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en Pedagogía
Quinto Semestre
Comunicación, cultura y educación
2022-2023
Directorio
Programa indicativo……………………………………………………………… 4
ACADÉMICOS
RESPONSABLES
1. PRESENTACIÓN
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2. OBJETIVOS
GENERAL DE ASIGNATURA:
DE UNIDAD:
- Entender el significado de la cultura y reflexionar sobre su papel en
la cotidianidad del sujeto, para facilitar su proceso de socialización.
- Comprender cómo se construye la identidad de los jóvenes a partir
del vínculo socio-cultural y cómo se expresa en el ámbito educativo,
para aplicarlo en su vida cotidiana y su futura actividad docente.
- Reflexionar sobre los escenarios educativos mediados por TIC y la
formación de sujetos con nuevas prácticas, con el fin de desarrollar
sus habilidades para llevarlo a cabo de manera más eficiente.
3. MAPA CONCEPTUAL
5
4. ESTRUCTURA DEL CURSO
5. TEMÁTICA
UNIDAD I APROXIMACIÒN A LA NOCIÓN DE CULTURA
6. ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
ELABORACIÓN DE DIFERENTES CONTROLES DE LECTURA
- MAPA CONCEPTUAL
- ESQUEMAS
- CUADROS SINÓPTICOS
- RESPUESTAS A PREGUNTAS GUÍAS
6
REPORTE DE VIDEOS
DEBATES GRUPALES
7. PRÁCTICAS PROPUESTAS
8. EVALUACIÓN
Evidencias de Criterios de desempeño Calificación y
aprendizaje acreditación
FINAL
PROMEDIO
PARCIALES Y
CALIFICACIÓN
TRABAJO FINAL
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9. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Lomas, C. (2003). Aprender a comunicar (se) en las aulas. Ágora digital, 5(1).
8
Silverstone, R. (2004). La textura de la experiencia. En ¿Por qué estudiar los
medios? Buenos Aires: Amorrortu.
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UNIDAD I:
APROXIMACIÓN A LA NOCIÓN DE
CULTURA
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Cultura e identidad
Mexicanos en
la era global
Lourdes Arizpe
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Hoy en día, sin embargo, el crecimiento exponencial tas— y los ecosistemas. Por eso hoy es vital afirmar que
de las telecomunicaciones, los audiovisuales e Inter- la cultura no está conformada por objetos, sino por for-
net, características de la nueva globalidad, están creando mas de relación en las que interviene la libre decisión de
nuevas homogeneizaciones culturales y, al mismo tiem- las personas de asumir, portar y practicar un compor-
po, nuevas diversidades. Como reacción ha surgido con tamiento cultural. Si no se considera la cultura como
gran fuerza una voluntad de recrear la identidad y en este acto de libre decisión, se niega el derecho de las per-
México, como en otros países, se hace evidente una gran sonas de cambiar las vetas de su propia cultura a través
efervescencia en la creación de nuevos códigos identi- de la originalidad y la creatividad. Sin embargo, esas vetas
tarios, sobre todo entre los jóvenes, digamos, con el rock tienen siempre un designio político, entendido éste co-
en náhuatl y la renovación del huapango en el ir y venir mo la conciencia de saber que se necesitan alianzas y leal-
de Veracruz a Los Ángeles. Vale mencionar también, en tades para asegurar la sobrevivencia de todos. Ésta es hoy
el arte postobjetual, el performance y el videoarte. la frontera extrema que impone el planeta, a partir de la
Los mexicanos toman nuevas posiciones en el marco cual hay que hacer un camino de regreso para recrear
de la pantalla comunicacional global y se vuelven hacia la política y la cultura. Es decir, la relación con los de-
lo que más comparten: la cultura, ya que ella hace visi- más y con nosotros mismos.
bles, tangibles e intangibles, sus memorias, sus deseos y Sin embargo, la cultura puede ser utilizada para
sus búsquedas de futuro. Sólo que ahora están cam- unir, pero también para dividir. En la última década se
biando a tal velocidad los soportes tecnológicos para la ha utilizado también para crear barreras insalvables cuan-
comunicación que cabe preguntar: ¿cómo se va a recrear, do no se razona en torno a una creencia, cuando se clava
reinventar y difundir la cultura y la identidad de los me- como dogma para exigir que todos los demás se ciñan a
xicanos a través de los minimensajes de los celulares, el ella. Es lo que practican los fundamentalistas, como los
infinito de las redes sociales como el Facebook, los chis- islamistas, incapaces de negociar y capaces de destruir
pazos del Twitter y el mundo por descubrir del multi- con tal de imponer su dogma. El resultado es siempre el
media? ¿Cómo seguirá conviviendo esta nueva vibra- mismo: el conflicto y el ansia de destruir a quien piensa
ción tecnovirtual con el mundo clásico de los libros, las de diferente forma. En México, a lo largo del siglo XX se
conversaciones largas, las tertulias que situaban a cada fortaleció una cultura de libertad que permitió la convi-
quien en cada lugar, las fiestas coloridas y el abrazo de vencia de ideologías y doctrinas de gran diversidad. Hoy
las amistades y parientes? amenaza esa cultura el regreso, en gran medida soterra-
No hay duda de que los avances actuales en teorías do, de acciones para imponer un orden ultraconservador
llevan a una nueva definición de la cultura que la sitúa que, además, es ya imposible en la etapa de evolución
en el corazón de la relación entre las sociedades, las actual del mundo. Por añadidura, esas acciones acaban
divisiones políticas —naciones, etnias, religiones y sec- por infringir la propia moral que quieren imponer y que
Figurilla antropomorfa femenina, Tlatilco, Estado de México, 1200-800 a.C. María Lagunes, s/t, 1990
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Cristina Martínez del Campo, Urbe del cielo, serpiente del desierto, urbe del desierto, serpiente Escultura zoomorfa, serpiente enroscada, Ciudad de México, 1325-1521 d.C.
del cielo, 1998
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1963: La inauguración del Museo Nacional de An- gación sobre patrimonio cultural inmaterial y diver-
tropología e Historia de México causó revuelo a nivel sidad cultural”.
internacional. Por su originalidad, se concibió con base 2009: Después de la adopción de la Convención In-
en una nueva arquitectura museológica, en la integración ternacional sobre Contenidos Culturales y Expresiones
de la antropología y las artes, la vinculación de las gran- Artísticas en 2005, se publicó el Informe Mundial Unes-
dezas arqueológicas y las prácticas etnológicas vigentes co con la participación de la autora de este artículo en
y presentó innovaciones extraordinarias en museogra- el Comité Científico que lo redactó.
fía. Con este magnífico ejemplo, gracias al arquitecto Pe- Aparte habría que mencionar como aportes inter-
dro Ramírez Vázquez y a un enorme grupo de antropó- nacionales un gran número de otras iniciativas y polí-
logos, artistas y artesanos, México quedó integrado a la ticas culturales de México, en especial en cuanto a ex-
gran corriente mundial de protección al patrimonio cul- posiciones, muestras e intercambios artísticos. Para dar
tural en el primer lugar. Además, en ese sexenio de Adol- sólo un ejemplo, hubo un sinnúmero de extraordina-
fo López Mateos, se inauguraron en total cinco museos: rias exposiciones del arte de México de varios siglos y
además del de Antropología, el Museo Nacional de Arte, de arte olmeca, maya y azteca, además de las exposicio-
la Pinacoteca Nacional y dos más. nes sobre temas específicos como la reciente sobre Moc-
1972: Los arqueólogos y arquitectos mexicanos tu- tezuma. Sería muy difícil enumerar el torbellino de par-
vieron una participación activa en la creación de la Lista ticipaciones individuales de mexicanos en el arte y la
del Patrimonio de la Humanidad. Su experiencia en pro- cultura a nivel internacional que ha creado en el públi-
gramas concretos de protección, conservación y restau- co global un aprecio permanente por las creaciones y
ración del patrimonio arqueológico y monumental, y que producciones artísticas mexicanas.
pueden aplicarse en otros países en desarrollo consti- En suma, los mexicanos nos podemos enorgulle-
tuyó un aporte fundamental para la Convención Inter- cer de los logros en la vida cultural y en la política cul-
nacional para la Protección del Patrimonio Natural y tural que se llevaron a cabo durante el siglo XX. Nos
Cultural aprobada ese año. honran las creaciones de las culturas originarias y nos
1975: Se celebra por primera vez un Congreso Na- honra haber sido vanguardia en la investigación ar-
cional de Indígenas en Pátzcuaro, Michoacán. Allí sur- queológica y antropológica que, en colaboración con
gieron las primeras organizaciones dirigidas por indíge- un gran número de antropólogos de otros países, dio
nas. Se inició la corriente que promovió una política a conocer la extraordinaria riqueza de las culturas me-
nacional pluricultural, tema que apenas se esbozaba en soamericanas. Nos honran las prácticas arquitectóni-
el ámbito internacional. cas, museológicas y artísticas que se conjugaron para
1978: Creación del Programa Nacional de Cultu- crear el museo más admirado del mundo y un conjun-
ras Populares, con base en las ideas innovadoras de un to de museos originales y abiertos al pueblo y a todos
grupo de antropólogos, escritores y artistas que tuvo una los turistas del mundo.
influencia vital en la Convención Internacional del Pa- Nos honran, asimismo, las políticas y el apoyo a los
trimonio Cultural Inmaterial. pintores y los escultores que permitieron crear el mura-
1982: Tiene lugar en la Ciudad de México la famo- lismo mexicano, reconocido en todo el mundo y, más
sa Conferencia Intergubernamental sobre Política Cul- tarde, la libertad cultural que permitió que surgieran sus
tural, llamada Mondiacult, que consolidó las bases para antítesis, transgresiones y finalmente un arte postobje-
que los estados crearan políticas de apoyo a grupos indí- tual y móvil que se escapa de las telas, las galerías y de to-
genas, a artistas, a autores y a promotores culturales. da otra materialidad. El performance, libertad expresi-
1995-2003: Las experiencias innovadoras de los va con el cuerpo, como serpiente que se muerde la cola,
antropólogos mexicanos en rescate etnográfico, mu- cierra el ciclo del teatro comunitario y el simulacro que
seos comunitarios y escolares, y de culturas popula- nos vienen desde tiempos antiguos.
res se integraron a las discusiones para la creación de El arte y los talentos mexicanos todavía brillan en el
la Convención Internacional de Patrimonio Inmate- ámbito internacional, pero México ha perdido el lide-
rial en la Unesco. Como subdirectora general para la razgo cultural que tuvo durante más de siete decenios y
Cultura de la Unesco, esta autora presidió los traba- que ahora ha pasado a Brasil, Colombia, Perú y otros paí-
jos iniciales de elaboración de esta convención. En con- ses latinoamericanos.
sonancia con corrientes de otros países, se orientó el
programa ya no hacia la conservación sino hacia la sal-
vaguardia del “Patrimonio Vivo”. En reconocimien- MEXICANIDAD Y COSMOPOLITISMO
to a la asesoría mexicana en la elaboración de la con-
vención, la Unesco otorgó a la Universidad Nacional Podría caracterizarse la cultura mexicana de acuerdo a
Autónoma de México la “Cátedra Unesco de investi- muchos criterios pero pueden mencionarse tres cualida-
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des por las que sobresale su historia y su práctica cultural: Salta a la vista esta creatividad mexicana en la in-
la monumentalidad, la originalidad y la creatividad. vención de la danza neoindígena de los concheros y
La monumentalidad se hace evidente de muchas ma- en los grupos de rock en náhuatl, así como en el jazz,
neras. En las altas pirámides, algunas con el basamento rap mexside y tantos otros grupos musicales. Se hace
más ancho del mundo; en la ciudad colonial calificada visible esa convicción, hoy en día, en el millón de jó-
como “de los palacios”; en los murales mesoamericanos venes y de grupos afiliados a la memoria mesoameri-
que encontraron su eco en el gran muralismo mexicano cana, que asisten al equinoccio de primavera el 21 de
del siglo XX. Lo descomunal parece surgir de un alma marzo en Teotihuacán, y también en el Tajín, Xochi-
grande de los mexicanos que se plasmó también en una calco, Chichén-Itzá, la pirámide de Tepoztlán y en
Revolución que fue la primera revolución social del si- tantos otros lugares. País de mitos y país de la palabra
glo XX. Pero también en actitudes mexicanas. En la ter- florida, país de nuevas celebraciones y de nuevos la-
quedad de Diego Rivera, Siqueiros y Orozco por plasmar zos culturales.
un nuevo sujeto de la pintura: el pueblo y sus luchas de La originalidad de lo que inventan los mexicanos
todos los siglos; o en la carta de Frida Kahlo dirigida al se percibe también en la constante renovación, espon-
Presidente que decía: tánea e imaginativa, de las artesanías mexicanas. En la
actualidad se está tratando de probar la teoría de que
Defendiendo la cultura, usted demuestra ante los pueblos una expedición china llegó a costas de Michoacán en
del mundo que México es un país libre… que siendo 1451 y que dejó, quizá, la tradición de las lacas michoa-
México demócrata, lo mismo se respetan las bendiciones canas, cuya técnica está muy cercana a las de aquel
del señor arzobispo Martínez que las palabras históri- país. Si acaso fuera cierto, los purépechas no han de-
cas del Nigromante (“Dios no existe”). Lo mismo se pin- jado de innovar en las artesanías de la laca, pero ade-
tan vírgenes de Guadalupe que pinturas con contenido más en la construcción de pirámides redondas y de
revolucionario en las escaleras monumentales del Pala- una lengua, que es, sin duda, la más sonora de Méxi-
cio Nacional… co. Sólo falta añadir que puede apreciarse hoy esa len-
gua en todas partes porque han sido los primeros en
A esta carta Miguel Alemán respondió: “La cultura filmar una película hablada enteramente en purépe-
es inmortal y nunca en los verdaderos atentados contra cha. Lo que inventan los ceramistas de Ocumicho pro-
ella la han destruido, porque es incontenible su fuerza viene tanto de una imaginación desbordada como de
creadora…”. manos tocadas por la irreverencia. Lo mismo ocurre en
Como descomunal fue también la convicción de Oaxaca, con su Guelaguetza de dieciséis lenguas ori-
Carlos Monsiváis al escribir sin cesar la crónica, no de una ginarias y textiles y artificios de madera y barro úni-
ciudad únicamente, sino de las vivencias de varias gene- cos en el mundo. O en Chiapas, donde, entre tantas
raciones de mexicanos, inquietos, rebeldes, olvidados y iniciativas, las mujeres de Sna Jolobil siguen dando
recordados, asegurando, precisamente, que siguen sien- muestras de la excelencia de sus textiles mayas.
do protagonistas de una historia cultural inclusiva, ro-
busta y creativa. LOS MIGRANTES MEXICANOS: LA IDENTIDAD DESDE LEJOS
Esa originalidad y creatividad en la cultura, com-
partida por todos los mexicanos, se desborda también Los mexicanos enfrentan hoy un contexto difícil eco-
en el patrimonio cultural intangible. No hay más que ver nómico por la desigualdad pero también una sed de
los simulacros de la Guerra de Independencia que se conocer que ha propiciado múltiples movimientos mi-
celebran todavía en muchos pueblos y que fueron gro- gratorios con una intensa interactividad cultural. Mu-
seramente excluidos de los festejos multimillonarios del chos salen de México a buscar empleo, a respirar una
Centenario y el Bicentenario. Por ejemplo, el festejo en brisa fresca o a realizar sus aspiraciones artísticas. En pa-
Chilacachapa, Guerrero, que se celebra desde hace más labras de Francisco Pinonceli, joven estudiante de mú-
de cien años, en el que se movilizan más de ciento vein- sica en París:
te jóvenes en la escenificación de los cuadros del arres-
to de doña Josefa, el aviso a don Miguel Hidalgo, cua- Al principio pensé que no regresaría y hoy estoy más que
dro a cuadro durante tres días, hasta su fusilamiento. seguro que regresaré, por razones sentimentales, naciona-
Once contingentes de distintos pueblos llegan a desfi- listas, de responsabilidad social, por mis seres queridos por-
lar y participar.1 que mis amistades aquí no me necesitan tanto… tengo
el corazón en el otro lado, en Chihuahua.2
1 Ver Lourdes Arizpe, Cristina Amezcua, Edith Pérez et al., El Pa-
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tido de comunidad”; “la música regional, la historia, los los nietos de los primeros migrantes tienden a integrar-
museos son interesantes pues nuestra historia es bas- se a la sociedad norteamericana, muchos con un apre-
tante larga”; “las tierras, los pueblos, la creatividad, y el cio por una nueva filiación como latinos. El arte y la cul-
genio y las invenciones de la gente”; “la calidad y la unión tura chicana y mexicano-norteamericana constituyen
de la gente”; “la cocina, la forma en que se relaciona la una aportación a la vida cultural y social de los Estados
gente, la historia”.5 Unidos. Por ejemplo, se extiende cada vez más la gas-
En esa encuesta, los migrantes mexicanos, al hablar tronomía y la música de México, pero crea relaciones
de lo que les gusta e identifica con México, 40.2 por complejas con el arte y la cultura de nuestro país.
ciento se refirieron a aspectos de la cultura: historia, tra- El estudio más connotado sobre la migración de his-
diciones, fiestas, patrimonio cultural y 10.4 por ciento pánicos, realizado por las Academias de Ciencias de los
a la gastronomía. Lo que resalta también por cierto es Estados Unidos,6 hace notar asimismo que si bien los in-
que 17.4 por ciento destacaron aspectos de la convi- migrantes hispanos en los Estados Unidos están pasan-
vencia: la calidez, el trato y el apoyo entre la gente. El do por las mismas etapas de integración que los mi-
resto de las respuestas se repartieron entre temas tales grantes de otras nacionalidades —pérdida paulatina del
como la belleza de los paisajes, el clima, las playas y has- idioma y del aislamiento social en cada nueva genera-
ta el tequila. ción, incremento progresivo de niveles de estudio y
Un joven migrante de Tlayacapan, Morelos, resu- acceso a empleos mejor remunerados y a niveles profe-
mió así lo que sentía: “¿Qué extrañaba? La familia, que sionales y directivos en las empresas, y matrimonio con
es lo más importante, las costumbres, la libertad...”. personas pertenecientes a otros grupos blancos o étni-
Varias mujeres, sin embargo, dijeron que extrañaban a cos—, los latinos tienen características que pueden
sus familias, pero que apreciaban sobremanera que en obstaculizar su plena integración en el futuro. De no
Estados Unidos se sentían protegidas contra la violen- lograrse aumentar las inversiones en la educación e in-
cia de sus esposos. tegración de los latinos, señalan los autores de este es-
Como ocurre también en países europeos, en el tudio, esta categorización pasará de una denotación étni-
caso de Estados Unidos, hacia donde la migración me- ca a ser una categoría de clase subalterna permanente o
xicana es una ola perenne de ida y vuelta, a la par de underclass que agravará los problemas laborales, educa-
esta lealtad cultural crece también el deseo por asimilar tivos y de salud de este grupo.
selectivamente muchos aspectos del estilo de vida nor-
teamericano y encontrarles un acomodo sin perder sus
referencias simbólicas mexicanas o latinas. Esto es váli- EN SUMA: LOS CÓDIGOS IDENTITARIOS DE LOS MEXICANOS
do para la primera generación y aun para la segunda
generación de descendientes de mexicanos, aunque ya En gran número de estudios y encuestas que no es po-
sible citar aquí, se ha reiterado que existe entre los mexi-
5 Encuesta realizada en Nueva York a sesenta y dos migrantes me- canos una constelación de códigos identitarios. Entre
xicanos, en 2004. ellos pueden mencionarse:
1. La tierra: los paisajes, las playas, las sierras, las sel-
vas. Pero también la ondulación verde claro de las milpas
tempranas, los collares de bugambilias sobre los teco-
rrales, las calles empedradas con casas altas de anchos
aleros en las sierras, las calles empedradas de las man-
siones estilo colonial, los edificios ultramodernos siem-
pre acompañados de pinturas murales o esculturas, la
arquitectura del desierto que funde los muros con las
tierras áridas.
2. La historia: las pirámides, las canchas de juego
de pelota, las iglesias, los palacios virreinales, el Castillo de
Chapultepec, el Monumento a la Revolución, el Museo
Nacional de Antropología e Historia, la Plaza de Tlate-
lolco, la Macroplaza de Monterrey. Y, también, el patri-
monio cultural intangible: las danzas de la Conquista,
los carnavales; y el patrimonio cultural cívico: el simu-
lacro de la guerra de la Independencia en Chilacacha-
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pa, Guerrero; la conmemorarción “Vida y Muerte de Za- medios, apoyados por los gobiernos federal y estatales.
pata” en Ixtlilco el Grande, Morelos. Los jóvenes artistas han seguido con una creación pro-
3. La convivencia: los infinitos festejos para cele- fusa de nuevas formas de ambientar, instalar, —incluso
brar los ritos de pasaje de la vida humana, las ferias y adosar ciudades perdidas a los museos—, hacer perfor-
fiestas de pueblos y colonias, los desfiles y procesiones, mance, explorar la biosimbiosis con el entorno natural,
la música compartida en los convivios. Y también, la son- y cuanto les ha dictado la invención. En la Ciudad de
risa pronta y el abrazo apapachado, la disposición inme- México, además, las festividades y proyectos culturales
diata a prestar ayuda,7 la invitación abierta a los hogares, se recrean sin cesar, como si siguiéramos cumpliendo al
la hospitalidad sin límites hacia los fuereños, el regalo, día todavía el calendario ritual tenochca.
el omnipresente regalo por todo y hacia todos. Hay que reconocer que, si bien todas las ciudades
La convivencia mexicana, esa costumbre tan pro- comparten una gran diversidad cultural y social, el lu-
funda que nos une en los tiempos de peligros que co- gar en el que se mezclan, reconociéndose y asimilándo-
rren, es necesario defenderla con toda la firmeza de que se, las diversidades, es por lo general en los centros de
seamos capaces. Después de una Revolución violenta los las ciudades. Hoy, sin embargo, el concepto de arte así
mexicanos, con un Estado responsable, logramos vivir como de patrimonio cultural se han extendido más allá
setenta años con paz social. Hoy, más allá del desastre de las definiciones y programas previos y de los sitios y
político que ha propiciado cuarenta mil muertos, ante territorios tradicionales. No hay ya exclusividad de es-
la violencia que han incrustado en los corazones, hay que pacios y esto favorece el mestizaje, esto es, la libertad de
defender la integridad física y con más razón la convi- entrelazar distintos modos de ver, de comunicar y de amar
vencia social. En el mundo cosmopolita en el que ya para crear nuevas versiones de las culturas mexicanas.
vivimos, no habrá sustentabilidad sin conviviabilidad. Hay también las hibridaciones en las que conviven di-
versos aspectos de distintas culturas o estilos de vida. Y
todo esto en la actualidad llega a su apogeo con la ten-
LAS NUEVAS NARRATIVAS CULTURALES dencia hacia las “fusiones”, nuevo vocablo global que,
DE LAS CIUDADES MEXICANAS en nuestro país, como serpiente que se muerde la cola,
reitera la vigencia del término con el cual los intelec-
Las ciudades de México son tesoros de la sucesión de tuales y artistas mexicanos inauguraron el auge de la cul-
los tiempos culturales de la historia. En los últimos lus- tura mexicana: el mestizaje.
tros, en las principales ciudades de México, han surgido Lo que es importante destacar es que, ante la rapidez
innumerables proyectos de conservación del patrimo- del cambio social y de las narrativas y signos de las nue-
nio cultural, tanto edificado como intangible así como vas culturas urbanas, es el patrimonio cultural intangi-
la creación de museos y centros culturales. En algunos ble el que puede mantener el hilo que hilvane cómo se
casos, como el de la Ciudad de México, y como ha su- identificaban las generaciones sucesivas en la ciudad.
cedido con otras ciudades del mundo, al destacarse la
conservación, se corre el riesgo de que los propios cen-
tros de las ciudades se conviertan en museos. En cambio, LA PERSONA Y EL PATRIMONIO CULTURAL PRIMARIO
como en la propia Ciudad de México, se ha promovi-
do la cultura. Por una parte, dinamizar las actividades Dos puntos hilan el patrimonio cultural primario y la
económicas para que inciten a la construcción de nue- memoria en las culturas urbanas en México: la memo-
vas infraestructuras, así como de nuevos oficios, y nuevos ria es el punto de partida de la cultura pero es la vida pri-
centros de creación artística. Por otra parte, promover vada la que da un sentido de persona al individuo. Y es
el patrimonio cultural inmaterial, al rescatar los oficios, la persona la que puede ejercer la libertad cultural en
las festividades, las actividades asociativas culturales. Con sus decisiones para construir un futuro, para seguir te-
ello, se acompaña la salvaguarda del patrimonio cultu- jiendo los lazos que hacen posible que un conjunto de
ral inmaterial con una nueva reinvención del patrimo- personas, no de individuos, no de sujetos, no de acto-
nio cultural vivo. res —que no son lo mismo— hagan posible interac-
En México el dinamismo cultural del país ha segui- tuar y apoyarse unas a otras para seguir viviendo en la
do viento en popa en el mundo del arte y de los nuevos convivialidad en una sociedad y una nación.
De lo que no se puede prescindir es del patrimonio cul-
7 En un editorial del International Herald Tribune de marzo de 2011, tural, puesto que son las conexiones entre los elementos
Justin Horner describió cómo, al no encontrar ayuda para reparar su de la memoria las que nos dan el sentimiento unitario de
automóvil detenido en las carreteras de los Estados Unidos, en tres oca- ser uno mismo. Lo que Antonio Damasio describe en tér-
siones fueron mexicanos migrantes quienes se detuvieron para ayudarlo.
Justin Horner, “The Tire and the Tamale”, International Herald Tri- minos de la neurociencia como el “ser autobiográfico”.
bune, marzo de 2011. O sea, este “ser autobiográfico” es el que sabe que sabe y
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puede responder de acuerdo a los valores y deseos que ca y social, tienden a perpetuarse en grupos que llegan
reflejan sus redes de memoria. Todo lo cual nos lleva a a acentuar perfiles más radicales y, como ocurre ahora,
decir que el “ser autobiográfico” es el que puede elegir. son violentos y criminales.
