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Era hijo de Luis Fajardo de Requeséns y Zúñiga, IV marqués de los Vélez, Grande de

España y III marqués de Molina, y bisnieto de Luis de Requesens y Zúñiga. Casado en


primeras nupcias con Ana Girón Enríquez de Cabrera, con quien tuvo un hijo: Luis
Francisco Fajardo, primer marqués de Martorell (nato en 1637 y muerto joven). De
segundas nupcias casó con Mariana Engracia de Toledo y Portugal, después de restar
a la viuda nodriza del rey, que murió en 1696 y con la que tuvo 4 hijos:

Pedro Fajardo, carmelita descalzo.


Fernando, VI marqués de los Vélez.
José Fajardo, comendador de Castellanos (Palermo, 1647 - Embarcado, guerreando
contra los turcos, 1670).
María Teresa, VII marquesa de los Vélez.

Entre sus cargos y títulos se encuentranː IV marqués de Molina, señor de Mula,


Librilla, Alhama, Benitaglar, Castellvell de Rosanes, San Andrés y Molins de Rey,
Adelantado mayor y capitán general del Reino de Murcia, alcaide de Lorca, Virrey de
Aragón, Navarra, Cataluña (durante la Guerra de los Segadores) y Sicilia, embajador
en Roma, presidente del Consejo de las Indias y administrador con goce de frutos de
la encomienda del Moral. Fue virrey de Valencia entre en 1631 y en 1635, cuando fue
nombrado lugarteniente de Aragón, hasta 1638).

En 1640, Gaspar de Guzmán y Pimentel, el conde-duque de Olivares, lo nombró virrey


de Cataluña y jefe del ejército de Felipe IV de España que penetró para
recuperarla, contra las instituciones catalanas encabezadas por el presidente de la
Generalidad Pau Claris en 1641 (Guerra de los Segadores o de Separación de
Cataluña), que habían buscado el apoyo militar y político de la monarquía francesa.
El ejército castellano, con numerosas tropas auxiliares de otras nacionalidades
(portugueses, italianos, etc.), después de avanzar con éxito de Tortosa a Tarragona
y reprimir la resistencia con actos de crueldad, fue derrotado en el intento de
asedio de la ciudad de Barcelona y la Batalla de Montjuic el 26 de enero de 1641,
derrota que le costó la destitución, siendo sucedido por Federico Colonna.

Barcelona es una ciudad española, capital de la comunidad autónoma de Cataluña, de


la provincia homónima y de la comarca del Barcelonés.

Con una población de 1 636 732 habitantes en 2021,7 es la segunda ciudad más
poblada de España y de la península ibérica después de Madrid, y la décima de la
Unión Europea. El área metropolitana de Barcelona tiene 3 339 279 (2020)8 y el
ámbito metropolitano de Barcelona 4 895 876 habitantes (2019), siendo así la quinta
ciudad de mayor población de la Unión Europea.910

Cuenta con un PIB nominal de 142 223 millones € y un PIB per cápita nominal de 30
619 €, lo que representa un PIB PPA per cápita de 36 240 €,11 siendo la segunda
área metropolitana española en actividad económica y la decimoséptima europea
después de Londres, París, Rin-Ruhr, Ámsterdam, Milán, Bruselas, Moscú, Fráncfort
del Meno, Múnich, Madrid, Berlín, Viena, Roma, Copenhague, Estocolmo y Birmingham.

Se ubica a la orilla del mar Mediterráneo, a unos 120 km al sur de la cadena


montañosa de los Pirineos y de la frontera con Francia, en un pequeño llano litoral
limitado por el mar al este, la sierra de Collserola al oeste, el río Llobregat al
sur y el río Besós al norte. Por haber sido capital del condado de Barcelona, se
suele aludir a ella con la denominación antonomástica de «ciudad condal».

La historia de Barcelona se extiende a lo largo de 4000 años, desde finales del


Neolítico, con los primeros restos hallados en el territorio de la ciudad, hasta la
actualidad. El sustrato de sus habitantes aúna a los pueblos íberos, romanos,
judíos, visigodos, musulmanes y cristianos. Como capital de Cataluña y segunda
ciudad de España en importancia, ha forjado su relevancia con el tiempo, desde ser
una pequeña colonia romana hasta convertirse en una ciudad valorada
internacionalmente por aspectos como su economía, patrimonio artístico, cultura,
deporte y vida social.

