Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LECTURA DE LA REALIDAD
Los elementos constitutivos de este conflicto son multidimensionales, se pueden visualizar por
lo menos ocho: Social, Ambiental, Económico, Político, Sanitario, Cultural, Género y
Psicológico. Estos elementos pueden ser considerados desde una lectura que posibilita pensar
a la realidad como conflictiva y como proceso (Barrault, 2016). Así, por un lado, en términos
de estructura social no hay agentes buenos y malos, sino un conflicto de intereses. Es decir, el
origen de esta problemática hunde sus raíces en largos procesos históricos de América Latina.
Particularmente en Argentina tales orígenes se encuentran en el actual modelo económico-
productivo agroexportador de acumulación de capital que, a través de los “commodities”,
promueve la acumulación de poder y riquezas de manera desigual. En este sentido, acordamos
con Murillo (2007), quien plantea que este modelo capitalista sigue la lógica del discurso de
los organismos financieros internacionales, quienes naturalizan la desigualdad como una
estructura ontológica propia de la condición humana y la articulan de forma intrínseca al orden
social.
Por otro lado, en términos de coyuntura, el video permite centrar la lectura en un espacio-
tiempo situado, caracterizado no solo por la lucha que emprenden lxs actorxs sociales
involucradxs en torno al sostenimiento de un modo de producción autónomo, sino también por
el actual colapso civilizatorio global derivado de la crisis climática que ha generado este
ecocidio estructural y sistemático. En esta línea, consideramos que éste último aspecto de la
realidad no fue tomado en cuenta en el vídeo propuesto; como tampoco lo fue la problemática
Norte-Sur global que, mediante actores locales en nuestros Estados-Nación, ejercen injerencias
que subordinan nuestras políticas públicas a intereses extranjeros. Este tipo de injerencias han
de ser consideradas geopolíticamente, puesto que responden a intereses dominantes de las
potencias globales más que a nuestra soberanía política.
Es en esta lógica disruptiva de los movimientos sociales es que aparece una demanda concreta
sobre el lugar del Estado en esta problemática. Aparece aquí la propuesta que elabora el
Feminismo Popular Campesino como “Soberanía Alimentaria”, que se entiende como el
derecho de los pueblos a la producción y el consumo de alimentos sanos por encima de los
intereses comerciales, reconociendo el rol del Estado como garante y mediador en las
problemáticas relativas a la alimentación.