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Es la disciplina filosófica que estudia al hombre para determinar su esencia o naturaleza y el sentido
de su existencia. Por este motivo, los filósofos que a lo largo de la historia se han dedicado a la
antropología filosófica han tratado de encontrar respuestas para preguntas como las siguientes:
¿Qué diferencia al hombre de los demás seres? ¿Cuál es su ser? ¿Qué sentido tiene la vida
humana? ¿Cuál es el origen del hombre? ¿Es la identidad personal lo que define al ser humano?
Friedrich Nietzsche: El hombre es un ser natural y biológico que posee instintos vitales que permiten
su autoconservación. Sin embargo, el hombre ha pretendido negar sus instintos naturales para
asumir creencias religiosas ajenas a su condición de animal, convirtiéndose de este modo en un ser
enfermo. Por ello, se debe superar al hombre que es un ser decadente por su moral del esclavo (del
resentimiento contra la vida), para llegar a ser superhombres y adoptar la moral del amo (del amor
hacia la vida).
Ernst Cassirer: Sostuvo que el hombre posee un sistema simbólico que no tienen los animales. El
hombre es un animal simbólico, pues interpone entre él y el mundo el símbolo.
Cassirer considera como formas simbólicas fundamentales el mito, el arte, el
lenguaje, religión y ciencia. Lo esencial del hombre radica, por tanto, en la manera en que accede al
mundo, que constituye un sistema de símbolos que hay que interpretar.
El subjetivismo afirma que los valores son resultado de las elecciones individuales y colectivas. Por
ende, los valores no existen en sí y por sí, sino que son meras creaciones de la mente humana. Una
cosa tiene valor cuando nos gusta y en la medida en que nos gusta. El subjetivismo considera que
solo son valiosas las cosas cuando las deseamos o anhelamos. Las tesis subjetivistas más
importantes son las siguientes:
a. Hedonismo. Según Epicuro, todos los seres vivos buscan el placer y huyen del dolor. Así, los
seres humanos en particular tenemos el placer como meta fundamental de la vida. En este
sentido, la felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra existencia que logremos el
máximo placer y el mínimo dolor. Puesto que se trata de alcanzar un máximo, la razón moral
será siempre una razón calculadora; por ende, razonamos de qué manera puede ser posible
obtener el máximo placer. Asimismo, cabe destacar que el hedonismo practicado por
epicúreo es individualista, pues se funda en la idea de que debemos lograr el mayor placer
solo para nosotros mismos, dejando de lado toda valoración del placer social.
b. Eudemonismo. Según Aristóteles, los seres humanos realizamos nuestras acciones por un
fin: ser felices. Así pues, la felicidad es el fin último que todo ser humano tiende a alcanzar.
Precisamente, por ello lo valioso es aquello que le genera felicidad al sujeto. Por otro lado,
como seres dotados de capacidad racional, no tomamos decisiones precipitadas o teniendo
en cuenta solo el momento presente, sino que deliberamos serenamente y elegimos los
medios que más nos convienen para alcanzar la felicidad.
d. El Emotivismo axiológico. El emotivismo es una corriente que afirma que los juicios de valor
son emanados de las emociones individuales. Asimismo, sostiene que estas tienen como
objeto persuadir a los demás para que sientan lo mismo, intentando lograr que personas
distintas valoren de forma idéntica lo que se observa. Se deduce de esto que el emotivismo
no utiliza medios racionales para demostrar su validez; de hecho, prescinde de la misma
utilizando solo las emociones y su espontaneidad como medios para conocer la verdad
moral. Esta teoría fue desarrollada principalmente por el estadounidense Charles Stevenson
y por el británico Alfred Ayer.
