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Introducción
Este artículo pretende precisamente mostrar alguna evidencia inicial de cómo el enfoque de
derechos, lejos de ser más de lo mismo (reivindicación de derechos, teoría constitucional o
derecho internacional de los derechos humanos), de convertirse en una moda académica (el
llamado mainstreaming) o de la práctica del tercer sector, puede constituir una herramienta
metodológica para la defensa de los derechos fundamentales.
**
Ex Defensor Adjunto a la Defensora del Pueblo para los Servicios Públicos y el Medio Ambiente (e) y
Profesor de políticas públicas, gestión pública y regulación en la Escuela de Gobierno de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
1
Recuerdo ahora algunos intentos en materia de Salud en la Facultad de Salud Pública de la Universidad
Peruana Cayetana Heredia, en agua y salud en los proyectos de Care Perú y algunos esfuerzos importantes de la
Cooperación Canadiense, entre los más importantes.
2
Aprobado por Resolución Defensorial Nº 16-2005-DP, del 26 de julio de 2005.
1 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
debate continuo. En el Perú, la figura del Ombudsman fue incorporada por la Constitución
Política de 1979, y la de 1993 le dio el rango de organismo constitucional autónomo.
Si bien el enfoque de derechos aparece como nuevo para las agencias de cooperación, el
discurso de los derechos tiene larga data. Bajo la forma de “reivindicación de derechos”, el
enfoque de derechos ha venido siendo un discurso permanente en países latinoamericanos
y en el África, donde se construyó una tendencia nacionalista y anticolonialista para ir
definiendo los límites a la dominación y el abuso. En este proceso, la construcción
constitucional ha sido importante para el reconocimiento de los derechos humanos a nivel
interno; y la elevación de los derechos y libertades humanas sobre la acción estatal,
reconocida como tendente al abuso y la prepotencia, ha sido una constante en los países en
desarrollo durante los noventa.
Como explica Cornwall4 es precisamente hasta los años noventa que “desarrollo” y
“derechos humanos” eran espacios diferenciados; el primero dominio de los economistas, y
el segundo de los abogados y activistas. La Declaración de Naciones Unidas sobre el
Derecho al Desarrollo de 1986 fue un hito importante en este tema aún cuando agudizó
algunos conflictos entre Norte y Sur.5 La Resolución 41/133 del 4 de diciembre de 1986, que
detallaba un plan para poner en práctica el derecho al desarrollo generó todavía más
conflictos por la carga ideológica que parecía contener. Así los países industrializados se
negaron a aceptarlo porque lo vieron como una imposición de un solo lado para la solución
de los problemas referentes a la deuda, eliminación de barreras comerciales, promoción de
la estabilidad monetaria y desarrollo científico y cooperación técnica.6
Fue con la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de Viena en 1993 que el principio
de indivisibilidad, interdependencia y naturaleza no jerárquica de los derechos se empezó a
expandir, aún cuando en Latinoamérica, y en especial en el Perú, el enfoque de derechos en
el desarrollo se mantuvo más marcado por los denominados derechos de primera
generación. Esto es explicable por la tendencia autoritaria de los gobiernos de turno que
hacía de la atención de estos derechos el asunto más urgente. Grandes ONGs como
Amnistía Internacional y las principales agencias de cooperación para el desarrollo como el
DFID, incorporaron el discurso de los derechos humanos con más fuerza recién hacia inicios
de los 2000.7 Los derechos económicos y sociales poco a poco fueron retomando su
3
Cfr. Celestine Nyamu-Musembi and Andrea Cornwall (2004) “What is the “rights-based approach” all about?
Perspectives from international development agencies.” IDS Working Paper 234 Brighton.
4
Andrea Cornwall (2002) Beneficiary, Customer, Citizen: Shifting Currents in Participation in Development.
Brighton: IDS.
5
Cfr. P. Alston, “Making Space for Human Rights: The Case of the Rights to Development” Harvard Human
Rights Yearbook, Vol. 1 (1988); Kéba M´Baye, “ Le droit au développement comme un droit de l´homme »,
Revue Internationale des droits de l´homme, vol. 5, (1972); Arjun Sengupta, « On the Theory and Practice of the
Right to Development”, Human Rights Quarterly, vol. 24 (2002).
6
Ian Brownlie (1989) “The human right to development”, Human Rights Unit Ocasional Paper November,
London: Commonwealth Secretariat. p.12
2 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
importancia, aunque ciertamente poniéndose mayor énfasis en su exigibilidad, recién hacia
fines de los noventa e inicios del 2000.
