En la lactancia o primeros pasos, si bien, nos relacionamos
Consideraciones psicológicas y adicionales
en el manejo de los factores de riesgo para
la salud oral PARTE II
RESUMEN
Niñez, tenía 3 etapas, bien diferenciados que era
importante conocer porque en función de este
conocimiento, sabremos como intervenir. Este
conocimiento guarda relación con 3 ámbitos, qué les
ocurre a los niños/as a nivel:
• Cognitivo
• Afectivo
• Motivacional
En la medida que sepamos esto, sabremos el tipo de
lenguaje, estrategia y la forma de aproximarnos, para
colaborar en su salud bucal.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES DE RIESGO PARA LA
SALUD ORAL?
Los factores de riesgo guardan relación con conductas
inadecuadas, malos hábitos, que contribuyen a que
nuestra salud oral, no sea la adecuada.
En la etapa escolar/ infancia intermedia, el uso del
pensamiento lógico y también la socialización que tienen
los niños, hacían que fuera más fácil relacionarse con
ellos, en el sentido que ellos necesitan estructura,
podemos usar las explicaciones concretas, pero lógicas,
para hacerles entender lo que ocurre y como lo que ellos
hacen o no hacen, contribuye a su adecuada salud oral.
En la etapa pre escolar o primera infancia, el niño tiene un
tipo de lenguaje llamado pensamiento mágico, que
obviamente tenemos que usar como vía para su
psiquismo y usamos la magia para ayudarlo a entender
las transformaciones que tienen determinadas sustancias
o lo que favorece un adecuado cepillado, para que él se
empiece a hacer cargo de su salud oral, pero USANDO
ESA MAGIA, las transformaciones que hay en las
operaciones que él construye.
con los niños y también les explicamos
rudimentariamente, el pilar fundamental es la persona
que lo lleva, que lo cuida, su mamá, papá, algún pariente,
a esta persona la usaremos como bisagra, lo vamos a usar
como “yo auxiliar” para hacer una adecuada atención.
Esta mirada la vamos a tener con niños mayores, tanto
con los de la primera infancia, como de infancia
intermedia, pero el rol protagonista, está más visibilizado
en niños mayores de 3 años, a los niños menores igual se
les consideran, pero la idea es que siempre estén con una
figura parental, adulta, cercana que él valore, para que
también podamos con el apoyarnos en la intervención
que haremos y las sugerencias que les daremos a él, pero
la responsabilidad recae en el adulto, a diferencia de lo
que ocurre después que si bien es cierto, los adultos son
los responsables del bienestar de los niños, vamos
haciendo que el niño/ niña se sienta más protagonista de
su bienestar, y por ende de su salud oral.
CONSIDERACIONES PSICOLÓGICAS
Todos tenemos una personalidad o forma de ser, esa
personalidad la vamos construyendo en la interacción
con los demás, nuestras primeras figuras significativas van
a ser nuestras familias, después se suman nuestro grupo de
pares, cuando vamos al jardín, colegio y después
cobraran importancia todos los agentes socializadores
que se relacionen con el niñe, si es que hace deporte, si
practica alguna actividad artística, esta forma de ser se
va construyendo por múltiples interacciones y detrás de
esta personalidad hay un desarrollo psicológico, es decir,
hay un nivel o maduración, que representa la integración
de distintos aspectos que guardan relación con nuestro
psiquismo, que tiene que ver con formas de percibir,
analizar, en el caso de lo cognitivo, formas de reflexionar,
formas de sentir, formas de vivenciar, que guardan
relación con los procesos afectivos o afectividad y
también hay un ámbito que tiene que ver con las
necesidades y los intereses, que guarda relación con el
ámbito motivacional.
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Entonces si sabemos que, al interior de las personas,
existen estos 3 procesos psicológicos que son importantes.