En sociedades de consumo como las que se han desarrollado en el marco del proceso de
globalización de las últimas décadas, el individualismo, el hedonismo y la despolitización de los
individuos se han tornado sumamente preponderantes. Es por este motivo que una serie de filósofos
contemporáneos se hacen la siguiente pregunta fundamental: ¿tiene sentido insistir en la
participación de los individuos como ciudadanos en los asuntos públicos? Algunos filósofos son
sumamente descreídos y pesimistas, razón por la cual piensan que la figura del ciudadano es
anacrónica en unas sociedades en donde solo se requiere consumidores. Sin embargo, también han
aparecido filósofos que se han encargado de repensar la participación ciudadana, planteando la
necesidad de reivindicar una intervención activa en los asuntos públicos. Otros filósofos, en cambio,
expresan que es suficiente una participación ciudadana a través de sistemas políticos
representativos, aunque reformados.
La ética es una disciplina filosófica que tiene como objetivo estudiar las acciones realizadas por los
hombres a partir de la consideración de nociones como bueno y malo, justo e injusto, correcto e
incorrecto; es decir, busca dilucidar las razones por las que los hombres realizan determinadas
valoraciones de carácter ético o moral.
Algunos de los temas más importantes abordados por la ética son los siguientes: el bien, la libertad,
la felicidad, el acto moral, la norma moral, la persona moral, los juicios morales, los valores morales y
los dilemas éticos.
Si bien la etimología y la historia del empleo de ambas palabras no asumen una diferencia entre ética
y moral, es posible considerar una diferencia débil. Así, la preocupación más marcada de la ética es
por el sentido de la vida y por la aspiración de un ideal de vida basado en las acciones buenas y
virtuosas, mientras que la moral se preocupa por un modo de vida fundamentado en normas,
deberes y obligaciones universales.
La persona moral: Es todo ser humano que actúa con conciencia y libertad, y que por ello tiene
responsabilidad moral de sus actos. Toda persona moral posee:
a. Conciencia moral: Es la capacidad que nos permite distinguir las acciones buenas de las
malas.
b. Libertad moral: Es la capacidad que nos permite tomar decisiones autónomas, es decir, sin
coacción externa.
c. Responsabilidad moral: Es la capacidad para asumir las consecuencias de nuestros actos.
Finalmente, debemos agregar que para que una persona sea calificada como moral sus acciones se
deben orientar al bien y a cumplir las normas morales.
Un dilema ético es una narración breve, a modo de historia, en la que se plantea una situación
posible en el ámbito de la realidad, pero conflictiva a nivel moral y se solicita de los oyentes o bien
una solución razonada del conflicto, o un análisis de la solución elegida por el sujeto protagonista de
la historia. Por regla general la situación se presenta como una elección disyuntiva: el sujeto
protagonista se encuentra ante una situación decisiva ante la cual solo existen dos opciones (A) o
(B), siendo ambas soluciones factibles o defendibles. El individuo se encuentra, pues, ante una
verdadera e inevitable situación conflictiva, en la cual se pueden presentar muchos cuestionamientos
antes de una elección.
● Dilemas hipotéticos: cuando se plantean problemas que son poco probables, aunque
no imposibles, que se den en la vida real.
● Dilemas reales: cuando plantean situaciones conflictivas tomadas de la vida diaria.
La sociedad que surge con el pacto originario es la fuente de todas las desigualdades entre los
hombres. En su «estado natural»” el ser humano solo pretende conservar su vida, y le mueve un
sentimiento de compasión hacia sus semejantes, pero cuando surge el derecho de propiedad
privada, se originan todos los males: envidias, soberbias, destrucción y guerras, para defender la
propiedad o intentar adquirirla. Por ello, para Rousseau, este contrato, fruto de los individualismos y
defensa de intereses personales, debe ser sustituido por un nuevo contrato social que funde un
Estado justo e igualitario en el que se superen los intereses particulares, que se identificaran con el
interés general. Este nuevo pacto supone que los seres humanos se dan a sí mismos las leyes, sin
renunciar a su libertad, que no es delegada a ningún poder ajeno, sino al mismo pueblo, erigido en
voluntad general.
5. Reflexión sobre la tolerancia, el pluralismo y los valores democráticos en el mundo
contemporáneo.
