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COPIA CERTIFICADA
CORTE NACIONAL DE
~ JUSTICIA
RESOLUCION N. 205-2017
Jz0
Recurso de ósacion No 166 2013
CORTE NACIONAL DE JUSTICIA - SALA ESPECIAfIZAJ~A DE LO
CONTENCIOSO AI~MINISTRATIVO - //
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referido, sin embargo de lo cual, el Tribunal A quo, resue&e raqflcar la sanción por un
tema ya discutido y resuelto por la Justicia Ordinaria y ahora incluso por la
Constitucional al haber rechazado la Corte Constitucional, la Acción Extraordinaria de
Protección, propuesta por quien me acusó de desacato”. Es por este motivo que el
casacionista alega que existe falta de aplicación del literal i) del numeral 7 del artículo
76 de la Constitución que establece la garantía constitucional de que nadie poder ser
juzgado más de una vez por la misma causa y materia. Más adelante el recurrente
señala: ‘... es pues evidente que la competencia de la Contralor/a General del Estado
se lim.ita a auditar y fiscalizar el manejo de los recursos y bienes públicos, quedándole
vedado invadir las esferas de acción de otras órganos del Estado, especialmente el
político, que es manejado en forma privativa, en este caso, por el Municipio de
Aguarico. No escapará a criterio del Tribunal Ad quem, que el traslado de la sede de
un municipio de una parroquia a otra, es ulla decisión exclusiva del Cabildo tomada a
través de su Concejo y en el presente caso, obedece a factores políticos que impedían
un cambio de la sede del Gobierno Municipal de Aguarico para el mejor desarrollo de
sus actividades (...) Sepan los Señores Magistrados que la decisión POLÍTICA de
transferir la sede del gobierno municipal de Tiputini, tomado por el Consejo Municipal
y NO POR EL ALCALDE fue además rat~flcada por la población mediante consulta
popular llevada a cabo para tal efecto, lo que evidencia que además de ser una medida
política intrínsecamente vinculada a la autonomía municipal, fue muy acertada; tan es
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así que e/pueblo nos dio 7-espaldo en las urnas (...) es necesario recalcar que consta de
autos que la decisión de trasladar la sede del gobierno municipal de Agu.arico a la
parroquia de Tiputini no obedece ni deriva de una resolución del Alcalde sitio del
Concejo Municipal, tomada el 9 de septiembre de 2001. Los Señores Magistrados del
Tribunal Ad quem conocen el principio jurídico de que ‘en derecho las cosas se
deshacen como se hacen’ por lo que, en este caso y de ser pertinente, quien debía
ordenar el regreso de la sede del municipio a Nuevo Rocafuerte era el inisin.o Concejo
Municipal, siendo improcedente que se endilgue esa competencia y por ende se
atribuya tal responsabilidad al alcalde...”. Sobre lo alegado por el recurrente, el inciso
segundo del artículo 211 de la Constitución Política de 1998, vigente a la época,
establecía las atribuciones de la Contraloría General del Estado, señalando lo siguiente:
“Tendrá atribuciones para controlar ingresos, gastos, inversión, utilización de
recursos, administración y custodia de bienes públicos”. De manera concordante, el
artículo 1 de la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado dispone: “La
presente Ley tiene por objeto establecer y znantenei; bajo la dirección de la Contraloría
General del Estado, el sistema de con trol, fiscalización y auditoría del Estado, y
regular su funcionamiento con la finalidad de examinai~ verificar y evaluar el
cumplimiento de la visión, misión y objetivos de las instituciones del Estado y la
utilización de recursos, administración y custodia de bien.es públicos”. El artículo 31 de
la citada Ley, en sus 38 numerales, establece taxativamente las atribuciones y funciones
de la Contraloría General del Estado, que básicamente consisten en controlar y fiscalizar
los aspectos de legalidad y transparencia en el empleo de los recursos y bienes públicos,
sin que por tal motivo pueda rebasar el límite de su competencia. En la especie, el acto
impugnado es la Resolución No. 83 expedida por el Subcontralor General del Estado el
13 de mayo de 2008, que en su numeral 14 se refiere al traslado de la cabecera cantonal
a la parroquia de Tiputini, en el cual la Contraloría se limita a hacer un recuento de los
hechos suscitados y a enumerar varias consultas que sobre este tema se habían
realizado, sin que en parte alguna de la Resolución conste el valor del perjuicio
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realizar el confrol de legalidad sobre temas resueltos en consulta popular. Por lo tanto, el
Tribunal de instancia, cuando en su sentencia ratificó indebidamente la sanción
impuesta por la Confraloría General del Estado por este hecho, dejó de aplicar el
artículo 211 de la Constitución Política del Estado de 1998 y el artículo 1 de la Ley
Orgánica de la Contraloría General del Estado, que delimitan las atribuciones de la
Contraloría General del Estado, motivo por el cual se acepta el recurso por este extremo.
