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© 2014 Original de Pedro Loza para ESDEN BUSINESS SCHOOL.
LA CUENTA DE RESULTADOS – CLASIFICACIÓN Y ORDENACIÓN
Índice
1. Introducción
Bibliografía
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1. Introducción
En la pasada sesión vimos cómo el ejercicio de nuestra actividad provocaba origen y empleo de
recursos que afectaban al patrimonio de la empresa, dados los ingresos y gastos que
generaban las operaciones, que además eran independientes de si existía flujo monetario.
Sin embargo, nos resta quizá una de las tareas más importantes para el análisis, que es la que
nos permite ver el porqué hemos ganado o perdido, el en qué hemos gastado y en qué
proporción sobre el nivel de ventas, el cuánto hemos ganado en comparación con otras
referencias como el presupuesto, como el periodo anterior, como nuestra referencia sectorial
o competencia,… ¿estamos en una actividad rentable?, ¿funcionamos bien o tenemos una
estructura inadecuada?, ¿cómo podremos efectuar un presupuesto razonable y con el nivel de
detalle suficiente para poder evaluar su seguimiento y control?, …
En esta sesión clasificaremos y ordenaremos las cuentas de ingresos y de gastos para poder
analizarlas y obtener posteriormente los distintos niveles de resultados que nos permitirán
controlar el seguimiento de la actividad, así como obtener un instrumento necesario para la
toma de decisiones.
En la anterior sesión definimos los ingresos como los recursos que obtiene una empresa por
el ejercicio de su actividad, bien la venta de productos, bien la prestación de servicios.
En este punto, vamos a dividir los ingresos en los siguientes bloques1, atendiendo a la
naturaleza de su origen:
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Existen otros como los resultados positivos procedentes de activos no corrientes, o los excesos de
provisiones y de pérdidas por deterioro, que se incorporarán posteriormente según el programa.
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c) Ingresos de naturaleza financiera, que son aquellos que obtiene la empresa por
“disponer de dinero”; es decir, (i) intereses que obtiene de sus cuentas corrientes, de
los préstamos concedidos, …, o (ii) dividendos de participaciones en el capital de otras
empresas, u (iii) otros rendimientos o beneficios que obtiene de otras formas de
inversión financiera distinta de las anteriores2.
Los ingresos ordinarios son aquellos que se obtienen de forma habitual, como, por ejemplo,
las ventas o prestaciones de servicios de una empresa, en el ejercicio de su actividad principal
y habitual.
Los ingresos extraordinarios son aquellos que provienen de acontecimientos especiales, como
por ejemplo el beneficio por la operación de venta de un inmueble, no siendo ésta nuestra
actividad habitual.
En la anterior sesión, definimos los gastos como los recursos, distintos de bienes y derechos,
que emplea una empresa en el ejercicio de su actividad.
a) aprovisionamientos
b) gastos de personal
c) otros gastos de explotación
d) amortización del inmovilizado
e) gastos financieros
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Posteriormente incorporaremos el tratamiento de las diferencias positivas de cambio.
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Con el fin de formular la cuenta de resultados de una forma objetiva y normalizada.
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Existen otros como las provisiones por deterioro, o los resultados negativos por enajenaciones del
inmovilizado o el gasto por impuesto de beneficios, que se incorporarán posteriormente según el
programa.
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a) los gastos de los ingresos – aparecen cuando se produce la venta, y por lo tanto están
directamente relacionados con los ingresos, como por ejemplo el coste de las
mercancías vendidas (CMV), que vimos la pasada sesión, o las comisiones o los rappels
a clientes5.
b) los gastos del periodo – aparecen cuando se produce la actividad que los genera,
independientes de los ingresos, como por ejemplo el gasto de alquileres, de seguros,
de nóminas del personal, …
Como vimos con los ingresos, los gastos también pueden clasificarse en ordinarios, o
recurrentes, y en extraordinarios, o no recurrentes.
