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CARLOS ALBERTO MANRIQUE TOCAREMA

NOCIONES GENERALES SOBRE LA COSA JUZGADA

Una vez superada la distinción entre cosa juzgada formal y preclusión, conviene
delimitar su concepto y explicar algunas de las características más notables de ellas. Se
entiende por cosa juzgada formal aquella decisión jurisdiccional que no admite recurso
ordinario ni extraordinario dentro del proceso, habiendo superado toda la fase de los
recursos, bien sea por agotados, por su renuncia, o por haber sido denegados.
Tiene como principal característica la inimpugnabilidad de la decisión acaecida en
juicio. De tal manera que se puede entender a la cosa juzgada formal como una preclusión
de las impugnaciones, teniendo como efecto la obstrucción de un ulterior examen de los
puntos en controversia ya decididos, explícita o implícitamente, y no impide que se llegue a
una decisión distinta sobre la base de las pretensiones expuestas en juicio.
La cosa juzgada formal supone una subordinación de orden estrictamente
procedimental, en tanto el Juez y las partes deben acatar lo resuelto en ese mismo proceso,
idea que no supone la vinculación material del fallo sobre el fondo del asunto, en tanto éste
puede ser revisado en un juicio posterior. Un ejemplo nos lleva a considerar el fallo
acaecido sobre temas relativos a falta de jurisdicción o de competencia del órgano
jurisdiccional, falta de capacidad de las partes ilegitimidad de personería-, falta de acción,
entre otras de igual índole, que si bien producen cosa juzgada, es del tipo formal puesto que
el órgano jurisdiccional no se pronunció sobre el fondo del asunto, sino meramente a vicios
en los presupuestos necesarios para la continuidad del juicio; provocándose por ello la
extinción de la acción intentada pero no de la pretensión o del derecho mismo.
En definitiva, si dichas resoluciones, por la razón señalada, no resuelven nada sobre
el fondo del conflicto, la adquisición de la firmeza por parte de las mismas no debe impedir
que en el futuro pueda volver a plantearse la cuestión una vez superados el óbice procesal
de que se tratase, ni debe tampoco producir dicho pronunciamiento meramente procesal
vinculación alguna en relaciones jurídicas futuras.
Otro supuesto sobre cosa juzgada formal susceptible de mutación lo constituyen las
famosas sentencias acaecidas en la mal llamada jurisdicción voluntaria, puesto que en la
jurisdicción contenciosa, la jurisdicción se ejerce inter nolentes, esto es, entre personas que
tienen que acudir a juicio en contra de su voluntad por no hallarse de acuerdo sobre sus
pretensiones respectivas, mientras que la jurisdicción voluntaria o inter volentes se ejerce
entre personas que están de acuerdo sobre el acto que ejecutan o a solicitud de una persona
a quién importa la práctica de algún acto en cuya contradicción no aparece –
aparentemente-, un interés de tercero.
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La cosa juzgada en materia civil
En la opinión de CHIOVENDA la resolución de jurisdicción voluntaria por sí no
produce cosa juzgada, por lo que, en este campo, la falta de reclamación no hace definitiva
la resolución de la autoridad inferior.” Dicha opinión encuentra apoyo en DE LA PLAZA y
PRIETO-CASTRO, quienes consideran que no existe en la jurisdicción voluntaria ni la
invariabilidad de las resoluciones, ni, por ende, la fuerza de la cosa juzgada.
A diferencia de la cosa juzgada formal, que tiene efectos internos sobre el
procedimiento, la cosa juzgada material está referida al exterior de un proceso ya
terminado. En palabras de FAIRÉN GUILLÉN la vinculación que produce en otro proceso
la parte dispositiva de la primera sentencia es la exclusión –teórica- de la posibilidad de
volver a tratar y a decidir sobre el mismo asunto con firmeza (efecto negativo) y en su caso,
si el segundo proceso igual se produjere, condicionado por el primero de modo inexcusable,
la segunda sentencia deberá ser acorde con la primera sentencia, cumpliendo así con el
efecto positivo de la cosa juzgada.
