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La vida de Kant tiene como telón de fondo el desarrollo y despliegue del denominado
despotismo ilustrado. En el Bloque V se delimitó el sentido de su significación de
“ilustrado”; el término ilustrado designa un proceso de racionalización y de
secularización consistente en la invención de una burocracia estatal destinada a
consolidar un poder autártico. En este sentido, el primer hito importante del
despotismo ilustrado alemán es la creación de un ejército permanente, este dispositivo
de subordinación territorial activa y da inicio a una lógica de unificación territorial,
cuyas características pueden relacionarse con la forma en que la cultura intelectual del
siglo XVIII, en particular, la filosofía kantiana entiende la actividad y función de
unificación de la razón, aun cuando no hagamos de la filosofía kantiana un pensamiento
complaciente con el poder estatuido.
La filosofía es siempre un lugar de disidencia respecto de su propio contexto, pero esta
independencia no vuelve a las filosofías sordas y mudas respecto de las experiencias
sociales en las que están insertan.
En este bloque se analizará el proyecto kantiano de construcción de la metafísica como
ciencia, que es en el campo del conocimiento, un proyecto de unificación y de unidad,
en la medida en que la metafísica es un campo de disputas. La obra de referencia es la
Critíca de la Razón Pura.
En la primera parte de esta clase se expondrán elementos sustantivos del despotismo en
general como del contexto de la vida del filósofo, en la segunda parte, se presentará el
proyecto kantiano a partir del comentario del prólogo de 1787.
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adelante la creación de dispositivos de subordinación, y de una economía que también
requiere de mecanismos también subordinantes, para la potenciación de sus riquezas,
como lo es el programa de colonización interna de protestantes.
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Las autoridades provinciales son especialmente constituidas con el único fin de
reunir y subordinar los elementos de este espacio disperso de dominios estamentales que
la componían: su destino se cifra en ser un eslabón de esta cadena de mandos. Como
muy bien lo describe Foucault en Vigilar y Castigar1 cada posición de autoridad no es
sino una posición de obediencia en tanto y en cuanto sólo cumple las órdenes emanadas
del poder central. Las provincias funcionan de manera colegiada reuniendo en sí todas
las funciones administrativas, desde las gubernamentales hasta las judiciales; el
organismo que se corresponde con este funcionamiento colegiado de funcionarios es la
Cámara Provincial de Guerra y Dominios.
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En Vigilar y Castigar, Foucault (1989)[1976] desarrolla una etnografía del espacio social de principios
del siglo XVIII. Allí desarrolla el concepto de disciplina como un articulador de la sociedad en dicho
periodo, destaca precisamente que la disciplina es una relación de poder caracterizada por la
inmovilización política de los individuos a través de dispositivos de aislamiento, cuyo efecto es
neutralizar o impedir las posibles relaciones de solidaridad que pudieran surgir entre ellos.
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configuración de un orden, a la vez que conjuran los peligros que entrañan aquellos
elementos dispersos.
Los años 1740 y 1786, constituyen los años de reinado de Federico II, El
Grande, denominado “rey filósofo”, periodo coincidente con el desarrollo de la filosofía
trascendental kantiana. Las palabras de Kant confirman aquella apreciación
generalizada en el campo intelectual de la época: “¿vivimos ahora en una época
ilustrada?, responderíamos que no, pero sí en una época de ilustración, todavía falta
mucho para que la totalidad de los hombres, en su actual condición, sean capaces o
estén en posición de servirse bien y con seguridad del propio entendimiento, sin acudir a
la guía de otro en materia de religión. Sin embargo, ahora tienen campo abierto para
trabajar (…) nuestro tiempo es la época de la ilustración o el siglo de Federico. Un
príncipe que no encuentra indigno de sí declarar como no prescribir nada a los hombres
en cuestiones de religión, sino que los deja en plena libertad y que, por lo tanto, rechaza,
el pretencioso nombre de Tolerancia, es un príncipe ilustrado”. (Kant, 2007:18-28
[1783])
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En el texto kantiano arriba citado, puede leerse una valoración en lo referente a
la libertad religiosa del reinado de Federico II: se destaca que el monarca demuestra sus
principios no a través del discurso, sino en la práctica; y en efecto, al igual que su padre,
tolera las confesiones en tanto y en cuanto la población obedece. Federico II acoge a los
jesuitas perseguidos por toda la Europa católica en el marco de una profundización de la
política de colonización interna destinada a la producción de riquezas, la cifra de
colonos llega a 300.000.
Kant nace en Köningsber, fue el cuarto hijo de Johan G Kant y Anna Regina Su
padre fue maestro talabartero, y su madre, hija también de talabarteros. Köningsber es
una ciudad perteneciente a la Prusia oriental, ocupada por los rusos entre 1758-1762 y
recuperada por Federico el Grande tras el final de la guerra de Los Siete Años. Es una
ciudad militarizada, socialmente estratificada y convertida en un importante centro
comercial, a raíz de las políticas proteccionistas de Federico II.
