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Facultad de Psicología
Mayo 2021
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….3
MARCO TEÓRICO………………………………………………………………………….7
HIPÓTESIS…………………………………………………………………………………..9
OBJETIVOS…………………………………………………………………………............9
Objetivo General………………………………………………………………...........9
Objetivos Específicos…………………………………………………………...........9
METODOLOGÍA……………………………………………………………………….…...10
DESARROLLO....…………………………………………………………………….........10
Breve reseña del barrio y del comedor Los Hornos……………………………...10
Sociedad, época y comunidad: subjetividades y construcciones colectivas
dentro del siglo XXI……………………………………………………………….….11
Los comienzos y los modos de organización del comedor Los Hornos: cambios
y nuevas lógicas colectivas………………………………………………………....18
Desigualdades estructurales dentro del sistema capitalista, patriarcal y colonial:
género y división de trabajo………………………………………………………...24
La salud mental desde la organización comunitaria y las prácticas del cuidado:
hacia una psicología de la transformación social………………………………...27
CONCLUSIONES...………………………………………………………………………..31
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………….……….33
ANEXO……………………………………………………………………………………...36
2
INTRODUCCIÓN
3
Hornos con sus singularidades, una de ellas es la organización vecinal que se da a
través de la participación de la comunidad en distintas organizaciones sociales,
como comedores y escuelas, entre otras. Otra característica es que los/as sujetos
que residen allí suelen tener trabajos informales o precarizados. Por este motivo se
tendrán en cuenta las desigualdades sociales como un factor histórico y estructural
que caracteriza a gran parte de la región.
El barrio es considerado como un sector vulnerabilizado de la Provincia de
Buenos Aires. Entendiendo a la vulnerabilización como un proceso social, político e
histórico que no se reduce a las acciones individuales de los/as sujetos que se
encuentran en dicha situación. Sino, como mencionan Fernández y López (2005) en
Vulnerabilización de los jóvenes en Argentina: política y subjetividad, se trata de un
entramado más complejo: “Remite a un conjunto heterogéneo de elementos
materiales y simbólicos que operan como poder sobre la vida de las personas, sus
cuerpos, emociones, voluntades” (p.134). Las autoras ponen el foco en la
destitución subjetiva que provoca el proceso de vulnerabilización, fragmentando los
vínculos entre pares y entre el/la sujeto con la sociedad. Aun así, si la comunidad
logra organizarse para llevar a cabo acciones colectivas, se despliega una
dimensión de la subjetividad que potencia la autonomía y la imaginación de quienes
participan y forman parte.
La organización comunitaria será entendida como aquellas acciones colectivas
que la comunidad logra llevar a cabo, constituyéndose como un colectivo en el cual
operan lógicas de multiplicidad y lógicas de delegación (Fernández, Borakievich,
2007). Procesos que se caracterizan por su constante tensión y por la capacidad de
alojar lo diverso dentro del colectivo. Por lo tanto, la organización comunitaria es un
proceso en constante construcción que no está determinado, pudiendo variar en sus
lógicas y en sus formas.
El momento histórico que se está viviendo tiene la particularidad de estar
atravesado por la pandemia del Covid-19, provocando una situación de emergencia
sanitaria, social, económica y psicológica. En esta situación los Gobiernos han
tomado diversas medidas preventivas y de cuidado. En Argentina, estas medidas
consistieron en decretar el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio para reforzar
el Sistema Sanitario y disminuir la circulación para que el virus no se siga
propagando. Boaventura De Sousa Santos (2020) en La cruel pedagogía del virus
plantea que la Pandemia y las medidas preventivas de salud generarán el
4
recrudecimiento de las desigualdades sociales dentro del territorio Latinoamericano.
Asimismo, menciona al capitalismo, al colonialismo y al patriarcado como formas de
dominación que operan en conjunto, provocando concentración de riqueza,
violencias y relaciones de subordinación.
Dentro de las desigualdades como un factor estructural, se encuentran las
desigualdades de género también como un hecho social e histórico, que tiene como
consecuencia la doble vulnerabilización en las mujeres y disidencias. En contextos
de crisis, como el actual, por el rol socialmente asignado son las mujeres y
disidencias quienes sufren doblemente. Preciado (2002) en El manifiesto
contra-sexual menciona lo siguiente: “Los roles y las prácticas sexuales, que
naturalmente se atribuyen a los géneros masculino y femenino, son un conjunto
arbitrario de regulaciones inscritas en los cuerpos que aseguran la explotación
material de un sexo sobre el otro” (p. 22). Estas desigualdades se reflejan en el
acceso al trabajo y en el rol de cuidadoras que asumen las mujeres dentro y fuera
del hogar.
En este contexto de complejidades por ser inédito, al suspenderse las actividades
presenciales y al introducir nuevas formas de cuidado, se investigará sobre el
comedor Los Hornos con el fin de indagar los posibles efectos subjetivos como
consecuencia de los modos de organización comunitaria en un contexto de
emergencia sanitaria.
Se considera que el tema es relevante para la práctica psicológica ya que la
organización comunitaria en un contexto de crisis, podría funcionar como una forma
de afrontar los problemas en comunidad teniendo un impacto en los modos de
producción de subjetividad en los/as sujetos. En este sentido, se buscará
documentar y analizar la importancia del comedor para los/as sujetos, la
construcción de la organización comunitaria y los efectos que pudieran producirse a
partir de las acciones que llevan a cabo como comunidad.
5
de resistencia y autogestión que llevaron a cabo los/as trabajadores/as de barrios
vulnerabilizados.
Una de las principales investigadoras y referentes del tema es la Dra Ana María
Fernández. En sus escritos, hace hincapié en que la acción colectiva deriva en
nuevos modos de organización que difieren a la lógica delegativa jerárquica. Se
genera una constante tensión entre los modos autogestivos que ponen el foco en la
horizontalidad, con los modos delegativos de las fábricas con patrón. La autora
menciona la dimensión subjetiva como aquella que da cuenta de los cambios en el
posicionamiento y en las actitudes de los/as trabajadores/as de las fábricas
recuperadas. Se produce una nueva relación entre ellos/as como también con el
producto, se generan nuevas formas de organización y de trabajo que derivan en
nuevas subjetividades. Es decir, hay un proceso de transformación de los cuerpos
dóciles de las fábricas con patrón al empoderamiento e independencia de la
autogestión.
En la investigación La construcción de una identidad colectiva: ser trabajador o
trabajadora de una empresa recuperada realizada por Robertazzi, Pertierra,
Calcagno y Ávalos (2004-2007), se hace hincapié en cómo la apropiación de los
espacios de trabajo generan un tipo de identidad colectiva, en la cual hay un
proceso individual y colectivo. Estos cambios de posición y estas nuevas formas de
vincularse entre sí, provocan transformaciones subjetivas en los/as sujetos.
De la Sovera Maggiolo Susana y Pucceti Cristina, en su investigación
Repensando los espacios comunitarios. ¿Fragmentación o nuevas formas de hacer
con otro?, realizan una caracterización del neoliberalismo como aquel que opera en
la fragmentación social, produciendo la ruptura del lazo social y procesos de
des-subjetivación. En este sentido, plantean a la organización comunitaria como una
nueva forma de vinculación entre los/as sujetos que provoca nuevas subjetividades,
contribuyendo a la salud integral de quienes forman parte y se involucran.
Por último, en la investigación realizada por Bancalari, Pérez Ferretti, Calcagno y
Piccini (2004-2007) Las mujeres en las empresas recuperadas - ¿Protagonistas y/o
subordinadas?, las autoras reconstruyen críticamente las transformaciones
comunitarias, organizacionales y subjetivas que se produjeron en el proceso de
apropiación de la fuente del trabajo y el rol de las mujeres en dicho proceso. Definen
al género como: “Una categoría transdisciplinaria que brinda una definición de
carácter histórico y social acerca de los roles, las identidades y los valores que son
6
atribuidos a varones y mujeres e internalizados mediante los procesos de
socialización” (p. 1). Por lo tanto, mencionan que la división de trabajo opera según
la construcción del género, quedando para las mujeres el trabajo doméstico no
remunerado, una menor tasa de actividad laboral y una distribución desigual entre
varones y mujeres en los puestos laborales. Al mismo tiempo, el rol socialmente
asignado de esposa-madre en la esfera privada, condiciona su inserción laboral en
lo público ya que se espera también un rol doméstico. Para finalizar, las
investigadoras hacen hincapié en que la desigualdad y la opresión de las mujeres se
complejiza cuando éstas poseen menos recursos económicos, ya que venden su
fuerza de trabajo, su cuerpo y su tiempo en la reproducción y mantenimiento de la
casa.
