Está en la página 1de 261

CAPÍTULO XXII

LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES


ANÓNIMAS

§ 209. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS

Puede definirse a la asamblea como la reunión de los accionistas


convocada y celebrada de acuerdo con la ley y los estatutos, para con-
siderar y resolver sobre los asuntos indicados en la convocatoria.
Son características de las asambleas de accionistas:
a) Es el órgano de gobierno de la sociedad, lo cual implica que no
es asamblea cualquier reunión de accionistas, sino aquella que es
convocada y celebrada conforme a la ley y los estatutos con todas las
formalidades legales, y cuyas decisiones, obtenidas a través del ré-
gimen de mayorías, son obligatorias para todos los integrantes de la
sociedad, atribuyéndose a esta las consecuencias y efectos que se de-
riven de tales acuerdos.
b) Es un órgano no permanente de la sociedad, en el sentido de
que no funciona ininterrumpidamente durante toda la existencia de
la sociedad, sino cuando es convocada por el órgano de administra-
ción de la compañía, quien deberá hacerlo una vez por año, dentro de
los cuatro meses del cierre del ejercicio, para considerar los balances
y estados contables, la política de ganancias, la gestión de los directo-
res y síndicos y su remuneración. El incumplimiento de esta expresa
directiva es suficiente causal de remoción de los integrantes de los ór-
ganos de administración y fiscalización de la sociedad.
e) Sus facultades son indelegables, por cuanto su competencia es
exclusiva y no puede ser suplida por decisiones de otros órganos de
la sociedad. Por las mismas razones, no puede la asamblea de accio-
nistas invadir esferas reservadas a otros órganos sociales, habiéndose
sostenido que los vicios de competencia generan nulidades absolutas,
inconfirmables e imprescriptibles.
432 RICARDO A. NISSEN

d) La validez de sus decisiones implica el respeto de la legalidad


en todas y cada una de las etapas formativas de la voluntad social.
La asamblea de accionistas es un acto formal ad solemnitatem, re-
gulado por el legislador en forma muy minuciosa, para permitir la
participación de todos los accionistas y evitar el abuso por parte del
grupo de control.
e) Sus decisiones, en tanto respeten el estatuto y el ordenamiento
legal, son obligatorias para todos los accionistas, que deben acatar la
decisión de la mayoría, y deben ser cumplidas por el directorio.

§ 210. CLASES DE ASAMBLEAS

Las asambleas se clasifican de la siguiente manera:


a) Por los accionistas que participan.
l. Asambleas generales o universales, a las cuales deben asistir, de-
liberar y votar todos los a~cionistas de la sociedad.
2. Asambleas especiales, en las cuales solo participan los integran-
tes de determinada clase de accionistas, cuando tales "clases" o "cate-
gorías" fueron creadas en el estatuto.
b) Por los temas que se consideran, los actos asamblearios se divi-
den en:
l. Asambleas ordinarias, cuya competencia está determinada por
el art. 234 de la ley 19.550, a saber: consideración de los balances y
estados contables del ejercicio, así como sus resultados, designación,
remoción, remuneración y gestión de los administradores y síndico.
Asimismo, la asamblea ordinaria puede resolver sobre el aumento del
capital dentro del quíntuplo de su valor, si así estuviere autorizado en
el estatuto, y cualquier otra medida relativa a la gestión de la sociedad
que le competa resolver conforme a la ley y al estatuto o que sometan
a su decisión el directorio u órgano de control.
2. Asambleas extraordinarias, cuya competencia está prevista por
el art. 235 de la ley 19.550, y que en términos generales se convoca a
los efectos de modificar el estatuto o reglamento de la sociedad o deci-
dir ciertos actos de trascendencia económica o financiera para la so-
ciedad (emisión de debentures y su conversión en acciones, emisión
de bonos, rescate, reembolso y amortización de acciones, etc.), o que
implican la reorganización empresaria de la compañía (fusión, trans-
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 433

formación, escisión) o finalmente decidir sobre los actos encamina-


dos a su extinción (disolución, nombramiento, remoción y retribución
de los liquidadores, etc.).
Existen también las asambleas denominadas "unánimes", que
son aquellas no convocadas por medio de edictos y a las cuales deben
comparecer todos los accionistas, resolviendo por unanimidad cada
uno de los puntos del orden del día. Ellas están previstas en el último
párrafo del art. 237 de la ley 19.550 y son de muy frecuente celebración
en las sociedades anónimas cerradas o de familia, aunque la exigen-
cia de la unanimidad en la adopción de la correspondiente decisión
asamblearia parece requisito innecesario; basta a nuestro juicio la
presencia de todos los accionistas para evitar la publicidad legal pre-
vista por el art. 237 de la ley 19.550 y a partir de allí nada justifica apar-
tarse del régimen ordinario de mayorías previsto por los arts. 243 y
244 del citado ordenamiento legal.

§ 211. ETAPAS PARA LA ADOPCIÓN DE


DECISIONES ASAMBLEARIAS

La doctrina nacional las resume en tres: a) requisitos de convoca-


toria; b) requisitos de reunión, y e) requisitos de deliberación y de voto.

211.1. Requisitos de convocatoria

l. La convocatoria debe ser efectuada por parte del órgano compe-


tente de la sociedad que, por regla general, es el directorio. También
se encuentra legitimado para proceder a la convocatoria el órgano
de fiscalización -sindicatura o consejo de vigilancia, autorizando el
art. 294, inc. 7°, de la ley 19.550 para hacerlo, tratándose de asambleas
extraordinarias cuando lo juzgue conveniente, y en omisión del direc-
torio, tratándose de asambleas ordinarias y especiales-. Del mismo
modo, cualquier accionista está habilitado para requerir al directorio
la convocatoria a asamblea de accionistas, siempre y cuando el peti-
cionante tuviera una participación accionaría de cuanto menos el5%
del capital social, si los estatutos no fijaran una representación menor.
En este caso, el accionista que solicita la convocatoria a asamblea
debe indicar al directorio o sindicatura los temas que considera ne-
cesario tratar y este o el síndico deberán proceder a la convocatoria,
debiendo celebrarse el acto asambleario dentro de los cuarenta días
de recibida la solicitud.
434 RICARDO A. NISSEN

La omisión por parte del directorio o la sindicatura para proceder


a la convocatoria solicitada por el accionista da derecho para que
este la solicite judicial o administrativamente, a través de la autori-
dad de control (art. 236, in fine, ley 19.550), sin perjuicio de configu-
rar tal actuación suficiente causal de remoción de los integrantes de
aquellos órganos.
Nutrida jurisprudencia se ha pronunciado sobre el derecho del
accionista a solicitar la convocatoria judicial a asamblea, siendo ju-
risprudencia pacífica que, ante el cumplimiento de los recaudos sus-
tanciales y formales establecidos por la ley, el juez en lo comercial
interviniente en el asunto deberá proceder a convocar directamente,
sin dar traslado de la pretensión a la sociedad, haciendo solo conocer
al directorio la fecha de la asamblea, así como la designación del fun-
cionario que presidirá el acto.
¿Puede la asamblea de accionistas autoconvocarse? La ley 19.550
no contempla esta posibilidad y, salvo algunas opiniones doctrinarias
en contrario, la jurisprudencia cerró las puertas a la autoconvocatoria,
basada en los términos del art. 236 de la ley 19.550, que no la admite.
Ello provocó situaciones de conflicto que afectan gravemente el fun-
cionamiento de la sociedad, como sucede cuando se vende el paque-
te accionario y los directores, ajenos al grupo de control, se resisten a
abandonar sus cargos en el órgano de administración de la sociedad y
rehúsan efectuar la convocatoria a asamblea para tratar su desvincu-
lación y reemplazo. La ley 19.550 no trata el supuesto, pero sí lo hace
el art. 158 del Cód. Civ. y Com. para todas las personas jurídicas, al
disponer que "Los miembros que deban participar en una asamblea, o
los integrantes del consejo, pueden autoconvocarse para deliberar, sin
necesidad de citación previa. Las decisiones que se tomen son válidas,
si concurren todos y el temario a tratar es aprobado por unanimidad",
siendo esta norma aplicable a las sociedades comerciales, por simple
aplicación de lo dispuesto por el art. 150, inc. a), del Cód. Civ. y Com.,
en cuanto, ante el carácter imperativo de dicha norma, esta predomina
sobre el silencio de la ley 19.550, que no establece solución contraria.
2. Efectuada la convocatoria por el directorio, requisito del cual no
están exentas las asambleas unánimes, el directorio u órgano convo-
cante debe proceder a publicar edictos en el Boletín Oficial y en un dia-
rio de amplia circulación en la República, cuando se trate de sociedad
anónima incluida en el art. 299. La publicación del orden del día debe
efectuarse por cinco días, con diez de anticipación a la celebración
de la asamblea y no más de treinta, cuando se tratare de asamblea en
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 435

primera convocatoria, y por tres días, con ocho de anticipación como


mínimo, cuando se tratare de asamblea en segunda convocatoria, la
cual deberá celebrarse dentro de los treinta días de fracasado el acto
asambleario en primera convocatoria, debiendo tenerse presente que,
siempre con el ánimo de facilitar la celebración de las asambleas, el le-
gislador autoriza la convocatoria simultánea de asambleas en primera
y segunda convocatoria, siempre y cuando el estatuto lo autorice ex-
presamente, y si la asamblea fuere citada para el mismo día, la celebra-
ción del acto en segunda convocatoria deberá hacerse con un intervalo
no inferior a una hora de la fijada para la primera (art. 237, in fine, ley
19.550). Tal posibilidad se encuentra limitada para las sociedades que
hacen oferta pública de sus acciones, en las que la convocatoria simul-
tánea queda reservada para las asambleas ordinarias.
La necesidad de publicación de edictos de convocatoria ha sido
objeto de justas críticas por parte de la doctrina, pues tal requisito
solo se justifica en las sociedades que cotizan en bolsa, pues nada au-
toriza semejante dispendio cuando se trata de sociedades anónimas
cerradas o de familia, que constituyen la gran mayoría de las socieda-
des de este tipo que funcionan en nuestro medio, y en las cuales resul-
ta suficiente la comunicación personal fehaciente al domicilio cons-
tituido por los accionistas en la sociedad. La sanción de la ley 24.587
de nominatividad obligatoria de las acciones ha facilitado el camino
para una reforma legislativa en tal sentido.

211.2. Requisitos de reunión

En cuanto a los requisitos de reunión, el art. 238 de la ley 19.550 es-


tablece que los accionistas que pretenden participar en asamblea de
accionistas deben comunicar su voluntad de asistencia con no menos
de tres días de anticipación a la fecha de la celebración de la asamblea,
por modo fehaciente, para su inscripción en el libro de Registro de Ac-
cionistas y Asistencia a Asambleas. Como consecuencia de la sanción
de la ley 24.587, que convirtió de pleno derecho a todas las acciones
en títulos nominativos no endosables, no rige más la obligación que
tenían los propietarios de acciones al portador de presentar y deposi-
tar sus títulos a la sociedad, con tres días de anticipación. Basta hoy la
comunicación fehaciente a la compañía dando noticia de la voluntad
de cada accionista de participar en la asamblea.
Antes de comenzar el acto asambleario, los accionistas o sus repre-
sentantes que concurran a ella deben firmar el libro de asistencia en el
436 RICARDO A. NISSEN

que se dejará constancia de sus domicilios, documentos de identidad


y número de votos que corresponda. Dicho registro es de libre consulta
por todos los accionistas, quienes tienen derecho a solicitar copia.
La asamblea solo puede válidamente sesionar si se reúne el quo-
rum previsto por la ley 19.550 y los estatutos sociales. El quorum es
el número mínimo de accionistas requerido para sesionar, el cual
varía de acuerdo con la clase de asamblea o naturaleza del asunto
a considerar.
El legislador ha intentado favorecer la celebración de las asam-
bleas de accionistas y ha previsto la posibilidad de que el quorum
pueda ser reducido en una segunda convocatoria. De tal manera, las
asambleas ordinarias que requieren la presencia de accionistas que
representen la mayoría de las acciones con derecho a voto en primera
convocatoria, pueden celebrarse en segunda convocatoria cualquiera
que sea el número de acciones presentes. En materia de asambleas
extraordinarias, el quorum es más riguroso: en primera convocatoria
se exige la presencia de accionistas que representen el 60% de las ac-
ciones con derecho a voto, si el estatuto no exige quorum mayor, y en
segunda convocatoria se requiere la concurrencia de accionistas que
representen el 30% de las acciones con derecho a voto, salvo que el
estatuto fije quorum mayor o menor.
Las asambleas deben realizarse en la sede social o en cualquier
lugar que corresponda a la jurisdicción del domicilio social.

211.3. Requisitos de deliberación y voto

En primer lugar, corresponde manifestar que los accionistas pue-


den hacerse representar en las asambleas, siendo suficiente el otorga-
miento de mandato en instrumento privado con la firma certificada
en forma judicial, notarial o bancaria, salvo disposición en contrario
del estatuto. Asimismo, resulta válido el poder otorgado por el ac-
cionista en presencia del síndico o del directorio de la sociedad, aun
cuando la firma de este no contuviere ninguna certificación o cuando
existiere certeza absoluta de que la firma inserta en el poder pertene-
ce de puño y letra al accionista otorgante. No pueden ser mandatarios
los directores, síndicos, integrantes del consejo de vigilancia, los ge-
rentes y demás empleados de la sociedad (art. 239, ley 19.550).
Las deliberaciones deben estar dirigidas por el presidente de la asam-
blea, cargo que en principio y salvo disposición contraria del estatuto,
está a cargo del presidente de la sociedad. Si se tratara de una asamblea
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 437

convocada judicialmente o por la autoridad de control, ella será presidi-


da por el funcionario que estos designen -art. 242, ley 19.550-.
La asamblea puede pasar a cuarto intermedio por una sola vez,
salvo acuerdo unánime de todos los accionistas, y debe continuar ne-
cesariamente dentro de los treinta días siguientes. Solo pueden par-
ticipar en la segunda reunión los accionistas que habían asistido a la
primera parte del acto asambleario. Las decisiones adoptadas antes
de pasar a cuarto intermedio son obligatorias y ejecutables por el di-
rectorio incluso antes de su reanudación. Lo dispuesto por el art. 233,
in .fine, y la necesidad de confeccionar actas de cada reunión, expresa-
mente prevista por el art. 247 de la ley 19.550, refuerzan tal conclusión.
Durante la celebración del acto asambleario, todos los accionistas
gozan del derecho de voz, incluso los titulares de acciones preferidas
sin derecho a voto. Asimismo, gozan del derecho de voz los directores
no accionistas, los síndicos o miembros del consejo de vigilancia y los
gerentes generales, quienes, no obstante, no pueden emitir su voto en
todas las decisiones vinculadas con la aprobación de los actos de su
gestión o en las resoluciones atinentes a su responsabilidad o remo-
ción con causa (art. 241, ley 19.550). Los accionistas o sus represen-
tantes, que en una operación determinada tengan por cuenta propia o
ajena un interés contrario al de la sociedad, si bien pueden participar
en la deliberación del tema, deben la obligación de abstenerse de vo-
tar en los acuerdos relativos a aquella (art. 248, ley 19.550), supuesto
que se presenta ante la aprobación de la gestión de los directores y la
determinación de su remuneración.
La asamblea de accionistas no puede decidir sobre materias no
incluidas en el orden del día, salvo los siguientes supuestos: a) si estu-
viere presente la totalidad del capital y la decisión se adopte por una-
nimidad de las acciones con derecho a voto; b) la promoción de accio-
nes de responsabilidad contra los directores o síndicos, cuando ella es
consecuencia directa de una resolución incluida en el orden del día;
e) la elección de los encargados de firmar el acta (art. 246, ley 19.550).
Las decisiones o acuerdos asamblearios, para ser válidos, deben
reunir las mayorías previstas legalmente:
a) Si se trata de asambleas ordinarias, ellos podrán ser tomados
por mayoría absoluta de votos presentes que pueden emitirse en la
respectiva decisión, salvo exigencia mayor del estatuto.
b) Si se trata de asambleas extraordinarias, las resoluciones deben
ser adoptadas por mayoría absoluta de los votos presentes que pue-
438 RICARDO A. NISSEN

dan emitirse en la respectiva decisión, salvo cuando el estatuto exija


mayor número. En otras palabras, el régimen de mayorías es idéntico
para la celebración de asambleas, tanto ordinarias como extraordina-
rias, en primera y en segunda convocatoria.
Debe destacarse que hay determinados casos, a los cuales la ley
19.550 en el art. 244, in fine, los llama "supuestos especiales", en donde
la mayoría se adopta de una manera diferente, requiriéndose el voto
favorable de la mayoría de acciones con derecho a voto, sin aplicarse
la pluralidad de votos, computándose asimismo el de los titulares de
acciones preferidas sin derecho a él. Son los casos en que deba resol-
verse la transformación, prórroga, reconducción, disolución anticipa-
da de la sociedad, transferencia del domicilio al extranjero, cambio
fundamental del objeto, reintegración total o parcial del capital so-
cial, fusión y escisión, salvo para la sociedad incorporante, elección y
remoción de los síndicos y formación de cualquier reserva que supere
el monto del capital social y de la reserva legal (art. 244, ley 19.550).
En principio, la ley ~xcluye la unanimidad para la adopción de
acuerdos asamblearios. Esta solo se requiere para el caso de recon-
ducción de la sociedad si es decidida luego de inscripta la designación
del liquidador en el Registro Público (art. 95, ley 19.550), exigencia que
puede calificarse de asistemática en nuestro ordenamiento societario
y se contrapone con lo dispuesto por el art. 100, en su actual redacción
por la ley 26.994, que no se aparta del régimen ordinario de mayorías
para la remoción de las causales de disolución.
Clausurado el acto asambleario, el directorio debe labrar acta de lo
allí acontecido, la cual debe resumir las manifestaciones hechas en la
deliberación, las formas de las votaciones y sus resultados con expre-
sión completa de las decisiones. Dicha acta debe estar confeccionada
y firmada dentro de los cinco días por el presidente y los socios desig-
nados al efecto. Cualquier accionista puede solicitar a su costa copia
firmada del acta, que incluye las constancias respectivas del libro de
Asistencia a Asambleas, que la integra (arts. 73 y 249, ley 19.550).

§ 212. EFECTOS DE LAS DECISIONES ASAMBLEARIAS. IMPUGNACIÓN


JUDICIAL DE ASAMBLEAS Y DECISIONES ASAMBLEARIAS

Como principio general, las decisiones asamblearias adoptadas


conforme a la ley y al estatuto son obligatorias para todos los accio-
nistas y deben ser cumplidas por el directorio (art. 233, ley 19.550).
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 439

Este principio sufre, sin embargo, las siguientes excepciones:


a) Si un accionista ejerciera el derecho de receso previsto por el
art. 245 de la ley 19.550, que es un derecho de carácter excepcional
que otorga nuestra legislación a todo accionista que votó en contra o
estuvo ausente del acto asambleario que modificó sustancialmente
las bases del contrato de sociedad.
b) Cuando las decisiones asamblearias fueran contrarias a la ley,
estatuto, reglamento o cuando fueron adoptadas para perjudicar a un
grupo de accionistas, en clara manifestación de abuso de mayorías.
En tal caso, la ley ha otorgado a los accionistas que no contribuye-
ron a formar la voluntad social la acción de impugnación de acuerdos
sociales (art. 251, ley 19.550), la cual debe ser promovida dentro de los
tres meses de clausurada la asamblea. Se trata de un derecho inde-
rogable de que gozan todos los accionistas, tendientes a controlar el
funcionamiento legal de la sociedad que integran y cuyo ejercicio no
está subordinado a la tenencia de determinados porcentajes acciona-
rios. Sin embargo, para preservar la estabilidad de las relaciones so-
cietarias, la ley ha otorgado un brevísimo plazo de prescripción para
promover dicha acción que es de tres meses de clausurada la asam-
blea, salvo falsa causa en la decisión asamblearia adoptada, en cuyo
caso el plazo de prescripción de la acción correspondiente se somete
al derecho común, que es de dos años, previsto para todo pedido de
declaración de nulidad relativa (art. 2562, Cód. Civ. y Com.) o nulidad
absoluta del referido acuerdo, lo cual llevaría a la imprescriptibilidad
de la acción impugnatoria y a la inconfirmabilidad del acto atacado de
nulidad (art. 387, Cód. Civ. y Com.).
La nulidad de los acuerdos asamblearios puede ser consecuen-
cia de irregularidades en la convocación, formación o celebración de
la asamblea, así como por ilegitimidad de la decisión adoptada por
los accionistas, pues como ha sido sostenido por la jurisprudencia en
forma reiterada, todas las etapas que confluyen a la regularidad del
acto asambleario deben ser cumplidas estrictamente, porque todas
ellas son formativas y conducen a la resolución final y a su ejecución
por el directorio.
Son sujetos legitimados para interponer la acción de nulidad de la
asamblea o de ciertas decisiones asamblearias, no solo los accionistas
que no han contribuido para adoptar dicho acuerdo (accionistas que
votaron en contra, abstenidos o ausentes que acrediten haber sido ac-
cionistas a la fecha de la asamblea), sino también los directores, los
440 RICARDO A. NISSEN

integrantes del consejo de vigilancia o sindicatura y la autoridad de


control. La promoción de dicha acción, que siempre reviste el carácter
de social, pues es iniciada en beneficio de la sociedad y no del impug-
nante, constituye una obligación para los directores y miembros del
órgano de fiscalización y no el ejercicio de un mero derecho, como
parecería desprenderse del texto literal del art. 251 de la ley 19.550.

Los accionistas que votaron favorablemente una decisión asam-


blearia no pueden luego atacarla de nulidad, salvo vicio de la voluntad,
supuesto que se plantea cuando los directores presentan a la asamblea
balances falsos cuyas irregularidades solo pudieron ser advertidas con
posterioridad a la aprobación asamblearia de tales instrumentos.

La acción de nulidad de asambleas o decisiones asamblearias debe


promoverse contra la sociedad por ante el juez de su domicilio social.

La ley 19.550 se ha preocupado muy bien en reglamentar esta ac-


ción, estableciendo normas de carácter procesal y medidas precauto-
rias compatibles con el contenido de la demanda que se analiza.

En tal sentido, y salvo el dictado de la medida cautelar sobre la


cual luego nos explayaremos, promovida la demanda solo se prose-
guirá el juicio una vez vencido el término de tres meses con que cuen-
tan los interesados para promoverla. Tal solución cobra sentido para
facilitar la acumulación en caso de pluralidad de acciones del mismo
contenido, a cuyo efecto el directorio tiene la obligación de denunciar
en cada expediente la existencia de todas las demandas de nulidad
promovidas contra el mismo acto asambleario.

Asimismo, cuando la acción es intentada por la mayoría de los


directores o miembros del consejo de vigilancia, los accionistas que
votaron favorablemente deben designar por mayoría un representan-
te ad hoc en asamblea especial convocada al efecto, según el proce-
dimiento previsto por el art. 250 de la ley 19.550. Si no se alcanzare
esa mayoría, el representante será designado de entre ellos por el juez
(art. 253, ley 19.550).

§ 213. LA SUSPENSIÓN PROVISORIA DE LA EJECUCIÓN DE


LA DECISIÓN ASAMBLEARIA ATACADA DE NULIDAD

El art. 252 de la ley 19.550 prevé expresamente una medida cau-


telar que es compatible con la acción de fondo, consistente en la sus-
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 441

pensión de la ejecución de la resolución impugnada, exigiendo para


ello los siguientes requisitos:
a) Que sea pedida por la parte impugnante.
b) Que no medie perjuicio para los terceros, concepto dentro del cual
no pueden ser considerados ninguno de los integrantes de la sociedad.
e) Otorgamiento por el actor de garantía suficiente para responder
por los daños que dicha medida pudiere causar a la sociedad.
Asimismo, y por tratarse de una medida precautoria, son exigibles
los requisitos de verosimilitud del derecho y peligro en la demora,
propia de todas las medidas de esta naturaleza.
A pesar de que el legislador no ha previsto, como lo ha hecho al le-
gislar sobre la intervención judicial, un criterio "restrictivo" por par-
te de los jueces en el otorgamiento de la precautoria prevista por el
art. 252 de la ley 19.550, nuestros tribunales mercantiles han exhibido
una incomprensible restrictez en su otorgamiento que de manera al-
guna se compadece con el espíritu del legislador.
En tal sentido, reiterados precedentes jurisprudenciales han exi-
gido que el peticionante debe acreditar que el perjuicio alegado por
este es apreciablemente mayor al que se seguiría para la sociedad y
los socios no impugnantes con la paralización de la resolución de la
asamblea, con lo cual ponen en cabeza del actor una prueba diabóli-
ca, que jamás puede ser satisfecha.
Del mismo modo, ha sido exigido reiteradamente, para el progre-
so de la medida cautelar prevista por el art. 252 de la ley 19.550, que
la violación a los derechos inderogables de un accionista, ocasiona-
dos durante el desarrollo de una asamblea (omisión de toda informa-
ción sobre el tema considerado o cuestionamiento de la política de
dividendos, atento a la reiterada costumbre del grupo de control de
"reservar" las ganancias del ejercicio, luego de percibir suculentas re-
muneraciones como administradores) no habilitan al dictado de esa
precautoria, por constituir hechos que no afectan el interés social,
identificando de tal manera a dicho interés con el interés de la mayo-
ría y restringiendo indebidamente el concepto de interés social, que
obviamente comprende el normal funcionamiento de la sociedad en
todos sus aspectos.
Y como si ello fuera poco, ha sido lamentablemente sostenido, a
pesar de que la ley 19.550 no ha formulado excepciones a la cautelar
442 RICARDO A. NISSEN

prevista en su art. 252, que hay decisiones asamblearias que no son


susceptibles de ser suspendidas, como la aprobación de los balances
y estados contables, con el argumento de que tal acuerdo se agota
en sí mismo y que de él no se derivan actos susceptibles de ejecu-
ción, con total olvido de que solo de los estados contables aprobados
por la asamblea de accionistas, la sociedad se encuentra habilitada
para distribuir dividendos y pagar las remuneraciones a los directo-
res (arts. 68, 224 y 261, ley 19.550). Este criterio, que primó durante
los años 90 y principios de este siglo, está en manifiesto retroceso en
la jurisprudencia.
El grave daño que tal manera de resolver causa al tráfico mer-
cantil es enorme, pues lejos de alentar la constitución de sociedades,
desanima a cualquiera que pretende invertir sus fondos en empren-
dimientos societarios y cuyos derechos esenciales no serán objeto de
protección judicial por aquellos precedentes que equivocadamen-
te consideran que la intromisión judicial en sociedades mercantiles
constituye cuestión de gravedad institucional, que debe ser admitida
con excesiva prudencia. · ·

§ 214. LA NULIDAD DE LAS ASAMBLEAS Y EL ORDEN


PÚBLICO SOCIETARIO

Uno de los temas más controvertidos en nuestro derecho socie-


tario lo constituye la inclusión, o no, dentro del plazo de tres meses
previsto por el art. 251 de la ley 19.550, de toda causa de nulidad que
pudiera afectar la respectiva asamblea o decisión asamblearia.

Para quienes se enrolan en la teoría de la institución para definir


la naturaleza del contrato de sociedad, esto es, quienes colocan el
funcionamiento del sujeto de derecho de segundo grado por encima
de las personas que lo integran, el art. 251 es comprensivo de toda
causal de invalidez que pudiera afectar el acto asambleario, negando
la posibilidad de que, en materia societaria, puedan existir nulidades
absolutas. En este orden de ideas, se sostiene que cuando la ley 19.550
ha prohibido afectar los derechos inderogables de los accionistas
(arts. 68, 69, 194, 245, 261, etc.) no lo ha hecho por cuestiones de orden
público, revistiendo tales normas el carácter de imperativas, como ca-
tegoría diferente del mencionado concepto.

Muy por el contrario, quienes sostienen el carácter contractual de


la sociedad, previsto por el ordenamiento legal como un mero instru-
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 443

mento de concentración de capitales, la norma del art. 251 de la ley


19.550 solo comprende las nulidades relativas y no las nulidades abso-
lutas, criterio este que ha merecido adhesión casi unánime de nuestra
jurisprudencia, aun cuando esta línea jurisprudencia! ha predicado
la necesidad de limitar al extremo los casos de nulidad absoluta.
El problema radica en determinar si existe orden público en la
protección de los derechos inderogables de los accionistas o si las nor-
mas que custodian tales derechos son meramente imperativas, en el
sentido de que si bien ellas prohíben limitar o condicionar esos dere-
chos, estas han sido previstas en el interés particular de los afectados
y no de la comunidad en general.
Nuevamente, y como hemos comentado al analizar los aportes
irrevocables a cuenta de futuras suscripciones, se ha recurrido al ar-
gumento de cambiar de nombre las cosas para pretender con ello ob-
tener efectos diferentes a los que son propios e inherentes del instituto
que se pretende disfrazar con otra denominación.
El concepto de "normas imperativas" constituye una creación doc-
trinaria carente de todo respaldo normativo, pues en puridad semánti-
ca, el concepto de norma imperativa carece de todo significado, ya que,
de acuerdo con el Diccionario de la lengua española de la Real Acade-
mia, "imperativo" es un adjetivo que califica a todo lo que impera o
manda y ello no es extraño sino característico de toda norma jurídica.
Comparto la tesis de que la materia patrimonial no es ajena al
orden público, pues consideradas las sociedades anónimas como de
trascendental importancia en la economía capitalista, nada obsta a
que el legislador, para alentar precisamente la constitución de socie-
dades y la circulación de los títulos accionados, haya protegido a tra-
vés de normas de tal naturaleza a los derechos esenciales del accio-
nista para permitirle el control de su inversión y participar en la vida
de ella.
Por ello, cuando el legislador, al referirse al derecho de aproba-
ción e impugnación de los estados contables (art. 69), al derecho de
preferencia (art. 194), al derecho de receso (art. 245) y al voto acumu-
lativo (art. 263), prohíbe su supresión o condicionamiento, por vía es-
tatutaria o por imperio de una decisión asamblearia, resguardos que
deben extenderse al derecho al dividendo y al derecho de exigir la
adecuación del funcionamiento de la sociedad a la ley y los estatutos,
ha querido evitar de un modo categórico que a través de un acuerdo
asambleario adoptado por las mayorías que el accionista disconforme
444 RICARDO A. NISSEN

no integra, queden vulnerados de una manera definitiva el ejercicio


de sus derechos más elementales.
Ello no autoriza a sostener que la adopción de cualquier decisión
asamblearia, en la cual se han afectado los derechos esenciales de los
socios, deba ser inmediatamente catalogada como nula de nulidad
absoluta. La ley solo pretende evitar, a través de aquellas normas, de
evidente orden público, que mediante un acuerdo de los accionistas,
adoptado en el seno de una asamblea, se alteren definitivamente tales
prerrogativas, como ha ocurrido, por ejemplo, cuando a través de un
acuerdo asambleario se reduce el número de directores para frustrar
el derecho de ingresar al directorio a través del voto acumulativo o
cuando se intenta licuar la participación accionaría de un accionista a
través de un falso aumento del capital social, privándoselo, a través de
tal maniobra, del ejercicio de aquellos derechos societarios que la ley
subordina a la tenencia de tan determinado porcentaje de acciones
(arts. 236 y 294, ley 19.550),
De todos modos, y fuera de los derechos de los accionistas, la doc-
trina que pretende incluir dentro del art. 251 de la ley 19.550 a toda
causal de invalidez de los actos societarios resulta inadmisible, pues
mal podría quedar firme por el transcurso del tiempo una decisión
asamblearia que fue adoptada sin cumplir los requisitos formales
previstos por la ley 19.550 para la formación de la voluntad social.
Las normas que establecen las formalidades para la celebración de
las asambleas de accionistas son también de evidente orden público,
porque la adopción de acuerdos sociales a través del mencionado ór-
gano constituye cuestión incluida dentro de la tipicidad de las socie-
dades anónimas, en donde está comprometida la seguridad jurídica,
como bien lo advirtieron los autores de la ley 19.550 en la exposición
de motivos, capítulo 1, del citado ordenamiento.

§ 215. }USTICIABILIDAD DE LA DECISIÓN ASAMBLEARIA QUE


APRUEBA UN AUMENTO DEL CAPITAL SOCIAL

No es materia de este libro analizar la problemática que se pre-


senta ante cada caso de nulidad de una determinada decisión asam-
blearia, pero debe hacerse una excepción con respecto al supuesto del
aumento del capital social, habida cuenta de la existencia de un tras-
cendente y muy comentado fallo de la Cámara de Apelaciones en lo
Comercial, que resolviera que la decisión sobre la necesidad, conve-
niencia y oportunidad del aumento del capital social constituye una
cuestión no justiciable, reservada a la esfera de la política empresaria,
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 445

que como principio, y a salvo el caso de arbitrariedad extrema o de


irracionalidad dañosa del cual resulten perjuicios para terceros, debe
quedar exclusivamente reservado a los órganos societarios naturales
que tienen competencia leal sobre tal materia.
La gravedad de ese precedente resulta sencillamente alarmante,
pues convierte al accionista en prisionero de la voluntad mayoritaria,
cuyo grupo de control puede, con el solo recurso de aumentar el ca-
pital mediante desembolsos inaccesibles para los accionistas, licuar
la participación accionaria de estos, sin posibilidad alguna de revisar
ese acto en sede jurisdiccional.
Tal fallo ignora que la licuación de capitales minoritarios es mone-
da corriente en nuestra práctica societaria y que el aumento de capital
social, cuando se inspira en intereses ajenos al social y propios de los
sujetos controlantes, constituye la herramienta más adecuada para
lograr esos propósitos.
El art. 251 de la ley 19.550 no consagra semejante arbitrariedad y
ninguna salvedad efectúa con respecto a los actos asamblearios sus-
ceptibles de ser atacados de nulidad. La doctrina que emerge del aludi-
do precedente, en cuanto asimila a la administración de una sociedad
mercantil con los actos de gobierno o de administración de los poderes
estatales, donde existe una esfera reservada a la Administración Pú-
blica, es lisa y llanamente insostenible, pues son ámbitos e intereses
totalmente diferentes que no tienen el menor punto en común.
La sociedad, cualquiera que fuere el tipo adoptado, constituye una
herramienta para el desarrollo de actividades económicas de carácter
privado, y no resulta acertado sostener que quienes administran patri-
monios ajenos se encuentran librados de explicar y justificar los moti-
vos por los cuales exigen nuevos desembolsos a los socios, sometiendo
la cuestión a la órbita del Poder Judicial en caso de controversias.
Y mucho más desacertado es abrir las puertas del Poder Judicial,
como predica el caso "Pereda", solo en hipótesis de "arbitrariedad
extrema" o "irrazonabilidad dañosa", pues ni la arbitrariedad ni la
irrazonabilidad pueden ser susceptibles de grados para convertir en
cuestión justiciable el acto que padece de semejantes vicios.

§ 216. REVOCACIÓN DEL ACUERDO IMPUGNADO DE NULIDAD

El art. 254, párr. 1o, de la ley 19.550 establece: "Los accionistas que
votaron favorablemente las resoluciones que se declaren nulas, res-
446 RICARDO A. N!SSEN

ponden ilimitada y solidariamente de las consecuencias de las mis-


mas, sin perjuicio de la responsabilidad que corresponda a los direc-
tores, síndicos e integrantes del consejo de vigilancia ...".

§ 217. REVOCACIÓN DEL ACUERDO IMPUGNADO.


LAS ASAMBLEAS "CONFIRMATORIAS"

La ley admite la posibilidad de que una asamblea posterior pue-


de revocar el acuerdo impugnado de nulidad. "Esta resolución surtirá
efecto desde entonces y no procederá la iniciación o la continuación
del proceso de impugnación. Subsistirá la responsabilidad por los
efectos producidos o que sean su consecuencia directa" (art. 254, in
fine, ley 19.550).
Sin embargo, la ley 19.550 no prevé el supuesto contrario, esto es,
cuando una asamblea vuelve a tratar y aprobar determinadas cues-
tiones que ya habían sido aprobadas con anterioridad, pero que se en-
contraban cuestionadas, en sede judicial o extrajudicial. Esta mane-
ra de proceder fue deno.minada en la práctica como "ratificación" de
asambleas o decisiones asamblearias, denominación totalmente im-
propia, pues la ratificación es una figura legal prevista para contratos
bilaterales, donde una parte "ratifica" lo actuado por otro a su nombre
(mandato, comisión o consignación, gestión de negocios, etc.), lo cual
es impensable en el esquema societario, donde una misma persona
jurídica no puede "ratificar" lo hecho o actuado por ella con anterio-
ridad. Se trata, por el contrario, de un supuesto de confirmación de
actos nulos, que supone un reconocimiento de la invalidez del acto
precedente y así lo ha considerado la Inspección General de Justicia
en el art. 48 de las "Nuevas Normas de la Inspección General de Jus-
ticia" (resolución general 7/2015), el cual dispone que si los errores u
omisiones afectan en su totalidad o en determinadas resoluciones a
una asamblea, reunión de socios u otra forma de acuerdo habilitada
por la ley de fondo, la subsanación o saneamiento del acto afectado,
se halle o no inscripto, cuando resulte posible por la naturaleza del
vicio, debe ajustarse a lo dispuesto en materia de confirmación de
actos jurídicos por los arts. 1061 y 1062 del Cód. Civil -hoy arts. 393
a 395 del Cód. Civ. y Com.-, debiendo efectuarse en cada resolución
o acuerdo confirmatorio referencia específica al anterior que se dis-
pone a confirmar. Si el acto que se confirma no está inscripto, su ins-
cripción debe practicarse juntamente con la del confirmatorio, sin
perjuicio de los efectos retroactivos de este último, establecidos por
la ley sustancial.
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 447

§ 218. EL DERECHO DE RECESO

El derecho de receso, cuyo contenido hemos ya analizado, tiene


por objetivo compatibilizar dos intereses igualmente legítimos: el de
la sociedad para modificar sus estatutos y el derecho individual del
accionista de no aceptar tales modificaciones cuando con estas se al-
tera sustancialmente la sociedad de la cual forma parte, desvinculán-
dose de ella, con reembolso del valor de su participación.
No cualquier modificación estatutaria otorga a los socios discon-
formes el derecho de receso. El art. 245 de la ley 19.550 menciona a
la transformación, prórroga, reconducción, excepto de las sociedades
que hacen oferta pública o cotización de sus acciones, la transferencia
del domicilio al extranjero, el cambio fundamental del objeto, la fusión
por incorporación para los accionistas de la sociedad fusionada, la es-
cisión, el aumento del capital social siempre y cuando su decisión com-
peta a la asamblea extraordinaria e implique efectivos desembolsos
para los socios, el retiro voluntario de la oferta pública o de cotización
de las acciones y la continuidad de la actividad de la sociedad anónima
sancionada con la cancelación firme de la oferta pública o cotización.
Todos esos supuestos justifican sobradamente el ejercicio del de-
recho de receso, pues con la transformación se modifica el régimen de
responsabilidad del socio: la prórroga o reconducción le obliga a per-
manecer en una sociedad, perdiendo la expectativa del reembolso del
capital y la percepción de la cuota liquidatoria; el cambio fundamen-
tal del objeto evita al accionista volcar sus conocimientos sobre una
determinada actividad de la sociedad, a la cual había integrado pre-
cisamente por tener experiencia en el desarrollo de su objeto original;
la transferencia del domicilio social al exterior modifica la legislación
aplicable y el aumento del capital social, cuando no puede suscribirlo,
puede hacerle perder el ejercicio de derechos inderogables, como el
de denuncia e información, etc. Finalmente, el retiro de la sociedad
del régimen de la oferta pública impide al inversor liquidar fácilmente
sus participaciones a través del mercado bursátil.
Los supuestos descriptos por el art. 245 de la ley 19.550 no deben
considerarse taxativos, pues el estatuto puede prever otros supuestos
no contemplados en la ley (art. 89, ley 19.550), resultando admisible
otorgarlo en todos los casos donde una decisión asamblearia afecta
sustancialmente la posición que el socio tenía en la sociedad, como,
por ejemplo, la suspensión o limitación del derecho de preferencia
previsto por el art. 197 de la ley 19.550.
448 RICARDO A. NISSEN

En las sociedades que hacen oferta pública de seis acciones o se


hallan autorizadas para la cotización de ellas, los accionistas no pue-
den ejercer el derecho de receso en los casos de fusión o de escisión
si las acciones que deben recibir estuviesen admitidas a la oferta pú-
blica o para la cotización, según el caso. Podrán ejercerlo si la ins-
cripción bajo dichos regímenes fuera desistida o denegada (art. 245,
párrafo 2°, ley 19.550).
El derecho de receso solo puede ser ejercido por los accionistas
presentes que votaron en contra de la decisión, dentro del quinto día
de clausurada la asamblea y por los ausentes que acrediten la calidad
de accionistas al tiempo de la celebración del acto asambleario, den-
tro de los quince días de su clausura. La voluntad de receder puede
notificarse de cualquier forma fehaciente, y se perfecciona mediante
el conocimiento que la sociedad tenga de su declaración, indepen-
dientemente de la inscripción registra! de la reforma estatutaria.
Como el ejercicio del derecho de receso implica para la sociedad
fuertes desembolsos dinerarios, la ley permite que una nueva asam-
blea de accionistas puedarevocar la decisión asamblearia que originó
el derecho de receso. En tal sentido, el art. 245, párr. 3°, de la ley 19.550
establece que el derecho de receso y las acciones emergentes caducan
si la resolución que los origina es revocada por asamblea celebrada
dentro de los sesenta días de expirado el plazo para su ejercicio por
los ausentes. Los recedentes readquieren sin más el ejercicio de sus
derechos, retrotrayéndose los de naturaleza patrimonial al momento
en que notificaron el receso.
La cuestión más controvertida que plantea el ejercicio de este de-
recho reside en la determinación del valor de las acciones del accio-
nista recedente, que la ley lo fija ateniéndose al valor resultante del
último balance realizado o que deba realizarse en cumplimiento de
normas legales o reglamentarias. Su importe deberá ser pagado den-
tro del año de la clausura de la asamblea que originó el receso, salvo
los casos de retiro voluntario, desistimiento o denegatoria de la oferta
pública, o cotización, o de continuación de la sociedad en el supuesto
del art. 94, inc. 9°, de la ley 19.550, en los que deberá pagarse dentro de
los sesenta días de la clausura de la asamblea o desde que se publique
el desistimiento, la denegatoria o la aprobación del retiro voluntario.
El valor de la deuda se ajustará a la fecha del efectivo pago (art. 245, in
fine, ley 19.550).
Debe reconocerse que la fórmula utilizada por el legislador para
establecer la cuota de receso no ha sido feliz, pues da margen para las
LAS ASAMBLEAS DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS 449

más variadas interpretaciones. Sin embargo, jurisprudencialmente


ha predominado la tesis de que el balance a que se refiere el art. 245
de la ley 19.550 corresponde al balance del ejercicio en que se produjo
el receso y, en consecuencia, deben valuarse las tenencias accionarias
según el valor que surja del ejercicio en que se recedió, aun cuando el
derecho de separación se haya ejercido o notificado el último día de
aquel. La Suprema Corte de Justicia de Mendoza, en fallo de fecha 21
de diciembre de 2010, ha admitido expresamente la procedencia de la
inclusión del valor llave en el cálculo del valor de las participaciones
del socio recedente.
Así interpretado, es de toda evidencia que el recedente tiene am-
plias facultades para impugnar el balance con base en el cual se de-
terminará el valor de reembolso, pero dicha acción no podrá ser in-
tentada dentro de los cauces del art. 251 de la ley 19.550, pues aquel
ha dejado de revestir el carácter de accionista, con la consiguiente
pérdida de sus derechos societarios. Se trata, en definitiva, de una
demanda de nulidad de acto jurídico mercantil promovida en ex-
clusivo interés particular del recedente y sometida a las normas del
ordenamiento común.
CAPÍTULO XXI 11

EL DIRECTORIO

§ 219. ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN DE


LA SOCIEDAD ANÓNIMA

La administración de la sociedad anónima está a cargo de un di-


rectorio compuesto por uno o más directores designados, por regla
general, a través de la decisión de la asamblea de accionistas (art. 255,
ley 19.550). También pueden ser designados por el consejo de vigilan-
cia, según lo autoriza el art. 280 de la ley 19.550.
A diferencia de lo que acontece con los restantes tipos societarios,
en las sociedades anónimas, la administración está escindida de la
representación, la cual corresponde al presidente del directorio o al
vicepresidente, en caso de ausencia o impedimento -art. 268 de la
ley 19.550-, sin perjuicio de que, por vía estatutaria se autorice que
la representación de la sociedad se encuentre a cargo de uno o más
directores, pero ello de manera alguna implica el desplazamiento del
presidente del directorio en el uso de la firma social, que siempre es,
por expresa directiva del art. 268 de la ley 19.550, el representante le-
gal de la sociedad y cuya actuación priva sobre otros representantes
estatutarios o convencionales.
Debe recordarse que a partir de la sanción de la ley 19.550, nues-
tro ordenamiento societario ha adoptado la teoría organicista, con-
forme a la cual los directores no son mandatarios de la sociedad, sino
sus funcionarios; ergo, no son terceros los que actúan en nombre de
la compañía, sino la sociedad misma, quienes lo hacen con arreglo
a las atribuciones conferidas en el acto constitutivo, tesis basada en
el mero conceptualismo y por ello sumamente cuestionable, sobre la
cual nos hemos referido en el capítulo XI de este libro.
No es necesario ser accionista para ocupar un cargo en el directorio.
El directorio puede ser unipersonal o pluripersonal, según lo pres-
criba el estatuto o en cada asamblea ordinaria prevista por el art. 234,
452 RICARDO A. NISSEN

inc. 2°, de la ley 19.550, en este último caso, dentro del número de in-
tegrantes previsto en el acto constitutivo. Las sociedades anónimas
unipersonales, para las cuales la ley 26.994 previó un directorio de
tres integrantes, fue modificada por la ley 27.290 del 17 de noviem-
bre de 2016, permitiéndoseles contar con un solo director, sin existir
inconveniente legal para que el cargo de único director pueda recaer
en manos del accionista único, lo cual con toda seguridad provoca-
rá no solo un permanente conflicto de interés, de muy difícil resolu-
ción, sino la intervención de la Inspección General de Justicia, atento
a que las sociedades anónimas unipersonales están incluidas dentro
de aquellas compañías sometidas a la fiscalización permanente del
Estado (art. 299, ley 19.550).
Si el directorio es plural, sus integrantes deben actuar colegiada-
mente, esto es, sesionar y decidir por mayoría cada uno de los aspec-
tos de la gestión social. Por ello, el art. 274 de la ley 19.550 establece
como principio general la responsabilidad solidaria e ilimitada de to-
dos ellos por los daños y perjuicios sufridos por la sociedad, los accio-
nistas y los terceros como consecuencia de su actuación.
El estatuto puede establecer el número de directores que integra-
rán el directorio o facultar a la asamblea de accionistas para deter-
minar el número de directores en cada oportunidad en que debe ser
renovada su integración, pero para ello la ley dispone la necesidad
de que en el acto constitutivo de la sociedad se establezca el número
máximo y mínimo de directores (art. 255, in fine). Los directores son
reelegibles indefinidamente.
El estatuto debe precisar el término por el cual los directores son
elegidos, el que no puede exceder los tres ejercicios. Ello no signifi-
ca que los directores deben dejar el cargo el último día del ejercicio
por el cual fueron designados, sino que deben permanecer en él hasta
su efectivo reemplazo, que por lo general se produce en la asamblea
ordinaria que considera los balances y estados contables correspon-
dientes al período en el cual se desempeñaron, para cuya convocato-
ria el directorio cuenta con cuatro meses luego de cerrado el ejercicio
(art. 234, in fine, ley 19.550).
En caso de silencio del estatuto sobre la duración en el cargo de los
directores, se entiende entonces que el término previsto es el máxi-
mo autorizado.
El estatuto puede establecer la elección de directores suplentes
para subsanar la falta de directores por cualquier causa. Esta preví-
El DIRECTORIO 453

sión es obligatoria en las sociedades que prescinden de la sindicatura,


pues de existir órgano de control, será este quien deba designar a los
reemplazantes en caso de vacancia, los cuales deben ejercer sus fun-
ciones hasta la próxima asamblea (art. 258, in fine, ley 19.550), en la
cual se decidirá sobre la nueva composición del directorio.
La mayoría absoluta de los directores debe tener domicilio real en
la República Argentina; sin perjuicio de ello, todos los directores de-
berán constituir un domicilio especial en la República, donde serán
válidas las notificaciones que se les efectúen con motivo del ejercicio
de sus funciones, incluyéndose las relativas a las acciones de respon-
sabilidad previstas por los arts. 274 a 279 de la ley 19.550.
Al asumir el cargo, los directores deben prestar una garantía para
responder por los eventuales daños y perjuicios ocasionados como
consecuencia de su mala gestión. Al respecto, el art. 256, párr. 2°, dis-
pone que el estatuto debe establecer la naturaleza y clase de dicha ga-
rantía, pero que nunca puede consistir en las acciones de la compañía
que administran (art. 222, ley 19.550). Sin embargo, esta disposición
que encuentra razonable fundamento a los fines de no tornar ilusorio
el resultado de futuras acciones de responsabilidad contra ellos ha sido
desvirtuada en la práctica, otorgándose garantías irrisorias que ener-
van las loables intenciones del legislador. Es más, los estatutos modelo
elaborados por la autoridad de contralor han contribuido a fomentar
esa mala costumbre al establecer garantías meramente simbólicas y
que no guardan la menor relación con el giro social. Precisamente, y
para evitar garantías absurdas, cuyo monto jamás pueden depender de
los órganos sociales, la Inspección General de Justicia ha previsto en los
arts. 75 a 77, resolución general 7/2015, determinadas previsiones, ten-
dientes a evitar que la finalidad que desempeña la garantía que deben
prestar los directores sea totalmente desvirtuada mediante la fijación
estatutaria o asamblearia de cifras ridículas, como venía sucediendo.
En tal sentido, el art. 76 de las Nuevas Normas de la Inspección Ge-
neral de Justicia (resolución general7/2015) prevén lo siguiente en ma-
teria de garantías a prestar por los directores de las sociedades anóni-
mas o por los gerentes de las sociedades de responsabilidad limitada.
a) Los obligados a constituir la garantía son los directores o geren-
tes. Los suplentes solo estarán obligados a partir del momento en que
asuman el cargo en reemplazo de titulares cesantes.
b) La garantía deberá constituir en bonos, títulos públicos o sumas
de moneda nacional o extranjera depositados en entidades financie-
454 RICARDO A. NISSEN

ras o caja de valores a la orden de la sociedad; o en fianzas, avales


bancarios, seguros de caución o de responsabilidad a favor de ella,
cuyo costo deberá ser soportado por cada director o gerente; en nin-
gún caso procederá constituir la garantía mediante el ingreso directo
de fondos a la caja social.
e) Cuando la garantía consista en depósito de bonos, títulos pú-
blicos o sumas de moneda nacional o extranjera, las condiciones de
constitución deberán asegurar su indisponibilidad mientras esté
pendiente el plazo de prescripción de eventuales acciones de respon-
sabilidad. Dicho plazo se tendrá por observado si las previsiones so-
bre tal indisponibilidad contemplan un término de no menos de tres
años contados desde el cese del director o gerente en el desempeño de
sus funciones.
d) El monto de la garantía será igual para todos los directores o ge-
rentes, no pudiendo ser inferior al60% del monto del capital social en
forma conjunta entre todos los titulares designados. Sin perjuicio de
lo expuesto precedentemente, en ningún caso el monto de la garantía
podrá ser inferior, en forma individual a $10.000 ni superior a $50.000,
por cada director o gerente.

§ 220. DESIGNACIÓN DE LOS DIRECTORES. ELECCIÓN


POR CLASE DE ACCIONES. EL VOTO ACUMULATIVO

El principio general establecido por la ley 19.550 para la elección


de los directores consiste en su designación por la mayoría absoluta
en el seno de la asamblea ordinaria (art. 234, inc. 2°, ley 19.550), con
la complementación de la posibilidad abierta al voto acumulativo por
el art. 263.
Sin embargo, la ley establece otros procedimientos para la desig-
nación de directores:
a) A través de la elección por categoría o clase de acciones. El art. 262
de la ley 19.550 prescribe: "Cuando existen diversas clases de acciones
el estatuto puede prever que cada una de ellas elija uno o más directo-
res, a cuyo efecto reglamentará la elección". La remoción de los direc-
tores elegidos por categoría de acciones se hará por la asamblea de ac-
cionistas de la clase, salvo que incurra en alguna de las prohibiciones
o incompatibilidades previstas por el art. 264 o haya sido dispuesta
por asamblea general la promoción de acciones de responsabilidad
contra ellos (art. 276, ley 19.550).
EL DIRECTORIO 455

b) Por medio del consejo de vigilancia, siempre y cuando el estatuto


confiera expresamente a este órgano tal función. La revocabilidad de
los directores así designados debe ser efectuada por la asamblea de
accionistas si el estatuto previera tal atribución en favor del consejo
de vigilancia, la remuneración de los directores será fija y la duración
en sus funciones podrá extenderse a cinco años (art. 281, inc. d).
El voto acumulativo constituye un derecho inderogable que el
art. 263 de la ley 19.550 confiere a todo accionista para participar en
el directorio de la sociedad. Su esencia radica en dar a la minoría una
representación en el órgano de administración, pero para ello debe
ser titular de la cantidad suficiente de acciones que, multiplicadas por
el número de vacantes a llenar, le permita superar el número de votos
emitidos por la mayoría, para cubrir el tercio de las vacantes del órga-
no de administración.
Con otras palabras, la limitación del tercio a que hace referencia
el art. 263 de la ley 19.550 significa que dos tercios de los directores
se eligen por el sistema de la simple pluralidad de sufragios o sistema
ordinario o plural, de acuerdo con la terminología de la ley, y los res-
tantes, pero nunca más de un tercio, se eligen por el sistema del voto
acumulativo. Esto implica que la simple mayoría elige por lo menos
dos tercios de las vacantes y el tercio restante podrá ser cubierto por
los distintos grupos que integran la sociedad a través del voto acumu-
lativo, en votación en la cual también participa el grupo mayoritario,
pero mediante el sistema ordinario o plural.
El sistema de voto acumulativo rige también para la elección de
directores suplentes y puede ser aplicado para la designación de los
integrantes del consejo de vigilancia, pero cuando el estatuto prevea
la existencia de este órgano de fiscalización, ni el mecanismo previsto
por el art. 263, ni el sistema de elección por clase, se aplicarán en la
elección de directores si estos deben ser elegidos por aquel (art. 280,
ley 19.550).
Para el ejercicio del voto acumulativo es necesario seguir el si-
guiente procedimiento:
l. El o los accionistas que deseen votar acumulativamente de-
berán notificarlo a la sociedad, con anticipación no menor de tres
días hábiles a la celebración de la asamblea, en forma fehaciente.
Dispone al respecto el inc. 1° del art. 263 que el accionista debe in-
dividualizar las acciones con que se ejercerá ese derecho y si fuesen
al portador, depositando los títulos o el certificado o constancia del
456 RICARDO A. NISSEN

banco o institución autorizada. Cumplidos tales requisitos, aunque


sea por un solo accionista, todos quedan habilitados para votar por
este sistema.
La individualización de las acciones por parte del accionista que
ejerce este derecho, según expresa directiva legal, constituye un re-
quisito carente de todo sentido, pues al haber sido derogadas las ac-
ciones al portador, la sociedad emisora conoce cuáles son las acciones
nominativas no endosables de titularidad de cada uno de los accio-
nistas por la mera constancia del libro de Registro de Acciones. Por
otra parte, debe tenerse presente que el inc. 6° del art. 263 estable-
ce: "... Ningún accionista podrá votar -dividiendo al efecto sus ac-
ciones- en parte acumulativamente y en parte en forma ordinaria o
plural...", lo cual torna más superflua la exigencia legal.
2. La sociedad deberá informar a los accionistas que lo soliciten
acerca de las notificaciones recibidas en tal sentido. Sin perjuicio de
ello, y en el seno de la asamblea, el presidente de esta debe informar
a los accionistas presentes que todos se encuentran facultados para
votar acumulativamente, hayan o no formulado la votación.
3. Antes de la votación, se informará pública y circunstanciadamen-
te el número de votos que corresponde a cada accionista presente.
4. Cada accionista que vote acumulativamente tendrá un núme-
ro de votos igual al que resulte de multiplicar los que normalmente
le hubieren correspondido por el número de vacantes a elegir. Podrá
distribuirlos o acumularlos en un número de candidatos que no exce-
da del tercio de las vacantes a llenar.
5. Los accionistas que voten por el sistema ordinario o plural, y los
que voten acumulativamente, competirán en la elección del tercio de
las vacantes a llenar, aplicándose a los dos tercios restantes el sistema
ordinario o plural de votación. Los accionistas que no voten acumula-
tivamente lo harán por la totalidad de las vacantes a cubrir, otorgando
a cada uno de los candidatos la totalidad de los votos que les corres-
ponde conforme a sus acciones con derecho a voto.
6. Ningún accionista podrá votar, dividiendo al efecto sus acciones,
en parte acumulativamente y en parte en forma ordinaria o plural.
7. Todos los accionistas pueden variar el procedimiento o sistema de
votación, antes de la emisión del voto, inclusive los que notificaron su vo-
luntad de votar acumulativamente y cumplieron los recaudos al efecto.
EL DIRECTORIO 457

8. El resultado de la votación será computado por persona. Solo


se considerarán electos los candidatos votados por el sistema ordina-
rio o plural si reúnen la mayoría absoluta de los votos presentes, y los
candidatos votados acumulativamente que obtengan mayor número
de votos, superando a los obtenidos por el sistema ordinario, hasta
completar la tercera parte de las vacantes.
Esta disposición, incorporada por la ley 22.903, tiende a evitar las
maniobras que se consumaban ordinariamente para frustrar el siste-
ma, pues la experiencia había demostrado que, para evitar el ingreso
de minorías al directorio, la mayoría se desdoblaba en varias mino-
rías ficticias, las cuales procedían a elegir al mismo candidato, supe-
rando por obviedad a los votos del accionista minoritario. Ello ya no
es posible con la actual redacción de la norma, pues como requisito de
validez de la elección de los candidatos votados por el sistema ordina-
rio o plural debe reunirse la mayoría absoluta de los votos presentes
sufragados por este sistema.
9. En caso de empate entre dos o más candidatos votados por el
mismo sistema, se procederá a una nueva votación en la que partici-
parán solamente los accionistas que optaron por dicho sistema. En
caso de empate entre candidatos votados acumulativamente, en la
nueva elección no votarán los accionistas que, dentro del sistema, ya
obtuvieron la elección de sus postulados.
Para evitar la frustración de este derecho, tanto la ley 19.550 como
la jurisprudencia de nuestros tribunales han adoptado soluciones
dignas de toda ponderación, compatibles con el orden público com-
prometido en el art. 263 de dicho ordenamiento,
Dispone en primer lugar el párr. 2° del art. 263: "El estatuto no
puede derogar este derecho, ni reglamentario de manera que dificul-
te su ejercicio ...", salvo cuando en el acto constitutivo se haya previsto
expresamente el sistema de elección por clases.
Con la misma filosofía, el legislador ha prohibido la renovación
parcial o escalonada del directorio si de tal manera se impide el ejer-
cicio de este derecho.
Por su parte, es jurisprudencia pacífica de nuestros tribunales que
anoticiada la sociedad del sistema del voto acumulativo por un ac-
cionista o un grupo de ellos, toda reducción o aumento del número
de integrantes del directorio que perjudique la expectativa normal
de representación numérica de la o las minorías, debe considerarse
458 RICARDO A. NISSEN

contraria a la letra y el espíritu de la institución, lo cual se explica con


facilidad si se advierte que la base del sistema radica en la propor-
ción entre la participación accionaría del accionista y el número de
vacantes a llenar, de manera tal que cuanto mayor es el número de
integrantes del directorio, menos acciones y votos se requieren para
acceder al órgano de administración.
Ello no significa de manera alguna que la ley impida la existencia
de directorios compuestos por uno o dos integrantes, donde el ejer-
cicio del voto acumulativo en la elección de ellos es imposible pues
no hay tercio de vacantes a llenar. Pero si durante el transcurso de la
asamblea, el grupo mayoritario resolvió reducir el número de inte-
grantes del directorio, ante la voluntad de uno de los accionistas de
ejercer el derecho previsto por el art. 263, disminuyendo el número
de directores a uno o dos, tal decisión es nula de nulidad absoluta, por
frustrar de manera definitiva el ejercicio de este derecho inderogable.
Es también nula la sumatoria de los votos emitidos por el sistema
ordinario o plural y por el sistema del voto acumulativo, cuando ellos
recaen sobre el mismo candidato, pues tal manera de proceder impli-
ca una maniobra dolosa en perjuicio de la verdadera minoría: repáre-
se al respecto que por definición del Diccionario de la lengua española
de la Real Academia, debe entenderse por minoría, "En las juntas o
asambleas, etcétera, al conjunto de votos contrarios a la opinión del
mayor número de votantes"; de tal manera, quien votó en el mismo
sentido que la mayoría, carece del derecho de multiplicar sus votos,
que es prerrogativa exclusiva de la verdadera minoría.

§ 221. REMUNERACIÓN DE LOS DIRECTORES

La función de director es remunerada, y si los estatutos nada dicen


sobre ello, es la asamblea general ordinaria de accionistas quien debe
fijar la retribución (art. 234, inc. 2°, ley 19.550).
El art. 261 de la ley 19.550, que legisla sobre el tema, ha pretendido
balancear la importante función que cumple el director y su corres-
pondiente derecho a la retribución, con el derecho de los accionistas
a la percepción del dividendo, estableciendo un sistema que evita la
existencia de administradores ricos y accionistas pobres. En tal sen-
tido, dispone el art. 261, párr. 2°, que el monto máximo que por todo
concepto pueden percibir los miembros del directorio y del consejo
de vigilancia, en su caso, incluidos sueldos y otras remuneraciones
EL DI RECTOR! O 459

por el desempeño de funciones técnico-administrativas de carácter


permanente, no podrá exceder del 25% de las ganancias.
Repárese que la ley se refiere a las remuneraciones que "por todo
concepto" reciban los directores, lo cual incluye las retribuciones per-
cibidas por estos por el desempeño de funciones gerenciales, en rela-
ción de dependencia.
Pero el monto del 25% de las ganancias se limitará al 5% cuando
no se distribuyan dividendos a los accionistas, y se incrementará pro-
porcionalmente a la distribución, hasta alcanzar aquel límite cuando
se reparta el total de las ganancias. A los fines de la aplicación de esta
disposición, no se debe tener en cuenta la reducción en la distribu-
ción de dividendos, resultante de deducir las retribuciones del direc-
torio y del consejo de vigilancia.
Con otras palabras:
a) Si se distribuyen todas las ganancias, previa deducción de la re-
serva legal (art. 70, ley 19.550), la asamblea puede destinar el 25% de
ellos para remunerar a los directores.
b) Si existen ganancias, pero no se distribuyen, por la necesidad
fundada de constituir reservas facultativas, la remuneración del di-
rectorio se limita al 5% de las utilidades, aumentándose proporcio-
nalmente según el porcentaje de ganancias que se repartan.
e) Si hay pérdidas, el directorio nada percibe.
Esto vale como principio general, pero a renglón seguido, el últi-
mo párrafo del art. 261 establece una importante excepción a la nor-
ma, disponiendo que cuando el ejercicio de comisiones especiales o
de funciones técnico-administrativas por parte de uno o más direc-
tores, frente a lo reducido o inexistencia de las ganancias, imponga la
necesidad de exceder los límites prefijados, solo podrán hacerse efec-
tivas tales remuneraciones en exceso si fuesen expresamente acorda-
das por la asamblea de accionistas, a cuyo efecto deberá incluirse el
asunto como uno de los puntos del orden del día.
A pesar de que, por tratarse de una excepción al principio general,
la hipótesis prevista por el último párrafo del art. 261 de la ley 19.550
debe interpretarse de manera restringida, nuestra jurisprudencia no
entendió la filosofía del legislador y amparada en una interpretación
sumamente amplia, convalidó todo tipo de excesos por parte del gru-
po controlante que, por lo general, está a cargo de la administración
460 RICARDO A. NISSEN

de la sociedad, pues con el solo recurso de asignar gerencias a los di-


rectores y cumplir con los requisitos formales previstos en el último
párrafo del artículo en análisis basta para convertir en letra muerta el
claro precepto ético previsto por la ley.
Claros ejemplos de desinterpretación de la norma lo constituyen
fallos que exigieron al accionista frustrado en el cobro de utilidades
por las suculentas remuneraciones aprobadas en asamblea a los di-
rectores, la prueba de la inexistencia de la integración por estos de co-
misiones especiales o la acreditación que con el 25% de las utilidades
del ejercicio durante el cual cumplieron sus tareas, se hubiera podido
retribuir en forma adecuada, prueba que, como es fácil imaginar, se
torna de imposible producción.
Dentro de esta incongruente línea de pensamiento, no dejaron
de existir precedentes jurisprudenciales que sostuvieron, en pugna
con la clara letra de la ley, que, si la remuneración comprendió tareas
desarrolladas por el director en relación de dependencia, la supera-
ción de los límites previstos por el art. 261 no tornaba procedente
la devolución de los imp"ortes percibidos de más, por tratarse de ta-
reas amparadas por el derecho laboral, que prohíbe la reducción de
las remuneraciones.
Afortunadamente para el desarrollo de los negocios societarios,
recientes fallos han puesto las cosas en su lugar y, compartiendo la
filosofía del legislador, han recordado que la inclusión en la norma
del art. 261 de la ley 19.550 de los sueldos y otras remuneraciones den-
tro de las remuneraciones de los directores hicieron prevalecer las
normas especiales del derecho societario sobre la legislación general
laboral. Del mismo modo, cabe ponderar también la línea jurispru-
dencia! que exigió la obligación por la asamblea de fundar debida-
mente la necesidad de exceder los topes remuneratorios previstos por
el art. 261; aquella que puso la carga de la prueba del desempeño de
funciones técnico-administrativas o integración de comisiones por
los directores a cargo de la sociedad; los fallos que predicaron que la
decisión del directorio que atribuye a los directores para cumplir fun-
ciones técnico-administrativas o integrar comisiones especiales, por
su importancia deben indefectiblemente tener origen en un pronun-
ciamiento concreto y preciso del órgano que establezca su necesidad
y, finalmente, la jurisprudencia que estableció la necesidad de que las
funciones técnico-administrativas desempeñadas por los directores
o la integración de comisiones especiales deben revestir el carácter de
temporarias o "no permanentes" para que juegue la excepción previs-
EL DIRECTORIO 461

ta por el último párrafo del art. 261 de la ley 19.550 y evitar la frustra-
ción de la norma.
Y con la misma orientación, se decidió acertadamente que, a pesar
de haberse cumplido con todos los requisitos previstos por el art. 261,
in fine, de la ley 19.550, ello no autoriza que las remuneraciones de los
directores hayan duplicado las ganancias del ejercicio.
Si el estatuto no previó normas respecto de la distribución de las
sumas destinadas a las remuneraciones de los directores y la asamblea
votó una cantidad global a ese efecto, ella debe ser repartida por partes
iguales, salvo que existan tareas realizadas que justifiquen remunera-
ciones diferentes. En todo caso, la distribución de aquella suma entre
los directores puede ser efectuada en forma desigual mediando deci-
sión del directorio, siempre y cuando ella se encuentre fundada.

§ 222. PROHIBICIONES E INHABILIDADES PARA DESEMPEÑAR


EL CARGO DE DIRECTORES

El art. 264 de la ley 19.550 prohíbe ser directores y gerentes a las


siguientes personas:
"1. Quienes no pueden ejercer el comercio.
"2. [...]
"3. Los condenados con accesoria de inhabilitación de ejercer car-
gos públicos; los condenados por hurto, robo, defraudación, cohecho,
emisión de cheques sin fondos y delitos contra la fe pública; los con-
denados por delitos cometidos en la constitución, funcionamiento y
liquidación de sociedades. En todos los casos, hasta después de diez
años de cumplida la condena.
"4. Los funcionarios de la administración pública cuyo desempe-
ño se relacione con el objeto de la sociedad, hasta dos años del cese de
sus funciones".
Esta última prohibición no se justifica, pues legisla para la patolo-
gía. Si el funcionario público ha tenido un correcto desempeño, no se
explican los motivos por los cuales debe esperar dos años para volver
a la actividad privada. Esta norma solo fomenta la actuación de testa-
ferros en la dirección de la sociedad.
El inc. 2° del art. 264 de la ley 19.550, que prohibía integrar el ór-
gano de administración a los fallidos por quiebra culpable o fraudu-
462 RICARDO A. NISSEN

lenta, ha sido derogado tácitamente por la ley 24.522 de Concursos y


Quiebras, que ha dejado sin efecto la calificación de conducta de los
fallidos o sus administradores, por lo que dicho inciso deberá ser in-
terpretado en el sentido de que tal prohibición solo rige para los que-
brados hasta su rehabilitación definitiva.
El directorio, o en su defecto el síndico, por propia iniciativa o a
pedido fundado de cualquier accionista, debe convocar a asamblea or-
dinaria para la remoción del director o gerente incluido en las prohi-
biciones establecidas por el art. 264, la cual deberá celebrarse dentro
de los cuarenta días de solicitada. Si la remoción fuera denegada, cual-
quier accionista, director o síndico puede requerirla judicialmente.

§ 223. DELEGACIÓN DE FUNCIONES. LA GERENCIA

Como principio general, el art. 266 de la ley 19.550 establece: "El


cargo de director es personal e indelegable". Ello se funda en la ne-
cesidad de que el director, que ha sido elegido por su idoneidad, pue-
da delegar su cargo en terceros, desnaturalizando todo el régimen de
responsabilidad previsto por los arts. 59 y 274 de la ley 19.550.
Tanto ha sido el celo del legislador en esta materia, que le prohí-
be al director votar por correspondencia las decisiones del'directorio,
pero en caso de ausencia podrán autorizar a otro director a hacerlo en
su nombre, siempre que existiera quorum, y su responsabilidad será
la de los directores presentes.
Sin embargo, la clara directiva del art. 266, párr. 1o, de la ley 19.550
no puede ser interpretada en el sentido de que el directorio esté im-
posibilitado de otorgar mandatos para el ejercicio de determinadas
funciones o representar al ente en la celebración de determinados
actos, como, por ejemplo desempeñarse ante determinadas oficinas
públicas, actuar en juicio o cumplir las formalidades legales para la
adquisición o transmisión de bienes, etc., pero carece de toda validez
el otorgamiento de poderes generales de administración y de disposi-
ción de los bienes sociales en favor de terceros, por implicar ello una
flagrante violación a la clara exigencia de indelegabilidad de funcio-
nes previstas por el legislador.
Del mismo modo, y también con el propósito de agilizar y pro-
fesionalizar la administración de la sociedad anónima en todas sus
áreas o en sectores, el art. 270 de la ley 19.550 autoriza al directorio a
designar gerentes generales o especiales, sean directores o no, revo-
EL DIRECTORIO 463

cables libremente por decisión del directorio, en quienes solo pueden


delegarse las funciones ejecutivas de la administración. Los gerentes
responden ante la sociedad y los terceros por el desempeño desucar-
go en la misma extensión y forma que los directores, y su designación
no excluye la responsabilidad de los directores.
Pero debe quedar claro que las facultades del gerente de la socie-
dad anónima son de administración ordinaria, pero nunca de admi-
nistración extraordinaria y menos de disposición, careciendo de toda
atribución para contratar en nombre de la sociedad, salvo que hubie-
se sido otorgado un poder especial en su favor.
La designación de gerentes, que por lo general se encuentran
vinculados con la sociedad por medio de un contrato de trabajo, en-
cuentra fundamento en las grandes empresas, en las cuales no es ra-
zonable exigir a los directores cualidades específicas para el idóneo
desempeño en todas sus áreas. El gerenciamiento de la empresa o de
ciertas actividades de ella se presenta de tal manera como una medi-
da de sana y prudente administración.

§ 224. EL COMITÉ EJECUTIVO

Aun cuando su constitución no importa delegación de funciones por


parte del directorio, en la medida en que este cuerpo está exclusivamente
integrado por directores, el art. 269 de la ley 19.550 permite organizar un
comité ejecutivo que tenga a su cargo únicamente la gestión de los nego-
cios ordinarios de la sociedad. Su constitución requiere cláusula estatu-
taria permisiva y su fundamento lo constituye la necesidad de agilizar la
toma de decisiones, no solo en las operaciones cotidianas con terceros,
sino en las relaciones internas, ya sea el gobierno del personal, contabili-
dad de la empresa, situación impositiva, relaciones con las entidades
bancarias o crediticias o autoridades administrativas, etcétera.
El directorio de la sociedad, que es el órgano que designa de entre
ellos a los integrantes del comité ejecutivo, debe vigilar y controlar
su actuación, sin perjuicio de ejercer las demás atribuciones legales y
estatutarias que le correspondan. La organización del comité ejecuti-
vo no modifica las obligaciones y responsabilidades de los directores.