Barcelona ha sido escenario de diversos acontecimientos internacionales que han


contribuido a consolidarla, desarrollarla y darle proyección mundial. Los más
relevantes han sido la Exposición Universal de 1888, la Exposición Internacional de
1929, los Juegos Olímpicos de 1992 y el Fórum Universal de las Culturas 2004. Es
también sede del secretariado de la Unión para el Mediterráneo.12

En la actualidad, Barcelona está reconocida como una ciudad global por su


importancia cultural, financiera, comercial y turística. Tiene uno de los puertos
más importantes del Mediterráneo y es también un importante punto de comunicaciones
entre España y Francia, debido a las conexiones por autopista y alta velocidad
ferroviaria. El Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, situado a 15 km del
centro de la ciudad, fue utilizado por más de 52,6 millones de pasajeros en 2019.13
Toponimia
Estela romana de mármol datada hacia el 200-230 d. C. en la que se puede leer el
nombre de la colonia de Barcino, origen de la ciudad. Museo de Historia de
Barcelona

El origen del nombre de Barcelona es desconocido y existen diversas teorías y


leyendas que intentan explicarlo. Se sabe que había una ciudad ibérica original, de
la tribu de los layetanos. Posteriormente fue conquistada por Cneo Cornelio
Escipión Calvo,14 y más adelante fue convertida en una colonia romana, puesta bajo
la protección de Cayo Julio César y de Octavio Augusto, que recibió el nombre de
Colonia Iulia Augusta Paterna Faventia Barcino.15 El nombre evolucionó durante la
Edad Media, cuando se conoció la ciudad con los nombres de Barchinona, Barcalona,
Barchelona y Barchenona.

Evidencia arqueológica en forma de monedas encontradas al pie del Montjuic y


acuñadas en el siglo III a. C. muestra el nombre Bárkeno escrito en una antigua
lengua ibérica hablada por los Layetani. Podemos concluir que los Layetani o
Laietani - un antiguo pueblo íbero prerromano que habitó la zona que ocupa hoy en
día la ciudad de Barcelona- llamaban el lugar Bàrkeno, que significa "Lugar de las
Llanuras" (Barrke = llanuras/terraza)16

Una de las leyendas sobre el origen de Barcelona alude a una hipotética fundación
por el general cartaginés Amílcar Barca tras conquistar el enclave ibérico después
de su desembarco en Iberia, mientras que otra versión se le atribuye a su hijo
Aníbal, que ocupó el territorio durante la segunda guerra púnica en su avance a los
Pirineos.17 Sin embargo, no existen pruebas documentales de esta vinculación entre
los nombres de la familia cartaginesa Barca y la ciudad conocida como Barcelona.
Hay otras explicaciones para el nombre de la ciudad, como la que sostiene que
proviene del período fenicio, teoría sostenida por la inscripción en escritura
ibérica Barkeno en escritura íbera ("barkeno") encontrada en una moneda.18

También existe una leyenda que da una explicación mitológica al nombre de la


ciudad. Según esta leyenda, Hércules se unió a los argonautas tras acabar con su
cuarto trabajo para ayudarles a buscar el Vellocino de Oro, pero al pasar cerca de
la actual costa catalana una tormenta dispersó las embarcaciones que formaban la
expedición, y al terminar faltaba la novena. Hércules la buscó y finalmente
encontró los restos del naufragio de la Barca Nona (la novena embarcación) al lado
del actual Montjuic. Los tripulantes habían encontrado tan acogedor el paraje que,
ayudados por Hermes (dios del comercio y las artes), decidieron fundar una ciudad a
la que dieron el nombre de Barcanona.19

Enviado del embajador en Roma, fue nombrado virrey de Sicilia en 1644, donde tuvo
que reprimir la revuelta de Giuseppe d'Alessi en 1647. Era hijo de Luis Fajardo de
Requeséns y Zúñiga, IV marqués de los Vélez, Grande de España y III marqués de
Molina, y bisnieto de Luis de Requesens y Zúñiga. Casado en primeras nupcias con
Ana Girón Enríquez de Cabrera, con quien tuvo un hijo: Luis Francisco Fajardo,
primer marqués de Martorell (nato en 1637 y muerto joven). De segundas nupcias casó
con Mariana Engracia de Toledo y Portugal, después de restar a la viuda nodriza del
rey, que murió en 1696 y con la que tuvo 4 hijos:

Pedro Fajardo, carmelita descalzo.