3 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
aparecen como relevantes tanto las políticas públicas y la regulación estatal como la
participación activa de la población. Es así que el enfoque de derechos permite la
transformación de la práctica del desarrollo de uno focalizado en la identificación y
satisfacción de necesidades a otro en el que las personas reconocen y reclaman derechos
recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero que excede el mero
mecanismo judicial o la espera sempiterna de recursos presupuestales.10
Asimismo, Julia Hausermann, del DFID, define el enfoque de derechos para el desarrollo
como uno que:
“pone a la gente primero y promueve un desarrollo centrado en el ser humano,
reconoce la dignidad inherente de cada ser humano sin distinción, reconoce y
promueve igualdad entre hombres y mujeres, promueve igualdad de oportunidades y
elección para todos, (…) promueve sistemas nacionales e internacionales basados
en la equidad económica, equidad en el acceso a los recursos públicos, y la justicia
social, y promueve respeto mutuo entre la gente.”12
Quizá la definición más conocida del enfoque de derechos para el desarrollo es la que da la
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos:
“Un enfoque de desarrollo basado en derechos es un marco conceptual para el
proceso de desarrollo humano que es normativamente basado en estándares
internacionales de derechos humanos y operacionalmente dirigida a promover y
proteger derechos humanos.”13
Como bien afirma Marks, un enfoque de desarrollo basado en derechos integra normas,
estándares, y principios del sistema de derecho internacional de derechos humanos, en los
planes, políticas y procesos de desarrollo.14
En resumen, podríamos decir que hay cinco elementos son centrales en el enfoque de
desarrollo basado en derechos:15
a. Vínculo expreso con los derechos humanos.
b. Principio de No discriminación atendiendo especialmente a los grupos más vulnerables.
c. Participación en los diversos niveles del proceso de toma de decisiones.
d. Empoderamiento de los sujetos, lo que permite la incorporación de una mirada desde los
actores, trasladando el foco de atención hacia los ciudadanos.
10
Cfr. Sophia Gruskin, Michael A. Grodin, George J. Annas, Stephen P. Marks (eds.) Perspectives on health and
human rights. New York – London: Routledge. 2005
11
The Human Rights Council of Australia, Inc., The Rights Way to Developmento: A Human Rights Approach to
Development Assistance. Sidney, Australia, 1995.
12
Julia Hausermann, A Human Rights Approach to Development. London: Rights and Humanity, 1998, p. 32.
13
Cfr. Urban, Jonsson, Human Rights Approach to Development Programming, Nairobi: UNICEF, 2003.
14
Stephen Marks “Human Rights in Development”. P. 102
15
Cfr. http://www.unhchr.ch/development/approaches-04.html; Stephen Marks “Human Rights in
Development”, p. 102.
4 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
e. Responsabilidad compartida de todos los actores involucrados repolitizando el discurso y
la práctica del desarrollo. Lo que en nuestro país implica, además, contemplar los
procesos de descentralización revalorando la esfera local como espacio más próximo
para la realización de derechos.
La Defensoría del Pueblo es una entidad que aparece como uno de los agentes importantes
en la incorporación del enfoque de derechos en la administración estatal. Expliquemos un
poco más esta relación.
La Defensoría del Pueblo es una órgano constitucional autónomo del Estado, que tiene un
mandato constitucional expreso de:
defensa de derechos constitucionales,
supervisión del cumplimiento de los deberes de la administración estatal, y
supervisión de la prestación de los servicios públicos a la comunidad.
En la experiencia del Defensor del Pueblo del Perú es claro que la atención de quejas
individuales o colectivas de los ciudadanos en contra de la administración estatal no es sino
una parte –importante pero sólo una parte- de las labores que realiza un ombudsman. A
partir de la recepción de quejas o de oficio –cuando es pertinente- el Defensor del Pueblo
identifica temas relevantes sobre los cuales realiza incidencia política. Es decir, el Defensor
del Pueblo propone en muchos casos cambios concretos en las políticas gubernamentales
más allá de la solución específica a cada una de las quejas recibidas. Demos algunos
ejemplos:
Con ocasión de las quejas por anticoncepción quirúrgica sin consentimiento a
mujeres, la Defensoría del Pueblo hizo propuestas concretas de modificación de
políticas de atención en salud. En algunos casos realizó propuestas de modificación
de reglamentos, directivas y metas de gestión del propio Ministerio de Salud, toda
vez que todas ellas afectaban o ponían en riesgo directa o indirectamente los
derechos de los ciudadanos.
