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Periodo embrionario
• Con este término se denomina un embrión al comienzo de la tercera semana después de la ovulación y
fecundación.
• Se forman las vellosidades coriónicas tempranas, y esto coincide con el día en que se espera la menstruación.
• El periodo embrionario, tiempo durante el cual tiene lugar la organogénesis, dura 6 semanas.
• El disco embrionario está bien definido, y la mayoría de las pruebas de embarazo que miden la gonadotropina
coriónica humana (hCG) se convierten en positivas a partir de este momento.
• Hay centros vellocitarios en los que el mesodermo coriónico angioblástico puede ser distinguido, así como un
verdadero espacio intervelloso que contiene sangre materna.
• Durante la tercera semana, aparecen los vasos sanguíneos fetales en las vellosidades coriónicas. En la cuarta semana,
un sistema cardiovascular se ha formado.
• De esta manera, una circulación verdadera se establece dentro del embrión y entre el embrión y las vellosidades
coriónicas.
• Comienza la partición del corazón primitivo.
• También en la cuarta semana se forma la placa neural, y subsiguientemente se pliega para formar el tubo neural.
• Al final de la quinta semana menstrual, el saco coriónico mide alrededor de 1 cm de diámetro.
• El embrión tiene 3 mm de largo y puede ser medido por ultrasonido.
• Los brotes del brazo y de la pierna se han desarrollado, y el amnios comienza a cubrir el pedículo corporal, que a
partir de entonces se convierte en el cordón umbilical.
• Al final de la sexta semana, el embrión mide cerca de 9 mm de largo, y el tubo neural se ha cerrado.
• El latido cardiaco es casi siempre discernible por ultrasonido.
• El extremo cefálico del tubo neural se cierra a los 38 días del LMP, y la porción caudal se cierra a los 40 días.
• De esta forma, el tubo neural se ha cerrado al final de la sexta semana, y ya al final de la octava semana, el índice
coronilla-rabadilla se aproxima a los 22 mm.
• Los dedos de las manos y los pies están presentes, y los brazos se doblan en los codos, el labio superior está
completo, y los oídos externos forman elevaciones definitivas a cada lado de la cabeza.
12 semanas de gestación
• El útero usualmente es palpable sobre la sínfisis del pubis.
• El crecimiento fetal es rápido, y el índice coronilla-rabadilla es de 5 a 6 cm.
• Los centros de osificación han aparecido en la mayoría de los huesos fetales, y los dedos de las manos y los pies se
han diferenciado.
• Se desarrollan la piel y las uñas, y aparecen rudimentos dispersos de pelo.
• Los genitales externos comienzan a mostrar signos definitivos del género masculino o femenino.
• El feto comienza a tener movimientos espontáneos.
16 semanas de gestación
• El crecimiento fetal se enlentece en este momento.
• La longitud craneocaudal es de 12 cm, y el peso fetal se aproxima a 150 g (Hadlock,1991).
• En la práctica, la longitud coronilla-rabadilla no se mide por ultrasonido más allá de las 13 semanas, que corresponde
a un aproximado de 8.4 cm.
• En vez de esto, se miden el diámetro biparietal, la circunferencia cefálica, la circunferencia abdominal, y la longitud
del fémur.
• El peso fetal en el segundo y tercer trimestres se estima por la combinación de estas medidas.
• Los movimientos oculares comienzan entre las 16 a 18 semanas, que coinciden con la maduración del mesencéfalo.
• Ya a las 18 semanas en el feto de la hembra, el útero se forma y comienza la canalización vaginal.
• A las 20 semanas en el varón, los testículos comienzan a descender.
20 semanas de gestación
• Este es el punto medio del embarazo cuando se estima por LMP.
• El feto ahora pesa más de 300 g, y el peso aumenta sustancialmente de forma lineal.
• De este punto en adelante, el feto se mueve aproximadamente cada minuto y está activo del 10 al 30% del día
(DiPietro, 2005).
• Las formas pardas de grasa, y la piel fetal se hacen menos transparentes.
• Un lanugo afelpado cubre todo el cuerpo, y algunos pelos del cuero cabelludo se pueden ver.
• La función coclear se desarrolla entre las semanas 22 a 25, y su maduración continúa durante 6 meses después del
parto.
24 semanas de gestación
• El feto pesa casi 700 g (Duryea, 2014).
• La característica de la piel es arrugada, y comienza la deposición de la grasa.
• La cabeza es todavía comparativamente grande, y las cejas y las pestañas se pueden reconocer.
• A las 24 semanas, los neumocitos secretores tipo II han iniciado la secreción del surfactante.
• El periodo canalicular del desarrollo pulmonar, durante el cual los bronquios y bronquiolos se agrandan y se
desarrollan los conductos alveolares, está casi completo.
• A pesar de esto, un feto nacido en este momento tratará de respirar, pero muchos mueren porque los sacos
terminales, que se requieren para el intercambio de gases, no se han formado todavía.
• La tasa de supervivencia en general a las 24 semanas es poco menos del 50%, y sólo alrededor del 30% sobrevive sin
morbilidad grave.
• A las 26 semanas se abren los ojos.
• Los nociceptores están presentes en todo el cuerpo, y el sistema neural del dolor está desarrollado.
• El hígado del feto y el bazo son lugares importantes para la hemopoyesis.
28 semanas de gestación
• La longitud coronilla-rabadilla se aproxima a los 25 cm, y el feto pesa 1 100 g, la delgada piel es roja y cubierta por
la vérnix caseosa.
• La membrana pupilar ha desaparecido de los ojos.
• El parpadeo aislado del ojo alcanza su pico a las 28 semanas.
• La médula se convierte en el sitio de mayor hematopoyesis.
