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RESUMEN

El tema de la eutanasia ha estado presente a lo largo de los años por la controversia


generada en cuanto a la misma debido a las condicionantes morales de la sociedad.
En el presente trabajo se aborda la nueva ley de regulación de eutanasia haciendo una
revisión sobre los cambios producidos con esta nueva legislación, y observándolo desde
una perspectiva jurídica y también desde una perspectiva social.
Teniendo en cuenta que la muerte forma parte de la vida, la intervención del trabajo social
también forma parte del proceso de muerte, no sólo poniendo a disposición de las personas
los recursos que la sociedad ofrece, sino fomentando la autodeterminación de cada persona
y abogando porque realice un ejercicio consciente de su libertad, y por último dando
atención al duelo.

palabras clave: eutanasia, muerte digna, libertad, autonomía, dignidad.

ABSTRACT
The issue of euthanasia has been present over the years due to the controversy generated
regarding it due to the moral conditioning factors of society.
In the present work, the new euthanasia regulation law is addressed by reviewing the
changes produced with this new legislation, and observing it from a legal perspective and
also from a social perspective.
Taking into account that death is part of life, the intervention of social work is also part of
the death process, not only making available to people the resources that society offers, but
also promoting the self-determination of each person and advocating why carry out a
conscious exercise of your freedom, and finally paying attention to mourning.

key words: euthanasia, dignified death, freedom, autonomy, dignity.

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RESUMEN/ ABSTRACT
1.INTRODUCCIÓN
2.METODOLOGÍA
3.OBJETIVOS
3.1. GENERALES
3.2. ESPECÍFICOS
4.MARCO LEGAL
4.1. INTERNACIONAL
4.2. NACIONAL
4.3. AUTONÓMICO
5.QUE ES LA EUTANASIA
5.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
5.2. IDEAS PRELIMINARES.
5.3. REQUISITOS
5.4. PROCEDIMIENTO DE SOLICITUD
5.5. COMISIÓN
6. ABORDAJE DE LA EUTANASIA DESDE EL TS
6.1. TRABAJO SOCIAL SANITARIO
6.2. CUIDADOS PALIATIVOS
7. CASOS ACTUALES Y ANTERIORES A LA LEY DE EUTANASIA EN
ESPAÑA
8. DEBATES QUE SE HAN GENERADO EN BASE A LA LEY
9. EUTANASIA EN LOS DIFERENTES PAÍSES
10. CONCLUSIONES
11. BIBLIOGRAFÍA

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1.INTRODUCCIÓN
Cualquier ser humano, en un momento de su vida, puede ser víctima de una
enfermedad terminal, cuyo último fin es la muerte.
Las personas forman parte de un entorno social que determina no solo su calidad
de vida, sino el proceso de su muerte, por lo que la muerte no debe de ser considerada
únicamente desde la perspectiva biológica, sino que se debe hacer hincapié en la dimensión
jurídica, política y sobretodo social y cultural, ya que en función del sistema de creencias y
el contexto social, la muerte puede ser concebida con naturalidad o como un tema tabú
debido a la naturaleza controvertida de la eutanasia.
La nueva ley 3/2021 de regulación de la eutanasia es algo que se ha estado
reivindicando desde hace muchos años, como medio para acceder a una muerte digna.
Los grandes avances científicos y tecnológicos han permitido que la sociedad
española a día de hoy haya aumentado su longevidad y duración de vida, aunque en
muchos casos las personas mueren dentro de un hospital conectadas a máquinas e
intubadas, aisladas de su familia y privadas de su libertad.
Casos como el de Ramón Sampedro, Jorge León o María José Carrasco son los que
nos han llevado a replantearnos un cambio dentro del sistema jurídico en base a la
despenalización de la eutanasia, dejándola de ver como un derecho inconstitucional y
tipificándola como delito y empezar a verla como una disponibilidad de la propia vida y
una ayuda dentro del proceso de muerte.
La muerte no es únicamente un hecho biológico, también consta de una esfera
social, política, cultural, jurídica y económica, esto quiere decir que dentro de la sociedad
forma parte del proceso de muerte y en la forma en la que lo vemos. Dentro de este
enfoque forma parte el trabajo social. A día de hoy, existen diferentes ensayos de buenas
prácticas en trabajo social, que se encargan de atender a los distintos colectivos. En el
ámbito sanitario existen varias guías y protocolos dedicados a la intervención de distintas
especialidades en este medio, algunas de ellas están expresamente dedicadas al trabajo
social sanitario. (Pagés, 2017, p.5).
2.METODOLOGÍA
El presente trabajo se basa en una revisión bibliográfica respecto de la nueva ley de
regulación de la eutanasia aprobada en España. La metodología utilizada para llevar a cabo
este trabajo ha sido cualitativa y descriptiva, ya que se ha basado en la recopilación de
varias fuentes de información a través de artículos, libros, etc. que describen el tema a
tratar.

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Las fuentes utilizadas han sido mayormente consultadas tanto en dialnet como en
google académico o tirant, así como en noticias de prensa, sobre todo en lo referido a casos
recientes de eutanasia.
La situación geográfica sobre la que se basa este trabajo se limita a España, aunque
se citen diferentes países del mundo como referencia para hacer una comparación de la
situación legal de cada uno.
3.OBJETIVOS
3.1. Objetivo específico
- Conocer con más rigor la nueva ley de regulación de eutanasia y cuales han sido
sus cambios al respecto.
3.2. Objetivos generales
- Explorar acerca de la nueva ley de regulación de la eutanasia.
- Analizar los cambios que se han ido produciendo con anterioridad a la nueva ley.
- Conocer la labor del trabajo social con respecto a la eutanasia.
- Estudiar la repercusión social que ha tenido esta nueva ley.
4.MARCO LEGAL
4.1. INTERNACIONAL
No existe una ley que regule la eutanasia a nivel internacional, ya que casi todos los
países prohíben penalmente la eutanasia, pero no la regulan específicamente.
A nivel de la corte interamericana de derechos humanos (en adelante, CIDH) no hay
ningún caso que haya llegado al tribunal de la CIDH que estudie el acceso a una muerte
digna, sin embargo, a nivel europeo si se han pronunciado sobre dicha cuestión en casos
como el de Pretty en Reino Unido (2002), Hass en Suiza (2011), Gross en Suiza (2013),
Lambert en Francia (2015) y Montier en Bélgica (2019 y pendiente de actualización).
(Miró, 2020, p.514).
4.2. NACIONAL
Con anterioridad a la nueva ley, la eutanasia estaba penalizada por el artículo 143
del código penal donde en su cuarto punto recalca: “ El que causare o cooperare activamente
con actos necesarios y directos a la muerte de una persona que sufriera un padecimiento grave,
crónico e imposibilitante o una enfermedad grave e incurable, con sufrimientos físicos o psíquicos
constantes e insoportables, por la petición expresa, seria e inequívoca de esta, será castigado con la
pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los apartados 2 y 3”
Algunas de las leyes anteriores a la ley de eutanasia en lo referente a la salud son:
● Ley 14/ 1986 General de Sanidad

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● Ley 41/ 2002 Básica reguladora de la Autonomía del paciente
● Ley 16/ 2003 de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud.
● Real Decreto 1030/ 2006 que establece la cartera de servicios comunes del Sistema
Nacional de Salud
● Real Decreto 124/ 2007 de regulación del Registro Nacional de Instrucciones
previas y Fichero Automatizado de Datos
● En la actualidad, la ley de eutanasia a nivel nacional se reglamenta por la Ley
Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia (en adelante,
LORE), que entró en vigor el 25 de junio de 2021. Esta ley se compone de
diecinueve artículos, siete disposiciones adicionales, una disposición transitoria,
una disposición derogatoria y cuatro disposiciones finales.A pesar de los múltiples
intentos negativos ante esta ley, finalmente fue aprobada por 202 votos a favor, 141
en contra y 2 abstenciones en el Pleno del Congreso de los Diputados.
4.3. AUTONÓMICO
En la comunidad de Andalucía la legislación relacionada con la eutanasia es la
siguiente:
● Ley 2/2010, de 8 de abril, de Derechos y Garantías de la Dignidad de la
Persona en el Proceso de Muerte. BOJA nº 88 de 7 de mayo de 2010. En su
capítulo III, se recoge la Voluntad vital anticipada como uno de los
principales para hacer posible la dignidad de la persona en el proceso de su
muerte, la necesidad de mejorar su accesibilidad y sus problemas de
interpretación.
● Orden de 13 de octubre de 2015, por la que se modifica el Anexo de la
Orden de la Consejería de Salud y Bienestar Social de 2 de octubre de 2012,
por la que se habilitan las sedes del Registro de Voluntades Vitales
Anticipadas de Andalucía. Recoge que podrán ser sedes para el
funcionamiento del registro las Delegaciones Provinciales de Consejería
competentes en materia de salud, consultorios u hospitales, centros de salud,
así como cualquier otra sede que sea determinada. Cada sede debe contar
con un espacio adecuado para la intimidad y confidencialidad y una persona
responsable designada para ese fin.
● Decreto 236/2021, de 19 de octubre, por el que se crea y regula el Registro
de Profesionales Sanitarios Objetores de Conciencia a la prestación de

