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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

“FRANCISCO DE MIRANDA”

ÁREA CIENCIAS DE LA SALUD

MEDICINA – FORMACIÓN PROFESIONAL

ANALISIS CRÍTICO DE LA EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO MÉDICO

Dr. Luis Gil Bachilleres:

Arrieche Maria C.I 27.431.360

Balza Maria C.I 27.638.300

Brizuela Yaidin C.I 26.815.288

Chavez Marielisa C.I 27.638.152

Colina Isbelia C.I 26.316.161

Cuore Xiorisbel C.I 27.638.169

Garcia Kilberth C.I 27.509.582

Molina Laurimar C.I 27.277.716

Montilla Johelys C.I 27.974.604

Montilla Kairelys C.I 23.002.333

Ontiveros Mercedes C.I 28.226.850

Urquiola Luis C.I 27.960.998

JUNIO 2022
Introducción

La historia es el conocimiento mismo del pensamiento y de las ideas, de tal forma que

para entender la configuración conceptual actual de lo que conocemos como funciones

mentales, es elemental entender de forma específica la evolución histórica, tanto del

conocimiento como de la ciencia en lo particular. La historia del pensamiento científico como

la de la medicina misma, es la historia de la cultura. Para ello, antes de entender a la ciencia

como tal, con su tradición y métodos propios, es ineludible visualizar sus orígenes. Bajo esta

perspectiva de análisis, el conocimiento médico y la ciencia misma evolucionaron desde el

conocimiento intuitivo del hombre primitivo, hasta lo que hoy conocemos como ciencia.

Del mismo modo que el pensamiento y las ideas con respecto al cerebro del hombre han

estado vinculadas a los diferentes periodos del desarrollo de la humanidad, el hombre ha

tenido a su alcance diferentes herramientas para la observación y en su momento la primitiva

experimentación de su época. Estas aportaciones han conformado el conocimiento científico

actual del cerebro, en especial del cerebro humano, y en ese sentido diremos que las

funciones mentales en lo general han sido la evolución epistemológica del hombre y su

medio. Y es en esto en lo que se basa el presente informe, en analizar desde el pensamiento

primitivo hasta el presente para dar una visión de lo que será en un futuro.
La paleontología

En la actualidad, es la disciplina científica que se ocupa de estudiar las evidencias de la

evolución de las enfermedades en el pasado a partir de este tipo de restos orgánicos y las

formas en que las sociedades humanas se adaptan a ellas. En general, analiza información que

proviene de excavaciones arqueológicas de entierros del pasado remoto y reciente. Es difícil

en muchas ocasiones identificar anomalías en la forma de los huesos o restos de “eventos” en

estos. Algunas de las principales “marcas” que podemos encontrar en los huesos humanos

que nos puede ofrecer gran información sobre la vida de su individuo son: Golpes o traumas,

enfermedades infecciosas, enfermedades degenerativas, etc.

Pensamiento medico pre-histórico y pensamiento medico primitivo.

No debemos repudiar el arte médico antiguo como vano, o pretextando que su método de

investigación es defectuoso, precisamente no ha alcanzado exactitud en todo detalle. Muy al

contrario, puesto que fue capaz de levantarse desde profunda ignorancia hasta la perfecta

exactitud, pienso que se deben admirar sus hallazgos como el producto, no del azar, sino de la

investigación precisa y correctamente conducida. Hipócrates. Las sociedades primitivas

actuales (que no poseen escritura) nos aportan ideas acerca de la medicina en la prehistoria

con sus ritos religiosos, mágicos y de hechicería. Las concepciones y prácticas médicas en el

pueblo en la actualidad (brujería, daño, mal de ojo, sahumerios) nos dan un posible cuadro de

la medicina en la prehistoria. Los fundamentos para el estudio de la medicina prehistórica los

encontramos en la paleontología y antropología física.

Origen de la medicina racional: patología humoral.

Se cree que cada humor tiene su propio "aspecto": La sangre es caliente y húmeda, la

flema es fría y húmeda, la bilis negra es fría y seca y la bilis es caliente y seca. Estos aspectos

no tienen relación con la temperatura exacta ni la humedad. Además de los fluidos

corporales, existen tres órganos internos considerados muy importantes en la patología


humoral. Cada uno tiene su propio aspecto característico: el corazón, seco y frío; el cerebro,

húmedo y frío; y el hígado, caliente y húmedo, así como los tipos específicos de

enfermedades, medicinas, alimentos y la mayoría de los objetos naturales; la cura de una

enfermedad implica descubrir el desequilibrio del aspecto y rectificarlo.

