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Servicio Bíblico Latinoamericano

Semana 27 de setiembre al 3 de octubre de 2020 – Ciclo A

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Domingo 27 de Septiembre
26º Ordinario
Vicente de Paúl (1660)

Ezequiel 18,15-28: ¿Es injusto mi proceder?


Salmo 24: Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Filipenses 2,1-11: Tengan los sentimientos de Jesús
Mateo 21,28-32: Los dos hermanos.

La conversión de aquellos que el sistema religioso considera pecadores debería


ser una señal profética con el poder de arrastrar a todos hacia el camino del bien.
Sin embargo, esto no es lo que ocurre. Cada sistema religioso organiza sus valores
en escalas jerárquicas en las que cuenta más la posición que la propia conciencia.
El profeta Ezequiel y el evangelio se refieren a esta terrible realidad: los que se
consideran a sí mismos salvados son incapaces de cambiar su manera de pensar
para abrirse a la acción de Dios. Los más ilustres representantes de la religión
(sacerdotes judíos, fariseos, escribas, etc.) incurren en el pecado de la falsa
conciencia religiosa, es decir en la pretensión injustificada de considerarse
salvados por sus propios méritos y no por la gracia de Dios. Pablo nos presenta
una aguda reflexión sobre este problema y nos llama la atención sobre aquellos
elementos de discernimiento que nos permiten evaluar nuestras prácticas
cotidianas a la diáfana luz del amor misericordioso y del servicio solidario.
El profeta Ezequiel llama la atención a su pueblo, envuelto en intrigas,
enajenado por las permanentes conspiraciones contra el imperio babilonio. La
situación era extremadamente precaria luego de la primera deportación en el año
597 a.e.c. Los líderes del pueblo habían sido obligados a marchar a tierras
extranjeras y vivían en condiciones extremadamente precarias. La situación en
Jerusalén era extremadamente volátil. La falta de discernimiento, la manipulación
de los sentimientos patrióticos y el oportunismo de los nuevos lideres los dejaban
a la merced de una nueva y devastadora intervención de Babilonia como
efectivamente ocurrió en el año 587 a.e.c. En medio de tanta tensión, caos y
confusión el profeta hace un llamado a la cordura y al buen juicio. La falsa
consciencia religiosa estaba inflando los planes de las autoridades del Templo y
de los altos funcionarios de la corte. Se consideraban a sí mismos propietarios de
la salvación y personas más allá del ‘bien y del mal’. Ezequiel los llama a la
humildad y la honestidad, al servicio al pueblo y a la justicia, pues, en nombre del
bien de la patria no cesaban de cometer crímenes e injusticias que contradecían el
fundamento jurídico y ético de la alianza de Yahvé con su pueblo. Considerarse a
si mismo justo, mientras se comenten las peores atrocidades no es sino un engaño
inútil. El bien consiste en el respeto del derecho y en la práctica de la justicia.
La parábola que hoy nos propone Jesús –en el evangelio de Mateo, como
todos estos domingos– denuncia igualmente la falsa conciencia religiosa. La viña
es la realidad del mundo, en la que el trabajo siempre es arduo y urgente. A esa
viña el Padre envía a sus dos hijos. La respuesta de los dos es ambigua. Sin
