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Este espacio físico en el que vivimos es tan vital como el aire que respiramos o la gente con quien
convivimos. El territorio junto con la población que en él se aposenta y el poder que ejerce el
gobierno, son los elementos constitutivos de la sociedad global que nos contiene.
Sin este espacio vital que hace de soporte del grupo humano que lo habita, no es concebible ni la
Nación ni el Estado. Es a partir de una tierra poblada, cultivada, ocupada, que comienza la
aventura política del hombre en el ámbito de su grupo familar.
Es el factor geográfico del Estado que inevitablemente es la forma superior en que culminará
nuestra transitoria aventura terrestre y temporal, aunque por ser parte de una civilización, cíclica
e inevitablemente, en algún punto del futuro se irá desvaneciendo hasta convertirse en un punto
de referencia arqueológico, como lo fue en el pasado el mundo de los faraones o lo es en nuestros
días el universo comunista en vías de extinción.
El Estado, dice Duguit, no puede existir si no hay un territorio exclusivamente afectado a una
colectividad que le sirva de soporte. Puede haber una Nación, y por cierto un pueblo sin territorio,
pero es imposible crear un Estado sin él.
FORMAS DE ESTADO
Lo que importa en cuanto a las formas de Estado se refiere, es la mayor o menor descentralización
territorial del poder. O sea que la descentralización política requiere sirle qua non una base
territorial, lo que implica dividir en porciones autónomas un territorio nacional, que obviamente
las engloba.
ESTADO FEDERAL
El Estado federal se define por comparación con el confederal. La federación requiere ser
constituida por una norma vinculante entre las provincias o estados miembros, pero a diferencia
de la confederación no se limita a la defensa y política exterior o a arbitrar litigios interestaduales,
sino que constituye una unión más fuerte, técnicamente indisoluble, sin derecho de secesión, en la
cual coexisten el Estado federal con los estados miembros que lo integran, delegándole a éste
numerosas facultades, estableciendo algunas facultades concurrentes y conservando un máximo
de facultades no delegadas.
Características:
FACTOR HUMANO
La población es para la teoría clásica del Estado uno de los tres elementos esenciales y
constitutivos del mismo, ya que sin un grupo humano y poblacional asentado en un territorio es
impensable la existencia de un Estado
El pueblo, a su vez, supone también un conjunto pero con una connotación no sólo demográfica
sino más bien política, como cuando se alude al “pueblo Argentino” en los mensajes
presidenciales, o a los representantes del pueblo en el Preámbulo de la Constitución. También el
pueblo supone la Nación movilizada y en vías de transformarse en una Nación organizada
jurídicamente, que como propone Le Fur será el Estado.
PODER
Mando y obediencia. Se trata entonces de dos voluntades, que se repiten y están relacionadas
desde que hay vestigios de vida social en el planeta.
Mario Justo Lopez (1971) “El poder es la relación interhumana de mando y obediencia” “Todo
poder es político, no hay un poder que sea sólo económico, social o militar … Unos y otros se
vinculan con el quehacer político. Se trata de unas voluntades más fuertes -los que mandan- que
otras, las que obedecen. Y por eso se trata de un fenómeno sociopolítico que consiste en actitudes
y comportamientos, mediante los cuales unas voluntades se imponen a otras voluntades”
Karl Friedrich “Es una reacción humana en la cual el líder y sus secuaces están unidos por el logro
de algunos objetivos comunes, en parte por el consentimiento y en parte por la coacción”.
Esta ecuación se da en el ámbito de la sociedad política, que según Heller abarca el conjunto de
elementos que en ella actúan, incluyendo el gobierno, que puede dividirse en dos o tres poderes u
órganos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial
Duverger “ La aceptación por parte de los gobernados no siempre viene después de la fuerza o
acompañada por ella. A menudo la precede y sea como fuere se basa en ella. Los gobernados
creen que deben obedecer, que es necesario hacerlo respecto de los gobernantes establecidos de
cualquier manera que sea”.
¿Se tiene por legítimo el poder constituido, si lo apoya de hecho la opinión pública?
Es lógico considerar que un poder otorgado por consenso es válido … Pero no basta que una
mayoría lo quiera otorgar. Es necesario, ineludible, que sea la consecuencia de un acto
legítimamente válido, ya que aunque un poder obtenido por la fuerza de las armas puede ser
pragmáticamente convalidado por plebiscitos o de hecho aceptado de acuerdo a los porcentajes
de las encuestas, tal aceptación estaría en pugna con los procedimientos constitucionales que
exigen respetar tanto la normativa electoral preexistente como el derecho de las minorías, de los
partidos en oposición al golpe, en fin, de todo el sistema que sirve de infraestructura a los
detentadores del poder republicano.