva al espectador-consumidor a desear cosas que no
puede utilizar plenamente. Igualmente teatral es la política, y en particular la política
progresista. Hay cinco maneras que el consumidor-espectador-ciudadano se aleja de la
política progresista y se acerca más a esa actitud más pasiva. a) las plataformas políticas,
que se asemejan a las plataformas de los productos fabriles, b) diferencias de DORADO c)
que prescinda de “la madera retorcida que es la humanidad” y por otro lado el
consumidor-espectador-ciudadano d) depositando su confianza en las políticas mas
cómodas para el usuario y e) presta conformidad a productos políticos siempre nuevos en
oferta. La plataforma política; que adopta una forma similar que solemos llamar
consenso político si bien estas plataformas parecen similares en partidos antagónicos
como pueden ser el partido republicano y el demócrata parecían ser muy diferentes, pero
en la práctica se comportaron de maneras muy similares. Debido a ese consenso.
Diferenciándose en algunos pocos aspectos que no hacían desviar los destinos del país. El
estado lejos de debilitarse, se mantiene vigorosamente en la funcion de dirección. Lo
mismo que en la empresa, en la política también las burocracias centralizan cada vez más
el poder al tiempo que se niegan a hacerse responsables de sus ciudadanos. Este divorcio
entre poder y autoridad, es cualquier cosa menos progresista. El DORADO: A medida que
el estado adopta esta nueva plataforma, la retorica de los partidos políticos en
competencia tiene que insistir necesariamente en las diferencias. Por cierto, si nos
centráramos en la plataforma como única realidad, dejaríamos de lado la experiencia
vivida de la vida política, a saber, que son precisamente las diferencias de lo que de
verdad estimula a los votantes. El DORADO explica como tiene lugar la estimulación, la
forma más simple de DORADO político es la magnificación de los símbolos. Tan
habituados estamos a esta superposición de comportamiento político consumista que
perdemos de vista sus consecuencias: la interminable obsesión de la prensa y del público
por las características personales de los políticos, que enmascara la realidad de la
plataforma de consenso. Más aun en los comportamientos políticos modernos, con
frecuencia la mercadotecnia de la personalidad evita la historia y las actuaciones del
político en el poder. La tercera razón por la que el nuevo orden no es progresista desde el
punto de vista político, es la convicción del consumidor de que nada es suficiente.
Semejante convicción opera en la esfera política. Pues obtener ganancias ya no es
suficiente. El malestar ante la realidad existente debería ser progresista, pero la lección de
que los políticos aprenden de las instituciones de vanguardia tiende a ser negativa. La
explicación es que se ignora la esfera de la experiencia cotidiana, los pequeños aumentos
en las pérdidas y ganancias que constituyen el tejido de la experiencia vital. La impaciencia
ante la “madera retorcida de la humanidad”. Pero eso es precisamente lo que evita la
adopción del nuevo pensamiento institucional, tanto en la política como en la empresa. El
cuarto motivo es cuando los ciudadanos actúan como consumidores dejan de actuar
como artesanos. El artesano quiere entender porque una pieza de madera o un código de
ordenador no funciona; el problema se vuelve atractivo y en consecuencia, engendra la
adhesión objetiva. Pero en el consumo es difícil pensar como artesano. Uno compra algo
porque es cómodo para el usuario, lo que en general significa que el usuario no tiene que
saber en cómo funciona. Pero la comodidad del usuario embrolla la democracia.
Efectivamente, la democracia requiere que los ciudadanos estén dispuestos a hacer el
esfuerzo para descubrir cómo funciona el mundo que los rodea. La economía crea un
clima político en el que los ciudadanos les resulta muy difícil pensar como artesano. Y
muchas veces no lo hace. La última razón por la que la moderna política económica no
tiende a una política progresista se relaciona con la confianza. La fuerte evidencia empírica
respalda el chiche según el cual la gente ha perdido hoy la confianza en la política y en los
políticos. A su vez, muchos políticos acusan de cinismo al público. A este antagonismo
subyace la cuestión del “modo” en que los políticos ganan confianza; no pueden hacerlo,
se podría decir, con un comportamiento como el de los ejecutivos de empresas punteras.
Tanto en la política como en la empresa, lo que predomina sobre el proceso, es pe
pensamiento a corto plazo; las formas más lentas y más sostenidas de crecimiento
resultan sospechosas. Los repentinos bandazos de la política hacia las instituciones
empresariales, producen inseguridad ontológica y ansiedad flotante. Con toda lógica la
gente sospecha y se siente molesta ante los cambios económicos en la esfera política, de
los que saca la conclusión de que los políticos van a la deriva o carecen de compromiso.

A juicio del autor, la cultura de la vida institucional hoy emergente desempeña


un papel igualmente decisivo. La pasión por el consumo se adapta tanto a esa cultura
como el concepto meritocratico de talento y el yo idealizado, que, públicamente huye de
la dependencia de los demás a largo plazo. La cultura del nuevo capitalismo armoniza muy
bien con los acontecimientos singulares, las transacciones personales y las intervenciones;
para progresar, una política tiene que inspirarse en relaciones sostenidas y en la
experiencia acumulada. En resumen, la deriva no progresista de la nueva cultura reside en
la manera de modelar el tiempo.

Guilles lipovetsky

La felicidad paradójica

La organización posfordiana de la economía

La sociedad de hiperconsumo es la tercera etapa histórica del capitalismo de


consumo. Una reestructuración del sistema capitalista caracterizada, por un lado, la
revolución de las técnicas de información y por el otro, por la globalización de los
mercados y la desregulación financiera. La basculación que se ha producido es
considerable; de un mercado dirigido por la oferta se ha pasado a un mercado dominado
por la demanda. La fase III se apoya en la apertura de espacios económicos que cristaliza
sobre todo en el cambio de escala de las operaciones de fusión-adquisición, la carrera por
el crecimiento exterior, la concentración creciente de los mercados. Sobre las ruinas del
capitalismo reglamentado se elevan nuevos gigantes, las hipermarcas con ambición
mundial de comunicación global. Además, la economía centrada en los bienes materiales
se ha transformado en economía de servicios; la era de la hipermercancia es la era en que
dominan las prestaciones inmateriales y la provisión de servicios. La fase III aparece como
el momento en que los dispositivos fordianos se combinan con el desarrollo del sector
terciario y la individualización galopante del consumo.

La economía de variedad
Las fases I y II se edificaron sobre la producción en serie a escala gigantesca
de artículos estandarizados. En los años veinte, aparecieron estrategias de segmentación
y de diversificación de productos. En la fase III aparece en el momento en que los
principios fordianos que organizan la producción de las series repetitivas, presentan
síntomas de agotamiento y se ponen en tela de juicio. Los fabricantes ponen en marcha
nuevos modos de estimulación de la demanda, basados en la segmentación de los
mercados. El sistema de la producción de masas ha cedido el paso a una lógica de
multiplicación de la variedad. La mercadotecnia de masas ha sido relevada por las
estrategias de segmentación, que aumentan sin cesar la gama de las alternativas y las
opciones, promueve series más reducidas, potencia más concretamente subconjuntos del
mercado, gracias a la alta tecnología basada en la microelectrónica y la informática. La
economía en la fase III ha invertido la lógica que, la producción estandarizada de masas,
creaba la preponderancia de la oferta. Ya no se trata de producir primero para vender
después. Sino de vender para producir, ya que el consumidor final se ha convertido en una
especie de comisionante del productor. Es una economía dominada por la demanda. Lo
que está en marcha en el universo de los bienes materiales lo está también en la esfera de
los servicios. Las formulas a la carta, la diferenciación de las gamas de precios y productos
se han convertido en principios organizadores de la oferta industrial y de servicios.
Aparece un nuevo enfoque del mercado que tiene en cuenta sobre todo los criterios de
edad y los factores socioculturales. Una segmentación extrema, casi ilimitada que ofrece
productos y servicios con una orientación cada vez más concreta, que explota nichos
específicos y micromercados de corta duración. La proliferación de estrategias se presenta
a menudo como signo del triunfo del “cliente rey”.

Las reorientaciones mercadotécnicas de la gran distribución.

