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El documento describe el soliloquio como un monólogo interior en el que un personaje reflexiona en voz alta. Expone que en este recurso literario el personaje enfatiza lo que está experimentando más que su propia imagen. Pone como ejemplo clásico de soliloquio el episodio "La Herida" de la novela Hijo de ladrón, donde el protagonista Aniceto Hevia dialoga consigo mismo sobre las heridas que dejan una huella en la existencia.
El documento describe el soliloquio como un monólogo interior en el que un personaje reflexiona en voz alta. Expone que en este recurso literario el personaje enfatiza lo que está experimentando más que su propia imagen. Pone como ejemplo clásico de soliloquio el episodio "La Herida" de la novela Hijo de ladrón, donde el protagonista Aniceto Hevia dialoga consigo mismo sobre las heridas que dejan una huella en la existencia.
El documento describe el soliloquio como un monólogo interior en el que un personaje reflexiona en voz alta. Expone que en este recurso literario el personaje enfatiza lo que está experimentando más que su propia imagen. Pone como ejemplo clásico de soliloquio el episodio "La Herida" de la novela Hijo de ladrón, donde el protagonista Aniceto Hevia dialoga consigo mismo sobre las heridas que dejan una huella en la existencia.
Corresponde a un tipo de monologo interior que necesita una reflexión
estructurada, pues en ella el personaje argumenta para ser oído. Se puede hablar de una “reflexión en voz alta”. En esta modalidad, el personaje enfatiza el acontecer en el que circula en desmedro de su propia imagen. Desde el punto de vista de la forma aparece mucho más organizado y lógico que otros recursos de esta línea. Un clásico ejemplo de soliloquio lo constituye el episodio de la “Herida” de la novela chilena Hijo de ladrón de Manuel Rojas. En esta obra, Aniceto Hevia, el protagonista, dialoga consigo mismo en torno a las heridas que dejan un estigma en nuestra existencia. El autor del texto juega con las emociones del lector y lo invita a hacerse participe de las percepciones de su personaje.
Imagínate que tienes una herida en alguna parte de tu cuerpo, en
alguna parte que no puedes ubicar exactamente, y que no puedes, tampoco, ver ni tocar, y supón que esa herida te duele y amenaza abrirse o se abre cuando te olvidas de ella y haces lo que no debes, inclinarte, correr, luchar o reír; apenas lo intentas, la herida surge, su recuerdo primero, su dolor enseguida: aquí estoy, anda despacio. No te quedan mas que dos caminos: o renunciar a vivir así, haciendo a propósito lo que no debes, o vivir así, evitando hacer lo que no debes.”