Está en la página 1de 69

Taller de

escritura Centro Cultural PUCP


Enrique Planas

creativa
La técnica
El narrador
Nuestro primer personaje
 El narrador es un personaje creado por el autor, que tiene la misión
de contar la historia. Hay diferentes tipos de narrador según el punto
de vista que adopta y la información de que dispone para contar.
 Su punto de vista es el ángulo de visión que adopta para contarnos
su historia. Por eso se habla también de focalización: el foco desde
el que se irradia la acción.
El narrador es la voz de la historia

 Ya desde el “érase una vez” de nuestra infancia podemos ver claramente que para contar
una historia oral o escrita hace falta un narrador, un nexo entre dicha historia y el receptor
de la misma. Todos los textos, incluso los informes o los reportajes, tienen un narrador
porque están contados desde un punto de vista concreto, con un enfoque, un ángulo y un
tono de voz determinados.
 El narrador nos ayuda a construir nuestra historia y a través de él describimos personajes,
ambientes y situaciones, transmitimos emociones, comentamos y anunciamos los diálogos,
creamos opiniones y dosificamos la información para crear el suspense o la intriga.
El Narrador y su punto de vista espacial

 La diferencia principal para clasificar los tipos de narradores proviene de su relación con el
espacio. Es decir, si éstos estén o no dentro de la acción que narran: si está dentro de la
narración, entonces el narrador es un personaje de la historia; si por el contrario está fuera
de la acción, no aparecerá en ningún caso como personaje.
El Yo: dentro de la historia

 Desde el momento en que el narrador está dentro de la acción, la selección de lo que se


cuenta es lógica: todo aquello en lo que no haya participado ese "yo", tampoco debe entrar
en la narración. La elección está en decidir si el narrador será protagonista o testigo.
Veamos las características de cada uno:

 NARRADOR PROTAGONISTA. El narrador asume el liderazgo de la historia, sea esta


autobiográfica o ficticia.
 NARRADOR TESTIGO. El narrador es un testigo que ha asistido al desarrollo de los
hechos.
El narrador protagonista

 El protagonista nos cuenta con sus propias palabras lo que siente, piensa, hace u observa.
La acción del relato es la historia de ese personaje y todos los personajes menores existen a
través de ese narrador-protagonista. Si se dedica a contar sólo lo que ve y hace, la
narración será objetiva; si además emite sus pensamientos, sentimientos y elucubraciones,
la narración será interna y subjetiva.

 Valga como ejemplo Carta a una señorita en París de Julio Cortázar:


 Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha. No tanto por los conejitos,
más bien porque me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del
aire, esas que en su casa preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne con polvos, el juego del
violín y la viola en el cuarteto de Rará. Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que vive
bellamente lo ha dispuesto todo como una reiteración visible de su alma, aquí los libros (de un lado en
español, del otro en francés e inglés), allí los almohadones verdes, en este preciso sitio de la mesita el
cenicero de cristal que parece el corte de una pompa de jabón, y siempre un perfume, un sonido, un crecer
de plantas, una fotografía del amigo muerto, ritual de bandejas con té y tenacillas de azúcar… Ah, querida
Andrée, qué difícil oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del propio ser, al orden minucioso que
una mujer instaura en su liviana residencia. Cuán culpable tomar una tacita de metal y ponerla al otro
extremo de la mesa, ponerla allí simplemente porque uno ha traído sus diccionarios ingleses y es de este
lado, al alcance de la mano, donde habrán de estar. Mover esa tacita vale por un horrible rojo inesperado
en medio de una modulación de Ozenfant, como si de golpe las cuerdas de todos los contrabajos se
rompieran al mismo tiempo con el mismo espantoso chicotazo en el instante más callado de una sinfonía
de Mozart. Mover esa tacita altera el juego de relaciones de toda la casa, de cada objeto con otro, de cada
momento de su alma con el alma entera de la casa y su habitante lejana. Y yo no puedo acercar los dedos a
un libro, ceñir apenas el cono de luz de una lámpara, destapar la caja de música, sin que un sentimiento de
ultraje y desafio me pase por los ojos como un bando de gorriones.
El narrador testigo