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Richard Brand (2001) destaca que es una ciudad relativamente pobre en
producción industrial y cultural, que a diferencia de Holanda, Edimburgo, Glasgow,
Paris, Nápole, no acunó una “sociedad de lectura” capaz de tomar algún riesgo político
(60), como si lo fueron – por ejemplo- los circuitos clandestinos holandeses. El
desarrollo del comercio habilitó sí lazos culturales con importantes ciudades alemanas y
del exterior como Lisboa, Holanda, Inglaterra. Este último había ayudado a la
monarquía a recuperar Prusia, así como también aportó tecnologías y trabajadores
especializados, para ciertas áreas del desarrollo industrial. Las librerías conforman una
red importante de información literaria de las clases ilustradas de Könnigsber, Granja
Castro (2004) plantea la existencia de una cierta anglofilia por parte de Kant, una
amplia producción literaria inglesa es citada por el filósofo en su Antropología como
Fielding, Swift, Pope, Johnson, Chesterfield, Adam Smith, y como se leerá en los
prólogos de la Crítica, Locke y Hume son invocados, reconocidos a la hora de demarcar
su proyecto gnoseológico.
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El campo intelectual de Königsber no escribe sobre economía, ni sobre la
división social del trabajo, ni sobre el interés. Esta intelectualidad vive en una sociedad
que conserva la estratificación de la sociedad estamentaria: Según Brandt, no hay
registros de movimientos de sublevación, ni de transformación material alguna, que
haya demandado movilidad y conflictividad social. Quizá, y atentos a lo que se ha
expuesto más arriba sobre las lógicas propias de construcción de la unidad territorial por
parte del despotismo ilustrado, podría afirmarse que la ausencia de conflictividad social
se debe a que en las sociedades alemanas ha calado fuertemente la disciplina,
consistente en desapoderar, aislar y cortar las antiguas relaciones de reciprocidad.
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de 1775 recoge esos años de preparación que desembocarán en la Crítica de la Razón
Pura. (XIII)
Conclusión
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Bibliografía
Piché, C, Direc, (2002) Années 1781-1801, Kant, Critique de la raison pure, Paris:
JVrin.
Foucault, Michel (2006) [1978] Seguridad, territorio, población, trad. Horacio Pons,
Buenos Aires: FCE.
Ruiz Rodríguez, José (1995) “La Europa Central. El Despotismo Ilustrado en Prusia y
Austria”, en Floristán Alfredo (coord), Historia Moderna Universal. Barcelona.
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En su presentación, el filósofo retoma el sentido y la tarea de la crítica –ya
expuesta en la edición de 1781- consistente ahora en indagar el camino que conduce a
la ciencia. La preocupación es la metafísica, cuyos objetos son de interés para la
humanidad. La cientificidad alude a la necesidad de construir unanimidad en temas
cruciales para la cultura. Si los conocimientos del dominio de la razón no pueden
constituirse en ciencia, entonces debe abandonar aquello que entorpece dicho
propósito. Kant sostiene que constituye un mérito de la razón averiguar dicho camino,
dentro de lo posible, aun a costa de abandonar como inútil algo que se hallaba contenido
en el fin adoptado anteriormente sin reflexión.
2. ¿Cuáles son los saberes que nos muestran el camino de la ciencia y cuáles no?
Kant examina la lógica, por haber sido un saber que se presta a un uso
engañoso. En efecto, en contraposición al racionalismo cartesiano y la tradición que
inaugura, el filósofo observa que la lógica no es la disciplina adecuada para mostrarnos
el camino hacia la ciencia. Si bien ella cumple con los criterios anteriormente expuestos,
sus contenidos se reducen a ser solo las reglas formales del pensamiento, sea este puro u
empírico. Su éxito – en cuanto a la unanimidad que presenta- se debe a su propia
limitación: Naturalmente es mucho más difícil – sostiene Kant- para la razón, cuando
no tiene que tratar de sí misma, sino también de sus objetos (cf. BIX).
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elementos puros y no condicionados, por oposición a los elementos provenientes de la
experiencia, como podría ser la costumbre, en clave humeana.
Los saberes que muestran el camino seguro de la ciencia son aquellos que
pueden exponer los elementos que son puros y determinantes en la relación del
conocimiento, la matemática es uno de los casos: en la demostración del triángulo
equilátero /isósceles se advirtió – señala Kant- que las propiedades del triángulo no
debían obtenerse de lo que se veía en la figura o en su mero concepto , sino, extraerlas
a priori, por medio de lo que “él mismo pensaba y exponía (por construcción) en
conceptos, es decir que el conocimiento matemático, en particular la demostración del
triángulo equilátero/isósceles extrae las propiedades de lo que el sujeto mismo pone en
aquel proceso de conocimiento. La “Analítica de los principios” expone el
procedimiento matemático que está en la base de la construcción de los conceptos
propios de la matemática y del conocimiento científico en general.
