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DANTE ALIGHIERI
LA
DIVINA COMEDIA
TRADUClDA Y AN0TADA
p. Peoro Purgsó
BARCEL0NA.
LIBRERÍA DE D. JUAN 0LIVERES, EDITOR, IPRESOR DE S. I.,
CALLE DE EscUDILLERs, nº 57.
1868.
EL INFIERNO. ()
CANTO I.
(1) El sol.
(2) Aquel paso es el pecado mortal.
3) El camino que conduce á la virtud.
(4) Simbolo de la Lujuria.
(5). Símbolo del Orgullo y la Ambicion.
LA Dl VINA COMEDIA 7
(1) Can Grande della Scala, señor de Verona y protector de Dante.- Segun
algunos comentadores, Uguccione della Faggiola.
(2) Desiderabunt mori, et mors fugiet ab cis. (Apoc. CAP. lx, v. 6.)
LA DIVINA (OMEDIA 9
CANTO II
1) Eneas.
10 EL 1NFIERNO
(1) San Pablo, elevado al Paraiso en éxtasis santo: «Qu0; Aam vas electio
tts est muihu iste. » (Act. 1x.
(2) Che son sospesi» que están en suspenso , esto es, en el Linho.
LA DIVINA COMEDIA 11
l V
-
trar en mi corazon un ardor benéfico, que me hizo esclamar
como hombre decidido:
«Es tan caritativa la persona que me ha socorrido, como
benéfico tú que tan pronto has dado cumplimiento á las
palabras de verdad que te ha dirigido. Tu voz ha dispuesto
de mi corazon y llenádole hasta tal punto del deseo de em
prender el gran viaje, que vuelvo ya á abrigar nuevamen
/ te mi primer proyecto. Sigue pues, y será en lo sucesivo
uno solo nuestro deseo; tú eres mi guia, tú eres mi señor,
tú eres mi dueño.» Así le hablé; y como él emprendiese
r/ inmediatamente la marcha, entré en el camino profundo y
X
CAN. V. III
rº --
LA DIVINA COMEDIA 17
CANTO IV
r
20 EL INFIERNO
(1) Segun Clairions este el castillo la fama inmortal que ddquieren los
poetas por sus obras. Las siete mur llas indican las siete virtudes ósean
a usticia, la Fuerza, la Ten, anza, la Prudencia, la lnteligencia, 10
Sabiduría y la Ciencia. El riachuelo indicaria la elocuencia.
(2) Electra, madre de Dardano, del que descendió Eneas, fundador del
¿mperio romano.
¿A VENA 33 MEDIA 21
CANTO V
(1) Nec vero hae sine sorte datae, sine judice sedes.
Quaesitor Minos urnaln movet. ille silentfm
Concilium que vocal, vitasque et crimina discit.
(AENEIp. I. v.)
(3) ... Facilis descensus Averni:
Noctes atque dies patet atri janua Ditis º
Sed revocare gradum, superasque evadere ad auras,
Eoc opus, hic labor est.
(AENE1D. I. Vt,
Lata porta et a es via es nº ducitad perditionem.
(SAN M \TE o , vit.)
(8, 10 Vcni in . egu diogli luce muto.
LA DIVINA (¿OMEDIA 23
* ------
fé prometida á los inanimados restos de Siqueo. Luego sigue
la lasciva Cleópatra. »
Ví tambien á Helena, á la que fueron debidos tiempos
tan funestos; estaba tambien allí el grande Aquiles, que
al fin se vió obligado á combatir contra el amor. Así mismo
ví á Páris, á Tristan y á otras mil sombras que me señaló con
el dedo, y á los que Amor arrojó del mundo. Despues que
el sabio me hubo nombrado á las antiguas damas y caballe
ros, me sentí dominado por la piedad, y no pude menos de
esclamar: «Poeta, quisiera hablar á esas dos que vuelar
juntas y tan veloces en alas del viento.» A lo que me con
testó: «Aguarda á que estén mas cerca de nosotros, y su.
plicándoselo por el amor que les guia se dirigirán hácia tí.»
Asi que el viento les impulsó hácia nosotros, levanté la
voz: « Almas atormentadas las dije, venid á hablarnos, s,
es que nadie se oponga á ello.»
2, EL INFIERNO
(1) La ciudad de Ravena, situada ahora átres millas del mar. Francisca era
hija de Guido da Podenta, señor de Ravena. A pesar de que amaba á Pablo de
Rímini y del que era tambien amada, casó con su hermano mayor, Lanciotto,
príncipe cojo y deforme. No pudieron los dos amantes olvidar su inclinacion
primera ; cierto dia que eslaban ambos leyendo las aventuras de Lancelole
del Lago, el marido, que los estaba acechando, les pasó de una eslocada.
(2) Cain , esto es, el circulo de Cain,
LA DIVINA COMEDIA 25
CANTO VI
-
26 EL INFIERNO
=r----
28 EL INFIERNO veº
CANTO VII
CANTO VI
CANTO IX
CANTO X
(1) El emperador Federico Il, que con frecuencia estuvo en guerra con los
papas, contra los que escribió versos; fué escomulgado por Gregorio IX é
Inocencio IV, y murió en el año 1250. — Octaviano Degli Ubaldini, de Flo
rencia, que, a pesar de ser cardenal, perteneció al partido gibelino. El mis
mo dijo en cierta ocasion que, caso de tener a una, la perderia por los gibe
linos.
(2) Beatriz.
44 EL INFIERNO --.
CANTO X.
- CANTO XI
Primer recinto del séptimo círculo, ó de los Violentos. Los dos poe
tas encuentran al Minotauro, encargado de su custodia.—Los Vio
lentos contra la vida y los bienes del prójimo están sumergidos en
un rio de sangre.— Mas abajo encuentran los poetas una manada
de centauros. — Uno de ellos, el centauro Neso, lleva á Dante
en su grupa hasta allende el Flegeton.
- r: - -- -
LA DIVINA COMEDIA
CANTO XIII
(1) Pedro Desvignes, jurisconsulto de Capua. Fué por mucho tiemp0 favo
rlto del emperador Feorerico, del que era canciller. Acusado del delito dº
traicion , le fueron arrancados los 0.0s Su desesperacion fué tal que se es
trelló la cabeza contra los muros de su calaD0z0. Fue en 1249.
34 EL INFIERNO
(1) La Envidia.
(2) Esto es, el emperador.
(3) FeúCrico II.
—-
4.A DIVINA COMEDIA 55
Como las demás almas, desearíamos recojer nuestros des
pojos, á pesar de que ninguno de nosotros pueda revestirse
con ellos, porque no es justo tener aquello de que uno mis
mo se privó.
Les arrastrarémos aquí; y en este lúgubre bosque, cada
uno de nuestros cuerpos será colgado del árbol en que se ve
atormentada su sombra. »
Continuábamos atentos, creyendo que el tronco iba á
proseguir, cuando nos sorprendió un rumor parecido al que
oye el cazador cuando se dirige el jabalí al puesto que ocu
pa, seguido del mugido de la jauria y del ramaje.
Y hé aquí, que aparecen á nuestra izquierda dos desgra
ciados, desnudos y desgarrados, huyendo tan velozmente,
que rompian todas las pequeñas ramas del bosque.
El que iba delante: «¡Acude, muerte, acude!» Y el otro,
que se complacia en ir á paso lento, gritaba: « Lano, no
eran tus piernas tan ágiles en el combate de la Pieve del
Toppo;» y luego sin duda le faltó el aliento, puesto que de
él y de un arbusto hizo uno solo. (1)
Estaba tras ellos lleno el bosque de perras negras, que
ávidas corrian como los lebreles al quitárseles su cadena: Se
arrojaron dentellando sobre el condenado que estaba ocul
to, y despues de despedazarle, se llevaron sus miembros
palpitantes.
Mi guia me tomó entonces de la mano y me condujo has.
ta el arbusto que, en vano se quejaba de sus heridas que
manaban sangre.
« ¡Oh Jacobo de San Adrés! (2) decia, ¿por qué me has
(1) Lano de Siennes, habiendo sido atacado por las tropas de Arezzo, pre
firió Lano la muerte á la fuga, y pereció combatiendo heróicamente.
(2) Jacobo de San Andrés, jóven noble de Padua, que malbarató toda su
fortuna en poco tiempo. Se cuenta de él, dice Grangier, que yendo a Venecia
por el Brenta con otros jóvenes de la nobleza, al ver que cada uno de ellos
tocaba algun instrumento ó cantaba, se entretenia Jacobo por no estar ocioso
en arrojar sus escudos al rio. Como fuesen en otra ocasion varios nobles á
visitarle en su quinta, al verles desde lejos hizo pegar fuego á todas las ca
bañas y alquerías de sus colonos para recibir á sus amigos con mas pompa"
56 EL INFIERNO
CANTO XIV
Ar
clamó: «Tal fuí vivo, tal soy muerto. Aun cuando Júpiter
cansara á su forjador, del que tomó en su cólera el rayo
agudo con que fuí herido en mi último dia; y aun cuando
fatigase uno en pos de otro todos los negros operarios del
Etna, gritando: Ayudadme, ayudadme, buen Vulcano
como lo hizo en el combate de Flegra (1), y me pasase con
todas sus flechas, no lograria vengarse de mí cumplida
mente. » -
CANTO XV
(1) Es el Purgatorio.
LA DIVINA COMEDIA 61
lo largo del Brenta, para defender sus ciudades y castillos
antes de que el Chiarentana sienta el calor (1), construyó
allí el ingeniero, cualquiera que fuese, diques por el mismo
estilo, si bien no eran tan altos ni anchos.
Estábamos ya tan lejos del bosque, que imposible me
habria sido descubrirle por mas que hubiese vuelto la vista
atrás, cuando encontramos una partida de almas que se
dirijia hácia nosotros á lo largo de la ribera, mirándonos
cada una de ellas, como es costumbre mirarse de noche uno
á otro á los rayos de una nueva luna; y fijando en nosotros
su vista como la fija el viejo sastre en el ojo de su aguja.
Despues de tan detenido exámen, fuí conocido por una
de ellas que, me cogió del vestido esclamando: « ¡Qué ma
ravilla!»
Y yo, mientras ella me tendía los brazos, miré con tal
atencion su rostro quemado, que á pesar de lo muy desfi
gurado que estaba me fué dado conocerla á mi voz; por lo
que bajando mi mano hácia su rostro le dije: «¿Vos aquí,
ser (señor) Brunetto? (2)»
A lo que me contestó: «¡ Hijo mio! no te incomode el
que Brunetto Latini vuelva un poco atrás contigo y deje
pasar la partida.»
Y yo le dije: «De todas veras os lo suplico; si quereis
que me sienta con vos lo haré, si este no se opone, porque
voy con él.»
— Oh hijo mio, dijo, cualquiera de nosotros que se pare
un solo instante, queda despues cien años sufriendo esta.
lluvia, sin poder sacudir el fuego que le hiere.
Sigue pues adelante, y yo iré á tu lado, volviendo á reu-.
(1) Fiesole, villa situada mas allá de Florencia, considerada como la cuna
de los florentin0s.
LA DIVNA COMEDIA 63
aquellos romanos que quedaron todavía despues de cons
truido aquel nido de perversidad.
— Si todos mis votos se viesen cumplidos, le contesté,
no estariais vos aun fuera de la humana naturaleza, porque
tengo siempre fija en mi memoria, y me aflige en este ins
tante, vuestra querida, buena y paternal imágen, al ense
ñarme en el mundo como debia el hombre eternizarse; os
estoy tan vivamente reconocido, que no cesaré de publi
carlo mientras viva.
Lo que me referís acerca de mi destino, lo escribo y lo
guardo para hacérmelo esplicar, con otro texto (1) por una
Dama, que sabrá hacerlo, si puedo llegar hasta ella. Solo
quiero sepais que, con tal que mi conciencia no haya de
¿ de ello, estoy pronto á hacer todo cuanto esté de
mí exija la fortuna. -
CANTO XVI
-
LA DIVINA COMR)IA 67
más, contestaron las tres sombras, dichoso tú que así te es
dado hablar cuando te cuadra. Por esto si sales de estos si
tios sombríos y vuelves á ver las hermosas estrellas, cuando
quieras decir: yo estuve, haz que se hable de nosotros en
tre los hombres.» Luego rompieron el círculo, y fué tal la
rapidez de su fuga, que parecian sus piernas ágiles haberse
convertido en alas.
