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LUCIANO DE SAMÓSATA, EL BIBLIÓMANO IGNORANTE

Luciano de Samósata (115-125 dC) fue un autor de origen sirio (Samósata o Samsat, ciudad en la
provincia imperial de Siria, actualmente Turquía), de ciudadanía romana, que escribió su obra en
lengua griega. Viajó prácticamente por todo el imperio y en su obra se dedicó a recoger las
costumbres de sus contemporáneos, del mundo que le rodeaba, a veces a través del humor, la sátira
y la parodia. Luciano de Samósata pone en la picota a cualquiera, riéndose de todo y de todos, entre
ellos, de los lectores ignorantes.

El opúsculo propuesto para su lectura tiene forma epistolar. Luciano se dirige a un destinatario
anónimo que, más allá de cualquier identificación que se le quiera buscar, se convierte en
estereotipo.

El título original del texto propuesto es “Contra uno que no tiene instrucción y compra muchos
libros”. Se trata de un buen ejemplo del carácter libresco que estaba adquiriendo la cultura de su
tiempo y podemos apreciar en él cómo la tecnología del libro marca de manera definitiva el último
período de la Antigüedad.

Lo primero en lo que hay que fijarse es, precisamente, en el título porque crea una paradoja al aunar
las palabras bibliómano e ignorante (o, más evidente en catalán, ignorant y libres): ¿qué tienen que
ver los ignorantes con los bibliómanos o los libros? Aun cabe destacar, en su título original, una
tercera palabra, un verbo, que tendrá una gran importancia a lo largo del opúsculo: comprar. El libro
es una de las mercancías que se compran y se venden y, por tanto, tiene un valor económico, en la
época, considerable.

Este libro aparece en el contexto de la Grecia Antigua donde la escritura nace de la necesidad
humana de almacenar información, conservarla en el tiempo y comunicar pues, funciona solo para la
conservación de textos, ya que no se concibe otra forma de literatura que no sea oral.

1. ¿Por qué el ignorante compra libros? ¿Con qué finalidad?

Para alardear de su fortuna y, a la vez, fingir una sabiduría que no posee.

2. En relación a la cuestión anterior, y más relevante, es la siguiente: ¿por qué el ignorante quiere
aparentar una sabiduría que no tiene? ¿Qué consigue con esta ostentación? ¿En qué se traduce y
qué gana? (Tened presente los apartados 22 y 23 en páginas 51-23).

Para que así los que le rodean le sigan alabando y le hagan creer que es una persona muy culta y
llena de sabiduría, pero, realmente, con esta subida de su propio ego está creando un falso
personaje.
3. Como vimos en clase al hablar de Marcial, las librerías o puestos de libros formaban parte del
paisaje urbano en la época de Luciano de Samósata. También, por sus Epigramas, conocemos que
la oferta de libros, en distintos soportes y formatos, era importante. El arte de la lectura comienza
con el arte de la elección. El tiempo es escaso, antes y ahora, y es primordial afinar el olfato y elegir
bien para no perdernos en lecturas mediocres. ¿Con qué criterio elige libros el ignorante? ¿En qué
criterio se basa aquel que no tiene criterio?

El ignorante se basa en criterios de lujo y precio, es decir, se fija, por ejemplo, en que el libro tenga
un encuadernado ostentoso con oro y, así, con cualquier aspecto físico del libro. Mientras que, una
persona que verdaderamente siente pasión por la lectura se basa en el contenido intelectual del
libro, es decir, de lo qué trata el libro, su valor moral y no material.

4. Una vez que el ignorante ha adquirido el libro, ¿qué hace con él? ¿Cómo lee? ¿Rápido, lento, con
los ojos, con la boca...? ¿Con qué tipo de escritura se enfrenta el bibliómano?

El ignorante se dedica a almacenar todos los libros para así demostrar su alto poder y, si en algún
caso coge alguno, simplemente lo lee sin prestar atención al mensaje que el escritor quiere transmitir
y sin entender su significado. En definitiva, todo por apariencia.

5. La lectura puede proporcionar, además de un barniz de erudición, una auténtica formación tanto
intelectual como humana. No obstante, todo parece indicar que la vida del ignorante es poco
ejemplar. ¿Por qué?

Por qué no realiza una lectura para conseguir más sabiduría, sino que finge leer para que los demás
le consideren erudito.

6. En general, el tono del opúsculo, sin dejar de ser humorístico, es agresivo. Luciano de Samósata
parece estar enfadado, ¿por qué? ¿Tiene algo que ver el factor económico ? ¿Ve un peligro en
cómo se unen, como en el título original del opúsculo, las palabras “instrucción”, “compra”, y
“libros”?

Luciano parece enfadado porque no soporta que las personas valoren los libros por su carácter
material y su valor comercial, en vez de hacerlo por los conocimientos que sus palabras aportan.

Platón, Fedro (fragmento)

Las letras son un fármaco de la memoria y de la sabiduría (bueno y malo a su misma vez), pero para
Theuth no son más que un recordatorio, ya que memorizar lo escrito no es aprender la verdad.
Cuando lees estás aprendiendo lo ya escrito, no elaboras una opinión propia y por tanto eres
ingenuo. Al ponerse un texto por escrito, este muere. Defiende la escritura en tanto que puede
conservar el conocimiento para la posteridad, pero no va a generar más conocimiento, por eso habla
de la escritura como fármaco en sus dos variantes: como remedio para recordar (variante positiva) y
como el hecho que la hoja no nos da respuestas si no entendemos algo (variante negativa).
Se habla de la escritura con cálamo (pluma para escribir, ya sea hecha con el cañón de una pluma de
ave, con una caña tallada o con cualquier otro material) y tinta negra. Se habla de la lectura lenta y
en silencio. Platón plantea el significado de la escritura como una sustituta del discurso oral, una voz
viva y sincrónica, que contrapondrá los modelos tradicionales comunicadores de la sabiduría,
basados en la escritura, un conocimiento muerto, diacrónico y directo, visto por la enseñanza como
una mera repetición que no da pie a generar opiniones.

Tucídides defiende la escritura como algo que debía ser leído en silencio, individualmente, para
favorecer la conservación de las obras pensadas: escritura como ocio y como medio de conservación
en lugar de remedio para la memoria.

Marcial, Epigramas (fragmento)

Fue un poeta hispano que vivió entre 38-41 dC y murió hacia el 102-104 dC. Consta de 223 pequeños
poemas (dísticos) que a partir de las etiquetas explicaban el regalo. Se especifica el material de cada
dístico. Las tablillas de vitelio eran billetes amorosos; las chartae significan papiro (hoja). Si no hablan
del material se sobreentiende que estaban escritos sobre papiro. Es el primer testimonio del
comercio de libros. Nos da una fecha para poder reconstruir qué tipo de lectura se hacía y con qué
tipo de soporte.

El libro XIV está dedicado a la fiesta de las saturnales donde se recogen los textos que se escribían en
los regalos que se daban en la Saturnalia. Estas fiestas se celebraban a finales de diciembre por lo
que asumimos su escritura (diciembre del 84-85 d.C.).
ECO, UMBERTO. EL NOMBRE DE LA ROSA, BARCELONA, LUMEN, 1982

En 1980 Umberto Eco publicó El nombre de la rosa, una novela histórica que marcaría el devenir del
género durante las siguientes décadas, hasta el punto de abrir una línea temática, seguida por
muchos escritores, que recibe el nombre de “nominalista”. En efecto, Eco tendría un gran éxito con
una novela ambientada en la Edad Media y que aborda cuestiones teológicas, filosóficas y estéticas
complejas.

La novela de Eco nos sitúa en el Piemonte en un invierno de 1327. La acción transcurre en concreto
en una abadía benedictina, un espacio neutro donde, en las vísperas de una importante reunión
entre las dos órdenes mendicantes del siglo XII, los dominicos (fundada por santo Domingo de
Guzmán), delegados del papa Juan XXII, y los franciscanos (orden mendicante fundada por San
Francisco de Asís), partidarios del rey Luis IV de Baviera y defensores de la pobreza de la Iglesia
católica, se producen una serie de asesinatos. Los principales protagonistas de la historia son
Guillermo de Baskerville, un franciscano con un pasado como inquisidor y Adso de Melk, un novicio
benedictino discípulo de Guillermo y que es el narrador de la historia. Ambos deben participar en un
debate de gran transcendencia y que se resume en una pregunta: ¿era Cristo propietario de la ropa
que vestía? Dicho de otra manera: ¿puede la Iglesia acumular riquezas (como defienden los
dominicos) o tiene que vivir en la pobreza (como defienden los franciscanos)? El pasado de Guillermo
como inquisidor y sus dotes deductivas, lo convierten a ojos del abad en el candidato ideal para
investigar la serie de crímenes que se producen en la abadía. Así que el de Baskerville, junto a Adso,
cual Sherlock Holmes y John Watson, proceden con la investigación hasta llegar al asesino (el guiño
de Eco al lector familiarizado con la obra de Arthur Conan Doyle es bien patente: ambos tienen unas
grandes dotes de observación y deducción -en este caso, Guillermo sería un buen representante del
método escolástico-; una de las novelas más famosas protagonizadas por el detective inglés es The
Hound of the Baskervilles; existe una similitud fonética entre “Adso” y “Watson”; Adso es el narrador
de la historia y ayudante de Guillermo).