El servicio militar obligatorio generaba situaciones de vulneración de derechos
ciudadanos, en especial a adolescentes y jóvenes de los estratos más bajos,
llegando incluso a afectarse su vida o su integridad física. Las propuestas de la
Defensoría del Pueblo y su insistencia mediática fueron especialmente relevantes
para lograr que el Congreso de la República modificara esta política de reclutamiento
que afectaba los derechos de los ciudadanos.
5 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
Las acciones afirmativas se traducen en algunos casos en cambios de políticas
concretas en la esfera gubernamental. El caso de las normas que obligan a
establecer mecanismos de acceso y eliminación de barreras arquitectónicas para las
personas con discapacidad ha sido igualmente relevante.
Así podríamos dar varios otros ejemplos en los que la acción defensorial no se reduce a la
atención de casos sino que incide en políticas gubernamentales que finalmente van a
redundar en una mejor performance de la administración estatal.
Toda vez que explicar este cambio en todos los servicios podría resultar demasiado
extenso, nos propondremos explicarlo a la luz del reciente Informe Defensorial No. 94,
titulado Ciudadanos sin agua: Análisis de un Derecho Vulnerado, aprobado a través de la
Resolución Defensorial No. 16-2005/DP, del 26 de julio de 2005.
6 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
3.1. La crisis del agua y la Defensoría del Pueblo
El 22 de marzo del 2005, Día Mundial del Agua, se dio inicio al Decenio Internacional para la
Acción “El agua, fuente de vida”.16 Si bien este no es el primer decenio dedicado al agua 17,
constituye un paso importante en la llamada de atención a gobiernos y ciudadanos sobre la
necesidad de una acción inmediata, concertada e integral para atender la crisis del agua.
En efecto, el agua es un elemento esencial para la vida. Se afirma que este planeta está
constituido en un 71% por agua; sin embargo, el 97.5% de los recursos hídricos mundiales
es agua salada, cuya conversión en potable es muy costosa. Asimismo, las principales
fuentes de agua para consumo humano se encuentran en lagos, ríos, aguas subterráneas,
pero constituyen un escaso 0.01% de toda el agua del planeta. Lo que es peor, está ubicada
lejos de las poblaciones humanas.18
La Defensoría del Pueblo no ha sido ajena a esta situación, por el contrario, desde que abrió
sus puertas en 1996 ha venido atendiendo numerosos reclamos en materia de agua y
saneamiento en cada una de sus oficinas defensoriales. Sólo en su primer periodo reportado
al Congreso de la República (1996-1998) alrededor del 10% de los reclamos recibidos
correspondieron a servicios públicos, siendo precisamente el de los servicios de
saneamiento uno de los más quejados. En los periodos siguientes, más del 30% de los
reclamos recibidos en servicios públicos ha correspondido al servicio de agua y
saneamiento. Y entre las empresas más quejadas a nivel nacional siempre han aparecido
las empresas de agua, tales como, SEDAPAL, EPS GRAU, EPS AYACUCHO, entre otras.19
En el año 2003, la Defensoría del Pueblo, a través de su Adjuntía para los Servicios
Públicos y el Medio Ambiente, incorporó una nueva forma de entender los servicios públicos
de saneamiento. El énfasis en los derechos humanos y el vínculo con el derecho a la salud,
la vida y la dignidad aparecieron como elementos fundamentales en el discurso y la acción
estratégica institucional. Fue en el 2004 cuando la Defensoría del Pueblo decidió enfatizar
como uno de los temas prioritarios el derecho a la salud, planteándose entre sus decisiones
estratégicas asumir una actitud más proactiva frente a los problemas que afectan a los
ciudadanos, acentuando su atención preferente por aquellos sectores más indefensos, que
en el país suelen ser los de mayor pobreza. Esta decisión reafirmaba la necesidad de insistir
en la importancia de atender el problema del agua potable y alcantarillado en el país, pero
exigía también replantear algunos problemas que el marco institucional, organizativo y
teórico presentaba sobre el tema.
16
Proclamado así por las Naciones Unidas a través de la Resolución A/RES/58/217, del 9 de febrero del 2004.
17
De 1981 a 1990 tuvo lugar la Década Internacional del Agua Potable y el Saneamiento.
18
Alternativa (2005) El Derecho Humano al Agua. Lima: Alternativa. p. 16
19
Cfr. Informes Anuales del Defensor del Pueblo al Congreso de la República.