El patrimonio cultural inmaterial nos rodea. Desde Cuando ocurre esto último es importante destacar
las fiestas y ferias hasta el mundo más íntimo. Ese pe- que aun los grupos de criminalidad más acendrada crean
queño lugar construido con objetos y recuerdos cultu- sus propios códigos simbólicos. Quizás el ejemplo más
rales. Por ejemplo, los retratos empañados de los abue- claro es el de los narcotraficantes que abrieron prácti-
los, el abanico traído de Veracruz por la tía, el cromo camente el único camino de ascenso económico y so-
del Popocatépetl y el Ixtaccíhuatl cuyo calendario de cial frente a una política que favoreció la desigualdad
hace diez años quedó fijado en el tiempo, igual que la educativa y económica y dejó a la deriva a tantas joven-
leyenda de esos volcanes. Pequeños trazos del pasado citas y jovencitos del bono demográfico.
que, al irse enlazando en su conjunto, marcan los lin-
deros de un pequeño mundo de confianza.
No hay casa campesina, cuarto de vecindad, depar- LAS REDES SOCIALES Y LA VIDA PÚBLICA Y PRIVADA
tamento o casa citadina que no tenga esta constelación
de “recuerdos”, puntos tangibles de un patrimonio in- El milenio abrió creando un universo invisible, parale-
tangible que le otorga sentido al sitio primario que cons- lo al que ven nuestros ojos y que crea redes culturales y
truye el ser autobiográfico de los mexicanos. Este “sitio de sociales distintas a las que habían existido hasta ahora
cultura primaria” es el que protege, en muchos casos, en la cultura mexicana. Para la gente que puede acceder
de una vida pública cuando ésta es amenazante por al- a la comunicación por computadora, las redes sociales
guna razón. en Internet permiten navegar, conectarse, intercambiar,
En todas las ciudades del mundo, así como ocurre en crear y recrear con una libertad sin horizontes para las per-
México, los jóvenes buscan agruparse con base en nue- sonas, a través de un mundo que se ha hecho pequeño.
vos códigos de su propia invención y que ahora, en mu- Es evidente que este tsunami de las redes de Internet
chos casos, son globales. Nacidos como signos de iden- ya está cambiando los hábitos culturales de los mexica-
tidad joven desde los años ochenta, los grupos cholos, nos. Los migrantes se comunican a través del sitio de su
dark, góticos, skatos, relocalizados como “ciberpunk- pueblo en la red; las familias entretejen correos por todo
mazahuatlahuac”, de acuerdo con una publicación re- el territorio nacional; los jóvenes viven sus vidas de amo-
ciente, organizan los símbolos para las nuevas genera- res y amigos en el Facebook; los políticos de pronto tienen
ciones de la sociedad mexicana. Los jóvenes pasan por que atender a oleadas de ciudadanos ciberinvisibles en el
estos grupos para después insertarse en otras identida- Twitter. ¿Se vertirá la intensa sociabilidad de la cultura
des, según su oficio, su profesión, su preferencia políti- mexicana en las redes cibernéticas? ¿O está surgiendo
ca, su feligresía, su colonia urbana y/o su pertenencia a otro tipo de comunicación, para unos aceleradísima, pa-
otros grupos culturales. Cuando los jóvenes no tienen ra otros trivializadora? El hecho es que los niños están
acceso a estos otros escalones de la movilidad económi- creciendo conformados por los mensajes e imágenes de
Jorge Díaz González, Cráneo, 1991 Hacha, Centro de Veracruz, 200-900 d.C.
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teléfonos móviles, Facebook, Twitter y un esperanzador dando en medio del río. Lo que más preocupa es que los
y a la vez oscuro y amenazante universo cibernético. mexicanos sigan teniendo las condiciones para poder
Surgen voces que quieren orientar este insólito po- crear, producir, innovar y comunicar en la cultura.
der comunicativo hacia un verdadero desarrollo huma- La oposición cultural en contra de lo que se percibe
no sustentable, es decir, en el que las libertades de unos como tendencias culturales globales homogeneizadoras
respeten las libertades de los demás. Las redes sociales se ha acelerado de la misma manera en que los medios
pueden ser un instrumento vital para lograr la demo- institucionales para remediar el acceso desigual a los re-
cracia, el respeto a los derechos humanos y la moviliza- cursos económicos se han debilitado o se les tacha de
ción hacia la libertad. Según otros autores, en cambio, ineficaces. Las crecientes dislocaciones del poder han
lo que puede inquietar del uso omnipresente y de in- coincidido así con las crecientes presiones culturales.
trusión del Internet es, primero, que se lleguen a perci- Porque el mexicano vive la vida con la muerte, no deja
bir las tecnologías de comunicación como una voluntad de crear señales de vida. Esas señales son la pasión que,
descentrada que rebasa la autoridad del mismo usua- como en todo, se desborda. Se desborda en los amores y
rio, de sus padres o maestros, o de las autoridades ele- en sus crímenes pasionales; en la lucha por el poder que
gidas democráticamente. Y, segundo, que los propios tanto daña a la democracia; en la avidez por acumular
usuarios se vuelvan esclavos de su subordinación a ver- que llega a tal ceguera que se deja en el hambre a los de-
dades a medias provenientes del autoritarismo de comu- más. La violencia económica que se arropa en la arro-
nidades virtuales que pueden volverse opresivas, como gancia y la indiferencia lleva entonces a la violencia a se-
las sectas fundamentalistas, los grupos militantes vio- cas, a los secuestros, a la brutalidad contra las mujeres,
lentos o que incitan al odio, y otros. En efecto, varios al tráfico de drogas: ese ciclo de infierno se había man-
sucesos recientes muestran que las tecnologías pueden tenido a raya hasta el nuevo milenio.
deslizarse a un lado frente a las capacidades de las insti- En suma, hoy en día, en México la cultura constitu-
tuciones educativas, legislativas y políticas nacionales o ye: 1) un factor primordial de unidad nacional: lengua,
internacionales y que no puedan acotarse sus impactos valores compartidos e identidad, 2) un espacio para de-
psicosociales, políticos y culturales. sarrollar una visión de futuro basada en el consenso y la
Otra pregunta empieza a hacer la ronda: si la entre- negociación, 3) un sector económico en crecimiento, 4)
ga de la vida privada a través de los correos electróni- un valor de presencia y prestigio para la conducción de
cos, los sitios y las redes sociales en Internet la hará vol- interacciones económicas, políticas y culturales con otros
verse completamente pública: ¿quiénes y cómo tienen países en el proceso de la globalización.
derecho a usarla? En una actualidad plena de amena- Para enfrentar estos retos se requiere: 1) la protección
zas, la circulación extendida de todos los datos sobre la del patrimonio cultural en toda su gama, 2) promover
vida de las personas, la noción misma de libertad cul- la producción de bienes culturales para el mercado tanto
tural, la creación artística, la propiedad intelectual se en- nacional como de exportación promoviendo las indus-
cuentran en entredicho. trias culturales, asegurando que su propiedad intelectual
y los beneficios de sus ventas queden en manos de sus
creadores y productores, 3) seguir manteniendo en alto
LOS RETOS: LAS LEALTADES MÚLTIPLES la reflexión y las prácticas de la cultura en México co-
Y LAS REDES GLOBALES mo parte de nuestra identidad en el mundo global, 4)
orientar actividades culturales hacia los grupos cuya po-
La pregunta que se remueve en los espacios culturales breza destruye sus capacidades y habilidades culturales
mexicanos en el presente es si seremos capaces de sos- tradicionales, fomentando nuevas formas de producción
tener ese alto nivel de avanzada cultural que tuvo Mé- de bienes culturales y de actividades culturales genera-
xico el siglo pasado, ahora en un mundo globalizado. doras de ingreso.
Durante el siglo XX el Estado tuvo el acierto de im- Para concluir, en México no hemos acabado de re-
pulsar las actividades culturales que un mercado en cier- solver los viejos problemas de la cultura y el patrimonio
nes no podía hacer florecer. Entonces, los indígenas, los y ahora tenemos que acelerar el paso con nuevos concep-
artistas, los intelectuales, todos los mexicanos lucharon tos, nuevas estrategias y nuevos bríos. Para ello contamos
por la libertad cultural, tanto de expresión como de pen- con la riqueza del patrimonio, la habilidad de las manos,
samiento, que les ha permitido desarrollar, cuestionar, la imaginación y la sociabilidad de los mexicanos. Hoy
viajar, crear y reinventar, abrir su imaginación y desple- las obras de los mexicanos marcan los senderos culturales
gar sus talentos. Las mujeres, en particular, tanto jóve- de todo el mundo, como lo hicieron a lo largo del siglo XX.
nes como menos jóvenes vieron abrirse los horizontes Nuestro reto es defender estos talentos y exigir esa liber-
del ser, del pensar, del elegir. Hoy los desequilibrios están tad de pensamiento y de creación que es nuestro princi-
a la vista de todos y la cultura en México se está que- pal patrimonio cultural.
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UNIDAD II:
SOCIALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y
EDUCACIÓN
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Gilberto Giménez
Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM
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llamados también “formas culturales” por John B. Thompson (1998: 202 y ss), por
ejemplo, obras de arte, ritos, danzas…; y por otra se interiorizan en forma de “habitus”, de
esquemas cognitivos o de representaciones sociales. En el primer caso tenemos lo que
Bourdieu (1985: 86 ss.) llamaba “simbolismo objetivado” y otros “cultura pública”,
mientras que en el último caso tenemos las “formas interiorizadas” o “incorporadas” de la
cultura.
Por supuesto que existe una relación dialéctica e indisociable entre ambas formas de
la cultura. Por una parte, las formas interiorizadas provienen de experiencias comunes y
compartidas, mediadas por las formas objetivadas de la cultura; y por otra, no se podría
interpretar ni leer siguiera las formas culturales exteriorizadas sin los esquemas cognitivos
o “habitus” que nos habilitan para ello. Esta distinción es una tesis clásica de Bourdieu
(1985: 86 ss.) que para mí desempeña un papel estratégico en los estudios culturales, ya que
permite tener una visión integral de la cultura, en la medida en que incluye también su
interiorización por los actores sociales. Más aún, nos permite considerar la cultura
preferentemente desde el punto de vista de los actores sociales que la interiorizan, la
“incorporan” y la convierten en sustancia propia. Desde esta perspectiva podemos decir
que no existe cultura sin sujeto ni sujeto sin cultura.
Estas consideraciones revisten considerable importancia para evaluar críticamente
ciertas tesis “postmodernas” como la de la “hibridación cultural”, que sólo toma en cuenta
la génesis o el origen de los componentes de las “formas culturales” (v.g. en la música, en
la arquitectura y en la literatura), sin preocuparse por los sujetos que las producen, las
consumen y se las apropian reconfigurándolas o confiriéndoles un nuevo sentido. Bajo este
ángulo, la tesis carece de originalidad, ya que sabemos desde Franz Boas que todas las
formas culturales son híbridas desde el momento en que se ha generalizado el contacto
intercultural. Es una tesis trillada de lo que suele llamarse “difusionismo” en Antropología.
Pero las formas interiorizadas de la cultura se caracterizan precisamente por la tendencia a
recomponer y reconfigurar lo “híbrido”, confiriéndole una relativa unidad y coherencia.
Con otras palabras, no se puede interiorizar lo híbrido en cuanto híbrido, ni mantener por
mucho tiempo lo que los psicólogos llaman “disonancias cognitivas” salvo en situaciones
psíquicamente patológicas.
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literatura que de Samuel Ramos hasta Octavio Paz busca definir nada menos que “la
psicología del mexicano”. Así, para Samuel Ramos el principio generador de la identidad
del mexicano sería el complejo de inferioridad; para Octavio Paz, la soledad; y para algún
otro, la melancolía. Nadie pone en cuestión el valor literario y hasta heurístico de la obra de
estos autores. Más aún, para mí Octavio Paz, sobre todo en El Laberinto de la Soledad
(1994), es el Ortega y Gasset mexicano. Pero una cosa es el valor literario y otra muy
distinta la validez de las hipótesis sociológicas que se sustenta en lenguaje literario. Hablar
de la “psicología del mexicano”, de la “psicología de la mujer” o de la “psicología de la
juventud” me parece una aberración sociológica, porque se está hipostasiando y
“psicologizando” agregados estadísticos que no pueden ser tratados como si fueran actores
sociales. No existe la “psicología del mexicano” ni mucho menos esa famosa doble historia
que señala Paz: la historia aparente y la historia subterránea que desde los sacrificios
aztecas y la Malinche habrían dejado huellas traumáticas en la conciencia de los mexicanos.
Lo grave del caso es que esta “sociología literaria” puede provocar en sus lectores lo que
Bourdieu llamaba “efecto de teoría”. Es decir, como Octavio Paz es un autor muy
reconocido y de vasta influencia, sus lectores pueden terminar identificándose realmente
con la imagen del mexicano diseñada en su “teoría”. De este modo la teoría hace existir
“performativamente”1 lo que antes de ella no existía.
Por todo esto considero muy importante la tesis según la cual la identidad se predica
en sentido propio solamente de los sujetos individuales dotados de conciencia, memoria y
psicología propias, y sólo por analogía de los actores colectivos.
Lo anterior nos conduce a otra tesis igualmente fundamental: la teoría de la
identidad se inscribe dentro de una teoría de los actores sociales. No es una casualidad que
la teoría de la identidad haya surgido en el ámbito de las teorías de la acción, es decir, en el
contexto de las familias de teorías que parten del postulado weberiano de la “acción dotada
de sentido”. En efecto, no puede existir “acciones con sentido” sin actores, y la identidad
constituye precisamente uno de los parámetros que definen a estos últimos.
1
El término “preformativo”, introducido por el lingüista inglés J.L Austin (1962), se refiere a una función del
lenguaje por la que la enunciación de un discurso constituye al mismo tiempo un acto que realiza lo
enunciado. Por ejemplo, si en una reunión de magistrados el presidente de la Corte dice: “Se abre la sesión”,
su “decir” es también un “hacer”, porque la sesión queda efectivamente abierta. Según Austin, la función
preformativa se contrapone a la función meramente “constatativa” o declarativa del lenguaje.
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Ahora bien, ¿cuáles son los parámetros fundamentales que definen a un actor
social?
1) Todo actor ocupa siempre una o varias posiciones en la estructura social. Nadie
puede escaparse de esto, porque ni los individuos ni los grupos están colgados de las nubes.
Los actores son indisociables de las estructuras y siempre deben ser estudiados como
“actores-insertos-en-sistemas“(actors-in-system), dicen algunos sociólogos
norteamericanos. En el espacio urbano, por ejemplo, no podemos ni siquiera concebir un
actor que no esté situado en algún lugar de la estratificación urbana o de la estructura socio-
profesional urbana. Y eso significa ocupar una posición en la estructura social.
2) Ningún actor se concibe sino en interacción con otros, sea en términos
inmediatos (cara a cara), como en un vecindario; sea a distancia, como cuando me
comunico por Internet con colegas que viven en Cambridge o en París. Por consiguiente no
podré concebir un actor social urbano que no esté en interacción con otros sea en espacios
públicos, sea dentro de un vecindario, dentro de un barrio, dentro de una zona urbana
especializada o a escala de toda una aglomeración urbana
3) Todo actor social está dotado de alguna forma de poder, en el sentido de que
dispone siempre de algún tipo de recursos que le permite establecer objetivos y movilizar
los medios para alcanzarlos. Yo, por ejemplo, carezco del poder burocrático que tienen
algunos de mis colegas en la Universidad (porque no nací en México y si bien soy
ciudadano mexicano, soy ciudadano de segunda), pero supongo que tengo alguna forma de
poder, alguna capacidad de decisión por lo menos en mi casa o entre mis estudiantes.
4) Todo actor social está dotado de una identidad. Ésta es la imagen distintiva que
tiene de sí mismo el actor social en relación con otros. Se trata, por lo tanto, de un atributo
relacional y no de una “marca” o de una especie de placa que cada quien lleva colgado del
cuello.
5) En estrecha relación con su identidad, todo actor social tiene también un
proyecto, es decir, algún prospecto para el futuro, alguna forma de anticipación del
porvenir. Un mismo actor social puede tener múltiples proyectos: algunos son “proyectos
de vida cotidiana” (por ejemplo, ir al cine el próximo fin de semana); otros, en cambio, son
“proyectos de sociedad” (v.g., proyectos políticos, proyectos de desarrollo urbano). El
proyecto (personal o colectivo) está muy ligado con la percepción de nuestra identidad,
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porque deriva de la imagen que tenemos de nosotros mismos y, por ende, de nuestras
aspiraciones.
6) Todo actor social se encuentra en constante proceso de socialización y
aprendizaje, lo cual quiere decir que está haciéndose siempre y nunca termina de
configurarse definitivamente. Es la experiencia que tenemos nosotros los maestros, pues
nunca acabamos de aprender. Siempre tenemos que estar al día y mantenernos al corriente
de lo que se está produciendo internacionalmente. Uno nunca puede decir: “bueno, ya me
recibí, tengo mi título de doctorado y hasta de posdoctorado, y por lo tanto ya no necesito
leer o estudiar más”.
En resumen, podemos ver que la teoría de la identidad se cruza necesariamente con
la teoría de los actores sociales.
5. Identidades individuales
Como acabamos de señalar, la identidad es siempre la identidad de determinados
actores sociales que en sentido propio sólo son los actores individuales, ya que estos
últimos son los únicos que poseen conciencia, memoria y psicología propias. Pero ello no
obsta a que el concepto de identidad se aplique también, analógicamente, a grupos y
colectivos carentes de conciencia propia porque constituyen más bien “sistemas de acción”.
Para ambos casos, el concepto de identidad implica por lo menos los siguientes
elementos: (1) la permanencia en el tiempo de un sujeto de acción (2) concebido como una
unidad con límites (3) que lo distinguen de todos los demás sujetos, (4) aunque también se
requiere el reconocimiento de estos últimos.
Ya hemos hablado de la distinción crucial entre identidades individuales e
identidades colectivas. Por lo tanto, el problema de la identidad puede ser abordado a escala
de los individuos o a escala de los grupos u otros colectivos. Se trata de puntos de vista
diferentes que toda investigación debe tomar en cuenta so pena de caer en confusiones
lamentables. Comencemos por las identidades individuales
En la escala individual, la identidad puede ser definida como un proceso subjetivo y
frecuentemente auto-reflexivo por el que los sujetos individuales definen sus diferencias
con respecto a otros sujetos mediante la auto-asignación de un repertorio de atributos
culturales generalmente valorizados y relativamente estables en el tiempo.
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Revisemos ahora rápidamente la segunda serie de atributos: los que hemos llamado
“atributos particularizantes”. Éstos son múltiples, variados y también cambiantes según los
diferentes contextos, por lo que la enumeración que sigue debe considerarse abierta, y no
definitiva y estable.
Las personas también se identifican y se distinguen de los demás, entre otras cosas:
(1) por atributos que podríamos llamar “caracteriológicos”; (2) por su “estilo de vida”
reflejado principalmente en sus hábitos de consumo; (3) por su red personal de “relaciones
íntimas” (alter ego); (4) por el conjunto de “objetos entrañables” que poseen; y (5) por su
biografía personal incanjeable.
Los atributos caracteriológicos son un conjunto de características tales como
“disposiciones, hábitos, tendencias, actitudes y capacidades, a los que se añade lo relativo a
la imagen del propio cuerpo” (Lipiansky, 1992: 122). Algunos de estos atributos tienen un
significado preferentemente individual (v.g., inteligente, perseverante, imaginativo),
mientras que otros tienen un significado relacional (v.g. tolerante, amable, comunicativo,
sentimental).
Los estilos de vida se relacionan con las preferencias personales en materia de
consumo. El presupuesto subyacente es el de que la enorme variedad y multiplicidad de
productos promovidos por la publicidad y el marketing permiten a los individuos elegir
dentro de una amplia oferta de estilos de vida. Por ejemplo, se puede elegir un “estilo
ecológico” de vida, que se reflejará en el consumo de alimentos (v.g., no consumir
productos con componentes transgénicos) y en el comportamiento frente a la naturaleza
(por ejemplo, valorización del ruralismo, defensa de la biodiversidad, lucha contra la
contaminación ambiental). Nuestra tesis es la de que los estilos de vida constituyen
sistemas de signos que nos dicen algo acerca de la identidad de las personas. Son “indicios
de identidad”.
Una contribución de Edgar Morin (2001: 69) destaca la importancia de la red
personal de relaciones íntimas (parientes cercanos, amigos, camaradas de generación,
novias y novios, etc.) como operadora de diferenciación. En efecto, cada quien tiende a
formar en rededor un círculo reducido de personas entrañables, cada una de las cuales
funciona como “alter ego” (otro yo), es decir, como extensión y “doble” de uno mismo, y
cuya desaparición (por alejamiento o muerte) se sentiría como una herida, como una
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mutilación, como una incompletud dolorosa. La ausencia de este círculo íntimo generaría
en las personas el sentimiento de una soledad insoportable.
No deja de tener cierta analogía con el punto anterior otro rasgo diferenciador
propuesto por el sociólogo chileno Jorge Larraín (2000: 25): el apego afectivo a cierto
conjunto de objetos materiales que forman parte de nuestras posesiones: nuestro propio
cuerpo, nuestra casa, un automóvil, un perro, un repertorio musical, unos poemas, un
retrato, un paisaje… Larraín cita a este respecto un pasaje sugerente de William James:
“Está claro que entre lo que un hombre llama mí y lo que simplemente
llama mío la línea divisoria es difícil de trazar… En el sentido más amplio
posible […] el sí mismo de un hombre es la suma total de todo lo que él
puede llamar suyo, no sólo su cuerpo y sus poderes psíquicos, sino sus ropas
y su casa, su mujer y sus niños, sus ancestros y amigos, su reputación y
trabajos, su tierra y sus caballos, su yate y su cuenta bancaria” (citado por
Larraín, 2001: 26).
En una dimensión más profunda, lo que más nos particulariza y distingue es nuestra
propia biografía incanjeable, relatada en forma de “historia de vida”. Es lo que Pizzorno
(1989: 318) denomina identidad biográfica y Lipiansky (1992: 121) identidad íntima. Esta
dimensión de la identidad también requiere como marco el intercambio interpersonal. En
efecto, en ciertos casos éste progresa poco a poco a partir de ámbitos superficiales hacia
capas más profundas de la personalidad de los actores individuales, hasta llegar al nivel de
las llamadas “relaciones íntimas”, de las que las “relaciones amorosas” constituyen un caso
particular (Brehm, 1984: 169). Es precisamente en este nivel de intimidad donde suele
producirse la llamada “auto-revelación” recíproca (entre conocidos, camaradas, amigos o
amantes), por la que al requerimiento de un conocimiento más profundo (“dime quién eres:
no conozco tu pasado”) se responde con una narrativa autobiográfica de tono confidencial
(self-narration).
Desarrollemos ahora brevemente, para terminar este apartado, la tesis
complementaria según la cual la autoidentificación del sujeto tiene que ser reconocida por
los demás sujetos con quienes interactúa para que exista social y públicamente, porque,
como dice Bourdieu: “el mundo social es también representación y voluntad, y existir
socialmente también quiere decir ser percibido, y por cierto ser percibido como distinto”
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(1982: 142). En términos interaccionistas diríamos que nuestra identidad es una “identidad
de espejo” (looking glass self:), es decir, que ella resulta de cómo nos vemos y cómo nos
ven los demás. Este proceso no es estático sino dinámico y cambiante.
El fenómeno del reconocimiento (la Anerkennung de Hegel) es la operación
fundamental en la constitución de las identidades. En buena parte – dice Pizzorno – nuestra
identidad es definida por otros, en particular por aquellos que se arrogan el poder de otorgar
reconocimientos “legítimos” desde una posición dominante. “En los años treinta lo
importante era cómo las instituciones alemanas definían a los judíos, y no cómo éstos se
definían a sí mismos” (Pizzorno, 2000: 205 y ss.)
Pero de aquí no se sigue que seamos “prisioneros” de cómo nos ven los demás.
Irving Goffman, por ejemplo, si bien postula la producción situacional (o dramatúrgica) del
self, también subraya su frecuente inconformismo: el yo-identidad no se limita a ratificar
modelos de comportamiento generalizados satisfaciendo las expectativas de otros.
Pensemos en la imprevisibilidad, en la desobediencia, en la terquedad y en el rechazo con
que los niños, y más aún los adolescentes, manifiestan a veces su insatisfacción por el
modo en que son reconocidos. Por eso Hegel hablaba también en su Fenomenología de la
“lucha por el reconocimiento”: luchamos para que los otros nos reconozcan tal como
nosotros queremos definirnos, mientras que los otros tratan de imponernos su propia
definición de lo que somos.
De lo dicho se infiere que la identidad de los individuos resulta siempre de una
especie de compromiso o negociación entre autoafirmación y asignación identitaria, entre
“autoidentidad” y “exoidentidad”. De aquí la posibilidad de que existan discrepancias y
desfases entre la imagen que nos forjamos de nosotros mismos y la imagen que tienen de
nosotros los demás. De aquí procede la distinción entre identidades internamente definidas,
que algunos llaman “identidades privadas”, e identidades externamente imputadas, también
llamadas “identidades públicas” (Hecht, 1993: 42-43).
6. Identidades colectivas
Señalamos anteriormente que las identidades colectivas se construyen por analogía
con las identidades individuales. Esto significa que ambas formas de identidad son a la vez
diferentes y en algún sentido semejantes.
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haciendo o va a hacer (p. 20). Así entendida, la acción colectiva abarca una gran variedad
de fenómenos empíricos como movimientos sociales, conflictos étnicos, acciones
guerrilleras, manifestaciones de protesta, huelgas, motines callejeros, movilizaciones de
masa, etc.
Ahora bien, las acciones colectivas suponen actores colectivos dotados de identidad,
porque de lo contrario no se podría explicar cómo adquieren intencionalidad y sentido.
¿Pero en qué radica la unidad distintiva que definiría la identidad de estos actores
colectivos?
Melucci encuentra esta unidad distintiva en la definición interactiva y compartida
concerniente a las orientaciones de su acción y al campo de oportunidades y
constreñimientos dentro del cual tiene lugar dicha acción (p. 70). Por eso, lo primero que
hace cualquier partido político al presentarse en la escena pública es definir su proyecto
propio - expresado en una ideología, en una doctrina o en un programa -, y construirse una
historia y una memoria que le confieran precisamente estabilidad identitaria.
Desglosemos los elementos principales de esta definición. Para Melucci la identidad
colectiva implica, en primer término, definiciones cognitivas concernientes a las
orientaciones de la acción, es decir, a los fines, los medios y el campo de la acción.2 Pero el
autor añade una consideración importante: estos elementos son incorporados a un conjunto
determinado de rituales, prácticas y artefactos culturales, todo lo cual permite a los sujetos
involucrados asumir las orientaciones de la acción así definidas como “valor” o, mejor,
como “modelo cultural” susceptible de adhesión colectiva. Pensemos, por ejemplo, en los
movimientos ecologistas que condensan su objetivo último en la consigna “salvar la vida en
el planeta”, y lo viven como un nuevo humanismo que alarga el espacio temporal de la
responsabilidad humana poniendo en claro que la suerte de los seres humanos está ligada a
la de las formas vivas no humanas, como las animales y las vegetales.