El Nombre de la rosa es una novela sobre libros y una biblioteca, que no es cualquier biblioteca.
Como Eco hace discurrir toda la intriga entre los muros de una abadía benedictina se ve obligado a
reconstruir la vida monástica en el siglo XIV, las ocupaciones de los monjes y los espacios en los que
viven y trabajan. La que nos presenta no es una abadía cualquiera: se encuentra en un lugar
destacado, de ahí que sea el lugar escogido para el debate. La abadía que Eco tenía en mente era la
Sacra de San Michele o Abbazia di San Michele della Chiusa, ubicada en esa línea imaginaria de la Ley
de San Miguel:

Pero no sólo destaca la abadía por su localización y poder. Entre sus muros se halla una de las
bibliotecas más importantes de la Edad Media, entre cuyos tesoros librescos encontramos
manuscritos de un valor y una belleza incalculables y obras en unicum, como una supuesta copia de
la segunda parte de la Poética de Aristóteles, dedicada a la Comedia, y que parece estar tras los
crímenes que se suceden en la Abadía.

Junto a la biblioteca se encuentra el scriptorium, un inmenso taller de copia, traducción e iluminación


de libros. La película que Jean-Jacques Annaud rodó en 1986 recrea de una manera bastante
fidedigna lo que podría ser un scriptorium medieval.
En el texto, fijaos en cómo Eco describe el scriptorium: la arquitectura, la disposición de las ventanas,
la luz, la temperatura, el silencio... Y también en los diferentes oficios que se desarrollan en esta
inmensa sala.

Todos los monjes que son asesinados violentamente parecen estar relacionados con la lectura de la
Comedia de Aristóteles: el ilustrador Adelmo, el traductor de griego Venancio, el ayudante del
bibliotecario Berengario, el bibliotecario Malaquías... todos ellos trabajan bajo las órdenes de
antiguo bibliotecario Jorge de Burgos que nos recuerda al escritor argentino Jorge Luis Borges: el
nombre, la ceguera, el oficio y el sueño de una biblioteca universal.

Jorge de Burgos odia la risa. No es una cuestión personal: tradicionalmente, la Iglesia no ha


contemplado con buenos ojos la diversión y las festividades. Es más, tal y como se expone, en el
Nuevo Testamento no hay alusión alguna a que Cristo riera. La risa es considerada una expansión
intolerable de los sentidos, de la carne y de la materia: es un invento del diable que deforma las
facciones y nos hace parecer monos. El problema de fondo es que la risa es liberadora; se empieza
por poco y acaba por ser un insulto para el poder, incluso para el religioso.

Jorge de Burgos, en consecuencia, niega la existencia de un libro como la Comedia de Aristóteles,


afirma con vehemencia que jamás fue escrita. Leed con atención los motivos y la discusión que
mantiene con Guillermo de Baskerville.

Jorge de Burgos considera que se trata, por tanto, de un libro peligroso y, como antiguo bibliotecario,
ejerce la censura, no sólo eliminando a los lectores, sino también el mismo libro, poniendo incluso en
peligro la biblioteca y la abadía. Es curioso que precisamente encontremos la censura en uno de los
espacios en los que durante la Edad Media más se desarrolló la práctica de la lectura: entre
benedictinos. Una reflexión interesante sería preguntarnos cuántos Jorges existieron realmente,
cuántas personas llegaron a ejercer de “guía pedagógica” a través de la censura y el control
ideológico.

Junto al scriptorium se halla la biblioteca, a la que tienen acceso tan sólo el bibliotecario y el abad.
Éste debe de dar su permiso para la consulta de ciertos títulos. Todos los libros, aparentemente, se
encuentran registrados en un catálogo encadenado que cualquier monje puede consultar.

La biblioteca no sorprende a los monjes, pero sí a todo aquel que se acerca con una mente diferente,
especialmente a Guillermo. Fue construida como un laberinto y los muros de la abadía ¿fueron
diseñados y construidos para defender este depósito de saber? La biblioteca tiene un carácter
ambiguo: allí cabe el saber más sublime, pero también guarda las aberraciones más grandes. Algunas
bibliotecas imaginarias e imposibles dibujadas en diferentes épocas nos recuerdan a la descrita por
Eco.

Y para ella en exclusiva parecen copian y producen libros los traductores y copistas. Pero existen
algunas excepciones: algún códice cedido que deben reproducir para alguna gran personalidad. La
pregunta es: ¿por qué no se dedican a la copia profesional? Leed atentamente este pasaje en el
capítulo “Segundo día. Tercia” y qué se dice al respecto. ¿Quiénes pueden ser esos otros que les
hacen la competencia en las ciudades?
Sobre la copia de manuscritos, Adso describe el instrumental necesario para que el copista y el
iluminador realicen su trabajo. Tomad nota de todo aquello que se necesita para poder copiar un
libro, ¿qué instrumentos son básicos y para qué sirven? Como hemos visto en clase, el oficio de
copista es duro: soportan gran tensión muscular y mental durante bastantes horas. El narrador, Adso,
habla de “los trabajos y los sufrimientos” y cómo estos quedan reflejados en los colofones que,
libremente, se añaden al final del manuscrito copiado. En el powerpoint 3a tenéis unos cuantos
ejemplos.

La iluminación de los manuscritos que se efectúa en el scriptorium atrae la vista de Guillermo y Adso
y especialmente las drôleries marginales, poblados de motivos fantásticos que llenan este espacio
extratextual. Fijaos cómo se describen estas imágenes y en las que contemplamos el mundo al revés.
En el campus virtual, el manuscrito Luttrell Psalter de la British Library es un buen ejemplo de este
tipo de miniaturas.

Carta de Carlomagno a Baugulfo de Fulda.

La iglesia siente la responsabilidad de educar a la sociedad, ya que necesitan relevo generacional.


Promocionan la lectura y escritura a través de escuelas. En la carta busca una reforma de la disciplina
eclesiástica denunciando la falta de educación. Carlomagno, en la carta, expresa preocupación
porque la analfabetización y poco culto de los monjes les puede llevar a cometer errores a la hora de
interpretar las escrituras sagradas (esto es un problema porque el conocimiento precede la
conducta). Carlomagno pide la extensión de la carta por los distintos monasterios.

San Benito de Nursia, Regla (fragmentos).

La Regla está conformada por 73 capítulos en que se sintetizan los fundamentos de la vida del
monacato medieval. La escuela litúrgica impone esta regla en todos los monasterios obligando a
todos los hermanos a saber leer.

Hay que tener en cuenta que esta regla obedece a dos objetivos: el cómo se tiene que vivir una vida
cristocéntrica en la tierra y el objetivo administrativo, la correcta administración del monasterio que
se basaba en la autosuficiencia. La regla comienza con un prólogo o prefacio exhortatorio en el que
San Benito expone los principios fundamentales de la vida religiosa: la renuncia a la propia voluntad
y el alistarse bajo el estandarte de Cristo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta los distintos tipos de lectura, la lectura en silencio o sedula
lectio y la lectura en voz alta o simplicissima lectio.

Hugo de San Víctor, Didascalicon (fragmentos).

Escribe el tratado para los estudiantes de nuevo ingreso en la escuela de San Víctor, con el objetivo
de que estos estudiantes tengan un panorama de lo qué es básico estudiar. El objetivo del libro es
seleccionar y decidir todas las áreas del saber importante y demostrar, no solo que estas áreas están
integradas entre sí, sino que en su integridad, todas ellas son necesarias para que el hombre pueda
reconciliarse con su destino divino, volviendo a reintegrar la dignidad.
Por eso, la estructura de la obra es bien clara. Son seis libros, los tres primeros orientan al alumno
hacia la institución en las artes y para definir la filosofía, sobre todo la mecánica. Los tres últimos
tienen un sentido mucho más teológico y clerical, e instruyen al estudiante hacia el libro sagrado.
También hay tres apéndices que ofrecen unas definiciones más concisas de lo explicado
anteriormente. Básicamente, es un libro que plantea los orígenes de las ciencias, la distribución de
los saberes y, sobre todo, el ritmo de aprendizaje.

Es la primera obra sobre la lectura, cómo se tiene que hacer y en qué orden. De manera que
contribuye a asentar la didáctica. También se trata el concepto de “collatio”, cuando un momento en
qué la lectura es oscura alumno y maestro intentan buscar el sentido mediante la conversación. Cosa
que sería como la “questio”.

En el prefacio, hace una recopilación de todo esto. Se nombran una série de autores para cada
disciplina y, también, deja claro la existencia de dos tipos de textos: los de las artes y los apéndices
de las artes. El tratado no solamente quiere ser vía de formación intelectual, sino también vía de
formación moral y humana porque, aparte de decir qué es necesario para instruirse y como se ha de
hacer, también se instruye al estudiante en esas cualidades para recibir el conocimiento. Se destacan
cualidades como la memoria, para poder retener los conceptos. Junto con la memoria también habla
de aptitudes, dice que hay que tener una capacidad natural, ejercicio, disciplina y humildad, para no
mirar con desprecio a los demás.