El proceso de globalización que se viene desarrollando en todo el mundo desde hace algunas
décadas, ha generado una serie de transformaciones radicales en distintos ámbitos. Esto ha
propiciado, a su vez, el surgimiento de una serie de problemáticas de carácter ético y político acerca
de las cuales los filósofos contemporáneos han ensayado respuestas. En las esferas política y
económica, por ejemplo, las relaciones internacionales cada vez más estrechas han traído consigo el
protagonismo de distintos actores tales como los organismos financieros internacionales y las
empresas transnacionales, cuyo poderoso influjo en las decisiones de los Estados nacionales ha
redefinido la soberanía o independencia de estos, al mismo tiempo que ha reconfigurado sus
estructuras políticas y económicas. En este marco, han adquirido relevancia preguntas como las
siguientes: ¿cómo lograr que la necesidad de estrechar cada vez más los vínculos internacionales no
produzca que agentes externos afecten los procesos democráticos dentro de cada una de las
naciones? ¿De qué forma se puede garantizar que la globalización produzca consecuencias
beneficiosas para el nivel de vida de los ciudadanos pertenecientes a las naciones subdesarrolladas?
En la esfera cultural, las estrechas relaciones entre distintas formas de vida y de comprender el
mundo han hecho que la reflexión filosófica intente responder, entre otras, estas preguntas: ¿Existen
sistemas de valores que puedan ser válidos para la humanidad en general o es que no hay más
alternativa que el pluralismo y el relativismo? ¿Basta con que toleremos las diferencias de distinta
índole que tenemos con los demás o acaso tenemos que avanzar hacia un reconocimiento del otro
con la finalidad de que la mayor cantidad de individuos pueda lograr la autorrealización? ¿Todas las
formas de vida deben ser toleradas y reconocidas? ¿No existen acaso algunas de estas que no
deberían ser aceptadas por atentar contra la democracia y los derechos humanos?
CIENCIA Y CONOCIMIENTO
La palabra gnoseología proviene de las voces griegas gnosis, que significa conocimiento, y logos,
que equivale a teoría. Por ello, su significado etimológico es teoría del conocimiento. Principalmente,
esta disciplina filosófica aborda los problemas de la posibilidad y el origen del conocimiento, así como
el problema de la verdad, ya que este concepto se encuentra íntimamente vinculado con el
conocimiento.
El problema de la posibilidad del conocimiento busca responder a las siguientes preguntas: ¿qué
se puede conocer?, ¿hay límites para el conocimiento?, ¿cuál es el límite?, ¿es posible o no un
conocimiento objetivo de las cosas? Al respecto, el dogmatismo, el escepticismo y el criticismo son
posturas o tesis gnoseológicas que buscan responder a estas interrogantes.
a. Dogmatismo: esta postura sostiene que sí es posible conocer las cosas sin ninguna
limitación. El sujeto es capaz de conocer las propiedades o características de los objetos y
hechos de manera absoluta y objetiva, ya que se tiene plena confianza en las facultades del
sujeto para conocer la realidad.
b. Escepticismo: esta corriente considera que el sujeto no puede aprehender el objeto, es decir,
no es posible obtener un conocimiento absoluto y seguro de las cosas. El ser humano
solamente puede tener opiniones y creencias, lo cual se debe a que no hay plena confianza
en las facultades del sujeto para conocer. Así, los sentidos pueden captar datos imprecisos y
limitados, mientras que es posible que la razón se equivoque. Hay dos clases de
escepticismo: el radical o absoluto y el relativista.
c. Criticismo: esta postura busca superar a las anteriores y plantea que el conocimiento sí es
posible, pero no es completo. El sujeto solo puede conocer el objeto tal y como se le aparece
(fenómeno) y no tal y como efectivamente es (noúmeno). El conocimiento es posible en tanto
que el sujeto posee condiciones a priori que le permiten ordenar los datos sensibles, pero
estas facultades son limitadas.
