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OCCIDENTE Y ORIENTE

para que el ser del ente logre ser o de-velarse. En tal sentido el ser del Dasein goza siempre de
cierta preeminencia sobre el ser del ente, ya que sin él es imposible la de-velación o ser de éste.
Si no hubiese Dasein tampoco habría ser o de-velación del ente, no porque aquél lo cree o
añada algo para elaborarlo, sino solo porque sin su ser o patencia de-velante tampoco hay ser o
de-velación del ente o, si se prefiere, valiéndonos de una imagen, sin la visión, la luz y el color
no aparecen, no llegan a estar patentes o de-velados, sin que esto signifique que la visión cree o
constituya de algún modo los colores. Tal, en síntesis, el sentido del a priori o trascendental del
Dasein: no es algo necesario para constituir, sino solo para de-velar o hacer aparecer el ser del
ente.
12. La desconfianza y la incompetencia en que coloca a la actividad intelectiva para descubrir y
aprehender el ser, hacen que Heideg- ger de hecho haya aplicado su método feno-
menológico a una intuición sensible material del ser. En efecto, el hombre no posee una
intuición espiritual que lo ponga en contacto y posesión inmediata del ser. De modo que si se
niega validez al trámite de la aprehensión intelectiva, que es por abstracción conceptual y por
integración judicativa, no le queda al hombre otro conocimiento que no sea el de la intuición
de los sentidos. En este terreno es donde de hecho parece instalarse el análisis
fenomenológico existencial de Heidegger, máxime en sus primeros escritos. Gran parte de sus
notas existenciales son realmente datos sensitivos. En sus últimos escritos se esfuerza

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