7 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
En primer lugar, era necesario hacer concordante de manera más explícita la defensa de los
derechos de los usuarios, y en especial, en este enfoque, de aquellos que no son usuarios
del servicio. El salto de la noción de consumidor a ciudadano resultaba fundamental para la
atención del problema en todas sus dimensiones, lo que a su vez implicaba el
replanteamiento de la labor supervisora de los denominados servicios públicos a nivel
institucional.
En segundo lugar, era preciso contar con una aproximación más integral del problema de
agua potable y alcantarillado. Ir más allá del caso concreto, comprender el marco
institucional que afectaba la prestación del servicio, así como los problemas que impedían la
disponibilidad del mismo para sectores que aún no cuentan con dicho servicio. El énfasis,
por tanto, estaba en las políticas públicas del sector, en especial las de carácter regulatorio
nacional y local, tanto como en la gestión de las empresas prestadoras de los servicios de
saneamiento.
El Informe Defensorial No. 94, “Ciudadanos sin Agua: análisis de un derecho vulnerado”,
recoge de la doctrina y los instrumentos internacionales que el Perú ha suscrito la idea del
derecho al agua como derecho humano. En este aspecto, tres son los temas a rescatar de
manera inicial:
Asimismo, el inciso 1 del artículo 11º del Protocolo Adicional a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
“Protocolo de San Salvador”, establece que toda persona tiene derecho a vivir en un medio
ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos de los cuales el más básico es
precisamente el agua potable.
El informe añade que el párrafo 1 del artículo 11º del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Cultrales contiene una fórmula abierta de derechos que dimanan del
derecho a un nivel de vida adecuado, reconociéndose el derecho de toda persona a un nivel
de vida adecuado para sí y su familia, lo que incluye alimentación, vestido y vivienda
adecuados, y una mejora continua de las condiciones de su existencia. El informe precisa
con acierto que una vivienda no puede ser adecuada sin los servicios de saneamiento
básicos que haga compatible esta norma con las otras sobre salud antes mencionadas.
8 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
Pero la Defensoría del Pueblo recoge además las precisiones que el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas hace a través de las
Observaciones Generales Nº 6 (1995) y Nº 15 (2002) sobre el derecho humano al agua, el
mismo que queda definido como:
“el derecho de todos a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y
asequible para el uso personal y doméstico. Un abastecimiento adecuado de agua
salubre es necesario para evitar la muerte por deshidratación para reducir el riesgo de
las enfermedades relacionadas con el agua y para satisfacer las necesidades de
consumo y cocina, y las necesidades de higiene personal y doméstica.”
Finalmente, el informe recoge también del derecho internacional de los derechos humanos
las normas presentes en la convención sobre la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra la Mujer (art. 14º inciso 2), y la Convención sobre los Derechos del
Niño (art. 24º inciso 2) que exigen a los Estados Partes asegurar el derecho a gozar del
abastecimiento de agua salubre.
Pero la Defensoría del Pueblo no sólo cita los tratados internacionales relativos a los
derechos humanos de los que el Perú es parte, sino que aporta un análisis constitucional
sobre su incorporación en el derecho interno. Así, argumenta en base al artículo 3º, 55º y la
la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución de 1993 que las normas relativas
a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad
con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materaias ratificados por el Perú. En ese sentido, la
Defensoría del Pueblo entiende –siguiendo a la doctrina predominante- que los tratados y
acuerdos internacionales sobre derechos humanos tienen un rango constitucional.20
Sosa Sacio hizo por aquel entonces una interesante diferenciación entre:
“los contenidos implícitos, integrantes de ciertos derechos o dispositivos enunciados
en la Constitución, de otros derechos que se desprenden sólo de principios o fines
constitucionales y que no se encuentran contenidos en otro derecho fundamental.
Ambos se tratan de derechos implícitos, empero, los primeros son derechos
implícitos en otros derechos o enunciados constitucionales, y los segundos serían en
puridad derechos no enumerados, implícitos en la norma fundamental (en general),
20
Valga reconocer en aquel momento las discusiones electrónicas con Kantuta Vallenas sobre estos temas y el
derecho al agua en el contexto de su artículo: “El Derecho al agua y los pueblos indígenas: a propósito de una
sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Chile”. CAJ Perú, mayo, 2004.
http://www.cajpe.org.pe/Nuevoddhh/derechoagua.htm
21
STC 29 marzo de 2004. Caso Genaro Villegas Namuche; Exp. No. 008-2003-AI, STC 11 de noviembre del
2003. En el año 2000, Edgar Carpio publicó un interesante artículo sobre el tema titulado “El significado de la
cláusula de los derechos no enumerados”. Cuestiones Constitucionales. No. 3, julio-diciembre, 2000.