Con la notable excepción de las tiendas de maxidescuento, el objetivo no será


ya solo ofrecer los precios más bajos, sino fidelizar a los clientes implementando
estrategias que rompan con el modelo fordiano. La gran distribución, toda vez que esta se
dedica a desarrollar la calidad de acogida, la información sobre los productos, la
reorganización de los departamentos en universos, la asistencia comercial, la entrega a
domicilio, el transporte de clientes las políticas de fidelizacion. Unas veces se privilegian
los medios para reducir la incomodidad de la compra obligatoria; organización del horario,
formulas de crédito, facilidades de acceso, reducción de la espera en las cajas. La gran
distribución comienza a poner de plano de sus prioridades a la satisfacción personal del
cliente. Aquí, en la fase III es la era de la irrupción en las grandes superficies
especializadas, por caso IKEA, CONFORAMA etc. Que proponen en régimen de
autoservicio una gama de productos menos amplia pero más surtida que la de las grandes
superficies generalistas. Por eso es un universo de necesidad, a veces un estilo de vida, lo
que se vende al mismo tiempo que los productos. En este tercer ciclo de consumo, la
estrategia de romper precios no coincide ya con las expectativas de diferentes segmentos
de clientes: hay que hacer que los comercios sean “lugares de vida”, aptos para estimular
la compra festiva.

La carrera por la innovación

En los nuevos mercados mundializados ya no basta la realización de beneficios de


productividad y el crecimiento de las ventas, se realiza cada vez más por la reactividad,
por el lanzamiento de artículos nuevos, con un autentico golpe de audacia, o con una
simple redefinición de los productos. De ahí el volumen de las actividades y presupuestos
de investigación y desarrollo que ponen en marcha en particular la multinacionales. Las
empresas no se atreven a reducir drásticamente los gastos de investigación y desarrollo ni
siquiera en tiempos de detención del crecimiento. En la actualidad los sectores de
crecimiento son aquellos cuyo ritmo de renovación e innovación de productos es más
elevado. La innovación ha reemplazado a la productividad repetitiva del fordismo. La
carrera por la innovación y los lanzamientos no puede prescindir de las estrategias de
comunicación destinadas a hacer vender, a aumentar la notoriedad a construir la imagen
de la marca. Aunque, en la actualidad la publicidad no se reduzca únicamente a
comunicación, es irreemplazable como trampolín de notoriedad y no deja de movilizar, en
los mercados saturados, presupuestos más elevados. Los objetivos de la persuasión
comercial han cambiado: no basta ya con inspirar confianza, hace conocer y memorizar un
producto, hay que llegar a mitificar y hacer amar la marca. Se impone una nueva era de
publicidad que, alineándose con los principios de la moda, (cambio, fantasía, seducción),
está en sintonía con el comprador emocional y reflexivo de la fase III. La época del
hiperconsumo coincide con el triunfo de la marca como moda y como mundo.

Harvey David

Capítulo II

La construcción del consentimiento

La revolución neoliberal que suele atribuirse a Tatcher y a Reagan después de 1979,


tuvo que consumarse, en Gran Bretaña y EE-UU respectivamente, a través de medios
democráticos. Para que se produjera un giro de tal magnitud fue necesaria la previa
construcción del consentimiento político a lo largo un aspecto bastante amplio de la
población como para ganar las elecciones. El sentido común se construye a partir de
prácticas asentadas en el tiempo de socialización cultural a menudo hondamente
enraizadas en tradiciones nacionales o nacionales. Al tratar de comprender la
construcción del consentimiento político, debemos aprender a extraer significados
políticos de sus integumentos culturales. Los canales a través de los cuales se llevo esto a
cabo fueron diversos. Poderosas influencias ideológicas circularon a través de las
corporaciones, de los medios de comunicación y de las numerosas instituciones que
constituyen la sociedad civil, como universidades, escuelas, iglesias y asociaciones
profesionales. Gracias a la larga marcha de las ideas neoliberales a través de estas
instituciones, que HAYEK ya había vaticinado en 1947, así como la organización de “think-
tanks, a la captura de ciertos segmentos de los medios de comunicación y a la conversión
de muchos intelectuales a modos de pensar neoliberales, se creó un clima de opinión que
apoyaba el neoliberalismo como el exclusivo garante de la libertad. Estos movimientos se
consolidaron con posterioridad mediante la captura de partidos políticos y, por fin, el
poder estatal. La apelación a los valores y las tradiciones culturales fue muy importante en
este proceso. Un manifiesto sobre la reestructuración del poder económico en beneficio
de una pequeña elite probablemente no cosecharía un gran apoyo popular. Pero una
tentativa programática para hacer avanzar la causa de las libertades individuales podría
atraer a una base muy amplia de la población y de este modo encubrir la ofensiva
encaminada a restaurar el poder de clase. Por otro lado, una vez que el aparato estatal
efectuase el giro neoliberal podía utilizar sus poderes de persuasión, cooptación, de
soborno y de amenaza para mantener el clima de consentimiento necesario para
perpetuar su poder. La construcción activa del consentimiento también ha variado de un
lugar a otro. Asimismo gracias a la actividad de los múltiples movimientos opositores
existentes, el consentimiento a menudo se ha marchitado o ha fracasado en diferentes
lugares. Y es en este nivel, el de la experiencia de la vida cotidiana bajo el capitalismo de la
década de 1970, en el que empezamos a ver de qué modo, el neoliberalismo penetro en
“el sentido común”. Todo movimiento político que sostenga que las libertades
individuales son sacrosantas es vulnerable a ser incorporado al redil neoliberal. La retorica
neoliberal, con su énfasis fundacional en las libertades individuales, tiene el poder de
escindir el liberalismo, la política de la identidad, el multiculturalismo, y eventualmente el
consumismo narcisista de las fuerza sociales alineadas en pro del la justicia social a través
de la conquista del poder estatal. A principios de la década de 1970 aquellos que
aspiraban a la libertad individual y a la justicia social pudieron hacer causa común frente a
lo que muchos percibían como un enemigo común. Para la mayor parte de las personas
comprometidas en el movimiento del 68 el enemigo era un estado intrusivo que tenía que
ser reformado. A través de la captura de los ideales de la libertad individual y volviéndolos
contra las prácticas intervencionistas y reguladoras del estado, los intereses de la clase
capitalista podían esperar e incluso restaurar su posición. El neoliberalismo podía
desempeñar de manera excelente esa tarea ideológica. La neoliberalizacion requería tanto
de la política como económicamente de la construcción de una cultura populista
neoliberal basada en un mercado de consumismo diferenciado y en el liberalismo
individual. Un análisis comparativo del giro neoliberal en EE-UU y gran Bretaña, en los
turbulentos años de la década de 1970: la cámara nacional de comercio, aseveraba que
debía encabezar el asalto a las instituciones más importantes- universidades, escuelas,
medios de comunicación, publicidad, tribunales- en aras de cuestionar el modo de pensar
de los individuos acerca de “la empresa, la ley la cultura y el individuo”. Gracias al apoyo
empresarial se constituyeron los think-tanks, como el Hoover Institute, con la finalidad
tanto de crear polémica como, cuando fuera necesario, de ensamblar estudios técnicos y
empíricos serios y argumentos filosóficos-políticos en general en apoyo de las políticas
neoliberales. La doble crisis de acumulación de capital y el poder de clase encontró una
línea de respuesta en las trincheras de las luchas urbanas de la década de 1970. La crisis
de la ciudad de NY fue un caso simbólico. La reestructuración capitalista y la
desindustrialización habían venido erosionando la base económica de la ciudad y la
acelerada suburbanizacion había sumido en la pobreza a gran parte de la población. Fruto
de esos procesos fue un beligerante descontento social entre los sectores durante la
década de 1960, que se definió lo que vino a conocerse como la crisis urbana. El
presidente Nixon declaro el fin de la crisis a principios de 1970, por lo que dejo a la ciudad
sin la generosa ayuda federal que recibía, y eso sumado a una potente camarilla de bancos
de inversión que se negó a refinanciar la deuda y así empujo a la ciudad a una quiebra
técnica. La operación de rescate organizada conllevo a la creación de nuevas instituciones
que asumieran la gestión del presupuesto. Primero reclamaron que los impuestos
municipales se dedicaran, en primer lugar, a pagar a los titulares de bonos y que después
el resto se destinase a los servicios básicos de la ciudad. El ultraje final llego con la
exigencia que los sindicatos municipales debían invertir sus fondos de pensiones en bonos
de la ciudad. Así pues, los sindicatos se encontraron en la tesitura de que si no moderaban
sus demandas se enfrentaron a la perspectiva de perder sus fondos de pensiones a causa
de la quiebra de la ciudad. Esto equivalió a un golpe perpetrado por las instituciones
financieras contra el gobierno democráticamente elegido de la ciudad de Nueva York, y no
fue menos efectivo que el golpe militar que previamente se había producido en Chile. La
única manera que se podía salvar a la ciudad era contentando a los fondos de inversión.
Aunque eso supusiera disminuir la calidad de vida de los Neoyorkinos. El gobierno de la
ciudad, el movimiento obrero municipal y la clase obrera fueron efectivamente
despojados de gran parte del poder que habían acumulado durante las tres décadas
anteriores. La creación de un clima óptimo para los negocios era prioritaria. Esto significo
utilizar los recursos públicos para construir la infraestructura adecuada a los negocios. El
sistema de bienestar corporativo sustituyo al sistema de bienestar para la población. Las
instituciones de elite neoyorquinas fueron movilizadas para vender la imagen de la ciudad
como centro cultural y destino turístico. La libertad y la licencia artísticas promovida por
las poderosas instituciones culturales condujeron, en efecto, a la neoliberalizacion de la
cultura. La delirante Nueva York erosiono la memoria colectiva de democrática Nueva
York. El gobierno de la ciudad se organizo cada vez más como una entidad empresarial en
lugar del socialdemócrata o siquiera gerencial. Tabb concluye que la política de la
administración Reagan durante la década de los 80, se convirtió, a todas luces, en poco
más que una reedición ampliada del escenario de Nueva York de la década de 1970.