Fernando, VI marqués de los Vélez.
José Fajardo, comendador de Castellanos (Palermo, 1647 - Embarcado, guerreando
contra los turcos, 1670).
María Teresa, VII marquesa de los Vélez.

Entre sus cargos y títulos se encuentranː IV marqués de Molina, señor de Mula,


Librilla, Alhama, Benitaglar, Castellvell de Rosanes, San Andrés y Molins de Rey,
Adelantado mayor y capitán general del Reino de Murcia, alcaide de Lorca, Virrey de
Aragón, Navarra, Cataluña (durante la Guerra de los Segadores) y Sicilia, embajador
en Roma, presidente del Consejo de las Indias y administrador con goce de frutos de
la encomienda del Moral. Fue virrey de Valencia entre en 1631 y en 1635, cuando fue
nombrado lugarteniente de Aragón, hasta 1638).

Cataluña (en catalán: Catalunya; en aranés: Catalonha) es una comunidad autónoma


española, considerada nacionalidad histórica en su Estatuto de Autonomía.1 Situada
en el noreste de la península ibérica, ocupa un territorio de unos 32 000 km² que
limita al norte con Francia y Andorra, al oriente con el mar Mediterráneo a lo
largo de una franja marítima de unos 580 kilómetros,5 al sur con la Comunidad
Valenciana (Castellón) y al occidente con Aragón (Teruel, Zaragoza y Huesca). Esta
situación estratégica ha favorecido una relación muy intensa con los territorios de
la cuenca mediterránea y con la Europa continental. Cataluña está formada por las
provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona. Su capital es la ciudad de
Barcelona.

A 2019, en el territorio catalán habitan 7 675 217 personas6 en un total de 947


municipios de los cuales solo 64 superan los 20 000 habitantes (en los que vive más
del 70 % de la población catalana). Dos tercios de la población viven en el ámbito
metropolitano de Barcelona. Constituye un territorio con elevada densidad de
población7 y altamente industrializado, cuya economía es la segunda entre las
comunidades autónomas, al generar el 19,0 % del producto interior bruto (PIB)
español, solo superada por la Comunidad de Madrid. Respecto al PIB per cápita, se
sitúa en cuarta posición, tras la Comunidad de Madrid, el País Vasco y Navarra.8

Su índice de desarrollo humano (0,916)9 es el cuarto mayor de España, por detrás de


Navarra (0,926) y por delante de La Rioja (0,910).10 El índice de desarrollo de los
servicios sociales la sitúa en novena posición (5,08 puntos), por detrás de Aragón
(5,15) y por delante de la Comunidad Valenciana (4,65).11 En el informe PISA queda
en el puesto séptimo en lectura (500 puntos), y sexto en matemáticas (500 puntos) y
ciencias (504 puntos), a menos de un 5 % de distancia de la primera comunidad
autónoma (Castilla y León y Navarra).12
Toponimia
San Clemente de Tahull

Se documenta un manuscrito de Al-Udri (anterior a 1085) refiriéndose a Talūniya, lo


cual podría ser una indicación del origen toponímico del área.1314 El origen de la
voz Cataluña permanece incierto aunque han sido varias las posibilidades señaladas.
El topónimo como tal se encuentra por primera vez en forma escrita hacia 111715 en
la forma latina que aparece en el poema pisano Liber maiolichinus de gestis
pisanorum illustribus.16 En ese texto, en el cual se describen las gestas que los
pisanos realizan con los catalanes para abordar la conquista de Mallorca, aparecen
varias referencias al conde Ramón Berenguer III (Dux Catalanensis, Rector
Catalanicus hostes, Catalanicus heros, Christicolas Catalanensesque) así como
referencias étnicas como catalanenses o catalanensis y al territorio de estos,
Catalania. Posteriormente, también aparece la expresión in Catalonia en unas
donaciones que el rey Alfonso II hizo a su esposa en 1174,17 así como en diversas
ocasiones (Cathalonia) en el testamento del rey18 y en cantos de trovadores
occitanos (Catalonha).19 En tiempos de su hijo y sucesor Pedro el Católico vuelve a
mencionarse en la declaración de la asamblea de Paz y tregua de 1200, en que se
delimita su ámbito de vigencia: Haec est pax quam dominus Petrus (...) constituit
per totam Cataloniam, videlicet a Salsis usque ad Ilerdum.20 La primera vez que
aparece en catalán es en el Llibre dels fets de Jaime I el Conquistador, en la
segunda mitad del siglo XIII.
Acueducto romano de Tarraco