Tal vez una de las teorías más importantes sobre medicina, desde la época de la Grecia

Clásica hasta el siglo XVII, fue la Teoría de los cuatro humores. A través de ésta se

explicaban todas las enfermedades o discapacidades que un individuo pudiera tener, en base a

un exceso o déficit de alguno de los humores. Los filósofos que iniciaron y realizaron

mayores aportaciones de esta teoría fueron: Parménides, Empédocles e Hipócrates. La teoría

defiende que los elementos básicos que componen la naturaleza se encontrarían representados

en el cuerpo humano en forma de cuatro humores: la sangre, la bilis amarilla, la bilis negra y

la flema. Hipócrates propuso que el temperamento de un individuo, respondía al predominio

de alguno de los humores, dando lugar a cuatro tipologías, mutuamente excluyentes, que

serían estables a través de toda la vida de la persona y que darían cuenta asimismo de todas

las variantes de personas posibles, así como de los trastornos mentales a los que las personas

pertenecientes a cada tipología estarían predispuestas. Así pues, Hipócrates enuncia lo que

podríamos considerar una primera teoría de las diferencias individuales al distinguir entre: El

tipo sanguíneo, en el que predominaría la sangre, caracterizado por un gran entusiasmo,

actividad y volubilidad. El tipo colérico, en el que predominaría la bilis amarilla, presentando

una gran irritabilidad. El tipo melancólico, en el que predominaría la bilis negra y que tendría

una tendencia a la tristeza. Y el tipo flemático, en el que predominaría la flema y del que

podríamos destacar las características de apatía y frialdad.

Dos siglos más tarde el médico romano, Galeno (129-199 a.C.) desarrollaba la propuesta

de Hipócrates atribuyendo a los humores, no sólo la raíz del temperamento, sino también de

las enfermedades. En aquellos tiempos se consideraba que el desequilibrio entre los distintos
humores provocaba las enfermedades y que este desequilibrio se debía al estilo de vida que

las personas llevaban, siendo la alimentación uno de los factores más importantes. Por ello,

los médicos administraban medicinas frías para las enfermedades calientes, y remedios secos

contra las enfermedades llamadas húmedas.

Quizá uno de los aspectos más importantes de Hipócrates es que reconoce la multiplicidad

de factores ambientales, sociales e incluso cosmológicos que influyen en la persona. Trata de

conocer cómo el paciente cambia o es afectado por una enfermedad, tanto en su cuerpo como

en su mente, conociendo los factores externos y ambientales que influyen en la génesis y

evolución de la enfermedad. Dio importancia a los aspectos biográficos y personales, que

caracterizaron al paciente hipocrático como portador de una enfermedad única y propia de

cada persona. Insistía en que para diagnosticar adecuadamente, el médico debe estudiar en el

paciente no sólo su enfermedad, sino también conocer todo lo que sea posible acerca del

estado del paciente, su vida diaria, sus ocupaciones, sus antecedentes familiares o el medio

ambiente en el que vive.

El arte rupestre, las esculturas y pinturas primitivas son importantes para indagar sobre la

medicina en la prehistoria. En la prehistoria existieron tres tipos de medicina: 1) La instintiva;

2) La empírica; Y 3) La mágico - religiosa. La medicina instintiva consistía en curaciones

semejantes a los practicados por los animales lamiendo las heridas, comiendo yerbas,

despiojándose unos con otros, succionando la piel tras las picaduras, frotándose para aliviar el

dolor y presionando una herida para detener la hemorragia. La medicina empírica se

practicaba como producto de la experiencia: la trepanación del cráneo para aliviar el dolor, el

reposo luego de una fractura; etc. La medicina mágico – religiosa se aplicaba cuando se

suponía que la enfermedad era producto de espíritus y demonios: la trepanación del cráneo

para liberar espíritus. La explicación natural de una enfermedad era propia para los

traumáticas, porque la causa era evidente; mientras que lo sobrenatural correspondía a los de
órganos internos por cuanto el hombre primitivo no tenía conocimientos sobre los mismos.