9 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
que pueden encontrar sustento en su articulado, pero tienen un contenido y
configuración propios.”22
Concluye la Defensoría del Pueblo que determinados derechos como la dignidad (artículo
1º), la vida, el libre desarrollo y el bienestar (artículo 2º inciso 1), a gozar de un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida (artículo 2º inciso 22), la salud, la del medio
familiar y de la comunidad (artículo 7º) entre otros derechos constitucionales, no se podrían
realizar sin la existencia de un derecho al agua. Así, por ejemplo, muchas enfermedades
tienen directa relación con la carencia de agua y saneamiento, como el cólera, la hepatitis, la
salmonelosis, las enfermedades diarreicas agudas, la parasitosis, fiebre tifoidea, hepatitis;
las mismas que suelen afectar con mayor dureza los sectores de mayor vulnerabilidad como
los niños, y las personas en pobreza y pobreza extrema.24 De esta manera, se puede
observar que los derechos no están leídos separadamente sino de manera integral, en el
entendido que lo que se busca es el desarrollo de los seres humanos, es decir, su bienestar
en convivencia feliz, democrática, y justa.
Cabe recordar que el Tribunal Constitucional, por aquel entonces, reconocía en su sentencia
de julio del 2005, el Derecho al Agua de los ciudadanos25:
“6. El agua constituye un elemento esencial para la salud básica y el desarrollo
de toda actividad económica, por lo que resulta vital para la supervivencia de todo
ser humano. Así, se ha comprobado que los servicios deficientes de agua y
saneamiento son la causa directa del deterioro de las condiciones de salud, así como
causa importante de enfermedades originadas en el medio ambiente.
7. Por ello, se reconoce en los ciudadanos el derecho al agua, que impone en los
estados los deberes de respetar, proteger y realizar tal derecho. El deber de respeto
supone que los estados aseguren que las actividades de sus instituciones, agencias
y representantes no interfieran con el acceso de las personas al agua; el deber de
protección frente a terceros manifiesta la implementación de medidas a fin de evitar
la contaminación y que aseguren el abastecimiento, la seguridad y la accesibilidad
del agua para la población; y el deber de realizar implica implementar políticas que
posibiliten progresivamente el acceso de la población al agua potable segura y a
instalaciones de saneamiento.”
22
Sosa Sacio, Juan Manuel. “Derechos no enumerados y nuevos derechos. Según la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Peruano”. Actualidad Jurídica. Tomo 126, mayo de 2004.
23
Recuerdo bien –cuando Juan Manuel escribía el artículo- las conversaciones que sostuvimos sobre la
necesidad de que el TC reconozca un derecho al agua en alguna de sus sentencias. Sosa Sacio, Juan Manuel.
Op.cit.
24
La aplicación de un modelo elaborado por Shi para el Banco Mundial al caso peruano permitió establecer que
aproximadamente 2100 fallecimientos de niños al año se podrían evitar si se aumentase la cobertura de agua
(urbana) de 83.6% a 90%; mientras que si se aumentase la cobertura de desagüe (urbana) de 75.3% a 85% e
podrían evitar aproximadamente 1,800 fallecimientos de niños al año. Vid. Shi, A. (2000) How access to urban
potable water and sewerage connections affect child mortality. Policy Research Working Paper Nº WPS 2274,
Banco Mundial.
25
STC del EXP. N.° 2064-2004-AA/TC del 4 de julio de 2005, párrafos 6 y 7.
10 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
c. La naturaleza operativa del contenido del derecho.
Uno de los elementos más interesantes de la incorporación del enfoque de derechos en los
servicios públicos es que los contenidos no se fijan en razón a su esencialidad filosófica, ni a
la exigibilidad judicial, sino en términos operativos. Así se considera que el contenido del
derecho humano al agua implica tanto la disponibilidad del recurso, la accesibilidad física y
económica, como la calidad del agua.
La disponibilidad del agua tiene que ver con la continuidad y la suficiente que debe haber en
el recurso para los distintos usos que este tenga en el consumo humano, la higiene y la
alimentación. Se trata de asegurar que el recurso hídrico se encuentre siempre disponible, y
por tanto, surge la obligación directa de todos los actores de cuidar del mismo asegurando
que este sea posible hoy y en el futuro.
