Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estamos ante el grito ahogado de la naturaleza, vibra tan fuerte que retumba hasta la
última célula del corazón de los que han sentido el grito.
Entonces, fácilmente se puede creer que ante tal grito y la inminente autodestrucción
hay que buscar una solución. Sí, es cierto, pero se ha de proceder con profundidad, para poder
dar pasos muy firmes, la situación así lo requiere. Antes de abordar el problema, y tratar de
buscar soluciones inmediatas, lo prudente y más sabio aquí es saber cuál es el origen del
problema, cómo articular una solución universal para la totalidad diversa del planeta, una
sociedad a la que el capitalismo está tratando de homogeneizar. Además de profundizar
teóricamente es necesario encontrar modelos fácticos, donde poder vislumbrar pequeños
brotes de luz, para poder seguir el camino e ir intensificando esos focos luminosos, que
finalmente puedan arrojar claridad a la totalidad de la humanidad.
Tras habernos acercado al fondo teórico de lo que hoy concebimos como naturaleza,
una fuente inagotable e infinita de recursos que está al servicio de nuestro insaciable apetito
de riqueza y de conocimiento, cabe preguntarse: ¿Cuál debería ser el horizonte de acción
humana, una vez sentadas las coordenadas de dónde estamos actualmente?
Aunque la solución es clara, elaborar un nuevo modelo de conducta universal para con
el resto de los seres vivos y para con la Madre Tierra. Debemos profundizar en la cuestión de
precisamente esta universalidad, debido a que vivimos en un mundo plural donde miles de
culturas, con sus usos y costumbres, viven y tratan de convivir. Ello es problemático, a la vez
que se reconoce que la diversidad supone riqueza, si esta se articula en pos de un gesto
universalmente bueno. Si la humanidad se caracteriza por ser actualmente tan diversa hemos
de reconocer qué hay en lo mucho, que podamos reconocer como uno. La solución se puede
esbozar así: aunque seamos tan diferentes, hay algo que nos aúna, tenemos un enemigo
común, la amenaza a la tierra ya no son los meteoritos, sino, el hombre. Además de ello
también nos sabemos universalmente hospitalarios. Todo pueblo ha necesitado de unas
normas que articulen la convivencia y unos valores por encima de ello, que hagan una vida
buena, esto es universal. Estas dos cosas nos aúnan, sumado a ello, la virtud intrínseca de
cuidado que está en la base de la humanidad. Por tanto, se vislumbra una posible solución
universal, al problema, una serie de preceptos universalmente aceptados por todo pueblo, por
muy diferente que sea.
Sim embargo algo que parece tan universalmente alejado de nuestra realidad fáctica
es algo que ya está en marcha pues si observamos bien, podemos atisbar pequeños oasis de
bondad en el desierto de la actual humanidad. Los modelos económicos de biorregionalismo
se platean como verdaderas soluciones reales al problema de base, unos modelos donde se
prima el conocimiento y respeto por el entorno, clave la educación. La problemática estaría en
como articular múltiples biorregionalismos en naciones inmensamente diversas, pues si una
región es rica en minerales, otra puede serlo en combustibles, y otra en recursos alimentarios,
si cada una explota lo suyo con solemne respeto debería haber un intercambio, que beneficie a
la totalidad, no solo a unos pocos. Sin embargo, en Brasil ya se ha implantado tal modelo
donde podemos fijarnos.