Las enfermedades aparecieron antes del hombre. Los animales anteriores las sufrían. En

fósiles de animales se han detectado huellas de osteomielitis, fracturas, periostitis y osteítis.

En fósiles de hombres prehistóricos se han detectado signos de tuberculosis. El hombre

del paleolítico y del neolítico sufrió de caries y piorrea. A juzgar por las momias egipcias,

probablemente el hombre primitivo sufrió de arteriosclerosis, neumonía, infecciones

urinarias, cálculos y parásitos. En esqueletos de hombres de Neandertal (hace 70 mil años), se

han encontrados signos de artritis en las rodillas y en la columna vertebral. En un fémur del

Homo erectus (hace 250.000 años) se ha diagnosticado un tumor óseo. El promedio de vida

del hombre prehistórico fue de 30 a 40 años. Los hombres vivieron más que las mujeres. Las

mujeres tenían más riesgo con la salud por el parto y la desnutrición. La fertilidad y el

embarazo fueron reflejados en el arte primitivo (La Venus de Willenforf, estatuilla de piedra

de una mujer embarazada). En manantiales subterráneos construyeron baños para la práctica

de la hidroterapia en la edad de bronce. El primer chamán aparece representado en una

pintura de la Cueva de Troís Freres (Francia). En el neolítico con la aparición de la

agricultura probablemente el hombre primitivo cultivó las plantas medicinales.

Las trepanaciones craneales se practicaron en el neolítico (7.000 años a de c) el motivo era

religioso, mágico o para curar fracturas, o para hacer amuletos con el fragmento óseo

extraído, o para aliviar el dolor. Probablemente el hombre primitivo utilizó el fuego para

curar tumores y cauterizar heridas. La circuncisión apareció en la prehistoria como sacrificio

para ofrendar parte del órgano reproductivo a los dioses. El hombre primitivo empleó las

sangrías al advertir que las menstruaciones aliviaban las tensiones.

De la escolástica a la ciencia experimental

Durante la Edad Media todo tipo de conocimiento y de creación artística había estado

sometido a la educación escolástica, promovida principalmente desde los monasterios, hasta


la creación de las primeras universidades en el Renacimiento por la sociedad burguesa ante el

fortalecimiento de las ciudades; sin embargo, éstas surgieron con la protección y el control

estatal y con una supervisión constante y fuerte censura de las autoridades eclesiásticas. Por

ello, la cultura renacentista supuso un verdadero reto humanístico para emancipar a la ciencia

de lo estrictamente teológico, de lo establecido con atavismos de la manera geocéntrica,

incontestable o irracional. Aunque fue difícil instaurarle a la cultura el carácter

antropocéntrico que pretendía el Renacimiento, algunos factores posteriores -entre los siglos

XV y XVI- lo favorecieron como el mecenazgo intelectual de una burguesía enriquecida,

cada vez más sólida e independiente, la crisis religiosa provocada por el protestantismo, etc.

Con la monarquía absoluta se establece una burocracia que sí presiona, porque tal monarquía

en ese momento se interesa más por organizar lo externo, pues ha dejado de tener una

conexión directa sólo con la divinidad y con el Papa, y, además, la burguesía recibe

protección mediante el sistema económico implantado del "mercantilismo"; por lo menos

estas diversas vías de representar al pueblo le favorecieron para que, luego, en el siglo XVIII,

se enfrentase directamente, mediante la Ilustración y el racionalismo científico, a este

modelo político en el cual ocurrieron, sin embargo, casi todas las revoluciones industriales.

Francis Bacon presentó un plan de reformas para las ciencias en el que primordialmente

sustituyó el método de conocimiento escolástico por uno más racional y experimental con el

fin de que fuera útil o pragmático para el progreso de la sociedad. Bacon fue sin duda el

primero en distinguir entre investigación científica y razonamiento lógico. Para él, no basta

con generalizar una probabilidad o un hecho probable como verdad (inductivamente), sino

que es necesaria la formulación de las hipótesis básicas, de todas las posibles, para

posteriormente deducir a partir de ellas unos resultados que se contrastarán con la

experiencia: un método hipotético deductivo por eliminación de lo que no es válido al

contrastarlo con la experiencia. Así, en efecto, como separando el grano de la paja, se llega a
los datos relevantes para resolver un problema; pero siempre ha de ser por el sistema de que,

para ser verdadera una hipótesis X ante unas circunstancias determinadas, deben producirse

ciertos sucesos observables.

