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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Tesis de Licenciatura en Psicología

La organización comunitaria y sus efectos subjetivos


en un contexto de emergencia sanitaria.
La experiencia del comedor Los Hornos

Tesista: Lucila Paula Koch


LU: 380901670

Tutora: Lic. Bettina Souto Pereyra


DNI: 24405616

Mayo 2021
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….3

PLANTEO DEL PROBLEMA…………………………………………………………........3

ESTADO DEL ARTE………………………………………………………………………...5

MARCO TEÓRICO………………………………………………………………………….7

HIPÓTESIS…………………………………………………………………………………..9

OBJETIVOS…………………………………………………………………………............9
Objetivo General………………………………………………………………...........9
Objetivos Específicos…………………………………………………………...........9

METODOLOGÍA……………………………………………………………………….…...10

DESARROLLO....…………………………………………………………………….........10
Breve reseña del barrio y del comedor Los Hornos……………………………...10
Sociedad, época y comunidad: subjetividades y construcciones colectivas
dentro del siglo XXI……………………………………………………………….….11
Los comienzos y los modos de organización del comedor Los Hornos: cambios
y nuevas lógicas colectivas………………………………………………………....18
Desigualdades estructurales dentro del sistema capitalista, patriarcal y colonial:
género y división de trabajo………………………………………………………...24
La salud mental desde la organización comunitaria y las prácticas del cuidado:
hacia una psicología de la transformación social………………………………...27

CONCLUSIONES...………………………………………………………………………..31

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………….……….33

ANEXO……………………………………………………………………………………...36

2
INTRODUCCIÓN

La presente investigación se desarrolla dentro del área Social Comunitaria en el


marco de la tesis de grado de la Licenciatura en Psicología. La misma se centra en
el comedor Los Hornos, el cual es pensado como una organización comunitaria. A lo
largo de la tesis se abordarán los modos de organización y sus efectos subjetivos en
un contexto de emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19. En este sentido,
se tendrá en cuenta lo inédito e inesperado de la situación, si produjo cambios o no
en los/as sujetos que forman parte del comedor y cómo sobrellevaron, individual y
colectivamente, la situación de crisis.
El interés de investigación surge por los interrogantes que despertó el impacto de
la pandemia y del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) en los
sectores vulnerabilizados en general y en la Provincia de Buenos Aires en particular,
ya que la institución se encuentra en el partido de Moreno. La temática presentada
se desarrolla a partir de los aportes de la psicología comunitaria y la salud mental
colectiva como ejes principales. Al mismo tiempo, se realizará una lectura a partir de
la teoría decolonial. Son varios los interrogantes que operaron como guía para la
temática expuesta, algunos de ellos son los siguientes: ¿Cómo afecta la pandemia
al comedor Los Hornos? ¿Cómo logran organizarse dentro del comedor? ¿Qué
impacto tuvo la pandemia en los/as usuarios/as del comedor? ¿Se generan efectos
subjetivos en los/as vecinos/as que participan de la organización comunitaria?

PLANTEO DEL PROBLEMA

La tesis se centrará en describir los efectos subjetivos que se producen a partir


de la organización comunitaria de un sector social vulnerabilizado, ubicado en el
tercer cordón del Conurbano Bonaerense, en un contexto de emergencia sanitaria a
partir de la Pandemia por el Covid-19.
Para ello, se focalizará en la organización comunitaria del comedor Los Hornos,
que se encuentra en el Cuartel V del partido de Moreno de la Provincia de Buenos
Aires. La localidad del Cuartel V tiene características específicas que dan cuenta de
su historia y de los/as vecinos/as que lo habitan, como por ejemplo su lejanía con el
centro de Moreno y sus calles de tierra. Dentro de él se encuentra el barrio Los

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Hornos con sus singularidades, una de ellas es la organización vecinal que se da a
través de la participación de la comunidad en distintas organizaciones sociales,
como comedores y escuelas, entre otras. Otra característica es que los/as sujetos
que residen allí suelen tener trabajos informales o precarizados. Por este motivo se
tendrán en cuenta las desigualdades sociales como un factor histórico y estructural
que caracteriza a gran parte de la región.
El barrio es considerado como un sector vulnerabilizado de la Provincia de
Buenos Aires. Entendiendo a la vulnerabilización como un proceso social, político e
histórico que no se reduce a las acciones individuales de los/as sujetos que se
encuentran en dicha situación. Sino, como mencionan Fernández y López (2005) en
Vulnerabilización de los jóvenes en Argentina: política y subjetividad, se trata de un
entramado más complejo: “Remite a un conjunto heterogéneo de elementos
materiales y simbólicos que operan como poder sobre la vida de las personas, sus
cuerpos, emociones, voluntades” (p.134). Las autoras ponen el foco en la
destitución subjetiva que provoca el proceso de vulnerabilización, fragmentando los
vínculos entre pares y entre el/la sujeto con la sociedad. Aun así, si la comunidad
logra organizarse para llevar a cabo acciones colectivas, se despliega una
dimensión de la subjetividad que potencia la autonomía y la imaginación de quienes
participan y forman parte.
La organización comunitaria será entendida como aquellas acciones colectivas
que la comunidad logra llevar a cabo, constituyéndose como un colectivo en el cual
operan lógicas de multiplicidad y lógicas de delegación (Fernández, Borakievich,
2007). Procesos que se caracterizan por su constante tensión y por la capacidad de
alojar lo diverso dentro del colectivo. Por lo tanto, la organización comunitaria es un
proceso en constante construcción que no está determinado, pudiendo variar en sus
lógicas y en sus formas.
El momento histórico que se está viviendo tiene la particularidad de estar
atravesado por la pandemia del Covid-19, provocando una situación de emergencia
sanitaria, social, económica y psicológica. En esta situación los Gobiernos han
tomado diversas medidas preventivas y de cuidado. En Argentina, estas medidas
consistieron en decretar el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio para reforzar
el Sistema Sanitario y disminuir la circulación para que el virus no se siga
propagando. Boaventura De Sousa Santos (2020) en La cruel pedagogía del virus
plantea que la Pandemia y las medidas preventivas de salud generarán el

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recrudecimiento de las desigualdades sociales dentro del territorio Latinoamericano.
Asimismo, menciona al capitalismo, al colonialismo y al patriarcado como formas de
dominación que operan en conjunto, provocando concentración de riqueza,
violencias y relaciones de subordinación.
Dentro de las desigualdades como un factor estructural, se encuentran las
desigualdades de género también como un hecho social e histórico, que tiene como
consecuencia la doble vulnerabilización en las mujeres y disidencias. En contextos
de crisis, como el actual, por el rol socialmente asignado son las mujeres y
disidencias quienes sufren doblemente. Preciado (2002) en El manifiesto
contra-sexual menciona lo siguiente: “Los roles y las prácticas sexuales, que
naturalmente se atribuyen a los géneros masculino y femenino, son un conjunto
arbitrario de regulaciones inscritas en los cuerpos que aseguran la explotación
material de un sexo sobre el otro” (p. 22). Estas desigualdades se reflejan en el
acceso al trabajo y en el rol de cuidadoras que asumen las mujeres dentro y fuera
del hogar.
En este contexto de complejidades por ser inédito, al suspenderse las actividades
presenciales y al introducir nuevas formas de cuidado, se investigará sobre el
comedor Los Hornos con el fin de indagar los posibles efectos subjetivos como
consecuencia de los modos de organización comunitaria en un contexto de
emergencia sanitaria.
Se considera que el tema es relevante para la práctica psicológica ya que la
organización comunitaria en un contexto de crisis, podría funcionar como una forma
de afrontar los problemas en comunidad teniendo un impacto en los modos de
producción de subjetividad en los/as sujetos. En este sentido, se buscará
documentar y analizar la importancia del comedor para los/as sujetos, la
construcción de la organización comunitaria y los efectos que pudieran producirse a
partir de las acciones que llevan a cabo como comunidad.

ESTADO DEL ARTE

A partir de la crisis social, económica y política que sufrió la Argentina en el 2001,


fueron varias las investigaciones que se realizaron para dar cuenta de los procesos

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de resistencia y autogestión que llevaron a cabo los/as trabajadores/as de barrios
vulnerabilizados.
Una de las principales investigadoras y referentes del tema es la Dra Ana María
Fernández. En sus escritos, hace hincapié en que la acción colectiva deriva en
nuevos modos de organización que difieren a la lógica delegativa jerárquica. Se
genera una constante tensión entre los modos autogestivos que ponen el foco en la
horizontalidad, con los modos delegativos de las fábricas con patrón. La autora
menciona la dimensión subjetiva como aquella que da cuenta de los cambios en el
posicionamiento y en las actitudes de los/as trabajadores/as de las fábricas
recuperadas. Se produce una nueva relación entre ellos/as como también con el
producto, se generan nuevas formas de organización y de trabajo que derivan en
nuevas subjetividades. Es decir, hay un proceso de transformación de los cuerpos
dóciles de las fábricas con patrón al empoderamiento e independencia de la
autogestión.
En la investigación La construcción de una identidad colectiva: ser trabajador o
trabajadora de una empresa recuperada realizada por Robertazzi, Pertierra,
Calcagno y Ávalos (2004-2007), se hace hincapié en cómo la apropiación de los
espacios de trabajo generan un tipo de identidad colectiva, en la cual hay un
proceso individual y colectivo. Estos cambios de posición y estas nuevas formas de
vincularse entre sí, provocan transformaciones subjetivas en los/as sujetos.
De la Sovera Maggiolo Susana y Pucceti Cristina, en su investigación
Repensando los espacios comunitarios. ¿Fragmentación o nuevas formas de hacer
con otro?, realizan una caracterización del neoliberalismo como aquel que opera en
la fragmentación social, produciendo la ruptura del lazo social y procesos de
des-subjetivación. En este sentido, plantean a la organización comunitaria como una
nueva forma de vinculación entre los/as sujetos que provoca nuevas subjetividades,
contribuyendo a la salud integral de quienes forman parte y se involucran.
Por último, en la investigación realizada por Bancalari, Pérez Ferretti, Calcagno y
Piccini (2004-2007) Las mujeres en las empresas recuperadas - ¿Protagonistas y/o
subordinadas?, las autoras reconstruyen críticamente las transformaciones
comunitarias, organizacionales y subjetivas que se produjeron en el proceso de
apropiación de la fuente del trabajo y el rol de las mujeres en dicho proceso. Definen
al género como: “Una categoría transdisciplinaria que brinda una definición de
carácter histórico y social acerca de los roles, las identidades y los valores que son

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atribuidos a varones y mujeres e internalizados mediante los procesos de
socialización” (p. 1). Por lo tanto, mencionan que la división de trabajo opera según
la construcción del género, quedando para las mujeres el trabajo doméstico no
remunerado, una menor tasa de actividad laboral y una distribución desigual entre
varones y mujeres en los puestos laborales. Al mismo tiempo, el rol socialmente
asignado de esposa-madre en la esfera privada, condiciona su inserción laboral en
lo público ya que se espera también un rol doméstico. Para finalizar, las
investigadoras hacen hincapié en que la desigualdad y la opresión de las mujeres se
complejiza cuando éstas poseen menos recursos económicos, ya que venden su
fuerza de trabajo, su cuerpo y su tiempo en la reproducción y mantenimiento de la
casa.

MARCO TEÓRICO

Debido a que la investigación es una producción académica que se desarrolla en


el territorio de América Latina, el problema se abordará desde un enfoque
latinoamericano y decolonial. La tesina se pensará a partir de la psicología
comunitaria, entendiendo a ésta como:

La rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores


psicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el
control y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente
individual y social para solucionar problemas que los aquejan y
lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social.
(Montero, 1982, p.32)

En este sentido, se dará importancia al rol activo de los/as sujetos y su capacidad


para resolver problemas dentro de la comunidad, poniendo el foco en las fortalezas y
habilidades que fueron construyendo individual y colectivamente. Siendo la
psicología comunitaria agente del cambio social.
A partir de Montero (1982), el territorio geográfico en donde transcurren
cotidianamente los/as usuarios/as del comedor Los Hornos será considerado como
una comunidad. Esto quiere decir que se tendrá en cuenta la historia, los fenómenos

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sociales, políticos, psicológicos y económicos del barrio, de la institución y de sus
habitantes, ya que habitar un mismo espacio no es sinónimo de comunidad. La
autora hace hincapié en que la comunidad es una construcción colectiva e individual,
que está en constante movimiento, cambio y transformación. Constituyéndose como
tal por el sentimiento de comunidad y la identidad social que generan sus miembros.
Se utilizará la perspectiva decolonial Latinoamericana (Mignolo, 2018) con el
objetivo de visibilizar los procesos históricos de dominación y lucha del territorio,
teniendo en cuenta las formas de entramado (des-entramado) que propone el
capitalismo. El foco estará puesto en los modos de producción de conocimiento y
subjetividades propios del territorio, considerando que la sociedad se constituye en
su diversidad, siendo esta última un factor enriquecedor.
El contexto será pensado a la luz del momento histórico, para ello se utilizarán los
aportes de Benasayag y Schmit en Las pasiones tristes. Sufrimiento psíquico y crisis
social. Se conceptualizará la incertidumbre como un factor propio de la época, la
construcción de subjetividades enlazadas a sus condiciones de producción, los
modos de hacer frente a lo inédito y el lugar a lo diverso.
El impacto en la subjetividad y los efectos subjetivantes que se dan a partir de la
organización comunitaria del comedor Los Hornos serán entendidos a partir de lo
que plantea Castoriadis (1988): “una subjetividad no puede estar ‘completamente
sola’, ni como tal ni como nada (...) vemos cómo renace ante nuestros ojos la
incoherente ficción del ‘individuo’” (p.5). En este sentido, cobra importancia la
organización comunitaria como una forma de producción de subjetividades en
comunidad, enlazadas a la historia del territorio, de la institución y de sus
usuarios/as. A través de ella, se privilegiarán sentidos y modos de hacer que
constituirán un ordenamiento social en relación a los roles y funciones de quienes
forman parte. En contraposición a las individualidades que plantea el neoliberalismo,
provocando la destitución subjetiva.
La institución, el comedor Los Hornos, se abordará a partir del pensamiento
médico-social/salud colectiva Latinoamericano. Se pensará el término
salud-enfermedad-cuidado para abordar la cotidianeidad de los/as sujetos que
forman parte del comedor. Dándole relevancia a las prácticas colectivas de cuidado,
como menciona Stolkiner: “buena parte de las acciones de salud suceden en las
vidas cotidianas y en las prácticas de los conjuntos sociales y los sujetos” (p.12). En

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este sentido, la organización comunitaria se pensará como parte del proceso de
salud-enfermedad-cuidado.

HIPÓTESIS

Los modos de organización comunitaria que se dan en el comedor Los Hornos en


un contexto de emergencia sanitaria por el Covid-19, podrían producir efectos
subjetivantes en los/as usuarios que pertenecen a la comunidad del Cuartel V de
Moreno.

OBJETIVOS

Objetivo general

1) Analizar, en un contexto de emergencia sanitaria por Covid-19, los modos de


organización comunitaria del comedor Los Hornos, e identificar los efectos
subjetivantes en los/as usuarios/as de la comunidad del Cuartel V del Municipio de
Moreno.

Objetivos específicos:

- Indagar la historia del comedor como parte de la comunidad del Cuartel V de


Moreno.
- Analizar el impacto que tiene el comedor en la subjetividad de los/as
usuarios/as que pertenecen a la comunidad.
- Explicar el contexto actual de emergencia sanitaria por el Covid-19.
- Registrar los cambios que se produjeron a partir de la pandemia por
Covid-19.
- Analizar el rol de las mujeres como trabajadoras del comedor.
- Explicar la importancia de la organización comunitaria para la salud mental.