MARCO TEÓRICO
7
sociales, políticos, psicológicos y económicos del barrio, de la institución y de sus
habitantes, ya que habitar un mismo espacio no es sinónimo de comunidad. La
autora hace hincapié en que la comunidad es una construcción colectiva e individual,
que está en constante movimiento, cambio y transformación. Constituyéndose como
tal por el sentimiento de comunidad y la identidad social que generan sus miembros.
Se utilizará la perspectiva decolonial Latinoamericana (Mignolo, 2018) con el
objetivo de visibilizar los procesos históricos de dominación y lucha del territorio,
teniendo en cuenta las formas de entramado (des-entramado) que propone el
capitalismo. El foco estará puesto en los modos de producción de conocimiento y
subjetividades propios del territorio, considerando que la sociedad se constituye en
su diversidad, siendo esta última un factor enriquecedor.
El contexto será pensado a la luz del momento histórico, para ello se utilizarán los
aportes de Benasayag y Schmit en Las pasiones tristes. Sufrimiento psíquico y crisis
social. Se conceptualizará la incertidumbre como un factor propio de la época, la
construcción de subjetividades enlazadas a sus condiciones de producción, los
modos de hacer frente a lo inédito y el lugar a lo diverso.
El impacto en la subjetividad y los efectos subjetivantes que se dan a partir de la
organización comunitaria del comedor Los Hornos serán entendidos a partir de lo
que plantea Castoriadis (1988): “una subjetividad no puede estar ‘completamente
sola’, ni como tal ni como nada (...) vemos cómo renace ante nuestros ojos la
incoherente ficción del ‘individuo’” (p.5). En este sentido, cobra importancia la
organización comunitaria como una forma de producción de subjetividades en
comunidad, enlazadas a la historia del territorio, de la institución y de sus
usuarios/as. A través de ella, se privilegiarán sentidos y modos de hacer que
constituirán un ordenamiento social en relación a los roles y funciones de quienes
forman parte. En contraposición a las individualidades que plantea el neoliberalismo,
provocando la destitución subjetiva.
La institución, el comedor Los Hornos, se abordará a partir del pensamiento
médico-social/salud colectiva Latinoamericano. Se pensará el término
salud-enfermedad-cuidado para abordar la cotidianeidad de los/as sujetos que
forman parte del comedor. Dándole relevancia a las prácticas colectivas de cuidado,
como menciona Stolkiner: “buena parte de las acciones de salud suceden en las
vidas cotidianas y en las prácticas de los conjuntos sociales y los sujetos” (p.12). En
8
este sentido, la organización comunitaria se pensará como parte del proceso de
salud-enfermedad-cuidado.
HIPÓTESIS
OBJETIVOS
Objetivo general
Objetivos específicos:
9
METODOLOGÍA
DESARROLLO
10
Francisco Alvarez, Paso del Rey, Trujui y Cuartel V. Es interesante observar que la
última localidad es la única que mantiene la nomenclatura catastral.
El Cuartel V está dividido en diferentes barrios, cada uno con sus respectivos
modos de organización comunitaria. En Los Hornos se encuentra el comedor
comunitario Los Hornos el cual será objeto de estudio de la presente investigación.
A la institución asisten aproximadamente cuatrocientos veinte vecinos/as para retirar
las viandas que las cocineras, también usuarias, preparan por la mañana. Así como
se lo conoce hoy en día, con su edificación de material en un gran predio verde,
funciona desde Diciembre del 2001. Sin embargo, su historia comenzó hace
veintiocho años con la organización vecinal y el acompañamiento Municipal. Una de
sus principales referentes es M, que estuvo presente desde los principios cuando se
cocinaba en una casa junto a otras vecinas y al padre S.
11
Los tiempos actuales caracterizados por el neoliberalismo y el capitalismo tienen
determinadas características que conforman, o tienen el objetivo de conformar,
determinados sujetos, acciones e instituciones que les sean funcionales al sistema.
Se puede pensar como lo instituido en el momento histórico que transcurre.
Benasayag y Schmit (2010) plantean el fin de la modernidad como el fin de las
promesas mesiánicas, creencias que fundaban las sociedades, aquellas que
aseguraban la esperanza en el futuro. Ya que se consideraba que para los
problemas de la actualidad, la solución se iba a encontrar en el futuro gracias a los
avances científicos. Esto daba cuenta de una idea de progreso y de avance
científico basado en la racionalidad del hombre. Los autores proponen que con el fin
de las promesas mesiánicas lo que queda es incertidumbre, ya no se trata de un
futuro esperanzador sino de un futuro lleno de incertidumbres e inestabilidad. Es
interesante observar cómo la pandemia da cuenta y deja sin velo dichos
sentimientos. Se podría pensar en la situación epidemiológica como consecuencia
del contexto histórico y como producto de las políticas neoliberales. Al mismo
tiempo, la idea del “hombre” como modelo del pensamiento científico es producto
del contexto histórico y del sistema patriarcal, ya que dicho concepto esta basado en
un estereotipo que solo tiene en cuenta al varón cis, heterosexual y europeo.
12
en la meritocracia, siendo consecuencias de la fragmentación social. A partir de
Castoriadis (1988) se puede entender como la sociedad instituida, aquello que
aparece como ahistórico, naturalizado y que se esfuerza en no generar nada nuevo,
sino en su reproducción misma.
El autor entiende a las minorías como una función misma del poder, que se
definen justamente por el alejamiento a dicho poder, ya que estas minorías sufren
procesos de discriminación y marginación. Como es un modo de funcionamiento de
las sociedades actuales, no se reduce a la vida singular de V, sino que son procesos
sistemáticos que afectan a poblaciones específicas con determinadas
características. En R, usuario del comedor, se puede observar cómo lo afecta la
fragmentación de la sociedad con respecto a su trabajo antes de la pandemia:
“Estaba trabajando yo de albañil y bueno el señor se fue de vacaciones y me dejó
sin trabajo, por eso vengo a buscar el alimento de comer” (p. 62). Con el nuevo
contexto de emergencia sanitaria la situación no mejoró para R, ante la pregunta
“¿Cómo te afectó la pandemia?” responde lo siguiente: “Y mal porque no podía
trabajar, no podía hacer nada. Yo trabajaba en el tren San Martín de vendedor
13
ambulante y con el tema de la pandemia esta, no nos dejaban circular la policía” (p.
63). Estas situaciones no se dan solamente en el ámbito laboral sino que se
expanden a todas las áreas de la vida de los/as sujetos; a N, usuaria del comedor, le
sucedió lo siguiente con respecto a su vivienda y su llegada al barrio Los Hornos:
Teniendo en cuenta lo que se desarrolló hasta aquí, se pensarán las prácticas del
comedor como instituyentes en el sentido de que habilitan nuevas formas de
vincularse y por lo tanto, nuevas subjetividades. En otras palabras, a través de la
organización comunitaria se logra reparar aspectos de las fragmentaciones que
genera el neoliberalismo. Provocando un nuevo despliegue subjetivo que da lugar a
14
nuevas posiciones, a nuevas formas de pensar el mundo, a los otros y a uno mismo.
Por lo tanto, la creación de nuevas significaciones habilita nuevas posiciones
subjetivas pero no descarta ni elimina las anteriores. Se puede hacer un paralelismo
a lo que aluden Fernández y Borakievich (2007) en La anomalía autogestiva. Las
autoras mencionan que las fábricas recuperadas han inventado una nueva fábrica ya
que se generan otros modos de trabajo y de propiedad, que no se relacionan con las
lógicas capitalistas. Esto deriva en otras identidades fabriles, en otras formas de
circulación de poderes y de construcción política.