El problema del origen del conocimiento pretende responder a la interrogante: ¿dónde se inicia el
conocimiento?, es decir, busca explicar la fuente del conocimiento. Existen diversas posturas que
responden a esta pregunta.
a. Racionalismo: según estos filósofos, la fuente del conocimiento universal, objetivo y
necesario es la razón y no los sentidos, porque estos son fuente de error y confusión. La
razón humana puede descubrir ideas verdaderas, universales, necesarias y evidentes, desde
las cuales es posible deducir el resto de conocimientos propios de la ciencia y de la filosofía.
Estas ideas son innatas, es decir, están en la razón humana antes de toda experiencia
(innatismo). Representantes: Platón, Descartes y Leibniz.
c. Criticismo: postura que considera que las fuentes del conocimiento son tanto los sentidos,
que brindan todos los datos sobre el objeto, y la razón que organiza los datos sensibles y
―construye‖ el fenómeno. Esta tesis pretende la unión y superación del racionalismo y el
empirismo, pues sostiene que, aunque todo conocimiento proviene de la experiencia, es solo
gracias a la razón que estos datos obtenidos se ordenan. En el proceso del conocimiento los
sentidos y la razón son indesligables. La razón nos proporciona un conocimiento universal y
necesario. Así también ella nos hace dar cuenta que conocemos el fenómeno y no el
noúmeno. Representante: Kant.
El conocimiento científico es aquel tipo de conocimiento que se obtiene mediante la aplicación del
método científico. Supone también la expresión adecuada de un objeto a través de una
representación; es decir, este tipo de conocimiento hace posible la descripción y explicación de las
propiedades, principios y relaciones de un objeto teniendo como medios: la aplicación de métodos,
técnicas, procedimientos e instrumentos.
El problema de la demarcación
Este problema debe ser entendido como el problema por antonomasia de la epistemología.
Fundamentalmente, puede formularse de la siguiente manera: ¿De qué forma puede trazarse una
línea demarcatoria entre aquello que es científico y aquello que no lo es? O, en otros términos,
¿cómo podemos diferenciar entre teorías científicas y teorías metafísicas y pseudocientíficas? Frente
a esta problemática, se han desarrollado distintas respuestas. Pero, sin lugar a dudas, destacan las
soluciones aportadas por el Círculo de Viena y Karl Popper, entre otras razones, porque dieron forma
a un profundo debate entre dos corrientes epistemológicas: el verificacionismo y el falsacionismo.
- El verificacionismo
El Círculo de Viena fue un movimiento intelectual conformado por filósofos y científicos, entre los que
resaltaron Moritz Schlick, Rudolf Carnap y Otto Neurath, los cuales consideraron el Tractatus
logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein como una referencia fundamental. Y ello a pesar de que
este no llegó a pertenecer formalmente a dicho grupo de intelectuales. Entre las características del
Círculo, se puede mencionar su crítica radical de todas aquellas tradiciones filosóficas de raigambre
metafísica. Por este motivo, frente al problema de la demarcación, los también llamados
neopositivistas o neoempiristas abogaron por el verificacionismo como criterio demarcatorio, pues
afirmaron que únicamente pueden ser entendidas como teorías científicas aquellas teorías
susceptibles de ser verificadas a partir de datos de la experiencia sensorial. Por el contrario, aquellas
teorías que no pueden ser verificadas carecen de toda cientificidad. Ni siquiera cabe decir que son
falsas, ya que simplemente carecen de sentido en tanto que no otorgan un sentido preciso a los
conceptos de los que se sirven y no señalan bajo qué condiciones podría establecerse la verdad o
falsedad de sus afirmaciones. En el Tractatus, Wittgenstein expresa una importante coincidencia con
este enfoque epistemológico del Círculo cuando afirma que «De lo que no se puede hablar hay que
callar».
- El refutacionismo o falsacionismo
Popper rechazó el verificacionismo como criterio de demarcación, porque consideró que no cumple
con el objetivo principal de establecer una clara línea divisoria entre ciencia y no-ciencia. Por el
contrario, sostuvo que el hecho de coincidir con el énfasis del Círculo en los datos sensoriales como
fundamento de la investigación científica incluso puede llevarnos a colocar más cerca de las
pseudociencias que de las ciencias a teorías científicas como la teoría de la relatividad. Ello debido a
que cuando esta fue formulada por Einstein no tuvo una inmediata corroboración empírica. Es decir,
no cumplió inicialmente con el criterio de la verificabilidad.