La observación anterior explica por qué se produce siempre cierto grado de
involucramiento emocional en la definición de la identidad colectiva. Este involucramiento
permite a los individuos sentirse parte de una común unidad. “Las pasiones y los
sentimientos, el amor y el odio, la fe y el miedo forman parte de un cuerpo que actúa
2
Este nivel cognitivo no implica necesariamente, según Melucci, un marco unificado y coherente. Las
definiciones pueden ser diferentes y hasta contradictorias.
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no debe preguntarse ahora cuáles son los rasgos culturales constitutivos de una identidad
étnica, sino cómo los grupos étnicos han logrado mantener sus fronteras (las que los
distinguen de los otros) a través de los cambios sociales, políticos y culturales que
jalonaron su historia.
Como señalamos más arriba, esta contribución de Barth no sólo es válida para
pensar las identidades étnicas, sino cualquier tipo de identidad. Las culturas están
cambiando continuamente por innovación, por extraversión, por transferencia de
significados, por fabricación de autenticidad o por “modernización”, pero esto no significa
automáticamente que sus portadores también cambien de identidad. En efecto, como dice
también George de Vos (1982: p. XIII), pueden variar los “emblemas de contraste” de un
grupo sin que se altere su identidad.
Lo interesante para nosotros es que esta manera de plantear las cosas entraña
consecuencias importantes para la promoción y la política cultural. Por ejemplo, no hay
razón para empeñarnos solamente en mantener incólume, muchas veces con mentalidad de
anticuarios, el “patrimonio cultural” de un grupo o las tradiciones populares contra la
voluntad del propio grupo, so pretexto de proteger identidades amenazadas. Como
acabamos de ver, éstas no dependen del repertorio cultural vigente en un momento
determinado de la historia o del desarrollo social de un grupo o de una sociedad, sino de la
lucha permanente por mantener sus fronteras cualesquiera sean los marcadores culturales
movilizados para tal efecto. Por lo tanto, también cabe imaginar una pedagogía cultural que
encamine a los estratos populares “hacia una forma superior de cultura y concepción”,
como decía Gramsci (1975: 17), sin temor a lesionar las identidades subalternas .
Recordemos que la pedagogía político-cultural de Gramsci no contempla la mera
conservación de las subculturas folklóricas, sino su transformación en una gran cultura
nacional-popular de contenido crítico y universalizable (Ibid., p. 58). Y para realizar esta
tarea propugnaba algo no muy alejado de lo que hoy llamamos promoción o gestión
cultural: la fusión orgánica entre intelectuales y pueblo. Pero, ¡atención!: “no para mantener
las cosas al bajo nivel de las masas, sino para conducirlos a una concepción superior del
mundo y de la vida” (Ibid., p. 19). Y Gramsci no cita como modelo las novelas por
entregas “de tipo Sue”, - que para él representa una especie de degeneración político-
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comercial de la literatura -, sino nada menos que los trágicos griegos y Shakespeare
(Gramsci, 1976: 89).
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Las ideas precedentes pueden ser válidas en términos generales, pero las
dificultades comienzan cuando se desciende al terreno de las prácticas. Por ejemplo,
tratándose de políticas de inmigración, ¿cómo juzgar la legitimidad o ilegitimidad de
prácticas ajenas a la cultura de la sociedad de recepción? ¿Qué criterios aplicar para ello?
“El profesor canadiense Will Kymlicka ha elaborado en su obra Ciudadanía
multicultural (1996) una conceptualización que puede ayudar a dar respuesta a este tipo de
interrogantes. Este autor parte de la necesidad de otorgar derechos especiales a las
minorías, pero desde una perspectiva liberal. Esto es, desde un planteamiento que parte del
imperio de los derechos individuales y del valor fundamental de la libertad del sujeto. De
este modo diseña un sistema en el que los derechos colectivos (que él denomina derechos
diferenciados en función de la pertenencia a un grupo) y los derechos individualdes se
complementan sin resultar contradictorios. En síntesis, su proyecto intenta compatibilizar
los valores liberales clásicos de libertad e igualdad con los derechos especiales en función
de la pertenencia a un grupo que una sociedad auténticamente multicultural demanda.
Dicho de otra forma: los derechos civiles, políticos y sociales, aunque básicos en
cualquier sociedad que se llame a sí misma democrática, son insuficientes para asegurar el
respeto a las minorías.
Llegados a este punto, vale la pena resaltar las implicaciones críticas del
multiculturalismo. En la medida en que comporta la exigencia de respeto a las
singularidades y diferencias de cada cultura, subcultura o grupo social, se contrapone, por
una parte, a las políticas asimilacionistas de los Estados o culturas dominantes; y por otra,
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24
implica una crítica a la uniformidad que tiende a imponer la cultura mayoritaria de cada
sociedad. También se contrapone indirectamente al eurocentrismo de Occidente y a la
globalización a partir de valores y realidades mercantiles. En resumen, en el corazón de esta
doctrina está la defensa de los derechos de las minorías culturales, y en esto radica su
mayor título de nobleza.
Pero no se puede pasar por alto que el multiculturalismo también puede funcionar
como una ideología que encubre las desigualdades sociales (étnicas, de clase, etc.) dentro
del ámbito nacional bajo la etiqueta de “diferencias culturales”, lo que permite al Estado
eludir con buena conciencia sus responsabilidades redistributivas. A esto se refiere Zigmunt
Bauman (2004:107)) cuando escribe:
“La nueva indiferencia a la diferencia es teorizada como reconocimiento del
‘pluralismo cultural’, y la política informada y sustentada por esta teoría se
llama a veces ‘multiculturalismo’. Aparentemente el multiculturalismo es
guiado por el postulado de la tolerancia liberal y por la voluntad de proteger
el derecho de las comunidades a la autoafirmación y al reconocimiento
público de sus identidades elegidas o heredadas. Sin embargo, en la práctica
el multiculturalismo funciona muchas veces como fuerza esencialmente
conservadora: su efecto es rebautizar las desigualdades, que difícilmente
pueden concitar la aprobación pública, bajo el nombre de ‘diferencias
culturales’, algo deseable y digno de respeto. De esta manera la fealdad
moral de la privación y de la carencia se reencarna milagrosamente como
belleza estética de la variedad cultural”
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mestiza; y por otro lado, esas culturas minoritarias – y particularmente las indígenas –
siguen siendo discriminadas tanto en la vida cotidiana como en el discurso oficial como
inferiores, premodernas y, frecuentemente, como obstáculos para el desarrollo.
Por lo que toca al debate teórico-filosófico sobre el tema, prácticamente no ha
existido en nuestro país, o por lo menos no puede compararse con la vivacidad y enjundia
con que se lo ha abordado en países como España e Italia. Lo que más se le acerca han sido
los debates sobre autonomía y derechos de los pueblos indígenas que arreciaron a raíz del
levantamiento zapatista en 1994 y de los Acuerdos de San Andrés.
En cuanto a la política pública del Estado a este respecto, es importante señalar el
reconocimiento explícito de la pluralidad cultural del país en una adición al artículo 4°
constitucional promovido inicialmente por antropólogos y por instituciones como el
Instituto Nacional Indigenista. También se puede señalar la política del “dejar hacer”
asumida por el Gobierno actual en relación con la autonomía de facto que se han arrogado
las comunidades zapatistas en lo relativo a la organización y a la gestión de su cultura,
hasta el punto de permitírseles instaurar instituciones inéditas, como las Juntas de Buen
Gobierno. Pero estas concesiones a regañadientes, lejos de expresar una política general
extensible a todas las comunidades indígenas, se han restringido sólo a las áreas de
influencia zapatista.
Desgraciadamente, el Estado ha perdido la oportunidad de encarar una auténtica
política multicultural más allá del mero reconocimiento jurídico, al negarse a reconocer los
Acuerdos de San Andrés y otras demandas parecidas de los pueblos indígenas.
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AUTORES CITADOS
Austin, J.L., 1962. How to do Things with Words. Oxford: Oxford University Press.
Azumendi, Mikel, 2002. “La invención del multiculturalismo”. ABC, 18. III,
(reproducido en http://www.conoze.com/doc.php?doc=1254)
Barth, Fredrik, (comp.)1976. Los grupos étnicos y sus fronteras. México: Fondo de
Cultura Económica.
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64
27
65
El capital cultural de los jóvenes
“Los chicos de hoy –suelen decir padres, abuelos y maestros- no son como los
de antes ». Y tiene mucha razón. Los chicos de hoy no son como los de antes,
entre otras cosas, porque su vida cotidiana es hoy muy diferente.
Los chicos que tienen menos de 18 años son la primera generación que ha
conocido desde su infancia un universo mediático extremadamente
diversificado: la radio (AM y FM), canales de TV (abiertos y por cable), video
juegos, video cassetera, DVD, Internet...
Las diferencias de esta generación con las anteriores, sin embargo, no residen
sólo en la aparición de los nuevos medios. También varió el espacio físico que
los medios ocupan en la casa. Los medios de comunicación han sufrido una
suerte de « privatización » y encuentran hoy un lugar privilegiado en el
dormitorio de los chicos. Desde pequeños, conviven en su cuarto la TV, la
radio, el grabador, la video, los videojuegos, el equipo de CD y la PC. Los
chicos de hoy hacen un uso solitario de los medios exento de toda presencia
adulta.
1
66
Los niños y jóvenes de hoy, que miran televisión, escuchan música con sus
walkman, oyen radio por Internet, se entretienen con un videojuego, navegan
por el ciberespacio, y chatean por horas con sus amigos, se mueven en un
universo de dinamismo, de fragmentación, un mundo mosaico, de continua
estimulación, en simultáneo y de inmediatez. (Ferrés, 2000)
Con Guttenberg, en el siglo XV, hablábamos del paso que daba la sociedad, de
la cultura oral a la escrita. En el siglo XX hablábamos del enorme paso que dio
la cultura de la palabra a la de la imagen. Hoy, en el siglo XXI, hablamos del
paso de la lectura lineal a la percepción simultánea.
2
67
adquiere particular importancia preguntarse por los consumos culturales de los
jóvenes. Su análisis permite entender las distintas configuraciones del mundo
que, de manera contradictoria y compleja, los jóvenes construyen a partir de
sus vínculos con las industrias culturales (Reguillo, 2000).
Descentramiento –dice Barbero- significa que el saber sale del límite exclusivo
de los libros y de la escuela para comenzar a circular también por otras
esferas, por ejemplo, los medios de comunicación. Destemporalización
significa que los saberes no sólo escapan a los espacios tradicionales, sino
también a los tiempos legitimados socialmente para la distribución y
aprendizaje del saber. El tiempo de aprender se hallaba hasta ahora acotado a
una edad. Hoy, si bien el tiempo escolar no desaparece, su existencia está
siendo afectada. El saber escolar debe convivir con saberes sin lugar propio,
en un aprendizaje que se ha desligado de las fronteras que marca la edad,
3
68
para tornarse continuo. Es un aprendizaje que trasciende el aula, que se vive a
toda hora y que se extiende a lo largo de toda la vida.
El libro sigue siendo clave pues nos abre a la “primera” alfabetización, la que
posibilita el acceso no sólo a la cultura escrita sino a las múltiples escrituras
que hoy conforman el mundo de la informática y lo audiovisual.
4
69
desfile de moda o al último campeonato de fútbol. No hace zapping. Detiene la
imagen. (Ferrés, 2000)
El objetivo de la escuela es, por ello, dotar a los alumnos de un capital cultural
que les permita descubrir los significados menos explícitos y dar sentido a
aquello que ven, leen y escuchan, más allá de la literalidad de los mensajes.
Los medios de comunicación forman parte de este capital cultural.
5
70
Y el acceso no significa sólo posesión, sino comprensión crítica y apropiación
creativa.
Todos los jóvenes tienen que poder ver una película en el cine, crear mensajes
para la radio, producir un vídeo, comprender el lenguaje de la televisión,
aprender a leer un diario y valorar la música en un film, ya que estos accesos y
comprensiones fortalecen su capital cultural. La falta de estas competencias,
condenan a los alumnos a la exclusión.
La educación en medios tiene ante sí una oportunidad inigualable para que los
chicos puedan sentirse productores culturales, capaces de leer diferentes
textos y, ciertamente, de producirlos. Sólo así será una educación en medios
que fortalece el capital cultural de los alumnos y su mejor inserción social.
6
71
Bibliografía
Ferrés, Joan (2000): Educar en una cultura del espectáculo. Paidós, Barcelona.
7
72
Signos. Teoría y práctica de la educación, 8/9 Enero Junio de 1993. Páginas 16/27. ISSN: 1131-8600
Primaria
73
compensatorias, la única posibilidad de paliar los efectos negativos de su
deteriorado ambiente familiar y social es la permanencia en la institución escolar.
Sólo en la escuela, el niño que pertenece a grupos sociales deprimidos puede
encontrar el clima de relaciones y la calidad de intercambios culturales y personales
que faciliten su desarrollo y su incorporación relativamente autónoma al mundo de
la cultura y del trabajo.
Por otra parte, conviene destacar que en las sociedades contemporáneas, donde la
omnipresencia y la atracción de los poderosos medios de comunicación de masas
rigen los intercambios de información entre los pueblos y las personas, poniendo a
disposición de los sujetos más información que la que pueden procesar y organizar,
independientemente del sentido y sesgo de la misma, la función de la escuela no
puede seguir circunscribiéndose a la transmisión de informaciones como contenidos
del conocimiento. No es, la carencia de éstas la que impide la formación de un
pensamiento autónomo y una actuación racional. El objetivo prioritario de la
escuela para formar al ciudadano debe ser, a mi entender, provocar la
reconstrucción del conocimiento vulgar que cada niño ha ido adquiriendo de forma
empírica, ocasional, desorganizada y frecuentemente de modo acrítico e
inconsciente, en los intercambios con la naturaleza, la cultura, las instituciones, las
personas, y de modo muy singular con los medios de comunicación, a lo largo de su
vida cotidiana.
El aprendizaje teórico en la escuela, en el caso óptimo que pudiera considerarse
aprendizaje significativo, cuando se desarrolla en el medio académico y dentro de la
institución escolar no garantiza en modo alguno la reconstrucción del conocimiento
vulgar, experiencial del alumno. Habitualmente, por el contrario, el aprendizaje
escolar, cuando es significativo, se organiza en una estructura de la memoria
semántica paralela a la semántica experiencial, construida por el individuo en su
vida cotidiana. De este modo, en la memoria significativa del alumno, suelen
coexistir dos estructuras semánticas paralelas, yuxtapuestas, cumpliendo funciones
diferentes; la primera, la estructura semántica académica, que resuelve los
problemas académicos del aula, la segunda, la estructura semántica experiencial,
que sirve de fondo a la interpretación e intercambio en los problemas de la vida
cotidiana.
Ambas estructuras yuxtapuestas no sólo pueden organizarse y desarrollarse de
manera autónoma e independiente, pueden, incluso, incorporar principios
contradictorios entre sí. Se produce de este modo una clara disociación entre la
teoría y la práctica, que torna estéril la riqueza teórica para orientar los problemas
de la práctica, y convierte en rutinaria, estereotipada y reproductora la estrategia
de intervención en la práctica. De este modo, los conocimientos que aprende el
alumno en la institución escolar, a través del currículum oficial, con bastante
frecuencia se convierten en conocimientos teóricos, abstractos, aislados y
separados de los esquemas de pensamiento que rigen la interpretación y la acción.
El proceso educativo, en este aspecto, ha perdido su valor, al conducir a un
aprendizaje efímero de contenidos o adornos retóricos sin virtualidad práctica.
La escuela, como defienden Bowers y Flinders (1990), debe considerarse como un
espacio ecológico de significados, de patrones culturales comunicados a través del
pensamiento y de la conducta. El aprendizaje en la escuela debe, así pues, provocar
la relación activa y creadora de los individuos y grupos con la cultura pública de la
comunidad humana en general y de la comunidad local, en particular. En esta
concepción, la escuela debe preocuparse por construir puentes entre la cultura
académica tradicional, la cultura de los alumnos y la cultura que se está creando en
la comunidad social actual. Para ello, el currículum debe ser un medio de vida y
acción de modo que los individuos construyan y reconstruyan el significado de sus
experiencias.
Los contenidos de la cultura pública, organizados en las disciplinas y ámbitos del
saber, como consecuencia de la reflexión y experimentación histórica de la
humanidad, deben considerarse como instrumentos valiosos para ayudar a
74
comprender la realidad natural y social, como herramientas insustituibles para la
construcción crítica de las propias representaciones culturales. Así pues, la escuela
debiera penetrar en la misma entraña de la dialéctica reproducción transformación
de la cultura, promoviendo decididamente la enseñanza y el aprendizaje para la
comprensión (Elliott 1990). Comprender la cultura significa elaborar activamente
los propios significados y comportamientos, utilizando críticamente la misma
riqueza conceptual de los significados compartidos y organizados en las disciplinas
del saber.
Aquí se sitúa, a mi entender, el primer reto didáctico, el corazón del dilema
pedagógico. ¿Cómo hacer significativa y relevante la cultura pública para alumnos
que construyen sus significados y comportamientos a partir de la experiencia
inmediata, estrechamente vinculada a su contexto vital? ¿Cómo hacer que los
alumnos aprendan por sí mismos, implicándose activamente, la cultura producida
por la comunidad de los adultos? (Brown, Collins y Duguid, 1989)
En primer lugar, la cultura del alumno es el reflejo incipiente de una cultura local,
construida a partir de aproximaciones empíricas y aceptaciones sin elaborar
críticamente, mientras que la cultura disciplinar es una cultura depurada por la
experimentación, reflexión y evaluación crítica a lo largo de la historia por
diferentes comunidades de prácticos pensadores, científicos y artistas. La cultura
del alumno es el reflejo de la cultura experiencial de su comunidad, estrechamente
vinculada al contexto, mientras que la cultura pública organizada en disciplinas es
más bien una cultura conceptual y abstracta, distanciada del contexto inmediato.
En segundo lugar, el alumno, como individuo o como grupo, se sitúa ante el
aprendizaje en la escuela desde muy diferentes puntos de partida. Sus intereses,
preocupaciones, expectativas, habilidades, instrumentos, estilos y ritmos de
aprendizaje pueden, y de hecho así es abarcar una enorme diversidad de posiciones
iniciales.
Superar la disociación teoría práctica en la escuela requiere el desarrollo del
aprendizaje relevante que provoque la reconstrucción del conocimiento empírico del
alumno. Estimular el aprendizaje relevante en la escuela, que lleva consigo la
reconstrucción del conocimiento vulgar y experiencial del alumno, supone provocar
el conflicto cognitivo entre los esquemas` empíricos adquiridos en la experiencia
cotidiana, y las herramientas conceptuales que se le ofrecen como instrumentos
más potentes para analizar y actuar sobre esa misma realidad que rodea su
existencia. De poco sirve ofrecer al alumno teorías complejas y potentes, sobre
cualquier ámbito de la realidad física, biológica o social, cuando, por las mismas
exigencias del aprendizaje académico en la escuela, no las relaciona ni utiliza en la
configuración de su práctica cotidiana. Para provocar la reconstrucción del
conocimiento vulgar y empírico del alumno se requiere remover los poderosos
obstáculos epistemológicos que la invisible ideología dominante ha extendido a lo
largo de las instituciones, normas, costumbres, formas de pensar y de actuar de la
colectividad, y que se han interiorizado de modo singular en cada alumno,
impidiendo desarrollar un pensamiento relativamente autónomo y una actuación
relativamente independiente y racional.
Teniendo en cuenta la interesante segunda, la propuesta de Goodman (1992)
conocer estructura las interacciones significativas que se pro semántica ducen
consciente o inconscientemente experiencial, entre los individuos en una
determinada que sirve deinstitución social como la escuela, y que fondo a la
determinan sus modos de pensar, sentir y interpretación actuar, requiere un
esfuerzo por decodifi e intercambio car la realidad social que constituye dicha en los
institución.
"La educación de los niños es un la vida complejo fenómeno que implica
estructuras organizativas, identidades personales, dinámicas interpersonales y
comunicaciones simbólicas. Comprender qué sucede en una determinada escuela
no es fácilmente accesible por medios simples y directos. En consecuencia, la
educación como experiencia viva debe comprenderse a través de la observación de
75
las personas, cuando se implican en diferentes tipos de experiencias comunicativas,
cuando manifiestan sus identidades personales, cuando crean estructuras, rituales
y símbolos que expresan sus valores e ideas". (Goodman, 1992, p. 44)
No ha lugar a analizar exhaustivamente el amplio número de obstáculos que
dificultan el desarrollo del pensamiento práctico del alumno, desde una perspectiva
reflexiva. Por ello voy a seleccionar algunos que a mi entender son especialmente
significativos por su relevancia actual, y por la incidencia que tienen en la
configuración de los esquemas del pensamiento. La paradójica promoción del
individualismo y el conformismo social, la concepción del aprendizaje como
fenómeno estrictamente individual, la obsesión por la eficiencia, la reificación del
conocimiento y la realidad, la primacía de la cultura de la apariencia.
Aprendizaje individual, insolidaridad y uniformidad
La promoción social de los valores relacionados con el individualismo se concretan
en la escuela en torno a la concepción del aprendizaje como un fenómeno
individual. La mayoría de los alumnos y de las escuelas asumen que el aprendizaje
es una experiencia esencialmente individual, de modo que la preocupación
fundamental de la actividad docente es orientar y estimular el progreso individual,
mediante el desarrollo de trabajos y tareas también individuales. El individualismo
se refleja y se alimenta en las instituciones educativas, tanto a través de la
estructura de relaciones sociales, como en los contenidos del currículum y en la
forma del trabajo académico.
Como afirma Goodman (1992, p. 2223), "los alumnos de enseñanza primaria se
pasan la mayoría del tiempo escolar trabajando en sus mesas individuales,
contestando cuestiones y problemas planteados en libros y cuadernos separados ,
realizando test individualmente...En este sentido, la instrucción individual tiene
poco que ver con el desarrollo de la identidad individual de los estudiantes, es decir,
con la adecuación a los modos de aprendizajes singulares, con el reconocimiento y
promoción del conocimiento personal que cada alumno trae a la escuela, con la
estimulación consciente de la originalidad , creatividad , sabiduría y eficacia de cada
individuo. Por el contrario, la instrucción o enseñanza individualizada , tal y como se
concibe y desarrolla en la mayoría de las escuelas, refiere a un diseño de
instrucción que separa el aprendizaje de cada niño del de sus compañeros".
En este sentido, el aprendizaje individual y aislado apoya y refleja a la vez una
concepción competitiva del aprendizaje, creando en el aula y en la escuela un
ambiente de competitividad e insolidaridad. El desarrollo de las tareas académicas
en la escuela dentro de esta perspectiva crea un clima poco propicio a la
colaboración y al descubrimiento cooperativo. Por el contrario, y como buen reflejo
de las tendencias sociales, el éxito académico de cada uno parece exigir el fracaso
de los demás compañeros, imponiendo paulatina pero progresivamente la idea de
que lo verdaderamente importante en la vida académica y por extensión en la vida
social son las propias adquisiciones, resultados y éxitos.
Esta concepción individualista del aprendizaje y de la vida académica en la escuela
se refleja y se alimenta en los componentes y rituales más relevantes de la
dinámica del aula. Las relaciones sociales y el modo de organización de la vida
social, los contenidos del currículum, los métodos de enseñanza y de trabajo
académico , y las estrategias de evaluación, van consolidando una forma
individualista de desarrollo y actuación.
Paradójicamente, tal ensalzamiento del individualismo competitivo no se ve
acompañado, ni en la escuela ni en la sociedad por la tendencia a respetar las
diferencia individuales, de cultura, de raza o sexo, ni a favorecer y potenciar el
desarrollo de la creatividad y la formación de identidades singulares. Por el
contrario se impone, a través del aislamiento y el trabajo individual, los patrones de
una cultura uniforme que impone un modo de pensar y actuar claramente romo y
homogéneo. Los alumnos de las más diferentes escuelas de las sociedades
desarrolladas contemporáneas están aprendiendo, individual y aisladamente, los
mismos contenidos, las mismas formas, parecidos procedimientos y métodos de
76
trabajo, desarrollan similares actitudes, incorporan los mismos valores y abrigan las
mismas expectativas. De modo que se impone una cultura uniforme e intolerante
que ignora y desprecia lo diferente, que penaliza la discrepancia y la disidencia, que
renuncia a las alternativa críticas.
La escuela en consonancia con los influjos de los poderosos medios de
comunicación social refleja a la vez que estimula la paradójica aceptación y
promoción conjunta del individualismo y el conformismo social. "A través del
énfasis en la competición , las adquisiciones individuales, las habilidades utilitarias,
la atomización del conocimiento, la división del trabajo, y la moral oficial del
relativismo, el individualismo se convierte en uno de los pilares fundamentales de la
escolarización de la sociedad" (Goodman, 1992, p.24)
La obsesión por la eficacia.
Estrechamente vinculado a la promoción del individualismo se extiende por las
escuelas y profesores la obsesión por la eficacia como objetivo prioritario de la
práctica educativa, de modo que aparece en la cultura de la escuela y en la
mentalidad de los docentes como sinónimo de calidad de la enseñanza. La eficacia
se define en virtud del grado de consecución de los objetivos previstos. Se acepta y
se asume este objetivo básico como orientador único de la práctica educativa sin
considerar los importantes supuestos filosóficos, antropológicos y pedagógicos que
subyacen a esta forma de concebir la calidad de la educación.
Como en cualquier otro ámbito de la producción se acepta con toda naturalidad que
también la tarea educativa debe regirse por los mismos patrones de economía,
rapidez y seguridad en la consecución eficaz de los objetivos previstos. La tarea
educativa se concibe como una intervención típicamente tecnológica. Los supuestos
básicos de esta concepción pueden resumirse en los siguientes: en la práctica
educativa pueden definirse los objetivos concretos específicos operativamente
desde fuera y de forma previa, los fines justifican los medios y cualquier medio es
aceptable pedagógicamente si nos lleva a la consecución de los objetivos, los
resultados de aprendizaje pueden identificarse, medirse y evaluarse con rigor; en el
proceso educativo puede, en definitiva, considerarse un proceso mecánico y
previsible, es en cierta medida un proceso de producción de bienes culturales y
puede regirse por los criterios y especificaciones de cualquier otro proceso de
producción.
