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Jugar en colectivo en psicoanálisis con niños.

Resumen.

Este escrito aborda el trabajo grupal en la clínica con niños. Se desarrolla la propuesta de
conjunción de éste con la propuesta GIN retomando la importancia del juego, sin embargo
dando lugar a la palabra; una asociación libre en conjunto. Trabajar en comunidad con
niños es un contagiarse de emociones que los posibilita pasar a otra cosa.

Palabras clave. Juego colectivo, psicoanálisis con niños, asociación libre en grupal.

Absctract

This essay recovers the importance of group work with children at the clinic practice. The
proposal is to develop it in conjunction with the proposal GIN, retaking the importance of
playing, however giving place to the use of words, as free association in group. Working in
community with children makes easy to spread the emotions that permit to move on.

Keywords: collective game, psychoanalysis with children, free association in group.

Introducción.

En este escrito se aborda el trabajo clínico con niños en grupo, tomado principalmente la
alternativa analítica GIN se hace una adaptación de ésta al trabajo realizado con un grupo
de niños, donde lo primordial será abordar el trabajo a partir de la singularidad pero en
conjunto. Una psicoterapia grupal que aborde el juego y la palabra como método.

El juego representa una parte fundamental del trabajo con niños, sin embargo el trabajo
grupal bien podría ser lúdico también, así podría llevarse a cabo la puesta en escena del
propio drama en conjunto, en un juego entre lo imaginario y lo real en colectivo.

Marco referencial.

En un primer momento será indispensable contar con una perspectiva general acerca del
trabajo grupal, retomaré a Freud en Psicología de las masas y análisis del yo, donde afirma:

“En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como
modelo, como objeto como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el comienzo
mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social, en el sentido
más lato, pero enteramente legitimo. (Freud, S. 1924, XVIII:67)

Así, damos cuenta como el otro semejante es parte fundamental del propio ser; como
auxiliar, como ayuda, un punto de apoyo. En el trabajo clínico con niños ellos bien podrían
tener como referencia al otro. En un grupo donde se liguen estas fantasías inconscientes
para que de alguna forma se puedan significar en el espacio analítico. El trabajo de las
fantasías propias a nivel de lo colectivo es algo que se ha propuesto en la clínica grupal,
empero, ¿el trabajo grupal tendrá cabida en la psicoterapia con niños?

En el trabajo analítico Freud propone la regla analítica fundamental; la asociación libre,


afirma: “(…) deberá abstenerse de juzgar, dejar a un lado la crítica, y dejarse llevar, sin
poner objeciones, no omitir algo porque lo considere sin importancia. Deberá comunicar
todo, aun cuando le resulte desagradable (…)” (Freud, S. 1976, XII:112). Lo anterior es
factible en el trabajo con adultos, sin embargo con los niños se opta por el juego como
recurso principal, es por ello que se emplea éste como un elemento de comunicación entre
el analista y el niño, como Melanie Klein (1955:432) lo menciona en La técnica
psicoanalítica del juego donde; tanto el juego como las acciones del niño corresponderían a
la asociación libre propuesta por Freud, a esto que el adulto manifiesta predominantemente
en la palabra. Así las acciones del niño en el espacio analítico serán una forma de

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expresión, donde el niño puede representar o repetir en el juego todo cuanto le ha causado
gran impresión en la vida; de ese modo descargar la intensidad de la impresión.

Una de las definiciones de juego que Winnicott propone es: “El juego, y solo en él, puede
el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona solo
cuando se muestra creador (…)” (1992:80), el crear como una forma de expresión sensible
de una realidad psíquica que no logra representarse de otro modo, el sujeto se descubre en
la medida que expresa cosas nuevas, cosas que no estaban ahí antes. Una exposición de lo
inconsciente, que al traerlo al espacio analítico se hace consciente y se da cuenta de ello.

Argumentación.