Por lo anterior, el autor de La lógica de la investigación científica defiende el falsacionismo o
refutacionismo como criterio de demarcación. Según él, son científicas aquellas teorías con respecto
a las cuales puede hacerse el intento de testarlas, falsarlas, refutarlas. En cambio, no serán
científicas aquellas teorías para las cuales no se pueda siquiera pensar en una situación en la que
serían refutadas. En este sentido, la irrefutabilidad no es una virtud, sino un vicio de una teoría.
Sucede que la ciencia es una búsqueda sin término o un camino marcado por las conjeturas y las
refutaciones. Por ejemplo, debido a las arriesgadas predicciones que encierra en su seno, la teoría
de la relatividad puede ser refutada en cualquier momento de no cumplirse sus anticipaciones. No
obstante, lo mismo no puede decirse de la astrología, el marxismo y el psicoanálisis, pues estas
teorías siempre están buscando dogmáticamente verificaciones o confirmaciones. O, en todo caso,
se afanan por inmunizarse de distintas maneras frente a los contraejemplos con los que se
enfrentan.
A propósito del problema de la inducción, también han tenido especial relevancia las soluciones
formuladas por el Círculo de Viena y Popper. De hecho, para los neopositivistas, sí está justificada la
inferencia inductiva. Por tal razón, plantearon que la inducción representa el método más adecuado
para el avance de las ciencias. Inclusive, Schlick, Neurath y compañía entendieron que este método
empírico- inductivo encarna el rasgo diferenciador de las ciencias empíricas con respecto a la
metafísica y la pseudociencia. Por ejemplo, desde este enfoque epistemológico, resultaría adecuado
admitir como verdadero el enunciado «Todos los cisnes son blancos» si es que este tiene el respaldo
de un gran número de casos de cisnes blancos avistados.
Para Popper, no está justificada la inferencia inductiva. Ni siquiera si tenemos como base un gran
número de casos semejantes. Y no sirve de nada que reformulemos la inferencia inductiva señalando
que esta no alcanza una validez estricta, sino cierto grado de seguridad o probabilidad, pues
igualmente este camino conduce a una regresión infinita. Quiere decir que la lógica inductiva no
proporciona un rasgo discriminador apropiado del carácter empírico, no metafísico, de un
sistema teórico. Por ejemplo, afirma Popper, que por muchas observaciones que tengamos de
metales dilatándose, no puede haber garantía lógico-deductiva de que alguna muestra de metal no
pueda contraerse en alguna ocasión al ser calentada.
En realidad, de acuerdo con Popper, la ciencia siempre se ha servido de un método
hipotético-deductivo basado en conjeturas y refutaciones. Así, los enunciados observacionales no
son la base que nos lleva a las verdades científicas, sino que sirven como contraejemplos para
intentar refutar las teorías, no para verificarlas. Con esto, todas las explicaciones científicas deben
concebirse como incompletas ya que siempre será posible cuestionarlas y corregirlas. Esta es la
razón de que la evolución de la física, la química, la biología y demás ciencias aparezca como un
proceso sin fin de correcciones y aproximaciones mejores. Inclusive, llega a sostener Popper que
este método hipotético- deductivo no solamente es característico de las ciencias empíricas, sino de
toda discusión racional (filosofía, ciencias sociales) en tanto que, ante todo, debe predominar la
enunciación clara de los propios problemas y el examen crítico de las diversas soluciones
propuestas.