Desaparecieron en menos tiempo del que se necesita pa
ra decir amen; por lo que mi maestro resolvió partir. Se
guíale, y apenas habiamos dado algunos pasos, cuando estu
vo ya tan cerca el rumor del agua, que apenas al hablar
nos, habriamos podido oirnos.
Como aquel rio que sigue su curso al salir de Montviso
hácia levante por la izquierda de los apeninos, que se lla
ma Acquacheta antes de arrojarse á un cauce mas profundo,
donde pierde su nombre en Forli, y que formando luego
una cascada muge sobre el San Benedetto, donde para mil
hombres pudiera ser un retiro; (1)
Asi nosotros de debajo de la escarpada roca, oimos re
tumbar tan fuertemente el agua teñida de sangre, que
quedó en breve atronado mi oido. Tenia una cuerda ceñi
da, con la que pensaba antes apoderarme de la pantera de
piel atigrada; despues de habérmela quitado, conforme me
mandó mi guia, se la presenté arrollada. Él entonces se
volvió hácia la derecha, y de bastante distancia del borde
la arrojó al profundo abismo.
Preciso será dije para mí, que algo corresponda á la nue
va señal que el maestro dá. « ¡Ah! ¡Cuán circunspectos
deberian ser los hombres cerca de aquellos que no ven so
lamente los actos, sino que leen con inteligencia en el fon
do de los entendimientos »
Él me dijo : « Pronto va á llegar lo que espero, y preciso
será que en aquel mismo instante sepas y veas claramente
lo que ahora tanto te ocupa.»
(*) La Abadía de San Benedetto podria por su capacidad y las ventajas de
Su posicion contener hasta mil religiosos.
68 EL INFIERNO
CANTO XVII
Salen los poetas del séptimo circulo, llevados por Gerion. —0ctavo
círculo ó el de los Fraudulentos.
(1) Los Umbbriachi que llevan gules con una oca blanca.
(2) Armas de Scrovigni de Padua.
(3) Vitaliano del Dante, insigne usurero de Padua.
(4) Juan Buiamonte, otro usurero de Florencia.
(5) Gerion, rey de Erytia, imágen del Fraude. Tenia tres cuerpos, y de
aqui sus nombres de tricorpor, triformis, tergeminus. Fué vencido por Hérº
Cules.
LA DIVINA COMF). A 74
rido en el peligro, así que hube montado, me estrechó en
sus brazos, me sostuvo y dijo:
« Gerion, emprende ahora la marcha; no evites los an
chos rodeos y haz que el descenso sea corto: piensa en la
nueva carga que llevas.»
Como el barquich uelo que se aleja de la orilla, empezó á
retroceder, y cuando sintió la libertad de todos los movi
mientos , volvió la cola hácia el pecho, y alargándola, la
agitó como una anguila, atrayendo con sus garras el aire
hácia sí.
No creo que estuviese Faetonte poseido de un terror mas
¿ cuando abandonó las riendas y se abrasó el cielo
como puede verse todavía, ni el desgraciado Icaro cuando
al calentarse la cera, sintió que iba á perder sus alas, y
que su padre le gritaba : « ¡Tomas un mal camino!» de lo
que lo fué el mio, cuando me ví en los aires, sin gozar por
todas partes otra vista que la de la fiera.
Empezó nadando pausado y lentamente; luego dió vuelº
tas siempre en descenso, sin que yo me a percibiese de ello
mas que por el viento que azotaba mi rostro y que gemia
debajo de nosotros.
Al propio tiempo oí que hacia el abismo é mi derecha un
estruendo horrible, que me hizo inclinar la cabeza y los
ojos; entonces fué cuando mas temor me causó el precipi
cio, porque ví fuegos, oígemidos y trémulo me replegué
sobre mí mismo.
Y, asi como antes no veia, ví entonces que descendíamos
dando vueltas en torno de grandes dolores que se nos
acercaban cada vez mas por todas partes.
Como el halcon que por mucho tiempo ha agitado sus
alas sin descubrir señuelo ni ave, y que hace al fin esclamar
el halconero: «¡Ah desciende pues !» cansado, á su voz
desciende de la altura en que trazaba cien círculos rápidos,
y que lleno de despecho y de hiel se posa lejos de su dueño,
al nos dejó Gerion en el fondo del abismo, al pié de un
peñasco ruinoso; y al verse libre de nuestras personas, se
aleió como la flecha al dispararse el arco.
2. EL INFIERNO.
XANTO XVII
--- — ----
LA ), VINA C)y jA 73
(1) Caballero muy espléndido y genéróso; pero al que Dante pone aquí por
ser un gran adulador.
(2) No se trata de la famosa Thais de Corinto, y sí de un personaje de una
comedia de Terencio: tal es la cortesana imaginaria que Dante coloca en el
infierno. Segun uno de los mejores comentadores, Thais desempeña el prin
cipal papel en el Eunuco de Terencio Fuedria, hijo de Lachés, está perdi
damente enamorado de ella, asi como tambien el capitan Thrason. Envia este
á Thais un jóven esclavo por medio del parasito Gnaton. Cuando éste le dijo
haber desempeñado ya su encargo, le preguntó Thrazon: «¿Ha parecido mos
trarse satisfecha? ¿no le ha encargado que me diºsºs lºs Grees?-Mucho,
y espresivas, le contestó Gnaton.
Magnas vero agere gratos Sassº º
-s D
76 EL INFIERNO
CANTO XIX
(1) Se lee en las Actas que, Simon, mágico de Samaria, ofreció dinero á.
San Pedro para comprarle el don de hablar todas las lenguas y de hacer mi
lagros, y que fué maldecido por los apóstoles: los simoníacos son todos aque
llos que, como Simon, negocian con las cosas espirituales.
(2) San Giovanni, bautisterio de Florencia.
le (3) Habiendo Toto Dante el cobertor del bautisterio, fué acusado de sacrl
gio. -
LA DIVINA COMIEDIA 77
«M3ectro, quien es aquel que, furioso se agita mucho
mas que sus compañeros, le dije, y al que la llama ator
menta y se ceba con preferencia?»
Y él á mí: «Si quieres descender á la parte inferior de
la ribera, sabrás por él sus crímenes y los de los demás. »
A lo que contesté. «Haré gustoso todo cuanto tu quieras;
eres el maestro y ya sabes que no me separo de tu volun
tad; hasta sabes aquello que se calla.»
Subimos entonces á lo alto de la cuarta calzada y dando
luego la vuelta, descendimos por la izquierda al fondo del
foso estrecho en que habia los agujeros. Y el buen maestro
no me hizo separar de su lado hasta haberme conducido al
agujero de aquel que tanto se lamentaba con su pierna.
« ¡Ah cualquiera que seas, tú que estás vuelto de cabe
za en el suelo y de piés en el aire, alma infeliz, tranquilízate
si puedes. (1)
Era mi posicion la del religioso que confiesa al pérfido
asesino que, cuando está perdido, le llama á sí para evitar
la muerte.
El esclamó á su vez: «¿Ya estás aquí? ¿ya estás aquí
Bonifacio? (2) Muchos años ha que la prediccion ha dejado
de cumplirse. ¿Tan pronto te han saciado aquellos bienes
por los que no temiste casar por el fraude con la augusta
dama (3) y ultrajarla ?
Quedéme como aquellos que se avergüenzan de no com
prender lo que se les dice, y no saben que contestar.
Entonces Virgilio dijo: «Contéstale pronto, no soy aquel,
no soy el que tú eres; » y yo le contesté como me fué pres
crito. Por lo que el espíritu crispó sus dos piés; y luego
lanzando un suspiro, me dijo en voz quejumbrosa: «¿Pues
qué pides?
CANTO XX.
(1) Anfiarao , uno de los siete reyes que sitiaron á Tebas. Habia predicho
que moriria en aquel sitio, y con efecto, abrióse la terrº en lo mas récio del
combate y se lo tragó con su carro.
(2) Tiresias, se volvió Tebano. Vid. Ovid. Metam, lib. II.
(3 Aron , se volvió toscano. Vid. Lucano Farsalia. P. 1.
(*) Manto, mágica, hija del teban0 TI resias. Despues de la muerte de su
padre, abandonó a su patria para librarse de la Irania de Creon, y despues
de halherido por mucho tiempcer ante, llegó a Italia. Tuvo de Tiberino, á
Ocno ó Banor, fundador de Mantua.
... Nam que sepulcrum
Incipit apparere Blanoris....
Qui muros matrisque dedit tibi, Mantua, nomen Virgilio. )
(5) Tebas.
6
82 EL INFIERNO
CANTO XXI
Quinto foso del octavo círculo, que contiene á los que hacen de la jus
ticia un vergonzoso tráfico. Están sumergidos en un lago de pez hir
viente. — Los demonios armados de arpones, se lanzan firiosos
contra los poetas; pero á la órden de su jefe, les dejan libres el
paso.—Infierno grotesco.
CANTO XXI
CANTO XXIII
(1) Dícese que hubo un abad en Colonia, tan ambicioso é insolente, que
pidió permiso al Papa para que sus monges pudiesen llevar capas de escar
lata, cinto, espuelas y estribos de plata dorada cuando montasen. El Papa.
lejos de acceder á su demanda, ordenó que en lo sucesivo él y sus monges
usasen capas negras mal hechas y cintos y estribos de madera,
(2) El emperador Federico II encer aba á los reos de lcsa magestad entre
dos planchas de plomo para hacerlos arrojar de aquel modo á las llamas.
LA DIVINA COMEDIA 95
trás de mí « Detened vuestros pasos, vosotros que tanto
correis á través del aire sombrío ;
Y tú podrás tal vez alcanzar de mí lo que pides.» Luego
se volvió mi guia diciendo : « Aguarda y modera tu paso
hasta igualar el suyo. »
Paréme, y víá dos que mostraban en sus ojos gran deseo
de estar conmigo; pero el enorme peso y lo angosto del
camino, los hacian retardar.
Despues de haberme alcanzado, me miraron con ojos
torvos sin proferir palabra; luego se volvieron uno á otro,
diciéndose :
a Este parece vivo por el movimiento de su garganta;
y? en caso que sean muertos, ¿por qué privilegio se ven li
bres del pesado manto ?»
Luego me dijeron: «Oh Toscano que has logrado llegar
hasta la mansion de los tristes hipócritas, dígnate decirnos
quien eres. »
Y á mi vez les dije: « Nací y he crecido en las riberas
del hermoso rio Arno, en la gran ciudad (1), y conservo
aquí el cuerpo que he tenido siempre.
Pero vosotros. en cuyas mejillas se vé pintado tan gran
sufrimiento, ¿quiénes sois? y, ¿cuál es la pena que pesa
sobre vosotros con tal brillantez?»
A lo que me contestó uno de ellos: «. Estas capas amari
llas son de un plomo tan pesado, que nos hacen inclinar,
como á la balanza inclina el peso.
Fuímos frailes alegres, y ambos boloneses. Yo me lla
maba Catalano y este Loderingo. Tu ciudad nos nombró
magistrados, insiguiendo la costumbre de elegir á un hom
bre neutral para conservar su paz, lo que supimos hacer
nosotros exactamente, segun puede verse aun en las in
mediaciones de Gardingo. (2)
(1) Florencia.
(2 Es el pueblo que aludiendo á la vida alegre de los frailes de Santa
Maria, órden caballeresca fundada por Urbano IV, les dió, despues de haber
degenerado, el nombre de Frailes Alegres.- Dos de ellos Napoleon Catala
96 EL INFIERNO
CANTO XXIV
Séptimo foso del octavo círculo, ósea el de los ladrones. —Se ven
mordidos por horribles serpientes.— Vanni Fucci de Pisidia —Sus
predicciones contra su patria y contra Florencia.
(1) Diabolus.... mendar est et pater mendacii. (S. Juan, cap. viii, v. 44.) &
7 ,
93 EL INFIERNO
CANTO XXV
(1) Vanni Fncci, al verse preso por el robo de los vasos sagrados de Pis
toia, acusó al notario Vanini della Nona, en cuya casa los tenia, y el cuia
fué ahorcado Siendo inocente.
(2) Piceno, donde los Blancos fueron vencidos y derrotados, en 1301, por
el marqués Marcelo Malaspina, que mandaba á los Negros.
(3) Dante que pertenecia al partido de los Blancos, fué desterrado.
102 EL INFIERNO
(1) Capaneo.
(2) Semperque recenti.
Cede tepebat humus, humus, foribusque afixa superbis.
Ora virum tristi pendehant pallida tabo.
MENEl D, l. viil.