A partir del juego damos cuenta de lo que el niño quiere expresar pero, ¿cómo el psicólogo
clínico puede trabajar el juego en colectivo, qué significación le da? Hablo de significación
como la forma de darle sentido a esta nueva perspectiva de juego, los efectos que tendría el
juego en colectivo en los niños y los beneficios que ofrece para el psicólogo en el espacio
analítico, como una unificación de las mociones afectivas de los niños donde se podrá
interpretar el imaginario grupal, dando al psicólogo la posibilidad de trabajar en grupo esas
mociones que generalmente se trabajan de manera individual. Cuando se habla de moción
aquí se hace referencia a una «emoción pulsional», término perteneciente al registro de los
afectos, siendo la propuesta trabajar estos afectos singulares en conjunto.

La propuesta de juego en conjunto se da dentro del análisis grupal, representado en este


caso con niños, unidos por una relación, una demanda implícita en común. Y que son
capaces de mostrarse creadores en conjunto para así descubrirse uno a otro, a uno mismo a
través de otros.

El trabajo grupal infantil, es una tarea difícil, ya que si bien, el trabajo individual infantil
implica un gran esfuerzo; el posicionarse como objeto transferencial ante el niño, en grupo,
es aún mayor. La función que se juega a nivel colectivo es la de holding, una función de
sostener a los niños, de acompañarlos, hablo de acompañamiento ya que ante el niño la
posición adoptada quizá es la de un “compañero” de juego. El trabajo clínico con niños es

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un proceso de acompañamiento, se busca intervenir en relación al niño, se acompaña al
niño durante el proceso de elaboración inconsciente.

Así, pretendiendo retomar el trabajo grupal infantil, se toma en cuenta la propuesta de juego
colectivo basada en la alternativa analítica GIN-GAP, Grupo Infantil Natural y Grupo
Analítico de Padres. Es una novedosa alternativa psicoterapéutica y psicoprofiláctica,
propuesta en 1989 por los psicoanalistas Mexicanos los Drs. Marco A. Dupont y Adela
Jinich de Wasongarz.

Asebey nos habla de los beneficios y expone:

Optimizar y abreviar el procedimiento psicoterapéutico psicoanalítico empleado


hasta entonces en el tratamiento individual de niños con diversos problemas
emocionales, emprendieron una investigación clínica, conjugando la practica con
grupos humanos (niños y padres) y las reflexiones teóricas en el desarrollo
biopsicosocial del ser humano… (2005:13).

El GIN-GAP está compuesto por tres fases:

Hora de acción: donde los niños pueden jugar libremente, sin consignas.

Hora de pensar: donde se describe y se comenta lo que ha sido relevante en los niños para
que así se pueda verbalizar un dialogo significativo.

Hora de ordenar: se ordena el espacio físico donde se ha trabajado el espacio transicional.

En el GIN, que es el trabajo que se hace con los niños, la propuesta es que se trabaje con
dos terapeutas hombre y mujer constituyéndose éstos como los objetos transicionales que
posibilitan a cada niño el acceso al inconsciente, para que de esta manera en la relación
lúdica que existe entre ellos permita a los niños, revivir y resignificar las más tempranas
relaciones objeales en la hora de acción y así sean elaboradas en la hora de pensar donde
los coterapeutas tendrán la tarea de contener, entender, metabolizar, señalar e interpretar,
introduciendo un proceso lento y gradual de elaboraciones y promoviendo cambios en la
reorganización de la estructura subjetiva del niño y del grupo. Asebey (2005).

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Vista la propuesta de GIN se pretende retomar algunos aspectos así mismo descartar
algunos otros haciendo una crítica constructiva de esta alternativa. Por ejemplo, se pretende
retomar la Hora de acción donde los niños podrán jugar libremente, sin consignas. Sin
embargo, me gustaría agregar aquí el hecho de ser participantes dentro del juego, sin miedo
a “proponer” y es que nuestro trabajo no escapa a la creatividad del espacio analítico, es
lícito por tanto, proponerle al niño. Irá esta propuesta encaminada no a una puntuación, sino
a esta forma de transferencia que se da con los niños durante el trabajo. Se puede hacer
propuestas de juego cuidando de no caer en un asunto de imposición, por ejemplo, cuando
durante el juego se solicita nuestra participación por parte del niño, una aportación activa,
de propuestas, es ahí donde nos volvemos participantes.