- El anarquismo epistemológico de Feyerabend como crítica del método científico
Según Feyerabend, no hay método ni progreso en la investigación científica. Por tanto, la ciencia no
posee una característica especial que la haga necesariamente superior a otras formas de
conocimiento e interpretación de las cosas. Es, junto al mito y la religión, uno de los muchos tipos de
pensamiento o ideología creados por el hombre. De hecho, asegura que una revisión de la historia de
la ciencia, muestra que físicos, biólogos, químicos y astrónomos se han servido de distintos caminos,
estrategias y recursos para alcanzar los resultados esperados. En este sentido, Feyerabend afirma
que en la investigación científica ―todo vale‖. Por ejemplo, Galileo Galilei (a quien se considera
comúnmente como el creador del método científico consistente en desarrollar teorías a partir de
hechos observables) enfatizó en la necesidad de conquistar los sentidos con la razón e inclusive en
la importancia de reemplazar los sentidos comunes y corrientes por una versión más sofisticada de
ellos: el telescopio. Asimismo, se sirvió de la propaganda, la retórica y la sátira para convencer a sus
contemporáneos de la verdad de sus planteamientos científicos. La epistemología de Feyerabend se
funda en una concepción ética que otorga gran valor a la libertad individual. Para él, una visión
anarquista de la ciencia aumenta la libertad del individuo, ya que hace posible emanciparlo frente a
restricciones metodológicas. También le permite gozar de la libertad para elegir entre la ciencia y
otras formas de conocimiento. El Estado debe ser neutral frente a todas las ideologías, de tal manera
que cada uno escoja la que mejor se adapte a sus necesidades e intereses. Por esta razón, defendió
la separación del Estado y la ciencia.
Según el autor de La estructura de las revoluciones científicas, la adopción de un paradigma pone fin
a los debates entre escuelas diferentes y motiva a los científicos a realizar trabajos más precisos y
especializados en el marco de lo que denomina ―ciencia normal‖.
1. Tipos de argumentos
La diferencia, expresada de modo sencillo, es que el paso de las premisas a la conclusión tiene, en el
primer caso (en las deducciones), un tipo de necesidad‖ que no existe en el segundo. En una
deducción, es imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa; pero en el segundo
ejemplo (no-deductivo o inductivo), sí que podría darse que las premisas sean verdaderas, pero no la
conclusión (A causó la muerte de B).
2. Análisis de argumentos
Las premisas o conclusiones implícitas son reconocidas desde tiempos antiguos, más notablemente
en la discusión sobre los llamados entimemas. Si bien hay secuencias de razonamientos que reflejan
la estructura de los argumentos de manera completa, no obstante, en numerosas ocasiones los
argumentos no aparecen formulados de manera completa, sino que se obvia alguna premisa o la
conclusión, a estos razonamientos incompletos se denomina argumentos entimemáticos. No es que
estos argumentos carezcan de estos elementos; lo que sucede es que el elemento que falta está
implícito.
- En otras ocasiones puede faltar (estar implícita) una premisa: ―España es una monarquía, por
tanto, en España el monarca es el jefe del Estado‖. En ocasiones se llama a estos argumentos
incompletos ―argumentos entimemáticos‖.
- Otro ejemplo esquemático que puede ilustrar un razonamiento en el cual hay una premisa no
explícita es el siguiente: ―La señora Lucía ahoga animales callejeros; por lo tanto, la señora Lucía
es malvada.‖
Para que un argumento sea considerado científico, este debe cumplir ciertas
cualidades:
a. Debe estar respaldado por evidencia empírica o, al menos, debe ser capaz de ser verificado,
falseado o debilitado por dicha evidencia.
b. El propósito de tal argumento debe ser explicar algún fenómeno natural o social.
c. El argumento debe tener adherencia a algunas normas apropiadas para el campo de
investigación; por ejemplo, usar muestreo aleatorio en la investigación de encuestas en lugar
de anécdotas personales como evidencia empírica.
El proceso de la argumentación científica debe involucrar la construcción y crítica de argumentos
científicos que implican la consideración de hipótesis alternativas (inferencia a partir de la mejor
explicación). Hoy en día, los estudios de sociología de la ciencia sugieren que la argumentación
científica es a menudo como un debate en el que diferentes científicos tratan de ganarse a las
personas para sus puntos de vista y debilitar puntos de vista opuestos con evidencia y argumentos
racionales.