En los monasterios se hacía la lectura ruminatio de manera muy lenta, porque el objetivo del monje
es ir memorizando aquello que lee y meditar sobre ello, esto no quiere decir que entre el juicio
porque no se plantea si el versículo que ha leído es verdadero o falso, tan solo medita sobre la idea
que lee y la experiencia de esta. Cuando llegamos a la universidad, la lectura se convierte en una
búsqueda de saber, cosa que el monje ni se plantea, también se trata de una lectura rápida,
silenciosa, fragmentada y mediada. Las copias se realizaban en los scriptorium, a mano de los
monjes y, en ocasiones, monjas. Diseñaban una plantilla encima del soporte de escritura para que
sea más limpio y recto.

Ricardo de Bury, Philobiblon (fragmentos).

Los libros son los maestros de la libertad, del conocimiento. Deben ser tratados con cuidado y ser
preservados, por lo que hay que educar a los estudiantes con el fin de no romperlos (son
descuidados). Las bibliotecas son como santuarios donde los libros han de ser preservados, como el
arca de Noé.

El autor donó su biblioteca particular a Oxford con una serie de reglas sobre su préstamo: si hay más
de un ejemplar se presta bajo un aval, si es único sólo se dejará a estudiantes que vivan en la misma
dependencia.
Legislación España 1502 y 1558.

Con esta todo se centraliza, el Consejo, las penas son mucho más duras. Centraliza la censura,
estructura el libro, es decir, influye en la estructura que van a tener los libros impresos.

Un librero si quería imprimir un libro: el autor solía vender la obra al librero y este hacía lo que
quería, cuando el librero recibía la copia del autor, este realizaba otra copia, esta copia que se realiza
para la imprenta es la que se presenta al Consejo, el Consejo la revisa, una vez que da el visto bueno,
esta vuelve a la imprenta se origina el Original de imprenta, la primera impresión que se realiza de
una obra (princeps), esta va a volver junto con la copia de imprenta al Consejo y aquí las dos son
comparadas. Si al original de imprenta se le da el visto bueno, se le incorporan una serie de
paratextos para su venta, estos son la licencia, el privilegio, la tasa y la hoja de erratas (fe de erratas).
Incluso hay algunos que van a incluir las autorizaciones. También en este momento se incluye el
autor, título, nombre del librero y lugar y año de impresión. Todo esto en la portada.

Miguel de Cervantes, El Quijote

PRELIMINARES (I): En los preliminares de la primera parte aparecen la tasa, el testimonio de las
erratas, el privilegio real, la dedicatoria dirigida al duque de Béjar y finalmente el prólogo donde
muestra las intenciones de su obra.

1(I): Quijote representa el lector silencioso. Quijote hidalgo pobre que ha vendido todo para comprar
libros de caballerías. La suya es una vida aburrida, repetitiva. Arraigada en la cotidianidad de la
Mancha. La lectura no es consecuencia de su aburrimiento, sino la causa, lo que hace darse cuenta
de que su vida está pasando sin sentido y es por eso por lo que desea pasar a la acción.

5(I): Se dan cuenta de que el estado del Quijote es producido por los libros de caballerías y examinan
los libros de su biblioteca. Biblioteca excepcional para la época, tiene 100 cuerpos de libros, entre
folios y otros que son más pequeños, de los cuales 1⁄3 parte son libros de entretenimiento, de los
cuales 32 son de caballerías. En el cap.5, nos enteramos de que Quijote es un desocupado lector por
el ama de llaves y su sobrina, que así lo manifiestan.

6(I): Se repasan títulos de distintos libros para llevar a cabo el escrutinio. Además de dedicarse a la
compra de libros, vemos que el protagonista ha dedicado gran tiempo a encuadernarlos. El acto de
revisión se realiza con la idea de revisar el contenido antes de llevarlos al fuego, pero se cansa pronto
de ellos en especial el cura y el barbero.
El primer libro que cae en manos del barbero es Amadís de Gaula, este libro fue el primer libro de
caballerías que se imprimió en España. Este libro es salvado por ser el mejor en su especie.
A partir de los libros que vienen Cervantes parodia las maneras de inquisición que existen para
censurar los libros.

La cámara del secreto que venía a ser el archivo donde la inquisición guardaba aquellos libros con los
que no sabían que hacer, estos se dejaban hasta que el librero preguntaba por su libro.
Los personajes se cansan de revisar los libros, con esto Cervantes representa ese cansancio hacia los
demasiados libros ya que se publicaban muchos libros. Esta sensación de los demasiados libros se
sentía a finales del siglo XVI y los mismos inquisidores se quejaban de la cantidad de trabajo, además,
este trabajo no era remunerado, sino que era una manera de conseguir un mayor poder eclesiástico.

El barbero se convierte en lector privilegiado porque actúa como pedagogo. Esto los moralistas lo
reclaman desde sus obras, a partir de aquí, aparecen libros que definiremos como catálogos que no
dejan de ser recomendaciones de lectura o una pedagogía de la lectura.

Pasan a tratar libros de género pastoril y se dice que no hacen el daño que hacen los libros de
caballería, simplemente se dice que se censurarán las partes no “adecuadas”.

El Tesoro de varias poesías se salva porque el autor de este es amigo del cura, con esto se quiere
decir que se mantenían las obras en función de su autor.

Quien lleva a cabo la censura, es decir, quien quema los libros es el ama de la casa (la persona con
menos poder). Con esto Cervantes quiere hacer burla de una crítica ya que no distingue entre la
valoración literaria y la valoración moral. Pide que la censura haga su trabajo si debe hacerlo pero
que valoren los libros literariamente, no solamente moralmente. Esto lo hace cuando habla del
Amadís de Gaula.

7(I): La persona menos autorizada, una mujer (el ama de llaves), es la encargada de prender fuego a
la biblioteca.

¿Por qué se lleva a cabo el escrutinio de la biblioteca? Cervantes, entre otras cosas, utiliza el
escrutinio para burlarse de un tipo de crítica cuya violenta ceguera no distingue, o no quiere
distinguir, entre la valoración literaria y la valoración moral. Más que hacia la Inquisición, Cervantes
apuntaba hacia quienes verbalmente por lo menos sacaban de quicio los procedimientos
inquisitoriales. Cervantes la usa para burlarse, criticar todas las opiniones humanistas que hablan de
libros inverosímiles (literatura vs. moral). Mostrando el escrutinio solo muestra la punta del iceberg
de un problema mucho mayor que pasaba en los libros de caballerías, estos considerados como un
género relevante como novela de entretenimiento. Quiere cambiar el comportamiento de las
personas.

8(I): Aventura de los molinos, Don Quijote cree que los molinos son gigantes imposibles de vencer
(elementos imprescindibles en la novela de caballerías). Sancho, por otro lado, ve la realidad y
advierte e intenta que Quijote la vea. Pese a ser vencido, no ve que solo son molinos y dice que
Tristón los ha convertido. Determinación de Quijote (idealista).

9(I): Batalla del vizcaíno, en esta Quijote cree que el vizcaíno lleva una princesa encantada y se
enfrenta a este. En esta aventura el relato se ve interrumpido por Cervantes diciendo que así lo dejó
el verdadero autor: Cide Hamete Benengeli y que él no puede continuarlo ya que encontró el libro en
arabe y lo mandó a traducir. Así, nos encontramos con que Cervantes es un narrador-editor, evitando
así la responsabilidad de la crítica y puede editar la obra desde la misma. Al final de la aventura,
Quijote vence al vizcaíno y le dice que vaya al Toboso para ponerse a disposición de su dama.
28 (I): Aparición de una mujer lectora, Dorotea. Representa a la mujer que lee libros de caballerías.
Es una mujer fuerte, con carácter, capaz de tomar sus propias decisiones. Se autodescribe como una
doncella virtuosa porque intenta justificar su “comportamiento desviado” puesto que no pudo
resistirse a los encantos de Don Fernando. Tiene predilección por los libros devotos, gobierna su casa
y emprende un camino de acción solitaria disfrazada de hombre para restituir su honor.

31(I): Se trata de un diálogo entre Sancho y Quijote, donde se ve un contraste en su representación


ya que Quijote usa un tono culto y, contrariamente, Sancho un tono vulgar. Sancho no ha ido al
Toboso, sino que ha parado a la venta donde junto al cura y al barbero idean un plan para traer de
vuelta a Quijote. (Princesa Micomicona - Dorotea dice que en su reino hay un gigante amenazante).
Es la segunda vez que Sancho engaña a Quijote y por primera vez son engañados con una ficción
inverosímil.

32(I): Se presenta la lectura pública de libros de caballerías, siendo un ejemplo de muy poco hasta el
siglo XX. Y cada personaje va a presentar su percepción de los libros y como cada lector simpatiza, y
también empatiza, con algunos elementos de los libros. Se presenta la idea de que la lectura tiene el
poder de rejuvenecer, este es el verdadero significado del verdadero lector.
Si se trata de libros dañinos que tienen tantas quejas de moralistas ¿Por qué se han seguido
imprimiendo hasta el s. XVI?

