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De la crisis en las ciencias sociales a la noción multidisciplinaria en la historia

Fernand Braudel historiador francés que nació en 1902 y dejó de existir en 1985. Considerado como el más grande historiador de todo el siglo XX.
Inscrito en la tradición de la Escuela de los Annales y director de la revista con el mismo nombre a la muerte de Lucien Le Fevre director y fundador de
la misma. Braudel como director de la revista Annales consiguió que su modo de entender la práctica de la historia se generalizara en las universidades
francesas y se exportara a un buen número de países europeos y latinoamericanos (Moradiellos, 2002). Su más grande obra fue El Mediterráneo y el
mundo mediterráneo en la época de Felipe II.

Su artículo “La larga duración”, es un apartado del libro La historia y las ciencias sociales de Alianza Editorial. Esta publicación aparece como una serie
de conferencias en las cuales Braudel expresa su preocupación por la crisis que atraviesan las ciencias sociales. La pregunta central del artículo
consiste en cuestionarse cómo las ciencias sociales superan la crisis en la que se han visto envueltas. De este modo, Braudel en su publicación, en la
introducción, discute el estado de la cuestión de la problemática que analiza. Posteriormente, en el primer apartado, hace una distinción entre la historia
del acontecimiento y la historia de larga duración. Mientras que, en el segundo apartado, nos plantea cómo las investigaciones sociales se han
interesado por temporalidades de corta duración y cómo éstas se encuentran bloqueadas por la restricción temporal. En la tercera sección, reflexiona
sobre los tiempos en la historia. Por último, discute cómo manejan los tiempos los investigadores en las ciencias sociales

El trabajo de Braudel centra su atención en lo que se conoce como una ruptura epistemológica en las ciencias sociales y trata de generar nuevas
propuestas. Es así que con Braudel (1979), la historia cambia de objeto, pues al variar, al hacer más amplia la temporalidad sustituye al tiempo rápido
del acontecimiento por el tiempo largo de la vida material. “El acontecimiento, por lo que a mi se refiere, me gustaría encerrarlo, aprisionarlo en el de
corta duración: el acontecimiento es explosivo, tonante. Echa tanto humo que llena la conciencia de los componentes; pero apenas dura, apenas se
advierte su llama”. (pp. 64-65).

De esta manera, la perspectiva que adopta Braudel lo lleva a contar una historia que ya no sólo recurre a los testimonios, sino que ahora se reconoce
en la geografía, la economía, la antropología, la sociología. Coloca en el escritorio del historiador nuevas disciplinas como si fueran nuevos colores,
insertando a las ciencias sociales en la historia. Tal como lo sostiene Roger Bartra, Braudel insistió en tantas ocasiones en que era necesario hacer una
nueva historia diferente a la historia convencional. Una nueva historia separada de las tradiciones decimonónicas, basada en la comprensión de los
ciclos largos y en una mayor atención a la geografía, los flujos demográficos, los vastos conglomerados culturales y las estructuras económicas.
(Bartra, 2002).

En este sentido, para hacer una distinción entre el tiempo corto y la larga duración se apoya en la noción de estructura como una herramienta analítica
para estudiar la nueva concepción de la historia. Braudel (1979) entiende la estructura en los siguientes términos: “es una organización, una
coherencia, unas relaciones suficientemente fijas entre realidades y masas sociales. Para nosotros los historiadores, una estructura es indudablemente
un ensamblaje, una arquitectura; pero más aún, una realidad que el tiempo tarda enormemente en desgastar. Y transformar”. (p. 70).

De esta manera, la estructura se convierte en un elemento central para analizar los periodos de larga duración. Según Braudel (1979), esta tesis se
basa en “un nuevo modo de relato histórico –cabe decir el recitativo de la coyuntura, del ciclo y hasta del interciclo que ofrece nuestra elección una
decena de años, un cuarto de siglo y, en última instancia, el medio siglo del ciclo clásico de Kondratieff”. (p. 69). Por lo que plantea que este modelo
permite ir más allá del hecho, postulando que si un hecho ocurrió hoy lo más probable es que se haya gestado mucho tiempo atrás.