15
Para mi es un medio de trabajo, es un medio para poder salir
adelante, una ayuda. La verdad a mi me ayuda mucho, lo que yo
acá cocino, le doy un plato de comida a todos mis hijos y ese día
no gasto gas. Entonces a mi me sirve de muchas formas y es una
ayuda (...). Así que nos llevamos bien con todas y la pasamos
bien trabajando, nos reímos, algunas veces estamos enojadas.
Cocinando, criando a esta bebita que nació acá (aparece una
nena) que ya está grande. (p. 44)
Por último, F dio una respuesta más escueta pero muy emotiva: “Todo, para mi es
todo porque yo acá tengo a mi mamá cerca y estoy con ella. Tengo a mis
compañeras (se pone a llorar). En pocas palabras todo” (p. 45).
16
eso. Ya que el comedor también tiene el objetivo de participar en otros aspectos de
la vida de los/as vecinos/as del barrio. En una de las visitas, se observó que se
estaba construyendo un nuevo espacio en el predio, M la coordinadora explica que
se va a realizar una guardería jardín con la ayuda de la Intendenta:
Se ha observado que esta inserción del comedor como parte del barrio y como
parte de la vida cotidiana de los/as sujetos que lo habitan, no es solo un objetivo
abstracto sino que se encuentra materializado en las historias de vida de quienes
concurren ya sea como cocineras o como usuarios/as. Teniendo efectos
subjetivantes que han dado lugar a subjetividades comprometidas con el otro y con
la comunidad en la que habitan, creando lazos y prácticas que impactan en la salud
mental. Son varias las respuestas que dan cuenta de estos efectos, N usuaria del
comedor relata lo siguiente sobre su compromiso con la comunidad:
M, cocinera y usuaria del comedor comenta algo similar sobre su historia ya que
también es extranjera:
17
M, coordinadora del comedor ante la pregunta “¿Qué significa el comedor para
vos?” responde lo siguiente:
Los comienzos y los modos de organización del comedor Los Hornos: cambios y
nuevas lógicas colectivas
18
tiempo son usuarias del mismo. Lo cual podría pensarse que las posiciona en un
doble lugar y les permite tomar determinadas decisiones a partir de sus
observaciones y vivencias, como organizadoras y como usuarias.
19
se comenzó a constituir un colectivo que fue más allá de las individualidades pero
que al mismo tiempo no era posible sin ellas. Se puede pensar que se empiezan a
enlazar las subjetividades que el neoliberalismo fragmenta e individualiza, y aparece
lo colectivo como una nueva forma de hacerle frente a la realidad.
20
despliegue de aspectos individuales y colectivos que hasta ese momento se
encontraban invisibilizados. En palabras de M, la coordinadora: “Con la edad que
tengo yo aprendo de mis compañeras, día a día aprendo de las chicas y más de las
pibas jóvenes, te sorprende a veces” (p. 57).
21
Estas respuestas no solo dan cuenta de los modos de organización que se llevan
a cabo en el comedor sino también de la idea de sujeto y comunidad que se
construyó. El sujeto será entendido como una construcción dentro del proceso
histórico, a partir de Negri como lo cita Stolkiner (2001) en Subjetividades de época
y prácticas en salud mental: “Ser común, porque está compuesto de las
necesidades comunes de la producción y de la reproducción de la vida. Ser potente,
puesto que rompe continuamente estas necesidades para determinar innovación,
para producir lo nuevo y excedente de la vida” (p. 2). Dentro del comedor pueden
entenderse a las necesidades comunes a través del derecho humano a la
alimentación. En otras palabras, las acciones y la organización que llevan a cabo
impacta en la alimentación de los/as usuarios/as ya que tienen un plato de comida
para sus familias. En palabras de R, usuario del comedor: “Y el comedor para mi es
una ayuda que no solamente me favorece a mi, sino a los vecinos que lo necesitan”
(p. 65). Asimismo, la decisión de no cerrar ante la medida del ASPO puede
entenderse a la luz del derecho humano a la alimentación, M la coordinadora
menciona lo siguiente sobre dicha decisión: “No cerramos, no tuvimos vacaciones,
nos sentimos bien porque ayudamos a las familias y a apagar un poco el hambre
porque es muy triste todo esto” (p. 49).
22
estructural que caracteriza a la región, relacionándose con aspectos sociales,
políticos e históricos que se vinculan con el sistema capitalista y las políticas
neoliberales. En la misma línea, la coordinadora alude a la incorporación de la copa
de leche: “La copa de leche empezó cuando tuvimos la enfermedad esa, que hubo
mucha demanda, los chicos muy necesitados y se sumó un montón de gente en la
pandemia” (p. 47). V, menciona como cambio lo siguiente: “Lo principal es que
apenas empezó la pandemia, todo esto, no podían venir los chicos, o sea que venga
un adulto, que no esté haciendo un chico la fila o la mamá con los chichos” (p. 40).
Los modos de organización y los cambios que mencionaron las entrevistadas dan
cuenta de los vínculos que se construyeron a partir del comedor, entendiéndolo
como una institución que une a las subjetividades con sus particularidades, pero con
objetivos colectivos que comparten. Como también las tensiones que aparecen en
relación al polo delegativo y al autogestivo, tensiones constantes que convocan a
las cocineras y a la coordinadora a encontrar nuevos equilibrios.
23
Desigualdades estructurales dentro del sistema capitalista, patriarcal y colonial:
género y división de trabajo
El comedor Los Hornos tiene la característica de que las ollas populares son
sostenidas y llevadas a cabo por mujeres. Este rasgo no es específico de la
institución sino que es consecuencia de un sistema capitalista y patriarcal que
perjudica doblemente a las mujeres. Korol (2013) en Socialismo y feminismo en el
horizonte estratégico de las luchas populares, explica que este sistema comenzó
hace más de quinientos años con el colonialismo y el capitalismo europeo, que
consistió en la masacre de los pueblos originarios de América Latina y con ello, la
inferiorización y domesticación de las mujeres. En palabras de la autora: “Se
estableció así una íntima conexión entre el patriarcado, como sistema de opresión
de la mujer, y el capitalismo, como sistema de explotación de los trabajadores y
trabajadoras por el capital” (p.2).
24
Desde dicha perspectiva, históricamente se le ha asignado determinados roles y
prácticas a las mujeres y otros a los varones. Estos últimos estuvieron relacionados
con la esfera pública, con el sustento económico y con la participación en la política.
En cambio, el rol social de las mujeres ha estado dirigido a la esfera privada, a la
reproductividad y a la crianza y cuidado de terceros, como hijos/as y/o familiares
enfermos. Al mismo tiempo, dentro del sistema binario se ha desconocido y
penalizado cualquier manifestación por fuera de la norma heterocentrada. Tomando
a Butler (2016) nuevamente en El género en disputa. El feminismo y la subversión
de la identidad: “Si por el momento presuponemos la estabilidad del sexo binario, no
está claro que la construcción -hombres- dará como resultado unicamente cuerpos
masculinos o que las -mujeres- interpreten solo cuerpos femeninos” (p. 54).
Estas actividades que F explica tienen una gran semejanza con las que llevan a
cabo dentro de sus casas como madres de hogar. En la entrevista semidirigida que
se le realizó a las cocineras del comedor se pudo recabar la siguiente información
con respecto a sus actividades hogareñas y el impacto de la pandemia. M comenta:
“En el caso mío era la única que salía a comprar, te juro que mi vida se me complicó
mucho porque no podía. Estaba muy cansada” (p. 41). Y F se refiere al tema de la
siguiente manera: “Todo el día desinfectando mi casa, es esa que está ahí enfrente
pero la limpio de punta en punta” (p. 43).