§ 225. FUNCIONAMIENTO DEL DIRECTORIO

Hemos dicho que hace a la esencia del directorio su carácter cole-


giado -salvo el directorio unipersonal-, por lo que no es de extrañar
464 RICARDO A. NISSEN

que el art. 267 de la ley 19.550 exija su reunión por lo menos cada tres
meses, salvo que el estatuto obligase a un mayor número de reuniones
y sin perjuicio de las que se pudieran celebrar a pedido de cualquier
director, en cuyo caso la convocatoria será hecha por el presidente del
directorio para unirse dentro del quinto día de recibido el pedido. En
su defecto, podrá convocarla cualquiera de los directores y la convo-
catoria deberá indicar los temas a tratar.
El directorio es quien debe determinar el contenido de la voluntad
de la sociedad. El presidente solo tiene facultades para declarar y ejecu-
tar las decisiones de ese órgano, y si bien frente a terceros la delibera-
ción del directorio y la aprobación de determinada operación es cues-
tión intrascendente (art. 58, ley 19.550), quedando obligada la sociedad
por la actuación de su representante legal, la falta de decisión del direc-
torio sobre tal operación es suficiente argumento para apartarlo de tal
cargo y proceder a su remoción del órgano de administración.
La ley 19.550 no define cuáles son las cuestiones que deben nece-
sariamente ser objeto de resolución por parte del directorio, aunque
parece de toda evidencia excluir a las operaciones cotidianas de na-
turaleza mercantil o de organización interna de la sociedad. Por el
contrario, deben ser objeto de consideración por parte del directorio
la delegación de funciones (otorgamiento de poderes), venta de bienes
registrables, operaciones que exceden el giro habitual de los negocios,
convocatoria a asambleas de accionistas, designación de gerentes e
integrantes del comité ejecutivo, otorgamiento de licencias a los di-
rectores, contrataciones de profesionales, etcétera.
El estatuto debe reglamentar la constitución y funcionamiento del
directorio. El quorum no podrá ser inferior a la mayoría absoluta de
sus integrantes (art. 260, ley 19.550).
Los directores deben actuar con la lealtad exigida por el art. 59 de
la ley 19.550, y por ello, cuando tuviere interés contrario al de la socie-
dad, deberá hacerlo saber al directorio y a los síndicos, y abstenerse
de intervenir en la respectiva deliberación, so pena de incurrir en la
responsabilidad prevista por aquella norma (art. 272, ley 19.550).
Las decisiones del directorio son impugnables de nulidad cuan-
do violen la ley, el estatuto o reglamento, afecten el interés social o
aprueben un acuerdo que beneficia exclusivamente a los integrantes
del grupo de control. Si bien la ley 19.550 no ha previsto la acción de
impugnación de decisiones del directorio, la doctrina y jurispruden-
cia han admitido tal posibilidad en forma uniforme.
EL DIRECTORIO 465

La falta de regulación legal de esta acción ha dado margen para


diversas interpretaciones, pero entendemos aplicable el art. 251 de la
ley 19.550 en lo que fuera compatible. De tal manera, son sujetos le-
gitimados para demandar la nulidad de decisiones del directorio los
accionistas, directores que no contribuyeron a formar tal acuerdo y
los integrantes del órgano de fiscalización. El plazo de prescripción de
la acción no puede ser mayor al previsto para atacar de nulidad una
decisión asamblearia (tres meses) y debe computarse para los direc-
tores o síndicos que hubiesen sido notificados de la celebración de la
reunión desde el día de su clausura y para los accionistas desde que
tomaron conocimiento de la decisión viciada de nulidad.

§ 226. PROHIBICIÓN DE CONTRATAR CON LA SOCIEDAD

Como principio general, no hay obstáculo legal para que el di-


rector pueda celebrar los contratos que sean de la actividad en que
esta opere, siempre que se celebren en las condiciones de mercado.
El art. 271 de la ley 19.550, que contempla la cuestión, ha cambiado
el criterio que imperaba durante la vigencia del Código de Comercio
que, para evitar el empleo abusivo del cargo de director y la consuma-
ción de perjuicios para la sociedad, prohibía la celebración de contra-
tos entre ellos.
La ley permite hoy dicha contratación, pero sometiéndola a dos
requisitos fundamentales de validez: a) que el objeto de dicho con-
trato se limite a la actividad normal del ente, y b) que la operación se
celebre en las condiciones de mercado. Adviértase que la fórmula del
legislador se adapta a las prácticas habituales del tráfico mercantil,
pues no limita esos contratos al "objeto" del ente sino a su "actividad
normal", con lo que se evita la nulidad de determinados contratos que
son conexos y necesarios para el giro empresario, como, por ejem-
plo, los préstamos dinerarios efectuados por un director; del mismo
modo, la referencia a las condiciones de mercado permite brindar de-
terminados beneficios que por lo general se otorgan a clientes o terce-
ros, siempre y cuando tales bonificaciones sean habituales y no medie
con ello un aprovechamiento por parte del director.
Los contratos que no reúnan los requisitos del párrafo anterior
solo pueden celebrarse previa aprobación del directorio o conformi-
dad de la sindicatura si no existiese quorum. De estas operaciones
deberá darse cuenta a la asamblea de accionistas, la cual puede des-
aprobar los contratos celebrados, lo que determinará su nulidad y la
466 RICARDO A. NISSEN

responsabilidad solidaria de los directores y síndicos por los daños y


perjuicios irrogados a la sociedad (art. 271, ley 19.550).
Aplicando tales principios, la jurisprudencia de nuestros tribu-
nales comerciales ha declarado la nulidad de la transferencia de un
fondo de comercio efectuada por la sociedad en favor de uno de sus
directores, por tratarse de un acto extraordinario de administración
que no encuadra dentro de la actividad normal o corriente del ente.
Del mismo modo, si bien se ha aceptado en términos generales la va-
lidez del contrato de mutuo efectuado por un director con la sociedad
cuando los fondos fueron afectados al giro social, tal operación resul-
ta nula tratándose de un préstamo dinerario efectuado por una com-
pañía aseguradora en favor de sus directores, por ser actuación ajena
al objeto social limitado de las sociedades con esa actividad.

§ 227. ACTOS EN COMPETENCIA

Dispone el art. 273 de la ley 19.550 que "El director no puede parti-
cipar por cuenta propia o de terceros, en actividades en competencia
con la sociedad, salvo autorización expresa de la asamblea, so pena de
incurrir en la responsabilidad del art. 59".
La ley no circunscribe la prohibición de competir que pesa sobre
los directores de sociedades anónimas o actuaciones habituales efec-
tuadas en competencia, sino también las esporádicas, pues la lealtad
que les exige el art. 59 de la ley 19.550 debe mantenerse durante todo
el desempeño del cargo. Del mismo modo, tal prohibición no se limita
a la intervención del director que actúa en nombre y por cuenta pro-
pia, sino también de terceros, ya sea como directores, administrado-
res o controlantes de otra sociedad que desarrolla idéntica actividad,
o como mandatarios, comisionistas, gestores de negocios, etcétera.
La violación a la prohibición de competir no solo genera respon-
sabilidad al director que ha infringido el art. 273 de la ley 19.550,
sino que también constituye justa causa para la remoción del cargo
que desempeña.

§ 228. RENUNCIA Y REMOCIÓN DE LOS DIRECTORES

La renuncia de los directores está prevista por el art. 259 de la ley


19.550, el cual establece: "El directorio deberá aceptar la renuncia del
director, en la primera reunión que celebre después de presentada,
EL DIRECTORIO 467

siempre que no afectare su funcionamiento regular y no fuere dolo-


sa o intempestiva, lo que deberá constaren el acta pertinente. De lo
contrario, el renunciante debe continuar en funciones hasta tanto la
próxima asamblea se pronuncie".
Ello significa que la renuncia del director no surte efectos en tanto
no haya sido aceptada y el renunciante debe permanecer en funcio-
nes hasta el pronunciamiento de la próxima asamblea.
Aun cuando el art. 259 no establece sanción expresa al incum-
plimiento del directorio de expedirse sobre la renuncia presentada,
debe necesariamente interpretarse que la omisión del órgano de
administración de reunirse dentro del plazo previsto por el art. 267
constituye una concreta manifestación de voluntad en el sentido de
la aceptación de la renuncia, pues frente a la dimisión, el directorio
tiene obligación de expedirse, conforme a lo dispuesto por el art. 263
del Cód. Civ. y Com. Con todo acierto ha sido sostenido que el art. 259
de la ley 19.550 consagra un incuestionable derecho al director renun-
ciante a que se considere de inmediato su renuncia y, correlativamen-
te, obtenga un pronunciamiento al respecto: rechazo o aceptación,
explícita o implícita. Por ello parece inaceptable convalidar el silen-
cio, la morosidad, a la postre perjudicial para la sociedad, además del
grave cargo para el órgano receptor por admitir la indefinida perma-
nencia de un director renunciado.
Si bien la sociedad es la única legitimada para la inscripción de la
renuncia de los directores en el Registro Público, cumpliendo la carga
prevista por el art. 60 de la ley 19.550, y a los efectos de no perjudicar
a los directores renunciantes cuando la asamblea no se pronuncia so-
bre el particular, la Inspección General de Justicia tiene previsto, en
los arts. 124 a 126 de la resolución general 7/2015 un procedimiento
para facilitar esa desvinculación y no agravar la responsabilidad del
director dimitente.
La designación de los directores es revocable exclusivamente por
la asamblea de accionistas (art. 234, inc. 2°, ley 19.550), sin necesidad
de justificar la causa. El estatuto no puede restringir ni suprimir la
revocabilidad del cargo, lo cual encuentra explicación a los fines de
dejar en libertad de acción a los accionistas para elegir a los adminis-
tradores que consideren más idóneos.
Cualquier accionista puede demandar la remoción por vía judi-
cial de uno, varios o todos los directores, pero para ello es necesario
que previamente lleven la cuestión al ámbito interno de la sociedad,
468 RICARDO A. NISSEN

denunciando la presunta mala administración de los directores e in-


vocando las causas, imputadas personalmente. Sin embargo, la ne-
cesidad de agotar el debate dentro del cauce de los estatutos no debe
llevar a sostener la necesidad del accionista de solicitar judicialmente
la convocatoria a asamblea, pues exigida esta, a los directores o sín-
dico, con resultado infructuoso, debe considerarse concluida la vía
extrajudicial.
La promoción de la acción de remoción contra los directores y
contra los síndicos o miembros del consejo de vigilancia no exige la
acreditación de los daños y perjuicios sufridos por la sociedad como
consecuencia de su mala gestión, salvo que se acumule a aquella la
acción de responsabilidad. Debe quedar en claro que la acción de re-
moción se justifica por la sola existencia de actuaciones prohibidas a
los directores, que impliquen violación a los deberes de lealtad y dili-
gencia exigidos por el art. 59 de la ley 19.550 a todo administrador de
sociedad comercial, no resultando requisito indispensable la existen-
cia de perjuicios.
La promoción de la acción de remoción contra directores de la
sociedad anónima requiere, además de la presencia de la sociedad
como sujeto pasivo legitimado, la citación personal de ellos al proceso
y oírsele sobre el atribuido mal desempeño, pues jamás podría remo-
verse de su cargo a tal persona sin reconocérsele antes la posibilidad
de ejercer su derecho de defensa.
La decisión asamblearia o judicial que remueve por justa causa a
un director implica automáticamente el cese de sus funciones como
gerente de la misma sociedad, atento a que la lealtad y diligencia exigi-
da por el legislador es requisito indispensable para el cumplimiento de
tales funciones. Principios elementales de congruencia interpretativa
autorizan a sostener la inadmisibilidad de mantener como gerente a
la misma persona física que fue desplazada del directorio por conduc-
tas incompatibles con la administración de una sociedad. Del mismo
modo, la remoción con causa de los directores impide su reelección.
Las cuestiones relativas a la remoción de los directores y síndicos
no pierden virtualidad con la quiebra de la sociedad administrada,
atento a las facultades residuales que le competen al órgano natural
de administración durante ese procedimiento.
Jurisprudencialmente han sido admitidas como justas causas de
remoción de los directores el abandono de la actividad comercial y
societaria del ente, así como la falta de confección de balances y el in-
EL DIRECTORIO 469

cumplimiento de la carga de llevar contabilidad en legal forma; la an-


tedatación de actas de los órganos colegiados; la falta de convocatoria
a asamblea de accionistas; la violación del derecho de información
de los accionistas, así como el deber de impugnar las asambleas con-
trarias a la ley, estatuto y reglamento, y haber permitido el retiro de
utilidades anticipadas por parte de los socios, a cuenta de dividendos
futuros; la votación de su propia gestión administradora; la retención
por las acciones por parte de alguno de los directores, impidiendo a
algunos accionistas el ejercicio de sus derechos, etcétera.

§ 229. RESPONSABILIDAD DE LOS DIRECTORES

Los directores de las sociedades anónimas responden ilimitada y


solidariamente hacia la sociedad, los accionistas y los terceros por el
mal desempeño de su cargo, según el criterio de lealtad y diligencia
previsto por el art. 59 de la ley 19.550, así como por la violación de la
ley, estatuto o el reglamento, y por cualquier otro daño producido por
dolo, abuso de facultades o culpa grave (art. 274, párr. 1°, ley 19.550).
Si bien por aplicación de la teoría del órgano, los actos reprocha-
bles de los directores se imputan a la sociedad en cuanto a sus con-
secuencias patrimoniales, ello de manera alguna descarta la respon-
sabilidad de aquellos frente a la sociedad, sus accionistas o terceros,
pues el elemento psicológico que la persona física aporta al órgano del
ente colectivo que integra constituye el fundamento de la responsa-
bilidad personal de los directores por las consecuencias dañosas que,
en definitiva, produce el comportamiento social. La responsabilidad
de los integrantes del directorio surge, así, como una responsabilidad
coexistente o complementaria al de la sociedad.
Al ser el directorio un órgano colegiado, la responsabilidad de sus
integrantes nace con su mera integración, de manera que cualesquie-
ra que fueren las funciones que efectivamente cumpla, su responsa-
bilidad surge de la actividad desarrollada por el órgano, aun cuando
el director no haya participado directamente en los hechos que moti-
van la responsabilidad, sin perjuicio de lo dispuesto por el párr. 2° del
art. 274 de la ley 19.550. En otras palabras, la responsabilidad solidaria
e ilimitada de los directores es consecuencia del carácter colegiado
del órgano, que impone a cada uno de sus integrantes un deber de
vigilancia o control de la totalidad de la gestión empresaria y la in-
vocación de no haber tenido injerencia en la administración de los
negocios sociales no entraña causal exculpatoria alguna.
470 RICARDO A. NISSEN

La ley 19.550, al describir los hechos generadores de responsabili-


dad de los directores de las sociedades anónimas, ha incluido a la cul-
pa grave, en el entendimiento de que el riesgo empresario que carac-
teriza al tráfico mercantil impone adoptar con celeridad determinados
criterios que pueden resultar posteriormente desafortunados. De ello
se deriva la necesaria "gravedad" de la culpa como fuente de respon-
sabilidad de los directores, aunque tal estándar de actuación debe ser
interpretado restrictivamente, habida cuenta de la precisa aplicación a
dichos funcionarios del principio establecido por el art. 1275 del Cód.
Civ. y Com., conforme al cual cuanto mayor sea el deber de obrar con
prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación
que resulte de las consecuencias posibles de los hechos.
La responsabilidad solidaria e ilimitada de los directores impues-
tas por expresa directiva del art. 274 de la ley 19.550 solo se encuentra
limitada cuando se hubieran asignado funciones en forma personal
de acuerdo con lo establecido en el estatuto, reglamento o decisión
asamblearia, y se haya inscripto tal asignación en el Registro Público.
Ello no implica necesariamente la desvinculación del director por las
consecuencias de actuaciones sociales dañosas acaecidas en áreas de
la empresa donde aquel no desempeñara funciones, sino simplemente
que la imputación de la responsabilidad la hará el juez atendiendo a la
actuación individual, siempre y cuando, se reitera, la asignación par-
ticular de funciones se hubiera inscripto en los registros mercantiles.
La jurisprudencia de nuestros tribunales comerciales se ha ex-
pedido reiteradamente sobre las causales generadoras de responsa-
bilidad, incluyéndose entre ellas la insuficiencia patrimonial de la
sociedad, como consecuencia de conductas de los administradores
que configuran mal desempeño de su cargo; la venta a precio vil de
bienes sociales, la realización del total del activo sin transitar la etapa
liquidatoria, la percepción de honorarios en exceso a los límites pre-
vistos por el art. 261 de la ley 19.550; la concertación de préstamos en
favor de la sociedad con intereses excesivos; el incumplimiento de su
obligación de conservar el activo social; el abandono de sus funcio-
nes, etcétera.

§ 230. LAS ACCIONES DE RESPONSABILIDAD

Las acciones de responsabilidad contra los directores de las so-


ciedades anónimas se clasifican en sociales e individuales. La acción
social de responsabilidad corresponde en principio a la sociedad, pre-
EL DIRECTORIO 471

via resolución de la asamblea de accionistas, que puede ser adoptada,


aunque no conste en el orden del día si es consecuencia directa de la
resolución del asunto incluido en este. Tal resolución producirá la re-
moción del director o directores afectados y obligará a su reemplazo.
La acción social de responsabilidad puede ser también iniciada
por cualquier accionista que se hubiera opuesto a la aprobación de la
gestión de los directores imputados de mal desempeño de su cargo.
La acción de responsabilidad individual ha sido otorgada a los ac-
cionistas o terceros por el art. 279 de la ley 19.550, los cuales conservan
siempre el ejercicio de ellas. Se trata de acciones encaminadas a de-
fender el patrimonio personal de aquellos por las inconductas de los
directores. En forma por demás equivocada, la doctrina y la jurispru-
dencia mayoritarias han restringido la procedencia de esta acción al
resarcimiento de los daños "directos" sufridos por el accionista y no a
los "indirectos", definidos como el ocasionado al valor de las acciones
de las que aquel es titular, aunque esta conclusión es de difícil aplica-
ción ante lo dispuesto por el art. 1739 del Cód. Civ. y Com., que incluye
al "daño indirecto" dentro del concepto de indemnización. Tal con-
clusión implica una grave confusión de conceptos, pues las acciones
constituyen un bien con valor patrimonial autónomo incorporado al
patrimonio personal del accionista, careciendo de todo fundamento
pretender, como sostiene esa equivocada línea de pensamiento, que
al accionista solo le cabe promover la acción social de responsabilidad
para recomponer el patrimonio dé la sociedad y de esa manera bene-
ficiarse "indirectamente", pues ello no solo no se encuentra previsto
por el art. 279, que define a la acción individual de responsabilidad,
sino que tampoco surge del ordenamiento común la necesidad de
promover prioritariamente acciones subrogatorias cuando se cuenta
con acciones directas expresamente reconocidas por la ley.
Si bien la promoción de ambas acciones de responsabilidad requie-
ren la configuración de todos los presupuestos exigidos por la teoría
general de la responsabilidad civil (demostración del incumplimiento
o infracción, existencia de un perjuicio patrimonial real y efectivo, y
adecuada relación de causalidad entre tal inconducta y el daño cau-
sado), existen grandes diferencias entre ellas, pues tratándose de la
acción social, los resultados obtenidos beneficiarán exclusivamente
a la compañía, mientras que en las acciones individuales de respon-
sabilidad, el sujeto legitimado activamente (accionistas o terceros) no
actúa en representación de la sociedad perjudicada, sino en su interés
particular. Tales diferencias justifican que, en materia de tasa de jus-
472 RICARDO A. NISSEN

ticia y regulación de honorarios, cuando se trata de acciones sociales


de responsabilidad, el juicio debe considerarse como de monto inde-
terminado, como lo ha resuelto reiteradamente la jurisprudencia.
Si la promoción de la acción social resuelta por la asamblea no fue-
ra iniciada por la sociedad dentro del plazo de tres meses contados
desde la fecha del acuerdo, cualquier accionista puede promoverla,
sin perjuicio de la responsabilidad que resulte del incumplimiento de
la medida ordenada (art. 277, ley 19.550).
La promoción de la acción social uti singuli, esto es, por los ac-
cionistas disconformes con la decisión asamblearia aprobatoria de la
gestión, no requiere que aquellos deduzcan contemporáneamente la
acción de nulidad de tal acuerdo, pues basta la simple oposición, en
el mismo acto asambleario, a la liberación de la responsabilidad de
los directores imputados, para encontrarse suficientemente legitima-
dos para iniciar las acciones de responsabilidad contra ellos, siempre
y cuando los accionistas que la promuevan reúnan por lo menos el
cinco por ciento del capital social, porque para ellos la decisión asam-
blearia aprobatoria de la gestión de los directores imputados no es
vinculante por expresa directiva del art. 275 de la ley 19.550. Por el
contrario, si el accionista promotor de la acción de responsabilidad
no reúne tal porcentaje accionario, está obligado a acumular esa de-
manda a la nulidad de la decisión asamblearia que hubiera aprobado
la gestión de los directores demandados.
En caso.de quiebra de la sociedad, la acción social puede ser ejer-
cida o continuada por el representante del concurso, y en su defecto,
se ejercerá por los acreedores individualmente, siendo inoponible al
concurso cualquiera de las formas de extinción de la responsabilidad
prevista en el art. 275 de la ley 19.550.
Si bien el art. 278 se refiere a la acción social de responsabilidad
prevista en el art. 276 de la ley 19.550, adaptada a la situación falencia!
de la sociedad, existe entre ellas algunas diferencias que sin embargo
no la hacen perder el carácter de "social" en el sentido de que su pro-
ducido ingresará a la masa. Tales diferencias se centran en los sujetos
legitimados para deducirlas, pues sin perjuicio de la innegable obliga-
ción del síndico para promoverla, se encuentran también autorizados
para hacerlo los acreedores individualmente, en caso de inacción de
aquel. Pero debe quedar suficientemente en claro que, en este último
caso, no se trata de las acciones individuales otorgadas a los terceros
EL DIRECTORIO 473

por el art. 279 de la ley 19.550, pues estos conservan siempre las accio-
nes tendientes a la recomposición de su patrimonio personal.
Las acciones sociales de responsabilidad contra los directores
prescriben a los tres años, de conformidad con lo establecido por el
art. 2561, párr. 2°, del Cód. Civ. y Com., por tratarse de acciones ori-
ginadas en daños derivados de la responsabilidad civil. El punto de
partida para el curso del plazo prescriptivo de la acción de respon-
sabilidad contra los directores debe computarse desde que la acción
respectiva se encuentra en condiciones de ser ejercida, esto es, desde
que el director o administrador imputado haya sido declarado res-
ponsable por decisión asamblearia o dentro de los tres meses de la
fecha de la asamblea si la acción social es ejercida uti singuli por cual-
quier accionista.
Las acciones individuales de responsabilidad previstas por el
art. 279 de la ley 19.550 prescriben también a los tres años de acaecido
el hecho generador de responsabilidad, por aplicación del art. 2561,
párr.' 2°, del Cód. Civ. y Com., siendo desde todo punto de vista indife-
rente la adopción de acuerdos asamblearios que hubiesen declarado
tal responsabilidad.
En el caso previsto por el art. 278 de la ley 19.550 (acción social de
responsabilidad en caso de quiebra), el plazo de prescripción de tal ac-
ción es exactamente el mismo -tres años-, pero computados desde la
fecha de la declaración de quiebra, pues quien debe promover la misma
es un tercero -el síndico- que ha sido ajeno al funcionamiento de la
sociedad, al menos hasta la declaración judicial de falencia.

§ 231. EXIMICIÓN Y EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD


DE LOS DIRECTORES

Dispone el art. 274, in fine, de la ley 19.550: "Queda exento de res-


ponsabilidad el director que participó en la deliberación o resolución
o que la conoció, si deja constancia escrita de su protesta y diere noti-
cia al síndico antes de que su responsabilidad se denuncie al directo-
rio, al síndico, a la asamblea, a la autoridad competente, o se ejerza la
acción judicial".
La redacción de la norma parece circunscribir el supuesto de
exención de responsabilidad a la existencia de causas generadoras de
tal efecto derivadas de una decisión del directorio, pero entendemos
que una interpretación finalista lleva a concluir que la actuación que
474 RICARDO A. NtSSEN

se exige del director para liberarse de la responsabilidad vale también


cuando el hecho generador proviene de una actuación de cualquier
director o del representante legal de la sociedad, sin mediar acuerdo
del órgano de administración.
Por otra parte, la responsabilidad de los directores y gerentes
respecto de la sociedad se extingue por aprobación de su gestión o
por renuncia expresa o transacción resuelta por la asamblea, si esa
responsabilidad no es por violación de la ley, estatuto o reglamento
y si no media oposición del 5% del capital social, por lo menos. La
extinción es ineficaz en el caso de liquidación coactiva o concursa!
(art. 275, ley 19.550).
CAPÍTULO XXIV

EL ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS


SOCIEDADES ANÓNIMAS. EL CONSEJO
DE VIGILANCIA Y LA SINDICATURA.
LA FISCALIZACIÓN EXTERNA

§ 232. EL ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE


LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS

La ley 22.903, que reformó en el año 1983 el texto original de la ley


19.550, modificó sustancialmente el régimen de control interno de las
sociedades por acciones.
Hasta ese momento, toda sociedad anónima debía organizar obli-
gatoriamente un órgano de control, existiendo para los fundadores
dos posibilidades:
a) La creación de un consejo de vigilancia, integrado por tres a quin-
ce accionistas, designados por la asamblea y libremente revocables.
b) La constitución de una sindicatura, que es un órgano profesional,
integrado por abogados, contadores o sociedades civiles integradas por
ellos, que pueden ser de composición unipersonal o plural (en este caso
designado "comisión fiscalizadora"), cuya existencia es obligatoria
cuando la sociedad anónima estuviera comprendida en el art. 299 de la
ley 19.550, con excepción del supuesto previsto en el inc. 2°.
Es importante recordar que la ley 19.550 en su versión original no
contemplaba el control individual y personal de los accionistas sobre
gestión y dirección de la sociedad.
El sistema debió ser reformado, aun cuando la ley 22.903 no acla-
ró el régimen legal del consejo de vigilancia, de muy limitada recep-
ción en nuestro medio y que tantas lagunas presenta. Las modifica-
ciones efectuadas al texto original de la ley 19.550 consistieron en
476 RICARDO A. NISSEN

eliminar la obligatoriedad de la sindicatura para las sociedades no


comprendidas en el art. 299, la cual pasó a ser un órgano optativo, de
modo tal que, si el estatuto no preveía su funcionamiento, rige para
todos los accionistas el control individual previsto por el art. 55 del
ordenamiento societario.
Es muy difícil advertir en nuestro medio una sindicatura que res-
pete las obligaciones impuestas por la ley 19.550, pues el origen de su
designación, esto es, por mayoría absoluta de sus miembros en la asam-
blea ordinaria, la cual también fija su remuneración, conspira contra la
independencia de actuación del funcionario sindical, a punto tal que
la práctica habitual societaria nos demuestra que el síndico casi nunca
cumple con las obligaciones que imperativamente le manda el art. 294
de la ley 19.550 y se limita a desempeñar, muchas veces, funciones in-
compatibles con la naturaleza de su función, como la de actuar como
contador auditor o certificante de los balances, consintiendo por otro
lado actuaciones de los restantes órganos societarios que muchas veces
se encuentran reñidas con expresas normas de la ley 19.550.
Por ello debemos aplaudir las reformas efectuadas por la ley
22.903, pues nadie mejor para controlar la administración de la socie-
dad y la marcha de los negocios sociales que los propios accionistas,
quienes pueden examinar los libros y papeles sociales en cualquier
momento y recabar del administrador los informes que estimen per-
tinentes (art. 55, ley 19.550). Es de lamentar, sin embargo, que la fi-
losofía de esa modificación no fuera comprendida por los tribunales
mercantiles, los cuales, en la mayoría de los casos, se han mostrado
sumamente restrictivos en lo que se refiere al ejercicio del derecho de
información por parte de todos los integrantes de la sociedad y con
muy escasa predisposición para adoptar medidas contra la sociedad,
cuando dicho derecho ha sido violado o menoscabado.

§ 233. EL CONSEJO DE VIGILANCIA

Se trata de un órgano de fiscalización colegiado, no profesional,


integrado por tres a quince accionistas, cuya existencia deberá estar
expresamente prevista por el estatuto, el cual deberá reglamentar su
organización y funcionamiento (arts. 280 y 281, ley 19.550).
La regulación del consejo de vigilancia es deficiente, pues cuan-
do se refiere al nombramiento de sus miembros, el art. 280 establece
que serán designados por la asamblea de accionistas, conforme a los
EL ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS... 477

arts. 262 y 263, lo cual peca de escasa factura técnica, pues se trata de
sistemas de elección que no siempre son compatibles, en especial si
se advierte que el art. 234, inc. 2°, de la ley 19.550 establece la compe-
tencia de la asamblea ordinaria para la designación de los miembros
de la sindicatura.
Intentando una interpretación coherente, la ley parece prescribir
que, si existiesen diversas clases de acciones, la designación de los
consejeros de vigilancia deberá hacerse por asambleas especiales in-
tegradas por los titulares de cada clase y que, fuera de este supuesto,
el nombramiento de ellos deberá hacerse por asamblea general ordi-
naria, en donde el voto acumulativo resulta obligatorio.
La designación de los integrantes del consejo de vigilancia es li-
bremente revocable y tanto su nombramiento como desvinculación
deben inscribirse en el Registro Público.
El funcionamiento del consejo de vigilancia, sin perjuicio de su
necesaria reglamentación por el estatuto, se rige en subsidio por las
normas de funcionamiento del directorio, siendo también aplicables
para sus integrantes lo dispuesto en materia de renuncia de los direc-
tores, su régimen de remuneración, las incompatibilidades y prohi-
biciones, su actuación personal e indelegable, la prohibición de tener
interés contrario al de la sociedad y actuar en competencia, así como
el régimen de responsabilidad de los directores.
Son atribuciones y deberes del consejo de vigilancia:
l. Fiscalizar la gestión del directorio. A tal efecto puede examinar la
contabilidad social, los bienes sociales, realizar arqueos de caja, sea di-
rectamente o por peritos que designe, recabar informes sobre contratos
celebrados o en trámite de celebración, aun cuando no excedan de las
atribuciones del directorio. Por lo menos trimestralmente, el directorio
presentará al consejo informe escrito acerca de la gestión social.
2. Convocar a asamblea cuando lo estime conveniente o lo requie-
ran accionistas que representen más del 5% del capital social.
3. Aprobar determinada clase de actos o contratos celebrados por
los directores, siempre y cuando el estatuto les otorgue especialmente
esta función. La falta de aprobación por parte del consejo de vigi-
lancia autoriza al directorio a recurrir a la asamblea de accionistas,
pero jamás puede ser invocada esa falta de autorización por la socie-
dad para desconocer el cumplimiento de los contratos celebrados
por su representante legal.
478 RICARDO A. NISSEN

4. Elegir a los miembros del directorio, cuando lo establezca el


estatuto, sin perjuicio de su revocabilidad por la asamblea. En este
caso, la remuneración de los directores será fija y la duración en el
cargo puede extenderse a cinco años.
5. Presentar a la asamblea sus observaciones sobre la memoria
del directorio y los estados contables sometidos a consideración.
6. Designar una o más comisiones para investigar o examinar
cuestiones o denuncias de accionistas o para vigilar la ejecución de
sus decisiones.
7. Las demás funciones y facultades atribuidas por el art. 294 a
los síndicos societarios.
Ahora bien, y para garantizar el cumplimiento de sus funciones,
así como para evitar el abuso de mayorías, el art. 282 dispone que los
consejeros disidentes en número no menor del tercio podrán con-
vocar a asamblea de accionistas para que esta tome conocimiento y
decida acerca de la cues~ión que motiva su disidencia.
La existencia del consejo de vigilancia no supone necesariamen-
te la eliminación de la sindicatura, la cual puede coexistir. Dispone
al respecto el art. 283 de la ley 19.550 que cuando el estatuto orga-
nice el consejo de vigilancia, podrá prescindirse de la sindicatura
prevista en del art. 284 y siguientes. En tal caso, la sindicatura será
reemplazada por una auditoría anual contratada por el consejo de
vigilancia, y su informe sobre los estados contables se someterá a
consideración de la asamblea, sin perjuicio de las medidas que pue-
da adoptar el consejo. Con ello, la ley ratifica la necesidad de que los
accionistas gocen de un informe técnico, profesional e independien-
te sobre los estados contables elaborados por los directores y tomar
así conocimiento serio de su gestión y de la situación económica y
financiera de la sociedad.

§ 234. LA SINDICATURA

La fiscalización privada de la sociedad anónima está a cargo de


uno o más síndicos designados por la asamblea de accionistas, la cual
elegirá igual número de síndicos suplentes (art. 284, ley 19.550).
Las sociedades anónimas no comprendidas en el art. 299 pueden
prescindir de este órgano, siendo optativa su constitución, pero el es-
tatuto debe prever especialmente esta prescindencia. En tal caso, los
El ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS.. 479

socios poseen el derecho de control previsto por el art. 55 de la ley


19.550, pero cuando por aumento del capital social se exceda el mon-
to previsto por el inc. 2° del art. 299, para las cuales la sindicatura es
obligatoria, la asamblea que así lo resuelva debe designar síndico, sin
que sea necesaria la reforma del estatuto.

Las sociedades anónimas unipersonales deben necesariamente


contar con una sindicatura que puede ser singular, pues si bien esta
clase de sociedades anónimas están incluidas dentro del art. 299 de
la ley 19.550, esto es, sociedades sometidas a la fiscalización estatal
permanente, no existe para ellas la obligación de contar con una sin-
dicatura plural, pues la ley 27.290 del17 de noviembre de 2016 derogó
la necesidad de que las sociedades anónimas unipersonales debieran
contar con una sindicatura con un número mínimo de tres integran-
tes, como había sido dispuesto por la ley 26.994.

La elección y remoción de los síndicos, si bien deben ser objeto


de decisión de la asamblea ordinaria (art. 234, inc. 2°), conforme a
las mayorías previstas por el art. 243 de la ley 19.550 (mayoría ab-
soluta de los votos presentes), presenta algunas particularidades
para facilitar la participación de los accionistas minoritarios en di-
cho órgano y evitar abusos por parte del grupo de control. Dispone
al respecto el art. 284, párr. 3°, que en tal oportunidad cada acción
otorga un solo voto, careciendo los titulares de acciones con derecho
a más de un voto del privilegio del voto múltiple, siendo nula cual-
quier cláusula en contrario. Del mismo modo y pese al silencio de la
ley, debe concluirse que los titulares de acciones preferidas sin de-
recho a voto lo recuperan a los efectos previstos por el art. 284, pues
mantener una posición contraria llevaría al absurdo de aceptar que
determinados socios carezcan del derecho a la inspección y control
de quienes administran la sociedad, negándoles la posibilidad de
hacerlo en forma indirecta, mediante la elección de los miembros
del órgano de fiscalización.

Con la misma e idéntica finalidad, el legislador ha otorgado a los


accionistas el derecho de integrar el órgano de fiscalización, cuan-
do fuere plural en número no inferior a tres, a través del ejercicio
del voto acumulativo, en las condiciones previstas por el art. 263
(art. 289, ley 19.550).

Si existieran diversas clases de acciones, el estatuto puede auto-


rizar que a cada una de ellas corresponda la elección de uno o más
480 RICARDO A. N ISSEN

síndicos titulares e igual número de suplentes, debiendo el acto cons-


titutivo reglamentar la elección (art. 288, ley 19.550).
El estatuto debe precisar el término por el cual son elegidos los
síndicos para el cargo, que no puede exceder de tres ejercicios, aun-
que pueden ser reelegidos. Ellos deben permanecer en el cargo hasta
ser reemplazados (art. 287, ley 19.550).
En caso de vacancia, temporal o definitiva, o de sobrevenir una
causa de inhabilitación para el cargo, el síndico será reemplazado por
el suplente que corresponda, atento a la obligatoriedad de la designa-
ción de estos conforme lo manda el art. 284, párr. 1°, de la ley 19.550.
De no ser posible la actuación del síndico suplente, el directorio
convocará de inmediato a una asamblea general o de la clase, en
su caso, a fin de hacer las designaciones hasta completar el período
(art. 291, ley 19.550).

§ 235. REQUISITOS PARA DESEMPEÑARSE COMO SÍNDICO

Hemos ya explicado la intención de la ley 19.550 de jerarquizar el


ejercicio de la sindicatura, requiriendo título profesional para inte-
grar este órgano interno de fiscalización. En tal sentido el art. 285 de
la ley 19.550 requiere:
"l. Ser abogado o contador público, con título habilitante, o so-
ciedad con responsabilidad solidaria constituida exclusivamente por
estos profesionales.
"2. Tener domicilio real en el país".
No pueden ser síndicos quienes se hallan inhabilitados para ser
directores, conforme al art. 264, los directores, gerentes y empleados
de la misma sociedad o de otra controlada o controlante y los cónyu-
ges, los parientes por consanguinidad en línea recta, los colaterales
hasta el cuarto grado inclusive y los afines dentro del segundo de los
directores y gerentes generales.
La derogación del Código Civil por la ley 26.994 y, por ende, del
régimen de las sociedades civiles, obligó a modificar el art. 285 de
la ley 19.550 que en su versión original solo permitía el ejercicio en
sociedad de la sindicatura tratándose de "sociedad civil" con res-
ponsabilidad solidaria constituida exclusivamente por abogados o
contadores. Precisamente, el texto del nuevo art. 285, inc. 1o, solo
El ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS... 481

requiere integrar sociedad con responsabilidad ilimitada de sus inte-


grantes, y lo cierto es que solo podría ejercerse la sindicatura a través
de una sociedad colectiva.
Bien es cierto que el art. 24 de la ley 19.550 en su actual versión
prevé que en las sociedades no regulares, informales, simples o como
quiera denominarse a los entes comprendidos en la sección IV del
capítulo 11 de la ley 19.550, en su versión actual, los socios responden
frente a los terceros como obligados simplemente mancomunados y
por partes iguales, salvo que la solidaridad con la sociedad surja de
una expresa estipulación del contrato social, de modo que la pregun-
ta que debe ser objeto de respuesta concreta es si estas sociedades,
con semejante pacto de responsabilidad, pueden estar incluidas o no
dentro de aquellas previstas por el art. 285, inc. 1°, de la ley 19.550, y
al respecto la respuesta es negativa, pues ubicadas las mismas dentro
de la sección dedicada a las sociedades no constituidas regularmen-
te, esto es, como una anomalía al régimen de las sociedades regu-
lares previstas en el capítulo 11, a continuación del régimen de las
sociedades nulas, se estima inadmisible sostener que el legislador
societario permita a las mismas desempeñar un cargo de tanta tras-
cendencia como la sindicatura concursa!, a una sociedad que no ha
sometido su constitución a la ley que puede ser disuelta en cualquier
momento (art. 25, última parte, ley 19.550). De lo contrario, debería-
mos concluir que las sociedades previstas en la sección IV del capí-
tulo I de la ley 19.550 es un tipo social, siendo evidente que no lo son
ni existe el menor indicio en la ley 19.550 que permita llegar a seme-
jante conclusión.
De modo tal que las sociedades a las que se refiere el art. 285 de la
ley 19.550 solo pueden ser sociedades colectivas, pero no sociedades
de ninguna otra clase o tipo de los previstos en la ley. No ignoro al
respecto que ha sido sostenido que resulta posible que las sociedades
anónimas o de responsabilidad limitada puedan integrar el listado de
las compañías referidas en aquella disposición legal, pero agregan-
do a su contrato constitutivo una cláusula expresa de no limitación
de responsabilidad y solidaridad de los socios respecto del ejercicio
profesional, o sea de la relación con sus clientes, con los terceros afec-
tados por la práctica profesional y con las autoridades regulatorias
respectivas, pero no consideramos a ello posible jurídicamente, pues
se trataría de una responsabilidad diferenciada en determinados ti-
pos sociales en donde la limitación de la responsabilidad es requi-
sito esencial tipificante (arts. 146 y 163, ley 19.550), y ya llegamos a
la conclusión de que, a pesar de que las sociedades atípicas no están
482 RICARDO A. N ISSEN

ahora condenadas a la nulidad sino al sometimiento a las normas de


los arts. 21 a 26, no pueden estas sociedades estar comprendidas en
aquellos entes a los cuales la ley 19.550 les permite el ejercicio de la
sindicatura societaria, a las cuales un mínimo de seguridad jurídica
impone una trasparencia que las sociedades de la sección IV del capí-
tulo 1 de la ley 19.550 carecen.
Las inhabilidades e incompatibilidades previstas alcanzan a to-
dos los integrantes de la sociedad civil, síndico, y el solo hecho de que
alguno de ellos estuviera incurso en ella impide que dicha entidad
profesional pudiera ejercer tal cargo. En consecuencia, de producirse
alguna de las causales previstas en el art. 286 en relación con uno de
sus integrantes, debe cesar la sociedad civil en el cargo y ser reempla-
zada por el síndico suplente.
Producida una causal de impedimento durante el desempeño del
cargo, el síndico debe cesar de inmediato en sus funciones e informar
al directorio dentro del término de diez días a los efectos de convocar
al síndico suplente o llamar a asamblea general ordinaria o de clase,
para la nueva elección.
Uno de los temas más controvertidos en la materia, y vinculado a
las prohibiciones e incompatibilidades que pesan sobre los síndicos,
se presenta cuando estos desempeñan contemporáneamente como
contadores de la empresa o como auditores o contadores certificantes
de los estados contables elaborados por el directorio.
La doctrina contable ha admitido esta acumulación de funciones,
con fundamento en la economía de costos que ello supone para la
empresa y por la jerarquía que supone la certificación de los estados
contables por parte de un auditor especializado. Esta tesis es insos-
tenible, pues no solo está en pugna con lo dispuesto por el art. 286 de
la ley 19.550, que prohíbe a los síndicos ser "empleados" de la mis-
ma sociedad, concepto que debe ser interpretado en sentido amplio,
atento a la finalidad del legislador de dotar a los integrantes del ór-
gano de contralor de la mayor independencia posible con los restan-
tes órganos de la sociedad, sino que además constituye un verdadero
contrasentido mantener la función sindical y a la vez asignar tal cali-
dad al mismo contador certificante de los estados contables, pues ello
provoca una opinable situación, en la cual la misma persona indivi-
dual que ha producido los estados contables, a los que ha "auditado" o
"certificado", de seguido revisa su propia labor para dictaminar sobre
ellas como síndico.
El ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS... 483

Bien es cierto que no existe disposición legal en la ley 19.550 que


recepte esta incompatibilidad, pero sí lo hace el art. 173 del Cód. Civ.
y Com. para las asociaciones civiles, el cual dispone: "Los integrantes
del órgano de fiscalización no pueden ser al mismo tiempo integran-
tes de la comisión, ni certificantes de los estados contables de la aso-
ciación. Estas incompatibilidades se extienden a los cónyuges, convi-
vientes, parientes, aun por afinidad, en línea recta en todos los grados
y colaterales dentro del cuarto grado ... ".
Los síndicos tampoco pueden realizar actos en competencia con
la sociedad que fiscalizan, ni tener intereses contrarios a ella, debien-
do contratar con la sociedad mediando los requisitos previstos por el
art. 271 (art. 298, ley 19.550).

§ 236. ATRIBUCIONES Y DEBERES DE LA SINDICATURA

El síndico debe ejercer sus funciones en forma personal, siendo


su cargo indelegable (art. 293, ley 19.550). En el caso de sociedades
integradas por abogados o contadores rigen las normas que para las
sociedades colectivas disponen los arts. 127 a 130 de la ley 19.550.
La ley 19.550 se preocupó muy bien de evitar que la sindicatura se
convierta en un órgano pasivo de control, pues le ha otorgado a este
órgano determinados derechos y obligaciones que lo obligan a tomar
participación activa en diversos casos, como lo prevén expresamente
los arts. 294, incs. 1o, 4° y 9°, 296 y 297.
El art. 294 enumera los derechos y deberes de la sindicatura.
Ellos son:
l. Fiscalizar la administración de la sociedad, a cuyo efecto exa-
minará los libros y documentación, siempre que lo juzgue convenien-
te y por lo menos una vez cada tres meses.
2. Verificar en igual forma y periodicidad las disponibilidades y
títulos valores, así como las obligaciones y su cumplimiento; igual-
mente puede solicitar al directorio la confección de balances de
comprobación.
3. Asistir con voz, pero sin voto, a las reuniones del directorio, del
comité ejecutivo y de la asamblea, a todas las cuales debe ser espe-
cialmente citado. Esta obligación tiene su correlato en el art. 297 de
la ley 19.550, que tiende a que el síndico conozca las resoluciones ad-
ministrativas y los negocios sociales, de manera que pueda asumir su
484 RICARDO A. NISSEN

responsabilidad solidaria con los directores por los hechos u omisio-


nes de estos.
4. Controlar la constitución y subsistencia de la garantía de los
directores y recabar las medidas necesarias para corregir cualquier
irregularidad.
5. Presentar a la asamblea ordinaria un informe escrito y fundado
sobre la situación económica y financiera de la sociedad, dictaminan-
do sobre la memoria, inventario, balance y estado de resultados. Esta
es quizás la función más importante de la sindicatura y en la cual su
independencia de criterio debe manifestarse con mayor nitidez, pues
constituye un instrumento fundamental para que los accionistas, sin
cargo en el órgano de administración, puedan confiar en los estados
contables que le son presentados para su consideración y aprobación
en la asamblea ordinaria.
6. Suministrar a accionistas que representen no menos del 2% del
capital social, en cualquier momento que estos lo requieran, informa-
ciones sobre las materias que son de su competencia.
En esta materia, la sindicatura reemplaza a los accionistas en su
derecho de información sobre la marcha de los negocios sociales, por
lo que el puntual cumplimiento de esta obligación reviste especial
trascendencia en la medida en que la sindicatura ejerce la represen-
tación de los accionistas en el ejercicio de este inderogable derecho.
Resulta no solo incongruente sino hasta inconcebible que el de-
recho de información en las sociedades anónimas no incluidas en el
art. 299 de la ley 19.550 pueda ser solo otorgado a quienes son titulares
de participaciones accionarías superiores al 2% del capital social, de-
jando a los restantes socios sin la posibilidad de tomar conocimiento
sobre la dirección de la sociedad y sobre la administración del patri-
monio social. De todos modos, el límite previsto por el art. 294, inc. 6°,
no es exigible cuando el accionista necesita información para ejercer
el derecho de voto, lo que ocurre en las asambleas ordinarias que con-
sideran los balances y estados contables. En esa oportunidad, todos y
cada uno de los integrantes de la sociedad, cualquiera que sea el nú-
mero de acciones de que sean titulares, pueden recabar directamen-
te del directorio las aclaraciones necesarias para emitir su voto en la
aprobación o no de tales instrumentos.
El art. 294, inc. 6°, de la ley 19.550 prescribe que las informacio-
nes que le son solicitadas deben recaer sobre las materias que son de
EL ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS... 485

competencia de la sindicatura y entre ellas queda comprendida toda


la gestión del directorio, pues es su obligación fiscalizarla, por expresa
directiva del in c. 1o del art. 294.
El incumplimiento por la sindicatura del deber de informar, ade-
más de constituir causal suficiente de remoción, autoriza al accionis-
ta requirente a solicitar judicialmente tales informes, resultando in-
cluso procedente la designación g.e un veedor ante la actitud omisiva
del funcionario concursa!.
7. Convocar a asamblea extraordinaria cuando lo juzgue necesa-
rio y a asamblea ordinaria o asambleas especiales cuando omitiere
hacerlo el directorio.
8. Hacer incluir en el orden del día de la asamblea los puntos que
considere procedentes.
9. Vigilar que los órganos sociales den debido cumplimiento a la
ley, estatuto, reglamento y decisiones asamblearias. Esta es, en térmi-
nos generales, la función que caracteriza y justifica la existencia de la
sindicatura en la sociedad, pues a través de tal vigilancia puede ejer-
cer el control de legalidad en el funcionamiento de la sociedad que le
ha sido expresamente confiado.
10. Fiscalizar la liquidación de la sociedad.
11. Investigar las denuncias que le formulen por escrito accionis-
tas que representen no menos del2% del capital, mencionarlas en in-
forme verbal a la asamblea y expresar acerca de ellas las consideracio-
nes y proposiciones que correspondan. Debe convocar de inmediato
a asamblea para que resuelva al respecto, cuando la situación investi-
gada no reciba del directorio el tratamiento que conceptúe adecuado
y juzgue necesario actuar con urgencia.
Esta carga se relaciona con otro derecho inderogable del accionis-
ta, consistente en exigir la adecuación de la actuación de los órganos
sociales a la ley y al estatuto, haciendo las denuncias correspondien-
tes en caso de infracción. Por ello discrepo abiertamente con la limi-
tación prevista por dicha norma, pues el accionista titular de menos
del2% del capital social está privado del derecho de obtener por parte
de la sindicatura las investigaciones necesarias para dar curso a sus
denuncias, lo cual asume mayor gravedad ni bien se repare que aquel
se encuentra también privado de poner directamente en conocimien-
to de la asamblea el contenido de su denuncia, pues para convocar al
486 RICARDO A. NISSEN

órgano de gobierno necesita, cuanto menos, el 5% del capital social


(art. 236, ley 19.550).
Esperemos que una futura reforma legislativa pueda poner fin a
semejante incongruencia.
El art. 294 de la ley 19.550 no agota las obligaciones de la sindica-
tura, pues la misma ley, en otras disposiciones, se encarga de impo-
ner al funcionario sindical otras obligaciones. En tal sentido y entre
otras, el síndico debe hacer un informe fundado sobre la convenien-
cia de la reducción voluntaria del capital social (art. 203); impugnar
las decisiones de la asamblea cuando son contrarias a la ley, estatuto
o reglamento (art. 251), convocar a asamblea de accionistas en for-
ma urgente, cuando un director haya incurrido en las prohibiciones
o inhabilidades establecidas por el art. 264 o exigir la intervención de
la autoridad de control, cuando el estado de la sociedad lo requiera
(art. 301, inc. 1°).
La ley 19.550 no contempla la posibilidad del síndico de solicitar
la intervención judicial de la sociedad. aun cuando la jurisprudencia
lo ha admitido en casos verdaderamente excepcionales, cuando se ha
producido la vacancia total del directorio. Considero que, a pesar del
silencio de la ley, pues el art. 114 solo hace referencia al socio como su-
jeto legitimado para pedir esa cautelar, el síndico societario no puede
estar excluido de requerirla, en la medida en que
a) Se encuentra facultado para exigir la remoción de los directores
en determinados casos (art. 265, ley 19.550).
b) Ello hace a la ejecución de sus funciones de control, pues de ma-
nera alguna puede aceptarse que el síndico carezca de la posibilidad
de exigir judicialmente el desplazamiento de las autoridades naturales
de la sociedad cuando ha advertido, como consecuencia del ejercicio
de sus funciones, la existencia de actos u omisiones por parte de los
directores que hayan puesto en peligro a la sociedad, y tales irregula-
ridades no hayan recibido por la asamblea el tratamiento adecuado.
Esta conclusión queda reforzada cuando se trata de una sociedad
anónima unipersonal, pues cualquier director o síndico deberían po-
der recurrir a la medida cautelar prevista por los arts. 113 a 117 de
la ley 19.550, ante la imposibilidad -por la propia naturaleza de la
sociedad de un solo socio- de impugnación de los acuerdos adopta-
dos por el único socio, que pueden afectar el patrimonio o el funcio-
namiento del ente.
El ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS... 487

Los derechos de información e investigación administrativa del


síndico incluyen los ejercicios económicos anteriores a su elección
(art. 295, ley 19.550).

§ 237. REMUNERACIÓN DE LOS SÍNDICOS

Establece el art. 292 de la ley 19.550 que la función del síndico es


remunerada, lo cual es competencia exclusiva de la asamblea ordina-
ria (art. 234, inc. 2°, ley 19.550), salvo que el estatuto hubiere fijado las
pautas para ello.
A diferencia del consejo de vigilancia, la retribución de los inte-
grantes de la sindicatura no está relacionada con las ganancias de la
empresa, pues al funcionario sindical no le han sido atribuidas, direc-
ta ni indirectamente, funciones de administración.
La decisión asamblearia que aprobó la remuneración del síndico es
impugnable por este en los términos del art. 251 de la ley 19.550, sien-
do inadmisible el argumento contrario, que sostiene la inexistencia de
interés social en la cuestión, pues nada más propio de tal interés que
la razonabilidad de la remuneración de quienes por expresa norma-
tiva legal le han sido impuestos cargas y obligaciones de imperativo
cumplimiento. Valga el ejemplo del síndico societario que, contra la
voluntad del grupo de control, ha cumplido celosamente con todas sus
obligaciones y a quien se le ha asignado por ese mismo grupo, por de-
cisión mayoritaria de la asamblea, una retribución irrisoria para des-
alentarlo en la continuidad de sus funciones. Parece evidente concluir
que el síndico tiene derecho a cuestionar tal acuerdo, pues la decisión
asamblearia que retribuye inadecuadamente al síndico constituye un
acuerdo susceptible de impugnación judicial por violar la norma que
prescribe la onerosidad de la actuación de la sindicatura.
La omisión por la asamblea de accionistas autoriza al síndico a
reclamarla judicialmente por tratarse del incumplimiento de una
obligación de hacer, impuesta al órgano de gobierno por el art. 234,
inc. 2°, de la ley 19.550, en acción que prescribe a los cinco años de la
clausura que debió fijar su retribución (art. 256, Cód. Civ. y Com.).

§ 238. FUNCIONAMIENTO DE LA SINDICATURA

Cuando la sindicatura fuere plural, deberá actuar como órgano co-


legiado y se denominará "comisión fiscalizadora". El estatuto deberá
reglamentar su constitución y funcionamiento, debiendo llevar libro
488 RICARDO A. NISSEN

de Actas cuya confección se someterá a las normas previstas por el


art. 73 de la ley 19.550 y deberá ser firmada por los asistentes al cierre
de cada reunión.
No obstante su carácter colegiado, que en puridad obligaría a
todos los síndicos a respetar las decisiones de la mayoría, el art. 290
establece que tales acuerdos no son vinculantes para el síndico disi-
dente, quien tendrá los derechos, atribuciones y deberes del art. 294,
norma de indudable acierto, pues evita que una mayoría cómplice del
grupo de control enerve la actuación que se espera del órgano de fis-
calización, imponiendo una conducta omisiva por la sola fuerza de
una resolución adoptada por mayoría.

§ 239. RENUNCIA Y REMOCIÓN DE LOS SÍNDICOS

La designación de los síndicos es revocable solamente por la asam-


blea de accionistas que podrá disponerla siempre que no medie oposi-
ción del S% del capital social. Tal requisito, que se complementa con la
pérdida del voto plural en la elección y remoción de los síndicos, es im-
puesto como mecanismo de defensa ante claras situaciones de abuso y
justifica que, a renglón seguido, el art. 287, in fine, de la ley 19.550 dis-
ponga la nulidad de cualquier cláusula en contrario del estatuto.
Si la elección de los síndicos se ha hecho por clase o categoría de
acciones, su remoción se decidirá también por asamblea especial de la
misma clase, salvo que el síndico haya incurrido en las prohibiciones
o incompatibilidades previstas por el art. 286 o haya sido declarada su
responsabilidad en asamblea general ordinaria (art. 296, ley 19.550).
Cualquier accionista puede solicitar la remoción con causa del
síndico, a través de la promoción de la acción social correspondiente,
que se rige por las mismas pautas previstas para la acción de remo-
ción de los directores.
En caso de renuncia por parte del síndico, la cual debe ser presen-
tada al directorio, este será inmediatamente reemplazado por el su-
plente. De lo contrario, el directorio debe convocar a asamblea ordi-
naria o de clase para la nueva designación (art. 291, párr. 3°, ley 19.550)
en el ínterin el síndico renunciante debe continuar en sus funciones.

§ 240. RESPONSABILIDAD DE LOS SÍNDICOS

Los síndicos son ilimitada y solidariamente responsables por el


incumplimiento de las obligaciones que le imponen la ley, el estatuto
EL ORGANO DE FISCALIZACION DE LAS SOCIEDADES ANONIMAS... 489

y el reglamento, y su responsabilidad se hará efectiva por decisión


de la asamblea, la cual importará también la remoción de su cargo
(art. 296, ley 19.550).

Son también responsables solidariamente con los directores por


los hechos u omisiones de estos, cuando el daño no se hubiera produ-
cido si hubiesen actuado de conformidad con lo establecido en la ley,
estatuto, reglamento o decisiones asamblearias (art. 297, ley 19.550).

El estricto régimen de responsabilidad que la ley 19.550 pone en


cabeza de los síndicos responde a la necesidad de obligarlos a cumplir
adecuadamente con sus funciones, en el entendimiento de que un
eficaz control de la actuación del directorio evitará la consumación
de perjuicios para la sociedad. No debe olvidarse, al respecto, que la
ley los obliga a asistir a todas las reuniones de los órganos colegiados
(art. 294, inc. 3°, ley 19.550) con lo que su presencia en dichos actos
lo obligará a tomar las medidas de custodia del patrimonio social y
defensa del interés social que estimen corresponder.

Los síndicos disidentes de la voluntad mayoritaria del órgano de


fiscalización no quedan eximidos de responsabilidad por el solo he-
cho de haber votado en contra de tal decisión, pues ante ello, aquellos
deben actuar individualmente en el ejercicio de sus atribuciones y
obligaciones (art. 290, ley 19.550).

Del mismo modo, la distinta incumbencia profesional no sirve


como sustento para diferenciar la responsabilidad de los abogados y
contadores actuando como síndicos societarios, toda vez que cuentan
con los mismos deberes y atribuciones que manda la ley y con la con-
secuente responsabilidad solidaria por su incumplimiento.

Haciendo aplicación de lo dispuesto por los arts. 296 y 297 de la


ley 19.550, la jurisprudencia ha hecho responsable a los síndicos que
cooperaron con su permisividad a los excesos de poder de los direc-
tores, permitiendo la disposición de bienes sociales en favor de otra
sociedad, en las cuales aquellos eran accionistas, afectando de esta
manera el patrimonio de la sociedad. De la misma manera, se apli-
caron aquellas normas al síndico que no concurrió a las reuniones
de directorio en donde se resolvieron actos contrarios al interés de
la sociedad.
Las acciones de responsabilidad contra los síndicos se rigen por
los arts. 274 y 279, por expresa remisión del art. 298 de la ley 19.550.
490 RICARDO A. NISSEN

§ 241. FISCALIZACIÓN ESTATAL O EXTERNA

Además de la fiscalización interna de las sociedades anónimas, la


ley 19.550 ha impuesto un régimen de control externo, a cargo de la
Inspección General de Justicia de la Capital Federal, cuyos alcances
difieren según la clase de sociedad de que se trata:
a) Si se trata de las sociedades comprendidas en el art. 299, esto
es, aquellas que hagan oferta pública de sus acciones (inc. 1°); tengan
un capital social superior a la suma de 40.000.000 pesos (inc. 2°); sean
de economía mixta o de participación estatal mayoritaria (inc. 3°);
realicen operaciones de capitalización, ahorro o en cualquier forma
requieran dinero o valores al público con promesa de prestaciones o
beneficios futuros (inc. 4°); exploten concesiones o servicios públicos
(inc. so); se trate de sociedad controlada o controlante por algunas de
las sociedades referidas en los incisos anteriores (inc. 6°); o se trata de
sociedades anónima unipersonales (inc. 7°), estas se encuentran so-
metidas, además del control de legalidad en el acto de su constitución,
a la fiscalización permanente por parte de la autoridad de control de
su domicilio, durante su funcionamiento, disolución y liquidación. Se
aclara que salvo las sociedades anónimas unipersonales, las demás
sociedades comprendidas en el art. 299 deben contar con un directo-
rio integrado de tres directores como mínimo, pues por disposición
expresa de la ley 27.290, que reformó el art. 255, las SAU pueden con-
tar con solo un integrante, y con la misma filosofía, dicha ley modificó
el art. 284 de la ley 19.550, eximiendo de la sindicatura plural impar a
las sociedades incluidas en el art. 299 de la ley 19.550, a aquellas com-
pañías mencionadas en los incs. 2° y 7° del art. 284 -sociedades de
un capital social superior a la suma de pesos 40.000.000 y sociedades
anónimas unipersonales-, las cuales pueden integrar el órgano de
control interno con solo un síndico.
b) Si la sociedad anónima no se encuentra incluida entre aquellas
compañías mencionadas por el art. 299, su fiscalización estatal se li-
mitará al contrato constitutivo, sus reformas y variaciones del capital
y valuación de sus aportes en especie (art. 300, ley 19.550), pero la au-
toridad de control podrá ejercer funciones de vigilancia en cualquiera
de los siguientes casos:

l. Cuando lo soliciten accionistas que representen el 10% del ca-


pital suscripto o lo requier.a cualquier síndico, pero en este caso se
limitará a los hechos que frenen la presentación.
El ÓRGANO DE FISCALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS... 491

2. Cuando lo considere necesario, según resolución fundada, en


resguardo del interés público.

En ejercicio de sus funciones, la autoridad de control está faculta-


da para solicitar del juez del domicilio de la sociedad:

a) La suspensión de las resoluciones de sus órganos, si ellas fueren


contrarias a la ley, al estatuto o reglamento. Esta atribución comple-
menta lo dispuesto por el art. 251 de la ley 19.550, que legitima a la au-
toridad de control para promover acciones de nulidad de asambleas.

b) La intervención judicial de la administración de la sociedad,


cuando las autoridades naturales han violado la ley, el estatuto o re-
glamento, cuando la sociedad haga oferta pública de sus acciones o
debentures o realice operaciones de capitalización, ahorro o en cual-
quier forma requiera dinero o valores al público con promesa de pres-
taciones o beneficios futuros, o cuando lo considere necesario, según
resolución fundada, en resguardo del interés público. En todos los
casos, la intervención tendrá por objeto remediar las causas que la
motivaron, y si no fuera ello posible, podrá pedir judicialmente la di-
solución y liquidación.

e) La disolución y liquidación en los casos en que se hubiera cum-


plido la condición a que se subordinó la existencia de la sociedad
(art. 94, inc. 3°); cuando hubiere conseguido el objeto para la cual
se formó o por la imposibilidad sobreviniente de lograrlo (art. 94,
inc. 4°); cuando la sociedad fiscalizada hubiere perdido el capital so-
cial (art. 94, inc. 5°); cuando hubiere quedado reducido a uno el núme-
ro de los socios y no se hubiera regularizado (art. 94, inc. 8°) y cuan-
do existiese sentencia firme de cancelación de oferta pública o de la
cotización de sus acciones, cuando la sociedad emisora ignorase la
causal disolutoria (art. 94, inc. 9°). Del mismo modo, la autoridad de
control está facultada para solicitar judicialmente la liquidación de la
sociedad en el caso de expiración del término por el cual la sociedad
fue constituida (art. 94, inc. 2°).

También podrá la autoridad de control, en caso de violación de la


ley, estatuto o reglamento, imponer apercibimientos, con o sin publi-
cación o multas a la sociedad, sus directores y síndicos en proporción
del capital social y a la gravedad de la falta, aclarando la ley, en este
último caso, que la sociedad no podrá hacerse cargo de las multas
cuando ellas fueren impuestas a sus funcionarios (art. 302, ley 19.550).
492 RICARDO A. NISSEN

La sociedad no puede eludir la fiscalización permanente por par-


te de la autoridad de control, estableciendo la carga a los directores
y síndicos de comunicarle la inclusión del ente en cualquiera de los
supuestos previstos por el art. 299 de la ley 19.550. La omisión en el
cumplimiento de esta carga hace responsables en forma ilimitada y
solidaria a los directores y síndicos por los perjuicios que tal actua-
ción hubiese ocasionado a la sociedad (art. 305, ley 19.550).
Las resoluciones de la autoridad de control en materia de socieda-
des son apelables ante el tribunal de apelaciones competente en ma-
teria comercial, y tratándose de asociaciones civiles o fundaciones,
ante el tribunal de apelaciones con competencia en lo civil.
Debe finalmente destacarse que la fiscalización prevista por la ley
19.550 no descarta el control externo impuesto por las leyes especiales
a sociedades anónimas que desarrollaran determinadas actividades.
En tal sentido, las sociedades que hacen oferta pública, cotización de
sus acciones o títulos de deuda están sometidas al contralor de la Co-
misión Nacional de Valores, las entidades bancarias o financieras al
control del Banco Central de la República Argentina y las empresas de
seguros a la Superintendencia de Seguros de la Nación.
CAPÍTULO XXV

SOCIEDADES ANÓNIMAS CON PARTICIPACIÓN


ESTATAL MAYORITARIA Y SOCIEDADES
DE ECONOMÍA MIXTA

§ 242. LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS CON PARTICIPACIÓN


ESTATAL MAYORITARIA

Las sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria


son aquellas en las cuales el Estado nacional, los Estados provincia-
les, los municipales, los organismos estatales autorizados al efecto o
las sociedades anónimas sujetas a este régimen sean propietarios en
forma individual o conjunta de acciones que representen por lo me-
nos el 51% del capital social y sean suficientes para prevalecer en las
asambleas ordinarias y extraordinarias.
La ley 19.550 dedica a este subtipo de sociedades los arts. 308 a
312, dentro de los cuales quedan también comprendidas las socieda-
des anónimas en las que se reúnan con posterioridad al contrato de
constitución los requisitos mencionados en el párrafo anterior, siem-
pre que una asamblea especialmente convocada al efecto así lo deter-
mine y que no mediare en ella oposición expresa de algún accionista
(art. 309, ley 19.550).
La concurrencia de los dos requisitos exigidos por el art. 308 de la
ley 19.550 (51% del capital social y los votos suficientes para prevalecer
en las asambleas ordinarias y extraordinarias) puede llevar a inter-
pretaciones equivocadas, pues aquel porcentaje resulta insuficiente
para celebrar asambleas extraordinarias en primera convocatoria.
Por ello, coincidiendo con la jurisprudencia, debe interpretarse que
es requisito imprescindible, de conformidad con las normas legales
señaladas, que las acciones de propiedad estatal deben ser suficien-
tes para prevalecer en las asambleas ordinarias y extraordinarias, lo
cual significa que el Estado debe tener quorum propio y el número
494 RICARDO A. NISSEN

suficiente de votos para decidir cualquier cuestión encuadrable en el


orden del día, de lo cual es conclusión necesaria que el Estado debe
ser titular de por lo menos el 60% del capital social.

Por ser un subtipo de las sociedades anónimas, estas sociedades


se gobiernan por las mismas normas que aquellas, con las siguientes
excepciones:

l. Se aplican las prohibiciones e incompatibilidades estableci-


das en el art. 264 de la ley 19.550, excepto su inc. 4°, permitiéndose el
desempeño de cargos directoriales a funcionarios de la Administra-
ción Pública cuya actuación se relacione con el objeto de la sociedad.

2. El estatuto puede prever la designación por la minoría de uno o


más directores y de uno o más síndicos. Cuando las acciones del capi-
tal privado alcancen el 20% del capital social, tendrán representación
proporcional en el directorio y elegirán por lo menos a uno de los sín-
dicos, sin necesidad de aplicarse el mecanismo del voto acumulativo,
pero en tal caso no podrán ser directores, síndicos o integrantes del
consejo de vigilancia por el capital privado los funcionarios de la Ad-
ministración Pública.

3. No se aplica a los directores e integrantes del consejo de vigi-


lancia los límites a la remuneración de tales funciones previstos por el
art. 261 de la ley 19.550, por estar desempeñando una función pública.

Las normas sobre sociedades anónimas con participación estatal


mayoritaria dejan de aplicarse cuando se alteren los requisitos de ti-
picidad previstos por el art. 308 de la ley 19.550.

La especial naturaleza de estas sociedades ha originado una po-


lémica sobre la competencia de los tribunales que deben entender
en los conflictos en que ellas sean parte, pues de entenderse que
son personas jurídicas de derecho público, la competencia del fue-
ro federal resulta indiscutible. Sin embargo, la jurisprudencia se ha
pronunciado por la intervención del fuero comercial en aquellos su-
puestos, con el lógico argumento de que las sociedades anónimas
con participación estatal mayoritaria son sociedades conformadas
bajo una regulación especial del derecho privado, pues más allá de
la aplicación del derecho público que corresponda en algunos y de-
terminados aspectos, ellas se rigen por las normas comunes del de-
recho mercantil.
SOCIEDADES ANÓNIMAS CON PARTICIPACIÓN ESTATAL... 495

§ 243. LAS SOCIEDADES DE ECONOMÍA MIXTA

Ellas están reguladas por el dec.-ley 15.349/1946, ratificado por la


ley 12.962, y son aquellas formadas por el Estado nacional, los Esta-
dos provinciales, las municipalidades o entidades administrativas
autárquicas, dentro de sus facultades legales por una parte y los capi-
tales privados por la otra, para la explotación de empresas que tengan
por finalidad la satisfacción de necesidades de orden colectivo o la
implantación, el fomento o el desarrollo de actividades económicas
(art. 1°, dec.-ley 15.349/1946).
La sociedad de economía mixta puede ser persona de derecho pú-
blico o de derecho privado, según la finalidad que proponga su cons-
titución. La inclusión en una u otra categoría depende del predominio
que la Administración Pública ejerza en la constitución, administra-
ción y dirección de la empresa y el porcentaje de acciones u obligacio-
nes con que contribuya a la formación del capital social, pero su res-
ponsabilidad por las obligaciones sociales se limitará exclusivamente
a su aporte societario en todos los casos.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en un importante pre-
cedente, sentó las bases necesarias para la inclusión de las sociedades
de economía mixta dentro de la categoría de persona de derecho pú-
blico y ello sucede cuando:
a) Tienen una obligación ante el Estado de cumplir sus fines pro-
pios, que han de ser de interés general.
b) Ejercen derechos de poder público, esto es, potestad de imperio.
e) El Estado ejerce sobre ellas un control constante.
Si bien y a diferencia de las sociedades anónimas con participa-
ción estatal mayoritaria, en las sociedades de economía mixta no es
necesario el control de la sociedad por parte del Estado ni el predomi-
nio en la formación de la voluntad social, el dec.-ley 15.349/1946 dis-
pone que el presidente, el síndico y por lo menos un tercio del número
de los directores que se fijen por el estatuto deben representar a la
Administración Pública y serán nombrados por esta, debiendo ser ar-
gentinos nativos. En caso de ausencia o impedimento del presidente,
lo reemplazará con todas sus atribuciones uno de los directores que
represente a la Administración Pública. Los demás directores serán
designados por los accionistas particulares.
496 RICARDO A. NISSEN

Pero no debe entenderse que el Estado, por el solo hecho de no ha-


ber aportado los bienes suficientes para formar la voluntad social, se
convierte en un simple accionista minoritario. El art. 8° otorga al pre-
sidente de la sociedad, o en su ausencia, a cualquiera de los directores
nombrados por la Administración Pública la facultad de vetar las re-
soluciones del directorio o las de las asambleas de accionistas, cuan-
do ellas fueren contrarias al dec.-ley 15.349/1946 o a la ley de creación,
a los estatutos de la sociedad o puedan comprometer las convenien-
cias del Estado vinculadas a la sociedad.
Ejercido el derecho de veto, la sociedad elevará los antecedentes de
la resolución objetada a conocimiento de la autoridad administrativa
superior de la Administración Pública asociada, para que se pronun-
cie en definitiva sobre la confirmación o revocación correspondien-
te del veto, quedando entretanto en suspenso la resolución de que se
trata. Si el veto no fuera conformado por dicha autoridad dentro de los
veinte días subsiguientes al recibo de la comunicación que dispone la
norma, se tendrá por firme la resolución adoptada por el directorio o
por la asamblea de la sociedad en su caso. Cuando el veto se fundase
en la violación de la ley o de los estatutos sociales, el capital privado
podrá recurrir a la justicia de la resolución definitiva dictada.
El Estado y los particulares deben contribuir a la formación del ca-
pital social en las proporciones que convengan entre ellos, y el aporte
de la Administración Pública podrá consistir en cualquier clase de
aportación, y en especial las siguientes:
a) Concesión de privilegios de exclusividad o monopolio, exención
de impuestos, protección fiscal, compensación de riesgos, garantías
de interés al capital invertido por los particulares, etcétera.
b) Primas y subvenciones, así como aporte tecnológico.
e) Anticipos financieros.
d) Aportes de carácter patrimonial, en dinero, en títulos públi-
cos o en especie o concesión de bienes en usufructo (art. 40, dec.-ley
15.349/1946).
Las sociedades de economía mixta se disuelven por cualquiera
de las causas previstas por la ley 19.550, inclusive por quiebra, pero
tratándose de sociedades que exploten servicios públicos, vencido el
término de duración de la sociedad, la Administración Pública podrá
tomar a su cargo las acciones en poder de los particulares y trans-
SOCIEDADES ANÓNIMAS CON PARTICIPACIÓN ESTATAL... 497

formar la sociedad de economía mixta en una sociedad autárquica


administrativa, continuando el objeto de utilidades públicas para el
cual la sociedad hubiese sido creada (art. 12, dec.-ley 15.349/1946).
Una vez liquidada la sociedad de economía mixta, terminará su
existencia en ese carácter, pero el capital privado podrá rescatar las
acciones de la entidad oficial, continuando la empresa bajo el régi-
men adoptado por ellos (art. 10, dec.-ley 15.349/1946).
Las sociedades de economía mixta se rigen por las normas del
dec.-ley 15.349/1946 y en subsidio, por las normas que la ley 19.550
prevé para las sociedades anónimas.
CAPÍTULO XXVI

SOCIEDADES EN COMANDITA POR ACCIONES

§ 244. EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y REQUISITOS TIPIFICANTES

Las sociedades en comandita por acciones tuvieron su momento


de esplendor mientras estuvo vigente el Código de Comercio -antes
de ser reformado por la ley 19.550-, pues los requisitos de constitu-
ción de las sociedades anónimas (número mínimo de diez accionistas
y autorización del Poder Ejecutivo para su constitución y otorgamien-
to de la personalidad jurídica) hicieron que el molde de las sociedades
en estudio fuera aceptado ante la posibilidad de los socios comandi-
tarios o accionistas de limitar su responsabilidad al monto de las ac-
ciones suscriptas y la no exigencia de un número mínimo de socios.
Ofrecía, sobre las sociedades en comandita simple y sobre las socie-
dades de responsabilidad limitada, el atractivo de dividir el capital
comanditario en acciones al portador, sin perjuicio de recordar que,
por una errónea interpretación de la doctrina y jurisprudencia admi-
nistrativa, fue aceptada en aquellos tiempos la constitución de socie-
dades en comandita por acciones sin la identificación de los socios
comanditarios en el acto constitutivo.
La ley 19.550 puso fin a ese estado de cosas, y la eliminación de
los requisitos de autorización para la constitución de las sociedades
anónimas, así como la derogación del número mínimo de diez ac-
cionistas para fundarlas, eliminaron en el año 1972 las ventajas que
ofrecían las sociedades en comandita por acciones, que desde ese año
prácticamente no se constituyeron más.
Los requisitos tipificantes de las sociedades en comandita por ac-
ciones son los siguientes:
l. El o los socios comanditados responden por las obligaciones so-
ciales como los socios de las sociedades colectivas, y el o los socios
comanditarios limitan su responsabilidad al capital que suscriben.
so o RICARDO A. NISSEN

2. Los aportes de los socios comanditarios se representan por ac-


ciones.
3. La administración de las sociedades en comandita por acciones
tiene un régimen propio y no pueden integrarla los socios comanditarios.
La confusión en las mismas personas de la calidad de socios co-
manditados y comanditarios violenta el principio de la tipicidad, pues la
existencia de dos categorías de socios es norma imperativa. Ello no sig-
nifica que los socios comanditados no puedan ser accionistas del capital
comanditario, pero para la configuración de las sociedades de este tipo
debe existir por lo menos algún accionista que sea comanditario puro.