En Gran Bretaña, la construcción del consentimiento se produjo de un modo


muy diferente. La estructura del estado del bienestar que se había desarrollado en Gran
Bretaña, era mucho más elaborada y extensa de lo que jamás podía haber soñar EE-UU.
Los pesos pesados de la economía (el carbón, el acero, y la industria automovilística)
estaban nacionalizados, y una gran parte de las viviendas eran del sector público. Los
vinculo de solidaridad construidos a través del movimiento sindical y de los gobiernos
municipales eran rotundamente manifiestos. El estado de bienestar construido en G.B.
tras la segunda guerra mundial nunca fue del agrado de todos. A través de la media
comunicación circulaban fuertes críticas (con el sumamente respetado Financial Times a la
cabeza), que cada vez mas subordinadas a los intereses financieros. El individualismo, la
libertad, y los derechos se describían como términos opuestos a la asfixiante ineptitud
burocrática del aparato estatal y al opresivo poder sindical. Estas críticas se generalizaron
por todo el país a lo largo de la década de 1960. Y se hicieron todavía más enérgicas
durante los días grises del estancamiento económico que marco la década de 1970. La
gente temió entonces que Gran Bretaña se estuviera convirtiendo en un estado
corporativista avocado a una gris mediocridad. La corriente subterránea del pensamiento
representada por Hayek, constituida una oposición viable, y contaba con defensores en la
universidades y, lo que es más importante, dominaba el trabajo del Institute of Economic
Affairs (fundado en 1955), en el que Keith Joseph, que posteriormente se convertiría en
uno de los asesores de Margaret Thatcher, salto con éxito a la escena pública en la década
de 1970. El progresivo compromiso de la prensa con la neoliberalizacion durante la
década de 1970, afectaron de modo significativo al clima respirado entre la opinión
pública. Aunque había muchos elementos a partir de los cuales podes construir el
consentimiento para efectuar el cambio neoliberal, no cabe duda de que el fenómeno
Thatcher no habría emergido, y mucho menos con éxito, si no hubiera sido por la seria
crisis de acumulación de capital experimentada durante esa década de 1970. El elevado
déficit presupuestario se vio acompañado por una crisis en la balanza de pagos. Al solicitar
los créditos de FMI entre 1975 y 1976, se encontró ante la disyuntiva de optar o bien por
someterse a las restricciones y a la austeridad presupuestarias ordenadas por el FMI, o
bien por declararse en quiebra y sacrificar el bienestar de la libra esterlina, lo que suponía
asestar un golpe mortal a los intereses financieros de la City de Londres. Se opto por el
segundo. Sus partidarios se revelaron abiertamente y los trabajadores del sector publico
iniciaron una oleada de huelgas salvajes durante el periodo que se conoció como << el
invierno del descontento>> 1978. El gobierno laborista cayo, y en las elecciones que
sucedieron su caída, Margaret Thatcher obtuvo una significativa mayoría sin un mandato
claro por parte de sus votantes de clase media para domesticar el poder de sindical del
sector público. Thatcher se puso a la orden del día el monetarismo y el estricto control
presupuestario. Los elevados tipos de interés acarrearon un elevado nivel de desempleo.
El poder de negociación de la fuerza de trabajo se vio debilitado. Alan Budd, asesor
económico de la dama de hierro, indico más tarde que <<las políticas efectuadas en la
década del 80 consistentes en combatir la inflación restringiendo la economía y el gasto
público era un modo encubierto de golpear a los trabajadores>>. Thatcher provoco el
estallido de la huelga de mineros en 1984. La huelga se dilato durante casi un año y, a
pesar, de recabar una gran simpatia y apoyo de la opinión pública, los mineros perdieron.
Se había roto así, la defensa de un elemento medular del movimiento obrero británico.
Thatcher redujo aun todavía más el poder sindical abriendo al Reino Unido a la
competencia y a la inversión extranjera. También tenía intenciones de privatizar todos los
sectores de la economía de titularidad pública, esto engordaría las arcas públicas y
liberarían al gobierno de onerosas obligaciones futuras por las pérdidas de las empresas.
Thatcher forjo el consentimiento mediante una clase media que se deleitaba en los
placeres de la propiedad de sus viviendas (que antes eran del estado), de la propiedad
privada, del individualismo y de la liberación de las oportunidades empresariales. El
neoliberalismo implico la transformación de la antigua estructura de la clase británica a
ambos extremos del espectro. Además, gracias al mantenimiento de la City de Londres
como actor central en las finanzas globales, fue gradualmente convirtiendo en el corazón
de la economía británica. Aunque la revolución Thatcher estuvo preparada por la
organización del consentimiento en el seno de las clases medias tradicionales, que la
auparon a tres victorias electorales, en el plano ideológico, todo su programa, en
particular en su primer mandato estuvo mucho mas impulsado por la teoría neoliberal de
lo que nunca antes había sido el caso en EE-UU. El proyecto de restaurar el poder de
clases, frente al desmantelamiento del poder de la clase obrera, jugo quizá un papel mas
subconsciente en su evolución política. El éxito de Reagan y de Thatcher puede medirse en
función de diversos criterios, pero en mi opinión, lo más útil es hacer hincapié en la forma
en que tomaron lo que hasta entonces habían sido posiciones políticas, ideológicas e
intelectuales minoritarias y las hicieron dominantes. Ambos sacaron ventaja de las pistas
que poseían (brindadas por Chile y por Nueva York) y se pusieron a la cabeza de un
movimiento de clase que estaba determinado a restaurar su poder. Su genialidad consistió
en crear un legado y una tradición que atrapo a lo políticos posteriores en una red de
constreñimientos de los que no pudieron escapar fácilmente. Aquellos que los siguieron,
como Clinton y Blair, poco podían hacer más que continuar con la buena marcha de la
neoliberalizacion, les guste o no.

Albater Elmar y Mahnkpof Birgit

La globalización de la inseguridad

Trabajo en negro, dinero sucio y política informal

Transformaciones globales hacia la informalidad

Es prioritario definir en qué medida las tendencias a la informalización se ven


apoyadas, incluso fortalecidas por la economía, la política y la sociedad y determinar
además si socavan la seguridad de la vida individual y social y en qué medida. En este
sentido habrá que señalar inmediatamente que la informalidad y la informalización tiene
una larga historia; están unidas inseparablemente a la formación de las sociedades
modernas. La informalidad implica la disolución de los mecanismos sociales obligatorios
que han brindado seguridad a los hombres. Informalidad también significa por
consiguiente, creación de inseguridad.