25
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo): “En promedio, la mujer
dedica casi tres veces más horas a las tareas domésticas y los cuidados no
remunerados que el hombre”. En Argentina las mujeres le dedican al trabajo
doméstico 4 hs 28’ por día, mientras que los hombres le dedican 1 hs 55’. Desde
Economía Feminista (2021) con su artículo La desigualdad de género se puede
medir explican las consecuencias de la brecha en el trabajo doméstico, aludiendo a
que dicha asimetría tiene un impacto directo en las horas disponibles que tienen las
mujeres para trabajar de forma remunerada. Provocando así la brecha en los
ingresos que perciben las mujeres y los hombres.
26
están interrelacionados. La autora plantea que hay un acceso dispar al trabajo y a la
vivienda entre las mujeres, acceso que se vuelve desigual por procesos de
discriminación y marginación que incluyen la clase social, la nacionalidad, como
también aspectos fisicos que son considerados “inferiores”. Teniendo en cuenta las
realidades de las mujeres entrevistadas se puede pensar que son varios los
aspectos que impactan en sus vidas generando las desigualdades mencionadas.
27
comunitaria aparece como un sostén y como un modo de dar respuestas a los
conflictos que surgen en el territorio. M, una de las cocineras, relata lo siguiente
sobre cómo conoció al comedor:
Algo similar cuenta N como usuaria, cuando llega al barrio y recibe ayuda de M
para armar su casilla. Ante estas situaciones de vulnerabilidad y marginación, la
comunidad, a través del comedor y la organización comunitaria, pudo dar
respuestas efectivas. Si bien se menciona a M, la coordinadora, es importante tener
en cuenta que pertenece a una comunidad que constituye un colectivo. Lenta,
Longo y Zaldua (2020) en De la precarización al cuidado. Sobre territorios, políticas
y desafíos mencionan lo siguiente: “Desde estas diferentes territorialidades
encontramos un conjunto de redes de cuidados que forman parte de resistencias
cotidianas, institucionales y/o comunitarias que configuran sistemas de producción
de cuidados e intercambios alternativos” (p. 17).
28
pudieron lograr la realización de proyectos. F hizo mención a lo siguiente: “Como
que avanzamos un poquito más. Pude hacer mi baño, mi marido no se quedó sin
trabajo, siguió trabajando normal” (p. 43). M pudo concretar un proyecto que hasta
ese momento no había realizado: “A mí me ayudó con un emprendimiento, mi
marido no trabajó desde que comenzó hasta hace poquito que volvió.
Emprendimiento, yo hice lo que nunca en mi vida hice, empecé a vender ropa, me
fue bien” (p. 43). Estos aspectos positivos y enriquecedores pueden entenderse
como producto de la organización comunitaria, construcción que aloja la diversidad
y potencia los aspectos subjetivos de sus integrantes.
29
tanto, la salud mental debe contemplar necesariamente la dimensión colectiva,
entendiendo que las comunidades generan un impacto en la salud de sus
habitantes.
30
CONCLUSIONES
Como tesista, fue una experiencia muy enriquecedora poder llevar a cabo la
investigación a partir de lo que se observó en el territorio y desde la perspectiva de
la psicología comunitaria. Por el desarrollo que se realizó, se entiende que la
psicología debe ser una práctica comprometida con los modos de producción de su
época, entendiendo que también atraviesa a los conceptos teóricos y a la profesión.
Ser conscientes de estos hechos es necesario para no reproducir, de una manera
31
automática, violencias históricas y sociales. Es a través de la práctica psicológica
que se debe poner en tela de juicio aquellas significaciones sociales imaginarias que
aparecen como únicas verdades mostrando como correctos o incorrectos
determinados modos de vivir. Con la profesión como instrumento, se puede
contribuir a la transformación social, abriendo nuevos horizontes en relación a los
modos de vida y a los sufrimientos que traen aparejados. Entendiendo que se tratan
de construcciones histórico sociales y que atraviesan lo individual y lo colectivo. Al
mismo tiempo, como profesionales es necesario revisar cotidianamente las prácticas
y los conceptos que guían la profesión, como un acto de humildad y de apertura
hacia las comunidades y los diversos modos de vivir. Teniendo en cuenta que la
inserción laboral también nos transforma como sujetos.
32
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- Vicchio, A. (s.f.). Cuartel V tierra de esfuerzos. Allí donde sí se puede. El
Periodico de Moreno Digital. Recuperado de
http://elperiodicodemoreno.blogspot.com/2009/09/cuartel-v-tierra-de-esfuerzo
s.html
- Zaldúa, G., Lenta, M., Longo, R. (2020). De la precarización al cuidado.
Sobre territorios, políticas y desafíos. En Territorios de precarización,
feminismos y políticas del cuidado. Buenos Aires: Editorial Teseo
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ANEXO
M: En el caso mío vivimos ya hace once años, en el caso de ella más tiempo. Y
bueno, el covid y todo esto lo estamos viviendo cumpliendo los protocolos y tratando
de ayudar a la gente trabajando acá. La que está encargada de todo es M
(coordinadora), con ella estamos acompañandole en todo lo que se puede hacer y
ella a nosotras.
F: Yo nací acá y me mude para el barrio, o sea más adelante. Ahora volví al barrio
hace tres años. Soy hija de M, la coordinadora de acá del centro.
V: Yo me crié acá, hubo un tiempo en que nos mudamos para el lado de Rodriguez
con mi mamá. Después vinimos acá y yo ya me quedé. De toda la vida.
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F: Lo que se podría comentar es que el centro se hizo hace poco, hará once años.
Anteriormente se cocinaba en la casa de ahí enfrente, que era una casa de familia,
cocinaban ahí, algunas madres venían a ayudar. Pero la que siempre estaba
presente era M. La que siempre estuvo sosteniendo todo.
V: Entonces ahí mi mamá lo tomó con una carretilla y se lo trajo para acá.
F: Ella hace 28 años que está con el tema del comedor, que viene cocinando.
Conocimos distintas cocineras a lo largo de 28 años (risas)
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M: Antes los niños comían acá, hasta que bueno cambiaron las cosas y se empezó
a hacer viandas. Y ya con el Covid fue aún más estricto.
F: Pero se cambió la cosa porque entraron a robar y se llevaron todo lo que era
cubiertos, platos. Y los chicos no tenían donde comer, porque los chicos no pueden
traer a veces su platito, su cuchara. Y desde que ahi no se pudo conseguir mucho,
se conseguía pero los chicos ya no venían. Y después nos agarró todo esto de la
pandemia y ya se llevaban la vianda.
P: Las familias que se acercan, ¿son del barrio? ¿Ustedes las conocen?
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F: Recibimos ayuda, estamos con Caritas Merlo-Moreno y ellos son los que nos
traen todo. Y bueno, gracias a ellos está esto funcionando. Igual también recibimos
donaciones de chicos de Techo. El Municipio no aparece y cada vez que aparece te
trae toda mercadería fea que no sirve ni para cocinar. Pero después hay un
Mauricio, es de Capital, hizo un grupo con otra gente de Capital que también es de
Techo. Nos trae mercadería, ahora cortó un poquito pero con el tema de la
pandemia cuando estaba mal, mal, nos venía trayendo cada quince días
mercadería.
F: No. Porque nosotras también necesitábamos, las cocineras tanto como la gente
que viene, también estamos acá por el plato de comida.
M: En ese aspecto, sí. Antes teníamos un contacto más directo con los que venían y
ahora hay que tener distancia.
F: Con la gente, entre nosotras más o menos. Somos todas vecinas, entonces
sabemos todas si alguna salió, si no salió. Estamos como todas en contacto con el
tema de si alguna salió o no. Si se enferma o se siente mal, le duele algo, estamos
todas acompañándola pero o sea nos conocemos. Sin embargo, la gente, no
podemos estar cerca de la gente. Si viene alguno sin barbijo, le damos barbijo que
se ponga. Nosotras por ahí estamos un ratito acá tomando algo.. tomando mate no
(risas).
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V: Lo principal es que apenas empezó la pandemia, todo esto, no podían venir los
chicos, o sea que venga un adulto, que no esté haciendo un chico la fila o la mamá
con los chichos. Para cuidarlos más a ellos, que eran ellos los que estaban más
expuestos.