 En este caso, el narrador es un personaje secundario que nos cuenta las andanzas de ese
protagonista. Un caso claro de narrador-testigo es el del Doctor Watson que nos refiere las
andanzas de Sherlock Holmes, en las que él, aunque esté mezclado, no es el personaje
principal.
 La mayoría de la novela negra americana ha sido narrada utilizando este punto de vista de
narrador-testigo: el detective es testigo de la trama que comienza a investigar y no sabe más
que el lector acerca de ella. Así el lector va descubriendo e intrigándose con las mismas cosas
que el detective.
 Esta forma de narrar no nos da acceso a la vida interior del protagonista más que de forma
limitada. El narrador testigo no puede referirnos lo que piensa o siente sino a través de las
imágenes, y nunca a través del flujo mental del protagonista, puesto que no está dentro de él.
A veces este testigo no participa siquiera en la acción, sino que la cuenta o la lee en cartas.
 “Quisiera no haberle visto más que las manos, me hubiera bastado verlas cuando le di el
cambio de los cien pesos y los dedos apretaron los billetes, trataron de acomodarlos y, en
seguida, resolviéndose, hicieron una pelota achatada y la escondieron con pudor en un
bolsillo del saco; me hubieran bastado aquellos movimientos sobre la madera llena de tajos
rellenados con grasa y mugre para saber que no iba a curarse, que no conocía nada de
donde sacar voluntad para curarse" .

Juan Carlos Onetti, Los adioses


 Existen una serie de características generales que nos pueden ayudar a decidir si el
narrador en primera persona es el idóneo para nuestra historia:

 El narrador es el eje. Es un personaje principal de la historia que cuenta, siendo él mismo


el eje de la narración.

 Aporta credibilidad al personaje. El personaje que narra en primera persona se hace real
para el lector, se convierte en una voz, en una persona que le habla directamente.
 Un personaje tiene una forma de expresarse concreta, acorde con su carácter, su edad, su
procedencia, su estrato social, su formación, etc. Como narrador, se expresará de la misma
manera.

 El punto de vista es subjetivo. El narrador, como personaje que es, tiene un punto de vista de
los hechos limitado y subjetivo. El lector vivirá la historia a través de los ojos, opiniones,
pensamientos y emociones de dicho personaje.

 Ojo: se trata siempre del punto de vista del personaje, no del autor. Hay que procurar que el
personaje tenga vida propia y sea coherente si queremos que el lector se lo crea.
El narrador ambiguo

 Al narrar desde la segunda persona, mantiene un lugar ambiguo con relación a su punto de
vista. No sabemos si está dentro o fuera de la historia.

 Al narrar la historia en segunda persona crea un efecto especial: Parece estar contándose la
historia a sí mismo o a un yo desdoblado. El lector asume un curioso protagonismo.
 El narrador ambiguo describe e intuye: La carga psicológica al escribir con este tipo de
narrador es muy importante. Como si de un buen máster de rol se tratase, el narrador tiene
que describir bien lo que ocurre para que el lector se visualice a sí mismo en medio de la
escena. Además, ha de intuir las reacciones del lector para poder adaptarse a sus emociones
y pensamientos. De otra manera, el lector se sentirá estafado. Esto es, si quieres que se
emocione, el narrador tendrá que lograr que el lector se emocione a través de la
descripción y de los acontecimientos. De poco servirá que le digas: “Ahora estás
emocionado” si no logras que llegue a ese punto por su propio pie.

 La ambientación es fundamental: Precisamente para lograr que el lector se emocione o se


divierta, que viva la historia como propia y entre en el juego, la clave estará en la
ambientación. Tienes que crear una atmósfera real (que no necesariamente realista) y con
el peso suficiente como para envolver con ella al lector.
 El tiempo es el presente: El lector no tiene realmente los recuerdos que intentas generarle, no ha vivido
esas experiencias, sino que las está viviendo en tiempo presente. Por eso es importante que uses los verbos
en presente para dirigirte a él, como si de un guión se tratase. El lector es el actor que interpreta el papel
que tú has creado.

 De cualquier forma, piénsatelo bien antes de ponerte a escribir un texto en segunda persona. Tiene que ser
algo muy específico que de verdad lo requiera y además hay que saber hacerlo bien, porque si no es muy
posible que los lectores se sientan confusos con este narrador.

 Si a pesar de las dificultades que implica tienes ganas de aventurarte con este tipo de narrador, te
recomiendo que te leas antes algunos libros escritos con dicha técnica, para ver dónde funcionan y dónde
fallan, para analizar sus mecanismos.
 “Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien
jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a
cualquier otro”.

“Diario de invierno”, de Paul Auster.


