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MARÍA CAMACHO ZARZA

LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS


I LEGISLATURA: GOBIERNO DE UCD Y CONSOLIDACIÓN DEMOCRÁTICA

Tras la primera legislatura constituyente en la que se elaboró la Constitución de 1978, se convocaron unas elecciones generales en
las que obtuvo el triunfo la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, con mayoría simple, quedando el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) como principal partido de la oposición, muy atrás, el Partido Comunista de España (PCE) y Alianza
Popular (AP). Comenzaba así la primera legislatura de la democracia española.

El nuevo gobierno de Suárez trató de seguir la línea de los Pactos de la Moncloa, promulgando el Estatuto de los Trabajadores,
pero la vida política era la prioridad del gobierno y la economía quedaba relegada. Esto tuvo su repercusión en las elecciones
municipales democráticas de 1979 y en las autonómicas de País Vasco y Cataluña en 1980. En ambos comicios la UCD sufrió un
grave declive, perdiendo gran número de votos. Debido a ello, el liderazgo de Suárez empezó a ser cuestionado.

El malestar político y social, unido al desgaste de la UCD, propiciaron que el PSOE presentara una moción de censura en 1980, de la
que el gobierno salió airoso por pocos votos. El ejecutivo quedó paralizado, y ante la grave situación, Adolfo Suárez dimitió como
presidente del gobierno el 29 de enero de 1981, presionado por el partido, empresarios y militares.

El golpe de Estado del 23-F

Tras la renuncia de Suárez, en lugar de convocar elecciones se decidió que el antiguo vicepresidente Leopoldo Calvo Sotelo fuera
su sustituto. Existían ciertas amenazas contra el régimen democrático, principalmente las presentadas por los militares, indignados
por la legalización comunista, el proceso autonómico y el alto nivel de terrorismo.

Por ello, el 23 de febrero de 1981, en la sesión de investidura del nuevo presidente, el teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en
el Congreso de los Diputados acompañado de un grupo de guardias civiles. Interrumpieron la votación y retuvieron a todos los
diputados, con el objetivo de dar un golpe de Estado y cambiar el rumbo de la política española. Paralelamente a esto, el capitán
general de Valencia, Jaime Milans del Bosch se sublevaba y sacaba los tanques a la calle.

El golpe estaba organizado por altos mandos militares entre los que destacaba el general Armada, el objetivo era claro: paralizar el
proceso democrático. Finalmente, el levantamiento fracasó, ya que las capitanías no se sublevaron gracias a la acción, entre otros,
del rey Juan Carlos I, que compareció en televisión descalificando a los sublevados y defendiendo la Constitución y la democracia
españolas. El 27 de febrero manifestaciones multitudinarias recorrieron las ciudades españolas en defensa de la democracia.

Tras el golpe, Calvo Sotelo fue elegido presidente. Su política no se diferenció de la de Suárez, destacando el Acuerdo Nacional de
Empleo, la Ley del Divorcio y la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), para evitar la acumulación de
poderes por parte de las regiones. También la petición de ingreso de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN), alianza de tipo militar.

Sin embargo, el declive de la UCD era una realidad, y se desintegró aún más con la creación del Centro Democrático y Social, el
nuevo partido de Suárez. En agosto de 1982 Calvo Sotelo convocó elecciones generales.

II, III, IV Y V LEGISLATURA: ETAPA DEL GOBIERNO SOCIALISTA

Comprende las cuatro siguientes legislaturas. En las elecciones de 1982 el PSOE logró una mayoría absoluta que llevó a su líder,
Felipe González, a la presidencia del gobierno. González revalidó su triunfo en las elecciones de 1986, 1989 y 1993, pero perdiendo
la mayoría absoluta en las dos últimas.

Durante este período AP se convierte en el Partido Popular (PP) y en el principal grupo de la oposición.

El nuevo gobierno llevaría a cabo un amplio programa de reformas cuya prioridad era luchar contra la crisis económica. Entre las
medidas a destacar que puso en marcha el gobierno, podemos destacar:

- Medidas económicas, como la reconversión bancaria para revitalizar la inversión y reducir la inflación, la reconversión
industrial, que adoptó los sectores productivos a las exigencias del mercado internacional y de la Comunidad Económica
Europea (CEE). Se sanearon empresas y se modernizaron tecnológicamente, aunque esto provocó cierre de otras y
conflictos laborales por el aumento del paro, como en los Altos Hornos del Mediterráneo.
- Medidas sociales, principalmente la reforma educativa con dos leyes: la Ley de Reforma Universitaria, que concedía
autonomía a las universidades y la LODE (1985) que extendió la educación gratuita a los 14 años. En 1990 esta ley fue
sustituida por la LOGSE, que a su vez extendía la educación a los 16 años.
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- Medidas autonómicas; el Estado descentralizado se consolidó, pero el Tribunal Constitucional sancionó ciertos artículos
de la LOAPA, por lo que fue sustituida por la Ley del Proceso Autonómico (LPA), que distribuyó los poderes y
competencias de las Comunidades y el Estado central.

En política exterior, el gobierno socialista logró uno de los grandes hitos pendientes de la historia española: la incorporación a la
CEE tras un amplio proceso de adecuación, que se hizo real el 1 de enero de 1986. También España se incorporó a la OTAN, tras su
ratificación en un referéndum popular.

Sin embargo, Felipe González tuvo que enfrentarse a diversos problemas.