Las nociones retomadas del GIN son prácticamente todas, sin embargo con un enfoque
distinto al establecido, así es como también se da lugar a La hora de pensar, donde aquí no
se tratara de un pensamiento estructurado, que esté en él costado de el razonamiento, se
pretende una asociación libre en conjunto, que permita a los niños traer lo inconsciente al
espacio que ha devenido potencial, donde éstos expresen eso que les surge en ese momento
ya sea a partir del juego previo o alguna otra idea que quieran comentar. Conjuntando así
hasta ahora el juego y la palabra en el trabajo grupal infantil, algo que desarrollaré más
adelante.

De igual forma se retoma La hora de ordenar mencionada en el GIN como esta forma de
ordenar el espacio físico haciendo referencia a este como espacio transicional. Esta parte se
toma literal del concepto GIN donde lo que se pretende es que el niño al ordenar, al poner
los juguetes en su sitio éste se sienta parte del espacio donde se ha trabajado, un espacio
transicional diría Winnicott donde su función es de zona intermedia, un espacio diferente a
los habituales; a la casa, a la escuela, incluso a su propio espacio de juego. Se pretende que
los niños se apropien del espacio que ahora también ha devenido potencial en razón de la
significación que se le da a partir de lo ahí vivenciado.

Ahora bien, la crítica que se hace a la alternativa GIN es la del trabajo de dos terapeutas,
hombre y mujer, en razón de que para ser los objetos transicionales de los niños no habría
problema en ser dos hombres o dos mujeres e incluso tres personas. Me parece que el
trabajo grupal infantil no va en ese sentido de revivir las más tempranas fantasías objetales,

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desde mi perspectiva el acento está en como ya lo mencione ser una especie de
acompañantes, acompañantes que tengan función de soporte pero también que sean
aquellos que de alguna manera ayuden al niño en este proceso. Sin embargo, el trabajo
realizado irá más allá de ser un simple acompañante, entra en el terreno de la transferencia,
no se puede tener a cualquier acompañante, éste deben de elegirlo los niños, y en la
transferencia con los niños habrá que involucrarse y comprometerse desde el comienzo con
ellos. Hablo de un amor de transferencia del que debemos ser consientes e incluso
propiciarlo, debemos agradar al niño, seducirlo hablando propiamente. Los niños son muy
suspicaces saben cuándo uno está puesto realmente ahí.

Para continuar, se da cuenta de que si bien la alternativa GIN-GAP es muy completa hoy en
día no alcanzaría para poder realizar un trabajo con niños y padres ya que habría que sumar
a la propuesta las necesidades y los problemas actuales a los que nos enfrentamos como
psicólogos clínicos donde encontramos que la principal problemática es la falta de tiempo
de los padres. Es por ello que la propuesta que se hace aquí es la de un trabajo terapéutico
únicamente con el niño, una propuesta de trabajo retomada del concepto GIN sin embargo,
adaptada, con modificaciones que producirán un trabajo más completo y funcional.

Es por ello que otra de las adaptaciones que se hace al proyecto GIN es el no desligar a los
padres por completo, retomando la forma de trabajo individual con el niño, donde los
padres estarían presentes en entrevistas y citas posteriores que pudieran ayudar al trabajo
con los niños. Así, se realiza antes de comenzar el trabajo grupal la entrevista a los padres
de cada uno de los niños pertenecientes al grupo, estando involucrados en el trabajo que se
hace con los niños.

Es importante mencionar que así como se retoma la alternativa GIN también se retoma un
costado de la psicoterapia grupal, siendo ésta: el estudio del comportamiento de los
pacientes en grupo, donde se produce el “fenómeno de lo universal” o “reacción espejo”.
Consiste en que cierto tipo de conflictos de cualquier integrante del grupo, disminuyen al
observar que esos mismos elementos están presentes en otros sujetos. La interpretación del
individuo, persigue beneficiar indirectamente a los otros pacientes en la medida que el
grupo es homogéneo. (Grinberg y otros 1977:53).

