Está en la página 1de 12

LUZ Y FE DAN FUERZA.

LA MU JER, REVISTA QUINCENAL


EXCLUSIVAMENTE REDACTADA POR SEÑORAS Y SEÑORITAS,

BAJO LA DIRECCION DE LA SEÑORA

S OLED A D ACOSTA DE SAMPER.

N. 0 18. )- LUNES, NOVIEMBRE 1.0 DE 1880. ~ PRECIO 30 cs.

ESTUDIOS HISTORICOS
SOBRE LA MUJER EN LA OIVILIZAOION.

CAPÍTULO DUODÉCIMO.

LAS MUJERES EN LOS IMPERIOS DE ORIENTE Y OCCIDENTE.

( OONTINUAOION).

XVI extrañas polémicas, amenizadas con las


depredaciones y piraterías de Genseri-
APÉNAS llegó Genserico á Cartago, co en todos los pu ertos de Italia y Gre-
cuando mancl6 6. su hijo primogénito cia. Al fin el vándalo convino en en-
que tomase por esposa á la hija mayor tregar á la Emperatriz y ú su hija con
d~ la ex-Emperatriz, la Princesa Eudo- la condicion de que redujeran á oro to-
Cla. En seguida envi6 un mensajero ú. dos los bienes de los antiguos Empera-
R?ma tí pedir el Tescate de la Empera- dores de Occidente y se lo maodamu
tnz y de su bija menor Placidia. Ade- {L él, y ademas entregaría á Placidia á
tnas mandó tn.mbien pedir á Constanti- su novio, un jóven romano llamado
nopla, á los Emperadores de Oriente, Olibrip, con quien debería haberse ca- \
rescate . por sus cautivas, amenazando sado ántes de la muerte de V alentinia-
gu.e si prontamente no le enviaban el no: _Pero en esto tenia un proyecto :
~~menso rescate que p€dia por ellas, ex1g1a que proclamasen Emperador de
1

rl'la "con una antorcha en una mano


una espada en la otra á buscarlo en
?dos los puertos de Italia y de Gre-
O<:cidente al mencionado Olihrio, cuya
mejor cualidad, segun Genserico, era
ser cuñado de su hijo. Como en Ro~na
Cia." * Roma rehusó pagar tributo al- rehusasen semejante cosa, Gensenco
gu.no, y el Emperador de Oriente qui- redobló sus hostilidades y semuró de
so entrar en transaccion con el bú rba- cadáveres y causó el mayor terror en
to; ;pero nada pudo obtener: Genserico todas esas costas ..... Diez aííos duraron
Ped1a imperiosamente " la dote de su despedazándose sin piedad vándalos, 1
f~era y el resca,te de la suegra y de su romanos y grieuos derramando sangre '
11Ja," Siete :ailos duraron aquellas
á torrentes en los' Imperios de Oriente 1
y Occidente, en favor y eu pro de Oli.
1
* Thierry, "Recita de l'histoire romaine."
_____________________________________ _____________ )
brio, el que aceptando la idea do Gen.

TOMO IV
34
©Biblioteca Nacional de Colombia
REV ISTA QUI NCE NAL . 271

-¡ Y qué l le respondí yo sorprendida, Levantad, les dijera, vuestro s ojos


¿Si la pasada vida D.e sus caros despojo s;
Con que soñaste á renacer volvier a? ... llfirad al cielo y olvidad la tierra.
¿Si distinta pudiese ser tu suerte Sus bellas ~!mas, de su Dios gozando,
Y, vencida la muerte, Os estan esperando,
A tu lado tu esposo revivie ra? ... Y sólo polvo el cementerio encierra.

-¿Si, libres de pesar y desengaños, Oh ! no léjos estais ni separados


FloTecieran los años De esos séres amados ;
En que le amaste y que le fuiste cara? Os ven, os oyen, por vosotros oran !
¿Si el pasado volvier a sin enojos ? ... No pudiéra is querer que revivieran
Ella elevó los ojos Y de nuevo se vieran
Al cielo y respondió :-¡No lo aceptara ! Desterrados aquí con los que lloran!