La accesibilidad del agua tiene que ver con los aspectos físicos, es decir, siendo un bien
social y de evidente necesidad, debe encontrarse al alcance de la población; pero –
entendiendo que el agua potable es un bien económico pues tiene costos de captación,
tratamiento y distribución- también estos costos y cargos directos o indirectos asociados con
su abastecimiento no deben constituirse en una barrera para que los ciudadanos gocen del
derecho. La Observación General Nº 15 precisa aquí además –como dos dimensiones
adicionales- la de acceder al agua sin discriminación y contar con la información necesaria
sobre las cuestiones relativas al agua.
La calidad del agua tiene que ver con su composición, su cuidado ante la contaminación y
las características de su provisión. Se espera que el agua no sólo sea inocua sino también
que tenga un olor, sabor y color aceptables para su consumo.
26
Cfr. Rosalind Eyben (2004) “Donors, Rights-based Approaches and Implications for Global Citizenship: A
Case Study from Perú”. En: N. Kabeer (ed.) Meanings and Expressions of Citizenship, London: Zed Books;
Rosalind Eyben (2003) “internacional development organizations and rights based approaches”, presentation to
“Rights and Power” workshop, IDS, November: Rosalind Eyben and Ramanathan, U. (2002) “Rights-based
approaches to inclusive development: perspectives on the implications for DFID India”, mimeo.
27
Cfr. Amartya Sen, Development as Freedom. New York: Knopf, 1998.
11 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
Pero el enfoque de derechos, también aporta al desarrollo la posibilidad de superar los
análisis meramente utilitarios que focalizan la atención allí donde los recursos lleguen a
mayor población, aún cuando los problemas sean menos serios; o la mera búsqueda de
impacto cuantitativo, que suele llevar a decisiones más tendentes a la captura, a la elección
pública basada en intereses electorales, entre otros vicios. De esta manera, el enfoque de
derechos le da prioridad a la asignación de recursos a aquellos tipos de violación de
derechos más severos o gruesos aunque sólo sean afectados un pequeño número de
personas, sin perjuicio de atender aquellos menos graves que afectan a un gran número de
personas. Sin duda, la exigencia de atención es aún mayor cuanto más integral. La persona
humana deja de ser aquí un consumidor o usuario, para pasar a ser un ciudadano, que se
apropia, exige y realiza sus derechos.28 En este sentido, he afirmado numerosas veces que
el enfoque de derechos implica también una posición ética frente a la acción del Estado y la
sociedad.
El caso del agua potable es un buen ejemplo. 30 Con el enfoque de derechos, el énfasis en la
acción estatal supervisada da un giro de atención. Mientras el enfoque inicial estaba puesto
en los “usuarios” del servicio público, entendiendo servicio público uno de titularidad estatal
que debe ser determinado legalmente y cuya prestación implica inversiones de
infraestructura comúnmente conocidas como situaciones de monopolio natural, la
Defensoría del Pueblo enfatizó la atención institucional sobre aquellos sectores que no
cuentan con servicio y que, por tanto, no son “usuarios” o “consumidores” del mismo.
28
Andrea Cornwall (2002) Beneficiary, Customer, Citizen: Shifting Currents in Participation in Development.
Brighton: IDS.
29
Martha Nussbaum “Nature, Function and Capability: Aristotle on Political Distribution”, in Oxford Studies in
Ancient Philosophy, Supplementary Volume 1 (1998) pp. 145-184; Nussbaum “Non-Relative Virtues: An
Aristotelian Approach”, in M. Nussbaum and S. Sen (eds.) The Quality of Life (Oxford: Clarendon Press, 1993.
30
Un reciente intento de aplicar este enfoque de derechos en las políticas públicas fue experimentado en la
Defensoría del Pueblo al construir la posición institucional sobre la lucha contra la corrupción. En ella,
fundamentalmente, la corrupción deja de ser un problema meramente patrimonial o de desviación del poder, para
ser un problema de afectación de derechos, que exige decisiones estatales o procesos de decisión pública
(políticas) y reformas de los aparatos de gestión que facilitan o hasta promueven los actos corruptos. Carlo Mario
Velarde, mi alumno de la Maestría de Ciencia Política y comisionado en la Defensoría del Pueblo viene
desarrollando una interesante tesis al respecto.