Para Cervantes el teatro es un peligro mayor que los libros de caballerías porque pone delante de los
analfabetos historias perjudiciales por el simple hecho de asistir a una representación ya que es más
identificativo que los libros de caballerías.
Dorotea es ese tipo de mujer que se dedicaba a cuidar a sus padres enfermos y llevaba ella sola la
familia, esta se enamora y el susodicho le promete el matrimonio si mantienen relaciones, pero, en
el momento en que los dos mantienen relaciones él parte. Ella, no obstante, decide que eso no se
quedará así y le sigue hasta obligarla a casarse con ella. Este se presenta con una mujer con el
manual de la época, pero se descubre que es lectora de libros de caballerías. Así pues, esta es el
prototipo de mujer lectora.

PRELIMINARES (II): En los preliminares de la segunda parte aparecen la tasa, la fe de erratas y luego
aparte se incluyen aprobaciones, una por parte del consejo Real y luego la de una autoridad
eclesiástica, también incluye el privilegio que se pide de 20 años, pero se le concede de 10, después
el prólogo, la dedicatoria que esta vez va para el conde de Lemos.

62 (II): En la segunda parte de la novela, Quijote entra por primera vez a la imprenta, allí se hace una
consideración del autor y del libro que resulta interesante. Quijote se interesa por el libro que se está
imprimiendo en ese momento y resulta que está su autor. El autor dice que por su cuenta imprime el
libro, se harán 2000 ejemplares.
En la primera parte la cuestión es la transformación del género, aquí se apunta la cuestión
económica, el autor es siempre el gran perjudicado de su obra. Cervantes, respecto a la figura del
autor hace referencia que Avellaneda simplemente quería enriquecerse a causa de su obra.
Cervantes, nos viene a decir precisamente que escribir libros es una locura y deja claro que para el
autor no deja de ser un riesgo económico. Por tanto, es importante el hecho de la falta de la
protección del autor frente al librero.
Diego de Saavedra Fajardo, República literaria (fragmento)

Remata al Quijote, pero nos abre nuevos temas que vienen para las siguientes clases. Era un
diplomático y dirigió muchas embajadas en distintos países. Fue el gran hombre de confianza del rey
Felipe IV. En los ratos de ocio se dedicó a escribir distintas obras. Es coetáneo de Cervantes. 1612,
“república literaria”, se trata de una obra de crítica personal bastante subjetiva y en ella lo que hace
Saavedra es poner en valor la ciencia y la literatura del momento.

Se halla él ante una gran ciudad amurallada, según la crítica, se trata de la ciudad de Salamanca.
Detrás de la muralla hay una ciudad poblada por una serie de genios que son aquellos más
importantes o significativos de las artes, la filosofía, y las ciencias y las letras. Todos estos ingenios
están agrupados por su actividad y situados en lugares según su carácter y el contenido al que se
especializan.

Los dos guías que tiene lo llevan a la aduana, donde están las novedades, todos los libros que ahí
llegan se someten a una especie de inquisición y dependen de la temática, van a servir para según
que cosas, pero básicamente se los carga todos por ser malo o por el peligro que conlleva su lectura.

Va a insistir en la tipografía, porque es la calidad de la letra lo que posibilita un incremento en la letra


(o la gótica o la redonda). Ilustrando de esta manera la forma tipográfica y las condiciones de lectura.
La tipografía es lo que produce esta extraña enfermedad, que también hemos visto en el Quijote, su
ficción hubiera sido impensable en el contexto de una cultura manuscrita. Es decir, si no fuera por el
impreso, al quijote no le hubiera pasado lo que le pasa, porque no hubiera tenido ni el dinero para
comprarlo ni la capacidad como persona para leer estos libros de la época.

Juan Luis Vives, Instrucción de la mujer cristiana (fragmento).

Juan Luis Vives pertenecía a una de esas familias importantes de comerciantes, el inconveniente de
esta familia es que era judía, viendo lo que se avecinaba por el tema de la inquisición, se convierten
al cristianismo, por lo tanto, son conversos con la finalidad de proteger la familia y el negocio; no
obstante, la familia es denunciada y los padres son condenados a morir en la hoguera. Juan Luis
Vives es mandado a París, donde acabará con la posibilidad de ser profesor en el Corpus Christi en
Londres. Rápidamente, se convierte en una gran influencia y entabla una gran amistad con la reina y,
de hecho, le encarga la escritura de la Instrucción de la Mujer Cristiana (1523) en latín, en principio
para la instrucción de su hija María Tudor y es una de esas obras que será traducida inmediatamente
al castellano (1528), al inglés (1540), al francés (1542) y al alemán (1544), por lo tanto, tiene una gran
difusión ya que es un manual necesario para la mujer.

Este tratado se divide en tres partes que corresponden a cada situación o etapa en las que hay que
educar a las mujeres, corresponde a las tres etapas vitales de cualquier mujer: doncella, a la mujer
casada y finalmente a la viuda. Estas son las tres etapas reconocidas en cualquier mujer con cierto
estatus social. En este tratado se propone por primera vez una educación para las mujeres, esto
marca un discurso sobre la mujer porque quiere enfatizar que debe ser educada desde bien joven
(doncella).
La educación de estas, aun así, no es en el ámbito intelectual, sino que se trata de encaminarla hacia
las buenas costumbres. Este tratado, nos habla de las costumbres y propone que se le instruya el
conocimiento de su lengua y del latín. Fuera de esto, el propósito es que se convierta en una buena
mujer, es decir, en una mujer sujeta a una figura masculina ya sea padre, hermano o marido.

Evidentemente, tampoco es un texto que sea concedido para la lectura, sino que va dirigido a
aquellos que tienen que instruir a la mujer (tal como un maestro). En el capítulo 5 (doncella) se
aborda la cuestión de los libros que se deben leer y los que no, entre estas aparecen tales como
evangelios, apóstoles, el testamento… esto referido a las mujeres latinas. Sobre todo, cabe destacar
que estas lecturas se deben hacer antes de salir a misa y después de misa, se debe ir atinando con las
labores y la educación propuesta por Vives. En el siglo XVII empiezan a surgir tratados como estos y
la etiqueta de una literatura de formación de la mujer para casarse y ser buena esposa.
JANE AUSTEN, NORTHANGER ABBEY

Jane Austen, con Northanger Abbey, creó una sátira literaria de la novela gótica, en la que su
protagonista femenina, Catherine Morland, se convierte en una suerte de “mujer Quijote”
obsesionada con la lectura de ese género de moda a finales del siglo XVIII. Esa "loca" afición, como a
Quijote, le deparará más de un conflicto y la llevará a vivir situaciones fuera de lo común.

M. Luz Mandingorra, de quien tenéis un trabajo en el campus virtual, opina que la lectura es la vara
de medir la moral y la humanidad de los personajes, es decir, Austen caracteriza de manera positiva o
negativa a los personajes bajo el criterio de la lectura (estad especialmente atentos a los masculinos,
Henry Tilney y John Thorpe, y a los femeninos, Catherine Morland, Isabella Thorpe, Eleanor Tilney,
Sra. Allen, madre de Catherine). En la novela aparece una tipología muy variada de personajes
femeninos, si bien las heroínas de las obras de Austen suelen tener unos rasgos comunes que las
diferencia de las demás mujeres que aparecen en las novelas: poseen una inteligencia natural, una
gran afición por la lectura (aunque algunas lo intentan, como Emma)… es decir, no responden al
modelo de perfección imperante, la “accomplished woman”, sino que se alejan de este arquetipo de
mujer ideal según los estándares de la época. Frente a este modelo, Austen nos propone unas
heroínas que se considerarían imperfectas, siempre hay algún rasgo en ellas que las aleja de la
“perfección”. ¿Cuál sería, en el caso de Catherine Morland?

La novela se estructura en dos partes claramente diferenciadas: en la primera, Austen nos introduce
en ese mundo de la pequeña burguesía rural que tan bien conoce y retrata, con sus obligadas
escapadas a la “cosmopolita” ciudad de Bath, centro de las amistades, bailes, vida social, etc. En esta
primera parte, el objetivo de Austen es ofrecernos el retrato de Catherine y de su afición preferida: la
lectura, en este caso, de novela gótica.

La segunda parte es una parodia de la novela gótica en la que Catherine pasa a la acción: tiene lugar
su “salida” al mundo, en el que adapta la realidad a sus lecturas, cual mujer quijote. A diferencia del
hidalgo de la Mancha, llega un punto, no obstante, en que reconoce que ha ido demasiado lejos. El
error, su reconocimiento, es fundamental para que el personaje evolucione.

1. ¿Todos los personajes de Northanger Abbey son lectores? ¿Quiénes leen o quiénes no
tienen la costumbre o el hábito de la lectura?

2. ¿A todos los personajes les interesa el mismo tipo de lectura? ¿Qué lecturas prefieren unos
u otros? O ¿qué lecturas rechazan unos u otros?

3. ¿Es la lectura una práctica positiva en la formación de las personas, en especial de las
mujeres?

4. ¿Aparecen bibliotecas? ¿Qué personajes poseen bibliotecas? ¿Por qué?


5. Como narradora, Jane Austen ¿es crítica con la lectura o escritura de ciertos géneros
literarios? ¿Cuál es su postura?

6. ¿Qué importancia se le suele otorgar a la escritura? (aunque básicamente esta se reduzca


al intercambio epistolar)

7. ¿Es el libro un elemento de socialización en la época que retrata Austen?

8. ¿Existen géneros literarios especialmente dirigidos a mujeres?