2.4.- Respecto de la causal primera del artículo 3 de la Ley de Casación, por falta
de aplicación del inciso primero del artículo 45 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General del Estado.- La norma que a criterio del recurrente ha sido
inaplicada en la sentencia recurrida establece: “La responsabilidad administrativa
culposa de las autoridades, dignatarios, funcionarios y servidores de las instituciones
del Estado, se establecerá a base del análisis documentado del grado de inobservancia
de las disposiciones legales relativas al asunto de que se trate, y sobre el
incumplimiento de las atribuciones, funciones, deberes y obligaciones que les competen
por razón de su cargo... “. Al fimdamentar el recurso, el casacionista maa~ifiesta lo
siguiente: “... es claro que quien pretende aplicar el art. 45 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General del Estado — que regula la responsabilidad administrativa culposa
—y con ello busca sancionar a un funcionario público, debe probar que éste ha actuado
con culpa, evidenciando la subsunción de las actuaciones (‘infracciones,) observadas en
los deferentes parámetros establecidos en el art. 52 de la misma ley — impericia,
imprudencia, imprevisión, improvisación, impreparación o negligencia — y que a la vez
esto genere peijuicios directos o indirectos a los bienes y recursos públicos, conforme
así lo dispone la misma norma. De la revisión de la sentencia recurrida, los Señores
Jueces de Casación observarán que el tribunal A quo, al rat~flcar la sanción impuesta
al compareciente derivada de la responsabilidad administrativa culposa, NO aplica el
artículo 45 de la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado, pues de haberlo
hecho, habría evidenciado que la CULPA imputada, debe ser probada administrativa y
judicialmente, confonne el art. 52 de la misma ley, lo que jamás ocurrió administrativa
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constal la fecha de suscnpcion lo que impidio deteinunar su vencimiento, en laina~b1
parte de los contratos no se presentaron los certificados de cumplimiento de obras
extendido por la Contraloría General del Estado; se adjudicaron contratos a personas
que no eran profesionales como el caso de la señora que realizó la construcción de
aceras y bordillos por el valor de USD $ 5.259,49 a pesar de que es de ocupación
quehaceres domésticos; se receptaron letras de cambio como garantía para el
cumplimiento de las obras, concluyéndose en la Resolución de la Contraloría General
del Estado lo siguiente: “Las deficiencias detalladas se presentaron debido a que la
máxima autoridad no estableció los controles correspondientes, con la finalidad de
velar el cumplimiento de los objetivos contractuales...”, conclusión con la cual esta
Sala Especializada está de acuerdo toda vez que el numeral 34 del artículo 69 de la Ley
Orgánica de Régimen Municipal vigente a la época deteni~ina como uno de los deberes
y atribuciones del Alcalde, el de suscribir “de acuerdo con la ley” los contratos y todos
los demás documentos que obliguen a la municipalidad, señalándose además en los
numerales 1, 16 y 28 del citado artículo que es deber del alcalde cumplir y hacer
cmnplir las leyes de la República; dirigir, supervisar y controlar las actividades de la
municipalidad y el ftncionamiento de los distintos departamentos; y, vigilar la
administración municipal y sugerir las medidas que estime necesarias para su
mejoramiento; obligaciones éstas que frieron incumplidas por la negligencia demostrada
en la gestión del ex Alcalde. Cabe también indicar que en el juicio sustanciado ante el
Tribunal de instancia el ex Alcalde jamás presentó el catastro de obras con el detalle de
su seguimiento, lo que hubiere permitido establecer su verdadero estado de ejecución. e)