“Ahora él le apartaba los cabellos con la mano y Teresa bajó los ojos. La mano [...] se posó luego
en el cuello de la muchacha, presionando levemente la nuca. [...] (Mal lo estás haciendo muy mal,
ignorante [...])
- Es lo normal. -Le acariciaba los cabellos, la línea suave de los hombros, la nuca-. Es tan fácil
quererte, tan sencillo. Lo más sencillo del mundo. Eres bonita, inteligente...
- Pero, ¿qué dices?
- Pues eso, que estás hecha para que te adoren (mal, muy mal, desgraciado, ¿qué te pasa?). Eres
un ángel.
Sus cuerpos se tocaron. Teresa seguía con los ojos bajos.

Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa


 “Gracias a ellos habías aprendido a amar tu ciudad (cosa sorprendente en un carácter difícil
como el tuyo este amor mantenido a lo largo de los años hacia unos lugares y unas calles
descubiertos sólo al filo de la juventud)”.

Juan Goytisolo “Señas de identidad”


La tercera persona: fuera de la historia

 Narrar en tercera persona presupone que el narrador no va a intervenir en la acción. No


existe como personaje, la narración discurre por sí sola sin que el yo intervenga. En este
caso también tenemos dos opciones:

 NARRADOR OMNISCIENTE (que todo lo sabe). El narrador omnisciente es aquel cuyo


conocimiento de los hechos es total y absoluto. Sabe lo que piensan y sienten los
personajes: sus sentimientos, sensaciones, intenciones, planes…

 NARRADOR OBSERVADOR. Sólo cuenta lo que puede observar. El narrador muestra lo


que ve, de modo parecido a como lo hace una cámara de cine. Sólo tenemos conocimiento
de lo que dicen o hacen los personajes pero no accedemos a su mundo interior
El narrador omnisciente

 Este tipo de narrador es dios en el microcosmos de la acción que se cuenta. Lo sabe todo:
el principio y el final de la historia, lo que los personajes sienten, piensan y hacen, lo que
deberían haber hecho y no hicieron, lo que soñaron, lo que recuerdan, lo que olvidaron y lo
que desean y odian. Es un dios que penetra en la conciencia de los personajes y desvela los
escondites de su personalidad.
 Dentro de este tipo de narradores está el alter ego. Que sólo sabe lo que piensa y siente el/
la protagonista. De los demás sólo sabe lo que el protagonista ve, escucha o piensa de
ellos. Un ejemplo de esta narración es La aventura de un lector de Ítalo Calvino
 Este narrador era el más frecuente en las novelas del siglo XIX y, como todos los demás, tiene
una serie de características que tendremos que valorar antes de elegirlo para nuestra historia:

 1. Lo sabe todo: Tal y como os comentaba antes, el narrador omnisciente lo conoce todos los
datos de la historia, así que puede contar cómo se sienten los personajes, de manera que el lector
tiene una mayor información de la escena que aquellos que la protagonizan.

 2. Explica, no sugiere: El narrador omnisciente no sugiere, sino que se encarga de explicar lo que
ocurre, juzga y desmenuza las causas y comportamientos de los personajes. El margen que se
deja al lector para imaginar y deducir por su cuenta no es tan grande como con otros narradores.

 3. Aporta credibilidad: Como consecuencia a lo comentado en el punto anterior, el narrador


omnisciente tiene una autoridad absoluta en la historia y lo que explica es lo que ocurre,
resultando un narrador mucho más verosímil que, por ejemplo, un narrador testigo. Por ello
puede ser una buena elección para las historias mágicas, fantásticas o de absurdo.
 4. Puede identificarse con el escritor: Al no formar parte directa de la historia y mantenerse
fuera de ella, puede interpretarse a veces como la voz del escritor, especialmente si el narrador
realiza algún juicio de valor.

 5. Permite los saltos en el tiempo y el espacio: Con este narrador resulta mucho más sencillo
cambiar de una escena a otra, aunque cambien en ellas los personajes y los escenarios. Ocurre
lo mismo con los flashbacks (cosas que han ocurrido en el pasado) y las elipsis (omisión de
escenas innecesarias, saltos de varios años en el tiempo de la historia…).

 6. Los personajes son instrumentos de la historia: Al usar un narrador omnisciente nos


encontramos con que la proximidad del lector y el protagonista es menor que, por ejemplo,
con una narración en primera persona. Además, la presencia del personaje principal se ve
perjudicada, ya que el lector no sólo recibe información de los sentimientos de éste, sino de
todo el elenco de personajes.
 “La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual.
Había pasado una noche confusa, y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con
antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al
fin”.

