Está en la página 1de 5

UACM / Programa de integración

TEOYE / Profa. Rocío Martínez Díaz


Ejercicios de precisión, 3

La inferencia
Comprender es deducir e inducir, no opinar.

Responde estas preguntas en estricto orden


I. ¿Consumes bebidas alcohólicas?
II. ¿Qué te gusta beber?
III. En una muy buena reunión, ¿cuánto consideras que es beber
mucho? IV. ¿Qué es la violencia de género?
V. Menciona algún ejemplo explícito de violencia de género.

Inducir
Realizar una generalización a partir de la información.
Al escribir esperamos inducir con seguridad: que el lector no dude de
‘eso’.
Los vicios pueden producir violencia
Los excesos pueden provocar violencia

En los textos clásicos (resúmenes, ensayos, exposiciones, noticias) es importante


empezar el texto escribiendo oraciones así: generales y sumamente claras que
podemos ir detallando conforme el texto avance.

El consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede generar violencia de


género. (Afirmación textual)

Deducir
Detallar, ejemplificar, seleccionar significados específicos a partir de la
información. Lo que el lector deduzca de nuestros textos depende mucho de su
conocimiento, experiencia y compromiso con la lectura.

Cuando los hombres emborrachan es probable que las discusiones lleguen a


golpes. Cuando una mujer toma demasiado insulta más fácilmente a su pareja.
Un hombre alcoholizado puede agredir a una mujer que le niega intimidad.

Opinar
Creo que está bien emborracharse pero sólo con gente que sabes que te va a
cuidar. Odio el alcohol, no lo necesito para divertirme con mi gente.

Por lo tanto, podríamos decir que comprender un texto es realmente la capacidad que
como lectores tenemos para inducir o deducir a partir de lo leído. Recordemos que hay
información que el texto proporciona y que no depende de ninguna interpretación: fechas,
datos estadísticos, datos “duros”, información (hechos concretos), pero para todo lo
demás el lector aporta sus conocimientos mediante su habilidad de diálogo.
UACM / Programa de integración
TEOYE / Profa. Rocío Martínez Díaz
Ejercicios de precisión, 3
Es impresionante la cantidad de deducciones que se confunden con inducciones.
Identificar las diferencias puede ayudar a la comprensión y luego al aprovechamiento de
los textos. Opinar es otra cosa y debe de considerarse como algo completamente
subjetivo.

El placebo y el poder de la palabra


por Roger Bartra
Letras libres, 14 enero 2016

Se ha afirmado que la conciencia es un mero epifenómeno en el funcionamiento del


cerebro humano y que por ello carece de poderes causales. El silbato de una locomotora,
por ejemplo, es un epifenómeno que no influye en la mecánica de la máquina. Esta
manera de entender la conciencia se encuentra muy extendida entre los neurocientíficos.
Yo critiqué esta interpretación, en mi libro Antropología del cerebro, cuando desarrollé la
idea de que la conciencia incluye una especie de prótesis simbólica que prolonga, en los
espacios culturales, algunas funciones de las redes neuronales. Esta prótesis, que he
definido como un exocerebro, está compuesta principalmente por el habla, el arte, la
música, las memorias artificiales y diversas estructuras simbólicas. Algo muy importante
en esta teoría radica en la afirmación de que los elementos exocerebrales de la
conciencia tienen un poder causal y son capaces de modificar y modular la operación y
las funciones de las redes neuronales.

Para sustentar esta afirmación quiero traer como ayuda un extraño y fascinante proceso
que los médicos denominan efecto placebo. Si este efecto es una realidad, como parece
que lo es, se trataría de una prueba de que las estructuras simbólicas arraigadas en la
cultura son capaces de influir en las funciones cerebrales por medio de la conciencia. Los
estudios científicos muestran que el uso de sustancias farmacológicamente inocuas o la
práctica de operaciones simuladas tienen repercusiones somáticas comprobables. La
clave del efecto placebo se halla en el hecho de que el paciente cree firmemente que el
remedio que aplica un médico (o un brujo) es eficiente. Se ha mostrado que el placebo
produce efectos fisiológicos observables, como cambios en la presión, el ritmo cardíaco,
la actividad gástrica y deja señales incluso en las redes neuronales. Los placebos han
sido usados al parecer con éxito en el tratamiento del dolor, la ansiedad, las úlceras, las
enfermedades de la piel, la artritis reumatoide, el asma, las enfermedades autoinmunes e
incluso el alzhéimer y el párkinson. Estrictamente hablando, los placebos no son
sustancias, sino palabras o símbolos acompañados de rituales.

