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María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga1 (Anglès, Gerona, España, 16 de

diciembre de 1908 – Ciudad de México, 8 de octubre de 1963), conocida como Remedios


Varo, fue una pintora surrealista, escritora y artista gráfica española.

Fue una de las primeras mujeres que estudiaron en la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando de Madrid. En 1932 se estableció en Barcelona, donde trabajó como
diseñadora publicitaria, sumándose al grupo surrealista catalán Logicofobista. En
1937 viajó a París junto al poeta surrealista francés Benjamin Péret y en 1941, con
la llegada de los nazis a la capital francesa, se exilió a México. Nunca regresó a
España.

La obra de Varo evoca un mundo surgido de su imaginación donde se mezcla lo


científico, lo místico, lo esotérico y lo mágico.

Contrariamente a lo que se cree y da por sentado, Remedios Varo nunca adquirió la


nacionalidad mexicana, conservando su nacionalidad española, aunque jamás quiso
regresar a su tierra natal, a diferencia de su amiga Leonora Carrington quien sí se
nacionalizó.23

Anthony Collins definió el librepensamiento como un intento de juzgar una


proposición según el peso de la evidencia; pero su libro fue interpretado como un
ataque a los principios fundamentales del cristianismo. Desde ese día, el término
librepensador quedó asociado popularmente al escepticismo, el descreimiento, falta
de fe o infidelidad e incluso al ateísmo, aunque el librepensador actual no rechaza
necesariamente el cristianismo, sino más bien intenta explicarlo.

El término se usó generalmente para definir a los numerosos filósofos franceses


ilustrados del siglo XVII y actualmente se asocia la palabra librepensamiento a los
términos escepticismo y laicismo. Sin embargo, una definición precisa hay que
buscarla en el origen histórico del pensamiento revolucionario que dio origen a
movimientos como el Renacimiento, el Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la
Revolución francesa. Pero con el surgimiento de nuevas ideas filosóficas también se
fueron desarrollando nuevas y diferentes maneras de manejar el concepto de
librepensador. En 1875, el poeta simbolista Louis Ménard escribió su Catéchisme
religieux des Libres-penseurs,

El término librepensamiento a partir de la Ilustración define una actitud


filosófica consistente en rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra
clase, y confiar en la razón para distinguir lo verdadero de lo falso en un clima
de tolerancia y diálogo. En su ensayo La ética de las convicciones, el matemático
británico del siglo XIX y filósofo William Kingdon Clifford (1845-1879) escribió:
«Es un error siempre, en todas partes, y para cualquier persona, creer cualquier
cosa con insuficiencia de pruebas». Clifford dio un fuerte impulso al movimiento
promoviendo el Congreso de librepensadores celebrado en 1878 y en años sucesivos y
se puede decir que en la segunda mitad del siglo XIX fue un movimiento muy pujante,
aunque minoritario.

Nació en Goddelau, cerca de Darmstadt, Hesse-Darmstadt, primogénito del médico


Ernst Büchner y de Caroline Reuss. Asistió al colegio privado del Dr. Karl
Weiterhausen de 1822 a 1825 y cursó estudios secundarios en el instituto Ludwig
Georg de Darmstadt, donde se especializó en ciencias y en lenguas modernas
(francés, italiano e inglés).

La familia Büchner habían educado a sus hijos en un ambiente en el que predominaba


el gusto por las ciencias, la literatura y la cultura en general. El doctor Ernst
Büchner, padre de Georg, había sido cirujano castrense de los ejércitos
napoleónicos durante cinco años, antes de ser médico en Goddelau. Químico
industrial de renombre, fue el inventor de varias herramientas científicas, como el
embudo Büchner. Su admiración por la figura de Napoleón y su interés por todo lo
relacionado con la cultura francesa tuvo sin duda su influencia en el hijo. Ernst
Büchner, que era ateo, suscitó el interés de sus dos hijos, Ludwig y Georg, por la
ciencia y una visión materialista de la realidad.

Su madre, Caroline Reuss, que pertenecía a una familia de altos funcionarios de


Pirmasens, en un pequeño distrito anexionado a Francia de 1793 a 1814, también
contribuyó al desarrollo del talento creativo de Georg con su enorme afición a la
literatura. Fue ella quien le educó hasta los nueve años.
Casa de la familia Büchner en Goddelau.

La primera muestra del pensamiento del joven Georg Büchner —a los 17 años— la
tenemos en un ejercicio escolar: su defensa del suicidio de Catón de Útica. El eje
de su argumentación es la idea de que la vida no es un mero lugar de tránsito hacia
un paraíso post mortem, sino un fin en sí misma. En 1828 se interesa por la
política y forma un círculo de aficionados a William Shakespeare que probablemente
será el núcleo de la futura Gesellschaft für Menschenrechte ("Sociedad para los
derechos del hombre") que fundará unos años más tarde.

En 1789 Babeuf perfiló sus ideas en el Discurso preliminar al Catastro perpetuo en


el que realizó una crítica de la organización de la sociedad y de la propiedad
—«las leyes sociales han proporcionado los medios a la intriga, la astucia y la
habilidad para apoderarse sagazmente de las propiedades comunes»—, y propuso la
aprobación de una ley agraria que impidiera al propietario vender sus bienes y le
obligara a devolverlos a la comunidad cuando muriera, produciéndose entonces un
nuevo reparto de la tierra a razón de once fanegas por heredad.5 La obra llevaba
por subtítulo: Demostración de los métodos convenientes, para garantizar los
principios de la base y la distribución justos y permanentes y de la percepción
fácil de una única contribución tanto sobre las posesiones territoriales como sobre
las rentas personales. Allí decía:

La tierra, madre común, no puede ser partida más que para toda la vida, y cada
parte convertida en intraspasable, de modo que el patrimonio individual de cada
ciudadano hubiese podido estar siempre asegurado y ser imperdible

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