Así, a través de los períodos de larga duración, se puede rastrear y analizar porque el hecho ocurrió de la forma que ocurrió. Braudel con este
planteamiento nos quiere mostrar que existen coyunturas donde se puede analizar el hecho. Pensemos en el movimiento Zapatista el cual salta a la luz
el 1 de enero de 1994. Sin embargo, este movimiento viene gestándose desde mucho tiempo atrás. Braudel (1979) nos sugiere que no nos fijemos en
el hecho, sino que nos preguntemos porque se dio este hecho. “Entonces, el modelo establecido con sumo cuidado permitirá, pues, encausar, además
del medio social observando a partir del cual ha sido, en definitiva, creado otros medios sociales de la misma naturaleza, a través del tiempo y del
espacio”. (p. 96).

Del mismo modo crítica la connotación que tiene el tiempo de la historia en la sociología. Pues considera que para los sociólogos el tiempo no tiene
mucha importancia, en virtud de que se concentran en analizar el momento. Considera que el rechazo de la sociología no es hacia la historia misma
sino al tiempo de la historia, pues se pierden en el hecho.

Sin embargo, en esta propuesta no todo es miel sobre hojuelas. Braudel nos señala que lo interesante de descubrir la larga duración en el entramado
de los acontecimientos, interrogándolos en perspectiva de los procesos de construcción. Pero atendiendo también a las relaciones y procesos que no
son visibles. En otras palabras, no dar por hecho, el hecho social hasta preguntarse por qué se dio de esa manera.

Braudel, a lo largo del texto, nos presenta y nos propone una nueva forma de analizar la historia y las ciencias sociales (psicología, antropología,
sociología, geografía humana, etc.). De esta manera, Braudel (1979) nos plantea la necesidad de una interdisciplinariedad en las investigaciones en las
ciencias del hombre para de esta manera superar la crisis que afrontan. “Este artículo tiene una finalidad práctica desearía que las ciencias sociales
dejaran provisionalmente de discutir tanto sobre sus fronteras reciprocas, sobre lo que es o no es ciencia social, sobre lo que es o no estructura. Que
intentan más bien trazar, a través de nuestras investigaciones, las líneas si la hubiere que pudieran orientar la investigación colectiva y también los
temas que permitieron alcanzar una primera convergencia” (p. 96).

Asi mismo, deja en claro la importancia de la historia dentro de las investigaciones sociales. De esta manera, consideramos que Braudel cumple con los
objetivos que se plantea en el artículo, pues su propuesta se convierte en una nueva forma de investigar en las ciencias sociales. Sin embargo,
encontramos algunas críticas vertidas al trabajo de Ferdinand Braudel; la primera cuestiona la noción del tiempo que propone para analizar la historia y
la segunda, cuestiona cómo es que investigadores que abrazaron la propuesta teórica de Braudel hoy siguen otra postura teórica completamente
diferente.

La primera crítica señala que la concepción de Braudel de un tiempo estacionario, semi-inmóvil, sin práctica, discontinuidad ni cambio sustancial, con
su persistente devaluación de los acontecimientos políticos y de las actividades prepositivas humanas, reflejaba la radicalización extrema del matizado
determinismo geográfico de sus maestros de entreguerras. Según Moradiellos (2002) esta situación no le permitía prestar atención a los
acontecimientos como síntomas de fenómenos más profundos. Respecto a este señalamiento de Moradiellos, no compartimos su opinión en el sentido
de que no consideramos que Braudel desvalorice los acontecimientos políticos, sino todo lo contrario, con la larga duración Braudel pretende mostrar
una historia en movimiento, más allá de los simples hechos.

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