§ 245. NORMATIVA APLICABLE A LAS SOCIEDADES


EN COMANDITA POR ACCIONES

La cuestión puede ofrecer dificultades ante los textos aparente-


mente contradictorios de los arts. 316 y 324 de la ley 19.550, en tanto
el primero somete a las sociedades en comandita por acciones a las
normas de las sociedades anónimas, salvo disposición en contrario
de los arts. 315 a 324 que regulan a las sociedades en estudio. Por su
parte, el art. 324 establece la aplicación supletoria de las normas de las
sociedades en comandita simple.
Una interpretación finalista de la norma, adecuada a las caracte-
rísticas de las sociedades en comandita por acciones, permite esta-
blecer las siguientes reglas de aplicación de la normativa legal apli-
cable: a) En primer lugar, por las disposiciones que regulan el tipo y
las correspondientes a la anónima, en la medida en que estas sean
compatibles, y b) supletoriamente, la normativa de las sociedades en
comandita simple.
De tal manera, son de aplicación a las sociedades en comandita
por acciones los requisitos de constitución de las sociedades anóni-
mas, en cuanto a sus formalidades, así como al funcionamiento de
las asambleas y órgano de control del régimen del capital y de las ac-
ciones. Las normas de las sociedades en comandita simple se aplican
fundamentalmente para reglamentar las obligaciones de los socios
comanditados y en cuanto a la administración de las sociedades en
comandita por acciones, esta ofrece un régimen específico, muy pa-
recido a la administración de las sociedades en comandita simple,
que torna incompatibles las normas de funcionamiento del directorio
de las sociedades anónimas.
SOCIEDADES EN COMANDITA POR ACCIONES 501

§ 246. FORMALIDADES DE CONSTITUCIÓN.


EL NOMBRE SOCIETARIO

Las sociedades en comandita por acciones están sometidas a las


formalidades de constitución de las sociedades anónimas en cuanto
a la formalización de su acto constitutivo o estatuto por instrumento
público (art. 165, ley 19.550). Su contrato social debe cumplir con los
requisitos previstos por el art. 166 de la ley 19.550. Los aportes no di-
nerarios de los socios comanditados están sometidos a lo dispuesto
por el art. 51, mientras que los correspondientes a los socios comandi-
tarios deben ser aprobados por la autoridad de control, según expresa
directiva del art. 53 de la ley 19.550.
La denominación social se integra con las palabras "sociedad en
comandita por acciones", su abreviatura o la sigla SCA. La omisión de
esta indicación hará responsables ilimitada y solidariamente al admi-
nistrador, juntamente con la sociedad, por los actos que concertare en
esas condiciones.
Si actúa bajo una razón social, deberá incluirse en ellas solamente
el nombre de los socios comanditados o, en su defecto, el aditamen-
to "y compañía". Con ello se satisface la finalidad de individualizar a
los terceros la identificación de los socios solidaria e ilimitadamente
responsables por las obligaciones sociales, tornando aplicable lo dis-
puesto por el art. 34, párr. 1°, a los socios comanditarios cuya identifi-
cación figure en el nombre de las sociedades en comandita por accio-
nes, al crear frente a terceros la apariencia de revestir el carácter de
socio comanditado. Por ello, si la sociedad en comandita por acciones
opta por identificarse con una denominación social, ella solo podrá
consistir en un nombre de fantasía.

§ 247. ADMINISTRACIÓN DE LAS SOCIEDADES EN


COMANDITA POR ACCIONES

El art. 318 de la ley 19.550 establece un régimen particular de ad-


ministración de las sociedades en comandita por acciones muy simi-
lar al previsto para las sociedades en comandita simple y que nada
tiene que ver con el régimen del directorio previsto para las socieda-
des anónimas.
La administración de la sociedad en comandita por acciones pue-
de ser unipersonal y será ejercida por el o los socios comanditados
o terceros, quienes durarán en el cargo el tiempo que fije el estatu-
502 RICARDO A. NISSEN

to sin la limitación de los tres ejercicios previsto por el art. 257 de la


ley 19.550 para los directores de la sociedad anónima.
La exclusión de los socios comanditarios de la administración de
este tipo de sociedades responde a la necesidad de preservar el patri-
monio de los socios comanditados de una gestión social imprudente
o negligente por parte de los socios comanditarios. Sin embargo, tales
razones no convencen, pues:
a) Los terceros tienen exactamente la misma responsabilidad que
los socios comanditarios, con la agravante de que a aquellos le son en
principio indiferentes los resultados obtenidos por la sociedad.
b) Las normas que sobre responsabilidad de los administradores
prevén los arts. 59 y 274 de la ley 19.550 son suficientes para desani-
mar la realización de negocios temerarios.
e) Se priva a la sociedad de sus administradores naturales, pues
por lo general son los socios comanditarios los controlantes de dichas
entidades, quienes deben recurrir a un tercero para administrarlas, el
cual responderá a las instrucciones de aquellos.
Los administradores son elegidos por mayoría adoptada en las
asambleas generales de socios y su remoción está sujeta a los princi-
pios previstos por el art. 129 de la ley 19.550, al cual remite el art. 319,
esto es:
l. La revocación del administrador, socio o tercero, aun designado
en el contrato social, puede ser decidida por acuerdo de la mayoría en
cualquier tiempo, sin invocación de causa, salvo pacto en contrario.
2. Cuando el estatuto requiera justa causa, conservará su cargo
hasta la sentencia judicial, si negare la existencia de aquella, salvo su
desplazamiento provisorio a través de las normas que regulan la in-
tervención judicial (arts. 113 a 117, ley 19.550). Cualquier socio coman-
ditario puede pedir la remoción del administrador con justos moti-
vos, cuando represente no menos del 5% del capital social.
3. El socio comanditado removido de la administración tendrá de-
recho a retirarse de la sociedad o transformarse en comanditario.
4. Los socios disconformes con la remoción del administrador
cuyo nombramiento fue condición expresa de la constitución de la
sociedad tienen derecho de receso.
5. El socio comanditado administrador no tiene derecho de voto
en la decisión asamblearia que considera su remoción con justa causa.
SOCIEDADES EN COMANDITA POR ACCIONES 503

Los socios comanditarios no pueden inmiscuirse en la adminis-


tración de la sociedad, respondiendo en forma solidaria e ilimitada
por las obligaciones sociales en caso contrario, rigiendo al respecto
las normas de las sociedades en comandita simple a las cuales corres-
ponde remitir. Los socios comanditarios tienen, sin embargo, dere-
cho de examen, inspección, vigilancia, verificación, opinión o consejo
(art. 138, ley 19.550), pero su derecho de información y control indivi-
dual de la administración debe ser ejercido a través de la sindicatura
(art. 294, inc. 6°, ley 19.550) cuya elección es competencia exclusiva de
los socios comanditarios. Si la sociedad hubiera prescindido de la sin-
dicatura (art. 284, ley 19.550), los socios comanditados tienen libre y
personal acceso al control de la administración de la entidad (art. 55,
ley 19.550).
Cuando la administración no pueda funcionar, por producirse
una acefalía total, consecuencia de la ausencia, impedimento o falle-
cimiento de los administradores, la sociedad debe ser reorganizada
en el término de tres meses, período en el cual el síndico debe nom-
brar a un administrador provisorio para que intervenga durante ese
lapso en la dirección de la entidad, pero limitado a los negocios ordi-
narios de administración. El administrador provisorio, cuya designa-
ción puede recaer en uno o varios socios comanditarios, debe actuar
con los terceros con aclaración de su calidad y en tales condiciones no
asume la responsabilidad del socio comanditado.
El administrador provisorio deberá, durante ese período, convo-
car a una asamblea ordinaria de socios, a los efectos de designar los
administradores definitivos, pues de lo contrario la sociedad entrará
en disolución.
Un tema que ha dividido a la jurisprudencia ha sido la posibili-
dad de que el estatuto organice la administración de la sociedad en
comandita por acciones a través de un directorio. Sin embargo, tal
opción es a nuestro juicio inadmisible, en la medida de que las pre-
visiones legales (arts. 318 a 320, ley 19.550) son incompatibles con el
funcionamiento de tal órgano, difiriendo sustancialmente ambos re-
gímenes en materia de designación y remoción de sus integrantes.

§ 248. REUNIONES DE SOCIOS

Las asambleas de las sociedades en comandita por acciones se in-


tegran con los socios de ambas categorías. Las partes de interés de los
504 RICARDO A. NISSEN

socios comanditados se consideran divididas en fracciones del mis-


mo valor de las acciones a los efectos del quorum y del voto. Cualquier
cantidad menor no se computará a ninguno de esos efectos (art. 321,
ley 19.550).
El socio administrador tiene voz, pero no voto, y es nula cualquier
cláusula en contrario en los siguientes asuntos:
a) Elección y remoción del síndico.
b) Aprobación de la gestión de los administradores y síndicos o la
deliberación sobre su responsabilidad.
e) La remoción con causa del socio administrador.
La cesión de la parte de interés del socio comanditado requiere la
conformidad de la asamblea extraordinaria (art. 323, ley 19.550).

§ 249. DISOLUCIÓN DE LAS SOCIEDADES EN COMANDITA POR


ACCIONES. PÉRDIDA DE SUS REQUISITOS TIPIFICANTES

La disolución y liquidación de las sociedades en comandita por ac-


ciones se gobiernan por las normas de los arts. 94 a 112 de la ley 19.550,
pero debe tenerse en cuenta que la reducción a uno del número de
socios no provoca la disolución de la sociedad, sino que, conforme lo
dispone el art. 94 bis, de ocurrir tal circunstancia, se produce la trans-
formación de pleno derecho en una sociedad anónima unipersonal, si
no se decidiera otra solución en el término de tres meses.
Esta solución ha sido incorporada por la ley 26.994, que introdujo
en nuestro régimen societario la sociedad unipersonal, pero la solu-
ción prevista por el art. 94 bis carecerá de toda operatividad, pues es
desde todo punto de vista imposible que la figura de la transformación
societaria pueda imponerse "de pleno derecho", toda vez que de la
transformación concreción requiere de numerosos trámites internos
e inscripciones concretas en el Registro Público, según lo dispuesto
por los arts. 74 y siguientes de la ley 19.550. Con otras palabras, no se
alcanza a entender cómo, de un día para el otro, y sin la realización de
esos procedimientos, pueden los terceros invocar contra la sociedad
en comandita por acciones o contra sus socios las normas previstas
para la sociedad anónima unipersonal, que como se ha expresado,
requiere integración inmediata de aportes, una denominación social
concreta y el cumplimiento de los requisitos que el art. 299 prevé para
SOCIEDADES EN COMANDITA POR ACCIONES sos
las sociedades anónimas comprendidas en dicha norma (directorio y
sindicatura plural, régimen de convocatoria a asambleas, etc.).
La inexistencia de las dos categorías de socios, por muerte o cual-
quier otra circunstancia conforme a las cuales no existan socios de
una determinada categoría, le hace perder a la sociedad en comandi-
ta por acciones su requisito tipificante por excelencia. Ante tal even-
tualidad, la sociedad queda sometida a las normas de los arts. 21 a 26,
que expresamente incluyen dentro de su seno a las sociedades que
carezcan de sus requisitos esenciales tipificantes o no tipificantes.

§ 250. CONFIRMACIÓN DE LAS SOCIEDADES EN


COMANDITA POR ACCIONES

Hemos explicado que, durante la vigencia del Código de Comer-


cio hasta su derogación por la ley 19.550 de 1972, existían numerosas
sociedades en comandita por acciones, debidamente inscriptas en el
Registro Público, cuyos estatutos carecían de la identificación de los
socios comanditarios, compareciendo en representación de ellos en
el acto constitutivo un gestor de negocios.
Esa grave irregularidad fue solucionada por la ley 19.550 que en
su art. 370 prescribió la necesidad de concurrencia de todos los socios
comanditarios para confirmar el acto constitutivo, estableciendo un
régimen de regularización que se prolongó durante diez años.
Sin embargo, y a pesar de que se sometieron al régimen de con-
firmación miles de sociedades de este tipo, quedaron muchas sin re-
gularizar y su estado actual ha provocado opiniones contradictorias
en nuestra jurisprudencia, pues por una parte se ha asimilado a estas
sociedades, que carecen de la identificación de sus socios comandi-
tarios, como sociedades irregulares, y por la otra se ha calificado a
estos entes como anulables, por carecer de requisitos esenciales no
tipifican tes, pero esta discusión ha perdido hoy toda vigencia, pues la
ley 26.994 somete a las sociedades atípicas, irregulares o carentes de
requisitos esenciales no tipificantes a una misma disciplina, que es la
prevista en la sección IV del capítulo 11 de la ley 19.550.
CAPÍTULO XXVI 1

LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS

§ 251. GENERALIDADES Y REQUISITOS TIPIFICANTES

El sistema de la economía cooperativa tiene por fin la satisfacción


de las necesidades humanas que reclaman los consumidores organi-
zados voluntariamente sobre la base de la ayuda mutua y el esfuerzo
propio. Lo que hace, pues, a la esencia de las cooperativas es el servi-
cio al costo desprovisto del fin de lucro, en la relación que vincula al
asociado con la entidad.

Las sociedades cooperativas, que son estrictamente organizacio-


nes básicamente populares según la gráfica afirmación de profesor
Dante Cracogna, se caracterizan de la siguiente manera:

l. Son entidades fundadas en el esfuerzo propio y la ayuda mutua


para organizar y prestar servicios (art. 2°, ley 20.337).

2. No ponen límites al número de asociados ni al capital, aunque


deben contar con un número mínimo de diez asociados salvo lo dis-
puesto para las cooperativas de grado superior (cooperativa de coope-
rativas que se puede constituir con siete entidades de base).

3. El libre acceso de los interesados para integrarlas, a través de un


acto de adhesión voluntario.

4. Limitación de la responsabilidad del asociado a las cuotas sus-


criptas.

5. La organización democrática en la adopción de las resoluciones


sociales, pues el asociado tiene siempre un voto, cualquiera que sea el
número de cuotas sociales y no otorgan ventaja ni privilegio alguno a
los iniciadores, fundadores o consejeros, ni preferencia a parte alguna
del capital.
508 RICARDO A. NISSEN

6. La inexistencia de fin de lucro por parte de los asociados y la


distribución de los excedentes entre los asociados en proporción con
el uso de los servicios sociales. El excedente es la utilidad que arroja el
ejercicio y tal mecanismo es denominado corno el"principio de retor-
no", que es pilar del cooperativismo.
7. Reconocen un interés limitado a las cuotas sociales, siempre y
cuando el estatuto lo permita. El interés no puede exceder de un pun-
to del que cobra el Banco de la Nación Argentina en sus operaciones
de descuento (art. 42, inc. 4°, ley 20.337).
8. Fomentan la educación cooperativa, a punto tal que el art. 42 de
la ley 20.337 dispone la asignación del S% de los excedentes a ese fin y
el sobrante de la liquidación en caso de disolución.
9. Prestan servicios a los no asociados y promueve el principio de
integración cooperativa, esto es, la asociación entre ellas para el cum-
plimiento de la acción cooperativa.
Dichas características se refuerzan con normas fundamentales
de la ley 20.337, corno aquellas que establecen la duración ilimitada
de la entidad, prohíben la transformación de la sociedad cooperativa
en otros tipos jurídicos, vedan la distribución de las reservas sociales
y consagran el destino del sobrante patrimonial en la liquidación en
beneficio de la educación cooperativa.
Las sociedades cooperativas son sujetos de derecho con el alcance
fijado en la ley 20.337, lo que significa que cuenta con los atributos
propios de todo sujeto de derecho: nombre, patrimonio, capacidad de
derecho y domicilio. La fórmula aplicada por el legislador es idénti-
ca a la prevista por el art. 2° de la ley 19.550, el cual, sin perjuicio de
reiterar la personalidad jurídica de ellas, supone su utilización a los
fines exclusivos del cumplimiento de su objeto social, descartando el
uso de su estructura para infringir la ley o frustrar los derechos de los
terceros, actuación ilegítima que, de producirse, tornará aplicable la
desestimación de su personalidad y la imputación de tal manera de
proceder a quienes la hicieron posible (art. 54, in .fine, ley 19.550, apli-
cable a las sociedades cooperativas por expresa remisión del art. ll8,
ley 20.337).
La jurisprudencia ha echado mano reiteradamente a los fines de
allanar la personalidad de falsas cooperativas, que bajo la apariencia
de estas escondían otras relaciones jurídicas. En tal sentido, merecen
destacarse los precedentes que han declarado la inoponibilidad de
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 509

sociedades cooperativas de trabajo que encubrían relaciones de na-


turaleza laboral entre ellas y el asociado, maniobra que exhibe cierta
frecuencia a los fines de evitar el pago, por el falso empleador, de las
obligaciones patronales y las cargas sociales.

§ 252. RÉGIMEN LEGAL Y NATURALEZA JURÍDICA

El nacimiento de las sociedades cooperativas coincide en la reali-


dad económica y social con los sindicados obreros, lo que hace que los
comienzos del cooperativismo estuvieran imbuidos por postulados
políticos, sociales y económicos. En nuestro país, el primer régimen
legal estuvo previsto por el Código de Comercio de 1889, que exhibió
tales deficiencias que mereció una reforma integral en el año 1926,
año en que comenzó a regir la ley 11.388, cuya vigencia se extendió
por casi cincuenta años, hasta 1973, en que se sancionó la ley 20.337
que actualmente rige en la materia.
Un tema que mereció la atención de la doctrina y la jurispruden-
cia fue la comercialidad -o no- de las sociedades cooperativas, pero
actualmente esta discusión ha perdido todo interés como consecuen-
cia de la unificación del derecho civil y comercial a partir de la san-
ción del Código Civil y Comercial de la Nación, por la ley 26.994, cuyo
art. 148, inc. g), les reconoce el carácter de personas jurídicas privadas
y las somete a los arts. 145 a 167, sin perjuicio de la aplicación a ellas
de las normas de los arts. 320 y siguientes del mismo ordenamiento,
que impone a la sociedad cooperativa, como a toda persona jurídica
privada, llevar contabilidad.

§ 253. EL ACTO COOPERATIVO

El art. 4° de la ley 20.337 prescribe: "Son actos cooperativos los


realizados entre las cooperativas y sus asociados y por aquéllas entre
sí en el cumplimiento del objeto social y la consecución de los fines
institucionales.
"También lo son, respecto de las cooperativas, los actos jurídicos
que con idéntica finalidad realicen con otras personas".
Siguiendo a la doctrina, puede definirse al acto cooperativo como
la actividad que, partiendo de la solidaridad y del propósito de los in-
tegrantes de obrar conjuntamente como asociados, y en un todo de
acuerdo con los principios cooperativos, se concreta en la prestación,
510 RICARDO A. NISSEN

por parte de la sociedad, de uno o más servicios (objeto de la coopera-


tiva) para satisfacer necesidades individuales similares de los asocia-
dos con miras al bien particular de todos ellos (fin de la cooperativa) y
por extensión al bien de la comunidad.
De ello se deriva que los actos cooperativos son actos de especial
naturaleza, no solo por las partes que intervienen, sino por la especi-
ficidad de su objeto y finalidad, circunscriptos a la prestación de un
servicio que la cooperativa brinda a los asociados, caracterizado por
bases solidarias y rnutualísticas que excluyen el ánimo de lucro.
Los actos cooperativos responden en consecuencia a la idea de
servicio que la cooperativa brinda a sus socios para eliminar una in-
terrnediación onerosa y procurarles un retorno.
Si bien la ley 20.337 no define los efectos del acto cooperativo, la
calificación de un acto corno tal determina la preeminencia de las
reglas de la cooperativa por sobre los estatutos legales particulares
que pudieran aplicarse a una relación determinada y, de esta manera,
deberá prevalecer la relación cooperativa sobre lo establecido por la
Ley de Contrato de Trabajo para juzgar la relación entre un asociado a
una cooperativa de trabajo y el propio ente y, del mismo modo, en una
cooperativa de vivienda, el acto cooperativo desplazará a las reglas de
la compraventa en la relación del socio con la sociedad.

§ 254. CLASIFICACIÓN DE LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS

Las sociedades cooperativas han sido clasificadas de acuerdo con


varios parámetros:
a) Por el nivel de organización, en cooperativas de primer grado o
segundo grado (cooperativa de cooperativas), denominadas también
ligas, federaciones o confederaciones.
b) Por los servicios que prestan, distinguiéndose entre:
l. Cooperativas de distribución, a su vez divididas en cooperativas
de consumo y provisión.
2. Cooperativas de colocación de la producción.
3. Cooperativas de trabajo.
En las cooperativas de distribución, el servicio a los asociados
se concreta a través de la distribución de artículos o servicios que
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS S 11

aquellos utilizan para su uso personal o para el ejercicio de su activi-


dad o profesión.

La organización del servicio la realizan produciendo o comprando


al por mayor los productos que más tarde distribuirán entre los aso-
ciados e implementando los servicios que serán requeridos por ellos.

Las cooperativas de consumo, que son un subtipo de las coope-


rativas de distribución, distribuyen entre los asociados artículos de
consumo o uso personal o familiar. Las cooperativas de provisión, por
su parte, brindan servicios a sus miembros, agrupando a sus asocia-
dos de acuerdo con su profesión u oficio o se especializan en la presta-
ción de un servicio relacionado con determinados bienes o activida-
des. Dentro de este grupo se encuentran las cooperativas de seguros,
de crédito, de vivienda o de prestación de servicios públicos.
Las cooperativas de colocación de la producción se organizan para
ubicar los productos de sus asociados en estado natural o elaborado, y su
finalidad es la obtención de mejores precios para sus productos, así como
el logro y mantenimiento de los mercados (cooperativas agrícolas).
Finalmente, las cooperativas de trabajo son organizaciones de tra-
bajadores, de cualquier actividad, constituidas con el objeto de tener
una fuente permanente de trabajo y una mayor valorización de él.

§ 255. CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS

Las sociedades se constituyen por acto único y por instrumento


público o privado, el cual debe transcribir lo acontecido en la asam-
blea constitutiva, cuya acta debe ser suscripta por todos los fundado-
res y sus datos de identificación deben constar en el acto constitutivo
(art. 7°, ley 20.337).
La asamblea constitutiva debe pronunciarse sobre:
l. El informe de los iniciadores.

2. El proyecto de estatuto.
3. La suscripción e integración de las cuotas sociales por los fun-
dadores.
4. La designación de los consejeros y síndico.
En cuanto al estatuto, este debe contener los siguientes requisitos:
512 RICARDO A. NISSEN

a) La denominación y el domicilio. La denominación social debe


incluir los términos cooperativa y limitada o sus abreviaturas. No
puede ser adoptada una denominación que induzca a suponer una
gama de operaciones distintas de las previstas en el estatuto o a la
existencia de un propósito contrario a la prohibición que pesa sobre
las cooperativas de hacer propaganda de ideas políticas, religiosas, de
nacionalidad, región o raza (arts. 2°, incs. 7° y 3°, ley 20.337).
b) La designación precisa del objeto social.
e) El valor de las cuotas sociales y el derecho de ingreso, si lo hu-
biera, expresado en moneda argentina.
d) La organización de la administración, y la fiscalización y el ré-
gimen de las asambleas.
e) Las reglas para distribuir los excedentes y soportar las pérdidas.
f) Las condiciones de ingreso, retiro y exclusión de los asociados.

g) Las cláusulas necesarias para establecer los derechos y obliga-


ciones de los asociados.
h) Las cláusulas atinentes a la disolución y liquidación.
El acta constitutiva, firmada por todos los consejeros y acompa-
ñadas de la constancia del depósito del veinte por ciento del capital
suscripto por los asociados en un banco oficial o cooperativo, debe
ser presentada para su inscripción en el Instituto Nacional de Acción
Cooperativa y Mutual (INACYM), que es la autoridad de aplicación y
control de las sociedades cooperativas en el ámbito nacional. Dentro
de los sesenta días de recibida dicha documentación, si no hubiera
observaciones o de igual plazo una vez satisfechas estas, la autori-
dad de aplicación autorizará a funcionar a la sociedad cooperativa,
pues solo "se considerarán regularmente constituidas con la autori-
zación para funcionar y la inscripción en el registro de la autoridad
de aplicación ...", sin requerirse publicación de ningún tipo (art. 10,
ley 20.337).

La naturaleza de la sociedad cooperativa torna incompatible la re-


muneración de los iniciadores y fundadores.
Las modificaciones efectuadas al estatuto social solo son oponi-
bles y cobran vigencia con su aprobación por la autoridad de aplica-
ción y su posterior registro (art. 12, ley 20.337).
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 513

Los reglamentos que excedan la mera organización interna de las


oficinas de la cooperativa y sus modificaciones también deben ser
aprobados e inscriptos. Para el funcionamiento de sucursales en dis-
tinta jurisdicción, debe darse conocimiento al órgano local compe-
tente, acreditando la constitución regular de la cooperativa.
Para las sociedades cooperativas constituidas en el extranjero, ri-
gen las disposiciones de los arts. 118 a 123 de la ley 19.550, con las mo-
dificaciones establecidas por la ley 20.337 en materia de autorización
para funcionar y registro (art. 15).

§ 256. LOS ASOCIADOS

Para ser asociado se requiere:


a) Ser persona física mayor de dieciocho años. Los menores de
edad pueden serlo a través de su representante legal.
b) Los demás sujetos de derecho, inclusive las sociedades por ac-
ciones, siempre que reúnan los requisitos previstos por el estatuto.
Ello constituye una importante excepción a la prohibición que para
las sociedades por acciones prevé el art. 30 de la ley 19.550.
e) El Estado nacional, las provincias, los municipios, los entes des-
centralizados y las empresas del Estado pueden asociarse a las coo-
perativas conforme con lo establecido en la ley 20.337, salvo que ello
estuviere expresamente prohibido por las leyes respectivas. También
pueden utilizar sus servicios, previo su consentimiento, aunque no
estén asociadas a ellas. Dispone el art. 19 de la ley 20.337 que cuando
ellos se asocien, pueden convenir la participación que les correspon-
de en la administración y fiscalización de sus actividades, en cuanto
fuere coadyuvante a los fines perseguidos y siempre que tales conve-
nios no restrinjan la autonomía de las cooperativas.
Como principio general, el ingreso a las sociedades cooperativas
es libre, pero el estatuto puede fijar condiciones derivadas del objeto
social, lo cual es práctica corriente en materia de cooperativas de tra-
bajo, que puede excluir a los entes jurídicos, exigir condiciones perso-
nales de idoneidad, etcétera.
El estatuto de la cooperativa puede establecer asimismo un dere-
cho de ingreso, pero de manera alguna puede ser fijado a título de
compensación por las reservas sociales. Su importe no puede exceder
del valor de una cuota social (art. 18, ley 20.337).
514 RICARDO A. NISSEN

Los asociados tienen libre acceso a las constancias del registro de


asociados, y cualquier información sobre tales datos debe ser requeri-
da al síndico de la cooperativa.
Los asociados pueden retirarse voluntariamente en la época esta-
blecida en el estatuto, o en su defecto, al finalizar el ejercicio social,
dando aviso con treinta días de anticipación.
La sociedad cooperativa goza del natural derecho disciplina-
rio para salvaguardar el bien común, y en tal sentido, ante el grave
incumplimiento de las obligaciones por parte de un asociado, pue-
de llegar a excluirlo, sanción que deberá hacer efectiva el consejo de
administración y que puede ser apelada ante la asamblea en todos
los casos (art. 23, ley 20.337), debiendo el estatuto establecer los efec-
tos del recurso ante el órgano de gobierno. Solo agotados los trámites
estatutarios nace el derecho del asociado para recurrir a la justicia, a
través de la acción impugnatoria prevista por el art. 62 de la ley 20.337.
La exposición de motivos de dicho ordenamiento ha justificado el de-
recho de los asociados de defender su posición, con el argumento de
que "esta elemental garantía del derecho de defensa es necesaria por-
que en la práctica estatutaria la exclusión es siempre resuelta por el
consejo de administración". De manera tal que la intención del legis-
lador ha sido claramente dirigida a tutelar los derechos del asociado
frente a eventuales excesos del órgano de administración.
Sin embargo, el consejo de administración puede adoptar otras
medidas disciplinarias de menor gravedad a la exclusión, como la
suspensión en el uso de los servicios por un plazo determinado.
El asociado excluido solo tiene derecho al reembolso del valor no-
minal de los aportes ingresados.

§ 257. EL CAPITAL Y LAS CUOTAS SOCIALES. RÉGIMEN DE APORTES

El capital social de las sociedades cooperativas se divide en cuotas


sociales, indivisibles y de igual valor. Las cuotas sociales deben cons-
tar en acciones representativas de una o más cuotas, que revisten el
carácter de nominativas (art. 24, ley 20.337).
Las cuotas sociales deben integrarse al ser suscriptas, como mí-
nimo en un 5% si es en dinero en efectivo, y completarse la integra-
ción dentro del plazo de cinco años de la suscripción. Si se aportan
bienes no dinerarios susceptibles de ejecución forzada, las cuotas de-
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 515

ben integrarse en su totalidad. De la valuación de estos últimos son


responsables en forma solidaria los fundadores y consejeros hasta su
aprobación por la asamblea constitutiva. Si los aportes de bienes en
especie son efectuados posteriormente al acto fundacional, su valua-
ción se efectuará por acuerdo entre el asociado aportante y el consejo
de administración, para su posterior consideración por la asamblea
de asociados (art. 28, ley 20.337).
Cuando para la transferencia del aporte se requiera la inscripción
en un registro, esta se hará preventivamente a nombre de la coopera-
tiva en formación (art. 28, in fine, ley 20.337).
El asociado que no integra las cuotas sociales suscriptas incurre
en mora por el mero vencimiento del plazo y debe resarcir los daños
e intereses. La mora comporta la suspensión de los derechos sociales.
El estatuto puede establecer también que se produzca la caducidad
de los derechos societarios del asociado moroso. En este caso, la san-
ción producirá sus efectos previa intimación a integrar en un plazo no
menor a quince días, bajo apercibimiento de la pérdida de las sumas
abonadas. Sin perjuicio de ello, la cooperativa puede optar por exigir
el cumplimiento del contrato de suscripción.
Las cuotas sociales pueden ser suscriptas en copropiedad entre va-
rios asociados, en cuyo caso se aplican las normas que sobre condomi-
nio prevé el Código Civil y Comercial de la Nación (arts. 2011 a 2036),
pero la sociedad puede exigir la unificación de la representación para
el ejercicio de determinados derechos y obligaciones sociales.
En cuanto al régimen de transferencia, las cuotas sociales solo
pueden ser transferidas entre los asociados y con acuerdo del consejo
de administración, en las condiciones que determine el estatuto, pues
como bien lo explica el profesor Eduardo Favier Dubois (h), la transfe-
rencia a terceros extraños a la sociedad carece de sentido, en la medi-
da en que, siendo libre el acceso a ella, no hay obstáculos para hacerlo
siempre y cuando reúna las condiciones previstas en el estatuto.
Siendo el capital social de la cooperativa por naturaleza variable,
a los fines de permitir las altas y bajas de los asociados, el procedi-
miento para la formación o el aumento del capital puede ser previsto
por el estatuto, en proporción con el uso real o potencial de los ser-
vicios sociales.
El consejo de administración, sin excluir asociados, puede orde-
nar en cualquier momento la reducción del capital en proporción al
516 RICARDO A. NISSEN

número de sus respectivas cuotas sociales. Si la reducción es conse-


cuencia de la exclusión, se requiere decisión de la asamblea.
También puede llevarse a cabo la reducción del capital ante el re-
tiro de asociados, en cuyo caso el estatuto puede limitar el reembolso
anual de las cuotas sociales a un monto no menor del 5% del capital
integrado conforme al último balance aprobado. Los supuestos que no
puedan ser atendidos con dicho porcentaje lo serán en los ejercicios
siguientes por orden de antigüedad y las cuotas sociales pendientes de
reembolso devengarán un interés equivalente al 50% de la tasa fijada
por el Banco Central de la República Argentina para los depósitos en
caja de ahorro (arts. 31 y 32). Finalmente, la reducción del capital social
puede producirse por el ejercicio del derecho de receso por parte de
los asociados, que solo puede ejercerse en caso de cambio sustancial
del objeto social (art. 60) o en caso de muerte de uno de los asocia-
dos, cuando el estatuto prevea determinadas condiciones personales
o profesionales para acceder al carácter de asociado, lo cual ocurre por
lo general en cooperativas de trabajo o servicios profesionales.
Las pautas establecidas por los arts. 31 y 32 de la ley 20.337 para el
reembolso de las cuotas sociales están sujetas a una importante limi-
tación que prevé el art. 33 del mismo ordenamiento legal, en cuanto
dispone que ninguna liquidación definitiva de cuentas en favor del
asociado puede ser practicada sin haberse descontado previamente
todas las deudas que tuviera con la cooperativa. Sobre el particular,
debe también tenerse en cuenta que el reembolso del valor de las cuo-
tas sociales integradas a los asociados no comprende las reservas, que
son irrepartibles, pues el uso desinteresado de ellas constituye uno de
los pilares básicos del cooperativismo que tiende a asegurar la con-
servación, afianzamiento y desarrollo de la entidad.
En cuanto a las acciones que representan a las cuotas sociales, es-
tas deben ser nominativas y no pueden ser divididas en clases o cate-
gorías (arts. 2°, inc. 3°, y 42). El estatuto debe establecer las formalida-
des de las acciones, aunque son esenciales las siguientes menciones:
a) Denominación, domicilio, fecha y lugar de constitución de la
cooperativa.

b) Mención de la autorización para funcionar y de las inscripcio-


nes previstas por la ley.
e) Número y valor nominal de las cuotas que representan.
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 517

d) Número correlativo de orden y fecha de emisión.


e) Firma autógrafa del presidente, un consejero y síndico.
Las acciones pueden ser objeto de relaciones jurídicas, haciendo
solo referencia la ley 20.337 a la compraventa, condominio, prenda y
embargo, previendo expresamente para estos dos últimos supuestos
que ellos no pueden afectar el ejercicio de los derechos del asociado
(art. 34), lo que significa que este sigue conservando todos los dere-
chos inherentes a su calidad de tal. Sin embargo, el silencio de la ley
no impide la constitución de usufructo sobre acciones de cooperati-
vas, que se regirá por lo dispuesto por el art. 218 de la ley 19.550. Todos
esos actos deben ser inscriptos en el libro de Registro de Asociados
para su oponibilidad a la sociedad y a terceros.

§ 258. CONTABILIDAD Y EJERCICIO SOCIAL

La contabilidad de la sociedad cooperativa debe ser llevada en


idioma nacional y con arreglo a lo dispuesto por el art. 325 del Cód.
Civ. y Com. y, además de los libros obligatorios prescriptos por el
art. 322 del citado ordenamiento legal (Diario y de Inventario o Ba-
lances), deberá llevar los siguientes:
a) Libro de Registro de Asociados.
b) Libro de Actas de Asambleas.
e) Libro de Actas de Reuniones del Consejo de Administración.
d) Libro de Informes de Auditoría.
El Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutual (INACYM)
está a cargo de la rubricación de aquellos libros y puede autorizar por
resolución fundada, en cada caso, el empleo de medios mecánicos y
libro de hojas movibles en reemplazo o complemento de los indicados
(art. 38, ley 20.337).
Anualmente, la sociedad deberá confeccionar inventario, balance
general, estado de resultados y demás cuadros anexos, cuya presenta-
ción deberá ajustarse a la reglamentación establecida por la autoridad
de control (res. 503 de la INAC -hoy INACYM- del19 de septiem-
bre de 1977), sin perjuicio de los regímenes específicos establecidos
para determinadas actividades. Los estados contables de la coopera-
tiva deben incluir una memoria anual del consejo de administración,
518 RICARDO A. NISSEN

que debe contener una descripción del estado de la cooperativa con


mención de los diferentes sectores en que opera, actividad registrada
y los proyectos en curso de ejecución, debiendo hacerse especial re-
ferencia a los gastos e ingresos, cuando no estuvieran discriminados
en el estado de resultados o cuadros anexos, la relación económico-
social con la cooperativa de grado superior a que estuviera asociada,
con mención del porcentaje de operaciones que celebra con ella y las
sumas invertidas en educación y capacitación cooperativas, con indi-
cación de la labor desarrollada o mención de la cooperativa de grado
superior o institución especializada a la cual se remitieron los fondos
respectivos (arts. 39 y 40).
Toda esa documentación, junto con los informes del síndico y
auditor deben ser puestos a disposición de los asociados en la sede,
sucursales o cualquier otra representación permanente de la coope-
rativa y remitidas a la autoridad de control (INACYM), con no menos
de quince días de anticipación a la realización de la asamblea que los
considerará. Si esos documentos fueran modificados por la asamblea,
se remitirán nuevas copias al organismo de aplicación dentro de los
treinta días de clausurada la asamblea.
Independientemente del derecho de los asociados al control de la
documentación contable de la cooperativa, estos tienen libre acceso a
las constancias del libro de asociados (art. 21) y la información sobre
los demás libros debe ser solicitada a la sindicatura.

§ 259. LOS RESULTADOS DEL EJERCICIO. LOS EXCEDENTES


REPARTIBLES. LOS RETORNOS

La utilización de los servicios cooperativos genera para el asocia-


do lo que en cooperativismo se denomina la percepción del retorno,
que es el derecho inherente a los asociados que han operado con la
entidad. Sin embargo, debe diferenciarse entre el disfrute de los ex-
cedentes repartibles, que son aquellos que provienen de la diferen-
cia entre el costo y el precio del servicio, y que alcanza a todos los
asociados, hayan o no hecho uso de los servicios de la cooperativa,
a través de los fondos instituidos por la ley, de los retornos reparti-
bles solo entre quienes operaron con la cooperativa. En el caso de los
aludidos fondos, que serán detallados en el párrafo siguiente, si bien
el beneficio no se constituye en una ventaja en dinero que ingresa al
patrimonio particular de los asociados, configura un beneficio en la
medida en que contribuyen a robustecer y a consolidar los principios
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 519

del cooperativismo. Los retornos, por su parte, son el remanente de


los excedentes repartibles que benefician exclusivamente a quienes
han operado con la cooperativa y cuyo régimen se adapta a la natura-
leza de cada cooperativa (art. 42, ley 20.337).
Pero no deben confundirse los retornos de las utilidades previs-
tas por la ley 19.550, pues el primero se realiza en tanto el asociado
haya operado y solo en proporción con esta operatoria, mientras que
en el régimen societario, la distribución de utilidades se relaciona con
la participación societaria de cada uno de los socios, que determina
su cuantía. Con otras palabras: mientras que en las cooperativas se
lo determina con base en el uso del servicio, en las sociedades se lo
estima con base en el capital aportado. En otras palabras, el retorno
cooperativo es la consecuencia de la inferioridad del costo operativo
en relación con el precio del mercado, mientras que el dividendo es el
rédito del capital.
El destino de los excedentes repartibles es, siguiendo las pautas
del art. 42 de la ley 20.337, el siguiente:
a) El 5% a reserva legal.
b) El5% al fondo de acción asistencial y laboral o para estímulo del
personal.
e) El5% al fondo de educación y capacitación cooperativa.
d) Una suma indeterminada para pagar un interés a las cuotas so-
ciales de los asociados, en caso de expresa autorización estatutaria,
que no puede exceder en más de un punto al que cobra el Banco de la
Nación Argentina en sus operaciones de descuento, que solo se abo-
narán si hay excedentes.
El resto de los excedentes se distribuirá de la siguiente manera, en
concepto de retorno para los asociados:
l. En las cooperativas o secciones de consumo de bienes o servi-
cios, en proporción al consumo hecho por cada asociado.
2. En las cooperativas de producción o de trabajo, en proporción al
trabajo efectivamente prestado por cada uno.
3. En las cooperativas o secciones de adquisición de elementos de
trabajo, de transformación y de comercialización de productos en es-
tado natural o elaborados, en proporción al monto de las operaciones
realizadas por cada asociado.
520 RICARDO A. NISSEN

4. En las cooperativas o secciones de crédito, en proporción al capi-


tal aportado o a los servicios utilizados, según lo establezca el estatuto.
5. En las demás cooperativas o secciones, en proporción a las ope-
raciones realizadas o a los servicios utilizados por cada asociado.
La asamblea puede resolver que el retorno y los intereses, en su
caso, se distribuyan total o parcialmente en cuotas sociales (art. 44,
ley 20.337).
En caso de excedentes generados por prestación de servicios a no
asociados, ellos se destinan a una cuenta especial de reserva (art. 42,
in fine, ley 20.337).
En todos los casos, los resultados de la cooperativa deben determi-
narse por secciones y no podrán distribuirse excedentes sin compen-
sar previamente los quebrantos de las secciones que hubieren arro-
jado pérdidas. Si se utilizaron reservas para compensar quebrantos,
no se podrán distribuir excedentes sin haberlas reconstituido al nivel
anterior a su utilización y tampoco podrán distribuirse excedentes
sin haberse compensado las pérdidas de ejercicios anteriores.

§ 260. EL ÓRGANO DE GOBIERNO DE LAS SOCIEDADES


COOPERATIVAS. LAS ASAMBLEAS

Las asambleas de las sociedades cooperativas pueden ser ordina-


rias o extraordinarias. El criterio para distinguirlas no depende de las
materias de su competencia, como sucede en las sociedades anóni-
mas, sino de la fecha de su celebración.
Las asambleas ordinarias son aquellas que deben celebrarse den-
tro de los cuatro meses siguientes a la fecha del cierre del ejercicio
para considerar los estados contables y elegir consejeros y síndico,
sin perjuicio de los demás asuntos incluidos en el orden del día, que
pueden ser de cualquier índole y contenido. Son asambleas extraordi-
narias todas las restantes, y tendrán lugar cada vez que lo disponga el
consejo de administración, el síndico o cuando lo soliciten asociados
cuyo número equivalga al 10% del total, salvo que el estatuto exigiere
un porcentaje mayor, en cuyo caso dicha asamblea deberá realizarse
dentro del plazo previsto por el estatuto. Sin embargo, el consejo de
administración puede denegar el pedido incorporando los asuntos
que lo motivan al correspondiente orden del día de la asamblea ordi-
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 521

naria cuando esta se realice dentro de los noventa días de la fecha de


presentación de la solicitud (art. 47, in .fine, ley 20.337).
También pueden ser convocados por el órgano de control, de ofi-
cio, cuando se comprobaran irregularidades graves y se estimara
indispensable para normalizar el funcionamiento de la cooperativa
(art. 100, inc. 5°, ley 20.337). En cuanto a la autoconvocatoria por la
misma asamblea, tal posibilidad viene impuesta por el art. 158 del
Cód. Civ. y Com., así como la posibilidad de efectuar reuniones a dis-
tancia por parte de los órganos colegiados, norma que resulta aplica-
ble a todas las personas jurídicas, salvo disposición en contrario de la
ley 20.337, que nada dice sobre la autoconvocatoria o las reuniones a
distancia (art. 150, inc. 1°, Cód. Civ. y Com.).
Son de competencia exclusiva del órgano de gobierno de la socie-
dad cooperativa, siempre que el asunto figure en el orden del día, la
consideración de los siguientes temas:
l. Aprobación de la memoria, balance general, estado de resulta-
dos, demás cuadros anexos, informe del síndico y del auditor.
2. Distribución de los excedentes.
3. Fusión o incorporación.
4. Disolución de la sociedad cooperativa.
5. Cambio del objeto social.
6. Participación en la sociedad cooperativa de personas jurídicas
de carácter público, entes descentralizados y empresas del Estado.
7. Asociación con otras personas de carácter jurídico.
Sin perjuicio de ello, el art. 58 de la ley 20.337 establece que el esta-
tuto puede disponer que otras resoluciones, además de las indicadas,
queden reservadas a la competencia exclusiva de la asamblea, por lo
que la competencia de las asambleas queda establecida, salvo los te-
mas antes descriptos que no pueden ser delegados en otros órganos,
a la exclusiva voluntad de los fundadores en el acto constitutivo, con
excepción de la dirección de las operaciones sociales, que está exclu-
sivamente en manos del consejo de administración.
La designación de los consejeros y síndicos es también tema de
competencia de las asambleas (ordinarias), así como su remoción con
522 RICARDO A. NISSEN

o sin causa, que puede ser incluso resuelta, aunque el tema no figure
en el orden del día, si es consecuencia directa de asunto incluido en él.
Las asambleas deben ser convocadas con quince días de antici-
pación por lo menos, en la forma prevista por el estatuto, debiendo
la convocatoria incluir el orden del día a considerar. Con la misma
anticipación deben ser comunicadas a la autoridad de aplicación y al
órgano local competente.
La ley 20.337 no exige obligatoriamente la publicación de edictos
para hacer conocer la convocatoria a asambleas, que debe ser notifica-
da por los medios más idóneos que el consejo de administración esti-
me corresponder en procura de una mayor asistencia de los asociados
al acto asambleario. La autoridad de control ha dictado al respecto
la res. 493 del 14 de julio de 1987, reglamentando el procedimiento
que deben seguir las cooperativas cuyos estatutos establecieran que
los asociados serán citados por escrito a las asambleas, sin especificar
el medio a través del cual se efectuará la convocatoria, autorizando
la publicación de avisos en un lugar bien visible de la sede social o
sucursales, publicando avisos en los diarios de mayor circulación o
de publicaciones legales, notificando telegráficamente a cada uno
de los asociados o efectuando tal notificación en forma personal. Las
cooperativas que cuenten con un número de asociados superior a los
cinco mil deberán publicar la convocatoria por dos días en uno de los
diarios de mayor circulación correspondiente al lugar de su domicilio
legal y en cada uno de sus distritos.
Las asambleas deben reunirse en la sede social o en el lugar que
corresponda a la jurisdicción del domicilio social y se realizan váli-
damente, sea cual fuere el número de asistentes, una hora después
de la fijada en la convocatoria, si antes no se hubiera reunido la mi-
tad más uno de los asociados. Cuando el número de asociados supere
los cinco mil, la asamblea será constituida por delegados elegidos en
asambleas electorales del distrito, en las condiciones que determine
el estatuto y el reglamento. El cargo de delegado se considerará vigen-
te hasta la siguiente asamblea ordinaria, esto es, subsisten para las
asambleas extraordinarias que hubiese en el ínterin.
La ley 20.337 autoriza el voto por poder, salvo expresa prohibi-
ción contenida en el estatuto. El mandato debe recaer en un asocia-
do y este no puede representar más de dos. Si bien la normativa legal
no establece los requisitos formales de los instrumentos de apode-
ramiento, parece evidente concluir que debe ser otorgado por escrito,
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 523

conclusión que viene impuesta por el art. 50 de la ley 20.337 cuando


se refiere al régimen de credenciales para los delegados electos en las
asambleas electorales de distrito que deben participar de la asamblea
de delegados.
Las resoluciones se adoptarán por simple mayoría de los presentes
en el momento de la votación, salvo las previsiones de la ley o el esta-
tuto para decisiones que requieran mayor número, pero es necesaria
la mayoría de los dos tercios de los asociados presentes en el momento
de la votación para resolver el cambio del objeto social, la fusión o la
incorporación y la disolución.
Los consejeros, síndicos, gerentes y auditores tienen voz en las
asambleas, pero no pueden votar sobre la memoria, el balance y los
demás asuntos relacionados con su gestión ni acerca de las resolucio-
nes referentes a su responsabilidad. Tampoco podrán representar a
otros asociados.
Una vez constituida la asamblea, los asociados deben considerar
todos los puntos del orden del día, sin perjuicio de pasar a cuarto in-
termedio una o más veces dentro de un plazo total de treinta días,
especificando, en cada caso, día, hora y lugar de reanudación. Dicho
plazo puede ser ampliado por la autoridad de control, cuando las cir-
cunstancias lo aconsejen. Se confeccionará acta de cada reunión.
El cambio sustancial del objeto social otorga el derecho de rece-
so a los asociados que no votaron favorablemente, el cual deberá ser
ejercido dentro del quinto día de clausurada la asamblea y por los au-
sentes dentro de los 30 días de esa fecha. El reembolso de las cuotas
sociales por esta causa se efectuará dentro de los noventa días de no-
tificada la voluntad de preceder y la sociedad no podrá limitar su pago
al porcentaje establecido por el art. 31 de la ley 20.337.

§ 261. IMPUGNACIÓN DE LAS ASAMBLEAS Y DE


LAS DECISIONES ASAMBLEARIAS

Las decisiones de la asamblea que se ajustan con la ley, el estatuto


y el reglamento, son obligatorias para todos los asociados, salvo para
aquellos que hayan ejercido el derecho de receso (art. 61, ley 20.337).
Sin embargo, cuando la resolución de la asamblea es violatoria
de la ley, estatuto o reglamento, puede ser impugnada de nulidad por
consejeros, síndicos, autoridad de aplicación, órgano social compe-
524 RICARDO A. NISSEN

tente y asociados ausentes o que no votaron favorablemente. También


pueden impugnarla quienes votaron favorablemente, si su voto es
anulable por vicios de la voluntad o la norma violada es de orden pú-
blico (art. 62). La acción se promoverá contra la sociedad cooperativa
por ante el juez competente dentro de los noventa días de clausurada
la asamblea.
Con una redacción muy similar a la prevista por el art. 251 de la
ley 19.550, el ordenamiento legal cooperativo prevé la facultad de los
asociados que no contribuyeron a formar la voluntad social y la obli-
gación de los consejeros y síndicos, para impugnar judicialmente los
actos asamblearios contrarios al estatuto legal y societario, ejerciendo
el derecho de adecuar el funcionamiento de la sociedad a los pará-
metros sociales, a través de una acción social, esto es, promovida en
exclusivo interés de la cooperativa.
Los asociados que no votaron favorablemente la resolución o
asamblea atacada de nulidad no pierden legitimación cuando se trata
de una sociedad cooperativa en cuyo acto asambleario hayan interve-
nido delegados, por haber excedido la cooperativa el número de aso-
ciados previsto por el art. 50 de la ley 20.337, pues el hecho de que por
motivos de viabilidad operativa, las asambleas de estas sociedades
tengan lugar por medio de delegados no puede importar la ausencia
de legitimación que el art. 62 confiere a los asociados para impugnar
de nulidad las decisiones.
La doctrina y la jurisprudencia han calificado al plazo para la pro-
moción de acciones impugnatorias de acuerdos asamblearios como
de caducidad. Por nuestra parte, entendemos que se trata de un típi-
co caso de prescripción, atento a la redacción del último párrafo del
art. 62 de la ley 20.337, que no subordina la promoción de la acción
a ninguna actuación previa del impugnante, que es precisamente lo
que distingue a la prescripción de la caducidad.
El trámite de la acción de nulidad se rige, ante la ausencia de nor-
mas específicas procesales, por la ley 20.337, por los arts. 15 y 251 a
253 de la ley 19.550 (art. 150, inc. e], Cód. Civ. y Com.), esto es, la pro-
cedencia de la vía sumaria, las medidas cautelares específicas previs-
tas para esta particular demanda, la suspensión del procedimiento en
caso de pluralidad de acciones y la designación de un representante
ad hoc de la cooperativa cuando la demanda haya sido promovida por
la totalidad de los consejeros. Del mismo modo, es plenamente apli-
cable al caso la responsabilidad de los consejeros, síndicos y asocia-
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 525

dos que votaron favorablemente la decisión asamblearia nula por los


daños y perjuicios provocados a la sociedad, por tratarse de un claro
ejemplo de responsabilidad previsto por el ordenamiento común, así
como la posibilidad de que un acuerdo asambleario posterior pueda
revocar la decisión atacada de nulidad, a los efectos de evitar el agra-
vamiento de los perjuicios ocasionados por la resolución nula.
La procedencia de la acción prevista por el art. 62 de la ley 20.337
ha sido incluso admitida en casos en que el órgano de gobierno de
la sociedad cooperativa haya ratificado la exclusión de determinados
consejeros del órgano de administración de la sociedad, descartando
nuestros tribunales la procedencia de la acción de amparo por ellos
promovida, tendiente a obtener su reposición en los respectivos car-
gos. Se argumentó al respecto, con todo acierto, que la acción prevista
por el art. 43 de la Constitución Nacional solo es admisible en la me-
dida en que no exista un medio judicial más idóneo y para lograr tal
objetivo la vía prevista por el art. 62 de la ley 20.337 resulta suficiente,
apta y adecuada.

§ 262. EL ÓRGANO DE ADMINISTRACIÓN DE LA SOCIEDAD


COOPERATIVA. EL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN

El órgano de administración de las sociedades cooperativas es


el consejo de administración, órgano de carácter colegiado y cuyos
miembros son elegidos por la asamblea con la periodicidad, forma y
número previstos en el estatuto. Su número no puede ser menor de
tres. Los consejeros deben ser asociados (art. 63, ley 20.337).

La duración en el cargo de consejeros no puede exceder de tres


ejercicios y son reelegibles, salvo expresa prohibición del estatuto, el
cual puede establecer la elección de consejeros suplentes para subsa-
nar la vacancia en el órgano de administración, por cualquier causa.
Salvo disposición en contrario, el cargo de los suplentes que reempla-
zarán a los titulares durará hasta la primera asamblea ordinaria. Si el
estatuto nada dijera sobre el particular, y se produjeran vacantes en
el consejo, el síndico designará a los reemplazantes hasta la reunión
de la primera asamblea, cualquiera que fuese la naturaleza de esta
(art. 65, ley 20.337).
Los consejeros pueden hacer uso de los servicios sociales en igual-
dad de condiciones con los demás asociados (art. 5°, ley 20.337).
526 RICARDO A. NISSEN

§ 263. PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES


DE LOS CONSEJEROS

En cuanto a las prohibiciones e incompatibilidades, ellas son análo-


gas a las que establece la ley 19.550 para los directores de las sociedades
anónimas, ya que no pueden ser consejeros los fallidos hasta después de
transcurridos los plazos previstos por el art. 64, inc. 1o, de la ley 20.337,
computado desde su rehabilitación, los condenados a ciertos delitos
contra la propiedad y las personas que perciben sueldo, honorarios o
comisiones de la cooperativa, salvo en las de producción y trabajo.
La resolución del INAC (hoy INACYM) 94 del13 de febrero de 1980
ha considerado comprendidas dentro de las incompatibilidades pre-
vistas por el art. 64, inc. 3°, de la ley 20.337 para integrar el consejo de
administración de las cooperativas de segundo grado a quienes dicha
norma prohíbe ser consejero de la cooperativa de primer grado, aso-
ciada a la primera, con la excepción de las cooperativas de trabajo.
Los consejeros que tuvieran un interés contrario al de la coopera-
tiva en una operación determinada, deberán hacerlo saber al consejo
de administración y al síndico y abstenerse de intervenir en la delibe-
ración y votación.
Tampoco pueden efectuar operaciones por cuenta propia o de ter-
ceros en competencia con la cooperativa.

§ 264. REMUNERACIÓN DE LOS CONSEJEROS

En materia de remuneración de los integrantes del consejo de ad-


ministración, la norma del art. 261 de la ley 19.550 resulta inaplicable,
atento a que ella vincula a dicha retribución con las ganancias dis-
tribuibles del ejercicio, lo que no es compatible con la naturaleza de
las sociedades cooperativas. El régimen de remuneración viene im-
puesto por el art. 67 de la ley 20.337 en cuanto dispone que, median-
do resolución de la asamblea, puede ser retribuida la labor personal
efectuada por los consejeros en cumplimiento de la actividad insti-
tucional, siéndoles también reconocidos los gastos efectuados en el
ejercicio del cargo (art. 67, ley 20.337).
Ello no implica autorizar la fijación por una asamblea de una re-
tribución desproporcionada con los excedentes repartibles o con la
efectiva labor desarrollada por los consejeros. Tal actuación sería im-
pugnable en los términos del art. 62 de la ley en análisis.
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 527

§ 265. RÉGIMEN DE RENUNCIA Y REMOCIÓN.


INTERVENCIÓN JUDICIAL

En cuanto a la renuncia de los consejeros, esta debe ser presenta-


da al órgano de administración siempre que no afectara su regular
funcionamiento. En caso contrario, el renunciante deberá continuar
en funciones hasta tanto la asamblea se pronuncie.
Los consejeros pueden ser removidos en cualquier tiempo por re-
solución de asamblea sin invocación de causa. También pueden ser
removidos con justa causa incluso cuando tal decisión no figure en
el orden del día, si es consecuencia directa de asunto incluido en él.
Del mismo modo, la remoción con causa de uno o varios consejeros
puede ser pedida por un asociado, en acción judicial que también
puede ser promovida por la autoridad de control. Rigen al respecto las
normas previstas por los arts. 113 y siguientes de la ley 19.550 en ma-
teria de suspensión provisoria o intervención judicial, y no existiendo
incompatibilidad con los principios propios del cooperativismo, nada
impide la aplicación en este punto de las pautas propias de la inter-
vención societaria común. Por otro lado, la intervención judicial de las
sociedades cooperativas ha sido expresamente prevista por el art. 100,
inc. b), de la ley 20.337, entre las facultades de la autoridad de control,
en caso de que los órganos de la cooperativa realicen actos o incurran
en omisiones que importen un riesgo grave para su existencia.

§ 266. FUNCIONAMIENTO DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN

Si bien el estatuto debe establecer las reglas de funcionamiento


del consejo de administración, este debe reunirse por lo menos una
vez al mes y cuando lo requiera cualquiera de sus miembros. La con-
vocatoria se hará en este último caso por el presidente para reunirse
dentro del sexto día de recibido el pedido. En su defecto, podrá convo-
carla cualquiera de los consejeros.
El quorum en las reuniones del consejo de administración será de
más de la mitad de los consejeros, como mínimo, y las decisiones se
adoptarán por mayoría. Las actas deben ser firmadas por el presiden-
te y un consejero, y deberán labrarse en el libro de actas de reuniones
del consejo de administración, cuya teneduría impone obligatoria-
mente el art. 38, inc. 2°, de la ley 20.337. La solución prevista por el
art. 69, in fine, de dicha ley, en cuanto no obliga a todos los directores
presentes a suscribir el acta, sino solo a uno de ellos juntamente con
528 RICARDO A. NISSEN

el presidente, es sumamente cuestionable, pues impide probar con la


sola constancia del libro la existencia del quorum requerido como re-
quisito de validez de la reunión.
Las decisiones del consejo de administración pueden ser impugna-
das de nulidad por los asociados, síndicos y consejeros disidentes. La
ley 20.337 nada dice sobre tal cuestión, pero ella debe aceptarse por los
mismos e idénticos fundamentos que tornan admisible la acción de nu-
lidad de las decisiones del directorio de las sociedades anónimas.

§ 267. FUNCIONES DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN

El consejo de administración tiene a su cargo la dirección de las


operaciones sociales, dentro de los límites que fije el estatuto, con
aplicación supletoria de las normas del mandato. Ello no supone des-
cartar la aplicación al consejo de los principios que gobiernan la teo-
ría organicista que caracteriza en la ley 19.550 a la administración de
toda sociedad comercial, y conforme a la cual no existe una relación
de mandato entre la cooperativa y sus administradores, sino que es la
sociedad misma que actúa frente a terceros a través de ellos. En otras
palabras, la administración de las sociedades cooperativas está a car-
go del consejo de administración, que es un órgano necesario, pluri-
personal, permanente y colegiado, y las normas del mandato solo son
aplicables en cuanto no contradigan la noción de órgano.
La delegación de funciones específicas por parte del consejo de
administración está prevista en los arts. 71 y 72 de la ley 20.337, los
cuales disponen que el estatuto o reglamento puede instituir un Co-
mité Ejecutivo o "Mesa Directiva" integrado por consejeros, para ase-
gurar la continuidad de la gestión ordinaria. Esta institución no mo-
difica las obligaciones y responsabilidades de los consejeros.
Asimismo, y aun sin autorización del estatuto, el consejo de admi-
nistración puede designar gerentes, de quienes no se requiere el título
de asociado y a quienes pueden encomendarse las funciones ejecutivas
de la administración. Responden ante la cooperativa y los terceros por
el desempeño de su cargo en la misma extensión y forma que los conse-
jeros, y su designación no excluye la responsabilidad de aquellos.

§ 268. REPRESENTACIÓN DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA

La representación de la sociedad cooperativa corresponde al pre-


sidente del consejo de administración, aunque el estatuto puede dis-
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 529

poner la actuación de uno o más consejeros (art. 73, ley 20.337), los
cuales nunca pueden desplazar la representación que, por expresa
disposición legal, corresponde a aquel.
La actuación del representante legal de la sociedad o de los con-
sejeros que han sido elegidos para actuar en nombre de la sociedad
obligan a la cooperativa por todos los actos que no sean notoriamente
extraños al objeto social y este régimen se aplica aun en infracción
de la representación plural, si se tratara de obligaciones contraídas
mediante títulos valores, por contratos entre ausentes, de adhesión
o concluidos mediante formularios, salvo cuando el tercero tuviera
conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción de la
representación plural. Esta consecuencia legal respecto de los terce-
ros no afecta la validez interna de las restricciones estatutarias y la
responsabilidad por su infracción (art. 73, ley 20.337).
Se trata de un régimen idéntico al previsto por el art. 58 de la ley
19.550, aplicable a todo representante de una sociedad comercial, por
lo que corresponde remitir a lo expuesto en el capítulo XL Lo expues-
to, sin embargo, y como acontece también en los entes societarios
mercantiles, no impide considerar obligada a la sociedad cuando la
conducta de los órganos de la cooperativa ha sido idónea para crear
una apariencia en la atribución de las facultades que invocan quie-
nes contrajeran la obligación cambiaría en representación de ella, si
la misma sociedad pudo haber impedido que estos cumplieran una
actuación idónea para crear una apariencia de la que los terceros pu-
dieran prevalerse y generar la certidumbre de que la cooperativa que-
daba convencionalmente obligada.
La actuación del consejo de administración debe encuadrarse
dentro del objeto social, siendo inoponible a la sociedad cualquier
acto que lo exorbite notoriamente. Entre tales actos se encuentran el
otorgamiento de garantías a terceros o cualquier otro que implique
una liberalidad y que no esté relacionada directa o indirectamente
con el objeto social.

§ 269. RESPONSABILIDAD DE LOS CONSEJEROS

Es aplicable a los consejeros de administración el régimen de


responsabilidad previsto por los arts. 59, 274 a 279 de la ley 19.550
(art. 118, ley 20.337), salvo en lo que se refiere al régimen de exención
previsto por el último párrafo de la ley 19.550, el cual, como se sabe,
530 RICARDO A. NISSEN

exime de responsabilidad al director que participó en la deliberación


o resolución que la conoció, si deja constancia escrita de su protesta y
diere noticia al síndico antes de que su responsabilidad se denuncie
al directorio, al síndico, a la asamblea, a la autoridad competente o se
ejerza la acción judicial.
En materia de sociedades cooperativas, el régimen de exención es
menos riguroso, pues ante tales circunstancias basta que los conseje-
ros prueben no haber participado en la reunión que adoptó la resolu-
ción impugnada o la constancia en acta de su voto en contra (art. 74,
ley 20.337), sin exigirse denuncia alguna ni otra actividad.

§ 270. EL RÉGIMEN DE FISCALIZACIÓN PRIVADA


DE LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS

La fiscalización privada de las sociedades cooperativas se encuen-


tra a cargo de uno o más síndicos, sujeto al siguiente régimen:
a) Deben ser asociados.
b) Son elegidos y removidos por la asamblea de asociados, quien
debe elegir igual número de suplentes.
e) Su duración en el cargo no puede exceder de tres ejercicios.
d) Son reelegibles si lo autoriza el estatuto.
e) Responden por el cumplimiento de las obligaciones que les im-
pone la ley y el estatuto.
No se requiere título profesional habilitante para desempeñar
tal cargo.
Cuando el estatuto prevea la actuación de más de un síndico, este
debe fijar un número impar y en tal caso actuarán como cuerpo co-
legiado, bajo la denominación de comisión fiscalizadora, debiendo el
estatuto reglar su constitución y funcionamiento y labrarse actas de
cada reunión en un libro especialmente llevado al efecto.
No pueden ser síndicos quienes se hallen inhabilitados para ser
consejeros, así como tampoco los cónyuges y los parientes de los con-
sejeros y gerentes por consanguinidad o afinidad hasta el segundo
grado inclusive.
Los síndicos pueden ser remunerados por decisión de la asamblea,
por el trabajo personal realizado en cumplimiento de sus funciones.
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 531

Del mismo modo, también puede hacer uso de los servicios sociales
en igualdad de condiciones con los demás asociados.
Son atribuciones del síndico, sin perjuicio de las que conforme a
sus funciones le confieren la ley y el estatuto, las enumeradas en el
art. 79 de la ley 20.337, esto es:
l. Fiscalizar la administración de la sociedad, a cuyo efecto po-
drá examinar los libros y documentos sociales, siempre que lo juzgue
conveniente.
2. Convocar, previo requerimiento al consejo de administración,
a asamblea extraordinaria cuando lo juzgue necesario y a asamblea
ordinaria cuando omita hacerlo el consejo una vez vencido el plazo
de ley.
3. Verificar periódicamente el estado de caja y la existencia de títu-
los y valores de toda especie.
4. Asistir con voz a las reuniones del consejo de administración.
5. Verificar y facilitar el ejercicio de los derechos de los asociados.
6. Informar por escrito sobre todos los documentos presentados
por el consejo de administración a la asamblea ordinaria.
7. Hacer incluir en el orden del día de la asamblea los puntos que
considere procedentes.
8. Designar consejeros en caso de vacancia.
9. Vigilar las operaciones de liquidación.
10. En general, velar para que el consejo de administración cum-
pla la ley, el estatuto, el reglamento y las resoluciones asamblearias.
El síndico debe ejercer sus funciones de modo que no entorpezca
la regularidad de la administración social. Si las decisiones del conse-
jo de administración fueran violatorias de la ley, estatuto o reglamen-
to, el síndico tiene el derecho de observarlas, debiendo especificar en
todo caso y en forma concreta las disposiciones que considere trans-
gredidas (art. 79, in fine, ley 20.337).
Ante tales irregularidades, el síndico debe documentar sus ob-
servaciones o requerimientos y, agotadas las gestiones internas para
adecuar la actuación del consejo de administración a los parámetros
legales y estatutarios, con resultado infructuoso, debe informar sobre
532 RICARDO A. NISSEN

tales hechos a la autoridad de control y al órgano social competente.


La constancia de su informe cubre su responsabilidad (art. 80, in .fine,
ley 20.337).

§ 271. LA AUDITORÍA

La sociedad cooperativa debe contar, desde su constitución y hasta


que finalice su liquidación, con un servicio de auditoría externa a cargo
de un contador público nacional inscripto en la matrícula respectiva.
Su obligatoria existencia es la contrapartida de la no exigencia por la ley
20.337 de título profesional de quienes integran el órgano de fiscaliza-
ción. Por ello, el art. 81 dispone que la auditoría podrá ser desempeñada
por el síndico cuando este fuera contador público nacional.
El servicio de auditoría puede ser prestado por cooperativa de
grado superior o entidad especialmente constituida a ese fin, esto es,
por una sociedad de contadores públicos especializada en auditoría.
También puede ser efectuada por el órgano local competente, cuando
la cooperativa lo solicite y su condición económica lo justifique. En
este caso, el servicio será gratuito y la cooperativa estará exenta de
responsabilidad si el servicio no fuera prestado.
Los informes de la auditoría deben ser, cuanto menos, efectuados
en forma trimestral de acuerdo con la reglamentación emanada de la
autoridad de aplicación y se asentarán en el libro de Informes de Au-
ditoría, expresamente requerido por el art. 38, inc. 4°, de la ley 20.337.
Dichos informes deben ser aprobados por la asamblea (art. 58, inc. 2°,
ley citada).

§ 272. INTEGRACIÓN COOPERATIVA

Para el mejor cumplimiento de sus fines, la sociedad cooperati-


va puede integrarse con otras, ya sean del mismo objeto o de objetos
complementarios entre sí, como las de producción con las de seguros,
consumo, etc. La integración es un aspecto fundamental del coopera-
tivismo y reconocido por nuestra legislación como tal.
Las cooperativas pueden integrarse de la siguiente forma:
a) Asociación de cooperativas.
b) Cooperativas de grado superior, que deben tener siete asociadas
como mínimo (cooperativas de segundo grado). En este caso, que el
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 533

art. 85 de la ley 20.337 denomina como "integración federativa", las


cooperativas asociadas deben establecer en el estatuto el régimen de
representación y voto, que podrá ser proporcional al número de aso-
ciados, al volumen de operaciones o a ambos, siempre y cuando, aten-
to a los principios cooperativos que rigen la materia, se fije un número
mínimo y máximo que aseguren la participación de todas las asocia-
das e impidan el predominio excluyente de alguna de ellas.
e) Confederaciones cooperativas de tercer grado.
En todos los casos, la integración cooperativa puede ser resuelta
por el consejo de administración, pero en todos los casos ad referen-
dum de la asamblea de asociados.

Asimismo, las cooperativas pueden fusionarse a través del proce-


dimiento de fusión propiamente dicho o de fusión por incorporación o
celebrar entre sociedades de este tipo operaciones en común, en don-
de una de ellas será representante de la gestión efectuada y asumirá la
responsabilidad frente a terceros. Este último caso presenta analogías
con la figura de las sociedades accidentales o en participación.

§ 273. RÉGIMEN DE DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN

Las causas de disolución de las sociedades cooperativas son las


siguientes (art. 86, ley 20.337):
l. Por decisión de la asamblea de asociados.

2. Por reducción del número de asociados por debajo del mínimo


legal o del admitido por la autoridad de control, la cual se hará efecti-
va siempre que la reducción se prolongue durante un lapso superior
a seis meses.
3. Por declaración en quiebra, la cual quedará sin efecto cuando
se celebrara avenimiento con los acreedores, en los términos de la
ley24.522.
4. Por fusión o incorporación, en el caso de la sociedad cooperati-
va absorbida.
5. Por retiro de la autoridad para funcionar (art. 101, inc. 4°, ley 20.337).
6. Cuando corresponda en virtud de otras disposiciones legales
como, por ejemplo, cuando acontezca alguna de las causales disolu-
torias previstas en el art. 94 de la ley 19.550 que no resulten incom-
534 RICARDO A. NISSEN

patibles con la naturaleza de las sociedades cooperativas como, por


ejemplo, consecución del objeto o imposibilidad sobreviniente de lo-
grarlo, pérdida del capital social, decisión judicial o declaración de
nulidad del acto constitutivo, etc. Del mismo modo, el estatuto puede
establecer otras causales de disolución, resultando aplicable lo dis-
puesto por el art. 89 de la ley 19.550.
Salvo los casos de fusión o incorporación, disuelta la cooperati-
va se procederá a su liquidación, conservando su personalidad a ese
efecto.
La liquidación está a cargo del consejo de administración, salvo
en los siguientes casos:
a) En supuestos de aplicación de regímenes especiales, como la
liquidación forzada y lo previsto por leyes especiales que rigen deter-
minadas actividades.
b) Cuando el estatuto disponga lo contrario.
e) Cuando la asamblea designe un liquidador, atento a las circuns-
tancias del caso, el o los cuales deberán ser designados dentro de los
treinta días de haber entrado la sociedad en estado de liquidación.
d) Cuando no se haya designado al o a los funcionarios encargados
de la liquidación, o cuando estos no desempeñasen su cargo, en cuyo
caso el liquidador será designado por el juez competente a pedido de
cualquier asociado, quien podrá pedirle el nombramiento omitido o
una nueva elección, según corresponda (art. 88, ley 20.337).
La designación de los liquidadores debe ser comunicada a la auto-
ridad competente y de aplicación dentro de los quince días de haber
sido designados.
Los liquidadores pueden ser removidos por la asamblea con la
misma mayoría requerida para su designación. Cualquier asociado o
el síndico pueden demandar la remoción judicial del liquidador con
justa causa.

§ 274. ATRIBUCIONES Y OBLIGACIONES DE LOS LIQUIDADORES

Los liquidadores ejercen la representación de la sociedad duran-


te el iter liquidatorio hasta la cancelación de la sociedad. En cum-
plimiento del cargo, están facultados para efectuar todos los actos
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 535

necesarios para la realización del activo y cancelación del pasivo, con


arreglo a las instrucciones de la asamblea de asociados, bajo pena de
incurrir en responsabilidad por los daños y perjuicios causados por
su incumplimiento.
La limitada personalidad jurídica que conserva la sociedad en
liquidación, conforme lo dispone el art. 87 de la ley 20.337 en su pá-
rrafo final, torna inoponible a la sociedad los actos exorbitantes a la
liquidación realizados por dichos funcionarios, en la medida en que
los terceros hayan tomado conocimiento del estado de disolución de
la sociedad.
Los liquidadores están sometidos a las siguientes obligaciones:
a) Utilizar para obligar a la sociedad la denominación de la socie-
dad cooperativa con el aditamento en liquidación. Su omisión los hará
responsables en forma solidaria e ilimitada por los daños y perjuicios.
b) Deben confeccionar un inventario y balance del patrimonio so-
cial dentro de los treinta días de asumido el cargo.
e) Someter dichos instrumentos a la asamblea dentro de los treinta
días siguientes. Dicho plazo puede ser ampliado por otros treinta días
por la autoridad de aplicación.
d) Informar al síndico, por lo menos trimestralmente, sobre el es-
tado de la liquidación.
e) Confeccionar balances anuales si la liquidación se prolongare.
f) Practicar el balance final una vez cancelado el activo y extingui-
do el pasivo de la cooperativa.
Aprobado el balance final por la asamblea, así como los informes del
síndico y del auditor, los liquidadores deben reembolsar a los asociados
el valor nominal de las cuotas sociales, deducida la parte proporcional
de los quebrantos, si los hubiera. Los asociados disidentes o ausentes en
la asamblea que aprobó el balance final tienen derecho a impugnarlo
judicialmente dentro de los sesenta días de ser esta clausurada.
Reembolsadas las cuotas sociales, si existiese sobrante patrimo-
nial, esto es, el remanente total de los bienes sociales una vez pagadas
las deudas y devuelto el valor nominal de dichas cuotas, este tendrá
como destino el fondo de la autoridad de control en el orden nacional
(el cual se encuentra detalladamente reglamentado por la ley 23.427)
o del Fisco provincial, según el domicilio de la cooperativa, pero en
536 RICARDO A. NISSEN

todos los casos para aplicarlo a la promoción del cooperativismo. El


mismo destino tendrán los importes no reclamados por los asociados
luego de transcurridos tres años de su depósito en un banco oficial
o cooperativo, depósito que deberá efectuarse dentro de los noventa
días de finalizada la liquidación (art. 96, ley 20.337).