Limitada colaboración para las acciones de control.- Se menciona en la Resolución
impuguada que dm-ante el examen especial se realizaron 4 requerimientos al Director de
Obras Públicas de la Municipalidad de Aguarico, y no todos ellos fueron atendidos, para
a continuación transcribir una de las comunicaciones del mencionado Director quien ha
manifestado al grupo auditor lo siguiente: “... el señor alcaide del Cantón tiene
conocimiento al respecto, por cuanto se le requirió la misma información en el oficio
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270-ÁC-DPO-06, y supo indicarme que no se realice la cuant~flcación y valoración de
la restauración del Palacio Municipal y del Hotel Parador Turístico de Nuevo
Rocafuerte “. Adicionalmente en la Resolución impugnada se enumeran 6
requerimientos dirigidos directamente al señor Franklin Nicolayet Cox Sanmiguel
durante la fase de auditoría y que no fueron contestados ni atendidos. Posteriormente y
dentro del plazo legal colTespondiente, el hoy reculTente dio contestación a la
responsabilidad administrativa culposa establecida en su contra, manifestando que
oportunamente dispuso al personal de la municipalidad dar atención a todos los
requerimientos del equipo auditor, y a continuación enumera 10 memorandos y oficios
con los cuales pretende desvirtuar su responsabilidad sobre este asunto, asegurando que
con dichos documentos se han cumplido los requerimientos del equipo auditor. Sobre
este particular, esta Sala Especializada verifica que de los referidos 10 documentos, 6 de
ellos están suscritos por funcionarios distintos al ex Alcalde. De los 4 documentos
restantes, uno de ellos se refiere simplemente a una consulta que ha realizado el ex
Alcalde al Contralor General del Estado. Se menciona que con otro de esos documentos,
esto es, el oficio de 27 de noviembre de 2006, se ha atendido a dos de los
requerimientos del equipo auditor, pero lo que en realidad hace el ex Alcalde es adjuntar
los infonnes elaborados por los concejales que fueron delegados para verificar si las
obras detalladas en dichos informes habían sido o no ejecutadas. Otro de dichos
documentos es aquel mediante el cual el ex Alcalde se ha dirigido al Contralor General
del Estado manifestando que ninguno de los equipos auditores ha investigado las obras
que no se realizaron durante la gestión del Alcalde que le precedió. Finalmente, se hace
mención a un oficio en el que el ex Alcalde informa al Contralor General del Estado que
le ha sido imposible dar cumplimiento a lo dispuesto en su oficio. De los argumentos y
pruebas presentadas por el hoy recurrente durante la fase admli~istrativa y judicial, se
colige que el señor Franklin Nicolayet Cox Sanmiguel no prestó la colaboración
necesaria al equipo auditor, con lo cual incumplió el literal c) del numeral 1 del artículo
77 de la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado que dispone que el titular de
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justificar mediante documentos los valores recibidos. La Contraloría agrega que la
Municipalidad no exigió a las juntas parroquiales la presentación de la correspondiente
documentación de respaldo. Al contestar la responsabilidad administrativa, el ex
Alcalde acepta y reconoce que la Junta Parroquial de Cononaco jamás presentó los
justificativos de la inversión realizada, manifestando lo siguiente: “... si bien la
Directora Financiera no ha pedido por escrito a cada una de las Juntas para que
remitan las just~flcaciones de utilización de esos recursos, materia de los coin•’enios,
éstas, con excepción de la Junta de Cononaco, si presentaron todos los just~flcativos de
inverszón realizados”. Respecto a los referidos justificativos y a esta afirmación del ex
Alcalde, la Contraloría General del Estado en la Resolución impugnada señala que “...