• Un neonato normal nacido en esta etapa tiene un 90% de posibilidades de sobrevivir sin discapacidades físicas ni
neurológicas.
32 y 36 semanas de gestación
• A las 32 semanas, el feto ha alcanzado una longitud coronilla-rabadilla de alrededor de 28 cm y un peso de 1 800 g,
la superficie de la piel está todavía roja y arrugada.
• En contraste, ya a las 36 semanas, el largo fetal coronilla-rabadilla promedia los 32 cm, y el peso se aproxima a los 2
800 g.
• Por la deposición de grasa subcutánea, el cuerpo es más redondeado, y el aspecto antes arrugado de la cara se ha
perdido.
• Los fetos normales tienen casi 100% de tasa de sobrevivencia.
40 semanas de gestación
• Este se considera el término, y el feto está ya de forma completa desarrollado.
• La longitud coronilla-rabadilla mide cerca de 36 cm, y el peso promedio es de 3 500 g.
• Mientras tanto, se desarrollan las flexuras y se pliega el cerebro hasta su configuración típica.
• El final del periodo embrionario significa que se completa la neuralización primaria y la secundaria.
• Mientras progresa la gestación, la apariencia del cerebro del feto cambia a ritmo constante.
• Por tanto, es posible identificar la edad fetal por su apariencia externa.
• La proliferación y la migración neuronales continúan junto con el crecimiento y maduración de las circunvoluciones.
• Estudios sobre la maduración secuencial por Manganaro (2007) y Dubois (2014) y sus colegas han caracterizado la
imagen del cerebro fetal en desarrollo utilizando imágenes por resonancia magnética (RM).
• Otras investigaciones recientes que también utilizaron imágenes por RM han cuantificado el desarrollo de las
estructuras subcorticales del cerebro de 12 a 22 semanas (Meng, 2012).
• La mielinización de las raíces ventrales de los nervios cerebroespinales y el tallo del cerebelo comienzan
aproximadamente a los 6 meses, pero la mayor parte de la mielinización progresa después del nacimiento.
• Esta falta de mielina y la osificación incompleta del cráneo permiten que la estructura del cerebro del feto se observe
por ultrasonido durante la gestación.
Médula espinal
• Mientras que los dos tercios superiores del tubo neural dan lugar al cerebro, la tercera parte inferior forma la médula
espinal.
• En el embrión, la medula espinal se extiende a lo largo de toda la columna vertebral, pero después se retrasa con
respecto al crecimiento vertebral.
• La osificación de todo el sacro es visible por ultrasonido alrededor ya de las 21 semanas.
• A las 24 semanas, la médula espinal se extiende hasta S1 al nacer hasta L3, y en el adulto a L1.
• La mielinización de la médula espinal comienza en la etapa media de la gestación y continúa durante el primer año
de vida.
• La función sináptica está suficientemente desarrollada en la octava semana siendo demostrada por la flexión del
cuello y el tronco (Temiras, 1968).
• Durante el tercer trimestre, la integración de la función muscular y nerviosa continúa de manera rápida.
Sistema cardiovascular
• La embriología del corazón es compleja.
• En su etapa más temprana de formación, el corazón del feto experimenta una programación molecular, y más de
100 genes y factores moleculares son integrados a su morfogénesis.
• Para resumir, el tubo cardiaco recto se forma en el día 23 durante una secuencia morfogenética complicada, durante
la cual cada segmento surge en un momento único.
• El tubo entonces sufre una curvatura, y las cámaras entonces se funden y forman los septos.
• Se desarrollan las válvulas y el arco aórtico se forma por vasculogénesis.
Circulación fetal
• Esta circulación única es sustancialmente diferente de la del adulto y funciona hasta el nacimiento, cuando cambia
de manera drástica.
• Por ejemplo, como la sangre fetal no necesita entrar a la red vascular pulmonar para oxigenarse, la mayor parte del
gasto ventricular derecho no pasa por los pulmones.
• Adicionalmente, las cámaras del corazón fetal trabajan en paralelo, no de manera seriada, lo que suministra de
manera eficaz sangre mucho más oxigenada al cerebro y al corazón con respecto al resto del cuerpo.
• El oxígeno y los materiales nutrientes requeridos para el crecimiento y la maduración del feto llegan a él desde la
placenta por la vena umbilical única (figura 7-9).
• La vena entonces se divide en el conducto venoso y el seno portal.
• El conducto venoso es la rama más importante de la vena umbilical y atravesando el hígado se dirige directamente
a la vena cava inferior.
• Como no suministra oxígeno a los tejidos que atraviesa, lleva la sangre bien oxigenada de forma directa al corazón.
• En contraste, el seno portal lleva sangre a las venas hepáticas sobre todo del lado izquierdo del hígado donde se
extrae el oxígeno.
• La sangre relativamente desoxigenada del hígado entonces fluye hacia atrás hacia la vena cava inferior, que también
recibe más sangre desoxigenada que retorna de la parte inferior del cuerpo.
• La sangre que fluye hacia el corazón del feto de la vena cava inferior, por tanto, consiste en una adición de sangre
parecida a la de las arterias, que pasa de forma directa a través de los conductos venosos y sangre menos oxigenada
que retorna de la mayoría de las venas por debajo del nivel del diafragma.
• El contenido de oxígeno entregado al corazón de la vena cava inferior es, por tanto, más bajo que el que sale de la
placenta.
• Como se ha discutido, los ventrículos del corazón del feto trabajan en paralelo, no de forma seriada.
• La sangre bien oxigenada entra al ventrículo izquierdo, que irriga al corazón y al cerebro, y la sangre menos oxigenada
entra al ventrículo derecho, que perfunde al resto del cuerpo.