Sin embargo, no siempre es como un debate entre las partes opuestas: también está la comunidad
científica general dentro de un campo que hace juicios de una manera acumulativa, aunque la
cantidad de consenso puede aumentar o disminuir con el tiempo. Encontramos esto, por ejemplo, en
el discurso sobre el cambio climático. Inicialmente hubo cierto debate sobre el rol de la actividad
humana en el cambio climático, pero mientras más evidencia se encontraba, la visión científica
general del cambio climático cambió hacia el respaldo de la realidad del cambio antropogénico.
4. Falacias
Una falacia es un error de razonamiento que no suele ser evidente, por lo que el razonamiento
engaña fácilmente. Parece válido por ser sugerente y persuasivo.
c. Énfasis: Se comete en el momento en el que el autor del argumento pronuncia con un acento
inadecuado una frase con la finalidad de concitar la atención de la audiencia.
Ejemplo: ¡Revolución en Francia! Es la semana de la moda en Paris, los más grandes diseñadores
exponen sus creaciones en grandes desfiles y un público alborotado sin precedentes en los últimos
años.
APRECIACIÓN ESTÉTICA
La estética es la disciplina filosófica dedicada a la reflexión acerca del arte y sus características: lo
bello, el gusto, la relación del arte con la sociedad, las manifestaciones artísticas.
Toda obra es portadora de contenidos que hace que se valore de una determinada forma originando
de ese modo los juicios estéticos. Estos son expresiones mediante el cual atribuimos una cualidad
estética a un objeto.
David Hume: Son pocos los hombres calificados para poder dar un juicio sobre una obra de
arte. Frente a los puntos de vista subjetivos en relación a la apreciación del arte, existen reglas en las
que debemos basarnos para emitir un juicio estético. De esta forma quien no sepa sobre lo que es el
arte no puede dar un punto de vista al respecto.
Walter Benjamin: Critica la noción de juicio estético como algo meramente contemplativo. El
juicio estético, que se da sobre una obra de arte, tiene una estrecha relación con el valor de cambio
que se le puede dar, con el provecho o beneficio del mismo. Esto se da desde el que hace arte hasta
el que meramente vende obras de arte.
La expresión artística es la manifestación o lenguaje a través del cual el artista, combinando colores,
texturas, formas, materiales, sombras y líneas, plasma lo que ve, recuerda, proyecta, imagina o
siente. Las siete expresiones artísticas-culturales más comunes son las siguientes.
2. Apreciación crítica del arte
A través del tiempo cada sociedad y cultura ha determinado su forma de hacer arte, por lo cual, dicha
forma va a cambiar con el pase del tiempo, por las innovaciones de los distintos artistas, por las
costumbres que van cambiando de la gente y por el mundo que va cambiando con el paso del
tiempo.
b. Modernismo: Movimiento artístico que se extendió, a partir de 1890, por Estados Unidos y
Europa. Intentaba crear un arte que rompiera con los estilos dominantes. Los artistas
modernos querían incluir el arte en la vida cotidiana de los ciudadanos, por lo que utilizaban
materiales tales como el hierro o el cristal, para crear sus obras. Sus máximos
representantes fueron: Gustav Klimt, Frank René Mackintosh, Víctor Horta, Joseph María
Olbrich y Antoni Gaudí.
c. Cubismo: Movimiento iniciado por los artistas Pablo Picasso y Georges Braque, en Francia,
alrededor del año 1900. El Cubismo proponía una pintura estructurada, en la cual abundarán
las líneas rectas y curvas. El principal aporte del Cubismo es la ruptura del principio
renacentista que indicaba que un cuadro debía tener un punto de vista único, pues los
cuadros cubistas muestran varios puntos de vista de manera simultánea. Los principales
autores fueron: Pablo Picasso, Georges Braque, Juan Gris, Fernand Leger, Robert Delaunay.
d. Expresionismo: Movimiento iniciado en Alemania a inicios del siglo XX. Surge como crítica al
impresionismo. El expresionismo sostiene un arte con visión más interior del artista, más
personal e intuitiva, se muestran más los sentimientos y, de manera más subjetiva, la
naturaleza; así, se contrapone a la plasmación de la realidad, la descripción objetiva
(impresionismo). Entre sus principales autores encontramos a Ernst Ludwig Kirchner, Erich
Heckel y Edvard Munch.
e. Surrealismo: Movimiento artístico que nace en París, cuando en el año 1924, André Breton
escribe el primer manifiesto surrealista. Se nutre de las ideas del marxismo y el psicoanálisis.