Luis Landero, Juegos de la edad tardía


 “Ana ya estaba enferma cuando la sobrecogió la catástrofe. Su enfermedad era
melancólica: sentía tristezas que no se explicaba. La pérdida de su padre la asustó más que
la afligió al principio. No lloraba; pasaba el día temblando de frío en una somnolencia
poblada de pensamientos disparatados”.

La Regenta, Leopoldo Alas Clarín.


Narrador observador

 Imaginemos una cámara de cine: con ella podemos seguir a los personajes donde vayan,
observar sus gestos y sus reacciones, saber de sus lágrimas, gritos, palideces y rubores,
pero será el lector quien interprete las emociones de los personajes y no el narrador.
Podemos tener conocimiento de sus actos, de lo que dice, pero nunca penetrar en su mente
o saber lo que han soñado esa noche.
 El narrador deficiente deja de ser un dios, es paralelo al narrador-testigo pero, a diferencia
de él, no es un personaje y por tanto, no está presente en la acción.
 “Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban riendo, conforme el agua les subía
por las piernas y el vientre y la cintura. Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se
les contagiaban como un cosquilleo nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos,
hasta que ambas estuvieron del todo mojadas, jadeantes de risa”.

Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama


 “Llegó el día de apartarme de la mejor vida que hallo haber pasado. Dios sabe lo que sentí
al dejar tantos amigos y apasionados, que eran sin número. Vendí lo poco que tenía, de
secreto para el camino, y con ayuda de unos embustes, hice hasta seiscientos reales”.

Historia de la vida del Buscón, Francisco de Quevedo.


 El narrador observador puede estar más o menos cerca de la acción, divisarla a lo lejos, presenciarla desde
dentro, espiarla, etcétera. Eso sí, siempre se trata de un personaje que observa la escena y nos la cuenta
haciendo pocas alusiones a sí mismo. Existen muchos tipos distintos de narradores testigos, cada uno con
sus particularidades. Algunos de los más usados son los siguientes:
 Observador impersonal: está determinado por la fotografía y el cine, ya que nos da la mirada de una
cámara. Casi siempre en tiempo presente, se limita a contar lo que se ve. Como ejemplo de este tipo de
narrador, tenemos La Colmena, de Camilo José Cela.
 Observador presencial: narra los hechos ocurridos tiempo atrás que él (o ella) presenció en persona. Como
ejemplos de este tipo de narrador tenemos al conocido Doctor Watson, ayudante del detective Sherlock
Holmes o a Íñigo Balboa, que en la saga escrita por Arturo Pérez Reverte recuerda las aventuras que vivió
cuando era un muchacho junto al Capitán Alatriste.
 El informante: cuenta la historia transcribiendo los hechos como si se tratase de un documento oficial o
una crónica, presentándolos como auténticos. El informe Brodie, de Borges, es un ejemplo de este tipo de
narrador.
 Todos ellos tienen una serie de características en común que nos pueden ayudar a la hora de
decidirnos por este tipo de narrador para contar una historia:

 1. No es el protagonista. El narrador observador nunca es el protagonista de los hechos relatados e


intenta contarlos de la forma más objetiva posible, tal y como los presenció.

 2. Tiene una visión limitada. Nos lo cuenta desde su punto de vista y está limitado por sus
percepciones. No puede estar en todas partes ni verlo todo, así como tampoco puede saber lo que
piensan los demás personajes.

 3. Describe y sugiere. Como consecuencia de los dos puntos anteriores, el narrador observador no
puede explicarnos los porqués de las acciones de otros personajes y rara vez realiza juicios de valor.
Se limita a describir lo que ve o vio y, en todo caso, nos sugiere en alguna ocasión lo que cree que
pasa, siempre desde su punto de vista.
 4. Aporta credibilidad. Aporta el realismo de que realmente están sucediendo esos hechos, es
como cuando alguien te cuenta de primera mano lo que ha visto. Se crea una conexión directa
entre el lector y el narrador, casi como si éste se estuviese confesando con el primero.