• Estas dos circulaciones separadas se mantienen por la estructura atrial derecha, que efectivamente dirige la sangre
que entra al atrio izquierdo o al ventrículo derecho, en dependencia de su contenido de oxígeno.
• Esta separación de la sangre de acuerdo con su contenido de oxígeno, es ayudada por el patrón de flujo de sangre
en la vena cava inferior.
• La sangre bien oxigenada tiende a correr a lo largo del borde medio de la vena cava inferior y la sangre menos
oxigenada fluye a través de la pared lateral de la vena.
• Esto ayuda a su desvío en los lados opuestos del corazón.
• Una vez que esta sangre entra al atrio derecho, la configuración del septo atrial superior –la crista dividens—
preferentemente desvía la sangre bien oxigenada de la parte media de la vena cava inferior y del conducto venoso
a través de la apertura oval (foramen oval) hacia el corazón izquierdo, y después hacia el corazón y el cerebro (Dawes,
1962).
• Después que estos tejidos han extraído el oxígeno necesario, la sangre menos oxigenada que se obtiene retorna al
atrio derecho a través de la vena cava superior.
• La sangre menos oxigenada que corre a lo largo de la pared lateral de la vena cava inferior entra al atrio derecho y
se desvía a través de la válvula tricúspide hacia el ventrículo derecho.
• La vena cava superior corre por la parte anteroinferior mientras entra en el atrio derecho, asegurando que la sangre
menos oxigenada que retorna del cerebro y de la parte superior del cuerpo también será desviada directamente al
ventrículo derecho.
• De manera similar, el ostium del seno coronario yace justo superior a la válvula tricúspide, de manera que la sangre
menos oxigenada del corazón también retorne al ventrículo derecho.
• Como resultado de este patrón de flujo de sangre, la sangre en el ventrículo derecho es de 15 a 20% menos saturada
que la sangre en el ventrículo izquierdo.
• Casi el 90% de la sangre que sale del ventrículo derecho es desviada a través de los conductos arteriosos hacia la
aorta descendiente.
• La alta resistencia vascular pulmonar y la resistencia comparativa más baja en el conducto arterioso y la
vascularización umbilical-placentaria asegura que sólo alrededor de 8% de la salida del ventrículo derecho vaya a los
pulmones (Fineman, 2014).
• De esta forma, un tercio de la sangre que pasa a través de los conductos arteriosos es entregada al cuerpo.
• La salida ventricular derecha que resta, retorna a la placenta por las arterias hipogástricas.
• Estas dos arterias corren del nivel de la vejiga por la pared abdominal hacia el anillo umbilical y hacia el cordón
umbilical como las arterias umbilicales.
• En la placenta, esta sangre recoge oxígeno y otros nutrientes y es reciclada a través de la vena umbilical.
Hemopoyesis
• En el embrión primitivo la hemopoyesis es demostrable primero en el saco vitelino, seguido por el hígado y
finalmente el bazo y la médula ósea. Tanto las células mieloides como las eritroides son de manera continua
producidas por progenitoras que se derivan de las células madre hematopoyéticas.
• Los primeros eritrocitos liberados en la circulación fetal son nucleados y macrocíticos.
• El volumen medio de las células es al menos 180 fL en el embrión y disminuye de 105 a 115 fL al término del
embarazo.
• Los eritrocitos de fetos aneuploides por lo general no sufren esta maduración y mantienen altos volúmenes de
células (130 fL como promedio).
• Mientras progresa el desarrollo del feto, más y más de los eritrocitos circulantes son más pequeños y no nucleados.
• Con el crecimiento fetal, tanto el volumen de sangre en la circulación fetoplacentaria común como la concentración
de hemoglobina aumentan.
• Como se muestra en la, las concentraciones de hemoglobina fetal aumentan durante el embarazo.
• La Sociedad para la Medicina Materno-Fetal (Society for Maternal-Fetal Medicine, 2015) recomienda un valor de
hematócritos límite de 30% para definir anemia.
• Por su gran tamaño, los eritrocitos fetales tienen un tiempo de vida corto, que de manera progresiva se alarga hasta
alrededor de 90 días a término.
• Como consecuencia, la producción celular de glóbulos rojos aumenta.
• Los reticulocitos están inicialmente presentes en altos niveles, pero disminuyen a 4 o 5% del total al término del
embarazo.
• Los eritrocitos fetales difieren de forma estructural y metabólica de los adultos (Baron, 2012).
• Ellos son más deformables, lo cual sirve para compensar su elevada viscosidad; también contienen varias enzimas
con diferentes actividades apreciables.
• La eritropoyesis es controlada en primer lugar por la eritropoyetina fetal, porque la eritropoyetina materna no cruza
la placenta.
• La producción de hormona fetal está influenciada por la testosterona, el estrógeno, las prostaglandinas, la hormona
tiroidea, y las lipoproteínas.
• Los niveles de suero de eritropoyetina aumentan con la madurez fetal.
• Aunque el lugar de la producción exacto es disputado, el hígado fetal parece ser una fuente importante hasta que la
producción renal comienza.
• Hay una estrecha correlación entre la concentración de eritropoyetina en el fluido amniótico y la de la sangre venosa
umbilical obtenida por cordocentesis.
• Después del nacimiento, la eritropoyetina normalmente no puede ser detectable hasta los 3 meses.
• Por el contrario, la producción de plaquetas alcanza niveles estables a mitad del embarazo, aunque hay alguna
variación durante el embarazo.
Hemoglobina fetal
• Esta proteína tetramérica se compone de dos copias de dos diferentes cadenas de péptidos, que determinan el tipo
de hemoglobina que se produce.
• La hemoglobina de adulto normal A se hace de cadenas α y β y durante la vida embrionaria y fetal, se producen
varios precursores de cadenas α y β.
• Esto tiene como resultado la producción seriada de varias hemoglobinas embrionarias diferentes.