F: Y M fue. Ella tiene un Instagram y ahí pide ayuda. La gente también colabora con
plata, con esa plata también podemos cortar el pasto, arreglar las cosas que se
rompen, la bomba por ejemplo.
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la comida, nos ponemos a limpiar todo el salón con lavandina para que quede todo
desinfectado.
F: Después otro que nos ayudaban era “Cocina del Oeste”, ellos venían todos los
viernes a traernos la comida ya preparada que cocinaba la gente.
V: Hace poco terminaron porque ya terminó la pandemia, todo eso terminó. Solían
traer la comida preparada todos los viernes. Una gran ayuda para la cuarentena, la
gente estaba muy agradecida y nos daba un día de descanso a nosotras. Ese día
nosotras no cocinábamos, teníamos que venir acá nada más a hacer presencia.
M: En nuestra vida cotidiana, todo. Primero estábamos con miedo, estábamos todos
asustados por el mismo motivo de que no salíamos. Por los chicos algunos de
nosotros traumados, a todos nos chocó. Estábamos encerrados, no salíamos ni a
comprar. En el caso mío era la única que salía a comprar, te juro que mi vida se me
complicó mucho porque no podía. Estaba muy cansada. Entre que los otros chicos
no querían salir y bueno. Personalmente en mi casa, yo tengo dos adolescentes que
me fue difícil manejarlo, tenerlo adentro, ellos querían estar afuera y no les
importaba nada. Entonces era como que era muy traumático, entonces yo estaba
con el alcohol, con la lavandina. Yo nunca en mi vida me puse a limpiar el portón, le
pasábamos trapo a todo. Te juro que era algo traumático pero el día a día nos
enseñó cómo cuidarnos, qué hacer y creo que ahora lo tomamos como parte de la
vida, del día a día. Ya nos acostumbramos.
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M: No, cómo que ahora ya me acoplé. Ya sé que esto lo hacemos, que lo otro no. Si
hablar con personas que no conozco no. No salimos, no vamos a ningún lugar
donde haya mucha gente. Bueno, practicamente yo a los chicos los tengo en mi
casa y bueno, algún día los llevaré a la placita.
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F: Y creo que dentro de todo una ayuda, como que avanzamos un poquito más.
Pude hacer mi baño, mi marido no se quedó sin trabajo, siguió trabajando normal.
Se cuidaba, yo venía y lo bañaba en alcohol (risas). Todo el día desinfectando mi
casa, es esa que está ahí enfrente pero la limpio de punta en punta. Creo que
dentro de todo un avance porque yo pude hacer mi baño, cosa que anteriormente
no podía. Bueno igual tenía miedo, que el miedo siempre está porque yo tengo a mi
nena que tiene problemas de los bronquios, sufre siempre de los bronquios. Mi
miedo era por ella, pero dentro de todo bastante bien porque fue un avance para mi.
Porque yo anteriormente no sé por qué pero no podía avanzar y él seguía laburando
y pudimos hacer el baño.
F: Hay que remarcar igual que el Gobierno nos ayudó un montón, creo que por eso
también fue.
V: Te enseña a vivir de otra manera, como que... sabiendo que vos tenes que llegar
y con la ayuda que te da. Porque yo tengo tarjeta alimentaria, con la ayuda que te
da el Gobierno es vivir ahí, te enseñan a cuidar más. No a malgastar, en el caso
mío. Yo veo el noticiero y hay gente que la pasó mal, la pasó sin comer. Y hay que
remarcar eso, nosotros por lo menos todos los días tuvimos un plato de comida.
F: El comedor también ayudó un montón. Porque yo acá por ejemplo traigo a mis
dos nenas y están conmigo, porque no tengo para que me la cuiden, pero yo sé que
están conmigo, que las estoy mirando y sé que van a comer. No es que en mi casa
no van a comer pero es otra cosa porque yo en mi casa no cocino. Es una comida
más que yo guardo para la noche, acá mis hijas comen, están bien comidas y hasta
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fruta. Y después me voy a mi casa y lo que no gasté al mediodía lo puedo usar
tranquilamente a la noche.
V: A mi me dio una mano, imaginate yo me quedé sin trabajo y vine para acá. Una,
economicamente me ayudó bastante y otra, emocionalmente porque te apoyan tus
compañeras, o sea vos te sentís apoyada por tus compañeras, sentís ese apoyo. Y
en compañerismo, o sea vos venís acá y te olvidas un poco de los problemas de tu
casa. Después llegas a tu casa y bueno tenes los problemas otra vez, pero pasas
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un buen momento y es lindo. Cansador pero lindo. No quedarte encerrada, como
quien dice “no bajar los brazos”. Acá me sentí la verdad, bastante bien.
F: Todo, para mi es todo porque yo acá tengo a mi mamá cerca y estoy con ella.
Tengo a mis compañeras (se pone a llorar). En pocas palabras todo.
M: Anécdota es nuestra vida, nuestra gran amistad con ella (se refiere a F). Para mi
es como una hija, como una hermana. La verdad yo me llevo bien con todas. Son
amigas y son compañeras, son muy buenas. Yo soy extranjera y yo no tengo una
familia acá, nada más que mis hijos y mi marido. Y mi otra familia sería el comedor.
A mi me sirve de mucha contención porque en este transcurso de la vida a mi se me
falleció un hijo y ellos han estado en todo momento, ella (se refiere a F) más que
nada cuando yo viajé y aun así mi hijo falleció, ella siempre estuvo. Yo la verdad del
comedor, algo bueno que me salió siempre, más allá de todo, es ella. Ella para mi
es importante, como yo siempre se lo digo es mi hermana, es mi hija, es mi amiga y
la verdad yo siempre le agradezco a Dios porque uno no siempre conoce gente
buena. Ella quiere a mis hijas, yo quiero a sus hijas y tenemos una buena amistad y
la verdad es lo bueno que a mi me trajo el comedor, es la amistad. Y yo sé que
cualquier cosa que a mi me pasa, como todas, nos damos una mano. Pero mi
prioridad es ella, porque yo por ella volví acá, porque yo antes trabajaba. Y en todo
mi proceso de mi duelo ella estuvo. Más que consideración, tengo agradecimiento y
cariño para ella. Es lo que el comedor a mi me dio. Es mi hermana de la vida, del
corazón. Y son todas buenas, cuando vengo acá hago chistes, les hago bromas, me
rio y bueno, la paso bien. Más allá de que Argentina es un país generoso, tengo mis
hijos nacidos acá pero siempre la gente que he conocido me ha recibido bien. Muy
agradecida a todos, al barrio, a todos los que tengo acá.
V: A mi lo que de este año puedo sacar, o sea que mi mamá haya estado con el
Presidente, o sea es algo que me gustaría estar yo en la foto pero bueno, estuvo
mami (risas). Es un orgullo enorme ver a tu vieja ahi en una foto, o sea es algo que
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vos decis: hace las cosas bien, está haciendo las cosas bien. No es porque sea mi
vieja ni nada pero es una persona que vale oro.
M: El Ministro vino, vio nuestras ollas. ¿Quién tiene ese privilegio? Yo y como mis
compañeras, tenemos recuerdos lindos de la pandemia. Hemos conocido gente muy
muy muy solidaria.
V: Hemos conocido gente que tal vez en mi casa decía “no, este no nos va a
saludar” y después te das cuenta que es gente normal, como uno, que tienen el
mismo corazón, la sencillez de una persona.
F: Si hoy el comedor está así es gracias a ella. Es la que se mueve para todos
lados, pide las cosas. Pone la cara para todos lados y si se tiene que pelear hasta
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con el Presidente, se va a pelear, porque ella es así. Nada más que orgullosa de
eso, como hija y como compañera de trabajo.
M: Cómo algo grandioso, muy necesario porque se ayuda a mucha gente. Se está
dando cuatrocientos veinte viandas de lunes a viernes. Y una copa de leche los
martes, miércoles y jueves.