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ayuda para morir y la Comisión de Garantía y Evaluación para la prestación
de ayuda para morir en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
5. QUE ES LA EUTANASIA
5.1. IDEAS PRELIMINARES
Antes de seguir abordando está temática conviene aclarar algunas precisiones
terminológicas en cuánto a lo que se entiende por eutanasia y sus derivados.
La eutanasia se describe según la Real Academia Española como la intervención
deliberada para poner fin a la vida de un/a paciente que padece una enfermedad incurable,
causando una muerte sin sufrimiento físico.
Teniendo en cuenta la legislación vigente a nivel mundial en torno al tema de la
eutanasia, doctrinalmente, se reconocen dos modelos prácticos de eutanasia: el modelo
doble de Holanda (eutanasia activa directa y suicidio medicamente asistido) y el modelo de
Oregón (solo suicidio asistido por médico).
Por otro lado, y siguiendo a Rey Martínez, jurídicamente, se puede hablar de cuatro
formas de interpretación de la eutanasia activa: la eutanasia prohibida, la eutanasia como
derecho fundamental, la eutanasia como libertad constitucional y la eutanasia como
excepción legítima, bajo ciertas condiciones, de protección de la vida y excepción.
Según Beltrán Aguirre, la nueva regulación española de la eutanasia opta por el
modelo doble de Holanda, pero con muchas más restricciones y por la eutanasia como
excepción legítima. (Beltrán, 2021, p.36-37)
Nuestra nueva Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, ha provocado que tanto el
concepto de eutanasia pasiva (abstención de tratamientos médicos para la prolongación de
la vida) como el de eutanasia indirecta (utilización de fármacos o medios terapéuticos para
aliviar el dolor, aunque aceleren la muerte) se hayan excluido del concepto bioético y
jurídico-penal de eutanasia, por lo que la eutanasia, según lo reflejado en el segundo
párrafo del preámbulo de la LORE, solo es activa y directa.
Como se explica en el preámbulo I de la LORE, esta ley pretende dar una respuesta
jurídica, sistemática, equilibrada y garantista a la demanda de la sociedad. Tal demanda
hace referencia a poder tener una muerte digna, aquella que se puede asegurar sin
sufrimiento físico ni psíquico del paciente. (Espinosa, 2014, p.17).
Al hablar de eutanasia y muerte digna se pone en relación la dignidad humana de la
persona, ya que la existencia de una estrecha relación entre la dignidad humana y el
derecho es una realidad difícil de ignorar. Gutiérrez expone que cualquier acercamiento
constitucional al concepto de dignidad humana no puede privarse del método jurídico ni de

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las aportaciones que, desde la filosofía, han contribuido a la construcción de esa misma
noción (Milione & Cárdenas,2018, p.234-235).
Tal y como figura en artículo 1, esta ley pretende regular el derecho de toda
persona a solicitar una ayuda para morir con su debido procedimiento y sus garantías.
La legalización y regulación de la eutanasia sitúa sobre la afinidad con algunos
principios básicos como los derechos fundamentales a la vida y a la integridad física y
moral, además de bienes constitucionalmente protegidos como son la dignidad, libertad o
la autonomía de la persona (preámbulo párrafo cuarto, LORE).
El fin de esta ley busca legislar para respetar la autonomía y voluntad de poner fin a
la vida de quien está en una situación de padecimiento grave, crónico e imposibilitante o de
enfermedad grave e incurable, padeciendo un sufrimiento insoportable que no puede ser
aliviado en condiciones que considere aceptables, lo que denominamos un contexto
eutanásico (preámbulo párrafo quinto, LORE).
La diferencia entre el suicidio y la eutanasia radica en si hay intervención de un
tercero o no en el acto letal. Por otra parte, el suicidio asistido se basa en que un tercero
proporciona los medios para suicidarse, de forma deliberada y con la autorización de la
persona (Macía, 2008, p.6).
Al hablar de eutanasia vienen en relación varios conceptos como es el de dignidad
definida, así como un valor del ser humano que está por encima de todo precio y no es
cuantificable (De Miguel & López, 2006, p.209).
Por otra parte, hay que tener en cuenta el significado de una enfermedad grave e
incurable, la cual, es considerada la que por su condición causa sufrimientos físicos o
psíquicos de forma perseverante e insoportable sin posibilidad de alivio, con un pronóstico
de vida limitado y con un contexto de debilidad gradual. (art 3.c), LORE). Mientras que un
padecimiento grave, crónico e incurable se puede considerar aquella condición que limita
la autonomía física y actividades cotidianas, por lo que impide tanto valerse por uno
mismo como sobre la capacidad de expresarse y relacionarse y conllevan un sufrimiento
físico y psíquico interminable con gran certeza de que estas condiciones vaya perdurando
en el tiempo sin posibilidad de curación o mejoría. Tal condición requiere en determinados
casos el apoyo absoluto de ayuda tecnológica. (art 3.b. LORE).
Dentro de esta ley debe de haber un consentimiento informado por parte del paciente, que
según lo expuesto en el artículo 3.a). de la LORE es el acuerdo libre, voluntario y
consciente del paciente, para dar su conformidad ante determinadas actuaciones, después
de haber sido informado adecuadamente y en el pleno uso de sus facultades.

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Otro factor a tener en cuenta dentro de esta ley es la situación de incapacidad de
hecho, que como se explica en el artículo 3.h). de la LORE, el paciente no tiene la
capacidad de de entendimiento y voluntad para actuar de forma independiente, plena y
segura por sí mismo, con independencia de que existan o se hayan tomado medidas de
ayuda para la práctica de su capacidad judicial.
La limitación del esfuerzo terapéutico lleva a aceptar la inalterabilidad de una
enfermedad y la sensatez de abandonar los tratamientos que tengan por finalidad prolongar
la vida, manteniendo sólo las terapias necesarias para garantizar al máximo el bienestar del
paciente (De Miguel & López, 2006, p.209).
Por último, y en relación con lo citado anteriormente, posee gran importancia el
testamento vital o testamento de voluntades anticipadas que es considerado como la
declaración escrita por una persona en pleno uso de sus facultades y de forma
independiente, donde expresa sus opiniones e instrucciones de motivo sanitario que deben
de respetarse en el caso de que se presenten circunstancias clínicas en las cuales no pueda
expresar su voluntad (Junta de Andalucía [JA], 2021).
5.2. REQUISITOS
Como se recoge en el artículo 2 de la LORE, esta ley acoge a todas las personas
físicas o jurídicas, que se encuentren o ejerzan en España, esto quiere decir, que deben de
tener domicilio social, sede de dirección efectiva, sucursal, delegación, o asentamiento de
cualquier naturaleza en España.
Se le reconoce a toda persona poder solicitar y recibir dicha prestación, siempre que
cumpla con los requisitos previstos en la ley. Es una decisión de forma individual con el
suficiente conocimiento sobre su proceso médico, posteriormente de haber sido informada
por el equipo sanitario, prestándole además, todos los medios y recursos de apoyo,
materiales y humanos necesarios, para que aquellas personas solicitantes reciban toda la
información, formen y expresen su voluntad, den su consentimiento y se comuniquen con
el entorno de modo libre, con la finalidad de que sea una decisión autónoma, madura y
natural sin ningún tipo de coacción y en especial, se tomarán medidas para proporcionar
acceso a las personas con discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el empleo de sus
derechos ( art 4, LORE).
Por otra parte, hay que tener en cuenta que dicha ley no acoge a todas las personas,
sino que deben de padecer una enfermedad crónica o incurable, que como define el artículo
3. b). de la LORE, es la que genera sufrimientos físicos o psíquicos de forma insistente e