En el contexto, preocupa qué efectos puede provocar la lectura a las mujeres. La historia de las
mujeres nos dice que un 80% eran campesinas y, en cuanto al trabajo, no había diferenciación de
sexos: Mujer por debajo del marido sujeta a él menos en el trabajo, la mujer tiene que cocinar, criar a
los hijos, limpiar… Y aparte para ganar algún dinero esta podría hacer lo que sabía hacer (colada,
cocinar…) → Poco tiempo para leer novelas.

Nell Leyshon, en su primera novela Del color de la leche, nos mete de lleno en el año 1831, en un
ámbito rural. Se centra en la familia y, concretamente, en Mery que es una chica de 15 años que
ayuda en la granja. Ella tiene un problema físico, por lo que descartan que se vaya a casar. Entonces,
al padre se le ocurre venderla para que sirva al rector de la parroquia, a cambio, él le va a enseñar a
leer.

Jane Austen también nos retrata el primer cuarto del siglo XIX.

● Steventon, 1775 - Winchester, 1817


● Pertenece al clasicismo por la época, no es una autora romántica por el periodo.
● Forma parte de una gran familia, concretamente de 8 hermanos
- Su padre era reverendo y tuvo cierta prosperidad gracias a familiares, que son los
que pagaron su educación y el puesto en la iglesia
- Casi todos sus hermanos estudiaron en instituciones de privilegio
- Cassandra y Jane, las dos hermanas, se puede decir que nunca salieron de casa

En 1783, fueron enviadas a Oxford para ser llevadas a Southampton, pero Jane tuvo un brote de tifus
y tuvo que regresar. En 1786, son enviadas a una pequeña casa, donde se educan a las chicas, pero
llega un mal momento económico y deben volver.

Así que, se educan en el ámbito familiar, de manera que son sus padres quienes les enseñan a
escribir y a leer. Incluso, su padre va a montar una pequeña escuela parroquial en Steventon a la que
acuden en ocasiones. En definitiva, es una educación sobre todo de tipo autodidacta.
En la casa existía una biblioteca donde abundaban las novelas coetáneas y, por las noches, se hacían
lecturas en voz alta. Jane Austen también se educó y aprendió de esas “migajas” que puede sacar de
las conversaciones con sus hermanos que sí que habían estudiado.

Ella escribía en la sala de estar y era una observadora nata. Es en las lecturas vespertinas donde se
forma como escritora y, para ella, es muy importante el hecho de releer. Dice que la novela que está
bien escrita es aquella que soporta una segunda lectura, incluso, una tercera.

Obras: Sense and Sensibility, Pride and Prejudice, Mansfield Park, Emma, Northanger Abbey,
Persuasion, Lady Susan, The Watsons, Sanditon, Juvenilia

● Northanger Abbey: Fue publicada de manera póstuma, fue rescatada por una de sus
hermanos que la compró al editor al que Jane la había vendido.

Jane Austen nunca dio su nombre escrito en sus obras, solía aparecer “by a lady” o “from the author
of…”. Vió su nombre escrito en vida dos veces: una publicación como suscriptora a un volumen de
sermones y la segunda, en el año 1795, donde anunciaba la aparición de una novela literaria de
Fanny Burney. En este anuncio salían las personas que se habían suscrito, un total de 1100 personas
entre las que están Jane Austen, la duquesa de Devonshire y Anne Radclif. Anne Radclif es la autora
de Los Misterios de Udolfo, que impactó a Jane y motivó la escritura de Northanger Abbey. Es una
novela gótica que va a parodiar en su novela.

Se puede hacer una lectura superficial que nos une palabras como “amor + dinero + matrimonio”,
donde ella es la mujer perfecta y él es el marido ideal que aporta los bienes materiales al
matrimonio. La otra lectura es la que realmente quiere transmitir Jane Austen.

A parte de Udolfo hay otra lectura esencial: La mujer Quijote de Charlotte Lennox, que se considera
la primera mujer novelista de la época moderna en Inglaterra. La protagonista padece de
“bovarismo”, esa “enfermedad” de la mujer que lee mucho y desarrolla una lectura de tipo
identificativa. Esto es lo que sucede, la protagonista hace una lectura identificativa en vez de
simbólica. El padre para protegerla la tiene encerrada por miedo y, entonces, ella se dedica a leer
novelas. Entonces, se asoma a la ventana, ve al jardinero y piensa que es un caballero que la viene a
secuestrar.
● Esto lo podemos comparar con Catherine Morland, que se imagina lo que no hay

Todas las heroínas de Jane Austen tienen algún defecto, es decir, siempre en ellas hay algo que falta
de esta educación que se espera de las mujeres del siglo XIX. Por ejemplo, en Orgullo y Prejuicio, la
protagonista Elisabeth tiene incapacidad para la pintura y esto es lo que no la hace una heroína ideal,
tiene una inteligencia natural que será lo que enamorará al señor Darcy. Las opiniones de la lectura
siempre las pone en boca de un hombre.

Lo que le falta a Jane Austen para escribir Northanger Abbey es un artículo escrito por Samuel
Johnson, en el que hay un pasaje sobre diferentes tipos de libros, donde habla de aquellos escritos
para “mentes sin amueblar” que siguen la corriente de la fantasía, en definitiva, las considera de
inferior calidad.
● Catherine Morland será, precisamente, este tipo de lectora que se define en el artículo. →
Joven ignorante, ociosa, de mente por amueblar, a la que cualquier lectura le va a servir
como lección de vida.

Podríamos definir Northanger Abbey como una novela de tipo costumbrista, en la que nos retrata su
mismo estrato social: una pseudo-gentry, esta clase burguesa media-alta que vive en ámbito rural
(Pequeña nobleza rural). Austen pone esta nobleza en ambientes que ella conoce:

● Espacios que permiten la sociabilidad, bailes → Claves para los encuentros y presentarse en
sociedad.
● Viajes que permiten apreciar la costumbre de la época de alojarse con familiares durante
largas temporadas.

Fuera de este retrato de su inmediatez, en ninguna de sus novelas, no hay ningún gran conflicto de
fondo (guerra, percance diplomático…) porque Jane Austen es la escritora que recrea lo que ella ve.
En sus obras no hay ningún conflicto,ni referencias a acontecimientos de su época.

La narrativa explora ese sistema de actitudes, referencias sociales, de un grupo de personas que
viven sujetas a un código fijo de costumbres, es decir, es una sociedad conservadora y tradicional.

En este caso, Catherine tampoco es la “accomplish woman”, no cómo su amiga Isabella.


● Catherine no sabe pintar, no sabe de música… pero tiene esa inteligencia natural que, en el
momento dado, la va hacer reaccionar.

A parte de ser una sátira de la novela gótica, también es una gran defensa del género de la lectura.
Hay que fijarse en cómo defiende la novela y cómo retrata a los protagonistas en función de su
relación con la escritura y la lectura.
● El problema de Catherine tiene que ver con la lectura.
● Hay que fijarse en por qué la novela es buena y por qué no
Al leer las novelas de Jane Austen no prestamos atención a la figura materna pero si hay presencia de
esta es importante ver cómo actúa. La señora Allen también es importante en cuanto a términos de
lectura.

La novela inglesa en el siglo XIX

Dentro de este largo siglo XIX, el papel de mujeres escritoras de la talla de Jane Austen, las hermanas
Brontë, Elizabeth Gaskell, George Eliot y Virginia Woolf es a día de hoy indiscutible, no solamente por
su aportación a la no- vela inglesa en el sentido más amplio, sino por su papel relevante como
feministas en tanto en cuanto «historiadoras de la mujer», es decir, escritoras conscientes de su
naturaleza femenina y que se ocupan de explorar el universo femenino en su producción literaria,
ofreciendo al lector una representación de la diferencia que pone de relieve la construcción cultural
de la mujer en la cultura anglosajona a lo largo del siglo XIX.
En cualquier caso, a lo largo del siglo XIX la mujer comienza a ser educada, no como un fin en sí
mismo, sino como un medio para ampliar sus «gracias» de cara al sexo opuesto. La formación de la
mujer es una especie de barniz en «cultura general» y así seguirá hasta bien entrado el siglo XX.

Aunque durante todo el siglo XIX la mujer sigue educándose principalmente en casa, es bien cierto
que el interés creciente por la educación de las mujeres se refleja en la proliferación de internados
para señoritas. En estos centros las mujeres son entrenadas en la supresión de todo impulso
espontáneo. Aisladas completamente del mundo, las jóvenes son educadas con un único fin: la caza
de marido. Una vez finalizada su preparación en las artes del entretenimiento y la ornamentación
(música, pintura, idiomas modernos, costura y modales forman la esencia de la formación que se les
da), estas jóvenes son arrojadas al mundo a conseguir el objetivo: un marido. La sociedad del
momento margina a la mujer soltera, que es vista como un auténtico fracaso.

Judith Halberstam reivindica que lo que ella denomina «masculinidad femenina» no solamente no es
una imitación de lo mas- culino (referente al varón), sino que se trata de un fenómeno que permite
precisa- mente detectar la manera en que la masculinidad se construye como tal en la so- ciedad.
Para Judith Halberstam, lo que conocemos como «masculinidad heroica» se ha producido por y a
través de cuerpos tanto masculinos como femeninos.