Los gastos ordinarios son aquellos en los que la empresa incurre de forma habitual, como, por
ejemplo, el gasto de alquiler, los sueldos del personal, el consumo de existencias,…
Los gastos extraordinarios son aquellos en los que se incurre en situaciones especiales, y no
recurrentes, como por ejemplo las indemnizaciones del personal, la pérdida por la operación
en la venta de un inmueble, el siniestro ocasionado por un accidente,…
Son muy numerosos los motivos por los que puede originarse un gasto o un resultado negativo
para la empresa. No vamos a entrar en el estudio detallado de todas y cada una de las cuentas
comprendidas en estos bloques, pero sí que enumeraremos aquellas más comunes, y que nos
permitan entender lo que se encuentra detrás de estos bloques. Recordad que el objetivo no
es que seáis contables, pero sí que dispongáis de los conceptos y técnicas necesarias para
llevar cabo un buen proyecto, un buen presupuesto y un buen análisis.
I – Aprovisionamientos
a) consumo de existencias y
b) trabajos realizados por otras empresas, o subcontratación.
El consumo de existencias se tratará con detenimiento en capitulo posterior, una vez hayamos
trabajado varios casos prácticos, pero sí podemos adelantar que:
Los aprovisionamientos nos indican que una compra no es necesariamente un gasto, sino una
adquisición de un activo. El consumo de ese recurso adquirido sí será un gasto.
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Posteriormente veremos su exposición o formulación en las cuentas de resultados.
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En muchas ocasiones se equiparan los aprovisionamientos y el coste de la mercancía vendida,
pero no es así siempre, como veremos más adelante en el caso de una empresa industrial, y
con el desarrollo de la contabilidad analítica.
Las subcontrataciones comprenden los trabajos que, formando parte del proceso de
producción propia, se encarguen a otras empresas. Por ejemplo, si una imprenta no dispone
de una máquina que encuaderne con la técnica de “espiral”, es posible que lleve a cabo las
tareas de impresión y contacte con otra empresa que le efectúe la encuadernación de los
libros.
En estas las cuentas de aprovisionamientos aparecerá el gasto por estos conceptos, pero no
encontraremos en la cuenta de resultados información con el detalle de:
II – Gastos de personal
Las cuentas de este bloque registran las retribuciones al personal propio de una empresa,
cualquiera que sea la forma o el concepto por el que se satisfacen; registran también las
cuotas de la seguridad social a cargo de la empresa, y los demás gastos de carácter social,
además de las indemnizaciones incurridas.
- número de trabajadores
- tipo de contratos
- antigüedad
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La adaptación a las normas internacionales de contabilidad excluyó formular gastos extraordinarios.
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- cláusulas del contrato
- materialización de los bonus y demás retribución variable
- …
En el caso de las empresas industriales, como veremos más adelante, el gasto de personal se
suele desglosar en centros de coste, o áreas, como pueden ser el personal de fabricación, el
comercial y del de administración, que incluye la dirección. Es natural observar que muchas
empresas consideren la mano de obra directamente relacionada con la fabricación y venta
como mayor coste de la mercadería vendida (CMV), pero todo este desarrollo analítico lo
trataremos posteriormente y en la contabilidad de gestión.
En este bloque se agrupan prácticamente el resto de partidas de gastos, que no tienen cabida
en los anteriores bloques, salvo amortizaciones, provisiones y financieros, que veremos a
continuación.
Los “otros gastos de explotación” se pueden definir que son los gastos “de funcionamiento”,
en los que incurre la empresa en el ejercicio de actividad, independientemente de la
estructura productiva y de personal. En este bloque se pueden incluir las siguientes cuentas:
En este bloque recogemos los gastos de amortización, que debido a su peculiaridad trataremos
en apartado aparte.
V – Gastos financieros
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En algunos desarrollos de la contabilidad analítica, veremos que existen reclasificaciones para recoger
ETTs como mayor gasto de personal, o incluso como mayor CMV en casos de empresas industriales. En
cuanto a las comisiones de ventas, éstas se viene formulando usualmente como menor volumen de
ventas a la hora de expresar las “ventas netas”.
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Los gastos de naturaleza financiera son aquellos en los que incurre la empresa por “no
disponer de dinero” y por su decisión de endeudarse; de momento consideraremos, (i) los
intereses devengados, no necesariamente pagados, por los préstamos recibidos o por
operaciones de financiación, como pueden ser las líneas de circulante, descuento, factoring, …,
y (ii) las pérdidas resultantes por inversiones financieras de la empresa8.
