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Que la sentencia es un silogismo, es una doctrina que ha sido rebatida pues en cuanto operación
lógica, reviste una complejidad mucho mayor que la doctrina tradicional suponía. A pesar de ello,
la opinión mayoritaria insiste en indicar que la sentencia es un silogismo o que está constituida por
una serie de silogismos; Sin embargo, lo que, si es cierto y tampoco se puede negar, es que el juez
desarrolla una actividad intelectiva y ellos nos ha llevado a vestirle con el ropaje del silogismo, aun
cuando es más complicado que esto.
Tampoco se puede negar que el juez cuando dicta sentencia aplica el derecho objetivo al caso
concreto, acogiendo o rechazando las(s) pretensión(es) que se han planteado; pero esa voluntad
que se manifiesta en la sentencia no es la voluntad del juez o tribunal que la dictó, sino del Estado
al cual representa pues la ley es manifestación del Estado.
Por otra parte pareciera que el deslinde entre los hechos y el derecho fuera una tarea fácil, lo cual
no es cierto, pues no es posible deslindar radicalmente la ‘’quaestio facti´´ y la ‘’quaestio iuris´´. Al
interpretar la ´’quaestio facti´´ muchas veces se realiza una operación de valoración jurídica. Lo
mismo sucede cuando se interpretan las normas, ya que deben tomarse en cuenta los hechos.
Vemos así que la escisión entre los hechos y las normas nunca se da por completo, ya que los
hechos son tenidos en cuenta desde el punto de vista de las normas.
No debe olvidarse que la sentencia constituye un acto mental indiviso. Lo cierto es que opera
sobre la realidad absolutamente distinta en su esencia a la ley: sobre la pretensión de una parte; y
que esta especifica realidad es la que explica, puesto que la esencia de la sentencia la constituye,
en definitiva, al ser la actuación o la denegación de la actuación de una pretensión de
conocimiento. Obviamente al pronunciarse sobre la actuación o denegación de la pretensión
formulada, ello constituye una voluntad, no del juez o tribunal sino de la ley. Por lo que podemos
concluir que la sentencia como acto procesal del órgano jurisdiccional que termina un proceso,
está constituido por el elemento intelectivo que realiza el juez para arribar a una conclusión y el
volitivo plasmado en la sentencia.