La informalidad del trabajo

Las formaciones sociales que brindan protección y orientación son


necesariamente rígidas; por consiguiente, la transición a formas de trabajo y
remuneración más flexibles – eliminación de incrustaciones- está asociada con una des
formalización y un aumento de la inseguridad. Esto es consecuencia de la desregulación
de inspiración neoliberal, del efecto del mecanismo del mercado que ha sido liberado de
todo compromiso social. La acumulación capitalista original es un proceso de división de
clases, de desarrollo de estos modos de producción capitalista en los que se puede
reconocer lo no-formal, la informalidad. Ciertamente con este término ómnibus no se ha
ganado mucho, que es muy general. Pero podemos identificar al menos tres formas de
trabajo informal muy distintas. El primero, es el autoabastecimiento en la economía
domestica, y las actividades comunitarias, y de autoayuda en el tercer sector. Aquí se trata
en general de la fabricación de productos no comercializables, orientados a la satisfacción
de necesidades y prestaciones de servicios. en segundo lugar, el trabajo autónomo, el
llamado “por cuenta propia” (trabajo en negro) la actividad de micro emprendimientos,
determinadas formas de trabajo en el hogar, así como actividades de grandes empresas
en la economía paralela, que evaden sus impuestos, no llevan registros sistemáticos de
sus ventas o declaran el propio consumo como gasto de la empresa. El tercer lugar: estos
se dan en el marco de la ilegalidad, gente que vulnera el derecho penal. Entre ellos se
encuentra, el tráfico de drogas, armas, especies protegidas, contrabando, lavado de
dinero, etc.

La informalidad del dinero

“el dinero es el medio formal de cumplimiento definitivo del contrato y al


mismo tiempo el nexo central entre el individuo y la sociedad”. En general se puede decir
que cuando las sociedades son simultáneamente sociedades de trabajo y monetarias, y el
trabajo se torna cada vez más informal, el dinero no puede seguir siendo formal. Se refiere
a que las diversas formas de de informalidad afectan directamente al dinero. Ya sea por
medio de economías paralelas, trabajo en negro, movimientos de capitales no declarados,
dinero proveniente del contrabando, o comercialización de drogas etc., o sea, de algún
modo de circulación de dinero por fuera de los canales formales y regulados, por los
estados, de circulación, el dinero se convierte en informal. Pero la globalización del
capitalismo y la circulación de capitales de grandes masas de dinero, hacen imposible el
control de los bancos centrales de los estados nacionales. La estructura de reproducción
del capitalismo se modifica radicalmente en el curso de esta transformación del dinero.
Las inversiones financieras se convierten en vínculos de obtención de beneficios en el
ámbito global, diametralmente diferentes a la producción de beneficios en la economía
real y por ende, siempre local. El régimen de acumulación está impulsado más por los
mercados financieros globales que por la producción y acumulación del beneficio real
producido por trabajadores en relaciones formales históricas (relaciones de trabajo y de
salario).

La informalidad de la política

La de la política, ha estado estrechamente ligada a la forma de estado nacional,


el pluriverso de los estados nacionales formaba el sistema político internacional. Son sus
características la soberanía de los Estados hacia el exterior y hacia el interior, la formación
de un sistema institucional con el ejercicio legítimo de la violencia, la posibilidad de
declaración de guerra y de conducción de guerra. Por definición esta forma de política
implica, por ende, validez de los tres atributos de la soberanía, la delimitación del
territorio del Estado, del pueblo del Estado y de su poder. La constitución puede
entenderse como una especie de recipiente que da forma a la política. Las fronteras entre
el pueblo y Estado, también se vuelven más difusas en el espacio global. En muchos
países, los procesos de migración han dado origen hace ya tiempo a una ciudadanía
múltiple y, en ese contexto, han eliminado también las congruencias: la congruencia de la
participación democrática en las decisiones y el sentirse afectado por ellas y la que existía
entre quienes pagan dentro del Estado social y quienes usan sus prestaciones. La
privatización parcial del monopolio de la violencia, en cuyo ejercicio se atraviesan los
limites hacia la criminalidad, es otro aspecto de la informalización de instituciones y
procesos de decisión antes formales, así como también lo son el creciente poder de las
rating agencies privadas respecto de instancias legitimadas políticamente o la importancia
cada vez mayor de la “ley blanda” respecto de la “ley dura” y los mecanismos respecto de
las decisiones de los tribunales nacionales.

Los poderes informales, extracontitucionales y extralegales corrompen las


decisiones de las instituciones formales del sistema político. La venalidad que busca influir
en las decisiones políticas eludiendo los procedimientos formales y legítimos previstos
para el caso, las “trenzas” activas entre la administración y los actores sociales que se
ubican por sobre la ley y se favorecen alternativamente han creado una especie de
“política paralela”, que no es una característica del subdesarrollo, de los Estados Patria o
de las democracias gansteriles. Los modelos y reglas informales socavan y limitan el modo
de funcionamiento de las instituciones legitimadas democráticamente; el Estado de
derecho y la división de poderes no pueden afianzarse. La política abandona, por así
decirlo, el “recipiente” de la constitución y ya no tiene forma. La confiabilidad de los
procesos y las decisiones en la selección de personal ya no se da por sentada. La política
no obedece más a las reglas formales, es decir que han sido formalizadas en
procedimientos transparentes, sino que ya prestan atención a los “susurros del poder”,
que opina que no hace falta que se legitime, y que se asegura contra la critica mediante
un sistema “panóptico” de vigilancia.

La responsabilidad, la confianza, la seguridad ya no están formalmente


garantizadas. Ya nada es como antes en el modo de la producción capitalista, que va
mutando a partir de la manofactura en el taylorismo y el fordismo ¿para llegar a un
posfordismo? El régimen de acumulación impulsado por los mercados financieros no es
coherente; tampoco sus componentes se desarrollan de manera complementaria. Como
todo sistema programado para la velocidad, es inestable, en grado extremo, lleva de una
crisis a otra e incita cada vez a más seres humanos a la informalidad.

La informalización de trabajo, dinero, y política es resultado de las


transmutaciones dentro del capitalismo global, que este mismo sufre. Las formas hibridas
no presentan esa estabilidad y seguridad social que fue característica de las fases
históricas de la evolución capitalista desde el sistema industrial del fordismo. En la
mayoría de los casos, la informalidad está asociada a un alto grado de inseguridad
personal y socioeconómica. La perdida de la seguridad garantizada por las instituciones
formales es un signo común de todo tipo de informalidad.

La dimensión extrema de la inseguridad es la huida; la vida y la libertad solo


pueden salvarse si se abandona todo lo que brindaba seguridad; la casa, el trabajo, los
familiares, etc. Se genera una dependencia total de aquellos a quienes se les pide asilo y
que, si es que practican el derecho a la hospitalidad de los tiempos bíblicos, lo hacen de
mala gana o en forma discriminatoria. La necesidad de seguridad es consecuencia de las
“inseguridades las interacciones humanas”. Estas inseguridades se dan como
consecuencia tanto de la complejidad de los problemas que deben solucionarse como del
software de solución de problemas. La “seguridad humana” que junto con los aspectos
tradicionales de la seguridad abarca dimensiones tan diversas como la amenaza crónica
de hambre, enfermedad y opresión, es socavada por la tendencia a una informalización
del trabajo, el dinero y la política.

Como consecuencia, aumenta “la incertidumbre” respecto del resultado de las


acciones y de la duración de sus efectos tanto en la perspectiva colectiva como en la
individual. Simultáneamente crece la inseguridad respecto la ocupación y el sustento, la
alimentación y la disponibilidad de recursos fundamentales para la subsistencia. Estos
pueden ser consecuencia de cómo los Estados de bienestar de Europa se ha producido un
retroceso parcial del Estado respecto de su función de crear el bienestar mediante la
redistribución. El Estado se manifiesta, entonces, como una protección insuficiente frente
a los riesgos que plantean la enfermedad, la desocupación, o la edad. La experiencia de la
desprotección también puede ser el resultado de que- como sucede en muchos países del
sur y del este- haya en la sociedad capas enteras de la población separadas de las “zonas
de cohesión social” que, en su búsqueda de accesos alternativos a los productos del
mercado necesarios para la subsistencia, caen en las alternativas criminales como el robo,
el soborno, la corrupción, el contrabando etc.

