Está en la página 1de 2

Artista, cazador y chamán

Como se acaba de explicar la caza era una de las actividades fundamentales de este
hombre del Paleolítico, de forma que casi todos sus esfuerzos se dirigian para
llevarla a buen puerto, y de entre ellos, la pintura cumplía una función ritual. Es por
este motivo es que era necesaria la presencia de alguien que fuera especialmente
hábil a la hora de pintar. Así, se procuraba buscar a aquél que sobresaliera en su
talento para imaginarse figuras en las formas geomórficas de las rocas de las grutas
y, después, que tuviera la facultad de pintarlas. A esta figura se le conoce como el
mago-artista.
A este binomio anterior le tendríamos que añadir otro término más, el del cazador,
desde el momento en que el hombre paleolítico, por antonomasia, es ante todo
eso: un cazador. Y esta tríada iba indisolublemente unida siempre. Así pues, la caza
era su actividad principal. Para ello, se organizaban en hordas poco numerosas,
haciendo uso de armas fabricadas en muchas ocasiones a partir de lo que les
proporcionaban esas mismas criaturas, así como de trampas. Con el tiempo, todo
esto se iría complementando con la pesca y la recolección de frutos silvestres.
Debido a ello, de entre todos los cazadores de la tribu, se escogía como líder aquél
que tuviera más facilidad para ser a la vez artista y chamán, es decir, que tuviera el
suficiente poder para ejecutar pictóricamente, y de la forma más naturalista
posible, la representación de sus futuras presas. Para ello, y siguiendo con su
mentalidad de mimesis en relación a la posesión, no sólo se dedicaban a pintar
animales de forma realista, sino incluso el mismo mago-artista intentaba
aprehender esos rasgos animales.
Por este motivo, iba vestido con pieles animales, llevaba máscaras y cornamentas, y
se movía imitando los movimientos de los mismos -ritmo en el que se ha visto el
origen de la danza-. Y es que se tiene la necesidad de asumir la forma de ciertos
seres, ya que de esta manera se obtienen mayores facultades cercanas a esos
animales, o sus características.
Con todo, la asociación a un animal determinado resulta difícil de averiguar en
estas representaciones, aunque destaca el grupo de figuras ornitocéfalas. Aparte,
como líderes dotados de ese don que les diferenciaba del resto, llevaban un bastón
de mando, generalmente realizado sobre hueso o marfil, y que presentaba
decoraciones animales en grabado, como el hallado en la Cueva del Pendo, en
Escobedo (Camargo, Cantabria). Ahora eran ellos la obra de arte, sin necesidad de
pasar por la creación de un «objeto».
En algunas ocasiones, aparte de representar la presa de caza, ellos mismos se
«autorretrataron», en una serie de figuras antropomorfas, híbridos entre seres
humanos y animales, que constituyen manifestaciones de las primeras tentativas
humanas de dar forma a conceptos religiosos y la actitud del hombre frente a lo
sobrenatural. Con todo, en estas pinturas aparecen con bastantes deformaciones,
en un deseo de acercarse a la fisonomía animal.
Hay una escena al respecto -una de las primeras composiciones de la «Prehistoria»
del Arte-, en las cuevas de Lascaux, que ilustra a la perfección todo lo que se está
comentando: en la llamada escena del «pozo» se representa a un chamán con los
brazos extendidos y la cabeza animal, a su lado el bastón de mando -cuya parte
superior también ostenta la forma de un ave-, mientras que frente a él está el
bisonte herido, atravesado por una lanza.
De cualquier forma, dejando a un lado la cuestión iconográfica, la diferencia de
estilo entre el esquematismo de la figura humana y el detallismo del rostro y del
pelaje de la bestia son evidentes. El hombre paleolítico intentaba pintar de la
misma forma que cuando cazaba, empleando un estilo simple, pero seguro y
dinámico, y que recuerda a las características de la cinegética. No obstante,
algunos historiadores y antropólogos defienden la hipótesis de que en realidad
pintaban sólo animales -y figuras humanas con rasgos zoomórficos, ante su
incapacidad de representar seres humanos.
Como se puede comprobar, aquellos antepasados ya tenían un cierto sentimiento
religioso. Se sabe que procedían a la inhumación de los muertos, que los
enterraban cerca de donde estaban los vivos -no se distinguía aún claramente
entre la vida y la muerte-, y existía un culto a los cráneos. Aparte de esto, existían
diferentes tipos de ritos (de iniciación, de antropofagia). Pero los más importantes,
una vez más, iban dirigidos hacia la caza.
En este sentido, más que hogares, las grutas donde se han encontrado todas estas
pinturas tenían antes una consideración de santuarios. Es por ello que se cuidaban
de que las pinturas estuvieran bien protegidas y en un lugar más próximo y en
comunión con el centro de la Tierra. En este sitio, rodeados de todas estas
pinturas, tenían lugar los diferentes rituales. En las cuevas de Niaux, por ejemplo,
se han encontrado huellas de niños que intentaban acceder a la categoría de
cazador.
La aparición de la llamada «Revolución neolítica» supuso la introducción de la
agricultura -cultivo de la tierra-, de la ganadería -domesticación de animales-, de
una vida más sedentaria, así como la aparición de nuevas actividades, tales como la
alfarería o la tejeduría. Por todo ello, la caza ya no lo era todo para este nuevo
hombre. En consecuencia, la finalidad de sus pinturas ya no era la misma. De ahí
que el naturalismo presente hasta entonces dejara paso a un estilo mucho más
simbólico y esquemático, como se puede ver en el arte levantino.

También podría gustarte