• Los genes para las cadenas del tipo β están en el cromosoma 11, y las cadenas del tipo α en el cromosoma 16.
• Cada uno de estos genes es activado y después desactivado durante la vida fetal, hasta que los genes α y β, que
dirigen la producción de la hemoglobina de adulto A, están activados de forma permanente.
• El momento de la producción de cada una de estas hemoglobinas tempranas corresponde al lugar de la producción
de hemoglobina.
• La sangre fetal es producida primero en el saco vitelino, donde se hacen las hemoglobinas Gower 1, Gower 2 y
Portland.
• La eritropoyesis después se mueve hacia el hígado, donde se produce la hemoglobina fetal F.
• Cuando la hematopoyesis finalmente se mueve hacia la médula ósea, la hemoglobina tipo A adulto aparece en las
células de glóbulos rojos y está presente de manera progresiva en mayores cantidades mientras el feto madure.
• Como se discute en la página 140, hay una diferencia funcional entre la hemoglobina A y la F.
• En una tensión dada de oxígeno y en idéntico pH, los eritrocitos fetales que contienen mayor hemoglobina F unen
más oxígeno que casi todos los que contienen hemoglobina A.
• Esto es porque la hemoglobina A une el 2,3-difosfoglicerato (2,3-DPG, 2,3-diphosphoglycerate) más ávidamente que
la hemoglobina F, y así baja la afinidad de hemoglobina A por el oxígeno.
• Durante el embarazo, los niveles de 2,3-DPG materno son mayores, y como los eritrocitos fetales tienen más baja
concentración de 2,3-DPG, este último tiene una afinidad de oxígeno acrecentada.
• La cantidad de hemoglobina F en los eritrocitos del feto comienzan a disminuir en las últimas semanas de embarazo.
• Al término, aproximadamente tres cuartos del total de los niveles de hemoglobina son hemoglobina F.
• Durante los primeros 6 a 12 meses de vida, la proporción de hemoglobina F continúa disminuyendo y con el tiempo
llega a los bajos niveles que se encuentran en los eritrocitos de los adultos.
Factores de coagulación
• Con la excepción del fibrinógeno, no hay formas embrionarias de las varias proteínas hemostáticas.
• El feto comienza a producir proteínas anticoagulantes, fibrinolíticas y procoagulantes normales del tipo de adultos
a las 12 semanas.
• Como no cruzan la placenta, sus concentraciones al nacimiento son marcada por debajo de los niveles que
desarrollan dentro de unas semanas de vida.
• En los neonatos normales, los niveles de los factores II, VII, IX, X, XI y de proteína S, proteína C, antitrombina, y
plasminógeno todos se aproximan a los niveles del adulto en un 50%.
• Sin tratamiento profiláctico, los niveles de factores de coagulación dependientes de vitamina K usualmente
disminuyen aún más durante los primeros días después del nacimiento.
• Esta disminución se amplifica en infantes que se alimentan de lecha materna y puede llevar a hemorragia en el recién
nacido.
• El fibrinógeno fetal, que aparece tan temprano como a las 5 semanas, tiene la misma composición de aminoácido
que el fibrinógeno en el adulto, sin embargo, tiene propiedades diferentes.
• El fetal forma un coágulo menos condensable, y el monómero de fibrina tiene un grado más bajo de conglomeración.
• Aunque los niveles de plasma-fibrinógeno al nacer son menores que los de las adultas no embarazadas, la proteína
es funcionalmente más activa que el fibrinógeno de adulto.
• Los niveles del factor XIII fetal funcional —factor estabilizador de la fibrina— están significativamente reducidos
comparados con los de los adultos (Henriksson, 1974).
• Nielsen (1969) describió niveles bajos de plasminógeno y elevada actividad fibrinolítica en plasma de cordón
comparada con la del plasma materno.
• Los conteos de plaquetas en la sangre del cordón están en el rango normal para adultas no embarazadas (véase
figura 7-11).
• A pesar de esta relativa reducción de procoagulantes, el feto parece estar protegido de la hemorragia, y el
sangramiento fetal es raro.
• Aun antes de procedimientos fetales invasivos como la cordocentesis, el sangramiento excesivo es poco común.
• Ney y colegas (1989) han demostrado que las tromboplastinas del fluido amniótico y algunos factores en la gelatina
de Wharton se combinan para ayudar a la coagulación en el lugar de la punción del cordón umbilical.
• Varias trombofilias pueden causar trombosis y complicaciones del embarazo en las mujeres adultas.
• Si el feto hereda una de estas mutaciones, se pueden desarrollar trombosis e infarto en la placenta o los órganos
fetales.
• Esto se ve comúnmente en herencia homocigótica.
• Un ejemplo es la mutación de la proteína C homocigótica, que causa púrpura fulminante.
Sistema respiratorio
• La maduración pulmonar y los índices bioquímicos de la madurez del pulmón funcional fetal son predictores
importantes de resultados neonatales tempranos.
• La inmadurez funcional o morfológica en el nacimiento lleva al desarrollo del síndrome de dificultad respiratoria.
• Una cantidad suficiente de materiales activos de superficie —en conjunto referidos como surfactante— en el líquido
amniótico es evidencia de la madurez del pulmón fetal.
• Como Liggins enfatizó, sin embargo, la maduración morfológica y estructural del pulmón fetal es
extraordinariamente importante para la función apropiada del pulmón.
Maduración anatómica
• Los límites de viabilidad parecen estar determinados por el usual proceso de crecimiento pulmonar.
• Como las ramas de un árbol, el desarrollo del pulmón ocurre a lo largo de un calendario establecido que
aparentemente no puede ser apresurado por terapia antenatal o neonatal.