M: La copa de leche empezó cuando tuvimos la enfermedad esa, que hubo mucha
demanda, los chicos muy necesitados y se sumó un montón de gente en la
pandemia. Ahí no teníamos cupo, no teníamos nada, entonces lo que hicimos fue
hacerlo abierto, es decir que el Ministerio te manda un cupo para personas y vos
todos los días tenías que firmas que tanta gente vino, bueno no. Entonces se hizo
abierto para los que más lo necesiten y vengan a buscar la comida. Ya no hay un
listado, ya no hay nada, el que necesita que venga a buscar. Es por la demanda que
hay pero pensábamos que se iba a achicar pero no, me quedaron cuatrocientos
veinte viandas que es todos los días.
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M: Son del barrio, tenemos gente de siete barrios que vienen desde muy lejos. A
veces te digo, no me alcanza la comida porque hay faltante. Estamos con La Red
Sagrado Corazón, Caritas Merlo-Moreno y con Penú. Y con el Municipio que nos
trae cada dos meses mercadería, según el tiempo de ellos. Y no nos alcanza, a
veces no nos alcanza pero se sobrelleva, es doloroso porque cuando no te alcanza
te dice “¿y porqué para mi no?”, es como que la gente lo toma que “no te voy a dar
a vos porque no”. Entonces, no se van con las manos vacías tampoco, se le da
fideos, arroz, lo que haya. Y así se trabaja a pleno, es gente muy buena, muy
educada, no tenemos gente agresiva, es gente que realmente necesita y muy
agradecida.
L: ¿Cómo es el vínculo con las personas que se acercan? ¿Vos los conoces?
M: Se achicó el grupo por miedo, hemos quedado hasta tres personas solas. Y
después vieron las chicas, las compañeras que éramos nueve personas y si a ellas
no les pasa nada ¿porque me va a pasar a mi?. Había como discriminación, “no nos
acerquemos a la otra persona” y entonces yo dije “no, así no” porque si nos vamos a
contagiar, nos vamos a contagiar acá, en nuestras casas, en donde sea. Porque la
familia de uno trabaja, no sabemos por donde andan, así que hay que tratar a la
gente de igual a igual. Con cuidado, con el alcohol, con los guantes. Teníamos
miedo, pero no lo demostrábamos viste. Porque a veces, vos decis, con la
pandemia y vos le das la comida como con miedo y vos estás discriminando porque
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eso no se hace. Entonces nosotros tratamos de hacer que la gente se cuide, que
use barbijo, que se pongan alcohol, diciéndoles “usa el barbijo” porque vos no sabes
de donde vengo, a donde estoy y yo no sé donde vos estás y tu familia cómo está.
Me cuidas, te cuido, y así vamos trabajando juntas. La gente a veces es
inconsciente, vienen sin barbijo o vienen piden agua y se les da, pero no se le
discrimina. Se le lavaba los tupper todo, hubo un trabajo muy grande pero bueno.
De ahí de tres personas de compañerismo, después ya fuimos seis, después siete.
Una de las chicas me dice “¿y vos?”. Y si yo me quedo en mi casa, ¿la gente que
come? Tenemos que luchar por los platos de comida, tenemos que luchar, no
tenemos que tener miedo porque el miedo psicológicamente nos va a afectar. Y
bueno, así la fuimos sobrellevando.
M: Sí, había muchos comedores que cerraron por esto. Y yo con el padre de
nosotros que es divino, J, me decía ¿”M queres cerrar?”, no padre. Si a mi me va a
agarrar la enfermedad, me va a agarrar acá, en mi casa porque yo tengo hijos que
trabajan, nos va a agarrar igual. Le digo usted, ahora que está acá conmigo, ¿como
sé que usted no tiene? usted es uno más de la calle y yo soy una más de la calle.
Me felicita y me dice, bueno si queres seguir, seguí y así fuimos siguiendo. No
cerramos, no tuvimos vacaciones, nos sentimos bien porque ayudamos a las
familias y a apagar un poco el hambre porque es muy triste todo esto.
M: Esta fue la primera vez. Bah, tuvimos una crisis de inundación que fue muy
jodida, que tuvimos gente evacuada. Pero no, nada que ver con esto. Mira con esta
crisis que tuvimos ahora, es como que la gente estaba nerviosa, agresiva, de la
misma necesidad la gente te agredía. Pero trataba de sostenerme porque me lo
insultaban y si nos enojamos, ponemos peor a la persona. Pero era por necesidad,
no era por gusto de venir la mujer a pelear, era por necesidad.
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L: Me contaron las cocineras que el comedor funcionaba antes en otro lugar.
¿Cómo fueron esos principios? ¿Cómo surgió la idea?
L: ¿Es que lo están construyendo dentro del predio? (En una parte del predio se
observa que estaban empezando a construir)
M: Claro, así que se llegó lejos. Ya no va a ser un comedor simple sino que va a ser
algo más emotivo, porque es feo que siempre sea solo un comedor. Porque no
tendría que haber un comedor, pero estamos. Así que fue muy lindo. Es tipo una
guardería jardín para la gente que más lo necesite, que las mamás puedan ir a
trabajar y dejen a sus hijos ahí.
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L: Como parte de la comunidad...
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M: Y ahora estamos con la red parroquial Sagrado Corazón y Cáritas. Y el Municipio
de vez en cuando, cuando hay me manda. A veces rechazo yo porque no tengo
para el flete porque yo no puedo pagar un flete de tres mil pesos, no lo tengo. Y del
bolsillo hoy por hoy no lo podemos sacar.
M: Mi vida, mi vida porque este centro y la familia del centro, yo le digo la familia,
me salvaron mi vida porque yo tuve, de cuatro años trabajando en un comedor
comunitario, tuve la desgracia de perder dos hijos, se me ahorcaron dos hijos. Y la
familia del centro no me dejó recaer, los chicos del centro no me dejaron recaer, es
como que me dijeron “te necesitamos”. Vos perdes un hijo, bueno, sola la llevas,
perdes un hijo un año, al otro perdes a otro, es como decir ¿qué carajo hago con la
vida? si hice todo bien, o sea como que no hice nada bien para perder dos hijos. Se
pasaron de droga y bueno, yo luchando por los chicos de la calle cuando mi hijo
estaba muy drogado. Se me ahorcaron los dos y bueno, me levantó el comedor.
Para mi es mi vida, es lo que me salvó de la muerte, la familia del centro, los chicos
con adicciones, me salvaron la vida. (toda la respuesta la dijo emocionada, al borde
del llanto)
L: ¿Cómo crees que hubiera sido para vos pasar esta pandemia sin el
comedor?
M: Mal, la pasaría mal porque sería uno más de la gente que la pasa muy mal. Con
la edad que yo tengo, no sé qué haría de mi vida, estaría todo el día encerrada en
mi casa. Por lo menos yo tengo, 58 años voy a cumplir, pero me siento útil por la
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comunidad. No estoy encerrada en mi casa, hago todas las cosas de mi casa pero
una persona grande se encierra en la casa y creo que no tiene vida. No tiene vida y
no entrega nada de uno, yo me siento así. Si yo no hubiera tenido esto, yo no
existiría más, una por ser una persona grande, pero siempre me gusto mirar al otro
y siempre tuve buena recompensa del otro, de la otra persona. Mucho amor, gracias
a Dios, mucho amor.
M: Le afectó mal porque había gente arquitecta que no tenía para comer y venía al
comedor. Gente del barrio que ayudaba al centro, que traían lavandina y eso, tuvo
que venir al comedor a retirar comida. Afectó un montón, afectó psicológicamente,
todo, todo. Más la violencia de género, el agresivo estaba con la familia, por lo
menos antes la familia del agresivo tenía un... el agresivo se iba a trabajar y la
familia esos momento la pasaban bien. Pero es como que hizo un combo esto, viste,
un desastre, hubo mucha... hubo gente fallecida. Se juntó todo y lo que yo creo que
se lleva de todo esto, más solidaridad, más entendimiento, la gente está como
más... como que dice “tengo que ayudar al otro”, “tengo que entender”, más
humilde. Pero la pasaron mal, acá en Los Hornos la pasaron mal.