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Haciendo alusión a esta parte de la psicoterapia grupal donde la “reacción espejo” podrá dar
lugar a que los niños se identifiquen con aquello mencionado por alguien más con afán de
dar cuenta de la posición en la que ellos mismos se encuentran. Un grupo de niños donde
se trabaja terapéuticamente, una terapia en la que los niños podrán verse creadores y
aumentar la interacción con otros niños. De esta manera en la reflexión grupal se podrá
estructurar un trabajo colectivo, dándole la significación correspondiente al juego. Un
espacio donde exista una superposición de dos zonas de juego como propone Winnicott:

La psicoterapia se da en la superposición de dos zonas de juego: la del paciente y la


del terapeuta. Está relacionada con dos personas que juegan juntas. El corolario de
ello es que cuando el juego no es posible, la labor del terapeuta se orienta a llevar al
paciente, de un estado en que no puede jugar a uno en el que le es posible hacerlo.
(1992:61)

Tomando la propuesta de Winnicott, considero que a las “zonas de juego” a las que se
refiere son estas diferentes perspectivas de juego, tanto del niño como del terapeuta, ya que
es nuevamente retomado esta parte del no involucrarse que el terapeuta se posiciona aislado
respecto al juego del niño una presencia en ausencia y la propuesta de Winnicott desde mi
lectura es involucrarse en el juego, que el juego del niño sea el nuestro también, sin temor a
guiarlo a propiciar el juego.

Sin embargo, la propuesta que hago ahora en el trabajo colectivo es la de que si bien es
precisa la participación en este caso de los psicólogos clínicos a su vez, se forme un grupo
de auto-regulación, que se permita la unificación de los niños, para que cuando el juego no
sea posible en un niño, los demás miembros del grupo lo conduzcan a un estado en el que le
sea posible jugar, logrando así un juego colectivo.

Un trabajo donde se expongan por supuesto las inquietudes del niño, donde exista un
trabajo asociativo en colectivo pero que de igual forma pueda ser adaptado a las
necesidades actuales de los niños, donde se tome como reflexión por ejemplo, el uso nocivo
que en su mayoría se le da a los medios de información (internet, televisión, etc.) sumado a
esto las familias disfuncionales y la falta de tiempo para brindar la atención necesaria a sus
hijos, cómo los niños viven estas situaciones. Siendo estos temas traídos al espacio por los
propios niños implícitamente quizá a través del juego, siendo esto algo que los identifica en
su mayoría.

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Que el juego pueda lograr la identificación de un niño con otro, la unión de experiencias y
el deseo de manifestarlas, lo inconsciente expuesto a partir de la pertenencia de este espacio
potencial, es la transferencia ahí manifestada, dando lugar a la confianza del niño para así
poder mostrarse sin inhibiciones. De los beneficios que se obtienen del juego y la
asociación libre como recursos terapéuticos utilizarlos en colectivo.

¿Cómo llegan y qué hacen los niños en el espacio analítico?

Ahora sería lícito mencionar como es que los niños llegan a formar este grupo terapéutico.
En el trabajo clínico con niños en su mayoría la demanda explicita es de los maestros
quienes les comunican a los padres que su hijo: no pone atención, es distraído, lleva malas
notas, etc. Son problemas que en su mayoría están relacionados con lo académico por lo
que se busca la psicoterapia infantil, sin embargo se puede dar cuenta que el trabajo de lo
afectivo da espacio a este tipo de situaciones que se trabajan de manera indirecta en una
psicoterapia infantil. Así, a partir de lo que los niños vayan trabajando respecto a sus
propias fantasías y conflictos emocionales se podrá notar un cambio en los procesos
académicos y de conducta del niño.