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METODOLOGÍA

Considerando que la presente investigación se encuentra dentro del área Social


Comunitaria, se optará por una metodología cualitativa de investigación con el
objetivo de realizar un estudio descriptivo, para analizar y describir los diversos
aspectos que se observaron. Valles (1999) en Técnicas cualitativas de investigación
social. Reflexión metodológica y práctica profesional explica que hay diferentes
técnicas para la obtención, el análisis y la escritura de los datos en una investigación
cualitativa. Aquí se optará por las entrevistas semidirigidas y la observación
participante. Las entrevistas se llevaron a cabo con la aprobación de los/as
participantes, a través del consentimiento informado que se adjuntará en el anexo.
La observación participante se realizó dentro del comedor en el momento de
entrega de las viandas y las entrevistas se dirigieron a M como coordinadora del
comedor, a M, F y V como cocineras de las institución y a N y R como usuaria y
usuario.

A partir de la lectura transversal de los conceptos enumerados en el marco


teórico, se describirán, fundamentarán y documentarán las observaciones
realizadas desde una perspectiva comunitaria y clínica para dar cuenta de los
efectos subjetivantes que se generan a partir de la organización comunitaria.
Asimismo, se realizará un análisis para dar cuenta de la importancia de una lectura
comunitaria en salud mental.

DESARROLLO

Breve reseña del barrio y del comedor Los Hornos

El barrio Los Hornos se ubica en el cuartel V del Partido de Moreno de la


Provincia de Buenos Aires. En un principio eran cuatro las localidades que formaban
parte del Municipio, hasta que en 1889 por la reducción de su extensión, se realizó
una nueva división agregando dos localidades denominadas Cuartel V y Cuartel VI.
En ese entonces sus localidades eran: Cuartel I, Cuartel II, Cuartel III, Cuartel IV,
Cuartel V y Cuartel VI, denominadas por la nomenclatura catastral. En la actualidad
dichas localidades se encuentran con la siguiente denominación: Moreno, La Reja,

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Francisco Alvarez, Paso del Rey, Trujui y Cuartel V. Es interesante observar que la
última localidad es la única que mantiene la nomenclatura catastral.

El Cuartel V está dividido en diferentes barrios, cada uno con sus respectivos
modos de organización comunitaria. En Los Hornos se encuentra el comedor
comunitario Los Hornos el cual será objeto de estudio de la presente investigación.
A la institución asisten aproximadamente cuatrocientos veinte vecinos/as para retirar
las viandas que las cocineras, también usuarias, preparan por la mañana. Así como
se lo conoce hoy en día, con su edificación de material en un gran predio verde,
funciona desde Diciembre del 2001. Sin embargo, su historia comenzó hace
veintiocho años con la organización vecinal y el acompañamiento Municipal. Una de
sus principales referentes es M, que estuvo presente desde los principios cuando se
cocinaba en una casa junto a otras vecinas y al padre S.

Sociedad, época y comunidad: subjetividades y construcciones colectivas dentro


del siglo XXI

Hay resistencia en todas las nuevas formas de solidaridad


que se despliegan a contrapelo de las tendencias hegemónicas,
tanto en las manifestaciones inorgánicas del descontento
como en las grietas donde los que quedan afuera se organizan
para que su palabra sea socialmente escuchada.
Stolkiner (2001)

La sociedad será entendida a partir de los aportes de Castoriadis (1988): “Toda


sociedad es una construcción, una constitución, creación de un mundo, de su propio
mundo. Su propia identidad no es otra cosa que ese “sistema de interpretación”, ese
mundo que ella crea” (p. 15). El autor considera que una sociedad se entiende como
un todo coherente y se mantiene “unificada” en sus sentidos a través del magma de
las significaciones imaginarias sociales, estas significaciones son construcciones
que se encuentran arraigadas al momento histórico en el que surgen, dotando de
sentido a los/as sujetos, a las prácticas y a las instituciones. Estas significaciones
imaginarias sociales forman la sociedad instituida, naturalizando los sentidos de
época e invisibilizando su construcción histórica social.

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Los tiempos actuales caracterizados por el neoliberalismo y el capitalismo tienen
determinadas características que conforman, o tienen el objetivo de conformar,
determinados sujetos, acciones e instituciones que les sean funcionales al sistema.
Se puede pensar como lo instituido en el momento histórico que transcurre.
Benasayag y Schmit (2010) plantean el fin de la modernidad como el fin de las
promesas mesiánicas, creencias que fundaban las sociedades, aquellas que
aseguraban la esperanza en el futuro. Ya que se consideraba que para los
problemas de la actualidad, la solución se iba a encontrar en el futuro gracias a los
avances científicos. Esto daba cuenta de una idea de progreso y de avance
científico basado en la racionalidad del hombre. Los autores proponen que con el fin
de las promesas mesiánicas lo que queda es incertidumbre, ya no se trata de un
futuro esperanzador sino de un futuro lleno de incertidumbres e inestabilidad. Es
interesante observar cómo la pandemia da cuenta y deja sin velo dichos
sentimientos. Se podría pensar en la situación epidemiológica como consecuencia
del contexto histórico y como producto de las políticas neoliberales. Al mismo
tiempo, la idea del “hombre” como modelo del pensamiento científico es producto
del contexto histórico y del sistema patriarcal, ya que dicho concepto esta basado en
un estereotipo que solo tiene en cuenta al varón cis, heterosexual y europeo.

Los tiempos son productores de nuevas subjetividades, de nuevos roles,


acciones y de nuevas formas de vincularse. Fernández y López (2005) plantean el
proceso de destitución subjetiva como consecuencia de las estrategias biopolíticas
de vulnerabilización:

Las mutaciones en el ámbito socio histórico incluyen


transformaciones en el modo de percibir y significar al mundo y en
las formas de sensibilidad así como en las prácticas sociales,
produciendo cambios en las prioridades desde las cuales las
personas ordenan sus vidas, instalando nuevas producciones de
sentido y modificando posicionamientos psíquicos. (p. 134)

Por lo tanto, como se viene exponiendo, las políticas neoliberales generan


procesos de vulnerabilización y de destitución subjetiva que tienen un impacto
directo en la subjetividad y en los modos de entender, de ver y de vincularse con el
otro. Estas configuraciones tienen la característica de centrarse en la individualidad y

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en la meritocracia, siendo consecuencias de la fragmentación social. A partir de
Castoriadis (1988) se puede entender como la sociedad instituida, aquello que
aparece como ahistórico, naturalizado y que se esfuerza en no generar nada nuevo,
sino en su reproducción misma.

Esto se puede vislumbrar en el comedor de varias maneras. V, actual cocinera del


comedor, comenta la siguiente situación: “Antes de que empiece la pandemia yo
estaba trabajando. En Marzo, yo tengo una bebé de un año, y mi patrona decidió
que no vaya más, o sea me despidió. Y empecé acá, a trabajar acá” (p. 42). V
trabajaba como empleada doméstica, esta situación en un primer lugar da cuenta de
derechos laborales vulnerados ya que según la ley 26.844 de servicio doméstico,
las/os trabajadoras/es deben estar en relación de dependencia y la extinción del
contrato de trabajo debe darse con determinadas características que en V no
sucedieron. Por otro lado, se pone de manifiesto lo que expresa Binder (1991) en La
sociedad fragmentada:

La fragmentación de la sociedad, como estrategia de poder,


busca construir o fabricar grupos sociales aislados, (...) y busca
generar prácticas de “guerra” entre esas minorías, logrando un
control social horizontal, que involucra a esos mismos grupos
sociales en una relación víctima-victimario, dual y cambiante. (p.
3)

El autor entiende a las minorías como una función misma del poder, que se
definen justamente por el alejamiento a dicho poder, ya que estas minorías sufren
procesos de discriminación y marginación. Como es un modo de funcionamiento de
las sociedades actuales, no se reduce a la vida singular de V, sino que son procesos
sistemáticos que afectan a poblaciones específicas con determinadas
características. En R, usuario del comedor, se puede observar cómo lo afecta la
fragmentación de la sociedad con respecto a su trabajo antes de la pandemia:
“Estaba trabajando yo de albañil y bueno el señor se fue de vacaciones y me dejó
sin trabajo, por eso vengo a buscar el alimento de comer” (p. 62). Con el nuevo
contexto de emergencia sanitaria la situación no mejoró para R, ante la pregunta
“¿Cómo te afectó la pandemia?” responde lo siguiente: “Y mal porque no podía
trabajar, no podía hacer nada. Yo trabajaba en el tren San Martín de vendedor

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ambulante y con el tema de la pandemia esta, no nos dejaban circular la policía” (p.
63). Estas situaciones no se dan solamente en el ámbito laboral sino que se
expanden a todas las áreas de la vida de los/as sujetos; a N, usuaria del comedor, le
sucedió lo siguiente con respecto a su vivienda y su llegada al barrio Los Hornos:

Había comprado terreno allá por veinticinco y era ilegal, y me


afanaron, gasté plata al pedo. Después nos trajo la madre tierra y
nos dio lugar y después yo llegué acá… me ayudó Marta
dándome chapa, algo, para la casilla. (p. 59)

Estas situaciones de fragmentación y vulnerabilización pueden entenderse como lo


esperable y lo instituido dentro del sistema capitalista y neoliberal, ya que para su
funcionamiento es necesario que el poder quede y se concentre en minorías que
cumplen con determinadas características que son valoradas, como ser blanco,
heterosexual y varón cis. Este modelo de sociedad determina modos de vincularse y
de subjetivarse.

Como se mencionó anteriormente, desde Castoriadis (1988) también se puede


pensar en la sociedad instituyente. El autor plantea que toda sociedad posee la
capacidad de crear, es decir, el acto de creación como el surgimiento de una nueva
significación imaginaria social: “La sociedad es autocreación que se despliega como
historia” (p. 20). Historia que se relaciona inevitablemente con el pasado, el presente
y el futuro de las sociedades. La nueva significación imaginaria social se vincula con
el contexto que la hace surgir. En palabras de Castoriadis:

¿Qué había en lo “viejo” que, de una manera u otra, “preparaba lo


nuevo” o se relacionaba con lo nuevo? (...) Para decirlo
brevemente, lo antiguo entra en lo nuevo con la significación que
lo nuevo le da y no podría entrar en lo nuevo de otra manera.
(p.20)

Teniendo en cuenta lo que se desarrolló hasta aquí, se pensarán las prácticas del
comedor como instituyentes en el sentido de que habilitan nuevas formas de
vincularse y por lo tanto, nuevas subjetividades. En otras palabras, a través de la
organización comunitaria se logra reparar aspectos de las fragmentaciones que
genera el neoliberalismo. Provocando un nuevo despliegue subjetivo que da lugar a

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nuevas posiciones, a nuevas formas de pensar el mundo, a los otros y a uno mismo.
Por lo tanto, la creación de nuevas significaciones habilita nuevas posiciones
subjetivas pero no descarta ni elimina las anteriores. Se puede hacer un paralelismo
a lo que aluden Fernández y Borakievich (2007) en La anomalía autogestiva. Las
autoras mencionan que las fábricas recuperadas han inventado una nueva fábrica ya
que se generan otros modos de trabajo y de propiedad, que no se relacionan con las
lógicas capitalistas. Esto deriva en otras identidades fabriles, en otras formas de
circulación de poderes y de construcción política.

En el comedor se puede observar a partir de los relatos de las cocineras, la


coordinadora y los/as usuarios/as entrevistados, quienes manifiestan un lazo
afectivo con el comedor muy interesante e importante para sus vidas. Cuando V se
queda sin trabajo, comenta lo siguiente sobre su decisión de comenzar en el
comedor:

Como quien dice, quedarme en mi casa y decir bueno hasta acá,


ya está me quedé sin trabajo y ya pasó todo. No. Dale, dale,
tenes que salir por tus hijas y acá estoy. O sea ella me dio la
mano (se refiere a F). (p. 42)

Ante la pregunta “¿Qué significa el comedor para ustedes?” las cocineras


respondieron a partir de su historia de vida. V respondió lo siguiente:

A mi me dio una mano, imaginate yo me quedé sin trabajo y vine


para acá. Una, económicamente me ayudó bastante y otra,
emocionalmente porque te apoyan tus compañeras, o sea vos te
sentís apoyada por tus compañeras, sentís ese apoyo. Y en
compañerismo, o sea vos venís acá y te olvidas un poco de los
problemas de tu casa. Después llegas a tu casa y bueno tenes los
problemas otra vez, pero pasas un buen momento y es lindo.
Cansador pero lindo. No quedarte encerrada, como quien dice “no
bajar los brazos”. Acá me sentí la verdad, bastante bien. (p. 44)

Para M el comedor significa lo siguiente:

15
Para mi es un medio de trabajo, es un medio para poder salir
adelante, una ayuda. La verdad a mi me ayuda mucho, lo que yo
acá cocino, le doy un plato de comida a todos mis hijos y ese día
no gasto gas. Entonces a mi me sirve de muchas formas y es una
ayuda (...). Así que nos llevamos bien con todas y la pasamos
bien trabajando, nos reímos, algunas veces estamos enojadas.
Cocinando, criando a esta bebita que nació acá (aparece una
nena) que ya está grande. (p. 44)

Por último, F dio una respuesta más escueta pero muy emotiva: “Todo, para mi es
todo porque yo acá tengo a mi mamá cerca y estoy con ella. Tengo a mis
compañeras (se pone a llorar). En pocas palabras todo” (p. 45).