La mujer de clase media, a menudo ociosa, se lanza a leer novelas y resulta, finalmente, que el
público lector del momento es eminentemente femenino. En una época en que todavía no hay radio
ni, por supuesto, televisión, la lectura de novelas se convierte en una de las principales formas de
entretenimiento. La no- vela es el género que domina el panorama literario del siglo XIX en
Inglaterra, es- pecialmente durante la era victoriana, cuando se impone la publicación serializada
(con la notoria excepción de las hermanas Brontë), que también incide en la enor- me difusión y
popularidad del género en este momento. Pero, por si fuera poco, y de manera aún más irónica si
cabe, la mujer se lanza a la escritura con tal fervor que la proliferación de mujeres novelistas durante
este periodo es cuando menos chocante, si tenemos en cuenta que el concepto de mujer novelista es
un ejemplo de lo que Judith Halberstam articula como mujer masculina (the female masculine), de
acuerdo a la ideología dominante. Cabe decir, antes de seguir adelante, que la Reina Victoria en sí
misma es una afronta contra este discurso, por ser un buen ejemplo de mujer masculina. De Jane
Austen a Virginia Woolf, la mujer se lanza a la novela y pretende profesionalizarse como escritora, de
la misma manera que ocurre con los novelistas en general y a lo largo de todo el siglo. La mujer
novelista no escribe solamente para entretenerse, sino que a menudo lo hace como profesión para
ganarse la vida y, siendo una profesión ciertamente arriesgada para una mujer, al ser considerada
una ostentación indecorosa, al menos de independencia e intelecto, lo hace a veces disfrazada de
hombre, bajo un pseudónimo masculino.

Virginia Woolf argumenta en su obra Un cuarto propio (A Room of One 's Own) que para poder
escribir la mujer necesitaba, en primera instancia, un cuarto propio. Woolf se centra en Jane Austen,
Charlotte y Emily Brontë y George Eliot para defender su argumentación según la cual, para ser
novelista, la mujer del siglo XIX tiene que «renunciar a su maternidad», pues las dos cosas eran
incompatibles. Al carecer de cuarto propio, argumenta, la mujer tiene que escribir sus obras en el
salón de estar de la casa, en compañía. Woolf habla de la mujer como entrenada, de forma natural,
en la observación de las personas. Por todo ello, según ella, se lanza a escribir novelas y no poesía,
por ejemplo. La conclusión a la que llega Woolf es que la mujer comienza a escribir abiertamente en
el siglo XIX y que, cuando lo hace, elige la novela por ser el género más accesible en forma y
contenido. Es cierto que un repaso a la novelística de mujeres del siglo XIX en Inglaterra en el sentido
más amplio nos dará como respuesta que Woolf se equivoca. Muchas mujeres escritoras no
solamente fueron casadas, sino que también fueron madres. Sin embargo, Woolf no se equivoca en
valorar las enormes dificultades con que se tropieza la mujer cuando quiere aspirar a ser novelista, a
desarrollar una mente propia, una auténtica aberración en el entorno histórico-cultural al que nos
estamos refiriendo.

Así las cosas, la mujer novelista representa una afronta al código moral y de comportamiento
dominante vigente a lo largo del siglo XIX en Inglaterra. Su mera existencia es una evidencia histórica
de la individualidad y capacidad personal de un colectivo marginado por el estatus dominante y
relegado a los márgenes de la historia. Como documento de valor histórico, las novelas que estas
mujeres construyen vierten sobre el patriarcado perspectivas desde los márgenes del sistema que
subvierten y cuestionan una ideología dominante que intenta presentarse a sí misma como única y
coherente.

Más allá aún, la novela victoriana escrita por mujeres explora la posibilidad de una feminidad
alternativa que invade el terreno de la masculinidad y se perfila como un género más híbrido,
explorando la posibilidad de un modelo de mujer masculina según los cánones vigentes. La mujer
masculina es un sueño, pero un sueño lleno de riesgos y contradicciones. En un siglo que plantea en
sus inicios el debate en torno a la mujer con la publicación de Vindicación de los derechos de la
mujer, la novela de mujeres se convierte en un terreno fructífero para explorar las
posibilidades/alternativas al modelo de feminidad impuesto por el código ético-mo- ral dominante
de la era victoriana.

Del mismo modo, la existencia de un público lector eminentemente femenino constata también la
curiosidad de la mujer de la época por explorar su propia multiplicidad, su otredad. La mujer, que
vive encerrada en el entorno doméstico, se sirve de la novela para escapar del mismo, aunque sea de
forma virtual. Sin embargo, esa posibilidad de metamorfosearse de forma vicaria juega, sin duda, un
papel relevante también como fuente de inspiración para el cambio social real.

Finalmente, la importancia de este tipo de fuentes distintas a las usadas tradi- cionalmente por los
historiadores para conocer historia(s) alternativa(s), la(s) his- toria(s) de la diferencia es, a mi modo
de ver, incuestionable si se pretende tener una visión amplia y compleja de una realidad social en un
momento histórico de- terminado. En una sociedad como la de Inglaterra en el siglo XIX, que carece
de educación universal o de derechos civiles comunes a todos los ciudadanos, poder acceder a
fuentes que ofrezcan una mirada a/desde los grupos desfavorecidos, supone poder acceder a sus
historias. Posiblemente, el conocimiento de las historias de la diferencia pueda alterar la noción de la
Historia, incluso cuestionar su existencia como única, sólida e incuestionable.

Novela escrita por una mujer y que tiene un público mayoritariamente de mujeres. Es una novela
irónica, crítica a los hombres, crítica a la sociedad, una que trata de libros parodia de la novela gótica.
Sus obras eran publicadas con el nombre by a lady y en 3 volúmenes, por esto hablamos de la
invisibilidad de las mujeres.
Catherine Morland, una chica de 17 años con una vida más aburrida que la de Quijote, es invitada
para ir a Bath y allí se introduce en sociedad. Catherine había leído las lecturas que toda mujer debe
hacer para ser una “accomplished woman”, aun así, no lo es. Se aficiona a las novelas góticas gracias
a Isabelle. Su problema es la práctica que hace de la lectura (no adecuada), pues la hace literal y
simbólica, por eso Austen dice que el problema no es de la lectura, sino de la forma de leer.

Austen dota a sus protagonistas femeninas con una inteligencia natural, pero a la vez las desposee de
alguna de las capacidades necesarias para que una mujer llegue a ser deseable. Por eso son mujeres
excepcionales: irónicas, capacidad de análisis... Tampoco destacan en belleza.

Temas centrales en las novelas de Jane Austen: Matrimonio, amor, dinero, clase + familia. Describe
una clase Gentry (= pequeña nobleza rural) en la que la lectura y la escritura se sitúan en el centro de
las relaciones sociales.

Sus novelas recrean unos espacios de reacción de los personajes: (salones, viajes, visitas a
familiares). Estos espacios le permiten describir cómo se relacionan e interactúan los personajes.
Conoce el código de costumbres en una sociedad verdaderamente conservadora.

Capítulo 4

● Isabella Thorpe es amiga íntima de Catherine, con la que va a compartir lecturas. Representa
“Accomplished woman”. Prototipo de mujer que posee la belleza y que también adquiere
una serie de conocimientos inocuos (pintar, tocar, etc.).

● Catherine es la propuesta de Austen, nos propone otro tipo de referente femenino


alternativo, mujeres que no van a ser hijas de familias de una posición social elevada y a la
vez presentan deficiencias notables en su educación. Van a mostrar un gran sentido innato,
una inteligencia natural y una gran predisposición al aprendizaje. La lectura constituye un
punto esencial, siempre manifiesta la ignorancia de estos personajes. Por ello reclama la
lectura, para suplir esta carencia. Austen a todas aquellas mujeres que no ilustra como buena
lectora no les da un buen trato. Niega la maternidad a esas mujeres que, llegado a cierto
estatus, continúan siendo tan ignorantes como antes. Jane Austen reclama el acceso a la
educación de las mujeres.

Capítulo 5

Amistad Catherine e Isabella (comparten lecturas: novela gótica) y defensa del género de la novela.
Defiende las cualidades de la novela y reivindica la doble función de entretener e instruir. Austen
muestra los efectos nocivos que las lecturas góticas pueden producir en aquellas mujeres que, sin
tener criterio ni experiencia lectora, de la vida o sin tener una formación suficiente, leen de manera
incorrecta. No saben trasladar la ficción a la realidad. Las novelas pueden llegar a ser perniciosas en
tanto que pueden llevar a la mujer a una huida de la realidad, por ello reivindica también la lectura
como vía a la instrucción.
Capítulo 14

● Henry Tilney es lector y tiene su opinión sobre la novela gótica.


● Conversación entre Henry, Catherine y Eleanor → virtudes de las mujeres (Tilney defiende a
las mujeres), denuncia por parte de Austen del tópico de que la ignorancia femenina
satisface la vanidad masculina.
● Muestra las diferentes prácticas de lectura (libros de Historia).
● Hablan también del aprendizaje de la escritura, que para Catherine esto es igual a martirizar.

Pese a la defensa que hace de la mujer, defectuoso dominio del tema, menosprecio de la puntuación
e ignorancia en gramática, los marca Tilney. Denuncia la falta de formación.