12 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
Los “ciudadanos sin agua” aparecen visibilizados producto del diálogo entre desarrollo
“económico” y exigibilidad de derechos a través del establecimiento de políticas, lo cual
supera el mero trámite judicial de exigibilidad de derechos.
a) Obligaciones de
Respetar. Definidas por el deber del Estado de no interferir, obstaculizar o impedir el
acceso al goce de los bienes que constituyen el objeto del derecho.
b) Obligaciones de Proteger.
Obligados a impedir que terceros, sean particulares, grupos, empresas, otras
instituciones, o quienes actúen en su nombre, menoscaben de algún modo el disfrute del
derecho al agua de las personas.
c) Obligaciones de
Garantizar. Suponen asegurar que el titular del derecho acceda al bien cuando no puede
hacerlo por sí mismo por su particular estado de indefensión.
d) Obligaciones de
Promover. Deber del Estado de desarrollar condiciones para que los titulares del
derecho accedan al bien.
Como ya hemos dicho, la Defensoría del Pueblo es una institución gubernamental que
pertenece –en la organización del Estado- al grupo de los organismos constitucionales
Alza, Carlos y Kantuta Vallenas.“Gobernabilidad y Democracia: Políticas públicas con enfoque de derechos”.
31
13 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
autónomos. En ese sentido, tiene un mandato constitucional expreso del cual no debe ni
puede apartarse en estricto respeto del Estado de Derecho. El artículo 162º de la
Constitución establece que le corresponde a la Defensoría del Pueblo:
Defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la
comunidad
Supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración estatal
Supervisar la prestación de los servicios públicos a la ciudadanía
La defensa de los derechos económicos y sociales implica, sin lugar a dudas, una revisión
de los estándares a través de los cuales se ha venido haciendo seguimiento de su
exigibilidad. En particular, queda claro que no se puede continuar con una progresividad en
términos de disponibilidad presupuestaria. Es necesario avanzar hacia caminos que
permitan efectivamente hacer realizables estos derechos y de esa manera lograr mayor
desarrollo individual y social.
Por otro lado, un enfoque de derechos si bien “pone a la gente primero” 32, también –al hacer
uso del discurso de los derechos humanos- coloca al Estado como un elemento central en la
definición, implementación y evaluación de políticas que permitan que su realización se de.
En ese sentido, es necesario establecer indicadores que nos ayuden a ver cómo esa
progresividad se va desarrollando de manera real y efectiva. Lo que exponemos aquí son
sólo algunas ideas básicas y seguramente insuficientes y hasta insatisfactorias, pero es
precisamente allí donde nuestra búsqueda se debe colocar con énfasis, a fin de poder lograr
una acción defensorial orientada a la incidencia en las políticas públicas, y nos permita
cumplir nuestro papel supervisor sin subrogarnos al papel del gobierno.33
Hacer estos indicadores para supervisar la realización del derecho al agua, puede partir
precisamente entonces de la vigilancia de las obligaciones del estado respecto del derecho,
y de su papel en el logro del desarrollo. Utilizar el enfoque de derechos en el establecimiento
de indicadores para el desarrollo exige al menos:34
- Basar los indicadores en estándares internacionales, motivo por el cual es necesario
tomar como referencia los instrumentos del derecho internacional de los derechos
humanos.
- Usar un marco integral de los derechos humanos
- Integrar los “elementos de los derechos” en los indicadores existentes.
o Accountability implica tomar en cuenta:
Un estándar explícito contra el cual medir la actuación del órgano
estatal en esta materia
Una persona específica o institución que debe cumplir esa actuación
Un particular tenedor del derecho o reclamador del derecho a quien se
le debe la referida actuación
Un mecanismo para compensar, dar el servicio y ser sujeto de
accountability.
- Medir los aspectos subjetivos
- Medir estatus, capacidad, respuesta oficial y accesibilidad
32
Cfr. Kliksberg, Bernardo y Amartya Sen. Primero la gente. Barcelona: Deustuo, 2008.
33
Estas ideas fueron elaboradas y publicadas en la versión original en el año 2005, y dieron lugar al seguimiento
continuo de las políticas de saneamiento por parte de la Defensoría del Pueblo. Se aplican modelos similares a
las políticas de salud y educación.