Retomando la parte del inconsciente infantil son los niños quienes exponen en el juego sus
fantasías, existe una especie de relación inconsciente donde al momento de decidir el juego
cada uno expone una sugerencia hasta llegar a un común ese “juego común” específica
algunas de las fantasías propias de los niños que tiene en común y que ponen juntos en
escena para posteriormente trabajarlo de igual forma el conjunto, y que al tiempo en que se
trabaja la creación colectiva se trabaja de una forma indirecta las propias fantasías cada
niño logrando conjuntarlas.

Ahora bien, ya que el niño trae al espacio potencial este tipo de repeticiones inconscientes
hablemos de donde provienen. El niño trae al espacio analítico sus experiencias, se habla
entonces de las experiencias que el niño tiene como individuo, pero que sin embargo no
depende solo de éste, el desarrollo emocional depende del entorno en el que se encuentra,
siendo este un factor primordial para el desarrollo de cada sujeto. Los niños fragmentan
trozos de cosas oídas mezcladas con fragmentos de lo visto, experiencias de distintos

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escenarios, de distintas personas. Es este innumerable campo a partir del cual los niños se
confunden entre lo bueno y lo malo, lo permitido y lo no permitido, ellos simbolizan de una
manera radical lo que sucede en el entorno familiar por ejemplo.

Experiencia de adaptación al GIN.

Ahora hablaré de la experiencia del trabajo realizado bajo esta adaptación de la propuesta
GIN, donde se encontraron diferentes tipos de niños, desde los introvertidos, ensimismados
totalmente, hasta los extrovertidos, los hiperactivos, los que no paran. Aunque en apariencia
son distintos, en este caso ambos tipos de niños tienen un mismo modo de expresión,
ambos cuentan con esta habilidad de poner en acto eso que están pensando, eso que tienen
en la cabeza y no saben por qué.

Es así como el juego se convierte en un complemento de la palabra, que da cuenta del


inconsciente de los niños, donde en éste mismo grupo los niños se ayudan mutuamente a
seguir, se auto-regulan abriendo la posibilidad de pasar a otra cosa. Entendiendo pasar a
otra cosa como que el niño pueda inventar algo diferente para sí mismo, pueda subjetivarse.

Como ejemplo se puede hablar de tres niños que sufren agresiones físicas en casa, en el
espacio analítico traen a cuenta esta situación a partir del juego, de un juego donde se
golpean agresivamente, con tanta efusividad que sorprende. Entre ellos claramente no
saben la situación que se vive en casa, es algo implícito que cada uno de ellos trae y que sin
darse cuenta se forma una conexión con otros niños que de igual forma atraviesan una
situación similar.

Se comienza con el juego y la respuesta que esperan de los demás compañeros


pertenecientes al juego es la misma que reciben en casa; agresión. A una agresión se le
responde con otra agresión, es algo implícito que ellos mismos no saben, no pueden dar
cuenta hasta que se encuentran frente al acto mismo, la compulsión a la repetición, esta que
al mismo tiempo les permitió mostrarse creadores.

Es en el juego donde se percatan de estas situaciones que viven y que paradójicamente se


ponen en juego, pero es en la reflexión “hora de pensar” donde los propios niños le dan la
significación correspondiente a todo eso que minutos antes ha sido puesto en acto. Lo

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ponen en acto y después se comienza con esa asociación que les permite poner en palabras
lo que sintieron, lo que sienten en ese momento, se construye una reflexión grupal que cada
uno puede hacer propia.

Se habla de significación correspondiente, cuando toma sentido para los niños lo que
hacen, a lo que juegan y logran enlazar con la situación que viven en casa, que vieron en la
TV o que escucharon de alguien más. El posibilitar esta resignificación es lo que hace el
grupo, el colectivo, durante la lluvia de ideas que surge. A partir de esta situación es que los
niños pueden experimentar esa caída de veinte, que les permite como ya se mencionó, pasar
a otra cosa.

Winnicott, afirma: “Se observara que el juego creador se vincula con el soñar y el vivir,
pero que en esencia no pertenece al fantaseo” (1992:53). Es así como el juego de los niños
en el espacio analítico no proviene totalmente de la fantasía, no totalmente aunque se
vincula, pero en mayor medida predomina el vivenciar que atraviesan, los sueños y la
forma en que los viven a partir de su realidad exterior.

