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AFECTIVIDAD Y SEXUALIDAD

Seminario Menor. San José de la Mariquina. Abril 2014.

Se trabajó durante dos días, primero con el grupo de III° Medio y después con los
alumnos de IV° Medio del centro.

El objetivo de las sesiones de trabajo fue analizar la propuesta que la sociedad actual
presenta sobre lo que deben ser las relaciones afectivas, frente a las relaciones que
realmente contribuyen a la felicidad de la persona.

IMPARTE: Isabel Ortega Hernando.

Orientadora vocacional.

Licenciada en Derecho. Especialista en Mediación Familiar, Escolar y con Menores


(Universidad de Comillas). Especialista en Pastoral Familiar (Instituto Juan Pablo II-
Universidad Lateranense).
INTRODUCCIÓN. Metodología.

Se comenzó justificando el uso del cine como herramienta conductora de las sesiones: el
cine permite realizar un proceso de identificación-proyección a la persona. En las
historia es posible reconocer situaciones de la propia vida y/o buscamos similitudes con
las historias que la persona está viviendo.

En muchas ocasiones, se llega a reconocer en lo vivido por otro aquello que uno desea
para sí. Pero para ello, es necesario formar una actitud crítico y entender cuál es el
sentido del hombre, a qué está llamado, dónde está su felicidad.

SER EL PROTAGONISTA. La persona.

Dos premisas importantes sobre el concepto de “persona”:

1. Se es persona en dos modos diferentes: hombre y mujer, los cuales vienen


biológica y personalmente determinados
2. Unidad alma y cuerpo.

La respuesta a la pregunta “¿quién es el otro para mí?”, un medio o un fin, determina


también a la persona y el tipo de relaciones que mantiene.

La persona tiene el reto de decidir si quiere ser PROTAGONISTA (tomar su decisiones de


forma libre) o SECUNDARIO (vivir su vida en un segundo plano, dejando que su historia
quede supeditada a las decisiones de los demás).

Sabemos quién es la persona al analizar sus acciones: SE NOS CONOCE POR NUESTROS
ACTOS.

NUESTRA SOCIEDAD. El pansexualismo.

El propio término “pansexualismo” ya hace referencia a una comprensión global de la


cultura, centrada en una comprensión de la sexualidad humana bien determinada. Esta
absolutización de la sexualidad está caracterizada por tres notas fundamentales: la
identificación de sexualidad y genitalidad, la consideración de la misma como un objeto
de consumo y el relativismo de la libertad individual.
En este ambiente, existe una sobreexposición de la persona a estímulos sexuales. El
cine, la publicidad, los medios de comunicación… El atractivo de todo radica en el
placer que produce. La persona queda esclavizada por sus propios deseos y la falta de
reconocimiento de una Verdad sobre el hombre.

La sexualidad queda reducida a placer y el sexo es un producto más de consumo.

Es en este ámbito donde los jóvenes deben librar su batalla.

LA PERSONA Y LA EXPERIENCIA AMOROSA.

La felicidad de la persona radica en amar y ser amado. Pero no es válido cualquier amor.
EN el fondo, la persona, no desea cualquier amor.

Se analiza fenomenológicamente la experiencia amorosa percibiendo que en el


encuentro de un hombre y una mujer, se activan diferentes dinamismos.

Dimensión corporal. (Escena “The holiday”). En este primer nivel, la reacción peculiar es
la excitación ante el cuerpo de una persona de sexo opuesto que es complementario al
nuestro. Se trata de un dinamismo del cuerpo y de determinados órganos que está
finalizado naturalmente al cuerpo y a los órganos de la persona de sexo opuesto. El
hombre se dirige a la mujer y viceversa, buscando una complementariedad. La persona
es vista bajo la perspectiva de sus valores físicos.

