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Facultad de Humanidades

Departamento de Letras y Filosofía


Profesorado de Enseñanza Media en Filosofía
Proyecto Final de Integración
2021

Mi nombre es Cristian Orlando Pérez Monge, tengo 29 años, soy originario


del municipio de Tonacatepeque, San Salvador, El Salvador, mi lengua
materna es el castellano. Actualmente soy laico. Mi formación académica la
realicé en El Salvador, obteniendo el título de Bachiller General. En el año
2020, obtuve un Diploma técnico bajo la especialidad de Marketing Digital y
Diseño Gráfico en el Instituto Emiliani Somascos de Mixco, Guatemala. Por
otra parte, uno de mis intereses personales gira en torno al Arte, especialmente a la Música. Actualmente
ejecuto cuatro instrumentos de cuerda. También pude elaborar dos ensayos bajo el tema de la música
para los cursos de Filosofía del Conocimiento y Filosofía del Lenguaje. La formación que he recibido dentro
del Profesorado ha sido un componente fundamental para mi vida y mi forma de pensar. Los cambios de
paradigmas, y la desfundamentación de las estructuras epistemológicas que la praxis filosófica generó en
mí, me deja como resultado, una conciencia crítica y una responsabilidad descubierta sobre el papel que
juego dentro de la sociedad. Sin duda alguna, este será uno de los retos más grandes por continuar.
Resumen
El presente ensayo busca establecer una relación entre los encuentros y desencuentros (encontrados) en
las obras Utopía de Tomás Moro y Crimen y castigo del filósofo ruso Fiodor Dostoievski, con la intención
de exponer una visión crítica y hermenéutica de la realidad política, antropológica y, ética/moral que se
contiene en ellas. A partir de este resultado, se pretende establecer una relación de causa y efecto con la
realidad cotidiana que vive el ser humano, ya que éste ha sido uno de los escenarios por el cual ambos
autores han desarrollado un campo de reflexión filosófico y literario.
En la actualidad, la política juega un papel muy importante dentro de las estructuras sistemáticas del orden
social de una nación. Por muy pequeño que sea el lugar geográfico; la propuesta y el trabajo por parte del
Estado es uno de los problemas que resuena cotidianamente en el ser humano. Por ello, la crítica que se
pretende realizar frente a esta problemática parte de la concepción utópica que presenta Moro, y la
realidad existencial que expone Dostoievski, estas serán analizadas bajo una interpretación hermenéutica,
donde el concepto de utopía será abordado de una manera diferente. Por otra parte, el contenido
antropológico, y espiritual servirá, en algún momento, para contextualizar y develar la concepción que se
tiene frente al comportamiento del ser humano que se lleva a cabo bajo las bases de la moral religiosa, ya
que en ambas obras se encuentra un contenido religioso que se presenta como “primordial-esencial”, para
construir las bases de una vida correcta.
Palabras clave: Moro, utopía, idealismo/imperfección, irónico, política/antropológica/ética/moral,
Dostoievski, ser humano, superhombre, conciencia, realidad, leyes, religión, Dios.

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Encuentros y desencuentros políticos en las obras Utopía de Tomás Moro y Crimen y castigo de Fiodor
Dostoievski
“Nuestro amor
es la envidia del tiempo
y del espacio.
La realidad erige sólidas murallas
de dolor y sangre
para aislar y anular
este amor con que te quiero tanto.
Pero este ardiente y profundo amor
no muere
porque ahora es una humilde ofrenda
a nuestro lacerado pueblo”.
(Mario Bencastro).

La polémica situación política y social de Latinoamérica no ha dejado de ser uno de los aspectos
de más incidencia en el campo de la reflexión y el pensamiento filosófico, no solamente por ser un aspecto
situado y contextualizado en los pueblos y la sociedad en general, sino, por el impacto que esto genera
dentro del análisis coyuntural de la realidad.
Además, algunos de los campos de las ciencias humanas que se ven aludidos por el mal
desempeño del Estado, y que de alguna manera son fundamentales para el estudio general de la sociedad
son: la sociología, la antropología, y la religión. De estas ramas de estudio se puede extraer una reflexión
que deja como evidencia una decadencia del actuar moral en el ser humano, esto puede ser debido a una
serie de causas que devienen de los problemas sociales, económicos y políticos; estas situaciones pueden
ser el reflejo de años de crisis y desinterés por parte de las autoridades gubernamentales, y por qué no
decir también, eclesiales.
Dicho esto, ¿Por qué es importante abordar estas problemáticas desde las obras de Tomás Moro
y Dostoievski? Por el mismo hecho de que en sus obras cada uno ha respondido a los problemas de su
época, tanto en Inglaterra como en Rusia y, por lo tanto, sus aportes han permitido el encuentro de
elementos que demuestran una serie de posibles causas del porque el hombre se comporta de una manera
sistemática o liberal, frente a un sistema de valores, leyes, y prácticas morales que aprendió o adquirió por
medio de su cultura.
Por tal motivo, tanto en Moro como en Dostoievski se entiende la política como una realización
utópica del Estado (pueblo) bajo el imaginario de una comunidad perfecta, alejada de los antagónicos
sistemas sociales. Sin embargo, ambos autores se distinguen en que, para Moro la esperanza que
representa la utopía es la que mantiene al hombre bajo una visión de Estado perfecto relegado a la visión
fantástica de lo que “podría ser”, pero “nunca será”, razón por la cual el humanista ha situado su sociedad
en una isla imaginaria. Mientras que con el otro se da una separación en cuanto a que, la cruda realidad