 5. Emplea el lenguaje del personaje. El narrador testigo siempre ha de expresarse como lo haría
el personaje que está relatando los hechos. Si se trata de un niño que nos cuenta la historia que
ha presenciado, no puede hablar como un adulto; si un policía escribe un informe sobre un
altercado, lo contará con el lenguaje con el que redacta sus informes…

 6. El narrador no es el autor. Y la voz del narrador no debe usarse como una forma de
introducirse en la propia historia, sino que debe tener vida propia y estar justificada dentro del
desarrollo del cuento o de la novela. Cuando se usa un narrador testigo, debe ser porque es la
mejor manera de contar esa historia
Los límites del narrador
 Aunque en el género del cuento, por su brevedad, suela usarse un sólo narrador, la novela
actual ha tendido a romper todos los corsés a los que estaba sujeta y ahora es frecuente leer
novelas que poseen más de un tipo de narrador.
 Los narradores en primera persona han sido considerados más verosímiles que los de
tercera porque siempre se tiende a creer más los informes directos que los indirectos; sin
embargo, estos narradores son esencialmente subjetivos y nos presentarán sólo una parte
de la acción o bien un único aspecto de los personajes y crean muchos problemas porque a
veces el escritor salta de la primera persona al narrador omnisciente (nunca el narrador en
primera persona puede saber lo que piensa otro personaje).
 En lo que a narradores en tercera persona concierne, el narrador omnisciente, por ejemplo,
es propio de la novela del siglo XIX, pero en la novela actual se le considera desfasado
porque construye una narración demasiado forzada y poco humana. Es el más sencillo de
utilizar porque no tiende a dar problemas formales.
 El narrador observador crea frialdad, recuerda el lenguaje cinematográfico y puede
quedársenos demasiado en la superficie. Requiere una trama argumental muy interesante
porque no puede esconderse en sentimientos ni en percepciones subjetivas del autor.
 Aunque estos cuatro tipos de narradores sean los "formales", ha estallado un universo de
combinaciones y variaciones incontables entre ellos. Otras opciones utilizadas son: el yo
en primera persona que a veces se transforma en nosotros, o bien el yo que no es una sola
persona sino varias, o cuando aparece el narrador en segunda persona.
¿Cómo dosifica la información el narrador?

 Seleccionando lo que se cuenta y lo que se omite (porque no es imprescindible o porque


resulta más sugerente no contarlo todo, por ejemplo).
 Eligiendo los momentos en los que mostrar la información, ofreciéndosela poco a poco al
lector para crear suspense.
 Haciendo las veces de oráculo, anticipando un acontecimiento que todavía no ha ocurrido
en la historia.
¿Cómo se elige el narrador adecuado?

 La mala noticia es que no hay una respuesta correcta a esta pregunta o, mejor dicho, no
hay una única respuesta correcta. La buena es que a medida que se van conociendo las
características de cada narrador, resulta más sencillo reflexionar sobre ello y decidirse por
una de las opciones.
 Lo importante a la hora de elegir un narrador determinado es tener claro qué se quiere
contar y cómo, así como las sensaciones que pretendéis crear en el lector. Sabiendo esto,
tendremos a nuestro narrador. A veces la decisión puede ser más intuitiva que racional. Lo
importante es que nos sintamos cómodos con el narrador escogido.
El tiempo

 El tiempo en el que se escriben cuentos y novelas está más relacionado con el tiempo
psicológico que el tiempo cronológico. El tiempo real o cronológico que es el que viven
tanto el autor como el lector no está presente en la novela, sino que esta se desliga del
tiempo real y pasa a situarse en un tiempo psicológico, aquel que nuestra percepción de la
realidad no puede describir, pero sabemos que existe en nuestra psiquis (ejemplo: el tiempo
que parece pasar instantáneamente cuando estamos disfrutando, y el tiempo que se hace
largo cuando estamos sufriendo, aunque realmente es el mismo tiempo cronológico, pero
nuestra mente nos hace alargar o acortar su duración de acuerdo a la situación que estemos
viviendo).
El tiempo del narrador

 Llamamos tiempo del narrador a la perspectiva temporal, en la que se encuentra el narrador, el


punto de observación que se le va a dar al lector. Se trata de especificar la posición en la que
está el narrador.
 Los acontecimientos de una narración no siempre se cuentan en orden cronológico, y ello hace
que sea más interesante lo que se narra.
 En una obra literaria, el narrador puede dar saltos temporales. Por ejemplo, adelantar algo de la
historia..
 Los saltos temporales pueden ir hacia atrás o hacia adelante. Si son hacia atrás se pueden
utilizar para explicar los motivos por los que sucede lo que sucede en la historia (se recurre al
pasado para justificar el presente). Si son hacia adelante son usados para crear tensión, para
interesar al lector y así éste quiera saber por qué van a pasar los hechos.
El punto de vista temporal