34
Seguimos en esta parte a Craig G. Mokhiber, Director Adjunto de la Oficina del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas en New York. “Toward a Measure of Dignity: Indicators for Rights-
Based Development” pp. 383 a 392
14 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
- Desagregar mucho más los derechos (por ejemplo la no discriminación, origen,
ubicación geográfica, entre otros factores)
- Leer los indicadores en el contexto
- Diseñar indicadores para atender el desarrollo
- Ir más allá, completando los vacíos que se pueda encontrar en los indicadores
La aplicación de las obligaciones del Estado en la exigibilidad del derecho debe estar en
correspondencia con el contenido del derecho. Así por ejemplo, podríamos tener un cuadro
como el siguiente en donde hemos colocado algunas variables que podrían dar lugar a
indicadores:
Sector Saneamiento /
Ind 7: Incremento
sustantivo de las
inversiones en EPS
públicas para lograr
acceso universal
Ind 1 Eliminación
de barreras de
acceso al servicio
de agua potable y
alcantarillado –
Física
Requerimiento de
Accesibilidad
acreditación de la
propiedad.
Ind 4 Replanteamiento de
la política de subsidios en
las EPS. /
Económica
Indicador 5:
Establecimiento y
exigibilidad de la tarifa
social para los sectores
más pobres.
Ind 2 Establecimiento y
exigibilidad de
cumplimiento de
cláusulas de protección
de la calidad del agua
en los contratos de
concesión. / Ind 3
Calidad
Establecimiento y
exigibilidad de
cumplimiento de
medidas de control
eficaces para la no
contaminación de
aguas de ríos,
manantiales o reservas
acuíferas.
En ese sentido, las obligaciones de respeto del derecho al agua están precisamente
orientadas a que el Estado no vulnere, obstaculice o impida que los seres humanos accedan
al agua potable. Precisamente en el Perú, la prestación de los servicios de agua se dan a
través de las empresas municipales (las EPS) y las empresas públicas (como SEDAPAL).
15 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
Siendo empresas públicas deben cumplir con el deber general de protección establecido
constitucionalmente en el artículo 65 y recogido por la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional.
Ahora bien, la prestación de los servicios públicos empieza a tomar otro matiz en el Perú
con el ingreso de operadores privados a los cuales se les está otorgando una concesión (el
caso de Tumbes, Piura, Pucallpa, y otras). En ese caso, las obligaciones de proteger son
igualmente exigibles en defensa del derecho al agua. Es decir, ningún tercero puede afectar
los derechos de los ciudadanos a acceder a los servicios de agua potable, sin que el Estado
tenga responsabilidad directa en ello. El mismo caso se presenta en aquellas situaciones
distintas a la prestación del servicio por infraestructura, como son las zonas rurales. Cuando
una empresa minera, una industria o cualquier otra entidad distinta del Estado contamina las
aguas de ríos, manantiales o reservas que sirven para el consumo o subsistencia de las
personas, evidentemente, el Estado no puede estar a una lado sino que se hace
absolutamente responsable de su control, y de dictar las medidas que permitan superar tal
entuerto. Por tanto, la Defensoría del Pueblo precisamente cumple una labor de supervisión
del cumplimiento de estas obligaciones de la administración estatal de proteger los derechos
humanos, tales como la elaboración de Estudios de Impacto Ambiental en el Ministerio de
Energía y Minas, el control de la Calidad del Agua por parte del MINSA, o el cumplimiento
de los estándares de calidad del servicio que debe prestar una operadora privada en una
concesión.
Los dos últimos tipos de obligaciones tienen más bien que ver con las políticas públicas
(planeamiento, control, inversiones, regulación tarifaria, etc.). La Defensoría del Pueblo
supervisa el cumplimiento de las obligaciones de garantía, verificando por ejemplo
directamente la correcta aplicación de los procedimientos tarifarios, con miras a lograr
accesibilidad económica al servicio por parte de todos los sectores de la población. El
Informe Defensorial No. 94, incide directamente, por ejemplo, en la necesidad de replantear
las políticas de subsidios indiscriminados que están afectando la situación de las empresas,
beneficiando a quienes pueden cubrir al menos los costos del servicio, en desmedro de
quienes no pueden hacerlo teniendo el servicio, o de quienes no pueden contar con el
servicio por la deficitaria situación de las empresas.
16 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.
plazo, viabilidad a las empresas y una elevación de los estándares de prestación del servicio
a los ciudadanos. Asimismo, el Estado debe establecer políticas claras y suficientes para
cumplir al menos con los Objetivos del Milenio referidos al sector saneamiento, otorgando
los recursos y el marco institucional que reduzca en el 2015 al 50% el número de personas
que no cuentan con el servicio.
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17 Publicado en: Teoría General del Derecho Constitucional. RAE – Jurisprudencia. Revista de Análisis Especializado de
Jurisprudencia. Ediciones Caballero Bustamante. Lima: 2009. pp. 717-754.