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social y la frustración que deviene de esto provocan en el individuo un despertar de conciencia sobre sí
mismo y de su entorno existencial, en el cual puede observar que la realización plena de la vida y de la
idea de un Estado perfecto es casi un ideal/imperfecto.
Dicho esto, el presente ensayo está conformado por medio de tres breves partes: la visión política,
la visión antropológica y la visión ética/moral; y se finalizará con sus encuentros y sus desencuentros. Para
ver en qué coinciden y en qué difieren las propuestas de ambos autores.
Para dar paso a este análisis, se expone en primer lugar la obra de Tomás Moro, Utopía.

Visión política

El concepto de utopía, como pensamiento de lo que no es en ninguna parte, puede rastrearse


hasta la Grecia clásica en la reflexión de Platón; esta reaparece en la modernidad inscripta en la reflexión
política inglesa, dentro de la convulsión producida por el enfrentamiento político-religioso durante el siglo
XVI.
Es importante reconocer el aporte que el humanista brinda a las líneas de la filosofía. Situarse en
su obra conlleva ver una serie de críticas frente al orden político y social establecido en el siglo XVI por
parte de la primera reforma inglesa, bajo la fórmula de imaginar una comunidad perfecta. Su modelo se
caracteriza por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la Ley, combinando la
democracia en los mecanismos de base con la obediencia general derivada de la planificación racional del
gobierno. Con esto busca la posibilidad de crear un estado justo en el que todos sus habitantes logran
alcanzar la tan anhelada felicidad mediante la “buena” organización del Estado, la cual cree que es la mejor
y única forma de gobernar honestamente.
Pero, si se toma solamente esta concepción, se olvidan algunos de los elementos auto-irónicos
que se pueden encontrar en la obra de Moro, lo cual excluiría, una lectura que se puede basar en la
dicotomía perfección ideal/imperfección real.
Es decir:
Lo utópico se entiende como lo ideal, frente a lo irónico, que es lo real, y lo irónico es lo vivo, lo

imperfecto, lo cambiante, lo diferente a sí mismo, que cuenta, sin embargo, con la ventaja de ser

palpable, concreto y utilizable, aunque dé problemas. (Sánchez, 2011, p. 2)

El hecho de centralizarse solamente en lo utópico, en lo no realizable, serviría nada más como


modelo a lo real, el cual es imperfecto en su intento de realización de lo absoluto –no lograrlo es ser
“irónico”. Lo ideal se propone, pues, en este sentido, como criterio de lo real, reconduciéndolo y

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gestionándolo, y dándose a sí mismo como un espejismo a punto de convertirse en una realidad que nunca
será. Por esta misma razón es contraproducente a estas alturas “pensar” en una posibilidad de cambio
estructural de la democracia de nuestros países latinoamericanos, pues el hecho de refugiarse en el
imaginario de un Estado perfecto implica dejar a un lado, la posibilidad de repensar y de deconstruir la
realidad desde el plano existencial de la vida del ser humano: lo palpable, lo concreto y lo utilizable.

Visión antropológica
En la crítica social que se encuentra implícita en el primer libro de la obra, se discuten aspectos
fuertemente insatisfactorios de la situación en Inglaterra, entre ellos, la opulencia despreocupada de la
corte real y de los ricos en general. Así mismo, se llega a criticar con dureza a los “nobles y señores que no
se contentan con vivir en la ociosidad, haciendo que los demás trabajen para ellos, estos desuellan a sus
feudatarios hasta la carne viva para aumentar las rentas de sus tierras” (Moro, 2015, p. 20). Esta es la
economía que conocen esos derrochadores. A partir de esto, se puede detectar un posible inicio de la
metamorfosis civilizatoria, cuyas dimensiones y consecuencias todavía no se podían apreciar tal como lo
hizo posible en algún momento Marx. Dicho esto, es evidente que en la mayoría de los sistemas “políticos-
democráticos” se da un enriquecimiento ilícito por parte de los “señores de la corte” los cuales llevan por
empeño, dejar cada día más empobrecida a la población.
Nuestras ovejas, que tan mansas suelen ser y tan poco comen, se muestran ahora, según he oído,