En la primera sesión vimos que los activos en un balance se clasificaban en dos subgrupos, en
función de la liquidez que asignaba la compañía a sus bienes y derechos:
Definimos el activo no corriente, o fijo, o inmovilizado, como aquellos bienes y derechos que la
empresa iba a explotar o utilizar varios ejercicios con el fin de obtener rendimientos en su
actividad, y que por lo tanto no era su voluntad liquidarlos y venderlos en el corto plazo.
Vamos a trabajar con un ejemplo que nos permitirá ver con claridad el concepto, resultando
intencionadamente superficiales ahora, ya que en próximas sesiones profundizaremos en el
cálculo de la amortización y en otras operaciones relacionadas con el inmovilizado.
Suponed que a finales del ejercicio 2010 unos amigos constituyeron la sociedad ABC,
aportando un terreno por 100.000 unidades monetarias (u.m.), un edificio construido sobre el
mismo por 20.000 u.m., un mobiliario de oficina nuevo por 2.000 u.m., un equipo informático
nuevo por 500 u.m. y, finalmente, una aportación monetaria de 2.500 u.m. con la apertura de
una cuenta corriente en el banco X.
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Posteriormente incluiremos el análisis de las diferencias negativas de cambio.
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Ahora supongamos que finalmente los amigos no emprendieron ninguna actividad en el
siguiente ejercicio, ni se incurrió en ningún tipo de coste (luz, impuestos, limpieza, …), ni la
entidad bancaria en la que mantuvieron abierta la cuenta corriente les cobró algún tipo de
comisión, ni les liquidó intereses a su favor, … por lo tanto, tendríamos que al final del ejercicio
2011 el balance de situación sería el mismo.
Sin embargo, el sentido común y la realidad económica nos indican que no es así. Ha
transcurrido un ejercicio y, aunque no se hayan utilizado los muebles y el equipo informático,
sí sabemos que no son nuevos y podemos asumir que han sufrido una pérdida de valor por
obsolescencia. De la misma forma, seguramente habrá ocurrido lo mismo con las
construcciones, ya que los terrenos no pierden valor por el transcurso del tiempo. Si
hubiésemos puesto en funcionamiento, o en explotación, los anteriores elementos del
inmovilizado, la pérdida de valor sería mayor porque a la obsolescencia se habría unido la
pérdida de valor por el uso.
Llegará un día en que, bien debido a su uso, bien a su obsolescencia, los elementos dejarán de
sernos útiles, y habrán perdido todo su valor. En este caso, la contabilidad nos obliga a reflejar
de forma periódica esta pérdida de valor, sin esperar a que estos elementos nos resulten
inútiles para anular su coste original.
La dificultad estriba en fijar cuál es la vida útil de un inmovilizado, para lo que tendremos que
recurrir a unas tablas donde se nos indica esta información, según la naturaleza del elemento.
El reparto, o periodificación, del coste del inmovilizado a lo largo de esta vida útil estimada se
denomina amortización.
Construcciones: 50 años
Mobiliario: 10 años
Equipos informáticos 5 años
De esta manera tendríamos que los gastos de amortización del ejercicio 2011 serán iguales a
700 u.m., y el balance al 31 de diciembre de 2012 resultaría tal que:
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Las tablas son anexo de normativa legal en la que la autoridad fiscal nos indica los valores máximos y
mínimos de vida útil aplicables, ya que la amortización es un gasto fiscal, deducible que minora la base
imponible del impuesto de sociedades.
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BALANCE DE SITUACIÓN DE ABC AL 31 DE DICIEMBRE DE 2011
ACTIVO PASIVO Y PATRIMONIO NETO
Activo no corriente Patrimonio neto
Inmovilizado tangible (o material) 121.800 Capital 125.000
- Terrenos 100.000 Resultados (amortización) <700>
- Construcciones 19.600 Total patrimonio neto 124.300
- Mobiliario 1.800
- Equipos informáticos 400
Total activo no corriente 121.800
Activo corriente (o circulante)
Disponible 2.500
- Bancos 2.500
Total activo corriente 2.500
TOTAL ACTIVO 124.300 TOTAL PASIVO Y NETO 124.300
En esta primera aproximación del concepto de amortización, estamos reflejando en el balance
los inmovilizados a su valor neto contable como diferencia entre el coste de adquisición y su
amortización acumulada, pero ya veremos posteriormente la valoración, y tratamiento, de los
elementos del inmovilizado.