Desde la psicología comunitaria se pensará el territorio como una comunidad,


esto da cuenta que hay una construcción más allá del espacio físico compartido.
Una construcción que no es de una vez y para siempre, sino que se da en el tiempo,
y en la dimensión individual y colectiva, ya que se comparten necesidades o
problemas que son del grupo. Pero la comunidad no es un grupo homogéneo sino
que convive con la diversidad de los/as sujetos que la componen. En este sentido,
se puede pensar que a través de la pertenencia al comedor se construye el
sentimiento de comunidad que contribuye a la identidad en la dimensión individual.
Montero (2004) da la siguiente definición:

Una comunidad, entonces, está hecha de relaciones, pero no sólo


entre las personas, sino entre personas y un lugar que, junto con
las acciones compartidas, con los miedos y las alegrías, con los
fracasos y los triunfos sentidos y vividos otorga un asiento al
recuerdo, un nicho a la memoria colectiva e individual. Un lugar
construido física y emocionalmente del cual nos apropiamos y que
nos apropia, para bien y para mal. (p. 99)

Entonces, a partir de la organización comunitaria se pueden crear objetivos


grupales que contemplen la diversidad pero no desde el individualismo. El comedor
se puede pensar como una institución del barrio que aloja a los/as vecinos/as dando
una respuesta a sus necesidades laborales o alimenticias, pero que va más allá de

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eso. Ya que el comedor también tiene el objetivo de participar en otros aspectos de
la vida de los/as vecinos/as del barrio. En una de las visitas, se observó que se
estaba construyendo un nuevo espacio en el predio, M la coordinadora explica que
se va a realizar una guardería jardín con la ayuda de la Intendenta:

Ya no va a ser un comedor simple sino que va a ser algo más


emotivo, porque es feo que siempre sea solo un comedor. Porque
no tendría que haber un comedor, pero estamos. Así que fue muy
lindo. Es tipo una guardería jardín para la gente que más lo
necesite, que las mamás puedan ir a trabajar y dejen a sus hijos
ahí. (p. 50)

Se ha observado que esta inserción del comedor como parte del barrio y como
parte de la vida cotidiana de los/as sujetos que lo habitan, no es solo un objetivo
abstracto sino que se encuentra materializado en las historias de vida de quienes
concurren ya sea como cocineras o como usuarios/as. Teniendo efectos
subjetivantes que han dado lugar a subjetividades comprometidas con el otro y con
la comunidad en la que habitan, creando lazos y prácticas que impactan en la salud
mental. Son varias las respuestas que dan cuenta de estos efectos, N usuaria del
comedor relata lo siguiente sobre su compromiso con la comunidad:

Y a mi me hace bien, me hace bien porque aparte soy extranjera,


estoy sola para mis hijos. Y extraño, extraño a mi mamá, a mi
papá, no es lo mismo y como que dejas de pensar también
cuando salgo a ayudar o voy a algún lado como que me olvido de
mi niñez, todas esas cosas. Y me hace bien. (p. 61)

M, cocinera y usuaria del comedor comenta algo similar sobre su historia ya que
también es extranjera:

Yo soy extranjera y yo no tengo una familia acá, nada más que


mis hijos y mi marido. Y mi otra familia sería el comedor. A mi me
sirve de mucha contención porque en este transcurso de la vida a
mi se me falleció un hijo y ellos han estado en todo momento. (p.
45)

17
M, coordinadora del comedor ante la pregunta “¿Qué significa el comedor para
vos?” responde lo siguiente:

Mi vida, mi vida porque este centro y la familia del centro, yo le


digo la familia, me salvaron mi vida porque yo tuve (...) la
desgracia de perder dos hijos (...). Y la familia del centro no me
dejó recaer, los chicos del centro no me dejaron recaer, es como
que me dijeron “te necesitamos”. (p. 52)

Estas respuestas dan cuenta de la construcción comunitaria que generó el


comedor como institución. Montero (2004) menciona “la cohesión entre los
miembros” como una característica principal de los grupos que conforman una
comunidad, expresándose en solidaridad, apoyo mutuo y trato frecuente entre los
miembros. Otro factor importante es la transformación de sus miembros a partir de la
participación comunitaria. Aspectos que se lograron relevar a partir de las
respuestas de quienes habitan la institución desde diversos lugares, como también
en el trato que se observó.

Los comienzos y los modos de organización del comedor Los Hornos: cambios y
nuevas lógicas colectivas

Estos procesos de recuperación de la imaginación


y la acción colectiva se vuelven posibles cuando
las horizontalidades puestas en juego permiten el registro
de las potencias deseantes de cada quien con otros.
Fernández y Borakievich (2007)

Como parte de la historia del comedor y sus formas de organización se tendrán


en cuenta aquellos primeros pasos que se dieron junto a otras vecinas y el padre S.
Considerándolo como una primera forma de organización comunitaria, que con los
años dio lugar al comedor como se lo conoce hoy en día. M, la actual coordinadora,
relata lo siguiente con respecto a su incorporación al equipo: “Estábamos en una
casa, cocinábamos en el campo con un padre, el padre S. y en un campo. Y había
un equipo de cocina y yo fui por necesidad a trabajar, porque pasé mucha
necesidad y fui a trabajar” (p. 50). M, al igual que las cocineras actuales, son
quienes sostienen el comedor día a día a través de la organización, y al mismo

18
tiempo son usuarias del mismo. Lo cual podría pensarse que las posiciona en un
doble lugar y les permite tomar determinadas decisiones a partir de sus
observaciones y vivencias, como organizadoras y como usuarias.

En relación a dichos principios M menciona lo siguiente: “No me gustaba la forma


de cocinar, mucha agua en la comida de lo que se daba. Entonces me empecé a
quejar (...) Y el padre me escucho todas esas palabras y entonces me dice ‘te dejo
como coordinadora’” (p. 50). A partir de Montero (2004) se pensará al sujeto como
agente activo, dinámico y constructor de su realidad, en este caso son los agentes
internos de la comunidad. En el relato de M, se puede observar el rol activo en la
iniciativa de los/as vecinos/as en formar un equipo de cocina en el barrio. Como
también en la posición que toma M frente a ese modo de cocinar. Esto da cuenta de
lo que plantea la psicología comunitaria como uno de sus fundamentos principales,
centrarse en los aspectos positivos y en los recursos de las comunidades. Ya que
ellas encuentran alternativas y respuestas viables para lo que nombran y viven
como problema. La actitud y posición de M es pensada como una acción
instituyente que dio lugar a una nueva forma de organización y representación. Ya
que está sostenida por un pensamiento e idea que le otorga y posiciona en otro
lugar a quienes son usuarios/as del comedor.

Cuando M queda como coordinadora se empiezan a construir determinados lazos


con otros actores de la comunidad que dan cuenta del modo de organización de ese
momento. En palabras de M:

Y empezamos a pedir por la verdulería, porque no teníamos


menú, no teníamos acompañamiento, solamente el Municipio.
Después me empecé a meter con los punteros políticos, para
sacarle lo que sea y fui avanzando. Y después, cuando salimos
de ahí, ocupé este lugar, usurpar queda medio feo. Se tomó este
lugar peleando con los Intendentes. (p. 50)

Esta primera forma de organización puede entenderse como las acciones


colectivas que permitieron posicionamientos subjetivos de mayor autonomía y
potenciaron las funciones de los/as sujetos que estaban debilitadas por el proceso
de vulnerabilización y el aislamiento (Fernández, 2005). A través de esas acciones,

19
se comenzó a constituir un colectivo que fue más allá de las individualidades pero
que al mismo tiempo no era posible sin ellas. Se puede pensar que se empiezan a
enlazar las subjetividades que el neoliberalismo fragmenta e individualiza, y aparece
lo colectivo como una nueva forma de hacerle frente a la realidad.

Como se mencionó en un apartado anterior, dentro de la organización


comunitaria se pueden hallar dos procesos que están en constante tensión. Uno de
ellos se relaciona con las lógicas de delegación que se vinculan con las fábricas que
poseen un orden jerárquico, hay un jefe o patrón que da órdenes y obreros que
obedecen. En el otro polo se encuentran las lógicas de multiplicidad que se vinculan
más con la autogestión, se caracterizan por alojar lo diverso, por dar lugar a la
invención de nuevas formas y de nuevos modos de producir, y por generar nuevas
subjetividades, nuevos lazos y un cambio en la posición de los/as sujetos. En el
comedor se puede vislumbrar lo que teorizan Fernández y Barakievich (2007) en
relación a la constante tensión de estos polos, ya que no se trata de estados
inmóviles que se instalan de una vez y para siempre. Sino que son procesos que se
tensionan en el devenir de la organización comunitaria, atravesando a los/as sujetos
en lo cotidiano ya que las lógicas delegativas se encuentran arraigadas en la
sociedad. M se refiere a estas tensiones de la siguiente manera: “Me saqué todas
las responsabilidades de encima y ahora... antes opinaba yo, ahora opinan las
chicas, ‘¿qué te parece si cocinamos esto?’ (...) Antes yo decía ‘se cocina esto, esto
y esto’, había una comanda, ahora no” (p. 57). Este primer momento se puede
relacionar con las lógicas delegativas propias de las fábricas con patrón. Sin
embargo, también se puede visualizar las lógicas de multiplicidad que dan lugar a la
horizontalidad. En palabras de M, una de las cocineras del comedor: “Ya sabemos la
cantidad de cebolla, fideo, todo. Pensamos lo que vamos a cocinar al otro día y lo
dejamos ya todo picado, ya lo tenemos listo” (p. 38).

En este sentido, se puede observar cómo el cambio de posición de los/as sujetos


que forman parte de la organización comunitaria da lugar a las lógicas de
multiplicidad y con ellas, nuevas formas de organizarse. Ana María Fernández
(2007) hace hincapié en que dicha lógica aloja la diversidad, de esta manera la
diferencia es vivida como un aspecto enriquecedor. Lo mismo sucede con la
horizontalidad que habilita a la invención de nuevas formas de organización y al

20
despliegue de aspectos individuales y colectivos que hasta ese momento se
encontraban invisibilizados. En palabras de M, la coordinadora: “Con la edad que
tengo yo aprendo de mis compañeras, día a día aprendo de las chicas y más de las
pibas jóvenes, te sorprende a veces” (p. 57).

Con respecto a los cambios en los modos de organización, un cambio importante


que se dio antes de la pandemia da cuenta de la desigualdad como un factor
estructural y como una situación que precede a la crisis actual por el Covid-19. Este
cambio consistió en la implementación del sistema de viandas, quienes acuden al
comedor ya no comen en la institución sino que llevan su tupper y retiran la comida.
En palabras de F la modificación se produjo por la siguiente situación:

Se cambió la cosa porque entraron a robar y se llevaron todo lo


que era cubiertos, platos. Y los chicos no tenían donde comer,
porque los chicos no pueden traer a veces su platito, su cuchara.
Y desde que ahi no se pudo conseguir mucho, se conseguía pero
los chicos ya no venían. (p. 38)

M, desde su posición, decide rescatar otros aspectos de la situación:

Tenemos que agradecer juntos porque nadie viene a un comedor


por gusto, nadie viene, ya es vergonzoso venir a un comedor
cuando vos no podes comer con tu hijo, entonces ahí es cuando
dijimos que el comedor no se hace más acá, se llevan la comida
en los tuppers para que coman con su papá. Porque las familias
tienen derecho, las mamás tienen derecho a comer con sus hijos,
no los hijos por separado y las madres pasando necesidad. (p.
51)

Asimismo, ante la pregunta “¿Pasó alguna vez que no haya alcanzado?”, F


respondió lo siguiente:

Pasa siempre. Entonces lo que hacemos en ese caso, a la familia


se le da (...) un poquito de fideos, un poquito de cebolla, de papa,
y carne no le podemos dar porque no tenemos. (...) Pero nunca
se van sin nada. (p. 38)

21
Estas respuestas no solo dan cuenta de los modos de organización que se llevan
a cabo en el comedor sino también de la idea de sujeto y comunidad que se
construyó. El sujeto será entendido como una construcción dentro del proceso
histórico, a partir de Negri como lo cita Stolkiner (2001) en Subjetividades de época
y prácticas en salud mental: “Ser común, porque está compuesto de las
necesidades comunes de la producción y de la reproducción de la vida. Ser potente,
puesto que rompe continuamente estas necesidades para determinar innovación,
para producir lo nuevo y excedente de la vida” (p. 2). Dentro del comedor pueden
entenderse a las necesidades comunes a través del derecho humano a la
alimentación. En otras palabras, las acciones y la organización que llevan a cabo
impacta en la alimentación de los/as usuarios/as ya que tienen un plato de comida
para sus familias. En palabras de R, usuario del comedor: “Y el comedor para mi es
una ayuda que no solamente me favorece a mi, sino a los vecinos que lo necesitan”
(p. 65). Asimismo, la decisión de no cerrar ante la medida del ASPO puede
entenderse a la luz del derecho humano a la alimentación, M la coordinadora
menciona lo siguiente sobre dicha decisión: “No cerramos, no tuvimos vacaciones,
nos sentimos bien porque ayudamos a las familias y a apagar un poco el hambre
porque es muy triste todo esto” (p. 49).

El otro aspecto de la definición se relaciona con entender al sujeto como un ser


potente en tanto puede innovar y crear algo nuevo. En el comedor puede pensarse a
través del sistema de viandas, que si bien en su historia se relaciona con el hecho
de que robaron y no se pudo recuperar. Hay también una resignificación que se
enlaza en cómo entienden a las familias y sus derechos, dando lugar a nuevas
subjetividades que entienden al otro como un sujeto y no como una mercancía.

Con respecto a la nueva situación epidemiológica que llevó al Gobierno Nacional


a tomar medidas que restringieron la circulación e implementaron nuevas formas de
cuidado, se observaron algunos cambios en el comedor. F, como cocinera y usuaria,
comenta lo siguiente con respecto a la decisión de no cerrar: “Nosotras también
necesitábamos, las cocineras tanto como la gente que viene, también estamos acá
por el plato de comida” (p. 39). En este sentido, aquellos grupos que se encontraban
vulnerabilizados antes de la pandemia, con la emergencia sanitaria su situación se
agrava (Boaventura De Sousa Santos, 2020). Esto da cuenta de una desigualdad

22
estructural que caracteriza a la región, relacionándose con aspectos sociales,
políticos e históricos que se vinculan con el sistema capitalista y las políticas
neoliberales. En la misma línea, la coordinadora alude a la incorporación de la copa
de leche: “La copa de leche empezó cuando tuvimos la enfermedad esa, que hubo
mucha demanda, los chicos muy necesitados y se sumó un montón de gente en la
pandemia” (p. 47). V, menciona como cambio lo siguiente: “Lo principal es que
apenas empezó la pandemia, todo esto, no podían venir los chicos, o sea que venga
un adulto, que no esté haciendo un chico la fila o la mamá con los chichos” (p. 40).

En el plano organizativo, se podría decir que por el sistema de viandas que ya


realizaban hubo un aspecto que siguió funcionando sin grandes cambios. Sin
embargo, además de las ollas populares el comedor también realizaba otras
actividades que tuvieron que suspenderse por la pandemia. La coordinadora lo
expresa de la siguiente manera: “Teníamos fútbol pero se nos cortó. Teníamos
primaria, secundaria y también apoyo escolar y se nos cortó todo, no pudimos hacer
más nada. Así que es como que eso perjudicó” (p. 54). En este sentido, se puede
pensar que por la pandemia se vieron afectadas aquellas actividades que
convocaban a los/as usuarios/as a participar desde otros roles. Asimismo también
hubo un incremento en la demanda y cambios en las formas de vinculación entre
los/as usuarios/as y cocineras. Como comenta M: “Antes teníamos un contacto más
directo con los que venían y ahora hay que tener distancia” (p. 39). Por último, el
comedor como parte de la comunidad recibe ayuda de otras instituciones como La
Red de Sagrado Corazón, Caritas Merlo-Moreno, Módulo Sanitario, la
Municipalidad, El Oeste Cocina y personas que se acercan a colaborar. Estas
instituciones forman parte de la comunidad más extensa, contribuyendo a los modos
de organización del comedor y a la construcción de nuevas formas y subjetividades.

Los modos de organización y los cambios que mencionaron las entrevistadas dan
cuenta de los vínculos que se construyeron a partir del comedor, entendiéndolo
como una institución que une a las subjetividades con sus particularidades, pero con
objetivos colectivos que comparten. Como también las tensiones que aparecen en
relación al polo delegativo y al autogestivo, tensiones constantes que convocan a
las cocineras y a la coordinadora a encontrar nuevos equilibrios.

23
Desigualdades estructurales dentro del sistema capitalista, patriarcal y colonial:
género y división de trabajo

En las luchas de resistencia nos encontramos,


y nos vamos reconociendo.
No solo en los dolores y en las rabias.
También en las esperanzas.
Korol (2013)

El comedor Los Hornos tiene la característica de que las ollas populares son
sostenidas y llevadas a cabo por mujeres. Este rasgo no es específico de la
institución sino que es consecuencia de un sistema capitalista y patriarcal que
perjudica doblemente a las mujeres. Korol (2013) en Socialismo y feminismo en el
horizonte estratégico de las luchas populares, explica que este sistema comenzó
hace más de quinientos años con el colonialismo y el capitalismo europeo, que
consistió en la masacre de los pueblos originarios de América Latina y con ello, la
inferiorización y domesticación de las mujeres. En palabras de la autora: “Se
estableció así una íntima conexión entre el patriarcado, como sistema de opresión
de la mujer, y el capitalismo, como sistema de explotación de los trabajadores y
trabajadoras por el capital” (p.2).