La crisis política del flamante siglo implica un nuevo escenario en el que se redefinen
términos aparentemente neutrales como los de trabajo, dinero y política. La tendencia hacia la
informalización en esos ámbitos después de la caída del socialismo es un fenómeno
principalmente del Tercer Mundo, pero que desde de la década del noventa empieza a registrarse
también en los países desarrollados. Entonces, a partir del concepto de informalización, los
autores se proponen deslindar lo que suele reducirse mediante el engañoso rótulo de
globalización, que dificulta toda posibilidad de un análisis profundo. Por eso, proponen una
perspectiva que atienda a ciertas relaciones que las ciencias sociales, hasta ahora, no han tenido
en cuenta. Partiendo de la interrelación entre lo político y lo institucional, analizan la informalidad
en tres aspectos: el trabajo (a partir del trabajo en negro, la ilegalidad, el rol de la mujer, las
nuevas formas laborales como el teletrabajo y esa suerte de "esclavitud moderna" a la que
muchos trabajadores han sido reducidos en los últimos años), el dinero (analizando el rol de
deudores y acreedores, las nuevas redes de lavado de dinero, los centros offshore y la
dolarización) y lo político (el neoliberalismo, el mercado alejado de todo compromiso social, la
corrupción del Estado a partir de las privatizaciones y la crisis del concepto mismo de Estado
nacional) en tanto nuevas realidades que, a la vez que precarizan las condiciones de vida de las
personas, tienden también a la generación de formas delictivas.
Estos temas, tratados con rigor y profundidad, eluden tecnicismos innecesarios, dado que la obra
está destinada a la opinión pública interesada en estas problemáticas, es decir, a todo aquel que
busque entender fenómenos complejos que implican cuestiones que, deliberadamente o no,
suelen dejarse de lado al reducirlas al cómodo (y muchas veces vacío) concepto de globalización.

Naomi Klein

La doctrina del shock

Hay pocos ambientes académicos envueltos en un aura mítica que la Facultad de Economía
de la Universidad de Chicago en la década de 1950, un lugar que era intensamente consciente de
sí mismo no solo como escuela sino como escuela de pensamiento. No se limitaba a preparar
estudiantes, sino que construía y fortalecía la Escuela de Chicago de economía, la creación de una
agrupación de académicos conservadores cuyas ideas representaban un baluarte revolucionario
contra el pensamiento estatista domínate de entonces. La Facultad estaba subyugada por un
hombre ambicioso y carismático embarcado en una cruzada para revolucionar por completo su
profesión, ese hombre era Milton Friedman. La misión de Friedman, como la de Cameron, se
basaba en el sueño de regresar a un estado de salud natural, donde todo estaba en equilibrio,
antes de que las interferencias humanas crearan patrones de las sociedades y devolverlas a un
estado de capitalismo puro, purificado de toda interrupción como pudieran ser las regulaciones
del gobierno, las barreras arancelarias o los intereses de ciertos grupos.

Cameron usaba la electricidad para provocar sus shocks, la herramienta que escogió
Friedman fue la política, exigiendo que los políticos atrevidos de países en dificultades adoptaran
la perspectiva del tratamiento de shock. En el autentico libre mercado imaginado en las clases y en
los textos de Chicago, estas fuerzas coexistían en perfecto equilibrio, la oferta reaccionando con la
demanda de la misma forma que la luna empuja las mareas. Del mismo modo que se autorregulan
los ecosistemas, manteniéndose en equilibrio, el mercado, si le dejaba a su libre albedrio, crearía
el número preciso de productos a los precios exactamente adecuados, producidos por
trabajadores con sueldos exactamente adecuados para comprar esos productos; un edén de
pleno empleo, creatividad sin límites e inflación cero.

El desafío de Friedman y sus colegas era como demostrar que un mercado del mundo real
podía estar a la altura de sus fantasías. Friedman siempre se enorgulleció de acercarse a la
economía con el mismo rigor que un físico o un químico se acercaban a sus disciplinas. Como
todas las fes fundamentalistas, la economía de la Escuela de chicago es, para los verdaderos
creyentes, un sistema cerrado. La premisa inicial es que el libre mercado es un sistema científico
perfecto, in sistema en el los individuos, siguiendo sus propios intereses, crean el máximo
beneficio para todos.
La cuestión era, como siempre, como conseguir llegar a ese lugar maravilloso. Los
marxistas lo tenían claro, la revolución. Había que liberarse del sistema actual y reemplazarlo por
el socialismo. Para los de Chicago la respuesta no era tan clara. Estados Unidos ya era un país
capitalista, pero para ellos lo era a duras penas.

La autentica fuente de sus problemas estaba en las ideas de los keynesianos en EE-UU, los
socialdemócratas en Europa, los desarrollistas en el tercer mundo. Toda esa gente no creía en la
utopía, sino en economías mixtas, que a ojos de los de Chicago no eran más que horribles
batibarullos de capitalismo para la fabricación y distribución de productos de consumo, socialismo
en la educación, propiedad del Estado en servicios básicos como el agua y de toda clase de leyes
diseñadas para atemperar los extremos del capitalismo.

En 1947 Friedman se unió a Hayek para formar la sociedad de Mont Pelerin, un club de
economistas partidarios del libre mercado cuyo nombre procedía de su sede en Suiza, la sociedad
no considero adecuado defender que las empresas debían tener libertad para gobernar al mundo
como creyeran conveniente. La depresión de 1929, no supuso el final del capitalismo, pero si fue
como Keynes había previsto unos pocos años antes, << el final de lassez-afaire>>, el final de la
libertad del mercado para regularse así mismo.

En el mundo en vías de desarrollo se imponía una tendencia similar, más radical, que se
conoció con el nombre de desarrollismo o de nacionalismo del tercer mundo. Defendían
reglamentar o incluso nacionalizar la explotación de petróleo, minerales y otras industrias claves,
de modo que buena parte de los beneficios obtenidos, sirvieran para financiar un proceso de
desarrollo financiado por el gobierno. Hacia la década de 1950 los desarrollistas, igual que los
keynesianos y los socialdemócratas de los países ricos, podían enorgullecerse de una serie de
impresionantes éxitos. El laboratorio más avanzado del desarrollismo fue el extremo sur, conocido
como Cono Sur. Chile, Argentina, Uruguay y partes de Brasil. El éxito de las economías planificadas,
supuso una época oscura para el Departamento de Economía de Chicago. Había sin embargo unas
pocas personas que si estabas interesadas en las ideas de la Escuela de chicago, eran pocas, pero
poderosas.

Todo se centraba en el inquietante mensaje de Friedman; <<Todo se estropeo con el New


Deal. Ahí fue donde tantos países, incluido el mío, empezaron air por el mal camino>>. Para que
los gobiernos volvieran a tomar el camino correcto, Friedman en su popular libro “capitalismo y
libertad”, diseño lo que se convertiría en el manual del mercado libre y que, en EE-UU, constituía
el programa económico del movimiento neoconservador.

En primer lugar los gobiernos deben eliminar todas las reglamentaciones y regulaciones
que dificulten la acumulación de beneficios. En segundo lugar deben vender todo activo que
pudiera ser operado por una empresa y dar beneficios y en tercer lugar deben recortar
drásticamente los fondos asignados a programas sociales. Dentro de la formula de tres partes de
desregulación, privatización y recortes, Friedman tenía muchas salvedades. Los impuestos si
tenían que existir debían ser bajos, y ricos y pobres debían pagar la misma tasa fija. Las empresas
debían vender sus productos en cualquier parte del mundo, y los gobiernos no debían hacer el
menor esfuerzo en proteger a las industrias o propietarios locales. Todos los precios, también los
del trabajo, debían ser establecidos por el mercado. El salario mínimo no debía existir. La visión de
Friedman coincidía al detalle con los intereses de las grandes multinacionales, que por naturaleza
ansiaban grandes mercados sin trabas. La guerra que Friedman había declarado contra el Estado
de Bienestar, y el “gran gobierno” prometía un nuevo frente de rápido enriquecimiento, solo que
esta vez en lugar de conquistar nuevos territorios la nueva frontera seria el Estado, con sus
servicios públicos y otros activos subastados por mucho menos dinero del que valían.

Bajo la presión de estos intereses empresariales, surgió en los círculos de la diplomacia


estadounidense e inglesa un movimiento que intentaba colocar a los gobiernos desarrollistas en la
lógica binaria típica de la guerra fría. No había que dejarse engañar por el aspecto democrático y
moderado de estos gobiernos, afirmaban estos halcones: el nacionalismo del tercer mundo era el
primer paso en el camino hacia el comunismo y había que acabar con él antes de que echara
raíces. Erradicar el desarrollismo del Cono Sur, donde se había arraigado mucho mas, era una
cuestión mucho más compleja. Sobre ello discutieron dos estadounidenses que se reunieron en
Santiago de Chile, uno era A. Patterson, director de la Administración para la Cooperación
Internacional en Chile. Decían, << lo que hay que cambiar, es la formación de los hombres, influir
en la educación, que es nefasta>>.había dicho a un colega.