Este método se utiliza hoy en día en la ciencia experimental, pero entraña la desventaja o

el inconveniente de que el enunciado podría ser demasiado ambicioso o alejado de la realidad

para ser contrastado, y eso hace que algunas hipótesis se queden instaladas durante un largo

tiempo como conocimientos provisionales que, si se tienen en exceso en cuenta, pueden

confundir o invalidar otras hipótesis. Ahora bien, aun así, tal obstáculo no puede evitarse en

cualquier investigación, e incluso es ya característico o propio del mismo proceso

investigador. Bacon también hizo una sugerente clasificación de los conocimientos según tres

facultades: memoria, imaginación y razón. Pero enfrente de estos conocimientos, para él los

seres humanos se encuentran condicionados por cuatro factores: ambiente, naturaleza

humana, lenguaje y escuela. Por último, sus Ensayos forjaron una prosa concisa, incisiva e

impersonal sobre unos aspectos muy diferentes de la sociedad de su época, lo que contribuyó

a vivificar este género, ahora con una posición más crítica u objetiva que, conforme iba

pasando el tiempo, influyó en los racionalistas y los enciclopedistas.

Periodo de los sistemas

Período de formación (hasta mediados del siglo XIX): Corresponde a los primeros

intentos para restablecer las variaciones anormales en restos óseos aislados antiguos,

especialmente de animales. En este periodo se hace énfasis en la descripción de las

anomalías, también abrió la posibilidad de observar el impacto de las enfermedades

prehistóricas en los huesos de poblaciones extintas. En este periodo se realiza un

descubrimiento de restos óseos en 1853 en el río Neander, en los estudios realizados se

evidenció que el individuo presentaba signos de raquitismo infantil agudizado posteriormente


por artritis en la vejez, en esta época surge el interés por la deformación craneal por los

indígenas americanos.

Período de génesis de la paleopatología (finales del siglo XIX a principios del XX): En

este periodo fue muy importante y surge el interés por los orígenes de las distintas anomalías.

Uno de los científicos más destacados de esta época fue Paul Broca quien fundó la sociedad

antropológica de París, desarrolló los métodos y técnicas antropométricas y descubrió el área

del lenguaje en el cerebro, y describió la primera trepanación prehistórica, a finales del siglo

XIX inicia un debate sobre la problemática de los orígenes de la sífilis la cual ha continuado

hasta el presente, en este periodo se trabajó sobre momias y restos óseos de los egipcios, en

este periodo también se debate el dimorfismo sexual en restos óseos, y la presencia de

lesiones.

Periodo de consolidación: (principios del siglo XX): Se publican varias obras sobre

paleopatología basados en casos reportados en la época aplicando ayudas diagnósticas de

dichas enfermedades.

Periodo actual: Las principales características de este período son: Una terminología

descriptiva que facilita la comparación. El empleo de técnicas de diagnóstico diferencial más

efectivas. El mejoramiento en la interpretación del impacto individual de la enfermedad. El

establecimiento del nivel poblacional en la experiencia patológica. El mejoramiento en el

entrenamiento para la interpretación del proceso patológico en tejido antiguo. El uso efectivo

de nueva tecnología existente. En este periodo se adquiere información sobre el

descubrimiento de distintas enfermedades que afectan los huesos, dientes, y tejido

momificado y su clasificación.

Los patólogos contemporáneos poseen a su alcance una amplia fuente de información que

les permite verificar el diagnóstico de la condición mórbida de un paciente o un cadáver.

Entretanto, muchos de esos datos no están disponibles para los paleontólogos que
diagnostican una lesión en un esqueleto arqueológico, se accede a una gran ventaja si la

osamenta se encuentra en buen estado de conservación, ubicada en un contexto cultural y

cronológico y se puede reconstruir una completa biografía antropológica del individuo

examinado. Por consiguiente, es indispensable abordar la problemática paleopatológica a

partir del método de reconstrucción en sus tres niveles de análisis: individual, intragrupal e

intergrupal. Inicialmente se diagnostica el sexo, la edad, el patrón morfológico total y la

estatura; posteriormente se reconstruye el perfil paleodemográfico y paleopatológico y se

contextualiza la población geográfica, cultural y cronológicamente.