Dimensión psico-afectiva. (Escena “Titanic”). En esta segunda dimensión participa no


solamente el cuerpo, sino la interioridad de la persona, e implica también una reacción
peculiar: la emoción ante el modo como hombre y mujer encarnan los distintos valores
humanos, dándoles su propia originalidad (seguridad, fortaleza, inteligencia, arrojo /
encanto, ternura, intuitividad, paciencia, simpatía, alegría). Se trata, ahora, no tanto
de un impulso sino de un estado sentimental que se abre a otras dimensiones de la
persona, no sólo a su cuerpo. Son dimensiones o valores ligados al hecho de ser hombre
o mujer, abriendo la posibilidad de una complementariedad afectiva. El nivel anterior no
ha sido eliminado, porque se mantiene en su justo nivel: la atracción del cuerpo
continúa, pero integrada en una atracción más profunda.
Dimensión personal. (Escena “Crepúsculo”). La reacción propia de esta nueva dimensión
es la admiración, que implica el nivel superior de la vida psíquica del hombre: la
inteligencia y la voluntad. La admiración nace cuando se percibe que la atracción que
ejerce la persona de sexo opuesto no está sólo centrada ni dirigida a sus valores
sensuales o afectivos, sino principalmente que tal atracción está centrada en la persona
misma. El valor ahora no es una cualidad de la persona (su cuerpo su inteligencia, su
simpatía...) sino la persona misma.

Dimensión trascendente. (Escena “Un paseo para recordar”). Cuando la persona de sexo
opuesto nos atrae no solamente por sus valores corporales o afectivos, o por su misma
persona, sino porque en ella se descubre un misterio que va más allá: el misterio de
Dios. Aquí es donde se percibe la irremplazabilidad eirrepetibilidad de la persona
humana, porque es amada singularmente por Dios. Como dice la Gaudium et Spes, “la
persona humana es la única criatura sobre la tierra que Dios ha amado por sí misma”.

Todas estas dimensiones están comunicadas entre sí, no son lineales o secuenciales.
Como decía C.S. Lewis, “lo que está abajo sostiene lo que están en lo alto”, del mismo
modo que lo que está arriba da sentido a lo que se encuentra abajo. Por eso, al aparecer
el deseo en la persona, el deseo sexual, que a diferencia de otros deseos, no queda
colmado en su satisfacción porque apunta siempre a una promesa de algo más, la
persona debe trabajar para integrar el objeto al cual se dirige su deseo: el cuerpo, un
valor, la persona o el misterio que produce el gozo. Si se pregunta a cualquiera en qué
manera le gustaría ser amado, la respuesta parece clara. Escena “Moulin Rouge”: “Lo
más grade que puede sucederte en la vida es que ames y seas correspondido”.

SINCERIDAD EN LOS GESTOS

Escena “La Ola”. Un gesto sexual, como un beso, aunque a primera vista puede tener un
significado universal (cariños, amor, entrega), analizado en profundidad, en una relación
determinada, en una situación concreta, puede tener un significado totalmente
diferente (posesión) e incluso contrario (traición, como el beso de Judas).
La persona es la que con sus acciones da significado a sus gestos. Quien manipula los
gestos, reduce drásticamente su capacidad de amar: el amor verdadero trasnmite
siempre la verdad.

La elección es de la persona: buscar o quedarse con el gesto físico en sí mismo o buscar


o quedarse con el significado real que transmite. Ante un regalo ¿elegimos el envoltorio
(lo más aparente, atractivo y llamativo) o el contenido (lo que el otro de verdad quiere
para nosotros)?

Escena “Titanic”: incluso el gesto de la relación sexual completa puede llegar a


manipularse. La unión total de cuerpos que se produce ¿tiene debajo una real unión
total de vida? Sólo en tal caso, que tiene lugar dentro del matrimonio, ese gesto puede
ser considerado como verdadero.

Dinámica: EL CORAZÓN

Nuestro corazón es sensible a las experiencias vividas, que dejan una huella afectiva en
el corazón de la persona. Cuando la huella es negativa, es difícil restaurar humanamente
el corazón.

Dinámica: dibujar un corazón grande en un folio. Dividirlo por la mitad. En una mitad, se
anota el nombre de personas (o experiencias) que han cuidado nuestra corazón, que lo
han acogido… En la otra, el nombre de personas (o experiencias) que no han cuidao
nuestro corazón, que lo han herido, que lo han lastimado e incluso maltratado.

Cuando se ha terminado, se hace una bolsa con el papel, Cuando todos tienen la bola, se
les da un minuto para que intenten estirar la hoja y quede como estaba al principio,
cosa que es imposible.