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insoportable sin la opción de alivio que la persona crea soportable, con una vida limitada y
con fragilidad avanzada.
A continuación, se mostrarán los requisitos que deben de tener las personas
solicitantes para este tipo de ayuda. Quien la puede recibir: (art 5.1 LORE)
1. Tener nacionalidad española, residencia legal en España o certificado de
empadronamiento que acredite un tiempo de permanencia en España superior a doce
meses.
2. Ser mayor de edad.
3. Estar capacitado cognitivamente en el momento de la solicitud.
4. Establecer por escrito la información que exista sobre su proceso médico, las
alternativas dadas y las posibles actuaciones, incluida la del acceso a cuidados
paliativos integrales dados en la cartera común de servicios y prestaciones de atención
a la dependencia.
5. Manifestar dos solicitudes de forma voluntaria y por escrito para dejar constancia
de ello, debiendo dejar un periodo de al menos de quince días naturales entre las dos.
En el caso en el que el/la médico responsable considere que la pérdida de la
capacidad de la persona solicitante es inaplazable para otorgar el consentimiento
informado, se podrá aprobar cualquier periodo inferior que se considere correcto
teniendo en cuenta las circunstancias clínicas, que deberá quedar grabado en el historial
clínico.
6. Sufrir una enfermedad grave o incurable o padecimiento crónico, grave e
imposibilitante conforme queda recogido.
7. Dar consentimiento informado con anterioridad a la prestación de ayuda para morir.
Donde quedará grabado en el historial clínico.
En el caso de que la persona solicitante no se encuentre en sus plenas
facultades ni dar su aprobación libre, voluntaria y consciente, pero padezca un
enfermedad o padecimiento crónico, incurable e insoportable, tendrá la posibilidad de
acceder a dicha prestación si con anterioridad ha formulado un testamento vital,
voluntades anticipadas, instrucciones previas o documentos equivalentes legalmente
identificados. Si ha nombrado a un representante en el documento será el dialogador
válido frente al médico responsable. (art 5.2 LORE).
Dicha valoración de incapacidad de hecho se hará acorde a los protocolos
de actuación que se dictaminen por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud. (art 5.2 LORE).

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5.3. PROCEDIMIENTO DE SOLICITUD Y SU REALIZACIÓN.
Siguiendo a Rey, la LORE recoge dos procedimientos para solicitar y realizar la
eutanasia. El procedimiento ordinario, que consta de 9 pasos y tiene una duración
aproximada de 40 días desde que se solicita hasta que se realiza, y el procedimiento en
situación de incapacidad de hecho del paciente. (Rey, 2021. p. 477 y 480)
Según lo expuesto en el artículo 8.1. de la LORE, una vez que se haga la solicitud
de prestación de ayuda para morir, el/la médico responsable dispone de un plazo de dos
días naturales para realizar un proceso deliberativo sobre su diagnóstico, posibilidades
terapéuticas, resultados esperados y los posibles cuidados paliativos, facilitando tal
información tanto de forma directa como por escrito, con un plazo máximo de cinco días
naturales.
Tras la finalización del plazo, y puesta en marcha la segunda solicitud, el/la médico
responsable dispone de dos días naturales para retomar dicho proceso con la finalidad de
subsanar cualquier duda o necesidad con respecto a la información aportada después de la
primera solicitud, teniendo un plazo de cinco días naturales. (art 8.1. LORE).
Transcurridas veinticuatro horas de la finalización del proceso, el/la médico
responsable recabará del paciente su decisión de continuar o renunciar a dicha prestación.
En el caso, de que el/la paciente tomase la decisión de continuar con el proceso, el/la
médico responsable debe de comunicar tal decisión al equipo asistencial, en especial a los
profesionales de enfermería, como a los allegados del solicitante. Además, deberá de
recoger la firma del/a paciente del documento de consentimiento informado. Por el
contrario, si el/a paciente tomase la decisión de renunciar a su solicitud, el/la médico
responsable dará constancia de dicha información al equipo asistencial. (art 8.2. LORE).
Por otra parte, el/la médico responsable deberá de informar a un/a médico
consultor/a sobre dicha situación, el cual, después de analizar la historia clínica y examinar
al paciente deberá de ratificar el cumplimiento de las condiciones citadas anteriormente en
un plazo máximo de diez días naturales desde la fecha de la segunda solicitud, redactando
un informe que quedará reflejado en el historial clínico del paciente. Las conclusiones del
informe deberán ser comunicadas al paciente solicitante en un plazo máximo de
veinticuatro horas (art 8.3. LORE). Por el contrario, si el informe es desfavorable por parte
del/a médico consultor/a, el/la paciente solicitante podrá reclamar ante la Comisión de
Garantía y Evaluación, siguiendo lo previsto en el artículo 7.2. de la LORE en un plazo
máximo de quince días naturales (art 8.4. LORE). Además, conforme lo mencionado en el
artículo 7.3. de la LORE el/la médico responsable que deniegue la solicitud tiene un plazo

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máximo de cinco días contados a partir de que se le haya informado la denegación al
paciente, para enviar los dos documentos correspondientes de modo que en el segundo
documento incluya los datos clínicos relevantes para la evaluación del caso y dejando
constancia por escrito la causa de la denegación.
Por último, una vez que se ha cumplido todo el proceso, el/la médico responsable,
antes de la ejecución de la prestación de ayuda para morir, lo pondrá en conocimiento del
presidente de la Comisión de Garantía y Evaluación en un plazo máximo de tres días
hábiles para una verificación previa por parte de la Comisión de Garantía y Evaluación.
(art 8.5. LORE)
Una vez recibida la información del/a médico responsable, el/la presidente/a de la
Comisión de Garantía y Evaluación tiene un plazo máximo de dos días para escoger a dos
miembros de la comisión, un/a profesional médico y un/a jurista, para que confirmen si
reúnen los requisitos y condiciones establecidos para el correcto funcionamiento del
derecho a solicitar y recibir dicha prestación (art 10.1. LORE) con el acceso a la
documentación que proceda de la historia clínica y podrán tener una entrevista tanto con
el/la profesional médico y el equipo como con el/la paciente (art 10.2. LORE). A
continuación, redactaran un informe en un plazo máximo de siete días naturales, si dicho
informe es favorable, servirá de resolución a los efectos de la ejecución de la prestación; en
cambio, si es desfavorable, se tendrá un plazo de veinte días naturales para la resolución de
esta sin que puedan intervenir los/as dos miembros designados/as que interrumpa la
formulación de un informe desfavorable o favorable y como última opción, si no hay
acuerdo entre los/as dos miembros, este se llevará al pleno de la Comisión de Garantía y
Evaluación, quien, se encargará de la decisión final( art 10.3. LORE), que en caso de ser
desfavorable podrán ser recurridas ante la jurisdicción contencioso- administrativa. La
decisión será trasladada al/a presidente/a de la comisión, el/la cual, se encargará de
comunicar tal resolución al médico responsable para que proceda a realizar la prestación de
ayuda a morir, este comunicado deberá de hacerse en un plazo máximo de dos días
naturales (art 10.4. LORE).
Como se expone en el artículo 11.1. de la LORE sobre la realización de la
prestación de ayuda para morir, dicha prestación ha de hacerse con el máximo cuidado y la
máxima profesionalidad por parte de los/as profesionales sanitarios/as, siguiendo unos
criterios en cuanto a cómo hacerlo y el tiempo de realizarlo.
Esta prestación se podrá realizar tanto en los servicios públicos, privados o
concertados de salud como en el hogar, manteniendo la calidad asistencial. (art 14 LORE).