LA DIVINA COMED. A 103
CANTO XXVI
Llegan los poetas al octavo valle del octavo círculo, ó de los Malos
Consejeros.— Están en medio de las llamas.—Ulises refiere al poe
ta su vida errante y su muerte.
CANTO XXVII
(1) Segun los mas antiguos comentadores, Dante designa el Purgatorio con
aquella montaña, sobre la que hay el Paraiso terrestre.— Segun los mas
recientes, designa la Allantida de Plalon ó la América.
(2) Al otro, esto es á Dios.
(3) La llama envolviendo de nuevo á Ulises y Diomedes.
(4) El ateniense Perilles fué el primero que estuvo encerrado en aquel toro
de alambre que el mismo inventó para Falaris, tirano de Sicilia.
LA DIVINA COMEDIA 111
CANTO XXVIII
Noveno valle del octavo círculo, donde son castigados los autores
del escándalo, de cismas y de heregías, — Se vén incesantemente
acuchillados por la espada de un demonio. — Allí observa Dante el
suplicio que sufren Mlahoma, Aly, Pedro de Medicina, Mosca y
Bertran de Bornio.
(1) Fray Polcino predicaba el año 1305 en los montes de Novara la comuni
dad de mujeres y de bienes. Habia logrado reunir ya mas de tres mil secta
rios. Perseguido por las tropas del obispo de Benevento, fué hecho prisionero
Con Su esposa Margarita , y quemado vivo con ella en la ciudad de Novara
Maniçgaron amb05 en Su suplicio un valor heróico.
LA DIVINA COMEDIA 117
me engañe; acuérdate de Pedro de Medicina (1), si vuelves
alguna vez á la hermosa llanura que desciende de Vercelli
á Marcabo; dí á los dos mejores de Fano, ó sea á Guiado y
á Angiolello que si la prevision no es vana en estos sitios,
serán arrojados ambos de una barquilla, y ahogados cerca
de Cattolica, por la traicion de un tirano desleal. (2)
Desde la isla de Chipre á la de Mallorca no habrá visto
nunca Neptuno cometer un crímen tan enorme por los
forbantes ó la raza griega.
El traidor que no vé mas que de un ojo y que gobierna
la tierra, y que, tal como está aquí cerca de mí, quisiera
no haber existito nunca, les llamará á una conferencia con
él, y obrará de tal modo, que ni los votos ni las súplicas
tendrán ya necesidad de obrar contra el viento de Fo
cara. » (3)
A lo que le contesté: « Indícame, si quieres que hable
de tí allá arriba, quien es ese á quien el aspecto de aquel
pais fué tan amargo.»
Entonces llevó la mano á la quijada de uno de sus com
pañeros, y le abrió la boca gritando : « Héle aquí; pero no
habla.
Era aquel, que, arrojado de Roma, ahogó la duda en el
corazon de César, afirmando que, para el hombre que es
tá dispuesto, es siempre peligroso el retardo ó la espera. (4)
Ah cuán aterrado me parecia con su lengua troncha
da en su gaznate, aquel Curion que tan audaz fué en el
hablar.
Otro condenado, que tenia las manos cortadas, levantó
sus muñones al aire sombrío hasta tal punto, que la sangre
----
118 EL INFIERNO
CANTO XXIX
(1) Gori del Bello, pariente materno de Dante, fué muerto por uno de los
Saccheti. Su muerte no fué vengada hasta treinta años despues por Ciene
del Bello su sobr, no.
(2) Bertran de Born , gobernador de Hautefort.
3) Éste valle, cuyo nombre procede de la laguna Uniana, está situado
enle Arezzo, Cortona, Chiusi y Montepulciano.
(á) Las marismas se estienden desde Pisa á Siena.
LA DIVINA COMIEDIA 21
el punto de cansar la muerte á todos los animales y hasta
al gusano mas imperceptible; ni que los antiguos pueblos
cuando, segun refieren los poetas, tuvieron que ser reno
vados por medio de hormigas, ofrecerian tan triste aspecto
como el que presentaban en el oscuro valle aquellos lángui
dos espíritus amontonados en diferentes grupos. (1)
Uno yacia sobre el vientre, otro sobre los hombros del
que tenia al lado, mientras otro se arrastraba á gatas á
través del triste camino ; mientras andábamos nosotros á
paso lento, mirando y escuchando á aquellos enfermos,
que no podían siquiera levantar sus cuerpos.
Víá dos de ellos, sentados, que se apoyaban mútua
mente, pareciéndose á dos tórtoras, puesto uno sobre otro
para ser calentados, que estaban de piés á cabeza cubier
tas de costras. Nunca he visto á criado alguno, aguardado
por su dueño ó velando á su pesar, tan veloz en remover
la almohaza , como lo era cada una de aquellas sombras
en rascarse para calmar la rabia de su comezon, en la que
no podia haber alivio alguno.
Se arrancaban con las uñas las costras de la lepra, como
arranca el cuchillo la escama del escaro ó la mas ancha de
algun otro pescado.
« Oh tú, que desprendes la corteza de tu piel con tus de
dos, dijo á mi guia á una de ellas, los cuales pareces conver
tir en tenazas, dime si hay algun latino entre los que están
aquí, y ojalá puedan tus uñas bastarte eternamente para
ese trabajo
— Nosotros, á quien vés tan deformes, dijo llorando uno
de ellos, somos ambos latinos; pero ¿quién eres tú que
nos preguntas ?»
A lo que contestó mi guia. «Soy un espíritu que he des
cendido con este viviente, de grado en grado, porque estoy
encargado de enseñarle el Infierno. »
(1) Durante el reinado de Eaco, hijo de Júpiter, e'kºual pobló nuevamente
la isla convirtiendo las hormigas en hombres. De aquí procede el nombre de
Mirmidonos.
122 EL INFIERNO
—
º ria-infad
LA DIVINA COMIEDIA 12
CANTO XXX
(*) Ll sienés Capoccio habia estudiado física é historia natural con Dante.
12: EL INFIERNO
(1) Hábil monedero de Brescia que de acuerdo con los condes de Romena
falsificó los florines que tenian la efigie de San Juan Bautista patrono de
Florencia.
(2) Guido y Alejandro son los condes de Romena y de Casentin antes citados
126 EL INFIERNO
CANTO XXX
CANTO XXXI
CANTO XXXIII
(1) Fray Alberico que habia reñido con todos sus parientes, supuso un
lia querer reconciliarse con ellos, á cuyo fin les invitó á una gran comida,
ro luego de estar servidos los postres les hizo asesinar. Esto dió lugar
.. un proverbio italiano, que dice: « Prob0 las frutas de fray Alberic0.»
(2) El circulo de Ptºlomeo, donde ha y los traidores á la amistad.
140 EL INFIERDO
CANTO XXXIV
(1) Jesucristo. -
(3) Quiso Dante que cada uno de los tres cantos terminase con la palabra
estrellas (stelle. ) — El canto del infierno tiene 720 versos.
CANTO J.
(1) Las cuatro virtudes cardinales, segun Lombardi, esto es, 1 a l. Aden
cia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza.
(2) El carro de la grande Osa.
(3) Ca de Utica. — Dante imita á Virgilio en el libro v111 de la Eneida,
Secret0s que pios; his dan tem jura Catonem.
(*) Beatriz; Infierno canto I.
LA DIVINA COMn JIA 147
ayudára a éste acompañándole. Pero, ya que es tu deseo te
espliquemos cual es nuestra verdadera condicion, te diré
que consiste la mia en no negar cosa alguna.
Este no ha alcanzado aun su último dia, pero se vió tan
cerca de él por su locura, que solo debia ya trascurrir para
él muy poco tiempo. Entonces, como he dicho ya, fuí en
viado á su encuentro para salvarle, y no habia otro camino
que el que he seguido.
Le he enseñado toda la raza condenada; y quiero ahora
hacerle ver los espíritus que se purifican bajo tus órdenes.
Decirte como le he conducido hasta aquí seria harto prolijo:
de lo alto viene la luz que me ayuda á guiarle aquí para
verte y oirte.
Dígnate, pues, acoger benigno su llegada; va en busca de
la libertad que es tan querida, como lo sabe el que por ella
desprecia la vida. Tú lo sabes, tú que por ella no hallaste
la muerte amarga y dura, y que dejaste en Utica el despojo,
que tan brillante aparecerá en el gran dia.
Los decretos eternos no pueden ser revocados por noso
tros. Este es viviente, y Minos no me detiene; yo soy del
círculo en que hay los castos ojos de tu Márcia, que, pare
ce aun suplicarte, corazon santo, que la tengas por compa
ñera y por tuya. Accede por su amor á nuestra súplica, déja
nos recorrer tus siete reinos; y yo mismo le daré las gracias,
caso de que permitas se pronuncie tu nombre allí abajo.»
«Márcia agradó tanto á mis ojos, mientras estuve en la
tierra, contestó él entonces, que obtuvo de mí cuantas gra
cias quiso; ahora que habita allende el rio culpable, no
puede ya conmoverme, á causa de la ley que fué hecha
cuando salí del Limbo. (1)
Pero, si como dices, una mujer del cielo te anima y te
dirige, no tienes que apelar á esos dulces halagos: te basta
con imolorarla en mi presencia.
CANTO II.
Al salir el sol estaban aun los dos poetas en la orilla, desde la que
vieron deslizarse por el mar una barquilla llena de almas, que un
Angel conducia hácia el Purgatorio. — Entre aquellas almas,
reconoció Dante á su amigo Casella, célebre músico. Casella se
distrae y canta, y Dante á su vez distraido le escucha cantando.
- Cólera de Caton, quien les reprende porque con tanta lentitud
se dirigen al sitio de la purificacion.
(1) Al lado opuesto del signo de Aries, en que se encontraba Daute, codº
dice en el canto l del Infierno, v.38. - t"»
-
-
--
- - - -
LA DIVINA COMEDIA 15
tud para oir las noticias, sin que nadie tema verse empuja
do, así se suspendieron en torno mio aquellas almas dicho
sas, olvidándose de ir á embellecerse.
Ví á una de ellas adelantarse con tanto afecto para abra
zarme, que me obligó á imitarla; pero, ¡oh vanas sombras
escepto para la vista. Por tres veces intenté circuirla con
mis brazos, y por otras tantas solo estos llegaron á mi pe
cho. (1) -
- -- - sº, - - -
CANTO III.
rº
-
- -
A - º r---- ---- - rº - -
CANTO IV.
(2) San Leo, ciudad del ducado de Urbiuo; Noli; puerto entre Final y Sa
VOna ; BíSmantua, nlonte de Lombardia.
158 EL PURGATORIO
(1) Esto demuestra lo difícil que es subir al monte del Turgatorio, pues
lo que para ello debe apelarse al ausilio de los piés que demuestran aqut ei
uen deseo, y al de 1s manos que significan las puenas y santas obras.
(GR ANu. EIt.)
LA DIVINA COMEIDIA 159
nen ambas un mismo horizonte y diferentes hemisferios.
Por esto verias necesariamente el camino que no supo recor
rer el carro de Faetonte en una ladera de esta montaña (1)
al paso que le verias tambien en la ladera opuesta del otro
monte, (2) con tal que no estuviese ofuscada tu inteligencia.»
« En verdad, maestro, le contesté, no habia visto nunca
tan claro como ahora, hasta en aquello en que mi razon no
llega. Asi es que el semicírculo del movimiento superior,
al que da cierto arte el nombre de Ecuador, y que queda
siempre entre el sol y el invierno, segun las razones que
acabas de darme, se aleja de esta montaña hácia el septen
trion, al paso que veian los hebreos á este mismo círculo
en las ardientes regiones del mediodia. Pero, quisiera saber
si tenemos aun que andar mucho, puesto que se eleva aun
esta montaña á mas de lo que puede alcanzar mi vista.
Y él á mí: «Es esta montaña de modo que cansa mucho
en su base, pero que disminuye el cansancio á medida que
uno la va subiendo, así que, cuando te parecerá suave y
será veloz tu paso en sus alturas, como el del esquife que
apenas riza allí abajo la superficie del agua, llegarás al tér
mino de este sendero. Aguarda estar allí para descansar de
tu fatiga. Nada mas te digos pues tengo todo esto por
cierto. »
Apenas acababa de pronunciar estas últimas palabras,
resonó cerca de nosotros una voz que decia «Quizás te veas
antes obligado á sentarte.»