 DEL IDIALISMO AL POSITIVISMO: PATOLOGIA CELULAR

La patología celular es una doctrina, con la que se explica que las enfermedades se

generan sobre la base de los trastornos de las células del cuerpo y de sus funciones. Esta

doctrina se desarrolló en la década de 1850 por Friedrich Günzburg (1820-1859) y Robert

Remak (1815-1865). Posteriormente Rudolf Virchow la amplío con diferentes

investigaciones originales pero evitó mencionar y dar créditos a los trabajos precursores en su

publicación. La patología celular sustituyó, como concepto de enfermedad, a la patología

humoral, válida desde la antigüedad, generando una revolución global en la concepción de la

patogénesis y la enfermedad en general. Al inicio de la segunda mitad del siglo XIX, en

1858, apareció la obra en que se funda la patología moderna de Rudolf Virchow. Las

contribuciones aisladas de Virchow al desarrollo de la anatomía patológica son

numerosísimas: la correcta interpretación de la leucocitosis y de la leucemia, de la trombosis

y embolia -lo que iba a servir de idea a otros para entender las metástasis tumorales-, la

descripción del amiloide, de la neuroglia, de la mielina, la distinción entre hipertrofia e

hiperplasia, la idea de metaplasia, entre muchas otras más.

Virchow no sólo fue el patólogo más eminente de su época sino también el médico más

respetado. Hoy es considerado el patólogo más grande de todos los tiempos. En su época
Virchow fue el papa de la medicina. Sus juicios tenían mucha gravitación. Y naturalmente

Virchow no era infalible. Tuvo importantes errores. Según él sólo las productivas

correspondían a la tuberculosis en contra de la idea de Laennec de que también lo era la

lesión caseosa, cosa que mostraban los Études sur la tuberculose (1868) de Jean Antoine

Villemin; fue un opositor de la teoría de la evolución; negó la migración leucocitaria durante

la inflamación, que demostraría después su discípulo Conheim; interpretó equivocadamente

las metástasis tumorales -la interpretación correcta la daría Wilhelm Waldeyer, discípulo de

Henle; restó importancia patogenética a la substancia fundamental; desconoció al comienzo

la importancia de los resultados de la bacteriología

Mentalidad anatomoclínica, fisiopatólgica y etiológica

Mentalidad anatomoclínica: Al comenzar el siglo XIX, la medicina europea recibió el

impulso científico de la así llamada mentalidad anatomoclínica, cuyo escenario central fue la

École de Santé de París. Esta nueva medicina hospitalaria consolidó el concepto de tejido,

concedió prioridad al concepto de lesión y desarrolló la semiología mediante nuevas técnicas

e instrumentos de exploración como la auscultación, la palpación o la percusión. Se

caracterizaron clínicamente lesiones como la bronquiectasia, la pleuritis hemorrágica o el

infarto. Nació la Anatomía Patológica como nueva disciplina autónoma y como punto de

vista central de la patología general que se mantiene hasta la actualidad.

Mentalidad fisiopatológica: A la imagen estática de la enfermedad vino a sumarse otra

dinámica con una nueva mentalidad, “la medicina de laboratorio”, primero fisiopatológica y,

enseguida, etiológica. Su foco se situó en la Europa de habla alemana. La concepción

energética y material de la enfermedad, entendida entonces como proceso físico o químico,

pero proceso con un curso temporal, también vino a desarrollar nuevas técnicas de

exploración e instrumentos adecuados, y originó una semiología fisiopatológica. La

fisiopatología vino a sumarse a la anatomía patológica como punto de vista de la patología


general. Nació la termometría clínica, objetivando la fiebre; algunas exploraciones pasaron de

ofrecer signos de lesión a proporcionar al médico signos de disfunción, como sea la

albuminuria, que nació como signo de lesión renal a ser signo de disfunción renal. Se

desarrollaron asimismo las “pruebas funcionales”, y se logró reducir las disfunciones a

trazados gráficos, primero el pulso con el esfigmógrafo y ya en el siglo XX con el

electrocardiogramama y el electroencefalograma.

Mentalidad etiologíca: La mentalidad etiológica cobró gran importancia en medicina en

las dos últimas décadas del siglo XIX, tras la aceptación de las doctrinas de Pasteur y Koch.