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En caso de que el/la paciente se encuentre en estado consciente tendrá que
comunicar al médico responsable de qué forma quiere recibir la prestación (art 11.1
LORE). Por otra parte, en el caso de que sea la aplicación directa de una sustancia, tanto
el/la médico responsable como los/as demás profesionales auxiliarán al paciente hasta el
final (art 11.2 LORE); en cambio, si es la prescripción de una sustancia, la cual, se pueda
auto suministrar el/la propio/a paciente (art 3.g.2 LORE), el/la médico responsable y los/as
demás profesionales sanitarios/as lo acompañarán hasta su defunción.(art 11.2 LORE)
Hay una excepción a este procedimiento ordinario que se recoge en el art. 5.2 de la
LORE y se produce cuando el paciente no está capacitado para realizar las dos solicitudes;
en este caso, el médico debe certificar que el paciente no se encuentra en pleno uso de sus
facultades, ni puede prestar su conformidad para solicitar la eutanasia. Obviamente, como
el paciente no está consciente, solo se podrá realizar la eutanasia y no el suicidio asistido
por médico. (Rey, 2021, p. 480)
En este procedimiento sólo se exigen dos de los requisitos establecidos en el art. 5.1
de la LORE; el primero, sufrir una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave,
crónico e imposibilitante (art.5.1. d) LORE); el segundo, prestar consentimiento informado
previamente a recibir la prestación de ayuda para morir (art.5.1. e) LORE).
Obviamente, en este caso, la solicitud de eutanasia debe presentarla una persona
diferente al paciente, que sea mayor de edad y esté capacitada y, en el caso de que ninguna
persona pueda hacerlo, la solicitud la puede presentarla el médico que lo trata (art. 6.4
LORE). Un médico consultor tiene que confirmar que se cumplen los requisitos legales
(art. 8.3 LORE)
Por último, cabe mencionar que existe una objeción de conciencia por parte de
los/as profesionales sanitarios/as, esto quiere decir que tienen el derecho a rechazar la
prestación por motivos de conciencia, siendo una decisión individual del profesional
sanitario directamente implicado según lo recogido en el artículo 16.1. de la LORE.
En el informe del comité de bioética de España sobre la objeción de conciencia en
relación con la prestación de la ayuda para morir de la ley orgánica reguladora de la
eutanasia se recoge el siguiente esquema en el que se relaciona el procedimiento con la
objeción:

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Fuente: (Comité de Bioética de España[CBE], 2020).
En la fase 1 el médico tiene que expresar al paciente su no objeción a realizar la
eutanasia y asegurarle el acompañamiento en este proceso mostrando empatía, compasión
y cercanía. En las fases 2 a 6, inclusive, no procede la objeción de conciencia del médico ni
del facultativo consultor puede objetar de sus concretas funciones, pero es imprescindible
que el paciente cuente no solo con los apoyas asistenciales, sino con apoyos de índole

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social, tales como tener un ingreso mínimo, ayudas a la dependencia, tener cubiertas sus
necesidades básicas, ya sean materiales o inmateriales; presencia de compañía para aliviar
la soledad,…En la fase 7 es cuando tanto el médico responsable como el médico consultor
pueden oponerse a realizar la eutanasia en base a su objeción de conciencia, pero no deben
hacerlo antes de cumplir sus deberes asistenciales. En este informe se indica que la
objeción puede ser sobrevenida debido a nuevos avances biotecnológicos, a cambios en el
catálogo de derechos de los pacientes o usuarios, o a un cambio ideológico de quien objeta;
también admite una objeción de conciencia parcial en aquellos casos límite respecto de la
legalidad. En la solicitud de objeción no se debe exigir ninguna justificación de índole
ideológica, religiosa, moral o deontológica. Por último, en la fase 10, cuando el personal
sanitario tenga que administrar la medicación prescrita, también tiene cabida la objeción de
conciencia. (CBE, 2021, p.14-17).
5.4. COMISIÓN
Tal y como se expone en el artículo 17.1. de la LORE, para la realización de la
prestación de ayuda para morir, existen unas Comisiones de Garantía y Evaluación para el
correcto funcionamiento del proceso de ayuda para morir.
Estas comisiones se deben crear en todas las comunidades autónomas, contando
con Ceuta y Melilla. La estructura de cada una de ellas tiene un carácter multidisciplinar y
consta de siete miembros, de los cuales debe de haber personal médico, de enfermería y
juristas.
Cada una de las comisiones consta de un reglamento de régimen interno, que se
elabora por la misma comisión y es aprobado por el órgano competente de la
administración autonómica, a excepción de Ceuta y Melilla, que es aprobado por el
Ministerio de Sanidad. (art 13.2 LORE).
Dentro de la Comisión de Garantía y Evaluación de Andalucía, como consta en el
artículo 15 del Decreto 236/2021, de 19 de octubre, por el que se crea y regula el Registro
de Profesionales Sanitarios Objetores de Conciencia a la prestación de ayuda para morir en
Andalucía y la Comisión de Garantía y Evaluación para la prestación de ayuda para morir
de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Dicha comisión está integrada por trece
profesionales nombrados por la consejería competente en materia de salud. Está
compuesta por la persona titular de la Presidencia, la vicepresidencia y once vocalías,
integradas por:
● Cuatro profesionales titulados/as en Medicina con formación y experiencia en
bioética de al menos dos años y experiencia mínima de cuatro años en los servicios

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sanitarios. Al menos uno/a con titulación en psiquiatría y otro/a en medicina de
familia.
● Cuatro personas tituladas en Derecho con experiencia mínima de cuatro años en
materia de derecho sanitario. (art 15.c). 1º )
● Tres personas tituladas en Enfermería con experiencia específica en bioética de al
menos dos años, y experiencia mínima de cuatro años en los servicios sanitarios.
Tanto el Ministerio de Sanidad como las Comisiones de Garantía y Evaluación de
cada comunidad autónoma se deben reunir anualmente para estandarizar criterios e
intercambiar buenas prácticas en el progreso de la prestación de ayuda para morir.
Algunas de las funciones que tienen el deber de realizar las Comisiones de Garantía
y Evaluación son: (art 18, LORE)
● Solucionar las reclamaciones que hagan las personas a las que el/la médico
responsable haya rechazado su solicitud de prestación de ayuda para morir,y las
reclamaciones que se refiere el apartado 3 del artículo 10, sin que puedan colaborar
los dos miembros anteriormente elegidos, así como solventar los conflictos de
intereses que puedan provocarse según lo previsto en el artículo 14, y por último,
debe de solucionar las solicitudes pendientes de verificación y elevadas al pleno por
existir diversidad de criterios entre los miembros elegidos que imposibilite la
realización de un correcto informe, todo ello teniendo un plazo máximo de veinte
días naturales por igual.
Si se da una resolución favorable para esta prestación, la Comisión de Garantía y
Evaluación notificará a la dirección del centro para que realice la prestación de
ayuda para morir solicitada con otro/a médico del centro o de un equipo externo de
profesionales sanitarios, teniendo un plazo máximo de siete días naturales para
dicha acción.
Si en el plazo de veinte días naturales no ha habido ninguna notificación de la
resolución esta se dará como denegada, teniendo derecho los/as solicitantes a
reclamar ante la jurisdicción contencioso-administrativa.
● Aprobar si la prestación se ha llevado a cabo de acuerdo con los procedimientos
que describe la ley, contando con un plazo máximo de dos meses. Esta aprobación
se realizará con carácter general con los datos obtenidos en el segundo documento.
Solo se podrá proceder al alzamiento del anonimato y lectura del primer documento
por mayoría simple en caso de que haya dudas. Si tras el levantamiento del

