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PAF: Prueba de Articulación de Fonemas (Antonio Vallés Arándiga, 1998, Alicante, España).

Es una prueba que nos permite evidenciar la presencia de fallas en la articulación de los fonemas
del habla, nos permite evaluar la existencia de Dislalia funcional, que es un trastorno de
articulación de las palabras muy común en la población infantil comprendida entre los 5 y 8 años
de edad. La dificultad de pronunciación del fonema en concreto, en la mayoría de los casos deriva
de una alteración funcional de los órganos que intervienen en el habla, especialmente en
incorrectas posiciones de los labios, de la lengua, incorrecta respiración, ausencia de vibración de
la lengua, fugas de aire por la boca, nariz y dientes. Estos pequeños problemas constituyen una
cuestión importante en el mismo momento en que se establecen mecanismos erróneos de
pronunciación; el defecto de pronunciación se automatiza y pasa a formar parte del habla
cotidiana del niño, reflejándose también en la escritura, lo cual contribuye a aumentar sus
dificultades académicas y de relación interpersonal, que se proyectan en el área del lenguaje.
Se utiliza para evaluar las dislalias funcionales en niños con problemas de articulación del habla,
para ello es necesario recoger y analizar muestras del lenguaje del niño en diversas situaciones
(habla espontánea, en imitación, en la lectura) ya que la producción puede variar dependiendo del
contexto. Su objetivo es recopilar información que nos permita hacer un diagnóstico descriptivo
del trastorno fonológico del niño. Está constituida por 11 subpruebas que describen los aspectos
intervinientes en el proceso articulatorio y de producción fonética: 1.- Respiración; 2.-Capacidad
de soplo; 3.- Habilidades buco-linguo-labial; 4.- Ritmo del habla; 5.- Discriminación auditiva; 6.-
Discriminación fonética; 7.-Discriminación fonética con dibujos; 8.-Articulación de fonemas; 9.-
Lenguaje espontáneo; 10.-Lectura; 11.- Escritura.
Debe ser aplicada por especialistas con conocimientos previos en habla, lenguaje y escritura, tales
como Licenciados en Educación Especial, Psicopedagogos, Terapistas de lenguaje y
Fonoaudiólogos.
Como evaluar: se aplica la prueba utilizando láminas impresas y a través de la imitación y la
interacción verbal con el evaluador; el niño interactúa realizando ejercicios respiratorios, ejercicios
de órganos fonoarticulatorios (labios, lengua, músculos mandibulares, paladar, dientes),
discriminación auditiva y articulación de palabras fonéticamente balanceadas, así como escritura,
lectura y producción de lenguaje espontáneo. Luego de obtenidos los datos, se anotan en la guía
de protocolo de registro, si fueron logrados o no (Si-No), aspectos relevantes en la articulación del
fonema (omisión, sustitución, distorsión, normal) así como la presencia y calidad de la emisión del
lenguaje espontáneo.

Referencias Bibliográficas:
Perez, Mary Carmen. (2014). Pruebas para la evaluación de la comunicación y el lenguaje. Blog
aulapt.org. Compartido en el portal http://www.alafina.es/.
Vallés Arándiga, Antonio. (1998). Ciencias de la educación preescolar y especial. (ed. 2012).
Madrid, España. Editorial Madrid.

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