tan feroces y tragonas que hasta devoran hombres, y destruyen y devoran campos, casas y

ciudades. En aquellas regiones del reino donde se produce una lana más fina y, por consiguiente,

de más precio, los nobles y señores y hasta algunos abades, santos varones, no contentos con los

frutos y rentas anuales, que sus antepasados acostumbraban a sacar de sus predios, ni bastándoles

el vivir ociosa y espléndidamente […] no dejan nada para el cultivo, y todo lo acotan para pastos;

derriban las casas, destruyen los pueblos y, si dejan el templo, es para estabular sus ovejas. (Moro,

2015, p. 23)

Así mismo, “Para que un devorador insaciable, plaga de su patria, pueda encerrar en un solo
cercado varios millares de acres de pastos, muchos campesinos son despojados de lo poco que poseen”
(Moro, 2015, p. 23).

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Esta es una de las problemáticas que se puede trasladar al contexto de las marchas (un tipo) de
marchas que suelen realizarse en las calles de Guatemala; hombres y mujeres que protestan por los actos
de corrupción que son cometidos por parte del presidente de la república y sus lacayos, ¿No es muestra
de ello, la insatisfacción que se tiene por la mala administración de los recursos económicos? ¿No entra
aquí el dolor de todas las familias campesinas que han sido despojadas de sus tierras? ¿Qué solución
necesita el país, o los países latinoamericanos para terminar con este tipo de actos? ¿Acaso un desarrollo
democrático del capitalismo sería una solución?
Al considerar la opinión de Morales (2021), se puede decir que: “hay tres principios fundamentales
para la base de un ideario liberal: igualdad de oportunidades, libre competencia y control estatal de
monopolios” (párr. 1). Con esto se busca generar empleos a muchos de los trabajadores asalariados con el
fin de ensanchar las capas medias, para llegar a la reducción de una minoría de ricos, otra de pobres, y una
posible clase media mayoritaria que le dé estabilidad a la estructura clasista del país.
Pero, al detenerse nuevamente en la realidad política de nuestros países; se encuentran una serie
de obstáculos que impiden al hombre su plena realización, debido a que la oligarquía representa el
principal impedimento para lograr un desarrollo democrático del capitalismo. Por el hecho de que esta
niega la oportunidad de progresar a muchos de los empresarios pequeños y medianos, los cuales son vistos
como una posibilidad para “democratizar” el capitalismo oligárquico, monopolista y atrasado. Sin
embargo, lo que se ha obtenido de esto, ha sido una gran cifra de desempleados y una cifra mayor de
corrupción pública.
Otro de los grandes fenómenos que devine de la práctica explotadora del Estado y que se puede
ver con mucha frecuencia es la emigración. Moro (2015) lo evidenciaba ya en su obra: “esos infelices,
hombres y mujeres, maridos y esposas con sus hijos pequeños, huérfanos y viudas tienen que irse a otras
partes […] sin encontrar donde refugiarse” (p. 23).
Este no es un problema olvidado en el pasado, sus antecedentes siguen vigentes en la actualidad.
Con mucha fuerza y frecuencia.
Por otra parte, algunos hombres optan por desligarse de las bases morales y buscan “otros
medios” para sustentar sus necesidades a base de crímenes ilegales. Causa que en muchas ocasiones es
su propia condena de muerte.
Ninguna pena será lo suficientemente dura para impedir que roben los que no tienen otro medio

de ganarse el sustento. Lo que debiera hacerse es dar a los hombres medios de ganarse el pan de

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cada día, para que nadie se vea forzado por necesidad, primero a robar y a ser ahorcado después.

(Moro, 2015, p. 20)

A pesar de esto, para Moro se sigue sobreponiendo la idea de que, el hombre solamente puede
alcanzar la felicidad a través del cumplimiento de las leyes, y con ello, evitar problemas como el anterior;
dichas leyes han sido dictadas para procurar el orden social y la buena organización del Estado; estas deben
cimentarse sobre las bases éticas, políticas y religiosas; provocando así, un orden práctico y un arquetipo
de valores morales y sociales, ejercidos mediante la armonía y la justicia.
Sin embargo, en América Latina se puede encontrar una larga historia sobre este tipo de
indagación. En la actualidad, las noticias y los debates sobre el “buen vivir” o “buen convivir”, mediante el
cumplimiento de las “leyes” del Estado o las bases morales de la religión; son en particular, intensas en
varios países, ya que refrendan, amplían y actualizan la crítica de la promesa desarrollista fallida de las
décadas pasadas; nutriéndose de los elementos utópicos en los sentidos inicialmente explicados.