Al sonido de aquella voz nos volvimos, viendo á mano
izquierda una gran piedra, que ni uno ni otro habíamos
notado; nos acercamos á ella, y habia allí algunas almas
tendidas á la sombra del peñasco, como hombres rendidos
por la indolencia.
Una de ellas, que me parecia cansada, y que estaba sen
tada entre las demás, abrazaba sus rodillas sobre las que
tenia oculto su rostro. (1)
«¡Oh dulce señor mio! dije yo, contempla al que se
muestra tan indolente como si fuese la pereza su hermana.»
Se volvió entonces aquella alma hácia nosotros, nos exa-.
minó mirándonos por debajo su muslo, y nos dijo : « ¡Vé
pues á lo alto, tú que eres tan valiente !»
Entonces conocí á aquel espíritu, y á pesar de la fatiga
que agitaba aun algo mi aliento, me dirigí hácia él;
cuando estuve cerca, levantó un poco la cabeza diciendo:
s ¿Has comprendido porque el sol guia su carro por el lado
de tu hombro izquierdo ?»
Su ademan indolente y sus breves palabras, hicieron aso
mar á mis labios una sonrisa casi imperceptible; y luego le
hablé de esta manera: « Belacqua, he dejado ya de compa
decerte (2); pero, dime: ¿por qué te sientas y te acurrucas
aquí de este modo ? ¿Aguardas una escolta, ó bien continuas
siendo aun esclavo de tus antiguos usos?»
Y él á su vez : « Hermanos, ¿á qué dirigirme á lo alto,
si no me permitiria llegar al sitio de las expiaciones el án
gel de Dios que está sentado junto á la puerta?
Preciso es que el cielo me detenga afuera por un número
de años igual al que pasé en la vida, por haber aplazado
hasta el fin los saludables suspiros de la penitencia; á me
nos que se eleve por mi la oracion de una alma en gracia.
¿De qué me serviria cualquiera otra prez, si tampoco seria
atendida en el cielo ?».
Y ya el poeta subia delante de mí diciendo. «Ven, pues,
ya que el sol toca al meridiano, y que va la noche á asentar
su planta en las playas de Marruecos.»
CANTO V
CANTO VI
CANTO VII
(1) Padre del emperador Alberto, tan rudamente interpelado por el poela
en su apóstrofe á ltalia.
(2) Ottocar, rey de Bohemia.
(3) Felipe el Romo, rey de Francia é hijo de San Luis.
(4) Enrique de Navarra.
(5) Pedro III, rey de Aragon.
(6) Carlos I, rey de las dos Sicilias y conde de Provenza.
LA DIVINA COMEDIA S
pronunciada, no menos que á Pedro, aquel otro que canta
con él, y que causa ya los justos lanuentos de la Pulla y la
Provenza.
Cuanto mas la planta ha degenerado de su semilla, tanto
(mas que Beatriz y Margarita) se enorgullece Constancia (1)
aun de su esposo.
Ved al rey de vida sencilla sentarse allí solo: es Enrique
de Inglaterra. (2) Al menos tiene el consuelo de que son
mejores los retoños salidos de sus ramas.
Aquel que mas abajo está tendido entre ellos mirando
hácia arriba, es Guillermo, por el cual Alejandro y sus
guerreros hacen llorar á Monferrato y el Canavesano. (3)
CANTO VIII.
- S. -- -— --
LA DIVINA COMEDIA 175
mis ojos se elevaban hácia la parte del cielo en que son las
estrellas mas lentas, como las partes de la rueda mas próxi
mas al eje.
Díjome entonces mi guia: «Hijo querido, ¿qué es lo que
estais mirando allá arriba?»
Y yo á él: «Miro aquellas tres antorchas por las cuales
está el polo ardiendo allí abajo. (1)
Y él á mí: «Las cuatro brillantes estrellas (2) que has
visto esta mañana han descendido allí abajo, y esas han su
bido á donde estaban aquellas.»
Mientras me estaba hablando, Sordello lo atrajo hácia
sí, diciendo:
«¿Ves allí á nuestro enemigo?» Y alargó el dedo para In
dicarle el punto á que debia mirar.
En aquella parte en que queda abierto el pequeño valle,
habia una serpiente, quizá la que dió á Eva el amargo ali
mento. Se adelantaba el pérfido réptil por entre la yerba y
las flores, volviendo de vez en cuando la cabeza hácia su
espalda, y lamiéndose como animal que pretende alisarse.
No ví, y por lo tanto no puedo decir como se movieron
los azores celestes, pero les víá uno y otro en movimiento.
Al oir el aire que se hendia bajo sus verdes alas, la ser
piente huyó y los ángeles subieron nuevamente á sus pues
tos, llevando igual vuelo.
La sombra que se habia acercado al juez cuando él la
llamó, ni un instante dejó de mirarme durante aquella aco
metida.
«Que la antorcha que te conduce á lo alto halle en tu
voluntad tanto alimento como se necesita para llegaral monte
esmaltado; » y luego continuó de esta manera : « Si sabes
algo del valle de Magra ó del pais vecino, dímelo, porque
fuí en aquella tierra verdaderamunte grande.
CANTO X
(1) El escorpion.
(2) Recuérdese la fábula de Prognco.
La Divina comienta 179
e Nada temas, dijo mi maestro, antes bien tranquilízate,
porque estamos en un puerto seguro; lejos de reprimir
puedes mostrar aquí todo tu vigor.
Has llegado al Purgatorio, mira el muro que le cerca y
e cierra; mira la entrada, vela allí donde está interrum
pido el muro.
Durante el alba que ha precedido al dia, mientras que
tu alma dormitaba allí abajo entre las flores que esmaltan
aquel sitio, ha venido una mujer, y ha dicho: «Yo soy Lu
cia (1), permitid que me lleve á ese que duerme, yo le he
socorrido en su camino.»
Sordello se quedó, así como tambien las otras hermosas
sombras, se te llevó y al ser de dia se dirigió á la montaña,
siguiendo yo sus huellas. Te dejó aquí, despues de haberme
indicado con sus hermosos ojos esta entrada abierta; des
apareciendo á la vez ella y tu sueño.»
Me quedé cual hombre que cree despues de haber duda
do, y en el que al temor sucede la esperanza por haberle
sido la verdad revelada; al verme mi guia sin cuidado al
guno, se dirigió hácia el alto muro, y por mi parte procuré
seguirle hácia la altura.
Ya ves, lector, como elevo el objeto de mis cantos; no
te asombre, pues, el que procure sostenerle cada vez con
mas arte. Nos acercamos, y vimos aquella parte en la que
antes el muro me parecia abierto como por una hendedura
que separa una pared; pero ví en ella una puerta con tres
gradas de derentes colores, y un portero que no proferia
aun palabra álguna.
Y como iba abriendo mas y mas los ojos, ví que estaba
sentado en la grada superior, y que era para mí su aspecto
insoportable. Tenia en la mano una espada desnuda que re
flejaba tan vivamente hácia nosotros sus rayos, que en va
no varias veces intenté mirarla.
«Decid desde aquí lo que quereis, esclamó; ¿dónde está
.—. * - ---
LA DIVINA COMEDIA 181
se abre. La una de estas llaves es mas preciosa, pero la
otra exige mas arte y mas inteligencia, por ser la que hace
mover el resorte.
« La tengo de Pedro, que me dijo ser preferible engañar
me por abrir la puerta que por tenerla cerrada, con tal que
los pecadores se postren á mis piés.» (1)
Luego empujó hácia adentro la puerta sagrada, diciendo:
« Entrad, pero sabed que el que está condenado á salir
debe mirar atrás.»
Entonces la metálica y sonora puerta del reino sagrado
rechinó sobre sus goznes con m33 fuerza que la con que
rugió la torre Tarpeya cuando se arrojó de ella al gran Me
telo, y quedó vacía de su tesero. 2)
Volvíme para escuchar atento el primer rumor, y pare
cióme oir una voz que cantaba entre otros dulcísimos acor
des: Te-Deum laudamus.
Lo que produjo en mí fué un efecto parecido al que se
esperimenta por lo comun cuando las voces y el órgano se
enlazan. Tan pronto se oyen, como dejan de oirse las pa
labras.
CANTO X
(1) Para comprender esto, debe saberse que, leyendo cierto día el papa
Gregorio el Grande la historia de Trajano, se afectó tanto al pensar que no
podia aquel emperador salvarse, á pesar de sus grandes virludes, por ser
pagano, que entró en una iglesia y oró tan devotamente por el alma de
Trajano, que de rºpºnte tuvo la revelacion de que Dios habia atendido sus
- tes preces, y que Trajano estaba libre de las penas del infierno; pero
propio tiempo se le intimó que no volviese á orar por ningun infiel 0 pa
ºsºs (GRANGl ER.)
184 EL PURGATORIO
(1) Di05,
LA DIVINA COMEDIA 1S5
CANTO XI.
(1) Irritados los sieneses del orgullo de Humberto, hicieron dar muertº
n Campagnatico á aquel hijo de los condes de Santalora. Su padre era Gºº"
lermo Aldebrandeschi.
188 EL PURGATORIO,
CANTO XII.
(1) Hija de Tántalo y esposa de Amion, que segun el poeta tuvo catorce
hljos. º
(2) Montes Gelboe, neque pluvia, neque ros veniant super vos. (Reg., l. Il.)
(3) Roboam, hijo de Salomon; diez de las tribus se sublevaron contra él.
(4) Alcmeon, hijo de Amfiara0
(5) Troya es la provincia.
(0) Ilion, la capital.
92 EL PURGATORIOe
13
19. EU. PURGATO (O,
CANTO XII.
CANTO XIV.
« -----------
LA DIVINA COMEDIA, 199
Y yo: «Por en medio de la Toscana pasa un pequeño
rio que sale á Falterona, (1) y al que un curso de cien mi
llas no basta á saciar; junto pues á aquel rio recibí yo mi
cuerpo mortal. Deciros quien soy seria hablar en vano, por
no ser aun mi nombre muy conocido.»
—. A no equivocarme acerca del sentido de tus palabras,
me respondió entonces el alma que me habia preguntado
antes, hablas del Arno.»
A su vez la otra dijo: «¿Por qué ha ocultado el nombre
de aquel rio, como se oculta el de toda cosa horrible ?»
Y la sombra que habia sido interrogada acerca de ello,
contestó de esta manera: «No lo sé, pero es muy justo que
se extinga el nombre de semejante valle, porque desde el
punto en que nace (allí do se eleva tan alto aquel monte
del que se desprendió Peloro, (2) que en pocos puntos es
mayor la altura de aquella montuosa cordillera,) hasta el
en que el rio se pierde para reparar lo que el cielo sacó de
la mar, á la que todos los rios deben las aguas que o tenta
su curso, han pervertido de tal modo su índole los habi
tantes de aquel miserable valle, que parecen haberse ali
mentado de los pastos de Circeo.
«Sigue aquel rio su exíguo curso por entre sucios lechon
cillos, (3) mas dignos de comer bellotas, que de alimentarse
con las sustancias de que viven los hombres; luego encuentra
en su descenso unos perros mas quisquillosos de lo que exige
su fuerza, (4) por lo que con desden les vuelve el hocico
y á medida que se aumenta y que va siendo mas rápido el
curso de aquel maldito y desgraciado rio, mayor es tambien
el número de perros que encuentra que se convierten en
lobos. (5.
«Cuando mas tarde se arrastra por profundas geru -ºtas
--- • -------
LA DIVINA COMEDIA, 20
«Este es Rinieri, el tesoro y la honra de la casa de Calbo
li, en la que nadie despues ha sabido heredar su mérito. Y
no son tan solo sus descendientes los que están privados,
entre el Pó y montaña, el mar y el Reno, de las cualidades
necesarias para la verdad y el contentamiento de la vida;
sino que hasta en aquellos mismos confines, está el suelo
tan cubierto de retoños venenosos, que todo trabajo en cul
tivarle seria ya tardío.
«¿Dónde están el buen Licio 1) y Arrigo Manardi, (2) Pe
dro Traversaro (3) y Guido de Carpigna? (4 ¡Oh romañoles,
oh raza bastardeada, puesto que en Bolonia echa un forjador
sus raices, 5 y que en Faenza un Bernardino di Fosco, (6)
salido de una pequeña grana, se convierte en noble tallo!
«No te asombre el que llore, oh toscano, cuando recuerdo
á Guido de Prata, Ugolino de Azzo, coetáneo nuestro, Fe
derico Tignoso y todos los suyos, asi como tambien á la fa
milia Traversara y á los Anastagi. Ah estas dos familias
han perdido su herencia de virtud! -
(1) Licio di Valbona, hombre honrado. Su hija casó con Ricardo, despues
de habérsele entregado.
