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Modalidades de Procesamiento Rodrigo Inostroza Cea, 2012

LAS MODALIDADES DE PROCESAMIENTO

Las modalidades de procesamiento dicen relación con la forma en que se organizan las dimensiones de
significado y la calidad de la secuencialización narrativa de las distintas experiencias vividas. Todo ser
humano estructura su experiencia en términos narrativos, de momento que a partir de distinciones en el
lenguaje podemos ordenar la experiencia en secuencias cronológicas, temáticas y causales. Esta
secuencialización narrativa muestra diferencias de calidad entre una persona y otra, según la
flexibilidad, la generatividad y la abstracción del sistema.
La flexibilidad del sistema se refiere a la capacidad para identificar distintos puntos de vista a una
misma experiencia, opuesto a la noción de rigidez en que las relaciones causales y temáticas se repiten
de forma insistente. La generatividad dice relación con la capacidad para integrar de manera coherente
y creativa en el si mismo diferentes experiencias, sin necesidad de recurrir a muchos mecanismos de
autoengaño. La abstracción apunta a la capacidad para tomar distancia afectivo-cognitiva de la
inmediatez de la experiencia, clasificando y reclasificando la experiencia en esquemas de orden
superior.
A partir de estas tres características de procesamiento, podemos identificar un continuo entre diferentes
modalidades: normalidad, neurosis y psicosis.

En la modalidad normal de procesamiento


El funcionamiento llamado “normal” se caracteriza por un procesamiento de conocimiento de tipo
flexible, abstracto y generativo (autointegrado y coherente). Su secuencialización es muy armónica,
muy abstracta y muy flexible, ordenada cronológicamente y siempre distinguiendo causa de efecto.
Tiende a acomodar sus esquemas de conocimiento en función de la experiencia, distinguiendo diversos
aspectos de la oscilación emocional más allá de la reacción inmediata (logra tomar mayor distancia de
la experiencia inmediata). El nivel de procesamiento abstracto permite en la modalidad normal
descentrarse de la relación con las circunstancias, permitiendo un cambio gradual desde una
concepción inmediata y absoluta de la realidad hasta una representación del mundo relativa. Esta
concepción menos inmediata permite discrepar y explorar en torno a nuevas posibilidades del si
mismo, elaborando un conocimiento más complejo de si y del mundo. Un procesamiento normal es
también más creativo en la generación de hipótesis que integran lo que le ocurre en una determinada
circunstancia, afirmando el sentido unitario del vivir al poner todos los datos de la experiencia en una
configuración global y coherente. En el procesamiento normal se observa también un nivel de
conciencia más alto, lo que implica un autoengaño medio o bajo: el “Mi” reconoce más aspectos del
“Yo” y más anclados a diversas experiencias.

Tomemos como ejemplo una crisis de pareja. Una mujer de pronto se siente mal en su relación de
pareja, se percibe a si misma aburrida cuando sale con él, comienza a enojarse más de la cuenta cuando
su pareja dice cosas del tipo “no sé que haría sin ti”, “eres tan importante para mi”, “que suerte haberte
encontrado”. Una persona que procesa esta experiencia desde la modalidad que hemos llamado
“normal” logrará primero decodificar más información sobre la experiencia vivida, identificando sus
cambios de ánimo, por ejemplo, como información relevante de que algo le ocurre. Podrá identificar
que se siente un poco ahogada, molesta, atrapada por la demanda afectiva que muestra su pareja
últimamente, entendiendo esto como información de si misma (“soy sensible a estas presiones
afectivas”) y de la relación (“está faltando coordinación y comunicación en esta relación”). Al poder
flexibilizar y mirar la experiencia desde distintos puntos de vista, probablemente se preguntará por qué
su pareja está más demandante que antes intentando entender el proceso del otro y buscará apoyo
quizás en la red social aceptando nuevos puntos de vista (“¿estará más inseguro por algo?”). Al poder
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mirar la sensación de aburrimiento y molestia desde un punto de vista más abstracto, podrá entender
esto como una crisis en la relación y abordar el tema de pareja exponiendo su malestar y preguntando
por las insatisfacciones del otro, incorporando la información que de ahí obtenga en las
representaciones de si mismo, de su pareja y de las relaciones de pareja en general.

En la modalidad neurótica de procesamiento:


El funcionamiento llamado neurótico es como modalidad de procesamiento una dimensión más
“amplia”. En función de las características de procesamiento podemos hablar de neuróticos más
“bajos” (más cercano a lo psicótico) y más “altos” (más cercanos a la normalidad). En general, se
observa menor flexibilidad en esta modalidad, lo cual se traduce en que el sistema percibe su estado de
ánimo sólo con el punto de vista con que surgió, de manera rígida y poco sujeto a la posibilidad de
cambio: está mucho más ligado a la inmediatez de la experiencia. Si a esto se agrega que el nivel de
procesamiento tiende a lo concreto, se vuelve muy difícil distanciarse de lo inmediato y así tomar
conciencia de su posibilidad vivencial. Esta dificultad para abstraer hace que las personas refieran a
aspectos concretos de la experiencia, del si mismo o del mundo, los aspectos emocionales que se
activan en distintas situaciones. Al ser los procesos de causalidad y cronología limitados, la
secuencialización se desarrolla siempre en una misma dirección, sin grandes dificultades para distinguir
el orden cronológico en una secuencia, pero habitualmente ligado de manera rígida y causal a una sola
temática: “el lunes me abandonó mi pareja porque soy un estorbo, el martes estuve solo llorando por su
ausencia porque soy un imbécil que depende del amor, el miércoles tuve esperanza por un segundo
hasta que el chofer de la micro no me paró demostrándome que sigo solo y no le importo a nadie” / “el
lunes tuve un problema cardíaco porque discutí con mi mujer, el martes un problema gástrico porque
comí muy tarde en la noche y el miércoles una cefalea porque mi hija no llegaba nunca de su fiesta” /
“el lunes me comí una panzada de manzanas porque fui débil, el martes me cuidé todo el día haciendo
abdominales para poder quemar el exceso porque tengo que aprender a controlarme y el miércoles unos
chicos se burlaron de mi, seguramente porque estoy gorda”. La generatividad del procesamiento es
mucho menor que en el procesamiento normal, lo cual hace que la explicación esté restringida por la
emoción: sólo logra integrar aquello que el dominio emocional presente permite, dejando fuera mucha
información que sea discrepante con la emoción más intensa. En casos que estructuralmente están más
cercanos a lo psicótico puede llegar a haber pérdida de la integración, con pequeños episodios de
despersonalización. El nivel de conciencia que se observa es menor, lo que implica un autoengaño
medio-alto.

Tomemos el mismo ejemplo anterior de la crisis de pareja. Ante la misma sensación de aburrimiento y
malestar, una persona que procesa la experiencia desde la modalidad neurótica tenderá a tener ciertas
dificultades para resolver la crisis. Una respuesta típica podría ser el desarrollo de conductas evitativas
(salir a tomar con los amigos, consumir drogas, etc.) antes de lograr si quiera identificar que las “ganas
de salir” y la ansiedad que genera el quedarse en casa con su pareja dice relación con alguna
sensibilidad personal o insatisfacción en la relación. La ansiedad provocada por la demanda afectiva no
es referida de manera abstracta e integrada al sí mismo, sino probablemente atribuida de forma concreta
y específica a algún aspecto que funciona como autoengaño, ya sean comportamientos específicos
relativos al si (aumentando consumo de café, cigarro o alcohol), relativos al tema de pareja
(fantaseando o teniendo aventuras sexuales con otras parejas), relativos a conductas de evitación
mayores (viajes, cambios en estilos de vida, ingreso a deportes), etc. La chica logra secuencializar la
experiencia en términos cronológicos y causales, pero de forma rígida, distanciándose de su
experiencia emocional y decodificando habitualmente contenidos que no dicen relación con el ámbito
de insatisfacción de pareja que no logra integrar: se molesta porque el computador no funciona, se
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aburre porque la película que escogieron para ver en casa no es la que le agrada, se ofusca porque no
encienden los fósforos cuando intenta fumar, etc. Es probable que al preguntarle sobre el por qué de su
ansiedad y su irritabilidad haga alusión a aspectos físicos “creo que me puede estar pasando algo en el
corazón porque lo siento apretado”, “quizás es por las hormonas” o a situaciones concretas de la vida
“es que estoy con mucho trabajo”, “siempre en esta época del año me pongo más ansioso”.

En la modalidad psicótica de procesamiento:


En una persona psicótica hay muy poca capacidad para secuencializar la experiencia, una ruptura en la
secuencia narrativa, viéndose afectados el ordenamiento cronológico y causal, logrando una lógica
temática pobre, muy rígida (con puntos de vistas casi inamovibles) y con un alto nivel de autoengaño.
Estos problemas de integración de las experiencias en una configuración global coherente, se traducen
en una tendencia a la desorganización, con serias dificultades para integrar en la imagen consciente de
si mismo las experiencias discrepantes. Existe una coherencia temática identificable fácilmente desde
un observador externo, pero tienen serias dificultades para integrar coherentemente la experiencia
inmediata a una explicación de si mismos.

Siguiendo el mismo ejemplo ya mencionado, una chica poco integrada narrativamente ante la crisis de
pareja, podría eventualmente reaccionar desde una respuesta abiertamente delirante, ya sea en torno a
fantasías sobre si misma que le permitan distancia o lejanía. Podrían haber, por ejemplo, delirios
paranoides que la obligaran a huir y esconderse de amenazas que sólo ella puede ver (desligándose así
de la relación y las demandas afectivas, sin dejar de darles sentido a las mismas ante la fantasía
persecutoria). Podría aparecer también en una paciente con este estilo delirios de enfermedades o
conducta histérico-hipocondríaca de tipo delirante en algunos casos, siempre cumpliendo la
sintomatología psicótica la función de escape.

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