Visión ética/moral
En el segundo libro, Tomás Moro muestra su propósito con el cual pretende lograr
una sociedad justa, regida por los máximos principios de la libertad, bienestar y solidaridad humana. Ahí
se puede evidenciar desde un ángulo más visible los principios que rigen esta obra, los de la razón y
la igualdad. La primera inspira a los hombres el amor y la veneración a la Divina Majestad, cuya bondad es
agradecida por lo que “somos”, y a quien se debe agradecer también por brindarnos la oportunidad de
poder alcanzar la felicidad. La segunda procura movernos a vivir con alegría y sin zozobras, además de
ayudar a los demás para que estos obren de manera semejante en bien de la humana sociedad.
Según Moro (2015), “la Naturaleza misma nos manda llevar una vida agradable, como finalidad de
nuestras acciones, y definen la virtud como vivir según ese precepto […] la Naturaleza nos manda ser
buenos con nuestros semejantes y ser menos crueles con nosotros mismos” (p. 80).
Debido a estos postulados ha sido considerada una obra modelo de la época del pensamiento
humanista.
Por otra parte, como se mencionó al inicio de este trabajo, el aspecto religioso es uno de los cuales
atraviesa de manera significativa el pensamiento del autor. La visión de Moro sobre Dios es una
perspectiva monoteísta, un solo Dios, eterno, inmenso, inexplicable, que está por encima del
entendimiento humano. Él lo llamará padre de todos. En un determinado momento, su personaje
Hythlodaeus invoca la ley evangélica que prohíbe matar, presentándose así, como un “verdadero” apóstol

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del cristianismo. Estas ideas buscan definir la virtud como una vida ordenada según la naturaleza humana,
donde los hombres son orientados por Dios. Así mismo se hace mención sobre las cartas de san Pablo y su
propuesta sobre el poner en común todos los bienes. En su obra, la religión puede verse en algún momento
como una imposición por parte del rey ya que este consideraba que solo podía existir una sola y verdadera
religión, no obstante, tras una fuerte discusión pone fin a estas divisiones que se venían dando en la isla;
ya no se detiene más a pensar sobre la existencia de otras religiones, y termina aceptando otras corrientes
ideológicas: “los que no han abrazado la religión cristiana no molestan a los que ya profesan nuestra fe”
(Moro, 2015, p. 111). Existe, por lo tanto, en la isla de utopía, una libertad de Credo.
Esta concepción que tiene Moro sobre la idea de Dios y el cristianismo, la acentúa a su propuesta
de Estado, él dice que el hecho de reconocer a Dios como Creador y Gobernador del Universo y como
Causa principal de todos los bienes es motivo para dar gracias por todos los beneficios concedidos y por
el regalo de haberles permitido nacer en una República tan feliz y próspera y a la vez enseñado una religión
que para ellos es la verdadera.
Con respecto a los hombres, después de haber aceptado la religión cristiana, solamente les queda
recibir los sacramentos que únicamente pueden ser administrados por los sacerdotes. Por otra parte, en
Moro se puede ver ya la concepción del castigo como una forma de pago por el mal actuar del ser humano,
o su mal vivir; esto deja como consecuencia para los individuos el fuego eterno. Por otro lado, la ley que
el rey había promulgado para dar libertad de credo, si era incumplida sucedía lo siguiente: “los
transgresores de esta ley, los que emplean violencia para conseguir adeptos, serán desterrados o
esclavizados […] también, aquel que crea que el alma muere con el cuerpo o que el mundo no está
gobernado por la Divina Providencia” (Moro, 2015, p. 112).
Por consiguiente, la concepción ética y moral que propone Moro está basada en el reconocimiento
de la bondad por parte de Dios; esto debe dejar como resultado una mejor República, un mejor gobierno,
y una religión perfecta y verdadera, a la cual se debe perseverar para alcanzar la felicidad.
Con esto queda concluida la primera parte de este trabajo, ahora se prosigue con el análisis de la
obra Crimen y castigo del autor ruso Fiodor Dostoievski.

