Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fundamentos Antropológicos de la
Sexualidad Humana
http://www.mercaba.org/FICHAS/Alafa_org/educacion_sexual1.htm
Dato
Tarea
La persona humana
Por eso decimos que la persona humana es una unidad con partes: esto
quiere decir que cada hombre está compuesto por un principio material,
su cuerpo y uno inmaterial, su alma espiritual.
Pero un día descubre que «su» enamorado sale con otra. En la siguiente
cita la caricia y el abrazo ya no serán los mismos: la mano ya no será
suave y no sólo en un sentido figurado: probablemente todo su cuerpo
rechace ese contacto que poco antes era agradable.
Por eso en toda acción humana los tres niveles, físico, psicológico y
espiritual, están plenamente presentes y son inseparables, aunque
evidentemente en cada tipo de actividad prevalece alguno.
· Y como esta unidad es tan rica, todo el hombre vive las de tipo
psicológico, que por eso decimos que son una suerte de bisagra o gozne
entre las otras dos. (Esto nos ayuda a comprender por qué este es un
nivel «intermedio de acción»).
En el caso del hombre la unidad (la persona integral) nos permite
entender entonces que ya no actúa solamente física o espiritualmente,
sino que además posee un nivel distinto (que no es ni totalmente físico
ni totalmente espiritual) que llamamos psicológico. No es que la persona
se reduzca a psicología, sino más bien que a partir de que
comprendemos que la persona es unidad vemos un «nuevo nivel».
Por ello la palabra clave es equilibrio (porque una pirámide sin equilibrio
se cae). Pero ¿qué significa este equilibrio? Significa que cada acción del
hombre debe brotar de entender bien las cosas y querer lo mejor; debe
ir acompañada por ese «motor» que son nuestros afectos y
sentimientos (nivel psicológico) y se debe reflejar en conductas y
acciones concretas (en última instancia que el cuerpo acompañe). O
sea, en un ejemplo sinfónico, cada uno aporta lo suyo bajo la batuta del
espíritu. Esto es lo que llamamos una acción integrada.
Por tanto hay que identificar las reacciones y sentimientos y manejar los
impulsos no porque estos sean malos sino porque justamente en el
proceso de conquista de la libertad esa energía psicológica es
fundamental.
Crecimiento en el amor
A.- Valores
Los valores son características que tienen o poseen las cosas y las
personas. Estas "características" impactan en nosotros que descubrimos
su importancia.
A 3. Valor Corporal
Por ejemplo: una chica se arregla cuando va a una fiesta. Ella está
cuidando su cuerpo pensando en agradar a los chicos. Esto está muy
bien porque cuida su apariencia y se embellece en función de evidenciar
más un valor que posee. Hasta aquí no hay ningún problema.
Pero si nuestra amiga piensa que lo único que la hace importante (y por
lo tanto atractiva) es su cuerpo está sacando de lugar ese valor. Al
sobredimensionar uno de los valores que posee, se está desvalorizando
como persona. Incluso su mismo cuerpo se desvaloriza.
Por ello las experiencias surgidas de este valor no pueden ser lo que
fundamente una relación seria. En su ímpetu este valor nos puede
confundir (y a los adolescentes suele hacerlo con bastante frecuencia).
5. Valor personal
Todos somos conscientes de que quienes nos rodean son personas. Esto
implica que cualquier reacción física o psicológica se tiene que elevar al
nivel personal para cobrar verdadero sentido humano.
Básicamente este valor nos dice: "Más allá de que me guste su cuerpo o
me sienta bien con él o ella, lo más importante es que es una persona, y
eso es lo que la hace verdaderamente valiosa".
B.- Emociones
B 1. Atracción
B 2.- Enamoramiento
Como nota aparte pero muy importante debemos destacar que muchas
veces, especialmente durante la adolescencia, se suele confundir entre
el estar enamorado "de alguien" y estar enamorado "de la sensación", lo
que se conoce comúnmente "estar enamorado del amor". El estado es
tan intenso y frecuente que a veces resulta sumamente difícil establecer
la diferencia.
Podemos llevarnos así con la gente, pero no podemos decir que eso sea
amistad (y mucho menos amor). Del mismo modo podemos estar con
alguien del otro sexo porque nos hace sentir bien pero "todavía" eso no
es amor (por más que tenga a los chicos "colgados de una nube").
Pero también se puede volver miedoso: como uno mismo exige del otro
«perfección sin el más mínimo defecto», sufre constantemente miedo de
ser abandonado, porque todos tenemos defectos y todos tenemos días
buenos y días malos.
B 3. Amor
Esta es una de las paradojas del amor: se desinteresa del placer y del
encanto y los asume haciéndolos permanentes. Tanto atracción como
enamoramiento dependen del amor, de lo contrario pierden su sentido.
Esta última etapa del esquema nos pone en contacto con aquellas
reacciones que se producen cuando se busca cultivar cada una de las
emociones.
Atracción Placer
Enamoramiento Encanto
Amor Felicidad
C 1. Placer
Alguien dijo alguna vez que el placer es la gota de aceite que Dios o la
Naturaleza pusieron para hacer que la «maquinaria» de relación
profunda entre dos personas y de procreación funcionara
adecuadamente. Esto es cierto. Pero dijo gota, no barril.
Por otro lado el placer satura y finalmente aburre (las cosas, aunque
parezca que nos van a divertir siempre, pueden llegar a aburrirnos). Por
tanto para mantenerse exige más intensidad del estímulo que lo
produjo, nuevas sensaciones. Esto tiene su peligro pues genera
descontrol en las personas que sólo buscan el placer más refinado o
más intenso.
C 2. Encanto
Finalmente hay que decir que este estado suele ser tan intenso que, a
una con el placer, confunden, llevando a decir que el amor es un
sentimiento que «te toca». Pero pensemos un segundo: si la felicidad, y
especialmente la de la vida de pareja, dependiera únicamente de que
«nos toque» el príncipe azul perfecto o la mujer sin defectos, que haga
perdurar el sentimiento por siempre, incluso a pesar de nuestros
cambios y variaciones, entonces el azar podría jugar caprichosamente
con nosotros y esto nos estaría privando de la fuente del amor, esto es,
la libertad.
C 3. Felicidad
Cuando se ama «yo» soy tan importante para el otro y el «otro» para
mí de modo que juntos logramos construir un «nosotros» en el que
somos únicos y no intercambiables. Esta es la verdadera felicidad: al
tener el propio lugar y ser alguien especial para otro
independientemente de lo que tenga para dar o lo bien que lo haga
pasar.