Es a través de este sistema que se construye una idea de género en relación a


las prácticas y acciones que deben ser llevadas a cabo por los cuerpos que son
entendidos como masculinizados y feminizados. A partir de las teorizaciones de
Butler (2018) en Deshacer el género se entenderá al género como una norma. En
palabras de la autora:

Que el género sea una norma sugiere que está siempre


tenuemente incorporado en cualquier actor social (...) La norma
rige la inteligibilidad, permite que ciertos tipos de prácticas y
acciones sean reconocibles como tales imponiendo una red de
legibilidad sobre lo social y definiendo los parámetros de lo que
aparecerá y lo que no aparecerá dentro de la esfera de lo social.
(p. 69)

24
Desde dicha perspectiva, históricamente se le ha asignado determinados roles y
prácticas a las mujeres y otros a los varones. Estos últimos estuvieron relacionados
con la esfera pública, con el sustento económico y con la participación en la política.
En cambio, el rol social de las mujeres ha estado dirigido a la esfera privada, a la
reproductividad y a la crianza y cuidado de terceros, como hijos/as y/o familiares
enfermos. Al mismo tiempo, dentro del sistema binario se ha desconocido y
penalizado cualquier manifestación por fuera de la norma heterocentrada. Tomando
a Butler (2016) nuevamente en El género en disputa. El feminismo y la subversión
de la identidad: “Si por el momento presuponemos la estabilidad del sexo binario, no
está claro que la construcción -hombres- dará como resultado unicamente cuerpos
masculinos o que las -mujeres- interpreten solo cuerpos femeninos” (p. 54).

Lo expuesto por las autoras arriba mencionadas ayuda a comprender la


característica del comedor con respecto a su totalidad de trabajadoras mujeres, ya
que su rol laboral dentro de la esfera pública se relaciona con la extensión de las
actividades domésticas que realizan en la esfera privada. Como cocineras del
comedor, F comenta que realizan las siguientes actividades:

Arrancamos a las 8, un día antes ya picamos las cosas. Ponemos


en la olla, mientras eso se hace, vamos afuera a tomar unos
mates a la sombra. Y de ahí, de a poco vamos haciendo, hasta
que llega la gente. Una vez que se termina de repartir la comida,
nos ponemos a limpiar todo el salón con lavandina para que
quede todo desinfectado. (p. 41)

Estas actividades que F explica tienen una gran semejanza con las que llevan a
cabo dentro de sus casas como madres de hogar. En la entrevista semidirigida que
se le realizó a las cocineras del comedor se pudo recabar la siguiente información
con respecto a sus actividades hogareñas y el impacto de la pandemia. M comenta:
“En el caso mío era la única que salía a comprar, te juro que mi vida se me complicó
mucho porque no podía. Estaba muy cansada” (p. 41). Y F se refiere al tema de la
siguiente manera: “Todo el día desinfectando mi casa, es esa que está ahí enfrente
pero la limpio de punta en punta” (p. 43).

25
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo): “En promedio, la mujer
dedica casi tres veces más horas a las tareas domésticas y los cuidados no
remunerados que el hombre”. En Argentina las mujeres le dedican al trabajo
doméstico 4 hs 28’ por día, mientras que los hombres le dedican 1 hs 55’. Desde
Economía Feminista (2021) con su artículo La desigualdad de género se puede
medir explican las consecuencias de la brecha en el trabajo doméstico, aludiendo a
que dicha asimetría tiene un impacto directo en las horas disponibles que tienen las
mujeres para trabajar de forma remunerada. Provocando así la brecha en los
ingresos que perciben las mujeres y los hombres.

Además de la asimetría en la división de trabajo, el acceso a puestos laborales y


la distribución de las actividades domésticas y de cuidado, según Korol (2013) existe
también: “Una desigualdad en cómo los hombres y mujeres experimentan la
pobreza” (p. 4). A esta desigualdad se la conoce como feminización de la pobreza.
Todas estas desigualdades son entendidas como un aspecto estructural generado
por el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo. Provocando una doble
consecuencia en los tiempos de crisis, ya que golpean más fuertemente a las
mujeres y disidencias, quienes ocupan puestos laborales informales y precarizados.
Desde el equipo de EcoFemiData (2020) en Los números de la pandemia hacen
hincapié en lo siguiente: “El impacto de la pandemia y la cuarentena juegan un doble
rol: el que tuvieron sobre los fenómenos del mercado de trabajo, los ingresos y las
horas que se dedicaron al trabajo remunerado y no remunerado” (p. 1). Esto se
puede observar en la situación de V, una de las cocineras del comedor que fue
despedida de su trabajo como empleada doméstica. El impacto fue también en todos
los sectores vulnerabilizados, M menciona lo siguiente con respecto al barrio y los/as
usuarios/as del comedor: “Gente del barrio que ayudaba al centro, que traían
lavandina y eso, tuvo que venir al comedor a retirar comida” (p. 53). Durante la
cuarentena la desigualdad de ingresos se profundizó, provocando que el grupo
poblacional más rico, en su mayoría hombres, concentre 16 veces lo que tiene el
grupo poblacional de menores ingresos, en su mayoría mujeres (Botto, 2020).

En este sentido, dentro de las mujeres también hay desigualdades en cómo


impactan las crisis. A partir de Kimberlé Williams Crenshaw (1991) se puede pensar
en la interseccionalidad como un concepto que plantea que raza, género y clase

26
están interrelacionados. La autora plantea que hay un acceso dispar al trabajo y a la
vivienda entre las mujeres, acceso que se vuelve desigual por procesos de
discriminación y marginación que incluyen la clase social, la nacionalidad, como
también aspectos fisicos que son considerados “inferiores”. Teniendo en cuenta las
realidades de las mujeres entrevistadas se puede pensar que son varios los
aspectos que impactan en sus vidas generando las desigualdades mencionadas.

La salud mental desde la organización comunitaria y las prácticas del cuidado:


hacia una psicología de la transformación social

No hay forma individual de cuidarse


que no implique necesariamente
el cuidado de otros.
Stolkiner (2020)

Teniendo en cuenta el desarrollo de la tesina, en este apartado se buscará


fundamentar el porqué de dicho enfoque y cuál es la relevancia para la salud mental
desde la psicología.

Desde el enfoque comunitario se entiende al sujeto como agente activo de su


comunidad. Comunidad que se construye con otros y otras portadores de historias y
por ende, de subjetividades. La psicología comunitaria hace un fuerte hincapié en la
transformación social, entendiendo a ésta como un movimiento que surge y emerge
desde la propia comunidad. Ya que las comunidades poseen recursos para dar
respuestas a lo que nombran y viven como problemático. Esta forma de hacer
psicología implica una posición diferente a la del Modelo Médico Hegemónico, que
desde el área de salud mental se puede pensar a partir de las intervenciones
iatrogénicas, porque estas vienen desde afuera, centrándose en un solo aspecto
que es definido y pensado como un problema para quienes no forman parte de
dicha comunidad.

En el comedor se pueden observar los aspectos que menciona la psicología


comunitaria como también el atravesamiento del momento actual marcado por la
pandemia y el capitalismo, con todo lo que eso conlleva. Aun así, la organización

27
comunitaria aparece como un sostén y como un modo de dar respuestas a los
conflictos que surgen en el territorio. M, una de las cocineras, relata lo siguiente
sobre cómo conoció al comedor:

Con un grupo de gente conocimos a M (coordinadora) porque


venimos de un desalojo y el Municipio vino y nos instaló acá.
Mediante eso fuimos a conocer a M porque fueron las
Trabajadoras Sociales que me llevaron a ella porque nos apoyó
mucho cuando nosotros necesitábamos. (p. 36)

Algo similar cuenta N como usuaria, cuando llega al barrio y recibe ayuda de M
para armar su casilla. Ante estas situaciones de vulnerabilidad y marginación, la
comunidad, a través del comedor y la organización comunitaria, pudo dar
respuestas efectivas. Si bien se menciona a M, la coordinadora, es importante tener
en cuenta que pertenece a una comunidad que constituye un colectivo. Lenta,
Longo y Zaldua (2020) en De la precarización al cuidado. Sobre territorios, políticas
y desafíos mencionan lo siguiente: “Desde estas diferentes territorialidades
encontramos un conjunto de redes de cuidados que forman parte de resistencias
cotidianas, institucionales y/o comunitarias que configuran sistemas de producción
de cuidados e intercambios alternativos” (p. 17).

En el contexto de emergencia sanitaria, se puede observar nuevamente, como la


comunidad del comedor Los Hornos pudo desplegar la red de cuidados entre sus
integrantes, teniendo un impacto de sostén y hasta potenciador de las
subjetividades. F expresa lo siguiente como cocinera y vecina del barrio: “Estamos
todas en contacto con el tema de si alguna salió o no. Si se enferma o se siente mal,
le duele algo, estamos todas acompañándola” (p. 39). M, expresa sobre los
cuidados: “Entre nosotras tratamos de agarrar conciencia (…) tratar de cuidarnos
nosotras y a nuestra familia. Porque ponele que yo me vaya y venga, contagio a
ellas porque algunas de nosotras tenemos niños que tienen problemas respiratorios”
(p. 40). Lo que mencionan las cocineras da cuenta de su posición dentro de la
comunidad y cómo a través de sus acciones, conforman la red de cuidados.

El aspecto potenciador se puede observar en cómo, a pesar de la pandemia y en


un escenario con más incertidumbres que certezas, algunas de las cocineras

28
pudieron lograr la realización de proyectos. F hizo mención a lo siguiente: “Como
que avanzamos un poquito más. Pude hacer mi baño, mi marido no se quedó sin
trabajo, siguió trabajando normal” (p. 43). M pudo concretar un proyecto que hasta
ese momento no había realizado: “A mí me ayudó con un emprendimiento, mi
marido no trabajó desde que comenzó hasta hace poquito que volvió.
Emprendimiento, yo hice lo que nunca en mi vida hice, empecé a vender ropa, me
fue bien” (p. 43). Estos aspectos positivos y enriquecedores pueden entenderse
como producto de la organización comunitaria, construcción que aloja la diversidad
y potencia los aspectos subjetivos de sus integrantes.

A partir de las conceptualizaciones de Augsburger (2002) en De la epidemiología


psiquiátrica a la epidemiología en salud mental: el sufrimiento psíquico como
categoría clave, se pensará la relevancia de la lectura comunitaria para la psicología
y por ende, para la salud mental. Para ello es importante tener en cuenta un
concepto de salud más amplio, entendiendo que la salud no es solo la ausencia de
enfermedad. A lo largo de la vida hay padecimientos y malestares que se vinculan
con las condiciones materiales de la vida cotidiana, incluyendo la relación con los
otros y con las instituciones. La autora plantea a la familia, a la escuela y al trabajo
como instituciones que inciden en la producción de subjetividad operando como
factores de enriquecimiento y sostenimiento, o de padecimiento. Estas instituciones
transitaban una crisis pre pandemia, que hoy en día con el nuevo contexto, han
sufrido cambios significativos que inciden directamente en la vida cotidiana de los/as
sujetos.

En contraposición a dicha perspectiva se encuentra el modelo médico


hegemónico que se caracteriza por realizar diagnósticos a partir de la nosología
clásica en psiquiatría, teniendo en cuenta sólo los aspectos individuales y visibles de
la “enfermedad”. Sin embargo para el movimiento salud mental colectiva cobra
relevancia la dimensión subjetiva del sufrimiento psíquico que se relaciona con
aspectos del ser, comprendiendo que los padecimientos tienen un vínculo con
situaciones de la vida cotidiana sin ser necesariamente un aspecto patológico. El
contexto actual, caracterizado por la crisis y por los duelos que generó la pandemia,
trae aparejados determinados sufrimientos que se relacionan con los modos de vivir
y de vincularse, afectando directamente a la familia, la escuela y el trabajo. Por lo

29
tanto, la salud mental debe contemplar necesariamente la dimensión colectiva,
entendiendo que las comunidades generan un impacto en la salud de sus
habitantes.

Es entonces, a partir de una posición ética que la psicología comunitaria y por


ende, el/la psicólogo/a comunitario/a puede contribuir con su profesión a la
transformación social a través del rol de catalizador (Montero, 2004). Este rol se
caracteriza por tener en cuenta, necesariamente, a los agentes internos que son
quienes conforman la comunidad, mientras que el/la profesional opera como agente
externo. La psicología comunitaria hace hincapié en que la relación entre agente
externo y agente interno tiene que ser una relación entre sujeto-sujeto/objeto ya que
ambos son sujetos activos del conocimiento y de la transformación. Es una relación
dialógica y horizontal, donde ambas partes poseen conocimientos y herramientas
que contribuyen a la transformación social y por ende, a la propia transformación de
los agentes internos y externos.

30
CONCLUSIONES

A modo de cierre, se puede concluir que la organización comunitaria llevada a


cabo por el comedor Los Hornos tiene un rol fundamental para la comunidad del
barrio. Funciona como sostén y como potenciador de subjetividades, generando
nuevos posicionamientos y nuevas relaciones entre los/as sujetos que forman parte
de la institución desde sus diferentes roles. Es a partir de la participación
comunitaria que se producen los efectos subjetivantes, siendo estos cruciales para
el sostenimiento y la construcción constante de la organización y de la comunidad.

En todas las entrevistas se pudo observar que el comedor ocupa un lugar


esencial en la vida de los/as sujetos, siendo mucho más que una institución de
orden asistencialista. La institución misma se propone otros objetivos y los logra en
su inserción en la comunidad, ya que quienes forman parte como cocineras y
usuarios/as están comprometidos con la comunidad y con los otros. Llevando a
cabo una participación cotidiana y crucial. Por lo tanto, se puede decir que la
organización comunitaria es parte de la identidad del barrio y de sus habitantes.

Siguiendo la misma línea que se planteó en la investigación, los modos de


organización del comedor generan subjetividades comprometidas con la comunidad
y con los/as otros/as. Creando nuevas formas de habitar los espacios, innovando en
los modos de vivir y de sobrellevar las crisis. Estos modos van en contraposición a
las subjetividades que busca construir el capitalismo y el sistema patriarcal, que se
caracterizan por tener una impronta individualista y meritocrática. Se concluye
entonces, que es a partir de estas nuevas formas de vincularse y comprometerse,
que hay efectos en la salud mental de los/as sujetos, apaciguando el sufrimiento y la
fragmentación que genera los tiempos de crisis y los modos capitalistas. Hoy en día
recrudecidos por la pandemia.

Como tesista, fue una experiencia muy enriquecedora poder llevar a cabo la
investigación a partir de lo que se observó en el territorio y desde la perspectiva de
la psicología comunitaria. Por el desarrollo que se realizó, se entiende que la
psicología debe ser una práctica comprometida con los modos de producción de su
época, entendiendo que también atraviesa a los conceptos teóricos y a la profesión.
Ser conscientes de estos hechos es necesario para no reproducir, de una manera

31
automática, violencias históricas y sociales. Es a través de la práctica psicológica
que se debe poner en tela de juicio aquellas significaciones sociales imaginarias que
aparecen como únicas verdades mostrando como correctos o incorrectos
determinados modos de vivir. Con la profesión como instrumento, se puede
contribuir a la transformación social, abriendo nuevos horizontes en relación a los
modos de vida y a los sufrimientos que traen aparejados. Entendiendo que se tratan
de construcciones histórico sociales y que atraviesan lo individual y lo colectivo. Al
mismo tiempo, como profesionales es necesario revisar cotidianamente las prácticas
y los conceptos que guían la profesión, como un acto de humildad y de apertura
hacia las comunidades y los diversos modos de vivir. Teniendo en cuenta que la
inserción laboral también nos transforma como sujetos.