S. XIX aparecen toda una serie de novelas que se fijan en Bovarismo, comienza a diferenciar lo que es
la literatura popular de la alta literatura.

Diderot, Carta sobre el comercio del libro (fragmentos).

El derecho de autor protege de la forma, que no plagien la forma, pero no la idea. En el siglo XVIII
comienza a hacerse entre los intelectuales la pregunta de qué es un libro y se separa lo que es la
materialidad de la obra frente a aquella parte moral que corresponde al autor.

1761, Derecho de herencia. Van a reconocer los privilegios de los herederos una vez terminado el
privilegio del librero, eso da a entender que la propiedad de la obra es de los herederos, no del
librero. Esto va a suscitar que la Librairie va a encargar a Diderot que escriba una carta al director de
la librería en el que reivindique el privilegio y sobre todo que insista en que este se convierta en un
privilegio a perpetuidad (1763).

Este texto fundamental, “Carta sobre el comercio del libro” es el primer escrito de defensa de la
propiedad intelectual. Defiende la existencia de esta, dice que debe estar regulada por un organismo,
habla del comercio de los libros, el papel de los libreros, y llega a justificar la existencia del privilegio
real que debe otorgarse, pero al librero, es decir, quien tiene la propiedad de la obra es el librero, y
defiende que al autor le queda la propiedad moral, el haber escrito la obra, su espíritu. Se pone del
lado de los editores, y eso le trae críticas.

George Eliot, Las novelas tontas de ciertas damas novelistas, Madrid, Impedimenta, 2012.

Habla de las novelas de la época → Protagonistas femeninas que se mueven en espacios de la alta
sociedad. El hombre queda maravillado con sus dotes

“Novelas tontas” escritas por mujeres de clase alta, no necesitadas de dinero. Escriben en un salón
elegante

Género de artimaña y confección. Heroína → Orgullo del padre + Belleza de la madre

Género oracular → Temas teológicos

Género antiguo remozado → Vida cotidiana, amoríos…


Crítica a las novelistas de “Mediocridad mental”

● Se ha demostrado que hay mujeres capaces de escribir buenas novelas


● Ausencia de requisitos rígidos = Mujeres incompetentes que escriben → Para escribir una
novela no hay barreras

Eliot comienza describiendo lo que ella llama la novela de "mente y sombrerería". La heroína en esto
es hermosa, virtuosa y sumamente inteligente. La novela termina felizmente, con la heroína
haciendo un espléndido matrimonio con un hombre al que adora. Eliot menciona varios subgéneros
de este tipo de novela: religiosa, filosófica, histórica y “espumosa” (p. 442; p. 448). Ella se opone a
todos ellos porque son profundamente irreales y cliché en sus personajes, tramas y lenguaje.

Eliot argumenta que las "novelas tontas" socavan la causa de la educación de las mujeres. Las
heroínas de estas novelas suelen tener un alto nivel de educación, pero su educación solo las vuelve
autocomplacientes y aburridas.

Además, las escritores de estas novelas evidentemente han leído mucho, pero esto no les ha
permitido escribir bien: sus propios escritos confunden "vaguedad con profundidad, ampulosidad
con elocuencia y afectación con originalidad" (p. 455).

Por lo tanto, Eliot sugiere que aquellos que leen novelas tontas llegarán a la conclusión de que las
mujeres no se benefician de la educación, aunque, como les recuerda a sus lectores, ha habido
algunas escritoras realmente grandes. Ella nombra a Harriet Martineau, Currer Bell (Charlotte
Brontë) y la Sra. Gaskell como ejemplos.

George Gissing, La nueva Grub Street (1891) Barcelona, Alba Ed., 2007 (caps. 1 a 7).

La primera novela de George Gissing fue en 1880 (ya estamos en la Edad de oro del libro), Workers in
the Dawn, y posteriormente publico Grub Street en 1881. Este libo es una novela, considerada la
más poderosa y detallada sobre el mundo literario y que sea así se debe a que fue escrita y publicada
en este momento de cambios sociales, económicos; y en cuanto a lo económico, tuvo efectos
decisivos en cuanto al autor (copyright). En 1898 se empiezan a preguntar si los novelistas pueden
vivir con el dinero que adquieren por sus escritos. Los protagonistas de la novela de Gissing, van a ser
exclusivamente escritores, y va a poner en marcha dos escritores: Jasper Milvan (represetna el
‘tradesman’) i Edwin Reardon (representa el ‘artist’).

El “artist” es un tipo de escritor que quiere hacer de la escritura su oficio, que vive solamente
pensando en la creación de la novela en tres volúmenes, que no confía otro tipo de escritura que no
sea la ‘arcaliteratura’; y de ahí viene su crisis literaria. Esta situación le lleva a no tener beneficios, a
una situación de pobreza, que se transluce en la manera en la que vive, viste... Este escritor aparece
en la obra como Reardon, quien actúa de corazón, escribe por pasión y solo consigue pobreza.

El “tradesman”, en la novela, no ha llegado a ser un escritor conocido, pero a él ya le vale con escribir
en revistas, ensayos, es decir, ir sobreviviendo de esta manera. Cree que tal y como están las cosas en
la época, ser escritor de novela y algo conocido ya le funciona. Es saber venderse a lo que el público
necesita o quiere leer. En la novela, Milvan está dispuesto a sacrificar sus principios morales con tal
de triunfar.

Tanto Wharton como Gissing hacen una queja o crítica sobre los escritores de la época, pues la
mayoría de ellos se dejan llevar por la sociedad y no por el corazón, pues ambos defienden y reflejan
en sus obras que la lectura y la escritura debe ser algo que nazca de uno mismo, no por el simple
hecho de estar al día con las lecturas serás más inteligente y mejor reconocido, sino que hace falta un
esfuerzo interior, una intención de mejorar como persona, de aumentar nuestro propio
conocimiento, para una satisfacción propia. De hecho, Edith Wharton hace una denuncia en su obra
de la situación a la que ha llegado el escrito, pues se ha convertido en una actividad totalmente vana,
ya que ahora cualquiera que tenga la posibilidad de leer y escribir puede darlo a conocer sin
restricciones, creando o leyendo obras de contenido nulo para el conocimiento, no consideradas “de
buena calidad” para posibilitar abrir nuestra mente e incluso dejarnos llevar por la imaginación. Por
ello, considera que hay obras que pueden ser buenas y otras que no.
BORGES, JORGE LUIS, LA BIBLIOTECA DE BABEL

● Biblioteca de galerías hexagonales, con pozos de ventilación en el medio y barandas


● Biblioteca infinita
● 25 símbolos ortográficos
● No hay dos libros idénticos
● Purificadores = Inquisidores
● Todo está escrito

La biblioteca de Babel es una obra narrada en primera persona, llena de figuras literarias, como las
metáforas, poesías y símiles, que describen al universo como una infinita biblioteca. Tiene como
antecedentes un anterior ensayo escrito por él, titulado “La biblioteca total” y otros escritos como
“La biblioteca universal” del escritor alemán Kurd Lasswitz.

Entre las metáforas que Jorge Luis Borges plasma en esta breve novela se hallan la que sugiere la
creación de la Torre de Babel descrita en el libro del génesis bíblico, cuando los primeros hombres
construyeron una torre tan alta que llegaba al cielo, con ello Borges llega a significar que la unión del
conocimiento humano puede llegar a las alturas de los dioses, o de Dios, si todos hablaran un mismo
lenguaje o dejaran de lado sus diferencias.

El universo según Borges es una construcción llena de muchos libros, todos con una individualidad
implícita, algunos similares a otros pero no hay uno igual a otro libro; en esa descripción Borges hace
una metáfora del ser humano, y es una comparación que se comprueba fácilmente, ya que no
existen dos personas realmente iguales, aunque sean gemelos o mellizos, todos se diferencian por
algún rasgo.

Por eso La biblioteca de Babel se asume como una forma metafórica de la humanidad, propiamente
del conjunto de todas las mentes humanas, que aunque viviendo en zonas distantes y usando
diferentes lenguajes o formas expresivas de algún modo todos están conectados, como se conectan
los hexágonos descritos por Borges en esta obra. Aunque la red mundial de Internet surgió como tal
a finales del siglo XX, Borges la intuyó en su ficción.

En su forma espiritual y metafísica La biblioteca de Babel, es una búsqueda de un libro, como si de un


santo grial del saber se tratase, que contenga todo el conocimiento, y lo supone como un libro con
características de un dios, es como una metáfora de que ese saber total no se halla en otro lado sino
en el encuentro de uno mismo con Dios, y lo visualiza a partir de la inmensa eternidad que esta
biblioteca posee, creada por un demiurgo.