los mismos no han sido remitidos a esta instancia de juzgamiento, de manera que
perin ita determinar la legalidad y veracidad de la inversión y el beneficio para la
comunidad”. Por su parte, esta Sala Especializada verifica que en el período de prueba
del juicio sustanciado ante la Segunda Sala del Tribunal Distrital No. 1 de lo
Contencioso Administrativo, el ex Alcalde no ha presentado los mencionados
justificativos, pues en su escrito de prueba de fojas 3807 y 3808, se limita a solicitar
como prueba a su favor lo siguiente: “Que se reproduzca y se tenga com.o prueba de ¡ni
parte todo cuanto de autos me sea favorable, especialmente el contenido del libelo de
demanda y la documentación anexa correspondiente, contenida en más de 3000 folios
útiles”. Tampoco demostró el ex Alcalde durante la fase administrativa o judicial que
haya exigido oportunamente a los directores fmancieros de la Municipalidad que
requieran la documentación de respaldo a fin de comprobar el cumplimiento de los
convenios. 1) Ausencia de control sobre garantías en valores y documentos.- En la
Resolución impugnada se menciona que ha existido una falta de coordinación entre las
distintas unidades administrativas responsables del registro y custodia de las garantías y
demás títulos valores, así por ejemplo, el Director de Obras Públicas no informaba al
Tesorero la culminación de las obras, lo que ocasionaba que el Tesorero mantenga en su
poder pólizas de seguro vencidas. Al respecto, el administrado, al contestar la
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iesponsabilidad administiativa, manifiesta que no es de su competencia la
iniplementación de procedimientos de control sobre activos, como tampo?&i~dt su
competencia ejercer directamente control sobre las garantías ya que por mandato legal
esa responsabilidad es del tesorero de la institución. Sobre este particular esta Sala
considera necesario aclarar que la responsabilidad administrativa determinada por la
Confraloría General del Estado sobre este asunto no es por el hecho de haber omitido el
ex Alcalde realizar un control directo de las garantías que estaban bajo custodia del
— Tesorero de la Municipalidad, sino por el hecho de haber omitido realizar las acciones
necesarias y suficientes para que exista una adecuada coordinación entre las distintas
unidades administrativas de la Municipalidad, ya que el numeral 16 del artículo 69 de la
Ley Orgánica de Régimen Municipal vigente a la época establece como uno de los
deberes del alcalde: “Dirigir y supen’isar las actividades de la municipalidad,
coordinando controlando el funcionamiento de los distintos departamentos”. g) Falta
de información confiable sobre los anticipos.- En la Resolución impugnada consta
que como resultado del análisis a esta cuenta se determinó que existe una falta total de
infonnación completa y confiable, estableciéndose una diferencia de USO $ 105.642,60
entre el saldo contable constante en la Institución y el saldo establecido por la
Contraloría, en lo referente a los anticipos a servidores públicos, anticipo a contratistas
—~ y anticipo a proveedores. Al. contestar la responsabilidad administrativa, el ex Alcalde
manifestó que no es de su competencia la implementación de procedimientos de control
“... y, menos, le corresponde proporcionar como Alcaide, información confiable sobre
los anticipos de fondos (...) pues estos asuntos tienen responsables directos en la
Municipalidad, en su orden: el Tesorero, Contador, y Directora Financiera y
bodeguero”. Lo transcrito es el reconocimiento tácito del ex Alcalde de que la