Visión política
Este escritor ruso ha sido considerado como uno de los representantes preeminentes del realismo
crítico. Dostoievski tenía, en la década de 1840, ideas afines a las de Belinski y veía con simpatía las ideas
del socialismo utópico. Con esto, el humanista se sitúa en una posición a favor de los “humillados” y

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“ofendidos”; teniendo una simpatía particular hacía el hombre sencillo, y un disgusto por el odio hacia la
rapacidad y el amoralismo burgués.
La creación de sus personajes en su mayor parte de obras escritas, son hombres que justifican
matar en nombre de sus ideologías. En este contexto, Dostoievski y otros más eran afines a las teorías
socialistas utópicas francesas. En 1849 fueron arrestados y hallados culpables por la distribución de
propaganda subversiva, lo cual los llevó a ser condenados a muerte. Sin embargo, por cosas del “destino”
logró salir con vida. Su paga se vio reflejada en el exilio hacia Siberia y los trabajos forzados que debían
realizar por un tiempo de cuatro años para pagar su castigo.
Esta experiencia de exilio fue prácticamente el escenario que permitió a Dostoievski fijar un rumbo
fijo dentro de sus obras literarias. Una nueva generación de intelectuales rusos estaba cautivada por las
teorías y filosofías europeas. El materialismo francés, el humanismo alemán y el utilitarismo inglés se
fundían en una combinación peculiarmente rusa que terminó llamándose "nihilismo". Pero, el nihilismo
de esa época, y precisamente el de Rusia, consistía en la creencia ferviente de la ciencia, y querían destruir
las tradiciones religiosas y morales que habían guiado a la humanidad en el pasado para abrirle el camino
a un mundo mejor.
Ante esta concepción, Rodión Raskolnikof que figura como el personaje principal de la obra Crimen
y castigo, es presentado por el autor, como un estudiante de derecho de la capital de Rusia, el cual se ve
abocado a suspender sus estudios por la pobreza y la miseria en la que se encontraba su familia. Debido a
esto, se verá enfrentado a una serie de problemáticas, las cuales son el motivo para que este autor rompa
con su idea utópica de Estado. Dostoievski deja ver a través de este personaje una serie de causas sociales,
económicas y políticas; problemas existenciales reales del ser humano. Por otra parte, al mencionar a los
miembros que están en el poder político, hace referencia sobre los propietarios acomodados; los
funcionarios de principal categoría; los cuales viven en la felicidad y placidez que nace de una organización
corrupta.
Los tipos de políticos que menciona Dostoievski son corruptores de almas. Para él, la propia
política en cuanto a sistema para alcanzar la felicidad corrompe. El tipo máximo de corrupto para
Dostoievski es el político. Este, en el sentido que organiza el cuerpo social exclusivamente desde el poder,
por esta razón es visto por Dostoievski como un seudopreocupado, como un demonio.
También se puede mencionar que Dostoievski sentirá cierta preferencia por la propuesta de
Rousseau, el cual admite un estado natural que presenta el nuevo contrato social. Así mismo, en algún
momento se tiende a aplicar la visión de Hobbes como momento previo al Estado. Por ende, cuando se
piensa acerca de la posibilidad de garantizar “lo propio” frente a la violencia ajena, nace el pacto político,

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por una enajenación; la enajenación de la libertad. Dostoievski dirá que ante un mundo de “inocentes”, la
política no tendría auténtico sentido.

Visión antropológica
Para Dostoievski, la modernidad era la época en la que el hombre se había arrancado la idea de
Dios. Esta época era la del Hombre-Dios. El camino del racionalismo va por el sentido contrario al
encuentro de Dios, más bien se encaminaba a la Deificación del hombre. El hombre se pone al nivel de
Dios. Para Dostoievski Dios existe en el hombre, no se separan ni se abisman.
Con relación a lo primero, una de las principales preocupaciones de Dostoievski fue la de entender
la complejidad del alma humana, esto llevó a que algunos le llamaran el primer sicólogo, muchos de estos
consideran su obra como “novela sicológica”. En una de las cartas escritas a su hermano Mijaíl D.
menciona: “El hombre es un enigma, aunque me dedicara toda mi vida al hombre, nunca diría que he
perdido mi tiempo, porque yo también pretendo ser un hombre” (Burgos, 2015, p. 317). ¿Qué significa
para Dostoievski pretender ser un hombre? Para Dostoievski el racionalismo no resolvió los problemas del
hombre, al contrario, el racionalismo instrumentalizado cayó en un cierto tipo de oscurantismo. El hombre,
al tratar de afirmar completamente la propia libertad, comete los actos más atroces y criminales. El
racionalismo y el nihilismo, dice el escritor, no sacó al hombre de su crisis, sino, al contrario, lo volvió
individualista y egoísta.
En Crimen y castigo, Raskolnikof se siente atrapado en la idea de una “moral oficial”. La propuesta
de superar esta barrera que acorrala al rebaño de hombres comunes es una idea tentadora. Cree que
pueden existir dos tipos de hombres: el hombre normal y los que están por encima de todos y están
autorizados para desconocer todas las reglas de la sociedad. Para estos hombres existe una moral superior,
o no existe moral, esta dimensión sería para el nihilismo el de la entera libertad. Una concepción de la
moral que llamó mucho la atención de Nietzsche, la cual, tiempo después, propondrá en su teoría del
superhombre.
Esta concepción de superhombre, Dostoievski se lo plantea por medio de su personaje
Raskolnikof:
Para un hombre como Napoleón todo le estaba permitido- cañonea Tolón, organiza una matanza

en París, olvida a su ejército en Egipto, sacrifica medio millón de hombres en Rusia…, y prosigue,

a este hombre (Napoleón) después de muerto, se le erigen monumentos, estatuas, por lo tanto,

todo está permitido. (Burgos, 2015, p. 317)