 El punto de vista temporal es la relación que existe en toda novela entre el tiempo del
narrador y el tiempo de lo narrado, reduciéndose a tres posibilidades que pueden ampliarse
en las variaciones de las mismas, a saber:
 a)El tiempo del narrador y el tiempo de lo narrado pueden coincidir en uno solo, en este caso
el narrador narra desde el presente gramatical
 b)El narrador puede narrar desde un pasado hechos que ocurren en el presente o en el futuro
 c)El narrador puede situarse en el presente o en el futuro para narrar hechos que han
ocurrido en el pasado (mediato o inmediato).
 Lo normal a lo largo de una novela es que se produzcan estos saltos o mudas de tiempo, y
deberían pasar inadvertidas al lector. Cuanto más inadvertidas pasen al lector y menos
llamativas sean podrán ser más eficaces en cuanto al poder de persuasión
Vamos a romper el tiempo

 Son los seis modos más utilizados para alterar el tiempo:

 PROLEPSIS
 ANALEPSIS
 SUMARIO
 ELIPSIS
 ACRONÍA
 UCRONÍA
Prolepsis

 Cuando adelantamos un hecho que todavía no ha sucedido, se cuenta antes de lo que


corresponde en la historia. La Prolepsis se usa para enganchar al lector, para que quiera
saber cómo se ha llegado a ese punto. También se utiliza para generar intriga.
El ejemplo más famoso…

 Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía


había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la
orilla de un río de aguas claras y diáfanas que se precipitaba por un lecho de piedras
pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.

Cien años de soledad. Gabriel García Márquez


Analepsis

 Cuando regresamos a un punto que ya hemos superado cronológicamente en nuestra


historia, para contar algo que no contamos en su momento. Se utiliza para explicar un
hecho del que no habíamos contado sus motivos. Se puede realizar por medio de
recuerdos, por ejemplo, narrando por qué el personaje, que en la actualidad es adulto, es
como es, volviendo a la niñez y por las circunstancias que sea quedó marcado y eso le hace
ser como es ahora.
Sumario

 Es una especie de resumen. Este recurso se utiliza para comprimir hechos y acciones. No
se especifican detalles, lo hace es comprimir las acciones.
Elipsis

 Esta ruptura temporal, se utiliza para eliminar líneas argumentales y conseguir que la
historia de saltos hacia adelante, cuando le convenga al autor, dinamizándola, o bien,
ocultando información que se irá descubriendo a medida que transcurre la historia. La
Elipsis sólo apunta un hecho, indica algo sin dar información. Los datos y detalles los pasa
por alto, no se explican los motivos.
Acronía

 Este recurso consiste en que dos líneas temporales se van entrelazando a lo largo del relato.
Ucronía

 Situarse en un momento histórico concreto, en el que el lector sabe lo que pasó, y a partir
de ahí, decir que eso no ocurrió. Se trata de imaginar que hubiera pasado si las cosas no
hubiesen sucedido como lo han hecho, sino de otra forma.
El narrador y el nivel de realidad

 El nivel de realidad en una novela se refiere al nivel o plano de realidad en el que se sitúa
el narrador y el nivel o plano de de realidad en que transcurre lo narrado. Pueden coincidir
o ser diferentes, lo que va generando ficciones distintas. Se pueden identificar dos planos
en cuanto al mundo que relatan las novelas: el mundo real (perfectamente verificable por el
lector) y el mundo fantástico (el mundo de lo mitológico, mágico, milagroso, legendario,
etcétera).
 En el narrador de una obra se pueden observar fácilmente en que plano de realidad se
encuentran, y muchas de ellas juegan con recursos diferentes al utilizar distintos puntos de
vista en donde un narrador-omnisciente o narrador-personaje narre la historia desde un
punto de vista realista, y otro narrador-personaje o narrador-omnisciente comience a
narrarla desde un punto de vista fantástico.
 Vargas Llosa añade en estas relaciones es que sin salir del plano de la realidad, las obras se
pueden sumergir en dos mundos perfectamente comprobables por los lectores, a saber, el
mundo objetivo (un mundo de hechos, cosas, personas, que existen de por sí) y un mundo
subjetivo (el mundo de la interioridad o psiquis humana, un mundo de emociones,
pensamientos, pasiones, fantasías, sueños, entre otros), y sin embargo la novela escrita en
cualquiera de los dos mundos no escapa del plano real al que pertenecen el autor y el
lector.
La mirada del escritor