La palabra placebo tiene su origen en un error cometido por san Jerónimo al traducir del
hebreo al latín el noveno versículo del salmo 114 (116). En lugar de traducir “Caminaré en
presencia de Yahvé por la tierra de los vivos”, escribió: “Placeré al Señor en la región de
los vivos” (Placebo Domino in regione vivorum). A partir de esta equivocación sucedió
que, durante la Edad Media, los profesionales encargados por las familias de llorar a sus
muertos con frecuencia iniciaban el lamento artificial con el versículo 9 del salmo 114.
Aquí el llanto “artificial” sustituía al “verdadero”. Era frecuente que los sicofantes
alquilados para abrir las Vísperas de Difuntos con su llanto artificial iniciasen los lamentos
recitando ese mismo verso en latín. Por ello, estos profesionales del lamento fueron
llamados placebos, y así la palabra adquirió la connotación de adulador. Posteriormente el
término se usó para referirse al medicamento falso que se recetaba para complacer al
enfermo. El placebo acabó aludiendo a algo “artificial” que se cree “verdadero”. Lo esencial
es la creencia o la fe en un acto que
UACM / Programa de integración
TEOYE / Profa. Rocío Martínez Díaz
Ejercicios de precisión, 3
se inscribe en el ritual oficiado por un brujo, un sacerdote o un médico, quienes con el
poder de la palabra y de la simulación producen efectos curativos.

Quiero mencionar un antecedente histórico medieval muy significativo del uso medicinal
del efecto placebo. Se trata del texto de Qusta ibn Luqa, un médico sirio, natural de
Baalbek, que vivió aproximadamente entre los años 830 y 910 d. C. Qusta fue un cristiano
melquita cuyos escritos en árabe fueron muy importantes en la transmisión de la sabiduría
griega al mundo árabe. Vivió mucho tiempo en Bagdad y murió en Armenia. Escribió en
árabe un breve tratado, que solo ha sobrevivido en su traducción latina, titulado Ligaduras
físicas, o sobre encantamientos, conjuros y colgantes en el cuello [De phisicis ligaturis (De
incantatione adiuratione colli suspensione)]. Es el primer tratado médico conocido que
reconoce el efecto placebo y que está abierto a nuevas perspectivas en el tratamiento de
las enfermedades mentales. Este texto tiene la forma de una carta a su hijo, quien le ha
preguntado si son efectivos los encantamientos, conjuros y colguijes, y si hay
explicaciones para ello en los textos griegos, tal como sí las hay en los libros de los indios.
Qusta afirma que si alguien tiene confianza en un encantamiento, ello le ayudará, pues la
complexión del cuerpo sigue la del alma: “y ello se comprueba –dice– por el hecho de que
el miedo, la tristeza, la alegría y el estupor provocan en el cuerpo no solo un cambio de
color, sino también en otras maneras, como la diarrea, el estreñimiento o la debilidad
extrema”. Y concluye: “Más aún, yo he visto que estas cosas son causa de una alteración
prolongada de la salud, especialmente en las alteraciones que dañan la mente.” Se trata
aquí del efecto contrario, el nocebo, que opera bajo los mismos principios que el placebo.
~

Ejercicio

1. Lee el siguiente texto.


2. Subraya con amarillo las ideas que consideres importantes y con rojo las palabras
que no conoces.
3. Escribe con tus propias palabras (paráfrasis) la siguiente frase:
“la complexión del cuerpo sigue a la del alma”
Lo que esté contenido en el alma le da forma al cuerpo.
4. Escribe una inducción (generaliza) de la siguiente frase:
“las estructuras simbólicas arraigadas en la cultura son capaces de influir en las
funciones cerebrales por medio de la conciencia.”
Los símbolos pueden modificar el funcionamiento de la mente.
5. Escribe una deducción (especificación) de la siguiente frase:
“El placebo acabó aludiendo a algo ‘artificial’ que se cree ‘verdadero’”. Hay
medicinas falsas que provocan que el paciente se alivie.
6. Escribe una opinión de la siguiente frase:
“los placebos no son sustancias, sino palabras o símbolos acompañados de rituales.”
Creo que hay creencias que son igual de importantes que los hechos históricos. 7. Elige
alguna de las palabras de las que desconoces su significado, investígalo y escríbelo
con tus propias palabras.
Adulador: persona que da falsos elogios a otra para obtener algún beneficio.
UACM / Programa de integración
TEOYE / Profa. Rocío Martínez Díaz
Ejercicios de precisión, 3

Histeria o melancolía
por Roger Bartra
Letras libres, 19 junio 2008

La fotografía, de 1920, muestra a dos enfermas


mentales recluidas en el manicomio de la
Castañeda: con sus andrajos blancos son la imagen
misma del abandono y la miseria más radicales. Sus
miradas se clavan en la cámara como buscando los
destellos de la lucidez que han perdido. Se apoyan
en lo único que les queda, las ramas secas de un
árbol tan triste como ellas. Diez años antes el
presidente Porfirio Díaz, para celebrar el centenario
del nacimiento del país, había inaugurado el
hermoso y amplio edificio de Mixcoac, el
Manicomio General, y recorrió con su séquito los
pabellones en los que se repartían y separaban a los
furiosos, los imbéciles, los indigentes, los tranquilos,
los pensionados, curiosas denominaciones que
reflejaban crudamente las tradiciones psiquiátricas
de la época.