El niño habla a través del cuerpo.

Ahora bien, la propuesta que se hace de un trabajo colectivo, de un juego colectivo es con
la finalidad de una mejora y no de una pérdida de identidad del niño, que al momento de
identificarse con otros niños de ver a los otros no se olviden de lo propio. En este espacio se
tendrá una “Hora de pensar” un tiempo donde puedan fluir las ideas libremente, donde se
puedan asociar las ideas propias y aún nuevas ideas a partir de lo asociado por el grupo,
para regular las relaciones de los niños en general con su entorno.

El asociar se vincula como lo ha mencionado Freud en ese libre fluir de ideas, no en el


razonamiento, en ligar una idea con otra a partir de algo en común. Los niños, al no haber
incorporado por completo el superyó tienen la capacidad de decir lo primero que se les
viene a la cabeza, no es necesario insistir, ellos traen ideas que fluyen constantemente y que
asocian, relacionan con otras ideas más, o con situaciones vividas, con lo escuchado, con
todo eso que los rodea y que los influye.

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A pesar de que el entorno que nos rodea, la sociedad en general, la cultura y tradiciones que
nos han heredado, son determinantes en la vida del ser humano; se deja de lado la parte más
importante en éste concepto, la parte del cuerpo mismo, del individuo y qué es lo que lo
funda como tal. "La dimensión fisiológica del cuerpo humano no funciona de modo
independiente respecto del orden significante" (Colín, A. 2009:2). Es claro que todos estos
aspectos del desarrollo del ser humano en general del niño, son indisociables; el cuerpo está
comprometido con lo que está y no está puesto en palabras.

El desarrollo Psicocultural es una forma de comprensión acerca de la vida y el desarrollo


en general, un concepto que nos ayuda a entender al niño y el por qué de sus acciones, que
nos da la pauta para una guía, entendiendo el funcionamiento, el desarrollo del niño, es que
se pueden abordar diferentes circunstancias, es un término que nos da la base. Nos muestra
por ejemplo, la existencia de los instintos pero también de las pulsiones, tomando estas
últimas como una fuente de excitación que busca reprimir el estado de tensión. Pero sobre
todo nos muestra la imposición de la ley y la importancia que ésta tendría en el desarrollo
del ser humano en general, en este caso los niños. El niño tiene que atravesar ésta etapa,
pasar de no importarle nada más que él, a temerle a la autoridad y comportarse bien, para
así por último internalizar normas adultas de conducta logrando un primer acercamiento al
superyó que posiciona al niño en la sociedad y dentro de sus normas.

Actualmente las formas de subjetivación no se dan si no a través del sistema, de la


sociedad, los niños por lo tanto forman entre ellos una conexión, una búsqueda de
compañía que genera una unión por ausencia de lazos en busca de ese primer encuentro con
el otro, quizá la madre, que se expresa por medio del cuerpo, un cuerpo que dice la verdad,
que expresa síntomas a causa de los deberes.

Se sabe que en el espacio analítico con niños la escucha es triangular, lo ahí expresado por
los niños no se dirige al analista sino a un tercero, los padres. Es por ello que, con ésta
propuesta del juego colectivo se busca formar un lazo entre los niños, una unión que
permita la subjetivación en cada uno de los niños. Ahí el papel del psicoterapeuta será no
jerarquizar para permitir en los niños una forma de creación única. Sin embargo, no se
homogeniza al grupo en su totalidad, es un grupo y por tanto se trabaja en conjunto pero se

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toma la singularidad, lo particular de cada niño para el trabajo, cada uno es pieza clave para
el funcionamiento del grupo.

Hablemos ahora de la creatividad como una forma en la que el niño se puede mostrar, que
le permite pensar y volver a estructuras más simples donde se muestre como es, sin
embargo en conjunto, un encuentro entre varios niños que habiten el mismo discurso
simbólico, una forma de reconstruir el yo para que aparezca el ello. Logrando así la
comunidad con otros niños a través del juego de ese cuerpo que habla.

