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Materia: Epistemología
Para el objeto común, es percibido por el sentido, pero es posible algún error, en
la medida en que el objeto común está dado en el propio, está englobado en la
zona de infalibilidad del sentido, por ejemplo, la vista percibe sin error posible una
cierta extensión coloreada, el movimiento, pero en la medida en que el objeto
común rebasa el propio, sale también de la zona de infalibilidad, por ejemplo, la
vista, por sí sola, no permite saber el tamaño real de la cosa, sino sólo su tamaño
aparente, porque éste varía según la distancia; ni tampoco la vista permite juzgar
la velocidad absoluta de un cuerpo en movimiento, sino sólo su velocidad relativa,
en relación con ciertas señales.
3. ¿Qué es la sensación?
Sto. Tomás como realista dice: Lo sensible está en acto independientemente del
sentido, por ello es capaz de moverlo, por tanto, no se admite un sentido agente
análogo a un intelecto agente, cuyo papel consistiría en actualizar las cualidades
sensibles en potencia en las cosas, como el intelecto agente actualiza la esencia
inteligible en potencia en el fantasma. Locke nombra cualidades secundarias lo
que nosotros llamamos objetos propios de los sentidos, como colores, olores,
sabores, y con el de cualidades primarias lo que nosotros hemos llamado objeto
común, la extensión y el movimiento.
6. ¿Qué es la reflexión?
Es el mismo hombre el que percibe que siente y que piensa. La conciencia, como
el hombre mismo, es un todo. Pero pensar no es lo mismo que sentir, y por
consiguiente percibir que se piensa no es idéntico a percibir que se siente. La
conciencia sensible no es refleja, sólo la inteligencia, porque es espiritual, tiene
conciencia de sus actos y de sí misma.
Hay una intuición intelectual de las esencias abstractas, como hay una intuición
sensible de los seres existentes singulares, y goza de la misma infalibilidad. , Sto.
Tomás decía indivisibilia e incomplexa. ¿Todas las esencias son simples? NO.
Sto. Tomás sólo opone dos operaciones de la inteligencia: la simple aprehensión,
que consiste en pensar el sujeto o atributo, sin ponerlos en relación, es en acto
solamente que su objeto es incomplejo; y el juicio, tiene un objeto complejo porque
afirma o niega un atributo de un sujeto, y es una composición si es afirmativo y
una división si es negativo. La esencia puede no ser simple, por ejemplo, el
hombre, el buey, ¿son seres simples?, NO, pero cada uno de ellos es objeto para
el espíritu que los comprende, y no puede añadírseles ni quitárseles ningún
elemento sin suprimirlos (en el tomismo = las naturalezas simples de Descartes).
El universal sería, unum aptum inesse pluribus, una esencia capaz de existir en
muchos individuos, puede atribuirse a los individuos en que existe, pero una
esencia que de hecho no está realizada más que en un solo individuo, no deja de
ser universal si puede realizarse en otros.
Para que una aprehensión sea verdadera no es necesario que sea exhaustiva,
que capte todo lo que la cosa es. Basta que lo que capte esté en la cosa y así
procede la inteligencia abstractiva: aprehende la esencia de la cosa sin sus
caracteres individuales; como tampoco es falsa la vista al percibir el color de una
rosa sin percibir su olor.
Los primeros principios son los principios lógicos más allá de los que no es posible
remontarse, rigen todo el movimiento de la razón en un ámbito determinado. Su
nombre propio es axiomas, (dignitates). El conocimiento tiene principios
psicológicos, o subjetivos, como los sentidos y la inteligencia, las facultades que
producen el conocimiento en cuanto a su ser y su devenir. Por otra parte, tiene
principios objetivos que proporcionan al conocimiento su materia o contenido, por
ejemplo, todo conocimiento que deriva de la experiencia, ésta es a su modo
principio del conocimiento, incluso intelectual. En el plano intelectual, hay
principios lógicos, que son unas proposiciones de donde derivan las demás
proposiciones, o verdades que son fuentes de otras verdades, semillas de la
ciencia, semina scientiae.
En cuanto a la inducción tomada como intuición sólo concierne a los juicios que se
afirman en virtud de una inducción. Según Aristóteles, podríamos creer que la
inducción es infalible, pues la intuición, es siempre verdadera, e incluso más
verdadera que la ciencia y la intuición es infalible.
Por tanto aunque la inducción sea en el fondo una intuición y que la intuición sea
de suyo infalible, no hay nada de asombroso que la inteligencia que la busca a
veces caiga en falta. Podrá dar juicios probables e incluso falsos siempre que
rebase aunque sea sólo un poco la intuición.