§ 275. EL CONTROL ESTATAL DE LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS

La fiscalización de las sociedades cooperativas puede ser general


o especial.
a. La fiscalización general, que comprende a todas las entidades
de esta naturaleza, se encuentra a cargo de la autoridad de control o
aplicación que en el ámbito nacional es el Instituto Nacional de Ac-
ción Cooperativa y Mutual (INACYM), organismo que ha reemplaza-
do al antiguo Instituto Nacional de Acción Cooperativa (INAC), crea-
do y reglamentado por el dec. 420/1996 del 15 de abril. Dicho control
general es ejercido por este organismo por sí o por medio de convenio
con la autoridad local competente. Este es el órgano que cada pro-
vincia establece para entender en materia cooperativa en su propia
jurisdicción.
b. La fiscalización especial es la que corresponde según la activi-
dad desarrollada por la sociedad cooperativa. Esto es, por el Banco
Central si es financiera, Superintendencia de Seguros si es asegu-
radora, etc., o la que corresponde si tiene a su cargo concesiones de
servicios públicos o permisos que signifiquen autorización exclusi-
va o preferencial.
El Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutual (INACYM)
posee facultades para requerir documentación, realizar investigacio-
nes e inspecciones, convocar a asambleas cuando sean pedidas por
asociados que representen como mínimo ellO% del total, asistir a ac-
tos asamblearios, impedir el uso indebido de la palabra cooperativa,
formular denuncias ante autoridades policiales o judiciales, declarar
irregulares o ineficaces, a los efectos administrativos, los actos de la
cooperativa sometidos a ella cuando sean contrarios a la ley, el esta-
tuto o reglamento, pedir intervenciones judiciales cuando sus órga-
nos realicen actos o incurran en omisiones que importen un riesgo
grave para su existencia, solicitar también judicialmente la suspen-
sión de las resoluciones de los órganos sociales cuando colisionaran
con la ley, el estatuto o reglamento y aplicar sanciones que van desde
LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS 537

el apercibimiento, multa o, en caso grave, el retiro de la autorización


para funcionar otorgado oportunamente a la cooperativa. En caso de
imponer multas, su importe tiene el mismo destino que los sobrantes
de liquidación.
Las sanciones solo podrán ser impuestas previa instrucción de su-
mario, donde se otorgará a los imputados el pleno respeto de su de-
recho de defensa. Las sanciones se graduarán teniendo en cuenta la
gravedad de la infracción, los antecedentes de la imputada, su impor-
tancia social y económica y, en su caso, los perjuicios causados.
Todas las sanciones pueden ser recurridas administrativamente,
y por vía judicial las multas de mayor gravedad y el retiro de la auto-
rización para funcionar. Dichos recursos tendrán efecto suspensivo
respecto de la ejecución de las sanciones y será competente la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal,
salvo cuando se trate de multas impuestas por el órgano local, en las
cuales entenderá el tribunal de la jurisdicción competente. En caso de
aplicarse la sanción del retiro de autorización para funcionar, y hasta
tanto haya sentencia firme, la autoridad de aplicación podrá requerir
judicialmente la intervención de la cooperativa y la sustitución de los
órganos sociales, en sus facultades de administración.
El Instituto Nacional de Acción Cooperativa debe también, en
ejercicio de sus funciones de control, exigir el cumplimiento de sus
decisiones, a cuyo efecto podrá requerir el auxilio de la fuerza públi-
ca, solicitar allanamientos y clausuras y pedir el secuestro de libros y
documentación social.
CAPÍTULO XXVII 1

LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA

§ 276. NATURALEZA Y REQUISITOS TIPIFICANTES

Las sociedades de garantía recíproca se incorporaron a la legisla-


ción societaria argentina como consecuencia de la sanción de la ley
24.467 que receptó sin muchas modificaciones las disposiciones del
real decreto 1885/1978 del26 de julio de 1978 del Reino de España so-
bre el Régimen Jurídico, Fiscal y Financiero de las Sociedades de Ga-
rantía Recíproca de España.
Se trata de una sociedad constituida con el único y exclusivo ob-
jeto de prestar garantías en favor de sus socios partícipes y terceros,
para la celebración de operaciones que estos realicen dentro del giro
ordinario de sus empresas. El texto original de la ley 24.467 no admi-
tía la posibilidad de las SGR de otorgar garantías a terceros, lo cual fue
admitido expresamente por la ley 27.444 del año 2018.
Es importante destacar que las sociedades de garantía recípro-
ca no se incorporaron a nuestra legislación societaria como un tipo
nuevo tipo social en la ley 19.550, ni la ley 24.467 fue una ley especial
dedicada a este nuevo tipo, sino que, al igual que aconteció con la ley
27.349 de creación de las sociedades por acciones simplificadas, la le-
gislación de las SGR forma parte de un capítulo específico de dicha
ley, denominada "Ley de Pymes", la cual, junto con sus modificato-
rias, tiene un contenido mucho más amplio, consistente en promover
el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, impulsando
para ello políticas de alcance general a través de la creación de nuevos
instrumentos de apoyo. Dentro de esta normativa, en el art. 32, fue
creada la figura de la Sociedad de Garantía Recíproca, precisamente
para facilitar a las MiPymes el acceso al crédito.
Con otras palabras: el objetivo de sus legisladores ha sido permitir
el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas previendo la
540 RICARDO A. NISSEN

existencia de un sujeto de derecho que garantice frente a bancos o en-


tidades financieras las obligaciones crediticias asumidas por aquellas.
A pesar de los pocos años de la sanción de la ley 24.467, la expe-
riencia demostró que tan loable propósito no puede lograrse a través
de la incorporación al panorama societario de un novedoso tipo so-
cial, sino que el acceso al crédito de las pequeñas o medianas empre-
sas depende de una política económica que tienda a beneficiar glo-
balmente a este enorme sector del mercado productivo. Bien es cierto
que la redacción original de la ley 24.467 dejaba mucho que desear y
fue modificada a los cinco años de su sanción, por la ley 25.300 del año
2000, que incorporó soluciones y previsiones que llenaron importan-
tes lagunas que el texto original de dicha normativa exhibía, a la par
que mejoraron el funcionamiento de las sociedades de garantía recí-
proca, que hasta esa fecha solo se habían constituido regularmente
cinco sociedades de esta nueva tipología. Dicha evolución legislativa
continuó con la ley 27.264 del año 2016 que incorporó una importante
norma sancionatoria para el caso de infracción a las conductas y ac-
tuaciones previstas en el título 11 de la ley 24.467 (art. 32) y culminó
en el año 2018, con la sanción de la ley 27.444 y su decreto reglamen-
tario 699 del25 de julio de 2018, que incorporó varias modificaciones
fundamentales a este nuevo régimen societario, al posibilitar que las
sociedades de garantía recíproca puedan otorgar garantías a terceros
y no solo a sus socios partícipes, explicitando además determinadas
atribuciones de la autoridad de aplicación de las sociedades de garan-
tía recíproca, que es actualmente la Secretaría de Emprendedores y
Pymes del Ministerio de Producción y Trabajo.
Las características de las sociedades de garantía recíproca son las
siguientes:
l. Tienen un fuerte acento personalista que las acerca a las so-
ciedades cooperativas como, por ejemplo, su capital social variable,
la igualdad del valor y votos de cada acción, la posibilidad de acceso
permanente de nuevos socios y su régimen de exclusión de sus socios
partícipes, así como el procedimiento establecido para que los socios
de esta categoría puedan retirarse de la sociedad mediante el reem-
bolso del valor de sus participaciones sociales.
2. Congruentemente con ello, otra de sus características funda-
mentales es la mutualidad, traducida en la gestión para el exclusivo
servicio de sus miembros, cuyo acceso y egreso son facilitados y alen-
tados por la ley 24.467.
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 541

3. Su naturaleza es mercantil, pues su objeto social exclusivo, esto


es, el otorgamiento de garantías a los socios partícipes y percepción de
comisiones por tal servicio constituye una actividad de neto corte co-
mercial, y el espíritu de lucro de sus socios, traducido en la distribución
de los beneficios sociales obtenidos, ratifica tal conclusión. Ratifica su
comercialidad la competencia que la ley 24.467 otorga a la Cámara Na-
cional de Apelaciones en lo Comercial cuando se trata de la revisión de
las sanciones impuestas por la autoridad de aplicación a la sociedad de
garantía recíproca, sus socios, administradores o síndicos.
En cuanto a sus requisitos tipificantes, ellos son los siguientes:
l. Cuentan con dos categorías de socios: a) Los socios partícipes
que deben ser pequeñas y medianas empresas, sean estas personas fí-
sicas o jurídicas, quienes solo pueden ser beneficiados con los contra-
tos de garantías otorgados por la sociedad y a quienes asiste el derecho
de retirarse del ente con reembolso del valor de sus participaciones y
b) Los socios protectores, que pueden ser tanto personas físicas como
jurídicas, tanto públicas o privadas, nacionales o extranjeras, y cuya
titularidad no puede exceder del 50% del capital social. Estos socios
solo tienen el derecho a las utilidades obtenidas por la sociedad, pero
no pueden ser beneficiarios de garantías ni la ley les concede el dere-
cho de retirarse de la entidad (art. 38, ley 24.467).
2. Requiere, para su constitución, la existencia de un determinado
número de socios partícipes, cuyo límite participativo para cada uno
de ellos no puede superar el cinco por ciento del capital social. Ello,
sin perjuicio de las facultades de la autoridad de aplicación para mo-
dificar estos mínimos en función de las particularidades regionales
(art. 37, párr. 3°, ley 24.467).
Los socios partícipes y los socios protectores gozan de los dere-
chos que les corresponden conforme a lo dispuesto por la ley 19.550,
pero los primeros -socios partícipes- son además titulares de dos
derechos especiales, previstos expresamente para ellos por el art. 38
de la ley 24.467: a) recibir los servicios determinados en su objeto so-
cial cuando se cumplieren las condiciones exigidas para ello y b)
solicitar el reembolso de las acciones en las condiciones que se es-
tablecen en el art. 47 de dicha ley, conforme con el cual "Todo socio
partícipe podrá exigir el reembolso de sus acciones ante el consejo
de administración, siempre y cuando haya cancelado totalmente los
contratos de garantía recíproca que hubiere celebrado y en tanto di-
cho reembolso no implique reducción del capital social mínimo y
respete lo establecido por el artículo 37. Tampoco procederá cuan-
542 RICARDO A. NISSEN

do la Sociedad de Garantía Recíproca estuviera en trámite de fusión,


escisión o disolución". Estos derechos no son concedidos por la ley
24.467 a los socios protectores.
La ley 24.467 prescribe la incompatibilidad de la condición de so-
cio protector con la del socio partícipe, con lo cual la existencia de dos
categorías de socios en estas personas jurídicas constituye un requisi-
to especial tipificante de las sociedades de garantía recíproca, con los
efectos previstos en el art. 17 de la ley 19.550, en su actual redacción,
que remite a las normas de la sección IV del capítulo 1 de la ley 19.550.
3. El capital social de las SGR está integrado por los aportes de los
socios y representado por acciones ordinarias nominativas de igual
valor y número de votos, pudiendo el estatuto prever que las acciones
sean escriturales. Su capital social mínimo será fijado por vía regla-
mentaria y este podrá variar, sin requerir modificación de estatuto,
entre dicha cifra y un máximo que represente el quíntuplo. La varia-
bilidad del capital social, con los límites antes establecidos, responde
al objetivo de permitir el ingreso permanente de nuevos socios y faci-
litar su egreso.
4. Su objeto social está limitado al otorgamiento de garantías a sus
socios partícipes mediante la celebración de contratos regulados en
la ley, así como prestar garantías a terceros, cuyos respectivos contra-
tos se rigen por las mismas normas. Como actividad accesoria, podrá
brindar asesoramiento técnico, económico y financiero a sus socios
en forma directa o a través de terceros contratados a tal fin.
5. Deben contar con un fondo de riesgo que integra su patrimonio
(art. 46, ley 24.467), con el cual la sociedad responderá solidariamente
frente a los terceros por ·el monto de las garantías otorgadas al socio
partícipe frente a los acreedores bancarios o financieros de este.
Sin perjuicio de tales requisitos, que deben ser considerados como
"tipificantes" en los términos y efectos previstos por el art. 17 de la
ley 19.550, las sociedades de garantía recíproca presentan otras carac-
terísticas singulares:
a) Gozan de beneficios impositivos sustanciales (art. 79, ley 24.467)
y un régimen de preferencia destacable, para el caso de que el acree-
dor otorgante del crédito al socio partícipe y garantizado por la socie-
dad de garantía recíproca sea una entidad financiera que integra el
sistema institucionalizado del Banco Central (art. 80, ley 24.467).
LAS SOCIEDADES DE GARANTiA RECiPROCA 543

b) Están sujetas al control estatal permanente y su autoridad de


aplicación es la Secretaría de Emprendedores y Pymes que depende
del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, la cual cuenta
con amplias facultades de fiscalización sobre ellas.

§ 277. NORMATIVA APLICABLE Y VALORACIÓN DE


ESTE NUEVO TIPO SOCIAL

Sin perjuicio de algunos defectos que atentan contra su constitu-


ción y aceptación en el mercado, la aplicación de la legislación subsi-
diaria aplicable a las sociedades de garantía recíproca constituye un
verdadero enigma no fácil de descifrar, pues si bien por una parte el
primer párrafo del art. 32 de la ley 24.467 declara aplicables, en subsi-
dio de las normas específicas contenidas en la citada ley, a las dispo-
siciones de la ley 19.550 en general y de las sociedades anónimas en
particular, el art. 82, por la otra, declara que todas aquellas cuestiones
no consignadas específicamente en el título 11 de la presente ley se re-
girán por las normas de las sociedades comerciales y sus modificacio-
nes, por lo que no se comprende con claridad si, en caso de presentarse
lagunas en la ley 24.467 (que no son pocas), debe el intérprete recurrir
a las normas de la parte general o especial del ordenamiento societa-
rio común, máxime si se advierte la falta de toda similitud entre las
sociedades de garantía recíproca (que prescribe la necesidad de dos
categorías de socios) con el especial y específico régimen de las socie-
dades anónimas. Finalmente, la referencia del art. 82 de la ley 24.467,
que hace referencia a la aplicación de las normas de la Ley de Socie-
dades Comerciales, peca cuanto menos por desactualizada, pues a la
fecha de la última gran reforma a la ley de sociedades de garantía re-
cíproca, en el año 2018, ya había sido dictada la ley 26.994, que había
modificado la denominación de la ley 19.550, que ahora se denomina,
como consecuencia de la unificación de nuestro derecho privado, "Ley
General de Sociedades" y no "Ley de Sociedades Comerciales".
Sin perjuicio de ello, cabe reiterar que, en puridad, las sociedades
de garantía recíproca tienen mayor similitud con las sociedades coo-
perativas que con respecto a cualquier otro tipo societario, pero no
hay ninguna referencia en la ley 24.467 a la ley 20.337 que legisla a este
tipo societario particular.

§ 278. REQUISITOS DE CONSTITUCIÓN

De acuerdo con lo dispuesto por el art. 41 de la ley 24.467, las socie-


dades de garantía recíproca deben constituirse por acto único y me-
544 RICARDO A. NISSEN

diante instrumento público que deberá contener, además de los requi-


sitos previstos por el art. 11 de la ley 19.550, los siguientes requisitos:

a) Clave Única de Identificación Tributaria de los socios partícipes


y protectores fundadores.

b) Delimitación de la actividad o actividades económicas y á"mbito


geográfico que sirva para la determinación de quiénes pueden ser so-
cios partícipes de la entidad.

e) Criterio a seguir para la admisión de nuevos miembros, partíci-


pes y protectores, y las condiciones a contemplar para la emisión de
nuevas acciones.

d) Causas de exclusión de los socios y trámites para su procedencia.

e) Condiciones y procedimientos para ejercer el derecho de reem-


bolso de las acciones por parte de los socios partícipes.

El contrato constitutivo de las sociedades de garantía recíproca


debe ser inscripto en el Registro Público, quien tiene el control de le-
galidad del instrumento constitutivo, que es previo e independiente
de la autorización para funcionar y que debe ser otorgado por la au-
toridad de aplicación, esto es, por la Secretaría de Emprendedores y
Pymes del Ministerio de Producción y Trabajo. Esta autorización para
funcionar, que constituye una de las características más destacadas
de las sociedades de garantía recíproca, está regida por el art. 42 de la
ley 24.467, conforme al cual las autorizaciones para funcionar a nue-
vas sociedades de este tipo, así como los aumentos en los montos de
los fondos de riesgo de las sociedades ya autorizadas, deben ajustarse
a los procedimientos de aprobación que fije la autoridad de aplicación,
la cual otorgará, a cada sociedad de garantía recíproca en formación
que lo solicite, una certificación provisoria del cumplimiento de los
requisitos que establezca para autorizar su funcionamiento, aclaran-
do dicha norma que "Previo a la concesión de la autorización efectiva,
la sociedad de garantía recíproca deberá haber completado el trámite
de inscripción en la Inspección General de Justicia, Registro Público
de Comercio o autoridad local competente".

Cumplidos esos trámites, la sociedad podrá celebrar los contratos


de garantía previstos por la ley 24.467. La omisión del cumplimiento
de estos requisitos formales torna aplicable la normativa prevista por
los arts. 21 a 26 de la ley 19.550, incluidos en la sección IV del capítulo I
de dicha ley.
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 545

En lo que respecta a la denominación de la sociedad de garantía


recíproca debe contener la indicación "Sociedad de Garantía Recípro-
ca", su abreviatura, o la sigla SGR (art. 36, ley 24.467), y en cuanto a su
objeto social, el art. 33 lo circunscribe a dos actividades: la primera,
que define como "objeto principal", consiste en el otorgamiento de
garantías a sus socios partícipes y a terceros mediante la celebración
de contratos regulados por la misma ley. La segunda consiste en brin-
dar asesoramiento técnico, económico y financiero a sus socios, en
forma directa o a través de terceros contratados a tal fin. Esta última
actividad no es independiente, sino complementaria de la anterior,
de manera tal que las sociedades de garantía recíproca no pueden ser
constituidas sino para la realización del objeto principal, pudiendo,
además, brindar asesoramiento a sus socios, pero solo como activi-
dad complementaria pero no obligatoria.

En cuanto a la modificación de los estatutos, este tiene un régimen


muy particular, que lo diferencia del previsto por la ley 19.550. En pri-
mer lugar, y con excepción del aumento del capital social dentro del
quíntuplo, tales reformas son siempre de competencia de la asamblea
extraordinaria, pero la innovación más trascendente que ofrece la ley
24.467 es que las propuestas de modificación del estatuto no provie-
nen exclusivamente del consejo de administración, sino que pueden
originarse directamente en propuestas concretas de los socios, que
requieren, en ambos casos, un informe escrito de los interesados, en
el que se debe justificar la necesidad de esa modificación.

Si la reforma parte de la iniciativa de cualquiera de los socios, la


propuesta y su informe debe ser remitido al consejo de administra-
ción de la sociedad, quien debe convocar a la asamblea general ex-
traordinaria, en la cual debe detallarse la modificación que se pro-
pone. La convocatoria no se limitará a transcribir el orden del día y la
propuesta efectuada, sino que también debe hacerse constar el dere-
cho que corresponde a los socios de examinar, en el domicilio social,
el texto íntegro de la reforma propuesta y su justificación, pudiendo
suplirse por la entrega o envío gratuito de dichos documentos, con
acuse de recibo.

Del mismo modo, y con anterioridad a la aprobación asamblea-


ría, debe requerirse la aceptación de la propuesta por parte de la au-
toridad de aplicación. La omisión en el cumplimiento de los requi-
sitos expuestos determina la nulidad de la modificación estatutaria
(art. 44, ley 24.467).
546 RICARDO A. N ISSEN

§ 279. LOS SOCIOS. CATEGORÍA DE SOCIOS

Hemos explicado, al referirnos sobre los requisitos tipificantes de


estas sociedades, que ellas tienen dos categorías de socios:

l. Los socios partícipes, que solo pueden ser tales las pequeñas y
medianas empresas, sean personas físicas o jurídicas, que reúnan las
condiciones generales que determine la autoridad de aplicación y sus-
criban acciones. La participación de cada uno de los socios partícipes
no puede superar el S% del capital social (art. 45, ley 24.467).

Los socios partícipes -junto con los terceros, que reúnan sus mis-
mas características- son los beneficiarlos directos y exclusivos de la
limitada actividad mercantil de las sociedades de garantía recíproca,
pues los socios protectores carecen de la posibilidad de beneficiarse
con la operatoria de la sociedad. Del mismo modo, los socios partí-
cipes, y no los protectores, son los únicos socios privilegiados con
el régimen de reembolso de sus acciones en caso de receso. Dichos
beneficios se balancean con el restrictivo régimen de percepción de
utilidades que para estos socios prevé el art. 53 de la ley 24.467, en la
medida en que los socios partícipes deben contribuir con el 50% de las
utilidades que les correspondan a la formación del "fondo de riesgo",
pudiendo repartirse el saldo a prorrata de sus respectivas tenencias.

El dec. 699/2018 del Poder Ejecutivo nacional, reglamentario de


la ley 24.467, en su actual redacción -luego de su modificación por
la ley 27.444-, denomina corno "sujetos garantizables" a los socios
partícipes y a los terceros que cumplan con las características nece-
sarias para ser consideradas micro, pequeñas y medianas empresas,
conforme a los términos establecidos por el art. 2° de la ley 24.467 y
sus modificatorias, estableciendo, con todo fundamento, que dichos
sujetos deben estar inscriptos en el Registro de Empresas MiPyrnes,
creado en virtud de lo dispuesto por el art. 27 de dicha ley, y cumplan
con los restantes requisitos que al efecto establezca la autoridad de
aplicación. Dicha norma marca una importante diferencia con la ley
27.349 de "Apoyo al Capital Emprendedor", que incorpora en su seno
a las sociedades por acciones simplificadas (SAS), que no requiere ins-
cripción alguna respecto de los emprendedores que quieren partici-
par en este nuevo tipo social creado precisamente para dichos suje-
tos, con lo cual se da la siguiente paradoja: en la República Argentina,
cualquier persona puede constituir, a su elección, una sociedad de
cualquiera de los tipos previstos en la ley 19.550 o una sociedad por
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 547

acciones simplificadas, caracterizadas estas por su escasa reglamen-


tación, la ausencia de normas protectoras de terceros y de minorías y
la total falta de seguridad jurídica que su funcionamiento provoca al
tráfico comercial y societario.
2. Los socios protectores constituyen la otra categoría de integran-
tes que la ley 24.467 impone a las sociedades de garantía recíproca
con carácter obligatorio. Pueden revestir tal carácter todas aquellas
personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, nacionales o ex-
tranjeras que realicen aportes al capital social y al fondo de riesgo,
pudiendo ser tales los sindicatos, mutuales, organismos estatales,
bancos públicos o privados, asociaciones civiles, fundaciones o cá-
maras empresariales.
La participación de los socios protectores no podrá exceder del
50% del capital social. En principio, no pueden ser beneficiados de los
contratos de garantía recíproca ni recibir ninguna clase de créditos
de la sociedad, careciendo asimismo de la posibilidad de receder. Sin
embargo, el art. 3° del dec. 699/2018, reglamentario de la ley 24.467
en su versión actual, prescribe que los contratos de garantía están au-
torizados también cuando un socio protector sea el acreedor de la
operación de crédito para la cual se emite la garantía, lo cual resulta
absolutamente contradictorio con lo dispuesto por el art. 37, párr. 4°,
de dicha ley, que prescribe expresamente que la sociedad no podrá
celebrar contratos de garantía recíproca con los socios protectores,
norma que está inspirada en la necesidad de evitar conflictos de in-
tereses y afectación del interés social. El referido art. 3° del aludido
decreto es inconstitucional, pues consagra una solución absoluta-
mente contradictoria a una expresa previsión de la misma ley que
pretende reglamentar.
Los derechos de los socios protectores son aquellos que la ley
19.550 confiere a todo socio de una sociedad comercial, sin limitacio-
nes al derecho del dividendo (arts. 30, 35 y 53, ley 24.467).
Resulta incompatible el carácter simultáneo de socio partícipe y
socio protector (art. 37, in fine, ley 24.467). Del mismo modo, existe
incompatibilidad por parte de las entidades financieras o bancarias,
acreedoras de los préstamos otorgados a los partícipes, para asumir el
carácter de socios protectores (art. 37, ley citada).
Finalmente, las personas jurídicas integrantes de las sociedades
de garantía recíproca, a los fines de su participación, no están so-
metidas a los límites previstos por el art. 31 de la ley 19.550 (art. 33,
548 RICARDO A. NISSEN

dec. 699/2018), lo cual es de toda lógica, para evitar que, por un exceso
en dicha normativa, pueda la pequeña o mediana empresa privarse
de los beneficios de la ley 24.467.

§ 280. RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS

Uno de los temas más confusos de la ley 24.467 lo constituye la


extensión de la responsabilidad de los socios, pues no hay norma es-
pecífica que se refiera a tan importante cuestión, con excepción de lo
dispuesto por el art. 47, párr. 2°, en cuanto dispone que los socios par-
tícipes que han obtenido el reembolso de sus acciones responderán
con las sumas obtenidas en tal concepto por las deudas de la sociedad
contraídas con anterioridad a su retiro, siempre y cuando el patrimo-
nio social sea insuficiente para afrontarlas.
Si bien es cierto que tal previsión puede llevar a conclusiones de
diverso tipo, no lo es menos que la remisión a la normativa de las so-
ciedades anónimas (art. 37), la división del capital social de las socie-
dades de garantía recíproca en acciones y la existencia de un capital
social mínimo, permite concluir que la responsabilidad de los socios,
cualquiera que fuere su categoría, se limita a las acciones suscriptas por
ellos. La norma del art. 47 antes analizada se justifica por las especiales
características de este novedoso tipo social, donde el sistema de altas y
bajas de los socios partícipes constituye uno de sus requisitos tipifican-
tes, y desde tal punto de vista no resulta desacertado que quien se ha
desvinculado de la sociedad como consecuencia del especial derecho
de reembolso, se encuentre contrabalanceado con la obligación de res-
ponder por las deudas sociales, en subsidio de la sociedad, y en caso de
insolvencia de esta, con los fondos recibidos en concepto de reintegro.
Se trata, como fácil es advertirlo, de una norma que tiene por objetivo
evitar los perniciosos efectos de la infracapitalización societaria.

§ 281. EL CAPITAL SOCIAL, LAS ACCIONES Y EL FONDO DE RIESGO

l. Las características del capital social en las sociedades de garan-


tía recíproca están detallados en el art. 45 de la ley 24.467 y son las
siguientes:
a) Se integra con los aportes de los socios, en dinero efectivo; como
mínimo y en efectivo, en un 50% al momento de la suscripción y el
remanente debe ser integrado, también en dinero efectivo, dentro del
plazo máximo de un año, a contar de esa fecha (art. 50).
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 549

b) Deben tener un capital mínimo de constitución de pesos


$240.000 (art. 5°, dec. 699/2018).
e) Está representado por acciones ordinarias nominativas de igual
valor y número de votos.
d) La participación de los socios protectores no podrá exceder del
cincuenta por ciento del capital social y la de cada socio partícipe no
podrá superar el cinco por ciento de este.
El capital social de la sociedad de garantía recíproca se integra con
los aportes de los socios, en dinero efectivo; como mínimo y en efec-
tivo, en un 50% al momento de la suscripción y el remanente debe ser
integrado, también en dinero efectivo, dentro del plazo máximo de
un año, a contar de esa fecha (art. 50), dejando expresamente acla-
rado el último párrafo de dicho artículo que la integración total será
condición necesaria para que el socio partícipe pueda contratar ga-
rantías recíprocas.
La variabilidad de su capital es uno de los rasgos más peculiares
de este tipo de sociedad, pues dentro de los límites permitidos (el
quíntuplo de su capital), el consejo de administración tiene la más
amplia facultad para modificarlo permanentemente, lo cual sucederá
en caso de admisión de nuevos miembros, con el reembolso de las ac-
ciones existentes y con la exclusión de cualquiera de sus integrantes,
según el caso, decisiones estas que se encuentran exclusivamente a
cargo del órgano de administración del ente.
En lo que respecta al aumento del capital social, el capital fijado
por los estatutos podrá ser aumentado por decisión de la asamblea
general ordinaria hasta el quíntuplo de dicho monto. Cuando el in-
cremento del capital social esté originado por la capitalización de uti-
lidades, las acciones generadas por dicho incremento se distribuirán
entre los socios en proporción a sus respectivas tenencias (art. 51, ley
24.467), reiterando dicha ley la misma e idéntica solución que aquella
prevista por el art. 189 de la ley 19.550.
A diferencia de las sociedades anónimas, los plazos de integración
de las acciones en las SGR rigen asimismo para la suscripción de las
acciones derivadas de ulteriores aumentos del capital social.
La facultad del consejo de administración de variar el capital so-
cial, dentro de los límites permitidos, está limitado a las altas y bajas
de la sociedad, esto es, a la recepción del aporte de nuevos socios y
550 RICARDO A. NISSEN

al pago de reembolso de los socios recedentes y excluidos, pero nada


obsta a que la asamblea ordinaria pueda elevar el capital social, den-
tro del quíntuplo, a través de los procedimientos establecidos por los
arts. 189 y 194 de la ley 19.550. La remisión que hace la ley 24.467 a las
normas de la ley 19.550 permite concluir, a pesar del injustificado si-
lencio de aquella, sobre la procedencia de los derechos de preferencia
y acrecer por parte de los socios de la sociedad de garantía recíproca
en caso de aumentos del capital social.
Todo aumento del capital social que exceda el quíntuplo de su va-
lor debe contar con la aprobación de los dos tercios de los votos totales
en la asamblea general extraordinaria (art. 51, in .fine, ley 24.467).
En materia de reducción del capital social y con el impropio nom-
bre de "Reducción del capital social por pérdidas", el art. 52 de la ley
24.467 prevé un supuesto que en puridad es de reintegro del capital,
disponiendo que los socios deberán compensar con nuevos aportes
cualquier pérdida que afecte el monto del capital social fijado estatu-
tariamente o que exceda el35% de las ampliaciones posteriores, quie-
nes deben integrar el 50% de dichos aportes en efectivo al momento
de la suscripción y el saldo en un plazo máximo de un año a contar
desde esa fecha.
2. Las acciones de las sociedades de garantía recíproca deben ser
ordinarias y nominativas, por expreso requerimiento del art. 45 de la
ley 24.467, y no podrán gozar de preferencias patrimoniales ni privi-
legios en el voto. Su transmisión a terceros no es libre para los socios,
pues requiere la autorización previa del consejo de administración,
que la concederá cuando los cesionarios acrediten reunir los requisi-
tos previstos en los estatutos y asuman las obligaciones que el cedente
mantenga con la sociedad (arts. 49 y 62, inc. 10, ley 24.467). Dichas
limitaciones rigen para ambas categorías de socios.
Los arts. 7° y 8° del dec. 699/2018, reglamentario de las disposi-
ciones de la ley 27.444 -modificatoria de la ley 24.467-, trata pre-
cisamente la cesión de acciones a socios o a terceros no socios. En
el primer caso, dicha transferencia no procederá si se altera el por-
centaje de participación establecido por el art. 45 de la ley 24.467 ya
analizado. La cesión se formalizará mediante instrumento público o
privado, firmado digitalmente o con certificación notarial de las fir-
mas de las partes. Por el contrario, si se trata de cesión de acciones a
terceros no socios, esta operación deberá cumplir con los requisitos
establecidos por el art. 49 de la ley 24.467 (autorización del consejo
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 551

de administración) y requerirá la previa autorización de las condicio-


nes establecidas por la autoridad de control. La cesión se formalizará
mediante instrumento público o privado, firmado digitalmente o con
certificación notarial de las firmas de las partes, según corresponda.
El estatuto puede asimismo prever la existencia de acciones escritu-
rales (art. 45) y, a los fines de su emisión, la sociedad deberá presentar
ante la autoridad de aplicación una descripción del sistema de regis-
tro de los valores escriturales, el que deberá asegurar la acreditación,
ejercicio y transmisión de los derechos correspondientes. Si se tratare
de registros manuales, deberá rubricarse un libro al efecto y cuando se
tratare de sistemas computarizados, se deberá acreditar la aprobación
de la respectiva autoridad de control (art. 6°, dec. 699/2018).
Las acciones de los socios protectores y de los socios partícipes
tendrán el mismo número de votos y precios de emisión, dentro de sus
respectivas categorías, aunque pudiendo diferir entre ambas catego-
rías de acciones sin que con ello pueda afectarse el máximo de votos
del 50% del capital social para los socios protectores, ni del 5% para
cada socio partícipe (art. 6°, párr. 2°, dec. 699/2018).
3. Finalmente, y en cuanto al fondo de riesgo que integra el patri-
monio de ellas, tiene como exclusivo objeto hacer frente a los pagos
que haya de realizar la sociedad en cumplimiento de las garantías
otorgadas y para cuya formación los socios partícipes deben sacrificar
el 50% de sus ganancias (art. 53, ley 24.467).
El fondo de riesgo está constituido por:
a) Las asignaciones de los resultados de la sociedad aprobadas
por la asamblea general, esto es, el 50% de los beneficios de los so-
cios partícipes.
b) Las donaciones, subvenciones u otras aportaciones que hubiese.
e) Los recuperas de las sumas que hubiese pagado la sociedad en el
cumplimiento del contrato de garantía asumido en favor de los socios.
d) El valor de las acciones no reembolsadas a los socios excluidos.
e) El rendimiento financiero que provenga de la inversión del pro-
pio fondo en las colocaciones en que fuera constituido.
f) Los aportes complementarios de los socios protectores, autori-
zados por el art. 37, penúltimo párrafo, de la ley 24.467.
552 RICARDO A. NISSEN

Dispone el último párrafo del art. 46 de la ley 24.467, que fuera


incorporado por la ley 25.300 del 7 de septiembre de 2000, que el fon-
do de riesgo podrá asumir la forma jurídica de un fondo fiduciario
en los términos de la ley 2441, independientemente del patrimonio
societario de la sociedad de garantía recíproca, la cual podrá recibir
aportes por parte de los socios protectores que no sean entidades fi-
nancieras con afectación específica a las garantías que dichos socios
determinen, para lo cual deberán celebrar contratos de fideicomiso
independientes del fondo de riesgo general. La reglamentación de la
ley 25.300 determinará los requisitos que deberán reunir tales aportes
y el coeficiente de expansión que podrán tener en el otorgamiento de
garantías. La deducción impositiva en el impuesto a las ganancias co-
rrespondiente a esos aportes será equivalente a dos tercios de la que
correspondiere por aplicación del art. 79 de la ley 24.467, con los mis-
mos plazos, condiciones y requisitos establecidos en dichos artículos.
Para conformar el fondo de riesgo mediante el aporte de los socios
protectores, solo quedan excluidas las entidades financieras regidas
por la ley 21.526 y sus modificaciones (art. 9°, dec. 688/2018)

§ 282. DERECHOS DE LOS SOCIOS. EL DERECHO AL REEMBOLSO


DE LAS ACCIONES DE LOS SOCIOS PARTÍCIPES

Como hemos señalado, el legislador otorga diferentes derechos se-


gún la clase o categoría de socios de que se trata:
a) Los socios protectores gozan de todos los derechos que les co-
rresponden a los accionistas de las sociedades anónimas (art. 39), pero
carecen de los derechos que la ley 24.467 confiere exclusivamente a
los socios partícipes y, en consecuencia, no pueden ser beneficiarios
de los contratos de garantía recíproca ni tienen derecho al reembolso
de sus acciones.
b) Por el contrario, los socios partícipes gozan de todos esos dere-
chos, con las limitaciones ya vistas respecto del derecho del dividendo.
En cuanto al derecho al reembolso de sus acciones, el art. 47 de la
ley 24.467 prevé su carácter facultativo y su procedencia la determina
el consejo de administración de la sociedad, el cual será admisible
en la medida en que no afecte la solvencia del ente ni implique la re-
ducción del capital social mínimo. Además de ello, tal derecho está
subordinado a no afectar el número de socios partícipes que prevé la
ley24.467.
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 553

No pueden receder los socios partícipes que no han cancelado to-


talmente los contratos de garantía recíproca que hubiesen celebrado
con la sociedad ni cuando esta se encuentre en trámite de fusión, es-
cisión o disolución.
A los efectos de la determinación del valor de reembolso, la ley
24.467 prevé un mecanismo muy diferente al previsto por las leyes
19.550 y 20.337 de sociedades cooperativas, pues tal fijación está a
cargo del consejo de administración de la sociedad, dentro del cual
no debe ser incluido el valor de las reservas, cualquiera que fuese
su naturaleza, sobre las cuales los socios carecen de todo derecho
(art. 62, ley 24.467). Tan discutible solución, que solo se justifica para
las reservas legales o para el fondo de riesgo, cuya utilidad ya hemos
destacado, carece de toda explicación en caso de reservas libres o fa-
cultativas, cuando ellas no han sido afectadas al destino para el cual
han sido formadas, pues en tal caso, por tener su origen en utilidades
no distribuidas, debieron ser incluidas necesariamente en el valor de
rescate. Por otra parte, la fijación de tal valor por el consejo de admi-
nistración puede llevar a soluciones arbitrarias, por lo que, a pesar del
silencio de la ley en tal sentido, resultaría admisible desde todo punto
de vista el cuestionamiento judicial de tal valor por el socio partícipe
que se considera perjudicado por tal valuación.
El socio reembolsado responderá hasta dicho monto por las deu-
das contraídas por la sociedad con anterioridad a la fecha en que se
produjo el reintegro por un plazo de cinco años, cuando el patrimo-
nio de la sociedad sea insuficiente para afrontarlas.
En el caso de que, por reembolso del capital se alterara la partici-
pación relativa de los socios partícipes y protectores, la sociedad de ga-
rantía recíproca les reembolsará a los socios protectores la proporción
del capital necesaria para que no se exceda el límite establecido en el
último párrafo del art. 45 de la ley 24.467 (el 50% del capital social).
La reducción del capital social como consecuencia de la exclusión
o retiro de un socio partícipe no requerirá el cumplimiento de lo pre-
visto por el art. 204, párr. 1°, de la ley 19.550 y sus modificatorias (de-
recho de oposición de los acreedores) y será resuelta por el Consejo de
Administración (art. 47, in fine, ley 24.467).
Finalmente, y como excepción al principio de que los socios pro-
tectores carecen de todo derecho al rescate de sus acciones, el art. 47
de la ley 24.467 prevé que en caso de que el reembolso del capital de
los socios partícipes altere la relación de participación relativa de estos
554 RICARDO A. NISSEN

y los socios protectores, la sociedad de garantía recíproca les reem-


bolsará a estos últimos en la misma proporción del retiro del capital
efectuado a los socios partícipes, a efectos de mantener inalterable la
relación básica del 50% para los socios protectores en la composición
del capital social, norma que ha sido justamente criticada, por cuan-
to ello podría perjudicar la credibilidad del sistema en caso de retiro
masivo de los socios partícipes y por la afectación que podría tener
sobre el fondo de riesgo, en cuanto este integra el patrimonio, por ex-
presa directiva legal (art. 46, ley 24.467).
2. Respecto del derecho de la distribución de los beneficios de la
sociedad de garantía recíproca, el art. 53 de la ley 24.467 dispone que
serán considerados beneficios a distribuir a las utilidades líquidas y
realizadas obtenidas por la sociedad en el desarrollo de la actividad
que hace a su objeto social, aclarando dicha norma que los beneficios
serán distribuidos de la siguiente forma:
Reserva legal: el5% anual hasta completar el20% del capital social.
El resto tendrá el siguiente tratamiento: l. La parte correspondien-
te a los socios protectores podrá ser abonada en efectivo, como retri-
bución al capital aportado. 2. La parte correspondiente a los socios
partícipes se destinará al fondo de riesgo en un cincuenta 50%, pu-
diendo repartirse el resto entre la totalidad de dichos socios. En todos
los casos en que proceda la distribución de los beneficios en efectivo
a que se refiere la norma del art. 53, tanto los socios partícipes como
los socios protectores deberán, para tener derecho a percibirlo, haber
integrado la totalidad del capital social suscripto y no encontrarse por
ningún motivo en mora con la sociedad.

§ 283. EL RÉGIMEN DE EXCLUSIÓN DE SOCIOS

En esta materia se advierte con mayor nitidez la escasa factura


técnica de la ley, pues la asimilación que la ley 24.467 hace con res-
pecto al procedimiento de exclusión de socios con el previsto para el
reembolso del valor de las participaciones de los socios partícipes ca-
rece de todo fundamento, ya que ambas constituyen situaciones des-
de todo punto de vista diferentes.
Dispone el art. 41 de la ley 24.467 que las causales de exclusión de los
socios partícipes y trámites para su ejecución deben estar previstas por el
estatuto. No obstante, prevé dicho ordenamiento dos causales de exclu-
sión, que, a mi juicio, constituyen supuestos de exclusión inherentes a
r
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 555

la especial naturaleza de estas sociedades, sin que existan obstáculos


para aplicar el art. 90 de la ley 19.550, en lo que respecta a la proceden-
cia de dicha sanción, cuando el socio partícipe hubiera incurrido en
grave incumplimiento de sus obligaciones.
La exclusión de socios es solo remedio ante las inconductas de
los socios partícipes, pero no para los socios protectores, los cuales,
a tenor del último párrafo del art. 40, no podrán ser excluidos, solu-
ción que estaba ausente en la versión original de la ley 24.467, y que
aparentemente se funda en el hecho de que estos socios se limitan a
suministrar fondos al capital social y al fondo de riesgo, lo cual cons-
tituye un error, pues la mora en el incumplimiento del aporte o la rea-
lización de actos prohibidos a los socios protectores, como, por ejem-
plo, la celebración de contratos de garantía recíproca con la sociedad
(art. 37), que, además de la nulidad de dicho acto, debiera producir
la exclusión del socio infractor, cualquiera que fuere su categoría, en
tanto esa debe ser la sanción para quienes, con sus actos u omisiones,
perjudican al interés social.
Los supuestos de exclusión previstos por el art. 62, inc. 2°, de la ley
24.467 para los socios partícipes son los siguientes:
a) La falta de reembolso a la sociedad de las sumas abonadas por esta
al acreedor financiero, por las garantías otorgadas en favor de aquel.
b) La no realización de la integración del valor de las acciones
suscriptas, de acuerdo con lo establecido por la ley y los estatutos. En
ambos casos, la exclusión la resuelve directamente el consejo de ad-
ministración, así como la determinación del valor de las acciones del
socio infractor (arts. 47 y 62, inc. 2°).
Ante la ocurrencia de dichos supuestos, es competencia exclusiva
del consejo de administración de la sociedad disponer la exclusión
del socio, sin intervención de la asamblea, decisión que podrá ser
controvertida por el socio afectado por vía judicial.
Fuera de estos casos, la ley 24.467 nada aclara, aunque sí lo hace
el dec. 699/2018, en su art. 15, el que prescribe que la exclusión del
socio partícipe incurso en los supuestos contemplados en el inc. 2° del
art. 62 de aquella ley, al cual ya nos hemos referido, se podrá disponer,
una vez transcurridos treinta días desde que la SGR hubiera efectua-
do el pago de la garantía o, en su caso, desde que el socio estuviese en
mora en la integración de su aporte del capital, sin que en dicho plazo
el socio afectado hubiera regularizado su situación.
556 RICARDO A. NISSEN

Las demás cuestiones no previstas por la ley 24.467, que en ma-


teria de exclusión de socios es absolutamente parca, se rige por las
normas de los arts. 91 a 93 de la ley 19.550 (art. 82, ley 24.467), en lo que
resultare compatible.
En cuanto a los socios protectores, hemos ya señalado que el
art. 40, último párrafo, de la ley 24.467 prevé expresamente que ellos
no podrán ser excluidos, aunque en el art. 43, inc. e) de dicha ley, se-
gún versión de la ley 27.264, se prevé entre las sanciones que puede
aplicar la autoridad de control, a quienes infrinjan las normas de este
particular régimen legal, "la expulsión del socio protector o partícipe
incumplidor", lo cual constituye una incongruencia con el principio
general antes visto, pero configura, a nuestro juicio, una previsión ra-
zonable, pues no resulta concebible que quien ha incurrido en una
conducta reprochable y violatoria de la normativa legal, que revista
alguna gravedad, pueda pretender continuar en dicha sociedad.

§ 284. EL CONTRATO DE GARANTÍA RECÍPROCA

De acuerdo con lo dispuesto por el art. 68 de la ley 24.467, "Ha-


brá contrato de garantía recíproca cuando una sociedad de garantía
recíproca, constituida de acuerdo con las disposiciones de la presen-
te ley, se obligue accesoriamente por el socio partícipe que integra
la misma y el acreedor de éste acepte la obligación accesoria". Este
aseguramiento puede serlo por el total de la obligación o por menor
importe (art. 69, in fine).
El contrato de garantía recíproca es consensual y debe celebrarse
por escrito, pudiendo serlo por instrumento público o privado, con
firmas certificadas por escribano público (art. 72), y la obligación asu-
mida por el socio partícipe frente a terceros constituye una prestación
dineraria o susceptible de apreciación pecuniaria, asumidas para el
desarrollo de su actividad económica u objeto social.
La garantía asumida por la sociedad de garantía recíproca frente a
terceros debe ser por una suma fija y determinada, aunque el crédito
de la obligación a la cual accede fuera incierto o indeterminado.
Las obligaciones que no se ajustan a estos requisitos deben ser
consideradas como actividades prohibidas (art. 35), sometidas a la
sanción de nulidad, que puede ser opuesta a terceros, atento a que
los estrictos límites de actuación de estas sociedades no permiten ca-
lificar nunca como terceros de buena fe a los acreedores que no han
respetado los requisitos de los contratos de garantía recíproca.
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 557

El contrato de garantía recíproca no debe ser identificado con la


fianza ni limitado exclusivamente a esta figura, pues una interpreta-
ción finalista de la ley 24.467, y a pesar de la deficiente redacción del
art. 73, permite comprender dentro de la figura en análisis a cualquie-
ra de los contratos de garantía previstos por los ordenamientos civil o
mercantil (fianzas, avales, hipotecas, "principal pagador", etc.).
El art. 73 de la ley 24.467 prescribe expresamente la solidaridad
de la sociedad de garantía recíproca con el deudor principal o socio
partícipe frente al acreedor financiero, confiriéndole al contrato de
garantía recíproca el carácter de título ejecutivo por el monto de la
obligación principal, sus intereses y gastos, justificados estos últimos
conforme al procedimiento establecido por el art. 1447 del Cód. Civ.
y Com., que legisla sobre el certificado de saldo deudor de la cuenta
corriente bancaria, pudiendo demandar a la sociedad hasta el monto
de la garantía otorgada.
Sin embargo, el acreedor financiero no podrá ejecutar las acciones
de las que sus deudores (socios partícipes) son titulares en la sociedad
de garantía recíproca, sobre las cuales dicho ente tiene privilegio so-
bre cualquier otro acreedor (art. 48, ley 24.467).
El art. 34 de la ley 24.467 prevé ciertos y determinados límites opera-
tivos a las sociedades de garantía recíproca, las cuales no podrán asig-
nar a un mismo socio partícipe o terceros, garantías superiores al 5%
del valor total del fondo de riesgo de cada SGR. Asimismo, tampoco po-
drán asignar a obligaciones con el mismo acreedor más del25% del va-
lor total del fondo del riesgo, y en esta limitación deberán incluirse a las
empresas controladas, vinculadas y a las personas humanas o jurídicas
que integren el mismo grupo económico. Quedan excluidas del límite
operativo las garantías correspondientes a créditos otorgados por en-
tidades bancarias y a las garantías otorgadas a organismos públicos
centralizados o descentralizados correspondientes a los organismos
nacionales, provinciales o municipales y de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, que no desarrollen actividades comerciales, industriales
o financieras. Asimismo, la autoridad de control podrá autorizar ma-
yores límites operativos con carácter general en virtud del desarrollo
del sistema, pudiendo asimismo exceptuar de los límites operativos a
casos particulares, con carácter excepcional y por decisión fundada, en
determinados casos previstos por los párrafos finales de dicha norma.
Los límites previstos por el art. 34 de la ley 24.467 y sus modifi-
caciones, deberán ser considerados al momento de la emisión de la
garantía (art. 2°, dec. 699/2018).
558 RICARDO A. NISSEN

§ 285. EFECTOS DEL CONTRATO DE GARANTÍA RECÍPROCA


ENTRE LA SOCIEDAD Y SUS SOCIOS PARTÍCIPES

Definido ya el concepto y formalidades del contrato de garantía


recíproca, así como analizadas las relaciones entre la sociedad y el
acreedor, resta detenernos en las relaciones entre la sociedad y los
socios partícipes beneficiarios de las garantías otorgadas por el ente.
El art. 68 de la ley 24.467 dispone que el socio partícipe queda obli-
gado, frente a la sociedad de garantía recíproca que integra, por los
pagos que esta realice a terceros en cumplimiento de la garantía otor-
gada, la cual podrá repetir de aquel el total de lo que hubiera pagado,
incluso intereses y gastos. Si la sociedad de garantía recíproca hubiera
asegurado una obligación solidaria contraída por varios socios, podrá
repetir de cada uno de ellos el total de lo abonado (art. 77).
Preventivamente a producirse tal subrogación legal, la sociedad
de garantía recíproca podrá trabar todo tipo de medidas cautelares
contra bienes del socio partícipe o deudor principal, en los siguien-
tes casos:
a) Si la sociedad fuera intimada al pago de la garantía.
b) Si vencida la deuda, el deudor no la pagara.
e) Si disminuye el patrimonio del deudor o utilizare sus bienes
para afianzar nuevas obligaciones sin consentimiento de la sociedad
de garantía recíproca que integra.
d) Si el deudor principal quisiera ausentarse del país y no dejara bie-
nes suficientes y libres de gravamen para cancelar sus obligaciones.
e) Cuando el deudor principal incumpliere obligaciones societa-
rias respecto de la sociedad de garantía recíproca, cualquiera que fue-
ra su naturaleza.
f) Cuando el deudor principal fuera una persona de existencia
ideal y no diera cumplimiento a las obligaciones legales para su fun-
cionamiento regular.
Abonada la deuda por la sociedad de garantía recíproca, los
arts. 48 y 75 de la ley 24.467 otorgan a esta dos derechos que pueden
ser considerados excepcionales:
a) Privilegio ante todo otro acreedor sobre las acciones del socio
partícipe deudor, el cual no puede prendarlas en favor de otro acreedor.
LAS SOCIEDADES DE GARANTiA RECiPROCA 559

b) Derecho de la sociedad de garantía recíproca de ser admitida


previamente en el pasivo de la masa del socio partícipe deudor, cuan-
do este quebrase antes de pagar la deuda. Se presume que el legisla-
doren este caso intente otorgar a la sociedad de garantía recíproca un
privilegio general sobre todo otro acreedor del socio partícipe, pero
tal cual como está redactado el art. 75 de la ley 24.467, que se refiere
solo a una preferencia temporal, este último derecho o beneficio no
supone absolutamente nada.
Sin perjuicio de ello, y a los efectos de evitar todo el procedimiento
de ejecución de la garantía otorgada, la sociedad puede exigir al so-
cio partícipe, al momento de celebrar el contrato con los acreedores
financieros de este, el aseguramiento de la prestación efectuado en
favor de él, a través de la exigencia de lo que el art. 71 de la ley 24.467
denomina contragarantías, que el socio partícipe tomador del referi-
do contrato debe ofrecer en respaldo de su operación. Tal exigencia
se explica desde el punto de vista de la sociedad, interesada en man-
tener incólume su patrimonio, pero pone un margen de dudas sobre
la utilidad de este nuevo tipo societario, pues en la medida en que se
repare que uno de los objetivos de la ley 24.467 ha sido la de alentar
el acceso al crédito de las PyMEs, dificultado en la práctica habitual
de las operaciones bancarias o financieras por las fuertes garantías
requeridas, difícilmente el legislador de dicha normativa pueda tener
éxito en sus aspiraciones, si tales garantías, en lugar de ser exigidas
por el acreedor financiero, son requeridas al deudor por la sociedad
de garantía recíproca que integra.
Finalmente, dispone la ley 24.467 que el contrato de garantía recí-
proca caduca por la extinción de la obligación principal, esto es, por el
pago total efectuado por el socio partícipe al acreedor financiero, por
modificación o novación de la obligación principal, sin intervención o
consentimiento de la sociedad de garantía recíproca y por las causas
de extinción de las obligaciones en general y de las obligaciones acce-
sorias en particular (art. 78).

§ 286. LOS ÓRGANOS SOCIALES

l. Los órganos sociales de las sociedades de garantía recíproca se-


rán la asamblea general, el consejo de administración y la sindica-
tura, las cuales tendrán las atribuciones que establezca la ley 19.550
para los órganos equivalentes de las sociedades anónimas, salvo en lo
que resulte modificada por esta ley.
560 RICARDO A. NISSEN

2. El gobierno de las sociedades de garantía recíproca está en ma-


nos de la asamblea general de accionistas, las cuales han sido dividi-
das por la ley 24.467 en asambleas ordinarias y extraordinarias, aun-
que no cabe descartar las asambleas especiales atento a la existencia
de dos categorías de socios, que torna aplicable lo dispuesto por los
arts. 250 y 262 de la ley 19.550.
La sociedad debe celebrar una asamblea general ordinaria anual,
que estará integrada por todos los socios, por lo menos una vez al año
cuando dentro de los términos en que lo disponga la ley, sea convoca-
da por el consejo de administración, para tratar los siguientes temas:
1) Fijar la política de inversión de los fondos sociales y 2) Aprobar el
costo de las garantías, el mínimo de contragarantías que la sociedad
habrá de requerir a los socios partícipes y fijar el límite máximo de
las eventuales bonificaciones que podrá conceder el consejo de admi-
nistración. Para considerar estos temas por la asamblea ordinaria, el
directorio debe hacer las propuestas que estime convenientes (art. 62,
incs. 6°, 7° y 9°, ley citada).
Fuera de estos casos, el consejo de administración podrá convo-
car a asamblea general ordinaria de accionistas cuando lo considere
conveniente, rigiendo al respecto, para las sociedades de garantía re-
cíproca, lo dispuesto por el art. 234 de la ley 19.550. Dicha asamblea
general ordinaria deberá ser convocada por el consejo de administra-
ción mediante anuncios publicados por cinco días en el Boletín Oficial
y en uno de los diarios de mayor circulación de la zona o provincia en
que tenga establecida su sede y domicilio la sociedad, con quince días
de anticipación como mínimo a la fecha fijada para su celebración. En
el anuncio deberá expresarse la fecha de la primera y segunda convo-
catoria, hora y lugar, orden del día y recaudos especiales exigidos por
el estatuto para la concurrencia de los accionistas.
La competencia de la asamblea extraordinaria está reservada ato-
das aquellas cuestiones previstas en la ley 19.550 y que no estuvieren
reservadas a la asamblea general ordinaria. Deberán ser estas convo-
cadas por el consejo de administración o cuando lo solicite un núme-
ro de socios que represente como mínimo el diez por ciento del capital
social. En la convocatoria deberán expresarse la fecha de la primera y
segunda convocatoria, hora, lugar de reunión y el orden del día en que
deberán incluirse los asuntos solicitados por los socios convocantes y
los recaudos especiales exigidos por el estatuto para la concurrencia
de los accionistas. La convocatoria será publicada, en el caso de asam-
bleas extraordinarias, durante cinco días en el Boletín Oficial y en uno
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 561

de los diarios de mayor circulación de la zona y provincia en la que


tenga establecida su sede y domicilio la sociedad, y con una anticipa-
ción no menor a treinta días, lo que se aplica en la necesidad de que
los socios conozcan el tenor de las modificaciones estatutarias, como
hemos ya señalado (art. 44, ley 24.467).
El síndico puede también convocar a asambleas extraordinarias
cuando lo juzgue necesario y a asambleas ordinarias cuando omita
hacerlo el consejo de administración y la referencia efectuada por el
art. 65, primer párrafo, de la ley 24.467 no deja el menor margen de
dudas, al remitir, en cuanto a las atribuciones y deberes de la sindica-
tura a las normas de la ley 19.550.
Es interesante destacar que la ley 24.467 no contempla el derecho
de los socios de exigir al consejo de administración o la sindicatura la
convocatoria a asamblea ordinaria, que sí -por el contrario-la ad-
mite para las asambleas extraordinarias, realizando de esta manera
una distinción incomprensible; tampoco prevé en ningún caso la fa-
cultad de los socios de recurrir judicialmente en procura de ella, pero
es evidente que el legislador de la ley 24.467 ha querido excluir a las
asambleas ordinarias de la posibilidad de ser convocadas, privada o en
forma judicial, sin que existan los menores fundamentos para justifi-
car en derecho esa exclusión, que priva a los accionistas de un resorte
fundamental para procurar el legal funcionamiento de la sociedad.
En cuanto al quorum, la ley 24.467 no distingue entre asambleas
ordinarias y extraordinarias, estableciendo un sistema único para
ambas: se exige que en primera convocatoria las asambleas generales
quedarán constituidas con la presencia de más del 51% de los votos
de la sociedad, debiendo incluir, dentro de ese porcentaje, como mí-
nimo, un 20% de los votos de los partícipes. En segunda convocatoria
las asambleas serán válidas con la presencia de por lo menos el 30%
de la totalidad de los votos de la sociedad, debiendo incluir dentro de
ese porcentaje un 15% de los votos que los partícipes tienen en el ente.
Tratándose del régimen de mayorías, la ley 24.467 en su art. 58,
segundo párrafo, establece como principio general la mayoría simple
de los votos presentes, salvo que los estatutos requieran mayor núme-
ro, pero que deben incluir el15% de los votos que los socios partícipes
tienen en la sociedad. Como excepción a este principio, la ley exige
mayoría calificada del 60% de los votos sobre la totalidad del capital
social, con la inclusión, como mínimo, del 30% de los votos de los so-
cios partícipes, en todas las decisiones referidas a la elección de los
562 RICARDO A. N ISSEN

integrantes del consejo de administración, o en los casos de fusión,


escisión y disolución de la sociedad, así como en caso de aumentos
del capital fuera del quíntuplo, en donde se requiere el voto favora-
ble de las dos terceras partes de los votos totales, aunque se admite
la existencia en tales casos de pacto estatutario en contrario (art. 51,
último párr., ley 24.467). Si el aumento del capital social no excede su
quíntuplo, este acuerdo podrá ser adoptado por asamblea ordinaria.
La ley 24.467 admite la actuación en asambleas por representación,
requiriendo solo autorización por escrito, sin requerir la certificación
de firmas. Sin embargo, un mismo representante asambleario no pue-
de representar a más de diez socios ni invocar un número superior al
10% del total del capital. El voto emitido por un socio será considera-
do nulo cuando el asunto tratado involucre una decisión que se refie-
ra a la posibilidad de que la sociedad pueda hacer valer un derecho
en contra de él o existiera entre ambos un interés contrapuesto o en
competencia, aunque la presencia de tal socio será considerada para el
cómputo del quorum y mayorías, lo cual constituye un evidente error,
pues la incompatibilidad legal para la emisión del voto obliga a elimi-
nar al socio afectado en el cómputo de quorum y mayorías.
3. En cuanto al consejo de administración, este tiene a su cargo la
administración y representación de la sociedad y deberá estar inte-
grado por tres personas, de las cuales al menos una representa a los
socios partícipes y al menos una representará a los socios protectores.
Esta norma adolece de toda claridad y producirá todo tipo de con-
flictos, pues no permite a los socios protectores tener mayoría en el
consejo de administración, habida cuenta de que esta categoría de
socios no puede representar más del 50% del capital social, y en lo que
respecta a los socios partícipes, ellos podrán lograr mayoría en dicho
órgano cuando superen el 50% del capital social.
La elección de los consejeros está a cargo de la asamblea general
ordinaria de accionistas, requiriéndose una mayoría del 60% sobre
los votos de la totalidad del capital social, debiendo incluirse necesa-
riamente el30% de los votos partícipes. A pesar de no existir la menor
referencia en la ley 24.467, nada descarta la validez de la elección de
los administradores por el sistema de clase o categoría de acciones
previsto por el art. 262 de la ley 19.550 siempre y cuando tal modo
de designación haya sido previsto estatutariamente. Es más, podría
afirmarse que atento a la finalidad del legislador, el sistema previs-
to por el art. 262 de la ley 19.550 es el que debió consagrarse como
procedimiento exclusivo, pues de lo contrario, esto es, tal como está
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 563

previsto por la ley 24.467, los socios protectores participan en la elec-


ción del representante de los socios partícipes y viceversa, lo que no
resulta congruente desde ningún punto de vista.
Pero ese no es el único defecto que se advierte en la legislación
dedicada a las sociedades de garantía recíproca, pues la ley 24.467 no
aclara la naturaleza del consejo de administración (aunque se presu-
me colegiada atento a la necesidad de contar con un presidente) ni se
prevén normas sobre su remuneración, plazo de duración en sus fun-
ciones ni disposiciones concretas sobre remoción, renuncia o respon-
sabilidad de sus integrantes, supuestos en los cuales la remisión a las
normas que sobre sociedades anónimas prevé la ley l9.SSO es inelu-
dible. En cuanto al funcionamiento del consejo de administración, la
única norma que hace referencia a tan importante cuestión la encon-
tramos en el art. 62, inc. so, de la ley 24.467, cuando establece, entre
las funciones del consejo, la fijación por este órgano de las normas
con que se regulará su funcionamiento, lo que constituye solución no
exenta de críticas, pues la facultad del consejo de elaborar su propio
reglamento de funcionamiento, sin pautas legales mínimas, puede
prestarse al mayor de los abusos, evitándose las reuniones periódi-
cas, que resultan fundamentales en este tipo de sociedad, así como
el derecho de los socios a conocer la gestión de los administradores.
El art. 62 de la ley 24.467 define las funciones del consejo de admi-
nistración de las sociedades de garantía recíproca, que en términos
generales están previstas en su inc. so, cuando establece que compete
a dicho órgano la realización de todos los actos necesarios para ello-
gro del objeto social.
Pero además de ello, en sus restantes incisos, dicha norma enu-
mera las funciones específicas del consejo de administración, que son
las siguientes:
l. El reembolso de las acciones existentes, manteniendo los requi-
sitos mínimos de solvencia.
2. La exclusión de los socios en los casos en que la sociedad se
haya visto obligada a pagar a terceros en virtud de la garantía otor-
gada en favor de un socio y cuando cualquiera de los socios no haya
realizado la integración de las acciones suscriptas, de acuerdo con la
ley y los estatutos.
3. Decidir sobre la admisión de nuevos socios, conforme a los esta-
tutos y ad referendum de la asamblea.
564 RICARDO A. NJSSEN

4. Designar a los gerentes.

5. Fijar las normas con que se regulará el funcionamiento del con-


sejo de administración y realizar todos los actos necesarios para el
logro del objeto social.
6. Proponer a la asamblea general ordinaria la cuantía máxima de
garantías a otorgar durante el ejercicio.
7. Proponer a la asamblea general ordinaria el costo que los socios
partícipes deberán oblar para acceder al otorgamiento de las garantías.
8. Otorgar o denegar garantías o bonificaciones a los socios partí-
cipes, estableciendo en cada caso las condiciones especiales que ten-
drá que cumplir el socio para obtener la garantía y fijar las normas y
procedimientos para las contragarantías a que se refiere el art. 71 de
la ley en análisis.
9. Determinar las inversiones a realizar con el patrimonio de la
sociedad en el marco de las pautas fijadas por la asamblea.
10. Autorizar las transmisiones de acciones conforme a lo estable-
cido por la ley 24.467.
11. Someter a la aprobación de la asamblea general ordinaria el
balance general y el estado de resultados y proponer la aplicación de
los resultados del ejercicio.
12. Realizar cualesquiera otros actos y acuerdos que no estén ex-
presamente reservados a la asamblea por las disposiciones de la ley o
los estatutos de la sociedad.
La sociedad de garantía recíproca puede designar gerentes, gene-
rales o especiales, estableciendo el art. 16 del dec. 699/2018 que la de-
signación del gerente general y de los miembros del consejo de admi-
nistración y de la sindicatura deberá recaer en personas que reúnan
los requisitos de idoneidad que establezca la autoridad de aplicación.
Del mismo modo, el art. 17 de dicho decreto reglamentario establece
que para el ejercicio de cargos en el consejo de administración resul-
tan aplicables las disposiciones del art. 264 de la ley 19.550.
4. Finalmente, y en cuanto al órgano de fiscalización de las so-
ciedades de garantía recíproca, este está a cargo de una sindicatura
obligatoria, integrada por tres síndicos designados por la asamblea ge-
neral ordinaria (art. 55, ley 24.467). Se requiere para integrarla tener
los títulos de abogado, licenciado en economía, de administración de
LAS SOCIEDADES DE GARANTiA RECiPROCA 565

empresas o contador público con título habilitante y tener domicilio


especial en la misma jurisdicción del domicilio de la sociedad. La ley
24.467 no admite, a diferencia de las sociedades por acciones, la actua-
ción de sociedades civiles constituidas por dichos profesionales.
Ante el silencio de la ley 24.467, debe recurrirse a las normas de las
sociedades anónimas en materia de plazo de duración de la actuación
de los síndicos, su régimen de remuneración, remoción y responsabili-
dad. En cuanto a sus atribuciones, el art. 65 de la ley 24.467 remite a las
atribuciones y deberes establecidos para los síndicos en el art. 294 de la
ley 19.550, agregando aquella norma dos funciones que se compadecen
con la naturaleza especial de las sociedades de garantía recíproca:
a) La verificación en igual forma y periodicidad de las inversiones
de la sociedad, los contratos de garantías celebrados y estado del ca-
pital social, reservas y fondo de riesgo.
b) Atender todos los requerimientos y aclaraciones que formule la
autoridad de aplicación y el Banco Central de la República Argentina.
La sindicatura de la sóciedad de garantía recíproca deberá tener
una representación por clase de socios inversa a la que se haya dado al
consejo de administración, de acuerdo con lo establecido en el art. 61
de la ley 24.467 y sus modificatorias (art. 24, dec. 699/2018).

§ 287. REORGANIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA


RECÍPROCA. FUSIÓN Y ESCISIÓN

El art. 66 de la ley 24.467 descarta toda posibilidad de las socie-


dades de garantía recíproca de fusionarse con sociedades de distinto
tipo o de escindirse en sociedades de distinta naturaleza. Solo pue-
den fusionarse entre sí o escindirse en dos o más sociedades de la
misma índole.
La ley 24.467 nada aclara sobre la transformación de la sociedad
de garantía recíproca en otro tipo social, pero por tratarse de una so-
ciedad con objeto especial, regulado por normas específicas, todo pa-
rece descartar tal posibilidad.
Para la fusión y escisión de las sociedades de garantía recíproca,
deberán respetarse las siguientes pautas de procedimiento:
a) Contar con la aprobación de la asamblea general extraordina-
ria de los socios, con las mayorías agravadas previstas por el art. 58,
párr. 2°, de la ley 24.467.
566 RICARDO A. N ISSEN

b) Obtener la autorización de la autoridad de aplicación, de con-


formidad con el procedimiento establecido por el art. 42.
e) En cuanto al canje de las acciones de la sociedad o sociedades
originales por las correspondientes a la o a las sociedades nuevas, se
realizará por el valor patrimonial neto, pero cuando de resultas de
esta forma de cálculo quedaren pendientes fracciones de acciones no
susceptibles de ser canjeadas, se abonará en efectivo el valor corres-
pondiente, salvo que existiesen contratos de garantía recíproca vigen-
tes, en cuyo caso el pago se realizará una vez extinguidos estos.

§ 288. DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE LAS SOCIEDADES


DE GARANTÍA RECÍPROCA

Además de las causales previstas por la ley 19.550, la ley 24.467 ha


previsto otras hipótesis de disolución, adaptadas al tipo social de que
se trata, a saber:
l. Imposibilidad de absorber pérdidas que representen el total del
fondo de riesgo, el total de la reserva legal y el 40% del capital social.
Sin embargo, esta causal disolutoria, que no opera de pleno derecho,
puede ser dejada sin efecto a través del reintegro de tales sumas, por
aplicación supletoria de lo dispuesto por el art. 96 de la ley 19.550.
2. Por disminución del capital social a un monto inferior al míni-
mo determinado por vía reglamentaria, durante un período mayor de
tres meses. Tampoco entendemos a esta causal disolutoria como ope-
rable de pleno derecho ni creemos incompatible con ella la solución
del reintegro, por ser mecanismo regularizatorio para cualquier tipo
de sociedad que haya perdido el capital social.
3. Por revocación de la autorización acordada por la autoridad de
aplicación (arts. 43 y 67, inc. 3°, ley 24.467).
Cuando se presenten las causales de disolución o liquidación pre-
vistas en la ley 19.550 y en el art. 67 de la ley en análisis, la liquidación
estará a cargo de la o las personas que designe la Asamblea General
por mayoría simple de votos (art. 19, dec. 699/2018). Esta es la única
norma que se refiere al trámite liquida torio, sobre el cual la ley 24.467
guarda también inexplicable silencio, por lo que corresponde aplicar,
en lo compatible, el régimen previsto por los arts. 101 a 112 de la ley
19.550, debiendo distribuirse la cuota liquidatoria, una vez realizado
el activo y cancelado el pasivo, entre los socios partícipes y protecto-
res, en proporción a sus respectivas tenencias.
LAS SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA 567

§ 289. INCUMPLIMIENTO A LAS DISPOSICIONES DE LA LEY 24.467.