Los dos hombres diseñaron un plan que convertiría Santiago , en un semillero de la


economía centrada en el estado, en lo opuesto, un laboratorio para que experimentos de
vanguardia sobre el mercado, ofreciendo así a Milton Friedman lo que deseaba hacía mucho
tiempo; un país donde poner a prueba sus teorías. El plan era sencillo, estados unidos pagaría para
enviar a estudiantes chilenos a aprender economía en lo que prácticamente todo el mundo
reconocía que era el lugar más rabiosamente anti rosa del mundo (los rosas eran los desarrollistas)
La universidad de Chicago. La idea era formar estudiantes y profesores en los fundamentos de la
Escuela de Chicago. Lo que diferenciaba este plan de los muchos otros programas de formación de
EE-UU, era que becaban alumnos latinoamericanos en su carácter desvergonzadamente
ideológico.

Inaugurado oficialmente en 1956 el proyecto Chile, permitió que cien alumnos chilenos
cursaran estudios de post grado en la universidad de Chicago entre 1957 y 1970. En 1965 se
amplió el programa para incluir a estudiantes de toda latinoamericana, con una proporción
particularmente alta de argentinos, brasileños y mexicanos. La expansión se financio con una
donación de la fundación Ford y posibilito la creación del Centro de Estudios Económicos
Latinoamericanos de la Universidad de Chicago. Fue una desvergonzada forma de imperialismo
intelectual. Hubo sin embargo un problema: el sistema no funcionaba. Según un informe de1957
de la Universidad de Chicago a sus financiadores del Departamento de Estado, << el propósito
principal del proyecto>> era formar una generación de estudiantes que se convirtieran en los
líderes de los asuntos económicos en Chile. Pero los Chicago Boys no habían alcanzado el gobierno
de sus países en ninguna parte. De hecho, estaban quedándose atrás. Fue en Chile, el epicentro
del experimento de Chicago, donde la derrota en la batalla de las ideas se hizo más evidente. En
las elecciones chilenas de 1970 el país se había desplazado tan a la izquierda que sin excepción, los
tres partidos políticos principales estaban a favor de nacionalizar la principal fuente de dividendos
del país: las minas de cobre controladas por grandes empresas mineras estadounidenses. Pero
algo sucedió que rescato a los Chicago Boys de la oscuridad. Nixon fue elegido presidente de los
EE-UU en 1970. Este tenía una política exterior creativa y en general bastante efectiva, dijo
Friedman con entusiasmo. Y en ninguna parte fue más creativa. En ese mismo año fue electo en
Chile, Salvador Allende. En cuanto las empresas estadounidenses se enteraron, le declararon la
guerra a su administración, incluso antes que jurara el cargo. Y el único propósito del comité de
empresas, era obligar a Allende a desistir de su campaña da nacionalizaciones enfrentándose con
el colapso económico. Las empresas planeaban bloquear los créditos estadounidenses a Chile, y
discretamente hacer que los grandes bancos privados de EE-UU hicieran lo mismo. Conferenciar
con los bancos extranjeros para que hicieran los mismos. Evitar comprarle productos durante los
próximos seis meses y utilizar la reserva de cobre propia en lugar de comprar en Chile. Provocar la
escasez de dólares, etc. Etc.

Los oponentes a Allende habían estudiado concienzudamente dos modelos de


<<cambio de régimen>>, uno era el de Brasil, el otro el de Indonesia. Cuando la junta brasileña,
dirigida por el general Humberto Castello Branco y apoyada por EE-UU, se hizo con el poder en
1964, el ejército tenía el plan de no solo revocar los programas favorables a los pobres de Joao
Goulart sino de convertir Brasil en un país abierto a la inversión. El golpe de indonesia en 1965
siguió una ruta muy distinta, desde la Segunda Guerra Mundial el país había sido gobernado por el
presidente Sukarto, el Hugo Chávez de aquellos tiempos. Sukarto irrito a los países ricos con
medidas proteccionistas para la economía Indonesia, redistribuyendo la riqueza y echando al FMI
y al Banco Mundial. EE-UU y los británicos estaban decididos a acabar con el gobierno de Sukarto.
Después de varios intentos fallidos, la oportunidad se presento en octubre de 1965 cuando el Gral.
Suharto, apoyado por la CIA, empezó a hacerse del poder y a erradicar a la izquierda.

En poco más de un mes al menos medio millón de personas fueron asesinadas,


<<masacradas a miles, a los que han viajado a esas áreas, hablan de ríos y riachuelos atascados de
cadáveres, el transporte fluvial resulta imposible>>. La experiencia indonesia fue estudiada con
mucha atención por los individuos e instituciones que planeaban el derrocamiento de Allende en
Washington y en Santiago. Lo que resultaba interesante no era solo la brutalidad del dictador, sino
el extraordinario papel que había jugado un grupo de comunistas indonesios educados en la
universidad de California en Berkeley. Los paralelismos con los Chicago Boys eran sorprendentes.
La mafia de Berkeley había estudiado en EE-UU como parte de un programa que había empezado
en 1956, financiado por la fundación Ford. Estos se convirtieron en los líderes de los grupos de los
campus que participaron en el derrocamiento de Sukarno, y la mafia de Berkeley, trabajo
estrechamente con el ejército en los preparativos del golpe, desarrollando planes de contingencia
por si el gobierno caía de repente. Este equipo económico, creía que el gobierno debía
desempeñar un papel en la gestión de la economía nacional de Indonesia. Sin embargo, la mafia
de Berkeley fue de lo más generosa con los inversores extranjeros que ansiaban caer sobre las
inmensas riquezas minerales y la abundancia petrolera del país. Para los que planeaban derrocar a
Allende justo al tiempo que el programa de Suharto empezaba a funcionar, las experiencias de
Brasil e Indonesia resultaban una útil panorámica de contrastes. Los brasileños habían hecho
escaso uso del poder del shock, y habían tardado años en mostrar su apetito por lo brutal. Lo que
fue un error casi fatal. Porque le dieron tiempo a sus adversarios para reagruparse y formar
facciones de izquierda y guerrillas armadas. Por el contrario, Suharto había probado que si se
empleaba una represión masiva de forma previa, el país caería en un estado de shock que
permitiría eliminar toda resistencia aun antes de que cobrara vida. Utilizo tácticas de terror si
vacilar, mas allá de lo imaginable, y logro un pueblo que apenas unas semanas antes pugnaba por
establecer su independencia terminara cediendo, absolutamente aterrado, el control total al
gobierno a Suharto y sus verdugos.

La otra lección esencial procedente de Indonesia tenía que ver con la alianza previa
entre Suharto y los de Berkeley. Dado a que estaban dispuestos a ocupar puestos de tecnócratas
en el nuevo gobierno y ahora que Suharto ya era un converso, el golpe no solo elimino la amenaza
nacionalista sino que transformo Indonesia en uno de los lugares más agradables y cómodos para
los inversores extranjeros de todo el mundo. A medida que crecían las tensiones que
desencadenarían el golpe militar contra Allende, un escalofriante aviso apareció escrito en las
calles de Santiago << Yakarta se acerca>> decía. La universidad católica de Chile, hogar de los
Chicago Boys, se convirtió en la zona cero de la creación de lo que la CIA llamo “clima de golpe”.
Cuando Allende finalmente fue derrocado, la doctrina de shock fueron letales. El golpe militar
preparo el terreno de la terapia de shock económico, mientras que las cámaras de torturas y el
terror impedían cualquier oposición.

