“NOS CONOCEMOS Y ACEPTAMOS”

La autoestima se desarrolla progresivamente. Se va construyendo desde la infancia en el hogar y en el medio social

en el que vivimos. La autoestima influye en la forma de interactuar con la familia y el ambiente tanto natural como
social, en el modo de asumir y respetar las reglas comunes y en la participación ciudadana. Una imagen positiva de
sí mismo permite tener una mejor comunicación e interrelación con compañeros, profesores, amigos y familiares,
pues favorece la experimentación de emociones agradables que causan bienestar a uno mismo y a los demás.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y

tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de
comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción
evaluativa de nosotros mismos. Se trata de la autovaloración que se forma a lo largo de la vida y
en la que influyen nuestras experiencias y relaciones con otras personas.

Factores de la autoestima

Desde la infancia, recibimos opiniones y apreciaciones sobre lo que hacemos y cómo nos comportamos. Poco a poco
interiorizamos estos mensajes y formamos nuestra autoestima. Entre los 5 y los 12 años, los niños y niñas toman
conciencia de sus logros académicos, lo que contribuye a que se acepten a sí mismos. Pero en la adolescencia, el
autoconcepto y la autoestima están influenciados por los cambios físicos que se experimentan. Las preocupaciones
por el aspecto físico, la identidad sexual y la aprobación social determinan la autovaloración de los adolescentes. Por
ello, la autoestima suele debilitarse en los inicios de esa etapa, aunque luego mejora a medida que se define la
identidad.

Para fortalecer su autoestima, es necesario que los adolescentes conozcan estas facetas de su persona:
El aspecto físico. Deben
El aspecto intelectual. Deben
reconocer cómo son y qué El aspecto emocional. Deben
reconocer sus capacidades y
cosas los afectan para seguir reconocer, aceptar y manejar
debilidades, y trabajar para
estrategias que los mantengan sus emociones.
lograr objetivos académicos.
saludables.

La autoestima y el comportamiento
La autoestima se manifiesta a través de palabras, estados de ánimo, hábitos y comportamientos. Por ello,
observando la conducta de las personas, se puede identificar quiénes tienen una autoestima fortalecida y quiénes
la tienen debilitada.

Las personas con una autoestima fortalecida... Las personas con una autoestima débil...
• Reconocen sus cualidades y demuestran sus habilidades y talentos.• Desconocen o evitan mostrar sus cualidades, habilidades y
• Cuidan su aspecto personal por respeto a sí mismos talentos.
y a los demás. • Descuidan su imagen o se obsesionan por ella.
• Se preocupan por su salud física y emocional al • Descuidan su salud y tienden a correr riesgos (adicciones).
identificar y evitar riesgos. • Sienten temor a enfrentar situaciones nuevas y tienen
• Sienten expectativa ante situaciones nuevas. grandes dificultades para tomar decisiones.
• Resuelven conflictos y aceptan la responsabilidad de sus acciones.• Evaden los conflictos y las responsabilidades.
• Se sienten motivados para aprender cosas nuevas • No se sienten motivados para aprender o alcanzar
y se plantean metas para el futuro. nuevos logros.
• Manifiestan sus sentimientos y muestran respeto • Reprimen sus emociones o dejan que los dominen.
por los sentimientos de los demás. • Se dejan influenciar por las opiniones de otros.
• Manejan adecuadamente sus emociones

La autoestima está conformada por tres elementos: el conocimiento de sí mismo, el autoconcepto y el autorrespeto

El conocimiento de sí
mismo. Consiste en
reconocer las habilida-
des, capacidades y
recursos que se poseen.
Implica decir, por
ejemplo, “Soy bueno en
Matemática”, “Tengo la
capacidad de escuchar a
las personas”, “Soy un
excelente deportista”.
El autoconcepto.
Abarca las creencias
sobre uno mismo y se
construye durante toda
la vida. Por ejemplo,
“Soy serio”, “Soy
amigable”.
El autorrespeto.
Consiste en reconocer
que nuestras
características son
valiosas y que, al ser
distintas de las que
otros tienen, poseen un
valor especial pues
tomamos conciencia de
que somos únicos e
irrepetibles.