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No obstante, esos siete años estuvieron marcados por la violencia y presión desde
organizaciones terroristas de extrema izquierda (ETA-GRAPO) y grupos y sectores del
ejército vinculados a la extrema derecha (intento golpe de Estado 23 F). Además, se
unió una difícil coyuntura económica que se vivía como resultado de la crisis del
capitalismo.
Por lo tanto, superado lo anterior, desde 1982 hasta 2017 España se ha consolidado
como un país democrático y plenamente integrado en las instituciones de los países
desarrollados de nuestro entorno. Han sido dos los partidos que se han alternado en el
poder durante estos treintaicinco años: PSOE y PP, que a veces han gobernado con
mayoría absoluta y en otras se han tenido que apoyar en fuerzas nacionalistas,
fundamentalmente vascas y catalanas.
Entre las tareas que debía abordar el nuevo ejecutivo estaba construir el Estado de
las Autonomías, de acuerdo con el Título VIII de la Constitución. La configuración del
nuevo modelo de Estado no se hizo sin problemas, sobre todo por la oposición
andalucista a acceder por la vía del artículo 143 y la negativa del gobierno a convocar
un referéndum en Andalucía, lo que provocó la dimisión del ministro Clavero Arévalo.
Finalmente, el gobierno lo convocó para el 28 de febrero de 1980, proclamando el
pueblo andaluz su voluntad de construir su proceso autonómico por la misma vía que
catalanes, vascos y gallegos. Como consecuencia, el ejecutivo quedó debilitado, a lo que
contribuyeron también las divisiones internas en el seno de la UCD, dado que algunos
de sus dirigentes cuestionaban el liderazgo de Suárez, así como la crisis económica, el
elevado desempleo, y el malestar de los sectores más conservadores del Ejército.
Por otro lado, el gobierno impulsó el acercamiento a Europa, para lo cual, y con la
oposición de los partidos de izquierda, llevó a cabo la adhesión de España a la OTAN
en 1982 (Organización del Tratado del Atlántico Norte), que se suponía serviría para
modernizar el ejército y alejar la posibilidad de un golpe militar.
Las elecciones significaron el hundimiento total de UCD, que solo obtuvo 12 escaños,
ya que buena parte de sus votos fueron para la Alianza Popular de Fraga, que logró
106. Pero el gran triunfador fue el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra, que
logró 10 millones de votos y 202 escaños que le otorgaban mayoría absoluta para
gobernar. El gran triunfo socialista significaba que la Transición a la democracia se
podía dar por finalizada al acceder los socialistas al poder con normalidad democrática.
Felipe González, un abogado sevillano y Secretario General del PSOE desde 1974, se
convirtió en el líder indiscutible de la izquierda que gobernaría desde 1982 a 1996, parte
de este tiempo con mayoría absoluta. Además, el PSOE logró también en las elecciones
municipales de 1983 un gran éxito electoral y ocupó la alcaldía de la mayoría de las
capitales de provincia. En estos años, se consolidó la democracia parlamentaria como
forma de gobierno, se alejó el fantasma del golpismo, y con el ingreso de España en la
Comunidad Europea (1986) se produjo un gran cambio social y económico en el país.
· En política exterior destacaron dos cuestiones: por un lado, el PSOE tuvo que
convocar un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, y cambió de
postura haciendo campaña a favor de la permanencia, lo que finalmente resultó
aprobado; por otro lado, el 12 de junio de 1985 firmó el tratado de adhesión de España
a la Comunidad Europea, produciéndose la entrada efectiva, junto a Portugal, en
enero de 1986.
La nueva victoria del PSOE por mayoría absoluta en las elecciones de 1986 posibilitó
formar el segundo gobierno socialista (1986-1989) liderado también por Felipe
González, favorecido por el clima de optimismo derivado del ingreso en la Comunidad
Europea. Sin embargo, el desgaste en la labor de gobierno fue en aumento debido a los
problemas que hubo de afrontar. Entre ellos destacó la reconversión industrial, que
implicó el cierre de industrias poco competitivas, lo que unido a la política liberal del
ejecutivo provocó el descontento, manifestado en la huelga general del 14 de
diciembre de 1988 y en el distanciamiento del sindicato socialista UGT.
Las elecciones generales de febrero de 1996 dieron un ajustado triunfo del PP que
logró 156 diputados, aunque el PSOE no sufrió una catástrofe electoral y logró 141
escaños. Tras arduas negociaciones para buscar apoyos parlamentarios, José María
Aznar logró el apoyo de nacionalistas vascos, catalanes y canarios.
Sin embargo, fue en la política exterior donde el PP encontró más contestación. Tras
el atentado islamista contra las Torres Gemelas de Nueva York (11-9-2001), el gobierno
de Aznar apoyó a EEUU en la invasión de Irak a pesar de la fuerte oposición social.
En ese ambiente, Aznar convocó elecciones para marzo de 2004, si bien no se presentó
a la reelección, por lo que el candidato fue Mariano Rajoy. No obstante, en vísperas de
las elecciones, el 11 de marzo de 2004 tuvo lugar el atentado terrorista en la estación
de Atocha, lo que conmocionó al país y contribuyó a la derrota electoral del PP. El
PSOE obtenía la victoria con 164 escaños, liderado por José Luís Rodríguez
Zapatero, quien ha presidido los gobiernos socialistas entre 2004 y 2011.