El trabajo lúdico colectivo no se separa de la palabra.

Si bien la creatividad es parte del juego, la propuesta del grupo con inspiración GIN nos
ayuda a posicionar el juego de una manera complementaria a la palabra. El niño no solo
juega o no solo habla, es una conjunción, siendo la propuesta que el niño si juegue, y así
mismo ponga en acto sus inquietudes; de esta manera a partir de ello podrá fluir la
comunicación en la “hora de pensar”, y es ahí donde el niño podrá apalabrar sus
inquietudes, afecciones, etc. El juego soporta a la palabra, da soporte, se habla con actos y
palabras, se puede hablar sin palabras y hacer cosas con palabras.

Araceli Colín nos habla acerca de la voz y la palabra: “El sonido que nuestra garganta
puede hacer se transforma en voz cuando intentamos dirigirnos a alguien”. (2012:1). Nos
habla de palabras que transmiten mensajes, empero, la voz deja siempre un hueco, algo no
nombrado, que puede ser soporte de presencia o de ausencia. Es por ello que el juego viene
a ser el complemento de esta comunicación verbal que no alcanza, en esa medida que el
juego aporta algo más, no se llena el hueco por supuesto, pero es un punto más a favor de la
comunicación que intenta hacer en este caso el niño.

El niño está inmerso en un síntoma que le produce angustia, una angustia que se logra
disipar a través de la utilización de ambas expresiones la comunicación oral y la física, de
esta manera en el niño se logra una asociación completa y es así como el juego puede
inscribirse como una práctica significante.

Víctor Hernández, expone: “Sin la fuerza simbólica de la palabra, el juego no tendría esa
cualidad. Y sin esa condición imaginaria que le aporta la articulación entre objetos,

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palabras e imágenes, el juego no cumpliría con la función simbólica descrita.” (2012:16).
Es por tanto el juego una forma de palabra, la palabra puesta en acto, existe entonces una
correlatividad entre la palabra y el juego que es la base de la comunicación en el niño, del
trabajo mismo que se da en colectivo.

A manera de conclusión.

Se puede apreciar que el trabajo grupal sí es posible con los niños, lo que sucede es que no
es tan recurrente ésta idea, no se confía en que el trabajo pueda dar buenos resultados con
los niños, ya que la demanda en general es individual, sin embargo en los niños es un
método bastante óptimo ya que en la actualidad los niños, en su mayoría lo que necesitan es
esa ayuda, ese soporte que podría ofrecer la terapia grupal. Sumando a ésta la conjunción
que se hace del juego y la palabra se hace un importante aporte a la clínica con niños.

La propuesta de trabajo basada en la psicoterapia grupal y la inspiración GIN ha


proporcionado satisfactorios resultados en cuanto al trabajo grupal con niños, el juego sí se
da en colectivo, si se trabaja, se significa y resignifica a partir de éste. Es por ello que a
través de esta propuesta de trabajo grupal se acompaña al niño, a los niños y se les brinda
este espacio donde se puede formar una comunidad con más niños, una ligazón reciproca
que permite una identificación mutua que facilita el crecimiento emocional, una caída de
veinte, ese darse cuenta de lo propio y de las diferencias con los otros que les permite
moverse de lugar.

Es interesante como a partir de la propia experiencia es que se puede rescatar o descartar


los conocimientos teóricos y cómo se les da un enfoque distinto con cada paciente, trabajar
con la singularidad es algo que se hace quizá desde el método psicoanalítico a razón de que
cada caso es diferente y no se podría empatar una teoría general, es por ello que el trabajo
clínico grupal con niños se hace ese aporte particular y en conjunto tomando lo que sea
necesario para la intervención como en el caso del GIN y haciendo adaptaciones. Desde mi

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perspectiva esa es la riqueza del psicoanálisis, se cuenta con una base que permite
formarnos y al mismo tiempo dar paso a la creación a la implementación de nuevos
métodos de intervención, a proponer algo nuevo, pero igual, que nos permita al final del día
hacer un buen trabajo clínico.

Referencias.

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