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La figura de Napoleón le llamó mucho la atención ya que en este vio reflejada a los hombres de
genio los cuales no temen cometer un crimen; se lanzan a ello sin pensarlo. Este deseo de romper con las
leyes tradicionales lo llevó a matar a la anciana usurera: “el hacha la alcanzó en la parte anterior de la
cabeza. La victima lanzó un débil grito y perdió la cabeza. Raskolnikof le dio dos hachazos más en el mismo
sitio y la sangre manó a borbotones” (Dostoievski, 2006, p. 49)., por si esto fuera poco, el hacha cayó
también sobre el cráneo de Lisbeth; Raskolnikof continuaba todavía procesando el crimen que había
cometido, y al percatarse que Lisbeth había descubierto el cuerpo inerte de su hermana en el piso, decidió
matarla para que no quedasen testigos. Este personaje justifica más adelante su crimen porque cree que
la usurera es una corrupta; él pensó que al hacerlo estaría haciendo el bien a toda la gente de la que ésta
usurera abusaba, por ende, cree que está haciendo un bien a la humanidad; y que a cambio de una sola
vida “miles de seres serán salvados de la corrupción”. Para este, la vida de la anciana no valía nada ¿Cuánto
podría pesar la vida de una anciana en la balanza social? Es una pregunta que puede englobar el valor de
la vida de manera general.
Pero más allá de esto, con este acto, Raskolnikof trata de probarse a sí mismo para ver si es un
Napoleón, un hombre que es capaz de romper con las leyes tradicionales, y, además, con su propia
condición natural. Para este, sus aspiraciones de hombre-Dios surgen de una ausencia divina. Sin Dios se
podrían justificar los actos más crueles e inhumanos, por eso nos dice Raskolnikof que al matar a la usurera
no ha matado a un ser humano, ha matado a un principio.
Al ver esta condición desde un plano existencial, la visión utópica que en algún momento se
planteó Dostoievski queda abolida mediante la realidad social que viven sus personajes, por ello, su obra
aterriza en este sentido, como un criterio de lo real, donde la experiencia del hombre juega un papel
importante; ahí se abre un lugar donde este se puede pensar así mismo, y con ello actúa de manera que,
se da cuenta que lo ideal se propone solamente como un espejismo de lo que verdaderamente es la
realidad.
Esta propuesta se puede analizar también desde el postulado sobre el bien y el mal. En el primero,
se puede decir que ha caído por debajo de cualquier ser humano, incluso por debajo del vicioso y
despreciable alcohólico Marmeladov. Por debajo de Sonia, la joven que se prostituye para alimentar a sus
hermanos. Incluso por debajo de la vieja usurera que él mismo asesinó. Y por el otro, alguien que justificó
su acción en pos de un beneficio que procura su bienestar, el sustento económico etc., debido a que no
ha encontrado otro medio por el cual lograr subsistir.