Sin embargo, la razón de este nombre no está clara. Algunos postulan que la palabra
procede de Gotholandia (país de los godos) a través de Gothia o Gotia que era como
los francos denominaban también la Marca Hispánica, debido a la presencia de
población visigoda en Septimania y el norte de la actual Cataluña tras la caída del
reino visigodo, aunque la transformación fonética es discutible. De igual modo, se
sugiere Gothoalania (país de godos y alanos) pese a no haber referencias de este
segundo pueblo en territorio catalán. Un historiador medieval, Pere Tomic, sugiere
la existencia hacia el siglo VIII de un caballero alemán llamado Otger Cathaló, al
que por sus gestas de conquista, Carlomagno dedicó su nombre a las tierras del sur
de los Pirineos. Esta teoría la recoge Pedro de Medina en su Libro de grandezas y
cosas memorables de España publicado en Sevilla en 1548.
Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, según interpretación
de Filippo Ariosto (1586)

Su padre, Antonio Agustín, fue vicecanciller de Aragón, consejero del rey Fernando
el Católico y del rey Carlos I, embajador ante el rey Luis XI de Francia y el papa
Julio II. Murió el 28 de marzo de 1523, y fue sepultado en un magnífico sepulcro de
mármol obra del famoso Alonso Berruguete, en la capilla de San Jerónimo del
Monasterio de la Iglesia basílica de Santa Engracia de Zaragoza. Doña Aldonza,
esposa de éste y madre de Antonio Agustín Albanell, murió en 1529.

Tuvo por maestro de gramática y humanidades a Juan de la Cuadra. En 1526 fue a


estudiar a la Universidad de Alcalá, en donde permaneció dos años, trasladándose
posteriormente a la Universidad de Salamanca, donde estudió otros siete.

A fines de 1535 pasó a estudiar Jurisprudencia en la Universidad de Bolonia, donde


fue alumno de Andrea Alciato. En octubre de 1537 se trasladó a la de Padua, donde
se dedicó al estudio de la lengua griega y el cultivo de las bellas letras bajo el
magisterio de Lázaro Bonamici. Permaneció en esta ciudad hasta últimos de julio de
1538.

El 4 de octubre del mismo año el cabildo de la Seo de Zaragoza lo presentó para una
beca de cánones en el Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles de Bolonia, en
el que fue admitido el 27 de enero de 1539. El 3 de junio de 1541 recibió el grado
de doctor en ambos Derechos, y permaneció en dicho Colegio hasta el 20 de octubre
de 1544. En su primera gran obra, Emendationum et opinionum libri IV, propuso la
tesis —hoy ampliamente aceptada— de que el manuscrito conocido como Littera
Florentina fue la fuente de todas las demás copias subsistentes del Digesto, con lo
cual puso en cuestión la autoridad del texto latino de las Pandectas.

Su carrera eclesiástica se inició en 1544 cuando fue nombrado para la Auditoría de


la Rota Romana correspondiente a la Corona de Aragón, a petición del Reino.

Posteriormente fue legado pontificio para arreglar las diferencias entre los reyes
de España y Francia. En 1555 el papa Julio III lo nombró nuncio apostólico y lo
envió a Inglaterra para dar el parabién a la reina María I y su esposo don Felipe,
futuro rey de España.

En 1556 fue nombrado Obispo de Alife (Alifano), en Nápoles, por el papa Pablo IV.
En 1558 fue legado del mismo papa ante Fernando I, Rey de Romanos. Visitador de
Sicilia nombrado por Felipe II el 19 de abril de 1559.

Tras el fallecimiento del obispo de Lérida fue presentado por el rey Felipe II para
esta mitra, a la que fue promovido el 13 de octubre de 1561. Asistió también a las
sesiones de la última etapa del Concilio de Trento, en donde manifestó su gran
sabiduría, prudencia y celo por el bien de la Iglesia, y fue uno de los diputados
de la Junta particular que tuvo el encargo de formar el decreto de residencia.
Junto con Diego de Covarrubias redactó el decreto de observancia de los acuerdos
adoptados en el concilio.

El 30 de octubre de 1576 fue elegido arzobispo de Tarragona y confirmado por


Gregorio XIII. Tomó posesión de esta sede metropolitana el 10 de marzo de 1577.
Durante su pontificado celebró tres concilios provinciales y mandó labrar a sus
expensas en la Iglesia Metropolitana una insigne capilla dedicada al Santísimo
Sacramento.