RÉGIMEN SANCIONATORIO

El incumplimiento por parte de las personas humanas y jurídi-


cas de cualquier naturaleza de las disposiciones previstas por la ley
24.467 y su reglamentación, dará lugar a la aplicación, en forma con-
junta o individual, de las sanciones previstas en el art. 43 de la referi-
da ley, sin perjuicio de la aplicación de las demás sanciones previstas
por la ley 19.550 y las que pudieran corresponder por aplicación de la
legislación penal:
a) Desestimación de garantías del cómputo de los grados de utili-
zación que se requiere para acceder a la desgravación impositiva pre-
vista en el art. 79 de dicha ley.
b) Apercibimiento.
e) Apercibimiento, con obligación de publicar la parte dispositiva
de la resolución en el Boletín Oficial de la República Argentina y en los
portales de la autoridad de aplicación y hasta en dos diarios de circu-
lación nacional a costa del sujeto punido.
d) Multas aplicables a la sociedad de garantía recíproca (SGR) y,
según si fuera imputable un incumplimiento específico, a los inte-
grantes de sus órganos sociales. Las multas podrán establecerse entre
un monto de $ 5.000 a$ 20.000.000. El Poder Ejecutivo nacional podrá
modificar dichos topes mínimos y máximos cada dos años.
e) Expulsión del socio protector o partícipe incumplidor, así como
la prohibición de incorporarse, en forma permanente o transitoria, al
sistema por otra sociedad de garantía recíproca.
f) Inhabilitación, temporaria o permanente para desempeñarse
como directores, administradores, miembros del consejo de vigilan-
cia, síndicos, liquidadores, gerentes, auditores, socios o accionistas de
las sociedades de garantía recíproca.
g) Inhabilitación transitoria para operar como sociedad de garan-
tía recíproca.
h) Revocación de la autorización para funcionar como tal.
Las consecuencias jurídicas contenidas en el art. 43 de la ley 24.467
podrán ser aplicadas de manera total o parcial. A los fines de la fija-
ción de las sanciones antes referidas, la autoridad de aplicación -la
568 RICARDO A. NISSEN

Secretaría de Emprendedores y Pymes del Ministerio de Producción


y Trabajo- deberá tener especialmente en cuenta: la magnitud de la
infracción, los beneficios generados o los perjuicios ocasionados por
el infractor; el volumen operativo y el fondo de riesgo del infractor, y la
actuación individual de los miembros de los órganos de administra-
ción y fiscalización. En el caso de las personas jurídicas, responderán
solidariamente los directores, administradores, síndicos y miembros
del consejo de vigilancia y en su caso, gerentes e integrantes del con-
sejo de calificación, respecto de quienes se haya determinado respon-
sabilidad individual en la comisión de las conductas sancionadas.
La autoridad de aplicación determinará el procedimiento corres-
pondiente a los efectos de la aplicación de las sanciones previstas en
el art. 43 de la ley 24.467, garantizando el ejercicio del derecho de de-
fensa. Contra la resolución que disponga la imposición de sanciones
podrá interponerse recurso de revocatoria ante la autoridad de aplica-
ción, con apelación en subsidio por ante la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Comercial. Ambos recursos tendrán efecto suspensivo.
CAPÍTULO XXIX

LAS SOCIEDADES PORACCIONES


SIMPLIFICADAS (SAS)

§ 290. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS. CARACTERÍSTICAS DE


LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS

Las sociedades por acciones simplificadas o "SAS", como se las


conoce habitualmente, fueron incorporadas a nuestra legislación so-
cietaria por la ley 27.349, que fue sancionada el día 7 de abril de 2017.
El método de inclusión de este nuevo tipo societario en nuestro
país respondió a los mismos parámetros que el legislador de 1995 pre-
vió para las sociedades de garantía recíproca, cuya ley 24.467, cono-
cida como "Ley Pyme", previó, en su texto, una serie de medidas para
alentar la constitución y desarrollo de la pequeña y media empresa,
dentro de la cual se reglamentó la existencia de un nuevo tipo socie-
tario en la República Argentina, las sociedades de garantía recíproca
(SGR), cuyo antecedente fue un real decreto del Reino de España. La
experiencia demostró la equivocación del redactor de la ley 24.467 en
lo que respecta al método elegido para legislar un nuevo tipo socie-
tario, pues debió incorporarse a la ley 19.550, habida cuenta de que
con ello se soluciona la infinidad de problemas que plantea la inter-
pretación de sus normas, así como la existencia de sus lagunas, que
encontrarán respuesta en el texto de una ley especial, como la hoy
denominada "Ley General de Sociedades" que -precisamente- se
dedica a reglamentar la constitución y funcionamiento de las socie-
dades en nuestro país.
La desafortunada experiencia de las sociedades de garantía recí-
proca, que en poco más de 20 años ya ha sido objeto de sustanciales
modificaciones -pues en realidad no se trata de un tipo societario
sino de un negocio financiero- debió haber recordado al legislador
de la ley 27.349 del año 2017 sobre la inconveniencia de legislar sobre
570 RICARDO A. NISSEN

las sociedades por acciones simplificadas fuera de la ley 19.550, máxi-


me cuando, en el año 2014, la ley 26.994 unificó las sociedades civiles
y comerciales en una ley denominada "Ley General de Sociedades",
por lo que resultó sorprendente que, menos de tres años después de
la referida unificación, se haya regresado al viejo criterio de redactar
tantas leyes como tipos societarios existen, con total olvido de la clara
y ejemplar norma del art. 150 del Código Civil y Comercial de la Na-
ción, que establece un sistema de prelación respecto de la legislación
aplicable a las personas jurídicas que se constituyen en la República y
que constituye una disposición legal de evidente utilidad a la hora de
interpretar cualquiera de las normativas que prevén la existencia de
diferentes tipos societarios.
Sin embargo, y si bien no puede discutirse la influencia de la ley
24.456 de sociedades de garantía recíproca en la metodología utiliza-
da para incorporar las sociedades por acciones unificadas a nuestra
legislación, lo cierto es que existen algunas diferencias entre ambas
leyes: la ley 24.467 intentó promover la pequeña y mediana empre-
sa en nuestro país (Pymes), brindando alicientes y privilegios de
naturaleza impositiva para alentar su constitución, pero no sucedió
lo mismo con la ley 27.349 de SAS en las cuales el método legislati-
vo ideal hubiera sido promover el desarrollo de la actividad de los
emprendedores mediante una ley de apoyo al capital emprendedor,
como ventajas impositivas y de acceso al crédito, en lugar de intro-
ducir, además, un nuevo tipo societario ajeno a la ley 19.550, cuando
la configuración de la figura del emprendedor no es tarea sencilla y
cuando el número de ellos no merece la consagración de un tipo le-
gal, teniendo en cuenta que la experiencia acumulada desde el año
2017 demuestra que estas nuevas sociedades no constituyen otra
cosa que la concreción del viejo anhelo del comerciante individual
de limitar su responsabilidad, recurriendo a la figura de las socieda-
des de un solo socio, sin tener que someterse a las limitaciones que
en tal aspecto contiene la ley 19.550.
Una sencilla lectura del título 111 de la ley 27.349, dentro del cual se
encuentra reglamentada la constitución y funcionamiento de las so-
ciedades por acciones simplificadas, conduce a la conclusión de que
la promoción de la actividades de los emprendedores -que es un íco-
no del actuar gobierno, de neto corte conservador y liberal- no cons-
tituye sino una burda excusa para dotar a determinados ciudadanos
-no solo nacionales sino también extranjeros- de un molde societa-
rio que pretende alejarse de las normas de protección que nuestra Ley
General de Sociedades Comerciales contiene en materia de protec-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 571

ción de terceros y de los socios o accionistas minoritarios, ejemplares


disposiciones, cimentadas en una importante jurisprudencia judicial
y administrativa elaborada durante más de 150 años, que inspiraron
a los legisladores de la ley 19.550 y sus modificatorias.
Es pues inadmisible predicar la existencia de un determinado tipo
social legislado fuera del ordenamiento común societario y destinado
para ciertas personas que la ley llama "emprendedores", cuando no
es necesario -a diferencia de lo que acontece con las sociedades de
garantía recíproca, en las cuales sus exclusivos beneficiarios, esto es,
los denominados "sujetos garantizables': se deben necesariamente ins-
cribir en un registro especial (el Registro de Empresas MiPymes), como
requisito mismo de constitución- que los supuestos beneficiarios de
la ley 27.349 de apoyo al capital emprendedor, esto es, los empren-
dedores, no estén sometidos a ninguna carga inscriptoria, pudiendo
recurrir al modelo de las sociedades por acciones simplificadas (SAS)
cualquier persona humana o jurídica, sin acreditar más que sus datos
personales, pero ninguna condición especial que los haga merecedo-
res de un régimen societario especial que se caracteriza por su exce-
siva liviandad. Con otras palabras, es inconcebible que una misma
persona pueda recurrir, para desarrollar sus actividades empresarias
en sociedad, tanto a la ley 19.550, caracterizada por su excesivo, aun-
que justificado reglamentarismo, en protección de los terceros y los
propios consocios, como a la ley 27.349, que no incluye norma alguna
protectora de quienes son, por lo general, las víctimas del mal uso de
las sociedades.
No es la primera vez -y seguramente no será la última- que el
actual gobierno nacional elegido en el año 2015 intenta disfrazar sus
propósitos mediante la recurrencia a un fin que -por lo general-
encontrará el beneplácito de los ciudadanos, que no coincide con las
reales intenciones del legislador. Lo hizo el Poder Ejecutivo con el
original blanqueo de capitales instrumentado en el año 2016, cuyos
beneficiarios iban a ser los integrantes de la clase pasiva de nuestra
población, mediante un pomposamente denominado "fondo de re-
paración histórica", traducido en la realidad en el pago de una suma
irrisoria, que en nada cambió la precaria situación económica de
nuestros jubilados, cuando a nadie escapa que el principal objetivo
de esa ley de sinceramiento fiscal no fue otra cosa que la repatriación
de capitales radicados en el exterior por parte de los familiares de la
actual clase gobernante, merced a un decreto presidencial posterior
que se contradecía abiertamente con los términos de la ley 27.260,
que precisamente prohibía la aplicación de esta normativa para los
572 RICARDO A. NISSEN

parientes cercanos de los funcionarios gubernamentales. Pero como


los supuestos beneficiarios de este blanqueo eran los jubilados, la dis-
cusión quedó acotada, merced a aquella falsa premisa, pues ¿quién
podía discutir el derecho de nuestra clase pasiva a obtener una mejora
en sus decaídos ingresos?
Algo muy similar pasó con la ley de "apoyo al capital emprende-
dor", pues ¿quién no apoya los emprendimientos empresarios y la crea-
ción de empleo en la República Argentina? Pero ello fue solo una burda
e infantil excusa, porque -se reitera- la inclusión de un nuevo tipo
social en la ley 27.349 era completamente innecesaria, aunque sí fun-
damental para los intereses de la clase empresaria, pues -entre otros
motivos- el desprestigio de las sociedades off shore en el mundo, la
desconfianza que suscita el contrato de fideicomiso entre la pobla-
ción y la enorme jurisprudencia emanada de los fueros laboral, civil
y en mucha menor medida de la justicia comercial, elaborada desde
hace aproximadamente 30 años, apoyada por un sector importante
de la doctrina nacional, hartos de los abusos corporativos, fueron es-
tableciendo ciertas pautas para la actuación en el mercado de las per-
sonas jurídicas, fundado en un especializado control de la constitu-
ción y funcionamiento de toda sociedad, requiriendo una necesaria y
suficiente capitalización para poder cumplir con su objeto social, una
activa intervención de los organismos de control y una destacable re-
lativización del principio general de la irresponsabilidad de los socios
y accionistas en las sociedades de responsabilidad limitada y socieda-
des anónimas por el cumplimiento de las obligaciones sociales, entre
otros logros que no fue sencillo conseguir, todo lo cual "justificó" la
creación de este nuevo tipo social-las sociedades por acciones sim-
plificadas (SAS)- que se da de bruces con toda esta importantísima
evolución del derecho societario, regresando a épocas prehistóricas
de nuestra legislación corporativa, pues con solo adoptar este molde,
se puede hacer lo que se quiera, sin exponer al verdadero responsable
y a su patrimonio, y sin temor a la aplicación de incómodas aunque
justas pautas jurisprudenciales o normas administrativas que tuvie-
ron en mira a la protección de la parte más débil de nuestra población
y no en beneficio del bolsillo de quienes pueden recurrir a estos sub-
terfugios para frustrar la ley, el orden público, la buena fe o los dere-
chos de terceros o de "cualquier persona", parafraseando los claros
objetivos que el art. 54, párr. 3°, de la ley 19.550 y el art. 144 del Código
Civil y Comercial de la Nación establecen para el legal funcionamien-
to de las personas jurídicas y la imputación de un acto corporativo al
patrimonio de dichas entidades.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 573

Tenemos, a partir de la sanción de la ley 27.349, una sociedad de


emprendedores, para cuya integración no es necesario acreditar el
carácter de tal, y un molde societario legislado fuera de la Ley General
de Sociedades, con el único fundamento de evitar a las sociedades
por acciones simplificadas la aplicación supletoria de las normas de
la ley 19.550, en especial las normas de orden público contenidas en
ella, como lo dispone el art. 150, inc. 1°, del Código Civil y Comercial
de la Nación, conforme al cual las personas jurídicas privadas que se
constituyan en la República Argentina se rigen por las normas im-
perativas de la ley especial o, en su defecto, las previstas en dicho
Código unificado.

§ 291. FUNDAMENTOS APARENTES Y REALES DE LA EXISTENCIA


DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS

Si bien creadas para favorecer y promocionar la actividad de los


emprendedores, las sociedades por acciones simplificadas constitu-
yen un tipo social falso, dedicado supuestamente a una categoría de
personas de dificultosa configuración en la práctica, que van desde
un émulo de Steve Jobs o Bill Gates nativo hasta quien se dedica a
poner un puestito callejero y cortar el pelo por una cifra irrisoria o al
alquiler, durante la época de vacaciones, del jardín, de la parrilla, el
quincho o el sillón de su propia casa. Todos estos son ejemplos que en
nuestro país o en el extranjero han sido puestos de manifiesto para
identificar a los emprendedores, que no merecían un tipo social de-
terminado para hacer sus negocios en sociedad y que contaban, en
la ley 19.550, con los moldes suficientes para así proceder. Con otras
palabras, las sociedades por acciones simplificadas constituyen un
tipo societario que tiene una finalidad totalmente diferente a la expli-
citadas por los legisladores del año 2017, esto es, contar con un instru-
mento societario unipersonal, absolutamente infracapitalizado, con
la posibilidad de desarrollar cualquier actividad económica y suscep-
tible de provocar daños a los terceros que con ella contratan y a los
socios minoritarios del supuesto "emprendedor", quienes no cuentan,
en la ley 27.349, con ningún mecanismo de defensa.
Pero además de ello, y como el articulado de la ley 27.349 es tan
libérrima en torno a los requisitos de constitución y funcionamiento
de las SAS que permite su actuación por argentinos en el exterior y
por extranjeros en nuestro país, su asimilación a las sociedades cons-
tituidas en paraísos fiscales es indisimulable, y aunque restringir su
utilización a la operatoria off shore es una conclusión por ahora pre-
574 RICARDO A. NISSEN

matura, no es difícil predecir que en muy poco tiempo las tropelías


que se cometían en la República Argentina a través de las sociedades
offshore, en especial en materia de fraude laboral, familiar, concursa!,
societario o sucesorio, puedan llevarse a cabo a través de este nuevo
tipo social, y ello surge con toda nitidez de una simple comparación
de las sociedades por acciones simplificadas con los modelos tradi-
cionales de las sociedades constituidas en las. guaridas fiscales más
conocidas del mundo.
a) Las sociedades por acciones simplificadas pueden ser consti-
tuidas por un solo socio (art. 34, ley 27.349). Por su parte, no existe
legislación en el mundo off shore que no admita la unipersonalidad
societaria. Bien es cierto que la unipersonalidad no implica automá-
ticamente ilegitimidad, pero el hecho de que el único socio no deba,
en la práctica, consultar a nadie sobre su operatoria, no contribuye a
la deseada transparencia que se requiere para la actuación de toda
persona jurídica.
b) Las SAS pueden tener un objeto amplio (art. 34, inc. 4°, ley
27.439) y, de hecho, el97% de las sociedades por acciones simplifica-
das constituidas en la Ciudad de Buenos Aires -según estadísticas
efectuadas por el suscripto, sobre la base de la lectura del Boletín Ofi-
cial- adoptan el estatuto modelo aprobado por la Inspección General
de Justicia que, salvo la actividad profesional, permiten la realización
de cualquier tipo de actividad. Lo mismo acontece con los estatutos
de las sociedades offslwre, que carecen por lo general de una cláusula
referida al objeto y solo incorporan las limitadas actividades que le
están prohibidas desarrollar y que por lo general se refieren a las acti-
vidades bancarias o de seguros.
e) El capital social de las SAS es absolutamente irrisorio, siendo el
equivalente a dos veces y media el salario mínimo, vital y móvil (art. 40,
ley 27.349), que a la fecha de redacción de este libro asciende a la suma
de $22.500. Por su parte, los instrumentos constitutivos de las socieda-
des offshore solo exhiben un supuesto "capital autorizado", pero nunca
explicitan en su estatuto el capital social suscripto e integrado.
d) La responsabilidad de los integrantes de las SAS es siempre li-
mitada a las acciones que suscriban e integran (art. 34, ley 27.349). En
el mismo sentido, las sociedades off shore siempre se adaptan a un
tipo social donde la responsabilidad es de la misma extensión, con el
agravante de resultar muy dificultoso, por no decir imposible, identi-
ficar a los verdaderos propietarios del capital accionario de tales so-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 575

ciedades, por cuanto no existe obligación, para ellas, de mantener o


conservar sus libros sociales en la sede social.
e) Las sociedades por acciones simplificadas no están sometidas a
la fiscalización de la autoridad de control durante su funcionamiento,
disolución y liquidación, ni aun en los casos en que su capital supe-
re el monto previsto por el art. 299 de la ley 19.550, y con respecto al
control de legalidad del acto constitutivo y sus modificaciones, las
funciones de la Inspección General de Justicia son exclusivamente
registrales (art. 7.2, resolución general IGJ 2/2017), esto es, ordenar su
toma de razón en la medida en que estos estén adecuados al estatuto
modelo previsto por el anexo A-2 de la aludida resolución administra-
tiva. Idéntica es la inexistencia de control externo alguno en las socie-
dades provenientes de guaridas fiscales, que se constituyen a vuelta
de correo electrónico.
f) Las sociedades por acciones simplificadas pueden ser constitui-
das desde el exterior mediante el sistema TAD -trámites a distancia-
implementado por el dec. 1063/2016 y por la resolución general 12 de
la Secretaría de Modernización Administrativa del Ministerio de Mo-
dernización, desde donde, junto con el Ministerio de Producción, se
dictaron todas las normativas que rigen a las SAS, inclusive las resolu-
ciones que llevan la firma del inspector general de Justicia. Por el con-
trario, no existe reglamentación administrativa alguna que permita, a
un ciudadano extranjero, desde su país de origen, constituir ninguna
sociedad de los tipos previstos en la ley 19.550 para actuar en él.
g) Los órganos de administración y gobierno de las sociedades por
acciones simplificadas pueden sesionar en el exterior (arts. 49 y 53,
ley 27.349), lo cual es impensable para las sociedades previstas en la
Ley General de Sociedades 19.550 (art. 260) y en las demás personas
jurídicas no societarias (art. 158, Cód. Civ. y Com.).
h) No existe obligación de publicar en el edicto previsto por el
art. 37 de la ley 27.349 el cambio de integrantes de las sociedades
por acciones simplificadas (SAS), a pesar de la similitud que para el
legislador emprendedor existen entre estas sociedades y las de res-
ponsabilidad limitada, para las cuales el art. 153 de la ley 19.550 exige
publicidad expresa para conocimiento y oponibilidad a terceros. Esa
inexplicable ausencia de transparencia en la cesión de las participa-
ciones sociales de las SAS afecta los derechos de terceros, en especial,
los derechos de los acreedores de los socios. Por supuesto, en las so-
ciedades offshore nadie conoce quiénes componen el elenco de socios
e integrantes de sus órganos sociales.
576 RICARDO A. N ISSEN

i) La sociedad por acciones simplificada no está obligada a publi-


car ni a inscribir los aumentos del capital social que resulten inferio-
res al 50% de su monto (art. 44, párrs. 3° y 4°, ley 27.349), con lo cual
se ratifica la imposibilidad de los terceros de conocer la identidad de
los integrantes de dicha sociedad y se disminuye la eficacia de las so-
luciones ya consagradas por la jurisprudencia en materia de infraca-
pitalización societaria, con la consecuente responsabilidad solidaria
e ilimitada de sus socios, quienes, por esta solución de la ley 27.349,
quedarán liberados de las consecuencias patrimoniales que puede
aparejar cualquier acción judicial en su contra. De más está decir que
el monto del capital social de las compañías constituidas en las guar-
das fiscales es dato absolutamente desconocido hasta en los registros
mercantiles o societarios públicos del lugar en el cual operan.
j) La transferencia de las acciones en que se divide el capital social
de las SAS solo deberá ser inscripta en el libro de Registro de Accio-
nes, "a los fines de su oponibilidad a terceros" y siempre y cuando en
el contrato social no se establezca lo contrario (art. 48, ley 27.349), con
lo cual, si el estatuto o acto constitutivo prevé la prescindencia de ins-
cribir las transferencia de las acciones en dicho libro, se está permi-
tiendo la existencia de socios ocultos, lo que es también característica
totalmente distintiva de las sociedades offshorey torna absolutamen-
te inútil el rol que cumplen las acciones nominativas no endosables.
k) En caso de administración plural de las sociedades por acciones
simplificadas, solo uno de sus integrantes deberá tener domicilio en
la República Argentina, con lo cual se alienta que cualquier extran-
jero o grupo de extranjeros, seducidos por las "ventajas" que ofrecen
las SAS, en especial en torno a su manifiesta opacidad, puedan gozar,
para celebrar operaciones en cualquier parte del mundo, de los be-
neficios que ofrecen las normas de la ley 27.349, lo que, como hemos
visto, constituye una manifestación del "efecto Delaware", que es el
paraíso societario de las Estados Unidos, donde lo que no se puede
hacer, por fundadas y sólidas razones en ningún estado de ese país,
puede ser logrado sin dificultades en el Estado de Delaware, donde,
en materia de organización societaria, todo se puede, todo se tolera y
todo se exporta.
1) La obligación que impone el art. 51, párr. 2°, de la ley 27.349 a los
administradores no residentes en la República Argentina, de otorgar
un poder a un tercero para actuar en la República Argentina, el que
ni siquiera debe inscribirse en el Registro Público (art. 38, resolución
general IGJ 38/2017), ratifica lo expuesto en el parágrafo anterior. Este
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 577

tercero puede ser identificado con los "representantes" en la Argenti-


na de las sociedades constituidas en guaridas fiscales, que por lo ge-
neral son los verdaderos sujetos controlantes de la sociedad o -cuan-
to menos- personas allegadas a ellos.
m) La redacción de la ley 27.349, en varias de sus disposiciones
(arts. 35, inc. 7°, 51, párr. 3°, 52, 53 y 56), brinda también motivos su-
ficientes para interpretar -más allá de mi opinión personal y de los
términos de la resolución general IGJ 6/2017 que impone una solución
contraria- que el representante legal de las SAS no integra su órga-
no de administración, lo cual trae reminiscencias, una vez más, de
los "viejos y conocidos" apoderados de las sociedades off shore, que
tienen capacidad para administrar y disponer de todos los bienes so-
ciales, a su exclusivo antojo, toda vez que, en la realidad sustancial, es
parte de su patrimonio personal.
n) La lenidad del régimen de responsabilidad de los administrado-
res de las SAS es también rasgo característico de las sociedades consti-
tuidas en paraísos fiscales, que se suma a la inexistencia de todo con-
trol interno y externo respecto de su funcionamiento. Basta reparar al
respecto en la eximición prevista por la resolución general IGJ 6/2017
(art. 31) en materia de prestación de garantías por sus administrado-
res sociales para responder por las consecuencias de su mala gestión,
así como la eliminación de la responsabilidad adicional prevista para
los administradores de las SAS por la redacción del nuevo art. 39, úl-
timo párrafo, de la ley 27.349, en la versión del decreto de necesidad y
urgencia 27/2018 del lO de enero de 2018, para tener un absoluto con-
vencimiento de que la intención del legislador de 2017 fue la de evitar
o agravar cualquier responsabilidad de quienes integran el órgano de
administración de las sociedades por acciones simplificadas.
ñ) Las sociedades por acciones simplificadas no están obligadas
a confeccionar estados contables con información complementaria
de sus balances (art. 58, ley 27.349), limitándose a contar solo con un
balance y un estado de resultados, sin memoria, dictamen de audito-
ría ni las demás informaciones previstas en los arts. 64, 65 y 66 de la
ley 19.550. Ello constituye una absoluta incongruencia, habida cuenta
de que se tratan, las SAS, de sociedades por acciones, a las cuales la
Ley General de Sociedades las somete a la mayor rigurosidad en ma-
teria de información.
o) Las sociedades por acciones simplificadas ni siquiera están
obligadas a acompañar copia de sus estados contables a la autoridad
578 RICARDO A. NISSEN

de control (art. 46, resolución general IGJ 6/2017), con lo cual es im-
posible conocer con exactitud el estado financiero y económico de
una SAS.
En definitiva: la opacidad y la notoria disminución de las respon-
sabilidades emergentes de la actuación de las SAS, no solo internas
sino fundamentalmente externas, son los rasgos que las identifican
con las sociedades off shore, y si bien es cierto que puede sostenerse
que existen diferencias entre ambas clases de sociedades, en tanto en
las sociedades off shore adquiere relevancia a los fines de su caracte-
rización, el hecho de que son entidades constituidas en el extranjero
para actuar en otro país, las SAS son creadas en la República Argen-
tina con plena capacidad para actuar en el país, aunque también con
idéntica capacidad para operar en el exterior, como expresamente
surge de la resolución general IGJ 6/2017. Así, el hecho de que estas so-
ciedades estén registradas en la República Argentina no contribuyen
precisamente a darle una mayor trasparencia a su actuación, pues
como también hemos señalado, las normas de la ley 27.349 se han
preocupado muy bien de dificultar a los terceros la identidad de quie-
nes son los integrantes de las sociedades por acciones simplificadas y
poner todo tipo de trabas a la promoción, por dichos terceros, de las
consiguientes acciones de responsabilidad contra socios y terceros, lo
cual adquiere enorme importancia en la medida en que son socieda-
des que nacen absolutamente infracapitalizadas, esto es, sin la menor
capacidad para poder afrontar, con su capital social, las obligaciones
contraídas, supuesto en el cual la limitación de responsabilidad de los
socios pierde todo sentido y configura un claro ejemplo de abuso del
derecho (art. 10, Cód. Civ. y Com.).
Aclarado ello, la realidad del mundo de los negocios fue la que,
una vez más, puso las cosas en su lugar, y el propósito de la nueva
legislación societaria contenida en la ley 27.349 no ha exhibido por
ahora los "brotes verdes" que los propulsores de esta ley tuvieron en
cuenta, como tampoco lograron que los verdaderos emprendedores
hubiesen encontrado, en el modelo de las sociedades por acciones
simplificadas, el esquema empresario más útil para lograr sus pro-
pósitos. Para acreditar lo expuesto vengo haciendo, desde la misma
vigencia de la ley 27.349, un ejercicio que resulta a mi juicio muy re-
velador, pues he tomado en cuenta un muestreo de las sociedades de
este tipo que se constituyen en la Ciudad de Buenos Aires, durante un
determinado período, para ver cuál es su verdadero mercado, y pude
arribar a una conclusión absolutamente definitiva: las sociedades por
acciones simplificadas, al menos por ahora, no son otra cosa que el
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 579

antiguo comerciante individual disfrazado de sociedad que cuenta


hoy con un instrumento societario de rápida constitución para evitar
poner en juego su responsabilidad personal por los riesgos que son
consecuencia de la explotación de ese pequeño emprendimiento.
Para demostrar lo expuesto, exhibo al lector las características de
las sociedades por acciones simplificadas constituidas en el mes de
agosto de 2018, luego de confrontar los edictos de trescientas ochenta
y nueve sociedades de este tipo, constituidas en el referido período, de
cuyo análisis surge:
i) El 43,18% son sociedades unipersonales y en el 95,88% de ellas
el único socio es el administrador exclusivo de dicha sociedad, quien
en el 100% de los casos se ha designado como tal por el término de
99 años.
ii) El42,67% de las SAS cuentan con solo dos integrantes, pero solo
en muy contadas ocasiones, esto es, en el14,14% alcar..zan o superan
el número de tres integrantes. Tratándose de sociedades que solo
cuentan con dos socios, en un 100% ambos integrantes son designa-
dos como únicos administradores, uno titular y el otro suplente, por
el mismo plazo de actuación de 99 años.
iii) En el 98% de los casos, los socios adoptaron el amplísimo ob-
jeto elaborado por la Inspección General de Justicia, que imposibili-
ta saber, con exactitud, a qué actividad se dedica fundamentalmente
la sociedad, con lo cual se priva de toda operatividad a la norma del
art. 58 de la ley 19.550, que consagra un principio general de derecho
societario, válido para todas las sociedades, y se dificultan las accio-
nes de nulidad previstas por los arts. 18 a 20 de la misma ley. Solo en
dos casos, esto es, el2%, laSAS circunscribió su actividad a un objeto
único y se apartó del modelo elaborado por la autoridad de control.
iv) El plazo de duración de la sociedad, de 99 años, fue adoptado
en un 100% por todos quienes constituyeron dicha sociedad, así como
para determinar el plazo de duración de los integrantes del órgano de
administración que, como hemos visto, en un 100% de los casos está
integrado por los mismos socios.
v) El 92,28% de las SAS adhirió al capital mínimo, que representa
el importe equivalente a dos veces el salario mínimo, vital y móvil, y
solo el6,7% de ellas dotó a la sociedad con un capital superior. Solo en
el1,02% de los casos, el o los socios fundadores optaron por un capital
social superior.
580 RICARDO A. N ISSEN

vi) La administración individual de las sociedades por acciones


simplificadas es una característica muy destacable, pues se optó
por ella en un 95,88%, siendo muy pocos los casos en que los funda-
dores de la compañía no establecieron una administración plural
-el4,11%-.
vii) Por supuesto, en el 100% de los casos, la sociedad prescindió
de su órgano de control interno.
En definitiva, se concretó, más allá de las intenciones del legisla-
dor de la ley 27.349, que fueron otros y no precisamente proteger al
emprendedor, el viejo sueño de quienes siempre han bregado por evi-
tar asumir los riesgos empresarios en cada emprendimiento lucrati-
vo: tener una o varias sociedades con que disfrazar cualquier activi-
dad que realicen y exhibir insolvencia frente a cualquier reclamación
de terceros, anhelo que se concreta mediante la posibilidad de ser
convertirse en el administrador de la sociedad durante la vigencia de
todo el contrato social, que se prevé en todos los casos en un plazo de
99 años; no contar con otros socios, hacer solo un aporte simbólico a
la sociedad al momento de constituirla, y contar con un nuevo sujeto
de derecho a su plena disposición en el plazo de 24 horas. Y, además,
como si todo ello fuera poco, no tener que contratar a auditores, con-
tadores certificantes ni síndicos que pudieran poner al dueño del ne-
gocio en alguna posición incómoda.

§ 292. CARACTERIZACIÓN Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES


POR ACCIONES SIMPLIFICADAS

Sin perjuicio de lo expuesto en los capítulos anteriores, y en cuan-


to a algunos de los aspectos a destacar de este nuevo tipo societario,
deben mencionarse, de conformidad con el referido "mensaje de ele-
vación" de la ley 27.349, que hace las veces de una suerte de exposición
de motivos, que las sociedades por acciones simplificadas implican
una desburocratización y simplificación de procedimientos, reduc-
ción de costos y posibilidad de que su constitución esté al alcance de
un emprendedor. Tales características son las siguientes:
a. Constitución por una o varias personas humanas o jurídicas,
utilizando para ellos los medios digitales que a esos efectos establez-
ca la reglamentación.
b. Publicación de la constitución por un día en el diario de publi-
caciones.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (5A5) 581

c. Posibilidad de establecer un objeto plural, pero que enuncie en


forma clara y precisa las actividades principales que lo constituyen,
guarden o no conexidad o relación entre ellas. Ello implica, lisa y lla-
namente, el abandono del principio de especialidad que caracteriza
a todas las personas jurídicas, que se encuentra previsto en el art. 141
del Código Civil y Comercial de la Nación, conforme al cual el objeto
de la entidad limita la capacidad de esta.
d. Obligación de los Registros Públicos de dictar modelos de esta-
tutos tipo para facilitar la rápida inscripción, que podrá concretarse
en el plazo de 24 horas.
e. El uso de medios con firma digital y notificaciones electrónicas.
f. Contar con un capital social cuyo mínimo es equivalente a dos
veces el salario mínimo vital y móvil, esto es, la suma de $22.600 al30
de noviembre de 2018.
g. Posibilidad de realizar aportes en bienes dinerario& o bienes no
dinerarios, pudiéndose pactar prestaciones accesorias.
h. El instrumento constitutivo puede establecer que las reuniones
de socios se celebren en la sede social o fuera de ella, utilizando me-
dios que les permitan a los socios y participantes comunicarse simul-
táneamente.
i. Todos los registros que obligatoriamente deben llevar las socie-
dades por acciones simplificadas, con excepción del libro de Inven-
tario y Balances, se individualizarán por medios electrónicos ante el
Registro Público.
j. El estatuto y los poderes y sus revocatorias que suscriban las so-
ciedades por acciones simplificadas podrán ser otorgados en protoco-
lo notarial electrónico.
k. Posibilidad de apertura de cuenta bancaria y la obtención de la
Clave Única de Identificación Tributaria (CUIT) en forma simultánea
con la inscripción de la sociedad, oportunidad en que se hará entrega
a esta de los libros rubricados.
l. Para mantener su carácter de sociedades por acciones simpli-
ficadas, no deberán estar comprendidas en ninguno de los supues-
tos previstos en los incs. 3°, 4° y 5° del art. 299 de la ley 19.550 ni ser
controladas por una sociedad de las comprendidas en el mencionado
artículo, ni estar vinculada, en más de un 30% de su capital a una so-
ciedad incluida en la referida norma de la ley 19.550.
582 RICARDO A. NISSEN

La primera reflexión que corresponde efectuar respecto de estos


requisitos es la incongruencia de la denominación de este nuevo tipo
social, pues si se parte de la idea de que, como lo han manifestado los
redactores de la ley 27.349, se estructura sobre la base de la sociedad
de responsabilidad limitada, el hecho de que su capital social se divi-
da en "partes denominadas acciones" no justifica incluirlas dentro de
las "sociedades por acciones", dentro de las cuales, como es sabido, se
encuentran las sociedades en comandita por acciones, que nada tie-
nen que ver con el modelo creado por la ley 27.349. Por el contrario, y
dado que, como se reconoce en el mensaje de elevación, si las fuentes
de dicha regulación han sido las leyes francesa, colombiana, mexica-
na y de la República Dominicana, de "sociedades anónimas simpli-
ficadas", y así son conocidas en el mundo, no se entiende la voluntad
del legislador de denominarlas de una manera diferente.
Que se trata de un nuevo tipo social no puede caber la menor duda
para nadie, constituyendo las SAS una mezcla híbrida de sociedades
anónimas con algunas notas distintivas de las sociedades de respon-
sabilidad limitada, que -como veremos- no siempre son compati-
bles con las disposiciones de la ley 19.550, a punto tal que la ley 27.349
contiene soluciones totalmente contradictorias con algunas disposi-
ciones de orden público previstas por la Ley General de Sociedades,
que las acercan a las sociedades colectivas, como, por ejemplo, la po-
sibilidad de estipular, en el contrato constitutivo, la prohibición de la
transferencia de las acciones o de alguna de sus clases por un plazo
que no exceda de diez años, contados a partir de la emisión de los res-
pectivos títulos, plazo que, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 48,
párr. 2°, de la ley 27.349, podrá ser prorrogado por períodos adicio-
nales no mayores de dicho plazo, siempre que la respectiva decisión
se adopte por el voto favorable de la totalidad del capital social. Ello
debe interpretarse en el sentido de que, cumplidos tales requisitos,
se podrá prohibir la transferencia de las acciones por todo el plazo de
vigencia de la sociedad, lo cual resulta absolutamente contradictorio
con la propia naturaleza de las sociedades de responsabilidad limi-
tada y las sociedades por acciones, las cuales, a tenor de lo dispuesto
por los arts. 153 y 214 de la ley 19.550, tienen absolutamente prohibida
dicha posibilidad.
Resultará, en consecuencia, una misión casi imposible la de apli-
car supletoriamente las disposiciones de la ley 19.550, ya sean las
normas de las SRL o de la parte general de dicha ley, en caso de no
existir previsiones concretas en la ley de apoyo al capital emprende-
dor sobre alguna determinada situación que se derive de la respectiva
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 583

relación societaria, pues una cosa es recurrir supletoriamente a un


ordenamiento análogo o compatible como lo mandan los arts. 33 y 49
de la ley 27.349, y otra muy diferente es sostener que la única opción
para llenar las lagunas que presenta dicha ley deba ser mediante un
sistema legal, como es la ley 19.550, que no guarda la menor cohe-
rencia y hasta resulta contradictoria, en muchas de sus disposiciones,
con las previsiones de la referida norma.

§ 293. REQUISITOS DE CONSTITUCIÓN. LAS SOCIEDADES


POR ACCIONES SIMPLIFICADAS UNIPERSONALES

En lo que respecta a su constitución, el art. 34 de la ley 27.349, en


sus partes pertinentes, dispone que las sociedades por acciones sim-
plificadas podrán ser constituidas por una o varias personas huma-
nas o jurídicas, aclarando que aquellas, cuando fueran unipersona-
les, no pueden constituir ni participar en otra sociedad unipersonal.
Por su parte, el art. 35 del mismo ordenamiento legal dispone que
la sociedad anónima simplificada podrá ser constituida por instru-
mento público o privado, y en este último caso, la firma de los socios
deberá ser certificada en forma judicial, notarial, bancaria o por au-
toridad competente del Registro Público respectivo, aclarando, en lo
que respecta a los requisitos formales de constitución, que las SAS po-
drán constituirse por medios digitales, con firma digital y de acuerdo
con la reglamentación que a tal efecto se dicte. En tales supuestos, el
instrumento deberá ser remitido a los fines de su inscripción al Re-
gistro Público correspondiente en el formato de archivo digital que
oportunamente se establezca.
El ordenamiento societario nacional autoriza, luego de la sanción
de la ley 27.349, el funcionamiento de sociedades unipersonales supe-
rando la evolución que en tal sentido implicó la ley 26.994 cuando in-
corporó a nuestra legislación societaria las sociedades anónimas uni-
personales, bien que subordinadas en su existencia al cumplimiento
de determinados requisitos para evitar los abusos del socio único,
como, por ejemplo, el sometimiento de la sociedad unipersonal a la
fiscalización estatal permanente y la necesidad de contar con sindi-
catura obligatoria. En este caso, y fiel a los objetivos de su creación,
la ley de apoyo al capital emprendedor, la ley 27.349 va más allá y au-
toriza la creación de este nuevo tipo social en un plazo de 24 horas,
sin control de legalidad alguno por parte del registrador ni control de
funcionamiento de cualquier clase, sin las previsiones expuestas en la
584 RICARDO A. NISSEN

ley 19.550 en su actual versión, en torno a la necesidad del socio único


de integrar totalmente el capital social y sin necesidad de contar con
órgano de fiscalización interno, salvo que así lo hubiera dispuesto el
socio único en su acto constitutivo. Tampoco estará obligada a exhi-
bir y acompañar sus estados contables a la Inspección General de Jus-
ticia, como lo exige el art. 67 de la ley 19.550 a toda sociedad comercial
(res. IGJ 6/2017).
Esto es, un régimen de absoluta libertad para el socio único, quien
podrá hacer lo que le venga en ganas con el patrimonio social, cuando
quiera y como quiera, como si se trataran, las sociedades por acciones
simplificadas, de un mero patrimonio de afectación que, salvo conta-
das excepciones, nuestro derecho positivo no permite (arts. 242 y 743,
Cód. Civ. y Com., que mantienen plenamente vigente el tradicional
principio de la universalidad del patrimonio).
La pésima factura técnica de la ley 27.349 plantea la duda respecto
de si las sociedades por acciones simplificadas unipersonales pueden
estar integradas por personas jurídicas, y la respuesta debe conside-
rarse afirmativa en la medida en que sean pluripersonales, esto es,
contar con más de un socio o accionista. Por el contrario, las socie-
dades por acciones simplificadas unipersonales no pueden constituir
ni participar en otras SAS unipersonales, lo cual me parece decisión
acertada, para evitar las nunca bien ponderadas "mamushkas" socie-
tarias, verdaderos instrumentos de fraude que ofrece el mundo capi-
talista, en las cuales nunca se llega al verdadero dueño de la voluntad
de la sociedad operativa.
No es secreto para nadie -al menos en este pequeño mundo del
derecho corporativo- mi total discrepancia con las sociedades uni-
personales, discrepancia que no solo pasa por cuestiones terminoló-
gicas, sino de sentido común, jurídicas (¿qué otra cosa es el derecho
sino una manifestación concreta del sentido común?) y hasta morales,
pues casi nunca las he visto funcionar a favor de la comunidad, sino
de su verdadero dueño, casi siempre con fines inconfesables. Pero ad-
mitidas estas y resignado a su existencia, luego de la sanción de la ley
26.994 no puedo dejar de coincidir con el legislador de la ley 27.349
en cuanto veda a las SAS unipersonales de "constituir" o "participar"
en sociedades de la misma naturaleza, pues con ello cerró el cami-
no a la interpretación pergeñada por cierta doctrina, muy proclive a
la defensa de los intereses corporativos, que intentó restringir el al-
cance del último párrafo del nuevo art. ¡o de la ley 19.550, luego de
la modificación que rige a partir del año 2015 -en cuanto dispone
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 585

que "La sociedad unipersonal no puede constituirse por una sociedad


unipersonal"- argumentando que esta prohibición solo comprende
la participación de la sociedad anónima unipersonal en el acto fun-
dacional de la nueva SAU, pero no la adquisición de sus acciones, con
posterioridad a su creación y para sostener tal cosa debieron "resuci-
tar" un viejo argumento utilizado por ese mismo sector de la doctri-
na, obviamente con otros expositores, hace ya más de cuarenta años,
en torno a la interpretación del art. 123 de la ley 19.550, a los fines de
permitir a las sociedades constituidas en el extranjero que pretendían
participar en una sociedad local, omitiendo toda inscripción de esa
participación en el registro mercantil cuando la sociedad local ya es-
taba inscripta, argumento artificial e interesado que la jurisprudencia
del fuero comercial demolió sin contemplaciones allá por el año 1975,
por no comparecerse con los fines del legislador de 1972.
Resta, en materia de sociedades por acciones simplificadas uni-
personales, responder un interesante planteo que se formula el pro-
fesor Daniel Roque Vítolo, cuando se pregunta sobre la capacidad
de una sociedad anónima unipersonal, regida por la ley 19.550, para
constituir o participar en una sociedad por acciones simplificada
unipersonal regida por la ley 27.349 y viceversa, esto es, si puede una
SAS unipersonal regida por la ley 27.349 constituir o participar en una
sociedad anónima unipersonal, concluyendo dicho autor en sentido
positivo, por cuanto las restricciones o impedimentos de cada tipo
legal funcionan dentro de cada ley específica y en relación con cada
tipo en particular, esto es, la sociedad anónima unipersonal en el
ámbito de la ley 19.550 y la sociedad por acciones simplificada en el
ámbito de la ley 27.349. De allí que, de conformidad con esta doctri-
na, "parecería que no es un tema de conciliación de normas -leyes
27.349 y 19.550-, sino de regulación particular de tipos societarios
particulares que difieren entre sí -de hecho, las S.A.S. no es una so-
ciedad anónima sino un tipo híbrido- que permitiría -en princi-
pio-, la constitución o participación de las sociedades unipersona-
les en sociedades por acciones simplificadas y de éstas en sociedades
anónimas unipersonales ... ".
No coincido con esta manera de ver las cosas, pues si bien se trata
-las leyes 19.550 y 27.349- de cuerpos legales diferentes, la remisión
que los arts. 36 y 49 de esta última ley, en cuanto dispone la aplica-
ción supletoria de la Ley General de Sociedades, permite concluir que
dicha remisión conduce directamente a la aplicación general de los
principios generales que contiene nuestra Ley General de Sociedades,
entre los cuales se encuentra aquel, previsto en el mismísimo art. 1o
586 RICARDO A. NISSEN

de la ley 19.550, que solo autoriza la existencia de sociedades de un


solo socio mediante la creación de sociedades anónimas unipersona-
les, descalificando cualquier otra posibilidad. Si así se entienden las
cosas, no parece razonable que, por el hecho de estar legislada en un
cuerpo legal independiente, aquel principio pueda quedar soslayado,
máxime cuando el legislador emprendedor no ha ocultado -como
hemos visto- su asimilación a las sociedades de responsabilidad li-
mitada, reguladas por la ley 19.550. Por otro lado, iqué característi-
cas tan excepcionales tienen los emprendedores que pueda autorizar
una excepción a la regla general prevista por el mismo art. 1o de la ley
19.550? No parece lógico, en conclusión, predicar por un lado la inca-
pacidad de una sociedad anónima unipersonal para constituir otra
sociedad de esta misma naturaleza, para infringir dicha prohibición
mediante el simple recurso de constituir una sociedad por acciones
simplificada, en las cuales, como regla general, las responsabilidades
son exactamente las mismas.

§ 294. LA SIMPLIFICACIÓN DE TRÁMITES Y COSTOS COMO


UNO DE LOS FUNDAMENTOS DE LA CREACIÓN DE LAS SAS.
Su CONSTITUCIÓN POR MEDIOS DIGITALES

Una de las más importantes novedades que exhibe la legislación


de apoyo a la ley del capital emprendedor, y que constituye una de sus
más importantes características, conforme lo fuera informado por los
redactores de la ley 27.349 en el mensaje de elevación del respecti-
vo proyecto al Congreso de la Nación, es la simplificación y abarata-
miento de costos de constitución, pues como ya hemos dicho, y con la
excusa de beneficiar al emprendedor, el gobierno ha buscado mejorar
posiciones en un ranking de negocios que prepara el Banco Mundial
todos los años, institución que ha expuesto en todos los ámbitos po-
sibles su preferencia por el modelo de las sociedades de responsa-
bilidad limitada, que es el tipo de sociedad que toma el ranking del
"Doing Business" ("haciendo negocios") confeccionado por la aludida
institución bancaria internacional y por el cual, precisamente, ha op-
tado la ley 27.349, aunque la denominación que esta ha reservado a las
sociedades por acciones simplificadas parece desmentirlo.
Estas sociedades podrán ser constituidas por instrumento público
o privado, siguiendo el principio general previsto en el art. 4° de la ley
19.550 y, en este último caso, la firma de los socios deberá ser certifi-
cada en forma judicial, notarial, bancaria o por autoridad competente
del Registro Público respectivo. La claridad del texto del art. 35 de la
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 587

ley 27.349, que así lo dispone, no disimula una contradicción en que


ha incurrido el legislador de apoyo al capital emprendedor, pues de
acuerdo con los arts. 165 y 316 de la Ley General de Sociedades, las
sociedades por acciones -anónimas y en comandita por acciones-
se constituyen por instrumento público, con lo cual este nuevo orde-
namiento legal es el primero de ellos que prescribe la posibilidad de
constituir una sociedad por acciones a través del instrumento privado.
Ello puede explicarse por la similitud que -supuestamente y a
juicio de los redactores de la ley 27.349- existe entre las SAS y las so-
ciedades de responsabilidad limitada, lo cual ha sido expresamente
confesado por el legislador, pero deja al desnudo un gravísimo error
en la denominación de este nuevo tipo societario. Cabe entonces pre-
guntarse: ¿Por qué no se las ha denominado "sociedades de responsa-
bilidad limitada simplificadas"? Ello hubiera simplificado conside-
rablemente la interpretación de la ley 27.349 a los fines de cubrir las
enormes lagunas que exhibe este nuevo cuerpo legal, porque tal cual
como están legisladas las sociedades por acciones simplificadas ante
tal posibilidad, el intérprete deberá hacer maravillas para encontrar
las soluciones aplicables a un tipo social que -curiosamente-, a pe-
sar de sus similitudes con las SRL, divide su capital social en acciones.
A diferencia de la ley 19.550, y en lo que se refiere a la constitución
de las sociedades por acciones simplificadas por instrumento priva-
do, el legislador de la ley 27.349 ha otorgado a las entidades bancarias y
judiciales la facultad de certificar las firmas de los otorgantes del con-
trato constitutivo, los cuales se suman a los notarios, al registrador y
a cualquier "otro funcionario competente", como lo dispone el art. 5°
de la Ley General de Sociedades. No parece una solución adecuada,
pues las certificaciones bancarias son, a mi juicio, incompatibles con
la seguridad que el registrador debe contar al momento de inscribir
la sociedad, y en cuanto a las autoridades judiciales, no se me ocurre,
salvo el supuesto del art. 28 de la ley 19.550 -que se refiere a los here-
deros menores del socio fallecido-, otro ejemplo en que las firmas de
un contrato de sociedad por acciones simplificada puedan ser certifi-
cadas por un magistrado, salvo, claro está, en aquellas jurisdicciones
en las cuales la toma de razón de estas sociedades pudiera estar a car-
go de un tribunal judicial, como sucedió en jurisdicción nacional con
el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial de Registro,
que estuvo vigente hasta el año 1980, pero aun en este caso existiría,
en el texto de la ley 27.349, una reiteración injustificable, pues el art. 35
también confiere facultad de certificar las firmas de los otorgantes a
"la autoridad competente del Registro Público respectivo".
588 RICARDO A. NISSEN

Del mismo modo, admite, la ley 27.349, la constitución de las SAS


por medios digitales con firma digital, pero a diferencia de lo pres-
cripto por la resolución general IGJ 6/2017, reglamentaria de aquella
ley, lo hace acertadamente como una opción de sus otorgantes y no
como única manera de constituir estas nuevas sociedades, como en
forma equivocada lo ha interpretado la autoridad de control en la alu-
dida resolución general IGJ 6/2017, reglamentaria de aquella legisla-
ción, que en esta materia ha sido, como dice el dicho popular, "más
papista que el papa", y cuya constitucionalidad puede ser puesta en
tela de juicio con sólidos argumentos.
Esta característica de la ley de creación de las sociedades por ac-
ciones simplificadas que alguna doctrina, con un alto grado de exage-
ración la ha celebrado como una de las más importantes innovaciones
en la materia societaria de los últimos años, a punto tal de referirse, a
partir de la sanción de la ley 27.349, a la existencia de un "derecho cor-
porativo digital" como un desafío que nos presenta la modernidad,
presenta el problema de que no todos los registros provinciales están
preparados para trabajar a velocidad de Internet. Pero además de ello,
no se entienden las razones por las cuales la Inspección General de
Justicia ha erigido al procedimiento digital como el único mecanismo
idóneo para la constitución de una SAS, descartando la posibilidad de
acceder al régimen común, esto es, el expediente administrativo es-
crito, como surge de lo dispuesto por los arts. 3° y 4° del anexo A de la
resolución general IGJ 6/2017, en cuanto dispone que las inscripciones
en el Registro Público de la constitución, cambio de sede, prórroga,
reconducción, reformas, reglamentos, variaciones de capital, trans-
formación, fusión, escisión, designación y cese de administradores y
de miembros del consejo de vigilancia, en su caso; disolución, liqui-
dación, cancelación registra! y demás actos concernientes a la opera-
toria de las SAS que requieran inscripción, deberán ser tramitados a
través del Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE), aproba-
do por el dec. 561/2016 y sus normas modificatorias, siendo la única
excepción a este régimen la inscripción de medidas ordenadas por un
tribunal judicial, las que tramitarían por vía de oficio (art. 8° del ane-
xo A de la resolución general6/2017).

§ 295. CONTENIDO DEL INSTRUMENTO CONSTITUTIVO DE


LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS

l. En lo que se refiere al contenido del instrumento constitutivo


de las sociedades por acciones simplificadas, el art. 36 de la ley 27.349
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 589

dispone: "sin perjuicio de las cláusulas que los socios resuelvan in-
cluir", deben contener los siguientes datos:
a) El nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domici-
lio, número de documento de identidad, Clave Única de Identifica-
ción Tributaria (CUIT), Clave Única de Identificación Laboral (CUIL)
o Clave de Identificación (CDI) de los socios, en su caso. Si se tratare
de una o más personas jurídicas, deberá constar su denominación
o razón social, domicilio y sede, datos de los integrantes del órgano
de administración y Clave Única de Identificación Tributaria (CUIT),
Clave de Identificación (CDI) o dar cumplimiento con la registración
que a tal efecto disponga la autoridad fiscal, en su caso, así como los
datos de inscripción en el registro que corresponda.
b) La denominación social que deberá contener la expresión "So-
ciedad por Acciones Simplificada", su abreviatura o la sigla SAS. La
omisión a esta mención hará responsables ilimitada y solidariamente
a los administradores o representantes de la sociedad por los actos
que celebren en esas condiciones.
e) El domicilio de la sociedad y su sede. Si en el instrumento cons-
titutivo constare solamente el domicilio, la dirección de su sede po-
drá constar en el acta de constitución o podrá inscribirse simultá-
neamente mediante petición por separado suscripta por el órgano de
administración. Se tendrán por válidas y vinculantes para la sociedad
todas las notificaciones efectuadas en la sede inscripta, hasta tanto
ella haya sido válidamente cancelada por el Registro Público donde la
sede haya sido registrada por la sociedad.
d) La designación de su objeto, el que podrá ser amplio o plural.
Las actividades que lo constituyen podrán guardar o no conexidad o
relación entre ellas.
e) El plazo de duración, que deberá ser determinado.
f) El capital social y el aporte de cada socio, que deberán ser expre-
sados en moneda nacional haciéndose constar las clases, modalida-
des de emisión y demás características de las acciones y, en su caso,
su régimen de aumento. El instrumento constitutivo, además, con-
templará la suscripción del capital, el monto y la forma de integración
y si correspondiere, el plazo para el pago del saldo adeudado, que no
podrá exceder de dos años desde la firma de dicho instrumento.
g) La organización de la administración, de las reuniones de socios
y, en su caso, de la fiscalización. El instrumento constitutivo deberá
590 RICARDO A. NISSEN

contener la individualización de los integrantes de los órganos de ad-


ministración y, en su caso, del órgano de fiscalización, fijándose el tér-
mino de duración en los cargos e individualizándose el domicilio en
donde serán válidas todas las notificaciones que se les efectúen en tal
carácter. En todos los casos deberá designarse un representante legal.
h) Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas.
i) Las cláusulas para establecer los derechos y obligaciones de los
socios entre sí y respecto de terceros.
j) Las cláusulas atinentes a su funcionamiento, disolución y liqui-
dación.
k) La fecha del cierre de ejercicio.
Si bien la precedente enumeración de los requisitos de las socieda-
des por acciones simplificadas efectuada por el art. 36 de la ley 27.349
es más completa que aquella prevista por el art. 11 de la ley 19.550, que
rige todos los tipos sociales allí previstos con los agregados que para
las sociedades anónimas impone el art. 166 de dicho ordenamiento
legal, pues incorpora, a diferencia del art. 11, LGS, la necesidad de
asentar en los estatutos la fecha del cierre de cada ejercicio económi-
co, lo cual constituye un dato de importancia para conocimiento de
socios y terceros, lo cierto es que el art. 36 de la ley 27.349 incurre en
una gravísima omisión, que pone al descubierto el verdadero objetivo
de la incorporación de las SAS al derecho argentino, pues no exige la
acreditación por sus fundadores del carácter de emprendedor, que es
el requisito imprescindible para recurrir a este tipo de sociedades, re-
sultando inverosímil que un tipo social incorporado a una ley de apo-
yo al emprendedor pueda ser utilizado por personas ajenas a quienes
son beneficiarios de este nuevo ordenamiento legal. Recordemos al
respecto que el art. 1o del de c. 699/2018, reglamentario de la ley 24.467
en su actual redacción, obliga a las Pymes que participan en las socie-
dades de garantía recíproca a inscribirse en un registro especial para
acceder al carácter de integrantes.
2. Ahora bien, y en lo que respecta a la identificación de los so-
cios de las sociedades por acciones simplificadas, surge del inc. 1o del
art. 36 de la ley 27.349, cuando detalla los datos que deben suminis-
trar los integrantes de las SAS en el acto constitutivo que, tratándose
de personas jurídicas, la inscripción previa de estas en el Registro Pú-
blico es requisito expresamente requerido por el legislador, de modo
que no existe entonces la menor posibilidad de que una sociedad por
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 591

acciones simplificada esté integrada por una sociedad de las inclui-


das en la sección IV de la ley 19.550.
La doctrina sin embargo no es unánime sobre el tema, y el profesor
Carlos Molina Sandoval expresa, en sentido contrario: "El artículo 30
de la LGS permite a la sociedad anónima y a la sociedad en comandita
por acciones formar parte solo de sociedades por acciones y de socie-
dades de responsabilidad limitada. La sociedad de responsabilidad
limitada puede participar en cualquier tipo societario. Obviamente
no podría prever la situación de las SAS -ya que la ley es posterior
a la última reforma de la ley 26.994-. El artículo 34 de la ley 27.349
dice que las SAS puede ser constituida por personas humanas o jurí-
dicas (no existiría prima Jacie inconveniente en que la SAS estuviese
constituida por una sociedad simple, art. 21 LGS). No prohíbe expre-
samente la constitución por sociedad anónima. Pero las SAS, como
su denominación lo dice, es estrictamente una sociedad por acciones
por la sencilla razón de tener acciones".
Más allá de la contradicción que implica desentrañar la natura-
leza de una sociedad cuya denominación la encasilla en la categoría
de sociedades por acciones, pero la voluntad del legislador la encua-
dra dentro de la sociedades de responsabilidad limitada, lo cierto es
que "las sociedades simples", como las llama el referido profesor de
la Universidad de Córdoba, no son un tipo social, y su ubicación en la
Ley General de Sociedades las ubica a continuación de las sociedades
nulas, esto es, como una anomalía de la constitución de sociedades
regularmente constituidas, de modo que su falta de inscripción regis-
tral (en el caso de las sociedades irregulares o de hecho, que consti-
tuyen el 99,99% de las entidades previstas en la sección IV del capítu-
lo 1 de la ley 19.550) no les permite integrar sociedades por acciones
simplificadas, por carecer de capacidad para ello. Y en cuanto a las
sociedades atípicas o carentes de requisitos esenciales no tipificantes
-también incluidas en la misma sección de la Ley General de Socie-
dades-, ellas deberán también subsanarse en los términos del art. 25
de dicha ley, como requisito previo para integrar una SAS.
Lo que sucede es que alguna doctrina nacional, que hace la apo-
logía de las sociedades por acciones simplificadas, piensa que la ley
26.994 hizo una verdadera revolución en el sistema societario al mo-
dificar la sección IV del capítulo 1 de la ley 19.550, cuando dicha re-
forma implicó fundamentalmente la oponibilidad del contrato entre
los socios y frente a terceros y un régimen de responsabilidad de sus
integrantes más acotado al previsto desde siempre para las socieda-
592 RICARDO A. NISSEN

des irregulares o de hecho, esto es, una responsabilidad ilimitada,


solidaria y no subsidiaria por las obligaciones sociales. Pero esta te-
sis olvida, como hemos expresado en el párrafo anterior, que la ley
no las identifica como un nuevo tipo social ni las incluye como un
tipo independiente, pues si ello fuera así, las hubiera eliminado de la
sección IV del capítulo I de la ley 19.550 y las hubiera incluido dentro
del capítulo 11, dedicado a reglamentar cada uno de los tipos sociales
previstos por el ordenamiento societario. Este razonamiento es, a mi
juicio, definitivo, a los fines de analizar la capacidad de las sociedades
de la sección IV, pero si además de ello se repara que el propio art. 36,
inc. 1o, de la ley 27.349 requiere que toda persona jurídica, para inte-
grar una SAS, debe agregar en el instrumento constitutivo o estatuto
"los datos de inscripción en el registro que corresponda", debe llegar-
se a la conclusión de que la posibilidad que una sociedad de aquellas
previstas por los arts. 21 a 26 de la ley 19.550 pueda integrar una so-
ciedad por acciones simplificada constituye una mera expresión de
deseos, carente de todo fundamento jurídico.
3. Tratándose la sociedad por acciones simplificada de un tipo
social que combina rasgos tipificantes de las sociedades de respon-
sabilidad limitada y las sociedades anónimas, las SAS carecen de ra-
zón social y pueden emplear nombres de fantasía. Por otro lado, es de
ponderar la incorporación de la disposición que antes de la sanción
de la ley 26.994 se encontraba incluida en el art. 164 de la ley 19.550, en
materia de responsabilidad por omisión de la identificación del tipo
en la denominación social y que fuera omitida por la ley de 2015, sin
razón alguna que lo justifique. En definitiva, y en lo que se refiere al
nombre social, rigen para las SAS los principios de veracidad, nove-
dad y aptitud distintiva que caracterizan al nombre societario en ge-
neral, y que tiene por fundamento proteger al tráfico mercantil y a los
terceros que operan con dicha entidad.
4. Con respecto al domicilio y sede social, la ley 27.349 reproduce
las soluciones contenidas en la ley 19.550, luego de la reforma efectua-
da por la ley 22.903 y por el art. 152 del Código Civil y Comercial de
la Nación, aplicable a todas las personas jurídicas no societarias, así
como los efectos allí previstos. Si bien puede estimarse sobreabun-
dante el último párrafo del art. 36, inc. 3°, de la ley 27.349, en cuanto
agrega al principio general que se tendrán por válidas y vinculantes
para la sociedad todas las notificaciones efectuadas en la sede ins-
cripta "... hasta tanto la misma haya sido efectivamente cancelada
por el registro donde la sede haya sido registrada por la sociedad",
pues cuando la ley habla de la validez y del carácter vinculante de las
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 593

notificaciones efectuadas a la sede social inscripta, da por supuesto


que ello será así mientras no se haya registrado una nueva sede so-
cial, toda vez que, en tal caso, aquella dirección habría dejado de ser
la sede inscripta de la compañía.
Es por ello razonable que la sede social inscripta tenga vigencia
hasta la cancelación de la sociedad en el Registro Público por ser, esa
registración, el punto final de su personalidad jurídica y de su carác-
ter de sujeto de derecho. Ello no causará perjuicios a terceros, pues la
existencia de una deuda no cancelada, una vez cumplida la registra-
ción prevista por el art. 112 de la ley 19.550, plenamente aplicable a
las SAS, torna responsable en forma solidaria e ilimitada a todos los
integrantes de la sociedad, no solo porque el contrato social y todas
sus cláusulas -inclusive el tipo elegido- han perdido vigencia con
la inscripción de la cancelación de la sociedad, sino que no debe ser
merecedor de un régimen privilegiado de responsabilidad quien ha
omitido o consentido la inclusión de una deuda en el balance final de
liquidación, debiendo aclararse, finalmente, que la inscripción pre-
vista en el art. 112 de la ley 19.550 no configura una causal extintiva
de obligaciones (arts. 921 a 956, Cód. Civ. y Com.).
5. La cuestión referida al objeto social de las sociedades por accio-
nes simplificadas es un tema que ofrece interesantes matices, pues
a pocos meses de la sanción de la ley 27.349, el inc. 4° del art. 36, re-
ferido al tema, fue modificado por el decreto de necesidad y urgen-
cia 27/2018, del 10 de enero de 2018, publicado en el Boletín Oficial
un día después, sin la menor razón que lo justifique, porque dicho
decreto -dictado sin necesidad y urgencia- suprimió sin la menor
explicación un párrafo del art. 36, inc. 4°, de la ley 27.349, en cuanto
exigía a los constituyentes de la sociedad enunciar en forma clara y
precisa las actividades principales que constituyen el objeto social.
La cuestión referida al objeto social y a su carácter único o plural
ha sido objeto de una importante controversia en nuestro derecho,
a pesar de que de los arts. 11, inc. 4°, 19, 58, 94, inc. 4°, y 244 de la
ley 19.550 y 156 del Código Civil y Comercial de la Nación surge con
toda claridad, fundamentalmente en protección de los propios inte-
grantes de la sociedad, la necesidad de que el objeto debía ser único,
comprensivo de una actividad específica inserta dentro de la fórmula
empleada por el art. ¡o de dicha ley, cuando se refiere a la "producción
o intercambio de bienes o servicios", así como la realización de todos
los actos necesarios para desarrollar la actividad principal. Así lo dis-
pusieron las resoluciones generales IGJ 9/2004, 7/2005 y 7/2015, hasta
594 RICARDO A. NISSEN

que las actuales autoridades de la Inspección General de Justicia re-


tornaron al objeto múltiple, fundados principalmente en razones de
costos, pues cierta parte de la doctrina -siempre la misma, esto es,
la apologista de los empresarios y todas sus actuaciones societarias,
fraudulentas o no- había entendido innecesario constituir por sus
mismos integrantes una sociedad diferente, cuando habían iniciado
alguna otra actividad, que ninguna relación tenía con la actividad de-
sarrollada. En definitiva, simples razones de bolsillo que, a mi criterio,
no pueden estar nunca por encima del principio de especialidad que
caracteriza el accionar de toda persona jurídica, cualquiera que fuere
su clase o tipo, conforme lo dispone el art. 58 de la ley 19.550, en cuanto
reglamenta el régimen de representación de toda sociedad comercial.
No obstante y como uno de los aparentes objetivos de la sanción
de la ley 27.349 fue precisamente la reducción de costos a los supues-
tos emprendedores, el art. 36, inc. 4°, de dicha ley, en su versión origi-
nal prescribió la necesidad de incluir en el contrato social "La desig-
nación de su objeto, que podrá ser plural y enunciar en forma clara
y precisa las actividades principales que constituyen el mismo, que
podrán guardar o no conexidad o relación entre ellas", permitiendo
de esa manera la adopción de un objeto múltiple.
Pero luego, y por razones que se desconocen, pues nada dicen al
respecto los considerandos del decreto de necesidad y urgencia del
Poder Ejecutivo nacional27/2018, identificado como "Decreto de des-
burocratización y simplificación", se suprimió la frase "... y enunciar
en forma clara y precisa las actividades principales que constitu-
yen el mismo ... ", de manera tal que el actual art. 36, inc. 4°, de la ley
27.349 dispone textualmente la necesidad de incluir en el estatuto de
la sociedad por acciones simplificada "La designación de su objeto,
el que podrá ser amplio o plural. Las actividades que lo constituyen
podrán guardar o no conexidad o relación entre ellos", eximiendo a
los integrantes de la sociedad de aclarar en el mismo instrumento
constitutivo, en forma clara y precisa, las actividades principales que
constituyen el objeto social, con lo cual las sociedades por acciones
simplificadas podrán dedicarse a cualquier cosa, sin conocimiento
de los terceros, y como bien lo expresa el profesor Ernesto Martorell,
la sociedad podrá vender camiones pesados, comercializar "cubani-
tos" o pañales geriátricos, o, en su caso, una agencia de scorts para
ejecutivos y hotentotes, sosteniendo este autor, en conclusión que
comparto, que ningún habitante de este país ignora cómo culminó
en la República Argentina una experiencia en tal sentido, haciendo
clara alusión, a mi juicio, de los efectos nocivos de la infracapitaliza-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 595

ción societaria, pues si se admite un objeto plural e indiscriminado,


es absolutamente imposible garantizar a los terceros la función de
garantía que el capital social ofrece, en especial tratándose de socie-
dades, como las sociedades por acciones simplificadas, en donde sus
integrantes limitan su responsabilidad al aporte efectuado.
En definitiva, la ley 27.349 volvió al objeto múltiple, pero no creo
que ello se deba a una razón de costos, sino de evitar la transparen-
cia en el accionar de este nuevo molde de sociedades, en las cuales
ni siquiera se deberá aclarar el objeto social con claridad y precisión,
como lo manda el art. 156 del Código Civil y Comercial para todas las
personas jurídicas, y el art. 11, inc. 4°, de la ley 19.550 para las socie-
dades comerciales, con lo que se corre el riesgo de que ello aleccione
a los mal intencionados a caer en la ilicitud de su objeto disfrazado,
como los reprobados por los arts. 18 a 20 de la ley 19.550. Una excep-
ción que, una vez más, acerca a las sociedades por acciones simplifi-
cadas a las sociedades off shore, en tanto la multiplicidad e impreci-
sión del objeto social constituye una de las tantas características de
estas nefastas compañías.
6. Si bien el requisito del contrato social de las sociedades por ac-
ciones simplificadas, consistente en la determinación del régimen de
distribución de ganancias y pérdidas, se encuentra en el art. 11, inc. 7°,
de la ley 19.550 para todas las sociedades comerciales, en cuanto re-
quiere la inclusión en el acto constitutivo de "Las reglas para distribuir
las utilidades y soportar las pérdidas", la ley 27.349 no ha trascripto el
segundo párrafo de dicha norma, que disponía: "En caso de silencio,
será en proporción de los aportes. Si se prevé solo la forma de distribu-
ción de utilidades, se aplicará para soportar las pérdidas y viceversa",
por lo cual debe interpretarse que si nada se establece respecto de la
forma de distribuir las utilidades y soportar las pérdidas, ello deberá
quedar en manos del grupo de control en cada asamblea en donde
se debe resolver el destino de los resultados de cada ejercicio, lo cual
constituye un verdadero dislate y un instrumento de opresión y abuso
por las mayorías, en caso de conflicto interno, que implica un retro-
ceso a la época de las cavernas del derecho corporativo que tornará
aplicable con suma frecuencia la aplicación del art. 13 de la ley 19.550,
de evidente orden público y plenamente aplicable a las sociedades por
acciones simplificadas que, se reitera, no son una isla dentro de nues-
tro derecho societario.
Ello demuestra, una vez más, que la supuesta "modernidad" a que
se refieren los redactores de la ley 27.349, como una de las característi-
596 RICARDO A. N ISSEN

cas de las SAS, no es tal, sino solo una nueva manifestación retórica
que, como se dice vulgarmente, está destinada "a la tribuna", pues la
vuelta al objeto múltiple nos hace retroceder a épocas decimonónicas,
en las cuales, y en lo que respecta a la constitución y funcionamiento
de las sociedades, todo era permitido y todo era válido, lo cual obligó
a la creación de un cuerpo de inspectores, allá por el año 1893, an-
tecedente de la actual Inspección General de Justicia, para controlar
los abusos de las pocas sociedades anónimas que funcionaban en la
Capital Federal.

§ 296. EFECTOS DE LA OMISIÓN DE LOS REQUISITOS PREVISTOS


EN EL ARTÍCULO 36 DE LA LEY 27.349

Resulta de lamentar que la ley 27.349 no incluya una sección o ca-


pítulo referido a la omisión de los requisitos -tipificantes o no- pre-
vistos por los arts. 33 y 36 de dicha ley, salvo en lo referido a la omisión
de la identificación del tipo social (art. 36, inc. 2°), aunque existe con-
senso en la doctrina, que se comparte, de que ella estará gobernada
por la sección IV del capítulo I de la ley 19.550, atento a lo que dispo-
nen sus arts. 17 y 21 a 26, pues la ley de apoyo al capital emprende-
dor no contempla régimen de nulidad o irregularidad alguno, siendo
además compatible tal solución con la naturaleza de las sociedades
por acciones simplificada, requisito esencial este para la aplicación
supletoria de la Ley General de Sociedades (arts. 33 y 49, ley 27.349).

§ 297. LOS MODELOS TIPO Y SU INSCRIPCIÓN


EN EL REGISTRO PÚBLICO

Muy lejos de la tan promocionada modernidad de este nuevo tipo


social, el último párrafo del art. 36la ley 27.349 dispone que los Regis-
tros Públicos aprobarán los modelos tipo de instrumentos constituti-
vos para facilitar la inscripción registra!.

Los estatutos o modelos "tipo" tuvieron en la historia de nuestro


derecho societario una corta existencia y un no menos efímero apo-
geo, cuando la resolución general IGJ 6/1980, denominada "Normas
de la Inspección General de Justicia", que fue la primera de las recopi-
laciones de las resoluciones generales y particulares dictadas por este
organismo desde su constitución, en el año 1892, agregó un anexo
que contenía un modelo de estatuto de sociedad elaborado a la luz de
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 597

la versión original de la ley 19.550, que perdió vigencia cuando se san-


cionó la ley 22.903 de reformas al ordenamiento societario de 1972.
Cierto es que la mayor parte de las sociedades de esa época -es-
tamos hablando de las sociedades de responsabilidad limitada y las
sociedades anónimas, porque los otros tipos societarios hacía tiempo
que habían caído en desuso- estaban constituidas sobre la base de
ese estatuto tipo o modelo, pero no lo es menos que la doctrina criti-
có duramente la generalización de esta práctica, argumentando pre-
cisamente lo que hoy se destaca como una de las características más
importantes de las sociedades por acciones simplificadas, esto es, la
supremacía de la autonomía de la voluntad. Bien sostuvo la doctrina
que lo paradójico en el caso de la ley 27.349 es que, en beneficio de la
rapidez y simplificación de su trámite de inscripción registra!, se es-
tablezca que los Registros Públicos deben aprobar "modelos tipo" de
instrumentos constitutivos de SAS (art. 36), cuando no existe nada
más limitante del ejercicio de la autonomía de la voluntad de los socios
que la existencia de estatutos tipo elaborados por la práctica registral.
Una lectura del Boletín Oficial correspondiente a los años 2017 y
2018 revela que todas las sociedades por acciones simplificadas fue-
ron constituidas bajo el estatuto modelo redactado en la resolución
general IGJ 6/2017, de más que dudosa constitucionalidad. Ello des-
miente categóricamente la optimista afirmación de algunos cultores
de este nuevo tipo social, sosteniéndose que la SAS se presenta como
un "traje a medida", o sea, como un tipo societario donde la autonomía
de la voluntad podrá desplegar sus alas inspirando modelos asociati-
vos ajustados a la necesidad de cada empresario y de cada proyecto,
literalmente, un modelo para armar donde las normas imperativas
quedan relegadas a su mínima expresión. Realmente, no se entiende
cómo un estatuto modelo, que es el procedimiento por el cual estas
nuevas sociedades se presentan al mercado en la casi totalidad de los
casos, puede ser calificado como un traje a medida, sino más bien
como de confección y de escasísima calidad.
La sola lectura del anexo A-2 de la referida resolución general IGJ
6/2017 revela lo absurdo de la situación, pues el estatuto modelo allí
previsto contempla la descripción de objetos conteniendo actividades
múltiples sobre la base de diez actividades principales comunes a to-
das las SAS que se constituyan bajo este modelo, y como bien lo desta-
ca Vítolo, independientemente del deseo o del propósito empresarial
del o de los constituyente/s, si se sigue el estatuto o modelo, el objeto
social será aquel por medio del cual y a tenor de los formularios de la
598 RICARDO A. NISSEN

IGJ, "La sociedad tiene por objeto dedicarse, por cuenta propia o ajena,
o asociada a terceros, dentro o fuera del país de su creación a la crea-
ción, producción, intercambio, fabricación, transformación, comer-
cialización, intermediación, representación, importación y exporta-
ción de bienes materiales, incluso recursos naturales, e inmateriales y
la prestación de servicios, relacionados directa o indirectamente con
las siguientes actividades: (a) Agropecuarias, avícolas, ganaderas,
pesqueras, tamberas y vitivinícolas; (b) comunicaciones, espectácu-
los, editoriales y gráficas en cualquier soporte; (e) culturales y edu-
cativas; (d) desarrollo de tecnologías, investigación e innovación y
software; (e) gastronómicas, hoteleras y turísticas; (f) inmobiliarias
y constructoras; (g) inversoras, financieras y fideicomisos; (h) petro-
leras, gasíferas, forestales, mineras y energéticas en todas sus formas;
(i) salud y (j) transporte. La sociedad tiene plena capacidad de dere-
cho para realizar cualquier acto jurídico en el país o en el extranjero,
realizar toda actividad lícita, adquirir derechos y contraer obligacio-
nes. Para la ejecución de las actividades enumeradas en su objeto, la
sociedad puede realizar inversiones y aporte de capitales a personas
humanas y/o jurídicas, actuar como fiduciario y celebrar contratos de
colaboración, comprar y vender y/o permutar toda clase de títulos y
valores, tomar y otorgar créditos y realizar toda clase de operaciones
financieras excluidas las reguladas por la ley de entidades financieras,
y toda otra que requiere el concurso y/o el ahorro público".
Es importante destacar, de la lectura de este listado, que la Ins-
pección General de Justicia no ha incluido la producción de servicios
profesionales, con lo cual esta actividad podría considerarse fuera del
alcance de las sociedades por acciones simplificadas, cuyo objeto de-
berá ser siempre empresario o mercantil.
La lectura del referido anexo A-2 de la resolución general6/2017 de
la IGJ revela que resulta casi imposible encontrar, salvo la actividad
profesional, una actividad mercantil que no se encuentre compren-
dida en ese absurdo listado, incompatible, como ya se ha afirmado,
con el principio de especialidad que caracteriza el accionar de toda
persona jurídica, según lo prescriben los arts. 141 y 156 del Código
Civil y Comercial de la Nación, que consagra un principio general de
derecho societario que la ley 27.349 que la Inspección General de Jus-
ticia, con el dictado de la resolución general 6/2017, reglamentando
dicha ley, ha borrado de un plumazo.
Cualquier modificación que pretendiera realizarse en la redacción
del objeto social o cualquier reducción o incremento del número de
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 599

las actividades previstas por dicha resolución general, tiene por con-
secuencia dejar a las sociedades por acciones simplificadas fuera del
instrumento constitutivo tipo y, como bien destaca Vítolo, le vedarán
el acceso al régimen simplificado y urgente de inscripción privilegia-
da (art. 38, ley 27.349).