Hosbaun Eric

Naciones y nacionalismo

Capítulos 5 y 6

Las extraordinarias consecuencias que tuvo el fin de la guerra fría y la desaparición


de la URSS y de su esfera de influencia. En 1989 toco a su fin el sistema internacional de potencias,
por primera vez en la historia por primera vez desde el siglo XVIII, una notable balcanización de las
grandes zonas del viejo mundo, a causa principalmente de la desintegración de la URSS, y de la
caída de los regímenes comunistas de los Balcanes. En otras palabras, entre el final de la II guerra
mundial y los años 70 se ha producido el aumento más importante de en el minero de Estados
Soberanos reconocidos internacionalmente desde los procesos de la descolonización de los
imperios de la época imperial

Aun así sigue habiendo grandes zonas del planeta inestables internacional e
internacionalmente, y esta o de sus activos; el monopolio de la fuerza militar. La denominada
guerra asimétrica, a la que se alude en los debates estratégicos norteamericanos de la actualidad,
se refiere precisamente a estos grupos armados no estatales que son capaces de hace frente casi
indefinidamente al poder domestico y a las potencias internacionales. Una de las consecuencias
más inquietantes de todo lo dicho en la primera gran epidemia de sangre, genocidio y limpieza
étnica desde los años inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial. Sin embargo el flujo
constante de refugiados y de desplazados de estas décadas miserables es tan importante si lo
comparamos con la población afectada con la segunda gran guerra y en los años posteriores de la
contienda.

Durante la guerra fría, el duopolio de superpotencias logro, en su conjunto, mantener


las fronteras de los estados del mundo a salvo de cualquier amenaza, ya fuera externa o interna.
Así grandes zonas del mundo se han visto inmersas de nuevo en una situación en la que un estado
consolidado y fuerte interviene por la fuerza de las armas, por diferentes motivos o bajo varios
pretextos, en regiones donde la estabilidad internacional ya no impera. El segundo elemento
nuevo que ocurre en el problema de las naciones y el nacionalismo es la extraordinaria rapidez
que ha adquirido en las últimas décadas el progreso de globalización y sus consecuencias sobre los
desplazamientos y la movilidad de las personas.

En Europa, en definitiva el primer hogar del nacionalismo, las transformaciones de la


economía mundial están acabando con lo que empezó con las guerras del siglo XX, sus genocidios
y sus traslados forzosos de población: un mosaico de estados-nación étnicamente homogéneos.
Gracias a los cambios en el coste y la velocidad de las comunicaciones que ha traído consigo la
revolución tecnológica, los inmigrantes con intención de instalarse en el país de acogida en el siglo
XXI ya no sienten, añoranza a su patria, salvo cuando reciben cartas, alguna visita esporádica o a lo
sumo sufren el “nacionalismo de larga distancia” de organizaciones de inmigrantes que financian a
los órganos políticos de su país de origen. El tercer elemento es la xenofobia. La fuerza de la
xenofobia queda de manifiesto en el hecho de que la ideología del capitalismo de mercado libre
globalizado, que se ha apoderado de los principales nacionales y de las instituciones
internacionales, no ha logrado en última instancia la libertad de movimientos de mano de obra a
escala internacional, a diferencia de lo que ha sucedido en el terreno del capital y del comercio. La
xenofobia también es reflejo de la crisis de una identidad nacional culturalmente representada por
estados-nación donde todo el mundo tiene acceso a la educación y a los medios de comunicación
y en un momento en el que la política de una identidad colectiva excluyente, ética, religiosa o
basada en el género o estilo de vida. A su vez todo no es sino, el reflejo de la pérdida de
legitimidad del estado nación aojos de quienes ocupan el territorio, y la reducción de lo que puede
exigir a sus ciudadanos. Los hombres y las mujeres pueden aceptar morir (o mejor dicho matar)
por dinero, o por algo más o menos importante; sin embargo, ya no están dispuestos a morir por
el estado-nación.

Las perspectivas de la democracia

Hay palabras con las que nadie quiere que se le asocie en público, como racismo e
imperialismo. Por otra parte las hay que logran que todo el mundo arda de deseos de demostrar
entusiasmo, como medioambiente y maternidad. La palabra democracia es una de ellas.
Cualquier estado que posea en su constitución, o en sus gobiernos o presidentes elegidos
mediante competición electoral, es oficialmente considerado superior a cualquier otro que
carezca de estos atributos. Por primera vez en la raza humana existe una única y clara forma
dominante de estado, la moderna republica democrática, constitucional y representativa. La
palabra democracia alude a este modelo de estado.; es decir; a un estado constitucional que
ofrece la garantía del imperio de la ley, así como diversos derechos y libertades civiles y políticas, y
al que gobiernan sus autoridades, entre las que deben figurar necesariamente asambleas
representativas, elegidas por sufragio universal y por la mayoría numérica del conjunto de sus
ciudadanos, en elecciones celebradas a intervalos regulares en las que se enfrenten distintos y
organizaciones rivales. A lo que hoy nos vemos confrontados es a la democracia liberal, y sus
perspectivas son materia de análisis.

No obstante hay tres observaciones críticas que son de más inmediata relevancia. La
primera es obvia; La democracia liberal, al igual que cualquier otra forma de régimen político,
precisa de una unidad política que enmarque su ejercicio: Por lo común el tipo de estado que
habitualmente conocemos como Estado-Nación. La segunda reflexión arroja algunas dudas sobre
la afirmación, ampliamente aceptada (de hecho el discurso público estadounidense, admita de
forma universal), de que la gobernanza liberal democrática es siempre e IPSO FACTO superior, o al
menos preferible a la no democrática. La tercera, observación, quedo expresada en la máxima de
Winston Churchil – “la democracia es la peor de las formas de gobierno, a excepción de todas las
demás”. Sea cual sea la retorica que se emplee en campaña, los analistas políticos y los
profesionales siguen mostrándose extremadamente escépticos respecto a que la democracia
representativa de masas sea de hecho una forma efectiva de administrar los gobiernos, o
cualquier otra cosa.

Sin embargo, hay algo que en ella resulta innegable: el pueblo (sea cual sea el grupo de
humanos definido como tal) es hoy fundamento y el punto de referencia común a todos los
gobiernos estatales, excepto el teocrático. En la era del hombre de la calle, todo gobierno es un
gobierno del pueblo y para el pueblo, aunque evidentemente no pueda ser, en sentido operativo
alguno, un gobierno regido por el pueblo. El argumento que se plantea, es que la fase actual de
desarrollo capitalista globalizado la está socavando, y que esto tendrá, y está teniendo ya, graves
implicaciones para la democracia liberal, tal como la concebimos en el momento presente. Y por
ello que, la política democrática se asienta en dos supuestos, uno moral, o si lo prefieren teórico, y
el otro practico. En términos morales, la democracia requiere que el régimen cuente con el apoyo
expreso del grueso de los ciudadanos, lo que, se presume, corresponde a la fracción más
numerosa de los habitantes del estado. Un régimen que prive permanentemente del voto a la
mayoría de su población no puede considerarse democrático. Desde el punto de vista práctico, los
gobiernos modernos estados-nación territoriales, descansan en tres presupuestos; en primer lugar
tienen más poder que otras unidades que operan en su territorio; en segundo lugar, que los
habitantes estas más o menos dispuestos a aceptar de buena gana su autoridad; y en tercer lugar,
que los gobiernos pueden proporcionar a los ciudadanos servicios que de otro modo no sería
posible prestan en lo absoluto, o no con la misma eficacia, como es el caso de “la ley y el orden”. El
tercer supuesto se ha visto socavado no solo por el debilitamiento del poder del estado sino
porque se argumenta, con más convicción teología que pruebas históricas, que todo servicio que
puedan proporcionar las autoridades públicas es, bien indeseable, bien redundante, pues el
mercado puede prestarlo con mayor eficacia y a menor coste.

El ideal de la soberanía de mercado no es un complemento de la democracia liberal,


sino una alternativa a ese sistema. De hecho, es una alternativa a todo tipo de política, ya que
niega la necesidad de tomar decisiones políticas, que son precisamente decisiones con intereses
comunes o de grupo en tanto que intereses distinto de la suma de opciones, racionales o de otra
clase, de unos individuos dedicados a la procura de sus preferencias privadas. La participación en
el mercado sustituye a la participación en la política. El consumidor ocupa el lugar del ciudadano.
Los dos siglos y medio en que los estados territoriales modernos, fuera cual fuese la naturaleza o
la ideología de sus regímenes, han asistido al crecimiento ininterrumpido de su poder, de su
campo de acción, de sus ambiciones y de la capacidad de movilización de su habitantes, parecen
llegar a su fin. La integridad de los estados modernos, lo que los franceses llaman “La republica
única e indivisible” ya no es algo que se dé por supuesto. De ahí que empeore cada vez más la ya
baja calidad intelectual de la retorica publica de los políticos democráticos, en especial cuando se
ven confrontados con dos de los elementos del actual proceso de la política democrática que han
adquirido un carácter progresivamente más central: el papel de los medios de comunicación
modernos, y la expresión de la opinión pública a través de la acción o inacción directa.