Participó en la edición del Corpus Iuris Canonici, compilación del Derecho canónico
mandada publicar para uso oficial por el papa Gregorio XIII en 1580, y que
constituyó la base de estudio y aplicación de este ordenamiento hasta la
promulgación del primer Código de Derecho Canónico en 1917.

Murió el 31 de mayo de 1586 y está enterrado en la Capilla del Santísimo Sacramento


de la catedral de Tarragona, que él mismo había ordenado construir.

Eminente polígrafo, entre las disciplinas que cultivó se cuentan la filología, la


historia y el Derecho. Como humanista dominó el latín y el griego. También compuso
poesía. Su interés por las antigüedades lo encaminó a aficionarse a la numismática,
la epigrafía, la heráldica y los emblemas; todo ello redundó en amplios
conocimientos de historia antigua y medieval. Fue Antonio Agustín quien inició en
España el estudio científico de áreas como la numismática y la epigrafía clásica.

De enorme interés es su correspondencia epistolar con Jerónimo Zurita, que da


noticias de la recepción de la literatura italiana en Aragón. Escribió sus cartas
en un latín de raigambre ciceroniana y en italiano, además de en castellano. Leyó
en varios idiomas, desde el griego hasta el catalán, aunque su obra escrita está
íntegramente en latín, excepto sus Diálogos de medallas, inscripciones y otras
antigüedades (Tarragona, 1587) y Diálogos de las Armas y linajes de la nobleza de
España, obra publicada por Mayáns en el siglo XVIII; ambas obras compuestas en
castellano.

Entre sus obras en latín destacan Emendationes (Venecia, 1543, escrita en Bolonia),
Varron (Roma, 1557) y Alveolus (escrito hacia 1554 en Roma), un códice con apuntes
relativos a la poesía, la retórica, la paremiología o la teología; una miscelánea
de amplia erudición que muestra su dominio del latín, el italiano y el castellano.

Entre sus conocimientos se encuentran la arqueología, jurisprudencia, estudios


canónicos, humanidades y filología y estableció una clasificación de la heráldica,
numismática y epigrafía.

Otra propuesta sugiere que por las necesidades defensivas de la Marca se levantaron
muchas fortificaciones. Sus guardas eran los castellanos que en el bajo latín
medieval tomaría el nombre de castlanus de cuya voz surgen las formas catalanas
castlà, catlà y carlà.21 De estas formas, los extranjeros que pasaban por sus
tierras habrían comenzado a nombrar así a los habitantes y su territorio (català >
Catalonia, Catalaunia), por lo que Cataluña significaría «tierra de castillos».22
Sin embargo, esta explicación ha sido cuestionada por dificultades fonéticas.
Autores modernos como Ronjat (Grammaire historique des parlers provençaux modernes)
y Grammont (Sur la métathèse) defienden que el topónimo procede de una alteración
de la latina referida a los lacetanos (LACETANI). La transformación se daría por
metátesis entre la -l y la -c: lacetanos > catelanos > catelans.23 Este proceso
debió darse entre las capas populares y en tiempos remotos, previos a cualquier
influencia erudita. Actualmente, esta etimología y la referida a los godos son las
más extendidas. Además de las comentadas hay aún más propuestas etimológicas menos
conocidas. Por ejemplo, tanto catalán como castellano podrían derivar de una fusión
de las palabras góticas guta y athala,24 con el significado de «noble godo», o
«hidalgo godo». En este sentido, Otger Cathaló podría ser Otger el noble godo.

En 1640, Gaspar de Guzmán y Pimentel, el conde-duque de Olivares, lo nombró virrey


de Cataluña y jefe del ejército de Felipe IV de España que penetró para
recuperarla, contra las instituciones catalanas encabezadas por el presidente de la
Generalidad Pau Claris en 1641 (Guerra de los Segadores o de Separación de
Cataluña), que habían buscado el apoyo militar y político de la monarquía francesa.
El ejército castellano, con numerosas tropas auxiliares de otras nacionalidades
(portugueses, italianos, etc.), después de avanzar con éxito de Tortosa a Tarragona
y reprimir la resistencia con actos de crueldad, fue derrotado en el intento de
asedio de la ciudad de Barcelona y la Batalla de Montjuic el 26 de enero de 1641,
derrota que le costó la destitución, siendo sucedido por Federico Colonna.

Enviado del embajador en Roma, fue nombrado virrey de Sicilia en 1644, donde tuvo
que reprimir la revuelta de Giuseppe d'Alessi en 1647.

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