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Visión ética/moral
La religión juega un papel importante dentro del pensamiento del autor; su experiencia
antropológica manifiesta un reencuentro que se da nuevamente con la propuesta del cristianismo. ¿A qué
se debe esto? Esto surge por el crimen que cometió Raskolnikof contra la usurera; en un determinado
momento empieza a tener una cierta cantidad de achaques enfermizos en su conciencia, lo cual provoca
que se enferme en algunas ocasiones; este no fue capaz de superar la “resaca de la conciencia” que le
produjo el arrepentimiento y la culpa: “cuando llegamos a esto, violentamos nuestras más puras
convicciones. La persona pone en venta su libertad, su tranquilidad y su conciencia” (Dostoievski, 2006, p.
27). Esto también lo aplica a los diferentes escenarios en los que se presentan sus personajes. En otra
parte dirá que la naturaleza tiene sus propios derechos. No se puede corregir, solamente dirigir, de lo
contrario los prejuicios terminarían aplastando la vida del ser humano, con esto concluye que es casi
imposible llegar a ser un superhombre. Ya que se debe tener en cuenta el deber de la conciencia.
Es por esta razón que, Raskolnikof debe soportar el castigo y el sufrimiento para poder ser
perdonado, incluso lo acepta con dulzura y ansia. “Me propuse, obedeciendo a la voz de mi conciencia,
arreglar el asunto […] atacándolo desde sus raíces” (Dostoievski, 2006, p. 78). Para Dostoievski la redención
de Raskolnikof está en Dios. Y esto lo manifiesta a través de un personaje llamado Sonia, una mujer que
es presentada como una protectora y defensora de los demás (es como la voz de la conciencia) que da
todo, sin pedir nada a cambio. Cuando este es enviado a Siberia, viene a colación el relato de la
Resurrección de Lázaro que Sonia en alguna ocasión le leyó: “Soy la resurrección y la vida, quien crea en
mí, no morirá para siempre”. Mediante la ayuda de Sonia, Raskolnikof por fin comprende cual podría ser
la “verdadera” libertad: el hombre no es Dios, el hombre solo existe solo si existe Dios. En este sentido,
Dostoievski encuentra una respuesta crítica a esa aspiración de autodeificación del hombre.
Por otra parte, en las actitudes de los personajes secundarios de la obra se pueden encontrar
algunas representaciones morales; que con frecuencia podríamos ver en nuestra cotidianidad; en Dunia,
se puede ver el amor al dinero; así como una mujer de carácter fuerte que sería capaz de dar todo por su
familia. En Porfiri Petrovich, encontramos a un juez que es intachable en su actuar ético. Siguiendo con la
lista, en Svidrigailov se encuentra a un hombre casado, “mujeriego” manipulador, y maltratador que
termina suicidándose por el rechazo de Dunia y error de querer violarla. Encontramos también a Dmitri
Prokofich Razumikin, este juega el papel del típico “buen amigo”. El rol de la mujer también se ve frustrado
en el personaje de Katerina Ivanovna, ella es la típica mujer que ha soñado con ser de clase alta toda su
vida, pero el destino la ha obligado a quedarse en la pobreza. Por último, se puede mencionar a Piotr
Petrovich Ludjin, Dostoievski lo presenta como el típico hombre machista y cínico cuyo anhelo es casarse

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con una pobre para convertirla prácticamente en una esclava. Dostoievski también dice ante esto que: “a
ellos les aguarda también la redención al igual que Raskolnikof, mediante la humildad, porque ésta los
acerca a Dios de nuevo; porque para el escritor, todos ellos también son dignos de redención” (Burgos,
2015, p. 318).
A pesar de seguir los lineamientos de las bases de la moral religiosa, Dostoievski no se planta en
una posición de condena ante los pecados cometidos por la sociedad. Por tal motivo, la cuestión de la
salvación se ve representada a partir del hecho de que Cristo haya nacido “hombre”, esto le da al ser
humano un potencial para santificarse y obtener la vida eterna. De igual modo, el cristianismo de
Dostoievski es aquel que no se encuentra separado de la experiencia estética, para éste, la religión está
estrechamente ligada con el arte y la literatura, todos son partes constituyentes de la búsqueda de Dios
por diversos frentes.

Encuentros y desencuentros
En la visión política: ambos autores aceptan la propuesta de la utopía el imaginario de lo ideal,
Moro lo aplica desde una perspectiva demócrata y Dostoievski desde una postura socialista. Tomás Moro
sitúa su visión de Estado mediante esta concepción y propone por medio de ella la posibilidad de crear un
estado justo en el que todos sus habitantes logran alcanzar la felicidad mediante la “buena” organización
del Estado, y el cumplimiento de las leyes, la cual cree que es la mejor y única forma de gobernar
honestamente. Mientras que, para Dostoievski, esta idea se abandona después de la experiencia del exilio
en Siberia, por tal motivo, a diferencia de Moro, Dostoievski dirá: en el poder político se gestan los
corruptos. Para él, la propia política en cuanto a sistema para alcanzar la felicidad corrompe. El tipo
máximo de corrupto para Dostoievski es el político. Porque organiza el cuerpo social exclusivamente desde
el poder, por esta razón es visto por Dostoievski como un seudopreocupado, como un demonio. Más
adelante sentirá simpatía por la propuesta de Rousseau el cual admite un estado natural que se presenta
a través del nuevo contrato social.
En la visión antropológica: ambos autores proponen que el hombre debe estar vinculado a Dios.
No puede estar separado de él. Para Moro, el hombre puede alcanzar la felicidad solo si cumple las leyes
del Estado y actúa bajo las reglas de la moral cristiana. Por lo tanto, la visión antropológica de este está
dirigida hacia el reconocimiento de la bondad por parte de Dios, la redención y el castigo si no obra bien.
Mientras que para Dostoievski la visión del hombre está centrada en la experiencia concreta que vive
diariamente; este trata de proponer un superhombre que es capaz de transgredir con las leyes
tradicionales y morales, sin embargo, después reconoce que es imposible pasar por encima de la condición