• Dentro de este marco, cuatro etapas de desarrollo esenciales son descritas por Moore (2000).
1. Primero, la etapa pseudoglandular que comprende el crecimiento del árbol interbronquial intrasegmental entre
las semanas 5a. y 17a. Durante este periodo, el pulmón luce de forma microscópica como una glándula.
2. Segundo, durante la etapa canalicular, de las semanas 16 a la 25, las placas del cartílago bronquial se extienden
periféricamente. Cada bronquiolo terminal da lugar a varios bronquiolos respiratorios, y cada uno de estos a su
vez se divide en múltiples conductos saculares.
3. Tercero, la etapa de saco terminal comienza después de las 25 semanas. En esta etapa, los alvéolos dan lugar a
los alvéolos pulmonares primitivos, es decir, los sacos terminales. Simultáneamente, una matriz extracelular se
desarrolla de los segmentos pulmonares proximales a los distales hasta el término del embarazo.
4. Finalmente, la etapa alveolar comienza durante el último periodo fetal y continúa hasta bien entrada la niñez. Una
red capilar extensa se construye, se forma el sistema linfático, y los neumocitos tipo II comienzan a producir
surfactante.
• Varios daños logran alterar este proceso, y sus momentos determinan las secuelas.
• Un ejemplo es la agénesis renal fetal, en la cual el fluido amniótico está ausente en el comienzo del crecimiento de
los pulmones, y grandes defectos ocurren en todas las cuatro etapas del desarrollo.
• En otro caso, el feto con ruptura de las membranas ovulares y subsiguiente oligohidramnios antes de las 20 semanas
usualmente exhibe casi normal desarrollo de las ramas branquiales y los cartílagos, pero tiene alvéolos inmaduros.
• En contraste, la ruptura de las membranas ovulares después de las 24 semanas puede tener mínimos efectos a largo
plazo en la estructura pulmonar.
• En otro ejemplo, varios factores de crecimiento se expresan de manera anormal en el feto con una hernia del
diafragma.
• En último lugar, la vitamina D se piensa sea importante para varios aspectos del desarrollo pulmonar.
Surfactante pulmonar
• Después del primer aliento, los sacos terminales tienen que permanecer expandidos a pesar de la presión impartida
por la interfaz tejido-aire, y el surfactante evita que colapsen.
• El surfactante se forma en los neumocitos tipo II que cubren los alvéolos.
• Estas células se caracterizan por cuerpos multivesiculares que producen los cuerpos laminares en los que el
surfactante se reúne.
• Durante el último periodo fetal, en un momento en que los alvéolos se caracterizan por una interfaz agua-a-tejido,
los cuerpos laminares intactos se secretan del pulmón y son barridos hacia el fluido amniótico durante movimientos
parecidos a la respiración que se denominan respiración fetal.
• Al nacimiento, con el primer aliento, se establece una interfaz aire-a-tejido en los alvéolos pulmonares.
• El surfactante se desenrolla de los cuerpos laminares y se expande para cubrir los alvéolos para evitar el colapso
alveolar durante la espiración.
• De esta forma, la capacidad fetal de los pulmones para producir surfactante establece la madurez de los pulmones.
Composición del surfactante. Gluck (1872) y Hallman (1976) y sus colegas aproximaron que 90% del peso seco del
surfactante es lípido, específicamente glicerofosfolípidos, y las proteínas son responsables del otro 10%. Casi 80% de los
glicerofosfolípidos son las fosfatidilcolinas (lecitinas). El componente activo principal el cual constituye la mitad del
surfactante es una lecitina específica, que es la dipalmitoilfosfatidilcolina (DPPC o PC). El fosfatidilglicerol (PG) es
responsable por otro 8 a 15%. Su papel preciso no está claro porque a los neonatos sin PG usualmente les va bien. El otro
constituyente principal es el fosfatidilinositol (PI, phosphatidylinositol).
Síntesis del surfactante. La biosíntesis tiene lugar en los neumocitos tipo II. Las apoproteínas se producen en el retículo
endoplásmico, y los glicerofosfolípidos se sintetizan mediante interacciones cooperativas de varios orgánulos celulares. El
fosfolípido es el componente primario que baja la tensión de superficie por el surfactante, mientras que las apoproteínas
ayudan a la formación y reforma de una membrana de superficie. La principal apoproteína es el surfatante A (SP-A), que
es una glicoproteína con un peso molecular de 28 000 a 35 000 Da (Whitsett, 1992). Se sintetiza en las células tipo II, y su
contenido en el fluido amniótico aumenta con la edad gestacional y la madurez pulmonar fetal. La expresión del gen SP-A
es demostrable a las 29 semanas (Mendelson, 2005). En particular, SP-A1 y SP-A2 son dos genes separados en el
cromosoma 10, pero su regulación es distinta y diferente (McCormick, 1994). Varias apoproteínas más pequeñas como
SP-B y SP-C son probablemente importantes en la optimización de la acción del surfactante. Por ejemplo, supresiones en
el gen SP-B son incompatibles con la supervivencia a pesar de la producción de grandes cantidades de surfactante
(Hallman, 2013).
Los corticosteroides y la maduración pulmonar fetal. Desde que Liggins (1969) observó la maduración pulmonar acelerada
en fetos de corderos que se les dio glucocorticosteroides previo al parto prematuro, muchos sugirieron que el cortisol
fetal estimula la maduración del pulmón y la síntesis del surfactante. No es probable que los corticosteroides sean los
únicos estímulos para el aumento en la síntesis del surfactante. Sin embargo, cuando estos son administrados en ciertos
momentos críticos, logran mejorar de forma prematura la maduración pulmonar fetal. Como terapia fetal pulmonar, la
betametasona y la dexametasona antenatal.