15
anonimato alguna imparcialidad se viese perjudicada, este/a podrá levantarse
voluntariamente o ser denegado.
La Comisión de Garantía y Evaluación tiene la opción de pedir por mayoría simple
al médico responsable la información recogida en la historia clínica del/a paciente
solicitante para la aprobación de la prestación.
● Indagar sobre los posibles problemas en el cumplimiento de las responsabilidades
citadas en la ley, pudiendo proponer mejoras para integrarlas en los manuales de
buenas prácticas.
● Solventar las cuestiones que pueda haber durante la aplicación de la ley, ejerciendo
como órgano consultivo en su propio entorno.
● Realizar y publicar un informe anual de evaluación sobre la aplicación de la ley en
su ámbito territorial. Este informe deberá de ser enviado al órgano competente en
materia de salud.
● Otras funciones que se les asignen por los gobiernos autonómicos o por el
ministerio de Sanidad, en el caso de Ceuta y Melilla.
5.5. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Haciendo una breve mención a la memoria histórica, cabe recordar que la
resolución de la Asamblea General de naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de
los Derechos Humanos (1948), la cual supuso la unión de los estados miembros para
asegurar el respeto de los derechos y libertades fundamentales, considerando la dignidad
como algo inherente a la persona y la libertad como un derecho humano; todo ello junto
con el Convenio Europeo sobre los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales (1950)
marcaron un trayecto que quedaría reflejado posteriormente en otros convenios y pactos
internacionales (Barra,2021,p.155). Por otra parte, tras cuarenta años de dictadura la
construcción de la Constitución española de 1978 (en adelante, CE) marca un antes y un
después en el debate de la ley de eutanasia, o más bien, en cuanto a la cuestión de una
muerte digna y un fin del paternalismo político, jurídico, moral y médico dentro de España
(Simón,2008, p.85). ya que, con anterioridad no se contemplaban derechos como la
dignidad humana y el libre desarrollo de la personalidad (art.10 CE), el derecho a la vida
(art.15 CE), el derecho a la libertad ideológica (art.16 CE), etc.
Aunque estos derechos fueran tipificados en la ley, el derecho a la vida no es un
derecho absoluto, por lo que no deja de tener límites, ya que, aunque una persona tenga la
libertad de decidir sobre sobre su muerte sin penalización ninguna, el hecho de recibir

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ayuda de un tercero está castigado/a con pena de prisión según lo expuesto en el artículo
143.1 de la CE con anterioridad a la nueva ley.
Cabe mencionar que la Consulta Europea de los Derechos de los Pacientes (1994)
marcó estrategias para impulsar los derechos de los pacientes en los procesos de reforma
de la atención sanitaria llevados a cabo. El convenio para la protección de los Derechos
Humanos y la dignidad del ser humano respecto a las aplicaciones de la Biología y la
Medicina (1997), del Consejo de Europa, indica que el interés y el bienestar de las
personas es predominante sobre el interés de la sociedad y la ciencia, garantizando su
integridad y sus derechos fundamentales. (*)
Con la Ley General de Sanidad (1986) se establecieron los derechos de los pacientes;
un paso más, fue la entrada en vigor de la ley 41/2002 de 14 de noviembre como base
reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de
formación y documentación clínica(Barra, 2021, p.156), donde en su artículo 2.4 redacta el
derecho de todo/a paciente a negarse a recibir un tratamiento médico y permite que todas
las personas puedan suscribir un documento de instrucciones previas, aplicables en caso de
encontrarse en un estado de incapacidad y no poder manifestar su voluntad.
Más adelante, la promulgación de leyes sobre derechos y garantías de la dignidad de la
persona en el proceso del final de la vida en las comunidades autónomas, llamadas leyes de
muerte digna, supuso una consolidación de los derechos de los pacientes sobre su dignidad
e integridad respecto a la información veraz sobre situación, su consentimiento para
cualquier actuación sobre su cuerpo, el poder de decidir sobre las posibles intervenciones
sobre su proceso o la posibilidad de rechazar tratamientos y recibir cuidados paliativos;
todos estos derechos que ayudaron a los/as pacientes a fortalecer su autonomía y su poder
de decisión (Barra, 2021, p.156).
6.ABORDAJE DESDE EL TRABAJO SOCIAL
Desde el trabajo social se intenta ayudar a potenciar al paciente mediante cuidados
al final de la vida. Estos cuidados paliativos son definidos por la Organización Mundial de
la Salud (2004) como: “cuidado activo y total de los pacientes en el momento en que su
enfermedad ya no responde a las medidas curativas y cuando el control del dolor y otros síntomas,
y los problemas psicológicos, espirituales y sociales son los sobresalientes” (Pagés,2017, p.6).
Dentro del trabajo social se abordan una serie de principios como la justicia social,
el valor y la dignidad, y los profesionales tienen la responsabilidad de cumplir dichos
principios, debiendo defender la integridad y el bienestar físico, psicológico y social de la
persona. (Lima, 2012, p.8-9).

17
En su Código Deontológico (2012) se establecen tres principios básicos como son
la libertad, donde la persona que está en plenas facultades realiza actos sin ningún tipo de
imposición; la dignidad, según la cual la persona es única e inmune, tiene valor por sí
misma con sus intereses e intenciones y, por último, la igualdad, por lo que cada una de las
personas poseen los mismo derechos y deberes a pesar de sus características y
diferencias(art 7, CDTS, p.8).A la vez, estos conforman unos principios generales como
los de reconocimiento de derechos humanos y sociales, justicia social o autodeterminación,
entre otros. En el art 10 del CDTS, se dispone que los trabajadores/as sociales tienen el
deber de tomar decisiones justificadas éticamente siguiendo la Declaración Global de los
Principios Éticos de la Federación Internacional de Trabajo Social (2018), los cuales son:
1. Reconocimiento de la dignidad humana
2. Impulsar los derechos humanos
3. Fomentar la justicia social
4. Promover el derecho a la autodeterminación
5. Fomentar el derecho a la participación
6. Confidencialidad y privacidad
7. Considerar a las personas como un todo
8. Uso ético de tecnología
9. Integridad social
Dicho esto, los/as trabajadores/as sociales tienen el deber de respetar la decisión de
cada paciente cumpliendo con los principios del código deontológico y llevándolos a cabo,
primando su libertad, dignidad y autonomía.
Además, como he mencionado anteriormente, en algunas comunidades autónomas
los/as trabajadores/as sociales sí forman parte de la comisión de garantías y evaluación. La
figura del/a trabajador/a social sirve de gran ayuda como apoyo al médico responsable y al
equipo asistencial aportando: (Campello, sf).
- todo tipo de información sobre la historia de vida, aspectos biográficos, con la
elaboración de un informe social, etc.
- Formulando indicadores del entorno social, familiar o cultural.
- Investigando el grado de conocimiento, necesidad de apoyo y acceso a recursos
sociales para tener un conocimiento más amplio de sus necesidades psicosociales.
- Certificando si el/la paciente cumple los requisitos.
- Acompañando y proporcionando apoyo al paciente y su familia.
- Cooperando a la continuación asistencial del proceso.

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- Dando fundamento social frente a lo que necesite el/la médico responsable como el
saber quién va a estar presente en el suceso, soporte psicosocial, apoyo en
gestiones, etc.
En resumen, la figura del/a trabajador/a social puede ayudar a abordar dicha
prestación de manera más integral y humanista, haciendo que se garantice que la decisión
tomada por el paciente ha sido de manera libre y autónoma, teniendo en cuenta sus
condicionantes sociales. (Campello, sf,).
6.1. TRABAJO SOCIAL SANITARIO
A pesar de que la figura del/a trabajador/a social no en todas las comunidades
autónomas forma parte del equipo profesional encargado de dicha prestación, éste tiene
una importante función dentro del ámbito de la salud tanto en el proceso de muerte como
en los cuidados paliativos.
En el Real Decreto 63/1995, de 20 de enero, sobre ordenación de prestaciones
sanitarias del sistema Nacional de Salud, se recoge que la atención a los problemas o
situaciones sociales o asistenciales no sanitarias que ocurran en situaciones de enfermedad
o pérdida de la salud tendrán la contemplación de atenciones sociales, garantizando la
prolongación del servicio a través de la coordinación de las Administraciones públicas de
los servicios sanitarios y sociales.
“En el campo de la salud, el trabajo social es definido como la actividad profesional que tiene
por objeto la investigación de los factores psicosociales que inciden en el proceso salud-
enfermedad, así como el tratamiento de los problemas psicosociales que aparecen con relación
a las situaciones de enfermedad” (Rodríguez, Loor & Anchudia,2017, p.5).
El objetivo primordial del trabajo social sanitario es identificar e intervenir en los
factores sociales que intervienen en las condiciones de salud de la población, derecho
habiente a través de un proceso metodológico que tiende a propiciar que la población
usuaria participe en el desarrollo de acciones de promoción, protección, conservación y
recuperación de la salud basadas en sus necesidades. (Rodríguez, Loor &
Anchudia,2017, p.5).
Dentro del Documento sobre funciones del profesional del trabajo social sanitario
(2013) se recogen algunas funciones como: (Plaza, 2021, p.17).
- Favorecer la introducción de una perspectiva social en todas las actividades
y ámbitos asistenciales.
- Reconocer factores de riesgo social en relación con la salud.