Enrique Planas
Degas: Ensayo de danza
 Pastel sobre lienzo (1874)
 Visión fugaz y secreta de un estudio de ensayo
 Movimiento fluido, graciles cuerpos
 Trazos enérgicos y rápidos del pastel.
 El verdadero interés de Degas no eran las bailarinas ni la danza: le fascinaba era el
movimiento de formas y siluetas abstractas y las gráciles armonías de los colores.
Fra Angélico: La Anunciación

 La anunciación (1441)
 Descripción: María se arrodilla e inclina la cabeza aceptando
humildemente el mensaje de Gabriel. Al lado, San Pedro alienta
al espectador a contemplar con recogimiento.
 Características: calma, orden, sencillez
 Las formas rígidas y simplificadas y su sensible tratamiento de
la luz y el color revelan los últimos avances del arte florentino.
Artemisia Gentileschi: Judih y Holofernes (1620)
 (Roma 1593-Napoles 1652)
 Momento brutal: Judith separa la cabeza de Holofernes de su cuerpo. La sangre mancha
todo el lecho. La luz intensa realza la tensión.
 Dramatismo, la luz y el colorido, típicos de la pintura barroca.
Jean Auguste Ingres: La bañista de Valpincon
 (Montauban 1790-París 1867) (1808)
 Belleza clásica. Erotismo frío y lánguido que se torna ambiguo por su negativa a afrontar
la mirada del espectador.
 El único movimiento: el pequeño surtidor de agua (abajo).
 Ingres fue una de las figuras punteras de la tradición clásica en la Francia del siglo XIX.
Pintó numerosas escenas orientales idealizadas y exóticas con voluptuosaso desnudos, sin
salir de Europa.
René Magritte: La traición de las imágenes (1929)
 (Lessines 1898, Bruselas 1967)
 Llevar la contraria a la realidad.
 Títulos sin sentido a cosas que no necesitan título, negando lo evidente.
 Pero la frase advierte que no se debe confundir la imagen de un objeto con el
objeto tangible y real.
 En crisis: los conceptos de definición y representación. Las cosas no son lo que
parecen.
 Desafío al orden establecido y un ataque a la manera habitual de ser y pensar.
Lorenzo Bernini: El éxtasis de santa Teresa
 (Napoles 1598-Roma 1680)
 La santa tuvo una visión: un ángel le clava un dardo de oro en el
corazón.
 Desvanecida en el abandono físico y espiritual (simbolo de su amor
a Dios) la santa expresa la intensidad de la experiencia mística.
 Este mármol es ejemplo del espíritu barroco: dramatismo, emoción
y movimiento.
Lucian Freud: Muchacha con perro blanco (1952)
 (Berlín 1922)
 Kathleen, primera esposa del artista y un bull terrier inglés,
reclinados en el sofá.
 Tonos pálidos. Escena fría, sencilla.
 Complicidad entre mujer y perro, observandonos con mirada serena
pero intensa.
 Descripción magistral y obsesiva de la carne humana, con
imperfecciones exhibidas con descaro.
Caravaggio: Las dudas de santo Tomás
 (Caravaggio 1571-Porto Ercole 1610)
 La cabeza de Cristo y los tres apóstoles son el foco de la composición.
 Tensión dramática. Fuerza y proximidad. Realismo intenso producido por la luz severa y
las oscuras sombras (claro oscuro) no existe fondo.
 Rechazo a la idealización.
La incredulidad de Santo Tomás
(Sobre el cuadro de Matthias Stom)

Porque sabes que la carne engaña menos que la voz


bienaventurado;
porque necesitas hurgar en la herida,
tocar el cuerpo para saber que es cuerpo
bienaventurado;
porque no te basta la palabra de ningún dios
bienaventurado;
porque humildemente alargas la mano, palpas,
hueles, examinas, antes de asentir con la cabeza
porque no temes al ridículo de quien desciende a los detalles,
bienaventurado.
Patrono de los incrédulos,
de los que dudan,
de los que fruncen el ceño,
de los que desconfían de milagros y apoteosis,
Tomás, eres el único santo
ante el que me inclino.

(José Ovejero)

También podría gustarte