(2, Los comentadores están discordes acerca de este personaje.
3) Pedro Traversaro, señor de Rávena, dió la malo de su hija á Esteban,
rey de Hun-ria.
(4) Guido, noble de Montefeltro.
(5) Alusion a Lambertuccio, forjador de oficio, convertido en gran señcr
(6) Hombre esforzado y de humilde nacimiento.
(7) Castillo de Romaña, gobernado por tiranuel)s. — Fantoli hºmbre vir
llao so.
202 EL PURGATORI0s
(1) Cain -
- - r --- -
----- º -
LA DIVINA coMEDIA. 203
CANTO XV.
CANTO XVI.
(1) El clelo.
(º, los deberes sociales.
1A
20 EL PURGATORI0.
1) El papa y el emperador.
(2) La Lombardía y la Romanía. - . . . .
(3) El emperador y Federico I.
(*) Alusion a Conrado de Palazzo, etc.
(º Porque Moises los consagró al sacerdocia, y - -. - - - --
- EL PURGAtoRio. - 211
—O tus palabras me engañan ó quieren tentarme, con
testó Marcos, puesto que al hablarme, toscano, parece que
nada sabes del buen Gerardo.
«No le sé ningun otro nombre, á menos que le dé el de
su hija Gajá. (2) Quedaos con Dios, puesto que yo no puedo
ir mas lejos.
«Mira como el alba brilla y blanquea ya al través del hu
mo. El ángel está aquí; y, preciso es que yo parta antes de
que él aparezca.»
Terminadas estas palabras, no quiso ya escucharme.
CANTO XVII.
tº) º aman. • 1.
mismo lo indagues.
CANTOX VIII.
Virgilio, que al terminar el canto anterior habia dicho, que toda obra
buena y mala procedia del Amor, demuestra aqui lo que es propia
mente el Amor, y trata de la Libertad humana. —Almas de los
Perezosos que recorrian el circulo corriendo.—Los dos primeros
del grupo citaban ejemplos de Celeridad, y los dos últimos, ejem
plos de Pereza.—Dante sucumbe al sueño.
Terminado su razonamiento, contempló el sublime doc
tor atentamente mis ojos por ver si parecia yo estar conten
o; mientras que yo, abrasado de una nueva sed, callaba ..
exteriormente y en el interiorme decia: «Quizá mis so
bradas preguntas le fatigan.»
Pero aquel verdadero padre notando el tímido deseo que
me animaba sin manifestarse, me infundió aliento para has
blarle, hablándome. -
(1) La TeuJoaa.
LA DIvINA COMEDIA. 3
«No obstante, para combatir aquel primer deseo ó volun
tad nació en nosotros la virtud que acouseja (la razon) y
que debe estar siempre en el umbral del consentimiento.
«La razon es el principio de que emana el merecimiento,
segun acepte ó rechace los buenos ó los culpables amores.
«Los sabios que por medio de la reflexion llegaron al fondo
de las cosas, reconocieron aquella libertad innata, y lega
ron al mundo la moral.
«Si suponemos que todo amor que nace en vosotros tiene
por orígen la necesidad, debemos suponer tambien que hay
en vosotros poder bastante para reprimirla
«Tal es la noble virtud á la que Beatriz da el nombre de
libre albedrío; procura pues no olvidarla si es que te hable
de ella.»
La luna, que tardía empezó á elevarse como á media no
che, hacia que nos pareciesen mas raras las estrellas, y se
mejaba en el firmamento un sello enteramente inflamado.
Recorria en el cielo aquella via abrasada por el sol, cuando
el habitante de Roma le vé declinar entre Cerdeña y Córcega.
Y aquella sombra benéfica, merced á la cual Piétola (1)
es mas famosa que cualquiera otra poblacion del Mantuano,
habia librado á mi espíritu del peso enorme que antes le
abrumaba.
Despues de haberme dado razones tan claras y sólidas
sobre todas las cuestiones, estaba yo como el hombre que
sueña mientras descansa; pero de repente desvanecieron mi
somuolencia algunas almas que se adelantaban detrás de
DOsOtTOS.
«Vuélvete hácia aquella parte; ¿no ves á los dos que vienen
triturando á la pereza?»
Seguian dos almas detrás de las otras diciendo: , La na
cion para la cual se abrió el mar, murió antes de que sus
herederos viesen el Jordan; y aquella que hasta el fin no
compartió las fatigas con el hijo de Anquíses, se condenó á
sí misma á una vida sin gloria. » -
CANTO XIX,
CANTO XX.
Todos están allíllorando y tendidos en el suelo —El Papa Adrianov.
—Mientras va siguiendo á su guia, habla Dante con el alma de
Hugo Capeto que le cita varios ejemplos de Pobreza, de Liberali
dad y de Avaricia.
Contra una voluntad mejor no debe nunca luchar volun.
-
-
(1) «In resurrectione enim neque nubent neque nubentur, sed erunt si
cun angelit Dei in coelo.» (S. Math.)=gLo que indica que en la rida etorna
todo el mundo será igual.» No habrá esposo ni esposa-,
a) Esposa de Marcelo, prºtector de Dante. a
224 EL PURGAToR10.
tad alguna; asi que, para complacer aquel espíritu, aun
á expensas del deseo, saqué del agua la esponja de mi cur
riosidad antes de que estuviese saturada.
Continué mi camino, y mi guia siguió tambien recorrien
do los puntos que habia libres á lo largo de las rocas, como
se recorre un muro estrecho á lo largo de las almenas; por
que las almas que destilaban por sus ojos gota á gota el
mal que contiene el mundo todo, llenaban todo el borde
opuesto. -
º (1) La Avaricia, -
y
& LA DIVINA (OMIDIA 23
(1) Acan fué apedreado por haber robado una parte del hotin de Jericó.-
Saira y Ananias, Heliodoro, Polimnestor, Craso, etc. son otros tantos
ejemplos de avaricia castigada. e$:
(2) Apolo y Diana.
228 e. EL PURGATORIO,
CANTO XXI.
-------------
230 EL PURGATORIO.
se eleva á se pone en movimiento para lanzarse á lo alto,
que es cuando la acompaña aquel grito unánime.
«La voluntad es la única prueba de la purificacion; ella
es la que excita al alma, libre ya de su terrible prueba, á
cambiar de morada; el alma goza de aquella justa voluntad.
«Bien quisiera el alma verse libre antes de aquella hora,
pero no se lo permite el deseo de purificarse; porque la
divina justicia la impone por castigo aquel mismo deseo que
ra impulsó al pecado.
«Y yo, que he estado tendida bajo el dolor por espacio de
mas de quinientos años, no he sentido hasta ahora mismo
la voluntad de una mansion mejor.
«Hé aqui porque has visto retemblar el monte, y has oido
á los espíritus piadosos alabar al Señor para que les admita
pronto en el cielo.»
Asi habló la sombra : « Y como se goza tanto mas en be
ber cuanto mayor es la sed, ímposible me seria decir el
contento que me dió. »
Y á su vez el sábio guia: «Ahora veo la red en que se
os coge, y el modo con que cada uno se libra de ella; por
que retiembla aquíelmonte, y de que os alegrais todos juntos.
«Permítame ahora saber quien has sido, y, ¿por qué du
rante tantos siglos permaneciste aquí tendido? Permítame
que lo deduzca de tus palabras.
—En tiempos en que el buen Tito, con el ausilio del gran
rey, vengó la herida de que brotó la sangre vendida por
Judas, contestó el espíritu, estaba yo allí abajo, llevando
el título que mas dura y mas honra (1), y era bastante cé
lebre, si bien me faltaba aun la fé.
«Fué tan dulce mi canto, que aunque Tolosano (2): Ro
ma me atrajo hácia sí, y merecí en ella que ornára"el mirto
1S S1816Se
CANTO XXII.
-T - -= - - - - - - - - - - - ---
234 EL PURGATORI0.
locára la fé, sin la cual las buenas obras son insuficientes.
«Si es así, ¿qué sol ó que luz disipó de tal modo tus ti
nieblas, que dirigieses despues tus velas hácia la barquilla
del pescador?»
Y él á él: «Tú fuiste el primero que me guió al Parnaso,
para beber en sus grutas, y el priuuero que me iluminaste
en el amor de Dios.
«Tú hiciste como el que va de noche, llevando tras él una
luz que no le sirve, pero que asegura en su camino á las
personas que siguen detrás, sobre todo cuando dijiste: «El
siglo se regenera, la justicia renace con los primitivos tiem
pos del género humano, y una nueva raza desciende del
cielo. (1)
«Por tífuí poeta, por tífuí cristiano. Para que mejor com
prendas mi obra, tenderé las manos á fin de darle colorido,
Ya el mundo todo estaba impregnado de la verdadera
creencia sembrada por los mensageros del reino eterno , y
tus palabras, antes citadas, se referian á los nuevos apósto
les: asi es que yo me acostumbré á visitarles.
«Luego me parecieron dotados de tal santidad, que cuando
Domiciano los persiguió, corrieron mis lágrimas confundi
das con las suyas. -
CANTO XXIII.
CANTO XXIV.
- -- - -- -
LA DIVINA COMEDIA, 241
16
242 EL PURGATORIO,
(1) Corso Donati, gefe de los Negros y hermano de Foresio que, era del
artido de los Blancos, Corso Donati fué muerto en las calles de Florencia
pen 308.
(2) Virgilio y Stacio.
2. EL PURGATORIO,
CANTO XXV.
- -----------, -—A -
LA DIVINA COMEDIA, 237
turaleza hace derivar todos los miembros; pero como de
animal pasa á ser racional, no puedes aun comprenderlo;
punto es este que hizo errar á otro mas sábio que tú (1);
contribuyendo con su doctrina á separar del alma el inte
lecto posible, por no ver en este ningun órgano particular.
«Abre tu corazon á la verdad que te presento, y sabe que
tan pronto como queda terminado en el fetus el articular
del cérebro, gozoso el Primer Motor se vuelve hácia aque
lla obra maestra de la naturaleza, y le inspira un nuevo
espíritu que rebosa de virtud; y que unido á su sustancia,
forma con lo que hay de activo en ella una sola alma que
vive, que siente y se agita.
«Y, á fin de que te asombren menos mis palabras, consi
dera el calor del sol, el cual se convierte en vino, si se und
al humor que despide la viña.
«Cuando Laquesis ha apturado el lino, el alma se separa
de la carne, llevándose contenidas en su virtud , las facul
tades divinas y humanas. Las facultades sensibles son casi
todas mudas; pero la memoria, la inteligencia y la volun-s
tad, tienen en su accion mas sutilidad que antes.
«Sin pararse llega al alma admirablemente por sí sola á
una de las riberas en que se le indica la via que debe seguir.
Luego que la sujeta el nuevo lazo, brilla la virtud infor
mativa en torno suyo del propio modo y con el mismo es
plendor de cuando vivió en sus miembros.
«Y, asi como cuando la atmósfera está lluviosa, por efecto
de los rayos del sol que se reflejan en ella, se presenta or
nada de diferentes colores; así la atmósfera en derredor to
ma la forma que le imprime virtualmente el alma que se
para en ella.
«Y, semejante á la llama que sigue al fuego en todos sus
movimientos, la nueva forma va siempre siguiendo al es
píritu.
«Finalmente como es aquella forma á la que debe el alma
su apariencia, se la llama sombra; luego organiza cada uno
(1) Averrhoes.
248 EL PURGATORIO. -
---- r----------
LA DIVINA COMEDIA. 29
CANTO XXVI.
(1) Beatriz.
LA DIVINA COMEDIA . 251
252 EL PUERCATORI0,
* -- —- ----
- -
LA DIVINA COMEDIa. 253
Me adelanté un poco hácia aquel que me habian indica
do, y le dije que mi deseo se disponia á hacer á su nombre
una recepcion graciosa.
Y él empezó gentilmente á decir:
Tan m” abellis vostre cortés deman,
Ch”ieu no me puosc ni m” voil á vos cobrire;
Ieu sui Arnaut che plor é vai cantan;
Consiros vei la passada follor,
E vei jauzen lo joi qu” esperdenan.
Ara vos prec, per aquella valor
Que us guida al som sensfreich é sens caiina,
Sovegna vos atemprar ma dolor (1)
Y se ocultó en el fuego que les purifica.
CANTO XXVII.
(1) «Me complace tanto vuestra cortés pregunta, que ni puedo ni quiero
ocultármelos.