Estas dos enfermas posiblemente provenían del


Hospital de la Canoa, una antigua institución
colonial que recogía a mujeres dementes y las
hospedaba, hacinadas por decenas, en sus
dormitorios oscuros. Puedo imaginarme que alguna
de ellas llegó con un expediente de lipemanía o melancolía; otra tal vez fue etiquetada
como histérica delirante. Eran diagnósticos comunes en esa época. ¿Cuál de las dos es la
melancólica? ¿Cuál es la histérica? Acaso la mirada tristísima y el gesto amargo de la
mujer que lleva la cabeza descubierta, mostrando que ha sido rapada, es la afectada por
el humor negro. La otra, que está descalza y sostiene una taza en las manos, tal vez ha
interrumpido un rapto de histeria para mirarnos con una mezcla de curiosidad y angustia.
Alguna de estas dos mujeres podría haber sido la que le expresó en 1910 a su médico,
según consta en un expediente del Manicomio General, las siguientes y reveladoras
palabras: “Mientras fui el burro atado a la noria, sacando agua para que otros bebieran, fui
cuerda; pero en cuanto me rebelé, me volvieron loca”. La otra reclusa acaso fue aquella
que le enseñó al doctor una carta dirigida al general Díaz pidiendo justicia, pues se sentía
perseguida, y se quejó de que cuando pedía caldo le daban en cambio orina: en el
expediente de esta reclusa consta que en 1910 sufría de delirio poliforme, aunque al final
es dada de alta como “sana y arrepentida”. ¿Arrepentida de qué? No se sabe.

O tal vez alguna de estas dos mujeres fue aquella que solía escaparse de su casa para ir
a los burdeles, que vivió más de treinta años en el manicomio y que sufrió una ataque de
“psicosis histérica caracterizado por ideas delirantes de escrúpulo”. Según el diagnóstico
de 1927, esta señora “sabe que vino por loca, pero ya está bien”, pues tiene largos
periodos de tranquilidad, aunque se excita sobremanera si la contrarían; además, sufre de
delirio místico y se reúne con varias enfermas para rezar tres veces al día.

El manicomio de la Castañeda desapareció poco más de medio siglo después de su


fundación, y sus locos fueron dispersados. Las sales de plata, sensibles a la luz, nos han
conservado en fotografías los ademanes de los dementes que habitaban la casona de
Mixcoac. En la época en que se cerraba la Castañeda otras sales, las sales de litio,
comenzaron a usarse para traer luz a los oscurecidos cerebros afectados por la
melancolía. Ahora tenemos la ilusión de que pronto ya no habrá mujeres como estas,
apoyadas en el árbol seco de su mente, esperando la llegada de la luz.

Ejercicio

1. Lee el siguiente texto.


2. Subraya con amarillo las ideas que consideres importantes y con rojo las palabras que
no conoces.
3. Escribe con tus propias palabras (paráfrasis) una frase.
“Mientras fui el burro atado a la noria, sacando agua para que otros bebieran, fui cuerda;
pero en cuanto me rebelé, me volvieron loca”.
Mientras era un burro atado a una rueda, trayendo agua para otros, estaba
sana; pero tan pronto como se rebelé, la volvieron loca
4. Escribe una inducción (generaliza) una frase:
5. Escribe una deducción (especificación) de la siguiente frase: “Mientras fui el burro
atado a la noria, sacando agua para que otros bebieran, fui cuerda; pero en cuanto me
rebelé, me volvieron loca”
Mientras las personas se dejen manipular por otras personas ay un tiempo que se cansan
y se revelan y no saben como van a reaccionar
6. Escribe una opinión de la siguiente frase: El manicomio de la Castañeda desapareció
poco más de medio siglo después de su fundación, y sus locos fueron dispersados.
Creo que estuvo bien que el manicomio haya desaparecido para que así no sufrieran las
personas que estaban ahí y que si hay manicomios así lo mejor es quitarlo y hacer algo
digno para las personas que tengan algún trastorno.

7. Elige alguna de las palabras de las que desconoces su significado,


investígalo y escríbelo con tus propias palabras.

burdele: un lugar donde van personas a vender su cuerpo o obligadas a hacerlo

ademanes: una persona expresando sus actitudes o gestos para comportarse hacia la
sociedad

También podría gustarte