La COGNICIÓN con el qué pienso, que percibo, que
analizo, la AFECTIVIDAD con qué me ocurre, que siento,
tengo miedo, pena, rabia, alegría, la MOTIVACIÓN con
qué me gusta, que no me gusta, me interesa, no me
interesa, guarda relación con nuestras necesidades, si
pudiéramos de alguna forma ir construyendo una lupa,
para ir entendiendo que existen estos 3 procesos, vamos
a tener más herramientas y estrategias para trabajar con
los niños y niñas, porque en lo cognitivo nos vamos a
centrar en lo que piensan, en las creencias que tienen,
asociadas a la salud, las creencias adecuadas y erróneas
tenemos que irlas revisando con la familia del niñe y
también con el propio niñe, a qué atribuyen por ejemplo
que existan caries?, o que su salud bucal no sea la
adecuada?, o como él evalúa su salud bucal o como él
evalúa la importancia de cepillarse o no los dientes?, de
tener una adecuada higiene, alimentación, indagar
sobre estas creencias, sobre qué piensa en relación a eso,
nos abre un mundo de posibilidades para poder intervenir.
Lo mismo con el que siente, ¿qué siente cuando va al
dentista’, ¿es una situación que la vive con alegría, le
tiene un poco miedo’, ¿a qué se deben esos miedos si los
tuviera?, ¿hay algo que le molesta?, indagamos en el qué
siente, para saber qué le pasa al niño y por curiosidad
clínica que contribuya a intervenir de mejor manera con
él y por otra parte también lo escuchamos un poco más,
para saber cuáles son sus intereses y necesidades; A lo
mejor está muy interesado en tener una adecuada salud,
a lo mejor no, y no sabe cómo hacerlo, indagar en el qué
siente, piensa, que intereses tiene, aparte de hacernos
una idea de él como persona, también nos da
información para poder intervenir adecuadamente.
Por otra parte en la zona inferior de la imagen, hay un
proceso humano, que es genético, que nos permite
transformarnos, adaptarnos a las variadas situaciones que
nos toca vivir, este proceso se llama APRENDIZAJE, es una
proceso básico, que guarda relación con todas las
transformaciones que tenemos producto de la
experiencia, que es una experiencia interna, aprendemos
observando, imitando, aprendemos escuchando,
aprendemos en la medida que ejecutamos determinadas
cosas y evaluamos como nos va con ella; Hay distintas
formas de aprendizaje, también aprendemos por
refuerzo, cuando las consecuencias de nuestras acciones
son positivas para nosotros y nuestros seres queridos o el
profesional odontólogo nos hace sentir que vamos bien
con aquellas cosas, que nos va sugiriendo.
Lo bello que tenemos todos los seres humanos, es esta
posibilidad de aprender, si tenemos creencias que no son
las adecuadas o que son erróneas para nuestra salud o
tenemos vivencias que no favorecen nuestra salud o hay
intereses que van en contra de nuestro bienestar, siempre
es posible hacer transformaciones en la medida que
existan figuras adultas, que contribuyen y cooperen en un
escenario propicio para hacer esa transformación.
Por otra parte si asumimos que los seres humanos
aprenden en un contexto social, ese contexto tiene que
ver con un proceso de aprendizaje cultural, llamado
SOCIALIZACIÓN, que se da un tiempo y lugar
determinado, nosotros también podemos ubicarnos en
ese CONTEXTO y asumir que como adultos influimos,
podemos influir en los tratantes y también en la familias de
nuestros tratantes, porque nosotros somos agentes de
socialización, con lo que hacemos, con las explicaciones
que damos, con los ejemplos que damos, nosotros
podemos influir en que los niñes tengan mejores acciones,
actitudes, hábitos en relación a su salud oral y esto esta
mediado por este proceso llamado APRENDIZAJE, por otra
parte como profesionales de la salud, estamos llamados,
invitados a tener una mirada integral de los seres
humanos, es decir, asumir que nuestros tratantes son
UNIDADES BIO- PSICO- SOCIALES, esto significa que al ser
unidad, todo lo que le ocurre en las distintas dimensiones
de las cuales forma parte, funcionan de manera
integrada, hay que considerar primero lo biológico, lo
fisiológico, como la primera hipótesis que nos formulamos
cuando vemos que a alguien le ocurre algo, la pregunta
que nos hacemos en esta primera hipótesis: ¿existe en
esto influencia de lo biológico? ¿existe alguna variable
fisiológica que esté presente detrás de esto que estoy
observando? Una vez que esto está descartado, seguimos
con la segunda variable, hipótesis, que es lo social, que
es su entorno, los aspectos contextuales, donde vive, las
costumbres que están en esa familia, las costumbres en
todo orden de cosas que incidan con la salud, las
costumbres de higiene, alimentación, estilo de vida que
tiene esa familia, que hay que averiguar para saber cual
contribuye en una adecuada salud oral y la tercera
hipótesis, es lo psicológico, aquí nos preguntamos, ¿qué
creencia, expectativa, atribuciones, vivencias, podrían
estar favoreciendo o dificultando un adecuado
tratamiento odontológico, con el objetivo siempre de
intervenir adecuadamente, monitoreando lo cognitivo,
afectivo y motivacional.