Respiración
• Los músculos respiratorios fetales se desarrollan temprano, y los movimientos de la pared del pecho se detectan por
ultrasonido
• tan temprano como a las 11 semanas.
• Desde el comienzo del cuarto mes, el feto activa los movimientos respiratorios suficientemente intensos para mover
el fluido amniótico hacia dentro y hacia afuera del tracto respiratorio.
• Algunos eventos extrauterinos tienen efectos sobre la respiración fetal, por ejemplo, los ejercicios maternos la
estimulan.
Sistema digestivo
• Después de su formación embriónica del saco vitelino como el intestino primario, el sistema digestivo forma los
intestinos y varios apéndices.
• El intestino anterior da lugar a la faringe, el sistema respiratorio más bajo, el esófago, el estómago, el duodeno
proximal, el hígado, el páncreas y el árbol biliar.
• El intestino medio da lugar al duodeno distal, yeyuno, íleon, ciego, apéndice y colon derecho.
• El intestino posterior da lugar al colon izquierdo, el recto y la porción superior del conducto anal.
• Numerosas malformaciones se desarrollan en estas estructuras por rotación, fijación y partición indebidas.
• La deglución comienza a las 10 a 12 semanas, coincidente con la habilidad del intestino delgado para someterse a
peristalsis y transportar de manera activa la glucosa (Koldovsky, 1965).
• Como correlato, los neonatos nacidos prematuros pueden tener dificultades para tragar por la motilidad inmadura
del intestino (Singendonk, 2014).
• La mayor parte del agua en el fluido que se traga es absorbida, y la materia no absorbida se expulsa hacia el colon
bajo.
• Gitlin (1974) demostró que, en el embarazo avanzado, alrededor de 800 mg de proteína soluble son ingeridos
diariamente por el feto.
• El estímulo para la deglución no está claro, pero el análogo neural fetal de la sed, el vaciado gástrico y el cambio en
la composición del fluido amniótico son factores potenciales (Boyle, 1992).
• Las papilas gustativas fetales pueden tener un papel porque la sacarina inyectada en el fluido amniótico incrementa
la deglución, mientras que la inyección de un químico nocivo la inhibe (Liley, 1972).
• La deglución fetal parece tener poco efecto en el volumen del fluido amniótico temprano en el embarazo, porque el
volumen tragado es pequeño comparado con el total.
• Sin embargo, los fetos a término tragan entre 200 y 760 mL por día, una cantidad comparable con la del neonato a
término.
• Por tanto, al término, la regulación del volumen de fluido amniótico puede ser sustancialmente alterada por la
deglución fetal.
• Por ejemplo, como se discute en el capítulo 11 (p. 227), si se inhibe la deglución, es común el exceso de fluido
amniótico (hidramnios).
• El ácido clorhídrico y algunas enzimas digestivas están presentes en el estómago y el intestino delgado en cantidades
mínimas en el feto pretérmino.
• El factor intrínseco es detectable a las 11 semanas, y el pepsinógeno a las 16 semanas.
• El neonato prematuro, dependiendo de su edad gestacional, llega a tener deficiencias pasajeras de estas enzimas
(Lebenthal, 1983).
Meconio
• El contenido intestinal fetal consta de varios productos de la secreción, como los fosfolípidos del pulmón,
descamación de las células fetales, pelo del cuero cabelludo, y vérmix caseosa; también contiene detritos no
digeridos del líquido amniótico deglutido.
• El color verde negruzco se forma de pigmentos de la bilis, en especial la biliverdina.
• La expulsión del meconio puede provenir de la peristalsis normal del intestino en el feto maduro por estimulación
vagal.
• También puede ocurrir cuando la hipoxia estimula la liberación de la vasopresina arginina (AVP, arginine vasopressin)
de la glándula hipofisiaria fetal.
• La AVP estimula que se contraiga el músculo liso del colon, que resulta en la defecación intraamniótica (deVane,
1982; Rosenfeld, 1985).
• El meconio es tóxico para el sistema respiratorio, y su inhalación puede tener como resultado el síndrome de
aspiración de meconio.
El hígado
• El divertículo hepático es un crecimiento del recubrimiento endodérmico del intestino anterior.
• Los cordones epiteliales del hígado y las células primordiales se diferencian en el parénquima hepático.
• Los niveles en suero de las enzimas hepáticas aumentan con la edad gestacional.
• De todos modos, el hígado fetal tiene una capacidad disminuida relacionada con la edad gestacional para convertir
la bilirrubina no conjugada libre en bilirrubina conjugada (Morioka, 2015).
• Debido a inmadurez hepática, el recién nacido prematuro tiene un particular riesgo de tener hiperbilirrubinemia
(capítulo 33, p. 626); y debido a que el tiempo de vida de los eritrocitos macrocíticos fetales es más corto que el del
adulto, se produce relativamente más bilirrubina no conjugada.
• Como se acaba de notar, el hígado fetal conjuga sólo pequeñas fracciones y éstas son secretadas al intestino o en
última instancia oxidada a biliverdina.
• La mayor parte de la bilirrubina no conjugada se excreta en el fluido amniótico después de las 12 semanas y
transferida a través de la placenta (Bashore, 1969).
Páncreas
• Este órgano surge de las papilas pancreáticas ventrales y dorsales del endodermo del intestino anterior.
• La regulación genética de su desarrollo fue revisada recientemente.
• Los gránulos contentivos de insulina pueden ser identificados a las 9 a 10 semanas, y la insulina es detectable en el
plasma fetal a las 12 semanas.
• El páncreas responde a la hiperglucemia secretando insulina.
• El glucagón ha sido identificado en el páncreas fetal a las 8 semanas.
• Aunque la hipoglucemia no causa un aumento en los niveles de glucagón fetal, estímulos similares sí lo hacen a las
12 horas después del nacimiento.