Municipalidad carecía de registros adecuados de los anticipos otorgados, pero pretende
desvanecer su responsabilidad administrativa como primer personero del ente edilicio,
endilgando dicha responsabilidad a sus subalternos, olvidando que de conformidad a lo
dispuesto en el numeral 16 del artículo 69 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal
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la epoca establece como debei del alcalde, vigilai la adinimstacion rnumcipal~ dai/
cuenta de ello al concejo y sugerir las medidas que estime necesarias i5~ra su
mejoramiento; obligación ésta que fue incumplida por el ex Alcalde, al igual que el
literal a) del numeral 1 del artículo 77 de la Ley Orgánica de la Contraloría General del
Estado que establece como obligación del titular de la entidad la de asegurar la
implantación, funcionamiento y actualización de los sistemas de administración
financiera. i) Cumplimiento parcial de la normativa presupuestaria.- En la
Resolución impugnada se menciona que la Municipalidad no dispone de una unidad
para controlar las diferentes etapas del ciclo presupuestario, y por este motivo las fases
se cumplieron parcialmente. Las proformas presupuestarias no se elaboraron de acuerdo
a planes operativos en los que se definan los proyectos y actividades a desarrollar en las
diferentes unidades administrativas, que incluyan tiempos de ejecución, funcionarios
responsables y asignación de recursos. No se efectuaron evaluaciones presupuestarias
que permitan la medición de los resultados fisicos y financieros, análisis de variaciones,
detemtación de causas y la adopción oportuna de acciones correctivas. Respecto a este
asunto, el administrado, al responder la responsabilidad administrativa determinada en
su contra, manifiesta que no era de su responsabilidad como Alcalde proporcionar
infonnación sobre el cumplimiento parcial de la normativa presupuestaria ya que
existen funcionarios explícitos que son responsables de este asunto, como el Tesorero,
Contador y Directora Financiera. Ante este argumento de defensa, la Contraloría señala
que con los documentos presentados posteriormente no se desvirtúa la responsabilidad
administrativa toda vez que las proformas presupuestarias no se elaboraron de acuerdo a
planes operativos. Sobre el particular, el numeral 18 del artículo 69 de la Ley Orgánica
de Régimen Municipal vigente a la época establece como deber del alcalde:
“Determinar los límites de gasto a los que deberán ceíYirse las dependencias para la
formulación del anteproyecto de presupuesto, considerar la profonna presupuestaria
elaborada sobre dicha base y someter el proyecto definitivo de presupuesto al estudio y
aprobación del concejo”; obligación ésta que fue incumplida por el ex Alcalde. j)
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reo, za del actoz, i esulta que no sei ¡a necesaz za la pi esencia de un Alcaldefi’zno tan solo
la de directores o jefes de área”. En tal virtud, y al no haberse probado e1~{óio alegado j
por el casacionista, se niega el recurso por este extremo.
2.5.- Respecto de la causal primera del artículo 3 de la Ley de Casación, por falta
de aplicación de los artículos 76 y 136 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal,
de los artículos 109 y 272 de la Constitución Política de 1998, y de los artículos 105
y 424 de la Constitución actualmente en vigencia.- El artículo 76 de la Ley Orgánica
de Régimen Municipal vigente a la época, y que a criterio del casacionista ha sido
inaplicado en la sentencia recurrida, establece las causales para la remoción del alcalde.