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- Elaborar un plan de intervención social para una mayor atención integral en
el proceso de salud-enfermedad.
- Dar orientación, asesoramiento y apoyo psicosocial.
- Favorecer la relación con el sistema de servicios sociales y otros sistemas
que sean necesarios.
- Participar en la elaboración de procesos asistenciales, programas de salud y
carteras de servicio, contribuyendo a una dimensión social.
- Fomentar la utilización correcta de los recursos del sistema de salud, tanto
en su gestión como en su colaboración con los demás servicios
asistenciales.
El documento de trabajo social sanitario en atención hospitalaria organización y
funcionamiento de la unidad de trabajo social hospitalaria (2020) establece las siguientes
funciones:
- Estudio de las situaciones y problemas para la identificación de las
dificultades y sus factores limitantes o facilitadores.
- Elaboración de un diagnóstico social sanitario.
- Orientación, asesoramiento y apoyo psicosocial a las familias.
- Análisis de factores sociales de riesgo.
- Diseño y evaluación de actividades de promoción de la salud con el resto de
equipo asistencial.
- Participación de investigaciones interdisciplinares.
6.2. CUIDADOS PALIATIVOS.
Una concepción amplia del término cuidados paliativos es “El cuidado total activo
de los pacientes cuya enfermedad no responde a tratamiento curativo. El control del dolor
y de otros síntomas y de problemas psicológicos, sociales y espirituales es primordial”
(Asociación Europea de Cuidados Paliativos[AECP],1990).
El trabajo social guarda relación con los cuidados paliativos al garantizar los
derechos humanos y contribuir a un mayor bienestar y calidad de vida de la persona y su
entorno. Esta intervención se centra en las potencialidades que permiten al paciente y su
familia afrontar una crisis con habilidades diferentes en la resolución de problemas
ayudando en la construcción de su propia calidad de vida (D´urbano, 2016, p.20).
El trabajo social tiene una serie de objetivos a cumplir dentro de los cuidados paliativos
como pueden ser:( Moro & Lerena, p.273).
- Promover el bienestar, la dignidad y la autonomía de la persona.

20
- Conocer las dimensiones de la realidad socio sanitaria, personal y familiar,
estableciendo precedencia para plantear una estrategia de intervención.
- Conseguir la máxima calidad de vida del paciente y de la familia dando una
respuesta a sus necesidades tanto biológicas, psicológicas y sociales.
- Prevenir los miedos y angustias del/a paciente y su familia mediante información y
una comunicación fluida.
Para la consecución de estos objetivos el trabajador social realiza una serie de
funciones como:
- Valorar el riesgo psico- socio familiar.
- Asesorar y hacer una buena gestión sobre los recursos básicos.
- Mediar entre la familia, el paciente y el equipo multidisciplinar para la búsqueda de
soluciones.
- Apoyar y acompañar tanto al paciente como a la familia.
- Orientar al paciente y su familia sobre los recursos socio sanitarios existentes.
- Coordinar el trabajo con otros servicios socio sanitarios para una buena gestión.
- Evaluar el proceso de cambio del/a paciente en el transcurso de su enfermedad,
mediante el seguimiento de casos.
- Plantear objetivos y establecer un plan de intervención para atender la
problemática.
- Valorar el impacto de la enfermedad en la unidad de tratamiento para llevar a cabo
un diagnóstico social. (D´urbano, 2016, p.23)
Todo esto se realiza a través de entrevistas de seguimiento tanto individual como
familiar, con interconsultas y/o derivaciones antes disfunciones sociales no manejables,
usando los recursos sociales necesarios para cada caso y con herramientas de registro y
valoración de resultados. (D´urbano, p.23-24).
7.CASOS ACTUALES Y ANTERIORES DE LA LEY DE EUTANASIA EN
ESPAÑA.
A pesar de que la ley de eutanasia entrase en vigor en junio de 2021, anteriormente
se habían dado casos de eutanasia ilegal y eutanasia pasiva.
Uno de los mayores casos que causó conflicto y conmoción ante la sociedad
española fue el caso de Ramón Sampedro, el cual padecía de paraplejía y reivindicó
legalmente el derecho a la propia muerte. En primer lugar, interpuso una demanda ante el
juzgado V de Barcelona en abril de 1993 solicitando fármacos para paliar sus dolencias
tanto físicas como psíquicas, aunque sin un resultado positivo pues fue desestimada en

21
febrero del siguiente año, esto le llevó a solicitar una audiencia al Tribunal de Justicia de
Coruña en noviembre de 1996, a lo que este argumenta que el apoyo de suicidio de terceras
personas está penado por la ley. La lucha llegó hasta el tribunal de Derechos Humanos de
Estrasburgo, pero sin resolución; tras varias denuncias en los diferentes juzgados
Sampedro acabó muriendo en enero de 1998 tras consumir cianuro. Tras el testamento y un
video de sus últimos minutos de vida, se descubrió que hubo un conjunto de personas que
le ayudaron a morir, aportando el cianuro y acercándole el vaso de agua con dicha
sustancia. (Beltrán, 2012).
Otro de los casos más sonados con anterioridad a la ley de eutanasia es el de María
José Carrasco. Una mujer que tuvo esclerosis múltiple, quien, estuvo esperando durante
ocho años para entrar en una residencia. Se le solicitó una plaza en el centro de esclerosis
múltiple Alicia Koplowitz de Madrid, pero le fue denegada; en 2009 se le concedió una
plaza reconociéndose un grado de dependencia III, nivel 1, siendo de los más altos, por lo
que debería de recibir atención prioritaria, pero la plaza de residencia no llegó a ser
efectiva por lo que siguió residiendo en su hogar. Hasta el momento de su fallecimiento
recibía cuidados tanto de su madre como de su marido, el cual, solicitó con 61 años una
jubilación anticipada para poder cuidarla. Tras un problema de espalda de su marido, a
causa de los esfuerzos físicos de esa ayuda, los médicos decidieron que la espalda debía de
ser operada, por lo que la pareja solicitó una residencia temporal mientras su marido se
sometía a la operación. Enviaron la solicitud el 2 de febrero de 2018 siendo el 20 del
mismo mes cuando el hospital comunicó a su marido que la fecha de la operación sería el
día 27. Como la pareja no había recibido respuesta de la Comunidad de Madrid sobre el
ingreso temporal solicitaron que se retrasara la operación, la cual, se pospuso un mes. El 23
de febrero, llegó la notificación sobre la residencia temporal, quedando denegada dicha
solicitud por haber tenido una plaza concebida en 2009 aunque no fuese disfrutada.
Después de este suceso, el matrimonio presenta un recurso de alzada reconociendo la
administración el error y ofreciéndole una plaza solo si retiraban el recurso, pero deciden
mantener el recurso confiando en que les sea concedida la plaza permanente a la que tenían
derecho. Optan por comprar una silla de ruedas para Carrasco, y unos días después, les
comunican que para tener acceso a una residencia temporal deben de renunciar a pedir la
permanente, a lo que estos se niegan. El 24 de mayo se le notifica al marido que no puede
seguir postergando la operación, y deben sacarle de lista de espera. El 10 de junio sin haber
tenido respuesta por la Comunidad de Madrid, el recurso decae por silencio administrativo.
Queda en vigor la negativa de conceder la atención por la plaza anterior concebida.

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Acabaron ofreciéndole cuidados paliativos, pero se negaron a la sedación que ella quería,
ofreciéndole más calmantes o intubándola para alimentarla, aunque ella decidió que no
quería seguir viviendo. Poco tiempo después, su marido le ayudó a morir ingiriendo unos
medicamentos (De Benito, 2019).
Casos como el de Ramón Sampedro o María José Carrasco hizo replantearse a la
sociedad española el concepto de dignidad humana y de muerte digna, considerándose
tales como derechos humanos inherentes a la persona, llegándose a replantear hasta qué
punto tiene derecho el Estado a decidir sobre la finalidad de la vida.
Tras la regulación de la eutanasia, se han llevado a cabo 171 muertes asistidas,
aunque también ha habido casos de médicos objetores de conciencia en algunas
comunidades autónomas. Dentro de esta tabla recopilada de El Mundo podemos ver tanto
los casos de eutanasia habidos en este primer año como las solicitudes que se han realizado
y cuántas de ellas han sido rechazadas, además de saber cuántas siguen en estudio. (Valle
& Álvarez, 2022).