§ 298. PUBLICIDAD DE LA SOCIEDAD POR


ACCIONES SIMPLIFICADA

A este tema se refiere el art. 37 de la ley 27.349, cuando prescribe


que las sociedades por acciones simplificadas deberán publicar por
un día, en el diario de publicaciones legales correspondiente a su lu-
gar de constitución, un aviso que deberá contener los siguientes datos:
a) En oportunidad de su constitución, la información prevista por
los incs. 1o a 7° y 11 del art. 36 de la presente ley y la fecha de su instru-
mento constitutivo.
b) En oportunidad de la modificación del instrumento constituti-
vo o de la disolución de las SAS:
l. La fecha de la resolución de la reunión de socios que aprobó la
modificación del instrumento constitutivo o su disolución.
2. Cuando la modificación afecte alguno de los puntos enume-
rados en los incs. 2° a 7° y 11 del art. 36, la publicación deberá
determinarlo en la forma establecida.
Alguna doctrina, muy comprometida con la filosofía liberal que
impera en la ley de apoyo al capital emprendedor, manifestó su dis-
conformidad con este régimen de publicidad alegando una vez más
razones de costos, y en tal sentido se sostuvo que resulta de lamentar
que el legislador mantenga la antigua y vetusta publicación edictal
como medio de comunicación a terceros de la constitución y modifi-
cación de los estatutos y, en análogo sentido, invocándose la contra-
dicción del propósito de simplificar y disminuir el costo del trámite,
con la necesidad ficta que implica la publicación por un día de un re-
sumen del acto constitutivo en el diario de publicaciones legales de
la jurisdicción, agregando que la doctrina ya ha resaltado la falta de
aporte de este medio de publicidad como un modo de contribuir a
la seguridad del tráfico mercantil, además de ser un medio costoso y
poco ágil para las sociedades cerradas, como será el caso de las SAS.
600 RICARDO A. NISSEN

No estoy de acuerdo. Bien es cierto que la conveniencia de la pu-


blicidad edictal de las convocatorias a asambleas anónimas cerradas,
admitidas por el art. 237 de la ley 19.550, es una cuestión muy contro-
vertida que bien podría ser suplida por una notificación fehaciente a
cada socio, como lo admite el art. 159, párr. 3°, de dicha ley para las
sociedades de responsabilidad limitada, pero no sucede lo mismo con
la publicidad requerida por los arts. 14 de la ley 19.550 y 37 de la ley
27.349, pues es de suma utilidad para los terceros y el público en ge-
neral conocer con exactitud la integración personal de las sociedades
que pretenden incorporarse al tráfico mercantil. Resulta asimismo
sumamente importante conocer para la comunidad la denominación
social de la nueva entidad, a los fines de oponerse incluso al nombre
societario por razones de homonimia, el lugar donde funciona la sede
social, la fecha de cierre ge ejercicio, el régimen de representación,
la cifra del capital social y su relación con el objeto, aunque esta vin-
culación no es requerida actualmente por la Inspección General de
Justicia, la cual, en el art. 23 de la resolución general 6/2017, dispone
que "En ningún caso, cualquiera sea la naturaleza o diversidad del
objeto social, se exigirá la acreditación de un capital social que supere
el capital social mínimo previsto por el artículo 40 de la ley 27.349",
norma administrativa que, como hemos ya manifestado, peca de ab-
soluta inconstitucionalidad, pues supera en sus alcances la previsión
del art. 40 de la ley 27.349 que, como es sabido, establece el capital
social de las SAS que no puede ser inferior al importe equivalente a
dos veces el salario mínimo vital y móvil, de $22.600 al mes de enero
de 2019, suma que no alcanza ni para los gastos de constitución y pu-
blicidad del acto constitutivo.
El referido art. 40 de la ley 27.349, como habrá advertido el lec-
tor, se refiere solo al capital mínimo de las SAS y no al máximo, como
pretende hacernos creer la autoridad de control en el art. 23 de la re-
solución general6/2017, reglamentaria de la ley 27.349. Es de toda evi-
dencia concluir que jamás podría el registrador oponerse a que los
integrantes de una SAS pretendan dotarla de un capital superior al
absurdo monto previsto por el art. 40 de dicha ley, que no cumple la
función de garantía que los redactores de la ley 19.550 le asignaron al
capital social de una compañía mercantil, ni podría admitirse tam-
poco, pues media en ello razones de evidente interés público, que
una sociedad por acciones simplificada pretenda dedicarse al tráfico
aerocomercial, a título de ejemplo, con solo $22.600. Sin embargo, la
resolución general6/2017 de la IGJ es absolutamente coherente, pues
la aludida norma del art. 40 se compatibiliza con el anexo de la mis-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 601

ma resolución que prevé el listado de actividades que una SAS podrá


realizar y que comprende todas las actividades incluidas dentro del
concepto de "producción o intercambio de bienes o servicios" previs-
to por el art. ¡o de la ley 19.550, con lo cual queda absolutamente claro
y fuera de toda discusión que al legislador emprendedor y al encar-
gado del Registro Público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
la función de garantía del capital social, así como el fenómeno de la
infracapitalización y la protección de los terceros, es cuestión que le
resulta totalmente indiferente.
Sin perjuicio de ello, el art. 37 de la ley 27.349, que impone la pu-
blicidad de la SAS por medio de la publicación de edictos, incurre en
una grave omisión, que tampoco se estima casual. Dispone el inc. b)
de dicha norma que en oportunidad de la modificación del contrato
constitutivo de las SAS, debe publicarse un aviso en el Boletín Oficial
por un día, solo "cuando la modificación afecte alguno de los puntos
enumerados en los incisos 2 a 7 y 11 del artículo 36", esto es, la deno-
minación social, el domicilio y sede social, la designación del objeto,
el plazo de duración, la designación de los integrantes de sus órga-
nos y la fecha de cierre de ejercicio, olvidando consignar en el edicto
el cambio de los integrantes de la sociedad que la ley 27.349 impone
en el in c. 1o del art. 36. Ahí precisamente está la trampa, que ratifica
la nula voluntad de transparencia del legislador de la ley de apoyo al
capital emprendedor, pues con ello se permite omitir toda publicidad
respecto de la cesión de las acciones efectuada por cualquiera de los
socios, a punto tal que el tercero interesado no podrá -salvo en el
momento de la constitución de la sociedad- conocer a las personas
que integran el elenco de integrantes de las sociedades por acciones
simplificada, lo cual constituye una coincidencia más de este nuevo
tipo social con las sociedades offshore en general y las hoy derogadas
SAFI uruguayas en particular.

§ 299. LA INSCRIPCIÓN REGISTRAL DE LAS SOCIEDADES POR


ACCIONES SIMPLIFICADAS. INCONSTITUCIONALIDAD DE
LA RESOLUCIÓN GENERAL 6/2017 DE LA INSPECCIÓN
GENERAL DE JUSTICIA

Prescribe textualmente el art. 38 de la ley 27.349 que "La documen-


tación correspondiente deberá presentarse ante el registro público,
quien previo cumplimiento de las normas legales y reglamentarias de
aplicación, procederá a su inscripción. La inscripción será realizada
dentro del plazo de 24 horas, contado desde el día hábil siguiente al
602 RICARDO A. NISSEN

de la presentación de la documentación pertinente, siempre que el so-


licitante utilice el modelo tipo de instrumento constitutivo aprobado
por el registro público.
"Los registros públicos deberán dictar e implementar las normas
reglamentarias a tales efectos y previéndose el uso de los medios di-
gitales con firma digital y establecer un procedimiento de notifica-
ción electrónica y resolución de las observaciones que se realicen a
la documentación presentad. Igual criterio se aplicará respecto a las
reformas del instrumento constitutivo".
Debe destacarse, y ello es digno de toda ponderación, que la ley
27.349 haya consagrado el control de legalidad del acto constitutivo
y demás documentos que el legislador impone como de inscripción
obligatoria, a cargo de un organismo especializado, como lo es la Ins-
pección General de Justicia y los organismos similares con actuación
provincial. Coincidimos totalmente con el profesor Daniel Roque Ví-
tolo cuando afirma que en esta materia, la ley 27.349 ha tomado dis-
tancia de la absurda modificación que la ley 26.994 incorporó al texto
del art. 6° de la ley 19.550, cuando eliminó la disposición contenida en
dicha norma, desde la vigencia de la ley 19.550 en su original versión,
por la cual la autoridad de control debía verificar, con carácter pre-
vio a ordenar la inscripción, el cumplimiento por parte de la sociedad
de los requisitos legales y fiscales pertinentes, ejerciendo el control
de legalidad del instrumento que pretendía ser inscripto. Se recuer-
da que la eliminación del control de legalidad para las sociedades no
accionarias, efectuada por la ley 26.994, fue justamente resistida por
las autoridades de control de varias jurisdicciones provinciales y de
la propia Inspección General de Justicia, quienes se opusieron, con
variados y fundados argumentos, a dicho cambio legislativo, como
claramente surge de la resolución general IGJ 7/2015.
El control de legalidad previsto por el art. 38 de la ley 27.349 está a
cargo de los funcionarios de la Inspección General de Justicia, siem-
pre y cuando los otorgantes de la nueva sociedad por acciones sim-
plificada (SAS) no hayan recurrido al estatuto tipo o estatuto modelo
para constituirla, lo cual no constituye opción en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, donde la Inspección General de Justicia, en el art. 8°
de la resolución general6/2017, solo autoriza -a contrapelo de la ley
27.349-la constitución de las SAS a través de la adhesión al formula-
rio A-2 que integra dicha normativa reglamentaria. En tal caso, el con-
trol de legalidad, traducido por lo general en un estudio minucioso de
las cláusulas contractuales insertas en el contrato social o estatuto,
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 603

queda reemplazado por la simple adhesión a un formulario, continen-


te de ciertas cláusulas usuales, al cual los socios fundadores deberán
solo llenar algunos datos concretos o personales. Ello explica que, en
este caso, la inscripción del acto constitutivo de las SAS debe llevarse a
cabo dentro de las 24 horas de presentados todos los documentos, con
lo cual puede afirmarse, sin temor a equivocarnos, que nuestro país ha
hecho correctamente los deberes con el Banco Mundial para mejorar
su ubicación en el ranking de negocios elaborado por dicha institución
crediticia, que tanto insistió para lograr ese objetivo.
Como hemos visto, la norma del art. 39 en análisis dispone tam-
bién que los Registros Públicos deberán dictar e implementar las nor-
mas reglamentarias, previéndose el uso de medios electrónicos con
firma digital y establecer un procedimiento de notificación electró-
nica y de resolución de las observaciones que se realicen a la docu-
mentación presentada, e igual criterio debe aplicarse respecto de las
reformas del instrumento constitutivo, lo cual resulta una disposición
muy acertada, pues permitirá a los interesados seguir la evolución del
trámite registra! por vía digital y subsanar las vistas -o incluso inter-
poner recursos contra las resoluciones dictadas por el organismo de
control- por la misma vía, evitando la consulta personal del expe-
diente en la sede del organismo.
Sin embargo, las claras normas del art. 38 de la ley 27.349 -que
lamentablemente confunden al Registro Público con la autoridad de
control a cargo de este, el cual es un error muy difundido en nuestra
práctica societaria- han sido desvirtuadas en su sentido final por la
Inspección General de Justicia, que en la resolución general 6/2017,
de fecha 27 de julio de 2017, reglamentaria de aquella normativa, in-
cluyó algunas normas que contradicen el espíritu y la letra de la ley
de apoyo al capital emprendedor, cuando dispone que la registración
de las SAS será exclusivamente en forma electrónica (art. 8°) y que la
Inspección General de Justicia tendrá, en materia de sociedades por
acciones simplificada, una función exclusivamente registra! (art. 2°),
esto es, de ordenar su inscripción a los fines de la exhibición a terceros
del documento constitutivo y actos societarios posteriores y tornar-
los oponibles (art. 2°), prescribiendo asimismo que "Las inscripciones
en el Registro Público de la constitución, cambio de sede, prórroga,
reconducción, reformas, reglamentos, variaciones de capital, trans-
formación, fusión, escisión, designación y cese de administradores y
de miembros del consejo de vigilancia, en su caso, disolución, liqui-
dación, cancelación registra! y demás actos concernientes a la opera-
toria de las SAS que requieran inscripción, serán tramitados a través
604 RICARDO A. NISSEN

del Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE), aprobado por


Decreto no 561/2016 y sus modificatorias".
En definitiva, la Inspección General de Justicia consagró, en esta
materia, algunas soluciones que exceden notoriamente sus facultades
reglamentarias (art. ll, inc. e], ley 22.315), y que resultan contradic-
torias con el texto de la ley 27.349 a la cual la resolución general IGJ
6/2017 pretende reglamentar, siendo su inconstitucionalidad eviden-
te toda vez que
a) En momento alguno la ley 27.349 ha disminuido, enervado o
suprimido las facultades de la Inspección General de Justicia en ma-
teria de control del acto de constitución o de sus reformas posterio-
res de las sociedades por acciones simplificadas, como lo dispone el
art. 2° de dicha reglamentación, pues el art. 38 de aquella ley prescri-
be exactamente lo contrario, al disponer: "La documentación corres-
pondiente deberá presentarse ante el registro público, quien previo
cumplimiento de las normas legales y reglamentarias de aplicación,
procederá a su inscripción ... ".
b) Si tenemos en cuenta, en consecuencia, lo dispuesto por el art. 2°
de la resolución general IGJ 6/2017, en cuanto prescribe: "Con respec-
to a las SAS, esta Inspección General tendrá a su cargo exclusivamen-
te funciones registrales. Las SAS no estará sujeta a la fiscalización de
esta autoridad de contralor durante su funcionamiento, disolución y
liquidación, ni aún en los casos en que su capital social supere el pre-
visto por el artículo 299 inciso 2 de la Ley General de Sociedades no
19.550", la contradicción de esta norma reglamentaria con el art. 38 de
la ley 27.349 no puede ser más evidente.
e) Tampoco prevé la ley 27.349, como lo dispone el art. 3° de la re-
solución general IGJ 6/2017, que todas las inscripciones que las SAS
deben hacer en el Registro Público deban ser tramitadas en forma
digital y mucho menos que su registración será exclusivamente en
forma electrónica en el "Registro Digital de Sociedades por Acciones
Simplificadas" como prescribe el art. 8° de la referida resolución. Muy
por el contrario, la ley 27.349 solo dispone, en su art. 35, que "La SAS
podrá ser constituida por instrumento público o privado", agregan-
do que "La SAS podrá ser constituidas por medios digitales con firma
digital", de modo que la constitución y registración de las SAS en for-
ma digital es solo una opción y no el único camino para obtener su
inscripción regular. Al respecto, la utilización del verbo "podrá" en el
tercer párrafo del art. 35 de la ley 27.349 despeja todo tipo de dudas.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 605

Es de toda obviedad concluir que la Inspección General de Justi-


cia excedió su cometido reglamentario previsto por el art. ll, inc. e),
de la ley 22315, en cuanto dispone que, entre las funciones adminis-
trativas que esta ley le otorga a dicho organismo, está la de "Dictar
los reglamentos que estime adecuados y proponer al Poder Ejecutivo
Nacional, a través del Ministerio de Justicia de la Nación, la sanción
de las normas que, por su naturaleza, excedan sus facultades". Ello no
constituye una cuestión menor, sino que con aquellas disposiciones
de la resolución general IGJ 6/2017 se tiende a evitar la exhibición a
terceros del expediente administrativo o legajo completo de la socie-
dad por acciones simplificada, cuya lectura por terceros, como revela
la experiencia, ha sido incómoda para muchas personas que tienen
por costumbre disfrazarse de sociedad para evitar las consecuencias
de una actuación o contratación determinada.

§ 300. LIMITACIONES PARA CONSTITUIR Y MANTENER EL CARÁCTER


DE SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS)

Disponía el art. 39 de la ley 27.349, en su versión original y con


evidente carácter imperativo, los siguientes requisitos para constituir
y mantener el tipo social en estudio:
a) No deberá estar comprendida en ninguno de los supuestos pre-
vistos en los in cs. 1°, 3°, 4° y 5° del art. 299 de la Ley General de Socie-
dades 19.550.
b) No podrá ser controlada por una sociedad de las comprendidas
en el art. 299 de la Ley General de Sociedades 19.550, ni estar vincula-
da, en más de un 30 % de su capital, a una sociedad incluida en el
mencionado artículo.
Aclaraba el párrafo final del art. 39 -en su versión original- de la
ley 27.349, que "En caso de que las SAS, por cualquier motivo devinie-
ra comprendida en alguno de los supuestos previstos en los incisos 1°
y 2° precedentes, deberá transformarse en alguno de los tipos previs-
tos en la Ley General de Sociedades no 19.550, e inscribir tal transfor-
mación en el registro público correspondiente en un plazo no mayor a
los seis (6) meses de configurado ese supuesto. Durante dicho plazo y
hasta la inscripción registra!, los socios responderán frente a terceros
en forma solidaria, ilimitada y subsidiaria, sin perjuicio de cualquier
otra responsabilidad en que hubieran incurrido".
No habían transcurrido aún ocho meses desde la sanción de la
ley 27.349 cuando fue sancionado el decreto de necesidad y urgencia
606 RICARDO A. NISSEN

27/2018, el día lO de enero de 2018 (art. 20), momento en que el Poder


Ejecutivo de la Nación entendió necesario modificar el texto original
del art. 39, antes trascripto, que en adelante está redactado de la si-
guiente manera:
"Artículo 39. Limitaciones. Para constituir y mantener su carácter
de SAS la sociedad:
"l. No debe estar comprendida en ninguno de los supuestos pre-
vistos en los incisos 3, 4 y 5 del artículo 299 de la Ley General de Socie-
dades no 19.550 y sus modificatorias.
"2. No podrá ser controlada por ni participar en más del 30 por
ciento del capital de sociedades comprendidos en los supuestos men-
cionados en el inciso. lo precedente.
"En caso de que la SAS resultara encuadrada en alguno de los su-
puestos previstos en los incisos 1° y 2° precedentes, deberá transfor-
marse en alguno de los tipos previstos en la Ley General de Socieda-
des no 19.550 y sus modificatorias, e inscribir tal transformación en el
Registro Público Correspondiente en un plazo no mayor a los seis (6)
meses de configurado ese supuesto. En caso de que la configuración
del supuesto no resulte de un hecho o acto propio de las SAS, el plazo
se computará desde que tomó conocimiento del mismo. La transfor-
mación no será obligatoria si antes de ese plazo, las SAS deja de estar
encuadrada en alguno de dichos supuestos. Vencido el plazo indicado
sin que se hubiera producido la inscripción de la transformación en
el Registro Público correspondiente, los socios responderán frente a
terceros en forma solidaria, ilimitada y subsidiaria".
Las reformas efectuadas por el denominado "superdecretazo" de
enero de 2018, para cuyo dictado no existía, como ya hemos señalado,
la menor necesidad ni urgencia, fueron ratificadas por la ley 27.444 de
"Simplificación y Desburocratización para el Desarrollo Productivo
de la Nación", dell8 de junio de 2018, que han borrado de un plumazo
la convicción de que las sociedades por acciones simplificadas fue-
ron constituidas para un uso temporal y transitorio, para ser trans-
formadas en uno de los tipos previstos en la ley 19.550 -sociedades
anónimas y de responsabilidad limitada- cuando la empresa tuviera
ya afianzada su actividad, así como un patrimonio más consolidado
que la ínfima suma prevista en el art. 40 de la ley 27.349 y, por ello, la
doctrina criticó que el proyecto de la ley 27.349 no haya previsto un
capital social máximo para este tipo de sociedades, pues tratándose
de una herramienta que tiene como principal destinatario al pequeño
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 607

y mediano empresario, resulta erróneo omitir acotar el capital máxi-


mo que ellas pueden tener, para evitar de esta manera que se utilice
este tipo societario para canalizar emprendimientos económicos de
magnitud, lo que parece no le están reservadas.
Pero resulta que ahora, luego de la ley 27.444, las sociedades por
acciones simplificadas pueden hacer oferta pública o cotización de
sus acciones en la Bolsa, de manera que la original redacción de la ley
27.349 respecto de la creación y funcionamiento de las sociedades por
acciones simplificadas -que les impedía encuadrarse en la hipótesis
prevista por el art. 299, in c. 1o, de la ley 19.SSO- no tenía otra finalidad
que la de convencer a los legisladores de que se trataba de un mode-
lo pequeño de sociedad dedicado a los emprendedores cuando, en la
realidad sustancial, ya se tenía en mente, por los creadores de estas
sociedades, que ellas podrían, en un futuro inmediato, dedicarse a
cualquier tipo de emprendimiento, aun a aquellos que solo pueden
ser llevados a cabo por las grandes empresas, lo cual ha sido ratificado
por el decreto de necesidad y urgencia 26/2017 del lO de enero de 2018,
esto es, a los ocho meses de sancionada la ley 27.349.
Una vez más la sospecha de que el verdadero fundamento de la
creación de las SAS no es otro que la gente que está en condiciones
de hacerlo pueda disfrazar sus actuaciones y su patrimonio detrás de
una sociedad, que puede ser unipersonal, con responsabilidad limi-
tada, constituida sin aportes dinerarios, sin riesgos de incursionar en
hipótesis de infracapitalización, con una absoluta opacidad en su ac-
tuación y sin el menor control por el organismo estatal encargado de
fiscalizarla.
De modo que, eliminado de la lista del art. 39 de la ley 27.349 la
prohibición de cotizar en Bolsa, sus únicas limitaciones se circunscri-
ben a lo dispuesto por los incs. 3°, 4° y so del art. 299 de la ley 19.SSO, e
inc. 2° de aquella disposición de la ley 27.349, esto es:
a) No podrá participar en sociedades de economía mixta ni de
sociedades anónimas con participación estatal mayoritario (art. 299,
inc. 3°, LGS).
b) No podrá realizar operaciones de capitalización, de ahorro o en
cualquier forma requieran dinero o valores al público con promesas
de prestaciones o beneficios futuros (art. 299, inc. 4°, LGS).
e) No podrá explotar concesiones o servicios públicos (art. 299,
inc. so, LGS).
608 RICARDO A. NISSEN

d) No podrá estar controlada en más de un 30% por una sociedad


que haga oferta pública o cotización de sus acciones (art. 299, inc. 1°,
ley 19.550).
e) No podrá participar con más del 30% de su capital social en
una sociedad que haga oferta pública o cotización de sus acciones
(art. 299, inc. 1°, ley 19.550).
De manera tal que, con la reforma efectuada por el decreto de
necesidad y urgencia 27/2018, la sociedad por acciones simplificada,
supuestamente creada para promocionar las pequeñas y medianas
empresas -y que además puede ser unipersonal-, puede no solo co-
tizar sus acciones en la Bolsa, sino también controlar una sociedad
que opera en el mercado bursátil, lo cual se exhibe como solución
contradictoria con los objetivos originales de la ley 27.349 y demues-
tra, una vez más, bien que por vía indirecta, que la República Argen-
tina se encuentra dentro de aquellos países que, en materia de cons-
titución de sociedades, semejante al que se da en los Estados Unidos,
se ha denominado el "efecto Delaware", lo cual equivale a sostener la
existencia de sociedades donde todo se permite y nada se controla.
Asimismo, y en lo que respecta al párrafo final del art. 39 de la ley
27.349, que preveía expresamente en su versión original la necesidad
de la SAS que deviniera comprendida, por cualquier motivo, en al-
guno de los supuestos previstos en los incs 1o y 2° de dicha norma, de
transformarse en alguno de los tipos previstos por la ley 19.550 e ins-
cribir dicha transformación en el Registro Público correspondiente,
en un plazo no mayor a los seis meses de configurado ese supuesto
bajo sanción de imponerles a los socios, en sus relación con terceros
y hasta tanto se produzca dicha registración, una responsabilidad
solidaria, ilimitada, aunque subsidiaria por las operaciones sociales,
sin perjuicio de cualquier otra responsabilidad en que hubieren in-
currido, el nuevo texto del art. 39 de la ley 27.349 ha reformado esta
previsión, dejando sin efecto la obligatoriedad de esa transformación,
"si antes de ese plazo la SAS deja de estar encuadrada en alguno de
dichos supuestos", supuesto en el cual, como lógica consecuencia,
tampoco regirá la responsabilidad solidaria, ilimitada, aunque subsi-
diaria de los integrantes de las SAS, prevista en dicha norma.
Independientemente de lo expuesto, y en cuanto a la nueva redac-
ción del art. 39, in fine, de la ley 27.349 por la ley 27.444, no se explican
ni justifican tampoco las razones por las cuales, de darse los supues-
tos de aplicación de las consecuencias por la falta de inscripción de
la transformación en el Registro Público en el término de seis meses,
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 609

que se traduce fundamentalmente en la responsabilidad de los socios


de las SAS frente a terceros, en forma solidaria, ilimitada y subsidia-
ria, el decreto 27/2018 ha eliminado la referencia a "cualquier otra res-
ponsabilidad en que se hubiese incurrido", exclusión que no tiene la
menor explicación en los fundamentos de dicho decreto y que solo
pueden encontrar algún sentido -que obviamente no se comparte-
en la clara y reiterada predisposición del redactor de la ley 27.349 y
su decreto modificatorio, de eximir o mitigar la responsabilidad a los
integrantes de las SAS por la actuación de estos entes, aun en situacio-
nes no queridas por el legislador.

§ 301. EL CAPITAL SOCIAL DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES


SIMPLIFICADAS. LAS PRESCRIPCIONES DE LA LEY 27.349

El régimen previsto por la ley 27.349 en materia de capital social


constituye uno de los temas más controvertidos que exhiben las so-
ciedades por acciones simplificadas (SAS).
Las principales características en esta materia son las siguientes:
a) El capital social de las SAS se divide en partes denominadas ac-
ciones (art. 40).
b) Al momento de la constitución de la sociedad, el capital social
no puede ser inferior al importe equivalente a dos veces el salario mí-
nimo, vital y móvil (art. 40).
e) La suscripción e integración de las acciones deberá hacerse en
las condiciones, proporciones y plazos previstos en el instrumento
constitutivo y los aportes en dinero deben integrarse en un 25% como
mínimo al momento de la suscripción. La integración del saldo no
podrá superar el plazo máximo de dos años y los aportes en especie
deben integrarse en un lOO% al momento de la suscripción (art. 41).
d) Los aportes podrán realizarse en bienes dinerarios o bienes no
dinerarios. Los aportes en bienes no dinerarios podrán ser efectuados
al valor que unánimemente pacten los socios en cada caso, quienes
deberán indicar en el instrumento constitutivo los antecedentes jus-
tificativos de la valuación o, en su defecto, según los valores de plaza.
En caso de insolvencia o quiebra de la sociedad, los acreedores pue-
den impugnarla en el plazo de cinco años de realizado el aporte y la
impugnación no procederá si la valuación se realizó judicialmente.
Los estados contables deberán contener nota donde se exprese el me-
610 RICARDO A. N ISSEN

canismo de valuación de los aportes en especie que integran el capital


social (art. 42, párrs. 1° y 2°).
e) Podrán pactarse prestaciones accesorias. En este caso, la pres-
tación de servicios, ya sea de socios, administradores o proveedores
externos de las SAS, podrán consistir en servicios ya prestados o a
prestarse en el futuro y podrán ser aportados al valor que los socios
determinen en el acto constitutivo o posteriormente por resolución
unánime de los socios, o el valor resultará del que determinen uno o
más peritos designados por los socios en forma unánime. El instru-
mento constitutivo deberá indicar los antecedentes justificativos de
la valuación. Si la prestación del servicio se encontrara total o parcial-
mente pendiente de ejecución, la transmisión de las acciones de las
que fuere titular el socio que comprometió dicha prestación requerirá
la conformidad unánime de los socios, debiendo preverse, en su caso,
un mecanismo alternativo de integración (art. 42, párrs. 3° y 4°).
f) Los socios garantizan solidaria e ilimitadamente a los terceros la
integración de los aportes (art. 43).
g) En oportunidad de aumentarse el capital social, la reunión de
socios podrá decidir las características de las acciones a emitir, indi-
cándose clase y acciones (art. 44, párr. 1°).
h) La emisión de acciones podrá efectuarse a valor nominal o con
prima de emisión, pudiendo fijarse primas distintas para las acciones
que sean emitidas en un mismo aumento del capital social. A tales
fines, deberán emitirse acciones de distinta clase que podrán recono-
cer idénticos derechos económicos y políticos, con primas de emisión
distintas (art. 44, párr. 2°).
i) El instrumento constitutivo puede, para los casos en que el
aumento del capital fuere menor al 50 % del capital social inscrip-
to, prever el aumento del capital social sin requerirse publicidad ni
inscripción de la reunión de socios. En cualquier caso, las resolucio-
nes adoptadas deberán remitirse al Registro Público por medios di-
gitales a fin de comprobar el cumplimiento del tracto registra!, en
las condiciones en que se establezcan reglamentariamente (art. 44,
párrs. 3° y 4°).
j) En materia de aportes irrevocables a cuenta de futura emisión
de acciones, la ley 27.349 establece que podrán mantener tal carácter
por el plazo de 24 meses contados desde la fecha de aceptación por el
órgano de administración de la SAS, el cual deberá resolver sobre su
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 611

aceptación o rechazo, dentro de los 25 días del ingreso de parte o de la


totalidad de las sumas correspondientes a dicho aporte. La reglamen-
tación que se dicte deberá establecer las condiciones y requisitos para
su instrumentación (art. 45).

§ 302. LA INSUFICIENCIA DEL CAPITAL DE CONSTITUCIÓN DE


LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS. EL FENÓMENO
DE LA INFRACAPITALIZACIÓN

El art. 40, párr. 1°, de la ley 27.349 nos brinda una de las característi-
cas más importantes de las sociedades por acciones simplificadas cuan-
do establece que su capital se dividirá en partes denominadas acciones.
Técnicamente ello es incorrecto y encierra una verdadera contra-
dicción, toda vez que, en derecho societario, cuando hablamos de la
"parte" en que se divide el capital de una sociedad anónima, nos es-
tamos refiriendo a la "acción", que es el nombre técnico con que se
divide el capital social de estas compañías. En otras palabras, "par-
te" y "acción" son conceptos sinónimos cuando se trata de sociedades
anónimas y por acciones.
La terminología empleada por el legislador de la ley de apoyo al
capital emprendedor no pudo ser peor, pues si nos estamos refirien-
do a un subtipo de las "sociedades por acciones" y la denominación
de las sociedades previstas por la ley 27.349 no deja el menor margen
de dudas al respecto, debió simplemente reiterar el art. 163 de la ley
19.550, que encabeza la sección V del capítulo 11, dedicado a las so-
ciedades anónimas, en cuando prescribe que "el capital se representa
por acciones", aclarando, como lo hace el art. 208 de la Ley General de
Sociedades, que "los títulos pueden representar una o más acciones",
y con ello nos hubiéramos evitado los graves problemas que supone
confundir en lo que se refiere a su capital, a las sociedades por ac-
ciones simplificadas con las sociedades de responsabilidad limitada
que, a pesar de su denominación, parece ser el modelo en que más se
inspiró el legislador del año 2017, como surge de lo dispuesto por el
art. 49 de la ley 27.349.
Pero ello no es lo único que prescribe el art. 40 de la ley 27.349,
sino que esta norma dispone que "al momento de la constitución de la
sociedad, el capital no podrá ser inferior al importe equivalente a dos
(2) veces el salario mínimo vital y móvil", con lo cual el capital social
necesario para constituir una sociedad por acciones simplificada es
hoy de $22.600, monto que será elevado cada tres meses.
612 RICARDO A. NISSEN

Es de toda evidencia que la ridícula suma del capital social que


se requieren para las SAS, de dos sueldos del salario mínimo, vital y
móvil (art. 40), que equivale a la suma de $22.600, suma que incluso
alguna doctrina proclive a la creación de este tipo de sociedades ha
calificado como "exigua y hasta paupérrima", según palabras del ju-
rista de Tucumán, Martín Abdala, no constituye ninguna garantía de
la sociedad para el cumplimiento de las obligaciones sociales, máxi-
me cuando en este nuevo tipo social no solo se consagra la responsa-
bilidad limitada de los socios a las acciones suscriptas y adquiridas
(art. 34) sino que se admite el objeto plural indiscriminado, lo cual
impide cualquier esfuerzo por combatir la infracapitalización. No
parece razonable, ni adecuado a la "modernidad", como equivocada-
mente se ha calificado a las supuestas bondades de este nuevo tipo
societario, volver a las épocas en que una persona, por el hecho de
haber aportado una suma irrisoria al momento de la constitución de
la sociedad, resulte invulnerable a las acciones judiciales promovidas
por terceros en aras del cumplimiento de las obligaciones contraídas
por la sociedad.

Este panorama cobra mayor gravitación si se tiene en cuenta que,


por tratarse de un claro ejemplo de infracapitalización societaria, se
configura la hipótesis de abuso del derecho, al cual se aplica la cla-
ra y contundente redacción del art. 10 del Código Civil y Comercial
de la Nación que establece, referida precisamente a esta figura -que
se erige en uno de los pilares del nuevo Código unificado-, el cual
dispone que "El ejercicio regular de un derecho propio o el cum-
plimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito
ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se
considera tales el contraríe los fines del ordenamiento jurídico o que
exceda los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas
costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos
del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y, si corres-
pondiere, a procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar
su indemnización".

Ante la redacción del art. 40 de la ley 27.349 y el absurdo monto del


capital social de las SAS, cabe también preguntarse ¿Cómo compati-
bilizar el combate contra el fraude societario cuando se autoriza la ac-
tuación en el mercado de sociedades nacidas prácticamente sin capital
social, pues el monto de $22.600 solo alcanza para la publicación de los
edictos de convocatoria y alguno que otro gasto de constitución?
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 613

Tampoco se alcanzan a comprender las razones por las cuales la


ley 27.349 ha vinculado la suma del capital mínimo de una organiza-
ción empresaria a una cifra vinculada con los salarios. Por supuesto,
consideramos aplicable a las sociedades por acciones simplificadas
la jurisprudencia dictada por nuestros tribunales laborales, civiles y
comerciales en los últimos años en materia de infracapitalización so-
cietaria, pues no resulta tolerable, para ninguna persona jurídica, el
traslado del riesgo empresario a terceros, por más que los beneficia-
dos por la ley 27.349 se encuentran en la hoy ultra privilegiada, aun-
que no menos difusa, categoría de emprendedores.
Discrepo abiertamente con quienes predican que la función de
garantía que cumple el capital social pueda estar en crisis, como lo
sostuvieron, en fo~ma aislada en nuestro derecho, autores como Le-
pera y en menor medida Araya, entre algunos otros, quienes hicieron
del tema, allá por las décadas del 80 y 90, un verdadero caballito de
batalla que afortunadamente la jurisprudencia de ningún fuero ad-
hirió, consagrándose, por el contrario, la responsabilidad ilimitada y
solidaria de los socios y accionistas en caso de infracapitalización so-
cietaria. Es que, en definitiva, ninguno de los argumentos expuestos
en torno a la supuesta existencia de otros métodos indicativos -más
precisos y sofisticados- para saber si la sociedad puede hacer frente
a sus compromisos, como sostenía aquella doctrina que controvierte
la función de garantía del capital social, puede refutar, con la menor
posibilidad de éxito, el hecho de que las sociedades infracapitalizadas
puedan ser compatibles con la acotada responsabilidad limitada de
los socios o accionistas que laley le reserva a las sociedades de respon-
sabilidad limitada, sociedades anónimas y actualmente las socieda-
des por acciones simplificadas, pues si los integrantes de la sociedad
infracapitalizada, administradores incluidos, no adoptan las medidas
necesarias para capitalizar la sociedad cuando entra en situación de
insolvencia y su capital social no guarda la menor proporción con el
nivel de gastos incurrido -tema que le es de imposible desconoci-
miento, atento a que ello es dato que surge de los estados contables
de cada ejercicio-, no solo es lógico y coherente con todo el sistema
jurídico que el principio de la limitación de la responsabilidad pierda
toda vigencia, sino que, como hemos ya expuesto, la situación queda
encuadrada en un claro supuesto de aplicación de la figura del abuso
del derecho, reprimido duramente por el art. 10 del Códi~o Civil y Co-
mercial de la Nación.
La función de garantía del capital social no solo no está en crisis,
como predican los enemigos de la infracapitalización societaria y de
614 RICARDO A. NISSEN

sus consecuencias respecto de la responsabilidad de quienes integran


la compañía, sino que actualmente funciona como una de las tantas
manifestaciones del deber de prevención del daño, previsto expresa-
mente por el Código Civil y Comercial de la Nación, conforme al cual
existe la obligación del socio o accionista de controlar la suficiencia
del capital social para el cumplimiento de las obligaciones sociales
y adoptar los mecanismos necesarios para su aumento, a través del
procedimiento previsto la ley 19.550 (arts. 194 a 197, 234, 235). Ello
se enrola dentro del deber que pesa sobre toda persona de prevenir
los daños que puedan sufrir los terceros y que se encuentra consa-
grado en los arts. 1710 y 1711 del Código unificado. Es conclusión
evidente, según la lectura de dichas normas, que el daño al cual se
refieren consiste en el caso de sociedades, y entre otros supuestos, en
la traslación de los riesgos empresarios a terceros, pues cuando las
sociedades que exhiben, por su tipo, la responsabilidad limitada de
los socios por las obligaciones sociales, y estos dejan de cumplir sus
compromisos, por ausencia de suficiente capitalización, los quepa-
gan las consecuencias de esos incumplimientos son aquellos que se
han vinculado con dicho ente y que, por su situación en el mercado,
carecen de toda posibilidad de requerir garantías adicionales a sus
administradores o controlantes.
A diferencia de las previsiones de la ley 27.349 en materia de capi-
tal social que han consagrado, para las SAS, un capital inicial irriso-
rio, la suficiencia del capital social para el cumplimiento de las obliga-
ciones sociales es cuestión fundamental que les compete a los socios
o a los accionistas preservar, a los fines de la adecuada y satisfactoria
función de garantía que desempeña dicho requisito del contrato so-
cial, de allí que el capital social inicial debe ser suficiente para satis-
facer los gastos de constitución y dotar a la sociedad de fondos para
poner en marcha la empresa, lo cual es absolutamente incompatible
con el mísero capital social previsto por el art. 40 de la referida ley.
Es cierto que la sociedad no se nutre solamente del capital social y
que puede apelar a fondos de terceros y puede serlo también, dentro
de un contexto más teórico que real, que las sociedades por acciones
simplificadas, como entidades propicias para el desarrollo de proyec-
tos en el marco de una ley de apoyo a los emprendedores, tienen un
crecimiento gradual que reconoce varias fases en su evolución, pero
no lo es menos que el capital no es el patrimonio social, para cuya dis-
minución la ley 19.550 no requiere procedimientos específicos, más
que la diligencia de los administradores, y que los terceros (bancos,
entidades financieras) no tendrán la menor responsabilidad por no
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (5A5) 615

haber otorgado créditos a la sociedad infracapitalizada, pues, cuando


la sociedad carece de fondos para satisfacer sus obligaciones, son sus
integrantes quienes no pueden hacerse los desentendidos ante dicha
circunstancia, sin existir justificativo alguno para evitar la puesta en
funcionamiento el mecanismo previsto por el art. 194 de la ley 19.550
para la financiación interna del ente.
Tampoco se entiende cómo pudo el legislador de la ley 27.349 dis-
minuir el capital social mínimo, que en materia de sociedades anó-
nimas es de $100.000 (art. 186 de la ley 19.550), a la irrisoria suma de
$22.600 para la constitución de una sociedad por acciones simplifi-
cada, cuando el objeto de estas últimas es tan amplio que ni siquiera
es necesario identificar al registrador las actividades que la sociedad
pretende realizar en su cumplimiento (ver reforma al art. 39 de la ley
27.349 por el de c. 27/2018 del lO de enero de 2018). Ello no puede justi-
ficarse tampoco en el hecho de que la ley 27.349 tiene como destinata-
rios a los emprendedores y no a los empresarios o comerciantes, pues
desde la vigencia del decreto 27/2018 y de su ley ratificatoria 27.444,
que autoriza a las sociedades por acciones simplificadas a hacer ofer-
ta pública o cotización de sus acciones, cualquier diferencia entre una
sociedad anónima y sociedad anónima simplificada ha desaparecido,
y revela, una vez más, que la supuesta insuficiencia de fondos de los
emprendedores para afrontar los gastos que implica poner en funcio-
namiento una sociedad ha sido solo una burda excusa para poner en
circulación en el tráfico mercantil una sociedad sin controles, fondos
ni responsabilidades de ningún tipo, y que toda la literatura sobre la
necesidad de reducción de costos o el resurgimiento de la autonomía
de la voluntad no era otra cosa que una de las tantas falsedades a que
nos tiene ya acostumbrado el gobierno electo en el año 2015 que, por
supuesto, han comprado aquellos que, no obstante predicar la necesi-
dad de transparencia, nunca han comprendido que detrás del control
en la constitución y funcionamiento de las sociedades está por lo ge-
neral la gente de buena fe, que no recurre a este tipo de artilugios para
desempeñarse en la vida.
Como conclusión de todo lo expuesto, y por simple derivación de
las reglas que en materia de responsabilidad y prevención del daño
consagra nuestro ordenamiento común unificado, ni la existencia de
un capital social mínimo de constitución ni lo dispuesto por el art. 23
de la resolución general IGJ 6/2017, reglamentaria de la ley 27.349, que
dispone: "En ningún caso, cualquiera sea la naturaleza o diversidad
del objeto social, se exigirá la acreditación de un capital que supere el
capital mínimo previsto por el artículo 40 de la ley 27.349" -de muy
616 RICARDO A. NISSEN

discutible fundamento legal- puede evitar que la infracapitalización


societaria, tanto original como posterior a la creación de las SAS, ge-
nere las responsabilidades correspondientes cuando la sociedad ca-
rezca de fondos para satisfacer sus obligaciones, siendo enteramente
aplicable la moderna y reiterada jurisprudencia antes citada, confor-
me a la cual, ante tal estado de situación, impone a los socios la res-
ponsabilidad solidaria e ilimitada por el pasivo social.

§ 303. RÉGIMEN DE SUSCRIPCIÓN E INTEGRACIÓN DE


LAS ACCIONES DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS.
APORTES. LAS PRESTACIONES ACCESORIAS

l. A pesar de que el art. 41 de la ley 27.349 en su primer párrafo


establece que la suscripción e integración de las acciones deberá ha-
cerse en las condiciones, proporciones y plazos previstos en el instru-
mento constitutivo, ello se contradice con la norma, de naturaleza
imperativa, que luce a continuación y conforme a la cual el capital
social de las SAS debe suscribirse íntegramente al momento de cons-
titución de la sociedad, y que lo único que puede delegarse en los
socios fundadores es el momento de la integración del saldo del 75%
de los aportes dinerarios, que deberá ser efectivizado dentro de los
dos años de la fecha del acto constitutivo, pues los aportes en especie
deben integrarse en un 100% al momento de la suscripción, así como
el25% de los aportes dinerarios.
En esta materia, se advierte también una diferencia con el régimen
ordinario de las sociedades anónimas previsto por la ley 19.550, en lo
que se refiere, concretamente, a las sociedades unipersonales, pues a
diferencia de las sociedades por acciones simplificadas unipersona-
les, para las cuales el legislador emprendedor no hace la menor dife-
rencia con el resto de las SAS en materia de integración de los aportes
dinerarios y no dinerarios, en las sociedades anónimas unipersona-
les, el capital social deberá estar totalmente integrado, tanto respecto
de los aportes dinerarios como no dinerarios (arts. 11, inc. 4°, y 187,
ley 19.550). Por el contrario, si las sociedades anónimas son pluriper-
sonales, el régimen de integración de los aportes dinerarios coincide
con aquel previsto por el art. 41 de la ley 27.349. Ignoramos las razones
de esta diferencia, aunque nos imaginamos que deberá fundarse, a
juicio de los cultores de las SAS, en el hecho de la presumida y siempre
invocada carencia de recursos de los denominados emprendedores,
pero ello no resulta esta vez convincente, toda vez que la norma del
art. 41 de la ley 27.349 no está pensada en beneficio de los socios, sino
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 617

que tiende a proteger a los terceros y facilitar la trascendente función


de garantía que cumple el capital social.
2. En lo que se refiere a los aportes y su valuación, debe repararse,
en primer lugar, en que el art. 42 dispone que ellos pueden realizarse
en bienes dinerarios o bienes no dinerarios, aunque la ley 27.349 no
hace la menor referencia respecto de la necesidad de que estos últi-
mos deban ser susceptibles de ejecución forzada, como lo prevé ex-
presamente el art. 38 de la ley 19.550 para los aportes no dinerarios en
las sociedades de responsabilidad limitada y por acciones.
Ello puede justificarse en la idea de que el aporte de los empren-
dedores puede revestir características de muy variada especie y na-
turaleza, a punto tal que alguna doctrina, bien que, en forma aislada,
ha identificado a las sociedades por acciones simplificadas como una
moderna sociedad de capital e industria, a la usanza del siglo XIX,
o si se quiere, a una sociedad en comandita por acciones, pero con
responsabilidad limitada de todos los socios. Esta conclusión es muy
difícil de compartir, pues se trata -las sociedades por acciones sim-
plificadas y las sociedades de capital e industria- de dos tipos socia-
les que no guardan la menor analogía: las primeras tienen una sola
categoría de socios, una división del capital en acciones y una respon-
sabilidad de los socios muy acotada, características tipificantes que
las históricas sociedades de capital e industria no exhiben en la ley
19.550. De todos modos, ello carece de importancia, en tanto el art. 43
de la ley 27.349 establece que todos los socios de las SAS garantizan
solidaria e ilimitadamente a los terceros la integración de los aportes,
la infravaluación de los aportes en especie o la imposibilidad de eje-
cutarlos en razón de su propia naturaleza -trabajo personal o aporte
intelectual por cualquiera de los socios-, con lo cual se protegen los
derechos de los terceros acreedores de la sociedad, que no pueden ser
perjudicados en sus derechos creditorios por la imposibilidad de eje-
cución de un bien o efecto no susceptible de ejecución forzada.
3. En materia de valuación de los aportes en las sociedades por ac-
ciones simplificadas, el art. 42 de la ley 27.349 prescribe que dichos
aportes podrán ser valuados por los socios, en forma unánime, en
cada caso en particular, quienes deberán indicar en el instrumento
constitutivo los antecedentes justificativos de la valuación o, en su de-
fecto, según los valores de plaza.
Esta solución está tomada casi textualmente del art. 51 de la ley
19.550, que también prevé que, en caso de insolvencia o quiebra de
618 RICARDO A. NISSEN

la sociedad, los acreedores pueden impugnarla en el plazo de cinco


años de realizado el aporte, salvo que la valuación se haya hecho ju-
dicialmente, criterio este que también recepta el art. 42, párr. 2°, de la
ley 27.349, el cual agrega, a diferencia del art. 51 de la ley 19.550, un
párrafo que la Ley General de Sociedades no contiene, conforme al
cual "Los estados contables deberán contener nota donde se expre-
se el mecanismo de valuación de los aportes en especie que integran
el capital social", disposición esta que no casa demasiado bien con la
norma prevista por el art. 58 de la ley 27.349, que acota los estados
contables de las SAS a un estado de situación patrimonial y a un esta-
do de resultados, sin incluir la inclusión de las notas complementarias
previstas en el art. 65 de la ley 19.550.
Esta no es la única diferencia que existe entre el régimen de va-
luación de los aportes en especie entre las sociedades por acciones
simplificadas y el resto de las sociedades previstas en la ley 19.550,
pues como el lector seguramente recordará, en este ordenamiento
legal, que conserva su redacción general en esta materia, prescribe
en los arts. 51 y 52 un régimen especial para las sociedades no accio-
narías -casi textualmente reproducida para las SAS por el art. 42,
párr. 2°, de la ley 27.349-, y otro régimen especial para las sociedades
por acciones, donde el art. 53 de la ley 19.550 requiere la necesaria
aprobación de la autoridad de control al monto de los aportes no di-
nerarios efectuado por los accionistas, que conforme a dicha norma,
pudieron ser determinados por su valor de plaza cuando se tratara de
bienes con valor corriente o por valuación pericial, cuando a juicio de
la autoridad de control no pudiera ser reemplazada por informes de
reparticiones estatales o bancos oficiales. Este régimen de valuación
previsto para las sociedades por acciones no ha sido tenido en cuenta
por la ley 27.349, que ha optado por prescindir de la intervención de la
autoridad de control en todo lo que se refiera a la constitución de las
SAS y ha diseñado un régimen muy parecido, en la materia, a las so-
ciedades de responsabilidad limitada, con lo cual cabría preguntarse,
una vez más, por qué ha llamado a estas nuevas entidades "socieda-
des por acciones simplificadas" cuando su funcionamiento se aseme-
ja más a una sociedad de responsabilidad limitada que a un subtipo
de sociedades por acciones.
Una última cuestión que reviste interés resolver, por la importan-
cia que ello supone, radica en la posibilidad de los socios integrantes
de las sociedades anónimas simplificadas de aportar un bien en uso y
goce y no en propiedad.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMI'LIFICADAS (SAS) 619

Al respecto, la ley 19.550 solo autoriza el aporte de uso y goce en


las sociedades por interés y así lo dispone el art. 45 cuando dispone,
a continuación de esa regla general, que en las sociedades de respon-
sabilidad limitada y en las sociedades por acciones los aportes de bie-
nes en uso y goce solo son admisibles como prestaciones accesorias.
Esta norma, a juicio de Vítolo, debe ser aplicable estrictamente a las
sociedades por acciones simplificadas, pues a pesar del silencio que
la ley 27.349 guarda al respecto, la naturaleza propia de este nuevo
tipo social y de su régimen de responsabilidad parecería derivarse tal
exigencia. No obstante, mi opinión es otra, por las siguientes razones:
1) Por cuanto el art. 42 de la ley 27.349, que sienta el principio general
en materia de aportes no efectúa distinción ni limitación alguna en
cuanto autoriza la dación de aportes no dinerarios; 2) Por cuanto el
particular régimen de responsabilidad previsto por el art. 46 en ma-
teria de integración de los aportes, conforme al cual los socios garan-
tizan solidaria e ilimitadamente a los terceros por la integración de
estos, permite superar cualquier inconveniente que pudieran tener
dichos terceros a la hora de intentar percibir su crédito ni perjudica
tampoco a los socios que deben responder por ese concepto, pues,
como se trata de una responsabilidad solidaria, siempre conserva-
rán sus acciones contra el socio aportante que -como aquel que ha
aportado un bien en uso y goce- no ha sufrido patrimonialmente
por la ejecución de los bienes sociales y, finalmente, 3) El régimen de
prestaciones accesorias está previsto por la ley 27.349 en los últimos
párrafos del art. 42, que se refieren exclusivamente a la prestación de
servicios por parte de los socios y en ningún párrafo se refiere a los
bienes no dinerarios.
4. Finalmente, y en lo que respecta a la posibilidad de efectuar
prestaciones accesorias por parte de los integrantes de las sociedade&
por acciones simplificadas, el art. 42 de la ley 27.349 las autoriza ex-
presamente, pero a diferencia del régimen general previsto por la ley
19.550 (art. 50), que solo las reserva a los socios, el art. 42, párr. 3°, las
autoriza incluso para los administradores o proveedores externos de
las sociedades por acciones simplificadas, lo cual constituye una ver-
dadera novedad en nuestro ordenamiento legal, que alguna doctrina
ha calificado, en este último caso, como un aspecto incomprensible
de la ley 27.349.
Además de esa peculiaridad que ofrece hoy la ley 27.349, los re-
quisitos previstos por el art. 42 de la ley de apoyo al capital empren-
dedor para la validez de las prestaciones accesorias allí previstos
son los siguientes:
620 RICARDO A. NISSEN

l. Deben consistir en prestaciones de servicios.

2. Podrán referirse a servicios ya prestados o a prestarse en el futuro.

3. Las prestaciones accesorias podrán ser "aportadas" al valor que


los socios determinen en el instrumento constitutivo o posteriormen-
te, por resolución unánime de los socios o el valor resultará del que
determinen uno o más peritos designados por los socios en forma
unánime. El instrumento constitutivo deberá indicar los anteceden-
tes justificativos de la valuación.
4. Las prestaciones accesorias deberán resultar del instrumento
de constitución o de los instrumentos de reformas posteriores, donde
se precisará su contenido, duración, modalidad, retribuciones, san-
ciones en caso de incumplimiento y mecanismo alternativo de inte-
gración para el supuesto de que por cualquier causa se tornare impo-
sible su cumplimiento.
5. Solo podrán modificarse de acuerdo con lo convenido en el con-
trato social o, en su defecto, con la conformidad de los obligadores
y de la totalidad de los socios. En este sentido, el último párrafo del
art. 42 de la ley 27.349 sigue de algún modo los fundamentos del último
párrafo del art. 50 de la ley 19.550, que si la prestación del servicio se
encontrara total o parcialmente pendiente de ejecución, la transmisión
de las acciones de las que fuera titular el socio que comprometió dicha
prestación requerirá la conformidad unánime de los socios, debiendo
preverse, en su caso, un mecanismo alternativo de integración.
Sin perjuicio de alguna desafortunada conceptualización de las
prestaciones accesorias, que en el art. 42, párr. 3°, de la ley 27.349 el
legislador las asimila al concepto de aporte, lo cierto es que ellas no
son aportes y por ello, no contribuyen a la formación del capital so-
cial. Sus dadores no socios carecen de derechos societarios, inclusive
del derecho al dividendo, aun cuando su remuneración por el servi-
cio de la prestación accesoria pudiere estar vinculada a los resultados
del ejercicio, en tanto el objetivo de dichas prestaciones consiste en
constituirse en instrumentos para facilitar la incorporación al ente
de determinados bienes inmateriales, como los intangibles, servicios
personales, con contraprestaciones necesariamente establecidas en
el contrato social.
La minuciosa preceptiva legal dedicada a las prestaciones ac-
cesorias por las sociedades por acciones simplificadas no implica
otorgarles absoluta autonomía respecto de otras ramas del derecho,
, LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS)

pues como bien lo prescribe el art. 62 de la ley 27.349, que clausura


621

la legislación de las sociedades por acciones simplificadas, "serán de


aplicación las disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo, 20.744
y en particular a las responsabilidades solidarias establecidas en los
artículos 29. 30 y 31 de la mencionada ley", con lo cual se evita, con
toda lógica, que las prestaciones accesorias prestadas por terceros,
consistentes en obligaciones de hacer a las SAS, con el propósito de
resultar compatibles con la protección al sujeto emprendedor, pue-
da constituirse como un instrumento para disfrazar una relación de
dependencia, tornando aplicable lo dispuesto por el art. 27 de la ley
20.744, el cual señala que las personas que, integrando una sociedad,
prestan a esta toda su actividad o parte principal de ella en forma per-
sonal o habitual, con sujeción a las instrucciones o directivas que se
le impartan o pudiesen impartírseles para el cumplimiento de tal ac-
tividad, serán consideradas como trabajadores dependientes de la so-
ciedad a los fines de la aplicación de esta ley y de los regímenes legales
o convencionales que regulan y protegen la prestación de trabajo en
relación de dependencia.

§ 304. EL RÉGIMEN DEL AUMENTO DEL CAPITAL SOCIAL EN


LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS

Dispone el art. 44 de la ley 27.349 que, en oportunidad de aumen-


tarse el capital social, la reunión de socios podrá decidir las caracte-
rísticas de las acciones a emitir, indicando clase y derechos de estos,
agregando a continuación que el instrumento constitutivo puede,
para los casos en que el aumento del capital fuera menor al 50% del
capital social inscripto, prever el aumento del capital social sin reque-
rirse su inscripción de la resolución de la reunión de socios. Culmi-
na dicha norma sosteniendo que "En cualquier caso, las resoluciones
adoptadas deberán remitirse al Registro Público por medios digitales
a fin de comprobar el cumplimiento del tracto registra!, en las condi-
ciones que se establezcan reglamentariamente".
Mediante esta norma, el legislador emprendedor es absolutamen-
te fiel a su posición de que el capital social no cumple estrictamen-
te, en las sociedades por acciones simplificadas, la menor función de
garantía respecto de los acreedores sociales, sino que es un simple
numeral de importancia interna, a los fines de dividir el capital en
"partes" y como parámetro para computar el régimen de mayorías en
las denominadas "reuniones de socios", como la ley 27.349 denomina
al órgano de gobierno de las sociedades por acciones simplificada.
622 RICARDO A. NISSEN

Esta norma, que carece de toda explicación y resulta violatoria del


derecho que le asiste a los terceros de percibir sus créditos sociales,
reconoce sus antecedentes en aquella de la ley 19.550 que prevé la po-
sibilidad de aumentar el capital social al quíntuplo, mediante asam-
blea ordinaria, norma prevista por el art. 188 y cuyo sentido radicaba
en evitar el doble control de legalidad a los fines de inscribir dicho
aumento en el por entonces Registro Público de Comercio (1972), a
cargo de un Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial
de Registro, cuya existencia cesó en el año 1980. Ello aconteció como
consecuencia de la sanción de la ley 22.315, denominada "Ley Orgá-
nica de la Inspección de Justicia", que unificó el control societario
en un organismo administrativo (la Inspección General de Justicia),
pues sabido era que la autorización para funcionar otorgada por la
entonces denominada Inspección General de Personas Jurídicas no
obligaba al registrador mercantil-por entonces parte del sistema ju-
dicial- a actuar en el mismo sentido, quien podía observar -en el
ejercicio de su control de legalidad- cualquier cláusula del estatuto,
a pesar de que no hubiera sido cuestionada previamente por la autori-
dad de control administrativo.
De conformidad con el régimen de la ley 19.550 -se recuerda al
lector-, el aumento del capital social, inclusive dentro del quíntuplo
de su valor, configura siempre una reforma de estatutos, que debe ser
inscripto en el registro mercantil local para su oponibilidad a terce-
ros, y lo único que evitaba era la celebración de una asamblea extraor-
dinaria para resolverlo y la omisión de conformidad por parte de la
Inspección General de Justicia.
No obstante que todo este régimen, incomprensiblemente, se
conserva aún en la ley 19.550, pues la norma del art. 188 de dicha ley
perdió toda vigencia con la unificación del control externo de las so-
ciedades por acciones, y que la ley 26.994 del año 2015, más interesa-
da en reformar temas totalmente intrascendentes -como, por ejem-
plo, la modificación del régimen de nulidad de sociedades atípicas o
la consagración de un régimen de responsabilidad privilegiado para
aquellos que se habían negado a cumplir con los requisitos de inscrip-
ción del contrato constitutivo, de evidente orden público-, nada hizo
para derogar el art. 188 de la LGS, lo cierto es que el legislador em-
prendedor abrevó de esta norma para establecer que en las socieda-
des por acciones simplificadas no es ya el aumento del quíntuplo del
capital social el que podía ser objeto de simplificación en su trámite
de registración, sino -nada más ni nada menos- cualquier aumento
del capital social inscripto que no fuera menor al 50% de su monto, el
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 623

cual, a tenor del art. 43, párr. 3°, de la ley 27.349 no deberá ser obje-
to de registración alguna sino solo comunicada al Registro Público,
sin requerirse tampoco publicidad de ese trascendental acto socie-
tario, bastando su merca comunicación por medios digitales y solo a
los fines de controlar el tracto registra!, con total olvido del régimen
de oponibilidad a terceros y conocimiento ficto que importa toda ins-
cripción en el Registro Público.
En conclusión, y como si nada de ello le interesara a la comunidad
ni al tráfico mercantil, los aumentos del capital de las sociedades por
acciones simplificadas no se inscribirán cuando su monto no supere
el 50% de su capital, y ni siquiera se publicarán sus edictos. Todo ello,
sumado a la incomprensible disposición del art. 46 de la resolución
general IGJ 6/2017, reglamentaria de la ley 27.349, que dispone que
las sociedades por acciones simplificadas no presentarán sus estados
contables ante la Inspección General de Justicia, ni aun en el supuesto
de quedar comprometidas en el art. 299, inc. 2°, de la ley 19.550, revela
que se ha exhibido un enorme retroceso en la lucha contra la infraca-
pitalización societaria, pues a los terceros que se han vinculado con la
sociedad les será absolutamente imposible saber si esta cuenta con su-
ficiente capital para responder por las obligaciones sociales y si podrá,
su capital social, cumplir la función de garantía que le es inherente,
y todo ello -discúlpeseme la acotación- por tratarse de emprende-
dores que en estas épocas tienen derecho a todo, entre otras cosas, a
la mayor de la opacidad en lo que se refiere a su constitución y fun-
cionamiento. Con toda razón volvemos una vez más a la acertadísima
frase del profesor Ernesto Martorell, cuando sostiene entre signos de
exclamación que "la forma en que aparece regulada la S.A. S. espanta".
Por último, y en lo que respecta al procedimiento del aumento del
capital, el art. 44, párr. 2°, de la ley 27.349 dispone que, aprobado el
aumento del capital social, la emisión de acciones podrá efectuarse a
valor nominal o con prima de emisión, pudiendo fijarse primas dis-
tintas para las acciones que sean emitidas en un mismo aumento del
capital y, a tales fines, deberán emitirse acciones de distinta clase que
podrán reconocer idénticos derechos económicos y políticos, con pri-
mas de emisión diferente.
La norma debió definir, antes que nada, si la prima de emisión era
obligatoria o no, esto es, un mecanismo igualitario para emparejar la
adquisición de acciones por los nuevos socios que ingresan respecto
de los antiguos dueños del capital social de la compañía, en punto a la
relación de precio que tienen las nuevas acciones si se consideran las
624 RICARDO A. NISSEN

reservas acumuladas y los demás aspectos patrimoniales previos de


la sociedad que importan un mayor valor del capital social. Pero la-
mentablemente, la ley 27.349 incurrió en el mismo error que la norma
del art. 202 de la ley 19.550, que solo prevé la emisión de acciones con
prima de una manera opcional, pero no obligatoria, lo que conspira
contra la filosofía de la norma y alienta la proliferación de maniobras
de licuación del capital minoritario.
Por otro lado, no se advierte cómo ni de qué manera pueden emi-
tirse primas distintas para las acciones que sean emitidas como con-
secuencia de un mismo aumento del capital social, olvidando la ley
27.349 que la emisión de acciones con prima exhibe en la Ley General
de Sociedades, y como requisito de validez, la igualdad de la prima en
cada emisión (art. 202, párr. 2°), pues no se alcanza a entender cómo
la correspondiente a las acciones emitidas como consecuencia de un
mismo aumento del capital puede ser con valores diferentes, cuando
el patrimonio neto de la sociedad -base para calcular dicha prima-
es exactamente el mismo. Creemos que con ello se trató de justificar
la necesidad de poder crear diversas clases de acciones, con idénticos
derechos económicos y políticos, pero con diferente prima de emi-
sión, olvidándose de reparar que la emisión de acciones por clase no
requiere distinción entre ellas que las justifique (art. 262, ley 19.550).

§ 305. LOS APORTES IRREVOCABLES A CUENTA DE FUTURAS


EMISIONES DE ACCIONES

A los célebres aportes irrevocables a cuenta de futuras emisiones


se refiere el art. 45 de la ley 27.349, cuando prescribe que dichos apor-
tes podrán mantener tal carácter por el plazo de 24 meses a contar
desde la fecha de aceptación por el órgano de administración de las
sociedades por acciones simplificadas, el cual deberá resolver sobre
su aceptación o rechazo dentro de los 15 días del ingreso de parte o
de la totalidad de las sumas correspondientes a dicho aporte. Finaliza
dicha norma prescribiendo que la reglamentación que se dice deberá
establecer las condiciones y requisitos para su instrumentación.
Como ya lo hemos considerado cuando nos dedicamos al capital
de las sociedades anónimas, la figura de los aportes irrevocables a
cuenta de futuras emisiones de acciones no está prevista por la ley
19.550, pues su origen fue absolutamente espurio, ideado en épocas
de muy alta inflación -allá por los principios de los 80- a los fines
de no satisfacer el impuesto de sellos en oportunidad del aumento
, LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 625

del capital social, que muchas veces era requerido por las autorida-
des bancarias, a fin de equiparado con el patrimonio social. Pero
como dicho instituto permitió solucionar problemas financieros ur-
gentes a la sociedad, cuando esta no contaba con el tiempo suficiente
para respetar íntegramente todos los pasos que requiere un aumento
del capital social con efectivas aportaciones (arts. 12, 234, 237, 194 y
concordantes de la ley 19.550), la jurisprudencia no tardó en receptar
los aportes irrevocables, olvidando su verdadera génesis y respetando
aquellos aspectos que contribuían a mantener una fuente de trabajo y
evitar la quiebra de una empresa, que podía ser conservada con una in-
yección inmediata de capital, que luego sería objeto de capitalización.
Sin embargo, la dación de aportes irrevocables a cuenta de fu-
turas emisiones del capital social se fue convirtiendo, en reiteradas
ocasiones y merced a los cultores de la creatividad contable, en un
instrumento que conspiraba contra la transparencia de la verdadera
situación económica y financiera de la sociedad, puesto que los dado-
res de dichos aportes, que en puridad jurídica no eran tales, sino en-
trega de fondos con el propósito de capitalizarlos en lo inmediato, se
dieron cuenta de que la situación ideal era mantener contablemente
a los aportes irrevocables en el limbo contable en una cuenta del pa-
trimonio neto, que nunca se procedía a capitalizar, cuando el mismo
nombre de este particular instituto parecía subordinar su validez a
la inmediata capitalización de los fondos ingresados en caja bajo tal
concepto y su más rápida capitalización. De esta manera, entre los
años 1990 y 2004 proliferaron las sociedades, de cualquier tipo social,
que exhibían en su estado de evolución del patrimonio neto impor-
tantes sumas de dinero que aumentaban este patrimonio, pero no su
capital, con lo cual no cumplían la función de garantía que este re-
quisito del contrato social o estatuto está destinado a desempeñar en
las relaciones externas del ente y, para peor, podían ser retiradas por
su aportante en cualquier momento, que por supuesto coincidía con
algún integrante de su grupo de control.
Este estado de cosas, que formó parte de la célebre aunque tris-
te "fiesta" societaria de la década del 90, junto con las sociedades off
shore, la compra apalancada de acciones, la operación acordeón, los
resultados no asignados y otras lindezas por el estilo, obligó a la Ins-
pección General de Justicia a reglamentar los aportes irrevocables en
la resolución general 25/2004, que luego fue incluida en las "Nuevas
Normas de la Inspección General de Justicia" -aprobadas por la re-
solución general 7/2005- conforme a la cual la sociedad receptora
del aporte irrevocable debía aceptarlo, mediante un instrumento
626 RICARDO A. NISSEN

fehaciente -acta de directorio en las sociedades anónimas-, y re-


gistrar contablemente los fondos recibidos en el patrimonio neto de
la sociedad. Dichos aportes debían ser objeto de capitalización dentro
de los 180 días de recibidos a los fines de evitar su perpetuación en los
estados contables. Transcurrido ese plazo sin capitalizar los aportes
irrevocables, cualquiera de los aportantes podría exigir a la sociedad
su reintegro y estos serían contabilizados en el pasivo social. Diez
años después, la resolución general IGJ 7/2015, que debió adaptar las
"Nuevas Normas de la Inspección General de Justicia" a los términos
de la ley 26.994, que reformó algunos aspectos de la ley 19.550, modi-
ficó el plazo de los 180 días previsto originalmente por la autoridad de
control, obligando a la sociedad a capitalizar dichos aportes, y salvo
alguna excepción aislada, durante el término del ejercicio económi-
co en que fueron aceptados, computando dicho plazo desde la acep-
tación del aporte por el órgano de administración (arts. 103 y 315 de
dicha resolución).
Sin embargo, y a pesar de que la ley 26.994 no incorporó el instituto
de los aportes irrevocables a la ley 19.550, lo cierto es que la ley 27.349
no se ha olvidado de ellos, ofreciendo como novedad la extensión del
plazo de su capitalización al plazo de 24 meses contados desde su
aceptación por el órgano de administración de las SAS, lo cual resulta
un plazo sumamente excesivo, pues conspira contra la propia natura-
leza del instituto y permite todo tipo de manipulación del patrimonio
social por parte del grupo de control, según la apariencia de solvencia
que quiera exhibir la sociedad en un momento determinado.
Alguna doctrina ha cuestionado la excesiva parquedad de la nor-
ma, argumentando que la ley 27.349, en su art. 45, deja fuera muchas
de las cuestiones que plantean los aportes irrevocables a cuenta de
futuras emisiones del capital social, pero si bien es cierto que los
aportes irrevocables merecen una legislación mucho mayor, que los
contemple en detalle, no parece método legislativo adecuado tratar
en un determinado y específico tipo social, reglamentado fuera de la
Ley General de Sociedades, para -desde allí- trasladar sus efectos
a todo el universo societario, en especial tratándose la ley de socie-
dades por acciones simplificadas -supuestamente- de una legis-
lación prevista para ciertos y exclusivos destinatarios, como lo son
los emprendedores.
El propio art. 45 de la ley 27.349 remite "a la reglamentación que
se dicte a los fines de establecer las condiciones y requisitos para su
implementación", pero tampoco la resolución general 6/2017, regla-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 627

mentaría de las SAS, ha sido mucho más explícita, pues sus arts. 43 y
44 solo disponen lo siguiente:
a) La aplicación, en lo pertinente, de lo dispuesto en la resolución
general IGJ 7/2015, con excepción del plazo establecido en el art. 45 de
la presente resolución (art. 43).
b) Dichos aportes irrevocables integrarán el patrimonio neto de
la sociedad receptora desde la fecha de su aceptación por el órgano
de administración y, mientras permanezcan así contabilizados, serán
computados a todos los efectos de las normas que fijan límites o re-
laciones entre las participaciones y el capital social y las relativas a la
pérdida o reducción del capital social (art. 44, párr. 1°).
e) Para poder contabilizase en el patrimonio neto de las SAS, los
aportes irrevocables deben ser integrados en moneda nacional, ex-
tranjera u otras disponibilidades de poder cancelatorio o liquidez
análoga (cheques, giros, transferencias, depósitos bancarios sin res-
tricciones para su extracción, excluidos los créditos, art. 44, párr. 2°).
d) El plazo máximo para mantener los aportes irrevocables dentro
del patrimonio neto de las SAS será de 24 meses contados a partir de
la fecha de su aceptación por el órgano de administración (art. 45).
Se aclara que la remisión por el art. 45 de la ley 27.349 a las regla-
mentaciones que se dicten, entre las cuales se encuentra la resolución
general IGJ 6/2017, deja fuera de toda posibilidad de efectuar aportes
irrevocables mediante la dación de bienes no dinerarios, pues así lo
dispone expresamente el art. 104 de la resolución general IGJ 7/2015,
cuando prevé que "Los aportes de bienes en especie y los demás con-
templados en los artículos 72, 73 y 74 (títulos valores, fondos de comer-
cio y participaciones sociales) no podrán ser efectuados bajo el régimen
del artículo anterior (capitalización de aportes irrevocables), debiendo
sujetarse a las reglas comunes del aumento del capital social".