M: Cuando venían las chicas golpeadas, las muchachas, gracias a Dios tenemos un
equipo de trabajo con la Asistente Social, V, que ahora es directora de la sala. Con
ella, con los médicos, todo, los llamaba, teníamos un comisario y yo llamaba y ahí al
toque. O sea que la gente que se animaba a venir a denunciarlo, los llevábamos. En
esa parte no tuve problemas, se pudo ayudar. No se miraba para el otro lado,
nosotros observamos muchos en las miradas de la gente, nosotros cuando vemos
mal a una persona la miramos y “fijate que en ella en algún lado está la falla”. O un
nene, viste, lo ves medio… de repente está tan vivarachón y de repente como
recaído, “te enfermaste, que te pasó, contame” y vos a una criatura le tocaste la
cabecita o le das un beso en la frente y ese nene se desarma. Ese nene te cuenta la
vida completa y paso a paso fuimos agarrando por ahí, viste. Muchos casos se los
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pasó de alto pero porque no podíamos estar en todo, pero trabajamos mucho. Nos
costó mucho.
M: No, se cortó todo. Teníamos fútbol pero se nos cortó. Teníamos primaria,
secundaria y también apoyo escolar y se nos cortó todo, no pudimos hacer más
nada. Así que es como que eso perjudicó.
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golpecito y no me podía sostener. Pero sobreviví (risas), acá estoy, me tocó en
agosto así que ya pasó bastante. Gracias a Dios no me sentí culpable de contagiar
a otro, me pude prevenir bien, incluso el padre fue y le pedí por favor que no se
acerque, entonces después fueron gente del Municipio y le fueron a decir que
estaba en mi casa, por las dudas porque tengo nietos, tengo compañeras que iban a
verme y no querían que pasara nada.
M: Soy re rompe, le pido a gente de capital, que tengo el Instagram. Le pido a ellos
donaciones de ropa que ahora se están haciendo los tontos y ahora necesitamos
ropa de invierno, calzado. Pido mucho, soy re manguera, magueo mucho y a veces
salen. Ahora estamos necesitando una heladera, la pedimos por Instagram y vamos
a ver que sale de eso, porque se nos rompió una heladera.
M: Sí sí, funciona muy bien. Dona la gente, tengo una cuenta también de Mercado
Pago, así que siempre me están donando tres, cinco pesos, sirve de todo. Y se van
comprando las cosas, pero siempre con papel en mano, dos bolsas de zanahorias,
toma acá está el papel. Y lo subo a Instagram, se hizo esto, se comprueba de que
no es... por eso yo creo que la gente dona, porque todo lo que se hace se muestra.
Se muestran los productos y se muestra la boleta que realmente se compró y
cuando vienen donaciones también, tal persona donó. Funciona bien. Tengo suerte.
L: ¿Qué significa para vos estar como referente del barrio, del comedor,
durante tantos años?
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trabajo que uno hace, me pone feliz porque decís “sirvo, todavía sirvo, sirvo algo”.
Me pone muy feliz.
M: Y yo nací en José C. Paz y después ya a los veinte años me mudé para acá y
acá estoy. Y ahora vivo en el barrio San Alberta, a treinta cuadras de acá. Me
camino todos los días y me hace re bien. Voy y vengo caminando, invierno, lluvia,
no lluvia, voy y vengo porque se cocina los días de lluvia también. No se deja de
cocinar.
M: Y tengo chicas que vinieron por necesidad, por el plato de comida diario y dijeron
“¿te podemos ayudar?”, bienvenidas, dale. Y tengo chicas jóvenes que están por
una cooperativa, pero a veces trabajan más de las horas que una cooperativista da.
Yo ya no las veo como trabajadoras cooperativistas, las veo con el corazón, que
trabajan con amor. A veces ellas ponen plata del mismo sueldo de ellas para
comprar algo, a nosotros se nos rompió la pava y se nos rompió la procesadora.
Pusimos doscientos pesos cada una y nos compramos la pava. Así que así vinieron
las chicas, algunas por tema de cooperativa para que no las saquen. Tengo chicas
sin sueldo acá, no cobran nada pero ellas día a día se llevan su comida y los días
viernes se llevan su bolsón, para pasar sábado y domingo.
L: ¿Cómo es lo de la cooperativa?
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L: M, ¿Algo más que quieras agregar que no te haya preguntado y te parezca
importante?
M: No, no. Yo te digo, estoy viva gracias a esto y ya dos, tres veces me quise retirar
pero es como que digo “me voy a retirar”, les digo a todos que me voy a retirar y no
me retiro nunca. Nunca me voy, sigo acá (risas), pero ya sigo con menos órdenes. O
sea yo ya no cocino, cocinan las chicas. Antes era como un mandato, que yo tenía
que mandar, viste, “no, no me toques eso”, “dejá que yo lo voy a hacer”, ¿y porqué
lo tengo que hacer yo cuando ellas lo pueden hacer?, están capacitadas, me
entendes. Entonces era como que yo me había apropiado del centro como mío, no
como de la comunidad. O tu cara no me gusta, entonces no entres, no, así no, ya no
va. Reaccioné y es más lindo así, trabajando en conjunto y trabajando con la
comunidad.
M: Anécdota... sí, que eché a unos cuantos políticos (risas). Después todas cosas...
no es tan lindo ni nada pero yo pienso que la gente que trabaja en el centro
comunitario es felicidad, te da vida. Por sólo ayudar al otro, al prójimo, ya tenes vida.
Yo a veces me enojo mucho pero a veces cuando venimos con la gente... porque se
dejan recaer, se dejan caer y yo les digo, perdón la palabra: “mangas de mierda, no
es esto la vida de ustedes, no es el comedor para toda la vida. Crezcan, el comedor
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es momentáneamente para ayudarlos en el momento”. Porque hay personas que se
acostumbran al comedor y eso me enfurece, no te tenes que acostumbrar, no te
tenes que atar a retirar un plato de comida que quiza vos lo podes hacer mucho más
rico y con nada. Y viste, una señora me dijo, una peruana, yo le dije “porqué no te
vas a laburar en vez de estar en un comedor”, la señora me re puteó, nos cagamos
de risa todos (risas). Digo señora, lo mas lindo que hay es cuando uno trabaja y
lleva la comida a la casa, me dice “vos porque tenes la posibilidad de tener un
centro”. No señora, así mismo como yo tengo un centro, yo trabajo en una
protectora de animales y yo me gano mi comida, no es que usted no se la gana.
Pero sería bueno que usted, no se deje por un plato de comida, un plato de comida
es en el momento, vos tenes que comer cuatro comidas al día, y me dice “eeh”.
Bueno, por qué no viene a trabajar acá dentro y está acá, por qué no viene a
trabajar y ve lo que es esto, vino y no la pude sacar más, esa es buena también
viste. Pero la gente a veces, vos le das todo y es como que se agarran de eso. Y
vos le das y no recibís nada a cambio, uno no está esperando nada a cambio pero
para que ellos mismos crezcan, porque no pueden tener todo de arriba sin hacer
ningún esfuerzo. Porque acostumbras a la persona vaga, uno mismo la hace vaga a
la gente, entonces vos le das pero ellos tienen que aportar algo, para que ellos sean
ellos, que crezcan, que los hijos de ellos no vayan por el mismo camino de comedor
en comedor. Y bueno, eso es cosa mía, de que a veces me enojo mucho (risas),
digo las cosas directo, cuando me enojo soy un desastre, me da bronca. Me da
bronca porque vos ves chicas jóvenes se atan a un comedor, si tienen la posibilidad,
tenes tu mami, dejalo con tu mamá, trabajá dos, tres horas... te sentís bien vos
también. En un trabajo vos aprendes cosas también, yo les digo a las chicas, porque
no podes vivir toda la vida de que te dan, te dan, te dan. Da algo vos también y te
vas a sentir mejor. Esa es mi historia.
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L: Para empezar, ¿Podrías contarme un poco de vos? ¿Vivís en el barrio?