Allí, de la muralla á Jos cordines,- Si quereis complacerles, con fe pu1·a


Un ramo de jazmines Rechazad la amargu ra ;
Entre las manos, - su mirar sereno 1Que siempre sea resignado el llanto !
Revelaba la dicha misteri osa Y llenad el vacío de su afecto
En que el alma reposa Con el gozo perfecto
Cuando es santo el amor y no terreno. Dol verdadero amor, profundo y santo !

Y aquel inmenso, imponderable anhelo


i Pocos meses des pues estaba muerta ! Que del amor del cielo,
Mas mi memoria incierta Sin saberlo quizás, consumo al hombre
La recuerda y la ve como aquel dia; Satisfecho por fin, y trasformado '
1Y nunca nada borrará en mi mente El dolor del pasado ....
Esa expresion ferviente Una ventura gozareis sin nombre !
De consuelo, de paz y de alegría !

n Y exclamareis entónces, como aquélla


Que, aún jóven y bella, .
Be este mundo encontró la dicha rara:
Por doquiera se escuchan los gemidos -Si ese pasado encanta dor volvier a,
. De hermanos afligidos, Y otra vez reviviera
T1:~stes vi:ndas, desolado padre; El que tanto lloré, no lo aceptar a !
IliJas amantes, cuya dura suerte B.&ll.EN ICE.
Es lamentar la muerte
Do alguna tierna y abnegada madre 1
____ 29 de Setiembre de 1880.
,......___

LA INDIA DE JUAN FERNANDEZ.

~570_

h.uma.nos que transit aban por esas de- 1


IV s~ertas soleda des eran los de la expedi -
. EN'I.'RE TaNTO que la expediciou ha- cwn de Malave~ de Silva que lo habian
/a
1 proseguido su camino, el mísero aband onado ; m aun tribus indío-enas
se e~c~n~raban ya por aquell as zo~as .. . 1
Uan Ferná ndez yacía tirado al pié de
~na palme ra aguard ando la muerte , y e;a Inut1l, pues, ag uardar que algun
~ogando á Dios que Re la manda ra án. ser human o llegara {¡, acomp añarlo en
es de que lo desped azara algun tigre ó el terribl e trance , entre la vida que se
que _le picara alguna serpie nte. Debía va y la muert e que llega ..... "Sin e m.
tnoru allí, i qué ganab a con desesp e. bargo, pensaba, si no tengo padre ni
:arse 1 N o babia en lo posibl
l , .
e espera n.
, madre , Clara piensa en mí.. ... i y pen.
.
za de mngun recurso,- os umcos seres sari de véras en este desven turado que