Pero el corazón “arrugado” puede restaurarse. No por las propias fuerzas humanas. Sólo
Dios puede hacerlo. Por eso, cuando el hombre cae (y en el ámbito de la afectividad y la
sexualidad es muy fácil que caiga, por la fuerza que tiene el deseo sexual), Dios está
esperando a que le tienda la mano para ayudarle a levantarse. (Himno Ez. 36, 25-26).
LA SEXUALIDAD EN EL NOVIAZGO. La castidad.

¿Cómo vivir la sexualidad durante el pololeo, durante el noviazgo? Esta es la pregunta de


muchos jóvenes que muchas veces la viven según lo que han visto a su alrededor sin
haber tenido nunca una palabra, un referente claro. Pero existen referentes claros:
Cristo (Mt. 19, 16-22) y el Magisterio de la Iglesia (Veritatis Splendor 8).

Aunque la palabra “castidad” tiene para los jóvenes una connotación negativa, lo cierto
es que es la virtud que permite amar totalmente, que permite que la entrega sea real,
en definitiva, que permite amar más y mejor al otro.

Cierto es que tiene vinculación con la templanza en cuanto dominio de sí, de las propias
pasiones. Aunque los jóvenes creen que mantienen relaciones sexuales porque son
libres, sucede precisamente lo contrario: las mantienen porque están sometidos por sus
pasiones, por sus deseos. Y nadie puede entregar lo que no tiene: si la persona no se
posee, no posee su cuerpo, sus pasiones, es imposible que pueda entregarse a otra.

Pero además de esta tan necesaria vinculación a la templanza, la vinculación a la virtud


de la caridad es también clara. Sólo siendo casto puedo amar totalmente según mis
circunstancias, mi estado de vida.

Cuando uno no consigue integrar el deseo y lo lleva a cabo buscando un placer (la
búsqueda de placer erótico es muy pobre, es desear muy poco), pierde la posibilidad de
buscar la felicidad que le ofrece la promesa de la comunión.

De hecho, no se trata de reprimir, es decir, decir “no”, porque sí, porque me lo han
dicho, sino de renunciar a un bien, que es el placer físico momentáneo, por un bien
mayor: la donación recíproca en totalidad

En el ambiente pansexual en el que se vive, es necesario ofrecer una palabra sobre la


intimidad y el pudor. El pudor está unido a la intimidad en cuanto a cuidar los valores
personales. Cada cultura puede tener un sentido diferente del pudor. Cuidar cómo se
muestra y cómo se mira el cuerpo es una tarea principal dentro de esta situación.
Focalizar la mirada en el cuerpo, impide contemplar la totalidad de la persona. Es la
paradoja de la pornografía: a pesar de mostrar todo el cuerpo desnudo, apenas muestra
nada sobre la persona.
¿Cuál es la cuestión sobre las relaciones prematrimoniales? La cuestión va más allá del
miedo a un embarazo precoz. Durante el pololeo y el noviazgo, no se da el marco global
de entrega y acogida del otro en la totalidad de lo que la persona es, ya que falta un
acto de donación mutua irrevocable. No puede dirigirse a expresar la donación de uno
mismo puesto que no hay voluntad de donarse, sino más bien de “poseerse” de
“disfrutarse” sin más. En este marco, las relaciones prematrimoniales implican un
tenerse sin recibirse ni acogerse. Mantener relaciones sexuales durante el pololeo o el
noviazgo es manipular, falsificar, el gesto (es dar valor al envoltorio en lugar de al
contenido).

EL AMOR EN REALIDAD ES…

Amar implica dos dimensiones. Una pasiva: me sucede, el otro me atrae, me enamora…
¿Y hay alguien que pueda decidir cuándo y de quién se enamora? Y más aún, ¿es posible
elegir “desesenamorarse”? Pero hay otra que no es así, sino que implica poner en juego
la voluntad: elegir amar al otro.

Amar consiste en querer a la persona amada en sí mismo y además, en elegir bienes para
el amado. El tipo de bienes que uno elige para la persona amada, mide la calidad del
amor.

Película “Up”. La historia de amor de Carl y Ellie. AMAR ES ELEGIR AL OTRO Y


COMPARTIR LA VIDA.

Cortometraje “Huevo o gallina”. AMAR ES ELEGIR RENUNCIAR A UNO MISMO PARA


CONSTRUIR UNA VIDA EN COMÚN.

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