El artículo 136 de la citada Ley que según dice el recurrente, tampoco ha sido aplicado
por el Tribunal de instancia, establece la facultad del cabildo ampliado de formular la
recomendación de remover a un alcalde. El artículo 109 de la Constitución Política de
1998 regula la revocatoria del mandato de los ~ncionarios de elección popular, norma
ésta que en similares términos está contenida en el artículo 105 de la Constitución
vigente. El artículo 272 de la Constitución Política de 1998, y el artículo 424 de la
Constitución en vigencia, que el recunente argunienta no han sido aplicados en la
sentencia recurrida, establecen la jerarquización de las normas jurídicas. Al fundamentar
el recurso, el casacionista nianifiesta: “En la especie, estamos frente a una Ley
Orgánica posterior de naturaleza y carácter especial que regula taxativamente las
causales de remoción de los Alcaides, norma esta que no puede entenderse derogada o
reformada por la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado, que es anterior y
de carácter general frente a la Ley Orgánica de Régimen Municipal arriba referida”.
Al respecto, esta Sala Especializada verifica que en la demanda planteada por el ahora
recurrente no se esgrimió este argumento en ningún momento, y como es obvio, en la
contestación a la demanda tampoco se abordó este tema, y por tanto era imposible que
fuese objeto de consideración en la sentencia; es decir, se trata de un asunto sobre el
cual no se trabó la litis y que el recurrente pretende introducirlo a través del presente
recurso de casación, como un nuevo elemento de apreciación que obligaría a reexaminar
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impugnado se encontraba en vigencia el primer inciso del artículo 46 de la Ley
Orgánica de la Contraloría General del Estado que dispone: “Sin perjuicio de las
responsabilidades civil culposa o penal a que hubiere lugai~ los dignatarios,
autoridades, funcionarios y demás servidores de las instituciones del Estado que
incurrieren en una o más de las causales de responsabilidad administrativa culposa
previstas en el artículo anterior, originadas en los resultados de las auditorías, será!?
sancionados, con niulta de una a diez remuneraciones mensuales un~flcadas del
dignatario, autoridad, funcionario o servidor, de acuerdo a la gravedad de la falta
cometida...”. La Contraloría General del Estado, en el acto administrativo impugnado,
impuso la sanción pecuniaria prevista expresamente en la legislación vigente a esa
época, y para graduar la multa consideró las distintas omisiones en que incurrió el ex
Alcalde, la jerarquía del sujeto pasivo de la sanción, la gravedad de las faltas y la
ineficiencia en la gestión, sin que tal hecho pueda ser considerado corno un yerro
susceptible de ser casado, toda vez que el ente contralor, una vez establecida la
responsabilidad administrativa culposa, impuso la multa establecida en la norma vigente
a la fecha en que se cometieron las desviaciones administrativas, dentro del rango
previsto en dicha norma, motivo por el cual se desecha el recurso por este extremo.
2.8.- Respecto de la causal primera del artículo 3 de la Ley de Casación, por falta
de aplicación del artículo 19 de dicha Ley.- El inciso segundo del artículo 19 de la
Ley de Casación, que a criterio del recurrente ha sido inaplicado en la sentencia
recurrida establece: “La triple reiteración de un fallo de casación constituye precedente
jurisprudencial obligatorio y vinculante para la interpretación y aplicación de las
leyes, excepto para la propia Corte Suprema”. El recurrente cita 4 sentencias en las que
la ex Corte Suprema de Justicia ha señalado que la nulidad es de orden público y que
puede ser declarada, de oficio, por los tribunales. En base a ello y al ffindamentar el
recurso, el casacionista manifiesta: “La sentencia recurrida en su Considerando
Tercero establece que si bien el recurrente pretende la nulidad del acto administrativo
impugnado, no ha seíialado si la causal que fundamenta esta pretensión corresponde a
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una violacion del ti ami te o a la falta de competencia de la autoi ¡dad ónnszon ‘que 4e
por sí hubiese permitido a este Tribunal rechace la demanda por no ser comjb7~ncia de