Sin ser conscientes de las implicaciones que comportan la aceptación de esta
perspectiva tecnicista, la mayoría de las escuelas y profesores viven dentro de una
cultura que prioriza el valor y el culto a la eficacia simplista e inmediata, por lo que
la práctica educativa se convierte exclusivamente en una actividad técnica de
determinación de objetivos, elección de medios y evaluación de resultados.
Provocar la reconstrucción del pensamiento pedagógico empírico de los profesores
en este aspecto supone enfrentarlos a las contradicciones que supone la orientación
exclusivamente técnica de la actividad educativa, de modo que pueden indagar y
reflexionar sobre el carácter específico y diferenciador de los procesos sociales,
siempre en cierta medida inciertos, cambiantes, creativos, inacabados y cargados
de opciones de valor, contaminados afectiva, ética y políticamente. Será necesario
remover este obstáculo epistemológico de la cultura de la escuela de modo que
aparezca la posibilidad de pensar que la calidad educativa (Pérez Gómez 1990,
Carr, 1990) no reside en la eficacia y economía con la que se consiguen los
resultados previstos, sino en el valor educativo de los procesos; que en la
educación como en cualquier otro aspecto de la vida humana los fines no justifican
los medios; que los medios didácticos no son indiferentes, sino que al ser procesos
sociales de intercambios de significados cualquier método pedagógico está
activando procesos individuales y colectivos cargados de valores, provocando
múltiples efectos primarios y secundarios, explícitos o tácitos, a corto, a medio y a
largo plazo, en modo alguno previsibles de forma mecánica; que debido al carácter
creador del individuo y de los grupos humanos, los procesos educativos cuanto más
ricos e interesantes son más imprescindibles se vuelven los resultados; que la
77
evaluación rigurosa y objetiva de los resultados inmediatos y observables en
educación no logra detectar sino una mínima parte de los efectos reales de los
procesos educativos que se manifiestan de forma muy diversa, compleja y
prolongada a través del tiempo.
En contra de la corriente tecnicista actual, debe plantearse, al menos como objeto
de reflexión y fuente de contraste la perspectiva ética que considera que la calidad
de la enseñanza reside en el valor de los procesos educativos, en la medida en que
los valores educativos se convierten en principios de procedimiento que rigen la
práctica pedagógica.
La reificación del conocimiento y de la realidad
El tercer obstáculo que quisiera analizar hace referencia a la reificación del
conocimiento y de la realidad actual. Para la mayoría de los estudiantes y docentes,
como para la mayoría de los ciudadanos la concepción de la ciencia y del
conocimiento válido sigue los patrones de la perspectiva positivista. El conocimiento
científico, tanto en el ámbito de la realidad natural como en el de la realidad social.
Se considera un conocimiento objetivo, neutral, generalizable, que explica la
realidad y puede utilizarse para predecir y controlar los comportamientos futuros de
la misma.
A la cultura de la escuela y de los estudiantes y docentes no han llegado, por lo
general, los planteamientos críticos con el positivismo desarrollados por Khun,
Feyerabend, Lakatos o Toulmin, tan asumidos hoy en la filosofía de la ciencia, ni
menos las propuestas que afirman la especificidad epistemológica de las ciencias
humanas y sociales. Es más, el conocimiento que se trabajó académicamente en la
escuela ni siquiera posee las virtudes de riqueza procesual, de contrastación y
experimentación que mantienen las posiciones positivistas. El saber académico, los
contenidos del currículum, se presenta generalmente como un conocimiento
dogmático, que se aprende con discusión, incorporando en el mejor de los casos el
significado de sus premisas, pero no en modo alguno los complejos, titubeantes e
incluso contradictorios procesos de su producción y reformulación.
En la cultura de la escuela tienen difícil acomodo las posiciones que relativizan el
conocimiento, en las que la ciencia es considerada como un proceso humano,
socialmente condicionado, de producción de conocimiento. El monismo
epistemológico y metodológico que rige el pensamiento en general está impidiendo
la apertura a nuevas formas alternativas de concebir la investigación, la ciencia, la
cultura y la relación teoría/práctica en educación. Bruner por ejemplo, defiende la
epistemología como filosofía de la comprensión donde las diferencias genuinas y
significativas entre arte y ciencia se hagan compatibles en su función cognitiva
común, donde se consideren como formas diferentes de abordar el conocimiento
,de una realidad múltiple construida por el hombre a lo largo de la historia.
Tanta importancia tiene para conocer las múltiples realidades en que vive la especie
humana la modalidad de pensamiento narrativa como la lógicoracional pues "cada
una de ellas brinda modos característicos de ordenar la experiencia, de construir la
realidad. Las dos son complementarias e irreductibles entre sí" (Bruner 1988, pág.
23). La modalidad lógica pretende conocer la verdad, mediante la verificación de
hipótesis y la construcción de generalizaciones que trasciendan lo particular. La
modalidad narrativa pretende conocer cómo se llega a dar significado a la
experiencia. Se ocupa de las intenciones y acciones humanas y da más importancia
a la generación de hipótesis de trabajo que a su verificación. Se detiene más en la
comprensión de lo singular que en la explicación de lo general. Para conocer los
asuntos humanos, siempre cambiantes, creativos y singulares parece más
adecuada la modalidad narrativa del pensamiento, mientras que la modalidad lógica
parece acomodarse mejor al comportamiento del mundo físico.
Así pues, "la ciencia", tal como se caracteriza en las disciplinas físicas no es ni el
único ni el más privilegiado modo de conocer, pues utiliza un método que no es
adecuado para el conocimiento de todos los ámbitos de la realidad, y en especial,
es poco pertinente para conocer todos los aspectos que singularizan la conducta
78
humana. En consecuencia, el saber que se trabaja en la escuela debe atender y
utiliza ambas modalidades como única forma de abarcarla riqueza de los mundos y
versiones múltiples y posibles que componen la cultura de la humanidad.
El monismo epistemológico y metodológico es evidentemente un importante
obstáculo para el desarrollo educativo del pensamiento y la acción de los alumnos y
del propio profesor por cuanto limita las posibilidades de búsqueda y comprensión,
en particular de los aspectos más complejos de la realidad humana, socialmente
construida.
Parece claro que el objetivo básico de la actividad educativa es favorecer que los
unos elaboren personalmente el conocimiento y el significado a partir de su
experiencia vital con la realidad, que reconstruyan la cultura y no simplemente la
adquieran. Comprender la cultura significa elaborar activamente los propios
significados compartidos y organizados en las disciplinas del saber, como
consecuencia de la reflexión y experimentación histórica de la humanidad.
Por otra parte, parece evidente que la reificación de las formas actuales de la
existencia individual y social se convierte en un obstáculo decisivo en la práctica
educativa. Amparados en la poderosa tacita ideológica dominante en las sociedades
actuales, que induce la idea de que las manifestaciones concretas de la realidad
contemporánea en sus dimensiones económica, social, política e incluso cultural, no
sólo son las más adecuadas, sino que se convierten en inevitables e insustituibles,
en la escuela se difunde una concepción inmovilista de la realidad social,
concediendo carácter de naturaleza a las manifestaciones contingentes de la
configuración histórica actual. Se pierde el sentido histórico de la construcción
social de la realidad, y se ignora la dialéctica del desarrollo humano entre lo real y
lo posible. Aunque pueda ser una tendencia repetida frecuentemente a lo largo de
la historia, es en la actualidad un obstáculo de primer orden, por la singularidad
que supone la omnipresencia de los medios de comunicación y la
internacionalización de la economía, la política e incluso la misma cultura. Desde los
centros de poder se difunde la idea de que ya no hay más que una realidad, una
forma de organizar la vida económica, social y política, imponiéndose la idea
fatalista de la ausencia de alternativas racionales y viables.
Más que nunca, por tanto, en el pensamiento académico debe disolverse la carga
de este obstáculo epistemológico, provocando el contraste y el análisis histórico de
la configuración social de toda realidad, enfatizando el carácter circunstancial y por
tanto relativo y cambiante de toda construcción humana. Como afirma (Bruner,
1988, pág. 103) "no existe un mundo real, único, preexistente a la actividad
mental humana (...) el mundo de las apariencias, es creado por la mente"
El mundo real no es un contexto fijo, no es sólo ni principalmente el universo físico.
El mundo que rodea el desarrollo del niño es hoy, más que nunca, una clara
construcción social donde las personas, objetos, espacios y creaciones culturales
políticas o sociales adquieren un sentido peculiar, en virtud de las coordenadas
sociales e históricas que determinan su configuración. Hay múltiples realidades
como hay múltiples formas de vivir y dar sentido a la vida desde las peculiaridades
espaciales y temporales que rodean la vida de cada individuo y cada grupo. En
definitiva, hay tantas realidades sociales como versiones de la realidad, como
representaciones subjetivas se elaboran sobre las múltiples formas de vivir.
La reificación del conocimiento y de la realidad social puede considerarse uno de los
obstáculos epistemológicos más peligrosos por cuanto que el dogmatismo paraliza
el entendimiento y la conciencia de ausencia de alternativas paraliza la actuación.
La cultura de la apariencia
El último obstáculo epistemológico que deseo analizar se refiere a la primacía de la
cultura de la apariencia. Parece obvio que en la cultura de la imagen que se impone
en las sociedades occidentales postindustriales, es imparable la ascensión de la
primacía de la apariencia, el poder de lo efímero y cambiante, la dictadura del
diseño, de las formas, de la sintaxis a costa de la comunicación abierta de
79
significados, ideas, argumentos, discursos. La desmesurada valoración social de la
imagen convierte en criterios de calidad, aceptación o legitimidad, lo que tal vez no
sean más que manifestaciones diferentes y adornadas de la epidermis superficial de
los acontecimientos, ideas y sentimientos.
Cuando la importancia de las formas, de la sintaxis, de los modos externos de
expresión de los significados se mantiene dentro de la pretensión de desarrollar las
capacidades estéticas o formales de expresión y comunicación, de abrir nuevas vías
para la formulación externa del mundo interior individual o social, puede
considerarse una tendencia con clara potencialidad educativa, toda vez que
favorece y facilita el intercambio y el desarrollo creador de las necesidades
expresivas del individuo y de la comunidad. Cuando, por el contrario, la exaltación
de las formas, de las apariencias, de los envoltorios, de la sintaxis se produce a
costa de los significados, de los contenidos, ya sea para ocultar la ausencia de los
mismos o para camuflar la irracionalidad de los mensajes, la cultura de la
apariencia se convierte en un poderoso obstáculo epistemológico que arraiga con
fuerza en la juventud por el atractivo de los estímulos que utiliza, relacionados
directamente con la naturaleza concreta de los sentidos, con el contenido directo de
la percepción más sutil y diversificada.
Desde el punto de vista educativo la importancia de esta tendencia social reside en
el influjo que ejerce sobre la formación del pensamiento y la conducta de las
nuevas generaciones. Será necesario tener en cuenta los modos cómo el
estudiante, en su vida paralela y previa a la escuela, construye sus esquemas de
interpretación, sus expectativas, valores, sus herramientas de análisis e
intervención sobre la realidad, como consecuencia de su ubicación en los escenarios
sociales donde prima la cultura de la apariencia, si el propósito de la práctica
educativa, como hemos visto al principio, no es sólo transmitir información sino
provocar la reconstrucción del pensamiento empírico y vulgar de los alumnos.
El aspecto más grave de estos influjos es que, al camuflar los contenidos de los
mensajes en el bosque lujoso y atractivo de las formas y apariencias externas,
difícilmente los individuos pueden incorporar racional y críticamente los
componentes de la ideología social dominante. No es que la cultura de la imagen y
de la apariencia no transmita componentes ideológicos y, por tanto se trate de una
cultura neutral, inocua, independiente de los valores y opciones de interés, muy al
contrario puede considerarse una cultura más insidiosa por cuanto camufla y oculta
los verdaderos intereses y valores que se transmiten en los intercambios. El
problema es que en el bosque de informaciones fragmentarias y de estímulos
audiovisuales es difícil percibir y por tanto analizar críticamente el sentido de los
mensajes y la finalidad de los influjos.
Si el objetivo de la práctica educativa en la enseñanza obligatoria es provocar el
desarrollo relativamente autónomo de las capacidades individuales y colectivas del
ciudadano para interpretar y actuar sobre la compleja realidad social y natural, las
características de la cultura de la apariencia, cuando se imponen en la vida social y
se reflejan en la vida de la escuela se convierten en uno de los más recientes y
poderosos obstáculos epistemológicos para el desarrollo del conocimiento y de la
acción de los futuros ciudadanos.
No por causalidad, los obstáculos que acabamos de analizar manifiestan una
estrecha y directa relación con las exigencias de la sociedad capitalista, cuyo
modelo de producción y consumo se rige por las leyes del libre mercado. La
promoción del individualismo competitivo e insolidario conjuntamente con la
uniformidad cultural y del conformismo social, la obsesión por la eficacia de los
resultados independientes del valor de los procesos, la reificación del conocimiento
de lo posible y la exaltación de la cultura de la apariencia, de la imagen publicitaria,
del reinado de lo efímero, son manifestaciones evidentes de las exigencias
ideológicas y materiales de la sociedad de producción y consumo regida por las
leyes del libre mercado.
80
La naturaleza del trabajo educativo relacionado con la construcción y reconstrucción
crítica y permanente de los modos de pensar, sentir y actuar de las generaciones
humanas exige cuestionar abiertamente los procesos de socialización, requiere la
identificación y superación de tales obstáculos que impiden o dificultan los
propósitos educativos. La escuela es una institución social y por lo mismo
inevitablemente impregnada por los valores circunstanciales que imperan en los
intercambios sociales de cada época y cada comunidad. Para cumplir su función
pedagógica con relativa autonomía, el profesor debe estar atento y enfrentarse y
superar en sí mismo y en la cultura de la escuela, los influjos meramente
reproductores de la dinámica social.
El conocimiento académico, teórico, científico o técnico sólo puede considerarse
instrumento de los procesos de reflexión cuando se ha integrado significativamente,
no en parcelas aisladas de la memoria semántica, sino en los esquemas de
pensamiento más genéricos que activa el individuo cuando interpreta la realidad
concreta en la que vive y sobre la que actúa, y cuando organiza su propia
experiencia. No es un conocimiento "puro", es un conocimiento contaminado por las
contingencias que rodean e impregnan la propia experiencia vital.
Cultura del alumno y cultura académica
El problema que se plantea en la educación, por tanto, no es prescindir de la
cultura organizada en disciplinas sino cómo provocar que el alumno participe de
forma activa y crítica en la reelaboración personal y grupal de la cultura de su
comunidad.
Dos condiciones se requieren, a mi entender, para que tenga lugar este proceso de
reconstrucción del pensamiento del alumno:
• Partir de la cultura experiencial del alumno.
• Crear en el aula un espacio de conocimiento y acción compartidos.
El alumno puede implicarse en un proceso abierto de intercambio y negociación de
significados siempre que los nuevos contenidos provoquen la activación de sus
esquemas habituales de pensar y actuar. Por ello, la adquisición de la valiosa
cultura académica debe ser siempre un proceso de reconstrucción y no
simplemente un proceso de yuxtaposición. Es necesario provocar en el alumno la
conciencia de las insuficiencias de sus esquemas habituales y el valor potencial de
nuevas formas e instrumentos de análisis de la realidad plural. Solamente podrá
llevarse a cabo esta provocación si el maestro se apoya en el estado actual del
conocimiento del alumno, de sus concepciones, intereses, propósitos y actitudes.
La orientación habitual en la práctica docente es más bien la contraria, partir de las
disciplinas y acercarlas de modo más o menos motivador al alumno. La propuesta
presente pretende relacionar los dos términos del dilema: utilizar la potencialidad
explicativa de las disciplinas y la cultura pública para, mediante un proceso de
diálogo y negociación, provocar la reconstrucción de las preconcepciones y
propósitos. El objetivo inmediato no es la adquisición de la cultura adulta sino la
reconstrucción, en cierta medida siempre incierta, de las preconcepciones vulgares
del alumno.
El aula como espacio de conocimiento compartido
La segunda condición que proponíamos para que se produzca la reconstrucción del
pensamiento y la acción en el alumno hace referencia a la necesidad de crear en el
aula un espacio de conocimiento y acción compartidos.
Como afirman Perret-Clermont y SchubauerLeoni (1989, 575) el aprendizaje es un
proceso fundamental de la vida humana, que implica acciones y pensamiento tanto
como emociones, percepciones, símbolos, categorías culturales, estrategias y
representaciones sociales. Aunque descrito frecuentemente como un proceso
individual, el aprendizaje es también una experiencia social con varios compañeros
(padres, profesores, colegas...).
81
El aprendizaje en el aula no es nunca un aprendizaje meramente individual,
constreñido a las relaciones cara a cara de un profesor y un alumno o de un alumno
y unos conocimientos. Es claramente un aprendizaje dentro de un grupo social con
vida propia, con intereses, necesidades y exigencias que van configurando una
cultura peculiar. A1 mismo tiempo, es un aprendizaje que se produce dentro de una
institución y constreñido por las funciones sociales que cumple dicha institución. El
alumno y el grupo de alumnos constantemente se sienten evaluados en la vida del
aula y responden forzando su comportamiento para que se acomode a los patrones
de éxito académico que la propia escuela establece y enseña al niño.
¿Cómo conseguir armonizar tantos y tan diversos intereses en la compleja vida del
aula para provocar una asimilación creativa de la cultura pública por parte del niño?
La propuesta de Edwards y Mercer es crear en el aula, como contexto de
comunicación, un espacio de conocimiento compartido. Supone esforzarse en crear,
mediante negociación abierta y permanente, un contexto de comprensión común,
enriquecido constantemente con las aportaciones de los diferentes participantes,
cada uno según sus posibilidades y competencias. "La finalidad del diálogo es
explicitar los prejuicios y contrastarlos críticamente en el proceso de búsqueda"
(1990, 539).
La función del profesor será facilitar la aparición del contexto de comprensión
común y aportar instrumentos procedentes de la ciencia, el pensamiento y las artes
para enriquecer dicho espacio de conocimiento compartido, pero nunca sustituir el
proceso de construcción dialéctica de dicho espacio, imponiendo sus propias
representaciones o cercenando las posibilidades de negociación abierta de todos y
cada uno de los elementos que componen el contexto de comprensión común.
Pues bien, crear el espacio de comprensión común requiere un compromiso de
participación por parte de los alumnos y profesores en un proceso abierto de
comunicación. Y cuando los individuos y los grupos se implican en procesos vivos
de comunicación, los resultados y orientaciones son en cierta medida siempre
imprescindibles. Los alumnos deben participar en el aula aportando tanto sus
conocimientos y concepciones como sus intereses, propósitos, preocupaciones y
deseos, implicados en un proceso vivo donde el juego de interacciones conquistas y
concesiones provoque, como en cualquier otro ámbito de la vida, el enriquecimiento
mutuo.
Para crear este espacio de participación, de intercambio y construcción de
conocimientos, actitudes y comportamientos no parece conveniente ni
recomendable como valor pedagógico trasladar a la vida del aula, la urgencia, la
precipitación y la premura del acelerado ritmo de la vida adulta en las sociedades
industriales avanzadas. El desarrollo del niño y la adquisición y reinterpretación de
la cultura requieren su tiempo y el respeto escrupuloso a las diferencias individuales
de ritmo, intereses, capacidades y expectativas. Así pues, y por imperativo
pedagógico, será conveniente establecer un marco temporal en la jornada escolar
suficientemente amplio y flexible como para que tengan cabida los procedimientos
y estrategias didácticas que requiera atender al desarrollo diferenciado de los
diversos grupos e individuos. En particular, de aquellos que por las desfavorables
condiciones económicas, sociales y culturales del medio familiar y ambiental en que
viven solamente pueden esperar de la escuela aquellas atenciones.
La etapa obligatoria del sistema educativo, cuya función social prioritaria es la
formación de ciudadanos autónomos, conscientes, informados y solidarios requiere
una escuela donde pueda recrearse la cultura, no una academia para aprendizajes
mecánicos o adquisiciones irrelevantes, sino la escuela a tiempo completo,
donde el niño aprende al mismo tiempo que vive y vive al mismo tiempo que
aprende los aspectos más diversos de la experiencia humana. La escuela así
considerada se convierte en una comunidad democrática de vida y aprendizaje, un
espacio de cultura donde se aprenden los conceptos, herramientas, técnicas y
códigos de la cultura de la humanidad como consecuencia de la participación activa
82
en el intercambio de significados, deseos y comportamientos con los compañeros y
con los adultos.
Se aprende al mismo tiempo que se vive. Lo que significa disolver la perniciosa
disociación actual entre tiempo de vida fuera de la escuela y tiempo de estudio
en la escuela. En la escuela a tiempo completo pueden aprenderse los diferentes
aspectos que conforman la rica experiencia humana, sin despreciar o devaluar
ninguna de las parcelas que se orientan a formar el equipamiento técnico, artístico,
moral, físico o intelectual del futuro ciudadano. Es necesario prever tiempos y
espacios para la diversidad de actividades y tareas que requiere la formación
integral, así como un enfoque y orientación interdisciplinar y sistemática que
requiere la cooperación del equipo de profesores y profesoras en el diseño,
desarrollo y evaluación del proyecto educativo del centro.
Sin duda puede parecer idealista y utópica la propuesta de una escuela para vivir y
recrear la cultura, una escuela a tiempo completo, donde se desarrolle una jornada
para el alumno prolongada y continua. De todos modos convendría estudiar sus
posibilidades, antes de descartar demasiado precipitadamente la potencialidad de
los principios que la conforman. En todo caso, el valor de las utopías no reside en
su virtualidad práctica, para convertirse en programas concretos de actuación, sino
en la riqueza de sus planteamientos, de modo que puedan utilizarse como
principios orientadores a la hora de tomar decisiones, y en consecuencia se elijan,
de entre las alternativas posibles y realizables, aquellas que nos aproximen a los
planteamientos deseados.
* Angel I. Pérez Gómez es profesor de la Universidad de Málaga.
Referencias bibliográficas
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BROWN, J. S., COLLINS, A. DUGUID, P. (1989). "Situated cognition and the culture
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BRUNER, J. (1988). Realidad mental y mundos posibles. Barcelona. Gedisa.
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COLE, M. y SCRIBNER, S. (1977). Cultura y pensamiento. México. Limusa.
EDWARDS, D. y MERCER, N. (1988). El conocimiento compartido. Madrid.
PaidósMEC.
ELLIOTT, J. (1990). Investigación Acción en Educación. Morata. Madrid.
GOODMAN, J. (1992) Elementary Schooling for critical democracy. Albany, State of
New York Press.
GIMENO SACRISTAN, J. y PÉREZ GOMEZ, A. I. (1992) Comprender y transformarla
enseñanza. Madrid. Morata.
MCLAREN, P. (1986), Scbooling as ritual performance: Towards a political economy
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PÉREZ GOMEZ, A. I. (1990). "Calidad de enseñanza y desarrollo profesional del
docente". En Mariano Fernández Enguita. Sociología y Educación. En memoria de
Carlos Lerena. Universidad Complutense. Madrid.
PERRETCLERMONT A. N. y SCHUABAUERLEONI M. L. (1989). "Social factor in
leaming and teaching. Towards an integrative perspective". Int. Education Res. Vol.
13, 573-684.
83
Aprender a comunicar(se) en las aulas
Carlos Lomas
«Para muchos alumnos, aprender de los maestros debe resultar un proceso misterioso,
arbitrario y difícil, cu ya solución puede consistir en concentrarse en intentar hacer y
decir lo que se espera: una solución básicamente ritual. Un mayor énfasis sobre la
importancia del lenguaje y de la comunicación para la creación de un sentido
compartido del significado puede ayudar a que la educa ción en clase sea una
cuestión más abierta y explícita y, por tanto, un proceso menos misterioso y difícil para
los alumnos»
1. Introducción
-1-
84
adquisición de los aprendizajes y por tanto en el diseño de los distintos
métodos de enseñanza. En efecto, mientras la sociología crítica insistía
en el estudio de las formas en que la escuela contribuye a la selección y
a la transmisión de determinados saberes, creencias y maneras de
entender e interpretar el mundo, la psicología se interesaba por las
estrategias que los niños y las niñas despliegan con el fin de apropiarse
de los conocimientos que la escuela enseña y así sugerir algunas
orientaciones didácticas que fueran útiles en los procesos de enseñanza
y aprendizaje.
-2-
85
el entorno físico y social, aprenden, en fin, a poner en juego las
estrategias de cooperación que hacen posible el intercambio comuni-
cativo con las demás personas y la construcción de un conocimiento
compartido del mundo.
-3-
86
palabras en las diversas situaciones de la comunicación humana y con
distintas finalidades.
-4-
87
tual que de esa herramienta de comunicación que es el lenguaje se
hace fuera de los muros escolares.
3. Hablar en clase
-5-
88
de estudio del lenguaje como construcción filosófica idealizada, los
lingüistas han convenido en tomar en cuenta el hecho de que las
personas hablan entre sí». Pese a ello, algo tan obvio se ha olvidado con
demasiada frecuencia en la investigación lingüística y en nuestras
escuelas e institutos.
-6-
89
niños y las niñas «ya saben hablar» al comenzar su vida escolar, no lo es
menos que esa habilidad se limita a géneros orales como la
conversación espontánea (Tusón, 1995), y por tanto sólo es útil para ellos
en las situaciones comunicativas más coloquiales o familiares, pero se
revela como insuficiente o inadecuada en contextos más complejos de
comunicación (como la escuela, por ejemplo), donde se requiere un
uso oral más formal y elaborado.
-7-
90
Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir
a la vida sin haber adquirido estas habilidades básicas».
-8-
91
escritura siga siendo hoy, como ayer, un objetivo esencial de la
educación obligatoria. Porque, como señala Raffaele Simone (1988
[1992: 85]), «ante el discurso del texto y de los textos, los muchachos
están completamente solos y abandonados desde la primera infancia».
Entre los «que no leen», los más listos sabrán aprender, como
nosotros, a hablar de ello, sobresaldrán en el arte inflacionista del
-9-
92
comentario (leo diez líneas, escribo diez páginas), la práctica
jívara de la ficha (recorro 400 páginas, las reduzco a cinco), la
pesca de la cita juiciosa (en esos manuales de cultura congelada
de que disponen todos los mercaderes del éxito), sabrán manejar
el escalpelo del análisis lineal y se harán expertos en el sabio
cabotaje entre los «fragmentos selectos», que lleva con toda
seguridad al bachillerato, a la licenciatura, casi a la oposición...
pero no necesariamente al amor al libro.
