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Fragmentos de Heródoto

Fragmentos:
EL ECLIPSE PREDICHO POR TALES 
[...] Se originó entre lidios y medos una guerra que duro cinco años, en los cuales muchas veces los
medos vencieron a los lidios, y muchas veces los lidios a los medos y hasta hubo una batalla nocturna. Pues a los seis
años de la guerra, que proseguían con igual fortuna, se produjo un encuentro, y en medio de la batalla misma, de
repente, el día se les volvió noche. Tales de Mileto había predicho a los jonios que habría tal mutación del día,
fijando su término en aquel mismo año en que el cambio sucedió. Entonces, lidios y medos, viendo el día convertido
en noche, no sólo dejaron la batalla, sino que tanto los unos como los otros se apresuraron a hacer la paz. (p. 43,
L1, 74)

 JURAMENTO DE LIDIOS Y MEDOS 


[...] Estos pueblos hacen sus juras como los griegos, pero además se hacen en los brazos una ligera incisión y se lamen
la sangre unos a otros. (p. 43, LI, 74)

COSTUMBRES  DE  LOS  PERSAS


Sé que los persas observan los siguientes usos: no acostumbran erigir estatuas, ni templos, ni altares y tienen por
insensatos a los que lo hacen; porque, a mi juicio, no piensan como los griegos que los dioses
tengan figura humana. Acostumbran hacer sacrificios a Zeus, llamando así a todo el á mbito del cielo;
subidos a los montes más altos sacrifican también al sol, a la luna, a la tierra, al agua y a los vientos, éstos son los únicos
dioses a los que sacrifican desde un comienzo; pero después han aprendido de los asirios y de los árabes a sacrificar a
Afrodita Urania; a Afrodita los asirios la llaman Milita, los árabes Alilat y los persas Mitra.

COSTUMBRES DE LOS BABILONIOS 


Las costumbres establecidas entre ellos son las siguientes y a mi parecer ésta (de la que según oigo decir, usan también
los énetos de Iliria) es la más sabia. En cada aldea, una vez al año, se hace lo siguiente: reunían cada vez cuantas
doncellas tenían edad para casarse y las conducían a un sitio; entorno de ellas había una multitud de hombres en
pie. Un pregonero las hacía levantar un tras una y las iba vendiendo, empezando por la más hermosa de todas.
Después de vender ésta por mucho oro, pregonaba a la que seguía en hermosura, y las vendían para
esposas. De este modo los babilonios ricos que estaban por casarse, pujando unos con otros, adquirían las más
lindas. Pero los plebeyos que estaban por casarse y para nada necesitaban una buena presencia, recibían dinero y las
doncellas más feas. Pues cuando el pregonero acababa de vender a las más hermosas hacía poner en pie a la más fea o
a una estropeada si alguna hab ía, y pregonaba quién quería casarse con ella recibiendo menos
dinero, hasta adjudicarla al que la aceptaba con la menor suma. El dinero provenía de las hermosas y así las bellas
colocaban a las feas y estropeadas. A nadie le era permitido colocar a su hija con quien quisiera, ni llevarse la doncella
sin fiador, aunque la hubiera comprado; había que dar fiadores de que se casaría con ella y as í llevárselas; si
no se ponían de acuerdo, mandaba la ley devolver el dinero. También estaba permitido comprar mujer a quien quisiera
hacerlo aun viniendo de otra aldea. Tal erala mejor costumbre que tenían, pero ahora no subsiste. Recientemente han
inventado otro uso, a fin de que no sufran perjuicio las doncellas, ni sean llevadas a otro pueblo. Como después de la
toma de la ciudad muchas familias han sufrido desgracia y ruina, todo plebeyo falto de medios de vida prostituye a
sus hijas.

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