Una vez clasificados los ingresos y los gastos, debemos ordenarlos con el fin de obtener
información sobre los resultados que ha obtenido la empresa en el ejercicio de sus distintas
actividades.
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El modelo que se presenta es un resumen con el detalle de aquellas clasificaciones más importantes y
habituales en una cuenta de resultados, y que resulta común a la mayoría de los planes generales de
contabilidad.
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No nos vamos a detener en su análisis porque para ello utilizaremos la cuenta de resultados
“funcional” que presentamos a continuación, pero sólo apuntar que los resultados se
presentan clasificados como resultado de explotación y resultado financiero.
Como veremos posteriormente, es muy habitual expresar la cuenta de resultados del ejercicio
de forma comparativa, en comparación con alguna referencia que nos permita evaluar el
comportamiento de las actividades en el ejercicio que se presenta. Normalmente se comparan
los resultados de un ejercicio con los del ejercicio anterior11, pero siempre es habitual
confrontarlos a los del presupuesto o posteriores revisiones.
Por otro lado, será necesario medir el peso que tienen cada uno de los grupos y cuentas sobre
el total, para ello se relacionan todas con la cifra de negocios indicando qué porcentaje de las
ventas consumen dichos recursos. Por ejemplo en una fábrica, al existir maquinaria y,
suponemos, personal de fabricación el peso de estos conceptos será superior por ejemplo al
de la administración. Esta información nos resultará sumamente importante para el análisis al
centrar nuestra atención en aquellos conceptos que tengan un peso y una importancia
superior. Además, es útil para la confección del “escandallo” y otras herramientas de gestión.
Cada vez es más habitual, por fundamental para el análisis, la presentación de los ingresos y
los gastos conforme a la “función” que cumplen dentro del proceso de explotación (CMV,
gastos comerciales, gastos de administración, …), independientemente pero no en contra de
su naturaleza.
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Habitual referencia requerida en los planes generales de contabilidad.
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No incluimos de momento conceptos, menos recurrentes, como la provisión por depreciación y el
resultado por venta de inmovilizado, que se incorporarán posteriormente con el trabajo de siguientes
casos prácticos. Cada vez que se introduzcan nuevos conceptos ampliaremos la formulación de la cuenta
de resultados y del balance de situación.
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Cifra neta de negocios
- Ventas
- Prestaciones de servicios
<CMV>
Margen bruto
Otros ingresos de explotación
<Gastos generales>13
- <Gastos de personal>14
- <Gastos generales de fabricación>
- <Gastos generales de ventas>
- <Gastos generales de administración>
EBITDA15
<Amortización>
Resultado de explotación (o EBIT) (1)
Ingresos financieros
<Gastos financieros>
Resultado financiero (2)
Observaréis que hemos hecho hincapié en la clasificación de las cuentas de gastos por su
naturaleza, y es que no resulta incompatible, más bien al revés, ya que lo que cambia es su
asignación en esta presentación. Por ejemplo, dentro de los gastos de generales de
explotación, están los alquileres, los gastos de personal, los gastos en reparación y
mantenimiento, en comunicaciones, …, que sí es recomendable mantener en cuentas para
poder analizar lo que está dentro de estos gastos generales.
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En inglés, OPEX (Operating Expenses).
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En principio mantendremos los gastos de personal fuera de la clasificación entre fabricación-
comercialización-administración, aunque el desarrollo de los programas de gestión, y de centros de
coste, posibiliten su asignación y clasificación.
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En inglés, “Earnings before interest, taxes, depreciation and amortization”, que se utiliza en español,
en vez de “beneficio antes de amortización, depreciación, intereses e impuestos”.
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Como apuntamos en la presentación “natural” de la cuenta de resultados, la cuenta de
resultados “funcional” también ha de presentarse comparando los resultados del periodo, bien
con los del periodo anterior, bien con los de presupuesto, bien con ambos,… Además, es
sumamente importante comparar el peso de cada concepto en relación a la cifra de negocios
para establecer márgenes de rentabilidad.
el margen bruto
el EBITDA
el EBIT, o resultado de explotación,
el resultado financiero
El margen bruto, como diferencia entre la cifra de negocios y el CMV, nos indica la
rentabilidad de la actividad principal de la empresa, independientemente, por decirlo en
palabras sencillas de su estructura o de “cómo funciona”.