- 10 -
93
evidencian una intensa investigación educativa sobre el rendimiento
escolar de los adolescentes al final de la escuela obligatoria en los
países industrializados, el Proyecto PISA aporta algunas conclusiones que
no por obvias deben dejar de citarse:
- 11 -
94
Sin embargo, es obvio que hay dificultades en la alfabetización lectora
que afectan tanto al rendimiento escolar de un sector significativo del
alumnado como a su capacidad para disfrutar del ocio lector y a su
consciencia sobre la importancia de la lectura como herramienta de
acceso al conocimiento del mundo.
- 12 -
95
las estrategias que utiliza para identificar la intención del autor
del texto, así como para distinguir entre ideas principales y
secundarias;
su capacidad para identificar el tipo de texto del que se trata,
su estructura interna y su contexto de emisión y recepción;
su habilidad a la hora de distinguir información y opinión, datos
e ideas, hechos y argumentos;
y su capacidad para seleccionar en el texto la información
relevante y la información complementaria.
- 13 -
96
social de los mensajes de los medios de comunicación de masas y de
Internet es doble: por una parte, de naturaleza cognitiva, ya que con-
tribuyen tanto a la construcción de la identidad personal de la gente
como a la adquisición de un conocimiento compartido sobre el mundo
(incluyendo los valores, las actitudes, los estereotipos y la conciencia del
contexto); por otra, de naturaleza ideológica, al constituirse en eficaces
herramientas de consenso social (Lomas, 1996b).
- 14 -
97
persiste (aunque afortunadamente cada vez en menor medida) esa
absurda idea de que el saber escolar debe permanecer ajeno a tales
fenómenos comunicativos y, en un afán inútil de ponerle puertas al
campo, se empeña en convertir las clases en aulas con muros donde
nada de lo que se dice y de lo que se hace fuera de la escuela entre
dentro y sea objeto de estudio y de reflexión. Por el contrario, conviene
analizar en las aulas cuál es el papel que desempeñan los mensajes de
la comunicación de masas y el espejismo de Internet en la construcción
de la identidad sociocultural de las personas, cómo contribuyen sus
astucias comunicativas a hacer mundos y cuáles son los usos éticos y
estéticos de unos textos que han sido elaborados con el fin de provocar
determinados efectos en las personas.
- 15 -
98
postmodernas (en las que la comunicación audiovisual y las
mediaciones virtuales a través de Internet ocupan cada vez más el
escenario de los intercambios comunicativos entre las personas) debería
considerar el fomento de la comprensión lectora y de la escritura como
una tarea absolutamente prioritaria e implicar al alumnado en
actividades comunicativas que les vayan proporcionando de una
manera gradual las habilidades y las destrezas necesarias para el
dominio los diversos usos escolares y sociales de la lectura y de la
escritura.
Referencias
- 16 -
99
CARVAJAL, F. Y RAMOS, J. (2003): «Leer, comprender e interpretar en un
aula que investiga», en TEXTOS de Didáctica de la Lengua y de la
Literatura, nº 33. Barcelona, Graó.
LOMAS, C. (1999): Cómo enseñar a hacer cosas con las palabras. Teoría
y práctica de la educación lingüística, 2 volúmenes. Barcelona, Paidós.
- 17 -
100
OCDE (2002b): Conocimientos y dest rezas para la vida. Primeros
resultados del Proyecto Pisa 2000. Madrid, Educación y Destrezas.
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
(http://www.pisa.oecd.org/).
- 18 -
101
UNIDAD III:
DE LA CULTURA A LA CIBERCULTURA
102
De Roger Silverstone en esta biblioteca
¿Por qué estudiar
Televisión y vida cotidiana los medios?
Roger Silverstone
Amorrortu editores
Buenos Aires - Madrid
103
Biblioteca de comunicación, cultura y medios Para Jennifer, Daniel, Elizabeth y William.
Director: Aníbal Ford
Why Study the Media?, Roger Silverstone
(1) Roger Silverstone, 1999 (edición en idioma inglés publicada por Sage
Publications de Londres, Thousand Oaks y Nueva Delhi)
Traducción, Horacio Pons
ISBN 950-518-655-X
ISBN 0-7619-6454-1, Londres, edición original
Silverstone, Roger
¿Por qué estudiar los medios? - 1° ed.- Buenos Aires : Amorrortu,
2004.
256 p. ; 24x14 cm. - (Biblioteca de comunicación, cultura y medios)
ISBN 950-518-655-X
Impreso en los Talleres Gráficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, provin-
cia de Buenos Aires, en enero de 2004.
104
Indice general
11 Prefacio y agradecimientos
13 1. La textura de la experiencia
32 2. Mediatización
41 3. Tecnología
57 4. Retórica
70 5. Poética
83 6. Erótica
97 Dimensiones de la experiencia
99 7. Juego
112 8. Actuación
127 9. Consumo
185 Comprender
105 9
187 13. La confianza Prefacio y agradecimientos
201 14. La memoria
214 15. El otro
227 16. Hacia una (nueva) política de los (nuevos)
medios
10 106 11
Quizá, por sobre todas las cosas, el libro fue concebi- 1. La textura de la experiencia
do como un manifiesto. Yo buscaba definir un espacio.
Comprometerme con quienes están fuera de mi discur-
so, tanto en los otros ámbitos académicos como en el
mundo que está más allá de ellos. Era hora, creía, de to-
mar en serio los medios.
El estudio de los medios debe ser crítico. Debe ser re-
levante. Debe establecer y mantener cierta distancia
con respecto a su objeto. Debe ser un pensamiento en El talk show diurno de Jerry Springer, 22 de diciem-
acción. Espero que lo que sigue cumpla, por lo menos en bre de 1998. Repetido por enésima vez en el canal sate-
alguna medida, con estos exigentes requisitos. lital UK Living. Springer habla con hombres que traba-
Sin embargo, si logra alcanzar, aunque sea en parte, jan de mujeres. Dos filas de travestidos y transexuales
sus objetivos, será gracias a que tantas personas, cole- discuten su vida, sus relaciones y su trabajo. La audien-
gas como estudiantes, contribuyeron directa e indirec- cia televisiva los azuza. Les hacen preguntas sobre te-
tamente a ello. Permítanme citarlos con gratitud y en ner hijos. Una pareja intercambia anillos: «Después de
orden alfabético: Caroline Bassett, Alan Cawson, Stan todo, no lo hicimos antes y estamos en la televisión na-
Cohen, Andy Darley, Daniel Dayan, Simon Frith, An- cional» Jerry cierra con una homilía acerca de la nor-
thony Giddens, Leslie Haddon, Julia Hall, Matthew malidad y la falta de seriedad de ese comportamiento y
Hills, Kate Lacey, Sonia Livingstone, Robin Mansell, recuerda ante su público a Milton Berle y Some Like it
Andy Medhurst, Mandy Merck, Harvey Molotch, Mag- Hot [Una Eva y dos Adanes]:* la actuación en una épo-
gie Scammell, Ingrid Schenk, Ellen Seiter, Richard ca más inocente cuando el travestismo no se veía como
Sennett, Bruce Williams, Janice Winship y Nancy una especie de perversión.
Wood. Ninguno de ellos, por supuesto, tiene responsabi- Un momento de la televisión. Explotador pero tam-
lidad alguna por los errores y desaciertos que aún per- bién explotable. Un momento olvidado con facilidad,
sistan. una partícula subatómica, un pinchazo en el espacio
mediático, pero hoy, aunque más no sea en esta página,
evocado, señalado, sentido, fijado. Un momento de la
televisión que era local (todos los personajes trabajaban
en un restaurante temático de Los Angeles), nacional
(se transmitía originariamente en Estados Unidos) y
global (lo vimos aquí). Un momento de la televisión que
araña la superficie de -la sensibilidad suburbana, toca
os márgenes, llega ala base.
Un momento de la televisión que, sin embargo,
servirá perfectamente su propósito. Representa lo
corriénte y lo continuo. En su singularidad, resulta
12 107 13
perficie que con frecuencia resulta suficiente para quie-
completamente típico. Un elemento en la constante
nes están interesados en vender, pero que es claramen-
masticación mediática de la cultura cotidiana, cuyos
te insuficiente si nos interesa qué hacen los medios y
significados dependen de si verdaderamente lo adver-
qué hacemos nosotros can ellos. Y es insuficiente si que-
timos, si nos afecta, nos escandaliza, nos repele o nos
remos captar la intensidad e insistencia de nuestra vi-
compromete, a medida que entramos, salimos y atrave-
da con nuestros medios. Por eso tenemos que convertir
samos con rapidez nuestro ambiente mediático cada
la cantidad en calidad.
vez más insistente e intenso. Un elemento que se ofrece
Mi idea es que debemos estudiar los medios porque
al espectador fugaz y a los anunciantes que reclaman -----
14 108 15
el cómo. La historia debe ser una empresa humanísti- la intensidad de una cultura Mediáticarluaalternatiiza—
ca, no científica en su búsqueda de leyes, generalizacio- mente sacia, contiene y desafía. Marshall McLuhan ve
nes o conclusiones éticas, sino una actividad fundada los medios como extensiones del hombre, como prótesis
en el reconocimiento de la diferencia y la especificidad y que realzan a la vez el poder y el alcance pero que acaso
la conciencia de que los asuntos de los hombres (¡cuán —y es posible que él lo haya advertido— nos incapaci-
trágica es la inflexión de género en la imaginación libe- tan y capacitan al mismo tiempo, en la medida en que,
ral!) exigen una clase de comprensión y explicación un tanto sujetos como objetos de los medios, nos entrelaza-
tanto alejadas de las exhortaciones kantiana y cartesia- mos de manera gradual en lo profilácticamente social.
na en pro de la racionalidad y la razón puras. Esa será Podríamos pensar en los medios como profiláctica-
mi reivindicación del estudio de los medios, y también n mente sociales, por cuanto se han convertido en susti-
volveré de vez en cuando a sus métodos. .1--- tutos de las incertidumbres habituales en la interac-
Berlin señala también que el tipo apropiado de expli- (,\ \ ción cotidiana, al generar incesante e insidiosamente
cación está relacionado con el análisis moral y estético: los como si de la vida diaria y crear cada vez más defen-
láscontralas intrusiones de lo inaceptable° lo. inmane-
«en la medida en que presupone concebir a los seres hu- jable. Qran parte de nuestra inquietud pública por los
manos no meramente como organismos en el espacio, efectos de los medios se concentra en un aspecto de lo
cuyas regularidades de conducta pueden describirse y que vemos especialmente en los nuevos medios: que lle-
encerrarse en fórmulas que ahorran esfuerzos, sino guen a desplazar la sociabilidad corriente y que este-
como seres activos, que persiguen fines, modelan su vi- mos creando, sobre todo por conducto de nuestros hijos
da y la de otros, sienten, reflexionan, imaginan, crean, varones y muy en particular de nuestros hijos varones
en constante interacción e intercomunicación con otros negros o de clase obrera (todavía el centro de nuestro
seres humanos; en síntesis, que están embarcados en pánico moral), una raza de adictos a la pantalla. Mar-
todas las formas de experiencia que entendemos por- shall McLuhan (1964) no va tan lejos a pesar de su am-
que las compartimos, y que no vemos como simples ob- bivalencia. Al contrario. Pero su visión de la cultura cy-
servadores externos» (Berlin, 1997, pág. 48). borg se adelanta unos veinte años a la de Donna Ha-
raway (1985).
Su confianza en un sentimiento de humanidad compar- Estas metáforas son útiles. En rigor, sin ellas esta-
tida es conmovedora y discrepa, quizá, con el saber ríamos condenados a observar nuestros medios como si
transmitido contemporáneo, pero sin ella estamos per- fuera a través de un vidrio oscuro. Pero como todas las
didos y el estudio de los medios se convierte en una im- metáforas, la luz que arrojan es parcial y efímera, y es
posibilidad. También esto dará forma a mi análisis, y preciso que las trascendamos. Mi objetivo es justamen-
volveré sobre ello. te ese. La respuesta a mi pregunta implicará rastrear
En los intentos por captar el papel de los medios en los mecillál¿ comunicación a través del modo como
la cultura contemporánea hay otras metáforas. Hemos -___
participan en la vida social y culturaLcontemporánea.
pensado en ellos como conductos que proponenruia Srs:ilir _nplicará examinarlasanedias reino un proceso,
más o inenosdesPejádas desde el mensaje hastála como actúa y sobre lo que se actúa en todos los
mente; podemos considerarlos como_lenguajes, que pro- niveles allí donde los seres humanos se congreguen,
porcionan textos y representaciones para su interpreta- tanto en_el espacio real como el virtual, donde se comu-
ción; o abordarlos como un marco que nos envuelve en niquen, donde procuren convencer, informar, entre-
_
16
109 17
tener, educar, donde busquen de muchas maneras y con correlativo y gradual de los gobiernos nacionales que
diversos grados de éxito conectarse unos con otros. les impide controlar el flujo de palabras, imágenes y da-
Entender los medios como proceso xyeconocer que tos dentro de sus fronteras nacionales, son profunda-
estfundamlyretsociagnf mente significativos e indiscutibles. Se trata de un
insistir en su carácter históricamente específico. Los rasgo central de la cultura mediática contemporánea.
medios están cambiando y-Iaireañíbiado 'de' manera Gran parte del debate contemporáneo se alimenta
radical. El siglo XX vio convertirse el teléfono, el cine, la de la percepción de la velocidad de estos distintos cam-
radio y la televisión tanto en objetosde consumo masivo lia y transformaciones, pero confunde la velocidad_del
como en herramientas esenciales para la vida cotidia- cambio tecnológico, e incluso del cambio en las mercan-
na. Hoy nos enfrentamos con el fantasma de una mayo cías, con la del cambio_ social y cultural. Hay una ten-
intensificación de la cultura mediática, a través del cre- sión constante entre lo tecnológico, lo industrial y lo so-
cimiento global de Internet y la promesa (algunos di- cial, una tensión que es preciso afrontar si queremos re-
rían la amenaza) de un mundo interactivo en el que na- conocer a los medios, efectivamente, como un proceso
da ni nadie podrá escapar a un acceso instantáneo. rde mediatización. Puesto que hay pocas líneas directas
,
Entender los medios como proceso también implica de causa y efecto en el estudio de losioedios. Las insti-
reconocer que el proceso es, en lo fundamental, político tuciones no eiáhoranáignificados. Los proponen. Las
o, quizá, con mayor rigor, políticamente económico. Los tituciones no cambian de manera pareja. Tienen di-
significados que se proponen y elaboran por medio de ferentes ciclos de vida y diferentes historias.
las distintas comunicaciones que inundan nuestra vida Pero entonces nos enfrentamos a otra cuestión, y
diaria surgieron de instituciones progresivamente más luego a otra y a otra. ¿Quién mediatiza los medios? ¿Y
globales en su alcance y en sus sensibilidades e insensi- cómo? ¿Y con qué consecuencias? ¿Cómo podríamos en-
bilidades. Apenas oprimidas por el peso histórico de dos tender los medios a la vez como contenido y forma, vi-
siglos de avance capitalista y cada vez más desdeñosas siblemente calidoscópicos, invisiblemente ideológicos?
del poder tradicional de los estados naciones, han esta- iiinoeVálüáiñOs el modo como se producen las luchas
blecido una plataforma para —hay que aceptarlo— la en torno y dentro de los medios: luchas por la propiedad
comunicación masiva. A pesar de su diversidad y flexi- y el control de instituciones y significados; luchas por el
bilidad crecientes, esta es aún su forma dominante, que acceso y la participación; luchas por la representación;
restringe e invade las culturas locales, aunque no las luchas que informan y afectan la percepción de los otros
subyuga. y la de nosotros mismos?
Los movimientos entre las instituciones dominantes Estudiamos los medios porque queremos respuestas
de los medios globales tienen una escala tectónica: una a estas preguntas, respuestas que, sabemos, no pueden
erosión cultural progresiva y luego súbitos cambios sís- ser concluyentes y, en rigor, no deben serlo. Por más
micos cuando algunas multinacionales surgen del mar atractivo o superficialmente convincente que pueda pa-
como cordilleras, mientras otras se hunden y, como la recernos, no es posible establecer una teoría única de
Atlántida, sólo se recuerdan en los mitos como si algu- los medios. A decir verdad, sería un terrible error tratar
na vez hubieran sido, quizá, pasable y relativamente de encontrar una. Un error político, un error intelec-
benévolas. El poder de estas instituciones, la capacidad tual, un error moral. No obstante, nuestra preocupa-
de controlar las dimensiones productivas y distributi- ción con los medios es siempre, y al mismo tiempo, una
vas de los medios contemporáneos, y el debilitamiento preocupación por los medios. Queremos aplicar lo que
18 110 19
hemos llegado a entender, comprometer a quienes pue- Los medios actúan de manera más significativa en
den estar en condiciones de responder, alentar la refle- el ámbito mundano. Filtran y modelan las realidades
xividad y la responsabilidad. El estudio de los medios o cotidianas a través de sus representaciones singulares
debe ser una ciencia tan relevante como humanística. y múltiples, y proporcionan mojones, referencias, para
Las respuestas a mis propias preguntas, por lo la conducción de la vida diaria y la producción y el man-
tanto, se basarán en una percepción de estas compleji- tenimiento del sentido común. Y es aquí, en lo que pasa-
dades, que son a la vez sustantivas, metodológicas y, en por sentido común, donde debemos fundar el estudio - -
el sentido más amplio, morales. Después de todo, tengo
que vérmelas con seres humanos y sus comunicaciones,
lid-á-Medios. Ser capaces de pensar que la vida que lleva--
ffius-es una realización constante que requiere nuestra
con la lengua y el habla, con el decir y lo dicho, con el re- participación, si bien con mucha frecuencia en circuns-
conocimiento y el no-reconocimiento, y con los medios tancias sobre las cuales tenemos poco o ningún poder
como intervenciones técnicas y políticas en el proceso de decisión y en las que lo mejor que podemos hacer es
de asignar un sentido a las cosas. simplemente arreglárnoslas. Los medios nos dieron las
De allí el punto de partida. La experiencia. La mía y palabras para hablar e ideas para expresar, no como
la de ustedes. Y su habitualidad. una fuerza desencarnada que actúa contra nosotros
Con frecuencia, la investigación sobre los medios mientras nos ocupamos de nuestros asuntos cotidianos,
prefirió lo significativo, el acontecimiento, la crisis, co- sino como parte de una realidad en la cual participamos
mo base de su indagación. Hemos contemplado per- y compartimos y que sostenemos -diariamente por
turbadoras imágenes de violencia o explotación sexual intermedio de nuestras conversaciones e ih eracciones
y tratado de apreciar sus efectos. Nos hemos concentra- habituales. )
do en acontecimientos mediáticos clave, como la Guerra Debemos comenzar en el sentido común, por supues-
del Golfo o los desastres, tanto naturales como obra del to ni singular ni indiscutido. El sentido común, tanto la
hombre, para explicar el papel de los medios en el ma- expresión como la precondición de la experiencia. El
nejo de la realidad o el ejercicio del poder. También nos sentido común, compartido o al menos compartible, y
concentramos en los grandes ceremoniales públicos de medida a menudo invisible de la mayoría de las cosas.
nuestra época para explorar su papel en la creación de Los medios dependen de él. Lo reproducen, apelan a él
la comunidad nacional. Todo esto tiene un sentido, pero también lo explotan y lo representan erróneamen-
puesto que clesdellrend 8211(2,1110S cuánto revela_sobre lo te. Y, a decir verdad, su falta de singularidad da pábulo
normal la investigación de lópatológico,
, e incluso de lo a las-di-á:putas y consternaciones cotidianas cuando nos
exagerado. No obstante, la atencion constante hacia lo vemos obligados, tanto a través de los medios como de
excepcional provoca inevitables lecturas erróneas. cu—arquier otra cosa, y quizá cada vez más sólo a través
Puesto que los medios son, si no otra cosa, diarios. de ellos, a ver y enfrentar los sentidos y culturas comu-
Tienen una presencia constante en nuestra vida coti- nes de los otros El miedo a la diferencia. El horror de la
diana, dado que entramos y salimos, nos conectamos y ciase media ante
- te las páginas de la prensa amarilla o los
desconectamos de un espacio mediático, una conexión tabloides. La precipitada y posiblemente filistea deses-
mediática, a otros. De la radio a los diarios, de los dia- timación de lo estético o lo intelectual. Los prejuicios
rios al teléfono. De la televisión al equipo de alta fideli- contra naciones o géneros. Los valores, actitudes, gus-
dad, de este a Internet. En público y en privado, solos y tos, culturas de clase, etnicidades y demás, que son re-
con otros. flejos y constituciones de la experiencia y, como tales,
20
111 21
ámbitos clave para la definición de identidades, para tiempo y que es finita; a sabiendas, también, de que la
.11uestra capacidad de situarnos en el mundo moderno. secuencia es todavía central, que el tiempo no es rever-
Y gracias al sentido común estamos en condiciones, si sible (excepto, por supuesto, en la pantalla) y que to-
realmente lo estamos, de compartir nuestra vida con davía pueden contarse historias. Sabemos que vivimos
los otros y distinguirla de ellos. nuestra vida a través de los días, las semanas y los
Esta capacidad para la reflexión —en rigor, su ca- años; una vida marcada por las reiteraciones de trabajo
rácter central— ha sido señalada con bastante frecuen- y juego, las repeticiones del calendario y las longues du-
cia por quienes buscan definir las características deter- rées de una historia apenas advertida y quizá cada vez
minantes de la modernidad y la posmodernidad, no más olvidable. Los medios son en buena medida res-
obstante lo cual sus reflexiones tienden a ver el giro re- ponsables de esta situación, en especial los compu-
flexivo más o menos exclusivamente en los textos espe- tarizados de última generación, porque la radioteledi-
cializados de filosofía o ciencias sociales. pormipárte, fusión siempre se basó en el tiempo, aunque no sucedie-
quiero reclamarla también kara el sentido común,_ para ra lo mismo con el contenido del programa, los juegos en
`I6 cotidianoy, en verdad, de vez en cuando, incluso, o la computadora son infinitos e Internet es inmediata.
acaso especialmente, para los medios. Los medios son ¿Puede el tiempo sobrevivir, como antaño habría pre-
centrales para este próvecto reflexivo no sólo enlas yl.a.- guntado Lewis Carroll, a tamaña paliza?
/--rraciórieá---
---- S-ócIalmente conscientes de las telenovelas, Así, pues, debe ser el espacio, al menos por un tiem-
' 'los programas diurnos de conversaciones o los progra- po. Y el espacio en múltiples dimensiones, si aceptamos
' mas de radio con participación telefónica del público, que el espacio mismo, como sugiere Manuel Castells
sino también en las noticias y los asuntos del momento (1996), no es más que tiempo simultáneo. Déjenme
y en la publicidad, cuando, a través de las múltiples proponer —y no es una idea original— que pensemos
lentes de los textos escritos, auditivos o audiovisuales, en nosotros mismos a lo largo de nuestra vida cotidia-
el mundo que nos rodea se despliega y representa: rei- na, y en nuestra vida con los medios, como nómadas,
terada e interminablemente. vagabundos que se desplazan de un lugar a otro, de un
¿Qué otras cualidades podríamos adjudicar a la ex- medio a otro, y que en ocasiones pueden estar en más de
periencia en el mundo contemporáneo y en el papel que un sitio a la vez, como podríamos creer que nos ocurre
los medios juegan dentro de él? cuando, por ejemplo, miramos televisión o navegamos
Perdónenme si me embarco en metáforas espaciales por la World Wide Web. ¿Qué tipos de distinciones
para intentar esbozar una respuesta, porque me parece pueden trazarse aquí? ¿Qué clases de movimientos
que el espacio proporciona efectivamente el marco más resultan posibles?
satisfactorio para abordar la cuestión. También el tiem- Nos movemos entre espacios privados y públicos.
po, desde luego, pero el tiempo —y esto es hoy un lugar Entre espacios locales y globales. Pasamos de espacios
común de la teoría posmoderna— ya no es lo que era. Ya sagrados a espacios seculares y de espacios reales a es-
no una serie de puntos, ya no claramente delimitado pacios ficcionales y virtuales, ida y vuelta. Nos move-
por distinciones de pasado, presente y futuro, ya no sin- mos entre lo familiar y lo extraño. De lo seguro a lo ame-
gular, ya no compartido, ya no resistente. Podemos de- nazante y de lo compartido a lo solitario. Estamos en
cir todo esto a sabiendas, sin embargo, de que esa de- casa o fuera de ella. Cruzamos umbrales y vislumbra-
sestimación no está del todo bien o, por lo menos, que es mos horizontes. Hacemos todas estas cosas sin cesar y
en ninguna de ellas, en absolutamente ninguna, esta-
=,, prematura; a sabiendas de que la vida transcurre en el
22 112 23
mos nunca sin nuestros medios, como objetos materia- largo del cual se mueven sin cesar la información, los
-----
les o simbólicos, como guías o huellas , tomó experien- bienes y las personas en nuestra era informacional
cias o andes me-motres.