Los titulares, o mejor dicho, las irresistibles imágenes de la TV, son el objetivo
inmediato de todas las campañas políticas, porque resultan mucho más efectivas que la
movilización de decenas de miles de personas. Y porque, desde luego, es mucho más fácil emitirlas
que activar a la gente. El principal papel de los medios en la política moderna es obvio. Gracias a
ellos, la opinión pública es más poderosa que nunca, lo que explica el ininterrumpido crecimiento
de las profesiones que se especializan en influir en ella. Todo esto sitúa a la democracia frente a lo
que quizás sea su más inmediato y serio problema. En un mundo cada vez más globalizado y
transnacional, los gobiernos nacionales conviven con fuerzas que ejercen cuando menos el mismo
impacto que ellos en la vida cotidiana de sus ciudadanos, pero que se encuentran, en distintos
grados, fuera de su control. Más que en el pasado, estos se hallan sometidos a la incesante presión
de una opinión pública sujeta a un continuo seguimiento, y también son más sensibles a ella. Esto
restringe sus opciones.

En resumen, la voluntad del pueblo, sea cual sea la forma en que esta se exprese, no
puede determinar de hecho las tareas específicas del gobierno. El pueblo no es capaz de juzgar los
proyectos sino los resultados. Y sin embargo, se gobierna para el pueblo. Los efectos del gobierno
han de juzgarse en función de lo que este haga al pueblo. Como tal, esa globalización ha sido obra
del gobierno, que ha eliminado sistemáticamente todos los obstáculos que se le oponían,
siguiendo el consejo de los más autorizados especialistas en técnicas económicas. Tras pasar
veinte años sin prestar atención a las consecuencias sociales y humanas de un capitalismo global
carente de trabas, el presidente del Banco Mundial ha llegado a la conclusión de que, en la
mayoría de la población del planeta, la palabra “globalización” suscita más “temor e inseguridad”
que “oportunidad e inclusión”.
Dichos medios tenderán cada vez más a considerar que su función política consiste en
publicar que los gobiernos prefieran mantener oculto, pese a que al mismo tiempo confíen, en los
propagandistas de la información que debían criticar para dar contenido a sus pantallas y a sus
páginas. Hoy está claro que no va a cuajar la utopía del laissez affaire, en el que vayan a disolverse
los estados. Por lo tanto la mayor parte de la población mundial y ciertamente la persona que
habitan en regímenes, liberal demócratas dignos de tal nombre, seguirá viviendo en estados
operativamente eficaces, pese a que en algunas desdichadas regiones el poder del estado y de la
administración haya quedado prácticamente desintegrado. Y dado a que seguimos viviendo en un
mundo populista en el que los gobiernos deben tener en cuenta al pueblo, en el que el pueblo no
puede vivir sin gobierno, las elecciones democráticas continúan produciéndose.

En resumen, nos enfrentamos a los problemas del siglo XXI con un conjunto de
mecanismos políticos radicalmente inadecuados para abordarlos. En efecto, dichos mecanismos se
hallan suscriptos al marco definido por las fronteras de los estados-nación, cuyo número está
aumentando, y han de hacer frente a un mundo globalizado que supera el alcance de capacidad
operativa. Han de encarar y competir con una economía mundial que opera eficazmente a través
de entidades muy diferentes en cuyo seno las consideraciones de legitimidad política y de interés
común no tiene aplicación: las compañías transnacionales. Su solución o su alivio, exigirá medidas
que, casi con toda certeza, no será posible encontrar apoyo mediante el recuento de votos o a la
estimación de las preferencias de los consumidores...

Gorz

“El gran rechazo”

La globalización fue una respuesta política, hacia los ´70, a lo que se llamo “crisis de
gobernabilidad”, fue la principal preocupación de responsables políticos y privados, se
manifestaba en todos los niveles de la sociedad.

En EE.UU. ´64 motines del proletariado negro, habían saqueado e incendiado barrios
enteros, Rechazo del trabajo (Rechazo de tiempos impuestos; no obedecían a los pequeños
jefes; Autorreducciones del ritmo de fabricación).

El Estado había abarcado todo (al intervenir; reglamentar; proteger) Era un ordenador muy
visible y atacable que sólo beneficiaba a algunas capas, debían suplantarlo por un
ordenador invisible y anónimo, el mercado.

“El éxodo de capital”

Practicaban políticas keynesianas, presentaban inconvenientes para el capitalismo, no


había expansión económica, aumentaba el peso, y la influencia del estado a la sociedad.
El éxodo sacaba plata de nuestro país para llevarlo a otro lado. Aceleró con el desarrollo de
las multinacionales (la mayoría norteamericanas). Pasan a ser transnacionales cuando son
abolidas a fines de los ´70: Aranceles, Barreras aduaneras, transferencias de capital
controlada por el Estado.

“El fin del nacionalismo económico”

La Firma, es una red transnacional, no tiene nacionalidad, se queda donde obtiene más
beneficios allí donde paga menos impuestos o ninguno.

El capital reemplaza al Estado Nacional por un Estado supranacional, emancipado de


territorialidad, independiente, poseedor de sus propias instituciones (FMI, BM, OCDE), que
regulan y reglamentan la libre circulación y competencia de mercancías, “la ley de mercado”

“La globalización tiene espaldas anchas”

Es necesario e indispensable: disminución de salarios, desempleo, no más protecciones


sociales, malas condiciones de trabajo, porque la competencia de las firmas depende de sus
inversiones de producción.

Imperativo de competitividad, es un conjunto de restricciones que dan las firmas


transnacionales para imponer su poder al mundo Ej. : bajar impuestos a los ricos para que
la inviertan.

“La resistible dictadura de los mercados financieros”

Lógica Económica: es el capital industrial, tangible.

Lógica Financiera: es la marca, intangible.

“El espejismo Chino”

El pleno empleo gracias a los consumidores es, un espejismo

Solución del autor: Voluntad política de los Estados, deben unirse para tener los medios
necesarios para aflojar la dominación del capital y poder iniciar una transformación
económica, ecológica, social que concluiría con la superación de la sociedad salarial.

“Posfordismo”

Para escapar del estancamiento: conquistar nuevos mercados, y renovar la gama de


productos (producir en series más cortas a costos más bajos).

Dependían de la Economía de Variedad, producción de variedad en plazos cortos, menos


cantidades y precios más bajos.

Los productos debían imponerse por su imagen.

Era esencial la participación del obrero para obtener el máximo de; flexibilidad,
productividad, rapidez y ajuste de la producción. Había que desarrollar su ingenio y
creatividad. Eran polivalentes: fabricante, tecnólogo, administrador.
Kosuke Ikebuchi, Director de Toyota y Gral. Motors: La tarea de los ingenieros es sostener
las ideas de los obreros y no decirles lo que deben hacer.

En cambio el fordismo: los obreros debían moverse al tiempo que imponía la cinta, en
estación fija, producción en escala, jerarquía rígida debían imponer sincronización y
coordinación.

“Uddevalla”

El sindicato de Volvo se proponía liberar a la industria del Taylorismo: Trabajo en estación


fija, sin acompasamiento (debían trabajar y moverse a su ritmo), Trabajo en ciclo de 20
minutos, Trabajo indirecto (obrero reflexione de su trabajo). Fue cerrada en 1993.

“El Sometimiento”

En EE.UU., Japón y Europa, las empresas contrataban a jóvenes sin pasado sindical, se les
imponía no hacer huelgas y no adherirse a ningún sindicato que no sea el de la empresa.

“Autonomía”

El capital se vuelve un aparato vacío, un fantasma, un fetiche.

“Metamorfosis del salariado”

Se extendió con rapidez por Europa, Gran Bretaña y Francia el REENGINEERING: Se


desarrolla el empleo precario, los contratados, no tienen derecho a reclamar, ni a
remuneración fija hacen el mismo trabajo que el personal estable, producción de la misma
cantidad, en menos tiempo, con menos capital y mano de obra. Eran llamados cuando se
necesitaban.

Mano de obra dividida en 2 categorías: Trabajadores polivalentes, asalariados de tiempo


completo y permanente, tenían diferentes oficios pero no una profesión Y Trabajadores
independientes, prestan sus servicios se les paga por tiempo trabajado o tarea.

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