©Biblioteca Nacional de Colombia


272 LA MUJER.
hn.bia ofrecido volver al cabo de un año cbo, durante una media hora, hasta que
sin falta, 6 mandar noticias de su para. llegando á la entrada de un espeso bos.
dero, i y ba pasado ese tiempo y nada que, la oscuridad profunda que reinaba
ha sabido de él!" allí lo arredró tanto, que se detuvo, y
Y con aquella claridad de espíritu al detenerse sintió que todo él se des-
que tiene todo el que siente que este coyuntaba y caía sin sentido al pié de
mundo ya no es para él, creyó recordar una alta roca que estaba en el comien-
cierta frialdad en la despedida de su ce del bosque .... i Cuánto tiel'Y'po duró
novia, cierta modulacion en su voz, un así desmayado 1 no lo supo nunca; pero
no se sR.be qué en todo su aspecto, que al cabo de horas 6 tal vez minutos no
le heló el corazon. Esta idea que babia más, volvió en sí despertado por el
tratado de de,;echar siempre, á.ntes lo ruido más extraño y espanto~o que se
asaltó en aquel momento, y se hizo puede imaginar, des pues del silencio en
dueño de su alma . .. ¡ Ni aun ese consue. que babia estado ántes la naturalez;a
lo le quedaba en sus últimos momentos 1 entera y los animales de los bosques.
Empez6 á oscurecer, y las sombras i Qné era aquel ruido 1 Él mismo no
qne se extendieron sobre aquellas lla. lo s11bia, y por largo rato, tí.ntes de abrir
nuras pasaron por el espíritu del aban. los ojos, crey6 que babia muerto y se
donado portugues y le llenaron de re. hallaba á las puertas del infierno. Sin
pentino terror, el cual fué creciendo á embargo, á medida que iba volviendo
medida que la oscuridad se hacia más en sí comprendió que aquel estruend_o
densa, pues una nube que babia cu. no pro venia sino de las rifíu.s, los gn-
bierto el lado del cielo que poclia ver tos, las voces de una multitud de ani-
el moribundo, le tapaba todo como con males que vivían entre los árboles Y
manto fúnebre..... las malezas vecinas, y se habían desper-
-Morir sólo aqui! decia retorcién. tado 6. deshoras con algun gran comba-
dofle los brazos cou repentina dese~po. te entre tigres y jaguares, osos, leones
racion .... Señor ! Señor! i Qué crímenes y zorros, erizos y panteras .... En med~o
he cometido yo para que mi suerte sea de aquellos aullidos formidables, se oH1
tan negra?.. ... ~h felices los. que_ mue. el grito agudo de los monos, el quejido
ren con sus panentes, sus amigos JLmto, de las tórtolas, el silbido de las serpien-
con un sacerdote al lado que les allane tes, los broncos gemidos del araguato Y
el camino de la. eternidad y los con. los caparros, el grufíido impaciente ~el
suele!. ... felices los que en un hospital, hu ron y del puerco.espin, el gemdo
si no tienen ni amigos cerca, por lo lastimero de la lechuza, la voz tri.>te del¡
ruénos hay quien los mire, quien los y6..acab6, que parecía un grito humano,
compadezca, quien les dé un sorbo de unido al del trompetero, campanero Y
agua~ .... venturoso~ ¡qué digo l los que de varias clases de loros ... .. Compren-
siquiera mueren ú. la luz del día, sin diendo al fin el mísero portugues qle
estos fantasmas que pienso que mecer. lo que oia era el alboroto que sue e
, can, siu estas visiones que parece corno oírse con frecuencia en los bosques tro-
·i me apretaran en sus brazos !. . . . picales á media noche, trat6 de ender~¿
Horrorizado, temblando, inspirado zarse, abrió los ojos en torno suyo Y ~ 1
por el espanto y el delirio de la fiebre, el espectáculo más extraño: el sue o,
se levantó y ech6 á correr lo..:o, desa. cubierto de materias ve(J'etales en des-
lado, sio sa.ber lo que hacia, precipi- composicion, brillaba p;r toda~ parte~
ttíndose por medio del bosque de pal. con llll3 luz fosfórica que ilwmna~a. e
meras, y siguie: do, sin saber c6mo, la bosque con un esplendor fantásticO Y
huella de sus compañeros. No sentía extraño en tanto que las copas de ios
va sm piés llagados, no le faltaban las árboles 'estaban plateadas por cornp e-
fuer~as que le ha.bian desamparado, y to con la luz de una hermosísima lun~
huyendo de las vis.iones que le acosa- que parecía nadar sobre un cielo azx
b:!.n, corriú por un grandísimo tre- y Jespejado ... El aterrador estruen °