-
emergente. La nueva sociedad se construye en su
Encen-a-er el televisor o abrir un diario en la privaci- movimiento, su eterno fluir. El espacio se vuelve lábil,
dad de nuestra sala es embarcarse en un acto de tras- se disloca de la vida que se vive en los lugares reales,
cendencia espacial: una ubicación física identificable aunque en cierto sentido sigue dependiendo de ella. mol,
—el hogar— confronta y abarca al planeta. Pero esa reconocer esta abstracción„ mi punto de • anida • refie-
acción, leer o ver, tiene otros referentes espaciales. Nos rélijar el flujo de lo que Castellarama «
vincula con otros, nuestros vecinos conocidos y descono- cional» a los cambios dentro y a través de la experien
cidos, que a su vez están haciendo lo mismo. La panta- cia, dado que se producen en ella: en cuanto se siente
lla parpadeante, el revuelo de la página, nos unen por se conocen y a veces se temen. También nos movemo
un momento —pero de manera muy significativa, al en espacios mediáticos, ya sea en la realidad ya sea e
menos durante el siglo XX— en una comunidad na- la imagin e-á16n, tanto material como simbólicament
cional. Sin embargo, compartir un espacio no es nece- Estudiár los medios es estudiar estos movimientos
sariamente poseerlo; ocuparlo no nos da obligatoria- ssIViiiférrelaciones en el espacio y el tiempo y quizá
mente derechos. Nuestras experiencias de los espacios como consecuencia, descubrirse no tan con-
mediáticos son particulares y a menudo fugaces. Rara `vencido por los profetas de una nueva era, así como por
vez dejamos una huella, apenas una sombra, cuando -5-iiniformidad y los beneficios de esta.
nos relacionamos con aquellos, los otros, a quienes De modo que, si estudiar los medios es estudiarlos
vemos o escuchamos o sobre los cuales leemos. en su contri • ución a la textura genera • e a expenen-
Nuestro tránsito diario implica movimientos a tra- Tiff;Sédédüteridé -élló álgu —nárclias. La primera es la
vés de diferentes espacios mediáticos y dentro y fuera necesidad de reconocer la realidad expe»ncia: las
de ellos. Los medios de comunicación nos ofrecen es- expenéncias son reáles, aun las mediáticas. En cierto
tructuras cotidianas, puntos de referencia, puntos de rriodo, esto nos opone a gran parte del pensamiento pos-
detención, puntos para el vistazo y la mirada atenta, moderno que sostiene que el mundo que habitamos es-
puntos para unirnos y oportunidades de desunirnos. tá seductora y exclusivamente compuesto de imágenes
Los flujos incesantes de la representación mediática y simulacros. Según este punto de vista, el mundo es un
son interrumpidos por nuestra participación en ellos. ámbito donde las realidades empíricas son negadas
Fragmentados por la atención y la desatención. Nues- progresivamente, tanto para nosotros como por noso-
tro ingreso en el espacio mediático es tanto una transi- tros, en el sentido común y la teoría. Esta concepción
ción de lo cotidiano a lo liminar como una apropiación nos hace vivir la vida en espacios simbólicos y eterna-
de lo liminar por lo cotidiano. Los medios pertenecen al mente autorreferenciales que no ofrecen más que las
ámbito de todos los días y, a la vez, son una alternativa generalidades del ersatz y lo hiperreal, sólo nos brindan
a él.
la reproducción y nunca el original y, de ese modo, nos
Lo que digo es un tanto diferente de lo que Manuel niegan nuestra propia subjetividad y, en rigor, nuestra
Castells (1996, pág. 376 y sigs.) identifica como «espacio capacidad de actuar de manera significativa. Desde
de flujos». Para Castells, el espacio de flujos señala las esta perspectiva, debemos aceptar el desafio que signi-
redes electrónicas pero también materiales que propor- fica nuestro fracaso colectivo en distinguir la realidad
cionan el reticulado dinámico de la comunicación a lo de la fantasía y el empobrecimiento, si bien impuesto,
24 11325
e
de nuestras capacidades imaginativas. Para este punto Concedamos, entonces, que la experiencia es, en
de vista, los medios se convierten en la medida de todas efecto, modelada. Los actos y los acontecimientos, las
las cosas. palabras y las imágenes, las impresiones, las alegrías y
Pero sabemos que no lo son. Sabemos, aunque sólo las aflicciones, e incluso las confusiones, resultan signi-
sea de nosotros mismos, que podemos distinguir y ficativos en la medida en que pueden relacionarse entre
distinguimos entre fantasía y realidad, que podemos sí dentro de algún marco a la vez individual y social: un
mantener y mantenemos una distancia crítica entre marco que, aunque tautológicamente, les da signifi-
liosotros y nuestros medios, que nuestras vulnerabili- cado. La experiencia es una cuestión de identidad y di-
ades a la influencia o la persuasión mediáticas son ferencia. Es al mismo tiempo única y compartible. Es
esparejas e impredecibles, que hay diferencias entre fisica y psicológica. Hasta aquí, todo resulta claro y, en
irar, entender, aceptar, creer, influir o representar, rigor, trivial y obvio. Pero, ¿cómo se modela la experien-
que nos cercioramos de lo que vemos y oímos en compa- cia, y cómo cumplen los medios un papel en su mode-
ración con lo que sabemos o creemos, que de todos mo- lado?
dos ignoramos u olvidamos gran parte de ello y que a experiencia\ se moldea, ordena e interrumpe. Es
nuestras respuestas a los medios, tanto en particular 221eaapor agendas anteriores , y experiencias pre-
como en general, varían según los individuos y a través _vias-SeJardena de acuerdo con normas y clasificaciones
de los grupos sociales, de acuerdo con el género, la edad, que pasaron la prueba del tiempo y de lo social. Es inte-
la clase, la etnia y la nacionalidad, y también a lo largo rrumpida por lo inesperado,lane-preparadarla confin
del tiempo. Sabemos todo eso. Es sentido común. Y si gencia, la catástrofe, su propia vulnerabilidad, su inevi-
quienes estudiamos los medios decidiéramos, no obs- table y trágica falta de coherencia. La experiencia es ob-
1 tante, cuestionar ese sentido común —cosa que ha- jeto de actuación e influencia. En este aspecto es física,
cemos, conveniente y continuamente—, no podríamos y se basa en el cuerpo y sus sentidos. A decir verdad, el
hacerlo sin caer en la misma trampa en la que vimos carácter común de la experiencia corporal a través de
caer a otros: no lograr tomar en serio la experiencia y las culturas es lo que los antropólogos, en particular,
utilizarla para someter a prueba nuestras teorías, es adujeron como precondición para nuestra aptitud de
decir, someterlas a pruebas empíricas. Tampoco nues- entendernos recíprocamente. «La imaginación surge
tras teorías escaparán nunca a lo autorreferencial. del cuerpo tanto como de la mente», sugiere Kirsten
También ellas se convertirán, sin fin, en reflexivamente Hastrup (1995, pág. 83), pese al hecho de que esto se
irreflexivas. advierte en escasas oportunidades. El cuerpo en la vi-
Abordar la experiencia de los medios, así como su da, su encarnación, es la base materiaLde_l experien-
aporte a la experiencia, e insistir en que se trata de una ci Nos da una ubicación. Es el lugar no cartesiano de
empresa a la vez empírica y teórica, es más fácil de de- II' acción y el lugar, también, de las aptitudes y compe-
cir que de hacer. Esto se debe, en primer lugar, a que tencias sin las cuales quedamos inhabilitados. Estotie-
nuestra pregunta nos exige investigar el papel de los ne implicaciones importantes en cuanto ab :n0d° de
- dios en el modelado de la experiencia y, a la inversa, -ábórdarTo-s medios y la intrusión de o&e xi
él papel de la experiencia en el modelado de los medios. corporal, puesto que se entrometen,coptinuly
Y, en segundo lugar, a que nos obliga a indagar más pro- tecnológicamente. El concepto de techne de Martin Hei-
fundamente en lo que constituye la experiencia y su -degger aprehende el sentido de la tecnología como habi-
modelado. lidad. Nuestra capacidad de relacionarnos con los me-
26
114 27
dios tiene como precondición la capacidad de manejar orientación y conductista en su intención. Pone en tela
la máquina. Empero, como ya lo he señalado, podemos de juicio el reduccionismo sociológico, aunque en su ma-
pensar en los medios como extensiones corporales, pró- yor parte omite reconocer lo social. Es, o sin duda de-
tesis, y entonces no significa dar un gran paso comen- bería ser, un enfoque para fortalecer la percepción de
zar a perder de vista los límites entre lo humano y lo las complejidades de los medios y la cultura sin clausu-
técnico, el cuerpo y la máquina. Piense digital. Habrá rarlas. Si queremos estudiar los medios, es preciso que
más que decir sobre los medios y los cuerpos. enfrentemos el papel del inconsciente tanto en la cons-
,L,
Y en los cuerpos hay algo más que fisico. La expe- titucion como en la impugnación de la experiencia y,
,
riencia no se agota ni en el sentido común ni en el de- asimismo si queremos responder la pregunta, ¿por qué
,
,
sempeño corporal. Tampoco está contenida en la mera ' . t estudiar los medios?, parte de nuestra respuesta debe-
reflexión sobre su capacidad de ordenar y ser ordenada. rá ser: porque propone un camino, si no una vía regia,
Puesto que, burbujeante debajo de la superficie de la liala Tos territorios ocultos de la mente y el significado.
experiencia, está el inconsciente, que perturba la tran- La experiencia, mediatizada y mediática, surge en la
quilidad y fractura la subjetividad. Ningún análisis de interfaz del cuerpo y la psique. Se expresa, desde luego,
los medios puede ignorarlo, ni las teorías que lo abor- en lo social y en los discursos, la conversación y las his-
dan. Y así llegamos al psicoanálisis. torias de la vida cotidiana, donde lo social se reproduce
Sí, pero el psicoanálisis es un gran problema. constantemente. Citemos una vez más a Hastrup: «La
Lo es en varios aspectos. Propone, y tal vez lo haga experiencia no sólo está siempre anclada en una colecti-
con el mayor vigor, una manera de abordar lo pertur- vidad, la verdadera agencia humana también es incon-
bador y lo no racional. Nos obliga a confrontar con la cebible al margen de la conversación continua de una
fantasía, lo ominoso, el deseo, la perversión, la ob- comunidad, de la que surgen las distinciones y evalua-
sesión: los llamados trastornos de lo cotidiano que se ciones previas necesarias para tomar decisiones sobre
representan y se reprimen —las dos cosas— en los tex- los actos» (Hastrup, 1995, pág. 84).
tos mediáticos de uno u otro tipo, y que perturban el Nuestras historias, nuestras conversaciones, están
delgado tejido de lo que suele pasar por racional y nor- presentes en las narraciones formales de los medios, en
mal en la sociedad moderna. El psicoanálisis es como los programas periodísticos y en los de ficción, como en
un lenguaje. Es como el cine. Y viceversa. El paso de la nuestros relatos cotidianos: chismes, rumores e inter-
teoría y la práctica clínicas a la crítica cultural está acciones casuales en los que encontramos los recursos
sembrado de ofuscación y, a menudo, la elisión dema- para fijarnos en el tiempo y el espacio. Sobre todo, de
siado ligera de lo particular y lo general, así como la ar- fijarnos en nuestras relaciones mutuas, conectar y
bitrariedad (enmascarada como teoría) de la interpre- separar, compartir y rechazar, individual y colectiva-
tación y el análisis. No obstante, como el propio incons- mente, en la amistad y la enemistad, la paz y la guerra.
ciente, el psicoanálisis no se marchará. Nos ofrece una Se ha sugerido (Silverstone, 1981) que tanto la estruc-
manera de pensar los sentimientos: los miedos y las tura como el contenido de las narraciones mediáticas y
desesperaciones, alegrías y confusiones que arañan y rdénuesiros -distürsos de tódo-sloS díaS stítiltiterdé-
hieren lo cotidiano. Pendientes, y que juritanrós-permiten expresar y medir
El psicoanálisis también es un gran problema en la la experiencia. Lo público y lo privado se entrelazan
medida en que perturba la confortable racionalidad de harrativamente. Así tiene que ser. En las telenovelas y
gran parte de la teoría de los medios, cognitiva en su los talk shows, los significados privados se ventilan
28 115 29
públicamente y los significados públicos se ofrecen al Por consiguiente, en la medida en que los medios
consumo privado. La vida privada de las figuras públi- ocupan, como lo he sostenido, un lugar central en el pro-
cas se convierte en la materia de la telenovela diaria; ceso de establecimiento de distinciones y juicios, y en la
los actores de telenovela se convierten en figuras públi- medida en que, precisamente, mediatizan la dialéctica
cas a quienes se exige que construyan una vida privada entre la clasificación que modela la experiencia y la ex-
para consumo público. ¡Hola!* Hello! periencia que colorea la clasificación, debemos indagar
¿Qué pasa aquí? En el núcleo de los discursos so- en las consecuencias de esa mediatización. Debemos es-
ciales que se arraigan en torno de la experiencia y la en- tudiar los medios.
carnan, y para los cuales nuestros medios se han vuelto
indispensables, hay un proceso y una práctica de clasi-
ficación: el establecimiento de distinciones y juicios. La
clasificación, entonces, no es sólo un asunto intelectual
y ni siquiera práctico, sino, en términos de Berlin,
estético y ético. Podemos manejar nuestra vida en la
medida en que existe una pizca de orden, _suficiente
para brindar las seguridades que nos permiten llegar al
-.—al-del dia.-Sin-embargo, ese orden, tal como somos ca-
paces de alcanzarlo, no es neutral ni en sus condiciones
ni en sus consecuencias, en el sentido de que choca con
el orden de otros, y en el sentido de que dependerá del
orden, e incluso del desorden, de los otros. También
aquí enfrentamos una estética y una ética —una po-
lítica, en esencia— de la vida cotidiana, para las cuales
los medios nos proveen, en un grado importante, tanto
de herramientas como de problemas: los conceptos,
categorías y tecnologías para construir y defender
distancias; los conceptos, categorías y tecnologías-para
construir y sostener conexiones.,stas
ta vez sean mas eviderites que illunca, y por lo tanto
más contenciosas, cuando una nación está o se siente en
guerra. No permitamos, empero, que esta visibilidad
momentánea nos ciegue al trabajo diario en el cual
nosotros —de nuevo, tanto individual como colec-
tivamente— y nuestros medios estamos constante e
intensamente comprometidos, minuto a minuto, hora a
hora.
30 116 31
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Agradecimientos de los autores
“El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender” [Plutarco]. Inspirados en las
palabras de este historiador griego queremos compartir este agradecimiento con todos aquellos que
de distintas formas nos llenaron de luz para escribir este libro a cuatro manos y en dos idiomas.
Al igual que ocurrió con el contenido del libro, los colaboradores directos e indirectos de este proyecto
se disgregan por el mundo. Aquí encontramos instituciones, personalidades, colegas, amigos y
familiares. Todos cómplices (in)visibles de este proyecto. La elaboración de este trabajo implicó
innumerables seminarios, conferencias, entrevistas, miles de kilómetros viajados y al menos mil
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
De igual modo, queremos dar las gracias a quienes ayudaron de manera directa a nuestro proyecto.
A los profesores William Dutton y Roger Schank por iluminar nuevas dimensiones del aprendizaje. Así
como a colaboradores directos que promovieron las múltiples iniciativas que impulsó este proyecto:
Emilio Quintana, Juan José Calderón Amador, Juan Miguel Muñoz, Laura Vidal, Marcel Kampman,
Pedro Jiménez, Pieter Spinder, Reyna San Juan y Tíscar Lara.
No hay más que gratitud para los generosos e incansables aportes de traducción y edición que
llegaron desde diferentes lugares del globo. Quisiéramos destacar las contribuciones de Elena Romera
QPSMBUSBEVDDJØOEFMPTUFYUPTEF+PIO8.PSBWFD
EF&WB)BOTFOQPSMBUSBEVDDJØOEFMFQÓMPHPZEF
Salomé Flores por traducir el apartado de citas, así como los trabajos de edición y/o revisión de Ana
Karla Romeu, Diego Leal, Gonzalo Maulén y María P. Kodama.
Un reconocimiento muy especial para Hugo Pardo Kuklinski, editor de la Col·lecció Transmedia XXI,
quien desde sus inicios apostó por este libro. Su dedicación generosa y profesional contribuyó a
que esta obra esté en sus manos (o pantalla). En la misma línea, agradecemos a todo el equipo del
Laboratori de Mitjans Interactius (LMI) de la Universidad de Barcelona por incluir esta publicación en
TVQSPZFDUPFEJUPSJBMEFJOWFTUJHBDJØOZEJGVTJØO5BNCJÏORVFSFNPTFYQSFTBSOVFTUSBHSBUJUVEB%BOJFM
Villar Onrubia, quien hizo posible el cofinanciamiento de este proyecto a través del programa Prácticas
y Culturas Digitales de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).
'JOBMNFOUF
RVFSFNPTFYQSFTBSOVFTUSPBHSBEFDJNJFOUPBOVFTUSBTGBNJMJBT
B"OESFB+Fčmínková y a
&WB)BOTFOQPSEBSOPTMBMV[RVFIBDÓBGBMUBQBSBIBDFSSFBMJEBEFTUFZMPTQSØYJNPTQSPZFDUPT
119
CAPÍTULO 1
Capítulo 1
47
APRENDIZAJE INVISIBLE
hacia la sociedad 3.0
John W. Moravec
120
“Todo el sistema educativo y de capacitación
profesional es un filtro elaborado que necesita
descartar a la gente que es demasiado indepen-
diente y que piensa por sí misma, que no sabe ser
sumisa y así sucesivamente, porque son disfuncio-
nales para las instituciones.”
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Noam Chomsky
Sociedad 1.0
La sociedad 1.0 hace referencia a la sociedad agraria y posterior-
mente industrial que prevaleció durante gran parte del siglo XVIII
y que se extendió hasta finales del siglo XX. A principios de este
121
periodo las empresas familiares constituían la base de la actividad
económica. Los niños aprendían y trabajaban en casa. Adultos y me-
nores mantenían una relación intergeneracional constante. En este
contexto los niños no sólo contribuían positivamente a la econo-
mía, sino que la relación niño-adulto favorecía el aprendizaje mu-
tuo. Este paradigma fomentaba el “aprender haciendo”, paradigma
que fue adoptado formalmente por organizaciones como 4-H,24 que
partía del principio de que al enseñar ideas y destrezas a los más
jóvenes éstos los transmitirían a sus progenitores.
CAPÍTULO 1
Los menores fueron desplazados de la producción primaria y pasa-
ron a formar parte de un mecanismo institucional en el que apren-
dían de los adultos –no al revés–, hasta que, transcurrido un lapso
de tiempo, se convertían en jóvenes adultos “formados” y listos
49
para ser empleados por la economía industrial.
APRENDIZAJE INVISIBLE
En la sociedad 1.0 se interpretaban datos, lo que conduciría a la
sociedad de la información. En general las relaciones eran jerárqui-
cas, por lo que era sencillo conocer la vinculación que existía entre
unos y otros. Las empresas tenían estructuras fáciles de descifrar.
Además, en las organizaciones había puestos de trabajo desconec-
tados entre sí y se hacía todo lo posible para evitar el caos y la am-
bigüedad.
122
sistema educativo que generaba trabajadores para una economía
industrial. La industrialización de la educación y la proliferación de
estructuras académicas meritocráticas propias de la sociedad 1.0
llegaron casi a eliminar el reconocimiento del paradigma de “apren-
der haciendo”. Además, la consolidación de esta norma proporcio-
naba generalmente más ventajas sociales y económicas a quienes se
desenvolvían con éxito dentro de esta meritocracia industrializada
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Sociedad 2.0
El surgimiento de la sociedad 2.0 se asocia con la aparición de la
sociedad del conocimiento, cuya materialización tiene lugar en el
siglo XX (véase Drucker, 1969, 1985). La información necesitaba ser
interpretada y requería, por tanto, de la presencia de trabajadores
del conocimiento. Sin embargo, esta afirmación se contradice con la
idea de Polanyi (1958), quien explica que la naturaleza del conoci-
miento es personal y tiene componentes tácitos y explícitos. La com-
binación de ambos crea sentidos construidos individualmente que
refutan la objetividad absoluta del modelo de información indus-
50
trial de la sociedad 1.0. Asimismo, los humanos, entendidos como
animales sociales, participan en interacciones sociales y compar-
APRENDIZAJE INVISIBLE
123
zación, lo que ha generado una conciencia global sobre la presencia
de las redes sociales. En este contexto, se están aprovechando las
TIC no sólo para compartir ideas, sino también para generar nuevas
interpretaciones. Sin embargo, son todavía pocos los investigadores
(véase, por ejemplo, Mahiri, 2004; Mason, 2008; Lessig, 2009) que
reconocen esta cultura del “corta-pega”. El hip-hop es un ejemplo
significativo de este paradigma cultural que remezcla y reutiliza soni-
dos, letras e imágenes ya existentes para dar lugar a significados tan
exclusivos y personales como los de las obras originales en las que se
basaron. Otro ejemplo son los productos creados con herramientas
“Web 2.0” (para una lista más detallada véase Cobo y Pardo Kuklinski,
2007), que permiten usar las nuevas redes sociales como plataforma
de intercambio y remezcla de ideas y como instrumentos de comuni-
cación –por ejemplo, blogs, wikis, YouTube, etc.
CAPÍTULO 1
quiera tenga la opción de participar en un sinfín de labores de in-
terés ciudadano. Los blogs, Twitter y YouTube son algunas de las
herramientas que han facilitado la aparición del periodismo ciu-
dadano que compite con los mainstream media, con un gasto in-
51
finitamente más bajo que el que supone a estos medios generar y
difundir su información.26 Por otra parte, la tecnología ha permiti-
APRENDIZAJE INVISIBLE
do la aparición de ciudadanos científicos. Personas sin formación
científica que pueden participar, a cambio de donar un pequeño
porcentaje del tiempo de procesamiento de sus ordenadores, en
proyectos relacionados con la búsqueda de inteligencia extrate-
rrestre (SETI@Home project)27, la cura contra el cáncer (Folding@
Home)28 o la evaluación de partículas estelares halladas en el espa-
cio (Stardust@Home).29 Asimismo, la organización estadounidense
The Audubon Society lleva tiempo confiando en su red social de
avistadores de pájaros aficionados y profesionales para generar una
estimación estadística precisa de los pájaros que habitan en un área
26 Hasta hace escasamente una década competir con los mainstream media
en el mercado televisivo requería una inversión de millones de dólares en
equipamiento técnico. Hoy día, esto mismo puede hacerse utilizando una simple
webcam y el servicio gratuito de YouTube.
27 Para más información, visite la web http://setiathome.ssl.berkeley.edu/
28 Para más información, visite la web http://folding.stanford.edu/
29 Para más información, visite la web http://stardustathome.ssl.berkeley.edu/
124
determinada. Por último, la tecnología favorece también la demo-
cratización de los mercados y genera ciudadanos capitalistas que
invierten en el mercado global de ideas, talentos, productos y otros
tipos de capitales.
Sociedad 3.0
“El futuro ya está aquí, aunque mal distribuido.” – William Gibson
(extraído de una entrevista para Gladstone, 1999).
125
lideran el cambio hacia este protoparadigma31 se trata de algo muy
real. La sociedad 3.0, la cual hace referencia a un mundo que está
“a la vuelta de la esquina” y, al mismo tiempo, que trasciende las
vanguardias actuales, está impulsada por tres agentes principales:
CAPÍTULO 1
J
NIVEL DE PROGRESO
53
APRENDIZAJE INVISIBLE
TIEMPO
FIGURAClases
1 Autoes
e-aprendizaje FORMAL Medio
Reuniones Navega
Nota. La curva J del cambio acelerado ilustra el desarrollo exponencial de la tecno-
logía y la disminución exponencial de su coste. Un ejemplo evidente lo encontramos
en la evolución de los microprocesadores que suscribe la Ley de Moore (1965). Ésta
INESPER
plantea que cada dos años la duplicación del número de transistores con circuitos
integrados conlleva la reducción del coste de la velocidad de procesamiento asociada, INTENCIONAL
INFORMAL
EL CONOCIMIENTO COMO
31 Tal como se describió previamente, el concepto protoparadigma hace
referencia a una propuesta de paradigma en desarrollo. En este capítulo se Radica
utilizaen los libros Exp
para describir la sociedad 3.0 como una sociedad en proceso de construcción.
y enEs
nuestras (sab
decir, como un paradigma que no ha sido todavía planificado del todo. cabezas
126
En otras palabras, el cambio está sucediendo a una velocidad ver-
tiginosa y el ritmo de cambio sigue aumentando. La propuesta de
Kurzweil se basa en la idea de que a mayor progreso tecnológico,
menor coste, y así sucesivamente. El proceso de evolución tecnoló-
gica avanza y se acelera, dando lugar a una curva J de cambio ace-
lerado exponencial (véase la figura 1). A medida que la tecnología
evoluciona, la sociedad también lo hace (Morgan, 1877). Sin embar-
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
127
dores, como resultado de la construcción y aplicación colectiva de
nuevos conocimientos.
CAPÍTULO 1
un contexto en particular.
Paradigmas
1.0 2.0 3.0 55
Relaciones básicas Simples Complejas Creativo-complejas
APRENDIZAJE INVISIBLE
(teleológicas)
Orden Jerárquico Heterárquico Intencionado,
autoorganizado
Relación entre las Mecánica Holográfica Sinérgica
distintas partes
Visión del mundo Determinista Indeterminada Diseñada
TABLA 1
128
Los knowmads en la sociedad 3.0
Con el término knowmad32, Moravec (2008b) hace referencia a aque-
llos trabajadores nómadas del conocimiento y la innovación. Un
knowmad es alguien innovador, imaginativo, creativo, capaz de tra-
bajar con prácticamente cualquier persona, en cualquier lugar y en
cualquier momento. Un knowmad es valorado por su conocimiento
personal, lo que le proporciona una ventaja competitiva con respecto
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
32 Éste es un neologismo acuñado por el autor de este capítulo que combina las
palabras know (conocer, saber) y nomad (nómada) y que da cuenta del perfil del
sujeto capaz de ser un nómada del conocimiento. Más detalle en el glosario.
129
un knowmad. Es decir, como si se tratase de un visado de viaje o tra-
bajo, dichos criterios abren acceso a nuevas posibilidades y perspecti-
vas que están en sintonía con lo descrito en la sociedad 3.0.33
CAPÍTULO 1
tes problemas.
9. Alfabetizado digitalmente, comprende cómo y por qué fun-
cionan las tecnologías digitales.34
10. Competencia para resolver problemas desconocidos en con-
57
textos diferentes.
11. Aprende a compartir (sin límites geográficos).
APRENDIZAJE INVISIBLE
12. Es adaptable a diferentes contextos y entornos.
13. Consciente del valor de liberar el acceso a la información.
14. Atento a los contextos y a la adaptabilidad de la información.
15. Capaz de desaprender rápidamente, sumando nuevas ideas.
16. Competente para crear redes de conocimiento horizontales.
17. Aprendizaje permanente y para toda la vida (formal-informal).
18. Experimenta constantemente TIC (colaborativas).
19. No teme el fracaso.
CUADRO 4
33 Este pasaporte fue elaborado por los autores y está inspirado en las ideas
expuestas por Stephen Collins en su presentación I Am Knowledge Worker 2.0,
disponible en Slide Share. http://futr.es/ucu [slideshare.net].
Fuentes: http://futr.es/bp [educationfutures.com] y http://futr.es/sts
[e-rgonomic.blogspot.com]
34 Rushkoff (2010) plantea la importancia de entender cómo y por qué
funcionan las tecnologías digitales, no sólo en términos instrumentales, sino
también considerando las convenciones sociales y las estructuras de poder
que las promueven.
130
Cuando comparamos esta lista de habilidades requeridas de un
knowmad con los resultados de la educación dominante, nos pre-
guntamos: ¿para qué educamos?, ¿educamos para crear obreros in-
dustriales y burócratas o para crear sujetos innovadores, capaces de
aprovechar su imaginación y creatividad?