32
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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en salud mental: el sufrimiento psíquico como categoría clave. En Cuadernos
médicos sociales 81: 61-75
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35
ANEXO

Entrevista a las cocineras del comedor Los Hornos


Miércoles 27 de Enero del 2021

Entrevistadora: Lucila Koch - L


Entrevistadas: M
F
V

P: Bueno como para empezar ¿Podrían contarme un poco de ustedes? ¿Hace


cuánto que viven en el barrio?

M: En el caso mío vivimos ya hace once años, en el caso de ella más tiempo. Y
bueno, el covid y todo esto lo estamos viviendo cumpliendo los protocolos y tratando
de ayudar a la gente trabajando acá. La que está encargada de todo es M
(coordinadora), con ella estamos acompañandole en todo lo que se puede hacer y
ella a nosotras.

F: Yo nací acá y me mude para el barrio, o sea más adelante. Ahora volví al barrio
hace tres años. Soy hija de M, la coordinadora de acá del centro.

V: Yo me crié acá, hubo un tiempo en que nos mudamos para el lado de Rodriguez
con mi mamá. Después vinimos acá y yo ya me quedé. De toda la vida.

P: ¿Cómo conocieron el comedor?

M: Bueno personalmente yo, con un grupo de gente conocimos a M porque venimos


de un desalojo y el Municipio vino y nos instaló acá. Y mediante eso fuimos a
conocer a M porque fueron las Trabajadoras Sociales que me llevaron a ella porque
nos apoyó mucho cuando nosotros necesitábamos. Porque cuando vinimos acá,
todo esto no había. Era un campo. Y bueno, conjuntamente fuimos a retirar la
comida y después empecé a participar en el comedor.

36
F: Lo que se podría comentar es que el centro se hizo hace poco, hará once años.
Anteriormente se cocinaba en la casa de ahí enfrente, que era una casa de familia,
cocinaban ahí, algunas madres venían a ayudar. Pero la que siempre estaba
presente era M. La que siempre estuvo sosteniendo todo.

P: ¿En el 2001 empezó a funcionar?

V: En el 2001 empezó mi mamá a querer traer el comedor acá.

F: Pero anteriormente estaba en otro lado y después lo trajo para este.

M: Venía funcionando pero a donde estaba el comedor anteriormente, la mujer tuvo


un problema, tenía diabetes y ya no podía cocinar.

V: Entonces ahí mi mamá lo tomó con una carretilla y se lo trajo para acá.

F: Ella hace 28 años que está con el tema del comedor, que viene cocinando.
Conocimos distintas cocineras a lo largo de 28 años (risas)

P: ¿Cómo es un día de ustedes? ¿Qué actividades hacen?

M: Bueno nosotros somos la mayoría madres de familia. Primero nos levantamos


temprano, hacemos lo que tenemos que hacer en casa porque acá se entra a las 8.
Y bueno, dejamos a nuestros hijos y venimos a cocinar, para preparar el almuerzo
para nosotros y para la gente. Terminamos de cocinar, repartimos a la gente y
después limpiamos todo y nos retiramos. Es un trabajo como cualquiera pero
también es una ayuda para nosotros llevar un plato de comida a nuestra casa.

P: ¿Vienen sus familias también?

M: Ahora no se come acá, se retira tipo vianda.

P: ¿Pasó siempre así o es un protocolo por el Covid?

37
M: Antes los niños comían acá, hasta que bueno cambiaron las cosas y se empezó
a hacer viandas. Y ya con el Covid fue aún más estricto.

F: Pero se cambió la cosa porque entraron a robar y se llevaron todo lo que era
cubiertos, platos. Y los chicos no tenían donde comer, porque los chicos no pueden
traer a veces su platito, su cuchara. Y desde que ahi no se pudo conseguir mucho,
se conseguía pero los chicos ya no venían. Y después nos agarró todo esto de la
pandemia y ya se llevaban la vianda.

P: ¿Cómo se organizan en relación a cuánta comida preparar? ¿Saben más o


menos cuántas personas vienen por día?

M: Ya estamos como capacitadas, ya sabemos. Como que no es que viene un día y


estamos pensando cuánto. Ya sabemos, tenemos un itinerario y ya lo cumplimos de
siempre. Ya sabemos la cantidad de cebolla, fideo, todo. Pensamos lo que vamos a
cocinar al otro día y lo dejamos ya todo picado, ya lo tenemos listo.

P: ¿Pasó alguna vez de que no haya alcanzado?

F: Pasa siempre. Entonces lo que hacemos en ese caso, a la familia se le da,


ponele hacemos un guiso y se le da un poquito de fideos, un poquito de cebolla, de
papa, y carne no le podemos dar porque no tenemos. Pero se le da una salsa de
tomate, un fideo y un poco de cebolla y papa y que se lo cocinen en la casa. Pero
nunca se van sin nada.

P: Las familias que se acercan, ¿son del barrio? ¿Ustedes las conocen?

M: La mayoría los conocemos ya porque vienen. Y algunos se acercan de otros


barrios pero ya con el tiempo los conocemos. Gente que va viniendo son también
otros que se incorporan al grupo. Prácticamente los conocemos a todos.

P: En relación a la comida, ¿cómo se organizan para que les llegue? ¿Reciben


ayuda de otras organizaciones o de la Municipalidad?

38
F: Recibimos ayuda, estamos con Caritas Merlo-Moreno y ellos son los que nos
traen todo. Y bueno, gracias a ellos está esto funcionando. Igual también recibimos
donaciones de chicos de Techo. El Municipio no aparece y cada vez que aparece te
trae toda mercadería fea que no sirve ni para cocinar. Pero después hay un
Mauricio, es de Capital, hizo un grupo con otra gente de Capital que también es de
Techo. Nos trae mercadería, ahora cortó un poquito pero con el tema de la
pandemia cuando estaba mal, mal, nos venía trayendo cada quince días
mercadería.

P: Cuando empezó la pandemia, ¿cerraron en algún momento? ¿Cómo


hicieron?

F: No. Porque nosotras también necesitábamos, las cocineras tanto como la gente
que viene, también estamos acá por el plato de comida.

M: Tratamos de que se cumpla el protocolo para no contagiarnos entre nosotras y


bueno lo hemos hecho y gracias a Dios nos ha ido bien. Porque ninguna cocinera se
ha contagiado. Se supone que si nadie se contagió es porque cumplimos las reglas
bien.

P: En el funcionamiento antes de la pandemia y ahora, más allá del protocolo,


¿hubo que repensar algunas cuestiones?

M: En ese aspecto, sí. Antes teníamos un contacto más directo con los que venían y
ahora hay que tener distancia.

F: Con la gente, entre nosotras más o menos. Somos todas vecinas, entonces
sabemos todas si alguna salió, si no salió. Estamos como todas en contacto con el
tema de si alguna salió o no. Si se enferma o se siente mal, le duele algo, estamos
todas acompañándola pero o sea nos conocemos. Sin embargo, la gente, no
podemos estar cerca de la gente. Si viene alguno sin barbijo, le damos barbijo que
se ponga. Nosotras por ahí estamos un ratito acá tomando algo.. tomando mate no
(risas).

39
V: Lo principal es que apenas empezó la pandemia, todo esto, no podían venir los
chicos, o sea que venga un adulto, que no esté haciendo un chico la fila o la mamá
con los chichos. Para cuidarlos más a ellos, que eran ellos los que estaban más
expuestos.

M: Entre nosotras tratamos de agarrar conciencia, no salir a ninguna parte y tratar


de cuidarnos nosotras y a nuestra familia. Porque ponele que yo me vaya y venga, y
contagio a ellas porque algunas de nosotras tenemos niños que tienen problemas
respiratorios.

F: Yo lo que quiero remarcar también es que también recibimos ayuda de Módulo


Sanitario y del cura que también siempre está acá.

P: ¿Y estos contactos cómo los fueron haciendo?

F: Y M fue. Ella tiene un Instagram y ahí pide ayuda. La gente también colabora con
plata, con esa plata también podemos cortar el pasto, arreglar las cosas que se
rompen, la bomba por ejemplo.

M: Como que el comedor y M se hicieron conocidos. La verdad que hemos salido en


la tele y mediante eso, creo que tuvo un poco mas de acogida. No por nosotras. Es
el trabajo de M y conjuntamente que nosotras la acompañamos. La verdad eso nos
ayudó mucho y bien para toda la gente, para el centro. Por eso M es muy conocida
y famosa. Hace poco vino el Presidente, tiene foto con el Presidente, con el
Gobernador, tiene con el Ministro de Economía, con el de Educación. Así M es
super conocida. Creo que trabajamos bien, hace su trabajo y por eso las cosas
andan bien. El apoyo y la gente que es solidaria aporta.

P: ¿Cómo es un día en el comedor?

F: Arrancamos a las 8, un día antes ya picamos las cosas. Ponemos en la olla,


mientras eso se hace, vamos afuera a tomar unos mates a la sombra. Y de ahí, de a
poco vamos haciendo, hasta que llega la gente. Una vez que se termina de repartir

40
la comida, nos ponemos a limpiar todo el salón con lavandina para que quede todo
desinfectado.

P: ¿Los fines de semana también abren?

F: No ya no, al menos que llegue alguna donación y tenemos que abrir.

F: Después otro que nos ayudaban era “Cocina del Oeste”, ellos venían todos los
viernes a traernos la comida ya preparada que cocinaba la gente.

V: Hace poco terminaron porque ya terminó la pandemia, todo eso terminó. Solían
traer la comida preparada todos los viernes. Una gran ayuda para la cuarentena, la
gente estaba muy agradecida y nos daba un día de descanso a nosotras. Ese día
nosotras no cocinábamos, teníamos que venir acá nada más a hacer presencia.

P: ¿Cómo les afectó la pandemia en sus vidas cotidianas?

M: En nuestra vida cotidiana, todo. Primero estábamos con miedo, estábamos todos
asustados por el mismo motivo de que no salíamos. Por los chicos algunos de
nosotros traumados, a todos nos chocó. Estábamos encerrados, no salíamos ni a
comprar. En el caso mío era la única que salía a comprar, te juro que mi vida se me
complicó mucho porque no podía. Estaba muy cansada. Entre que los otros chicos
no querían salir y bueno. Personalmente en mi casa, yo tengo dos adolescentes que
me fue difícil manejarlo, tenerlo adentro, ellos querían estar afuera y no les
importaba nada. Entonces era como que era muy traumático, entonces yo estaba
con el alcohol, con la lavandina. Yo nunca en mi vida me puse a limpiar el portón, le
pasábamos trapo a todo. Te juro que era algo traumático pero el día a día nos
enseñó cómo cuidarnos, qué hacer y creo que ahora lo tomamos como parte de la
vida, del día a día. Ya nos acostumbramos.

P: Y ahora que está todo más abierto, ¿volvieron algunas cosas/actividades


que hacías antes?

41
M: No, cómo que ahora ya me acoplé. Ya sé que esto lo hacemos, que lo otro no. Si
hablar con personas que no conozco no. No salimos, no vamos a ningún lugar
donde haya mucha gente. Bueno, practicamente yo a los chicos los tengo en mi
casa y bueno, algún día los llevaré a la placita.

P: Y a vos V ¿Cómo te afectó la pandemia en tu cotidianidad?

V: Antes de que empiece la pandemia yo estaba trabajando. En Marzo, yo tengo


una bebé de un año, y mi patrona decidió que no vaya más, o sea me despidió. Y
empecé acá, a trabajar acá. Mi mamá me dijo si quería trabajar y le dije que sí, o
sea antes de estar en casa. Y me aceptó bastante. Porque yo tengo mi nena que
tiene un año, después tengo un nene de cuatro, una nena de ocho, una de once y
una de dieciséis. O sea la de dieciséis imposible que se quede, es renegar, pelear
con ella porque no aceptan que tengan que estar encerrados, “no mami es mentira”
y no es mentira. Como yo le digo: yo estoy haciendo cuarentena en mi casa con mis
hijos más chicos y ella por una noche o por un día que se vaya y se junte en una
esquina, viene y nos perjudicó a todos. Porque no nos sirve de nada hacer
cuarentena cuando ella sale a la calle. Ella tiene que pensar en la hermana más
chica o por ella misma, porque ella tiene ataques de asma. Y en tema del colegio se
nos complicó mucho porque bueno, un teléfono a basto no daba. Ella estaba en
tercero, mi otra nena en sexto, la otra en segundo y no daba a basto. El teléfono
agotadísimo.

P: ¿Y cómo fue para vos empezar acá en el comedor?

V: Yo trabajaba antes con mi mamá cuando el comedor estaba en lo de A y después


dejé. O sea me fui alejando solita y después vine por F (otra de las cocineras), o sea
me dio el ánimo que no tenía. Como quien dice, quedarme en mi casa y decir bueno
hasta acá, ya está me quedé sin trabajo y ya pasó todo. No. Dale, dale, tenes que
salir por tus hijas y acá estoy. O sea ella me dio la mano.

P: ¿Cómo te afectó a vos la pandemia, F?

42
F: Y creo que dentro de todo una ayuda, como que avanzamos un poquito más.
Pude hacer mi baño, mi marido no se quedó sin trabajo, siguió trabajando normal.
Se cuidaba, yo venía y lo bañaba en alcohol (risas). Todo el día desinfectando mi
casa, es esa que está ahí enfrente pero la limpio de punta en punta. Creo que
dentro de todo un avance porque yo pude hacer mi baño, cosa que anteriormente
no podía. Bueno igual tenía miedo, que el miedo siempre está porque yo tengo a mi
nena que tiene problemas de los bronquios, sufre siempre de los bronquios. Mi
miedo era por ella, pero dentro de todo bastante bien porque fue un avance para mi.
Porque yo anteriormente no sé por qué pero no podía avanzar y él seguía laburando
y pudimos hacer el baño.

M: A mi me ayudó con un emprendimiento, mi marido no trabajó desde que


comenzó hasta hace poquito que volvió. Emprendimiento, yo hice lo que nunca en
mi vida hice, empecé a vender ropa, me fue bien. No voy a decir, sería mal
agradecida decir “no, a mi en la pandemia me fue mal”, yo sé que con los riesgos,
con los miedos que tuve pero trabajé. Me puse a trabajar y me fue bien. No me morí
de hambre trabajando, pague mis cuentas, así que me enseñó a abrirme con el
emprendimiento.

F: Hay que remarcar igual que el Gobierno nos ayudó un montón, creo que por eso
también fue.

V: Te enseña a vivir de otra manera, como que... sabiendo que vos tenes que llegar
y con la ayuda que te da. Porque yo tengo tarjeta alimentaria, con la ayuda que te
da el Gobierno es vivir ahí, te enseñan a cuidar más. No a malgastar, en el caso
mío. Yo veo el noticiero y hay gente que la pasó mal, la pasó sin comer. Y hay que
remarcar eso, nosotros por lo menos todos los días tuvimos un plato de comida.

F: El comedor también ayudó un montón. Porque yo acá por ejemplo traigo a mis
dos nenas y están conmigo, porque no tengo para que me la cuiden, pero yo sé que
están conmigo, que las estoy mirando y sé que van a comer. No es que en mi casa
no van a comer pero es otra cosa porque yo en mi casa no cocino. Es una comida
más que yo guardo para la noche, acá mis hijas comen, están bien comidas y hasta

43
fruta. Y después me voy a mi casa y lo que no gasté al mediodía lo puedo usar
tranquilamente a la noche.

V: Y lo disfruta con el papá.

M: En el caso mío yo estaba estresada con mi marido, ya no lo soportaba (risas).