==~========~~~~--============---
----=-
©Biblioteca Nacional de Colombia
REVISTA QUINCENAL 273
continuaba en el fondo del bosque; unas mente en sí, y tragó algunos sorbos de
·veces parecía acercarse y otras se ale. agua que lo acabaron de ravivir.
jaba para volver despues. i Qué drama Ya habrán adivinado nuestros lecto-
tan espantoso se represeutaba allí, en res que la persona que así lo socorria
tanto que el· cielo sonreía tranquila. era la india María. V ea mos cómo ha.
mente, bafiando toda la tierra con la bia logrado hacerlo. Una vez que notó
luz de plata que derramaba el astro que todo el campamento se babia reti.
nocturno 1 '*' rado y dormídose basta el último solda.
do, confiados todos en que las hogueras
V alejarían á los tigres y panteras,- Ma-
ría se acercó á la hoguera más cercana,
A pesar del susto que babia tenido metió un poco de ceniza en una olla
Juan Fernúndez, que le había obligado seca, y dentro algunos carbones encen.
á huir a·nte los fantasmas sobrenatura. didos, en seguida llenó su ?~labazo de
les ideados por una fiebre ardiente, el agua, y recogiendo la vaSIJa en ql~e
estruendo de las voces naturales de los babia guardado el caldo que le habla
animales del bosque le calmó un tanto, dado el padre Castilbbndo, se orientó
pues tenia más horror á lo inventado cuidadosamente y á toda carrera tom6
por su propia imaginacion que :í. los el camino de regreso por donde había
peligros verdaderos que le cercaban. transitado la expedicion en la tarde
Una debilidad intensa se apoderó de ante rior. Para María no babia cosa al-
él, á tal punto, que sintió como si su guna que la arredrara en su caritativa
corazon se hubiese parado, y que su empresa, ni pensaba en el peligro cuan-
alma se le escapaba sin sentirla. do se acordaba que se dirigía h:í.cia el
.-Dios mio! elijo mentalmente, tened punto en que había quedado su amo.
Pledacl de mí ! Ah! si yo encontrara un Caminaba :í. todo trote, que es el cami-
sér viviente que me diera algun líqui- nar favorito de su raza, y con paso tan-
do para remojar mi garganta, creo que to más acelerado y sin descanso, que la
h:le vol veria la vida ... La vida! la vida!... carrera tendida de un blanco, que en
Le temo á la muerte en esta soledad .... breve se hubiera cansado. Al cabo de
Q.uiero la vida !.... Oh! si alguien vi. dos horas de marcha, cuando calculaba
nrera, qué dicha seria para mí!. ... La que no estaba muy distante del sit~o
fiebre ha calmado .... podría vivir si me en que babia quedado el portugues, v16
socorrieran ..... Socorro, Sefior de las que tenia que atravesar una ceja de sel .
.A..lturas !. ... Oh! mandadme un sér com. va espesa, en donde parecía como si se
Pas~ vo, que si viniera ahora, juraría hubieran dado cita todos los animales de
~e~lCar mi existen?ia á su servicio.... los ?ontornos: era tal el estrue_ndo que
e:uor ! Señor !. ... predad!.... se 01a. Algo alarmada con semeJante bn,•
. ~1 pensar así volvi6 á perder el cono. tahola pasó lo más aprisa posible aquel
~~nnento. Cuando volvió en sí fué sin. medroso sitio, y al llegar al otro extre-
lendo lágrimas que cain,n en gruesas mo se encontró de rondan con el cuer-
gotas sobre su rostro, y oyendo una voz po postrado, y al parecer sin vida, del
fue le decía, en tanto que un brazo le que iba :í. buscar. Poniendo sus ollas en
evautaba suavemente la cabeza: el suelo se acercó á Juan Fernáudez Y
-Amo mio de mi vida, tome vuesa empezó á tratarle de revivir, lo cual
n~rceJ este. sorbo de agua, t6melo por logró al fin, como hemos visto. ~n po-
N"108 !. .. . i 81 habrá muerto 1 afiadia.... cos minutos María babia recogido al-
o, a u~ está c.aliente .. :. . gunas ramas secas, y con las brasas
fr .A.l mismo tiempo s1n_t1Ó una . vasija encendidas prendí? una buena cande.
hiesca que le acercaban a los labios. El lada cerca del monbundo, el ~':e, au~­
zo un esfuerzo para volver entera. que su debilidad no le permlt1a :utl-
0"' Vé~se Humboldt en el viaje ya citado. cular palabra, no babia dejado de ver
odazzt, "Geografía de Venezuela," &c. lo que hacia su sirvienta, y c6mo en.
~------~----------------------------