131
El aprendizaje invisible en la sociedad 3.0
La sociedad 3.0 necesita dejar atrás el paradigma industrial y los
modelos pedagógicos bancarios (véase Freire, 1968) que transmi-
ten información y conocimiento “preventivo”35 (p. ej. ejercicios de
memorización de las capitales del mundo) y debe evolucionar hacia
formas de aprendizaje que hagan uso de los espacios invisibles para
construir conocimiento práctico y valioso a nivel personal y social.
Hoy día se valora cada vez más el papel fundamental que desempe-
ñan los trabajadores con conocimientos y destrezas claves para el
éxito de las organizaciones modernas (p. ej., los knowmads). Godin
(2010) sostiene que las personas exitosas actúan como un “eje” den-
tro de estas organizaciones. En una entrevista realizada a Godin por
Hyatt (2010), el autor afirma:
CAPÍTULO 1
aquel que resulta indispensable, aquel de quien la empresa no puede
prescindir. No se trata de obediencia, sino de humanidad”.
APRENDIZAJE INVISIBLE
se debía no sólo a que disfrutaban con su trabajo, sino que además
eran particularmente buenos en él. Este concepto se opone al mo-
delo educativo de la sociedad industrial, en el que primaba el prin-
cipio del conocimiento “preventivo”. Esto nos lleva a pensar que el
éxito puede lograrse siempre que se forme y motive a la gente para
perseguir sus sueños.
35 El autor hace referencia a aprender algo just in case, es decir, en caso de que
pueda resultar necesario en algún momento posterior.
132
identificar cuáles son nuestros “elementos” en el camino hacia un
desarrollo personal y knowmádico.
133
En los capítulos 2 y 3, destacamos voces que buscan una nueva
generación de evaluaciones capaz de ir más allá del enfoque indus-
trial sobre el control uniforme del aprendizaje.
CAPÍTULO 1
tes del conocimiento (Meyer, 2010).
APRENDIZAJE INVISIBLE
da y contextual del conocimiento personal orientada a la creación
de soluciones innovadoras invalida una evaluación estandarizada y
convencional que no genera innovación.
¿Qué ha ocurrido?
¿Ha ocurrido algo nuevo? ¿Algo inesperado?
¿Ha proporcionado algún beneficio?
¿Qué pueden aprender otros a partir de esta experiencia?
134
no, 2003; Stiggins, 2008; Stiggins, Arter, Chappuis y Chappuis, 2007).
Asimismo, abundan también las publicaciones educativas teóricas
que sugieren evolucionar hacia el aprendizaje centrado en el alumno
(siendo probablemente sus máximos representantes Dewey, 1915, y
Freire, 1968). Sin embargo, en los entornos de aprendizaje formal la
evaluación sigue estando basada en los resultados,36 algo que propor-
ciona escasos beneficios al alumno. Estrategias para la introducción
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
135
en los presupuestos estatales y nacionales). Existe toda una indus-
tria en torno a este tema (sector editorial educativo, instituciones
dedicadas a la evaluación de los resultados escolares, etc.). Además,
la escala que alcanza la industrialización de la educación hace que
muchos se pregunten si vale la pena luchar contra el sistema.
CAPÍTULO 1
turos del desarrollo humano, ésta ha sido concebida para cambiar
muy lentamente. Las instituciones y los sistemas educativos dan
cuentas a los gobiernos, responden a las políticas gubernamenta-
les y adaptan sus programas para que cumplan los requisitos y las
63
fórmulas de financiación establecidas por los órganos legislativos.
Además, estos criterios –entre los que se incluye el qué se enseña–
APRENDIZAJE INVISIBLE
dependen a su vez de quienes se sienten en según qué comité en un
momento determinado. Es decir, el complejo entramado industrial
que conforma la educación formal depende de personajes influyen-
tes, de la astucia de los políticos y de las observaciones de aquellos
que tienen intereses especiales. Todo ello hace que nos pregunte-
mos si el sistema se ha vuelto quizá demasiado grande y lento y si
adolece de objetivos poco claros.
136
La cuestión que surge es: ¿merece la pena luchar por una reforma
educativa?
Nosotros pensamos que no. Más bien parece que sea el momento
para empezar de nuevo. Y es que, tal y como afirma elocuentemen-
te Sir Ken Robinson, lo que necesitamos es una revolución, no una
reforma (TED, 2010).
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
137
TED.com (Tecnología, Entretenimiento, Diseño, por sus siglas en in-
glés; Estados Unidos): reta al modelo educativo basado en clases ma-
gistrales con la creación de “una plataforma de intercambio de infor-
mación que permite obtener conocimiento e inspiración de mano de
los pensadores más destacados. Además, cuenta con una comunidad
en la que gente sobresaliente comparte sus ideas” (TED, s.f.).
REDEFINIR LA EDUCACIÓN
Para poder conseguir que el aprendizaje invisible sea visible ne-
cesitamos debatir qué futuro queremos crear y aclarar cuáles son
nuestras distintas visiones. En China, India y en casi todos los países
en desarrollo la visión es clara: alcanzar al mundo occidental a tra-
vés de un desarrollo planificado. Sin embargo, en Estados Unidos,
Europa y la mayor parte del mundo occidental no existen visiones
concretas sobre dónde queremos estar en el futuro, y optamos por
decir que no lo sabemos o que no somos capaces de imaginarnos
CAPÍTULO 1
en un futuro diferente al actual.
APRENDIZAJE INVISIBLE
para necesidades laborales que trasciendan nuestra imaginación.
Además, puede que a los jóvenes de hoy les corresponda ser parte
de la era “postsingular”. Por tanto, tenemos que ayudarles a desa-
rrollar las destrezas y hábitos mentales necesarios (por ejemplo, las
“habilidades humanísticas” descritas al final de este capítulo) para
estimular su aprendizaje permanente y para permitirles aplicar sus
conocimientos de forma innovadora.
138
“Estados Unidos no sólo está perdiendo la capacidad para hacer
grandes cosas, sino que está perdiendo su esencia. Está cayendo
en picado por un camino cada vez más sembrado de escombros y
se dirige hacia un lugar en el que se conforma con ser un país de
segunda” (Herbert, 2010).
139
También utilizamos el término “tecnología” para hacer referencia
a aquellas herramientas que no comprendemos. Es decir, no siem-
pre usamos la tecnología con un propósito bien definido, con lo que
es habitual que, en el contexto educativo, escojamos las mejores
tecnologías pero desperdiciemos las oportunidades que nos ofre-
cen. Roger Schank ilustra claramente esta idea:
CAPÍTULO 1
es mejorar la experiencia humana en sí. Es decir, el uso que se hace
de la tecnología se caracteriza por los siguientes elementos:
APRENDIZAJE INVISIBLE
los usuarios hagan un uso incorrecto de las mismas y/o a que se
produzcan resultados no deseados.
140
Es experimental: incorpora el “aprender haciendo” y permite una
experimentación que puede llevar a éxitos y eventuales equivoca-
ciones sin que se conviertan en fallas.
141
el propósito para el cual las TIC están siendo usadas y, más impor-
tante aún, en reflexionar en qué contextos nos sirven. ¿Con qué fin
estamos educando? ¿Cuáles son las habilidades que necesitan los
trabajadores del siglo XXI?
CAPÍTULO 1
tas “habilidades humanísticas” pueden desarrollarse y aplicarse en
contextos de aprendizaje formal, pero también en los ámbitos rela-
cionados con el aprendizaje invisible.
69
Los jóvenes tendrán que ser capaces de:
APRENDIZAJE INVISIBLE
1. Pensar sistémicamente: percibir tanto los actuales patrones
culturales y sociales así como explorar alternativas a los mismos.
Esto significa que los jóvenes deben pensar comparativamente,
comprender los sistemas subyacentes e influir en los patrones sisté-
micos con el fin de alcanzar sus metas.
2. Pensar simulando: preguntarse ¿qué pasaría si…? Esto median-
te un pensamiento experimental y ensayos mentales conducidos por
la imaginación y la proyección. Usando la imaginación para crear si-
mulaciones, los jóvenes pueden crear historias con los ojos abiertos
tanto dentro como fuera de sus patrones culturales y sociales.
3. Prosperar en medio de cambios, retos e incertidumbres: desa-
rrollar perspectivas, conocimiento y alternativas para hacer frente a
la complejidad y a la incertidumbre. Esto significa que los jóvenes han
de generar nuevas herramientas mentales que les ayudarán a afron-
tar el creciente caos y la ambigüedad de un mundo cambiante.
142
4. Crear y manipular pasados, presentes y futuros alternativos:
crear y gestionar un tiempo virtual desarrollando definiciones flexi-
bles del tiempo social y personal, asociando selectivamente posibles
pasados y futuros con presentes alternativos. Esto significa que los
jóvenes han de poder oponerse a la percepción tradicional del tiem-
po que estipula el reloj, a través de tiempos construidos individual-
mente, incluyendo también conceptualizaciones de la historia.
HACIA UNA NUEVA ECOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
143
9. Utilizar eficazmente las actuales y emergentes tecnologías
de información y comunicación: mantenerse a la vanguardia de
aquellas tecnologías que posibiliten un aprendizaje actual, hacien-
do un uso efectivo de las tecnologías de punta. Esto significa que
los jóvenes ampliarán sus esfuerzos como exploradores digitales
y desarrolladores, con el fin de facilitar la adopción tecnológica en
el resto de la sociedad.
CAPÍTULO 1
11. Escribir y hablar de manera independiente: desarrollar y
utilizar las particularidades de cada sujeto, aplicar sus cualidades a
nivel individual, pero también con grupos y equipos, desarrollando
un carácter e identidad propios. Esto significa que, a través de la
71
expresión libre y creativa, los jóvenes pueden convertirse en repre-
sentantes ejemplares de la democracia y la libertad.
APRENDIZAJE INVISIBLE
12. Asumir el compromiso personal de hacer las cosas bien: ha-
ciéndose éticamente responsables tanto de las acciones personales
como de las omisiones, y respondiendo constructivamente a las eva-
luaciones personales y colectivas acordes al nivel alcanzado. Esto sig-
nifica que los jóvenes no sólo disfrutarán aprendiendo de sus errores,
sino que además buscarán convertir estos errores en logros.
38 http://www.soy.nu
39 http://www.educationfutures.com/consulting
144
Cinco ideas clave
del capítulo 1
145
Cinco recursos clave
1 Futuros de la Educación:
http://futr.es/ep
Presentación de John W. Moravec en la que se habla
de los cambios que han ocurrido desde la sociedad
1.0 hasta la sociedad 3.0. En inglés.
CAPÍTULO 1
http://projectdreamschool.org
Proyecto que incorpora, entre otras cosas, los
principios del aprendizaje invisible y que tiene
como objeto reinventar la escolarización en Meppel
73
(Holanda). En inglés.
APRENDIZAJE INVISIBLE
4 Institutos Leapfrog:
http://leapfrog.umn.edu
Iniciativa de la Universidad de Minnesota en la
que se debate sobre cómo conseguir resultados
contundentes y positivos en el aprendizaje y en el
desarrollo del capital humano. En inglés.
5 FutureLab:
http://futurelab.org.uk
Esta organización independiente y sin ánimo de lucro
se ocupa de transformar la enseñanza y el aprendizaje
para hacerlos más significativos y atractivos a los
estudiantes del siglo XXI. Hacen uso de la tecnología y
de prácticas innovadoras en el ámbito educativo.
En inglés.
146
D O S S I E R
Ya no es posible sólo ser consumidores, nos toca ser ciudadanos. En este ensayo se
argumenta cómo las audiencias deben convertirse en productoras de mensajes y en cul-
turas de resistencia que desde sus estéticas, narrativas y necesidades encuentren un
lugar en el mundo de las pantallas. Las audiencias nuevas dejan de ser consumidoras y
pasan a ser productoras de sus propias pantallas; esa es la posibilidad política, comuni-
cativa, cultural y tecnológica. Hoy todos devenimos productores.
We can´t only be consumers, we must be citizens. This essay argues how audiences
should become producers of messages that represent a culture of resistance, from its
narrative and aesthetics needs, in order to find a place of sense in a world of screens.
Hence, new audiences stop being just consumers to get the status of producers of their
own screens. This is a contemporary, political, cultural, technological and communica-
tive possibility. Today, we all have to become producers.
DESCRIPTORES/KEY WORDS
Estéticas, narrativas, productores, audiencias.
Aesthetics, narratives, producers, audiences. Hay gente que ha apren-
dido a matar por televisión,
dicen unos; hay valores que
la población aprende en las
pantallas, expresan otros; los media manipulan, orga-
nizan la vida de la gente y los convierten en borregos
de la sociedad del consumo, concluyen unos más. La
verdad, los media se han convertido en el chivo expia-
torio de todos nuestros males contemporáneos. La
❖ Omar Rincón es profesor asociado de la Facultad de vivencia de la gente en las pantallas nos indica que los
Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana y en la medios sirven para otras cosas: comer, hablar por telé-
Universidad de los Andes, en Colombia fono, estar con la pareja, consentir a los niños, dormir,
(orincon@javeriana.edu.co). soñar, llorar, aburrirse, divertirse. Lo cierto es que las
pantallas están en la vida cotidiana, les cumplimos ci-
Comunicar, nº 30, v. XV, 2008, Revista Científica de Comunicación y Educación; ISSN: 1134-3478; páginas 93-98
147
94
tas, les rendimos culto, las adoramos y las celebramos. lo convierten en simulacro y a don Ramonet, que nos
Comunicar, 30, XV, 2008
Sin embargo, todo no es tan transparente. Las panta- decía que los medios de comunicación son un poder
llas no se llenan sólo de contenidos, imágenes y soni- global sin contrapoder. Se me olvidaba «don Bour-
dos sino que están hechas de formas culturales, deseos dieu» y su explicación de cómo los media privilegian a
colectivos, necesidades sociales, expectativas educati- los «fast-thinker», o cuando las ideas-eslogan son toda
vas, rituales de la identidad. Les propongo un viaje en la explicación y lo importante no es investigar ni pen-
cuatro actos: las audiencias que conocí, las audiencias sar sino salir en los medios. Y me asusté con la expli-
que imaginé, las audiencias reales, las audiencias de- cación de Sartori cuando dice que «estamos pasando
seadas. del homo sapiens al hommo videns… La preponde-
rancia de lo visible sobre lo inteligible, lo cual nos lleva
1. Las audiencias que conocí a ver sin entender y a llegar a la vida inútil» (Sartori,
Cuando yo era estudiante de comunicación me 1998: 12).
encontré con una teoría alarmante sobre las audien- ¿Y América Latina no pensaba? Claro que sí. «No-
cias; los que veíamos televisión o asistíamos a los me- sotros somos diferentes en nuestros modos de produc-
dios masivos éramos unos barriles sin fondo y sin sa- ción de sentido», me dijeron. La mirada nuestra se
ber. Nosotros recibíamos directamente todo desde las dirige hacia los procesos culturales y las mediaciones
pantallas; bien sea para la acción (teorías de los efec- que existen para significar.
tos y del desarrollo a lo Rogers) o para la manipulación Se comienza a pensar en las audiencias como suje-
ideológica (teorías del imperialismo cultural a lo Ma- tos y comunidades activas capaces de replicar a las
ttelart). Eso me gustaba porque me convertía en un intencionalidades industriales e ideológicas de los me-
hipermegacrítico: ¡los medios son perversos! Yo me dios; las audiencias son cómplices de los procesos de
sentía sumamente inteligente porque no me sentía ma- dominación comunicativa pero a su vez resisten y re-
nipulado, ni dominado. Pero luego me enseñaron que plican. De aquí nace una corriente propia que investi-
no había que preocuparse, que todo estaba bien, en ga los usos populares de lo masivo en la vida cotidiana
una explicación bonita, aunque simplista, los usos y y la revalorización de las otras maneras de leer de los
gratificaciones (Katz), me enseñó que las audiencias sujetos sociales.
obtenían de los mensajes otra cosa: placer, o sea que Me hablaron de Pablo Freire y la construcción dia-
uno se apropia y usa aquellos contenidos que le sirven lógica del sentido que posibilitaba una resistencia inter-
y generan goce y excluye todo lo que no reconforta o pretativa desde las vivencias de la gente; me dijeron
hace más amable la vida. Más tarde, me encontré con con Valerio Fuenzalida que la gente usa la televisión
una teoría que decía que el asunto era de largo plazo, de acuerdo con sus expectativas y necesidades y que
pues los mensajes mediáticos construyen valoraciones los mensajes tienen múltiples significados inscritos; me
y comprensiones pero a largo plazo, que a eso se llama contaron con Guillermo Orozco que había guiones
cultivación de valores (Gerbner); así, la televisión ter- mentales que aparecían en las comprensiones y expli-
mina decidiendo qué y quiénes son lo válido, lo bue- caciones de lo comunicado, que estos guiones se cons-
no, lo legítimo para la sociedad pero a través de gene- truían con base en las experiencias familiares, escola-
raciones. Para complejizar el asunto apareció, a quien res y sociales; me aprendí de memoria, leyendo al
siempre acudimos, don Umberto Eco y nos dijo que la maestro Jesús Martín Barbero, que los sujetos sólo sig-
televisión no hacía más que participar de la produc- nifican desde lo cultural y desde sus prácticas diarias
ción de estilos de vida y modos del lenguaje y que el de significar y asistir a las pantallas; me encantó un
lector se encuentra inscrito en los textos: «mode of señor llamado Michel De Certau, de quien entendí
address» (relación texto-lector) y «preferred reading» que las audiencias producen tácticas de resistencia en
(lectura dominante), tranquilos todos porque hay lec- los modos de enfrentarse a los mensajes y que por eso
tores modelo, que sí entendían, y aberrantes, que pro- construyen otros recorridos y otras significaciones; me
ducían significados no intencionados por el lector. sorprendió don Néstor García Canclini cuando articu-
Stuart Hall, el de los «cultural studies», enfatizó en los la las lógicas comerciales de la producción con las lógi-
momentos de la codificación y la decodificación: lec- cas culturales del consumo y se le ocurrió afirmar que
tura dominante, lectura negociada y lectura oposicio- el consumo también sirve para pensar porque lo que
nal, mientras David Morley le metió ideología y clase importa son los modos de intervención/creación de la
social al asunto e investigó las diversas formas de nego- gente en lo consumido. En conclusión, yo era latinoa-
ciación y resistencia. También leí a don Baudrillard, y mericano y también debía creer (eso aprendí) que la
su seductor relato de que todo lo que los media tocan gente cuando asiste a las pantallas es activa, resignifica
148
95
lo que ve desde sus vidas y sus culturas y produce nue- que habita la velocidad y quiere ser entretenida. ¡Vivir
149
96
150
97
masiva. En este sentido, necesitamos reinventarnos en públicos y desde sus códigos expresivos. La propuesta
151
98
profundicen los relatos, mensajes que creen pequeños cas. Hacer las imágenes y relatos, todavía no conta-
Comunicar, 30, XV, 2008
momentos reflexivos donde sólo exista la posibilidad dos. ¿Cómo son esos relatos? Todavía no los hemos
de mirarse hacia el pasado, a encontrar una estética y contado. La posibilidad es la comunicación.
una narración para cada comunidad. La comunica-
ción como acto de referencia para imaginar futuro. 5. El final
• Las pantallas-experimento quieren recuperar la La legitimidad cultural de los media la brindan las
experiencia de los ciudadanos en su proceso de con- audiencias, no los intelectuales ni los políticos de tur-
vivencia con las tecnologías, las culturas, las estéticas; no. En este sentido, el gran error histórico ha sido res-
en sus prácticas de hacerse visibles a través de sus his- ponder a las necesidades de los «dueños de los conte-
torias, de sus miradas, de sus estéticas y en sus estilos. nidos», olvidando a los sujetos que ven y disfrutan la
La comunicación dejará el lugar de observación para comunicación. O sólo trabajar para las audiencias/-
convertirse en la voz, la palabra, la imagen, la vida de consumo/popular pero despreciándolos. Hay que
las audiencias. La mirada que se pausa, se llena de ros- comenzar a diseñar medios de comunicación con y
tros y se convierte en espejo masivo de nuestras pro- para las audiencias. Esto es una responsabilidad histó-
pias subjetividades. Las pantallas se convierten en tra- rica, ya que las elites ilustradas y políticas tienen otros
ductoras de miradas y sueños e historias. La comuni- accesos a la cultura, leen libros, asisten a espectáculos
cación como descubrimiento del sí mismo. cultos y no requieren de la máquina mediática para su
• Las pantallas-sensibilidad que buscan que cada formación; en cambio, para la gran mayoría de secto-
identidad tome su forma, ritmo, tiempo, color, movi- res sociales, las pantallas masivas son su única estrate-
miento, formato y estilo de relato. Aquí la fuerza está gia para acceder a un saber más socializado y necesa-
en la identidad llamada barrio, afro, indígena, mujer, rio para enriquecer el mundo de la vida. Las audien-
medio ambientalista, gay… Hay que narrar estas sen- cias nuevas dejan de ser consumidoras y pasan a ser
sibilidades en sus propias estéticas. He creído que productoras de sus propias pantallas; esa es la posibili-
cada una de estas nuevas perspectivas viene con imá- dad política, comunicativa, cultural y tecnológica. Las
genes y modos de narrar inéditos que nos llevarán a audiencias nuevas devienen productoras de mensajes,
diversificar la homogeneidad de la máquina mediática. he ahí el detalle.
Creo que los media han sido muy conservadores en
sus narrativas y que a partir de estas nuevas sensibili- Referencias
dades es posible encontrar las nuevas formas mediáti- SARTORI, G. (1998): Homo videns. México, Taurus.
152
D O S S I E R
DESCRIPTORES/KEY WORDS
Expresión humana, interactividad, creatividad simbólica, poder simbólico, cultura libre.
Human expression, interactivity, symbolic creativity, symbolic power, cultural open
sourcing. «¡Crea!», eslogan de un anuncio de
Sony Vaio.
«Hazte oír», eslogan de un anuncio
de teléfonos móviles de Ericcson Europeo.
Los seres humanos son comunicadores natos. Si
nos dan más material para trabajar, crearemos más,
comunicaremos más, aprenderemos más, nos expresa-
❖ Dr. James Lull es profesor emérito, del Department of
remos más, disfrutaremos más. El robusto contexto
Communication Studies, de la Universidad Estatal de San José,
tecnológico y cultural de nuestros días es como un sand-
en Estados Unidos (jamesLull@aol.com).
wich marroquí de los que venden en South London:
Traducción de María Teresa Fernández Martínez. repleto de deliciosos ingredientes, algunos familiares a
Comunicar, nº 30, v. XV, 2008, Revista Científica de Comunicación y Educación; ISSN: 1134-3478; páginas 21-26
153
22
los no marroquíes, otros, no. Pero nosotros no consu- den su sentido de lo posible de tal forma que hoy la
Comunicar, 30, XV, 2008
mimos nuestros mundos simbólicos como sandwiches; idea de tener una website, instalar una webcam o es-
nosotros interactuamos con ellos, jugamos con ellos, cribir un blog le parece normal a mucha gente. Afi-
nos los apropiamos, los ignoramos, los ridiculizamos y cionados expertos en Internet dan un paso más escri-
los convertimos en nuestros. Los seres humanos cons- biendo programas de ordenador, instalando redes «ca-
truyen su realidad social a través del intercambio crea- seras» y creando sus propios servidores. El simple he-
tivo e ilimitado de signos en la comunicación de cada cho de imaginar una audiencia global para las comu-
día. La expresión y la creatividad simbólica no son nicaciones creativas de uno se ha convertido en parte
añadidos lujosos de la vida moderna. Son fundamen- del placer de la expresión humana contemporánea.
tales para la existencia humana y su importancia ha ido La gente lleva a cabo su trabajo expresivo y crea-
creciendo desde la llegada y la rápida expansión de los tivo en un espacio comunicacional. En esos espacios,
medios de comunicación, los recursos simbólicos de- los productores de la cultura cotidiana –sobre todo, jó-
sarrollados por los medios y la industria cultural, venes de clase media de todos los países– diseñan y
Internet y la aparición de las tecnologías personales de cuelgan una página web gratuita HTML, personali-
la comunicación, especialmente la telefonía móvil. Es- zan el tono, la pantalla y el mensaje de saludo para sus
tos campos de fuerza interactivos señalan la singulari- móviles, así como una barra de herramientas y un fon-
dad, importancia e impacto de la era digital. do de pantalla para sus ordenadores, prueban, mez-
El potencial expresivo de las herramientas que clan y copian un CD de música, montan y distribuyen
usamos para crear y comunicar hoy en día y los place- un vídeo digital, hacen fotos digitales con sus teléfonos
res que eso nos produce no es sino la continuación de y las hacen circular, se bajan y distribuyen un DVD. El
tendencias preexistentes. Los seres humanos llevan acceso de banda ancha, el bajo coste y la facilidad de
mucho tiempo creando y usando «tecnologías del áni- uso de los sistemas de vídeo digital han abierto la posi-
mo» –empezando con el lenguaje, la música y el arte bilidad de hacer cine a un amplio grupo de cineastas
visual– para producir placer (Evans, 2001). Pero con en potencia. Pero la gente que está haciendo este tipo
tantas «tecnologías del ánimo» a su disposición la gente de trabajo simbólico no son sólo los tecno-adictos o los
tiene ahora acceso a muchos más canales y códigos fanáticos de la música pop ni los hijos de gente rica y
para innovar y expresarse de los que nunca tuvo. El famosa. Cualquiera, con el equipo adecuado, un poco
éxito de mercado de la tecnología del consumo depen- de dinero, suficiente motivación, algo de práctica y
de del potencial expresivo de cada nuevo producto, tiempo, puede hacerlo.
desde los primeros teléfonos y cámaras de aficionados La auténtica interactividad –la formación y mante-
hasta los últimos y más sofisticados juguetes digitales. nimiento de redes culturales de igual a igual que ex-
La portabilidad, miniaturización, facilidad de uso y re- panden el mundo– define la era de la comunicación.
lativa facilidad de adquisición del móvil actual, el MP3 La gente no sólo tiene la oportunidad de consumir más
y el ordenador portátil, entre muchas otras tecnologí- recursos simbólicos que nunca, sino que se ha incre-
as, hacen más fácil que nunca crear y comunicar. mentado de forma notable su capacidad para crear y
Cuando las tecnologías de la comunicación se ha- compartir sus creaciones. La interactividad es una cua-
cen asequibles y fáciles de usar se quiebra la distinción lidad indispensable de muchas formas de la expresión
tradicional entre los profesionales de la comunicación humana. Intercambiar mensajes de texto, jugar a video-
y los no profesionales. Fotógrafos aficionados trabajan juegos basados en webs, hacer llamadas telefónicas a
ahora con las mismas herramientas usadas por los través de Internet, participar en chats y compartir ar-
periodistas profesionales: una cámara digital con auto- chivos musicales digitales, por ejemplo, todo ello con-
foco, un ordenador portátil y conexión a Internet figura el engranaje de la experiencia cultural contem-
(Simon, 2004). Las videocámaras actuales de consu- poránea con complejos niveles de comunicación so-
mo ordinario y el software de edición permiten a cual- cial.
quiera hacer y compartir producciones que parecen La industria apenas puede mantenerse al día. In-
profesionales. Actualmente, cuando las cámaras se cluso las industrias más atrincheradas –las industrias de
han convertido en prestaciones estándar de los teléfo- comunicación más lenta, como las compañías telefóni-
nos móviles, el arte de la fotografía pasa de ser «un cas y de telecomunicaciones estatales– han tenido que
simple artefacto ilustrativo a convertirse en un medio responder rápidamente a las demandas de comunica-
de comunicación» (Levy, 2004: 49). En el proceso, el ción de sus clientes. Todas las industrias de los medios
usuario del móvil se convierte en un fotógrafo y en un y la cultura han intentando desesperadamente evitar
comunicador visual. Los usuarios de Internet expan- las severas pérdidas económicas originadas por ambi-
154
23
ciosos individuos armados con las nuevas tecnologías «Esta cultura cree en la bondad inherente del científi-
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24
los, apropiárselos y embellecerlos como «estructuras vos de los que jamás han existido» (Giddens, 2000:
Comunicar, 30, XV, 2008
156
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poder simbólico no impide, reduce o neutraliza nece- modo como una «propiedad tangible» (Soros, 2002:
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nueva y con nuevas ideas. Los placeres de la expresión que fueron rápidamente distribuidas por toda la ciu-
Comunicar, 30, XV, 2008
158
Recibido 21-06-2011
Revisado 28-07-2011
Aceptado 12-09-2011
DOI: 10.3916/C38-2011-02-05
Preprint: 01-01-2012
Publicación final impresa: 01-03-2012
Roberto Aparici y Marco Silva
Madrid (España) y Río de Janeiro (Brasil)
Pedagogía de la interactividad
Pedagogy of Interactivity
En este artículo se analizan la pedagogía transmisiva, caracterizada por su sentido unidireccional, que tiene algunos rasgos
comunes con los medios de comunicación, y la pedagogía interactiva, caracterizada por la participación, el diálogo, la
coautoría que tiene rasgos comunes con los principios de la Web 2.0. Los nuevos medios ponen en práctica modelos co-
municativos que permiten que cada ciudadano pueda ser, potencialmente, un medio de comunicación. Este ecosistema
comunicativo permite pensar en una sociedad de comunicadores donde todos alimentan con sus creaciones y participacio-
nes los saberes individuales y colectivos. Se hace una revisión de las prácticas comunicativas que utilizan la retroalimenta-
ción (feed-back) como estrategia de interacción, cuando en verdad no dejan de ser un refuerzo planteado desde la óptica
del emisor, y se ofrece una propuesta centrada en la alimentación de saberes colectivos que denominamos «modelo feed
feed», basado en la participación individual y colectiva para la construcción de conocimientos. Estos saberes, que pueden
organizarse presencial o virtualmente, caracterizan los principios fundamentales de la interactividad, que para algunos
sectores no deja de ser una estrategia de marketing. En la cultura de la participación se hace referencia al silencio virtual y a
sus consecuencias en el campo de la educomunicación. El artículo concluye con las búsqueda de otros modelos pedagógi-
cos, y con el análisis de las consecuencias que implicaría seguir reproduciendo el modelo transmisivo frente a las posibili-
dades que ofrece la pedagogía de la interactividad.