Tomaba mate y tereré por baldes. A mi me estresó, esa parte de la pandemia no lo
soporté a mi marido. Ahora él ya se fue a trabajar gracias a Dios. Era ya como los
chicos ahí, el marido ahí, no ya no se podía. Yo sé que a veces nos alejamos de
nuestros hijos pero amamos a nuestra familia, pero estar ahí encerrada todos los
días, no. No era para mi porque yo tenía mi vida sincronizada, mis hijos a la
escuela, él a trabajar, yo aquí, mis hijos volvían. Eso pero con la pandemia
cambiamos todo. La verdad nos cambió de muchas formas, pero bien, no me voy a
quejar. Yo sé que muchas familias perdieron a sus familiares, gracias a Dios acá
entre nosotras no pasó y en el barrio muy poco, muy poco porque creo que todos
tomaron conciencia de eso.

P: ¿Qué significa el comedor para ustedes?

M: Para mi es un medio de trabajo, es un medio para poder salir adelante, una


ayuda. La verdad a mi me ayuda mucho, lo que yo acá cocino, le doy un plato de
comida a todos mis hijos y ese día no gasto gas. Entonces a mi me sirve de muchas
formas y es una ayuda, yo no me quejo y estoy muy agradecida de que me den la
oportunidad de estar trabajando acá. Así que nos llevamos bien con todas y la
pasamos bien trabajando, nos reímos, algunas veces estamos enojadas.
Cocinando, criando a esta bebita que nació acá (aparece una nena) que ya está
grande.

V: A mi me dio una mano, imaginate yo me quedé sin trabajo y vine para acá. Una,
economicamente me ayudó bastante y otra, emocionalmente porque te apoyan tus
compañeras, o sea vos te sentís apoyada por tus compañeras, sentís ese apoyo. Y
en compañerismo, o sea vos venís acá y te olvidas un poco de los problemas de tu
casa. Después llegas a tu casa y bueno tenes los problemas otra vez, pero pasas

44
un buen momento y es lindo. Cansador pero lindo. No quedarte encerrada, como
quien dice “no bajar los brazos”. Acá me sentí la verdad, bastante bien.

F: Todo, para mi es todo porque yo acá tengo a mi mamá cerca y estoy con ella.
Tengo a mis compañeras (se pone a llorar). En pocas palabras todo.

P: Para terminar, ¿alguna anécdota/situación que quieran contar del comedor?

M: Anécdota es nuestra vida, nuestra gran amistad con ella (se refiere a F). Para mi
es como una hija, como una hermana. La verdad yo me llevo bien con todas. Son
amigas y son compañeras, son muy buenas. Yo soy extranjera y yo no tengo una
familia acá, nada más que mis hijos y mi marido. Y mi otra familia sería el comedor.
A mi me sirve de mucha contención porque en este transcurso de la vida a mi se me
falleció un hijo y ellos han estado en todo momento, ella (se refiere a F) más que
nada cuando yo viajé y aun así mi hijo falleció, ella siempre estuvo. Yo la verdad del
comedor, algo bueno que me salió siempre, más allá de todo, es ella. Ella para mi
es importante, como yo siempre se lo digo es mi hermana, es mi hija, es mi amiga y
la verdad yo siempre le agradezco a Dios porque uno no siempre conoce gente
buena. Ella quiere a mis hijas, yo quiero a sus hijas y tenemos una buena amistad y
la verdad es lo bueno que a mi me trajo el comedor, es la amistad. Y yo sé que
cualquier cosa que a mi me pasa, como todas, nos damos una mano. Pero mi
prioridad es ella, porque yo por ella volví acá, porque yo antes trabajaba. Y en todo
mi proceso de mi duelo ella estuvo. Más que consideración, tengo agradecimiento y
cariño para ella. Es lo que el comedor a mi me dio. Es mi hermana de la vida, del
corazón. Y son todas buenas, cuando vengo acá hago chistes, les hago bromas, me
rio y bueno, la paso bien. Más allá de que Argentina es un país generoso, tengo mis
hijos nacidos acá pero siempre la gente que he conocido me ha recibido bien. Muy
agradecida a todos, al barrio, a todos los que tengo acá.

V: A mi lo que de este año puedo sacar, o sea que mi mamá haya estado con el
Presidente, o sea es algo que me gustaría estar yo en la foto pero bueno, estuvo
mami (risas). Es un orgullo enorme ver a tu vieja ahi en una foto, o sea es algo que

45
vos decis: hace las cosas bien, está haciendo las cosas bien. No es porque sea mi
vieja ni nada pero es una persona que vale oro.

M: Conocimos a todas las autoridades y gente humilde. Yo ese día se lo recalqué al


Ministro, gente muy humilde, desde empezando con el Gobernador, con el
Presidente, los Ministros que conocimos, que han venido a la inauguración de
nuestra escuela. Que fuimos invitadas porque M es nuestra referente y la verdad
algo que nunca pensé conocer al Presidente yo.

V: Noo y menos estar ahí no más.

M: El Ministro vino, vio nuestras ollas. ¿Quién tiene ese privilegio? Yo y como mis
compañeras, tenemos recuerdos lindos de la pandemia. Hemos conocido gente muy
muy muy solidaria.

V: Hemos conocido gente que tal vez en mi casa decía “no, este no nos va a
saludar” y después te das cuenta que es gente normal, como uno, que tienen el
mismo corazón, la sencillez de una persona.

M: Verme en la tele (risas) mis hijos lo grabaron, lo mandaron a mi mamá. Y no


queríamos hablar porque grabamos como cincuenta mil veces las cosas.

V: Está bueno porque vos lo ves en tu casa, lo grabas y lo subí a mi estado de


Whatsapp. Tal vez mi vieja ni lo vio pero yo contenta, orgullosa.

F: Y acá todas estamos orgullosas de todas, pero especialmente de M. Acá ella es


el motor de todas. Sin ella no somos nada. A veces nosotras hacemos las cosas mal
y la que enfrenta todo es ella.

V: Pone la cara, es la que está ahí, es ella.

F: Si hoy el comedor está así es gracias a ella. Es la que se mueve para todos
lados, pide las cosas. Pone la cara para todos lados y si se tiene que pelear hasta

46
con el Presidente, se va a pelear, porque ella es así. Nada más que orgullosa de
eso, como hija y como compañera de trabajo.

M: Es una luchadora de la vida ella, ha pasado muchas cosas y la verdad la vida la


ha premiado con estas cosas. Para mi es una mujer admirable porque lo que
consiguió ella no todos lo consiguen. Es muy conocida, es muy querida, es famosa
M.

Entrevista a la coordinadora del comedor Los Hornos


Martes 09 de Febrero del 2021

Entrevistadora: Lucila Koch - L


Entrevistada: M - Coordinadora

L: ¿Cómo presentarías al comedor?

M: Cómo algo grandioso, muy necesario porque se ayuda a mucha gente. Se está
dando cuatrocientos veinte viandas de lunes a viernes. Y una copa de leche los
martes, miércoles y jueves.

L: ¿Cuándo empezó lo de la copa de leche? ¿Siempre fue así?

M: La copa de leche empezó cuando tuvimos la enfermedad esa, que hubo mucha
demanda, los chicos muy necesitados y se sumó un montón de gente en la
pandemia. Ahí no teníamos cupo, no teníamos nada, entonces lo que hicimos fue
hacerlo abierto, es decir que el Ministerio te manda un cupo para personas y vos
todos los días tenías que firmas que tanta gente vino, bueno no. Entonces se hizo
abierto para los que más lo necesiten y vengan a buscar la comida. Ya no hay un
listado, ya no hay nada, el que necesita que venga a buscar. Es por la demanda que
hay pero pensábamos que se iba a achicar pero no, me quedaron cuatrocientos
veinte viandas que es todos los días.

L: Las personas que se acercan, ¿son del barrio?

47
M: Son del barrio, tenemos gente de siete barrios que vienen desde muy lejos. A
veces te digo, no me alcanza la comida porque hay faltante. Estamos con La Red
Sagrado Corazón, Caritas Merlo-Moreno y con Penú. Y con el Municipio que nos
trae cada dos meses mercadería, según el tiempo de ellos. Y no nos alcanza, a
veces no nos alcanza pero se sobrelleva, es doloroso porque cuando no te alcanza
te dice “¿y porqué para mi no?”, es como que la gente lo toma que “no te voy a dar
a vos porque no”. Entonces, no se van con las manos vacías tampoco, se le da
fideos, arroz, lo que haya. Y así se trabaja a pleno, es gente muy buena, muy
educada, no tenemos gente agresiva, es gente que realmente necesita y muy
agradecida.

L: ¿Cómo es el vínculo con las personas que se acercan? ¿Vos los conoces?

M: En sí nunca terminas de conocer a las personas. Por ejemplo, tengo personas


que están hace tres años y hay gente que se sumaron ahora y no terminas de
conocerlos. Pero es lindo el trato porque a veces una se siente bajoneada y las
mismas familias es como que te levantan el ánimo. Así día a día hacemos nosotras
con las familias también, nos apoyamos entre el centro y la gente. Diría yo, no sé si
una familia pero hay comprensión mutua. No me puedo quejar de la gente que viene
a retirar porque a pesar de la humildad que tienen, es muy agradecida

L: En relación a la copa de leche que incorporaron, ¿Cómo hicieron con las


cocineras? ¿Tuvieron que sumarse más o son las mismas?

M: Se achicó el grupo por miedo, hemos quedado hasta tres personas solas. Y
después vieron las chicas, las compañeras que éramos nueve personas y si a ellas
no les pasa nada ¿porque me va a pasar a mi?. Había como discriminación, “no nos
acerquemos a la otra persona” y entonces yo dije “no, así no” porque si nos vamos a
contagiar, nos vamos a contagiar acá, en nuestras casas, en donde sea. Porque la
familia de uno trabaja, no sabemos por donde andan, así que hay que tratar a la
gente de igual a igual. Con cuidado, con el alcohol, con los guantes. Teníamos
miedo, pero no lo demostrábamos viste. Porque a veces, vos decis, con la
pandemia y vos le das la comida como con miedo y vos estás discriminando porque

48
eso no se hace. Entonces nosotros tratamos de hacer que la gente se cuide, que
use barbijo, que se pongan alcohol, diciéndoles “usa el barbijo” porque vos no sabes
de donde vengo, a donde estoy y yo no sé donde vos estás y tu familia cómo está.
Me cuidas, te cuido, y así vamos trabajando juntas. La gente a veces es
inconsciente, vienen sin barbijo o vienen piden agua y se les da, pero no se le
discrimina. Se le lavaba los tupper todo, hubo un trabajo muy grande pero bueno.
De ahí de tres personas de compañerismo, después ya fuimos seis, después siete.
Una de las chicas me dice “¿y vos?”. Y si yo me quedo en mi casa, ¿la gente que
come? Tenemos que luchar por los platos de comida, tenemos que luchar, no
tenemos que tener miedo porque el miedo psicológicamente nos va a afectar. Y
bueno, así la fuimos sobrellevando.

L: Había mucho miedo cuando empezó el aislamiento..

M: Sí, había muchos comedores que cerraron por esto. Y yo con el padre de
nosotros que es divino, J, me decía ¿”M queres cerrar?”, no padre. Si a mi me va a
agarrar la enfermedad, me va a agarrar acá, en mi casa porque yo tengo hijos que
trabajan, nos va a agarrar igual. Le digo usted, ahora que está acá conmigo, ¿como
sé que usted no tiene? usted es uno más de la calle y yo soy una más de la calle.
Me felicita y me dice, bueno si queres seguir, seguí y así fuimos siguiendo. No
cerramos, no tuvimos vacaciones, nos sentimos bien porque ayudamos a las
familias y a apagar un poco el hambre porque es muy triste todo esto.

L: Y esta situación de mayor demanda, ¿Es comparable con alguna otra


situación que haya vivido el comedor? ¿Pasó alguna vez de que empiece a
venir más gente?

M: Esta fue la primera vez. Bah, tuvimos una crisis de inundación que fue muy
jodida, que tuvimos gente evacuada. Pero no, nada que ver con esto. Mira con esta
crisis que tuvimos ahora, es como que la gente estaba nerviosa, agresiva, de la
misma necesidad la gente te agredía. Pero trataba de sostenerme porque me lo
insultaban y si nos enojamos, ponemos peor a la persona. Pero era por necesidad,
no era por gusto de venir la mujer a pelear, era por necesidad.

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L: Me contaron las cocineras que el comedor funcionaba antes en otro lugar.
¿Cómo fueron esos principios? ¿Cómo surgió la idea?

M: Y esos principios fueron hermosos (risas). El principio fue... estábamos en una


casa, cocinabamos en el campo con un padre, el padre S y en un campo. Y había
un equipo de cocina y yo fui por necesidad a trabajar, porque pasé mucha
necesidad y fui a trabajar. Y no me gustaba la forma de cocinar, mucha agua en la
comida de lo que se daba. Entonces me empecé a quejar, digo comen mis hijos, yo
quiero que coman, yo los traigo a un centro comunitario es para que coman, no es
para que coman agua porque si es agua les doy en casa. Y el padre me escucho
todas esas palabras y entonces me dice “te dejo como coordinadora”, no padre le
digo, no voy a poder con tanta gente, yo soy una histérica. Sos justa me dice y así
fue como me dejó como coordinadora y ahí empezamos en una casa comunitaria. Y
empezamos a pedir por la verdulería, porque no teníamos menú, no teníamos
acompañamiento, solamente el Municipio. Después me empecé a meter con los
punteros políticos, para sacarle lo que sea y fui avanzando. Y después, cuando
salimos de ahí, ocupé este lugar, usurpar queda medio feo. Se tomó este lugar
peleando con los Intendentes, en un principio me peleé con el Intendente Arregui
que falleció. Me hice amiga de él, aceptó que yo me quede. Después con el otro
Mariano West que tuvo que dejarme porque le iba a prender fuego el Municipio. El
Municipio ayudó a hacer el lugar, inclusive un chico José Barreiro ayudó mucho a
que esto crezca, mantenimiento, una bolsita de cemento traía el pibe. Y se levantó,
así que fue una lucha grande pero productiva porque ahora van a hacer el SUM, se
va a hacer una guardería.

L: ¿Es que lo están construyendo dentro del predio? (En una parte del predio se
observa que estaban empezando a construir)

M: Claro, así que se llegó lejos. Ya no va a ser un comedor simple sino que va a ser
algo más emotivo, porque es feo que siempre sea solo un comedor. Porque no
tendría que haber un comedor, pero estamos. Así que fue muy lindo. Es tipo una
guardería jardín para la gente que más lo necesite, que las mamás puedan ir a
trabajar y dejen a sus hijos ahí.

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L: Como parte de la comunidad...

M: De la comunidad, porque estos dicen que es de M (se refiere a ella). No, no es


mío, esto es de la comunidad. Si la comunidad no estuviera, esto no existiría,
entendes. Si el maldito hambre no estuviera, esto no existiría. No es como dijo una
señora “yo tengo que agradecer por un plato de comida”, no. Tenemos que
agradecer juntos porque nadie viene a un comedor por gusto, nadie viene, ya es
vergonzoso venir a un comedor cuando vos no podes comer con tu hijo, entonces
ahí es cuando dijimos que el comedor no se hace más acá, se llevan la comida en
los tuppers para que coman con su papá. Porque las familias tienen derecho, las
mamás tienen derecho a comer con sus hijos, no los hijos por separado y las
madres pasando necesidad. Y bueno, yo te digo hay bueno y malo pero me inclino
más por los chicos con problemas de adicciones. Trato de ayudar a esos chicos,
desde una mateada, de dar un mate si los veo mal, no soy psicóloga, ya te dije que
soy analfabeta. Pero trato de contenerlos aunque sea una hora, una hora para ellos
es mucho, es una hora más de vida. Y gracias a Dios no me robaron todavía,
camino por la calle con los peques, “mis locos” les digo yo, drogadictos. Porque hay
gente que a veces los ve en un esquina y los miran mal, los discriminan, pero ellos
no saben la vida que ellos tuvieron. Cómo fue la familia de ellos, el trato, capaz que
la misma familia lo hizo... no digo que los mandó pero la familia ya aceptarle esto
(agarra una taza) ya le arruinó la vida al pibe. Y yo hablo con las mamás, cuando el
chico lleva una tapita preguntarle de dónde la sacó, “me la dio mi amigo”, bueno
vamos a la casa de tu amigo, ¿porqué te la dio?, me entendes, porque a veces se la
da para que el chico salga a vender droga o se drogue. Así que yo me inclino más,
estoy con los peques pero más me llaman los chicos con adicción.