embargo, sólo el compromiso del que inicialmente se había negado al trabajo nos
permite descubrir quién actuó coherentemente. De este modo Jesús denuncia a
aquellos dirigentes y a todo el pueblo que públicamente se compromete a servir al
Señor, pero que es incapaz de obrar de acuerdo con sus palabras. Actitud que
contrasta con aquellos que aunque parecen negarse al servicio, terminan dando lo
mejor de sí en la transformación de la viña.
Esta parábola plantea un dilema que pone al descubierto la praxis de sus
oyentes y que, leída a la luz de los acontecimientos de la época de Jesús nos
muestra cómo los que eran considerados pecadores por el aparato religioso eran,
en realidad, los únicos atentos a la voz del profeta. La conversión no es un asunto
de solemnes proclamas o de prolongados ejercicios piadosos, sino un llamado
impostergable a la justicia y al discernimiento. Las palabras de Jesús herían la
sensibilidad religiosa de sus contemporáneos que se consideraban auténticos
seguidores de Yavé e inigualables hombres de fe, porque colocaba delante de ellos
el testimonio de aquellas personas que eran consideradas una lacra social: las
prostitutas y los publicanos.
Prostitutas y publicanos no sólo eran profesiones terriblemente
despreciadas, sino que quienes las ejercían eran considerados personas asquerosas
e inadmisibles entre la gente de bien. Jesús ridiculiza todas esas valoraciones
lanzadas desde los pedestales del sistema religioso y muestra, con los hechos, que
ni siquiera la presencia de un profeta tan grande como Juan Bautista es capaz de
transformar las conciencias anquilosadas y estériles de aquellos que se consideran
salvados únicamente por el alto cargo que ejercen en el aparato religioso.
Pablo nos muestra la misma realidad, desde el interior de la comunidad
cristiana. Los creyentes, por sus mismas buenas intenciones, están más expuestos
a crearse una falsa conciencia religiosa que los lleve a considerarse superiores a
los demás o definitivamente salvados. El único criterio para determinar la
autenticidad de las prácticas cristianas es lo que el llama ‘entrañas de
misericordia’, o sea, el amor incondicional por aquellas personas excluidas y
víctimas de la opresión y la miseria. Para Pablo, los cristianos no se pueden
examinar únicamente a la luz de criterios piadosos, sino a la luz de la práctica de
Jesús que actuó siempre en el mundo con entrañas de misericordia.
Más allá de una interpretación limitada al contexto judío del momento de
Jesús, esta palabra suya puede y debe elevarse a categoría universal y a principio
teórico: el de “la primacía del hacer sobre el decir, de la praxis sobre la teoría”.
Un hermano dijo que sí, muy dispuesto, pero sus hechos desmintieron sus
palabras: su palabra verdadera, su palabra práctica, fue un no. El otro hermano
pareció estar desde el princpio fuera del camino de la salvación, por sus palabras
negativas e inaceptables; pero a pesar de sus palabras, él, tal vez recapacitó en su
corazón, y, de hecho fue a la viña: «hizo» la voluntad del Padre. Decir/hacer,
teoría/praxis, pensar/practicar...: el Evangelio está claramente decantado a un
lado, sin vacilaciones, en estas disyuntivas.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 96 de la serie «Un tal


Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Las prostitutas van delante». El
audio, el guión y su comentario teológico-bíblico pueden ser tomados de aquí:
https://radialistas.net/96-las-prostitutas-van-delante/

La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo (5


minutos de entrevista a Jesús en su segunda venida a la Tierra) titulada «¿Las
prostitutas primero?», que se puede tomar de: https://radialistas.net/52-las-
prostitutas-primero/

Para la revisión de vida


- Los “dos hermanos” de la parábola de Jesús, tan contrapuestos, en
realidad, se dan en cada una de nuestras vidas: hay veces que decimos que
sí, pero es que no; y otras veces decimos no, pero resulta que sí… Sólo
Jesús fue «sólo sí sin sombra de no», «en él todo fue sí»… dice el nuevo
testamento.
- ¿Cómo va esa contradicción –o simplemente esta dualidad– en mi vida?
¿Cómo la manejo? ¿Qué partes de mi yo traicionan mi generosidad y mi
buena intención? ¿Cómo puedo hacer para dar más coherencia a mi vida?

Para la reunión de grupo


- El tema de «la parábola de los dos hermanos» es el clásico y tan recurrente
tema evangélico de «la praxis como criterio de discernimiento». Las
palabras valen... si van acompañadas de praxis. Nuestra calidad evangélica
se mide en la acción, no en las palabras. Es decir: aunque las dos
dimensiones son importantes, el hacer y el decir, el hacer tiene primacía
axiológica sobre el decir. Comentar.
- El himno que Pablo toma de la comunidad cristiana y transcribe en su
carta nos sirve de testimonio «arqueológico» de la reflexión cristológica de
las primeras comunidades. Podría decirse, en algún sentido, que Jesús fue
«un hecho bruto», y que después vino el tiempo de las interpretaciones. Y,
de hecho, ya en el mismo Nuevo Testamento hay cristologías diferentes,
varias (cfr. Roger HAIGHT, Jesús, símbolo de Dios, Trotta 2007).
Nosotros, que hemos llegado «al final de la película» de veinte siglos de
debates cristianos, nos hemos quedado con la foto fija final, con el
resultado, y pensamos que la cristología es una, sólo sola, la que vemos, la
de la foto final que nos han pasado, y que la cristología ha sido siempre y
no podría ser sino la misma siempre, la «única»... Cristología única que,
además, solemos atribuir ingenuamente a Jesús, como si él mismo la
hubiera pensado, o incluso enseñado... La cristología ha sido uno de los
tratados teológicos más debatidos a lo largo de la historia. El grupo puede
pedir a un especialista que les presente sintéticamente el estado actual de la
problemática de la cristología, ya más en calma. La revista RELaT
(servicioskoinonia.org/relat) tiene bastantes artículos accesibles, sobre el
tema. Los grupos más preparados pueden tomar de la RELaT el texto de
John Hick, o su libro “La metáfora del Dios encarnado”, colección
«Tiempo Axial», Editorial Abya Yala, Quito 2004
(latinoamericana.org/tiempoaxial); edición brasileña: "A metáfora do Deus
encarnado", Vozes, Petrópolis 2001.
- Una palabra clásica de José Martí dice: «Hay momentos, en los que la
única manera de decir es hacer». Buscar/recordar algunos otros dichos o
refranes sobre el decir y el hacer, como «Del dicho al hecho va mucho
trecho». Comentarlos.
-
Para la oración de los fieles
- Por la Iglesia, para que sea maestra de actitudes abiertas y comprensivas y
se comprometa seriamente por hacer un mundo mejor. Oremos.
- Por todos los gobernantes, para que busquen decidida y solidariamente el
respeto de los derechos humanos y favorezcan la solidaridad entre los
pueblos. Oremos.
- Por todos los pueblos del mundo, para que encuentro el camino del
entendimiento desde la justicia social y la solidaridad fraterna. Oremos.
- Por los pobres, los oprimidos y los marginados, para que nuestra
solidaridad con sus problemas les haga recuperar la esperanza. Oremos.
- Por nuestros familiares, amigos y bienhechores, por las personas a las que
queremos y las que nos quieren, por cuantos se han encomendado a
nuestras oraciones. Oremos.
- Por nuestra comunidad, para que sea consecuente con el “sí” que hemos
dado a Jesús y su Evangelio, y no se quede sólo en buenas palabras.
Oremos.

Oración comunitaria
- Oh Dios que en todas las grandes religiones nos muestras la necesidad de
coherencia entre la palabra y la acción; danos el coraje necesario para que
purifiquemos nuestro corazón y fortalezcamos nuestra voluntad, de manera
que entre uno y otra haya en nuestras vidas una total afinidad, tal como
nosotros lo experimentamos en Jesús, nuestro hermano mayor, que vive y
ama contigo por los siglos. Amén.
-
- Señor, que quieres darte a conocer como el Padre misericordioso que nos
perdona y nos da siempre una nueva oportunidad; derrama incesantemente
tu amor sobre nosotros para que, renovados por tu amor, vivamos siendo
siempre coherentes con el “sí” que te hemos dado. Por Jesucristo.
Lunes 28 de Septiembre
Lorenzo Ruiz y compañeros (1637)
Wenceslao, mártir (935)

Jb 1,6-22: El Señor me lo dio, él me lo quitó


Salmo 16: Inclina el oído y escucha mis palabras
Lc 9,46-50: El más pequeño de ustedes es el mayor