This paper analyzes the pedagogy of transmission, with its unidirectional nature and features that it has in common with
traditional media, and the pedagogy of interaction, one of participation, dialogue and co-authorship which harmonizes
with the principles of Web 2.0. New media have implemented new communication models that allow every citizen to
become a potential media communicator. This communicative ecosystem suggests a society of communicators in which
everyone feeds each other with his or her creations and shares individual and collective knowledge. We review communi-
cation practices that utilize feedback as a strategy of interaction, when in fact these practices still favor the perspective of
the sender. We then propose a model for the collective power of knowledge called the «feed-feed model», based on the
individual and collective construction of knowledge. This knowledge, which can be organized in a virtual or real setting,
characterizes the fundamental principles of interactivity, even though some sectors still view these as marketing strategies.
We examine the virtual silence that exists in the culture of participation, and its implications for educommunication. The
article concludes with a search for other pedagogical models, and the analysis of the consequences of perpetuating the
transmission model in the face of the possibilities offered by the pedagogy of interaction.
Transmisión, participación, interactividad, silencio virtual, modelo feed-feed, modelos comunicativos, conocimientos.
Transmission, participation, interactivity, virtual silence, feed-feed model, culture of participation, knowledge.
Dr. Roberto Aparici es Profesor Titular del Departamento de Didáctica, Organización Escolar y
Didácticas Especiales de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia (UNED) de Madrid (España) (raparici@edu.uned.es).
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Dr. Marco Silva, Universidad es Profesor de la Facultad de Educación en la Universidad del Estado
de Río de Janeiro (UERJ) y de la Universidad Estácio de Sá (UNESA) (Brasil) (mparangole@gmail.com).
1. Introducción
En la mayoría de los cursos presenciales o virtuales predomina el modelo transmisivo de información. Los
ambientes «virtuales» de aprendizaje permanecen estáticos, continúan centrados en los mecanismos de distri-
bución de datos, carecen de la interactividad, no tienen en cuenta la colaboración de edición ni tampoco el
aprendizaje construido y conectado.
Mucho se ha cuestionado la práctica pedagógica basada en la memorización y la repetición, pero se hizo poco
para modificarla. Además de toda la tradición de la pedagogía critica que han realizado autores clásicos de la
educación, nos enfrentamos a las exigencias comunicativas y cognitivas de las generaciones emergentes con la
cibercultura.
En la enseñanza on-line el profesor sigue tratando a los alumnos como recipientes de la información y no
como agentes de colaboración, sin tener en cuenta el intercambio y la co-creación, que son las prácticas pre-
dominantes en el ciberespacio. Continúa utilizándose la «lógica de la distribución», propia de los medios de
comunicación de masas y subutiliza las potencialidades comunicativas que ofrece la web. Aun utilizando foros
y correos electrónicos, la interacción es muy pobre y sigue repitiéndose el modelo transmisivo y analógico en
un contexto conversacional y digital.
A partir de la crítica al modelo de comunicación predominante en la enseñanza presencial y virtual, este
artículo sugiere estrategias de organización y funcionamiento de la mediación que permiten redefinir la
actuación de docentes y alumnos como agentes del proceso de comunicación y de aprendizaje en sintonía con
la dinámica comunicacional que ofrece la Red.
2. La pedagogía de la transmisión
Desde la segunda mitad del siglo XX, se viene realizando una seria crítica al modelo pedagógico transmisivo
caracterizado por la unidireccionalidad o una seudobidireccionalidad basada en los modelos funcionalista de
comunicación, que establece una división entre emisores y receptores y donde la retroalimentación (feed-
back) no deja de operar como un refuerzo del emisor. McLaren y Kincheloe (2008) abogan por una transfor-
mación dialéctica que afecte a todos los actores del acto educomunicativo para lo que se hace necesario des-
arrollar sistemas autogestionarios del conocimiento. Kaplún (1998), en este sentido, precisaba que solo hay un
verdadero aprendizaje cuando hay proceso; cuando hay autogestión de los educandos.
Hace más de cuarenta años, Porcher (1976: 24) ya cuestionaba que las escuelas preparan a los escolares para
desempeñarse en un mundo que ya no existe. Esta situación se ha agravado con el paso de los años, hasta tal
punto que se puede hablar de una concepción de «escuela museo» donde se reproduce la cultura de «toda la
vida» y una concepción de escuela fuera de las aulas y de la cultura escolar.
El sistema escolar predominante en la actualidad está basado en la lógica de la sociedad industrial donde la
escuela sigue basándose en los principios de la producción fabril y los procesos de enseñanza-aprendizaje se
articulan según Freire e Illich (2002: 43) como si fueran «una línea de montaje de 30 a 50 individuos alrede-
dor de una figura que determina lo que constituye o no educación». Para Tapscott (2010) el modelo pedagó-
gico que se pone en práctica aún hoy fue proyectado para el contexto de la sociedad industrial cuando la
industria precisaba de operarios que hicieran lo que les era requerido en un proceso de producción fragmen-
tado y en serie. Este modelo basado en el aprendizaje de masas, se diferencia sustancialmente de entornos de
aprendizaje donde se llevan a cabo otras prácticas pedagógicas y comunicativas. Para Tapscott, a fines del
siglo XX e inicios del siglo XXI comienzan a extenderse prácticas pedagógicas centradas en el alumnado basa-
das en la colaboración y la solidaridad entre los propios estudiantes. Este autor establece una clasificación ex-
tremadamente sencilla pero que ofrece algunos de los rasgos característicos del modelo basado en el aprendi-
zaje de masas y el modelo basado en el aprendizaje interactivo.
Diferentes autores (Silva, 2010; Tapscott, 2010; Santaella & Lemos, 2010; Aparici, 2010) afirman que el mode-
lo pedagógico industrial está tan arraigado en las practicas escolares cotidianas que un cambio real va a demo-
160
rar mucho tiempo, hasta tal punto que los ordenadores e Internet siguen utilizándose en función del sistema
educativo basado en profesores que transmiten contenidos. Frente al paradigma transmisivo hegemónico,
podemos hablar de una práctica dialógica que está cada vez más presente fuera de las aulas. Así lo especifican
Aubert y otros (2008, 31), quienes precisan que «en la actual sociedad de la información, es a través del diálo-
go con las personas ‘no expertas’ como es posible el desarrollo de teorías más inclusivas y científicas. No hay
personas expertas que posean todo el conocimiento social y cultural necesario para realizar propuestas eficaces
para todas las personas. Todos y todas podemos aportar argumentos desde nuestras diferentes experiencias y
recursos culturales» y agregan que este «fenómeno de cuestionamiento al monopolio del saber se ha descrito
como desmonopolización del conocimiento experto». En este sentido también se manifiesta García Canclini
(2007) al señalar que la comunicación dialógica a través de las redes virtuales cambian los modos de relacio-
narse, de reunirse, amar y saberse amados o acaso imaginarlo.
3. El «modelo «feed-feed»
El modelo hegemónico de comunicación que ponen en práctica los medios convencionales y los sistemas edu-
cativos están centrados, fundamentalmente, en la relación emisor-receptor-mensaje. A los principios iniciales
de este modelo se agregó luego el concepto de «feed-back» (retroalimentación) entre los participantes de un
modelo que establece una división entre emisores y receptores. El «feed-back» actúa como refuerzo de los
mensajes de la fuente de información y reproduce el camino y las pautas de la emisión. Este modelo está pre-
sente en los medios de comunicación a partir de la fidelidad de la audiencia a un medio, programa-producto,
etc. y en la educación por reproducir o seguir los itinerarios informacionales de docentes y/o libros de textos.
Desde hace muchos años, se considera al «feed-back» como las interacciones que se establecen entre emisor y
receptores y, a partir de esas respuestas preestablecidas o prefijadas, se analizan las relaciones comunicativas
entre los participantes. Pero, la concepción del «feed-back» está pensada, diseñada y articulada desde el punto
de vista de quien controla el acto informacional.
El feed-back hay que considerarlo como uno de los principios de los modelos funcionalistas de la comunica-
ción y de la pedagogía de la transmisión. El tipo de interacción que se establece entre todos los participantes
está prefijado y sirve para conocer el «éxito» de los objetivos propuestos por el emisor. Este modelo no tiene
en cuenta que el conjunto de participantes pueden ser sujetos de la emisión y establecer una comunidad de
emisores que se interrelacionan entre sí con el mismo estatus comunicativo.
El actual contexto comunicativo nos permite hablar de un «modelo feed-feed» (Aparici, 2011) en el que los
participantes en el proceso comunicativo se alimentan comunicacional e informativamente todos con todos.
Más que un proceso de refuerzo de mensajes, debe entenderse como un acto de construcción y de conexión
entre todos los interactuantes donde no se establecen divisiones de ninguna naturaleza, todos tienen el mismo
estatus y rango, independientemente del tipo de enunciación que se realice.
Desde los años setenta del siglo pasado ha habido precursores para la construcción de otro modelo de comu-
nicación que integrase a los sujetos de la comunicación. Es así como en 1973 Jean Cloutier enuncia su teoría
del «emerec» en la que un individuo es al mismo tiempo emisor y receptor o en 1980 Alfin Toffler acuñó el
término «prosumidor» en el que un individuo era al mismo tiempo productor y consumidor de mensajes. Am-
bas concepciones, aunque constituyen importantes precedentes para la construcción de otro modelo de co-
municación, separaban la emisión y la recepción, la producción y el consumo.
Con los nuevos medios, nos encontramos con un ecosistema comunicativo e informacional de otra naturaleza
donde todos los individuos potencialmente son emisores, están en una situación continua de crear contenidos
y de interrelacionarse a partir de la participación conversacional que establecen los participantes en y con las
diferentes herramientas de la comunicación.
La web no es un medio de transmisión de la información como la televisión, la prensa o la radio. Es un medio
para la inmersión y manipulación de ventanas móviles, abiertas a múltiples conexiones entre los contenidos e
interactuantes, dispersos geográficamente, que pueden realizar acciones y encuentros de colaboración
sincrónica y asincrónica más allá de las relaciones de tiempo y espacio a las que se ven sometidos los medios
convencionales. El escenario digital es un campo de posibilidades para la interacción a partir de imágenes,
sonidos y textos. Su existencia da la libertad de interactuar crear y recrear nuevas posibilidades para la
representación y la navegación de manera multidireccional.
Así entendida, la web permite cambiar el tamaño y las categorías preestablecidas acerca del mensaje, la
emisión y la recepción, además de la distribución y difusión de paquetes de información articulados en una es-
tructura que va de A a B o de A en B, típica de los medios de comunicación convencionales utilizados tradi-
cionalmente en la educación a distancia o en la enseñanza presencial.
En el contexto de los medios de «comunicación» convencionales, el mensaje es unidireccional y cerrado, ya
que la recepción está separada de la producción. En este modelo observamos que el emisor es un sujeto,
161
institución o grupo que impone al receptor de manera invisible su universo mental, su imaginario, su
construcción representacional y el receptor mantiene una relación desequilibrada, basada en la asimilación
pasiva independiente de la emisión.
La lógica de la transmisión masiva pierde su fuerza en el escenario digital que toma forma a partir de las
recientes transformaciones sociales y tecnológicas y del antiguo papel de espectadores puede pasar a ser
interactuante de los procesos de comunicación y producción.
Diferentes autores (Martínez Pandiani, 2008; Lemos & Lévy, 2010; Shirky, 2011) señalan que en los últimos
años se ha producido una migración de la pantalla de TV a múltiples pantallas que permiten diferentes grados
de participación donde pueden intervenir, manejar e interactuar, crear y alimentar su experiencia comunica-
tiva. En este ecosistema comunicacional, el sujeto puede crear y controlar los procesos de interacción a través
de herramientas de información e interfaces de gestión.
Radicalmente distinta de la televisión como máquina restrictiva, centralizadora y articulada a partir de la
transmisión de informaciones elaboradas por un centro de producción, la Red se presenta como un sistema
abierto a los interactuantes que permite la autoría y la co-creación en el intercambio de información y la cons-
trucción del conocimiento. En este escenario sociotécnico, ocurre la transición de la lógica informacional del
modelo «uno todos» (modelo transmisivo) a la lógica de la comunicación «todos-todos» modelo (interactivo).
Esto significa un cambio profundo en el esquema clásico de comunicación basado en:
a) Un ecosistema de emisores que no difunden sus mensajes de manera unilateral.
b) El mensaje ya no es más emitido, no es más un mundo cerrado, paralizado, inmutable, intocable, sagrado,
es un mundo abierto en red, modificable a partir de quienes lo utilizan.
c) Una transformación del papel de receptor clásico en coautor. Este nuevo sujeto es invitado a la libre
creación y los mensajes obtienen, adquieren, ganan sentido con su intervención.
4. Participación e interactividad
Shirky (2011) y Jenkins (2008) especifican que crear una cultura participativa que tienda al bien común es mu-
cho más difícil que compartir fotos, archivos de música, etc. Participar requiere, normalmente, un alto grado
de conexión, compromiso, colaboración, solidaridad entre los miembros de una comunidad. Dussel (2010),
citando a Ito, dice que hay dos tipos de participación en los nuevos medios: el que es guiado por el interés
(grupos de fans, por ejemplo) y el que es guiado por la afectividad y la amistad. Estas dos modalidades pue-
den darse de manera simultánea o independiente.
El término usuario no refleja la nueva realidad que estamos viviendo, el uso de dicho término sigue perpe-
tuando la distinción entre editor y consumidor. En este sentido autores como Karp citado por Vacas (2010)
establecen que quienes crean blogs o páginas en una red social son editores y que están a la altura de los pro-
fesionales independientemente de los resultados. Esta concepción hace hincapié en las posibilidades expresivas
y comunicativas que tiene ahora la ciudadanía, frente a las dimensiones estéticas y expresivas que para algunos
significa un deterioro en los cánones de calidad técnica y estética.
El modelo «uno-todos» que ponen en práctica los medios de comunicación convencional y los sistemas educa-
tivos van a persistir mucho tiempo más, pero, también crecerá el modelo dialógico «todos-todos» en los me-
dios digitales y redes.
Según Lemos y Lévy (2010) destacan que el uso que se hace de las redes sociales es en buena parte para el
intercambio de banalidades, pero al mismo tiempo observan un número creciente de contenidos que tienden
a elevar la calidad de la información. Para estos autores durante siglos «la masa fue solo eso: masa sin forma,
sin posibilidad de producir información y contenido, colocada siempre en el papel de consumidor» (Lemos &
Lévy, 2010: 86), ahora por primera vez se encuentra en una situación totalmente diferente, la de ser autores y
producir, y llevará tiempo para que, en su conjunto, asuman que son productores, realizadores y autores.
En este sentido, es importante destacar que una sociedad en la que todo el mundo tiene algún tipo de acceso
a la esfera pública es diferente a la de las sociedades en la que los ciudadanos se relacionan con los medios
solo como meros consumidores y que, aunque potencialmente, cada persona puede ser un medio de comuni-
cación. Es importante destacar que cuanto más grande es el sistema social en la red, más acentuada es la dife-
rencia entre los más y los menos activos en los procesos comunicativos.
162
d) Acciones recíprocas en modo dialógico con los usuarios, o en tiempo real con los aparatos (cada
uno de los comunicadores responde al otro o a los otros).
El concepto más elevado de interactividad se asocia con la acepción más profunda de comunicación. Los dos
términos pueden ser sinónimos; la expresión «comunicación interactiva sería una redundancia si no fuese por
la necesidad de garantizar precisión del término comunicación, dado que comunicar no es transmitir, y comu-
nicar no es manipular» (Silva, 2005).
Santaella (2007) señala que la interactividad en la red permite acceder a informaciones a distancia de manera
no lineal, enviar mensajes que quedan disponibles sin valores jerárquicos, realizar acciones colaborativas, ac-
tuar en lugares remotos, visualizar espacios lejanos, coexistir en contextos reales y virtuales, pertenecer e inter-
actuar en ambientes virtuales a través de diferentes procesos de inmersión. Los principios de la interactividad
son básicamente tres:
a) La participación-intervención: participar no es solo responder «sí» o «no» o elegir una opción
determinada, supone interferir, intervenir en el contenido de la información o modificar un mensaje.
b) Bidireccionalidad-hibridación: la comunicación es la producción conjunta de la emisión y la
recepción, es la co-creación, los dos polos de codificar y decodificar se conjugan en uno solo.
c) Permutabilidad-potencialidad: la comunicación supone múltiples redes articulatorias de conexiones
y la libertad de realizar cambios, asociaciones y producir múltiples significados.
Estos fundamentos pueden inspirar una ruptura de la lógica de la transmisión y abrir un espacio para el ejerci-
cio de una participación genuina, verdadera, es decir, participación sensomotora y semántica y no solo mecá-
nica (Silva, 2005; Aparici, 2010).
Observamos que la interactividad es el mayor reto al que se enfrentan los medios de comunicación de masas,
porque un público cada vez más numeroso de internautas no se contenta con la mera recepción, es decir, ver,
oír, leer, sino que desea interactuar, ser sujeto de la comunicación. Y es uno de los mayores retos a los que se
enfrentan los sistemas educativos a la hora de desarrollar y poner en práctica modelos y prácticas basadas en
la interactividad, porque afecta a los principios de construcción del conocimiento, a la micropolítica del poder
y al establecimiento de nuevas formas de aprender y de enseñar que no tiene precedentes a nivel masivo,
excepto experiencias puntuales desarrolladas por comunicadores o pedagogos en contextos o espacios deter-
minados.
En los últimos 30 años el término interactividad ha pasado por diferentes etapas:
- Un periodo que teorizaba sobre las posibilidades de creación y autonomía de los usuarios frente a
los mensajes estandarizados. Es importante destacar que el sentido depurado del término interactivi-
dad encuentra sus fundamentos en el arte «participacionista» de la década de los 60 del siglo pasado,
definida también como «obra abierta» por Umberto Eco.
- Un periodo tecnocrático que identificaba la interactividad como la relación del individuo con la
máquina y sus posibilidades de navegación.
- Un periodo de banalización porque el término «interactividad» era usado, sobre todo, como estrate-
gia de marketing para la venta de cualquier producto. En este período observamos la aplicación del
término a los más variados productos de consumo, incluso se llega a hablar de escuela interactiva por
el solo hecho de estar equipada con ordenadores e Internet sin haber superado la pedagogía transmi-
siva que la caracteriza.
Un periodo de reactivación de la vuelta a los orígenes ligada al «hacktivismo» y a los movimientos sociales. A
partir de 2004 la Web 2.0 ofrece unas posibilidades comunicativas que permiten llevar a la práctica un mode-
lo y una práctica diferente a las estandarizadas en el que cada persona puede ser, potencialmente, un medio
de comunicación. A partir de este momento se visualiza la potencialidad de autoría de la ciudadanía que de
usuarios o consumidores pueden llegar a ser editores, productores, autores. En síntesis, desde este momento
podemos comenzar a hablar de la gestación de una sociedad de comunicadores (Aparici, 2011).
Hay sectores de la sociedad que critican el término «interactividad» porque lo identifican con una estrategia de
marketing destinada a influir en la opinión pública para vincular los medios como «instrumentos inteligentes»
o que tienen un beneficio añadido a las propias cualidades del producto. Para muchos, además de la «industria
cultural» tendríamos ahora la industria de la interactividad, entendida como industria de la participación que
busca garantizar la adhesión del consumidor a un producto, a un medio de comunicación o a un partido polí-
tico.
163
personas y grupos carecen de representación en la Red. Consideran que este planteamiento exige «formular
preguntas sobre la propia Internet, puesto que uno de sus rasgos principales es la ilusión de que es exhaustiva,
y dicha ilusión está tan generalizada que resulta difícil imaginar que algo importante quede excluido de ella»
(Burbules & Callister, 2008: 129-130).
Una investigación realizada por Gonçalves (2003) entre diferentes comunidades de internautas constituida por
alumnos a distancia españoles y brasileños, cuyas edades oscilaban entre 30 y 45 años, distinguió que los par-
ticipantes necesitaban estar integrados, ser dinámicos y comprometidos, mientras que, quienes no participaban
opinaban que no sabían con qué o cómo contribuir. Uno de los aspectos centrales de esta investigación seña-
laba que el silencio virtual es una de las herencias del modelo transmisivo de enseñanza en el cual se forma-
ron. Algunos participantes precisaron que tuvieron serias dificultades para interactuar porque fueron formados
exclusivamente para asimilar conocimientos y reconocieron que las dimensiones creativas, comunicativas o
expresivas no fueron potenciadas durante su proceso de formación.
6. Conclusiones
En este periodo de conflicto y de transición que viven los sistemas educativos se observa que mientras que la
escuela se basa en la lentitud, la reflexión, la acción lenta, el trabajo simultáneo en grupo y promueve una for-
ma de autoría individual de las producciones y las calificaciones, el nuevo ecosistema comunicativo proponen
la inmediatez, la aceleración, el shock emocional, la intuición, el trabajo colaborativo, la interacción rápida, la
pantalla individual y una forma de autoría grupal.
En este contexto dilemático entre lo que significa la cultura escolar y la cultura fuera de las aulas, Dussel (2010)
caracteriza cuatro grandes dimensiones que se dan en esos dos ámbitos:
a) La escuela reconoce la función de autor individual mientras que la cultura participativa y la produc-
ción colectiva en la red crean otros cánones sobre el proceso de coautoría e inteligencia colectiva.
b) La escuela da una primacía a lo racional sobre lo emocional mientras que en las redes los sentimien-
tos y las emociones ocupan un lugar privilegiado.
c) La escuela se basa en mostrar, ver, definir verbalmente, mientras que en la red la simulación y la
inmersión son dos características destacadas en medio de la convergencia tecnológica y la integración
de múltiples y variados lenguajes.
164
d) La escuela centra sus saberes en el maestro, el currículum y el libro de texto, mientras que la Red es
un inmenso archivo, una biblioteca de saberes diferentes e inconmensurables hipertextuales.
Estos dos contextos, el de la cultura escolar y el de la cultura fuera del aula, definen de manera dilemática la
encrucijada en la que se encuentran los sistemas educativos en el inicio de esta segunda década del siglo XXI.
Por un lado, seguir reproduciendo la pedagogía transmisiva que Freire (1985) caracterizaba como un sistema
que dicta ideas donde no se producen verdaderos debates o se discuten temas y se impone al alumnado un
orden que no comparte y que no le ofrece medios para pensar auténticamente, porque recibe fórmulas
dadas, como si fueran recetas de cocina; o por el contrario, introducir la pedagogía de la interactividad
donde todos aprenden con todos en un contexto de incertidumbres que exige un esfuerzo de re-creación,
de invención por parte de todos los que participan en un proceso de auténtica comunicación, siendo el
diálogo y la participación dos de sus motores principales. Como ya lo anticipó Kaplún (1998: 51), «solo
participando, involucrándose, investigando, haciéndose preguntas y buscando respuestas, problematizando
y problematizándose, se llega realmente al conocimiento. Se aprende de verdad lo que se vive, lo que se
recrea, lo que se reinventa y no lo que simplemente se lee y se escucha. Solo hay un verdadero aprendizaje
cuando hay proceso; cuando hay autogestión de los educandos».
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