El libro de arena, Borges

Todo empieza cuando un desconocido golpea la puerta de Borges y le ofrece el misterioso libro. El
libro es único, no hay otro igual. En el libro de arena nunca se repiten sus páginas, porque el
contenido cambia a cada instante. Tal objeto obsesiona a Borges hasta el punto de considerarlo un
peligro para la humanidad y entonces debe decidir qué hacer con él.
La biblioteca de Babel ya nos planteaba el concepto de lo infinito, una de las pasiones del escritor
argentino, que caía en una biblioteca donde el espacio parecía no tener fin. La biblioteca se convertía
en el deseo de cualquier lector, un espacio donde el tiempo no importaba, porque solo era
importante la posibilidad de leerlo todo para iniciar un nuevo viaje. Esa es la esencia de cualquier
libro, la puerta de entrada a un nuevo universo. ¿Y la puerta de salida? No nos importa en absoluto.
El libro de arena comparte ese mismo concepto, la posibilidad infinita de la lectura y Borges,
sorprendentemente, se aterra ante tal posibilidad. ¿Seríamos capaces de desprender la mirada de
semejante libro? ¿Perderíamos el sentido de la vida por el placer del viaje al que se ve imbuido cada
lector?

La biblioteca universal, Kurd Lasswitz

Un editor de una revista acude a casa de un amigo matemático para reclamarle un escrito que
publicar. El amigo se muestra reacio, aduciendo que ya se escriben y publican suficientes tonterías y
ambos convienen que no se escriben ideas nuevas.
Comienzan así una conversación intelectual acerca de si ya está todo escrito, en la que el amigo
matemático elucubra sobre qué significa realmente esa totalidad. Partiendo de las premisas de
escribir con un centenar de caracteres en libros de 500 páginas, con cuarenta renglones de 50
caracteres cada página, rápidamente empieza a calcular el número de volúmenes posibles: 10.
El número es enorme, inimaginable, pero no infinito, y el matemático ilustra a sus oyentes con
algunos cálculos adicionales, estimando el volumen de la biblioteca que los contuviera (también,
monstruosamente grande) o el tiempo que se tardaría en recorrerla en caso de ir a la velocidad de la
luz (sigue siendo un tiempo inimaginablemente grande).

WHARTON, EDITH, EL VICIO DE LA LECTURA

La “difusión del conocimiento” clasificada habitualmente, junto con la máquina de vapor y el sufragio
universal, en la categoría de los avances modernos ha dado lugar incidentalmente a la producción de
un vicio nuevo: el vicio de la lectura.

Ningún vicio es más difícil de erradicar como aquellos que popularmente se consideran virtudes.
Entre estas virtudes la más notable es el vicio de la lectura. Se suele admitir que la lectura de basura
es un vicio y sin embargo la lectura per se –el hábito de leer— pese a ser nuevo, figura ya entre
virtudes tan bien reputadas como la sobriedad, el ahorro, madrugar y practicar regularmente
ejercicio. Sin embargo, hay algo particularmente agresivo en la virtud del sentido del deber que
posee un lector. Para quienes se atienen a las indicaciones más estrictas de la preceptiva, el lector
aparece como alguien que cumple con las reglas de la perfección: “Cuánto me hubiese gustado
haber leído tanto como usted”, le confiesa el novicio iletrado al adepto a la excelencia, y el lector, tan
acostumbrado al incienso del aplauso indiscriminado, mira su ocupación con toda naturalidad como
un logro intelectual notable.

La lectura como ejercicio deliberado –lo que podríamos llamar lectura volitiva— es equiparable a la
erudición con relación a la cultura. La verdadera lectura es una acción refleja. El lector nato lee de
forma tan inconsciente como respira y, para llevar la analogía un grado más lejos, podría decirse que
la lectura tiene tanto de virtuoso como respirar. Resulta meritoria en la misma proporción en que se
convierte en una tarea gratuita. ¿En última instancia, qué es la lectura sino el intercambio de
pensamiento entre el lector y el escritor? Si el libro entra en la mente del lector del mismo modo que
abandonó la del escritor –sin ningún añadido o modificación como las que inevitablemente se
producen por contacto con un nuevo cuerpo de pensamiento— entonces ha sido leído sin propósito
alguno. En estos casos, naturalmente, la culpa no siempre es del lector. Hay libros que son siempre el
mismo, incapaces de modificar o de ser modificados, pero este tipo de libros no cuentan como
factores en la literatura. El valor de los libros es proporcional a lo que podría llamarse su plasticidad,
es decir, su cualidad de ser todas las cosas para todos los hombres, de ser moldeados de muchas
maneras por efecto del impacto con formas frescas de pensamiento. Cuando, por una razón o por
otra, falta esta adaptabilidad recíproca, la auténtica cópula entre el libro y el lector no es posible. En
este sentido puede decirse que no hay un patrón abstracto de valores en literatura: la medida de los
libros más grandes que se han escrito es únicamente lo que cada lector es capaz de sacar de ellos.
Los mejores libros son aquellos de los que los mejores lectores han conseguido extraer la mayor
cantidad de los mejores pensamientos. Pero generalmente de este tipo de libros es de los que menos
obtiene el lector mediocre.

Por consiguiente, ser un lector mediocre debe considerarse una desgracia, pero no es un fallo en
absoluto. ¿Por qué deberíamos ser todos lectores? No se espera de todos nosotros que seamos
músicos: en cambio debemos leer, de modo que quienes no son capaces de leer creativamente lo
hacen mecánicamente. ¡Como si el que no tiene aptitud para el violín pensara que es lo mismo tocar
el violín que darle a la manivela de un organillo! En materia de lectura hay que entender de buen
principio que quienes la ofenden de verdad no son los que se limitan a leer la consabida basura. El
que se confiesa devorador de narrativa estúpida es muy poco dañino. Quien festeja “la novela del
momento”, no constituye un obstáculo serio para el desarrollo de la literatura. El criterio que
considera las divisiones naturales del melón como una indicación de que es una fruta que debe
comerse en famille, podría considerar también que ciertas obras –libros automáticos, que no
requieren esfuerzo como no sea pasar las páginas y usar los ojos— están especialmente diseñadas
para el consumo del lector mecánico. La providencia nos proporciona innumerables autores cuya
misión obvia consiste en proteger a la literatura de los estragos de los tontos. El lector mecánico se
convierte en un peligro para las letras sólo cuando osa pastar en prados que no son los que le están
predestinados. Por desgracia, la idea de que la lectura es una cualidad moral ha llevado a muchas
personas razonables a renunciar a la lectura ligera e inocua a favor de cópulas más agotadoras. Son
personas para quienes “leer es una disciplina”. ¡La “plataforma” de los más ambiciosos en efecto
implica la determinación de mantenerse al día de todo lo que se escribe! Para este tipo de lectores el
mayor y más fuerte incentivo aparentemente es este deseo de mantenerse al día: parecen considerar
la literatura como un tranvía que sólo puede “abordarse” a la carrera; mientras que muchos lectores
natos no tienen empacho en holgazanear a la hora del té en calesas o en coches tirados por caballos,
sin preocuparse demasiado de los nuevos medios de locomoción.

Edith Wharton → escritora neoyorquina, 1862-1937. Su obra “The Vice of Reading” la escribió en
1903, durante la edad de oro de la lectura y el libro. Insiste en cuáles son las consecuencias de que
en el siglo XX ya todo el mundo lee. Democratización de la lectura, 90% de la población europea está
alfabetizada.

Tenemos un público lector muy amplio, Wharton analiza que libros de lectores existen. Diferencia
entre ‘lector nato’ y ‘lector mecánico’.
● Wharton piensa que ser lector no es algo que pueda hacer todo el mundo. Transmite que
hay una relación entre libro y lector, que solo un lector nato podría vivirla. Habla del don de
leer. Da vida a lo que está escrito, y de algún modo, lo modifica, es decir, piensa por sí mismo
y no se deja manipular por las ideas que surgen del escritor y no de la demanda. Sostiene
que leer es un arte que solo el lector nato puede adquirir, porque según sus palabras, lectura
tiene que ser una actitud innata. La lectura es un don que, igual que otras virtudes, se tiene
que cultivar por medio de la práctica y disciplina, pero si no existe esta actitud, el
entrenamiento no sirve de nada.

● Por otro lado, a los "lectores mecánicos" los define como aquellos lectores que leen lo que
está "de moda", y creen que deben leerlo. Que conciben la lectura como una actividad de
élite y una suma de horas. Por él, según Wharton, existen los libros mediocres, escritores a
demanda del consumidor. El lector mecánico constituye un peligro para la literatura. El
problema está cuando estos lectores mecánicos hacen surgir los escritores y críticos
mecánicos, que escriben y reseñan para este público.

Asimov, Isaac, ¡Cuánto se divertían!

Tommy y Margie se encuentran con un libro antiguo que según ellos ya no tiene utilidad debido que
si lo lees una vez no sirve para nada más, no como su televisión que pese tener miles de libros dentro
nunca se les ocurriría tirarla. Este libro que Margie se había encontrado en su desván hablaba de la
escuela.

Tommy le explica a Margie que el libro trata de la escuela ya que habla de una escuela que existía
siglos atrás la cual era muy distinta a la suya, la diferencia entre su escuela y la del libro es que la
escuela de siglos atrás tenía un hombre como profesor. A esto, Tommy recalca que considera que su
padre es tan listo como un profesor. Más adelante, explica el modelo de enseñanza: los alumnos iban
a un edificio especializado en enseñar y allí el profesor explicaba lo mismo para todos aquellos que
tuviesen la misma edad, en lugar de tener un profesor que se adaptara a la mente del estudiante.

Margie cuando empieza sus clases piensa en lo bien que se lo pasaban los estudiantes antiguamente.

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