Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(UAPA)
DERECHO
Civil-4
Tarea 2
Facilitador:
Participante:
16 de noviembre del 2019, Nagua Prov. María Trinidad Sánchez Rep. Dom.
Cuando el llamado acepta la herencia sin condiciones no se produce una refundición del
patrimonio relicto con el patrimonio del heredero, aunque ambos patrimonios tengan, desde
la aceptación, al heredero como único titular. Salvo que los acreedores del causante y los
acreedores del heredero lo aceptaran, éste último no puede refundir ambos patrimonios
mientras las deudas que pesaban sobre cada uno de éstos antes de la aceptación no hayan
sido pagadas o debidamente garantizadas. Por otra parte, dentro de las cargas de la herencia
conviene separar las deudas que el causante contrajo en vida, de las obligaciones y cargas que
impone el causante a sus herederos (como los legados), y de los gastos hechos con motivo del
acto sucesorio (gastos de partición, por ejemplo). De las deudas que el causante contrajo en
vida y que no se han extinguido con su muerte, responde el heredero que aceptó pura y
simplemente la herencia, no sólo con los bienes de ésta, sino también con los suyos propios.
Por otra parte, los acreedores del causante son preferentes para cobrar de la herencia
respecto a los legitimarios, legatarios y acreedores del heredero; los acreedores del heredero
pueden dirigirse contra el patrimonio particular de éste y contra el que se incorpore al mismo
como remanente activo tras pagar lo que le incumbía como heredero.
Código civil, artículos 998 y 1.003.
Aceptación Forzosa
Aceptación forzosa como pena, que puede no serlo, es la de los heredaros que oculten o
substraigan bienes de la sucesión; porque pierden el derecho a renunciarla y, además, no
pueden gozar tampoco de la cómoda posición del heredero beneficiario.
Esta fórmula permite al heredero no tener que hacer frente a las deudas con su patrimonio, de
forma que se protege ante la posibilidad de heredar obligaciones inesperadas. Lo que
permitirá la herencia a beneficio de inventario es que las deudas se paguen única y
exclusivamente con el patrimonio de la herencia
Renuncia de la sucesión
La Renuncia a la Sucesión no es más que el acto por el cual una persona abandona su derecho
sobre un bien o conjunto de bienes de una sucesión. ... La anulación de la renuncia la hace el
heredero que la pide o sus acreedores.
Según lo establecido en el Artículo 784: “La Renuncia de una sucesión no se presume: debe
hacerse precisamente en la Secretaria del Tribunal de Primera Instancia del Distrito en que se
haya abierto la sucesión, debiendo inscribirse en un registro particular que al efecto se lleve”.
La Renuncia nunca debe ser tácita, para la doctrina si un heredero deja pasar 20 años sin
tomar partido se le considera renunciante.
Mientras no haya prescrito el derecho de aceptar, tienen todavía los herederos que
renunciaron la facultad de hacer suya la sucesión, si no ha sido aceptada ya por otros
herederos sin perjuicios, se entiende de los derechos que hayan podido adquirir terceras
personas en los bienes de la sucesión ya sea por prescripción o por contactos válidamente
celebrados con el curador de la sucesión vacante.
Según lo estipulado en el Artículo 790 del Código Civil la renuncia es revocable aunque bajo
ciertas condiciones: 1ero. Es necesario que la sucesión no haya sido aceptada por los demás
herederos. Pero no se trata de la aceptación expresa, según el entendimiento de la doctrina, a
esta palabra se le debe dar un sentido amplio en esta materia, de modo pues que una
demanda en envío de posesión, intentada por el Estado o por un legatario, impide la
retractación de la renuncia; 2do. Es necesario que la prescripción no haya surtido efecto. Si los
demás herederos han dejado pasar 20 años, pues se considera que no aceptan la sucesión.
Puede haber anulación de una renuncia. Esta anulación de la renuncia la puede pedir el
heredero mismo que ha renunciado, con sus acreedores.
Los casos en los cuales el heredero renunciante puede pedir la anulación de su renuncia son
los siguientes: a) Cuando él invoca el no cumplimiento de las formas requeridas por la ley; b)
Cuando él es incapaz y las formalidades prescritas por la ley para la validez de la renuncia no
han sido cumplidas; c) Cuando el heredero renunció a consecuencia de violencias o maniobras
fraudulentas que fueron determinantes para presentar la renuncia; d) Cuando la renuncia se
ha debido a un error acerca del contenido de la herencia.
El Artículo 788 expresa lo siguiente: “Los acreedores de aquel que renuncie en perjuicio de sus
derechos pueden pedir que se les autorice judicialmente a aceptar la sucesión de su deuda, en
su caso y lugar”. Los acreedores que pueden hacer esto son únicamente los acreedores
personales del heredero.