» Soy Arnaldo que llora y va cantando: veo el dolor de la locura pasadora,
pero contemplo alegre el placer que esper y en el purvenir.
». Ahora 0s su ºlico, por esa virtud que os guia sin frio y sin calor hasta
la cumbre, que os acordeis de endulzar mi dolor.»
(2) San Mateo.
254 EL PURGATORI0,
CANTO XXVIII.
17
258 EL PURGATORIOe
--------
LA DIVINA coMEDIA. 264
Por esta parte desciende con una virtud que quita la me
moria del pecado; por la otra devuelve el recuerdo de cada
beneficio. -
CANTO XXIX.
Refiere el poeta que recorriendo con Matilde las orillas del rio Le
theo, vió en el bosque una luz resplandeciente, y oyó en los aires
una melodía suave; luego siguió una procesion en la que un Grifo
tiraba de un carro triunfal. Al llegar á presencia de Dante , paróse
el Grifo con todo su cortejo.
CANTO XXX.
CANTO XXXI.
CANTO XXXII,
(1) El árbol de la ciencia del bien y del mal , vivificado por Jesucristo ó
el Grlf0.
(2) La8 siete virtudes.
LA DVINA COMEDIA, 277
«Habitarás por poco tiempo este bosque, y estarás eter
namente conmigo, ciudadano de aquella Roma cuyo Cristo
es romano (1); así que, en bien del mundo que vive mal,
fija la vista en ese carro, y al volver allí abajo, procura es
cribir lo que has visto.» •
CANTO XXXII,
Dante, guiado aun por Matilde y Stacio, va á beber las dulces aguas
del rio Funoé.— Purificado, podrá ya en lo sucesivo subir hácia
las estrellas.
(1) Para comprender esta prediccion, debe saberse que Dantº quiere que
se escriba quinientos con la letra D, cinco con la letra V y diez con la letra
X. Estas tres letras forman la palabra Dua, general; de lo que se sigue que
un general destruiráá la prostituta y al gigante. Segun algunos comentado.
res, debia ser el emperador Enrique VII, segun otros, Can el Grande de
Verona.
(2) Alusion á estos versos de Ovidio:
« Carmina Naiades non intellecta priorum
Solvunt ingenis, etc. (Metam. vir.)
3) La Iglesia.
4) El Cristo que expió la falta de Adan.
(8). Pequeño rio de Toscana, que cubre de una densa capa de tártaro los
objetos sumergidos en él. -
LA" prvrNA coMEDIA. 284
«Solo por todas esas circunstancias conocerás, para tu
provecho espiritual, la justicia de Dios en el entredicho de
que rodeó aquel árbol.
«Pero, como veo que tu inteligencia es de piedra, y que
se ha oscurecido en el pecado hasta el punto de que te des
lumbra la luz de mis palabras, quiero que te las lleves,
si no escritas, al menos pintadas en tí, por la misma razon
que el peregrino lleva un bordon rodeado de palmas.».
A mi vez repuse: «Nunca la cera cambió la figura impre,
sa en ella; tampoco micérebro trasformará vuestra huella.
«Pero, ¿cómo es que vuestra palabra deseada vuela á tal
altura sobre mi vista, que cuanto mas procuran mis ojos
seguirla, mas facilmente a pierden?»
«Es para que conozcas, dijo ella, la escuela que has se
guido, á fin de convencerte que su doctrina puede seguir
mis palabras; y finalmente, para que veas que nuestra vida
se aleja de la divina, como se aleja de la tierra el cielo que
gira á mas altura. »
Entonces le dije: «No recuerdo haberme separado nunca
de vos, por lo que no me remuerde la conciencia en lo mas
mínimo.»
«Cabalmente no puedes acordarte de ello, me contestó
sonriendo; recuerda que has bebido las aguas del Letheo.
«Y si el humo prueba la existencia del fuego , aquel ol
vido demuestra claramente que tu voluntad preocupada ba
cometido otras muchas faltas.
«Desde ahora serán mís palabras tan claras cual conviene
á tu corta vista. »
Mas brillante y mas lento era á cada instante el sol al re
correr el círcs:lo del meridiano, que, cambia segun las di
ferentes situacio es de la tierra; cuando se pararon (como
se para la escolta ó guerrilla que precede á un cuerpo de
tropas, si ocurre alguna novedad en su camino) las siete
Damas al llegará un sitio umbrío que empezaba é ser ilu
minado y triste; pareciéndose su claridad á la que despiden
el verde follage y las negruzcas ramas de los Alpes sobre sus
frescos erroyos.
282 E, PURGATORIU),
FN DEI, PURGATORIO.
EI, PARAISO."
---s-en- «¿? o so-s--------
CANTO I.
CANTO .
(1) Avia Pieridum peragro loca nullius ante trita solo, etc.
(IUCRRT.)
288 EL PARA 180. , ,
Aquellos gloriosos Argonautas que pasaron á Colchos, se
admiraron menos de lo que os admirareis vosotros, cuando
vieron á Jason convertido en boyero, º " . . .
La sed perpétua y creada con el alma de llegar al reino
formado sobre Dios, nos llevaba con una rapidez casi igual
á la con que veis el cielo.
Beatriz miraba á lo alto, mientras estaba yo mirándola á
ella, y quizás en menos tiempo del en que se pone un dardo
en el arco, se desprende y vuela, me ví llegado á un sitio,
en el que una cosa admirable atrajo mis miradas. Entonces
aquella, á quien no podian ocultarse mis pensamientos se
volvió hácia mí, tan agraciada como bella:
« Eleva á Dios tu alma reconocida, me dijo, por habernos
trasportado á la primera estrella.»
Parecióme que estábamos envueltos en una nube lúci
da, densa, sólida y hermosa como un diamante herido por
el sol.
La perla eterna (1) nos recibió en su seno, como la su -
perficie del agua recibe un rayo de luz, permaneciendo
unida.
Siendo yo cuerpo, no se comprende aqui abajo como una
dimension puede admitir otra, ni lo que ha de suceder si
un cuerpo penetra en otro cuerpo; asi que, ardia en nos
otros el mas vivo deseo de ver aquella esencia en la que se
vé como nuestra naturaleza se une á Dios.
Allí se verá todo cuanto creemos por la fé, sin demos
tracion alguna; todo se manifestará por sí mismo, como la
verdad primera en que el hombre ha creido.
Yo contesté: «Señora, con todo el reconocimiento de que
soy capaz, doy gracias al que me elevó del mundo mortal.
Pero decidme: ¿cuáles son las manchas oscuras de este
cuerpo lugar que á tantas fábulas han dado lugar allí abajo
en la tierra con respecto á Gain? (2)»
(1) La luna,
(2) En las manchas de la luna, creia el pueblo ver a Cain llevando un
haz.
LA DIVINA COMEDIAs 299
Ella se sonrió y me dijo: «Si la opinion de los mortales
se extravía ante todo lo que no puede abrir la llave de los
sentidos, no deberian en verdad herirte tanto en lo sucesivo
los dardos del asombro; puesto que si sigue en pos de los
sentidos, bien vés que tiene tu razon cortas alas.
«Pero dime lo que tú piensas de ello.»
Y yo entonces repuse: « Lo que me parece aqui arriba de
forma diversa, debe de ser producido, á mi ver, por cuer
pos trasformados y por cuerpos densos.»
Y ella á su vez: «Verás de un modo cierto que tu creen
cia se basa en lo falso, si escuchas bien el argumento que
voy á opoherte.
La octava esfera presenta diferentes estrellas (1) que, por
la calidad y cantidad de la luz, puede notarse que son como
de distintos aspectos. Si los cuerpos trasformados y densos
produjesen aquellas diferencias, no habria en todas esas
estrellas mas que una sola virtud distribuida en mayor,
menor ó igual escala.
«Sin embargo, varias virtudes deben ser el fruto de prin
cipios formales, y todos esos principios, excepto uno solo,
serian destruidos por tu raciocinio.
«Además, si un cuerpo raro formase esas manchas negras,
de que me preguntas la causa, entonces el planeta estaria
en un punto ú otro privado de su material; ó como el cuerpo
de un animal, que tan pronto muestra su gordura como su
flaqueza, cambiaria de color el planeta en sus varias partes.
«Si los cuerpos raros formasen esas manchas, se manifes
tarian en los eclipses del sol, porque su luz pasaria al través
de la luna, como atraviesa los demás cuerpos raros, lo que
In O eS ASI.
CANTO III.
- se - “N -------- si - s.
294 EL PARAI80,
CANTO IV.
- -
s-- - \,
-
296 - EL PARAIS0.
«Tales son las cuestiones que posan con igual fuerza sobre
tu voluntad; así es que empezaré por aquella que tienen
mas hiel.
«Entre los serafines, el que mas penetra en Dios, sea
Moisés, Samuel ó uno de los dos Juanes (el que quieras,
no hablo de María, tiene su asiento en el mismo cielo en
que acaban de aparecérsete aquellos espíritus, y tiene los
mismos años de existencia.
«Todos aquellos serafines empero, embellecen el primer
círculo y es su vida mas ó menos dulce segun el grado en
«Aque las Athºvn o-Rsníritu.
esfera les esté destinada, sino para indicarreanorque esta
las esferas, la menos elevada.
«Tal es el modo con que debe hablarse á vuestro espíritu,
puestodeque
digno la solo comprende
inteligencia. (2) por el sentido lo que es luego o
se -s
298 EL PARAISO,
-” -- /- - r -/ - - -/ - - - ---
- ---- r---,
- y --- - --- r
LA DIVINA COMIEDIA 299
CANTO V.
CANTO VI.
CANTO VII.
(4) Adan,
(5) Ego sum via, veritas et vita (10AN., c. xiv.)
LA DIVINA COMEDIAs 309
CANTO VIII.
Dante y Beatriz suben á la esfera de Venus (el tercer cielo) que por
su humedad, dicen aun los antiguos comentadores, predispone al
amor.- Esta influencia antes dañina, es hoy espiritual y pura...—
Cárlos Martel, rey de Hungría, manifiesta al poeta que de un pa
dre virtuoso puede nacer un hijo vicioso.
CANTO IX.
por él: porque ni esa hija de Belo (1), que olvidó á Siqueo é,
hizo olvidar á Creusis; ni aquella Rodopea que fué enga
fiada por Demofonte, ni Alcides cuando tuvo á Iola encer
rada en su corazon, ardieron en mas llamas que no ardí
yo, mientras me lo permitió la edad.
«Con todo, aquí se está con arrepentimiento, antes bien
uno se regocija, no por las faltas, que no vuelven á la
memoria, sino por la virtud soberana que prevé y ordena.
«Aquí se admira á aquel arte que produce tan hermosos
y grandes efectos, y se descubre el bien por el cual el mun
do de arriba obra en el mundo de abajo.
«Pero á fin de que te lleves, libres de toda incertidumbre,
las ideas que han nacido en esta esfera, preciso es que con.
tinue en mis instrucciones.
«Tú quieres saber quien está en esa luz que centelleatai,
cerca de mí, como un rayo de sol en el agua pura y cris
talina; pues bien, sabe que esa alma apacible, es el alma
de Rahab, unida aquí á nuestra órden, en la que brilla en
primer término.
«Se elevó al cielo desde el punto en que termina la sombra
producida por vuestro mundo, antes de que fuese ninguna
otra alma librada por el triunfo de Cristo.
«Justo era que la dejase en alguna esfera, como una pal
ma de la gran victoria que él alcanzó con sus dos manos
clavadas en la cruz; porque aquella muger favoreció las
primeras hazañas de Josué en la tierra santa, que tan poco
excitan la memoria del papa.
«Tu ciudad (2), retoño de aquel que fué primero en vol
ver la espalda á su Creador, y cuya vida fué un abundante
manantial de lágrimas, tu ciudad produce y esparce una
flor maldita (3), que h» hecho descarriará las ovejas y car
neros, por haber coávertido el pastor en lobo. Por ella han
sido olvidados el Evangelio y los grandes doctores, y solo
(1) Dido.
(2) Florencia.
(3) Los florines de oro, moneda toscana.
32u, EL PARAI80s
CANTO X.
(2) El Z0díacO. x.
... , r
rº
2,
LA DIVINA COMEDIA, 3as
Por peco que se alejára de la línea recta, causaria arriba
y abajo una interrupcion en el órden del mundo.
Ahora lector, permanece en tu asiento, y piensa en las
cosas de que se da aquí una idea anticipada, si antes da
eansarte, quisieres llenarte de gozo.