¿Hace cuánto tiempo?
N: Y en el barrio hace diez años, había comprado terreno allá por veinticinco y era
ilegal, y me afanaron, gasté plata al pedo. Después nos trajo la madre tierra y nos
dio lugar y después yo llegué acá... me ayudó M (la coordinadora) dándome chapa,
algo, para la casilla. Tenía mi compañero que es el papá de los chicos, pero como
que poco y nada me ayudaba y siempre hasta ahora mi problema es con eso. Y
vengo a llevarme de acá la comida y estoy buscando otro trabajito más porque
tengo mi casa de material pero como que me falta todo. No tengo la luz, me falta el
piso, todas esas cosas. Y estoy trabajando en una cooperativa también que eso es
lo que me está ayudando. Y bueno, en el barrio lo que necesitamos es que haya
más seguridad porque tengo mis hijos también y las cosas que van pasando son
muy jodidas. Y bueno, eso es lo que yo pido para acá.
N: Y muchas cosas, te quedas más en tu casa con los chicos, por más que duela y
no sabes qué va a pasar, hay que estar. Y así vengo al comedor, voy y retiro
mercadería, todo yo porque no quiero que mis hijos salgan.
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L: ¿Cómo conociste al comedor?
L: Cuando venís al comedor, ¿Es solo para vos o también para tus hijos?
N: Y para mi y para mis hijos. Una ya tiene su casa allá, que trabaja acá. Pero tengo
más, uno de diecisiete, otro de dieciséis, otro de once y de cinco añitos. Y son
chiquitos todavía, les llevó para mi y para mis hijos.
N: Para mi es todo porque la otra vuelta, eran las fiestas, me dieron regalitos, para
mi eso me da alegría, no tengo palabras para agradecerle a la señora. Los chicos
estaban re contentos, feliz, porque no tenía pelota uno y el otro pidió trencito (se
emociona al borde del llanto). Cuando sea grande quiere manejar tren dice, es
terrible y bueno le consiguió la señora M. Así que estuve feliz, muy agradecida.
N: A algunas no y a algunas sí. Me llevo bien con todas, eso sí, me tratan bien. Yo
ahora quería hacer dieta y le quería decir a ella que me pese porque no me entra
más la ropa. Así trato también de cuidarme mi salud, porque soy hipertensa por eso
tampoco puedo estar ni tan feliz ni tan renegona. Trato de estar siempre tranquila.
Ponele que si yo necesito algo, yo vengo y le digo a la señora y me da, no duda ni
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un segundo para que me dé. Ella siempre está, así que siempre contenta y
agradecida.
N: Y a mi me hace bien, me hace bien porque aparte soy extranjera, estoy sola para
mis hijos. Y extraño, extraño a mi mamá, a mi papá, no es lo mismo y como que
dejas de pensar también cuando salgo a ayudar o voy a algún lado como que me
olvido de mi niñez, todas esas cosas. Y me hace bien.
N: Y la verdad que, como te digo, yo pido que haya más control en el barrio, que
haya más policía porque pasan muchas cosas. Eso es lo que yo pido porque están
los chicos y el día de mañana no sabemos qué va a pasar. Y muy agradecida de mi
barrio que cada vez que se están haciendo cosas, es bueno eso para la comunidad.
61
Entrevista a usuario del comedor Los Hornos
Martes 09 de Febrero del 2021
R: Yo vivo hace poco acá, yo vivía en Alberdi. Y estaba trabajando pero me quedé
sin laburo y bueno un día vine a preguntar si me podía anotar para recibir la comida.
Y me dijo que sí la señora. Y bueno ahora estoy sin trabajo pero siempre salgo a
hacer changuitas, a cortar el pasto vio, esas cosas. Pero tengo salud, lo que no
tengo es trabajo vio, pero acá andamos tirando para no aflojar. Buscando así de vez
en cuando para hacer una changuita. Estaba trabajando yo de albañil y bueno el
señor se fue de vacaciones y me dejó sin trabajo, por eso vengo a buscar el
alimento de comer. Si tendría trabajo no vendría, vengo porque necesito.
R: Sí, hice muchas amistades acá. Siempre te llaman para trabajar, acá la mayoría
somos todos paraguas, pero me llaman para hacer changuitas, para trabajar. Y me
llevo bien con los vecinos, me respetan, yo los respeto, mejor así.
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R: Yo trabajaba acá atrás y un día le vine a decir a la señora si nos podía dar agua.
Y un día le comenté que me iba a quedar sin trabajo y si podría venir a buscar la
comida y me dijo que sí. Vine a concurrir acá.
R: No, antes de la pandemia, ahí me quedé sin laburo y ahora ando buscando pero
no lo puedo conseguir por el tema de que no tengo mi documentación, vio. Porque
la ultima vez me entraron a robar donde yo me mudé y me llevaron los documentos,
muchas cosas, pero lo material es lo de menos.
R: No no, venía a buscar la comida para comer, por ahí. Yo como vivo solo… o sea
también tengo que comprar mis cosas de higiene, o sea los gastos básicos pero
siempre salgo para hacer una changuita, algo, pero tranqui por ahora, vamos a ver
que pasa.
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R: No no, hola señora cómo le va y listo. Igual siempre con la mejor, con el mejor
respeto pero ahí (risas). Siempre con respeto vio, pero así...
L: ¿Y cómo pensas que hubiera sido pasar todo este tiempo sin el comedor?
R: Y no, porque yo siempre tuve esa cosa de rebuscármela, de agarrar que se yo.
Cuando no venía al comedor, la señora de al lado de mi casa me había comentado
si yo me animaba a vender empanadas y le comenté que sí, que andaba sin trabajo.
Y un día me hizo así empanadas para salir a vender y te digo, nunca me faltó para
comer, para comprarse las cosas de higiene, tu shampoo, lo básico. Pero gracias a
Dios siempre me dan mercadería, la otra vez la señora M (la coordinadora) me dio
una bolsa de mercadería y estoy muy agradecido. No es que me quedo todo el día
ahí, sino ahí sí me van a comer los piojos. Ya me comí al gato imagínate que ahora
me voy a comer al perro, nah pero es una broma. Hay que rebuscársela porque sino
estamos en el horno.
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R: Y el comedor para mi es una ayuda que no solamente me favorece a mi, sino a
los vecinos que lo necesitan. Porque hay gente que realmente lo necesita de
verdad, me entendes. Yo por ejemplo soy joven, puedo salir a trabajar pero como no
tengo vengo. Pero hay gente que no tiene esa posibilidad de salir a buscar un
trabajo, hay padres que están separados con muchos hijos. Pero la verdad que acá
el comedor está bárbaro y como digo la felicito a M porque me da la oportunidad de
venir acá y retirar la comida. Pero sí, la verdad que sí, el comedor hace falta en
todos lados y más con lo que está pasando hoy.
OBSERVACIÓN PARTICIPANTE
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conversó con otras cocineras en la búsqueda de una balanza, ya que quería
empezar a alimentarse mejor y controlar su peso. Esta situación se dio dentro de un
clima de cotidianeidad, en el cual el comedor alojó a la usuaria desde otro lugar. A
un usuario se le cayó la comida del tupper y dijo “la chica me puso nervioso”,
refiriéndose a mí. Las cocineras lo limpiaron sin manifestar problema y el usuario se
retiró.
También se observó que había mucha referencia hacia M, tanto de las cocineras
como también de los/as usuarios/as. Otro aspecto característico, fue que las
cocineras asisten con sus hijos o hijas, y éstos se encuentran jugando por el
comedor. Mientras me encontraba en el comedor, M se quedó charlando conmigo.
Al momento de despedirme, saludé a M y a todas las cocineras que se mostraron
muy predispuestas en todo momento.
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CONSENTIMIENTOS INFORMADOS
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Consentimiento informado de V (cocinera):
68
Consentimiento informado de F (cocinera):
69
Consentimiento informado de M (cocinera):
70
Consentimiento informado de N (usuaria):
71
Consentimiento informado de R (usuario):
72