El Artículo 1167 permite a los acreedores impugnar en su propio nombre los actos ejecutados
por su deuda en fraude de sus derechos. Pero si otros herederos han aceptado la herencia la
retracción es irrevocable. Pero los acreedores en esta situación, pueden acudir a la Acción
Pauliana del 1167, pero tendrán que probar que se actuó en fraude a sus derechos, es decir,
que el heredero renunciante lo hizo conscientemente para ocasionarle perjuicio. La renuncia
se anula a favor de los acreedores solamente hasta la concurrencia de sus créditos y por tanto
no aprovechará al heredero que ha renunciado.
Los acreedores que hayan logrado anular la renuncia podrán luego embargar los bienes
hereditarios y hacerse pagar sobre el precio, y si hay algún excedente éste no puede
aprovechar al deudor.
El Artículo 815 del Código Civil dice que: “A nadie puede obligarse a permanecer en el estado
de indivisión de bienes, y siempre puede pedirse la partición a pesar de los pactos y
prohibiciones que hubiere encontrado. Puede convenirse, sin embargo, en suspender la
partición durante un tiempo limitado; pero este convenio no obligatorio pasados cinco años a
partir de la publicación de la sentencia, si en este término no ha sido intentada la demanda”
Cualquiera de los coherederos puede instar la división de la herencia sin límites de tiempo, en
aras de dar término a la situación antijurídica que representa la comunidad hereditaria;
aunque es posible que todos los coherederos de común acuerdo decidan mantener la
indivisión.
A veces la indivisión presenta ventajas. Un ejemplo es cuando hay menores, hay que acudir
obligatoriamente a la partición judicial, la cual es lenta y costosa y determina la venta en
público subasta de los inmuebles. Por esta razón los herederos prefieren permanecer en
estado de indivisión hasta que los menores alcancen la mayoría de edad y hacer luego una
partición amigable. La convención de indivisión no puede pasar de cinco años, pero como es
removible en periodos de cinco años, los coherederos lo pueden prolongar indefinidamente.
La amigable es hecha por los coherederos, poniéndose de común acuerdo, como su nombre lo
indica. Es un perfecto acuerdo de voluntad, no es sujeta a formalidades, se puede hacer
verbalmente.
En algunos casos los coherederos no pueden hacer partición amigable. Esto ocurre: 1ro.
Cuando no todos los coherederos están de acuerdo. Basta que uno sólo no esté de acuerdo
para acudir a la partición judicial. 2do. cuando entre los coherederos hay menores, ausentes o
interdictos, es obligatorio acudir a la forma judicial. Art. 838: “Si todos los coherederos no
estuviesen presentes, o hubiese entre ellos algunos en interdicción o menores, aunque sean
emancipados, la partición se hace judicialmente, conforme a las reglas prescritas en los
artículos 819 al 837 de este Código. También el Artículo 466 del Código Civil impone la
partición judicial al expresar: “Para que la partición produzca respecto del menor todos los
efectos que tendría si se refiriese a mayores de edad, deberá practicarse judicialmente y previa
tasación hecha por peritos nombrados por el Tribunal de Primera Instancia del lugar en que se
haya abierto la sucesión”.
b) Luego viene la tasación de los muebles e inmuebles de la sucesión. El Artículo 824 dice: “La
tasación de los bienes inmuebles se verificará por peritos designados por las partes; y si éstos
se niegan, serán nombrados de oficio” y el 825 dice: “El avalúo de los muebles, si no se ha
hecho estimación en un inventario regular, debe hacerse por personas inteligentes, en un justo
precio y sin aumento.
c) La tercera fase es la venta de los muebles e inmuebles. Esto es para los casos en que los
inmuebles no se puedan partir en naturaleza. Se produce entonces a la venta en pública
subasta. Según el Artículo 826: “Cada uno de los coherederos puede pedir su parte en los
mismos muebles e inmuebles de la sucesión. Sin embargo, si hay acreedores que hayan hecho
embargo u oposición, o si la mayoría de los coherederos juzga la venta necesaria para el pago
de deudas o cargas de la sucesión, se venderán los muebles públicamente y en forma
ordinaria”. En cuanto a los inmuebles, el Artículo 827 expresa: “Si no pueden dividirse
cómodamente los inmuebles, se procederá a su venta por licitación ante el tribunal. Sin
embargo, las partes si todos son mayores de edad, podrán consentir que se haga la licitación
ante un notario, para cuyas elección se pondrán de acuerdo”
CONGLUCION