Fuente:(A. Matilla, 2022).


El primer caso en llevarse a cabo tuvo lugar en el País Vasco el 23 de julio de 2021,
protagonizado por Eskarne, una mujer de 86 años. Tras verificar con su médico que

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cumplía los requisitos para solicitar este derecho, se remitió el asunto a la comisión de
garantía de evaluación, en la que otro médico y un jurista confirmaron que se cumplían los
requisitos con un informe favorable, posteriormente se acordó una fecha y el momento en
el que la ayudarían a finalizar con su vida. (Bishop, 2021).
8.DEBATES QUE SE HAN GENERADO EN BASE A LA LEY
La ley de la LORE no está exenta de críticas y existen múltiples opiniones tanto a
favor como en contra, pues no es un tema que pasa desapercibido. A lo largo de los años se
ha cuestionado si debe prevalecer la continuidad de la vida o, por el contrario, el deseo de
la persona de poner fin a la misma.
Desde una perspectiva social podemos observar que hay varias opiniones en cuanto
a la ley.Por una parte encontramos a personas que están a favor por una serie de razones,
siendo alguna de ellas: (García, 2016, p.9-10)
- El/la enfermo/a terminal no puede disfrutar de su vida.
- Han de tenerse en cuenta la situación tanto psicológica como económica de los
familiares
- Se ha de respetar la vida ajena y, por ende, no vivir en contra de la propia voluntad
en condiciones despreciables.
- Se debe respetar la decisión de los demás incluso en el proceso de muerte.
- Las personas quieren morir sin sufrimiento y con dignidad.
- Derecho a la vida es un derecho de libre disposición
- La importancia de la autonomía personal exige dos elementos fundamentales:
primero, la consideración de la libertad de elección de planes de vida y la
aceptación personal de ideales de excelencia de origen humanitario; segundo, que
tanto el Estado como las demás personas no obstaculicen dicha libertad.
Por el contrario, también se encuentran opiniones opuestas a la regulación de la eutanasia,
fundamentadas por razones como: (García, 2016, p.10-11)
- Contradicción entre el derecho fundamental de la vida.
- La vida es vista como el valor más importante y primario que hay que defender.
- El derecho a la vida no incluye el derecho a la muerte.
- El derecho a la vida es un valor supremo mientras que la autonomía no.
- Posible presión social o psicológica para llevar a cabo la eutanasia tanto a ancianos
como a enfermos que puedan sentir que son una carga para los demás.
Desde una perspectiva jurídica, La CE reconoce en el art 1.1, que la libertad es un
bien supremo del ordenamiento jurídico; el art 10.1, confirma el libre desarrollo de la

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personalidad y el de la dignidad de la persona como principio del orden político y paz
social, en el art 15, hace referencia al derecho a la vida y la integridad física y moral y
expulsa los tratos inhumanos y degradantes, y por último el art 16, alude a la libertad
religiosa e ideológica. Estos derechos mencionados son los que han generado mayor
controversia en relación sobre si puede fundarse o no en la constitución un derecho a
mandar sobre la vida o un derecho a morir. (Alonso, 2007, p.10).
Por una parte, ante el debate de la libertad ideológica o libertad de conciencia
puede motivarse por la relación con terceros que lleven a cabo un acto eutanásico por
razones de conciencia. Como dice Ordeig el respeto de la intención de la persona
solicitante a morir garantiza también la libertad ideológica de los individuos, ya que el
único argumento para privar de lo que quiere el paciente y mantenerlo con vida en contra
de su voluntad es la teoría católica de que es Dios, y no la persona, la que puede disponer
de la vida, pero este razonamiento carece de fundamentación ética fuera del marco
religioso, por lo que no puede ser compartido por las demás personas. Este planteamiento
no sitúa ningún problema en el marco constitucional. (Alonso, 2007, p.11).
El derecho a disponer de la propia vida, según Beltrán, que recogido implícitamente
en el art. 15 de la CE al incorporar el derecho fundamental a la integridad física,
protegiendo a la persona frente a cualquier intervención médica sin su consentimiento,
llegando incluso a no respetarse este derecho cuando se recibe asistencia médica en contra
de su voluntad, aunque sea para salvarle la vida. Por su parte, Requena López razona que
este artículo constitucional prohíbe atentar contra la vida ajena, no contra la propia,
afirmando que la persona es libre de seguir viviendo o no y que no existe en la CE ningún
derecho, valor o principio que pueda negar esto; otra cuestión son las razones morales o
religiosas. (Beltrán, 2021, p.35)
El derecho a la integridad física se ha mostrado como una parte negativa ante
posibles cuidados paliativos, ya que la falta de consentimiento modificaría la pauta
médicamente adecuada en ataque contra la integridad física, esto quiere decir que, dentro
de un contexto eutanásico, si el/la paciente es mantenido artificialmente con vida en contra
de su voluntad se estaría atentando contra su integridad física o en tal caso contra la
integridad moral o la libertad. (Alonso, 2007, p.11-12)
Si hablamos del derecho de la libertad y del libre desarrollo de la personalidad, el
grupo de Política criminal en el Manifiesto a favor de la propia vida (1991) reclamaba una
interpretación integradora entre la vida y la libertad, sugiriendo una interpretación del art
15 de la CE en relación con el libre desarrollo de la personalidad y dando por hecho que no

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se podría considerar un bien jurídico protegido una vida en contra de la voluntad de su
titular. Por otra parte, la posición de Cobo y Carbonell quienes alegan los art 1.1. y 10 de la
CE situando la libertad en la cima del ordenamiento jurídico, por lo que esto les lleva a
sustentar que todos los derechos fundamentales de la persona deben ser entendidos como
consecuencia del derecho al libre desarrollo de la personalidad o dignidad humana.
(Alonso, 2007, p.12)
Por último, en cuanto a la relación con la dignidad de la persona, como decía Valle
el debate de la eutanasia debia ubicarse en el derecho a una muerte digna, lo que conlleva
una protección de la vida respetuosa con la dignidad de la persona. La dignidad es un
principio de justicia de valor por lo que procede, se halla en la cima de los derechos
fundamentales. (Alonso, 2007, p.13)
El principio de dignidad quiere decir que, se ha de tomar de forma sensata los
deseos o voluntades de la persona y estas deben ser tratadas según sus decisiones o
intenciones, lo cual lleva a sobrentender el derecho fundamental de la dignidad como algo
subjetivo, ya que este puede variar a lo largo de los años. El informe sobre la eutanasia y
ayuda al suicidio del Comité Consultivo de Bioética de Cataluña menciona que el derecho
a la dignidad conlleva a la aceptación subjetiva de cada persona, entendiéndola, así como
una manifestación de forma individual, en este contexto podríamos decir que una persona
puede decidir dejar de vivir porque desde su punto de vista vive en unas condiciones
indignas, de lo contrario, podría suponer una ofensiva a la dignidad o integridad moral.
Dicho esto, la prolongación de la vida, a sabiendas del pronóstico con desenlace fatal, en
contra de la voluntad del/a paciente o sin haber manifestado su voluntad expresa de ser
mantenido con vida puede llegar a ser considerada un trato inhumano además de una
amenaza según lo dispuesto en el art 15 de la CE. En este sentido, a la naturaleza de la
dignidad corresponde, no el derecho a disponer sobre la vida, sino el derecho a una vida,
por lo cual a una muerte digna entendiendo con esto que la muerte forma parte de la vida y
que puede ser proporcionado con la dignidad la asistencia a causar la muerte a quien así lo
desea, siempre que se den situaciones extremas y este mantenido con ciertos requisitos.
(Alonso, 2007, p.14-15).
Por último, desde una perspectiva bioética, podemos encontrar cuatro principios bioéticos
básicos que guardan relación con la eutanasia:
Primeramente, el principio de beneficencia, el cual manda hacer el bien, que dentro
de un contexto sanitario quiere decir que, los procedimientos diagnósticos y terapeúticos