Delante de tí he puesto el alimento, que ya de tí depende
el tomarlo; porque reclama para si todos mis cuidados la
materia de que me he hecho narrador.
El ministro mas grande de la naturaleza (1), el que im
prime al mundo la virtud del cielo y mide el tiemp, con
su luz, se volvia hácia aquel signo celeste que he o escrita
antes, hasta el punto en que las hores se presenta t, anes.
Yo estaba en él (2), sin haber notado mi asce son, como
no nota el hombre una idea antes de ou • y l ocurra
Y Beatriz, aquella muger á la qu s vs Da se oe bien
á un bien mayor tan súbitamente, que pc puede su pro
greso medirse en el tiempo; ella, tan brillante ya de sí,
ah! lo que fué en el sol donde yo entraba, lo que fué en
tonces, no por efecto de ningun color, sino por una luz
anas viva, nadie podria imaginarlo siquiera, aun cuando yo
por expresarlo apelase al ingenio, al arte y á todos sus re
eursos; pero puede creérseme y debe desearse verla.
No es estraño que nuestra imaginacion no llegue á tal
altura, porque nunca hubo mirada que penetrase mas allá
del sol. C,
Tal era la cuarta familia del Padre supremo, familia á la
que sacía sin hambre con mostrarle como de él dependen
el Espíritu y el Hijo.
Beatriz exclamó: «Da gracias, da gracias al sol de los
fíngeles que por su gracia te ha elevado á este astro visi
ble.»
Jamás el corazon de un mortal se vió tan pronto dispuesto
á la devocion y entregarse plenamente á Dios, como lo fut yº
al oir semejantes palabras: de tal modo mi amor se con
(1) El sol.
(2) Habia penetrado en el sol.
21
32 EL PARAISO,
1) La lura.
LA DVINA COMEDIA- 323
.gºse
CANTO XI.
CANTO XII.
(1) Eco.
(2) San Buenaventura.
330 EL PARAISO,
CANTO Áll.
(1) Santo Tomás de Aquino, por quien fué referida la vida de San Fran
CSCO.
(2) Puesto que tu primera duda está aclarada.
(3) Eva.
(4) El costado de Cristo.
º (5) El Verbo.
LA DIVINA COMEDIA, s83
«Desde ahí desciende hasta los últimos poderes, dismi
auyendo de tal modo su fuerza por grados, que acaba por
srear séres efímeros. Y esos séres son á mi ver, las cosas
engendradas que el cielo en su movimiento produce con
gérmen ó sin él.
« La materia de aquellos séres y la causa que los produce
pneden obrar de distintos modos, y cualquiera que sea la
forma particular de cada uno, siempre la idea divina apa
rece en él mas ó menos: por esto sucede que un mismo
árbol, dá, segun la especie, frutos buenos ó malos, y que
vosotros naceis con inclinaciones distintas.
«Si la materia estuviese enteramente dispuesta y el cielo
en toda su virtud suprema, aparecería la belleza ideal mas
acabada, pero la naturaleza dá siempre una forma imper
fecta, pareciéndose en sus obras al artista que conoce e
arte, pero cuya mano tiembla.
«Así que, si el ardiente amor dispone y hace descender
los rayes de la virtud primera, tenemos ya la perfeccion en
este punto. Por esto un dia fué hecha la tierra de un modo
verdaderamente digno de toda perfeccion animal, por esto
la Vírgen concibió sin mancha.
«En tanto apruebo tu opinion, cuanto que jamás la huma
na naturaleza fué ni será la que llegó á ser en estas dos
personas. A no seguir mas adelante, ahora tú empezarias por
esclamar. ¿Cómo es que ese llegó á ser sin igual? (1)
«Pero, á fin de comprender lo que parece incomprensible
piensa en quien era y en la causa que le escitó á pecar
cuando le fué dicho : « Pide, »
« No he hablado de modo que no pudieses ver claramen
te que aquel hombre fué un rey que pidió sabiduría á fin
de ser un verdadero rey.
«No deseó saber cual es el número de las naturalezas celes
tes, ni si lo necesario con lo contingente producen lo nece
sario , ó bien si est dare primum motum esse, ó si en un se
1) Salomon
336 EL PARAIS0.
1) El Cristo.
(2) Berta y miser Martino, son nombres pertenecientes á la ínfima plebe,
y que por lo tanto significan personas ignorantes.
EA OIVINA LOMBIDIA. 33
eomo se ve en el consejo divino; porque puede el uno la
vantarse y caer el otro.»
CANTO XIV.
Cada vez mas fortalecido, sube el poeta con Beatriz al quinto cielo,
el cielo de Marte.— Cruz resplandeciente en la que estaba Jesu
eristo con las almas de los Bienaventurados que habian combatid
por la fé.— Celeste armonía. -
22
3.35 EL PARAISO,
(1) La Trinidad.
(2) Aquella voz modesta es, segun Landino, Ma de Pedro Lombardo y se
gun 0tros autores, la de Salomon.
(3) Cuanto mas sabemos, mas amamos, y cuanto mas amam0s, mayor es
la luz en que estamos envueltos.
LA DIVINA (0M DIAs 339
y si por sus madres, por sus padres y por los séres que les
fueron queridos antes de ser llamas eternas.
Y hé aqui que en torno de aquellos resplandores nace y,
se añade una claridad igual á la de un horizonte luminoso,
y asi como al anochecer se empieza á entrever en el cielo,
resplandores nuevos que parecian ser y no ser, asi me pa
reció á mi ver nuevas sustancias que formaban un círculo
fuera de aquellas dos circunferencias.
¡Oh reflejo verdadero del Espíritu Santo! ¡Cuán brillant
se apareció de repente á mis ojos, que deslumbrados no pu
dieron resistirle! ,
Pero Beatriz se me mostró tan hermosa y riente, que
aquella vision debe quedar entre las que no ha podido re
tener mi memoria.
Sin embargo, mis ojos recobraron la fuerza necesaria pa
ra levantarse y me ví transportado solo con mi Dama al
cielo de una salvacion mas alta. (1)
Pronto noté estar mas elevado, merced á la sonrisa in
famada de la estrella, que me pareció mucho mas encar
nada que antes.
De todo corazon y con aquel acento que es el mismo en
cualquiera, ofrecíá Dios el holocausto de mi gratitud debi
da á aquella nueva gracia, y aun no se había extinguido en
mi corazon el ardor del sacrificio, cuando le sentí ya acep
tado y grato, porque se me aparecieron resplandores tan
deslumbrantes y encarnados entre dos rayos, que no pude
menos de esclamar: «¡Oh Helios, (2) cuanto les adornas!
Cual Galaxia (3) que sembrada de grandes y pequeñas
luces, extiende entre los polos del mundo una línea tan blan
ca que llena de duda á los mas sabios, formaban aquellos
rayos constelados en la profundidad de Marte, el signo verda
dero (4) que forma en el círculo la union de los cuadrantes.
(1) Fué transportado á un cielo mas alto, y por consiguiente mas cerca de
la vista de Dios, que es la salvacion verdadera.
(2) El sol.
(3) La Via láctea.
(4) La Cruz.
310 EL PARA30,
CANTO XV.
(1) Montemalo por Monte Mario, monte situado cerca de Roma; Uccellato
10, moute de cerca de Florencia. Quiere decir que entonces Roma me había
sido vencida aun por Florencia en belleza, pero que pronto sesaria el es
plendor de csta.
(2) Padre de la hermosa, Sualdrada,
3) Conrado llI, muerto en 1152,
LA DIVfNA COMEDIA- 345
marché contra la ley perversa de aquel pueblo (1) que,
por culpa de vuestro pastor, usurpa vuestros dominios.
«Allí, aquella raza infame me libró del mundo engañoso
cuyo amor envilece tantas almas, y el martirio me procuró
esta paz.»
CANTO XVI.
CANTO XVII.
CANTO XVIII.
(1) Bonifacio VIll, al que acusa de lanzar entredichos solo por procu
rarse dinero al levantarlos.
(2) Esto es en los florines que tenian la efigie de S. Juan Bautista.
LA DIVINA COMEDIAe 357.
CANTO XIX.
- -
LA DIVINA COMEDIA. 361
CANTO XX.
----
LA DIVINA COMEDIA, 363
de repente se calla satisfecha de la última melodía que la
ha saciado enteramente, me pareció la imágen del signo de
la voluntad eterna, á cuyo beneplácito cada cosa vuelve á
ser lo que es.
Y por mas que mi duda apareciese en mí como en el ví
drio el color que ostenta, no me permitió guardar por
mas tiempo silencio:
«¿Cuáles son pues esas cosas?» arrancó de mis labios
la fuerza de su peso, por ver grandes destellos de alegría.
Luego con ojo mas inflamado aun, me contestó el signo
bendito, por no prolongar mas mi asombro:
« Veo que crees esas cosas porque yo las digo, sin cono
cer su causa; de modo que, aunque proferidas, no dejan
de estar menos ocultas; haces como el que aprende por su
nombre y no comprende su creencia, si otro no se la es
plica.
« Regnum calórum cede al impetu de un amor ardiente y
de una esperanza viva que triunfan de la voluntad divina;
no como logra el hombre dominar al hombre; puesto que
solo triunfan porque aquella quiere ser vencida, y vencida,
triunfa por su bondad inmensa.
« Te admira al ver las almas primera y quinta de la ceja
en la region de los ángeles; pero no salieron paganas de
sus cuerpos, como tú crees, y sí cristianas, teniendo fé
viva, la una (1) en los piés que debian sufrir, la otra
(2) en los piés que habian sufrido.
«Una de ellas salió del infierno, del que no se vuelve
nunca con buenas intenciones, y volvió á tomar su cuerpo
en recompensa de una viva esperanza, sí, de una viva espe
ranza que dió tal fuerza á las preces dirigidas á Dios para
resucitarla, que logró inclinar su voluntad suprema.
« El alma gloriosa de que estoy hablando, unida otra vez
á la carne de que no tardó en separarse, creyó en él que
podia asistirla; y creyendo, se abrasó de tal modo en el
(1) Rifeo.
(2) Trajano.
----------
36 EL PARA SOa
CANTO XX.
CANTO XXII.
24
370 EL PARAlS0s
CANTO XXIII.
El poeta refiere que vió al Cristo brillando como el sol sobre los Bie
naventurados.— Luego vió á la Vírgen María llevando un cordero
que cantaba en voz suave y tierna.
(2) Los Apostoles, Floreve, flores, quasi lilium et dalc 0dorem. (Ecles
capit. ¿s
El Cristo.
4) La Virgen.
(5) La Virgen.
(6) El arcángel Gabriel.
LA DlVINA COMIELDIA. 37.
Al terminar así la melodía circular, tedos los resplan
dores profirieron el nombre de María.
El manto real (1) de todas aquellas esferas del mundo,
aquel manto que se inflama y anima aun mucho mas al
soplo de la influencia de Dios, tenia su borde interior tan
distante, que aunque colocado sobre nosotros, me era im
posible percibir su aspecto. -
CANTO XXIV.
(2) San Pedro con los Santos del Antiguo y Nuevo Teslamento.
376 EL PARAISO
"*
LA DIVINA COMEDIA. 379
Oh santo padre, ó espíritu que ves lo que creiste tan fir
memente, que venciste el sepulcro, despues de haberle
salvado otra planta mas jóven (1), dije, quieres que mani
fieste aquí la fórmula de mi viva creencia, y me pre
guntas tambien la causa. A lo que respondo: Creo en un
Dios solo y eterno que, sin ser movido, mueve todo el cie
lo por medio del amor y del deseo; y tengo en apoyo de
esta creencia no solamente pruebas físicas y metafísicas, si
no que me dan tambien otras, la verdad que llovió de aquí
para Moisés, los profetas, los salmos, el Evangelio y todos
vosotros los que escribísteís, despues de haberos santificado
el ardiente Espíritu.
Creo además en tres personas eternas, y creo en ellas
una esencia, de tal modo una y de tal modo triple, que
admiten á la vez sunt y est.
La misteriosa naturaleza divina de que trato ahora, ha
sido grabada varias veces en mi espíritu por la doctrina
evangélica: tal es el principio, tal la chispa que se convier
te en llama, y que centellea en mí como una estrella en el
cielo.
Como dueño que al recibir de su siervo grata nueva,
abraza con efusion á este despues de habérsela dado, me
circuyó el resplandor apostólico que me mandó hablar, al
callarme, despues de haberme bendecido y cantado tres
veces, en tanto le habian complacido mis palabras.