• A su vez, sin embargo, las células α pancreáticas del feto sí responden a infusiones de L-dopa.
• Por tanto, la insensibilidad a la hipoglucemia es probablemente la consecuencia de una falla en la liberación del
glucagón en vez de una producción inadecuada.
• Esto es consistente con la expresión del desarrollo de los genes pancreáticos en el feto.
Sistema urinario
• El desarrollo renal involucra la interacción entre células madre pluripotenciales, células del mesénquima no
diferenciadas, y componentes epiteliales (Fanos, 2015).
• Dos sistemas urinarios primitivos –el pronefros y el mesonefros— preceden el desarrollo del metanefros, que forma
el riñón final.
• El pronefros desaparece a las 2 semanas, y el mesonefros produce orina a las 5 semanas y degenera a las 11 a 12
semanas.
• Una falla de estas dos estructuras de formarse o de retrotraerse puede resultar en el desarrollo anómalo del sistema
urinario.
• Entre las 9 y 12 semanas, la yema ureteral y el blastema nefrogénico interactúan para producir el metanefros.
• El riñón y el uréter se desarrollan de un mesodermo intermedio.
• La vejiga y la uretra se desarrollan del seno urogenital. La vejiga también se desarrolla en parte del alantois.
• La resistencia renal vascular es alta, y la fracción de filtración es baja comparada con los valores de los adultos.
• El flujo de sangre renal del feto y la producción de orina están controlados o influidos por el sistema renina-
angiotensina, el sistema nervioso simpático, las prostaglandinas, la calicreína, y el péptido natriurético auricular.
• El ritmo de filtración glomerular aumenta con la edad gestacional de menos de 0.1 mL/min a las 12 semanas hasta
0.3 mL/min a las 20 semanas.
• Más adelante en la gestación, el ritmo permanece constante cuando se corrige por el peso fetal.
• La hemorragia o hipoxia generalmente resulta en una disminución en el flujo de sangre renal, el ritmo glomerular de
filtración y la producción de orina.
Neurohipófisis.
• La glándula hipofisiaria posterior o neurohipófisis está bien desarrollada a las 10 a 12 semanas, y la oxitocina y la
vasopresina arginina son detectables.
• Ambas hormonas probablemente funcionan en el feto para conservar agua por acciones dirigidas ampliamente al
pulmón y la placenta en vez del riñón.
• Los niveles de vasopresina en el plasma del cordón umbilical se incrementan sorprendentemente comparados con
los niveles maternos.
La glándula tiroidea
• Esta glándula surge del endodermo de la segunda bolsa faríngea.
• La tiroides emigra a su posición final y el conducto tirogloso obliterado conecta al foramen ciego de la lengua.
• El sistema hipofisiario-tiroideo está funcionando al final del primer trimestre.
• La glándula tiroidea es capaz de sintetizar hormonas ya a las 10 a 12 semanas, y la tirotropina, la tiroxina y la globulina
vinculante de la tiroidea (TBG) han sido detectadas en el suero fetal tan temprano como a las 11 semanas (Bernal,
2007).
• La placenta concentra activamente yoduro en el lado fetal, y a las 12 semanas y durante el embarazo, la tiroidea
fetal concentra yoduro más ávidamente que la tiroidea materna.
• De esta manera, la administración materna de yoduro ordinario es peligrosa después de este momento.
• Los niveles normales fetales de la tiroxina libre (T4), la triyodotironina (T3), y la globulina vinculante de la tiroxina
aumentan a ritmo constante durante toda la gestación.
• Comparado con los niveles del adulto, a las 36 semanas la concentración del suero del feto de TSH son más altas, las
concentraciones de T3 total y libres son más bajas, y la T4 es similar.
• Esto sugiere que la hipofisiaria del feto puede no hacerse sensible a la retroalimentación hasta el final del embarazo.
• La hormona fetal tiroidea tiene un papel en el desarrollo normal virtual de todos los tejidos fetales, en especial el
cerebro.
• Su influencia es ilustrada por el hipertiroidismo congénito, que se desarrolla cuando los anticuerpos estimulantes de
la tiroidea materna cruzan la placenta para estimular la glándula fetal para que secrete tiroxina.
• Estos fetos desarrollan grandes bocios como se muestra en la figura 58-3.
• Ellos también despliegan taquicardia, hepatoesplenomegalia, anomalías hematológicas, craneosinostosis, y
restricción del crecimiento (Wenstrom, 1990).
• La enfermedad tiroidea fetal y su tratamiento se discuten en el capítulo 16 (p.318).
• Los efectos neonatales de la deficiencia de la tiroidea fetal se discuten en el capítulo 58 (p. 1126).
• La placenta evita el pasaje sustancial de las hormonas tiroideas maternas al feto al desionizar la T4 y T3 maternas
para formar T3 revertida, una hormona tiroidea relativamente inactiva (Vulsma,1989).
• Varios anticuerpos antitiroideos cruzan la placenta cuando se presentan en grandes concentraciones (Pelag, 2002).
• Estos incluyen los estimulantes tiroideos de larga actuación (LATS), los protectores de LATS (LATS-P) y la
inmunoglobulina estimulante de la tiroidea (TSI).
• Se creía anteriormente que el crecimiento normal del feto y su desarrollo, que ocurría a pesar del hipotiroidismo
fetal, suministraban evidencia de que T4 no era esencial para el crecimiento fetal.
• Ahora se sabe, sin embargo, que el crecimiento continúa normal porque pequeñas cantidades de T4 materno evitan
el cretinismo antenatal en fetos con agénesis tiroidea (Forhead, 2014; Vulsma, 1989).
• El feto con hipotiroidismo congénito típico no desarrolla estigmas de cretinismo hasta después del nacimiento
(Abduljabbar, 2012).