E n la vida todos queremos formar parte de un grupo y así ser aprobado por
todos. Asimismo, los Apóstoles discutían “quién es el más importante al lado de
Jesús”, ser parte de su grupo y ser “el mayor”. Jesús define los criterios para entrar
al Reino: “ser como un niño”; el que es como un niño “me recibe a mí y recibe al
que me ha enviado”, considerándolo como el premio mayor. Una lógica muy
extraña en un judío fiel a las tradiciones. Tan ilógico como el mismo Job modelo
de fidelidad a Dios: no murmura de Dios, confía siempre en El, no está apegado a
lo material, es agradecido y desprendido. Encarna así las actitudes del niño
propuestas por Jesús. Esto contradice las ansias de poder y prestigio de los
apóstoles y de nosotros, tentados por un mundo competitivo, de consumo e
imagen. ¿Hasta dónde llega nuestra relación personal con Dios? ¿Vivimos nuestra
vida cristiana en la esperanza y confianza propia de los niños y de Job, o
compartimos las causas de una sociedad prepotente?
Martes 29 de Septiembre
Miguel, Gabriel y Rafael, Arcángeles

Dn 7,9-10.13-14: Multitudes le servían


Salmo 137: Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor
Jn 1,47-51: Verás a los ángeles en la presencia de Dios

L a Iglesia celebra hoy a los santos Arcángeles presentes en la tradición bíblica:


Rafael, Miguel y Gabriel. Tienen una misión concreta de “llevar mensajes”,
“proteger”, “traer curación”. En el libro de Daniel encontramos otra forma más
apocalíptica de ver a los ángeles: en adoración y adorno a la corte celestial,
sirviendo al anciano y al hijo del hombre. Ambas manifestaciones nos descubren
el deseo de Dios mismo de encontrarse con nosotros, mostrarnos su rostro y su
vida. El diálogo de Jesús con Natanael, que se inicia con un tinte vocacional, se va
transformando en una revelación a “ver cosas grandes”: “ángeles de Dios que
suben y bajan”. Nos toca hoy descubrir los ángeles actuales de Dios, mensajeros
de la vida en medio de un mundo de muerte y violencia, hombres y mujeres con
esperanza que, en medio de sus pobrezas y sufrimientos, encuentran en Jesucristo
la respuesta. ¿Somos testigos de estos ángeles y mensajeros del Reino en nuestro
mundo? ¿Son capaces nuestros ojos de ver “cosas grandes” en medio de los
pequeños del mundo?
Miércoles 30 de Septiembre
Jerónimo (420)

Job 9,1-12.14-16: El hombre no es justo frente a Dios


Salmo 87: Llegue, Señor, hasta ti mi súplica
Lc 9,57-62: Te seguiré a donde vayas

N os sigue resonando la voz de Job, forzado por sus amigos, a hacerle


preguntas a Dios. Nosotros también queremos poner a prueba a Dios,
cuestionándolo, buscamos respuestas, confiamos ciegamente en Google,
necesitamos seguridades, una cama donde reclinar la cabeza, un nido, certezas y
respuestas. Jesús nos invita a seguir un camino nada seguro: sin “madriguera”, sin
nido, sin sitio, casa, donde reclinar la cabeza. El modelo es Él mismo, que se
confía en el Padre. El proyecto de Jesús es una respuesta a nuestras muchas
preguntas. La respuesta no es la curiosidad, sino que es una PERSONA que da
plenitud y vida verdadera. Los pobres nos enseñan a vivir así, confiados,
esperanzados, libres. Evocamos la actitud del salmista: “A ti te suplico, confiaré
en tu auxilio”. Es la misma actitud del santo de hoy San Jerónimo, poniendo toda
su confianza en la Palabra, “dichoso el que camina en la ley del Señor”. ¿Es
posible hoy el seguimiento de Jesús sin condiciones? ¿Qué preguntas seguimos
haciendo a Dios? ¿Es posible vivir hoy confiados y esperanzados?
Jueves 1 de Octubre de 2020
26a Semana Ordinario
Teresita del N. Jesús (1897)