Sus aspiraciones fueron: liberar al hombre, cambiar sus relaciones humanas y mejorar el
mundo. Entre sus principales autores encontramos a Jean Arp, Giorgio de Chirico, Max
Ernst, Man Ray, André Masson, Joan Miró, Salvador Dalí, Pablo Picasso.
f. Arte pop: Movimiento artístico que se originó en la década de 1950, primero en Gran Bretaña
y Estados Unidos, para expandirse luego en todo el mundo. Este arte intenta tomar los
símbolos y temas de interés masivo; es decir, los símbolos "populares”, que eran negados
por la élite, pero estaban muy presentes en el imaginario colectivo. Entre sus representantes
más destacados podemos mencionar a Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Robert
Rauschenberg, Jasper Johns.
1) Subjetivista: El valor estético de la belleza se determina por el agrado o desagrado que el sujeto
experimenta frente al objeto. Es decir, el criterio del hombre, o de un grupo de hombres,
es lo que determinará si algo se considera bello o no. Representante: Adorno.
2) Objetivista: El valor estético de la belleza está determinado por el objeto, y no por el sujeto. En
este sentido, la belleza se encuentra en la forma, estructura, color, es decir, en las cualidades propias
del objeto. Representante: Benjamin.
A lo largo de la historia, el arte ha ido evolucionando tal como la misma sociedad lo hacía. Los
artistas se preocupaban por cuestiones que también le eran interesantes a las sociedades de sus
tiempos. En este sentido, podemos decir que el arte tiene una estrecha relación con las dinámicas
sociales que van emergiendo culturalmente, originando de ese modo la relación del arte con la
sociedad.
a. EL ARTE Y LA PEDAGOGÍA
En la República, Platón le atribuía una función educadora a la música, pues esta puede representar
estados de ánimo, hasta la formación del carácter de la persona. La lira y la citara son instrumentos
adecuados porque elevan el ánimo, mientras que la flauta está vetada por desencadenar pasiones.
b. EL ARTE Y SU FUNCIÓN MORAL
En la antigüedad, se sostenía que el arte debe de mostrar cómo llegar a las buenas costumbres y
enseñar al hombre a ser prudente. A principios del siglo XX, se afirmó que el arte tiene una función
moral que cumplir. Una obra de arte debe juzgarse de acuerdo con los más altos criterios religiosos
de cada época. Arte, así, es aquel que transmite sentimientos de fraternidad que impulsen a los
hombres a unirse. Las posturas mencionadas fueron dadas por Aristóteles y León Tolstoi
respectivamente.
c. EL ARTE COMO FORMA DE CONOCIMIENTO
Kant da a la estética el máximo nivel filosófico. A través del placer de percibir el hombre une su razón
y su voluntad para hacer del arte algo de corte universal. Heidegger, en el siglo XX, considera que el
arte es una forma de conocimiento porque en las obras de arte se manifiesta la verdad de las cosas.
La creación estética desvela la verdad de las cosas.
- Gadamer: Sostiene que la obra de arte presenta una apelación a la verdad de carácter
lúdico, simbólico y, sobre todo, interpretativo. Ejemplo, el artista suele pintar con una serie de
colores su pintura (juego) y, dicha obra terminada, está sujeta a la interpretación. El pianista
suele escribir sus partituras y, cuando toca su piano, parece jugar con los sonidos; no
obstante, su obra puede ser interpretada, como símbolo de alegría, tristeza, angustia, según
lo que se deje sentir en la pieza musical.