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Graña y Montero
Esta vez, la empresa quería saber sí podían declarar como perdido un préstamo en bienes y
equipos, valorizados en US$180 millones, que realizaron al exconsorcio que integraron:
Gasoducto del Sur Peruano S.A, constituida junto con la brasileña Odebrecht (55%) y la
española Enagas (25%) para ejecutar la obra del mismo nombre.
¿Por qué era tan importante confirmar que ya no podrían cobrar esa deuda? Porque al hacerlo,
podría reducir el pago anual de sus impuestos: la ley peruana permite que las empresas
debiten de sus utilidades las deudas declaradas perdidas (incobrables).
El gasoducto fue adjudicado en el gobierno de Ollanta Humala, el 2014, con el fin de trasladar
el gas desde los yacimientos de Camisea a todo el país. Pero el Estado puso fin al contrato en
enero de 2017 porque el consorcio no pudo demostrar que tenían los fondos necesarios para
financiar su ejecución, luego de conocerse los sobornos pagados por Odebrecht en la región.
Actualmente, los materiales de la obra son custodiados por la empresa Estudios Técnicos
S.A.S., a pedido del Ejecutivo.
Esta disputa entre Cerro Verde y Sunat se hizo pública en 2018, luego que esta última entidad
exigiera el pago de las regalías. La deuda proviene específicamente de la producción de la
Planta de Flotación de Sulfuros Primarios, que inició sus actividades en el 2006.
Con ello adujeron que no les correspondía honrar la deuda frente a Sunat. Este contrato
de estabilidad tuvo una vigencia hasta el 2013 y se renovó en el 2014 hasta el 2028, aunque
en este segundo sí se admite el pago de regalías, que comenzó a pagar desde entonces