CANTO XXV.
CANTO XXVI.
25
386 EL PARAISO,
CANTO XXVII.
Cólera de San Pedro contra los malos pastores. —Los Santos se ele
van y desaparecen.—Hasta el mismo Dante sube con Beatriz á la
novena esfera, llamada el Primer-Móvil.—La naturaleza y la virtud
de aquella esfera superior le son reveladas.
CANTO XXVIII.
º
394, L PARAIS º,
CANTO XXIX,
(2) San Pablo, que fué en éxtasis elevado al cielo, y que enseñó a San Dio
Bisio,
(3) Mientras el sol y la luna están, el une en Oriente y la otra en Oes,
dente. -
LA DIVINA COMEDIA, ssa
lo preguntes) lo que tú quieres oir, porque lo he visto allí
do va á parar todo ubi y todo quando; no por aumentar su
perfeccion (lo que es imposible) sino para que su esplen
dor pudo decir brillando: Yo existo.
« El eterno amor se abrió en su eternidad fuera de tiem
po, fuera del espacio, segun le plugo, y engendró nueve
órdenes de amores; y no porque fuese antes inactivo,
puesto que ni antes ni despues la palabra de Dios corrió
sobre las aguas. (1)
« La forma y la matería unidas y regularizadas, salieron
de aquel acto exento de imperfeccion, como salen tres le
chas de un arco de tres cuerdas. Y asi como en el vidrio,
el ámbar ó el cristal brilla un rayo, y que desde el momento
de llegará una de aquellas materias hasta el en que queda
en ella enteramente formado no media intérvalo alguno,
asi aquel efecto triforme irradió á la vez de su Señor y su
Dios, sin distincion en su principio. (2)
«Entonces fué concreado y establecido el órden de aque
llas sustancias, y ellas fueron la cima del mundo en que el
acto puro se produjo. La pura materia ocupó el puesto in
ferior; pero en el centro unió un nudo tal á la fuerza y la
materia, que nunca se desanuda.
« Gerónimo ha escrito que los ángeles fueron creados mu
chos siglos antes de que el otro mundo fuese hecho; pero
esta verdad, expuesta aquí en tu presencia, está escrita en
varios pasajes de los escritores del Espíritu-Santo, como
podrás verlo tú mismo si con determinacion lo miras.
«Y hasta la misma razon lo comprende en parte, porque
como se explicaria que los motores hubiesen permanecido
tanto tiempo sin su perfeccion. (3)
«Ahora sabes á donde, cuando y como fueron creados
(4) Spiritus Domini ferebaur super aquas. ( Gen. 1.)
(2) A. Mamlani della Rovere, y desterrado tambien como Dante, debe
agradecérsele el haberse dignado mas de una vez aclarar este trabato coa
su "0 DSºj08,
(3) llulleran quedado en la imperfecclon, á no haber tenido el poder ne
casarlo para mover los cielos. (Grangier.)
396 EL PARAl30e
«Por esto allí abajo se sueña sin dormitar, los unos cre
yendo, y los otros por no creer que esto es la verdad; pero
hay en los primeros mayor falta y baldon. Nunca seguís
camino alguno al filosofar en el bajo suelo, tanto pueden
en vosotros la apariencia y sus quimeras.
« Sin embargo, es esta conducta mirada en lo alto con
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LA DIVINA COMEDIA, 397.
menos rigor, que la del que altera ó rechaza la Sagrada Es
critura. No pensais en la sangre que ha costado el sembrarla
en el mundo, ni en lo grato que es el que humildemente
sigue con ella su camino.
«Solo por parecer, cada cual apela á su ingenio y hace
invenciones que sirven de texto á los predicadores, y el
Evangelio calla. El uno dice que la luna retrocedió cuando
la pasion de Cristo, y que se interpuso á fin de que la luz
del sol no pudiese descender á la tierra; el otro, que la luz
se ocultó por sí misma, de lo que resultó que aquel eclipse
fuese tan sensible para los españoles y los indios como para
los judíos.
«Son en Florencia menos numerosos los Lapi y los Bin
di (1) de lo que lo son las fábulas que por do quiera en un
año se refieren en el púlpito; así es que las pobres ovejas
vuelven á su corral hartas de verde, sin que por ello su
ignorancia les sirva de escusa.
«El Cristo no dijo á su primer convento: Id y predicad
al mundo sandeces, si no que dió á sus discípulos la verdad
por texto; siendo esta por ellos con tal fuerza pregonada,
que en sus combates por encender la fé, convirtieron el
Evangelio en escudos y lanzas.
«Hoy se predican cosas grotescas y bufonadas, con las que
solo se procura excitar la risa del auditorio, puesto que al
lograrlo la cogulla se hincha. En cambio, se anida un pája
ro (1) tal en la punta de la cogulla, que si el vulgo le viese,
negaria el perdon á los en que él tanto confia.
De tal modo la necedad está arraigada en la tierra, que
sin ninguna prueba se cree en todas las promesas; de ahí
el que engorde el puerco de San Antonio, y que engorden
tambien otros muchos, que son peores que los puercos:
pagan en una moneda que no tiene cuño.
«Vuelve, empero, despues de esta larga digresion, los
(1) Nombres muy comunes en Florencia; Lapo por Jacopo y Dindo por
Aldebrandino.
(2) El demonio.
398 E, PARA150»
CANTO XXX.
CANTO XXXI.
CANTO XXXII.
San Bernardo indica al poeta el órden en que están colocados los San
tos del Antiguo y del nuevo Testamento.—Le hace contemplar
sobre todo la gloria altísima de la Vírgen bienaventurada.
En medio de su dicha, tomó el contemplador (1) para sí
el cargo de maestro, y empezó por estas santas palabras:
« La herida que María restañó y curó, fué abierta y en
conada por aquella muger tan hermosa que está á sus
piés. (2)
« En la fila que forman los terceros puestos, hay, como
vés, sentadas debajo de ella Raquel y Beatriz; tambien hay
Sara y Rebeca, Judit y la bisabuela (3) del gran chantre que
en el dolor de su falta, dijo: Miserere mei.
«Al descender, verás las demás de trono en trono, á me
dida que en la rosa te las iré nombrando hoja por hoja; y
desde el séptimo grado para abajo, como desde lo alto hasta
l sép imo grado, se suceden las israelitas, formando todas
las ho, as de la flor; porque segun la mirada que la fé fijó
en el Cristo, son aquellas mugeres el marco por el cual
están separados los escalones sagrados.
«En la parte que está la flor provista de todas sus hojas,
están sentados los que creyeron en el Cristo que habia
de venir, en la otra parte en que los semicírculos son in
terrumpidos por algunos vacíos, están los que volvieron la
vista hácia el Cristo mientras permaneció en la tierra
1) San Bernardo,
V EVa.
(3) Ruth,
LA DIVINA C0MRDAe 407
«Y así como en esta parte el glorioso trono de la Reina
del cielo y los demás puestos inferiores están separados, así
en el lado opuesto el del gran Juan, que siempre santo,
sufrió la soledad, el martirio y el infierno durante dos
años (1), está separado del de Francisco, Benito, Agustin
y los demás, descendiendo hasta aquí de círculo en cír
culo.
«Asi que admira la gran Providencia divina, porque uno
y otro experto de la fé llenarán igualmente este jardin.
«Sabe que desde esa grada que corta por en medio las dos
divisiones hasta la grada mas inferior, ninguno hay que
esté sentado en ella por su propio mérito, y sí por el me
rito de otro bajo ciertas condiciones: son espíritus des
prendidos de la mortal cubierta, antes de que pudiesen es
cojer la fé verdadera.
« Fácil te será notarlo en su rostro y sus voces infantiles,
si es que atentamente les mires y escuches.
«Ahora dudas, y dudando guardas silencio; pero yo te des.
prenderé de los lazos en que te estrechan tus sútiles ideas.
«Es imposible que en este inmenso reino haya un caso
fortuito, asi como tampoco puede haber tristeza, sed ó
hambre; porque, segun una ley eterna, todo cuanto ves
está establecido de modo que, cada cosa está en su puesto
como el anillo en el dedo. Asi es, que esa cohorte que vino
tan pronto á la verdadera vida, no es sine causa mas ó me"
nos elevada.
«El Rey por el cual se conserva este reino en tan grande
amor y felicidad, que ningun deseo se atreve á ir mas allá,
al crear todos los espíritus bajo su dulce mirada, les dotó,
á su gusto, de una gracia diversa: bástate el efecto produ
cido. -
\, -, ºs º, N..- s - - -
-------- s- ----- - -- - ---> Sc---> -
408 EL PARAISO. -
CANTO XXXIII.
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. LA DIVINA COMEDIA, 13
¡Ah! ¡Cuán impotente y ronca es mi voz para espresar
una idea Dista tanto de lo que ví, que no me basta el de
cir poco.
¡Oh luz eterna que resides sola en tí, que sola te com
prendes, y que comprendiéndote te amas y sonries! Aquel
círculo que parecia concebido en tí, como una luz reflejada,
cuando empezaron á recorrerla mis ojos, me pareció des
pues tener en su interior nuestra efigie ostentando su pro
pio color: por esto mi vista penetraba en él toda entera.
Como el geómetra que se dedica enteramente á medir el
círculo y no dá en su mente con el principio de que ne
cesita, estaba yo ante aquella nueva vista. Quise ver de
que modo la efigie estaba unida y adaptada al círculo; pero
mis alas no tenian para ello la fuerza necesaria, á no ha
berme iluminado un resplandor que satisfizo mi deseo.
Aquí mi alta imaginacion desfallece; pero ya mi deseo y
mi voluntad , como una rueda que se mueve acompasada
mente, giraban hácia el esterior, impulsados por el amor
que dá movimiento al sol y á las demás estrellas.
FN.
ÍINIDICIE.
EL INFIERN0.
CANTO primero.
segundo.
tercero. . .
Cuarto. .
quinto. .
Sexto.
séptimo..
Octavo. .
I10VenO..
décimo.. -
undécimo... . . .
duodécimo.. . . . . . . . "
décimo tercero. .
décimo cuarto.
décimo quinto.
décimo sexto. .
décimo séptimo..
décimo octavo.
décimo nono. . . . . . . .
vigésimo. . -
vigésimo primero. .
vigésimo segundo.
vigésimo tercero.
vigésimo cuarto.. . . ..
vigesimo quinto..
vigésimo sexto.-.
vigésimo séptimo.
vigésimo octavo..
vigésimo nono. .
trigésimo.. -
trigésimo primero. .
trigésimo segundo. .
trigésimo tercero. . . . . . . . .
trigésimo cuarto.
EL PURGAT0RI0.
( décimo. . . . . . . . . . . . . . . . . 181
(( undécimo. . . . . . . . . . . . . . . . 185
(( duodécimo.. . . . . . . . . . . . . . . 190
« décimo tercero. . . . . . . . . . . . . . 194
(( décimo cuarto. . . . . . . . . . . . . . 198
« décimo quinto. . . . . . . . . . . . . . 203
(( décimo sexto... . . . . . . . . . . . . . 207
(( décimo séptimo. . . . . . . . . . . . . . 211
(( décimo octavo. . . . . . . . . . . . . . 215
“ décimo nono . . . . . . . . . . . . . . 2.19
(( vigésimo. . . . . . . . . . . . . . - - 223
( vigésimo primero. . . . . . . . . . . . . 228
(( vigésimo segundo. . . . . . . . . . . s - 232
( vigésimo tercero. . . . . . . . . . º e e 236
4. vigésimo cuarto. . e - . . . .
º
Cº
trigésimo tercero.
trigésimo segundo. .. ,. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 274
278
EL PARAIS0.
CANTO primero.
segundo.
tercero..
Cuarto. .
quinto. . 299
Sexto. .
séptimo..
Octavo.
I10V010. , 316
décimo. .
undécimo.
duodécimo..
décimo tercero.
décimo cuarto.
décimo quinto.
décimo sexto .
décimo séptimo. .
décimo octavo.
décimo nono. .
vigésimo.
vigésimo primero.
vigésimo segundo. .
vigésimo tercero.
vigésimo cuarto..
vigésimo quinto..
vigésimo sexto. .
vigésimo séptimo.
vigésimo octavo..
vigésimo nono.
trigésimo.
trigésimo primero.
trigésimo segundo. .
trigésimo tercero.
PAUTA PARA LA C0L00ACI0N DE LAS LAMINAS.
El Infierno.
El Purgatorio.
El Paraiso.