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b. ¿Qué es la sexualidad?
Está presente en todas las esferas de nuestro ser. A nivel físico marca
unas diferencias claras y evidentes entre los dos sexos. Pero estas diferencias
serían las más externas, las más visibles. No podemos pasar por alto aquellas
diferencias a niveles más profundos e íntimos, aquellas que se dan a nivel
psicológico, emocional y espiritual. Y aunque luchemos por igualar derechos
al hombre y a la mujer, no nos debemos confundir, tenemos los mismos
derechos pero somos diferentes, profundamente distintos. Y esto lo debemos
ver como un regalo que cada uno aporta al otro. Nos enriquece, y hace que
valoremos más al otro, porque es alguien distinto a mí, es un misterio que
tengo que aprender a descubrir, a desentrañar, a comprender, a valorar y a
amar.
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Angel M. Rodríguez, profesor de la Pontificia Universidad Católica de
Chile, afirma que:
“Son tres los que le hacen un regalo a ese bebé chiquitín que comienza
a vivir: el papá, la mamá y Dios que le regala una chispa de su Amor que es
la que configura el “alma”.
1
Rodríguez Guerro, Angel M., Antropología y Sexualidad: Amor, Afecto y Sexualidad.
Pontificia Universidad Católica de Chile. Edición interna, 1993.
2
para siempre”.
3
Exige en primer lugar, la aceptación, el respeto y la atención especial a la
persona del otro, a pesar de todas las dificultades que la relación presenta”. 2
2
Veronese, Giulia. “Corporeidad y Amor: La dimensión humana del sexo”. Madrid. Editorial Ciudad
Nueva, 1987.
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Otra forma de educar es aquella “más verbal”, en la que nosotros
contestamos a todas las preguntas que nos hacen durante esta primera etapa
relacionadas con este tema. En las respuestas que demos, si lo hacemos
nosotros, tendremos la posibilidad de ponerle “nuestro propio sello”. Es algo
maravilloso poder crear ese clima de confianza y confidencia para hablar,
con ellos, de su origen que no fue otro que el Amor.
Les voy a hablar del Amor con una definición clara y aguda de una de las
personalidades de nuestro tiempo y seguro muy querida para muchos de los aquí
presentes. Juan Pablo II expuso hablando a los jóvenes, en el año 2000, en
Francia:
“El amor no es sólo un sentimiento, una emoción que nos invade y del
cual somos más o menos espectadores pasivos. Lejos de ser una inclinación
instintiva, el amor es una decisión consciente de la voluntad de ir hacia los otros.
Para poder amar en verdad, es necesario desapegarse de muchas cosas y sobre
todo de sí mismos, dar gratuitamente, amar hasta el final. Este desapego de sí es
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fuente de equilibrio. Es el secreto de la felicidad”. 3
También el gran psicólogo Erick Fromm, que dedicó casi toda su obra a
abordar esta temática señaló con lucidez extrema:
Raimondo Scotto afirma en su libro “El lenguaje del amor” que: “Hoy, en
realidad, hablando de la relación entre los dos sexos se prefiere el término de
reciprocidad al de complementariedad para indicar no tanto el ensamblarse de
dos mitades, sino el encuentro de dos personas que, si bien en el acto
matrimonial se transforman en una sola carne, permanecen siempre como dos”.6
Chiara Lubich, nos enseña a vivir este “como” mirando a Jesús Crucificado
y Abandonado. Cuando Jesús grita al Padre: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has
abandonado? Chiara nos dice que en ese momento Jesús lo pierde todo, incluso
aquello más preciado que tenía, lo único que le quedaba: la relación con su
Padre y… también la pierde. Se hizo “nada” por nosotros.
Esto nos abre un nuevo horizonte, hacia una nueva comprensión del Amor:
la de “anularse” por amor. Nos revela la esencia misma del amor, que
precisamente no siendo, es.
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sexual es también precioso. Conseguir ponerse en la piel del otro, hacerse uno
con él, sería tratar de entrar en la dimensión de la sexualidad del otro, que es
distinta. De hecho, entre el hombre y la mujer existen formas profundamente
distintas de expresar su propia genitalidad.
Pero… según Giorgio Marchetti una persona con una amplia formación:
médico, psicólogo, sacerdote y teólogo especializado en Moral.
Afirma:
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Giorgio Marcheti, “Sobre el mandamiento nuevo o Etica Trinitaria. Castell Gandolfo 2004. Tema
desarrollado en un Congreso del Movimiento de los Focolares
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Soy dueño de mí mismo cuando conozco mis impulsos, mis deseos, mis
sentimientos, cuando soy capaz de aceptarlos y guiarlos a luz de la razón,
contrastándolos con mi escala de valores, mis metas… trabajando mi voluntad… y
sintiéndome libre, libre para amar.
Solo si soy dueño de mí mismo podré darme a los demás, si no me poseo
¿Qué les puedo dar?
Así, cuando Giorgio Marchetti habla con los jóvenes, que tan arraigado
tienen dentro el deseo de libertad, les dice:
El ser humano está hecho para el amor y más crece y madura cuando más
conquista la capacidad de amar y dejarse amar. Será cada vez más libre cuando
más conquiste la capacidad de orientar todos sus impulsos también los sexuales,
hacia el amor.
Seguro que después de esta exposición más de uno pensará… pero hay
situaciones muy difíciles… a veces no se sabe que hacer… Todo está terminado
con mi marido, con mi mujer…
Pero si que es cierto que en estos tiempos se facilita como única y mejor
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Giorgio Marcheti, “La conquista de la libertad”. Castell Gandolfo 2001. Tema desarrollado en un
Congreso del Movimiento de los Focolares.
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solución la ruptura cuando el amor “desaparece”, cuando se produce un cambio
de sentimientos y “ya no siento aquello que sentía al principio”, a desaparecido
el amor, “me he desenamorado” dicen algunos, si ya no siento nada ¿por qué
seguir con esta persona?…
¡Como si los sentimientos fuera lo que nos tiene que guiar a la hora de
actuar en un momento de crisis en nuestro matrimonio! Si esto fuera así en otros
aspectos de nuestra vida… ¡qué mal nos irían las cosas! Por qué en la relación de
pareja o en el matrimonio les damos a ellos el papel principal? ¿Por qué a veces
nos comportamos de forma tan simplista, tan pueril? ¿Por qué no nos planteamos
la cuestión desde otro punto de vista?
Otro libro maravilloso que hace ya poco más de un año leí fue de
Raimondo Scotto, al que he nombrado en alguna ocasión a lo largo de mi
exposición, “El lenguaje del amor”. Su lectura fue para mí una experiencia muy
enriquecedora. He gozado leyéndolo… había momentos en los que me sentía
sobrecogida por la belleza con la que se expresa. Me identificaba con toda la
corriente que inspira e ilumina su forma de tratar la sexualidad y su relación con
el amor.
De este libro tomo las palabras con las que deseo terminar esta charla:
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L. Buscaglia, Nati per amare, Mondadori, Segrate 1993, p. 240
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