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 ¿CUÁL ES EL ROL DEL ODONTOLÓGO?
La imagen del diente, tiene como desafío representar la
relación que deben tener les niñes con su dentadura,
debe ser una relación amigable, amable. Esto nos hace
preguntarnos, ¿cuál será el rol del odontólogo? En este
escenario, aparte de cuidar la salud bucal de nuestros
tratantes, en el caso de las personas que tratamos, nuestro
principal desafío es tener una actitud preventiva, que no
vayan al odontólogo, cuando ya no se pueda hacer
mucho, sino que el desafío es que tengan una cultura de
la prevención, del autocuidado, y en esta cultura, el
odontólogo/ga tiene un rol muy importante como
educador, formador, como agente de capacitación y
enseña a los tratantes, a ser responsables de su salud, a
responder adecuadamente con acciones concretas que
favorezcan una salud integral, porque sabemos que una
salud oral debe ser examinada en la integralidad de la
salud, es por eso que nos damos este paseo por las
distintas dimensiones o ámbitos que compone esta
mirada del humano, nos preguntamos por lo fisiológico,
por su contexto familiar, social, por su estilo de vida, para
poder entender lo que le pasa a los niñes en relación a su
percepción de ir al odontólogo, de situación de salud
bucal que les acontece, en ese sentido tenemos un rol
importantísimo de formadores, de entregar
conocimientos básicos, pertinentes y lógicos a nuestros
niñes en relación a su salud oral.
Volvemos a lo mismo con el énfasis, así como nosotros
tenemos una mirada del ser humano como unidades bio
psico sociales que se van integrando en esta triple
variable, que tenemos que considerar, igual la noción de
salud alude a eso, si recordamos la OMS como define
salud, dice que es el estado de completo bienestar, físico,
mental y social, no solamente la ausencia de
enfermedad, esta definición de salud a la cual debemos
adscribirnos como profesionales del área, nos obliga a
tener esta mirada integrada, entonces aquello que está
ocurriendo fisiológicamente es comprensible en un
contexto social y volvemos a preguntarnos y a tener que
indagar cual es el estilo de vida, cuáles son las hábitos que
las personas tienen, en relación a sus hábitos de higiene y
alimentación, con el objetivo de orientar, formar, para
que las acciones de las personas contribuyan a una
mejora de su salud, en términos íntegros y obviamente esa
mirada va a contribuir por ende, a una adecuada salud
oral.
• Dos áreas deben preocuparnos:
PREVENCIÓN:
Es siempre tener una mirada preventiva, para anticiparnos
a las situaciones, prevenir dificultades o enfermedades
orales, ojalá que los niños y niñas tengan una mirada
secuenciada y por supuesto sus padres; porque somos
formadores de nuestros tratantes niños y niñas, somos
colaboradores y formadores de sus padres y madres
cuando vemos que hay miradas, formas de comportarse
que no contribuyen a una higiene pertinente, o
alimentación no pertinente que contribuyen a una mala
o deficiente salud oral. Debemos tener lentes preventivos
para anticiparnos e ir educando y formando a las
personas, dar conocimientos, pero también hacerlo de
una manera amigable, con un lenguaje entendible,
estructurado y pertinente; todas las disciplinas tenemos
una mirada técnica y lenguaje específico que son parte
de nuestra lupa, nuestro desafío está en generar un
lenguaje que sea entendible y que les permita hacerse
cargo de su salud oral.
Nos encontramos con la otra mirada que es paralela a la
mirada preventiva
AUTOCUIDADO:
Yo me cuido con acciones concretas, conductas
concretas; nuestro desafío está en realizar una buena
anamnesis con la mamá/papá o persona que los
acompaña, en relación a saber sus patrones de
comportamiento asociados a higiene, alimentación o
estilo de vida y también dependiendo de la edad del
niño/a para tener una entrevista, para saber conductas
frecuentes, acciones favorables o desfavorables e ir
usando la estrategia meta mínima e ir instaurando con
él/ella acciones básicas que favorezcan un adecuado
autocuidado.