los jueces subsanar este tipo de error’ (...) Sin peijuicio de lo expuesto y en el supuesto
hipotético jamás consentido de que en efecto la omisión referida fuere real, lo cual no
aceptamos, el fallo incurre en falta de aplicación de los siguientes precedentes
jurisprudenciales de obligatoria obsen’ancia “. Respecto a lo que el recurrente
denomina “precedentes jurisprudenciales”, es necesario señalar que el numeral 2 del
artículo 184 y el artículo 185 de la Constitución de la República, establecen como
atribución de la Corte Nacional de Justicia desarrollar el sistema de precedentes
jurisprudenciales fundamentado en los fallos de triple reiteración, integrados por las
sentencias emitidas por las salas especializadas de la Coite Nacional de Justicia que
reiteren por tres ocasiones la misma opinión sobre un mismo punto de derecho, para lo
cual debe remitirse los fallos al Pleno de la Corte a fin de que éste delibere y, de ser el
caso, ratifique el criterio, lo que constituirá jurisprudencia obligatoria. El artículo 182
del Código Orgánico de la Función Judicial dispone que la resolución relacionada al
precedente jurisprudencial debe contener únicamente el punto de derecho respecto del
cual se ha producido la triple reiteración, lo que se publicará en el Registro Oficial a fin
de que tenga efecto generalmente obligatorio. En el presente caso, el recurrente en
ningún momento deterniina con precisión cuál es el número de resolución y la fecha en
la que el Pleno de la Corte Nacional de Justicia haya ratificado el criterio expuesto en
los fallos de triple reiteración respecto a este asunto, ni especifica el número y fecha en
que el precedente jurisprudencial haya sido publicado en el Registro Oficial para que
tenga efecto generalmente obligatorio, de lo que se colige que las sentencias citadas por
el concurrente no constituyen precedente jurisprudencial. De todas maneras, esta Sala
considera necesario aclarar que en la especie, no se discute si el juzgador tenia o no la
atribución de declarar la nulidad de oficio, sino que lo relevante es determinar si existe o
no alguna causal para dicha declaratoria. Al respecto, se verifica que para la emisión de
la Resolución objeto de impugnación la Contraloría General del Estado ejerció sus
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atribuciones expresamente señaladas en la ley para el control de los recursos públicos a
través del colTespondiente examen especial y la ulterior detenninación de
responsabilidades, sujetándose al procedimiento establecido para el efecto en la
normativa aplicable. Además se verifica que la Contraloría General del Estado respetó
las garantías del debido proceso, ya que las desviaciones administrativas que se
imputaron al ex Alcalde le fueron debidamente notificadas a fin de que ejerza el
legítimo derecho a la defensa que le asistía, permitiéndosele en todo momento presentar
los argumentos de los que se creía asistido y contradecir las pruebas que obran del
expediente, sin que exista causal alguna para declarar la nulidad, motivo por el cual la
sentencia recurrida, en el considerando tercero, acertadamente señala: “En el presente
caso, con el expediente incorporado al proceso, se evidencia que la resolución
impugnada ha sido dictada por la Contralor/a General del Estado, entidad estatal que
tiene a su cargo el control de los recursos públicos, por lo tanto, ha actuado en
ejercicio de una competencia constitucionaly legalmente asignada; y, el procedimiento
seguido ha obedecido al reglado para este tipo de casos, es decir, se ha practicado una
acción de control (‘examen especial), se ha notificado a los funcionarios relacionados
tanto con la práctica de dicha acción cuanto los resultados de aquella, en el caso del
actoi; se ha predeterminado su responsabilidad administrativa, se le ha notificado con
aquella, la ha contestado, luego de lo cual se ha emitido la resolución coi1flrmando la
misma, por lo que no se aprecia por tanto que exista nulidad...”. En virtud de que el
recurrente no ha logrado demostrar el vicio de la sentencia sobre el asunto materia de
análisis, se desecha el recurso por este extremo.
2.9.- Respecto de la causal primera del artículo 3 de la Ley de Casación, por falta
de aplicación del artículo 46 de la LOSCCA y de precedentes jurisprudenciales.