La característica principal de la cosa juzgada material es su inmutabilidad,
condición que imposibilita, a priori, que la decisión jurisdiccional contenida en ella sea
modificada. Asimismo, dicha inmutabilidad difiere de la propia eficacia que ésta posee, en
tanto, eficacia supone un límite temporal para su cumplimiento, esto es, llevar a cabo lo
ordenado por el Juez, conducta que nada evita que dicha resolución pueda ser
“transformada” en un juicio posterior.
En el decir de MONTERO AROCA uno de los elementos fundamentales
integradores del concepto de jurisdicción es el concepto de irrevocabilidad. La jurisdicción
actúa el derecho objetivo en el caso concreto de modo irrevocable, pero hay que añadir
inmediatamente que esa irrevocabilidad no corresponde a cualquier decisión del Estado,
sino únicamente a la que proviene de los órganos jurisdiccionales del mismo, siendo éstos
los únicos que resuelven con cosa juzgada.
De tal manera, nos dice MIGLIORE, RODOLFO PABLO “Existir cosa juzgada
significa así, con fuerza incomparable, no poder ir más allá, y la inadmisibilidad de
supuesto contrario alguno, es un presupuesto de la conclusión, que torna vano todo
logicismo que intente desconocerla…En una época remota, era inútil decir que la sentencia
era injusta. Lo afirmado en la sentencia no es meramente afirmado, sino que ha sido y es, y
esto, tan sólo por haberse sido afirmado. De aquí, no ya el vulgo sino también el
pensamiento doctrinario, pudo entender que la cosa juzgada era omnipotente y que podía
hacer de lo blanco negro, y de lo cuadrado, redondo.
De tal forma que lo que está en juego cuando se cuestiona la cosa juzgada es nada
menos que la esencia de la jurisdicción, por cuanto ésta tiene la última palabra en la
actuación del derecho objetivo en el caso concreto. En este sentido afirma COUTURE, La
cosa juzgada pertenece a la esencia de la jurisdicción. Si el acto no adquiere real o
eventualmente autoridad de cosa juzgada, no es jurisdiccional. No hay jurisdicción sin
autoridad de cosa juzgada.
No obstante lo anterior, en los tiempos que corren, aun cuando hablemos de la cosa
juzgada material, ésta no puede ser vista como una fuerza absoluta, su incontrovertibilidad
o inmutabilidad, es una cualidad que adquiere el contenido substancial al no poder
pretender la variación del contenido sino de manera excepcional cuando las circunstancias
fácticas o jurídicas que estaban presentes cuando se produjo el fallo hayan cambiado
drásticamente, aplicando, análogamente, la regla rebus sic stantibus, propia del derecho
privado, a las consecuencias procesales.
Asimismo, la cualidad de inmutabilidad de la sentencia, no debe entenderse en el
sentido de que en ningún caso pueda ya volverse a resolver, en otro juicio, la misma
cuestión decidida en el anterior. Para que esto suceda, es necesario que la parte interesada
haga valer la excepción de cosa juzgada.
Por lo tanto, a grandes rasgos, cabe distribuir en tres partes el estudio de esta figura
institucional: Naturaleza; Función y limites; Razón suficiente. Pero íntimamente ligados
con estos temas, deben analizarse los correspondientes a las figuras similares y conexas; a
los diferentes procedimientos; a los medios de aplicación, y a la trascendencia jurídica en
general. (Couture, op. cit. pág. 247 y sigs.)

BIBLIOGRAFIA
Chiovenda, José; Principios de Derecho Procesal Civil, Tomo I, Págs. 366-369, citado en
Abitia Arzapalo, José Alfonso; De la cosa juzgada en materia civil, México, 1959,
Pág. 165.
Fairén Guillén; Víctor; Doctrina General del Derecho Procesal: Hacia una teoría y ley
procesal general, Librería Bosch, Barcelona,
Montero Aroca, Juan; 1990. Pág. 517. Cosa Juzgada, Jurisdicción y Tutela Judicial; Revista
Derecho Privado y Constitución, Valencia, 1996, Pág. 256.
Migliore, Rodolfo Pablo; “Autoridad de la Cosa Juzgada”, Editorial Bibliográfica
Argentina, Buenos Aires, 1945, Pág. 9.
Couture, Eduardo; Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Tercera Edición (póstuma),
Editorial Depalma. Buenos Aires, 1993, Pág. 36.

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