Nuestro principal desafío: educar para la salud y eso se
operacionaliza, es que las personas tengan hábitos
saludables.
Hábito se define como conducta recurrente, repetitiva,
que se da a nivel individual y forma parte del repertorio de
la persona; muchos se automatizan y lo ideal es que sean
parte de nuestro comportamiento y no nos desgastemos
si lo hacemos o no, un ejemplo es vestirnos podemos
pensar que nos vamos a colocar pero vestirnos es de
forma automática; otro ejemplo es lavarse la cara, ser
ordenado, ser puntuales, si yo tengo la costumbre de
llegar antes de la hora señalada es un excelente hábito.
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La costumbre al igual que el hábito son acciones y énfasis, tiene responsabilidad social de hacerlo, es
conductas repetitivas, recurrentes; el hábito se da a nivel también agente socializador, sino también un educador.
individual y la costumbre a nivel grupal. Tener presente estas consideraciones psicológicas al
Entonces a medida que examinamos la dinámica familiar, atender niños y niñas, e ir anotando vuestras
nos damos cuenta si hay costumbres asociadas a la percepciones y vuestras miradas con respecto a que es lo
higiene, alimentación, estilo de vida si son compartidas que personalmente nos resulta, donde generar
por la familia, si son parte del repertorio familiar decimos retroalimentación e ir aprendiendo de las dificultades, ya
que hay una costumbre (acción recurrente por un grupo que nos transformamos con esto en hacer adecuados
de personas); pero si auscultamos y monitoreamos como acompañamientos, intervenciones a nuestros tratantes.
está la conducta dentro de la persona, en qué momento
lo realiza, cuantas veces al día, a la semana, tenemos la
lupa hacia los hábitos. Una misma acción recurrente,
repetitiva, reiterada, si es compartida por la familia, si es
saludable bien, es una costumbre que se debe fomentar.
Si esa acción está instalada en la persona es el hábito.
Por eso es importante verificar si son esporádicas, se
hacen de vez en cuando, o se hacen en una frecuencia
donde el hábito no está tan instalado, por eso hay que
preguntar sobre él o ella, sobre todo en niños en etapa
escolar, llevar un registro de acciones recurrentes; en niños
menores de 5 – 6 años, el registro lo realice la persona que
está a cargo del cuidado. Entonces nuestro desafío es
tener hábitos saludables que favorezcan esta mirada
integrada a nivel de lo físico – psicológico y social que
tributa a la salud, y en este sentido vamos a descubrir
hábitos negativos que no contribuyen a lograr una salud,
no favorecen al bienestar y es importante monitorearlos y
generar responsabilidad personal sobre su salud, a que
tengan conciencia de que las acciones concretas
pueden contribuir a una adecuada salud, nosotros como
profesionales lo realizamos educando, verificando que las
sugerencias sean implementados, viendo las dificultades
de su implementación, haciendo un seguimiento; no
basta con una linda charla o con una explicación
pertinente en un momento verificado sino que tenemos
que ir verificando esa implementación, por eso se sugiere
un sistema de registro lúdico, entretenido, amable con
niños/as de infancia intermedia; y con la misma mirada
lúdica hacerlo con los niños/as menores cuya
responsabilidad directa recae en las personas que los
cuidan.
Todos los hábitos son aprendidos, por eso aludimos a este
proceso básico humano llamado aprendizaje como la
posibilidad de transformarnos, siempre podemos
transformarnos, obviamente hay momentos del desarrollo
que son más fáciles o que presentan mayor dificultad, sin
lugar a duda es en la infancia donde debemos fomentar,
incentivar los hábitos saludables y hay que dedicarle
tiempo, persistencia y motivación para que
efectivamente los niños y niñas desde una etapa
temprana del desarrollo se den cuenta de cómo sus
acciones contribuyen a una adecuada salud, en una
relación lineal: lo que yo hago me puede hacer bien o
mal y es responsabilidad personal hacer acciones que
contribuyan a la salud oral propia. En ese sentido la figura
del profesional odontólogo está invitado a hacer ese