§ 306. LAS ACCIONES DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS


SIMPLIFICADAS Y SU RÉGIMEN DE TRANSMISIÓN

l. A las acciones de las sociedades por acciones simplificadas se


refieren los arts. 46 a 48 de la ley 27.349. El primero de ellos, el art. 46,
dispone que "Se podrán emitir acciones nominativas no endosables,
ordinarias o preferidas, indicando su valor nominal y los derechos
económicos y políticos reconocidos a cada clase. También podrán
628 RICARDO A. NISSEN

emitirse acciones escriturales". El art. 47, por su parte, se refiere a los


derechos que las aludidas acciones pueden otorgar, disponiendo al
respecto que "Podrán reconocerse idénticos derechos políticos y eco-
nómicos a distintas clases de acciones, independientemente de que
existan diferencias en el precio de adquisición o venta de las mismas.
En el instrumento constitutivo se expresarán los derechos de voto que
le corresponda a cada clase de acciones, con indicación expresa sobre
la atribución de voto singular o plural, si ello procediere". "En caso de
que no se emitieran los títulos representativos de las acciones, su ti-
tularidad se acreditará a través de las constancias de registración que
llevará las SAS en el libro de registro de acciones. Asimismo, la socie-
dad deberá en estos casos expedir comprobantes de saldos de cuenta".
Finalmente, el art. 48 de la ley 27.349 se refiere a la transferencia de
las acciones, previendo lo siguiente:
"La forma de negociación o transferencia de las acciones será la
prevista por el instrumento constitutivo, en el cual se podrá requerir
que toda transferencia de acciones o de alguna clase de ellas, cuente
con la previa autorización de la reunión de socios. En caso de omisión
de su tratamiento en el instrumento constitutivo, toda transferencia
de acciones deberá ser notificada a la sociedad e inscripta en el res-
pectivo Libro de Registro de Acciones a los fines de su oponibilidad
respecto de terceros.
"El instrumento constitutivo podrá estipular la prohibición de la
transferencia de las acciones o de alguna de sus clases, siempre que
la vigencia de la restricción no exceda del plazo máximo de diez (10)
años, contados a partir de la emisión. Este plazo podrá ser prorrogado
por períodos adicionales no mayores de diez (10) años, siempre que la
respectiva decisión se adopte por el voto favorable de la totalidad del
capital social.
"Las restricciones o prohibiciones a las que están sujetas las ac-
ciones deberán registrarse en el Libro de Registro de Acciones. En las
acciones cartulares deberán transcribirse, además, en los correspon-
dientes títulos accionarios. Tratándose de acciones escriturales, dichas
restricciones deberán constar en los comprobantes que se emitan.
"Toda negociación o transferencia de acciones que no se ajuste a lo
previsto en el instrumento constitutivo, es de ningún valor".
Como se habrá advertido, el régimen de las participaciones so-
cietarias en las sociedades por acciones simplificadas contiene una
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 629

serie de normas que mezclan -en forma por demás incoherente- el


sistema previsto por la ley 19.550 para las cuotas de las sociedades de
responsabilidad limitada y las acciones de las sociedades anónimas.
Concretamente, y en lo que se refiere a las acciones, su régimen de
emisión, clases y derechos, así corno respecto del régimen de inscrip-
ción de la transferencia de acciones, es común al previsto por la Ley
General de Sociedades para las sociedades anónimas. Por el contra-
rio, en lo que se refiere a las limitaciones a la transferencia acciones
en las SAS, el art. 48 de la ley 27.349 nos hace acordar al art. 153 de la
ley 19.550, que prescribe, corno sabemos, un régimen de limitación
a la transferencia de cuotas sociales, aunque existen grandes dife-
rencias entre ambas normas, pues esta última disposición no admite
la prohibición de la transferencia de cuotas sociales, lo que sí podría
admitirse para las sociedades por acciones simplificadas, en caso de
que, por decisión unánime de sus socios, se decida prorrogar sucesiva
e indefinidamente el término de 10 años previsto en el estatuto para
prohibir la transferencia de acciones o de alguna de sus clases.
La razón de esta confusión radica en que, básicamente, y a pesar
de la denominación de este nuevo tipo social "sociedades por accio-
nes simplificada", el legislador de la ley 27.349las ha estructurado con
base en las sociedades de responsabilidad limitada, cuyas normas
(arts. 146 a 162 de la ley 19.550) actúan, en determinados aspectos,
corno normativa supletoria en caso de silencio de la ley 27.349 o del
instrumento constitutivo, incluso con prioridad a las normas conte-
nidas en la parte general (capítulo 1) de la Ley General de Sociedades
(art. 49 de dicha ley). Ello no hace otra cosa que dificultar la interpre-
tación de esta ley, pues no resulta un método legislativo adecuado que
cada particularidad que exhibe este nuevo tipo social deba ser inter-
pretada según las soluciones diferentes previstas por el legislador de
1972 para cada uno de los tipos sociales previstos en la ley 19.550.
En materia de capital social, el problema viene de la mano de la
cuestionable redacción del art. 40 de la ley 27.349, cuando prescribe
que el capital social de las SAS se dividirá en partes denominadas
acciones, pues corno hemos ya afirmado, debió expresar sencilla-
mente que el capital se representa por acciones, corno lo manifiesta
el art. 163 de la ley 19.550 en oportunidad de describir los requisitos
tipificantes de las sociedades anónimas. Si así hubiese sido legislado,
sumado a la propia denominación de este nuevo tipo social, cualquier
reminiscencia al capital social de las sociedades de responsabilidad
resultaría innecesaria.
l
630 RICARDO A. NISSEN

2. El art. 46 de la ley 27.349, en cuanto describe las característi-


cas de las acciones de las sociedades anónimas simplificadas, nada
agrega al régimen de acciones previstas por la ley 19.550. No se admi-
ten -afortunadamente- las acciones al portador -instrumento im-
placable de todo tipo de fraudes desde el año de sanción del original
Código de Comercio (1857)- ni las acciones nominativas endosables
-verdadera curiosidad de nuestra ley 19.550, hoy derogadas por la ley
24.587, pero que jamás fueron utilizadas en la práctica-, sino que las
acciones deben ser necesariamente acciones nominativas no endosa-
bles, pudiendo ser ordinarias o preferidas. La ley 27.349, que ha des-
tacado como especial característica de las sociedades por acciones
simplificadas la emisión de diferentes clases de acciones, prescribe
la necesidad de indicar en el contrato constitutivo el valor nominal y
los derechos económicos y políticos reconocidos a cada clase. Final-
mente, prescribe la ley 27.349la posibilidad de las SAS de emitir accio-
nes escriturales, pero estas no constituyen una clase de acciones, sino
una forma de desmaterialización de las acciones, que no estarán re-
presentadas en títulos -o "cartulares", como expresa el art. 48, párr.
3°, de la ley 27.349-, sino que su titularidad se acreditará mediante
las constancias de registración que llevarán las SAS en el libro de ac-
ciones correspondiente o mediante la exhibición de comprobantes de
saldos de dichas cuentas (art. 47, párr. 2°).
No creo necesario explayarme más sobre el particular. Basta al
respecto la remisión directa a las normas previstas en la ley 19.550,
en sus arts. 207 a 226, referidas a las acciones de las sociedades anó-
nimas, con excepción de su régimen de transferencia, previsto en el
art. 48 de la ley 27.349, que aporta soluciones muy particulares y no
menos discutibles.
3. Tampoco introduce el art. 47 de la ley 27.349 novedades impor-
tantes en materia de emisión de acciones, pues en esta norma se ra-
tifica que el estatuto podrá reconocer idénticos derechos políticos y
económicos a distintas clases de acciones, aunque luego agrega, sin
demasiado sentido, "independientemente de que existan diferencias
en el precio de adquisición o venta de las mismas", pues no se entien-
de bien a qué alude el legislador en este punto, dado que no se trata
aquí de discutir y regular el precio de "venta" de las acciones, sino el
valor de su suscripción, conforme a las condiciones de emisión.
Debe reconocerse que la ley 19.550 no ha sido todo lo explícita que
debió ser cuando se refiere a la emisión de clase de acciones, pues di-
cha normativa solo regula situaciones específicas que presenta esta
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 631

figura, como, por ejemplo, la necesidad de asambleas especiales inte-


gradas por los titulares de determinada clase de acciones, para ciertos
supuestos (art. 250), o la elección o remoción de directores elegidos
por clase de acciones (art. 262), pero lo cierto es que el hecho de que
las clases de acciones deben estar necesariamente justificadas en el
otorgamiento de diferentes derechos a los accionistas es una cues-
tión muy discutible, en tanto en el derecho societario vigente pueden
crearse diferentes clases de acciones, sin diferencia de derechos polí-
ticos o económicos entre ellas, con el solo argumento de otorgar, a los
titulares de acciones de clase, el derecho de elegir uno o más directo-
res (art. 262).
La ley 27.349 ratifica lo expuesto en cuanto admite que en el ins-
trumento constitutivo de las SAS podrán reconocerse idénticos dere-
chos políticos y económicos a distintas clases de acciones, debiendo
expresarse los derechos de voto que le correspondan a cada clase de
acciones, con indicación expresa sobre las atribuciones de votos sin-
gular o plural, si ello procediere. Dichas constancias deberán ser ex-
presadas en los títulos correspondientes, salvo que no se emitieran,
en cuyo caso, la respectiva titularidad se acreditará a través de la re-
gistración que llevarán las SAS en el libro de Registro de Acciones.
La escasa factura técnica del primer párrafo del art. 47 de la ley
27.349 puede llevar a graves confusiones toda vez que de su redacción
parecería desprenderse que la sociedad no podría emitir acciones
preferidas sin derecho a voto, pues dicha norma hace expresa referen-
cia a la necesaria indicación, en el acto constitutivo, de la "atribución
de voto singular o plural" a las acciones emitidas por las SAS, y sabido
es que la inexistencia del derecho de voto no caracteriza a las acciones
preferidas, sino la atribución de determinados derechos económicos,
de los cuales las restantes acciones carecen, de modo tal que si bien
las acciones preferidas pueden carecer de derecho de voto, ello solo
será así si se ha establecido en las respectivas condiciones de emisión;
de lo contrario, cada una de ellas tendrá derecho a un voto, pero no
más (art. 216 de la ley 19.550).
La pregunta es entonces la siguiente: ¿puede la sociedad por accio-
nes simplificada emitir acciones preferidas sin derecho a voto?

La emisión de acciones preferidas está expresamente prevista en


el art. 46 de la ley 27.349, de modo que esta alternativa no puede ser
puesta en duda. Sin embargo, la prescripción legal del art. 47 de dicha
ley, cuando hace referencia a la atribución de voto singular o plural a
632 RICARDO A. NISSEN

cada una de las acciones emitidas, plantea ciertas dudas sobre la po-
sibilidad de la emisión de acciones preferidas sin derecho a voto, aun-
que soy de opinión, basado en una interpretación finalista de la ley de
apoyo al capital emprendedor, de que esta facultad no puede ser des-
cartada por los beneficios financieros que por lo general reporta a la
sociedad la emisión de este tipo de acciones. Por otro lado, cuando el
primer párrafo del referido art. 47 establece que "Podrán reconocer-
se idénticos derechos políticos y económicos a distintas clases de ac-
ciones", no descarta la inexistencia de ciertos derechos políticos para
una determinada clase, siempre y cuando se respeten los supuestos
fácticos que habilitan la emisión de voto por los titulares de las ac-
ciones preferidas sin derecho a voto en el art. 217 de la ley 19.550. Y
además de ello, cuando el último párrafo del art. 47 de la ley 27.349
nos habla de que "En el instrumento constitutivo se expresarán los
derechos de voto que le correspondan a cada clase de acciones, con
indicación expresa sobre la atribución de voto singular o plural, si ello
procediere", nos permite arribar a la misma conclusión.
Finalmente, resta ocuparnos de la emisión de acciones de voto
plural que las sociedades por acciones simplificadas pueden emitir,
conforme lo autoriza -como hemos visto- el art. 47 de la ley 27.349
que hemos trascripto en el párrafo precedente. Sin embargo, el legis-
lador de 2017 olvidó establecer el límite máximo de votos que puede
conferir la titularidad de cada acción, conforme a la cláusula estatu-
taria que autorice la emisión de acciones privilegiadas, tema que es
de muy delicada interpretación, pues podría configurar una situación
de abuso del derecho la posibilidad de que un grupo minoritario en
el capital pudiera convertirse en sujeto controlante por el mero he-
cho de conservar en su poder un número de acciones suficiente que
le permita ejercer el control de derecho, merced a la cantidad de votos
que le otorga la titularidad de sus acciones.
La ley 27.349 receptó la posibilidad para las sociedades por accio-
nes simplificadas de emitir acciones de voto plural, pero no estable-
ció el límite máximo de votos que pueden conferir las acciones pri-
vilegiadas ni estableció los recaudos previstos por la Ley General de
Sociedades en su art. 216 para evitar abusos, lo cual provocará, con
toda seguridad, una fuerte polémica en doctrina y podrá convertirse
en una fuente inagotable de conflictos. Para evitar tales situaciones y
en tanto la ley 19.550 es de aplicación supletoria a las sociedades por
acciones simplificadas, considero aplicable a ellas el límite de cinco
votos por acción, como lo prevé el art. 216, párr. 1°, así como los de-
más resguardos previstos por dicha norma y por el art. 244, todos de
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 633

la ley 19.550, conclusión que se refuerza en la inexistencia de toda


explicación convincente sobre la inaplicabilidad del art. 216 de la ley
19.550 a los integrantes de una SAS, por el mero hecho de tratarse de
emprendedores.

§ 307. EL RÉGIMEN DE TRANSFERENCIA DE ACCIONES

El régimen de transferencia de acciones en las sociedades por accio-


nes simplificadas (SAS), previsto en el art. 48 de la ley 27.349, constituye
uno de los aspectos más cuestionables de esta nueva legislación.
Dispone expresamente el art. 48 de la ley 27.349 lo siguiente:
"Transferencia: La forma de negociación o transferencia de accio-
nes será la prevista por el instrumento constitutivo, en el cual se po-
drá requerir que toda transferencia de acciones o de alguna de ellas
cuente con la previa autorización de la reunión de socios. En caso de
omisión de su tratamiento en el instrumento constitutivo, toda trans-
ferencia de acciones deberá ser notificada a la sociedad e inscripta en
el Libro de Registro de Acciones a los fines de su oponibilidad frente
a terceros.
"El instrumento constitutivo podrá estipular la prohibición de
transferencia de las acciones o de alguna de sus clases, siempre que
la vigencia de la restricción no exceda del plazo máximo de diez (lO)
años, contados a partir de la emisión. Este plazo podrá ser prorrogado
por períodos adicionales no mayores de diez (lO) años, siempre que la
respectiva decisión se adopte por el voto favorable de la totalidad del
capital social.
"Las restricciones o prohibiciones a las que están sujetas las ac-
ciones deberán registrarse en el Libro de Registro de Acciones. En
las acciones cartulares deberán transcribirse, además, en los co-
rrespondientes títulos accionados. Tratándose de acciones escritu-
rales, dichas restricciones deberán constar en los comprobantes que
se emitan.
"Toda negociación o transferencia de acciones que no se ajuste a lo
previsto en el instrumento constitutivo es de ningún valor".
Del texto de dicha norma se desprende que puede ser objeto de
estipulación en el estatuto la existencia de limitaciones o restriccio-
nes a la libre transferibilidad de las acciones, como lo establecen los
arts. 153 de la ley 19.550, referido al régimen de limitación de trans-
634 RICARDO A. N!SSEN

ferencia de cuotas sociales, y el art. 214 de la misma ley, que dispone,


en el mismo sentido, que el estatuto puede limitar la transmisibilidad
de las acciones nominativas o escriturales, sin que pueda importar la
prohibición de transferencia.
Sin embargo, no resulta ajustado a derecho que la transferencia de
acciones de las sociedades por acciones simplificadas, o de una cla-
se de ellas, pueda requerir, cláusula estatutaria mediante, que cuen-
te con la previa autorización de la reunión de socios cualquiera que
fuera la mayoría establecida para adoptar decisiones sociales (art. 49,
27.349), pues se trata de una decisión personal y particular de cual-
quier integrante de la sociedad que está decidiendo, en el caso, so-
bre un bien de su patrimonio y no de la sociedad. No se ignora que el
art. 153, párr. 2°, de la ley 19.550 admite cláusulas parecidas aunque
no idénticas para las sociedades de responsabilidad limitada, puesto
que dicha norma requiere la conformidad mayoritaria o unánime de
los socios, a diferencia del art. 48, párr. 1o, de la ley 27.349, que exige
previa autorización de la reunión del órgano de gobierno, pero cuan-
to menos debería haberse previsto que dicho acuerdo social requiere
la existencia de justa causa para denegar la transferencia de accio-
nes, la cual debe estar directamente relacionada con el interés de la
sociedad y no con el interés particular de los socios. Resultaría, a mi
juicio, cuestionable constitucionalmente la inserción de una cláusula
que admita una cláusula en tal sentido, y que la oposición a la transfe-
rencia de acciones por el órgano de gobierno de la sociedad pueda ser
adoptada sin una razón seria que la justifique.
Por otro lado, no se entiende qué es lo que ha querido decir el legis-
lador de la ley 27.349 cuando, cerrando el primer párrafo del art. 48,
establece que "en caso de omisión de su tratamiento en el instrumen-
to constitutivo, toda transferencia de acciones deberá ser notificada a
la sociedad e inscripta en el respectivo Libro de Registro de Acciones,
a los fines de su oponibilidad respecto a terceros".
No se entienden las razones por las cuales la inscripción de la
transferencia de acciones en el libro de Registro de Acciones pueda
quedar limitada a su oponibilidad frente a terceros -los terceros
acreedores del socio o de su cesionario- y no frente a la propia socie-
dad y sus integrantes, pues es inadmisible que una registración de esa
transcendencia no pueda ser invocada en lo que se refiere a las rela-
ciones internas societarias. Por otro lado, y a la luz de lo actualmente
dispuesto por el primer párrafo del art. 48 de la ley 27.349, parecería
que la transferencia de las acciones en que se divide el capital so-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 635

cial de las SAS debería ser inscripta en el Libro de Registro de Accio-


nes solo cuando exista omisión del tratamiento de esta cuestión en
el instrumento constitutivo, ante lo cual corresponde formularse la
siguiente pregunta: ¿Implica ello que el estatuto o acto constitutivo de
las SAS podría eximir la notificación a la sociedad y la inscripción de
la transferencia de acciones en el libro de Registro de Acciones Simpli-
ficada o, por el contrario, tal norma autorizaría a prever la inscripción
de dicha operación en el Registro Público? Esta última hipótesis pa-
rece impensable, porque la atribución de inscribir actuaciones en el
Registro Público es facultad de la ley, no disponible para las partes,
de modo que, tal como está redactado el art. 48 de la ley 27.349, todo
parecería indicar que los socios de una SAS podrían eximir, a través
de una reglamentación privada, que las transferencias de acciones no
sean dadas a publicidad, lo cual afecta la transparencia de la actua-
ción de estas nuevas sociedades y, como obvia consecuencia, la segu-
ridad de los terceros y del tráfico mercantil en general.
Por otra parte, tampoco el legislador aclara el hecho de que, por
tratarse de una ley dedicada a las sociedades de emprendedores, se
puede llegar a prohibir la transferencia de las acciones, lo cual contra-
dice el principio general de la ley 19.550, en cuanto prescribe que las
si bien las cuotas sociales o las acciones son libremente transferibles,
ellas pueden ser limitadas en lo que respecta a su transmisibilidad,
en la medida en que ello no implique prohibir su transferencia, pues
dicha transmisibilidad hace a la esencia de las sociedades de respon-
sabilidad limitada y las sociedades por acciones. Dicha prohibición,
en el caso de las sociedades por acciones simplificadas, podría darse
en situación de estipularse en el estatuto la prohibición de transferen-
cia de las acciones o de alguna de sus clases por el plazo máximo de
10 años, plazo que, como prescribe el art. 48, párr. 2°, de la ley 27.349,
podría ser prorrogado indefinidamente, "... siempre que la respecti-
va decisión se adopte por el voto favorable de la totalidad del capital
social". Si coincidimos en la aplicación del art. 248 de la ley 19.550 a
todos los tipos sociales, en cuanto prescribe que el accionista o su re-
presentante que en una operación determinada tenga por cuenta pro-
pia o ajena un interés contrario al de la sociedad, tiene la obligación
de abstenerse de votar los acuerdos relativos a aquella, y además, si
partimos de la base de que el accionista titular de las acciones cuya
prohibición de transferencia se pretende imponer en forma sucesiva,
carecería de voto en dicha decisión, por tener evidente interés contra-
rio, debemos llegar entonces a la conclusión de que la transferencia
de las acciones de las SAS podrían ser prohibidas en forma indefinida,
636 RICARDO A. NISSEN

lo cual es inadmisible y contradice la propia naturaleza de las socie-


dades por acciones.
Es importante destacar, asimismo, que, por aplicación del último
párrafo del art. 48 de la ley 27.349, las restricciones o prohibiciones a
las que están sujetas las acciones deben registrarse en el libro de Re-
gistro de Acciones, y en las acciones cartulares deberán transcribirse,
además, en los correspondientes títulos accionarios así como en los
comprobantes de las cuentas de las acciones escriturales, pero ello
no impide los abusos a que puede prestarse la aplicación de los dos
primeros párrafos del art. 48 de la referida ley, que hubiesen requerido
una redacción diferente que contemple todos los intereses en juego.
Finamente, concluye el art. 48 de la ley 27.349 que toda negocia-
ción o transferencia de acciones que no se ajuste a lo previsto en el
instrumento constitutivo es de ningún valor, disposición que resulta
no solo sobreabundante sino también cuestionable en algunos aspec-
tos, en la medida en que comprende también a las "negociaciones"
tendientes a la ulterior transferencia de acciones, cuando es de toda
evidencia que la eventual nulidad solo se planteará una vez concluida
la operación y no antes, durante las tratativas negociales.

§ 308. ORGANIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES


SIMPLIFICADAS (SAS)

308.1. Organización interna

Es en materia de organización interna de las SAS donde la doctri-


na nacional coincide en destacar que se advierte con mayor nitidez la
mayor flexibilidad de este nuevo tipo social y el mayor poder otorgado
a la autonomía de la voluntad de los contratantes, pues a juicio de mu-
chos de los apologistas de las SAS, los socios tienen la posibilidad de
determinar la estructura de los órganos de la sociedad y las normas
que rijan su funcionamiento, esto es, cómo van a funcionar y cómo se
van a tomar las decisiones sociales.
Recordemos, en primer lugar, que el art. 36 de la ley 27.349, en
su inc. 7°, exige, entre las cláusulas que integran el acto constitutivo
de las SAS, "La organización de la administración, de las reuniones
de socios y, en su caso, de la fiscalización. El instrumento constituti-
vo deberá contener la individualización de los integrantes de los ór-
ganos de administración, y en su caso, del órgano de fiscalización,
LAS SOCIEDADES I'OR ACCIONES SIMPLI~ICADAS (SAS) 637

fijándose el término de duración de sus cargos e individualizará el


domicilio donde serán válidas todas las notificaciones que se les
efectúen en tal carácter. En todos los casos, deberá designarse un re-
presentante legal".
Queda claro entonces que, más allá de la tan pregonada flexibili-
dad y agilidad para armar y desarrollar una estructura interna acorde
con las necesidades de la sociedad, el acto constitutivo de las SAS tie-
ne que contener obligatoriamente:
a) La organización de los órganos de gobierno, administración y
fiscalización, salvo que los integrantes de las SAS resuelvan prescin-
dir de este último órgano.
b) La individualización de sus integrantes con expresa indicación de
su domicilio real o especial constituido al momento de aceptar el cargo.
e) El término de duración de sus cargos.
d) La designación del "representante legal".
Por su parte, el art. 49 de la ley 27.349, con el cual encabeza el ca-
pítulo IV del título tercero de dicha ley, establece los principios gene-
rales en materia de organización jurídica interna de las SAS, prescri-
biendo lo siguiente:
"Los socios determinarán la estructura orgánica de la sociedad y
demás normas que rijan el funcionamiento de los órganos sociales.
Los órganos de administración, de gobierno y de fiscalización, en su
caso, funcionarán de conformidad con las normas previstas en esta
ley, en el instrumento constitutivo y supletoriamente por las de las so-
ciedades de responsabilidad limitada y las disposiciones generales de
la Ley General de Sociedades 19.550, t.o. 1984.
"Durante el plazo en el cual la sociedad funcione con un solo so-
cio, éste podrá ejercer las atribuciones que la ley le confiere a los ór-
ganos sociales, en cuanto sean compatibles, incluida la de represen-
tación legal.
"Los administradores que deban participar en una reunión del órga-
no de administración cuando éste fuere plural pueden autoconvocarse
para deliberar, sin necesidad de citación previa. Igual regla se aplicará
para las reuniones de socios. Las resoluciones del órgano de adminis-
tración que se tomen serán válidas si asisten todos los integrantes y el
temario es aprobado por la mayoría prevista en el instrumento cons-
638 RICARDO A. NISSEN

titutivo. Las resoluciones del órgano de gobierno que se tomen serán


válidas si asisten los socios que representen el cien por ciento (lOO %)
del capital social y el orden del día es aprobado por unanimidad".
Dicha norma contiene tres partes bien definidas: a) La posibilidad
de que los socios establezcan las reglas para el funcionamiento de los
órganos sociales; b) El funcionamiento de la sociedad por acciones
simplificada cuando ella está integrada temporalmente por un solo
socio y e) La previsión de un sistema de autoconvocatoria para los ór-
ganos de gobierno y administración y de adopción de los acuerdos so-
ciales, cuando estos fueren adoptados en una autoconvocada reunión
de socios o del órgano de administración.
Analizaremos a continuación estos tres aspectos del funcio-
namiento interno de las SAS.

308.2. Normativa aplicable

En materia de organización interna de la sociedad por acciones


simplificada, esto es, en torno a los órganos de administración, de go-
bierno y de fiscalización, el art. 49 de la ley 27.349 dispone la siguiente
normativa aplicable:
a) Por las normas previstas en la ley 27.349 y por las cláusulas del
contrato constitutivo.
b) En forma supletoria, por las normas de las sociedades de res-
ponsabilidad limitada y las disposiciones generales de la ley 19.550.
Este grado de prelación normativa difiere de aquel previsto en el
art. 33 de la ley 27.349, que encabeza el título 111 de dicha ley, dedicado
a las sociedades por acciones simplificadas (SAS), en donde se dispo-
ne que a estas se les aplicará supletoriamente las disposiciones de la
Ley General de Sociedades sin hacer la menor distinción respecto de
los tipos sociales previstos en dicha normativa. También difiere esa
prelación con el nombre que el legislador emprendedor otorgó a este
nuevo tipo societario, cuando incluyó a las sociedades por acciones
simplificadas dentro de las sociedades por acciones.
Cabe en consecuencia concluir que, luego de una intensa lectura
de la ley 27.349, a los fines de su aplicación, las normas de las socieda-
des de responsabilidad limitada solo tendrán preferencia, respecto de
las demás normas de la Ley General de Sociedades, en lo que respecta
a la organización interna de los órganos de la SAS, pues en los demás
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 639

aspectos de su funcionamiento, tanto internos como externos, podrá


recurrirse a la aplicación supletoria de la ley 19.550 en general y de las
normas dedicadas a las sociedades anónimas en particular, siempre y
cuando las soluciones previstas en este ordenamiento resulten com-
patibles con la ley de Apoyo al Capital Emprendedor.
Ello, sin perjuicio de recordar el principio general que, en mate-
ria de leyes aplicables a las personas jurídicas privadas, contiene el
art. 150 del Código Civil y Comercial de la Nación, conforme al cual,
las personas jurídicas que se constituyan se rigen: a) por las normas
imperativas de la ley especial, o en su defecto, de dicho Código; b) por
las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los regla-
mentos, prevaleciendo las primeras, en caso de divergencia, y e) por
las normas supletorias de las leyes especiales o en su defecto, por las
de este título.
La remisión expresa a las normas de las sociedades de responsa-
bilidad limitada, que es el primer ordenamiento legal al cual debe
recurrirse supletoriamente en caso de silencio o laguna de la ley
27.349, puede ser compartida en lo que respecta a las formas de adop-
tar decisiones sociales, que comprende la consulta a los socios y la
presentación por escrito a la gerencia por parte de la totalidad de los
integrantes de la sociedad del sentido de su voto (art. 159, ley 19.550),
pero no lo es tanto en lo que respecta al régimen de mayorías para la
adopción de los acuerdos sociales, pues basta recordar la existencia
de la inexplicable norma del art. 160, párrafo 3°, de la Ley General de
Sociedades, en cuanto dispone que, tratándose de una modificación
del contrato social, si un solo socio representare el voto mayoritario,
se necesitará además del voto del otro, norma que ha tenido la ori-
ginalidad de ser criticada, sin excepciones, por toda la doctrina na-
cional, pues viola, sin explicación plausible, el régimen mayoritario
como forma de adoptar acuerdos en la sociedad, lo cual constituye un
principio general del derecho societario.

308.3. La organización interna en caso de sociedades por acciones


simplificadas unipersonales

Reviste curiosidad el segundo párrafo del art. 49 de la ley 27.349


cuando dispone que, durante el plazo en el cual la sociedad funcione
con un solo socio, este podrá ejercer las atribuciones que la ley le con-
fiere a los órganos sociales, en cuanto sean compatibles, incluida la
del representante legal.
640 RICARDO A. NISSEN

La norma no se refiere a sociedad por acciones simplificada cons-


tituida originalmente por un solo integrante, pues en tal caso, este
deberá cumplir, a los fines de la redacción del acto constitutivo, con
todos los requisitos previstos en el art. 36 de la ley 27.349, en especial
con el inc. 7°, cuando dispone la necesidad de incluir en dicho ins-
trumento la organización de la administración, de las reuniones de
socios y en su caso, de la fiscalización. Repárese al respecto que dicha
norma no hace la menor diferencia entre sociedades unipersonales
o pluripersonales.
Por el contrario, la norma del art. 49, párr. 2°, de la ley 27.349 prevé
un supuesto distinto, esto es, cuando la SAS, constituida por dos o
más socios, pudiera llegar, en un futuro, a quedar reducida a un solo
integrante, en cuyo caso, "... éste puede ejercer las atribuciones que la
ley le confiere a los órganos sociales, en cuanto sean compatibles, in-
cluida la de representante legal". Ello significa que, durante ese perío-
do, el único socio temporal podrá asumir las funciones que le corres-
ponden a los órganos de administración y de gobierno, con excepción
del órgano de fiscalización, el cual, y utilizando la misma terminolo-
gía legal, resulta manifiestamente incompatible con la actuación del
único socio, que, por obviedad, no podría controlarse a sí mismo.
La situación descripta en el segundo párrafo del art. 49 de la ley
27.349 plantea sin embargo alguna duda, pues no queda claro qué
es lo que quiso expresar el legislador emprendedor cuando autoriza
al socio único -en la situación descripta por el segundo párrafo del
art. 49- a asumir, entre otras, las funciones que la ley le confiere a
los órganos sociales, "incluida la de representante legal", lo que daría
apoyo a la crítica sostenida por parte de calificada doctrina que en-
tiende que, atento a la deficiente redacción de la ley 27.349, el repre-
sentante legal puede no integrar el órgano de administración, tesis
que, como veremos oportunamente, ha sido descartada de plano en
la resolución general de la Inspección General de Justicia 6/2017, del
26 de julio de 2017, en cuyo art. 29 fue dispuesto que el representante
legal de la sociedad debe necesariamente revestir el carácter de ad-
ministrador, lo cual es conclusión evidente y que se comparte total-
mente, pues nuestra legislación no admite la representación a cargo
de un órgano independiente al de administración (art. 358, Cód. Civ.
y Com.), opinión sobre la cual coincidimos plenamente.
Asimismo, hubiera sido necesario que, no exclusivamente en la
norma del art. 49, pero sí en alguna parte de la ley 27.349, el legisla-
dor hubiere dedicado alguna norma específica para tratar el caso de
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 641

las sociedades por acciones simplificadas devenidas unipersonales,


estableciendo un plazo de subsanación, pues no resultaría coherente
que una SAS de tales características pueda funcionar indefinidamen-
te con el único socio a cargo de los órganos de gobierno y administra-
ción, lo cual podría autorizar la aplicación de la solución prevista por
el art. 54, último párrafo, de la ley 19.550.
Finalmente, cabe aclarar que, a nuestro juicio, el ejercicio por
el único socio -en la particular situación prevista por el art. 49,
párr. 2°, de la ley 19.550-, respecto de las atribuciones de los órganos
sociales, no implica que aquel no deba necesariamente dejar cons-
tancia en las actas societarias lo decidido en el ejercicio del gobier-
no y gestión societaria, pues la redacción de dichos instrumentos es
de fundamental importancia para conocer la vida de la sociedad. La
misma ley 27.349 impone a todas las SAS, sin distinción de clase o
situación, llevar el libro de actas de los órganos colegiados (art. 58),
obligación que impone también el art. 162 para las sociedades de res-
ponsabilidad limitada, en lo que se refiere a las decisiones del órgano
de gobierno de la sociedad.

308.4. El régimen de autoconvocatoria de los órganos colegiados

El último párrafo del art. 49 de la ley 27.349 se refiere al régimen


de autoconvocatoria de los órganos colegiados, tema que omitió la ley
19.550 y que originó una nutrida controversia doctrinaria en nuestra
doctrina, así como una cerrada negativa por parte de la jurispruden-
cia judicial y administrativa, que no ha concebido la celebración de
asambleas o reuniones de socios sin convocatoria previa por parte del
órgano de administración.
El Código Civil y Comercial de la Nación, con vigencia desde el1
de agosto de 2015, había aceptado la conveniencia de legislar la auto-
convocatoria del órgano de gobierno, habida cuenta de que la prácti-
ca societaria había demostrado, en numerosos casos, la reticencia de
un directorio hostil en llevar a cabo la convocatoria a una asamblea,
ante el cambio de titularidad de la totalidad del paquete accionario
de la compañía y la falta de una respuesta concreta y ágil en la ley
19.550 para solucionar ese entuerto (art. 158, inc. b]). Por su parte, la
ley 27.349 llegó más allá, pues extiende esta posibilidad al órgano de
administración, a diferencia del Código Civil y Comercial de la Na-
ción, que no la admitía, manteniendo una adecuada solución que di-
ferencia a las asambleas autoconvocados de las asambleas unánimes
previstas por el art. 237 de la ley 19.550, esto es, que las resoluciones
642 RICARDO A. N ISSEN

adoptadas por los integrantes de los órganos de administración y go-


bierno de las SAS resultarán válidas cuando hubiesen asistido a la re-
unión la totalidad, y todas las decisiones, el temario y orden del día
hubiesen sido aprobados por unanimidad.

308.5. El órgano de administración y representación de


la sociedad anónima simplificada

a. De conformidad con lo dispuesto por el art. 50 de la ley 27.349,


"La administración de la SAS estará a cargo de una o más personas
humanas, socios o no, designados por un plazo determinado o inde-
terminado en el acto constitutivo o posteriormente. Deberá designar-
se por lo menos un suplente, en caso de que se prescinda del órgano
de fiscalización. La designación y cesación de los administradores de-
berán ser inscriptas en el Registro Público".
Esta norma debe complementarse con lo dispuesto por el art. 36,
inc. 7°, de la ley 27.349, en cuanto, enumerando los requisitos del acto
constitutivo de las sociedades por acciones simplificadas, prescribe la
necesaria inclusión, en dicho instrumento, de la individualización de
los integrantes del órgano de administración, fijándose el término de
duración en los cargos e individualizándose el domicilio donde serán
válidas todas las notificaciones que se les efectúen en tal carácter, de-
biendo también designarse al representante legal.
De modo que, conjugando las normas de la ley 27.349 en materia
de sociedades por acciones simplificadas (arts. 50 y 51) y las normas
que la ley 19.550 dedica a la gerencia de las sociedades de responsabi-
lidad limitada, pueden deducirse las características que debe revestir
el órgano de administración de las sociedades por acciones simplifi-
cadas, cuya denominación el legislador se cuidó mucho en evitar, cri-
terio que no se comparte, pues origina mucha confusión a la hora de
interpretar las normas de la ley 27.349. Disentimos, pues, con la doc-
trina que pone a la libertad contractual y a la autonomía de la volun-
tad como paradigmas de un nuevo derecho societario representado
por la legislación de las sociedades por acciones simplificadas, pues
la falta de definición del legislador sobre el nombre de los órganos
sociales de estas sociedades no parece un criterio acertado, porque
no puede compartirse que esa libertad y autonomía comprenda la fa-
cultad de los socios de identificar a cada uno de los órganos sociales.
Resulta a mi juicio inconcebible que una SAS pueda identificar al ór-
gano de administración como le parezca conveniente y otra sociedad
de las mismas características identificar a dichos órganos de manera
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 643

diferente, máxime cuando la propia ley 27.349 impone la aplicación


supletoria para los órganos de las SAS, las normas de las sociedades
de responsabilidad limitada, que adopta un nombre concreto -la ge-
rencia- para su órgano de administración.
Aclarado ello, las características del órgano de administración de
las sociedades por acciones simplificadas son las siguientes:
a) Debe estar organizado en el acto constitutivo, pudiendo ser uni-
personal o plural, colegiado o no.
b) Debe identificarse a sus miembros, que serán personas huma-
nas, que pueden ser o no integrantes de dicha persona jurídica.
e) Debe establecerse el plazo de actuación de ellos, que puede ser
determinado o indeterminado, como lo autoriza el art. 157, párr. 1o,
de la ley 19.550 para la gerencia de las sociedades de responsabilidad
limitada.
d) Los administradores pueden estar designados como condición
expresa de la constitución de la sociedad, en cuyo caso se aplicará el
art. 129 de la ley 19.550, segunda parte, y los socios disconformes ten-
drán derecho de receso (art. 157, último párr., ley 19.550).
e) Debe individualizarse el domicilio de los integrantes del órgano
de administración de las SAS, que puede no coincidir con su domici-
lio real, pues lo que persigue el legislador con este dato es la necesidad
de ratificar la validez de todas las notificaciones que se les formulen al
referido domicilio, siempre y cuando estas se vinculen con el ejercicio
de su cargo.
f) Debe designarse por lo menos un suplente, en caso de que se
prescinda del órgano de fiscalización.
Dispone además de todo ello el art. 51 de la ley 27.349, que al me-
nos uno de los miembros del órgano de administración debe tener
domicilio real en la República Argentina, y los miembros extranjeros
deberán contar con Clave de Identificación (CDI) y designar un re-
presentante en la República Argentina, sin perjuicio, además, de esta-
blecer un domicilio en el país, donde también serán válidas todas las
notificaciones que se le realicen en tal carácter.
La ley 27.349 brinda, en consecuencia, una serie de pautas para el
funcionamiento del órgano de administración de la sociedad por accio-
nes simplificada y, a diferencia de lo que sostienen los propagandistas
644 RICARDO A. NISSEN

de este nuevo tipo social, no es tanto lo que el legislador ha dejado a


cargo de la autonomía de la voluntad de sus integrantes, pues si esa
supuesta libertad se limita a permitir a los socios adoptar la denomi-
nación del órgano de administración que más le cuadre, no creo que
se haya avanzado demasiado en una supuesta modernidad que para
algunos caracteriza a las SAS. Tampoco creemos que esa harto pro-
mocionada libertad de autorregulación pueda concretarse mediante
una atribución de funciones al órgano de administración, que exceda
la competencia que caracteriza a quien tiene a su cargo la marcha de
los negocios sociales o mediante la creación de un órgano con facul-
tades mixtas, como también ha sido sostenido, y ello no solo porque
la ley 27.349 ha establecido para las sociedades por acciones simplifi-
cadas la necesidad de contar con los órganos clásicos de toda persona
jurídica societaria -administración, gobierno y fiscalización- sino
que la asignación de las competencias de cada uno de estos órganos
es cuestión en la cual se encuentra afectado el orden público, a punto
tal que la doctrina y la jurisprudencia han calificado a la actuación de
un determinado órgano que excede el límite de sus funciones, como
nula de nulidad absoluta, inconfirmable e imprescriptible, con el ar-
gumento de que los actos societarios internos responden a una distri-
bución de competencias de carácter inderogable y su cumplimiento
es requisito de regularidad y validez.
En consecuencia, si ante el silencio de la ley específica -como lo
es la ley 27.349- deben aplicarse necesariamente las normas impe-
rativas previstas para las personas jurídicas (art. 150, inc. a], Cód. Civ.
y Com.), mal puede sostenerse que exista la más mínima posibilidad
legal para que al órgano de administración de las SAS le puedan ser
asignadas convencionalmente funciones específicas del órgano de
gobierno y viceversa, como ocurre con las sociedades constituidas en
Delaware, que no se caracterizan precisamente por su transparencia.
A ello no obsta lo dispuesto por el art. 49, párr. 2°, de la ley 27.349, que
permite al socio único, durante el plazo en el cual la sociedad funcio-
ne con un solo socio, ejercer las funciones que la ley le confiere a los
órganos sociales, pues se trata de una norma que rige en supuestos
excepcionales y que, además, es presumible y de toda lógica que ante
una situación temporaria de acefalía, el socio único asuma el cargo
de administrador único de la sociedad, cumpliendo los requisitos for-
males al respecto.
Lo cierto es que, puestas las cosas en su lugar y luego de una desa-
pasionada lectura del texto de la ley 27.349, no es mucho el campo de
acción con que cuentan los integrantes de las sociedades por acciones
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 645

simplificadas para autorregular la organización de los órganos socia-


les. Sí cuentan con la posibilidad de establecer un régimen más flexi-
ble de notificación, aunque sin quitarles su carácter de fehaciente; es-
tablecer un quorum menos exigente o prever un régimen de mayorías
unificado, sin hacer distinción alguna respecto del contenido de las
decisiones a adoptarse, pero no mucho más que ello. No debe olvidar-
se tampoco, como lo advierte la doctrina, que si se permite una sim-
plificación de la estructura societaria que conlleva una eliminación
respecto de cualquier tipo de trabas en el manejo de la sociedad por
parte de las mayorías societarias, ello podría traer aparejado una vul-
neración en las garantías patrimoniales y de igualdad ante la ley de los
accionistas minoritarios, que no podrían hacer valer sus derechos ante
cualquier decisión de cierta trascendencia, siendo oportuno asimismo
recordar que muchas de las formalidades y limitaciones impuestas por
la ley 19.550, que tanto disgusto provocan a algunos, han sido impues-
tas por el legislador societario en beneficio del interés social, dentro
del cual está obviamente incluido el libre y amplio ejercicio por todos
los socios de sus derechos políticos y patrimoniales, y no del grupo de
control, cuya vocación de cesarismo ha debido ser necesariamente li-
mitada, no solo en el texto de la ley, sino también a través de ejempla-
res fallos judiciales y resoluciones de la autoridad de control.
Aclarado ello, y respecto de la normativa prevista por la ley 27.349
en materia de administración de la sociedad, así como en lo que res-
pecta a la resolución general IGJ 6/2017, cabe formular las siguientes
reflexiones:
a) No se entienden las razones por las cuales, y a diferencia de los
demás tipos sociales previstos en la ley 19.550, cuando la administra-
ción se hubiera organizado en forma plural pero indistinta a cargo de
dos o más gerentes, deba necesariamente el instrumento constitutivo
establecer las funciones de cada administrador, cuando ello no resul-
ta imprescindible para el mejor funcionamiento de la marcha de la
sociedad. El art. 51, párr. 1°, de la ley 27.349, inspirado en el art. 157
de la ley 19.550 -que legisla sobre la gerencia de las SRL-, omitió
agregar la última parte del segundo párrafo de esta norma cuando
el legislador de 1972 previó que, en caso de haberse organizado una
gerencia plural, "en caso de silencio, se entiende que (cada gerente)
puede realizar indistintamente cualquier acto de administración",
solución preferible a la adoptada por el legislador de la ley 27.349, que
es la que nos tiene acostumbrado, sin controversia, la práctica socie-
taria argentina.
646 RICARDO A. N ISSEN

b) Repárese al respecto que cuando el art. 49 de la ley 27.349 de-


clara aplicables en forma supletoria, en materia de organización de
los órganos de administración y gobierno de las sociedades por accio-
nes simplificadas, a las normas de las sociedades de responsabilidad
limitada previstas en la ley 19.550, ello no puede significar otra cosa
que cuando las normas de los arts. 49 a 51 de la ley de apoyo al capital
emprendedor no aporten una solución diferente, deberán ser aplica-
das sin más las soluciones previstas por el art. 157 de la Ley General
de Sociedades, única norma de este ordenamiento legal que se refiere
específicamente a la gerencia de las SRL. Ello permite concluir que,
dada la eliminación de la última parte del segundo párrafo de dicha
norma por el art. 51 de la ley 27.349, la organización de una geren-
cia plural indistinta solo será admisible si el contrato social define las
funciones que cada gerente cumplirá en la administración de la so-
ciedad, lo cual no es una solución coherente ni práctica.
e) Afortunadamente para la seguridad del tráfico mercantil, de los
intereses de los terceros en general y de la transparencia de las actua-
ciones sociales, la ley 27.349 no admite que la administración de las
SAS pudiera estar en manos de personas jurídicas, verdadero recur-
so no admitido en nuestra legislación societaria, que solo sirve para
ocultar actuaciones y evadir todo tipo de responsabilidades.
d) Resulta incomprensible, asimismo, que tratándose de una ad-
ministración plural, solo uno de sus integrantes deberá tener domi-
cilio real en la República Argentina, a diferencia de lo dispuesto por
el art. 256 de la ley 19.550 -bien que previsto para las sociedades
anónimas y aplicables a las sociedades de responsabilidad limitada-
que requiere que la mayoría absoluta de los directores deben tener
domicilio real en nuestro país, solución que nos resulta mucho más
comprensible si se entiende, por tratarse esto de un principio general
y elemental del derecho societario, que las sociedades constituidas y
registradas en la República Argentina deben realizar su principal ac-
tividad en el país (art. 124, ley 19.550) y mal pueden hacerlo si la ma-
yoría de los directores reside en el exterior.
e) Mucho más incomprensible aún resulta la novedad incluida en
el art. 51, párr. 2°, de la ley 27.349, cuando impone a los miembros del
órgano de administración de la sociedad por acciones simplificada
que residan en el extranjero, la designación de un representante en
la República Argentina, cuyas funciones no resultan claras, pues el
art. 266 de la ley 19.550, plenamente aplicable a los gerentes de las so-
ciedades de responsabilidad limitada (art. 157, párr. 3°, de dicha ley),
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 647

establece, en forma imperativa, que el cargo de director es personal


e indelegable. Vítolo comenta al respecto, y yo coincido totalmente
con sus reflexiones, que esta exigencia no resulta congruente con el
ordenamiento societario, pues la ley 19.550 -arts. 118 a 124- exige
la designación de un representante legal para las sociedades consti-
tuidas en el extranjero que deseen realizar un ejercicio habitual de su
actividad en el territorio de la República o establecer sucursal, asiento
u otro tipo de representación permanente, o participar en sociedades
locales, pero no impone exigencia alguna a las personas humanas en
tal sentido. Solo cabe agregar a dichas reflexiones que no es una ca-
sualidad toda similitud de las sociedades por acciones simplificadas
con las sociedades off shore, donde lo único real que existe dentro de
un instrumento que se caracteriza por su total falsedad, ambigüedad
y opacidad, es la persona del representante de dicha entidad que se va
a desempeñar como tal en la República Argentina y que en la realidad
sustancial, como todos sabemos, es el verdadero dueño o persona ín-
timamente allegada al sujeto controlante.
f) Lo expuesto en torno a este novedoso "representante" argenti-
no de los directores de las SAS residentes en el extranjero, que como
hemos visto pueden ser la mayoría absoluta, ocasiona mayor perple-
jidad ni bien se advierta que el art. 38 de la resolución general6/2017
de la Inspección General de Justicia, refiriéndose al poder otorgado al
representante del administrador domiciliado en el extranjero, dispo-
ne que dicho instrumento no deberá inscribirse en el Registro Público
y solo estará limitado a la recepción de las notificaciones por cuenta y
orden de su representado, y de considerarlo necesario el administra-
dor, para la realización de trámites en su nombre ante los organismos
de control. Al respecto, los interrogantes que plantea esta norma son
demasiados y una vez más las sospechas sobre el objetivo de la ley
27.349 y obviamente de su resolución reglamentaria deben ponerse
sobre la mesa, pues con todas estas novedades, uno se pregunta: ¿No
ha sido la intención del legislador que dichas sociedades funcionen
desde el extranjero y con extranjeros para realizar su principal activi-
dad en la República? ¿No es ello una manera sencilla de violar o dejar
en letra muerta la ejemplar norma del art. 124 de la ley 19.550?
g) Finalmente, la remisión que hace el art. 157, párr. 3°, de la ley
19.550, en materia de gerencia de las sociedades de responsabilidad
limitada, en cuando dispone que "Los gerentes tienen los mismos de-
rechos, obligaciones, prohibiciones e incompatibilidades que los di-
rectores de sociedades anónimas", torna plenamente aplicable a los
administradores de las sociedades por acciones simplificadas la inha-
648 RICARDO A. NISSEN

bilitación y abstención para votar en las reuniones de socios prevista


por los arts. 241 y 248 de la ley 19.550; el régimen de remuneración y
sus limitaciones previstas por el art. 261; la prestación de la garantía
por los daños y perjuicios que podría ocasionar en el desempeño de
sus funciones (art. 256); las prohibiciones e inhabilitaciones contem-
pladas por el art. 264; la delegación del cargo en terceros (art. 266); la
prohibición de contratar con la sociedad del art. 271; la obligación de
hacer saber la existencia de un interés contrario con el de la propia
sociedad (art. 272), etc., todos de la ley 19.550.

308.6. Funcionamiento del órgano de administración de las SAS

En cuanto al funcionamiento del órgano de administración de las


SAS, la ley prevé que la citación a las reuniones de los integrantes de
dicho órgano y la información sobre el temario que se considerará
podrán realizarse por medios electrónicos, debiendo asegurarse su
recepción (art. 51, párr. 2°, ley 27.349). Del mismo modo, dicha norma
dispone también que las reuniones podrán realizarse en la sede so-
cial o fuera de ella, utilizando medios que les permitan a los partici-
pantes comunicarse simultáneamente, agregando dicha norma que,
en estos supuestos, el acta deberá ser suscripta por el administrador
o el representante legal, debiendo guardar las constancias de acuerdo
con el medio utilizado para comunicarse.

En materia de convocatoria a las reuniones del órgano de admi-


nistración de las SAS, la ley 27.349 nada aporta, pues la citación por
correo electrónico es moneda corriente en nuestra práctica societa-
ria, máxime cuando la jurisprudencia ha aceptado dicho medio elec-
trónico como forma de llevar a cabo notificaciones fehacientes.

En cuanto a los temas que podrán ser considerados en las reunio-


nes del órgano de administración, el legislador se ha cuidado muy
bien de hablar de "orden del día", para evitar las graves sanciones que
impone el art. 246 de la ley 19.550, cuando se pretende tratar o resol-
ver, en la asamblea de socios o accionistas, cuestiones que son ajenas.
Por ello ha reemplazado la denominación de "orden del día" al detalle
de las cuestiones que serán tratadas por el órgano de administración
de las SAS y la ha reemplazado con el término "temario", seguramente
con el objeto de darle mayor flexibilidad a la adopción de decisiones
relativas con la marcha de los negocios sociales. Si bien coincido con
ese objetivo, el denominado "trastrueque de la terminología legal"
-expresión acuñada por los profesores Bossert y Zannoni- siempre
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 649

me ha parecido un recurso legislativo y judicial inaceptable, y mucho


más cuando lo utiliza un legislador, pues la esencia de una determi-
nada cosa no cambia su naturaleza por el hecho de que se modifique
su nombre. Bastaba a la ley dejar aclarado que el órgano de adminis-
tración puede tratar todos los temas que requiera el giro de la socie-
dad, en cualquiera de sus aspectos, o tornar inaplicable el art. 246 de
la ley 19.550 a las reuniones del órgano de administración de la so-
ciedad, ninguna de las cuales me parecen soluciones desacertadas,
pero pretender que con aquel recurso legal pueda omitirse, para este
órgano, la aplicación de dicha norma, me resulta una hipótesis muy
improbable, máxime cuando la jurisprudencia nunca ha sabido dis-
tinguir las diferencias que existen en torno al "orden del día", cuando
se trata de reuniones de los órganos de administración y gobierno.

La posibilidad de celebrar reuniones del órgano de administra-


ción en la sede social o fuera de ella -solución de la ley 27.349 para
las reuniones del órgano de gobierno de las SAS- me parece un ver-
dadero dislate, pues ello permitiría la celebración de reuniones de
dicho órgano en el extranjero, con lo cual y una vez más, la semejan-
za con las sociedades off shore se hace indisimulable. Es de toda ob-
viedad que la ley 19.550 acertó con la solución prevista por el art. 233,
aplicable asimismo a las reuniones de socios de las sociedades de
responsabilidad limitada, de que puedan celebrarse en la sede so-
cial "o en cualquier otro lugar que corresponda a la jurisdicción del
domicilio social", pues con ello se preserva la confidencialidad de las
discusiones que provoca la adopción de todo acuerdo social cuando
se resuelva en la misma sede social, pero de allí a permitir que las
reuniones de los órganos de administración y de gobierno de estas
supuestas sociedades de emprendedores se puedan llevar a cabo
fuera de la jurisdicción del domicilio social, como parece sugerirlo el
tercer párrafo del art. 51 de la ley 19.550, es interpretación que carece
de todo sentido, pues podría prestarse a abusos en perjuicio del di-
rector disidente, y mucho más cuando este es el único administrador
con residencia en la República Argentina, a quien no podría obligar-
se a concurrir a una reunión presencial de administradores o socios
a su costo, cuando esta se llevará a cabo en el extranjero. Se recuerda
que la celebración de las reuniones de directorio en el extranjero por
parte de una sociedad argentina no es un tema novedoso en nuestro
derecho, registrándose casos, durante otros gobiernos de ideología
liberal, que se pretendió celebrar una reunión de directorio de una
sociedad nacional en la ciudad de Nueva York, con resultados judi-
ciales totalmente negativos.
650 RICARDO A. NISSEN

Finalmente, y siempre refiriéndonos a las reuniones del órgano de


administración de la sociedad, no se entiende qué quiso expresar el
legislador de la ley de apoyo al capital emprendedor, cuando dispu-
so, en el art. 51, párr. 2°, apartado final, tratándose de las reuniones
a distancia que "El acta puede ser suscripta por el administrador o
el representante legal", como si el administrador no tuviera necesa-
riamente la representación social de la firma. Cabe preguntarse: ¿se
referirá el legislador al administrador que tiene su domicilio real en la
República Argentina o constituye ello una prueba más de la intención
de independizar al representante legal de la administración de la socie-
dad? Este es otro misterio que nos tiene reservado la "tamaña livian-
dad y laxitud" -utilizando palabras de Martorell, para caracterizar la
redacción de la ley 27.349-.

JOB. 7. Deberes y obligaciones de los administradores y


representantes legales. La prestación de garantías

Bajo el título de "Deberes y obligaciones de los administradores y


representantes legales", el art. 52 de la ley 27.J49 dispone que "Le son
aplicables a los administradores y representantes legales los deberes,
obligaciones y responsabilidades que prevé el artículo 157 de la Ley
General de Sociedades 19.550", para continuar disponiendo que "En
su caso, le son aplicables al órgano de fiscalización las normas previs-
tas en la mencionada ley, en lo pertinente".
Una vez más, la ley 27.349 incurre en graves incoherencias, pues si
la norma se refiere a los administradores y representantes legales, no
se entiende cómo puede también referirse al órgano de fiscalización,
que debería haber merecido una normativa independiente.
La norma del art. 52 de la ley 27.349 es casi una reproducción del
art. 157 de la ley 19.550, párr. Jo, cuando bajo el título de "Derechos y
Obligaciones", dispone que "Los gerentes tienen los mismos derechos,
obligaciones, prohibiciones que los directores de la sociedad anóni-
ma", pero el legislador emprendedor incurrió en el art. 52 en una omi-
sión dolosa respecto de su fuente, pues omitió consignar toda refe-
rencia a los derechos de los administradores y representantes legales,
y no creo que ello se haya debido a una cuestión involuntaria de los
redactores de la ley ni en un mero problema de redacción de la norma,
pues con ello -y con toda seguridad- se ha pretendido excluir a las
SAS del régimen remuneratorio previsto para las sociedades anóni-
mas -y aplicables a las sociedades de responsabilidad limitada por
aplicación del art. 157, párr. Jo, de la ley 19.550- que tantas críticas
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 651

mereció siempre por gran parte de los ahora apologistas de la ley de


apoyo al capital emprendedor.
Por mi parte, no tengo la menor duda de que la tan promocionada
"libertad contractual", que se supone caracteriza a las sociedades por
acciones simplificadas y con la cual se pretende incluso incorporar a
nuestro derecho societario principios generales ajenos, jamás puede
implicar, como predica Favier Dubois, que las normas pensadas por
el legislador para proteger exclusivamente al socio, pueden ser inmo-
ladas en el altar de la libertad contractual y dejar paso a lo que se con-
venga en contrario. Nada autoriza, según mi manera de ver las cosas,
a sostener que los derechos inderogables de los socios o accionistas,
previstos expresamente por la ley 19.550 en los arts. 69, 189, 194, 245,
251, 261 y 263 -que por expresa previsión del legislador no pueden
ser restringidos ni suprimidos bajo sanción de nulidad-, carezcan
de toda vigencia para quienes integran una sociedad por acciones
simplificada cuando sus socios han decidido dejarlos sin efecto en
el acto constitutivo o posteriormente, en ocasión de modificar ese
instrumento, pues ello implicaría tanto como olvidarnos de todos
los antecedentes de abusos que llevaron al legislador de 1972 a con-
sagrarlos con carácter de orden público y ello se advierte con toda
nitidez con la disposición del art. 261 de la ley 19.550, expresamente
prevista para limitar el derecho de las mayorías de quedarse con to-
das las ganancias de la sociedad, percibidas en concepto de honora-
rios de directores, en detrimento del derecho al dividendo, que no
constituye otra cosa que, en definitiva, la causa final de todo contrato
de sociedad, SAS incluida.
Así como sostenemos la aplicación de los derechos que la ley 19.550
otorga a los administradores societarios, no obstante el incomprensi-
ble silencio que respecto de estos hace la redacción del primer párrafo
del art. 52 de la ley 27.349, pues no se concibe que ningún acto cons-
titutivo pueda prever, en una sociedad comercial, la gratuidad en el
ejercicio de la gestión social, no dejo de disentir con la interpretación
que la Inspección General de Justicia, en la resolución general6/2017,
reglamentaria de la ley 27.349 ha efectuado, en cuanto prevé, en su
art. 31, que no se requerirá a los administradores la constitución de la
garantía prevista en los arts. 76 y 119 de la resolución general 7/2015,
norma administrativa aquella, cuya inconstitucionalidad salta a la
vista, pues excede con creces los límites a las facultades reglamenta-
rias previstas por el art. 11, inc. e), de la ley 22.315, con total olvido de
dos circunstancias fundamentales que le impiden adoptar esa tesitu-
ra: a) La garantía impuesta a los directores no está impuesta por aque-
652 RICARDO A. N!SSEN

Has normas administrativas sino por el art. 256 de la ley 19.550, y tien-
de a proteger a la propia sociedad, los socios y terceros por los daños
y perjuicios provocados por los administradores en el ejercicio de sus
funciones, y b) La propia ley 27.349, en su art. 52, que remite expre-
samente al art. 157 de la ley 19.550, prevé que las obligaciones de los
gerentes de las sociedades de responsabilidad limitada les son aplica-
bles a los administradores de las sociedades por acciones simplifica-
das, y ¿qué otra cosa que una obligación del administrador lo constitu-
ye la prestación de la garantía requerida por el art. 256 de la ley 19.550,
plenamente aplicable a las SRL, por expresa disposición del art. 157,
párr. 3°, de la Ley General de Sociedades? Basta al respecto, para sos-
tener la inconstitucionalidad de la resolución general IGJ 6/2017, citar
las siguientes disposiciones de dicha resolución administrativa que
son absolutamente contradictorias, no solo con expresas previsiones
de la Ley General de Sociedades, sino de la misma ley 27.349:
a) El art. 2°, en cuando prescribe que las SAS no estarán sujetas a la
fiscalización de la IGJ durante su funcionamiento, disolución y liqui-
dación, ni aun en los casos en que su capital social supere el previsto
por el art. 299, inc. 2°, de la ley 19.550;
b) La capacidad otorgada por el art. 15 a las sociedades previstas
en el capítulo 1, sección IV, de la ley 19.550 (sociedades irregulares
o de hecho) para integrar sociedades por acciones simplificadas, en
contraposición a lo dispuesto por el art. 36, inc. 1o, párr. final, de la
ley 27.349, que no admite esta posibilidad.
e) El art. 23, en cuanto dispone: "En ningún caso, cualquiera sea
la naturaleza o diversidad del objeto social, se exigirá la acreditación
de un capital que supere el capital mínimo previsto por el artículo 40
de la ley 2349":
d) El art. 30 en cuanto dispone: "En ningún caso, la SAS estará
obligada a establecer un órgano de fiscalización, sea sindicatura o
consejo de vigilancia", ni aun para las sociedades que encuadren en
alguno de los supuestos previstos por el art. 299 de la ley 19.550, lo
cual asume gravedad con la sanción del súper decreto de necesidad y
urgencia del PEN 27/2018, que permite a las SAS a hacer oferta pública
o cotización de sus acciones.
e) La ya referida disposición del art. 31 que prohíbe exigir a losad-
ministradores de las SAS la constitución de la garantía por la eventual
mala gestión en que incurra;
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 653

f) El art. 38, en cuanto prescribe que el poder otorgado al repre-


sentante del administrador domiciliado en el extranjero no deberá
ser inscripto en el Registro Público, estableciendo limitaciones a esa
representación que la ley 27.349 no contiene.

g) El art. 40, que dispone la no publicación e inscripción de cual-


quier aumento del capital social cuando este fuera menor al 50% del
capital social inscripto.

h) El art. 46, conforme al cual las SAS no presentarán sus estados


contables ante la Inspección General de Justicia, ni aun en el supuesto
de quedar comprendidas en el art. 299, inc. 21, de la ley 19.550.

No resulta creíble que el mismo organismo creado para fiscalizar


la constitución y funcionamiento de personas jurídicas, algunas de
ellas con carácter nacional y no local, y en protección fundamental-
mente de los terceros y del tráfico mercantil, pueda haber redactado
una resolución en donde la mayor parte de sus facultades quedan li-
mitadas, cercenadas o sencillamente derogadas, por el mero hecho
de que las sociedades por acciones simplificadas estén integradas por
supuestos emprendedores, resultando además absolutamente incon-
gruente la existencia, en materia de control externo, de dos regímenes
societarios absolutamente incoherentes y contradictorios.

308.8. La inscripción de la designación y cesación de


los administradores de las SAS en el Registro Público

Esta carga surge de lo dispuesto por el art. 50, último párrafo, de


la ley 27.349, y nada cabe agregar a lo ya expuesto por la doctrina y
resuelto por la jurisprudencia en materia de sociedades desde la dé-
cada del 70 para todos los tipos societarios previstos en la ley 19.550,
esto es, el carácter declarativo de dicha inscripción y el efecto de opo-
nibilidad a terceros de los actos realizados por los administradores
inscriptos en cumplimiento del objeto social.

Para las inscripciones posteriores al acto constitutivo de la socie-


dad, en materia de inscripción de designación y cesación de losad-
ministradores y representantes legales, las SAS deberá optar y dar
cumplimiento con alguno de los procedimientos establecidos por el
art. 7°, inc. b), de la resolución general IGJ 6/2017, debiendo cumplirse
con la publicación en el Boletín Oficial establecida en el art. 37 de la
ley 27.349 (art. 34, resolución general IGJ 6/2017).
654 RICARDO A. NISSEN

308.9. Régimen de responsabilidad de los administradores de


las sociedades por acciones simplificadas. La responsabilidad
de los administradores de hecho

La expresa aplicación a las SAS del art. 157 de la ley 19.550, que
prevé un régimen especial para los gerentes de las sociedades de
responsabilidad limitada (arts. 49 y 52, ley 27.349), impone remitir a
aquella norma todo lo relativo a su responsabilidad. En consecuen-
cia, los administradores de las SAS serán responsables individual o
solidariamente, según la estructura del órgano de administración y
la reglamentación de su funcionamiento establecida por el contrato,
aclarando aquella norma que si una pluralidad de gerentes partici-
paron en los mismos hechos generadores de responsabilidad, el juez
puede fijar la parte que a cada uno corresponde en la reparación de
los perjuicios, atendiendo a su actuación personal, siendo de aplica-
ción las disposiciones relativas a la responsabilidad de los directores
cuando la gerencia sea colegiada.
En definitiva, si la gerencia fuere plural, pero no colegiada, cada
administrador deberá responder por los perjuicios causados en la me-
dida de su actuación personal en los hechos generadores de respon-
sabilidad, habida cuenta de las circunstancias que deberán ser meri-
tuadas por el juez en cada caso. Por el contrario, si la gerencia fuera
colegiada, rigen las disposiciones de los arts. 274 a 278 de la ley 19.550
previstos para los directores de sociedades anónimas, cuyo principio
general está previsto por la primera de dichas normas, en tanto dis-
pone que "Los directores responden ilimitada y solidariamente hacia
la sociedad, los accionistas y los terceros por el mal desempeño de su
cargo, según el criterio del artículo 59, así como por la violación de
la ley, el estatuto o el reglamento, y por cualquier otro daño produ-
cido por dolo, abuso de facultades o culpa grave", aclarando a conti-
nuación que "Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la
imputación de responsabilidad se hará atendiendo a la actuación in-
dividual cuando se hubieren asignado funciones en forma personal,
de acuerdo a lo establecido por el estatuto, el reglamento o decisión
asamblearia. La decisión de la asamblea y la designación de las per-
sonas que han de desempeñar las funciones deben ser inscriptas en
el Registro Público, como requisito para la aplicación de lo dispuesto
en este párrafo".
La diferencia de la responsabilidad de los integrantes del órgano
de administración de la sociedad, cuando esta se hubiere organizado
en forma plural, radica en el hecho de que, tratándose órganos co-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 655

legiados y salvo el supuesto previsto en el tercer párrafo del art. 274


de la ley 19.550 -asignación de funciones en forma personal a uno o
más directores-, la responsabilidad no puede ser sino solidaria, pues
esta solidaridad es necesaria consecuencia de la colegiación. Por el
contrario, si el referido órgano está organizado en forma plural, pero
no colegiada, son razonables las facultades otorgadas al juez por el
art. 157 de la ley 19.550 a los gerentes de las sociedades de responsa-
bilidad limitada, aplicables directamente -como se ha visto- a los
administradores de las SAS.
Resultando tan claro el régimen de responsabilidad de los admi-
nistradores de las SAS, y siendo sus beneficiarios la propia sociedad,
los socios y los terceros, no se entiende cómo pudo la tan mentada
Inspección General de Justicia, en la res. 6/2017, disponer en su art. 31
la improcedencia de exigir a los administradores de las SAS respecto
de la garantía requerida a ellos por la ley 19.550, precisamente para
poder contar la sociedad con los fondos necesarios para responder -
aun en forma parcial- por los daños y perjuicios producidos por los
administradores societarios que no han cumplido con lealtad y di-
ligencia sus obligaciones, siendo indiscutible la conexidad existente
entre la garantía prevista por el art. 256 de la ley 19.550 y el régimen de
responsabilidad establecido por los arts. 59, 157, 274 a 278 del mismo
ordenamiento legal, aplicable sin cortapisas a los administradores de
las sociedades por acciones simplificadas.
Sin perjuicio de ello, la ley 27.349 aporta en el art. 52, párr. 2°, de
la ley 19.550 una disposición que debe ser celebrada, y se refiere a la
responsabilidad del administrador de hecho de las SAS, al disponer
que "Las personas humanas que sin ser administradoras y represen-
tantes legales de una S.A.S. o las personas jurídicas que intervienen
en una actividad positiva de gestión, administración o dirección de la
sociedad, incurrirán en las mismas responsabilidades aplicables a los
administradores y su responsabilidad se extenderá a los actos en que
no hubiesen intervenido cuando su actuación fuere habitual".
Esta norma, que ha sido recogida de la legislación francesa y co-
lombiana en materia de sociedades anónimas simplificadas, es un
verdadero acierto y se basa en la frecuente comprobación de la ac-
tuación de personas ajenas a la administración de la sociedad que,
amparados en la indemnidad que les brinda el hecho de no integrar
el órgano de administración de la sociedad, puedan causarle daños a
ella, a los socios y a los terceros.
656 RICARDO A. NISSEN

La responsabilidad de los denominados "administradores de he-


cho", conforme al texto del art. 52, párr. 2°, de la ley 19.550 incluye
también a "las personas jurídicas que intervienen en una actividad
positiva de gestión", y se basa en la experiencia del tráfico mercantil,
que enseña que muchas veces la verdadera gestión de una sociedad
controlada se lleva a cabo directamente desde la administración de
la controlante sin la menor injerencia, incluso, de los administrado-
res de aquella, que solo cumplen una función nominal. Recuerdo, con
base en mi experiencia profesional, un conflicto societario en donde
el directorio de la sociedad demandada, que desarrollaba una impor-
tante operatoria vinculada con la actividad editorial, estaba integrada
exclusivamente por los abogados de la sociedad controlan te, desde la
cual se llevaba, en la realidad sustancial, la marcha de los negocios
sociales, limitándose exclusivamente sus directores a defender a di-
cha sociedad en los conflictos promovidos contra ella.
Alguna doctrina ha criticado la inclusión de la solución prevista
por el art. 52 de la ley 27.349 por considerarla innecesaria, pero no
comparto esta objeción, por diversas razones. En primer lugar, porque
viene a cubrir una importante laguna de nuestro derecho corporati-
vo, que debió haber sido contemplada por el título 11 del Libro Primero
del Código Civil y Comercial de la Nación, dedicada a las personas
jurídicas, cuando en el art. 160 se refiere a la responsabilidad de los
administradores, sin hacer mención a los administradores de hecho,
tema que, se reitera, por su habitualidad debió merecer una solución
concreta. En segundo lugar, por cuanto el recurso del art. 54, último
párrafo, de la ley 19.550, referido a la inoponibilidad de la persona ju-
rídica, puede ser una solución muy drástica y hasta inadecuada, en
especial cuando la actuación del administrador de hecho no fuere ha-
bitual y, por último, es importante tener en cuenta que el objeto de la
solución prevista por el segundo párrafo del art. 52 de la ley 27.349 es
la protección, no solamente de la sociedad, sino de sus socios o accio-
nistas y terceros que contrataron con esta.

308.1 O. La representación legal de la sociedad por acciones


simplificada. Sus facultades

Dispone el art. 51, último párrafo, de la ley 27.349, que la repre-


sentación legal de las SAS también podrá estar a cargo de una o más
personas humanas, socios o no, designados en la forma prevista en el
instrumento constitutivo. A falta de previsión en el instrumento cons-
titutivo, su designación le corresponderá a la reunión de socios o, en
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 657

su caso, al socio único. El representante legal podrá celebrar y ejecu-


tar todos los actos y contratos comprendidos en el objeto social o que
se relacionen directa o indirectamente con el mismo.
A nuestro juicio, dicha disposición es una superflua reiteración
de lo dispuesto por el art. 50 de la ley 27.349, aunque debe recono-
cerse que la interpretación literal de dicha norma podría dar razón
a quienes sostienen que el ahora denominado "representante legal"
no integra el órgano de administración de la sociedad por acciones
simplificada, pues ¿qué sentido tiene reiterar que la representación de
las SAS "podrá estar a cargo de una o más personas humanas, socios o
no, designadas en la forma prevista en el contrato constitutivo", cuan-
do la misma fórmula es casi idéntica a la prevista por el art. 50 de la
misma ley, referido a la composición e integración del órgano de ad-
ministración? Es de toda obviedad que, si el representante legal de las
SAS debe ser necesariamente administrador o integrante del órgano
de administración, como lo ha expresamente admitido el art. 29 de la
resolución general de la Inspección General de Justicia 6/2017, la nor-
ma del último párrafo del art. 51 carecería de todo sentido.
No puede ignorarse que la pésima redacción de la ley 27.349, en
especial de sus arts. 35, inc. 7°; 51, párr. 3°, 52, 53 y, fundamentalmen-
te, el art. 56 de dicho ordenamiento legal, puede llevar a la conclusión
de que el representante de la sociedad no integra el órgano de admi-
nistración, y la utilización de la expresión "representación legal" en lu-
gar de "representación social" puede conducir a tal equívoco, pero por
mi lado me resulta imposible concebir a una representación societaria
integrada por quien no es a la vez administrador, y tanto es así que no
existe persona jurídica en nuestro derecho positivo patrio que admita
semejante situación, pues quien tiene el uso de la firma social nece-
sariamente debe pertenecer al mismo órgano que adoptó la decisión
que pretende ser ejecutada por el representante de la sociedad, salvo
-claro está- que el legislador de la ley 27.349 admita la validez del
otorgamiento de un poder general de disposición y disposición de los
bienes sociales a un tercero, posibilidad esta, que nuestra Inspección
General de Justicia ha descartado de plano por medio de resoluciones
particulares y generales, pues ello implica una indebida delegación de
funciones que nuestra ley 19.550 no autoriza. Bien es cierto que la re-
solución general IGJ 6/2017 ha corregido ese evidente error de la legis-
lación de apoyo al capital emprendedor, pero con toda seguridad ello
deberá ser aclarado por la jurisprudencia de nuestros tribunales, pues
como ya hemos expresado, la escasa factura técnica de la ley 27.349
puede, en este aspecto, dar motivo a todo tipo de interpretación.
658 RICARDO A. NISSEN

Sin perjuicio de ello, el art. 51 dispone que, al igual que los admi-
nistradores de las SAS, sus representantes legales deben ser designa-
dos en el acto constitutivo, y a falta de previsión en dicho instrumento,
su designación le corresponderá a la reunión de socios o, en su caso,
al socio único, lo cual configurará una situación excepcional, pues lo
natural y adecuado a la naturaleza de estas sociedades es que el socio
único sea al administrador y representante legal.
Por último, y referido a las facultades del representante legal de
las SAS, dispone el último párrafo del art. 51 de la ley 27.349 que "El
representante legal podrá celebrar y ejecutar todos los actos y contra-
tos comprometidos en el objeto social o que se relacionen directa o
indirectamente con el mismo", lo cual constituye una verdadera re-
dundancia, pues no se explica qué otra cosa pueden hacer los repre-
sentantes legales de una persona jurídica más que ejercer la represen-
tación de la sociedad. Esta solución nos lleva a la directa aplicación
del art. 58 de la ley 19.550, de aplicación supletoria a las SAS, siendo la
referida norma del art. 51 por demás innecesaria.