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natural y, por ende, de las mismas leyes ya establecidas. Sin embargo, estas no sirven para resolver las
precariedades de la vida humana, acepción de los valores morales que propone la religión. Por otra parte,
para Dostoievski, Dios es redentor y compasivo; el hombre a través de sus malas decisiones recibe el
castigo a través de los achaques de la conciencia, y el mismo arrepentimiento que esto conlleva, por tal
motivo sitúa diversas condiciones antropológicas que reflejan las problemáticas concretas que vive una
sociedad real. A diferencia de Moro, este profundiza desde un plano existencial y concreto de la vida
humana.
En la visión ética/moral: en ambos autores se evidencia la idea de Dios y toman de la religión
cristiana las bases morales para llevar una vida correcta. Además, ambos autores coinciden en que la
condición natural del hombre no puede abolirse ni ser corregida, solamente dirigida a favor del bien de la
humanidad y hacia el bien de nosotros mismos. Con base en esto, Moro propone lograr una sociedad justa,
regida por los máximos principios de la libertad, el bienestar y la solidaridad humana. Ahí se pueden
evidenciar desde un ángulo más visible los principios que rigen su obra, los de la razón y la igualdad. Para
Moro, el hombre puede alcanzar la vida eterna solo si guarda los preceptos de la religión cristiana y obra
bien en favor del bien de la humanidad. En cuanto a Dostoievski, su visión hacia la religión puede ser vista
desde la imagen de un Dios compasivo, que perdona los pecados de la sociedad, y que, con la cuestión de
la salvación, para él, el hecho de que Cristo haya nacido “hombre” le da al ser humano un potencial para
santificarse y obtener la vida eterna. De igual modo el cristianismo de Dostoievski es aquel que no se
encuentra separado de la experiencia estética, para éste, la religión está estrechamente ligada con el arte
y la literatura, todos son partes constituyentes de la búsqueda de Dios por diversos frentes.

Conclusiones
A través del recorrido que se ha presentado en este ensayo, se ha tratado de capturar las ideas
conceptuales de ambas obras, y situarlas en un contexto real de nuestra condición humana; además, se
ha buscado una propuesta diferente del término de utopía. En una primera instancia se mostró la
propuesta de Tomás Moro, y su imaginario sobre una visión efímera de sociedad “perfecta”, la cual se
plantea como real, pero sabemos que nunca será; esta visión utópica se puede ver reflejada actualmente
cada vez que un político se planta con un discurso falaz y lleno de promesas que no serán cumplidas, pero
que una buena parte de la sociedad sigue creyendo, debido a esto, se puede perder la oportunidad de
pensar desde “abajo” para construir nuevos horizontes de pensamiento crítico que des-fundamenten
estos discursos de poder. Así mismo, con la crítica que se ha hecho desde una lectura diferente del término
de utopía (ideal/imperfección) se buscó aterrizar de manera concreta en la realidad social y política que

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sigue marcando la historia de nuestros pueblos latinoamericanos. Esto fue abordado hermenéuticamente
desde la obra de Dostoievski, quien, al verse atrapado por el exilio profundiza en toda la corrupción del
Estado, se desliga de una visión utópica y por medio de sus personajes presenta realidades sociales y
políticas concretas de la vida humana. Teniendo en cuenta que lo irónico se presenta frente a lo utópico
como lo palpable, lo concreto y lo utilizable.
Por otra parte, dentro de los aspectos éticos y morales basados en la religión cristiana, las
propuestas de ambos autores no están lejos de las que hoy en día tenemos. Sin embargo, el mercado y la
propagación de la religión ha entrado en un tema de “consumismo” y “marketing”, donde el ser humano
busca de alguna manera satisfacer sus necesidades antropológicas y espirituales.
Por consiguiente, en los encuentros y desencuentros políticos que han surgido de ambas obras se
nos mostró que las formas de operar del Estado, la forma de convivir y de vivir del ser humano son siempre
diferentes, no son realidades estáticas; son formas de vida reales que dependen hasta cierto punto del
sistema, de las leyes, y de los valores morales para poder llevar a buen fin una “mejor” vida.

Referencias

Burgos, O. (2015). La ética en Dostoievski, una crítica al racionalismo ilustrado en crimen y castigo y los

hermanos Karmazov. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, vol. 2, pp. 313-320.

Dostoievski, F. (2006). Crimen y castigo. Editorial del cardo.

Morales, M. (2021, 30 de junio). Qué hacer con este país. El Periódico,

https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/06/30/que-hacer-con-este-pais/

Moro, T. (2015). Utopía/Tomás Moro, - - 1ª. ed. – San Salvador, El Salv. : Editorial Jurídica Salvadoreña, (5ª

reimpresión).

Sánchez, J. (2011). Utopía e ironía en el contexto de Tomás Moro. Universidad Carolina de Praga.

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