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que se suministren han de ser seguros y efectivos beneficiando al paciente (Azulay, 2001,
p.651).
El principio de no-maleficencia, en la que su premisa es no hacer daño. De forma
práctica quiere decir que cualquier actuación médica debe de ser siempre a favor de un
pronóstico beneficioso para el/la paciente y en contra de los riesgos. (Azulay, 2001, p.651).
Otro de los principios es el de autonomía, es decir, la importancia de los deseos del
paciente y su capacidad de decisión ante su situación, con poder de rechazar cualquier
tratamiento o elegir uno distinto. Dentro de un contexto eutanásico, se debería dejar al
enfermo/a decidir el momento, el lugar y la forma de su muerte (Azulay, 2001, p.651-652).
El último principio es el de justicia, el cual se basa en dos actos: (Azulay, 2001,
p.652).
1. Todas las personas tienen la misma dignidad sin ninguna distinción, por lo que son
merecedoras de respeto y atención.
2. Debería de haber una distribución igualitaria de los recursos sanitarios para
conseguir la mayor ganancia posible en la sociedad.
9.EUTANASIA EN LOS DIFERENTES PAÍSES
Tal y como se expone en el preámbulo de la LORE se hallan dos modelos de
tratamiento normativo para la eutanasia. En primer lugar, los países que no tipifican como
delito los actos eutanásicos sin tener conductas egoístas si no por razones humanitarias,
dando paso a leyes que así lo permitan. En segundo lugar, los países que regulan la
eutanasia con una serie de condiciones y garantías.
La ley de eutanasia tan solo está aprobada en siete países en el mundo los cuales
son: Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia, Nueva Zelanda y el último en
incorporarse a esta ley España.
Holanda
El 10 de abril de 2001 se aprobó en el parlamento de los Países Bajos la ley de
eutanasia, de manera que se convirtió en el primer país del mundo en legalizarla,
llamándose así ley de comprobación de terminación de la vida a petición propia y del
auxilio al suicidio (Velasco & Trejo, 2021, p.4). Esta ley también acoge a los menores de
12-16 años con el consentimiento de uno de sus padres y de 16-17 años sin el
consentimiento de sus padres, pero con colaboración en la decisión tomada (Martínez,
Asensio, Martínez, Torres & Queipo, 2014, p.134).
Bélgica

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El 25 de octubre de 2001 se vota la propuesta legislativa sobre la ley de eutanasia y
se aprueba el 28 de mayo de 2002 con una ley relativa a la eutanasia que entró en vigor el
20 de septiembre del mismo año, aunque no se menciona nada sobre el suicidio asistido.
Los requisitos que establece son: (De Miguel & López, 2006, p.212).
- Ser mayor de edad o menor emancipado/a consciente de su solicitud.
- La solicitud ha de ser sea de manera reiterada, voluntaria con posibilidad de dejarla
en constancia a través de un manuscrito de voluntades anticipadas con vigencia
inferior a 5 años.
- Que haya padecimiento físico o psíquico de forma repetitiva e incurable.
Además, Bélgica se convirtió el 13 de febrero de 2014 en el primer país del mundo
en legalizar la eutanasia infantil sin límite de edad, para menores con enfermedades
incurables, aunque el/la médico debe de ser quien decida si el/la menor está capacitado/a
para tal decisión y con el consentimiento de los padres. (Martínez, Asensio, Martínez,
Torres & Queipo, 2014, p.134-135)
Luxemburgo
El 16 de marzo de 2009 se aprobó la ley de eutanasia y la asistencia al suicidio en
Luxemburgo. Algunos de sus requisitos son: (Labaca, 2014, p.929)
- Ser mayor de edad y estar capacitado/a en el momento de la solicitud.
- La solicitud ha de ser de forma voluntaria, reflexiva, reiterada y sin presiones por
parte de terceros.
- Padecer una enfermedad incurable con sufrimiento psíquicos o físicos constantes,
sin la posibilidad de una mejora de su bienestar.
- La solicitud ha de ser por escrito.
Canadá
En Canadá la ley de eutanasia o mayormente denominada como asistencia médica
en la muerte fue aprobada en 2016 aunque esta ley no acoge a enfermos/as mentales, pero
sí a enfermos/as terminales y recientemente a enfermos/as no terminales, tras 90 días de
reflexión. Algunos de los requisitos a tener en cuenta son: (Velasco & Trejo, 2021, p.4)
- El/la paciente debe de ser mayor de edad y estar en plenas facultades mentales con
una enfermedad terminal.
- Prestar un consentimiento informado para la ayuda médica a morir.
Colombia
Se exponen normativas específicas diferenciando los procedimientos para adultos
de los procedimientos para menores.

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En el procedimiento para adultos, se aplica a enfermos/as con enfermedad
terminal, en fase terminal con patologías oncológicas y no oncológicas y enfermos/as con
capacidad de decisión que lo expresen así de forma verbal o escrita, seguida de una
evaluación del sufrimiento y la inexistencia de alternativas de tratamiento. (Lampert, 2019,
p.4-6).
En los niños/as, se aplica a menores de entre 6-12 años con enfermedades o
condiciones en fase terminal y con autorización de quien sea el/la tutor/a legal, siendo así,
casos excepcionales y los/as menores de entre 12-14 años con enfermedades o condiciones
en fase terminal y con autorización de su tutor/a legal, aunque en esta edad si hay un
desacuerdo entre el NNA y el/la tutor/a legal, siempre se impondrá la decisión del NNA, y
por último, a adolescentes de entre 14-17 años con una enfermedad o padecimiento en fase
terminal y se haya informado a quien tenga la patria potestad. Dentro de estas condiciones
se excluyen a niños menores de seis años, con alteración de conciencia, discapacidad
intelectual o trastornos psíquicos diagnosticados (Lampert, 2019, p.4-7).
Nueva Zelanda
El 6 de noviembre de 2021 entra en vigor la ley del final de la vida, bajo el control
del Ministerio de Sanidad, dicha ley se prueba en el Parlamento en noviembre de 2019,
pero es respaldada por el 65,2% de los votantes en un referéndum el 30 de octubre de
2020, convirtiéndose así en el primer país que legaliza la eutanasia en referéndum. (Jover,
2020).
Sólo es accesible para mayores de 18 años con una enfermedad terminal con solo
seis meses de esperanza de vida.
Estados Unidos
El caso de Estados Unidos es particular, ya que no tiene una legalización del
suicidio asistido de forma genérica para todos los Estados, sino que está ley está aprobada
solo en algunos como: Oregón (1997), Washington (2009), Montana (2009), Vermont
(2013), California (2016), Colorado (2016), Hawái (2019), Maine (2019), New jersey
(2019), New México (2021) y el Distrito Federal de Columbia/ Washington DC (2017).
(Feijoo, 2021, p.11)
Todos cuenta con una ley de suicidio asistido a excepción de Montana que
consideran que la ley vigente no prohíbe el suicidio asistido, basándolo en la limitación del
esfuerzo terapeútico. Por lo contrario, en el resto de Estados están regulados por la ley del
suicidio asistido para personas con mayoría de edad y que tengan un pronóstico de vida

29
inferior a seis meses, es decir, únicamente para pacientes terminales. (Feijoo, 2021, p.11-
12).
10.CONCLUSIONES
PRIMERO. el abordaje de la eutanasia hay que verlo no solo desde el punto de
vista médico y jurídico, sino también desde una esfera social, ya que hay condicionantes
sociales que forman parte de la decisión para llevar a cabo el proceso de ayuda para morir.
si se da el caso de que haya una falta de recursos, repercute en comportamientos y actitudes
que llevan al usuario a tomar la decisión de finalizar con su vida.
SEGUNDO. Considero oportuna la intervención por parte de los trabajadores
sociales, siendo primordial indagar en la esfera socio familiar del usuario. La figura del
trabajo social en las comisiones de evaluación es imprescindible, así como también para la
toma de decisiones con respecto a los cuidados paliativos de usuarios en situación terminal.
TERCERO. La eutanasia debe ser considerada un derecho que deriva de otros
derechos constitucionalmente protegidos como son la libertad, la dignidad y la integridad,
por lo que, se debe de respetar la decisión tomada por el paciente sin emitir juicio ninguno.

30
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