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principios”. Ellos son en su conjunto las leyes máximas de la naturaleza. Pensados los
principios como las preguntas de un juez, podrían describirse como los actos por los
cuales la razón dota de voz a lo otro, a lo dado. El experimento es precisamente ese
plan previo de preguntas. Sin ese bosquejo, no habría naturaleza, si quiera habría “lo
dado”: “la razón debe abordar la naturaleza llevando en una mano los principios según
los cuales deben considerarse como leyes, los fenómenos concordantes, y en la otra el
experimento que ella haya proyectado a la luz de tales principios” (BXIII)
3. El problema de la metafísica
¿Alcanza con afirmar que no puede tomar el camino de la ciencia porque sus
conceptos no tienen nada que determinar? ¿Es acaso imposible?
¿Qué pocos motivos tenemos para confiar en la razón, si, ante uno de los campos
más importantes de nuestro anhelo de saber, no sólo nos abandona, sino que nos
entretiene con pretextos vanos y, al final nos engaña?
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A diferencia del empirismo de Locke y Hume, Kant piensa que la metafísica
debe encaminarse hacia la ciencia; si no se hace el intento, la razón pierde toda su
legitimidad. Por lo tanto, la medida fundamental que debe tomarse es un cambio en el
método.
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La estética trascendental y la lógica trascendental exponen los elementos a priori
del conocimiento y también la necesidad de complementariedad entre las fuentes de la
recepción (intuición) y de la espontaneidad (entendimiento) en la producción del
conocimiento. La experiencia posible alude a una ley que no debe quebrarse, como sí lo
hace la metafísica cuando valiéndose de la lógica produce una apariencia, una
ensoñación. La ley de la experiencia posible enuncia que los conceptos del
entendimiento solo deben estar referidos a los fenómenos, a lo que se me presenta
espacio-temporalmente.
En estos pasajes Kant vincula la tarea crítica con la policía, con el poder del
estado, este limita con el fin de liberar, pone freno a la violencia de lxs ciudadanos, para
que cada unx pueda atender a sus asuntos con tranquilidad y seguridad (BXXV)
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Por lo tanto a la luz de esta prueba, afirma el filósofo, ha resultado que el
conocimiento a priori sólo se refiere a los fenómenos, a lo presentado espacio-
temporalmente, y que deja “la cosa en si” como no conocida por nosotros, a pesar de
ser real por sí misma: pues lo que nos impulsa a traspasar los límites de la experiencia
posible es – por ejemplo- lo incondicionado mismo, que la razón necesaria y
justificadamente exige a todo lo que de condicionado hay en las cosas en sí, reclamando
de esa forma la serie completa de las condiciones. La pregunta por lo incondicionado es
la pregunta por el por qué, indagación que nunca cesa y nos impulsa a este traspaso.
Nótese que Kant afirma que la idea de lo incondicionado es lo que nos impulsa a
traspasar los límites de la experiencia posible (cf., BXX) ¿cómo interpretarlo? Esta
pregunta excede los temas de la cátedra, sin embargo puede anticiparse que ese impulso
de ir más allá de la experiencia posible hacia la búsqueda de un último por qué nos
libera de quedarnos circunscriptos en el dominio de lo empírico, o mejor dicho nos
libera de censurarnos en relación con temas y problemas que son caros a la razón, por
cuanto tienen implicancias morales, sociales y políticas.
A la luz de esta edición, la crítica aguarda la utilidad social de poner fin “al
materialismo, al fatalismo, al ateísmo, al descreimiento de los librepensadores, al
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fanatismo y a la superstición” (XXXIV) Lo social en estos pasajes se refiere al público
de lectorxs, al ejercicio de la ciudadanía en la universidad. En este contexto, la crítica
trabaja por la búsqueda de una posición contra el escepticismo y el idealismo, ambas
formas cubre tanto a la tradición empirista como a la racionalista, en la medida en que
ambas coincidieron en proceder de un modo dogmático, en afirmaciones por la que
fueron más allá de la experiencia posible. El peligro de estas formas de dogmatismo es
la dispersión del campo de la metafísica.
Conclusión
Bibliografía
Kant, I, ( 2009 [1781- 1787]]) Crítica de la Razón Pura, Trad. Mario Caími, edición
bilingüe, México: FCE. (Prólogo a la 1ra edición y Prólogo a la 2da edición)
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Clase nro 3 de resolución de consigna, exponga el significado de la voz “crítica”
tomando como referencia los prólogos de 1781 y 1787, en aras a determinar el sentido
filosófico que adquiere el término dentro del proyecto gnoseológico de 1781-1787.
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