L: En relación a la guardería, ¿Cómo surgió esa idea?

M: Me lo propuso la intendenta de acá Mariel, me lo propuso y como el predio era


grande le dije que sí, bienvenida. Eso se propuso el año pasado y acepté. Así que,
no me gusta la política pero acepto todo lo que venga de los políticos, a veces es
bueno como malo.

L: En la actualidad, ¿De quienes reciben ayuda?

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M: Y ahora estamos con la red parroquial Sagrado Corazón y Cáritas. Y el Municipio
de vez en cuando, cuando hay me manda. A veces rechazo yo porque no tengo
para el flete porque yo no puedo pagar un flete de tres mil pesos, no lo tengo. Y del
bolsillo hoy por hoy no lo podemos sacar.

L: En relación al comedor, M ¿Qué significa para vos?

M: Mi vida, mi vida porque este centro y la familia del centro, yo le digo la familia,
me salvaron mi vida porque yo tuve, de cuatro años trabajando en un comedor
comunitario, tuve la desgracia de perder dos hijos, se me ahorcaron dos hijos. Y la
familia del centro no me dejó recaer, los chicos del centro no me dejaron recaer, es
como que me dijeron “te necesitamos”. Vos perdes un hijo, bueno, sola la llevas,
perdes un hijo un año, al otro perdes a otro, es como decir ¿qué carajo hago con la
vida? si hice todo bien, o sea como que no hice nada bien para perder dos hijos. Se
pasaron de droga y bueno, yo luchando por los chicos de la calle cuando mi hijo
estaba muy drogado. Se me ahorcaron los dos y bueno, me levantó el comedor.
Para mi es mi vida, es lo que me salvó de la muerte, la familia del centro, los chicos
con adicciones, me salvaron la vida. (toda la respuesta la dijo emocionada, al borde
del llanto)

L: Como una contención, un sostén...

M: Una contención, no necesité el psicólogo, la terapia mía era mi gente, la gente


del barrio. Era como que, ellos estaban, me veían mal y me hacían bromas. Me
levanté, no me voy a olvidar jamás de mis hijos porque los tengo presente todos los
días. Pero yo le agradezco mucho al comedor que pude salir y a mis compañeras.

L: ¿Cómo crees que hubiera sido para vos pasar esta pandemia sin el
comedor?

M: Mal, la pasaría mal porque sería uno más de la gente que la pasa muy mal. Con
la edad que yo tengo, no sé qué haría de mi vida, estaría todo el día encerrada en
mi casa. Por lo menos yo tengo, 58 años voy a cumplir, pero me siento útil por la

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comunidad. No estoy encerrada en mi casa, hago todas las cosas de mi casa pero
una persona grande se encierra en la casa y creo que no tiene vida. No tiene vida y
no entrega nada de uno, yo me siento así. Si yo no hubiera tenido esto, yo no
existiría más, una por ser una persona grande, pero siempre me gusto mirar al otro
y siempre tuve buena recompensa del otro, de la otra persona. Mucho amor, gracias
a Dios, mucho amor.

L: ¿Y cómo crees que afectó la pandemia al barrio?

M: Le afectó mal porque había gente arquitecta que no tenía para comer y venía al
comedor. Gente del barrio que ayudaba al centro, que traían lavandina y eso, tuvo
que venir al comedor a retirar comida. Afectó un montón, afectó psicológicamente,
todo, todo. Más la violencia de género, el agresivo estaba con la familia, por lo
menos antes la familia del agresivo tenía un... el agresivo se iba a trabajar y la
familia esos momento la pasaban bien. Pero es como que hizo un combo esto, viste,
un desastre, hubo mucha... hubo gente fallecida. Se juntó todo y lo que yo creo que
se lleva de todo esto, más solidaridad, más entendimiento, la gente está como
más... como que dice “tengo que ayudar al otro”, “tengo que entender”, más
humilde. Pero la pasaron mal, acá en Los Hornos la pasaron mal.

L: Ante estas situaciones, ¿Cómo se maneja el comedor?

M: Cuando venían las chicas golpeadas, las muchachas, gracias a Dios tenemos un
equipo de trabajo con la Asistente Social, V, que ahora es directora de la sala. Con
ella, con los médicos, todo, los llamaba, teníamos un comisario y yo llamaba y ahí al
toque. O sea que la gente que se animaba a venir a denunciarlo, los llevábamos. En
esa parte no tuve problemas, se pudo ayudar. No se miraba para el otro lado,
nosotros observamos muchos en las miradas de la gente, nosotros cuando vemos
mal a una persona la miramos y “fijate que en ella en algún lado está la falla”. O un
nene, viste, lo ves medio… de repente está tan vivarachón y de repente como
recaído, “te enfermaste, que te pasó, contame” y vos a una criatura le tocaste la
cabecita o le das un beso en la frente y ese nene se desarma. Ese nene te cuenta la
vida completa y paso a paso fuimos agarrando por ahí, viste. Muchos casos se los

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pasó de alto pero porque no podíamos estar en todo, pero trabajamos mucho. Nos
costó mucho.

L: Y en el comedor, además de las viandas y la copa de leche, ¿Se organizan


otras actividades?

M: No, se cortó todo. Teníamos fútbol pero se nos cortó. Teníamos primaria,
secundaria y también apoyo escolar y se nos cortó todo, no pudimos hacer más
nada. Así que es como que eso perjudicó.

L: ¿Piensan en retomarlo cuando se pueda o más adelante?

M: Sí, sí sí. Lo pensamos retomar, la secundaria sí, si no la hacen en el colegio se


va a seguir haciendo acá. No ves, ahí están los pizarrones, todo. Las puertas están
abiertas, así que se va a hacer.

L: En relación a la pandemia, ¿Cómo te afectó, que te hizo sentir?

M: Me enfermó la pandemia, yo estuve dos semanas mal porque a mi me agarró


fuerte, me agarró muy fuerte. Todo porque yo tuve una problemática con una señora
peruana que la habían golpeado y yo no sabía, la abracé, la contuve y al otro día ya
empecé. No tuve fiebre ni dolor de garganta, pero empecé con dolor de cuerpo,
parecía que se me deshuesaba todo. Y entonces cuando yo me siento así el
segundo día, yo aviso acá “chicas no voy” y me dice “no, nosotras cerramos”,
“chicas si pueden seguir, sigan, no me cierren” les digo. Voy a volver, querían ir a mi
casa y yo les decía que no. Y yo vivo con mi hijo mayor, mi marido trabaja, viene los
días viernes, así que les pedí por favor que no vengan a mi casa, estuve una
semana sola. Una de mis hijas se arriesgó, se fue y dejó los hijos en la casa, se
quedó una semana conmigo. Pero la pasé mal, me agarró muy fuerte y yo
pensaba... lo primero que hice fue llamar al padre y le dice fíjese R (la vecina que
habían ayudado) porque tiene el virus, toda la familia estaba contagiada. Pero la
señora no sé si no sabía o no lo quiso decir, bueno. Me tocó justo a mi, yo pensaba
que me iba a morir porque las partes estas de acá (se toca la parte de abajo de la
espalda) parecía que se me despegaban, la nuca parecía que se me caía, un

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golpecito y no me podía sostener. Pero sobreviví (risas), acá estoy, me tocó en
agosto así que ya pasó bastante. Gracias a Dios no me sentí culpable de contagiar
a otro, me pude prevenir bien, incluso el padre fue y le pedí por favor que no se
acerque, entonces después fueron gente del Municipio y le fueron a decir que
estaba en mi casa, por las dudas porque tengo nietos, tengo compañeras que iban a
verme y no querían que pasara nada.

L: Cuándo necesitan alguna donación o alimentos, ¿Cómo se organizan para


conseguirlo?

M: Soy re rompe, le pido a gente de capital, que tengo el Instagram. Le pido a ellos
donaciones de ropa que ahora se están haciendo los tontos y ahora necesitamos
ropa de invierno, calzado. Pido mucho, soy re manguera, magueo mucho y a veces
salen. Ahora estamos necesitando una heladera, la pedimos por Instagram y vamos
a ver que sale de eso, porque se nos rompió una heladera.

L: ¿Y funciona lo del Instagram?

M: Sí sí, funciona muy bien. Dona la gente, tengo una cuenta también de Mercado
Pago, así que siempre me están donando tres, cinco pesos, sirve de todo. Y se van
comprando las cosas, pero siempre con papel en mano, dos bolsas de zanahorias,
toma acá está el papel. Y lo subo a Instagram, se hizo esto, se comprueba de que
no es... por eso yo creo que la gente dona, porque todo lo que se hace se muestra.
Se muestran los productos y se muestra la boleta que realmente se compró y
cuando vienen donaciones también, tal persona donó. Funciona bien. Tengo suerte.

L: ¿Qué significa para vos estar como referente del barrio, del comedor,
durante tantos años?

M: Vida, cuando a mi me reconocen algo digo “yo no soy”, yo no quiero que me


reconozcan por cada cosa, somos un grupo de cocineros. Porque si las chicas no
estuvieran, esto no sería, pero me dicen “no pero vos sos...”. Sí, pero las ideas la
dan las pibas jóvenes, hay que darle la oportunidad a las pibas jóvenes porque uno
no va a quedar para hacer mucho. Y me pone muy feliz cuando me reconocen el

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trabajo que uno hace, me pone feliz porque decís “sirvo, todavía sirvo, sirvo algo”.
Me pone muy feliz.

L: ¿Y sos del barrio, M? ¿Naciste acá?

M: Y yo nací en José C. Paz y después ya a los veinte años me mudé para acá y
acá estoy. Y ahora vivo en el barrio San Alberta, a treinta cuadras de acá. Me
camino todos los días y me hace re bien. Voy y vengo caminando, invierno, lluvia,
no lluvia, voy y vengo porque se cocina los días de lluvia también. No se deja de
cocinar.

L: En relación al comedor, ¿Cómo hacen las cocineras para incorporarse?

M: Y tengo chicas que vinieron por necesidad, por el plato de comida diario y dijeron
“¿te podemos ayudar?”, bienvenidas, dale. Y tengo chicas jóvenes que están por
una cooperativa, pero a veces trabajan más de las horas que una cooperativista da.
Yo ya no las veo como trabajadoras cooperativistas, las veo con el corazón, que
trabajan con amor. A veces ellas ponen plata del mismo sueldo de ellas para
comprar algo, a nosotros se nos rompió la pava y se nos rompió la procesadora.
Pusimos doscientos pesos cada una y nos compramos la pava. Así que así vinieron
las chicas, algunas por tema de cooperativa para que no las saquen. Tengo chicas
sin sueldo acá, no cobran nada pero ellas día a día se llevan su comida y los días
viernes se llevan su bolsón, para pasar sábado y domingo.

L: ¿Cómo es lo de la cooperativa?

M: Vienen por ejemplo, me propusieron a mí cinco cupos de cooperativa, yo lo


acepté y de esos cinco ponele que me salen tres. Y bueno, pero ya las chicas no
van a trabajar en la calle, ya se quedan acá, no las mando... o sea no se van a
cortar pasto, nada, pobrecitas, ni limpiar calle. Ojo, no es vergonzoso pero tienen
chicos chiquitos y por lo menos le reconocen que están trabajando para la
comunidad, viste. Haciendo eso, crece también.

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L: M, ¿Algo más que quieras agregar que no te haya preguntado y te parezca
importante?

M: No, no. Yo te digo, estoy viva gracias a esto y ya dos, tres veces me quise retirar
pero es como que digo “me voy a retirar”, les digo a todos que me voy a retirar y no
me retiro nunca. Nunca me voy, sigo acá (risas), pero ya sigo con menos órdenes. O
sea yo ya no cocino, cocinan las chicas. Antes era como un mandato, que yo tenía
que mandar, viste, “no, no me toques eso”, “dejá que yo lo voy a hacer”, ¿y porqué
lo tengo que hacer yo cuando ellas lo pueden hacer?, están capacitadas, me
entendes. Entonces era como que yo me había apropiado del centro como mío, no
como de la comunidad. O tu cara no me gusta, entonces no entres, no, así no, ya no
va. Reaccioné y es más lindo así, trabajando en conjunto y trabajando con la
comunidad.

L: Como un trabajo en equipo, que también se aprende...

M: Sí sí, y sacándome todas las responsabilidades. Me saqué todas las


responsabilidades de encima y ahora... antes opinaba yo, ahora opinan las chicas,
“¿qué te parece si cocinamos esto?”, con estos ocho meses de pandemia. Antes yo
decía “se cocina esto, esto y esto”, había una comanda, ahora no. Una chica dice
“¿podemos hacer esto mañana?” bueno dale, arranquemos a hacer eso. Ya de
coordinadora me queda el nombre no más, ya no coordino, coordinamos. Es lindo,
te sacas responsabilidades. Con la edad que tengo yo aprendo de mis compañeras,
día a día aprendo de las chicas y más de las pibas jóvenes, te sorprende a veces.

L: Para ir terminando, ¿Alguna anécdota o situación que quieras contar del


comedor?

M: Anécdota... sí, que eché a unos cuantos políticos (risas). Después todas cosas...
no es tan lindo ni nada pero yo pienso que la gente que trabaja en el centro
comunitario es felicidad, te da vida. Por sólo ayudar al otro, al prójimo, ya tenes vida.
Yo a veces me enojo mucho pero a veces cuando venimos con la gente... porque se
dejan recaer, se dejan caer y yo les digo, perdón la palabra: “mangas de mierda, no
es esto la vida de ustedes, no es el comedor para toda la vida. Crezcan, el comedor

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es momentáneamente para ayudarlos en el momento”. Porque hay personas que se
acostumbran al comedor y eso me enfurece, no te tenes que acostumbrar, no te
tenes que atar a retirar un plato de comida que quiza vos lo podes hacer mucho más
rico y con nada. Y viste, una señora me dijo, una peruana, yo le dije “porqué no te
vas a laburar en vez de estar en un comedor”, la señora me re puteó, nos cagamos
de risa todos (risas). Digo señora, lo mas lindo que hay es cuando uno trabaja y
lleva la comida a la casa, me dice “vos porque tenes la posibilidad de tener un
centro”. No señora, así mismo como yo tengo un centro, yo trabajo en una
protectora de animales y yo me gano mi comida, no es que usted no se la gana.
Pero sería bueno que usted, no se deje por un plato de comida, un plato de comida
es en el momento, vos tenes que comer cuatro comidas al día, y me dice “eeh”.
Bueno, por qué no viene a trabajar acá dentro y está acá, por qué no viene a
trabajar y ve lo que es esto, vino y no la pude sacar más, esa es buena también
viste. Pero la gente a veces, vos le das todo y es como que se agarran de eso. Y
vos le das y no recibís nada a cambio, uno no está esperando nada a cambio pero
para que ellos mismos crezcan, porque no pueden tener todo de arriba sin hacer
ningún esfuerzo. Porque acostumbras a la persona vaga, uno mismo la hace vaga a
la gente, entonces vos le das pero ellos tienen que aportar algo, para que ellos sean
ellos, que crezcan, que los hijos de ellos no vayan por el mismo camino de comedor
en comedor. Y bueno, eso es cosa mía, de que a veces me enojo mucho (risas),
digo las cosas directo, cuando me enojo soy un desastre, me da bronca. Me da
bronca porque vos ves chicas jóvenes se atan a un comedor, si tienen la posibilidad,
tenes tu mami, dejalo con tu mamá, trabajá dos, tres horas... te sentís bien vos
también. En un trabajo vos aprendes cosas también, yo les digo a las chicas, porque
no podes vivir toda la vida de que te dan, te dan, te dan. Da algo vos también y te
vas a sentir mejor. Esa es mi historia.

