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Soliloquio

Corresponde a un tipo de monologo interior que necesita una reflexión


estructurada, pues en ella el personaje argumenta para ser oído. Se puede
hablar de una “reflexión en voz alta”. En esta modalidad, el personaje
enfatiza el acontecer en el que circula en desmedro de su propia imagen.
Desde el punto de vista de la forma aparece mucho más organizado y lógico
que otros recursos de esta línea. Un clásico ejemplo de soliloquio lo
constituye el episodio de la “Herida” de la novela chilena Hijo de ladrón de
Manuel Rojas. En esta obra, Aniceto Hevia, el protagonista, dialoga consigo
mismo en torno a las heridas que dejan un estigma en nuestra existencia. El
autor del texto juega con las emociones del lector y lo invita a hacerse
participe de las percepciones de su personaje.

Imagínate que tienes una herida en alguna parte de tu cuerpo, en


alguna parte que no puedes ubicar exactamente, y que no puedes, tampoco,
ver ni tocar, y supón que esa herida te duele y amenaza abrirse o se abre
cuando te olvidas de ella y haces lo que no debes, inclinarte, correr, luchar o
reír; apenas lo intentas, la herida surge, su recuerdo primero, su dolor
enseguida: aquí estoy, anda despacio. No te quedan mas que dos caminos: o
renunciar a vivir así, haciendo a propósito lo que no debes, o vivir así,
evitando hacer lo que no debes.”

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