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La República Popular de China, país más poblado del mundo y segunda super potencia
global (solo supe rada en influencia internacional por Estados Unidos) es una gigantesca
nación plural, compleja y con grandes contradicciones en su seno. Su cultura milenar ia
convive con un régimen comunista y un ambicioso progreso de mercado, tanto hacia el
exterior como hacia el interior. Son tres caras de una misma
Las doctrinas de Confucio, la medicina tradicional, las artes marciales o la gastronomía son
expresiones de una civilización milenaria que ha causado y aún causa admiración e
inquietud en el resto del mundo.
Tras siglos de régimen imperial y una muy convulsa primera mitad del siglo XX, el Partido
Comunista de China (PPCh) es el guía supremo del país desde 1949. Sin embargo, hay
dos etapas muy distintas: el gobierno totalitario de Mao Zedong y la transición a un modelo
autoritario caracterizado por una economía mixta que emprendieron sus sucesores. Y
aunque actualmente ya no se distingue a China como un régimen comunista ortodoxo, el
PCCh sigue controlando todo el poder político-militar y gran parte del económico.
Desde hace tres décadas, la República Popular se ha ido abriendo gradualmente al capital
internacional y al libre intercambio. También se han potenciado el consumismo y la libertad
de plusvalía, factores que han impulsado un espectacular despegue económico. China
es, desde 2001, miembro de la Organización Mundial del Comercio y un actor de primer
nivel en el panorama internacional de la inversión, la financiación y la compraventa
China, como principal potencia comercial del mundo, es el país que más importa y exporta.
Pero también constituye el mayor mercado interno del planeta, con una clase media urbana
consumista que supera los 300 millones de personas, y que precisa de bienes y servicios
provenientes de todo el mundo, lo que da pie a ingentes oportunidades para comerciantes
e inversores del extranjero. Pero dichas oportunidades no le hace un mercado fácil. Al
contrario, China es un país complejo, un mercado de mercados y con grandes barreras y
obstáculos por diversas razones institucionales, comerciales y culturales. Es posible hacer
negocios con China, cientos de miles de empresas y profesionales del exterior ya lo hacen,
pero no es sencillo, ni mucho menos.
Las relaciones económicas y comerciales de China con otras naciones están condicionadas
por el grado cuantitativo y cualitativo de sus intercambios. Con algunos países como Chile,
Costa Rica o Perú, el gigante asiático mantiene tratados de libre comercio, lo que facilita
mucho los negocios bilaterales. Con otros mantiene también fluidas relaciones comerciales
aunque sin contar con un acuerdo como el citado, lo que implica el mantenimiento de
considerables barreras arancelarias y no arancelarias.
Por otra parte, algunos Estados como Paraguay y varios de Centroamérica y El Caribe
mantienen relaciones diplomáticas con la República de Taiwan, y no con la República
Popular de China. Para la gran China, Taiwan es una provincia, si bien mantiene una
independencia de hecho. Y todo país que tenga relaciones con este territorio, no puede
ser reconocido por el gigante asiático. Con todo, y pese a la inexistencia de vínculos
diplomáticos y políticos, algunos países de los citados sí mantienen relaciones comerciales
con la República Popular, e incluso con una proyección muy creciente.
Los chinos tienen, por tradición milenaria, un agudo sentido del comercio, y ello se aprecia
en su capacidad negociadora y visión empresarial. Sin embargo, hemos de indicar que,
obviamente, tales cualidades se muestran en términos generales: en China hay, como en
cualquier otra nación, personas abiertas e introvertidas, con soltura en los negocios y sin
ella. Por ello, hablaremos en global, aunque afirmando que, por los precedentes y actual
panorama, podemos denominar a los ciudadanos del gigante asiático como "negociadores
natos" en su conjunto de la ruta de la senda a la expansion capitalista
El Imperio del Centro fue durante milenios la nación económicamente más pujante del
mundo, gracias en parte al carácter emprendedor y negociante de los chinos, impulsores
de la mítica Ruta de la Seda, entre otros itinerarios comerciales internacionales. Sin
embargo, a partir de mediados del siglo XIX, China vivió un siglo convulso de invasiones
coloniales europeas y japonesas, guerras civiles y todo tipo de calamidades internas. El
país recobraría su poder y soberanía con la proclamación de la República Popular
La historia cuenta que la interprete Wensheng asistente del primer ministro Chao Enlai,
tuvo una labor muy ardua durante las conversaciones que dichos líderes chinos
mantuvieron con el presidente estadounidense Richard Nixon y su secretario de Estado,
Henry Kissinger. Corría el año 1972 y Nixon había llegado de visita oficial a Beijing para
abrir una nueva etapa en las relaciones sino- norteamer icanas .
Wensheng era una profesional sobradamente cualificada para su función de traducción del
chino al inglés y viceversa, pero tuvo serios problemas para transmitir al presidente
estadounidense el significado de las reflex iones del "Gran Timonel", un anciano estadista
y afamado poeta, poco dado, precisamente, a ir al grano en su conversación. Es un ejemplo
extremo de lo que puede llegar a suceder: la cuestión lingüística puede llegar a constituir
una gran barrera, incluso aunque dispongamos de un buen intérprete
Sirva como conclusión sobre este aspecto: además de un buen profesional del ramo,
armémonos de paciencia, la complejidad del idioma chino y su interpretación pueden
dificultar y retrasar muy considerablemente los avances en toda relación o negociación.
La actitud
Al mismo tiempo, y sin tener que contradecirse con lo anterior, hemos de mostrarnos decididos
y muy seguros de nosotros mismos. La confianza no es soberbia, ni mucho menos. Hemos
de tener en cuenta que los chinos saben aprovechar cualquier atisbo de debilidad o descuido
en nosotros, no en vano son muy hábiles a la hora de identificarlos y más aún para que
tales carencias las sepan llevar a su terreno y resulten útiles para ellos y un perjuicio para
nosotros
Los profesionales chinos necesitan construir una elación considerable de confianza con su
interlocutor antes de avanzar con el negocio, algo que a los occidentales, acostumbrados
a ir "más al grano" nos llama la atención. La confianza, en este sentido, es complementaria
e inseparable de la formal actitud de respeto del que hablamos anteriormente.
Se pide desarrollar las respuestas ante las siguientes cuestiones:
2. Desarrolle una idea de negocio internacional hacia china basado en un bien o servicio
manufacturado en nuestro país. (puede plantear cualquier forma de exportación o el
desarrollo de una inversión)
4. Exponga los pros y contras de su propuesta de negocio. Tenga en cuenta los factores
y variables (legales, económicos, de mercado, culturales y de negociación) que un
país como China ofrece en forma de oportunidades y obstáculos