La demostración de la teoría microbiana de la infección obscureció entonces el desarrollo de

la toxicología moderna, primera disciplina que pudo explicar experimentalmente causas de

enfermedad, así como el de la patología social, cuyo estudio de las causas sociales de las

enfermedades venía desarrollándose poderosamente desde mediado el siglo. Ésta, sin

embargo, recibió a su vez un impulso de la microbiología, que la consolidaba científicamente,

para convertirse en la higiene pública moderna. Una nueva semiología etiopatológica se

incorporaba a la patología, y surgieron nuevas disciplinas básicas como la microbiología

médica, y algo después la inmunología, una de las bases de la actual biología molecular. Con

la genética médica es la disciplina etiopatológica que aborda las causas internas de

enfermedad.

Del presente y del futuro

Surgiendo de lo anteriormente mencionado acerca de toda la historia del pensamiento

médico y su evolución, podemos decir que indudablemente la medicina es tan antigua como

lo es el hombre y que incluso tal vez más, que esta aparece cuando un ser ayuda o intenta

ayudar a otro que está sufriendo, siendo esta la esencia del acto médico, la ayuda a todo ser

sufriente. Ahora bien, aunque se pudiera considerar que todos somos médicos en potencia, la

realidad es que como reflejo de la ciencia, la medicina ha evolucionado hacia una forma de
investigación organizada y especializada y que hoy en día se manifiestan como la

reconstrucción ideal de una ciencia madre, en realidad más bien teórica, desmenuzada en un

gran número de especialidades y subespecialidades necesarias de acuerdo a la acumulación

del conocimiento y la adquisición de destrezas específicas, todo esto trayendo consigo que el

concepto de salud y enfermedad y el enfoque diagnóstico, terapéutico y ético de la medicina

sufran notables cambios en el transcurso de la historia; no es igual el pensamiento médico

actual que el de hace 3 mil años y ni siquiera es igual en todas las culturas del mundo.

Para Hipócrates, padre de la Medicina y de la Ética médica, la medicina es un arte, en el

que el médico debe perfeccionarse durante toda la vida, es por esto que desde el punto de

vista moral el Juramento Hipocrático debe ser y es un código de ética destinado a resguardar

la acción profesional y especialmente el prestigio del médico y de su profesión, destacándose

la importancia a la vida humana en todas sus etapas, la lealtad al enfermo, el respeto a los

maestros y la necesidad de llevar una vida virtuosa y piadosa. Todos estos ideales que se han

establecido desde antes de Hipócrates y hasta la actualidad, aunque están plenamente

vigentes, se encuentran amenazados por la civilización, es decir, aunque la evolución haya

traído a la humanidad grandes descubrimientos que avanzan en pro de mejorar la salud, la

misma evolución, ha traído consigo también el crecimiento teórico, como bien se ha

mencionado anteriormente, sumando a esto las políticas estatales y su influencia en la salud,

el intento de masificar el acto médico, el excesivo afán de lucro, entre muchas otras cosas,

han implicado el riesgo de que en un futuro, el médico se vuelva un simple técnico

especializado.
Conclusión

Si bien es cierto que son evidentes los progresos indiscutibles, como que se han erradicado

algunas enfermedades, se ha logrado establecer el tratamiento de otras que antes se

consideraban incurables, se ha podido mantener la salud y controlar padecimientos crónicos,

así como mejorar la calidad de vida de cientos de miles de seres humanos y el resultado es

que ha aumentado el promedio de vida, también es cierto que la formación en valores ha

cambiado conforme pasan los años de manera negativa, y es donde surge la pregunta de si en

las facultades de medicina se enseña solo la teoría científica o si de vedad se educa también

en valores médicos, a través de la historia de la medicina y la ética médica. Es de extrema

relevancia que la labor de las facultades en la formación de los futuros profesionales no se

refiera exclusivamente a la transmisión de conocimientos teóricos y habilidades prácticas,

sino que además vaya dirigida a la formación integral de las personas que luego ejercerán la

medicina.
Referencias bibliográficas

 https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/45187

 https://sites.google.com/site/prehispanicantropology/periodos-paleopatologicos

 https://www.uv.es/fresquet/Expo_medicina/Patologia_XIX/anatomoinica.html

 Manual de Historia de La Medicina Edgardo Rafael Ed. 2010.

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