Job 19,21-27: Mi Defensor vive


Salmo 26: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida
Lc 10,1-12: La paz descansará sobre ellos

R ecordamos a Santa Teresita, quién, siendo muy joven, abrazó el sufrimiento


como una forma de compartir la pasión de Jesucristo. El sufrimiento de las
personas es motivo de conversaciones y debates como sucede con Job y sus
amigos que buscan cuál es el sentido de los padecimientos de Job, quién se siente
herido y perseguido por Dios. No se conforma con lo que le está aconteciendo,
porque fue un hombre bueno, que hizo la justicia y sin embargo, lleno de
paciencia, afirma que su “defensor” (go’el en hebreo, el rescatador) está vivo y
vendrá a libertarlo.
Jesús recomienda a los 72 Misioneros no llevar nada para el camino; los
manda pobres para entrar en las casas de los pobres. De esta forma, los misioneros
provocarán la acogida y el recibimiento de las personas: en eso consiste, al final,
el anuncio del Reino de Dios en la teología de Lucas: ser acogidos en las casas,
sentarse a la mesa y compartir aquel pan que es el mismo Jesús resucitado. ¿Has
tenido la oportunidad de ser acogido?
Viernes
26a Semana Ordinario
Ángeles custodios

Job 38,1.12-21; 40,3-5: ¿Has mandado a la mañana?


Salmo 138: Guíame, Señor, por el camino eterno
Lc 10,13-16: Quien me rechaza, rechaza al que me envió

N o cabe duda de que el autor del libro de Job estaba inspirado al poner en
labios de Dios una serie de cuestiones que lo dejan paralizado y no sabe qué
responder. Dios, en su respuesta a Job, le muestra las obras maravillosas de la
creación y le hace ver que Él es el creador. Éste entiende y guarda silencio. La fe
de Job contrasta con la indiferencia y la cerrazón de las ciudades de Galilea:
Corazain y Betsaida. Las ciudades eran centros burocráticos donde vivían los
funcionarios del rey y del templo; personas contentas y acomodadas. El
movimento de Jesús congrega, sobre todo, a personas del campo y trabajadores
del lago, insatisfechos con la política herodiana, que alimentan el deseo de un
mundo nuevo con un orden social que les permita vivir con dignidad. Por eso, a la
condena de las clases altas de Galilea, corresponde la apertura, aunque tímida, a
los paganos, simbolizados por las ciudades de Tiro y Sidón. ¿Qué hace falta en tu
entorno social para vivir con mejores condiciones?
Sábado 3 de Octubre de 2020
26a Semana Ordinario
Emilia de Villanueva (1853)
Francisco de Borja (1572)

Job 42,1-3.5-6.12-16: Entiendo y me retracto


Salmo 118: Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo
Lc 10,17-24: Te alabo Padre

L a virtud más necesaria al misionero, dijo Antonio María Claret, es la


humildad. Job aprendió esta lección después de una fuerte crisis existencial.
Cuando Job se somete a la teología de la retribución, reconociendo que el bien
como el mal son dados por Dios como premio o castigo por su actuar, Job recibe
nuevamente todo lo que le fue quitado, con mayor abundancia. Probablemente el
libro de Job nos parezca "extraño" porque exige la asimilación de una teología que
favorece a los ricos y condena a los pobres. De nada sirvió gritar su inocencia: o
se deja asimilar o paga el precio de la exclusión.
Los discípulos regresan contentos de su misión apostólica. Experimentaron
cómo se les sometían los espíritus malos. Se trata de espíritus que perjudican la
vida de las personas, espíritus de división, que provocan enfermedades y muerte.
La tarea de los discípulos es luchar, humildemente, contra ellos para instaurar el
reinado de la vida, sabiendo que sus nombres están escritos en el cielo. ¿Has
vivido una experiencia misionera? ¿Qué aprendiste?
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