Entrevista a usuaria del comedor Los Hornos


Martes 09 de Febrero del 2021

Entrevistadora: Lucila Koch - L


Entrevistada: N

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L: Para empezar, ¿Podrías contarme un poco de vos? ¿Vivís en el barrio?
¿Hace cuánto tiempo?

N: Y en el barrio hace diez años, había comprado terreno allá por veinticinco y era
ilegal, y me afanaron, gasté plata al pedo. Después nos trajo la madre tierra y nos
dio lugar y después yo llegué acá... me ayudó M (la coordinadora) dándome chapa,
algo, para la casilla. Tenía mi compañero que es el papá de los chicos, pero como
que poco y nada me ayudaba y siempre hasta ahora mi problema es con eso. Y
vengo a llevarme de acá la comida y estoy buscando otro trabajito más porque
tengo mi casa de material pero como que me falta todo. No tengo la luz, me falta el
piso, todas esas cosas. Y estoy trabajando en una cooperativa también que eso es
lo que me está ayudando. Y bueno, en el barrio lo que necesitamos es que haya
más seguridad porque tengo mis hijos también y las cosas que van pasando son
muy jodidas. Y bueno, eso es lo que yo pido para acá.

L: En relación a la pandemia, ¿Cómo afectó en tu vida? ¿Qué cosas cambiaron


cuando se cerró todo?

N: Y muchas cosas, te quedas más en tu casa con los chicos, por más que duela y
no sabes qué va a pasar, hay que estar. Y así vengo al comedor, voy y retiro
mercadería, todo yo porque no quiero que mis hijos salgan.

L: Y tu trabajo en la cooperativa, ¿Surgió ahora o ya lo realizabas?

N: Y siempre me gustó ayudar porque yo antes trabajaba en blanco y después dejé


de trabajar porque me salieron tres personas y me asusté muy mal porque me
sacaron todo lo que tengo. Y después me querían meter allá en el yuyal y ahí uno
se da cuenta qué es lo que te quiere hacer o no. Y entonces mi marido se fue a
esperarme y yo decía “justo que me va a pasar”, le dije a mi patrón, le conté todo...
porque yo salgo de acá a las diez de la mañana y vuelvo a casa una, una y media,
si tomo remis, espero, llego a las dos de la madrugada a casa. Por eso también lo
que pido es más seguridad en el barrio. Y como que nunca estoy en mi casa porque
a las diez ya me baño y salgo a la mañana. Luchando siempre, pero a donde
alguien me necesita siempre estoy y ahí estoy.

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L: ¿Cómo conociste al comedor?

N: Cuando yo llegué acá, no sabía a quién ponerme la casilla, buscaba a alguien


que me ayude y me ayudó M (la coordinadora). Y después ya vengo yo también a
ayudar, por más que voy a trabajar siempre falta algo. Y bueno así conozco al
comedor, siempre vengo a pintar con ellas, las ayudo. Siempre estoy a la orden para
el barrio y bueno, ahora estoy buscando un trabajito más para terminar mi casa. Por
más que los chicos van a quedar solos o con la hermana más grande, cuesta salir
porque no sabes que te espera, se meten hasta en las casas las personas de acá. Y
bueno, hay que salir todo el tiempo con Dios para que todo salga bien.

L: Cuando venís al comedor, ¿Es solo para vos o también para tus hijos?

N: Y para mi y para mis hijos. Una ya tiene su casa allá, que trabaja acá. Pero tengo
más, uno de diecisiete, otro de dieciséis, otro de once y de cinco añitos. Y son
chiquitos todavía, les llevó para mi y para mis hijos.

L: ¿Qué significa para vos el comedor?

N: Para mi es todo porque la otra vuelta, eran las fiestas, me dieron regalitos, para
mi eso me da alegría, no tengo palabras para agradecerle a la señora. Los chicos
estaban re contentos, feliz, porque no tenía pelota uno y el otro pidió trencito (se
emociona al borde del llanto). Cuando sea grande quiere manejar tren dice, es
terrible y bueno le consiguió la señora M. Así que estuve feliz, muy agradecida.

L: Con respecto a las cocineras, ¿Las conoces? ¿Tenes algún vínculo?

N: A algunas no y a algunas sí. Me llevo bien con todas, eso sí, me tratan bien. Yo
ahora quería hacer dieta y le quería decir a ella que me pese porque no me entra
más la ropa. Así trato también de cuidarme mi salud, porque soy hipertensa por eso
tampoco puedo estar ni tan feliz ni tan renegona. Trato de estar siempre tranquila.
Ponele que si yo necesito algo, yo vengo y le digo a la señora y me da, no duda ni

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un segundo para que me dé. Ella siempre está, así que siempre contenta y
agradecida.

L: Ahora en pandemia, ¿Recibiste ayuda o contención de algún lugar? ¿Del


comedor?

N: Ayuda... siempre retiro de la escuela mercadería y de acá también. Siempre voy


juntando porque uno no sabe qué nos va a tocar en esta pandemia, por ahí falta
mercadería, yo pienso eso. ¿Y en dónde más voy a pedir si no pido acá? Siempre
estoy a la orden de la comunidad, si ellos me llaman, si necesitan, yo estoy y voy a
estar. Siempre le digo a ellas que si necesitan algo, que me avisen así yo le digo a
mis hijas “mira voy a salir, voy a ayudar” y así nos manejamos. Porque yo prefiero
que ellos que están ahí adentro porque pasan muchas cosas acá en el barrio, de
inseguridad.

L: ¿Y qué significa para vos venir a ayudar?

N: Y a mi me hace bien, me hace bien porque aparte soy extranjera, estoy sola para
mis hijos. Y extraño, extraño a mi mamá, a mi papá, no es lo mismo y como que
dejas de pensar también cuando salgo a ayudar o voy a algún lado como que me
olvido de mi niñez, todas esas cosas. Y me hace bien.

L: Y para terminar, ¿Algo más que quieras agregar que no te haya


preguntado?

N: Y la verdad que, como te digo, yo pido que haya más control en el barrio, que
haya más policía porque pasan muchas cosas. Eso es lo que yo pido porque están
los chicos y el día de mañana no sabemos qué va a pasar. Y muy agradecida de mi
barrio que cada vez que se están haciendo cosas, es bueno eso para la comunidad.

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Entrevista a usuario del comedor Los Hornos
Martes 09 de Febrero del 2021

Entrevistadora: Lucila Koch - L


Entrevistado: R

L: ¿Podrías contarme un poco de vos? ¿Vivís en el barrio?

R: Yo vivo hace poco acá, yo vivía en Alberdi. Y estaba trabajando pero me quedé
sin laburo y bueno un día vine a preguntar si me podía anotar para recibir la comida.
Y me dijo que sí la señora. Y bueno ahora estoy sin trabajo pero siempre salgo a
hacer changuitas, a cortar el pasto vio, esas cosas. Pero tengo salud, lo que no
tengo es trabajo vio, pero acá andamos tirando para no aflojar. Buscando así de vez
en cuando para hacer una changuita. Estaba trabajando yo de albañil y bueno el
señor se fue de vacaciones y me dejó sin trabajo, por eso vengo a buscar el
alimento de comer. Si tendría trabajo no vendría, vengo porque necesito.

L: ¿Hace cuánto que vivís en el barrio?

R: Hace un año, me separé de la chica. Donde yo vivía mi padre me había regalado


una casa y yo construí otra, una la estábamos alquilando y como nos separamos…
vivía a la vuelta y entonces le dije para no tener ningún inconveniente, te quedas
con una casa, vendo la otra y me vine a vivir para acá.

L: Y empezaste acá en el barrio...

R: Sí, hice muchas amistades acá. Siempre te llaman para trabajar, acá la mayoría
somos todos paraguas, pero me llaman para hacer changuitas, para trabajar. Y me
llevo bien con los vecinos, me respetan, yo los respeto, mejor así.

L: ¿Y cómo conociste el comedor?

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R: Yo trabajaba acá atrás y un día le vine a decir a la señora si nos podía dar agua.
Y un día le comenté que me iba a quedar sin trabajo y si podría venir a buscar la
comida y me dijo que sí. Vine a concurrir acá.

L: ¿Esto fue en la pandemia o antes?

R: No, antes de la pandemia, ahí me quedé sin laburo y ahora ando buscando pero
no lo puedo conseguir por el tema de que no tengo mi documentación, vio. Porque
la ultima vez me entraron a robar donde yo me mudé y me llevaron los documentos,
muchas cosas, pero lo material es lo de menos.

L: ¿Y vos Roberto, vivís solo? ¿Con tu familia?

R: No no, vivo solo. Estoy separado.

L: Cuando empezó la pandemia, ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo te afectó?

R: Y mal porque no podía trabajar, no podía hacer nada. Yo trabajaba en el tren


San Martín de vendedor ambulante y con el tema de la pandemia esta, no nos
dejaban circular la policía. Con el tema de los barbijos, todas esas cosas, la
enfermedad esta que tenemos hoy en día. Si, a mi me afectó muchísimo pero
después vine que yo quería cortar el pasto. Pero como me robaron en mi casa y me
llevaron eso y prácticamente quedé ahí sin nada, vio.

L: Y en ese momento, ¿Recibiste ayuda de alguien?

R: No no, venía a buscar la comida para comer, por ahí. Yo como vivo solo… o sea
también tengo que comprar mis cosas de higiene, o sea los gastos básicos pero
siempre salgo para hacer una changuita, algo, pero tranqui por ahora, vamos a ver
que pasa.

L: ¿Conoces a las personas que vienen al comedor? ¿A las cocineras?

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R: No no, hola señora cómo le va y listo. Igual siempre con la mejor, con el mejor
respeto pero ahí (risas). Siempre con respeto vio, pero así...

L: Y con la pandemia, ¿Dejaste de hacer algo?

R: Y de laburar, si estaba trabajando en el tren y se me pinchó. Pero siempre sale


algo para hacer vio, como para vender empanadas, siempre algo como para agarrar
y subsistir. Tampoco voy a estar todo el día acá en el comedor, salgo para trabajar y
no vengo pero cuando no sale nada, vengo a buscar.

L: ¿Y cómo pensas que hubiera sido pasar todo este tiempo sin el comedor?

R: Y no, porque yo siempre tuve esa cosa de rebuscármela, de agarrar que se yo.
Cuando no venía al comedor, la señora de al lado de mi casa me había comentado
si yo me animaba a vender empanadas y le comenté que sí, que andaba sin trabajo.
Y un día me hizo así empanadas para salir a vender y te digo, nunca me faltó para
comer, para comprarse las cosas de higiene, tu shampoo, lo básico. Pero gracias a
Dios siempre me dan mercadería, la otra vez la señora M (la coordinadora) me dio
una bolsa de mercadería y estoy muy agradecido. No es que me quedo todo el día
ahí, sino ahí sí me van a comer los piojos. Ya me comí al gato imagínate que ahora
me voy a comer al perro, nah pero es una broma. Hay que rebuscársela porque sino
estamos en el horno.

L: Para ir terminando, ¿Querés agregar algo más que no te haya preguntado?

R: Y la pandemia nos afectó a todos, porque no podes ver a tu familia, yo no podía


ver a mi viejo, a mis hermanas. Fue medio raro para todos, no solamente para mi
pero bueno. Hay que confiar en Dios y que esto va a pasar, salir adelante, que sigan
viniendo los hermanos para trabajar. Progresar y darle bienestar a la familia que son
los que siempre te van a apoyar.

L: Y por último, ¿Qué significa para vos el comedor?

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R: Y el comedor para mi es una ayuda que no solamente me favorece a mi, sino a
los vecinos que lo necesitan. Porque hay gente que realmente lo necesita de
verdad, me entendes. Yo por ejemplo soy joven, puedo salir a trabajar pero como no
tengo vengo. Pero hay gente que no tiene esa posibilidad de salir a buscar un
trabajo, hay padres que están separados con muchos hijos. Pero la verdad que acá
el comedor está bárbaro y como digo la felicito a M porque me da la oportunidad de
venir acá y retirar la comida. Pero sí, la verdad que sí, el comedor hace falta en
todos lados y más con lo que está pasando hoy.

OBSERVACIÓN PARTICIPANTE

Martes 09 de Febrero del 2021

La observación participante comenzó alrededor de las 11:30hs de la mañana, el


guiso de lentejas como comida del día ya estaba preparado. El espacio físico es una
construcción de material dentro de un gran predio verde, ese mismo día estaban
edificando un nuevo espacio ubicado en diagonal al comedor. Desde la entrada se
veían hombres trabajando y camionetas 4x4, algo que me llamó la atención.

En el frente se encuentra la puerta y el nombre del comedor pintado con colores.


Por fuera y en un costado, la institución tiene un gran mural en el que se representa
a M (coordinadora) y tres chicos tomando, con la siguiente frase “Debajo de cada
gorra hay un pibe con historia”. Por dentro está la cocina con los materiales
necesarios para realizar las ollas y luego hay otro ambiente más grande con
pizarrones en las paredes y algunas mesas y sillas.

Los/as usuarios/as fueron llegando de a poco al comedor, mientras más pasaba


el tiempo mayor era la cantidad de vecinos/as que se acercaban formando una fila
al aire libre. Iban pasando de a uno con sus tupper y las cocineras los recibían
adentro para servirles la porción de comida. Ese mismo día se entregaba la copa de
leche, en este caso eran niños/as los/as que se acercaban con sus botellas para
recibir la chocolatada.

Se observó que con varios/as usuarios/as, en su mayoría mujeres, había un trato


más cercano. En el caso de N, no solo pasó para retirar su comida sino que también

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conversó con otras cocineras en la búsqueda de una balanza, ya que quería
empezar a alimentarse mejor y controlar su peso. Esta situación se dio dentro de un
clima de cotidianeidad, en el cual el comedor alojó a la usuaria desde otro lugar. A
un usuario se le cayó la comida del tupper y dijo “la chica me puso nervioso”,
refiriéndose a mí. Las cocineras lo limpiaron sin manifestar problema y el usuario se
retiró.

También se observó que había mucha referencia hacia M, tanto de las cocineras
como también de los/as usuarios/as. Otro aspecto característico, fue que las
cocineras asisten con sus hijos o hijas, y éstos se encuentran jugando por el
comedor. Mientras me encontraba en el comedor, M se quedó charlando conmigo.
Al momento de despedirme, saludé a M y a todas las cocineras que se mostraron
muy predispuestas en todo momento.

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CONSENTIMIENTOS INFORMADOS

Consentimiento informado de M (coordinadora)

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Consentimiento informado de V (cocinera):

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Consentimiento informado de F (cocinera):

69
Consentimiento informado de M (cocinera):

70
Consentimiento informado de N (usuaria):

71
Consentimiento informado de R (usuario):

72

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