El terrorismo se agravó por parte de la banda ETA, y se firmó el Pacto de Ajuria Enea entre todos los grupos políticos vascos.
También se llevó a cabo una reforma del ejército para acabar con el peligro del golpismo.

En materia económica, las amplias reformas llevadas a cabo deterioraron las relaciones entre el gobierno y los sindicatos, hasta el
punto de que la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) empezaron a lanzar graves críticas contra el
gobierno, lo que concluyó en la huelga general de diciembre de 1988, en la que el sindicato socialista UGT se enfrentaba a un
gobierno del mismo signo. En respuesta al éxito del movimiento, el gobierno universalizó la asistencia sanitaria, aumentó la
protección contra el desempleo y garantizó el sistema de pensiones con el pacto de Toledo. La situación se agravó en 1992 con el
inicio una recesión económica mundial.

Por ello, la popularidad del gobierno socialista fue disminuyendo con el tiempo debido también a la huella de la corrupción.
Aparecieron diversos escándalos de personas vinculadas al gobierno, como el caso de Luis Roldán, director general de la Guardia
Civil, y de Mariano Rubio, gobernador del Banco de España. A esto se le sumó la llamada “guerra sucia”, que hizo que se asociara
con el gobierno a los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), de extrema derecha que cometieron asesinatos contra miembros
de ETA.

Finalmente, la división entre Felipe González con su corriente renovadora y Alfonso Guerra (vicepresidente) con una más
conservadora y la pérdida de popularidad y liderazgo, hicieron que las elecciones de 1996 fueran ganadas por el Partido Popular
de José María Aznar.

VI Y VII LEGISLATURA: GOBIERNO DEL PARTIDO POPULAR

El gobierno en minoría

La victoria del Partido Popular supuso un cambio en el panorama político, tras 14 años de gobierno del Partido Socialista Obrero
Español. El PSOE principal partido de la oposición, afronta esta legislatura sin la presencia de Felipe González, siendo sustituido
como secretario general del partido por Joaquín Almunia en 1997.

Este gobierno tuvo una orientación centrista, ya que Aznar había necesitado el apoyo de los nacionalistas para gobernar (PNV,
Coalición Canaria y CiU). Se fijó como objetivo principal la política económica, tras la crisis de 1992 la economía y el paro tenían
niveles muy graves. También se llevó a cabo una política social que asegurase el estado del bienestar, dialogando con sindicatos y
empresarios. El mayor logro fue conseguir la entrada de España en la moneda única, el euro, en el año 2002, para lo que fue
necesaria la privatización de empresas públicas y equilibrar el déficit.

Una de las cuestiones más complejas a las que se enfrentó el gobierno fue la relación con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y
frente al terrorismo de ETA. Tras un primer entendimiento, con el secuestro y asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco se
tornó la situación a una relación fría. Hubo grandes manifestaciones de protesta y de fuerte denuncia contra el entorno político
abertzale. Los partidos nacionalistas sustituyeron el Pacto de Ajuria Enea por el Pacto de Lizarra (1998) que excluía a los radicales.

El gobierno en minoría

Las elecciones generales dieron la mayoría absoluta al Partido Popular, por lo que no tuvo que pactar con otros partidos como
había hecho en 1996. La no necesidad de pactos, unida a una política a menudo impopular, produjeron una gran crispación política,
sobre todo a partir de 2002. El segundo mandato se caracterizó por la buena situación económica y la mayoría absoluta, lo que
permitió al gobierno elaborar su programa sin problemas y modificar la herencia de la etapa socialista. Destaca la creación de
cuatro leyes:

- Ley de Extranjería, que regulaba la entrada y la estancia de los extranjeros.


- Ley Orgánica de Universidades, reduciendo la autonomía de estas.
- Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza, LOCE, que reestructuró las enseñanzas medias.
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- Ley de Partidos, que ilegalizaba a los partidos que no condenasen la violencia explícitamente.

Además, se suprimió el servicio militar obligatorio y se creó un ejército profesional aprobado en el año 2001. Aunque destacaron
problemas, como el Plan Hidrológico Nacional, que supuso una gran polémica ya que proponía trasvasar agua de unas cuencas
excedentarias a otras deficitarias. También el hundimiento del petrolero Prestige frente a las costas gallegas supuso
manifestaciones de protesta. Una huelga general impidió que el gobierno aprobara una reforma del subsidio del paro.

Pero sin duda el aspecto más controvertido de la legislatura fue la invasión de Irak junto con Estados Unidos y Reino Unido,
operación que no contaba con el beneplácito de la ONU. Tenía su causa en los atentados terroristas del 11-S en Nueva York en
2001. El Pacto de las Azores, en el que participa España, supuso la invasión del país islámico por una supuesta presencia de armas
de destrucción masiva que nunca se encontraron.

Por este desgaste, Aznar decidió no optar a la reelección y designó a Mariano Rajoy como candidato a la presidencia del gobierno.
Sin embargo, la explosión el día 11-M de artefactos explosivos en los trenes de cercanías de Atocha que causó la muerte de
centenares de personas cambió radicalmente el barómetro electoral. En este hecho sin precedentes, el gobierno culpó en primer
momento a ETA, a pesar de las pistas que llevaban a la organización Al-Qaeda de terrorismo islámico. Se desató una “guerra
informativa” en la que se culpó al gobierno por haber entrado en una guerra indeseada.

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