308.11. El órgano de gobierno de las sociedades por


acciones simplificadas

Al igual que acontece con el órgano de administración de las SAS,


y seguramente a los fines de destacar el sesgo antirreglamentarista de
la ley 27.349, sus redactores tampoco han utilizado nombre alguno
para denominar a este órgano, aunque nadie podría asombrarse que
por la aplicación específica a estas sociedades que impone el art. 49,
respecto de las normas que la ley 19.550 dedica a los órganos de las
sociedades de responsabilidad limitada, se lo denomine reunión de
socios o asambleas, como legalmente corresponde. Lo único que
prescribe la ley 27.349 sobre el particular son las siguientes pautas
de funcionamiento:
a) "El instrumento constitutivo podrá establecer que las reuniones
de los socios se celebren en la sede social o fuera de ella, utilizando
medios que permitan a los socios y participantes comunicarse simul-
táneamente entre ellos. El acta deberá ser suscripta por el adminis-
trador o el representante legal, debiéndose guardar las constancias de
acuerdo al medio utilizado para comunicarse" (art. 53, párr. 1°).
Esta norma es idéntica a la prevista por el art. 51, párr. 3°, dedicada
al órgano de administración, de modo que me remito al respecto a lo
expuesto sobre el tema (ver parágrafo 2 del presente capítulo), y en
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 659

especial a las críticas que he efectuado en torno a la posibilidad de


llevar a cabo reuniones el órgano de gobierno fuera de la sede social,
sin limitar el lugar de celebración a un lugar de la misma jurisdicción,
como correctamente establece con toda lógica el segundo párrafo del
art. 233 de la ley 19.550.
Sin perjuicio de ello, dicha norma insiste, una vez más, en distin-
guir entre el administrador y el representante legal, cuando requiere
la firma de uno u otro en el acta de dicha reunión de socios a distan-
cia, la cual deberá ser transcripta en el libro correspondiente (art. 58,
ley 27.349). Nos cuesta mucho admitir que el legislador haya incurrido
en la originalidad jurídica de sostener que el representante social no
debe desempeñar el cargo de administrador, pero tanta insistencia en
el tema nos hace pensar que no es improbable que esa pudiera haber
sido la intención de los redactores de la ley 27.349, lo cual exhibe una
potencialidad lesiva que podría tener imprevisibles derivaciones.
b) "Sin perjuicio de lo expuesto, son válidas las resoluciones socia-
les que se adopten por el voto de los socios, comunicado al órgano de
administración a través de cualquier procedimiento que garantice su
autenticidad, dentro de los diez (lO) días de habérseles cursado con-
sulta simultánea a través de un medio fehaciente, o la que resultan de
declaración escrita en la que todos los socios expresan el sentido de su
voto" (art. 53, párr. 2°).
Esta disposición es trascripción casi exacta de la norma del art. 159,
párr. 1°, de la ley 19.550, de modo que no se entiende su trascripción
en la ley 27.349, en especial cuando el art. 49 de dicha ley establece
la aplicación supletoria de las normas dedicadas por la ley 19.550 a
las sociedades de responsabilidad limitada, siendo estas formas de
adoptar acuerdos sociales, precisamente, una de las originalidades
más destacadas de las SRL, cuya aceptación por la doctrina ha sido
inversamente proporcional a su rechazo por la práctica societaria,
que en los contratos de este tipo de sociedades revela que los socios
fundadores de estas compañías continúan utilizando a las reuniones
de socios como único medio de su gobierno, siendo muy aislados los
fallos jurisprudenciales que se han dedicado a la adopción de deci-
siones sociales por correspondencia o por nota firmada por todos los
integrantes de la sociedad.
e) "En las SAS con socio único las resoluciones del órgano de go-
bierno serán adoptadas por éste. El socio dejará constancia de las re-
soluciones en actas asentadas en los libros de la sociedad".
660 RICARDO A. N ISSEN

Otra redundancia de la ley 27.349, pues ¿quién otro podría tomar


decisiones en el órgano de gobierno de la sociedad por acciones simpli-
ficada, si no es el único socio que la integra? No obstante, y pese a su
deficiente redacción, lo que la norma requiere es que para la adopción
de acuerdos sociales en una SAS unipersonal, deberán cumplirse con
los requisitos formales previstos para cualquier reunión del órgano de
gobierno, esto es, dejando constancia de las resoluciones en el libro de
actas de la sociedad, lo cual permitirá, cuando corresponda, recons-
truir su historia.

d) "Convocatoria: Toda comunicación o citación a los socios de-


berá dirigirse al domicilio expresado en el instrumento constitutivo,
salvo que se haya notificado su cambio al órgano de administración".

La norma se refiere a las reuniones presenciales del órgano de go-


bierno y se transcribe casi literalmente, una vez más y en forma inne-
cesaria, lo dispuesto por el art. 159, último párrafo, de la ley 19.550,
disposición que podía haber sido obviada, por la remisión contenida
en el art. 49, párr. 1°, de la ley 27.349.

Recuérdese, respecto de la convocatoria a las reuniones del órga-


no de gobierno de la sociedad, que a diferencia de la ley 19.550, pero
en concordancia con lo dispuesto por el art. 158 del Código Civil y Co-
mercial de la Nación, el art. 49, párr. 3°, de la ley27.349 admite la auto-
convocatoria a la reunión de socios, en cuyo caso, las resoluciones del
órgano de gobierno serán válidas si asisten los socios que represen-
tan la totalidad del capital social y si el orden del día es aprobado por
unanimidad. Estando presente todo el capital social y aprobándose
el orden del día por unanimidad, queda habilitado el tratamiento de
los temas allí incluidos, los que serán aprobados por las mayorías que
dispusiera el instrumento constitutivo o el art. 160 de la ley 19.550, de
aplicación supletoria.

Finalmente, y a falta de norma específica sobre el tema en la ley


27.349, resulta plenamente aplicable a las sociedades por acciones
simplificadas el régimen de impugnación de actos asamblearios pre-
vistos por los arts. 251 a 254 de la ley 19.550, que obviamente no pue-
de ser objeto de reglamentación alguna, por tratarse de normas que
consagran, mediante normas sustanciales y formales, el inderogable
derecho de los integrantes de cualquier sociedad de impugnar de nu-
lidad la celebración de asambleas o determinadas decisiones del ór-
gano de gobierno de la sociedad.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 661

308.12. La fiscalización de la sociedad por acciones simplificada

En forma por demás desprolija, lo cual se corresponde con la nula


importancia que la ley 27.349 le otorga a la fiscalización de las SAS,
tanto interna como externa, el último párrafo del art. 53 de dicha ley
-norma dedicada a legislar la organización y funcionamiento del órga-
no de gobierno de estas compañías- prescribe que "En el instrumento
constitutivo podrá establecerse un órgano de fiscalización, sindicatura
o consejo de vigilancia, que se regirá por sus disposiciones y supletoria-
mente por las normas de la Ley General de Sociedades".
Resulta abiertamente contradictorio que, por una parte, la ley
27.349 haya dispuesto en el art. 49, donde sienta los principios gene-
rales en materia de organización de las SAS, la aplicación supletoria
de las normas que la ley 19.550 reserva a las sociedades de responsa-
bilidad limitada en materia de reglamentación en el acto constitutivo
de los órganos de administración, de gobierno y de fiscalización, con
prioridad a las demás disposiciones de la ley 19.550, para luego, en el
art. 53, último párrafo, de la misma ley, específicamente dedicada al
órgano de fiscalización, declarar aplicable supletoriamente, en caso
de silencio del acto constitutivo, las normas de la Ley General de So-
ciedades 19.550 y no las de las sociedades de responsabilidad limitada.
No obstante, parece claro que la intención del legislador empren-
dedor ha sido que el régimen de la fiscalización interna de la sociedad
quede a cargo de cada uno de los integrantes de las sociedades por
acciones simplificadas en forma individual, como lo dispone el art. 55
de la ley 19.550 y acontece con las sociedades de responsabilidad limi-
tada y las sociedades anónimas no incluidas en el art. 299 de dicha ley.
Sin embargo, y de conformidad con lo dispuesto por el art. 36, inc. 7°,
de la ley 27.349, los socios, en el acto constitutivo, podrán organizar
un órgano de fiscalización, fijándose el término de duración en los
cargos e individualizándose el domicilio donde serán válidas todas
las notificaciones que se les efectúen en tal carácter, requerimientos
que dicha norma también requiere respecto de los integrantes del ór-
gano de administración.
Varias reflexiones me merecen estas disposiciones legales:
a) En primer lugar, estimo sumamente inconveniente, para la
transparencia de los negocios sociales y de los intereses del tráfico
mercantil y de los terceros, que las sociedades por acciones simpli-
ficadas unipersonales puedan carecer de un órgano de fiscalización
662 RICARDO A. NISSEN

interna, pues resulta sumamente peligroso dejar al socio único hacer


lo que le venga en ganas con el patrimonio social, sin el control de
nadie, y máxime cuando dicha sociedad cuenta con un capital social
irrisorio y puede realizar la actividad que le parezca, en la medida en
que esté incluida en el universo de actividades que menciona la reso-
lución general IGJ 6/2017.
b) Si a ello se le suma que la sociedad por acciones simplificada no
está sometida a la fiscalización de la autoridad de control externo du-
rante su funcionamiento, disolución y liquidación ni aun en los casos
en que su capital social supere el previsto por el art. 299, inc. 2°, de la
ley 19.550, ni deberá presentar sus estados contables en la Inspección
General de Justicia, de conformidad con lo dispuesto por los arts. 2°
y 46 de la aludida resolución general de dicho organismo, resulta de
toda evidencia que, en las sociedades por acciones simplificadas uni-
personal, la existencia de una sindicatura, aunque sea unipersonal,
reviste importancia fundamental, a pesar de que el art. 30 de la re-
solución general 6/2017 disponga que "En ningún caso laSAS esta-
rá obligada a establecer un órgano de fiscalización, sea sindicatura
o consejo de vigilancia, sin perjuicio de los derechos que le confiere
a los socios el artículo 55 de la Ley General de Sociedades", disposi-
ción absolutamente ridícula cuando se trata de una SAS unipersonal,
salvo que alguien logre sostener, con sólidos fundamentos, que el au-
tocontrol que pueda hacer el socio único respecto de los negocios de
dicha sociedad resulte ser eficaz en algún caso.
e) Por otro lado, la aludida resolución general de la Inspección Ge-
neral de Justicia, leída a la luz de la reforma que el decreto de necesi-
dad y urgencia del PEN del 10 de enero de 2018 ha efectuado respecto
del texto original del artículo 39 de la ley 27.349, permite llegar a la
interpretación de que ni siquiera será necesaria la actuación de una
sindicatura cuando estas sociedades coticen sus acciones en la Bolsa,
esto es, cuando la sociedad anónima simplificada incurra en la acti-
vidad prevista por el art. 299 de la ley 19.550, hipótesis que se estima
inadmisible, pero que revela la intención del Poder Ejecutivo nacional
de poner en circulación y apta para realizar cualquier actividad un
nuevo tipo social sin el menor control interno ni externo.
d) Por otra parte, la referencia que el art. 53 de la ley 27.349 hace a
la creación y reglamentación de un consejo de vigilancia como órgano
de control interno nos parece totalmente prescindible e incompatible
con la supuesta simplicidad del funcionamiento y organización de las
sociedades por acciones simplificadas, pues no puedo imaginarme
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 663

cómo una SAS, dadas sus características y naturaleza, pueda estar


integrada por un órgano integrado por tres a quince socios, como lo
requiere el art. 280 de la ley 19.550, máxime cuando la incorporación
de esa figura implicó un absoluto fracaso de la ley 19.550, y solo tuvo
sus quince minutos de gloria cuando, allá por finales de la década del
70, algún "vivo", de los que nunca faltan en el mundillo del derecho
societario, encontró en la creación de un consejo de vigilancia un efi-
caz método de violar el voto acumulativo previsto por el art. 263 de
la ley 19.550 para integrar el directorio, lo que acaeció hasta que la
jurisprudencia y la ley 22.903 de 1983, que modificó el art. 280 de la
ley 19.550 en su versión original, dijeron basta a semejante maniobra.
Finalmente y como dato informativo que exhibe alguna curiosi-
dad, el art. 57 de la ley 27.349 aporta nuevas funciones al órgano de fis-
calización interna de la sociedad que exorbitan su propia naturaleza,
pues al prever en dicha norma la solución de conflictos internos entre
los socios, le otorga a los miembros del órgano de fiscalización, así
como a los mismos socios y administradores de las SAS, la facultad de
procurar la solución amigable del diferendo, controversia o reclamo
que surja entre ellos con motivo del funcionamiento de la sociedad y
el desarrollo de sus actividades, función que resulta absolutamente
incompatible con el deber de control de funcionamiento interno de
la sociedad, pues ello implica inmiscuirse en los problemas internos
existentes entre sus integrantes, lo cual conspira con la imparcialidad
que debe gobernar su específica actuación.

§ 309. REFORMAS DEL INSTRUMENTO CONSTITUTIVO.


SIMPLIFICACIÓN DE TRÁMITES. DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN.
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

l. El art. 54 de la ley 27.349 contempla una solución de muy dis-


cutible ubicación legislativa, pues debió ser incluida en el capítulo 11
del título 111 de dicha ley, que se refiere a los requisitos del acto cons-
titutivo de las SAS y su publicidad, y no en el capítulo V, que es un su-
midero en donde se han agregado una serie de disposiciones legales
de nula relación entre ellas. Dicha norma se refiere a las reformas del
acto constitutivo de las SAS disponiendo que estas se adopten confor-
me al procedimiento y requisitos previstos en él y se inscribirán en el
Registro Público.
Parece obvio que la referencia a las disposiciones del acto consti-
tutivo en materia de reformas al instrumento original de la sociedad
664 RICARDO A. NISSEN

debe estar limitado al régimen de mayorías necesarias para ello en el


seno del órgano de gobierno de la sociedad, pues no parece admisi-
ble permitir que un tema tan trascendente como las modificaciones
al estatuto pueda ser resuelto por el órgano de administración, por
ser tema de competencia entre órganos, en los cuales, como hemos ya
señalado, está comprometido el orden público.
Por otro lado, es realmente curioso que el legislador emprendedor
se refiere en todo momento al "acto constitutivo" de las SAS, cuidán-
dose muy bien de utilizar en la expresión "estatuto", con la intención
de evitar, en la medida de lo posible, la aplicación a las sociedades
por acciones simplificadas de las normas de las sociedades anónimas,
con tantas normas imperativas y procedimientos de orden público
establecidos por el legislador en interés de terceros y del interés so-
cial. Pero esta intención ha quedado traicionada por la redacción del
art. 59 de la ley 27.349, cuando, refiriéndose a los poderes otorgados
en forma electrónica por las sociedades por acciones simplificadas,
hace expresa referencia al "estatuto de las SAS y sus modificatorios",
con lo cual toda esa ambigua y confusa terminología termina acla-
rándose con una norma de importancia secundaria. Con otras pa-
labras, si el legislador ha identificado a esta nueva persona jurídica
como "sociedad por acciones simplificada" y la ha incluido dentro
de la categoría de sociedades por acciones, debe soportar las conse-
cuencias de esa elección.
Pero además de ello, no es cierto, como expresa el art. 54 de la ley
27.349, que todas las reformas a dicha ley deben ser inscriptas en el
Registro Público, pues no sucede así con el aumento del capital social
cuando este incremento fuera menor al 50% del capital social inscrip-
to, porque dicha reforma estatutaria no requiere publicidad ni ins-
cripción de la reunión de socios por expresa disposición del art. 44,
párr. 3°, de la ley 27.349, norma que en su momento hemos criticado,
pues atenta contra la transparencia de la actuación interna de la so-
ciedad y afecta la función de garantía que el capital social está desti-
nado a cumplir.

§ 310. DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE LAS SAS

Dispone el art. 55 de la ley 27.349 que las sociedades por acciones


simplificadas se disolverán por voluntad de los socios adoptada en la
reunión de socios o, en su caso, por decisión del socio único o por las
causales previstas en la Ley General de Sociedades. Por su parte, el
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 665

art. 56 dispone que la liquidación se realice conforme a las normas de


dicha ley, actuando como liquidador el administrador, el representante
legal o la persona que designe la reunión de socios o el socio único.
Pocas reflexiones merecen estas normas que remiten, en definiti-
va, a las disposiciones de los arts. 94 a lOO de la ley 19.550 en materia
de disolución, y arts. 101 a 112 en materia de liquidación. Solo llaman
la atención los siguientes aspectos:
a) El legislador no ha delegado en el acto constitutivo o estatuto la fija-
ción por los socios de las causales de disolución que estimen convenien-
tes a las características de la sociedad que integran, lo cual desmiente
una vez más la tan proclamada libertad contractual que los defensores
de las SAS predican en todo momento como su principal característica.
b) Resulta sobreabundante disponer que la sociedad se disuelve por
la voluntad de los socios adoptada en la reunión de socios o por las cau-
sales previstas por la ley 19.550, cuando la primera de las causales de di-
solución previstas por su art. 94 es la decisión de los socios en tal sentido.
e) También es de una extrema obviedad sostener que la sociedad
anónima simplificada unipersonal se disuelve por la voluntad del so-
cio único, pues si la misma norma -el art. 55 de la ley 27.349- dis-
pone que la decisión disolutoria debe ser resuelta en una reunión de
socios, ninguna duda cabe de que el único socio tiene capacidad legal
suficiente para resolver esa alternativa, siempre y cuando dicha deci-
sión la adopte cumpliendo con los requisitos necesarios para ello (de-
claración del socio único transcripta en acta del órgano de gobierno
de la sociedad e inscripción en el Registro Público).
d) Incurre nuevamente el art. 56 de la ley 27.349 en el error de diferen-
ciar al administrador del representante legal como sujetos legitimados
para llevar a cabo la liquidación de la sociedad, cuando, como hemos ya
señalado, es imposible jurídicamente concebir al representante de la so-
ciedad como persona ajena al órgano de administración. En lo demás, y
tratándose de la liquidación de la sociedad, rigen en su totalidad las nor-
mas de los arts. 101 a 112 de la ley 19.550, a los cuales cabe remitir en ho-
menaje a la especialidad de la temática abordada en esta obra.

§ 311. RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Prescribe el art. 57 de la ley 27.349 que "En caso de que se suscitaren


conflictos, los socios, los administradores y en su caso, los miembros
666 RICARDO A. NISSEN

del órgano de fiscalización, procurarán solucionar amigablemente el


diferendo, controversia o reclamo que surja entre ellos con motivo del
funcionamiento de laSAS y el desarrollo de sus actividades, pudiendo
preverse en el instrumento constitutivo un sistema de resolución de
conflictos mediante la intervención de árbitros".
Conociendo la filosofía del legislador de la ley 27.349, no podía la
ley de apoyo al capital emprendedor dejar de contener una norma que
prevea la solución de los conflictos intrasocietarios mediante el siste-
ma de arbitraje, que es un procedimiento que adoran los empresarios
para evitar la intervención de la justicia en la resolución de los conflic-
tos, cuya resolución depende de terceros ajenos a las partes.
Afortunadamente, el mecanismo del arbitraje para la solución de
los conflictos societarios no ha sido impuesto en forma obligatoria,
sino que dependerá de lo acordado por los socios al respecto en el acto
o instrumento constitutivo, y si nada se ha estipulado al respecto, la
actuación de la justicia comercial se volverá insoslayable.
Sin embargo, la ley 27.349 ha incorporado una verdadera novedad
en la materia, pues la actuación del tribunal arbitral, si así se hubie-
se sido estipulado en el estatuto, está subordinada al fracaso de un
particular proceso de solución amigable del diferendo, controversia o
reclamo, que se encomienda a los socios, los administradores y, "en su
caso", a los miembros del órgano de fiscalización, quienes procurarán
solucionar amigablemente el diferendo, controversia o reclamo que
surja entre ellos -actuación que la ley 27.349 impone como impera-
tiva y no facultativa-, siempre y cuando ese conflicto sea consecuen-
cia de discrepancias en torno al funcionamiento de la sociedad y al
desarrollo de sus actividades.
Si bien es habitual en la práctica societaria que, desatado un con-
flicto intrasocietario, los mismos interesados intenten solucionar
amigablemente el entuerto, ya sea personalmente o recurriendo a sus
abogados, no estimo conveniente que estas gestiones, que se reitera,
son propias de todo emprendimiento conjunto y se mantienen en la
órbita privada, sean impuestas en forma obligatoria -la utilización
del término "procurarán" no parece dejar dudas al respecto-, y me-
nos que estuvieran también a cargo incluso del órgano de fiscaliza-
ción, "en su caso", cuando el legislador no ha explicado cuándo se
produce esta actuación, que exorbita notablemente las funciones de
control interno sobre la administración y gobierno de la sociedad que
a la sindicatura le impone el art. 294, inc. 9°, de la ley 19.550.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 667

Coincidimos con el profesor de Bahía Blanca, Diego Duprat, cuan-


do sostiene que el art. 57 de la ley 27.349 nada aporta, pues no se ne-
cesitaba una norma expresa para aplicar ambos modos de componer
el conflicto, aclarando dicho autor que el primero de los sistemas pre-
vistos por dicha norma es casi natural y no necesita de "invitación"
de la ley para hacerlo, y el segundo puede pactarse sin ningún pro-
blema, aun cuando no hubiera previsión legal al respecto (arts. 1649 y
ss., Cód. Civ. y Com.). Sin embargo, disiento con el profesor bahiense,
quien considera al primero de los métodos previstos por dicha nor-
ma como "una solución amigable", pues los términos, tal como está
redactado el art. 57, no parecen coincidir con el criterio antes expues-
to, y así parece interpretarlo la Inspección General de Justicia en el
art. 28 de la resolución general 6/2017, cuando dispone que "Para la
resolución de conflictos, los socios podrán optar por los procedimien-
tos dispuestos por el artículo 57 de la ley 27.349".

§ 312. LA CONTABILIDAD Y ESTADOS CONTABLES DE


LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS. PODERES
ELECTRÓNICOS Y SIMPLIFICACIÓN DE TRÁMITES

312.1. La contabilidad y los libros obligatorios

De conformidad con lo dispuesto por el art. 58 de la ley 27.349, ti-


tulado "Estados Contables", "Las sociedades por acciones simplifica-
das deberán llevar contabilidad y confeccionar sus estados contables
que comprenderán un estado de situación patrimonial y un estado de
resultados, que deberán asentarse en el libro de inventario y balances.
"En su caso, la Administración Federal de Ingresos Públicos
(AFIP), determinará el contenido y la forma de presentación de los es-
tados contables, a través de los aplicativos o sistemas informáticos o
electrónicas de información abreviada.
"Registros Digitales.
"1. Las SAS deberán llevar los siguientes registros:

"a) Libro de actas.


"b) Libro de registro de acciones.
"e) Libro diario.
"d) Libro de inventario y balances.
668 RICARDO A. NISSEN

"2. Todos los registros que obligatoriamente deba llevar las SAS,
se individualizarán por medios electrónicos ante el registro público.
"3. Los registros públicos podrán reglamentar e implementar me-
canismos a los efectos de permitir a las SAS suplir la utilización de
los registros citados precedentemente mediante medios digitales y/o
mediante la creación de una página web en donde se encuentren vol-
cados la totalidad de los datos de dichos registros.
"4. Los registros públicos implementarán un sistema de contra-
lar para verificar dichos datos al solo efecto de comprobar el cum-
plimiento del tracto registra!, en las condiciones que se establezcan
reglamentariamente".
Varias reflexiones surgen de lo dispuesto por el art. 58 de la ley 27.349:
a) El contenido de los estados contables de las SAS no se ajusta a
la contabilidad prevista por los arts. 61 a 66 de la ley 19.550, y si bien
los estados contables de las sociedades anónimas, a diferencia de los
demás tipos sociales, deben contener determinados capítulos no re-
queridos a las sociedades por parte de interés o de responsabilidad
limitada, como la memoria, cuadros anexos e información comple-
mentaria (arts. 64 a 66 de la ley 19.550), en las sociedades por acciones
simplificadas dichos estados contables se simplifican al mínimo posi-
ble, esto es, a la redacción de un estado de situación patrimonial y un
estado de resultados.
La redacción del primer párrafo del art. 58 de la ley 27.349 se ajusta
al principio general que prevé el art. 326 del Código Civil y Comercial
de la Nación, cuando, precisamente refiriéndose a los estados conta-
bles, dentro de la sección del mismo ordenamiento referido a la con-
tabilidad, dispone: "Al cierre del ejercicio, quien lleva contabilidad
obligada o voluntaria, debe confeccionar sus estados contables, que
comprenden, como mínimo, un estado de situación patrimonial y un
estado de resultados que deben asentarse en el registro de inventario y
balances". Como-se advierte, el legislador de la ley 27.349 ha trascripto
textualmente el último párrafo del art. 326 del Código unificado.
De acuerdo con ello, las sociedades por acciones simplificadas
solo estarán obligadas a confeccionar sus estados contables que
constarán de solo dos capítulos, esto es, el mínimo del contenido de
todo estado contable: el estado de situación patrimonial o balance y
el estado de resultados, denominado también cuadro de ganancias y
pérdidas, que incluye el estado de evolución del patrimonio neto, por
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 669

expresa disposición del art. 64, último párrafo, de la ley 19.550 y nada
más. No es necesario incluir memoria, cuadros anexos ni informa-
ción complementaria, así como tampoco informe de la sindicatura,
en caso de haber sido contemplada su actuación, por cuanto la re-
dacción del primer párrafo del art. 58 de la ley 27.349 no deja margen
a otra interpretación.
Ello constituye un gravísimo error, pues tratándose de una socie-
dad que puede ser constituida con un capital irrisorio y en la cual el
capital social no debe guardar ninguna relación con el objeto de la so-
ciedad, sumado al hecho de la limitación de la responsabilidad de sus
integrantes al capital aportado, revela que la insuficiencia del conte-
nido de sus estados contables, donde no se incluirá la información
fundamental que requiere el art. 66 de la ley 19.550 -memoria- ni
las cuentas del balance estarán explicadas en nota alguna, no permi-
tirá a los socios ni a los terceros ni a los interesados conocer con clari-
dad la situación económica y financiera de la sociedad, sus perspec-
tivas futuras, ni las razones de las variaciones significativas operadas
en el activo o pasivo con respecto a ejercicios anteriores. Si a ello se le
suma que, a tenor de lo dispuesto por el DNU 27/2018, las sociedades
por acciones simplificadas podrán operar en la Bolsa y que por apli-
cación del art. 46 de la resolución general IGJ 6/2017, reglamentaria de
la ley 27.349, dichas sociedades no presentarán sus estados contables
ante dicho organismo, no es muy difícil llegar a la conclusión de que
lo que menos buscó el legislador de la ley 27.349 es la transparencia en
la actuación de estas tan peculiares personas jurídicas.
b) Por otro lado, mediante las nuevas soluciones previstas por el
art. 58 de la ley 27.349, el legislador acentuó aún más la implementa-
ción de los sistemas digitales para llevar los libros societarios, que,
como bien señalan Grispo y Perelli, ya habían sido regulados, aun-
que en forma optativa, en el art. 61 de la ley 19.550, hace 46 años. El
legislador de 2018, en materia de sociedades por acciones simplifi-
cadas, parece haber vedado la opción de implementar métodos ma-
nuales, y en virtud de ello prescribe que solamente pueden llevar su
administración por medio de procedimientos digitales, cuya imple-
mentación el art. 58 de la ley 27.349 delegó en la AFIP como en los
Registros Públicos.
En cuanto a los registros digitales, el art. 58 de la ley 27.349 estable-
ce que la sociedad anónima simplificada puede llevar los siguientes
registros: a) El libro de Actas; b) El libro de Registro de Acciones; e) El
libro Diario y d) El libro de Inventario y Balances. Omitió dicha norma
670 RICARDO A. NISSEN

agregar al libro de asistencia a asambleas que en el caso de las SAS


resulta fundamental, pues es el único medio probatorio con singular
importancia a los fines de acreditar quiénes son los verdaderos inte-
grantes de una sociedad comercial en un momento determinado, esto
es, al momento de ejercer concretamente los derechos inherentes a la
calidad de socio, como, por ejemplo, el derecho a la asistencia al órga-
no de gobierno de la sociedad -llámesela como los socios quieran-,
así como el ejercicio de los derechos de voz y voto para la adopción de
las resoluciones que correspondan. Claro está que podría afirmarse,
en contra de lo expuesto, que la remisión directa que la ley 27.349 hace
respecto de la aplicación directa de las normas de las sociedades de
responsabilidad limitada en materia de la organización interna de las
SAS, avalaría la exclusión del libro de asistencia a asambleas del lista-
do del art. 58, pero ello no es un argumento dirimente, pues como ya
hemos explicado y a tenor de lo dispuesto por el art. 48 de la ley 27.349,
la transferencia de acciones de las SAS -a diferencia de las SRL- no
se inscribe en el Registro Público, sino en el libro de Registro de Ac-
ciones y solo a los fines de su oponibilidad a terceros, de modo que,
no siendo relevante para el legislador la inscripción de la transferen-
cia de acciones en sus relaciones internas, mal puede sorprender la
falta de inclusión, entre los registros obligatorios de las SAS, del libro
de asistencia a asambleas, lo cual conspira, otra vez, con la necesaria
transparencia en el desenvolvimiento y funcionamiento del ente.
e) Si bien rigen para las SAS las normas del Código Civil y Comer-
cial de la Nación, en lo que se refiere a la contabilidad y los estados
contables, fundamentalmente en lo que respecta a la teneduría de li-
bros, la forma de llevar los registros, las prohibiciones previstas en el
art. 324 del Código unificado, la anotaciones en el libro Diario y sus
libros auxiliares, así como la conservación y eficacia probatoria de
la contabilidad (arts. 321 a 331 de dicho cuerpo legal), el art. 58 de la
ley 27.349 permite la utilización de ordenadores u otros medios me-
cánicos, magnéticos o electrónicos que permitan la individualiza-
ción de las operaciones y de las correspondientes cuentas deudoras y
acreedores, así como su posterior verificación, incluso para el libro de
Inventario y Balances, lo cual constituye un avance sobre el Código
Civil y Comercial de la Nación en su art. 329, inc. a), que, como es sabi-
do, permite la utilización de la contabilidad digital en todos los libros
sociales y contables, con excepción del libro de Inventario y Balances,
de modo que las SAS serán en consecuencia las únicas personas que
podrán llevar dicho libro en forma digitalizada.
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 671

Todos los registros que obligatoriamente deberán llevar las SAS


se individualizarán por medios electrónicos ante el Registro Público,
que podrán reglamentar e implementar los mecanismos necesarios
a los efectos de permitir a las SAS suplir la utilización de los registros
citados precedentemente mediante medios digitales o mediante la
creación de una página web en donde se encuentren volcados la tota-
lidad de los datos de dichos registros. Así lo dispone el art. 58, incs. 3°
y 4°, de la ley en análisis, cuando dispone que los Registros Públicos
implementarán un sistema de contralor para verificar dichos datos al
solo efecto de comprobar el cumplimiento del tracto registra!, en las
condiciones que se establezcan reglamentariamente,
Tampoco resulta muy comprensible esta última disposición en
materia de control que la ley 27.349 pone en manos de la Inspección
General de Justicia, la cual, como es conocido por todos, es la autori-
dad que se encuentra a cargo del Registro Público, en cuanto se expre-
sa, en el último párrafo del art. 58 de la ley 27.349, que ese control-o
"contralor" como equivocadamente lo denomina la ley- se limita "al
solo efecto de comprobar el cumplimiento del tracto registra!", como
sucedería en el caso de requerirse la inscripción de un aumento del
capital social a una suma menor a su 50%, el cual, como hemos expli-
cado y surge del art. 44, párr. 3°, de la ley 27.349, no debe ser inscripto
en el Registro Público. Uno se pregunta, al respecto, qué sucedería en
caso de que ese "contralor" revele una deficiente e irregular contabi-
lidad societaria, pero sin reproches en materia del respeto al trámite
registra!: ¿Debería la Inspección General de Justicia, a cargo del Regis-
tro Público, mirar para el otro lado y hacer de cuenta que todo está bien
en un tema donde está interesado el tráfico mercantil en general?
d) Finalmente, debe recordarse otra característica de los estados
contables de las sociedades por acciones simplificadas, los cuales de-
berán contener una nota donde se exprese el mecanismo de valuación
de los aportes en especie que integran el capital social (art. 42, párrs.
1o y 2°), disposición que entra en conflicto con el art. 58, que no admi-
te la inclusión de notas complementarias a las cuentas del balance al
disponer que los estados contables de las SAS solo comprenderán su
estado de situación patrimonial y el estado de resultados.
La resolución general IGJ 6/2017, en el anexo A-1 establece que
dichos registros digitales serán habilitados automáticamente por el
organismo de control al momento de inscribirse la SAS en el Registro
Público a su cargo, y que, sin perjuicio de ello, las SAS podrán solicitar
la habilitación de otros registros digitales (art. 51 de dicha resolución),
672 RICARDO A. NlSSEN

respecto de los registros digitales mencionados en el art. 58 de la ley


27.349, su contenido está previsto en los arts. 55 a 58 de la resolución
general IGJ 6/2017, disponiéndose al respecto lo siguiente:
a) En cuanto al libro de Actas, que se trata de un libro único donde
deberán asentarse las decisiones de los órganos de administración y
gobierno de la sociedad, cuando este fuere colegiado, el art. 55 de di-
cha resolución prevé que las actas deberán ser numeradas en función
del órgano de que se trate. Estas deberán individualizarse y asentarse
dentro de los diez días de celebrado el acto colegiado.
La ley modifica el plazo de la redacción de las actas de asambleas
previstas por la ley 19.550, para todos los tipos sociales, en el art. 72,
que fuera establecido en cinco días de clausurado el acto y además,
llena -con todo acierto- una laguna que presenta el ordenamiento
societario común en lo que respecta al plazo de trascripción de las
actas de directorio, que alguna jurisprudencia de nuestra Cámara Co-
mercial, totalmente equivocada, había establecido que dichos instru-
mentos solo debían ser transcriptos en el libro respectivo al celebrar-
se la próxima reunión de directorio que, conforme al art. 267, debía
llevarse a cabo una vez cada tres meses. Por otro lado, el art. 55 de la
aludida resolución del órgano de control dispone la obligatoriedad de
llevar un índice que facilite la consulta del libro por parte de los so-
cios, administradores y síndicos, en su caso.
b) En cuanto al libro de Registro de Acciones, el art. 56 de la re-
solución general 6/2017 establece que dicho libro deberá incluir las
menciones establecidas en el art. 213 de la ley 19.550 y contener la
anotación inicial de la distribución del capital accionario, así como
los archivos digitales con cada uno de los posteriores complementos
o modificaciones. Es de lamentar que la autoridad de control no haya
previsto el plazo con que cuenta el órgano de administración de la
sociedad para asentar la transferencia, pues ello ha dado lugar a todo
tipo de abusos, en especial en situaciones de conflicto entre los inte-
grantes del órgano de gobierno y administración de la sociedad, ac-
tuación que muchas veces puede demorar injustificada e indefinida-
mente el ejercicio de los derechos societarios por parte del adquirente
de las acciones.
e) Con respecto al libro Diario, este deberá llevarse en formato di-
gital y de conformidad con las normas vigentes (arts. 320 al 331, Cód.
Civ. y Com.). Dispone al respecto el art. 57 de la resolución general IGJ
6/2017 que será imprescindible que en dicho diario conste la fecha del
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 673

asiento y deberá llevarse una numeración correlativa. Los archivos


digitales deberán individualizarse y registrarse en un plazo no mayor
a tres meses de realizada la operación.
d) Finalmente, y en lo que respecta al art. 58 de la aludida norma-
tiva reglamentaria de la Inspección General de Justicia, este dispone,
con respecto al libro de Inventario y Balances, que se individualizará
y registrará el balance, su inventario y memoria, en un plazo no ma-
yor a cuatro meses de finalizado el ejercicio social de que se trate.
Cabe señalar que esta disposición administrativa merece las si-
guientes críticas: 1) Entra en contradicción con el art. 58 de la ley
27.349, en cuanto dispone que deberá llevarse en formato digital, al
igual que los restantes libros previstos en dicha norma, por el con-
trario, el mismo artículo, pero de la resolución general IGJ 6/2017,
no reproduce la norma del art. 57 de la misma resolución cuando
prescribe que el libro Diario debe llevarse en forma digital, lo cual
produce todo tipo de confusiones, en la medida en que, como el lec-
tor recordará, el Código Civil y Comercial de la Nación, con vigencia
a partir del día 1 de agosto de 2015, había exceptuado del sistema
digital, en su art. 329, precisamente al referido libro de Inventario y
Balances; 2) Incluye a la memoria dentro del contenido del aludido
registro, cuando el art. 58 de la ley 19.550 prescribe que las SAS solo
deberán llevar contabilidad y confeccionar sus estados contables
que comprenderán su estado de situación patrimonial y un estado
de resultados que deberán asentarse en el libro de Inventario y Ba-
lances, sin incluir a la memoria del ejercicio. Ello provocará todo tipo
de interpretaciones, a pesar, como se ha dicho, de que la simplifica-
ción que caracteriza -conforme a sus apologistas- a la normativa
de las SAS parecería haber adherido, en materia de redacción de los
estados contables de las personas jurídicas, a la solución del art. 326
del Código Civil y Comercial de la Nación, que constituye la fuente
directa del aludido art. 58 de la ley 27.349.

§ 313. PODERES ELECTRÓNICOS

El estatuto de las sociedades por acciones simplificadas, sus mo-


dificatorios y los poderes y revocaciones que otorguen sus represen-
tantes podrán ser otorgados en protocolo notarial electrónico. Aun
habiéndose otorgado en soporte papel, su primera copia deberá ex-
pedirse en forma digital con firma digital del autorizante. En dichos
674 RICARDO A. NISSEN

casos, la inscripción en el Registro Público que corresponda será ex-


clusivamente efectuada en forma electrónica (art. 59, ley 27.349).

§ 314. SIMPLIFICACIÓN DE TRÁMITES

El art. 60 de la ley 27.349, en su primer párrafo, manda a las enti-


dades financieras a prever mecanismos para que las SAS abran una
cuenta corriente en un plazo máximo que se establecerá por regla-
mentación, requiriendo únicamente que se presente el instrumento
constitutivo y el CUIT.
Luego, en su segundo párrafo, el art. 60 dispone que las SAS tienen
el derecho de obtener el CUIT en el plazo de 24 horas de presentado el
trámite en la página web de la AFIP, sin necesidad de presentar prue-
ba de su domicilio, para lo cual otorga 12 meses de plazo.
Finalmente, y conforme a lo prescripto por el tercer párrafo de di-
cho artículo, los socios de las SAS no residentes en la República Ar-
gentina podrán obtener su clave de identificación (CDI) dentro de las
24 horas de presentado el trámite en la página web de la Administra-
ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP), o en cualquier agenda de
dicho organismo.
Dichas normas promueven el establecimiento de ciertas ventajas
para quienes opten por recurrir a las SAS como mecanismo estructu-
ral de su organización societaria, que no merecen comentario algu-
no. Solo agregaré que resulta equivocada la tesitura del legislador de
otorgar el CUIT en plazo récord, sin necesidad de presentar prueba
de su domicilio, lo cual se puede prestar a todo tipo de maniobras, in-
ventando sus integrantes un domicilio ficticio, como es maniobra ha-
bitual en muchas sociedades que carecen en la práctica de un verda-
dero domicilio social, en especial aquellas que se constituyen al solo
fin de realizar actividades extrasocietarias o directamente ilegítimas.
Precisamente, para evitar ese tipo de maniobras, pues se consta-
tó, ante la existencia de concretas denuncias efectuadas o en oportu-
nidad de realizarse alguna notificación por la Inspección General de
Justicia, que la sede social estaba ubicada en una plaza pública o le
faltaba el piso o la identificación de la unidad, fue que la resolución
general7/2005 (art. 65) y su modificatoria, la resolución general7/2015
(art. 66) de la Inspección General de Justicia, prescribieron que "La
sede social debe ser fijada e inscripta y, en su caso publicada previa-
mente según corresponda, de conformidad con el artículo 11 decreto
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 675

1493/1982. En el acto constitutivo en que no se hubiese consagrado


precisamente el lugar en que ha de funcionar la sede, sino el domicilio
social como descripción jurisdiccional (por ejemplo, Ciudad Autóno-
ma de Buenos Aires o Capital Federal), los contratantes deberán op-
tar inexcusablemente por: 1) Conferir poder o autorización especial
a quien intervendrá en el trámite de inscripción, para que éste fije o
denuncie la sede social con indicación de la calle y número, piso, ofi-
cina o departamento, en escrito separado, con la firma del autorizado
o apoderado certificada por escribano público; 2) Acompañar escrito
fijando la sede social, firmado por todos los socios; las firmas deberán
hallarse certificadas notarialmente o ratificarse personalmente ante
funcionario previo a la inscripción; 3) Petición por separado, suscrip-
ta por el órgano de administración, cumpliéndose con los recaudos
del inciso anterior. La indicación de la sede social debe ser exacta,
ajustándose el nombre de las calles al nomenclador postal vigente y
sin ninguna abreviatura, salvo si ella figurare en el mismo. Debe pre-
cisarse el piso y si se trata de 'oficina', 'departamento', 'unidad' u otra,
no siendo suficiente indicado los números de uno y otro (ej. 3° 'll').
Con iguales recaudos debe efectuarse su publicación".
A la luz de la adecuada protección del tráfico mercantil y de los ter-
ceros, la obtención del CUIT en el plazo de 24 horas, sin necesidad de
presentar prueba de su domicilio en el momento de inicio del trámite
sino dentro de los 12 meses de constituida la sociedad por acciones
simplificada, constituye un gravísimo desacierto, que podrá prestar-
se a la consumación de ilícitos de todo tipo.

§ 315. TRANSFORMACIÓN EN SOCIEDADES POR


ACCIONES SIMPLIFICADAS

Las sociedades constituidas conforme a la Ley General de Socie-


dades 19.550 podrán transformarse en sociedades anónimas simpli-
ficadas, siendo aplicables las disposiciones de este título, aunque los
Registros Públicos deberán dictar las normas reglamentarias aplica-
bles al procedimiento de transformación (art. 61, ley 27.349).
A su vez, la resolución general IGJ 6/2017, en su art. 48, titulado
"Reorganizaciones societarias", prescribe la aplicación, "en lo per-
tinente", de las disposiciones del Libro 111, título 1, capítulo V de la
resolución general IGJ 7/2015, dedicada precisamente a detallar los
requisitos instrumentales que deben llevarse a cabo a los fines de la
transformación de sociedades.
676 RICARDO A. NISSEN

Se recuerda que el art. 162 del Código Civil y Comercial de la Na-


ción, en su art. 162, había cubierto un vacío legal en materia de per-
sonas jurídicas, pues hasta la sanción de dicho ordenamiento, solo las
sociedades comerciales y las sociedades cooperativas -aunque solo
parcialmente- se referían al tema de la reorganización societaria.
Dicha norma, en su primer párrafo, establece como principio que las
personas jurídicas pueden transformarse, fusionarse o escindirse en
los casos previstos por este Código o por ley especial:
No obstante, consideramos que la transformación de las socieda-
des constituidas bajo la ley 19.550 en sociedades por acciones sim-
plificadas resulta inadmisible, habida cuenta de que la regulación de
ambas es absolutamente incompatible, pues mientras las primeras
contienen normas imperativas -utilizado este término como sinóni-
mo de orden público-, con evidente sentido protectorio de los dere-
chos de los integrantes de la sociedad y de los terceros, las segundas se
caracterizan por su total opacidad y por su nulo régimen de control,
tanto interno como externo. Permitir que una sociedad de responsa-
bilidad limitada o sociedad anónima, sujeta al control de legalidad de
su acto constitutivo y sus posteriores modificaciones, así como some-
tida en determinados supuestos al control de funcionamiento perma-
nente por la autoridad de control, pueda adoptar, sin más, el tipo de
una sociedad por acciones simplificadas, que carecen de todos esos
controles y resguardos, confirman una vez más que la intención del
legislador emprendedor no ha sido otra que la de ofrecer a los em-
presarios -y también a los que no lo son- un esquema societario
válido para hacer cualquier cosa, desde cualquier lugar y sin la menor
represalia, salvo -quizás- la de soportar algún juicio de simulación
o fraude en los estrados judiciales, que por lo general insumen más de
cinco años. Al fin y al cabo, la cláusula arbitral prevista por el art. 57
de la ley 27.349 está reservada solo a los integrantes de la sociedad y
no a los terceros perjudicados por ella.
Sin perjuicio de ello, el art. 39 de la ley 27.349 establece un supues-
to especial obligatorio de transformación, pero a la inversa, cuando
establece que las SAS, que por cualquier motivo estuvieran compren-
didas en alguno de los supuestos previstos en los incs. 1o y 2° de dicha
norma -inclusión en los incs. 3°, 4°, y 5° del art. 299 de la ley 19.550;
estar controlada por una sociedad de las comprendidas en el art. 299
de la ley 19.550, o estar vinculada en más del 20% de su capital a una
sociedad incluida en el mencionado artículo- deberán transfor-
marse en alguno de los tipos previstos en la ley 19.550 e inscribir tal
transformación en el Registro Público correspondiente, en un plazo
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 677

no mayor a los seis meses de configurado tal supuesto. Durante dicho


plazo, y hasta la inscripción registra!, los socios responderán frente a
terceros en forma solidaria, ilimitada y subsidiaria (texto que incluye
la modificación efectuada por el decreto de necesidad y urgencia del
PEN 27/2018 del lO de enero de 2018).

§ 316. APLICACIÓN A LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS SIMPLIFICADAS


DE LAS NORMAS DEL CONTRATO DE TRABAJO 20.744

Dispone el art. 62 de la ley 27.349, con la que cierra el título referido


a las sociedades por acciones simplificadas, que "Serán de aplicación
a las SAS las disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo, t.o. 1976,
y en particular a las responsabilidades solidarias establecidas en los
artículos 29, 30 y 31 de la mencionada ley".

Si bien la norma del art. 62 de la ley 27.349 puede ser calificada


de innecesaria, pues se supone que, como empleadora, las socieda-
des por acciones simplificadas no pueden incurrir en fraude laboral
y provisional por más que estén integradas por supuestos emprende-
dores, quienes gozan en el régimen de apoyo al capital emprendedor
de una enorme inmunidad en el cumplimiento de sus obligaciones y
de ciertos privilegios que el legislador no ha reiterado para los inte-
grantes de persona jurídica alguna en nuestro ordenamiento corpo-
rativo, lo cierto es que la disposición del art. 62 no es sobreabundante,
pues ratifica las disposiciones que la ley 20.744 prevé en beneficio del
trabajador en los supuestos previstos por los arts. 29 a 31 de dicho or-
denamiento legal que, como es sabido, responsabiliza en forma soli-
daria a quienes fueran responsables de maniobras que pretendan dis-
frazar una relación laboral o a quienes la oculten detrás de contratos
de prestación de servicios eventuales, subcontratación y delegación u
organicen un entramado societario para diluir el cumplimento cabal
de las cargas laborales y provisionales a través de empresas relacio-
nadas o subordinadas entre sí, lo que se conoce habitualmente como
"grupos empresarios".

La fórmula empleada por el art. 62 de la ley 27.349 es además acer-


tada en su redacción cuando se refiere, "en particular", a las disposi-
ciones relativas a las responsabilidades solidarias establecidas en los
arts. 29 a 31 de la ley 20.744, pues a pesar de que dicha norma hace
expresa referencia a las disposiciones de la Ley de Contrato de Tra-
bajo, lo cierto es que, por idénticos motivos, resulta aplicable aquella
norma a las especiales circunstancias descriptas por la ley 24.013 de
678 RICARDO A. NISSEN

empresas de servicios eventuales y 22.250, referida a las contratacio-


nes o subcontrataciones de servicios de contratistas o subcontratistas
de la construcción.
Del mismo modo, tampoco corresponde hacer excepción a las SAS
de la ejemplar solución prevista por el art. 54, párr. 3°, de la ley 19.550,
que los jueces del fuero laboral, con todo fundamento, aplicaron a
quienes, corno socios, administradores o representantes de sociedades
comerciales, cualquiera que fuere su tipo o clase, utilizaron la estruc-
tura societaria para privar de derechos a los trabajadores, otorgados
por el legislador con evidente carácter de orden público, responsabi-
lizándolos, en forma solidaria e ilimitada con la sociedad empleadora
por la falta de registración en legal forma, por la infracapitalización
societaria, por el trasvasarniento empresario o por la simple desapa-
rición de la sociedad de la faz de la tierra, entre otros supuestos. Ello,
que ocasionó un grave disgusto para quienes se aferraron a ciertos
dogmas impuestos por el derecho mercantil, corno la separación del
patrimonio de la sociedad con el de los socios, así corno la responsabi-
lidad limitada de estos por las obligaciones sociales en aquellos tipos
sociales, corno las SAS, en donde el socio responde con su patrimonio
por las acciones o cuotas que hubieren suscripto, se ha visto ratificado
por la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación, el cual en
el año 2015 consagró en el art. 144la figura de la inoponibilidad de la
personalidad jurídica con una solución casi idéntica a la prevista con
la tan controvertida -pero absolutamente justa- solución prevista
por el art. 54, párr. 3°, de la ley 19.550 para las sociedades comerciales.
Hoy dispone el art. 144 del Código Civil y Comercial de la Nación,
bajo el título "Inoponibilidad de la personalidad jurídica", y aplica-
ble a todas las personas jurídicas no previstas en la ley 19.550, incluso
aquellas contempladas por la ley 27.349, que "La actuación que esté
destinada a la consecución de fines ajenos a la persona jurídica, cons-
tituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o
para frustrar derechos de cualquier personal, se imputa a quienes, a
título de socios, asociados, miembros o controlantes director o indi-
rectos, la hicieren posible, quienes responderán solidaria e ilimitada-
mente por los perjuicios causados. Lo dispuesto se aplica sin afectar
los derechos de los terceros de buena fe y sin perjuicio de las respon-
sabilidades personales que puedan ser pasibles los participantes en
los hechos por los perjuicios causados".
La aplicación de esta norma a las sociedades por acciones simpli-
ficadas es insoslayable, pues se trata de sociedades en donde quienes
se vinculan con ellas carecen de los beneficios de la función de garan-
LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS (SAS) 679

tía que caracteriza el capital social de la entidad que, en el caso de las


SAS, es absolutamente irrisorio. Del mismo modo, tampoco aquellos
podrán invocar derechos sobre las garantías que para las sociedades
previstas en la ley 19.550 exigen los arts. 256 y 157 a los administradores
de sociedades anónimas y de responsabilidad limitada, a los fines de
satisfacer los perjuicios ocasionados por el mal desempeño de su cargo,
dentro del cual el fraude laboral es moneda corriente en nuestro medio.
Así entendidas las cosas, no existe argumento alguno que, basado
en la presunción de insolvencia de los emprendedores, pueda omitir
la aplicación de la doctrina de la inoponibilidad de la personalidad
jurídica a los socios e integrantes de las sociedades por acciones sim-
plificadas ante los supuestos previstos en el art. 144 del Código Civil y
Comercial de la Nación.

§ 317. CONCLUSIONES DE TODO LO EXPUESTO EN TORNO A


LAS SOCIEDADES POR ACCIONES SIMPLIFICADAS

Luego de analizar el régimen legal de las SAS, inserto en el títu-


lo 111 de la ley 27.349 de Apoyo al Capital Emprendedor, resta formular
mis conclusiones sobre lo hasta aquí expuesto y al respecto corres-
ponde enunciar una serie de conclusiones.
En primer lugar, si realizamos un análisis de este nuevo tipo social
como si se tratara de un molde más que nos ofrece el ordenamiento
legal societario argentino y prescindimos de cualquier otra intención
que hubiera tenido el legislador del año 2017, como hemos sugerido al
comienzo de este capítulo, las conclusiones no pueden ser más desfa-
vorables, y me fundo al respecto en las siguientes razones:
a) Debió incluirse en nuevo tipo social en la Ley General de So-
ciedades, que era el lugar que en derecho correspondía, creando una
sociedad anónima simplificada, pero con una orientación totalmente
diferente a la exhibida por la ley 27.349, pues si esta nueva modalidad
va a encontrar su principal fundamento en la rapidez de su inscrip-
ción o en el abaratamiento de los costos, eliminando todo control es-
tatal sobre su acto constitutivo y funcionamiento, es conclusión evi-
dente que vamos por mal camino.
b) La inclusión de este tipo social en una ley dedicada al capital
emprendedor, verdadera novedad en el derecho societario argentino,
en el cual ningún tipo social está dedicado a la realización de una
determinada actividad o a una determinada característica de las per-
sonas que la constituyen, conforma una clara definición en el sen-
680 RICARDO A. NISSEN

tido de que solo los sujetos beneficiarios de esta ley 27.349, esto es,
los emprendedores, deberían estar legitimados para integrar dichas
sociedades y, a la inversa, quienes no revistieran el carácter de em-
prendedores carecen de posibilidad de acceder a la constitución o a la
integración posterior de una sociedad por acciones simplificada.
e) Fuera de ello, y si prescindimos -se reitera- de cualquier otra
intención del legislador y analizamos las SAS en forma específica, ais-
lándola del contexto en que fueron incorporadas al derecho nacional,
se trata de un modelo de persona jurídica que se encuentra legislada
de una manera harto deficiente. Su exiguo capital social, sus enormes
silencios y lagunas, las inadmisibles contradicciones incurridas por el
legislador emprendedor, la inexistencia de todo control, externo o in-
terno, las desconcertantes remisiones a la Ley General de Sociedades,
como acontece con el régimen del capital y acciones, en donde se pre-
tende compatibilizar, sin el menor resultado positivo, las disposicio-
nes que la ley 19.550 incluye en materia de cuotas sociales y acciones;
la total opacidad que caracteriza su funcionamiento y su integración
y, finalmente, el desconocimiento por el legislador emprendedor de
la historia de nuestro derecho societario, tan rico en antecedentes ju-
risprudenciales y tan nutrido de doctrina valiosa a lo largo de más de
ciento cincuenta años, que mejoraron considerablemente las originales
disposiciones del Código de Comercio de 1857, permiten llegar a la con-
clusión de que el régimen de las SAS no ha contribuido positivamente
al derecho nacional y que se convertirá en un semillero de pleitos, en
especial, ante las enormes diferencias entre la legislación societaria
común, prevista en la ley 19.550, y aquellas normas dedicadas a las so-
ciedades por acciones simplificadas, supuestamente reservadas al em-
prendedor por la ley 27.349, pero a las cuales cualquier persona puede
acceder. Contradicciones muchas veces de imposible conciliación, a
pesar de que esta ley remite, en dos oportunidades, a la aplicación su-
pletoria de la Ley General de Sociedades (arts. 33 y 49, ley 27.349).
d) La deliberada intención de someter a los tribunales judiciales
o arbitrales, según el caso de quiénes fueran las víctimas de la uti-
lización de este tipo social, terceros o los mismos socios, no es solu-
ción adecuada ni resguarda los intereses de la comunidad ni del trá-
fico mercantil, pues es siempre preferible un control de legalidad y
de funcionamiento de los sujetos de segundo grado desde la misma
constitución de la sociedad por parte de un organismo especializado,
que someter a las víctimas del mal uso de esta nueva persona jurídica
a un procedimiento que por lo general demora más de cinco años en
su resolución definitiva.
BIBLIOGRAFÍA

ABDALA, Martín, "Análisis del proyecto de ley de sociedades por acciones


modificada", LL del 8/2/2017.

ARAYA, Miguel, El capital social. Sociedades, Rubinzal-Culzoni, Buenos


Aires, 2003.

ARAUZ CASTEX, Manuel, Derecho civil. Parte general, Empresa Técnico


Jurídica Argentina, Buenos Aires, 1968, t. l.

ASCARELLI, Thlio, "La funzione del diritto speciale e la transformazioni


del diritto commerciale", Rivista de Diritto Commerciale, 1934, l.

BALONAS, Daniel, "La infracapitalización societaria y el nuevo Código


Civil y Comercial de la Nación", ponencia presentada en el LX En-
cuentro de Institutos de Derecho Comercial de Colegios de Abogados
de la Provincia de Buenos Aires.

BARREIRA DELFINO, Eduardo A. - CAMERINI, Marcelo A., "Reflexiones en


torno a la ley de SAS", ED del24/10/2017.

BORDA, Guillermo, Tratado de derecho civil. Parte general, 12a ed., Abele-
do-Perrot, Buenos Aires, 2004, t. 1, p. SIL

BoQUIN, Gabriela F., "Influencia de la reforma del Código Civil y Comer-


cial en las relaciones de responsabilidad concursa!", ponencia pre-
sentada en el LX Encuentro de Institutos de Derecho Comercial de
Colegios de Abogados de la Provincia de Buenos Aires.

"Un fallo histórico en materia de derecho concursa!", ED del


28/8/2014.

BROSETA PONT, Manuel, Manual de derecho mercantil, Tecnos, Ma-


drid, 1971.

BuRGHINI, Leopoldo, "Sociedades por acciones simplificadas. Adiós


al principio del patrimonio del deudor como prenda común de los
acreedores", Doctrina Societaria y Concursal, julio de 2017, t. XXIX.
682 RICARDO A. NISSEN

BUTTY, Enrique M., "Responsabilidad de los socios por la disminución del


efectivo contravalor de la cifra expresiva del capital", en Derecho socie-
tario argentino e iberoamericano, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1995, t. 11.
CABANELLAS, Guillermo (h)- PANIAGUA MOLINA, Luis, "El emplazamien-
to a una sociedad constituida en el extranjero frente al artículo 122
de la Ley de Sociedades Comerciales", ED 125-631.

CAHIÁN, Adolfo, Manual teórico práctico de asociaciones civiles y funda-


ciones, La Rocca, Buenos Aires, 1990.
CALCATERRIA, Gabriela, "El nuevo régimen legal de las personas jurídi-
cas a partir de la puesta en vigencia de la ley 26.994", Doctrina Socie-
taria y Concursa/, nro. 328, mayo de 2015, p. 230.

CARLINO, Bernardo P., "Efectos de la no inscripción registra! de la socie-


dad por acciones simplificada", Doctrina Societaria y Concursa/, 2017.

"El emprendedor y la ley", LL del20/4/2017, edición especial.

"Sociedades por acciones simplificadas: particularidades contables",


Doctrina Societaria y Concursa/, nro. 361, diciembre de 2017.

CHOLVIS, Francisco, Organización, costos y balances, Partenón, Buenos


Aires, 1960, t. IV.

COBAS, Manuel, en LORENZETTI, Ricardo L. (dir.), Código Civil y Comer-


cial de la Nación. Comentado, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2014, t. l.
CoNIL PAZ, Alberto, "Calificación de conducta y renuncia del director",
LL 1994-C-337.

CRACOGNA, Dante, Comentarios a la ley de cooperativas, Intercoop, Bue-


nos Aires, 1985.

"Exclusión de asociados en las cooperativas", ED del25/6/1998.

"Las asociaciones bajo forma de sociedad. Polémica no resuelta", JA


1996-11-61.

CRESPO, Juan, "El no cumplimiento de la inscripción de la sede no es in-


vocable por la persona que conoció el acto sujeto a inscripción", Doc-
trina Societaria y Concursa/, 1997, t. IX.
CROVI, Daniel, "Comentario a los artículos 141 a 224", en LORENZETTI,
Ricardo L. (dir.), Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2014, t. 1, ps. 573 y ss.

CUESTA, Elsa, Derecho cooperativo, Ábaco, Buenos Aires, 1989, t. l.


BIBLIOGRAFÍA 683

DEPPELER, Néstor, "Las acciones sin derecho a voto y la elección de los


síndicos", ED 82-785.
DUPRAT, Diego, "Sociedades por acciones simplificadas", LL 2017-B-l.
DUPRAT, Diego -HADAD, Lisandro A., "Sociedades por acciones simplifi-
cadas. Normas de la Inspección General de Justicia", LL del27/8/2017.
FAVIER Duams, Eduardo (h), "Competencia de los jueces argentinos en
un pedido de quiebra contra una sociedad offshore uruguaya. El cri-
terio del domicilio comercial'efectivo' en un fallo de la Corte Supre-
ma", elDial.com del12/3/2009.
Derecho societario registra/, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1994.
"El derecho corporativo digital", LL del27/9/2017.
"La derogación del derecho comercial por el nuevo Código Civil: Apa-
riencia y realidad", en wwwjavierduboisspagnolo.com, 6/12/2014.
"La resolución general no 2/05 de la Inspección General de Justicia y
el debate sobre las sociedades off shore", LL del2/3/2005.
"La sociedad por acciones simplificada y el sistema societario. Cua-
tro preguntas y el miedo a la libertad", LL del 28/6/2017.
Panorama del derecho comercial en el nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación, Errepar, Buenos Aires, 2014.
"Régimen de las cooperativas", Doctrina Societaria y Concursa[, t. V.
FAVIER DUBOIS, Eduardo (p)- FAVIER DUBOIS, Eduardo (h), "Los sujetos
obligados a llevar contabilidad en el texto del Código Civil y Comercial
en trámite", Doctrina Societaria y Concursa[, nro. 302, enero de 2013.
FAVIER DUBOIS, Eduardo (h) - NISSEN, Ricardo A., ponencia presentada
en las "11 Jornadas Nacionales de Institutos de Derecho Comercial",
Buenos Aires, 1994.
FERRARA, Francisco, Teoría general de la persona jurídica, Reus, Madrid,
1929.
FOLBERG, Jay- TAYLOR, Alison, Mediación, resolución de conflictos sin liti-
gio, Limusa, México, 1996.
FONTANARROSA, Rodolfo, Derecho comercial argentino, 3 3 y 43 ed., Víctor
P. de Zavalía, Buenos Aires, 1969, 1973, t. l.

FRESCHI, Carlos, "Sociedad. Actividad y personalidad jurídica", LL 1986-


A-Q, sección doctrina.
684 RICARDO A. NISSEN

GARCÍA, Osear A. - FILIPPI, Laura, "Reuniones de directorio de sociedad


constituidas en la Argentina realizadas en el exterior", Revista de las
Sociedades y Concursos, nro. 11, julio/agosto de 2001.

GARRIGUES, Joaquín, Curso de derecho mercantil, Temis, Santa Fe de Bo-


gotá, 1987.

GIRALT FoNT, Jaime, "Administradores de sociedades comerciales. Al-


cance de su inscripción y de su omisión", Revista del Notariado,
nro. 752, abril de 1977.

GIRÓ N TENA, José, Estudios de derecho mercantil, Revista de Derecho Pri-


vado, Madrid, 1955.

GIUNTOLI, María C., Fundaciones, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1994.

GIUSTOZZI, Ricardo J., El acto cooperativo, ponencia presentada al"II Con-


greso Continental de Derecho Cooperativo", San Juan de Puerto
Rico, 1976.

GRISPO, Jorge D. - PERELLI, Facundo J., Sociedades anónimas simplifica-


das, Ediciones D y D, Buenos Aires, 2017.

HADAD, Lisandro A., "La sociedad por acciones simplificada y la llegada


de la modernidad, L_L del27/7/2017.

HAGGI, Graciela A. - NISSEN, Ricardo A., "Las garantías otorgadas por las
sociedades comerciales y la doctrina del ultra vires", ED del8/10/1996.

HALPERIN, Isaac, Curso de derecho comercial, 6a reimpr., Depalma, Bue-


nos Aires, 1982, ts. 1 y 11.

"El Registro Público de Comercio y el control de legalidad", LL 59-713.

Sociedades anónimas, Depalma, Buenos Aires, 1978.

JuNYENT BAS, Francisco, "Apostillas sobre la personalidad jurídica en el


Código Civil y Comercial de la Nación", Doctrina Societaria y Concur-
sa[, nro. 327, febrero de 2015, p. 105.

JuNYENT BAs, Francisco - PERRERO, Luis F., "El régimen de emprende-


dores y la nueva sociedad por acciones simplificada (SAS)", ED del
5/5/2017.

JuNYENT BAS, Francisco- MEZA, Mariana 1., "El régimen de responsa-


bilidad de los administradores de las personas jurídicas a partir del
Código Civil y Comercial de la Nación", Doctrina Societaria y Concur-
sa[, julio de 2015.
BIBLIOGRAFiA 685

LANGE, Emilio, Manual de derecho mercantil español, Bosch, Barcelona,


1950.

LAVALLE Coso, Jorge, "La teoría general de las personas jurídicas", en


RIVERA, Julio C. - MEDINA, Graciela, Comentarios al Proyecto de Có-
digo Civil y Comercial de la Nación, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
2012, p. 88.

LE PERA, Sergio, "Reflexiones sobre el agrupamiento de sociedades en el


derecho argentino y comparado", Derecho Empresario 1975-III-676.

"Sobre la futilidad de la noción del capital social", LL 986-972.

MANÓVIL, Rafael, Las simples sociedades y otras materias críticas del Pro-
yecto de Unificación Civil y Comercial en materia societaria, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1989.

MARSILI, María C., "Aspectos societarios de la ley 24.467. Régimen de la


pequeña y mediana empresa", LL 1995-C-1112.

MARTORELL, Ernesto, "La reforma laboral para las PyMEs. Lo malo, si


tarde, dos veces malo", La Información, t. LXXI, abril de 1995.

"Ley de sociedades, orden público y defensa de valores comunitarios


fundamentales", LL del12/9/2017.

"Las sociedades anónimas simplificadas (SAS); los riesgos de los que


no se habla", en www.abogados.com del14/12/2017.

"La inoponibilidad de la persona jurídica en el nuevo Código Civil


y Comercial de la Nación (Responsabilidad personal del director,
socios y partícipes por el uso disfuncional de la sociedad", ADLA,
nro. 28, octubre de 2014, ps. 221 y ss.

MARZORATI, Osvaldo J., "La renovación societaria en una ley para em-
prendedores. La génesis de las SAS (Sociedades por Acciones Simpli-
ficadas)", ED del12/5/2017.

MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Sociedad por acciones simplificada


(SAS)", LL del 21/4/2017.

"Sociedades extranjeras. Se acabó la fiesta", ED del12/2/2004.

MoNTOYA MANFREDI, Ulises, Derecho comercial, 9a ed., Grijley, Lima,


1998, t. l.

NAVARRO FLORIA, Juan, "Las personas jurídicas en el nuevo Código Civil


y Comercial", LL del8 de junio de 2015.
686 RICARDO A. NISSEN

NEIL PuiG, Luis, Personas jurídicas privadas, Rubinzal-Culzoni, Santa


Fe, 2014, p. 50.
NISSEN, Ricardo A., Impugnación de actos y decisiones asambleariasL De-
palma, Buenos Aires, 1989; 2a ed., Ad-Hoc, Buenos Aires, 2006.
"La actividad del socio en competencia con la sociedad", LL del
28/6/1993.
La capitalización de utilidades en las sociedades anónimas, Ad-Hoc,
Buenos Aires, 1990.
"La infracapitalización societaria, la prevención de daños y las socie-
dades por acciones simplificadas", LL dell0/10/2017.
La sociedad por acciones simplificadas (SAS). El aporte societario
del neoliberalismo o las sociedades off shore argentinas, Fundación
para la Investigación y Desarrollo de las Ciencias Jurídicas, Buenos
Aires, 2018.
Ley de sociedades comerciales comentada, La Ley, Buenos Aires,
2017, t. III.
Ley de Sociedades Comerciales, comentada, anotada y concordada,
2a ed., Ábaco, Buenos Aires, 1995, t. l.
"Sindicación de acciones", en Negocios societarios, Ad-Hoc, Buenos
Aires, 1998.
- "Situación legal de las sociedades extranjeras no inscriptas en los re-
gistros mercantiles de la República", ED del22/4/1998.
-"Un fallo histórico en materia de derecho societario", ED del28/8/2014.
NISSEN, Ricardo A. - LLANTADA, Gastón F., "Claves para entender la reti-
cencia de algunos jueces para conceder medidas cautelares societa-
rias", LL del20/4/1998.
NISSEN, Ricardo A. - RODRÍGUEZ ACQUARONE, Pilar, "Necesarias modifi-
caciones que deben hacerse al régimen de las sociedades incluidas
en los artículos 21 a 26 de la ley 19.550, según el Proyecto de reforma
al Código Civil y Comercial, con especial referencia a las sociedades
de hecho", en Las reformas al derecho comercial en el Proyecto de Có-
digo Civil y Comercial de la Nación, Legis, Buenos Aires, 2012.
OTAEGUI, Julio, Administración societaria, Ábaco, Buenos Aires, 1979.
"Fusión de sociedades anónimas", JA 1990-1-70, sección doctrina.
"Responsabilidad de los directores", RDCO 11-1287.
BIBLIOGRAFÍA 687

PALMERO, Juan C., "Unificación y armonización de la legislación lati-


noamericana en el campo de las empresas multinacionales", RDCO
1977-376.
PERCIAVALLE, Marcelo, Resolución general IGJ 7/2015. Comentada, Erre-
par, Buenos Aires, 2015.
PÉREZ DE LA CRuz BLANCO, Antonio, La reducción del capital en las so-
ciedades anónimas y de responsabilidad limitada, Publicaciones del
Real Colegio de España en Bolonia, Zaragoza, 1973.
PÉREZ HUALDE, Fernando, "La autonomía de la voluntad como nota ti-
pificante de la sociedad por acciones simplificada", LL del3/ll/2017.
PIAGGI, Ana 1., Estudios sobre la sociedad unipersonal, Depalma, Buenos
Aires, 1997.
PINZÓN, Gabino, La personificación jurídica de las sociedades, Tecnos,
Madrid, 1980.
RASPALL, Miguel, "Un sistema para emprendedores", LL del12/6/2017.
REHME, Paul, Historia universal del derecho mercantil, Revista de Dere-
cho Privado, Madrid, 1941.
Revista Cooperativas, Asociaciones Civiles, Mutuales y Fundaciones,
Errepar, t. 1, 140.000.1.
RICHARD, Efraín H., "La reforma al derecho societario argentino", Doctri-
na Societaria y Concursa[, octubre de 1993, t. V.
RICHARD, Soledad, "El régimen de las sociedades no regulares en el Pro-
yecto de Reforma", Doctrina Societaria y Concursa[, 2012, t. XXIV.
RIPERT, Georges, Tratado elemental de derecho comercial, Tea, Buenos
Aires, 1955.
RIPPE, Siegbert y otros, Instituciones de derecho comercial uruguayo,
Fundación Cultura Universitaria, Montevideo, 1996.
RIVERA, Julio C., Instituciones de derecho civil. Parte general, 5a ed., Abe-
ledo-Perrot, Buenos Aires, 2010, t. 11, p. 78.
ROITMAN, Horado, "Las sociedades", en RIVERA, Julio C. - MEDINA, Gra-
ciela, Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la Na-
ción, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2012.
ROITMAN, Horado- AGUIRRE, Hugo A.- CHIAVASSA, Eduardo N., "Las so-
ciedades en el Código Civil y Comercial de la Nación", LL, suplemen-
to especial Código Civil y Comercial de la Nación.
688 RICARDO A. NISSEN

RoviRA, Alfredo, "Necesaria reforma integral de la Ley General de So-


ciedades. Régimen de sociedad anónima simplificada", LL del
17/10/2016.
Sociedades extranjeras, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1985.
SABSAY, Daniel, "Los ONU y el marco constitucional para su dictado", en
Decreto de desburocratización y simplificación. Impacto en el mundo
empresarial y en la gestión pública, La Ley, Buenos Aires, 2018.
SÁNCHEZ CALERO, Fernando, Instituciones de derecho mercantil, 7a ed.,
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1994.

SATANOWSKY, Marcos, Estudios de derecho comercial, Tea, Buenos Aires,


1968, t. l.
SEGOVIA, Lisandro, Explicación y crítica del nuevo Código de Comercio de
la República Argentina, Lajouane, Buenos Aires, 1892.
SoLARI COSTA, Osvaldo, Fusión y escisión nacional y transnacional de so-
ciedades, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1996.
SPIGEL, Zelman, "Temas sobre la sindicatura en las sociedades por accio-
nes", Boletín del Museo Social Argentino, nro. 380, enero - julio de 1981.
TRUFFAT, Daniel, Conjeturas sobre la sociedad por acciones simplificada

TRUFFAT, Edgardo D., "Cavilaciones, temores y conjeturas en derredor de


la resolución general IGJ no 12/03", ED 207-967.

URÍA, Rodrigo, "Algunas reflexiones sobre las dos reformas de la socie-


dad anónima española", en Estudios jurídicos sobre la sociedad anó-
nima, Civitas, Madrid, 1995.
VAN THIENEN, Pablo A., "Sociedad anónima simplificada. Pacto comiso-
río o nulidad societaria", LL del2l/6/2017.
VAN THIENEN, Pablo A. - DI CHIAZZA, lván G., "Sociedades por acciones
simplificada y supletoriedad de la Ley General de Sociedades", LL del
17/8/2017.
VERGARA, Nicolás, "Las sociedades por acciones simplificadas en la Ar-
gentina", LL dell2/01/2018.

VERÓN, Alberto V., Estados contables y libros de comercio, Ábaco, Buenos


Aires, 1978.
Nueva empresa y derecho societario, Astrea, Buenos Aires, 1996.
Sociedades comerciales, Astrea, Buenos Aires, 1993.
BIBLIOGRAFÍA 689

"Sociedades por acciones simplificada. Contenido del instrumento


constitutivo", Doctrina Societaria y Concursa[, 2017.
VICENT CHULIÁ, Francisco, Compendio crítico de derecho mercantil,
2a ed., Bosch, Barcelona, 1986.
VíTOLO, Daniel R., "Avalan fallo del Máximo Tribunal que pone punto
final a las sociedades o.ffshore", iProfesional.com del12/3/2009.
Comentarios a las modificaciones de la ley 26.994 a la Ley General de
Sociedades. Análisis comparativo con la ley 19.550, Ad-Hoc, Buenos
Aires, 2015.
"Alerta empresaria: La Corte Suprema asestó un golpe letal a las so-
ciedades o.ffshore", iProjesional.com delll/3/2009.
"Aspectos de la reglamentación de las SAS por las autoridades de
contralor", LL del 22/8/2017.
"Emprendedores, Financiamiento y SAS. Un incipiente abordaje a las
primeras reglamentaciones", Doctrina Societaria y Concursa[, 2017.
"La sociedad anónima simplificada SAS iOn desafío a la imaginación
o una próxima realidad?", Doctrina Societaria y Concursa[, nro. 347,
octubre de 2016.
"Por primera vez extienden la condena a directivos de una sociedad
off shore", iProjesional.com dell0/9/2009.
"La identificación de los accionistas de sociedades por acciones
y el orden público frente al fenómeno de la globalización", LL del
16/3/2005.
"La Ley de Sociedades reformada por la que sancionó el Código Civil
y Comercial", LL del27/10/2014.
Ley 23.749 comentada, La Ley, Buenos Aires, 2017.
"Réquiem para la 'irregularidad' de las sociedades comerciales en el
Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación", Doctrina Societa-
ria y Concursa[, 2012, t. XXIV.

"Sociedad civil. iQuo vadis?", Doctrina Societaria y Concursa[,


nro. 303, febrero de 2013.

WETZLER MALBRÁN, Ricardo, "Qué vi y qué pienso que hay que hacer
en mediación, tras una experiencia como mediador y como abo-
gado", ED dell/10/1997.
690 RICARDO A. N ISSEN

ZALDÍVAR, Enrique, "Los reglamentos internos de las sociedades co-


merciales", LL 1998-D-795.
ZALDÍVAR, Enrique y otros, Cuadernos de derecho societario, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1982, t. 111, vol. IV.

ZALDÍVAR, Enrique- ROVIRA, Alfredo, "El artículo 123 de la ley 19.550.


Una polémica concluida en torno a su alcance", RDCO 1979.

ZAVALA RoDRÍGUEZ, Carlos, Código de Comercio y leyes complementa-


rias, Depalma, Buenos Aires, 1971, t. l.
SE TERMINO DE IMPRIMIR EN LA 2DA. QUINCENA DE MARZO DE 2019
EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE "LA LEY S.A. E. E 1." - BERNARDINO RNADAVIA 130
AVELLANEDA- PROVINCIA DE BUENOS AIRES- REPÚBLICA ARGENTINA

También podría gustarte