• Dado que la administración de la hormona tiroidea evitará esto, por ley estatal, a todos los recién nacidos se les
hacen exámenes buscando altos niveles de suero de TSH.
• Inmediatamente después del nacimiento, el funcionamiento y el metabolismo de la tiroides sufren grandes cambios.
• El enfriamiento de la temperatura ambiental provoca repentinos y marcados aumentos en la secreción de TSH.
• Esto a su vez causa un progresivo incremento en los niveles séricos de T4 que son máximos entre las 24 a 36 horas
después del nacimiento.
• Ocurren elevaciones casi simultáneas de los niveles séricos de T3.
Glándulas suprarrenales
• Estas glándulas se desarrollan de dos tejidos separados.
• La médula se deriva del exodermo de la cresta neural, mientras que la corteza adulta y fetal surge del mesodermo
intermedio.
• La glándula crece rápidamente por la proliferación y angiogénesis de las células, la migración celular, por hipertrofia
y apoptosis (Ishimoto, 2011).
• Las glándulas fetales son más grandes en relación con el tamaño total del cuerpo que en los adultos.
• La masa está compuesta por la zona interna o fetal de la corteza suprarrenal y desaparece rápido después del
nacimiento.
• Esta zona es escasa o está ausente en casos raros en que la glándula hipofisiaria fetal presenta ausencia congénita.
Sistema inmunológico
• Las infecciones en el útero han dado una oportunidad para examinar los mecanismos de la respuesta inmune fetal.
• Las evidencias de la competencia inmunológica han sido reportadas tan temprano como a las 13 semanas (Kohler,
1973; Stabile, 1988).
• En la sangre del cordón a término o cerca, el nivel promedio para la mayoría de los componentes es
aproximadamente la mitad de la de los valores de los adultos (Adinolfi, 1977).
• Las células B se diferencian de las células madre hemopoyéticas pluripotenciales que emigran hacia el hígado.
• A pesar de esto, en la ausencia de un estímulo antigénico directo como la infección, las inmunoglobulinas del plasma
fetal consisten casi totalmente de inmunoglobulinas G (IgG, immunoglobulin G) maternas transferidas.
• Por tanto, los anticuerpos en el recién nacido son en la mayoría de las veces reflejo de las experiencias inmunológicas
maternas.
La inmunoglobulina G
• El transporte de IgG materno al feto comienza alrededor de las 16 semanas y se incrementa desde ese momento en
adelante.
• El volumen de IgG se adquiere durante las últimas 4 semanas de embarazo (Gitlin, 1971).
• Por consiguiente, los recién nacidos pretérmino están muy mal dotados de anticuerpos protectores de origen
materno.
• Los recién nacidos comienzan a producir IgG lentamente y los valores adultos no se obtienen hasta la edad de 3
años.
• En ciertas situaciones, la transferencia de anticuerpos de IgG de la madre al feto puede ser dañina en vez de
protectora para el feto.
• El ejemplo clásico es la enfermedad hemolítica del feto y el recién nacido, que resulta de la isoinmunización del
antígeno-Rh.
Inmunoglobulinas M y A
• En el adulto, la producción de inmunoglobulina M (IgM) en respuesta a un estímulo antigénico es sustituida en 1
semana más o menos predominantemente por la producción de IgG.
• Por el contrario, muy poca IgM es producida por los fetos normales.
• Con una infección, la respuesta de IgM es dominante en el feto y permanece así por semanas y hasta meses en el
recién nacido.
• Puesto que la IgM no se transporta de la madre, cualquier IgM en el feto o el recién nacido es la que él produjo.
• Por tanto, niveles específicos de IgM en la sangre del cordón umbilical pueden ser útiles en el diagnóstico de
infección fetal.
• Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (2017), los niveles elevados de IgM usualmente se
encuentran en recién nacidos con infección congénita como la rubeola, la infección por citomegalovirus, o la
toxoplasmosis.
• En los infantes, los niveles adultos de IgM son normalmente alcanzados a la edad de 9 meses.
• La inmunoglobulina A ingerida en el calostro suministra la protección contra infecciones entéricas.
• Esto puede explicar la pequeña cantidad de IgA secretora fetal que se encuentra en el líquido amniótico (Quan,
1999).
Linfocitos y monocitos
• El sistema inmune se desarrolla temprano, y los linfocitos B aparecen en el hígado fetal a las 9 semanas y en la sangre
y el bazo a las 12 semanas.
• Los linfocitos T comienzan a dejar el timo cerca de las 14 semanas.
• A pesar de esto, el recién nacido responde mal a la inmunización, y especialmente mal a los polisacáridos capsulares
bacterianos.
• Esta respuesta inmadura puede surgir de una respuesta deficiente de las células B del recién nacido a los activadores
policlonales o por falta de células T que proliferan en respuesta a estímulos específicos (Hayward, 1983).
• En el recién nacido, los monocitos son capaces de procesar y presentar antígenos cuando se examinan con células T
antígeno-específicas maternas.
• Los patrones de metilación del DNA son regulados en el desarrollo durante la diferenciación monocito-macrófago y
contribuyen al fenotipo antiinflamatorio en los macrófagos (Kim, 2012).
Sistema músculo-óseo
• El origen de la mayoría de los músculos y huesos es el mesodermo.
• El esqueleto surge del mesénquima condensado —tejido conjuntivo embrionario— que con el tiempo forma los
modelos de cartílago hialino de los huesos.
• Al final del periodo embrionario, los centros de osificación se han desarrollado, y los huesos se endurecen por
osificación endocondral.
• Los brotes de las extremidades aparecen en la cuarta semana.
• La mayor parte de los músculos esqueléticos se deriva de células precursoras miogénicas en los segmentos.