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Temas Argumentativos
Temas Argumentativos
TEXTO ARGUMENTATIVO
Os toca ahora argumentar, es decir, escribir un texto en que intentáis convencernos de una
opinión vuestra.
Como opinión es toda afirmación de la que también se podría afirmar la contraria, para
ayudaros a buscar un tema que os interese, aquí os sugiero unas cuantas cuestiones
argumentables u opinables, es decir, de las que se puede estar a favor o en contra. Algunos
son ya grandes clásicos de la argumentación. Como casi siempre, son sólo sugerencias; si alguien
quiere opinar sobre cualquier otra cuestión, puede hacerlo:
Una vez elegido el tema y la idea central (es decir, la tesis concreta que vais a defender), os
recomiendo que antes de lanzaros a escribir, os paréis a pensar en todos los argumentos
posibles para defenderla. Recordad que en clase hemos mencionado muchos tipos que suponen
otras tantas posibilidades (deducción lógica, autoridad, citas, datos y ejemplos, analogía,
primera persona, emotividad, etc.), aunque que puede haber muchos más. Podéis hacer una
"lluvia" de ideas previa, sin orden, pero tomando nota (ver las cosas "negro sobre blanco" ayuda
siempre a clarificarlas y ordenarlas). También podéis intentar pensar argumentos que puedan
rebatir los posibles argumentos contrarios a lo que vais a defender.
Luego pensad un orden, una estructura, deductiva o inductiva. Podéis empezar dejando clara
vuestra tesis general, para luego ir desarrollando, de forma ordenada y coherente, enlazándolos
por nexos y dividiendo en párrafos, los argumentos que antes habíais pensado; o bien podéis
empezar dando argumentos concretos, para finalmente presentar vuestra tesis como una
conclusión que se deduce de todo ello. En todo caso, recordad que lo más útil es empezar por
una introducción, seguir por un desarrollo claro y ordenado, y terminar con
una conclusión en la que reforcéis o destaquéis aquello que creáis pueda resultar más
convincente (que es vuestro objetivo al argumentar: convencer al que os lee, "venderle" que
tenéis razón... y que os lo compre).
Una vez que tengáis los argumentos y la estructura, lanzaos a redactar con el objetivo claro
de convencer. Para ello es primordial que "enganchéis" al lector (nada de ser aburridos o
confusos). Intentad llamar su atención y que se meta en vuestro razonamiento. Luego, debéis
hacerle pensar como vosotros pensáis, y para eso están los recursos retóricos: metáforas y
comparaciones llamativas, elocuentes, expresivas, que destaquen una idea o apelen a la
emotividad, interrogaciones retóricas para que se plantee lo mismo que vosotros os planteáis,
adjetivos que hagan atractiva o contundente vuestra opinión, ironía, efectos humorísticos,
enumeraciones enfatizadas por anáforas o paralelismos... Cuidad mucho, muchísimo, el
final del texto (esto lo saben muy bien políticos y abogados, por ejemplo), porque si en otras
cosas la primera impresión es la que cuenta, en las argumentaciones suele ser la última, porque
es la que da el "sabor" con el que el lector se va a quedar en la boca.
Una vez que tengáis vuestro texto, es el momento de elegir un título, que ha de ser también
lo más llamativo y elocuente posible.