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Se trabajó durante dos días, primero con el grupo de III° Medio y después con los
alumnos de IV° Medio del centro.
El objetivo de las sesiones de trabajo fue analizar la propuesta que la sociedad actual
presenta sobre lo que deben ser las relaciones afectivas, frente a las relaciones que
realmente contribuyen a la felicidad de la persona.
Orientadora vocacional.
Se comenzó justificando el uso del cine como herramienta conductora de las sesiones: el
cine permite realizar un proceso de identificación-proyección a la persona. En las
historia es posible reconocer situaciones de la propia vida y/o buscamos similitudes con
las historias que la persona está viviendo.
En muchas ocasiones, se llega a reconocer en lo vivido por otro aquello que uno desea
para sí. Pero para ello, es necesario formar una actitud crítico y entender cuál es el
sentido del hombre, a qué está llamado, dónde está su felicidad.
Sabemos quién es la persona al analizar sus acciones: SE NOS CONOCE POR NUESTROS
ACTOS.
La felicidad de la persona radica en amar y ser amado. Pero no es válido cualquier amor.
EN el fondo, la persona, no desea cualquier amor.
Dimensión corporal. (Escena “The holiday”). En este primer nivel, la reacción peculiar es
la excitación ante el cuerpo de una persona de sexo opuesto que es complementario al
nuestro. Se trata de un dinamismo del cuerpo y de determinados órganos que está
finalizado naturalmente al cuerpo y a los órganos de la persona de sexo opuesto. El
hombre se dirige a la mujer y viceversa, buscando una complementariedad. La persona
es vista bajo la perspectiva de sus valores físicos.
Dimensión trascendente. (Escena “Un paseo para recordar”). Cuando la persona de sexo
opuesto nos atrae no solamente por sus valores corporales o afectivos, o por su misma
persona, sino porque en ella se descubre un misterio que va más allá: el misterio de
Dios. Aquí es donde se percibe la irremplazabilidad eirrepetibilidad de la persona
humana, porque es amada singularmente por Dios. Como dice la Gaudium et Spes, “la
persona humana es la única criatura sobre la tierra que Dios ha amado por sí misma”.
Todas estas dimensiones están comunicadas entre sí, no son lineales o secuenciales.
Como decía C.S. Lewis, “lo que está abajo sostiene lo que están en lo alto”, del mismo
modo que lo que está arriba da sentido a lo que se encuentra abajo. Por eso, al aparecer
el deseo en la persona, el deseo sexual, que a diferencia de otros deseos, no queda
colmado en su satisfacción porque apunta siempre a una promesa de algo más, la
persona debe trabajar para integrar el objeto al cual se dirige su deseo: el cuerpo, un
valor, la persona o el misterio que produce el gozo. Si se pregunta a cualquiera en qué
manera le gustaría ser amado, la respuesta parece clara. Escena “Moulin Rouge”: “Lo
más grade que puede sucederte en la vida es que ames y seas correspondido”.
Escena “La Ola”. Un gesto sexual, como un beso, aunque a primera vista puede tener un
significado universal (cariños, amor, entrega), analizado en profundidad, en una relación
determinada, en una situación concreta, puede tener un significado totalmente
diferente (posesión) e incluso contrario (traición, como el beso de Judas).
La persona es la que con sus acciones da significado a sus gestos. Quien manipula los
gestos, reduce drásticamente su capacidad de amar: el amor verdadero trasnmite
siempre la verdad.
Dinámica: EL CORAZÓN
Nuestro corazón es sensible a las experiencias vividas, que dejan una huella afectiva en
el corazón de la persona. Cuando la huella es negativa, es difícil restaurar humanamente
el corazón.
Dinámica: dibujar un corazón grande en un folio. Dividirlo por la mitad. En una mitad, se
anota el nombre de personas (o experiencias) que han cuidado nuestra corazón, que lo
han acogido… En la otra, el nombre de personas (o experiencias) que no han cuidao
nuestro corazón, que lo han herido, que lo han lastimado e incluso maltratado.
Cuando se ha terminado, se hace una bolsa con el papel, Cuando todos tienen la bola, se
les da un minuto para que intenten estirar la hoja y quede como estaba al principio,
cosa que es imposible.
Pero el corazón “arrugado” puede restaurarse. No por las propias fuerzas humanas. Sólo
Dios puede hacerlo. Por eso, cuando el hombre cae (y en el ámbito de la afectividad y la
sexualidad es muy fácil que caiga, por la fuerza que tiene el deseo sexual), Dios está
esperando a que le tienda la mano para ayudarle a levantarse. (Himno Ez. 36, 25-26).
LA SEXUALIDAD EN EL NOVIAZGO. La castidad.
Aunque la palabra “castidad” tiene para los jóvenes una connotación negativa, lo cierto
es que es la virtud que permite amar totalmente, que permite que la entrega sea real,
en definitiva, que permite amar más y mejor al otro.
Cierto es que tiene vinculación con la templanza en cuanto dominio de sí, de las propias
pasiones. Aunque los jóvenes creen que mantienen relaciones sexuales porque son
libres, sucede precisamente lo contrario: las mantienen porque están sometidos por sus
pasiones, por sus deseos. Y nadie puede entregar lo que no tiene: si la persona no se
posee, no posee su cuerpo, sus pasiones, es imposible que pueda entregarse a otra.
Cuando uno no consigue integrar el deseo y lo lleva a cabo buscando un placer (la
búsqueda de placer erótico es muy pobre, es desear muy poco), pierde la posibilidad de
buscar la felicidad que le ofrece la promesa de la comunión.
De hecho, no se trata de reprimir, es decir, decir “no”, porque sí, porque me lo han
dicho, sino de renunciar a un bien, que es el placer físico momentáneo, por un bien
mayor: la donación recíproca en totalidad
Amar implica dos dimensiones. Una pasiva: me sucede, el otro me atrae, me enamora…
¿Y hay alguien que pueda decidir cuándo y de quién se enamora? Y más aún, ¿es posible
elegir “desesenamorarse”? Pero hay otra que no es así, sino que implica poner en juego
la voluntad: elegir amar al otro.
Amar consiste en querer a la persona amada en sí mismo y además, en elegir bienes para
el amado. El tipo de bienes que uno elige para la persona amada, mide la calidad del
amor.