©Biblioteca Nacional de Colombia


274 LA MUJER.

cendido el fuego puso sobre él la olla - i Cuál es?


con el caldo, el que una vez tibio echó -Quemandeis ú nuestro capellan, el
en una totumita pequeña que llevaba, padre Castilblando, que mañana mismo
y le hizo tomar algunos tragos. me case ....
La fiebre le babia abandonado, segu. - i Que os case 1 Estais en vuestro
ramente haciendo crísis con el terror de juicio? Y con quién por ventura?
que fué presa y la carrera por el bos- -Con María ....
que ; pero le quedaba una debilidad - i La india?
tan extremada, que no podía hablar ni -La misma.
moverse siquiera. De seguro ·que si la Sil va lo miró atónito.
india no hubiese llegado aquella noche - i Casaros con la india!María ?
misma, ú la madrugada Juan Fernán- -Pues ....
dez hubiera muerto. -Nodigais despropósitos, Juan Fer-
Una vez vuelto á la vida el portu- nández. '
gues, merced á los cuidados de la india, -Escuchad, pues, mi historia, y aun-
trató de dar algunos pasos, pero no pudo que la conoceis en parte, no podeis
sentarse siquiera, lo cual manifestó á saberla á fondo.
su salvadora con grandes muestras de Cont6le entónces sus angustias en
pesar, pues bien sabia él que si perma- aquella noche espantosa, y el voto que
necian allí otra noche, de seguro serian había hecho de consagrar su vida á la
devorados por las fieras. persona que lo socorriera si aquello su-
-No tengais cuidado, amo mio, con- cedía, aunque sólo lo aguardaba de un
testó l~ india con gran calma; yo os milagro.
cargare. -Y añadió: i de qué otra manera
-Tú, María! Imposible! podré dedicar mi vida á esta excelente
-N o me costará ningun trabajo, yo muchacha si no es dándole mi mano de
soy f~;terte y enseñada á cargar en casa esposo?
de mi señora, y adamas estais tan flaco -N o veo, por cierto, la necesidad de
y extenuado que no me será muy difícil tanto, repuso riéndese el Mala ver de
llevaros hasta el campamento. Silva; pero si insistís en ello ....
- i Y si ya lo han dejado, prosiguien- -Mi conciencia me lo manda así,
do la marcha 1 repuso Juan, y aunque dejé novia en
-N o harán tal, pues oi decir que Portugal, en las cercanías de Oporto,
iban á mandar una expedicion adelante, una guapa moza, más fresca que un ro-
y aguardarían varios dias en aquel sitio. sal y más sana que una fruta madura .. ··
Apéuas empez6 á quebrar el alba, - i Dejásteis novia europea, y q~e­
cuando María, arreglando el cargador, reís desposaros con una indígena ?ID·
( chinchO?'?'O) que siempre llevaba á terrumpióle diciendo el Adelantado.
cuestas, ?~lig6 á Juan Fernández á que -Pero ella está libre de tomar otro
la perm1hese cargarlo, y emprendi6 esposo, y no dudo que lo hará, pues
alegremente marcha de regreso al sitio há tiempos que se cumplió el plazo en
en que estaba rancheado Silva con sus que yo babia de volver. ... y desde estas
compañeros. soledades, i c6mo mandarle razon de que
Grande alborozo manifestaron loses- aún existo 1... Esto ya se acab6 .... Y con
pañoles con la buena obra de la india, María he de maridar, señor, que no haY
la encomiaron muchísimo, y cada cual remedio.... d
le codiciaba una sirvienta tan perfecta. Hablá.ronle al padre Castilblan °'
.Al cabo de pocos días Juan Fernán- que sin más requisitos que hacer jurar
1 dez se sinti6 enteramente repuesto, y á Juan Fernández que estaba soltero,
llamando al Adelantado le dijo séria- lo casó con María, que creyó .volv~rf:
mente: loca de alearía con el honor mcrelb
-Señor Gobern::~dor, quiero pediros para ella qu~ le hacia su amo.. . de
una merced que espero no me negareis. Cuando tuvo fin la expediclOU
~~----------------------~--------------------------------
©Biblioteca Nacional de Colombia
-
REVISTA QUINCENAL. 275
Malaver ele Silva, Juan Fernánclez se el deseo de dar á conocer ln.s ideas de
estableció en Santafé, en donde vivió aquel tiempo en punto ií los paíseR ame-
muchos años casado, y dice fray Pedro ricanos, no nos estimulara ií referir la
Simon que aseguraba el portugues suertede este hombre desgraciado. Afli-
'
"que estaba ,
más cont'.mto con Mana gido, ma8 no desesperado ~on el mal
aue si tuviera por mujer una gran se- éxito de su primera tentativa, se fué
ñora europea." luego al Pení, donde tenia bienes y fa_
milia · allí vendió sus propiedades, y de
VI vuelt~ 6. España encontró crédulos que
de nuevo lo siauieron con la esperanza
Antes de concluir este cuadro, dire- de lograr el Dorado, buscándolo por
mos de paso cuál fué el fin de la desas- diferentes caminos. Acompañado, pues,
trosa expedicion de don Pedro Malaver de ciento sesenta hombres, y llevando
de Silva. en su compañía á dos jóv'enes bijas su-
A medida que se fueron internando yas, intentó su disparatado descubrí-
en los Llanos los soldados d~l Adela~- miento el año do 1574, por la costa que
tado, que no encontraban mnguna fl- corre entre el Marañon y el Orinoco;
q:ueza y ni aun naturales que saltear, Y donde con lamentable estrago perecie-
Sln esperanza de hallar otra cosa que- ron todos, unos al rigor de las enferme-
no fuera hambre Y enfermedades, Y á dades que les produjo un clima nuevo
rnás desconte~tos con el ~énio díscolo Y para ellos, duro y destemplado; otros
duro del Cap1tan, resolv~eron abando-. á mano.s de los indios caribes que habi-
~arle,-lo cu~l fueron h.ac1endo po.r par- taban el Continente. Sólo escap6 de
tidas, y volv1end?, á tierras. habitadas esta catástrofe un soldado español, de
por españoles. V1endose casi s6lo Ma- nombre Juan Martín de Albujar, quien
laver tuvo que abandonar la empr~s.a despues de imponderables peligros, y al
mal de su gana, y vol ver á Barqmsl- cabo de diez años hubo de salit' á la
~eto en el ?ursa del año d; 1570. boca del rio Esequi~o, pasando despues
Aquí debenamos poner fin a su des- á la ciudad de Caroca."
graciada expedicion, dice Baralt, * si
.* Histor-ia de Venezuela, primer tomo, pá- S. A. DE S.
gina 219.

AL EMPEZAR EL TERCER AÑO DE La Muje'r (con [el número 49) se


comenzará la publicacion de una n?vela .históri?,a qu~ abrazará toda la, é,~oca
de la Indedenpencia, y será la contmuacwn de La JUVentud de .A.ndres.

ALGUNOS CONSEJOS A LAS SEÑORITAS.

VII estorbosa, por no tener suficiente in-


timidad en la casa en donde yace un
LUTO Y DESGRACIAS.
enfermo de gravedad, mandará con
UNA señorita bien educada debe ma- frecuencia á preguntar por él y ~ ofre-
~ifestar siempre un buen corazon, y cer sus servicios. Si cree necesano me-
antes que todo cumplirá con los debe- nudear las visitas éstas deben ser cor-
r~s que le impone la vida en sociedad, tas, y en ellas procurará servir real-
'VlSitando con particular solicitud las mente de algo. Es una de las faltas
casa~ en que baya enfermedad~s y des- más graves contra la Ul'banidad y el
gracias. Si acaso su presenCia fuere buen gusto, concurrir á la casa de un

©Biblioteca Nacional de Colombia

También podría gustarte