Si al margen bruto se le suman los otros ingresos, y se le restan los gastos generales,
excluyendo las amortizaciones, obtenemos el EBITDA. El EBITDA es un concepto sumamente
utilizado en el lenguaje económico cotidiano ya que nos indica una información muy
importante en la actividad de las compañías, que es su potencial generación de caja por las
actividades ordinarias de explotación.
Asumimos que los otros ingresos, o los hemos cobrado, o los cobraremos. Y de forma paralela,
sabemos que los gastos generales, al excluir las amortizaciones, son gastos que supondrán, o
han supuesto pagos, como los gastos de personal y otros gastos de explotación (alquileres,
servicios profesionales, seguros,…).
Por ello, si al margen que obtenemos por nuestra actividad (margen bruto) le sumamos los
otros ingresos que serán, o han sido cobros, y le restamos los gastos que serán, o han sido
pagos, obtenemos el EBITDA que nos indica de cuánta tesorería puede generar ordinariamente
la empresa por funcionar, independientemente de sus decisiones de inversión y de
financiación.
Este flujo de caja no es el definitivo ya que luego hay que considerar otras cosas, como los
plazos de cobro y de pago, el nivel de stock que queremos mantener, las inversiones, la
devolución de financiación y el pago de dividendos,… pero sí nos indica una tendencia
importante, que es si la empresa genera o consume caja en su actividad ordinaria.
En todo caso, este análisis se desarrollará en la parte de dirección financiera, tanto operativa
como estructural.
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El EBIT o resultado de explotación nos indica el beneficio o pérdida de las actividades
ordinarias, independientemente de la estructura financiera de la empresa; por decirlo en
palabras sencillas de si se financia con deuda bancaria o con aportaciones de los socios o
accionistas, de si paga intereses o no.
La diferencia entre el EBIT y el EBITDA son las amortizaciones, y otras correcciones valorativas
que veremos luego como las provisiones y el resultado de operaciones del inmovilizado.
Como comentado con el EBITDA, el EBIT nos informa de muchas cosas, pero podemos
adelantar lo siguiente: si la empresa quiere sobrevivir en el largo plazo, no sólo tiene que
generar la caja de sus operaciones, sino aquella tesorería que le permita invertir en nuevos
equipos y afrontar pérdidas no recurrentes como el deterioro de stock, la insolvencia de algún
cliente,…
Finalmente, el resultado financiero como diferencia entre ingresos y gastos financieros, nos
informa de la estructura financiera de la empresa, y no de su actividad y funcionamiento o
estructura operativa.
Si una empresa posee un elevado endeudamiento financiero (bancario o de otras empresas del
grupo), incurrirá en muchos gastos financieros y tendrá un resultado financiero negativo. Si
una empresa no tiene deuda con terceros, porque son los accionistas los que ponen
financiación, no incurre en gastos financieros y su resultado financiero no será negativo.
Una empresa puede acumular excedentes de tesorería, bien por generación de caja, bien
aportaciones de socios, bien por ambos. En este caso, la empresa puede mantener los saldos
disponibles o bien efectuar inversiones de naturaleza financiera (préstamos a otras empresas,
participaciones en empresas,…), con lo que lo normal es que obtenga más ingresos que gastos
financieros obteniendo un resultado financiero positivo.
En relación al gasto por impuesto sobre beneficios, es común a todas las normativas que a
partir del resultado antes de impuestos se determine la base imponible aplicable, y
posteriormente el impuesto a pagar. Sin embargo, el gasto no es necesariamente lo que la
empresa ha de pagar sino que existen múltiples ajustes (permanentes o temporales),
bonificaciones, deducciones,… que dependiendo de la normativa fiscal aplicable determinan la
cuota a pagar del ejercicio.
En este curso excluimos toda normativa fiscal aplicable, ya que además de resultar de ámbito
local, es sumamente dinámica, produciéndose revisiones cada año como consecuencia de la
política fiscal de las autoridades.
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BIBLIOGRAFÍA
Fernando Pereira, Eduard Ballarín, Josep Mª Rosanas y Mª Jesús Grandes. Contabilidad para
Dirección. Edición 25ª. Ediciones Universitarias de Navarra, S.A. Pamplona. 2012
Jesús Omeñaca García. Contabilidad General. Edición 11ª. Ediciones Deusto. Barcelona. 2008
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