El casacionista al fundamentar su recurso manifiesta: “Dentro del fallo recurrido se
expresa que el recurrente no puede solicitar la declaración de ilegalidad y nulidad de
un acto administrativo en forma simultánea o continua (...) la decisión del fallo en este
punto es contradictoria a la siguiente jurisprudencia que en forma triplemente
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i eztei ada ha emitido la hoy Coite Nacional de Justicia En todos estos fallos, el
máximo Tribunal de Justicia Contencioso Administrativa del Ecuadoz~ en forma
reiterada ha inan~festado que un acto administrativo no acorde a derecho es ilegal,
pero si/as violaciones normativas en las que incurre son graves, además deviene en
nulo, de tal forma que la ilegalidad es el género y la nulidad la especie. No siendo
consecuentemente incompatibles ambas figuras”. La norma que a criterio del recurrente
ha sido inaplicada en la sentencia recurrida establece el derecho del servidor destituido a
demandar ante el Tribunal Distrital de lo Contencioso Administrativo, agregando que si
se ha declaro nulo el acto de destitución, el servidor será restituido en sus funciones,
teniendo derecho a recibir los valores que dejó de percibir. Si bien es cierto que el
recmTente cita esta norma, no es menos cierto que en el resto del recurso el casacionista
no se refiere a dicha norma; es decir, no fundamenta ni explica por qué esta norma
necesariamente debía ser aplicada en la sentencia, ni especifica de qué manera la
sentencia hubiera sido diferente si se la hubiera aplicado, pues del análisis de la citada
norma se desprende que en ningún momento establece la diferencia entre ilegalidad y
nulidad del acto administrativo, que es el principal argumento del casacionista. Es
también necesario mencionar que las sentencias enunciadas por el recurrente no
constituyen precedente jurisprudencial de aplicación obligatoria, toda vez que, al igual
que lo dicho en el numeral inmediato anterior, las mismas no cumplen con los
presupuestos previstos en el numeral 2 del artículo 184 y en el artículo 185 de la
Constitución de la República, así como el artículo 182 del Código Orgánico de la
Función Judicial. En lo referente a la ilegalidad y a la nulidad de los actos
adniinistrativos, se debe mencionar que siempre que se viola un derecho subjetivo o se
en±e un acto administrativo sin cumplir los requisitos esenciales para su emisión se
está ante un acto ilegal; mas tal acto ilegal es nulo cuando se encuentra en uno de los
casos determinados en el artículo 59 de la hoy derogada Ley de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, es decir, cuando lo ha emitido una autoridad carente de
competencia para dictarlo o cuando no han precedido para su emisión los requisitos y
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condiciones señalados por la ley correspondiente; o sea, cuando no se han cumplido los
elementos esenciales del acto administrativo. El acto ilegal evidentemente existió solo
que no es eficaz, en tanto que el acto nulo se lo reputa inexistente. Como consecuencia,
los efectos de la ilegalidad y de la nulidad son totalmente diferentes: cuando el acto es
nulo trae como consecuencia la necesidad de otorgar al afectado todos los valores que
debía recibir durante el lapso en que permaneció extrañado de sus funciones como
consecuencia de un acto inexistente, efecto que no se produce declarada la ilegalidad del
acto administrativo. Ahora bien, existen casos en que un acto administrativo puede ser
contrario a derecho, y “además” dicho acto pudo haber sido emitido por una autoridad
incompetente, por lo que es perfectamente factible que un acto administrativo sea ilegal
y nulo a la vez, motivo por el cual se corrige el error de derecho que se ha deslizado en
el considerando tercero de la sentencia recurrida cuando se menciona que “bien cabe
que se demande la nulidad de UI? acto o bien su ilegalidad, mas no ambos como
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A CORTE’\kCIONkLDE
~ JUSTICIA /~L
28
CORTE NACIONAL DE
~ JUSTICIA ,~
1o Tinajero Delgado
JUEZ NACIONAL
SECRETARIA RELATORA
30